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“EL TRATAMIENTO PENITENCIARIO: UNA

FORMA DE PREVENIR LA DELINCUENCIA.”


Una breve mirada al Sistema Penitenciario
peruano y español

CARLOS LUIS GIL MAURICIO. Abogado de la


Universidad Antenor Orrego de Trujillo y miembro de los Ilustres
Colegios de Abogados de la Libertad y de Lima-Perú y de
Barcelona-España, Doctorando en Derecho Penal y Criminología
por la UNED-España, Máster en Criminología y Sociología Jurídico
Penal de la Universidad de Barcelona, Máster en Ciencias Jurídicas
en la Universidad Pompeu Fabra, Post Grado en Derecho Consular
organizado por el ICAB, Diplomados en Derecho Penal, Derechos
Humanos, Derecho Constitucional y Procesal Constitucional,
Notarial y Registral, organizado por la Universidad Nacional de la
Amazonía Peruana y UAP. Ex-defensor de Oficio del Ministerio de
Justicia de Perú. Ex-Presidente de la Asociación Nacional de
Defensores de Oficio del Perú (2004-2006).
2

ABREVIATURAS UTILIZADAS

D.Leg.: Decreto Legislativo


D.L: Decreto Ley
DP: Derecho penal
D.S: Decreto Supremo
cap. /caps. Capítulo / capítulos
CEAS: Comisión Episcopal de Acción Social.
CENECP: Centro Nacional de Estudios Criminológicos y Penitenciarios
CEP: Código de Ejecución Penal
CIDH: Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
CADH: Convención Americana de los Derechos Humanos
Cfr.: Confróntese
CdPPp: Código de Procedimientos Penales peruano
CPp: Código penal peruano
CPPp: Código Procesal Penal Peruano
CPP: Constitución Política del Perú
EPC: Establecimiento Penitenciario del Callao.
Edit.: Editorial
Edic.: Edición
IDL: Instituto de Defensa Legal.
INPE: Instituto Nacional Penitenciario
OEA: Organización de los Estados Americanos.
PG: Parte General
s. / ss.: Siguiente /siguientes
RCEPp: Reglamento del Código de Ejecución Penal peruano
ROF: Reglamento de Organización y Funciones del INPE
R.M: Resolución Ministerial
R.P: Reglamento Penitenciario
RIBC: Revista del Instituto Bartolomé de las Casas
T.P: Título Preliminar
t.: Tomo
trad.: Traducción
vid.: véase.
3

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.


2.1. ESTADO DEL PROBLEMA.
2.2. JUSTIFICACION DE LA INVESTIGACION.
2.3. OBJETIVOS.

3. MARCO TEÓRICO.
3.1. ANTECEDENTE HISTORICO, NATURALEZA Y FUNDAMENTO
DE LA CARCEL COMO PENA.
3.2. LOS SISTEMAS PENITENCIARIOS Y SUS FINES DE LA
EJECUCIÓN PENITENCIARIA.
3.3. LA CARCEL Y SU IMPACTO CARCELARIO.
3.4. EL PRESO Y SU DERECHOS HUMANOS.
3.5. ESPACIO, TIEMPO Y TRABAJO.

4. REGIMEN PENITENCIARIO EN PERU Y EN ESPAÑA.


4.1. GENERALIDADES.
4.2. EL SISTEMA PROGRESIVO.
4.3. LA SOBREPOBLACIÓN PENITENCIARIA EN PERÚ Y EN
ESPAÑA.

5. EL TRATAMIENTO PENITENCIARIO INTEGRAL EN PERU Y ESPAÑA.


5.1. CONTENIDO DEL TRATAMIENTO PENITENCIARIO EN LA
LEGISLACION PERUANA Y ESPAÑA.
5.2. NUEVO ENFOQUE PARA UN TRATAMIENTO PENITENCIARIO
5.3. BASES PARA UN TRATAMIENTO PENITENCIARIO INTEGRAL
5.4. LA CLASIFICACIÓN PENITENCIARIA.
5.5. PROTECCIÓN DE GRUPOS VULNERABLES.
5.6. INTERNOS PRIMARIOS.
5.7. INTERNOS CON DISCAPACIDAD.
5.8. MINORIAS SEXUALES.
5.9. VULNERABILIDAD POR RAZONES DE SALUD.
5.10. INTERNOS VULNERABLES POR RAZONES DE SEGURIDAD
PERSONAL.
5.11. EL TRABAJO PENITENCIARIO.
5.12. LA EDUCACION PENITENCIARIA.
4

5.13. LOS SERVICIOS PENITENCIARIOS.


5.14. OTRAS ACTIVIDADES QUE FORTALEZCAN EL PROCESO DE
RESOCIALIZACIÓN.

6. LA RESOCIALIZACIÓN EN EL SISTEMA PENITENCIARIO DE PERÚ Y


ESPAÑA.
6.1. DEFINICIÓN DE RESOCIALIZACIÓN
6.2. EL DERECHO AL TRABAJO DEL PRESO.

7. LA POBLACION CARCELARIA EN EL ESTABLECIMIENTO PENAL


CALLAO-PERU
7.1. LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA DEL PENAL.
7.2. LA INFRAESTRUCTURA DEL PENAL.
7.3. CONDICIONES DE DETENCIÓN EN EL ESTABLECIMIENTO DEL
CALLAO.

8. LOS INFORMES DE INSTITUCIONES PUBLICAS QUE AVALAN LAS


CONDICIONES PENITENCIARAS DE PERU
8.1. INFORMES DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO SOBRE LAS
CONDICIONES PENITENCIARIAS DE LAS CÁRCELES DE PERÚ.
8.2. INFORME DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE ACCIÓN
SOLIDARIA SOBRE LAS CÁRCELES EN PERÚ.
8.3. INFORME DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS SOBRE LAS CÁRCELES EN PERÚ

9. CONCLUSIONES
10. BIBLIOGRAFIA.
5

1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación basa su estudio en las diversas teorías


estudiadas. Nos importa, sobremanera el comportamiento del preso, así como
desarrollo bajo las normas preventivas de la prisión; y, como sujeto pasivo ante el
poder punitivo que posee el Estado. Así las cosas, pretendemos analizar el tratamiento
6

penitenciario en la cárcel, específicamente en Perú, se realiza respetando los mínimos


derechos humanos y la reglas internacionales de los reclusos..

Doctrinarios como Beccaria (Tratados de los Delitos y de las Penas. 2008:),


Michel Foucault (Vigilar y Castigar.2002), Ferrajoli (El Derecho Penal Mínimo. 2007),
Baratta (Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal:2004) Bergalli (diversos
libros y estudios.), Pavarini (Castigar al enemigo. 2009), De Tocqueville y De
Beaumont (Del sistema penitenciario en Estados Unidos y su aplicación en Francia.
2005), Matthews (Pagando Tiempo. 2003), Bueno Arús (Nociones de Prevención del
delito y tratamiento de la delincuencia) Rivera (La Cárcel en el Sistema Penal. Un
análisis estructural, “Cárcel y Derechos Humanos. Un enfoque relativo a la defensa
de los derechos fundamentales de los reclusos”) , Garland (Castigo y Sociedad
Moderna y Cultura del Control. 2005) García - Borés Espí (El impacto carcelario en
Bergalli, en Sistema Penal y Problema Social. 2003:396-423), Blanco y Tinoco
(Prisión y resocializador. 2009), y otros autores más, nos han ilustrado sobre los
orígenes de la prisiones, su desarrollo desde la época medieval hasta la fecha; la
cárceles de hoy día, los deberes y derechos de los presos y el castigo como una forma
de reproche o de prevención del Estado y de protección a los integrantes de una
sociedad.

Hoy en día, las cárceles deben cumplir el papel fundamental de sanción del
delito, pero también de resocialización1 de los ciudadanos que han infringido la ley
penal, para ello, es reconocer que estas funciones se deben desarrollar en el marco
estricto de un Estado de Derecho, es decir garantizando los derechos humanos.

Por otro lado, advertimos, que existe en la actualidad situación que estamos
viviendo la mayoría de países hispanoamericanos: la crisis en su sistema carcelario y,
que no puede constituir en meras explicaciones justificadoras sin garantizar los
derechos fundamentales de los reclusos.

1
Al respecto la resocialización no es un mero concepto sociológico, sino que además abarca toda una serie de
mecanismos que en definitiva es recuperar al preso para la sociedad, restableciendo en el delincuente el respeto
por las normas básicas, evitando así la comisión de nuevos delitos, esto es la reincidencia, que mal haría a
nuestra sociedad. También se dice que una correlación absoluta entre delincuencia y resocialización, y esta
conclusión obliga s emplear este concepto, el de resocialización de un modo selectivo, pues se estaría
resocializando sólo a los autores de delitos de cierta importancia y gravedad social. Vid. REVIRIEGO PICON,
Fernando, “Los Derechos De Los Reclusos En La Jurisprudencia Constitucional”, Edit. Universitas, Madrid,
2008, pág 49.
7

Es cierto que la prisión restringe a la persona del goce algunos de sus derechos,
sin embargo esto no le hace perder su esencia humana, menos se le puede degradar
hasta el punto de convertirla en un mero objeto del Derecho Penal. Por ello, a los
presos se les suspenden o restringen algunos de sus derechos fundamentales por los
efectos jurídicos que su situación genera, sin embargo es el Estado quien está en la
obligación de garantizar el goce pleno y el ejercicio de sus derechos tales como: la
vida, la dignidad, la integridad personal, la libertad de conciencia y de culto, la salud,
el debido proceso, entre otros. Sin embargo es una realidad y hecho notorio que en las
condiciones en que se desarrolla la reclusión en la mayoría de los países del área
hispanoamericana, el Estado para nada garantiza el respeto de tales derechos, a punto
que en el caso colombiano, por ejemplo, la Corte Constitucional haya declarado el
estado de cosas inconstitucional2, y como consecuencia de ello, ha ordenado, en
distintas oportunidades, la adopción de medidas generales por parte de las autoridades
competentes para corregir tan anómala situación, con el fin de buscar remedio a la
vulneración de los derechos de los reclusos. En ese sentido va orientado nuestro
trabajo de investigación.

De los tantos problemas existentes en los diversos Sistemas Penitenciarios, hay


uno especial que más ha agravado la vulneración de los derechos de los reclusos y es
el hacinamiento crítico en que se encuentran la mayoría de los establecimientos
carcelarios (especialmente en las prisiones de Latinoamérica), el cual trae como
consecuencia graves problemas de salubridad, peleas con heridos y muertes entre
reclusos, por ende indisciplina, y falta de las mínimas prestaciones de servicios, vgr.:
trabajo, educación, asistencia social, deportes, educación, visita intima, servicios
médicos, mala alimentación, etc.

Está claro que este fenómeno, a su vez, dificulta la capacidad de control y la


gobernabilidad por parte de las autoridades carcelarias y consecuencialmente
compromete la seguridad de los centros carcelarios y de sus entornos. En síntesis, con
el creciente hacinamiento, la calidad de vida de los reclusos y la garantía de sus
derechos humanos y fundamentales es menor, motivo por el cual la problemática
empeora cada vez más.

Por ello, pretendo realizar un estudio y análisis sobre la cárcel de Perú, mi país,
y el tratamiento penitenciario como una forma de tratar al delincuente.

2
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/autos/2012/a173-12.htm visto y leído el 10 de septiembre del
2012
8

Sería oportuno mencionar, que Perú, país andino de la América del sur, cuenta,
aproximadamente, con aproximadamente más de 30 millones de habitantes de acuerdo
con los datos proporcionados por el INEI 3, de los cuales en la actualidad el número de
presos, entre hombres y mujeres, es aproximadamente 47 726 personas privadas de su
libertad, ya sea cumpliendo condena o bajo prisión preventiva hasta que inicie su vista
oral y haya condena4.

Así las cosas, más de cuarenta mil presos/as, tratan de sobrevivir en las penosas
cárceles de Perú, en condiciones infrahumanas, espacios hacinados, amén de sus
derechos humanos que también son violentados por el sistema carcelario del Perú.

Es bastante sabido que las cárceles de Hispanoamérica y, en especial del Perú,


son centros, no para cumplir la rehabilitación, la resocialización y la reeducación, sino
más bien, “universidades del delito5”; por ello, la mayor parte de la sociedad y
nuestras autoridades, piensan que la cárcel es casi la única alternativa para combatir la
delincuencia. De acuerdo a cifras oficiales y encuestas tomadas de diversos sectores de
la población, en los últimos años se ha presentado un incremento de la delincuencia.
Algunas personas responsables de estos delitos son detenidas y llevadas a una prisión,
donde lamentablemente no existen apropiadas condiciones de vida y mecanismos para
ser rehabilitados y tratados adecuadamente; por el contrario, egresan del penal con
mayores conocimientos y estrategias para delinquir y también con deterioro en su
salud integral.

Como dijéramos líneas ut supra, en Perú hay 83 prisiones y con una población
carcelaria aproximadamente 47 726 internos/as, para una capacidad en dichas cárceles
de aproximadamente 24 961 internos/as, o sea casi una diferencia deficitaria de 19 293
internos, lo cual desde ya exige al sistema penitenciario y al Estado mismo hacer un
real estudio sobre las formas de sanciones o, el mal peor, crear más cárceles para más
ciudadanos condenados o no6.

3
Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú últimos datos proporcionados en abril del 2011.
Vid http://www.inei.gob.pe/

4
Según indicadores estadísticos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática y
el Instituto Nacional Penitenciario de Perú, sobre la población carcelaria a nivel nacional tomando como
fecha el Marzo del 2011
5
Expresión empleada por el Presidente de la República de Perú, Don Alan García Pérez en su discurso a
la Nación del 28 de Julio de 2006 y además en www.expresart.net/la-realidad-en-la-cárceles-de-Venezuela-
la-universidad-la-delincuencia.
6
Ver estudios de Comisión Episcopal de Acción Social, Perú: Informe sobre la situación carcelario, Lima y
Revista sobre el Trabajo en Cárceles, 2005 y 2010, respectivamente (http://www.ceas.org.pe)
9

Por tanto, es importante advertir que las cárceles de Perú se caracterizan por
contar con personas pobres y de valores diferentes a los que comúnmente se
consideran como positivos, donde la violencia física y/o psicológica es pan del día; y
amén de los evidentes actos de corrupción y abuso de poder, no sólo entre las
autoridades e internos/as, sino también entre las mismas personas privadas de libertad.

Recogiendo los términos de la Comisión Episcopal de Acción Social, es


lamentablemente que pocas instituciones públicas y privadas se dediquen a analizar el
porqué de estas acciones delictivas. Por el contrario, la opinión pública general
propone el incremento de penas, mayores castigos y la construcción de más cárceles.
Entonces, si no se presenta una alternativa a la pena privativa de libertad, coherente
con el desarrollo humano, un gran porcentaje de nuestra población, especialmente la
de menos recursos, estará recluida en prisiones, cuyas condiciones cada día se hacen
más infrahumanas.

Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas


hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El
condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los
derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente
limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley
penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios
correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo
integral de su personalidad7.

En este orden de ideas, buscamos hacer un estudio sobre la vida penitenciaria de


los presos en el sistema carcelario peruano8 y también el español, ver desde ya su real
condición y si por lo menos se respetan los mínimos parámetros legales sobre sus
derechos humanos, ver también, en qué medida el el tratamiento penitenciaria y la
resocialización son factores determinantes para reincorporar a la sociedad al
preso/a.

7
Constitución Española Artículo 25.2
8
En un capítulo especial tendrá el estudio del Régimen Penitenciario de Perú, donde se implanta un nuevo
modelo de tratamiento rehabilitador, para conocer su filosofía, sus principales características y, finalmente, su
trascendencia en el Establecimiento Penal del Callao (en el período comprendido entre agosto y diciembre
del 2010).
10

.
11

2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

2.1. ESTADO DEL PROBLEMA.

En todo Estado Constitucional, Social y Democrático de Derecho, fija una


política criminal mínimo garantista9 que implique el respeto irrestricto de los derechos
de las personas, inclusive de aquellos que se encuentran privados de su libertad.

La realidad penitenciaria, que siempre ha sido un tema polémico, en realidad


un problema de Estado, merece especial atención. Y el tema de la historia de la prisión
como pena nos permite advertir que desde su institucionalización siempre fue un
instrumento de negación o conculcación de algunos derechos de los internos que no
han sido restringidos por mandato judicial (detención o sentencia condenatoria), y que
9
ROXIN, CLAUSS, Dogmática Penal y Política Criminal, (Trad. Y editor Manuel Luis Abanto Vásquez), Edit.
IDEMSA, Lima, 1998, págs. 25 y44. Al respecto Roxin advierte, a modo de síntesis que “la política criminal,
la prevención y los fines de la pena tienen también en la dogmática penal un derecho argumentativo. Son
pautas que posibilitan un punto de enlace con la Criminología”.
12

difieren de la privación de la libertad. Así, la dinámica actual de la cárcel la presenta


como una institución:

“...deliberadamente dirigida a la sumisión y sometimiento del interno, y en la


que existe un absoluto desequilibrio entre las fuerzas que conviven, esto es,
todo el aparato de castigar y de reeducar, de un lado y, de otro, el individuo
en tanto que sujeto receptor del dolor y de valores frecuentemente ajenos...” 10.

Bajo esa óptica, el preso o interno se encuentra exento del auxilio de los
órganos jurisdiccionales –últimos garantes de sus derechos-, por lo que se producen
con relativa frecuencia, por los mismos agentes penitenciarios, las más increíbles
afectaciones a sus derechos básicos, sin que nadie vele por su irrestricto cumplimiento.

Que las malas praxis de los agentes penitenciarios 11 u otros allegados al sistema,
las mismas que son atentatorias contra los derechos fundamentales de los presos, su
existencia debe eliminarse, en virtud a los principios que rigen al Derecho Penal y
Penitenciario como el principio de legalidad de la ejecución de la pena y a los demás
principios que giran todo el sistema Penitenciario, de allí que partiendo de dicha
regulación sana del sistema creo que mejoraría la calidad de vida de los presos.

Pese a las dificultades que sufre el sistema Penitenciario, se va creando


conciencia que ningún régimen penitenciario cambiará para mejor el sistema
carcelario, ni con la sola idea de crear mejores cárceles, por tanto se podrá hablar de un
cambio positivo del Sistema carcelario si entre la palabra y la praxis hay una verdadera
voluntad de respetar las normas existente, nacionales e internacionales que amparan
los derechos humanos del preso.

De lo dicho en el párrafo anterior y, basta con su incumplimiento u omisión a


las normas legales, la admisión de la construcción jurídica de un grupo de ciudadanos
entre muros, con menores derechos que las personas en libertad se hará cada vez más
extensa la brecha entre la cárcel real y la cárcel legal.

Indudablemente esta situación es preocupante, pues pese a existir reglas


mínimas para el tratamiento de los reclusos en el ámbito de la Organización de las
Naciones Unidas desde 1955, en nuestra realidad penitenciaria ellas no se cumplen
10
BALAGUER SANTAMARÍA, JAVIER. Derechos Humanos y privación de libertad: en particular, dignidad,
derecho a la vida y prohibición de torturas”, en RIVERA BEIRA, Iñaki (coord.) en “Cárcel y derechos
humanos”, Barcelona, 1992. p. 93.

11
Estudios de Comisión Episcopal de Acción Social, ob. cit..
13

debidamente, por muchos motivo pero uno de ellos en la falta de predisposición


política por cambiar el sistema carcelario en Perú, España y toda América hispana.

Por otro lado, del catálogo de derechos que gozan los presos, hay unos que
están relacionados con su resocialización, y es son los derecho al trabajo y a la
educación, por ello nuestra voluntad en desarrollar el presente trabajo de investigación,
al tratamiento penitenciario.

Por lo antes expuesto brevemente, la presente investigación pretende motivar a


la reflexión, primero: sobre la realidad del régimen penitenciario del E.P. del Callao-
Lima dentro de los alcances del Código de Ejecución Penal peruano (en adelante
CEPp) y su Reglamento aprobado vía Decreto Supremo Nº 003-96-JUS (Régimen de
Vida y Progresividad del Tratamiento para Internos de Difícil Readaptación,
Procesados y/o Sentenciados, por Delitos Comunes a nivel Nacional), dos: los
derechos fundamentales conculcados de los presos de forma arbitraria y, partir de
testimonios reales de los presos sobre la vida en la cárcel que nos permita la idea de
que los derechos de los internos en prisión se encuentran depreciados y devaluados
como diría RIVERA12. Por ende, asumir la problemática sobre la realidad penitenciaria
es en sí complicada y compleja y en realidad, para nosotros resulta difícil explicarla;
para los internos, es duro asumirla y comprenderla; pero para sus operadores, sin duda,
resulta imposible justificarla.

2.2. JUSTIFICACION DE LA INVESTIGACION.

El presente trabajo de investigación busca justificar la vulneración de los


derechos de los internos o presos que se encuentran privado de su libertad y, lo que se
busca, es que el Estado Constitucional, Social y Democrático de Derecho respete en lo
más mínimo los derechos fundamentales de los presos, que se deje de conculcar estos
derechos, y se atreva a revertir el mal sistema penitenciario con el cual contamos la
mayoría de países hispanoamericanos, incluida España.

Tal vez sea ilusorio en este tema a investigar, pero así como muchos estudiosos
han predicado con sus investigaciones explicando las posibles mejoras y cambios al
Sistema Carcelario (los mismos que han captado nuevos adeptos en tal difícil brega),
por tanto en ese orden de ideas, lo que buscamos es justamente que el preso o criminal
que están purgando una condena, sea radicalmente, para bien, reformado 13. Aún
agregaríamos como justificación de la investigación el hacinamiento de las cárceles
12
Respecto a devaluación de los derechos, contenido y consecuencias, Vid. RIVERA BEIRAS, Iñaki
“Devaluación de los derechos fundamentales de los reclusos”, Edit. Bosch, Barcelona, 1997.
14

bajo un sistema total, omnívoro, omnicomprensivo de todos los aspectos vitales de los
reclusos.14

Por ello justificamos nuestra investigación, en verificar y llegar a una


conclusión determinante que realmente se respeten los derechos humanos del preso y
que el trabajo, como derecho, dentro de la prisión es una forma resocializadora y, por
ende, permisible a reincorporarse a la sociedad. De ahí que muchos autores hayan
expresado que el derecho al trabajo del preso en la cárcel esté bien dado y dotado por
el Estado, que contribuiría a mitigar el lado potencial del delincuente y, por tanto,
llegar a descartar la falsa premisa que la cárcel es la “universidad de la
delincuencia”.15

Consecuentemente, nuestra hipótesis del problema se resume en tres párrafos


(ut supra de lo expresado):

El trabajo del los presos es un medio de resocialización,


siempre que los órganos estatales y no gubernamentales
contribuyan hacer posible la reinserción del penado en su
sociedad.

2.3. OBJETIVOS.

1. Analizar si el tratamiento penitenciario es un derecho y de qué tipo.

2. Establecer si el tratamiento penitenciario es resocializador y porqué tiene ese


fin.

3. Precisar porque el fin de la pena es, en otros, resocializador.

13
DE TOCQUEVILLE, ALEXIS Y DE BEAUMONT, GUSTAVE. “Del Sistema Penitenciario. En Estados Unidos Y
Su Aplicación”, Edit. Tecnos, (trad. Ros y Sauquillo), Madrid, 2005.
14
BLANCO LOZANO, CARLOS Y TINOCO PASTRANA, ÁNGEL, “Prisión y Resocialización”, Edit. Difusión
Jurídica, Madrid, 2009.
15
Vid en Pons Asimorum en http://www.asinorum.com/sistemas-legales/520/ vista y leída el 18 de junio
2011, así mismo por De la Colina, José en http://www.letraslibres.com/beta/blogs/por-una-universidad-de-la-
delincuencia vista y leída el 18 de junio 2011.
15

3. MARCO TEÓRICO.
16

3.1. ANTECEDENTE HISTÓRICO, NATURALEZA Y FUNDAMENTO DE


LA CARCEL COMO PENA.

3.1.1. ANTECEDENTE HISTÓRICO DE LA CARCEL:

Referirnos a la Historia de las cárceles o prisiones es muy extenso, horrendo e


infame para la humanidad que la de los propios delitos que fueron sus causas y en
palabra de FERRAJOLI16

“No ha habido aflicción desde los experimentos más refinados


hasta las violencias más brutales, que no se hayan experimentado
en la historia”

En gran medida la cárcel no ha sido un centro de mejoras para el penado o


preso, sino más bien un nuevo hábitat de castigo, que ha evolucionado en función al
desarrollo del Estado, y a su modos de producción, de tal forma que el sistema jurídico
penal, tomándolo en sentido amplio haya sufrido una marcada evolución a lo largo de
los siglos hasta llegar a nuestros días y, alcanzar una moderna concepción 17

En este orden de ideas, habrá que referirnos a la pena, cuyo nacimiento surge
como una reacción ante la infracción de una norma, entiéndase como moral, religiosa,
social o legal. Ya en el contexto primitivo por el que discurren las comunidades
salvajes, la privación de la libertad, como sanción penal, fue ignorada, sin embargo
pertenece a un momento histórico muy avanzado. Antiguamente fue completamente

16
FERRAJOLI, Luigi, Derecho Y Razón, Teoría del Garantismo Penal, Edit. Trotta, Madrid, 1997 pág. 385 y
ss.
17
SAENZ MULA, Nieves, “Alternativas A La Pena Privativa De La Libertad. Análisis crítico y perspectivas
de futuro en las realidades españolas y centroamericanas”, Edit. Colex, Madrid, 2000, pág. 171
17

ajena a esa realidad y, si bien se presentan indiscutibles vestigios de medidas de


reclusión en la antigüedad, no tenía carácter de pena carcelaria, sino de guarda. 18

En la época griega, por ejemplo, con los filósofos Heráclito, Sócrates, o Platón
(el que más sufrió en carne propia la secuela de la prisión) y romana como Séneca
( quien fue ordenado a suicidarse o sino ir al vituperio de ser comido por los leones
famélicos en un coliseo), Cicerón o Marcus Tullius Cicerón y que más decir de los
cristianos de la misma era, que en realidad no tuvieron la suerte de ser castigados con
la privación de su libertad, sino que eran retenidos preventivamente hasta que llegara
la hora de ser devorados por los leones; el hecho de ser retenidos era considerado
como privación de su libertad, sin embargo dicha retención era sólo un depósito
provisional (algo así como una detención preventiva) de condenados para penas más
graves de cierta estabilidad temporal, sobre todo entre los romanos, y llegó a tener
bastante similitud con lo que hoy conocemos por prisión. 19 Sin embargo, la prisión,
hasta finales del siglo XVI, constituyó el lugar de detención de los culpables de un
delito (leve o gravoso), esgrimiéndose básicamente para contención y guarda del reo20
no como medio represivo en sí, sino, más bien, como medida eficaz para mantenerlos
seguros hasta que fuesen juzgados y, a continuación, procederse a la ejecución de las
penas, convirtiéndose la prisión como una antesala a las torturas y martirios, donde los
acusados esperaban, generalmente en condiciones infrahumanas, el acto del juicio
público o privado. Entendida aquella, como lo hemos señalado ut supra, como la
cárcel de custodia la misma que llega a imponer frente a la prisión, entendida y
aplicada como pena.21 Su característica es el aislamiento, su separación del contexto
social.

Por otro lado nos encontramos con los monasterios, casas de trabajo y, por lo
general, con construcciones cerradas, destinadas al confinamiento de un grupo social.
Sin embargo, ninguna de éstas contemplaba la reincorporación del preso resocializado
a la sociedad22.

18
GARRIDO GUZMÁN, Luis. “Manual de Ciencia Penitenciaria”. Madrid.1983. Pág. 73 y ss
19
MUÑOZ CONDE, FRANCISCO, GARCÍA ARAN, MERCEDES. Derecho Penal. Parte General, Valencia.
1998. Pág. 556. Al respecto, en el Derecho romano, por ejemplo, la prisión por deudas para compeler a su
cumplimiento.
20
GARRIDO GUZMÁN, Luis. Ob., cit., Pág. 10.
21
GARCÍA VALDÉS, Carlos. Estudios de derecho penitenciario. Madrid. 1982. Pág. 11 y ss.
18

No obstante lo escrito líneas arriba, es preciso esquematizar dentro de este


marco histórico tres etapas esenciales que marcan el nacimiento de las penas
carcelarias: la época feudal, los siglos XV y XVI en Inglaterra y Holanda y, la
revolución industrial, las cuales, sin duda reflejan el origen de estos institutos
penitenciarios23.

Por tanto, la idea de situarnos en estos tres marcados períodos de la historia


surge de la tesis según la cual existe una conexión definida entre el surgimiento del
capitalismo y su modo de producción y el origen de la institución carcelaria moderna.
En el sistema feudal, considerado pre capitalista, donde el poder económico radica en
unos pocos que son amos y dueños de su feudo, no existe la institución carcelaria
como tal, ya que el castigo punitivo como consecuencia de la comisión de un delito
tenía una filosofía distinta a la consideración de la pena como una venganza,
estableciéndose penas correccionales y destinando la prisión a la enmienda del
condenado, a fin de que éste reflexione sobre su culpa y se arrepintiera.24

Asimismo, en esta época aparecen dos clases de encierro que, si bien en forma
excepcional a la regla general de la cárcel de custodia, parecen centrar un precedente
histórico de interés en la evolución de la prisión: nos referimos a las prisiones de
Estado y a la prisión eclesiástica.25 Las ideas religiosas justifican el sufrimiento
corporal no sólo en el momento de ejecutar la pena, sino también, de forma indirecta,

22
GRACIA MARTÍN, LUIS; ÁNGEL BOLDOVA PASAMAR, MIGUEL y ALASTUEY DOBÓN. M.
CARMEN. Las Consecuencias Juridicas Del Delito En El Nuevo Codigo Penal Español:
El Sistema De Penas, Medidas De Seguridad, Consecuencias Accesorias Y Responsabilidad Civil
Derivada Del Delito, Edit. Tirant lo Blanch, Valencia,1996, pág. 49

23
GARCÍA VALDÉS, Carlos. “Estudios de….” Op. Cit. pág. 9 y ss.
24
GARLAND, David, “Castigo y Sociedad Moderna. Un estudio de Teoría Social”, (Trad. Ruiz de la Concha,
Berta), Edit. Siglo Veintiuno, México, 1999, Págs.76 y ss. Hace un análisis de la obra de Émile Durkheim.
25
GARRIDO GUZMÁN, Luis en Ob., cit., Pág. 77 y 78, refiere que : Las prisiones de Estado estaban
reservadas a la realeza y a la nobleza, presentándose esta modalidad, por un lado, en cárcel de custodia,
donde el reo espera la muerte; y por otro lado, como detención temporal o perpetua, hasta el cumplimiento
del plazo fijado, de por vida o al arbitrio del perdón real o señorial; y, Las prisiones eclesiásticas, para
sacerdotes y religiosos, era la norma general de la privatización de libertad, y el único sentido que esta poseía
era eminentemente procesal, esto es, en espera de juicio o ejecución de la condena.
19

durante el procedimiento26. La correlación delito-pecado y pena-penitencia implicará


que no hay nada mejor para saber si un hombre es culpable que su propia confesión 27.

A mérito de que dicho modelo no contempla la posibilidad del trabajo


asalariado, la pena-retribución no estaba en condiciones de encontrar en la privación
de la libertad, medida en tiempo, un equivalente al delito. Entonces, el daño se
regulase sobre otra clase de bienes distintos a la libertad, tales como la vida, la
integridad física, el dinero, la pérdida de estatus o el destierro, a fin de controlar los
efectos negativos que pudiera generar un crimen cometido, colocando en peligro a la
organización social28.

Luego con el trascurrir con el tiempo el sistema penitenciario canónico va a


cambiar el rumbo del régimen carcelario, dejando como secuelas positivas el
aislamiento celular, el arrepentimiento y la corrección del condenado, así como ciertas
ideas tendientes a buscar la rehabilitación del mismo. Por ello, constituye un
precedente valioso de la prisión moderna, el mismo que sirvió para paliar en parte la
dureza, la crueldad omnímoda del sistema punitivo existente, haciendo surgir una
finalidad en la pena privativa de libertad de la que hasta entonces carecía 29.

26
CUELLO CALON, Eugenio, La Moderna Penología. Reimpresión, Barcelona, 1958. 1974. Pág. 300 y
302. ANTÓN ONECA, José. Derecho Penal. 2.ª Edición. Madrid. 1986. Pág. 532, asi mismo Cfr. MELOSSI
y PAVARINI. Cárcel y fábrica. Los orígenes del sistema penitenciario (siglos XVI-XIX), trad. Xavier
Massimi, Siglo XXI Editores, Madrid. 1987, en especial las págs. 189 y ss., bajo el título La cárcel como
fábrica de hombres.
27 24
La importancia procesal de la confesión en el proceso antiguo cfr. VÁSQUEZ SOTELO, J.L.,
“Presunción de inocencia del imputado e íntima convicción del tribunal”, Edit. Bosch, Barcelona, 1984,
pág. 26 y ss. Para el autor: “Las ventajas de la confesión son múltiples en el sistema de administración de
justicia; gracias a ella, si se logra que el reo reconozca y asuma su culpabilidad, la justicia ve reconocido el
éxito de su actuación por el propio culpable y logra aumentar su legitimación demostrando de manera
incuestionable su eficacia”.

25
MELOSSI, DARÍO y PAVARINI, MASSIMO. Cárcel y fábrica. Los orígenes del sistema penitenciario.
(Siglos XVI-XIX). Trad. Xavier Massimi. Madrid. 1987: La cárcel como fábrica de hombres. Pág. 21 y ss.

26
MARTÍNEZ, Felipe; “Otro Enfoque Sobre El Castigo: Análisis De Las «Instituciones Totales» Encargadas
De La Ejecución De La Pena Privativa De Libertad Desde La Perspectiva De Erving Goffxnan” en Rivera
Beiras, Iñaki (Coord.) en Mitología y Discursos sobre el Castigo, Edit. Anthropos, Barcelona, 2004, pág. 219.

28
.
29
20

Luego la humanidad siguiendo su desarrollo histórico y, llegada la crisis del


feudalismo – siglos XV y XVI-que trajo consigo la disolución de los monasterios, la
secularización de los bienes eclesiásticos, la expropiación de tierras, la desintegración
de los feudos y la expulsión de una gran masa campesina a la que, a su vez, se le
cambian sus métodos de labranza, empezando a conformarse una inmensa población
de desocupados, indigentes, vagabundos y grupos de bandidos que llenan las ciudades
en donde se veía ya una actividad comercial importante. Este momento histórico va a
caracterizarse, pues, por un aumento considerable de la criminalidad, favoreciendo el
desarrollo de las penas privativas de libertad, que va a concretarse en la construcción
de edificios expresamente dedicados a albergar mendigos, vagos, prostitutas y jóvenes
rebeldes, a fin de procurar su corrección. Las personas, súbitamente arrojadas de su
órbita habitual de vida, no podían adaptarse de una manera tan repentina a la disciplina
del nuevo Estado; su maldad no es mucha y son demasiados para ahorcarles a todos, 30
De ahí que, a fines del siglo XV y durante todo el siglo XVI, prolifere en toda Europa
Occidental una legislación sanguinaria contra la vagancia.31

La importancia es comprender que se encontró en estas casas de corrección


como un instrumento de regulación del costo de la mano de obra, pues las casas de
trabajo se incorporaron al proceso productivo y mantenían una mano de obra barata32,
que entra en plena competencia con quien contrata el empleo libre. El trabajo es tan
duro que las condiciones en el interior de la casa de corrección, con fines más de
explotación que de enmienda,33 produce en el exterior un fenómeno que puede
asimilarse a la prevención general, ya que la intimidación que ellas reflejan, hacen que
el trabajador libre, antes que terminar allí recluido, prefiera aceptar las condiciones
impuestas a su trabajo asalariado. Su brutalidad y represión despiadadas sirvieron,
además, para apagar los primeros brotes de organización obrera y proletaria, por lo
que, se multiplicaron rápidamente por todo el continente Europeo.

Luego vendría la revolución industrial que marcaría otro punto de referencia


esencial. Es así que con la aparición de la máquina, los procesos de producción se
3027
MELOSSI Y PAVARINI., Ob. Cit., Pág. 31. , GARCÍA VALDÉS, Carlos, Ob., cit., Pág.43 y ss
31 28
FERRAJOLI, LUIGI, Derecho y Razón, Teoría del Garantismo Penal, Edit. Trotta, Madrid, 1995, pág. 35,
GARRIDO GUZMÁN, Luis, Ob., cit., Pág.81 y ss. CARLOS GARCÍA VALDÉS. Ob., cit., Págs. 33
29
CUELLO CALON, Eugenio, Ob., cit., Pág. 303. JOSÉ ANTÓN ONECA. Ob., cit., Pág. 532 a 538.
3230
ibídem, pág.303-304
3331
GARCÍA VALDÉS, Carlos, Ob., cit., Pág.43 y ss.

32
Ibídem
21

modernizan y agilizan, pasando de un sistema de manufactura a la fábrica y trayendo


como consecuencias la disminución en la utilización de la mano de obra, bajos salarios
y absoluta pérdida de competitividad de la producción de estas casas de trabajo con
respecto a la industria naciente, fomentando la desigualdad y aboliendo algunas
consideraciones que se obtuvieron para la clase proletaria. Sin embargo esa
desigualdad hace renacer una delincuencia inusitada que no sólo se reprime sino que
necesita, sustituir progresivamente la vieja idea de casa de trabajo por la de centro de
detención, cuya misión de autoridad y explotación se reduce a la idea de vigilancia, de
control, que suple al castigo, de la que son ejemplo las estructuras sociales cerradas.34

En Inglaterra, dentro del referido contexto, se destacan dos corrientes que es


bueno mencionar: los discursos disciplinaristas y contractualistas de la pena. Para el
primero, liderado por Jeremías Bentham (1.748 – 1.832), la pena carcelaria en el
sistema capitalista que gobierna la evolución industrial, tiende a devolver una cantidad
igual de dolor, porque es útil para disciplinar conforme a un sistema de penas y
recompensas. Lo difícil está en la cuantificación proporcional de pena dolor, y en
cómo establecer la dosis del segundo razonablemente.35

Como es sabido fue Bentham el creador del panóptico (1791) 36, proclive a las
ideas de seguridad, economía y mejora moral; considerado como una verdadera
máquina de la disciplina, trata de una obra arquitectónica que gira en torno a una torre
central con corredores dispuestos radialmente, de tal manera que desde el centro se
puede mantener el control y la vigilancia de toda la estructura. 37 Al respecto Michel
Foucault destacó que Bentham había sentado el principio de que el poder debía ser
visible e inverificable, o sea visible a que el detenido tendrá que sin cesar ante los ojos
la elevada silueta de la torre central de donde es espiado, e inverificable por cuanto el
detenido no debe jamás si en aquel momento se le mira, pero debe estar siempre que
puede ser mirado.38

34 33
RIVERA BEIRAS, Iñaki, “La Cárcel En El Sistema Penal. Un análisis estructural.”, 2ª edic., Edit.
M.J.BOSCH, Barcelona, 1996, págs. 58 y ss
3534
Ob. cit. págs. 59 y 60
3635
BLANCO LOZANO, Carlos y TINOCO PASTRANA, Ángel, “Prisión y ….” Op.cit. págs.77 -78
3736
GARCIA VALDEZ, Carlos, “Teoría de la Pena”, Edit. 1985, Madrid, pág. 77 y ss.
38
FOUCAULT, Michel, “Vigilar y Castigar”. -El Panoptismo-. Edit.Siglo XXI, Madrid, 7ª edición en
castellano. 1.982. pág. 205.
22

Este discurso calificó al delito como el producto de la indisciplina de los pobres


que no se adaptaron al proceso de industrialización, por lo que las prisiones se
convirtieron en verdaderas máquinas de la disciplina, ampliando el concepto hacia
todos los órdenes, pues el industrialismo introdujo la pauta disciplinaria como un
modelo social.

Se deseó establecer un régimen carcelario con fines reformadores, siguió


desplegándose con gran vigor en Inglaterra, siendo una de sus características más
destacadas el empleo del aislamiento celular que continuará siendo elemento esencial
de los sistemas penitenciarios del siglo XIX. No obstante, las ideas penitenciarias de
Bentham, moldeadas en el panóptico, no alcanzaron la realización inmediata que
merecían, y así, su primer proyecto para construir una prisión, no prosperó por algunos
desacuerdos entre el rey Jorge III y el autor39.

Con el trascurrir del tiempo, y con el discurso contractualista, fue el modelo


capitalista originó una gran masa de pobres y proletarios, quienes fueron los más
proclives a delinquir; mas surge la interrogante: ¿qué clase de bienes tiene esta
población para retribuir un mal ocasionado? Obviamente que ninguno. De ahí que, lo
único que pueden ofrecer es su fuerza de trabajo, que se limitará en el tiempo con la
privación de la libertad.

El nuevo sistema de prisión causó mucho horror y tuvo filósofos opositores que
abanderaron la humanización de las cárceles unidos por un sentimiento común: la
reforma del sistema punitivo, destacándose entre ellos: CESARE BECCARIA y JOHN
HOWARD. El primero es ampliamente conocido por su obra De Los Delitos Y Las
Penas. Fue quien trazó las bases para la reforma de las penas, considerando que el fin
de las penas no es atormentar y afligir al delincuente, ni deshacer un delito ya
cometido, sino impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos y retraer a los
demás de la comisión de otros iguales.40

Beccaria señala que la pena ha de atender a la prevención general y a la utilidad


de todos; además, debe ser necesaria, aplicada con prontitud, cierta y suave, al mismo

3938
CUELLO CALON, Eugenio. Op., Cit., pág. 309.

40 39
BECCARIA BONESANA, Cesare, “Tratado de los Delios y de la Penas”, Edit. Comares, Granada, 2008,
pág. 66
23

tiempo, declarándose prosélito de la proporcionalidad que debe existir entre el delito y


la pena.41

Aparece, al respecto, en los intentos de reforma penal una nueva exigencia


derivada del espíritu de cálculo propio de los ilustrados como forma de introducir
racionalidad. De esta forma se trata de construir de nuevo la escala de penalidad con
una nueva ordenación de los delitos según su gravedad y las penas que les
corresponde. Una escala de la penalidad en la que es fundamental la presencia de la
idea de proporcionalidad. Se impone una concepción aplicada de la justicia distributiva
entre delito y pena que tiene por finalidad evitar la delincuencia mayor.

Esta información es importante también porque en este sentido se aprecia que la


pena física, como es de verse, difícilmente es proporcional a la culpa y a la gravedad
del delito, ya que está limitada por la sensibilidad humana. Si se admite que existe un
grado de sufrimiento, pasado el cual todo hombre es insensible, ello implica que con el
castigo corporal la penalidad está en función de un criterio independiente de la culpa y
del delito como es la resistencia al dolor del prisionero.42

Con ello y ante esta situación, frente al castigo corporal, la nueva forma de
penalidad por excelencia: la prisión. Fácilmente cuantificable, susceptible de hacer
funcionar la escala de proporcionalidad de la penalidad, uniforme para todos, apta para
ser empleada en la rehabilitación social del reo, cumple una serie de requisitos
preciosos para una nueva mentalidad como medio de represión.43

Howard44, el segundo representante más abanderado e importante, es quien no


sólo recorrería la mayoría de los centros de reclusión en toda Europa reivindicando su
humanización, para lo que publicará también su libro El Estado De Las Prisiones, en
el que describe la situación carcelaria de los presos hacinados en la promiscuidad más
completa y además de las vulneraciones casi completas de los derechos más mínimos
de los presos (el hecho de estar en prisión lo motivó y a la vez le causó un humanismo
que le hizo trasladarse y en conocer en carne propia su desventaja); sus
argumentaciones estriban en: el aislamiento de los presos pero no absoluto; en el
4140
Ob. cit. pág. 67

42
Ibídem. pág. 69
43
La detención será por ejemplo la pena típica del CP revolucionario francés de 1791.

44
Estuvo preso injustamente, lo cual le motivo al salir de prisión, recorrer casi todas las prisiones de Europa.
24

trabajo obligatorio para condenados y en el voluntario para los acusados; recomienda


la clasificación de reclusos en acusados, convictos y deudores. 45 Así como la escisión
omnímoda entre hombres y mujeres; además, que en el tratamiento de los presos
debían primar los sentimientos humanitarios y religiosos. 46 Así las cosas, trató de
incorporar la idea de humanidad a diversos aspectos del régimen carcelario, iniciando
una corriente que se ha llamado penitenciarismo, sustentado en formulaciones básicas
como son: el aislamiento, el trabajo y la instrucción, que hoy constituye el núcleo de
los sistemas penitenciarios vigentes.47

De los filósofos citados, uno a uno se pronunció en contra de la pena de muerte,


la tortura, el tormento, los juicios secretos, la oscuridad de las normas, la desigualdad
del tratamiento de acuerdo a las clases sociales, la equivalencia del castigo según el
mal causado; en fin, la recuperación del respeto a los derechos humanos y a la
dignidad de la persona.48

De ahí que las nuevas ideas humanitarias no deben conducirnos a pensar que
presidieron a partir de entonces la ejecución de la pena privativa de libertad y a que
lograsen un cambio radical del estado de las prisiones o a paliar sus vestigios de
crueldad; por el contrario, las prisiones siguieron caracterizándose por una arraigada
crueldad.

Así las cosas, ya en el plano jurídico, tardaron incluso un milenio en plasmarse


las reformas e incluso en el siglo XVIII la prisión preventiva se concibió también
como un medio de tortura judicial para lograr la confesión del inculpado.

Por tanto, el pensamiento ilustrado consiguió tres importantes resultados: por


una parte, se origina una cierta tendencia humanista entre la opinión pública y los

45 44
JOSÉ ANTÓN ONECA. Ob., cit., Pág. 539. Asimismo, el mismo autor señala que: La generosa
propaganda de Howard encontró eco especialmente en Pensylvania, donde Franklin fundó en 1781 la
Sociedad de Filadelfia para alivio de las miserias de las prisiones públicas, a la que se debió la iniciación del
régimen celular que irradió a todo el mundo.
46
47

4845
GARRIDO GUZMÁN, Luis. Ob., cit., pág. 88.

46
Ibídem, pág. 90

47
CUELLO CALON, Eugenio. Ob., cit., Pág. 305 a 308
25

gobiernos; por otra, la ejecución de la pena se normativiza, aportando mayores índices


de garantías jurídicas para los reclusos; y, finalmente, se introducen modificaciones
sustanciales tales como el sistema progresivo, el internamiento celular o la restricción
de los castigos corporales y el uso de instrumentos de terror (grilletes, esposas,
cadenas). 49

3.1.2. NATURALEZA DE LA CARCEL:

Cómo entender la naturaleza de las cárceles y los castigos. Para ello debo
precisar que fueron las principales e importantes del entramado de la jerarquía de
poderes y, por ende, de la legitimidad del poder del rey.

Y posteriormente fijar las bases ideológicas e institucionales del sistema


represivo proceden, como dijera ut supra, de la Edad Media, de manera que para
analizar los cambios registrados y los elementos que perduraron en dicho sistema se
debe partir de la larga data de la pena y la prisión.

Luego observar la transición de las prácticas represivas servirá necesario


determinar la evolución de los factores mentales alrededor de estas prácticas, mientras
que las actas de cabildo y las visitas de cárcel proporcionarán un acercamiento similar,
pero con los factores materiales.

El delito, dentro de esta jerarquía y valores de legitimidad, era sinónimo de


desorden y anarquía. Era una manifestación de la rebelión y disconformidad ante el
poder del monarca, la élite social o la Iglesia, las mismas que asumían
representaciones simbólicas de opresión terrenal y espiritual para los sectores
subalternos50.

Por tanto, para detener el delito, el sistema represivo utilizó en primera instancia
el castigo y el suplicio como los medios más eficaces para restaurar el orden y la
soberanía del monarca. Estas prácticas, consideradas de Antiguo Régimen, utilizaron
el dolor que se aplicaba al cuerpo del criminal, o la destrucción del mismo para lograr
la purificación y el equilibrio social51.

4948
GARCÍA VALDÉS, Carlos. “Teoría…”. Op. Cit. pág. 83.

50
HOBSBAWM, Eric. Bandidos. España: Ariel Editores, 1976, págs.18, 31, 42, 43.
51
FOUCAULT, Michel. “Vigilar y castigar...”op.cit. 97-98. El uso sistemático del destierro y los trabajos
forzados, serán tomados en consideración como manifestaciones del castigo corporal.
26

Es ahí que la cárcel, por otro lado, fue sometida a algunos cambios en su
funcionamiento. Durante el Antiguo Régimen, se le adjudicó la función de ser un
“almacén de presos”, hasta que a éstos se les ejecutara la sentencia. No obstante, a raíz
de las corrientes ilustradas del siglo XVIII, se convirtió en otra forma más de castigo,
en donde la vigilancia constante, la disciplina y la reclusión del condenado
sustituyeron al castigo y al tormento como medios punitivos 52. Hay que señalar que a
pesar de este cambio importante en su funcionamiento, la cárcel fue el lugar en donde
los castigos y los suplicios continuaron ejecutándose, lo que las convirtió en prácticas
clandestinas y lejos de la vista de la sociedad.

3.1.3. FUNDAMENTO DE LA CÁRCEL:

Existe una serie de Teorías que durante el devenir histórico han tratado de dar
explicaciones es el fundamento al castigo penal y, por ende a la prisión, tenemos a un
primer grupo que está constituido por las llamadas teorías absolutas de la pena, las
cuales conciben a ésta como un “fin” en sí misma53.

Un segundo grupo está formada por las llamadas teorías relativas de la pena,
por la cual estás concebían a la pena como un medio para la realización del fin
utilitario de la prevención de futuros delitos.

Existe un tercer grupo que son las denominadas Teorías Mixtas,


fundamentadoras de la pena , integrada por la Teoría de la Unión la misma que intenta
combinar los elementos legitimados de la Teorías Absolutas y de la Teorías Relativas
en una suerte de TEORIAS UNIFICADORAS. Siguiendo o sea que ella sólo tiende
hacer una especie de combinación de varias teorías, en un ámbito de fines divergentes
de los modelos combinados conduce a la indeterminibilidad de la pena54.

Respecto a la Teoría o Retributiva que en resumen consiste el ojo por ojo diente
por diente. La pena se justifica por su valor intrínseco valor axiológico, como un deber
se meta-jurídico que poseen sí mismo su propio fundamento. Esta teoría

52
Ibídem pág. 17
53
RIVERA BEIRAS, Iñaki, La Cárcel en el Sistema Penal. Un análisis estructural, Edic. 2ª, Edit.M.J. Bosch,
Barcelona, 1996, págs. 27-38
54
JAKOBS, Gunther, Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y Teoría de la Imputación, (Traduc. Cuellos
Contreras, J y Serrano González del Murillo), Edit. Marcial Pons, Madrid, 1995, pág.35
27

posteriormente entró en crisis con el Iluminismo, sin embargo posteriormente fueron


relanzadas gracias a dos versiones laicas: a) Tesis Kantiana y b) Tesina Hegeliana. La
primera hace una mención a la cuestión moral, es decir que la pena es una retribución
ética (justificada por el valor moral de la ley, la cual posee un imperativo categórico
que ha de salvarse, si necesidad de pensar en ninguna utilidad social). La segunda tesis
está basada en una retribución jurídica (justificada por la necesidad de reparar el
derecho –el cual expresa la voluntad general – con una violencia contraria que
restablezca el orden violado por el delito –que expresa una voluntad particular-).

Sin embargo luego devendría en una serie de problemas completamente


distintos, esto es los de la razón legal y la razón judicial de la pena. En tal sentido se
dice que la teoría de la retribución elude el problema de la legitimación externa de la
pena, por tanto, indicar que la pena está justificada frente a la aparición del delito (o
del pecado) solo equivale a decir “cuando” está justificada, pero no por qué lo está.
Este equívoco (filosófico) proviene de la total confusión entre moral y derecho, entre
validez y justicia, entre legitimación interna y justificación externa.

Lamentablemente esta teoría aún seguida por los países islámicos o Árabes,
amén de algunos países Hispanoamericanos que predican en sus códigos las teorías
relativas (con sus variantes) lo cual sólo es tinta en papel mojado, porque en realidad
aplican la teoría retributiva.

Luego aparecerían las Teorías Relativas, referidas a que como fin de la pena no
se puede mirar al pasado, sino mirando al futuro (desde la enmienda del infractor a la
defensa social, a la intimidación, neutralización e integración). En resumen lo que
buscan estas teorías es la utilidad en la pena.

Rivera55 citando a Ferrajoli señala éste que “el utilitarismo es el presupuesto


necesario de cualquier doctrina penal acerca de los límites de la potestad punitiva del
Estado y se desarrolló por obra del pensamiento iusnaturalista y contractualista, con el
que se pusieron las bases del Estado de Derecho y, junto con él del derecho penal
moderno.

En esa perspectiva, son cuatro las teorías relativas o utilitarias que intentan
justificar la pena:

55
RIVERA BEIRAS, Iñaki, “La Cárcel en el Sistema Penal...” pág.31
28

a) Teoría de la Prevención Especial positiva o de corrección: la misma que


atribuyen a la pena la función positiva de corregir al reo56.
b) Teoría de la Prevención Especial negativa o de la incapacidad: la misma que
la asignan la función negativa de eliminar o neutralizar al reo.
c) Teoría de las de la Prevención General positiva o de la integración: la misma
que le asigna la función positiva de reforzar la fidelidad de los asociados al
orden constituido.
d) Teorías de la Prevención General negativa o de la intimidación: Que le
asignan la función de disuadir a los ciudadanos mediante el ejemplo o la
amenaza de la pena.

Como podemos ver estas teorías o doctrinas utilitarias se diferencian entre si


dependiendo que se una u otra finalidad preventiva la escogida como fin exclusivo o
privilegiado de la pena. Esta diferenciación comenzó hacia finales del siglo XVII,
fundamentalmente por obra de los juristas.

Al respecto son muchos los países, sobre todo los de América Hispánica que
han acogido en sus Códigos la doctrina de la Prevención General positiva o la Especial
positiva. En el caso peruano como dijéramos a pie de página acogió este segundo
postura en su artículo IX del Título Preliminar que la letra dice:

“La pena tiene la función preventiva, protectora y resocializadora.


Las medidas de seguridad persiguen los fines de curatela; tutela y
rehabilitación.”

En este orden de ideas quiero concluir este acápite en el mismo sentido la


jurisprudencia peruana se ha pronunciado al respecto:

“El derecho penal moderno asume los principios doctrinarios básicos


de mínima intervención, humanidad, protección y resocialización de la pena,
contenidos tanto en la Constitución Política del Estado, como en los artículos
octavo y noveno del Título Preliminar del Código Penal Peruano vigente y
estos mismo principios que son lineamientos doctrinarios filosóficos que rigen
y regulan el poder punitivo del Estado, establecen que el Derecho Penal
actual es una última ratio para su aplicación y que la misma debe buscar la
reincorporación del sujeto infractor al seno de la sociedad y no destruirla
física y moralmente, en el entendimiento de que la realidad carcelaria en
nuestro país es sumamente drástica y generadora de perjuicios irreparables
en la persona de los condenados a pena privativa de libertad . Siendo el
56
El Código Penal peruano, así como el Código de Ejecución Penal se orienta en esa línea conforme los
podemos apreciar de T.P. Artículo IX y T.P. artículo II, respectivamente
29

criterio que subyace en el principio de humanidad es el permitir la


aceptación y el respeto hacia las normas jurídicos penales en la medida que
la finalidad de las sanciones no se base en fundamentos empíricos con el
afán de causar temor en la población por cuanto la pena debe ser vista
como un mal necesario, dado que es un injerencia coactiva en la esfera de los
derechos de un sujeto, el autor de un delito, a quien , por lo demás, no se le
puede gravar con cargar insoportables o permanentes , tal como se deduce
de la doctrina de la doctrina comentada por el jurista Jescheck “respecto a
que todas las relaciones que surgen del derecho penal deben orientarse sobre
la base de la solidaridad recíproca, de la responsabilidad social con los
reincidentes , de la disposición a la ayuda y la asistencia social y a la
decidida voluntad de recuperar a los delincuentes condenados”57

3.2. LOS SISTEMAS PENITENCIARIOS Y SUS FINES DE LA EJECUCIÓN


PENITENCIARIA.

57
Vid.: Corte Suprema de Justicia de Perú. Sala Penal Transitoria. Recurso de Nulidad Nº 935-2005
30

3.2.1 EVOLUCION: Durante la Historia de la Cárceles ha surgido Sistemas


Penitenciarios y sus fines de la ejecución penitenciaria. De ahí que es necesario hacer
un breve recuento histórico sobre dichos Sistemas.

La cárcel hasta finales del siglo XVIII era un lugar de custodia, salvo algunas
excepciones de la cárcel de Estado por razones políticas y para los nobles y de la
cárcel canónica, de carácter celular, para los eclesiásticos.

Como refiere CARLOS MIR PUIG58 al referirse a ULPIANO en su obra Digesto: De


poenis decía que la cárcel no era para el castigo, sino para “ad continendos homines”
(para contener a los hombre), lo que se repite en la Partidas y en cierta medida en el
Libro de las Costumbre se Tortosa. Siguiendo con el devenir histórico que ya fenece a
finales del siglo XVIII. Sin embargo las verdaderas penas o castigos en ese entonces
era la muerte, las penas corporales, infamantes y pecuniarias. La cárcel servía como
depósito de custodia para asegurar la presencia del acusado en el juicio, ya se a para
cumplir la pena de muerte o el castigo corporal.

Ya en con la Revolución Francesa en 1789 se llega a instaurar los que en


conocemos como prisión, eliminando la pena de muerte o los castigos corporales y
haciendo el encierro en más “humano”; pero primero hay que apreciar que dichas
cárceles tuvieron sus orígenes con algunos aciertos y desaciertos, por cuanto no existía
la idea arquitectónica penitenciaria plena, sino que la prisión se inició como cubículos
de piedra y hierro, donde cabía una o dos personas.

Las causas fundamentales que contribuyeron a la transformación de la privación


de la libertad de mera custodia a reacción social sustantiva fueron cuatro: a) una razón
de política criminal, pues tras la crisis del feudalismo, el desarrollo de la vida urbana y
las guerras que arrojaban a las personas de sus ciudades, que formaban legiones de
míseros mendigos errantes, y “demasiados para ser ahorcados”, b) una razón
penológica, consistente en el innegable desprestigio de que comienza a gozar la pena
de muerte, que no intimida, pues no ha impedido el aumento del número de los
delitos , y es más humana la pena de privación de libertad; c) una razón
socioeconómica, cual es “mano de obra barata” 59 , y d) una razón de resurgimiento de
la tradición canónica completada con la filantropía protestante.

58
MIR PUIG, Carlos, Derecho Penitenciario. El cumplimiento de la pena privativa de la libertad. Edit.Atelier,
Barcelona, 2011 pág.25-26
59
Como dijéramos ut supra la prisión permitió que los presos trabajaran sin remuneración alguna, o bajo un
pequeño estipendio a cambio de su fuerza de trabajo.
31

3.2.2. LOS SISTEMAS: Gracias al aporte de Beccaria, con su obra “De los
Delitos y las penas, Howard con su obra El estado de la prisiones en Inglaterra y
Gales de 1777 y de Bentham con su obra el Panóptico de 1791 fueron acogidos con
entusiasmo en Europa, aunque con mucho letargo para su aplicación de dichos
sistemas penitenciarios; sin embargo fue en los Estado Unidos de Norteamérica que se
desarrollo con mayor entusiasmo el Sistema Penitenciario sobre la base de antes
referidos juristas. Así que durante los siglos XIX y XX surgen dos grandes sistemas
penitenciarios. El Sistema Penitenciario Norteamericano y el Sistema Europeo.

3.2.2.1 El Sistema Penitenciario Norteamericano

A) Sistema Filadélfico: O pensilvánico o celular se caracteriza por


aislamiento celular completo, diurno y nocturno, sólo interrumpido por un breve paseo
que había de darse en silencio al aire libre; ausencia de visitas exteriores (las únicas
visitas efectuadas en la celda eran efectuadas por el Director, el maestro, el capellán,
etc.); ociosidad casi total , aunque más tarde se admitiría el trabajo como medio de
romper la monotonía, pero éste se realizaba en la misma celda y era improductivo;
higiene y alimentación adecuada; orden y disciplina se guardaban severamente.

La ventaja de dicho sistema: evitaba la corrupción y el contagio entre los


reclusos; facilitaba la vigilancia evitando las evasiones; evitaba la homosexualidad al
no tener relación los presos entre ellos; no era necesario contar con mayor número de
personal de cuidado o vigilancia (funcionarios).

Las desventajas de dicho sistema: Podía conducir al deterioro mental (psicosis


carcelarias); no podía obtenerse la rehabilitación por el trabajo; económicamente era
costoso, pues requería establecimientos muy amplios para albergar en celdas
individuales a todos los presos.60

B) Sistema Auburniano: Este sistema penitenciario debe su nombre a la


ciudad de Auburn en que se estableció un nuevo establecimiento penitenciario.

Las características principales de dicho sistema era el aislamiento celular


nocturno; vida en común durante el día dedicada al trabajo, bajo regla de silencio

60
MIR PUIG, Carlos, Derecho Penitenciario. citando a GARCIA VALDEZ; Carlos. “Estudios de Derecho
Penitenciarios”. Ob cit. pág. 27
32

absoluto, montándose talleres industriales en la cárcel donde trabajar, pudiendo


también trabajarse ene le exterior en canteras de piedras o mármol cercanas;
prohibición de contactos exteriores, no permitiéndose ni las visitas de los familiares.

Este sistema tenía la ventaja de: permitir una eficaz organización del trabajo en
común de los presos y una mayor calidad de los trabajos efectuados, que eran útiles;
suprimía el completo aislamiento; el silencio impedía el concierto entre los
delincuentes; el costo era más reducido y el trabajo producía ganancias.

Este sistema también tuvo desventajas: el silencio absoluto era contrario a la


naturaleza social de los hombres; los castigos corporales a la más mínima infracción
reglamentaria, que aumentaban el odio y la inadaptación social.

C) Sistema de Reformatorio: o de Elmira, por aplicarse a dichos


establecimientos de jóvenes, cuyas características son: sentencia indeterminada;
aislamiento nocturno; actividades comunes diurnas; jóvenes mayores de 16 años y
menores de treinta años; delincuentes primarios.

Los beneficios de dicho sistema eran la separación de jóvenes de los adultos;


conjunto de actividades intelectuales, físicas o profesionales; clasificación de los
jóvenes según la conducta observada.

Las desventajas: disciplina militarizada; insuficiencia de personal y dudosa


preparación del mismo; características arquitectónicas de máxima seguridad.

Hay que comentar que el Sistema penitenciario Filadélfico tuvo poco éxito en EE.UU
de Norteamérica, sin embargo en Europa tuvo cierta acogida en algunos países como
Inglaterra, Bélgica, Suecia, Francia, Dinamarca, Noruega, Holanda y Rusia.

3.2.2.2. EL SISTEMA EUROPEO:

Es en Europa donde surge el llamado sistema progresivo , ideado por


varias personas, directores de establecimientos penitenciarios, consistente a rasgos
generales como idea central en la división en períodos de la condena impuesta, cada
uno de los cuales supone más libertad para el interno y mayor disminución de la
intensidad de la pena como consecuencia de la conducta del recluso, atravesando
distintas etapas por su orden, en paulatina ascensión, que van desde el aislamiento
celular hasta la liberación. Así las cosas la duración de la pena dependía, en parte, de la
33

conducta del penado en prisión, de modo que el trabajo y la buena conducta se


convierten en factores decisivos en el cumplimiento de la pena de la prisión que se ve
rebajada sustancialmente.

A) Sistema Maconochie: Este sistema debe su nombre al


gobernador de Norfolk (Australia), Alexander Maconochie, implantado en 1840 de un
sistema original para tratar de corregir a los presos. Se medía la duración de la pena
por una suma de trabajo y buena conducta impuesta al condenado. La suma se hallaba
representada por un número determinados de marcas o boletos, de tal forma que la
cantidad de marcas que cada penado necesitaba obtener antes de su libertad, estuviese
en proporción con la gravedad del hecho criminal y la pena impuesta. Al recluso se le
daba una especie de salario que le permitía alimentarse y vestirse así como pagar las
sanciones pecuniarias por faltas cometidas en prisión. Con ello se buscaba el orden y
la disciplina. En Inglaterra fue aplicada pero con cierta variante al original, introdujo
tres niveles que debería pasar el penado. El primero consistía en el aislamiento celular,
el preso debería estar aislado de día y noche y, con la posibilidad de ser obligado a
realizar trabajos duros y forzados. El segundo nivel consistía en que el penado salía del
aislamiento celular, podría trabajar, en total silencio, de día en la prisión y aislamiento
por la noche. Era en este nivel que al penado se le otorgaba las marcas o tickets por el
buen comportamiento y el buen trabajo realizado dentro del penal. El penado, en
función a los tickets, tenía que ascender los cuatro niveles que había fijado el
programa, por la suma de marcas o tickets iba ascendiendo de nivel. Así hasta llegar al
cuarto nivel que le daba derecho a salir con libertad condicional o libertad con
restricciones, hasta obtener la libertad definitiva.

B) Sistema de Obermayer: Este sistema debe su nombre al director


de la prisión de Munich a partir de 1842. Se componía: primer período, era la primera
etapa de la pena, en que los penados hacían vida en común, bajo la obligación del
silencio. Un segundo período, tras la observación de la personalidad del condenado, en
el que los condenados eran agrupados en números de 25 ó 30 con carácter
heterogéneo, ya que Obermayer, así como las personas en la vida real aparezcan
mezcladas, también en prisión debe procurarse, si no se quiere crear un clima ficticio
que perjudique al preso en su futura incorporación social. El trabajo y la conducta
hacían a los reclusos obtener anticipadamente su liberación, pudiendo llegar a
reducirse hasta una tercera parte el total de la condena. Así se llegaba al tercer período
en que se dividía su sistema.
34

C) Sistema de Crofton: El nombre se debe al Director de Prisiones


de Irlanda, Sir Walter Crofton quien siguiendo las resoluciones del Congreso
Internacional Penitenciario de Londres de 1872 desarrolló un programa de asistencia al
preso que trataba de reintegrarlo a la sociedad, para ello añadió algunas características
tomadas de otros sistemas progresivos como la prisión rigurosa(o lo que llamamos
como celular), el trabajo en común(el instructivo), el campo intermedio de prisión,
menos riguroso o severo, como una fábrica, granja, y luego vendría la libertad
condicional pero con la condicionante que durmiera en prisión. Pero el hecho que el
preso pasara al grado de libertad condicional implicaba mucho su conducta y trabajo,
caso contrario se obtenía una desmerecimiento al grado que había logrado como la
libertad condicional, pudiéndola perder, si el caso lo ameritaba.

D) Sistema Montesinos: Este sistema se aplicó en mérito al coronel


Manuel Montesinos. Su labor en el presidio de Valencia, en al año de 1836, le permitió
hacer del trabajo como método correctivo y en la enseñanza de oficios como medio
para llegar a ello. Este sistema constaba de tres períodos: 1)Período De Los Hierros, en
que el penado se dedicaba a la limpieza y a otros trabajos interiores del
establecimiento, sujeto a la cadena o hierro que por su condena la correspondía, siendo
destinado a una brigada llamada de depósito, donde permanecía, siendo observado
detenidamente, hasta que a su instancia y previa solicitud de un oficio era destinado a
un trabajo; 2) Período Del Trabajo, en que el penado se entregaba al trabajo que era
remunerado y a su capacitación profesional. Dada la variedad de talleres y capataces
especializados que el establecimiento poseía; 3) Período De La Libertad Intermediaria,
mediante el cual se conseguía por aquellos penados que hubieren observado buena
conducta y rendimiento de trabajo y fueren merecedores de su confianza, en que los
penados salía de la prisión para trabajar en el exterior de la misma de forma
continuada y sin apenas vigilancia, lo que era precursor del actual régimen abierto.

Hoy en día el Sistema Progresivo, cuestionado por sus detractores, ha sido el


que más acogida ha tenido en Europa y América; sin embargo este sistema con el
trascurrir del tiempo ha sufrido algunas modificaciones e incorporaciones para su
mejoría, así tenemos que hoy por hoy el sistema progresivo se aplica la
individualización del tratamiento penitenciario y por ende la resocialización del
penado, elimina los graves inconvenientes del aislamiento celular absoluto del sistema
Filadélfico o pensilvánico, deshecha la inhumana regla del silencio del sistema de
Auburn, fija o incorpora los tratados de los derecho fundamentales del preso.
35

Tal es así que tanto en el artículo 72.1 de la LOGP española como en el artículo
IV del T.P.del CEP peruano y RCEP, artículo 5º, respectivamente; prescriben que el
sistema progresivo del penado implica el tratamiento penitenciario, observación,
diagnóstico, pronóstico, clasificación y el programa de tratamiento individualizado.

3.3. LA CÁRCEL Y SU IMPACTO CARCELARIO.

La mayoría de presos/sas en las cárceles de Perú, que es un número de casi 45


000 se encuentran privados de su libertad por los delitos de tráfico ilícito de drogas,
homicidios, robo agravado, estafa, etc.; y que conviven en un hábitat carcelario
infrahumano, por así decirlo, con una súper población carcelaria, con abuso en sus
derechos humanos, y además con la corrupción que campea en casi todas las prisiones
con el fin de poder obtener algunos beneficios dentro del penal que por ley les asiste.

En el establecimiento penal del Callao (prisión para varones), más conocido


como Sarita Colonia, en honor a una beata peruana, existe una población penitenciaria
de 2 037 internos de los cuales 653 presos se encuentran condenados y 1384 se
encuentran con privación de su libertad preventiva hasta que haya juicio oral y
condena. Hay que tomar en cuenta que existe un grupo de presos extranjeros que viven
las penurias de las prisiones en Perú. Solo en dicho centro reclusorio existe el mayor
número de presos extranjeros ya que el distrito Judicial de la provincia constitucional
del Callao tiene jurisdicción sobre los presuntos delitos que se cometan en el
aeropuerto internacional Jorge Chávez y el puerto marítimo con llegada y salida
internacional. De allí que la mayoría de extranjeros son detenidos en el aeropuerto
Jorge Chávez por traficar con droga, en su mayoría de caso con cocaína 61, y en su
calidad de “burrier62”

Y qué son de sus derechos del los presos que cumplen condena o están con
prisión preventiva, derechos que contempla la Constitución peruana y el Código de
Ejecución Penal, sólo en la realidad es tinta en papel mojado.

61
No olvidemos que Perú junto con Colombia y Bolivia son los países con mayor producción ilegal de cocaína.
Datos proporcionados por Centro de Información y Educación para la Prevención del abuso de Drogas
(CEDRO) (http://www.cedro.org.pe/Analisis.htm)
62
Argot peruano usado para referirse a la persona que transporta droga ya sea en maletas o bultos o adheridas a
su cuerpo de forma externa o interna.
36

De allí que los estudios de los profesores García-Borés i Pí63 y Rivera Beiras64
señalan sobre los efectos negativos de la prisión producto de la subcultura ya existente
en las cárceles y la suma de éste con la subcultura del presunto criminal. De allí el
impacto carcelario que supone a los que recién ingresan a prisión, el hecho mismo de
encontrarse con un sistema cultural y una subcultura de cosas distintos al de su hábitat
natural, con razón el dicho popular que reza: “la universidad de la delincuencia es la
cárcel”.

Y qué hay de los presos nacionales o extranjeros cuando ingresan a una cárcel
ajena y desconocida, aquella cárcel legal a la que hace alusión Bergalli 65, pues
indudablemente que el efecto carcelario es mucho más dramático, puesto que se
encuentran con una subcultura carcelario distinto, primero al de su sistema cultural
(sociedad de donde proceden) y, segundo, al de su subcultura delictiva, amén del
espacio carcelario que cuentan los presos extranjeros; así, nos trasladamos a la cárcel o
Establecimiento Penitenciario66 de la provincia constitucional del Callao, que como
dijéramos líneas arriba, esta se compone de cinco pabellones las misma que permite la
clasificación de los presos en función a la gravedad y reincidencia de los delitos; así
tenemos, que existen el pabellón de mínima seguridad donde está los presos primarios,
por delitos menos graves y por delitos de violación sexual. El pabellón de mediana
seguridad que como su nombre lo señala, se encuentra los sujetos que han cometido
delitos más o menos graves o son jóvenes reincidentes (sus edades pueden oscilar
entre 18 a 25 años). El pabellón de máxima seguridad donde están los delincuentes
reincidentes (sujetos mayores de 25 años) y por delitos graves. Y por último nos
encontramos con el pabellón de presos extranjeros que en la mayoría de los casos son
personas que han cometido delitos de tráfico ilícito de drogas.

Esta clasificación de los internos o presos en la cárcel del Callao, en Perú, ha


permitido, de alguna manera, el manejo de la población carcelaria, traducido en
actividades que importe el cumplimiento de los fines de la pena establecido en el
Código de Ejecución Penal y su Reglamento.

63
GARCIA-BORÉS I PÍ, Josep. El impacto Carcelario en Sistema Penal y Problemas Sociales en BERGALI,
Roberto (coord. y colab.), Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, pág.396-425

64
RIVERA BEIRA, Iñaki. “Historia y legitimación del castigo. ¿Hacia dónde vamos?”en Bergalli, Roberto
(Coord. y colab) en Sistemas Penales y Problema Social. Edit. Tirant lo Blanch, Barcelona, 2003, págs.84.

65
RIVERA BEIRA, Iñaki. “Historia y legitimación...” op.cit. pág.94.
66
Nombre como se les asigna a las cárceles en Perú
37

Pero lo que nos atañe es la realidad que vive el preso en la cárcel del Perú, y en
qué medida el castigo viene siendo asumido por éste, y claro está que el Sistema Penal
y el Sistema Carcelario de Perú dista mucho de una realidad donde el Estado no hace
nada por el respeto mínimo de sus derechos, la realidad es otra, y a tal punto que el
cumplimiento de la pena, mediante la condena, y la realidad carcelaria 67, son muchas
veces incompatibles, por lo que el castigo no cumple su fin resocializador.

Es indudable que el preso nacional o extranjero en las cárceles del Perú, sufre el
castigo inflingido por el Estado68 y adicionalmente la condiciones carcelarias que
existen, llegan al extremo que algunos fallecen por la falta de salubridad en dichos
centros de reclusión. Amén de los presos nacionales que no reciben prestación
económica para procurar sobrevivir en el día a día. De allí que muchas instituciones
gubernamentales como la Defensoría del Pueblo y otras no gubernamentales (ONGs)
han denunciado que los derechos elementales de los presos son totalmente vulnerados
por los representantes o autoridades del sistema carcelario del Perú, para ello basta con
echar una mirada a los informes que emite mensualmente la Defensoría del Pueblo
haciendo una balance deficitario entre población carcelaria y centros penitenciarios,
entre derechos de los presos y sus deberes, transparencia y corrupción. En este orden
de ideas nos remitos a las estadísticas de la propia institución carcelaria que es el
Instituto Penitenciaro del Perú (en adelante INPE) .

Del anterior cuadro estadístico, proporcionado por el INPE, 69 se aprecia que la


tendencia de la población penal es creciente, notándose un comportamiento lineal entre
67
Compartimos con las investigaciones y análisis que hace Garland al referirse que “actualmente, el optimismo
al aparato penal, ha dado paso a un escepticismo persistente acerca de la racionalidad y eficacia de las
instituciones penales modernas. GARLAND, David. Castigo y Sociedad Moderna. Un estudio de teoría social.
Editorial Siglo Veintiuno, 2ª ed. (trad. Berta Ruiz de la Concha), México. 2006 pág.18.

68
FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Dolor en Isonomía (27), 2007, http://www.isonomía.itam.mx.

69
Cfr. datos proporcionado por el Instituto Penitenciaro del Perú en su web http://www.inpe.gob.pe visto el 15 de
agosto 2012
38

los años 1,997 a 1,999, seguido de una disminución en el crecimiento y posterior


decrecimiento durante los años 2000 y 2001 respectivamente. A partir del año 2,002
hasta 2008 el comportamiento es claramente de tipo exponencial. Así mismo se
aprecia que en los años 2009 y 2010 existe una desaceleración en el crecimiento de la
Población, esto debido a una política de despenalización (conmutaciones, gracias
presidenciales, indultos y traslado de condenados nacionales y extranjeros.).

El siguiente cuadro nos ilustra de cómo la población penitenciaria, hablamos


incluida la extranjera, se encuentran hacinadas en los centros penitenciarios cuyas
capacidades exceden sus límites exigidos por los estándares carcelarios.

De una simple lectura apreciamos que en Lima, capital del Perú, hay un
hacinamiento del 45%, y además de advertir que hay el mayor número de reclusos/as.

Ante estos datos estadísticos de la superpoblación carcelaria, nos queda


hacer planteamientos sobre posibles problemas en el sistema jurídico-penal del Perú,
para ello nos tendríamos que centrar en analizar la actual y moderna política criminal 70
impuesta por el Estado peruano, que busca agravar los delitos y por ende las penas, sin
el respeto mínimo de los derechos del victimario (penado). Pese a ello, y ante la
verdad real y la verdad jurídico-penal, el legislador peruano ha creído conveniente
redactar y modificar normas que propicien deshacinar las cárceles. España no es ajena
a dichos tratados de cooperación judicial y policial con Perú, existe pues, un
convenio71 firmado por representantes de ambos Estados sobre transferencia de
personas sentenciadas a penas privativas de libertad y medidas de seguridad privativas
de seguridad privativas de libertad así como de menores bajo tratamiento especial. A la
lectura de dicho tratado apreciamos que existe un claro respeto de los derechos
70
MIR PUIG,
Santiago, Constitución, Derecho Penal y Globalización en MIR PUIG, Santiago y CORCOY
BIDASOLO(Dirs.)/ GÓMEZ MARTÍN Víctor (coord.) en Política Criminal y Reforma Penal, Editorial
EDISOFER, Madrid, 2007.
71
Tratado aprobado por Resolución Suprema Nº 0546 del 31 de octubre de 1986.El canje de Ratificación se
realizó en Madrid, el 09 de junio de 1987 y se halla en vigencia hasta la fecha.
39

mínimos del condenado, así tenemos los principios del Derecho Penal, como la
dignidad, derecho penal mínimo y a un trato justo72.

El ordenamiento jurídico penal peruano, en su sistema de penas y penitenciario,


prescribe un trato digno para los presos que purgan condena en prisión. Sin embargo,
esto es letra muerta, la pena, como castigo, se ve amparado por el propio Estado en las
que sin embargo hay convenciones y declaraciones del derecho del ciudadano 73 que
protegen los derechos inherentes a todo preso.

3.4. EL PRESO Y SU DERECHOS HUMANOS.

El artículo 1° de nuestra Constitución Política del Estado consagra que la


defensa de la persona humana y su dignidad, constituye el fin supremo de la sociedad
y del Estado. En virtud de tal disposición, todo acto o acción debe procurar su
protección y desarrollo.

Para Truyol y Serra, la dignidad humana es el valor fundante de los derechos


humanos:
“Decir que hay derechos humanos o derechos del hombre en el contexto
histórico – espiritual que es nuestro, equivale a afirmar que existen derechos
fundamentales que el hombre posee por el hecho de ser hombre, por su propia
naturaleza y dignidad; derechos que le son inherentes y que, lejos de nacer de
una concesión de la sociedad política, han de ser por ésta consagrados y
garantizados”74.

La dignidad constituye una categoría que no excluye por ningún motivo o


circunstancia a ningún ser humano. Por tanto, la protección jurídica que de ella emana,
se extiende a los detenidos o encarcelados, sin importar las razones o hechos que
determinaron tal condición.

En esa línea, la privación de libertad por mandato judicial no debe implicar una
afectación a la dignidad del interno ni a la vulneración de sus derechos fundamentales,
72
HUGO VIZCARDO, Silfredo. “Manual de Derecho Penal y Penitenciario”.Edit. Novus Juris, Lima, 1997,
pág.31.

73
Cfr. artículo 15º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y artículo 13 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos.

74
TRUYOL Y SERRA, Antonio. Los Derechos Humanos. Edit. Tecnos. Madrid, 1979 pág. 11. Si bien, esta el
concepto anotado se corresponde a la una de las posiciones justificantes de los derechos humanos (ética), el
concepto de dignidad personal se extiende a los más importantes instrumentos internacionales.
40

salvo el mandato judicial implique la restricción de otros derechos además de la


privación de libertad. Tal situación, no se opone a las limitaciones aceptables de
algunos derechos como consecuencia de una detención, como la restricción del
tránsito, el pleno contacto familiar, la obligación de observar las reglas del régimen
interno, y en el caso de los sentenciados, la de elegir o ser elegido.

Este acápite para mi modesto entender es la columna vertebral de todo el tema


de resocialización en la cárcel, por ello la propia CPe en el Art. 25.2 - que se halla
situado en la sección primera del Capítulo II, del Título Preliminar -, ha dedicado en
un apartado sobre los derechos fundamentales y libertades públicas que fija:
“el condenado a pena de prisión gozará de los derechos
fundamentales, de este capítulo, a excepción de los que se vean expresamente
limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la
ley penitenciaria”

También es preciso señalar que la Exposición de Motivos de la Ley General


Penitenciaria de España 1/79 de 26 septiembre, así como el Código de Ejecución Penal
de Perú; el primero prescribe que:

“el penado conserva todos los derechos reconocidos a los ciudadanos


por la normas jurídicas vigentes, con excepción, naturalmente, de aquellos
cuya privación o limitación constituya precisamente el contenido de la pena
impuesta”.

A tenor de lo expuesto, podemos colegir que los presos, que se encuentran


privados de su libertad, poseen un status jurídico particular, o sea son sujetos de
derechos fundamentales, claro están, con ciertas limitaciones que fije la sentencia. 75

Sin embargo lo que nos alberga hacer un análisis de los derechos


fundamentales de los recluso, estriba en que en todo Estado Constitucional, Social y
Democrático de Derecho, deban respetarse en lo más mínimos aquellos derechos que
por mandato constitucional los ampara; sin embargo, como dice BERGALLI el recluso
pierde su condición de ser humano al momento de pisar el Centro Penitenciario, por
cuanto desde ya le es conculcado lo más preciado que tiene todo ser humano, incluso
el no humano, la libertad, como valor o naturaleza intrínseca a dicha persona, y como
diría FOUCAULT en su obra “VIGILAR Y CASTIGAR” hay una sumisión del “cuerpo y
del alma” del recluso.76 Así pues, los derechos fundamentales de recluso quedan en
75
Vid. RIVERA BEIRAS, Iñaki, (Coord.), “Cárcel y Derechos Humanos. Un enfoque relativo a la defensa de
los derechos fundamentales de los reclusos” Edit. J.M. Bosch, Barcelona, 1992, págs. 23-26.
7672
La citada frase se encuentra contenida en RIVERA BEIRAS, Iñaki, “Cárcel y….” Op.Cit. pág. 28h
41

manos del Estado representados por los custodios del orden de dicho Centros de
Reclusión.

Entrando en el análisis de los derechos fundamentales del recluso, tendremos


que hacer un breve repaso del historial trascurrido y ha pasado por el túnel del tiempo
los derechos humanos, desde el renacimiento hasta la actualidad 77. Así tenemos que en
el siglo XVI en los Estado Unidos de América se proclama la Declaración de Virginia
(12 de junio de 1776) y la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de
América (4 de julio de 1776), luego vendría la revolución francesa y la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano francés (26 de agosto de 1789).
Posteriormente vendría el siglo XX, después de la II guerra mundial, la creación de
las Naciones Unidas se llegó al máximo proceso de positivización de los derechos
humanos con la Declaración de los Derechos Universales del Hombre (1948), la
misma que en la mayoría de las Constituciones Políticas de los Estados lo han tomado
como preámbulo sobre los derechos fundamentales del hombre78.

Así con el tiempo se han venido dando muchos convenios y pactos sobre los
derechos fundamentales del hombre y la mujer. Esto ha contribuido que los Estados
que se hacen llamar constitucionales, sociales y democráticos de Derecho, están en la
obligación de cumplir y hacer cumplir irrestrictamente los que prescribe tanto sus
Constituciones y las Declaraciones de Derechos Humanos que hayan suscrito. Con
ello, no sólo estarán incursos los hombres libres, sino aquellos privados de su libertad
y que por derecho les faculta la Constitución.

73
De allí que se hable sobre el proceso de positivización que ha sufrido los derechos humanos, llegando a
señalarse tres grandes periodos. Primero: En el siglo XVIII los derechos humanos suponían un simple
concepto político que englobaba una serie de libertades frente al Estado. Este concepto característico de la
forma Estado Liberal y, por tanto, inspirado en una filosofía de corte individualista. Se refería a los hombres
en cuanto tales. De esta concepción se deducía la necesidad de garantizarles determinados derechos
individuales. Dos: el posterior proceso de positivización de los derechos humanos, que fundamentalmente
ocupará el siglo XIX y parte del XX (hasta la terminación de las guerras mundiales), provocará la recepción
en las Constituciones que se fueron promulgando, derechos cívicos y políticos que, observando ahora al
hombre como ciudadano, contribuirá a la consolidación de la forma - Estado de Derecho. Tres: El
reconocimiento de los derechos de carácter social, proceso que contemplará al hombre como trabajador, y
que a su vez, provocará el surgimiento de la forma-Estado Social ( en la cual el Estado ha de ser el promotor
y garante del bienestar económico y social). Culminando, por ahora, el proceso histórico señalado. Tomado
de RIVERA BEIRAS, Iñaki, “Cárcel y….” op.cit. págs. 36-37.
77 74
Ibídem pág. 37

78
42

Cuando hablamos de derechos fundamentales del recluso no sólo está referida


a la vida, sino a los derechos derivados de ésta, como vivir dignamente en un
reclusorio, contar con seguridad social, tener un trabajo que permita resocializar al
preso, educación, etc. Ello, sin lugar a dudas contribuiría a mejorar tanto las
condiciones de vida del recluso como su pronta readaptación y reinserción a la
sociedad.

De allí que los entes estatales deban de ceñirse al texto expreso de la


Constitución y de LOGP y CEPp y cumplirlo, sin embargo no es fácil pretender querer
cambiar todo un sistema que viene de décadas o siglos pasados donde el sufrimiento y
el castigo son meros instrumentos “válidos” para el recluso, sin respetar en lo más
mínimos sus derechos.

Ya en su momento, el maestro Bergalli79 lo expresa con notable claridad cuando señala


que “no puede dejar de mencionarse, cuando se habla de ‘derechos’ de los internos, en
virtud de qué principio se legitima un cuadro de intervenciones destinado a obtener
una mera adhesión de conducta por la vía de un sistema de ‘premios’ a la fidelidad de
la autoridad institucional o de quien la representa.

Estos premios, que se otorgan sobre una base legal (progresión de grado y
permisos de salida), responden sin embargo a unas técnicas psicológicas de puros
reflejos provocados que, obviamente, poseen un efecto limitado en el tiempo y se
orientan a obtener un resultado inmediato, condicionado a una meta prefijada”.

3.5. ESPACIO, TIEMPO Y TRABAJO EN LA CÁRCEL.

Este acápite lo realizamos inspirado en el subcapítulo sobre el mismo tema que


desarrolló MATTHEWS80
3.5.1. ESPACIO. De los puntos importantes de la Cárcel es el espacio, lugares
donde el preso se encontrara meditabundo, encendiendo un cigarrillo, pensando en un
recinto de cuatro paredes, sobre su pasado, presente y tal su futuro. Aquel espacio
donde tendrá que pasar parte de su condena (de su vida); por ello la importancia de ver
como son los espacios carcelarios tanto en España como en Perú, es tan importante
como su alimentación y salud, por cuanto han que vivir en dichos lugares, las personas
que se encuentran privadas de su libertad por un tiempo determinado por la condenada.
79
BERGALLI, Roberto (1992), “¡Esta es la cárcel que tenemos... (pero no queremos)!. Introducción”. en Rivera Beiras
(Coord.) “Cárcel y Derechos Humanos. Un enfoque relativo a la defensa de los derechos fundamentales de los reclusos”.
Edit. J.M.Bosch, Barcelona, pág.7-21.
80
MATTHEWS, Roger, Pagando Tiempo Una introducción a la sociología del encarcelamiento. (Trad.
Alejandro Piombo), Edic. Bellaterra, Barcelona, 2003 Págs. 51-79
43

Pero muchos desconocemos la razón de ser de la arquitectura carcelaria, para


qué sirve. De allí que la arquitectura penitenciaria como una manifestación y un
resultado, como una respuesta en el plano material, al planteamiento combinado de
todas las disciplinas penitenciarias desde el Derecho Penal y Procesal hasta el Derecho
Penitenciario; concebido como un conjunto de normas que rigen la vida del individuo
desde el momento en que recobra su libertad absoluta, cuya finalidad a su vez, es crear
el marco físico adecuado para el desarrollar la amplia serie de actividades que
capaciten al individuo, para que sea útil a la sociedad y se reintegre armónicamente a
la misma81.  La funcionalidad de la construcción, en cuanto a la organización de sus
espacios interiores y exteriores, deberá permitir que se reconozca en el interno a un ser
humano, cuyas necesidades deben ser satisfechas y a su vez facilitar el desarrollo de
las actividades que ahí se generen. Formalmente se deberá crear un clima de seguridad
en un ambiente similar a la vivencia en libertad, en donde los espacios y autoridades
deberán contemplar en todo momento el respeto a la dignidad del ser humano El
programa arquitectónico, como conjunto de requisitos en materia de espacios y
formas, instalaciones e interrelaciones funcionales entre los diferentes servicios,
constituyen el penal, una meta, un objetivo que no puede ni debe entenderse ajeno a
las necesidades que las áreas competentes y finalidades del tratamiento penitenciario.

La forma como marco físico del establecimiento dependerá de la calidad de los


ambientes susceptibles de crearse, calidad que debe ser coherente con las
características sociales psicológicas de quienes van a habitarlo. Es decir, las formas
deberán manejarse en base a conceptos para finalidades ambientales.

El establecimiento de reclusión, entonces deberá responder a dos finalidades


principales: a) asegurar que el procesado este a disposición oportuna ante la autoridad
judicial o que el sentenciado compurgue efectivamente la pena impuesta por la
autoridad judicial; b) El establecimiento tendrá como finalidad el propiciar para
procesados y sentenciados, la readaptación como medio para reducir el costo social de
la reincidencia del delito.

Por otra parte, si en forma análoga con los principios de flexibilidad y libertad
vigentes en la arquitectura penitenciaria, entonces conveniente es tender a crear el
ambiente estimulante para el desarrollo del ser humano. El ambiente creado dentro del
proyecto, en su dureza o flexibilidad, es pues en su última instancia, el resultado de un

81
FRAILE, Pedro. Un espacio para castigar. La cárcel y la ciencia penitenciaria en España, Barcelona,
Edit. Del Serbal, 1987.
44

juicio de equilibrio entre estas dos tendencias, juicio que se establece para que el
ambiente, como resultado final del diseño, sea el más adecuado para la función
específica de cada una de las áreas o zonas del conjunto construidas.

Lo que se pretende, no es construir un hotel de cinco estrella, es sustituir las


viejas mazmorras, y prescindir de la promiscuidad por la higiene, el tormento por la
comodidad, sino en conocer al recluso y en aplicarle un tratamiento. Con mejores o
peores edificios, las prisiones continuaran siendo el archivo, sin clasificar, de las
variedades humanas antagónicas.

Hoy en día existe un nuevo concepto penitenciario pues quien diseñe una
prisión debe conocer perfectamente el fin de seguridad y rehabilitación social de la
misma, las leyes y reglamentos carcelarios. Por otra parte los presos no deben
adaptarse a la institución, sino esta, a los requerimientos de aquellos. El arquitecto
debe consustanciarse de sus necesidades y debe interrogarse sobre lo qué espera del
edificio, y luego procurar responder sobre la base no solo recopilar datos, sino usar su
capacidad creativa.

La funcionalidad es la respuesta del edificio a la necesidad de desarrollar


actividades. El edificio, sus espacios verdes y exteriores deben facilitar el desarrollo de
todas las áreas que intervienen en una prisión, además de favorecer las actividades de
cada una de ellas Las necesidades se plasman en un documento que se denomina
“programa arquitectónico “elaborado por el arquitecto y el equipo interdisciplinario,
pues no se trata de satisfacer una necesidad, sino una gama de aspectos penológicos
del fin o función de la pena.

A este respecto, es oportuno señalar que la noción del ambiente adecuado, solo
puede tener sentido en el caso del establecimiento para la reclusión, diseñado con base
en un programa arquitectónico que, como conjunto de necesidades a satisfacer
corresponde a las funciones que contemplan como correctas y deseables en la
actualidad la Técnica y el Tratamiento Penitenciario.

Así mismo la pena de cárcel se inició en Europa y fue producto de la pena de


prisión que se impuso a los individuos que cometía delitos contemplados en la Edad
Media con el Derecho Canónico; y su juicio de Cuello Calon82:

82
Cuello Calón, Eugenio. La moderna penología, Ed. Bosch, Barcelona, 1974.
45

“Unas veces consistía en la reclusión en un monasterio, en particular de los clérigos


que hubieren incurrido en penas eclesiásticas, de trusio in Monasterium, otras veces,
para los herejes y delincuentes juzgados por la jurisdicción canónica. Se ejecutaba en
los lugares destinados a la reclusión de condenados que se denominaban cárceles.
Esta pena se imponía con carácter de penitenciaria, con el fin de que el culpable
reflexionarse sobre su culpa y se arrepintiera”

Posteriormente, como se dijo supra, entrando el siglo XIX, los delincuentes


como detención preventiva y más raramente como ejecución de pena, fueron recluidos
en toda clase de locales que poseyeran condiciones de seguridad para evitar la fuga.
Con tal fin se utilizaron horrendos calabozos, aposentos abandonados, palacios y otros
edificios, Las antiguas prisiones europeas, no fueron construidas para recluir
criminales, sino para objetivos de otros géneros, y tenemos como ejemplo: La Torre de
Londres, que a su construcción fue un fortificado palacio; La Bastilla de Paris que en
realidad era una fortaleza; La Torre de Temple que era un Palacio y tesorería de los
Templarios.

Posteriormente se entendería que el sistema celular representaría un aislamiento


casi total absoluto donde imperaba la ley del silencio y se buscaba que con dicho
silencio el preso pudiera reflexionar (auto-meditación de su conducta criminal) para
luego buscar en él el arrepentimiento.

En la América hispánica Colonial, la cárcel como espacio para los condenados a


penas de prisión se inicia con Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias
promulgada por el Rey Carlos II en 1680 y que señaló en la Ley I Titulo VI “Que en
las ciudades, villas y lugares se hagan cárceles.

Merced a ello las primeras cárceles o prisiones tuvieron como sede a los
conventos, por ejemplo en México algunos conventos sirvieron como cárceles, tales
como: el viejo Convento de Tlaxcala, en Oaxaca el convento de Santa Catarina y que
actualmente es hotel, también el Convento de San Agustín en Celaya, el ex convento
de los Franciscanos en Pachuca, el Convento de Cuilapan en Guerrero y el Convento
de San Juan de Dios en Puebla.

La Arquitectura Penitenciaria de las cárceles puede tener diversas formas:

Central: a través de una torre central se vigila a los internos que se encuentran
en celdas alrededor de la misma, parecido al modelo Panóptico pero con visibilidad
aérea y no a la parte lateral de las celdas. Esto se asemajaba a la cárceles europeas que
luego fueron exportadas a Hispanoamérica sin contar con el contexto real de ésta.
46

Panóptico: Diseñado por Jeremy Bentam; la estructura de la prisión incorpora


una torre de vigilancia en el centro de un edificio anular que está dividido en celdas.
Cada una de estas celdas comprende una superficie tal que permite tener dos ventanas:
una exterior para que entre la luz y otra interior dirigida hacia la torre de vigilancia.
Los ocupantes de las celdas se encontrarían aislados unos de otros por paredes y
sujetos al escrutinio colectivo e individual de un vigilante en la torre que permanecería
oculto. Bentham no sólo imaginó persianas vecinas en las ventanas de la torre de
observación, sino también conexiones laberínticas entre las salas de la torre para evitar
destellos de luz o ruido que pudieran delatar la presencia de un observador. El
Panóptico es un edificio circular, en el que las celdas ocupan el anillo exterior. En el
interior hay otro edificio para los vigilantes y entre éste y las celdas un espacio libre.
El principio básico del Panóptico, es la vigilancia perpetua, los internos deben sentir
que son vigilados las veinticuatro horas del día.

Circular: este sistema tiene características semejantes al panóptico pero la


diferencia principal de aquél es que desde el patio central no se tiene el mismo grado
de visibilidad al interior de las celdas, pues en esta estructura cada celda cuenta con
una puerta por la que sólo es factible observar a través de una pequeña ventanilla.

Radial: renuncia completamente a la visión interna de la celda y conservando el


punto central de vigilancia para controlar los pabellones, salidas y espacios
circundantes, usando el elemento de contraste de luz del pabellón respectivo. Sus
formas más usuales son la estrella, el abanico, la “Y”, la “T” y la cruz.

Pabellones Laterales: las prisiones con pabellones de celdas laterales. Este


sistema difiere del central en cuanto a que no requiere la visión interna de la celda, la
cual puede estar impedida por sólidas puertas.

Sistema de Espina: fue ideado por el arquitecto francés Enrique Poussin. Su


estructura se compone de un corredor central denominado "espina" al que llegan de
manera perpendicular los diferentes pabellones que se pueden hallar, a un solo lado
"peine simple" o a ambos lados "peine doble". Las ventajas buscadas por este sistema
serían mejorar las condiciones particulares de los pabellones.

Pero en razón a los diverso modelos de prisión o cárcel cual era obtener su
beneficio para los internos e incluso para las autoridades de dichos centros. Para los
primeros, era indudablemente no tener casi acceso al exterior sólo a interior del centro
reclusorio y por ende mantener bajo control de la autoridad penitenciaria el
movimiento de los presos; sin embargo la realidad penitenciaria dista mucho con los
modelos arquitectónicos penitenciarios porque en el fondo seguirán siendo cárceles sin
47

más ni menos que tener un espacio de concreto donde el interno (preso) pueda
sobrevivir.

En el Perú, por lo general las cárceles están construidas en forma de peine,


pabellones laterales con acceso de salida a un estrecho pasadizo que conduce al patio
central de cada pabellón, canchas deportivas y pasadizos principales que desembocan
en el campo principal y los talleres de capacitación laboral del Centro Penitenciario.
Los pabellones tienen dos o tres pisos bajo el mismo molde de la planta baja.

Por lo general las prisiones en Perú están construidas para una capacidad
limitada de presos, sin embargo la explosión de la población carcelaria tiende a rebasar
dichos límites máximos generando la superpoblación penal en cada Centro
Penitenciario.

3.5.2. TIEMPO: El espacio con el tiempo se contecta dentro de los muros de una
prisión. Pasa el tiempo, y los preso siguen allí mismo en los muros de cuatro paredes,
unos pensativos sobre el ayer, el hoy, y quizás en el mañana, pero el tiempo pasa y no
se produce nada, de tal forma que las personas encargadas del control de los penados
van creando formas de trabajo para que el tiempo no se pierda en el ocio o en la
vaguedad. Es así con el surgimiento del capitalismo incipiente este llegaría a influir
mucho en las prisiones sobre todo con las formas de producción y mano de obra barata
para que sean estos los presos quienes en sus tiempos libres o de ocio trabajen con
algunos beneficios (como un pequeño pago o estipendio), en lugar que tengan que
estar pasando el tiempo como una pasado un tanto perdido. De tal forma que se van
creando espacio para que el penado pueda tener más tiempo, no para el ocio ni para
lucubrar en ideas innecesarias, sino para que pueda realizar trabajos.

Por otro lado Michel Foucault explica que el horario en una cárcel, disciplina y
orden, todo, o casi todo, desde el despertarse, realizar las actividades cotidianas que
realiza el penado o los programados por en Prisión.

Por otro lado Lefebrve citado por Matthews explica que el penado realiza o
tiene para realizar tres tiempos: Tiempo físico, que es la duración tomada para realizar
ciertas tareas o faenas, y se mide esencialmente en términos de las actividades y
experiencias del cuerpo, ligado a los ritmos biológicos y a los movimientos naturales
que involucran los cambios estacionales; por ende, en el ambiente de la cárcel, los
ritmos diarios del cuerpo están a menudo influenciados por el cambio de la rutina
diaria, mientras que los cambios estacionales son silenciosos y menos trascendentales;
Tiempo mental o tiempo “interno” se refiere al proceso de reflexión o imaginación.
Éstos son los procesos subjetivos que los reformistas de la cárcel del siglo XIX
48

pensaban que eran críticos para los procesos de introspección y reforma personal;
pero, como la experiencia del confinamiento solitario demostró, la preocupación por la
introspección puede conducir a la depresión, la insanía mental y al suicidio, más que a
la rehabilitación. Por último tenemos al tiempo social que implica el movimiento
continuo entre el pasado, presente y futuro; esto constituye, aún, un proceso complejo,
la construcción del tiempo social es una actividad de todos los días, por medio de la
cual los individuos tratan de comprender el proceso de cambio; sin embargo, dado que
el presente está en suspenso, la habilidad para enlazar el pasado con el futuro es
limitada pues el significado del propio es perdido. Para prisioneros de larga condena,
para quienes el futuro es un prospecto impensable y aterrador, el tiempo se reduce a un
continuo presente, y por lo tanto, adolece de una cronología adecuada, estos
prisioneros están en peligro de perder el sentido del desarrollo personal y de un
propósito.

Lo que sí es paradójico, cuanto más tiempo se tiene, más decae su valor; en


consecuencia, un problema recurrente al encuadrar al prisionero en el principio de
proporcionalidad, consiste en que el “valor” de una sentencia de ocho años no es
necesariamente dos veces el de una de cuatro. De la misma manera, el efecto que el
período de confinamiento tiene sobre cada prisionero se hallará en función de las
propias e individuales escalas mentales y sociales de tiempo, y éstas a su vez afectarán
drásticamente a cómo el encarcelamiento se conceptualiza y experimenta 83

83
MATTHEWS, Roger, “Pagando Tiempo” Ob. Cit.pág. 68. Al respecto el autor hace referencia al Von
Hirsch quien sostiene toda esta hipótesis antes descrita.
49

4. EL REGIMEN PENITENCIARIO EN PERÚ Y ESPAÑA


50

4.1. GENERALIDADES

Es de advertir que el Código de Procedimientos Penales peruano de 1929 (en


adelante CdPPp) inicialmente contemplaba en su Libro Cuarto, los denominados
“Procedimientos Especiales”, esto es, el cumplimiento de las sentencias respecto a las
penas de prisión, internamiento, relegación y penitenciaría; posteriormente se dictó el
Decreto Ley Nº 17581 (15 de abril de 1969), 84 el mismo que fijó el lugar de ejecución
de las penas en el territorio nacional; más tarde, siendo suprimido por el Decreto
Legislativo Nº 330 (publicado el 07 de marzo de 1985), y, luego, derogándose esta
disposición mediante el Decreto Legislativo Nº 654, norma jurídica que rige en la
actualidad el Código de Ejecución Penal, publicado el 02 de agosto de 1991, para el
tratamiento de los internos, sentenciados y procesados, a nivel nacional; y el
Reglamento conteniendo las normas que regulen el Régimen de Vida y Progresividad
del Tratamiento para Internos de Difícil Readaptación, Procesados y/o Sentenciados,
por Delitos Comunes a Nivel Nacional: Decreto Supremo Nº 003-96-JUS.

Por consiguiente, en un comienzo, nuestro ordenamiento jurídico penal estuvo


desprovisto del criterio de ordenación de un sistema penitenciario. De ahí, su carencia
de un régimen de ejecución de penas de prisión; caracterizándose esta regulación
adjetiva, sólo por el cumplimiento más de misiones defensoras que reformadoras. Así,
en las prisiones, la disciplina tenía matices castrenses, las sanciones eran
especialmente duras y los reclusos carecían de mecanismos jurídicos de recurso frente
a las resoluciones de la Administración Judicial; asimismo, no contó con los
funcionarios licenciados en Derecho, pues sus líneas de actuación eran prácticamente
de auxiliares de justicia. Por tanto, en la ejecución de la pena de prisión se ignoró la
noción de observación y tratamiento científicos.

84
Se debe tener en cuenta que la “pena de prisión se cumplirá en la cárcel de la capital del Departamento
donde se dictó la sentencia. Las penas de internamiento, relegación y penitenciaría se cumplirán en la
Penitenciaría Central de la capital de la República, o en las demás que pudieran cresarse. La detención y las
penas por faltas se cumplirán en las cárceles provinciales o distritales”
51

Como consecuencia de la falta de una ordenación jurídico penal en materia


penitenciaria, tanto la doctrina como la Constitución Peruana de 1979, ya habían
señalado la conveniencia de regular un sistema de ejecución de penas de prisión. De
ahí que, una vez producida la unificación de las penas85 en el Código Penal (en
adelante CP) de abril 1991, se previeron cuatro (4) clases de sanciones: pena privativa
de libertad, restrictiva de libertad, limitativa de derechos y multa (artículo 28º CP). 86
La pena de prisión fue reemplazada por la denominada pena privativa de libertad (Art.
29º CP), dando lugar a la no oportuna y tardía promulgación del Código de Ejecución
Penal: D. Leg. Nº 654-JUS-91 (31-07-91), publicado el 02 de agosto de 1991, tras la
promulgación del Proyecto respectivo (Decreto legislativo Nº 330, de fecha 06 de
marzo de 1985).

Partiendo de los criterios básicos establecidos constitucionalmente y de las


orientaciones doctrinales, el vigente Código de Ejecución Penal (D. Leg. Nº 654)
diseña un nuevo Sistema Penitenciario que tiene como premisa el reconocimiento
jurídico y el respeto a la persona del interno, persiguiendo como objetivo fundamental
de la ejecución penal, la resocialización del penado a través de un tratamiento

85
El legislador al perfeccionar la ejecución de la pena privativa de libertad unificó y eliminó las penas de
internamiento, penitenciaria, relegación y prisión, proveyendo que fueran sustituidas, en los casos
expresamente indicados, por otras formas de sanciones que no importen recortar la libertad ambulatoria. La
unificación de la Pena Privativa de Libertad se ha hecho siguiendo una tendencia legislativa que tuvo su
origen en el Proyecto Alternativo Alemán de 1966 (parágrafo 36). La citada pena se extiende de dos días a 25
años (artículo 29º). Sin embargo, hay que considerar que en la densa población carcelaria, los efectos
perniciosos de la prisión y la escasez de recursos públicos para cubrir las más elementales necesidades que
exige, al respecto, la condición humana, compelen a indagar por soluciones que, sin ser perfectas, constituyan
al menos un relativo avance en la lucha contra el delito.

86
En este sentido, cabe destacar el Art. 31 del CP, relativa a las Penas Limitativas de Derecho: a) la prestación
de servicios a la comunidad (referente a los trabajos gratuitos que realiza el condenado en centros
asistenciales, escuelas, hospitales, orfanatos, etc.); la limitativa de días libres (los mismos que, obligan a
permanecer los sábados, domingos y feriados por un mínimo de 10 horas y un máximo de 16 horas en total
por cada fin de semana, en los establecimientos que se organicen con fines educativos); e inhabilitación.,
fijándose por un período de 5 años el máximo de su duración. Asimismo, estas sanciones se aplican como
autónomas, o como sustitutivas de la pena privativa de libertad, cuando la pena reemplazada, en criterio del
juzgador, no sea superior a 3 años (Art. 32º).

Por otro lado, para el caso de las Penas Restrictivas de la Libertad, previstos en el Art. 30º de la norma
sustantiva penal, estas se refiere a: la expatriación y la expulsión del país, según se trate de peruanos y de
extranjeros, se aplican después de cumplida la pena privativa de libertad (Art. 30º), tienen una duración
máxima de diez años y sólo proceden en delitos graves; y, finalmente, la pena de Multa, obliga al condenado
a pagar al Estado una suma de dinero fijada en días-multa. El importe del día-multa es equivalente al ingreso
promedio diario del condenado y se determina atendiendo a su patrimonio, rentas, remuneraciones, nivel de
gasto y demás signos exteriores de riqueza.
52

científico.87 Recoge asimismo las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos
aprobadas por el I Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente (1955), así como las Reglas Mínimas adoptadas por el Consejo
de Europa el 19 de Enero de 1973. Junto al precedente nacional Decreto Ley Nº 17581, ha
tenido principalmente como fuentes legislativas a la Ley Orgánica Penitenciaria de España de
1979,88 la Ley Penitenciaria Alemana del 16 de Marzo de 1976 y la Ley Penitenciaria Sueca
de 1974, considerando también los avances de las investigaciones criminológicas y de la
Ciencia penitenciaria.

Este Código ha enunciado los principios fundamentales del sistema


penitenciario y los derechos de los reclusos en la fase de ejecución de las penas
privativas de libertad.

El actual Código de Ejecución, (CEP en adelante) promulgado mediante


Decreto Legislativo 654, el 02 de agosto de 1991, mantiene fundamentalmente la
estructura y el contenido del Proyecto del Código de 1985, y en buena concordancia
con el Código Penal de 1991, promulgado mediante Decreto legislativo 636, de 08 de
abril de 1991.

La primera novedad del Proyecto se establece en el Art. I del Título Preliminar


(TP en adelante), al disponer que el Código no sólo regula la ejecución de la pena
privativa de libertad (más arriba anotada), las medidas de seguridad (Art. 71º CP) 89 y
las medidas privativas de libertad relacionadas con los procesados, sino también las
penas antes anotadas: penas restrictivas de libertad y penas limitativas de derechos
respectivamente.

El objetivo de la Ejecución Penal está previsto en el Art. II del TP, que recoge
del principio contenido en el segundo párrafo del Art. 234º de la Constitución Política
Peruana de 1979. Los conceptos de reeducación, rehabilitación y reincorporación del

87
CEP, TP, Art. II.- Objetivos de la Ejecución Penal. “La ejecución penal tiene por objeto la reeducación,
rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad”.
88 83
ARMENTA GONZÁLEZ-PALENZUELA, Francisco Javier y RODRÍGUEZ RAMÍREZ, Vicente
“Reglamento penitenciario comentado. Análisis sistemático y recopilación de legislación”, Edit. MAD,
Sevilla. 1999. LOGP 1/1979, 26-09, (BOE nº 239, de 5 de Octubre).
89
Consciente de esta negativa experiencia, el legislador ha buscado conciliar la aplicación de estas medidas
con las inmediatas posibilidades materiales del Estado. En este sentido, sólo se prevén dos clases de medidas
de seguridad: la internación y el tratamiento ambulatorio (artículo 71º).
53

penado a la sociedad, doctrinalmente pueden resumirse en el de resocialización del


interno. En igual sentido, la vigente CPP de 199390 y el CP91, recogen este principio.

Así, CEP ha plasmado dichos principios en el Art. II del TP, añadiendo igual
función para el procesado, en medida de privación de libertad, de resultarle eficaz:

“La ejecución penal tiene por objeto la reeducación,


rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad. La
misma regla se aplica al procesado, en cuanto fuera pertinente.”

Al establecerse en la Exposición de Motivos del CEP la finalidad


resocializadora de la ejecución penal, el interno ya no es considerado una persona
eliminada de la sociedad, sino que continúa formando parte de ella, como miembro
activo. El penado conserva así todos los derechos reconocidos por las normas jurídicas
vigentes, con excepción, naturalmente, de aquellos cuya privación o limitación
constituya precisamente el contenido de la pena impuesta.92

En el Título II, bajo el rótulo de régimen penitenciario, se establece el conjunto


de normas esenciales que regulan la convivencia y el orden dentro de los
establecimientos penales, así como los derechos y beneficios penitenciarios a los que
pueda acogerse el interno: permiso de salida, redención de la pena por el trabajo y la
educación, semi-libertad, liberación condicional, visita íntima y otros beneficios (estos
beneficios serán tratados sucintamente en un capítulo especial como elementos
resocializadores).

En cuanto a los establecimientos penitenciarios, éstos se encuentran clasificados


según el régimen que se aplica en su interior; cabe precisar que, se han creado
establecimientos con variados regímenes formando distintas secciones dentro de él.

90 85
Inc. 22 del Art. 139º de la CPP: “El principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad.”

91 86
Art. IX TP del Código Penal (DLeg. Nº 635) “La pena tiene función preventiva, protectora y
resocializadora. Las medidas de seguridad persiguen fines de curación, tutela y rehabilitación..”

87
No cabe duda que, el respeto a los derechos fundamentales de los sentenciados ha de extenderse con mayor
razón aquellos sujetos que se encuentran con medidas privativas de libertad (procesados), siempre que el auto
de detención no limite expresamente su disfrute.

92
54

La solución es, sin lugar a duda, buena desde un punto de vista económico, pero
no lo es desde una perspectiva penitenciaria. Los grandes establecimientos terminan
homogenizando las peculiaridades de cada régimen y favorecen una ejecución
estandarizada.93

En este sentido, el Art. 95º del CEP, prevé la clasificación de los


establecimientos, como sigue: 1º Establecimientos de procesados, cuya única misión
es la de retener y custodiar a los detenidos en proceso de investigación y juzgamiento.
En estos establecimientos funcionan centros de observación y clasificación; 2º
Establecimientos de sentenciados, destinados a la ejecución de la pena privativa de
libertad.94 3º Establecimientos de mujeres, y 4º Establecimientos especiales, como por
ejemplo los centros hospitalarios, siquiátricos y de rehabilitación social, y otros,
previstos en el Art. 104º CEP.

El Título III del CEP desarrolla las normas sobre el tratamiento penitenciario,
que comprende ocho Capítulos referentes a disposiciones generales, trabajo,
educación, salud, asistencia social, asistencia legal y asistencia religiosa. 95
93
Cabe destacar el Art. 7º del DS Nº 003-96-JUS (Reglamento de vida y progresividad del tratamiento para
internos de difícil readaptación, procesados y /o sentenciados por delitos comunes), relativo, a las
disposiciones legales internas a que están sujetos los internos de Régimen Especial de Máxima Seguridad,
Pabellones y/o Secciones.

89
Denótese a su vez tres tipos de regímenes:
94
A) Régimen cerrado, para los internos clasificados en primer grado o aquellos otros que muestren una
especial peligrosidad o inadaptación al régimen ordinario. Caracterizándose, en lo fundamental, por una
limitación de las actividades en común y, por un mayor control y vigilancia; éstos se clasifican en ordinarios
y especiales. En los primeros, predomina un estricto control y limitación en las actividades comunes y en las
relaciones con el exterior; y, los segundos, constituidos para sentenciados de difícil readaptación y,
excepcionalmente en ambientes separados a los procesados que tengan esa condición, con conocimiento de la
autoridad competente; B) Régimen semi-abierto, se caracteriza por una mayor libertad en las
actividades comunes, en las relaciones familiares, sociales y recreativas del interno, ; y, C) Régimen
abierto, exentos de vigilancia, en los que el interno se desenvuelve en condiciones similares a las de vida en
libertad, sin perjuicio de la evaluación de su conducta. Por otro lado, la Administración penitenciaria
promueve la creación de colonias o pueblos agrícolas, agropecuarios e industriales en donde el interno y su
familia desarrollan actividades laborales y de convivencia social. (Arts. 97º, 98º, 99º, 100º, Y 101º,
respectivamente).
95 90
En tal sentido, es de destacar el Art. 60º CEP, que establece que los principios que rigen el tratamiento
Penitenciario, deben ser individualizado y grupal; utilizando métodos médicos, biológicos, psicológicos,
psiquiátricos, pedagógicos, sociales y laborales, en una relación abierta. Asimismo, el tratamiento es
complejo, pues supone la aplicación de varios de los métodos antes mencionados y es programado y aplicado
por los profesionales. Es continuo y dinámico, pues va evolucionando de acuerdo a las diversas facetas por
las que va atravesando la personalidad del interno. Para individualizar el tratamiento se hace el estudio
integral del interno mediante los exámenes criminológicos correspondientes (Art. 61º y 62º CEP). Luego se
55

El tratamiento es el elemento esencial del Sistema Penitenciario. El CEP


desarrolla el tratamiento mediante el sistema progresivo moderno, siendo sus
objetivos: la reeducación, la rehabilitación y la reincorporación del interno a la
sociedad (de los cuales nos ocuparemos en un apartado especial).

Por otro lado, el CEP concede especial importancia a la educación. Se dispone


que, en cada establecimiento, se propicie la educación del interno para su formación
profesional o capacitación ocupacional. El interno analfabeto debe participar
obligatoriamente en programas de alfabetización y educación primaria para adultos y,
aquél que no tenga profesión u oficio, está obligado al aprendizaje técnico.

Se mantiene el derecho del interno a disponer de libros, periódicos y revistas y a


ser informado a través de audiciones radiofónicas, televisivas u otras, permitiendo que
mantenga vinculación con el exterior, factor que va a influir positivamente en el
proceso de su resocialización.

Las demás normas de este título están dirigidas a proteger y velar por la vida y
la salud del interno y de apoyarlo a través de la asistencia social, legal, psicológica, así
como permitirle ejercitar su derecho a la libertad de culto.

La organización administrativa del E.P. está integrada por el Director, que es la


máxima autoridad, un subdirector, los órganos técnicos (Consejo Técnico Penitenciario
y Organismo Técnico de Tratamiento), los administrativos y el personal necesario (Art.
106º CEP). A su vez, el Consejo Técnico de Tratamiento, está integrado por el
Director, que lo preside, el Administrador, el Jefe de Seguridad Penitenciaria, el Jefe
del Órgano Técnico de Tratamiento (conformado por profesionales de la
administración penitenciaria), así como aquellos profesionales que determine el
Reglamento. Adopta sus decisiones por mayoría (Art. 109º CEP).
clasifica al interno en grupos homogéneos diferenciados en el establecimiento o sección del mismo que le
corresponda. Finalmente se determina el programa de tratamiento individualizado (Art. 63º). Por último, la
efectividad de la aplicación del tratamiento no sólo va a depender de la existencia de suficiente personal
capacitado para realizarlo sino de la participación activa del propio interno en la planificación y ejecución de
su tratamiento. La administración penitenciaria deberá fomentar esta participación y no tratar de imponerlo
coactivamente.
56

La seguridad de los establecimientos tiene como objetivo proporcionar las


condiciones óptimas para desarrollar las acciones de tratamiento. Dicha seguridad
integral de los E.P está a cargo del personal penitenciario. La seguridad exterior,
excepcionalmente, y a solicitud de la Administración Penitenciaria, estará a cargo del
Ministerio del Interior. Esta comprende la vigilancia y control de las zonas externas
contiguas al perímetro del establecimiento (Art. 113ºdel CEP).96

Considerando que la administración penitenciaria constituye una función


eminentemente técnica y compleja, se establece que esté dirigida por un órgano
colegiado: el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), que es un organismo público
descentralizado, rector del Sistema Penitenciario Nacional, integrante del Sector de
Justicia, con autonomía normativa, y administrativa; dirige y controla técnica y
administrativamente el Sistema Penitenciario Nacional, asegurando una adecuada
política penitenciaria; y está integrado por especialistas en asuntos criminológicos y
penitenciarios cuyo presidente tendrá funciones ejecutivas.97

A efectos de abordar el tema de la resocialización en el sistema penitenciario


peruano, trataremos a continuación de analizar la concepción resocializadora en el
CEP.

4.2. EL SISTEMA PROGRESIVO

Como ha quedado anotado más arriba, el sistema penitenciario peruano ha


adoptado el sistema progresivo, cuando refiere en el Artículo IV del Título Preliminar
del Código de Ejecución Penal (D. Leg. Nº 654) sobre el Sistema Progresivo por ende
tratamiento penitenciario se realiza mediante el sistema progresivo y; además, esta
norma legislativa se complementa con el Reglamento DS Nº 003-96-JUS (Régimen de
vida y progresividad del tratamiento para internos de difícil readaptación, procesados
y/o sentenciados por delitos comunes), el Art. 3º prescribe que:
96
El mismo obedece a las recomendaciones del Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del delincuente, realizado en 1955, cuando señala que la seguridad integral de los
Establecimientos estará a cargo de un personal civil.
97
En este sentido, cabe destacar que mediante la RM N° 077-93-JU (febrero, 1993), aprobaron el Reglamento
de Organización y Funciones del INPE (ROF del INPE), fijaron la ciudad de Lima, como domicilio legal.
Asimismo, dicha institución cuenta con ocho órganos descentralizados a nivel nacional denominados
Direcciones Regionales a cargo de un Director Regional; cuyas funciones estriban en planificar, dirigir y
supervisar la aplicación penitenciaria en los establecimientos ubicados en el ámbito de su jurisdicción, tales
como: La Dirección Regional del Norte (sede en Chiclayo); Lima (Lima); Sur (Arequipa); Centro
(Huancayo); Oriente (Pucallpa); Nor Oriente (San Martín); Sur Oriente (Cuzco), y la Dirección Regional del
Altiplano (Puno). (Arts. 83º y 85º ROF del INPE).
57

“La finalidad del presente reglamento es establecer el Régimen Progresivo de


Tratamiento para Internos de Difícil Readaptación, que se desarrollará en las
tres etapas que se indican a continuación: Primera: Etapa de Aislamiento
Celular. Segunda: Etapa Cerrada de Máxima Seguridad, y Tercera Etapa: de
Promoción al Régimen de Mediana Seguridad”.

La distinción de sucesivas de etapas de ejecución de condena tienen su reflejo


en los establecimientos de sentenciados, clasificados de conformidad con lo previsto
en el Art. 97º CEP, como sigue: a) establecimientos de régimen cerrado ordinario
destinados a los reclusos clasificados en primer grado, con restricción absoluta de los
contactos sociales, por el período de un año y por una sola vez durante el
cumplimiento de la condena (Art. 8-A DS Nº 003-96-JUS), en el régimen cerrado
especial y, excepcionalmente, en ambientes separados al procesado que tenga esa
condición (Art. 98º CEP); b) establecimiento de régimen semi-abierto destinado a los
reclusos de segundo grado; y, c) establecimientos de régimen abierto, para los reclusos
en tercer grado, esto es, en situación de semi-libertad que permite trabajar fuera de la
prisión durante el día.

De ahí que, en las distintas etapas de ejecución y su correspondencia con las


etapas del sistema progresivo, el CEP regula los establecimientos de régimen cerrado
(que corresponden a la primera etapa),98 como los destinados a situaciones
excepcionales de peligrosidad e inadaptación al régimen semi-abierto y abierto, lo que
conduce a que la mayoría de los reclusos sean asignados al régimen semi-abierto
(segunda etapa), caracterizado por la existencia de posibilidades de mantener contactos
con el exterior.99 El régimen abierto supone la permanencia en prisión únicamente
durante la noche.

La clasificación de los reclusos en una u otra etapa y régimen de ejecución, se


lleva a cabo por el Consejo Técnico de Tratamiento (previa evaluación del Órgano
Técnico de Tratamiento), existiendo control técnico y administrativo por parte del
Director Regional (quien representa al Presidente del INPE a nivel de su ámbito
98
Al respecto, la Primera Etapa, que contempla el Aislamiento Celular: se caracteriza, fundamentalmente por
una limitación de las actividades en común y por un mayor control y vigilancia, por el lapso de un año y por
una sola vez durante el cumplimiento de la condena.
99
Asimismo, la Segunda Etapa - Cerrada de Máxima Seguridad-, denota el régimen más común en el que se
encuentran la mayoría de los penados. Siendo el ingreso por un período de doce meses, igualmente sujeto a
observaciones y exámenes de su personalidad, aptitud laboral, estado de salud, grado de instrucción, y social.
Para luego, establecer el programa de tratamiento individualizado.
58

funcional) sobre las decisiones de progresión o regresión en etapa y sobre la


clasificación en primera etapa. Los sentenciados pueden ser clasificados inicialmente
en cualquiera de los etapas, excepto en la etapa tercera (liberación condicional), dado
que para acceder a ella es precisa la extinción de la mitad de la pena o, en los casos
especiales, cuando se han cumplido las tres cuartas partes de la pena (Art. 53º CEP,
vgr. delitos de genocidio, extorsión, atentado contra la integridad física, espionaje,
etc.).

El concepto de etapa de ejecución sólo puede ser aplicado, obviamente, a los


que ya han sido condenados, pero no a los procesados, por los que, éstos se encuentran
sometidos a un régimen similar al semi-abierto, pero excluidos de la prestación de
tratamiento, por ser éste también un concepto que acompaña a la existencia de
condena. Sin embargo, en los establecimientos de procesados, conforme a la norma
(Art. 96º CEP), no sólo se les somete a observación, sino también a la llamada
clasificación, lo que en la práctica no se cumple.

En este sentido, cabe destacar el Art. 100º del CEP, relativo al régimen abierto,
en que se prevé que el interno se encuentra exento de vigilancia y, se desenvuelve en
condiciones similares a las de la vida en libertad, sin perjuicio de la evaluación de su
conducta. No obstante, puede decirse de ellos que se encuentran en crisis, si por tal
entendemos una alternativa al régimen cerrado, ya que por establecimiento abierto en
nuestro país no se entiende más que un módulo dentro del perímetro cerrado del
establecimiento ordinario. Este diseño pervierte la idea originaria del régimen abierto
con el que se quiere garantizar que el penado no tuviera la sensación de estar en una
prisión. Asimismo, en el régimen abierto propio, se permite al interno salir a trabajar al
exterior y volver a pernoctar a la prisión. Sin embargo, en el régimen abierto impropio,
que viene a ser una situación transitoria en la que fundamentalmente se encuentran los
internos que por su comportamiento, condena y pronóstico pueden disfrutar del
régimen propio, pero al no tener en el exterior una plaza laboral, se le mantiene dentro
del establecimiento pudiendo sólo abandonarlo los fines de semana.

4.3. LA SOBREPOBLACIÓN PENITENCIARIA EN PERU:

Uno de los graves problemas del Sistema Penitenciario Nacional es la


sobrepoblación. De acuerdo al INPE100, la capacidad de albergue de los 78 penales en

100
Fuente de la ONG Justicia Viva /http://justiciaviva.org.pe. (vista su pág.web. el 20 de junio de 2011
59

funcionamiento era de 23,462 internos. Si tenemos en consideración que en febrero


del 2008 la población penal ascendía a 42,046 internos, teníamos un déficit de 18,786
unidades del albergue (celdas), cifra que representa una sobrepoblación promedio
nacional del 91.41 %.

La mayoría de penales se encuentran sobrepoblados, algunos de ellos con


índices intolerables. El Establecimiento Penitenciario de Lurigancho de Lima es la
expresión más crítica de nuestro sistema penitenciario. Fue construido hace 40 años
para 2,012 internos, y en los últimos cinco años se amplió su capacidad de
internamiento para 3,867 unidades de albergue101

En febrero del 2008, el penal más grande del país tenía 9,906 internos, y un
hacinamiento promedio del 256%. Si bien la historia de sobrepoblación del penal de
Lurigancho se remonta a inicios de la década del 80, pues ya entonces se encontraba
excedida en su capacidad de albergue, es verdad que ha sido en los últimos años,
cuando ha alcanzado niveles de crecimiento extraordinarios, al punto de convertirlo en
el penal más grande la región, y con tendencia a seguir creciendo.

La situación no es distinta en otros penales del país. El penal del Callao (ex
Sarita Colonia), tiene una capacidad de albergue de 572 internos, pero alberga a 2,509,
lo que significa un hacinamiento del 439%. El penal de mujeres Chorrillos (Ex Santa
Mónica), cuenta con una capacidad de albergue de 450 internas, y tiene una población
penal de 1,296, lo que hace una sobrepoblación del 288%.

En el Régimen Penitenciario español, está regido por la Ley Orgánica General


Penitenciaria y específicamente en sus artículos 15 y 16 y 15 al 21 del Reglamento
Penitenciario (sobre el ingreso del detenido, preso o penado); el artículo 17.1. LOGP y
artículos 22 al 29 del Reglamento Penitenciario. Finalmente vendría la asistencia pos
penitenciaria contemplada en los artículos 73 al 75 de la LOGP que prescribe que una
vez cumplida la condena o extinguida la responsabilidad criminal, los condenados
deberán ser reintegrados en el pleno ejercicio de sus derechos como ciudadanos. Los
antecedentes penales no podrán ser un ningún en caso motivo de discriminación social
o jurídica.

El Reglamento Penitenciario (vid artículos 265 al 283) prescribe sobre los


órganos colegiados del Sistema Penitenciario Español: Consejo de Dirección, Junta de

101
ibídem
60

Tratamiento, Equipos Técnicos, Comisión Disciplinarias; y los órganos unipersonales :


como el Director, Subdirector, Administrador y Jefe de Servicios.

5. EL TRATAMIENTO PENITENCIARIO INTEGRAL EN PERÚ Y ESPAÑA.


61

5.1. CONTENIDO DEL TRATAMIENTO PENITENCIARIO EN LA


LEGISLACIÓN PERUANA:

Como se ha señalado anteriormente, nuestra legislación adopta el planteamiento


resocializador y como la idea del tratamiento progresivo, a través de programas que
deben ser brindados de manera individual o grupal por un equipo multidisciplinario de
profesionales. Esta labor debe contar con la participación del interno y su familia, con
instituciones públicas o privadas, y la sociedad en general, tal como lo dispone el
artículo 97º del Reglamento del Código de Ejecución Penal (en delante CEPp)

En cuanto al contenido del tratamiento, la legislación nacional establece un


conjunto de acciones, las cuales pueden ser divididas de la siguiente manera:
• El trabajo y la educación penitenciaria.- Son el núcleo del
tratamiento, pues a través del trabajo y la educación se pretende dotar al interno de
habilidades y conocimientos para el desarrollo correcto de su vida en libertad.
• Los servicios penitenciarios.- Que son brindados por el personal
profesional multidisciplinario que integran las áreas del servicio legal, psicológico y
servicio social.
62

• La preservación de la salud física y mental del interno.- Como


hemos señalado antes, normativamente la atención médica es un componente del
tratamiento. Si bien la salud no se relaciona directamente con la posibilidad de cambio
de la conducta del interno, el mantenimiento de un buen estado de salud constituye una
plataforma básica desde la cual se pueden desarrollar las acciones de tratamiento.

Desde la perspectiva del Tribunal Constitucional, el contenido del tratamiento


resocializador, supone respetar la dignidad y los derechos de los internos, sobre la base
de los siguientes parámetros:

• Respeto de la libertad y dignidad del ciudadano.- Si bien la


legislación establece que el tratamiento penitenciario es
obligatorio, lo cierto es que su éxito no sólo va a depender de la
idoneidad del personal o de los recursos con que se cuente, sino
de la participación activa del propio interno en la planificación y
ejecución de su tratamiento.

Las actividades de tratamiento no pueden incluir acciones que afecten la


integridad y dignidad de los internos. El Tribunal Constitucional señala:

En el ámbito penitenciario, la proyección del principio de dignidad


comporta la obligación estatal de realizar las medidas adecuadas y
necesarias para que el infractor de determinados bienes jurídicos-
penales pueda reincorporarse a la vida comunitaria, y que ello se
realice con respeto a su autonomía individual, cualquiera sea la etapa
de ejecución de la pena...102

• No imposición de patrones culturales, políticos o ideológicos.-


Un privado de libertad tiene sus propios valores y su
cosmovisión del mundo social. Puede estar o no de acuerdo con
el sistema de vida de la mayoría, y su elección (así como sus
consecuencias) será parte del ejercicio de su libertad. Al respecto
el Tribunal Constitucional peruano dice:

El carácter rehabilitador de la pena tiene la función de formar al


interno en el uso responsable de su libertad. No la de imponerle una
determinada cosmovisión del mundo ni un conjunto de valores que, a
lo mejor, puede no compartir. Pero, en cualquier caso, nunca le puede
ser negada la esperanza de poderse insertar en la vida comunitaria. Y
102
Sentencia del expediente Nº 010-2002-AI/TC, pág. 187.
63

es que al lado del elemento retributivo, ínsito a toda pena, siempre


debe encontrarse latente la esperanza de que el penado a algún día
pueda recobrar su libertad103.

5.2. NUEVO ENFOQUE PARA UN TRATAMIENTO PENITENCIARIO:


La Constitución Política del Estado peruano establece que:

“…el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación,


rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad” 104

En el mismo sentido, el art. 10.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos (en adelante PIDCP) y las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos de Naciones Unidas 65 y 66 (en adelante Reglas Mínimas).

La propuesta resocializadora es un mandato recurrente en casi toda la totalidad


de los sistemas penitenciarios del mundo occidental. Se entiende regularmente como la
búsqueda de una modificación en la conducta del interno, de modo que al recuperar la
libertad se encuentre en condiciones de desenvolverse adecuadamente en la sociedad
libre. No obstante, es evidente la grave dificultad para logar dicho fin, cuyo propósito
no ha podido ser demostrado en estudios empíricos en ningún lugar del mundo.
Algunas causas que dificultan la resocialización del privado de libertad son:

103
Sentencia del expediente Nº 010-2002-AI/TC, pág. 188.
104
Vid. Artículo 139, inciso 22 de la CPP
64

• La inconsistencia del propósito resocializador, pues estando


destinado a adaptar a un ciudadano a los principios y valore su libertad. Al respecto, el
Tribunal Constitucional dice:

“…de una sociedad en libertad, sus acciones se desarrollan


en un ambiente de encierro, donde regularmente el interno se
encuentra sometido al grupo social dominante que está
conformado por internos que establecen reglas de conductas
usualmente disímiles a los que rigen en la sociedad libre”. 105

• La cárcel es un centro reproductor de violencia, como tal, resulta


contraproducente recluir a una persona en una prisión para enseñarle valores de una
vida en libertad. Los efectos de la prisionización de la cárcel y la violencia interna –
consustancial a toda prisión- deterioran al privado de libertad, en ocasiones de manera
indeleble.

• La crítica realidad penitenciaria expresada en altos niveles de


hacinamiento, infraestructura en mal estado y escaso número de profesionales,
impiden la implementación de programas terapéuticos serios. Además, la carencia de
espacios laborales y educativos en las prisiones, reducen sustantivamente las
oportunidades del tratamiento penitenciario.

• La afectación de derechos fundamentales de los internos como


consecuencia de la crisis penitenciaria, las agresiones de parte de internos o el personal
de seguridad, los actos de corrupción, generan también complejos escenarios para la
resocialización.

Sin embargo, el cuestionamiento más trascendente que se formula a la


perspectiva del tratamiento, no pasa por superar los problemas coyunturales o crónicos
de la realidad carcelaria, como el hacinamiento o el reducido número de profesionales,
sino por negar toda posibilidad de tratamiento bajo los parámetros formulados por la
ideología del tratamiento106.

105
Una frase clásica del penalista Raúl Eugenio Zaffaroni para graficar esa situación es: “pretender enseñar a
una persona a vivir en libertad encerrándola, es igual a pretender enseñarle a manejar bicicleta en un
ascensor”
106
Alessandro Baratta propone abandonar en todas sus consecuencias prácticas la concepción patológica del
detenido, lo que constituye un aporte importante, pues a partir de la presunción de normalidad del interno,
los programas de reintegración pueden ser más adecuada a las exigencias de cada individuo. En
Resocialización o Control Social. Por un concepto crítico de “reintegración social del condenado. En Justicia
y Derechos Humanos, Material de Lectura, Departamento Jurídico de la Comisión Episcopal de Acción
65

Sin duda, el propósito del tratamiento es una posibilidad compleja. Hoy, en


nuestros penales, está acción está reducida a la aplicación de algunas actividades y
evaluaciones con fines de beneficios penitenciarios. No obstante dicha realidad, es
evidente que no se puede ni se debe abandonar la opción resocializadora, no sólo
porque ello implicaría desobedecer un mandato constitucional, sino porque existe un
deber ético de impedir que la cárcel sea sólo un espacio de encierro y castigo, donde
se consoliden conductas de clara vocación delictiva. Es decir, la opción de no
abandonar el propósito resocializador de la pena 107, es también, una trascendente
decisión de política criminal.

La regulación del tratamiento penitenciario en España, ha sido calificada como


“uno de los mayores logros y aciertos de la LOGP”. Como ya se ha ido adelantando en
temas ut supra, la referida penitenciaria supone la traslación de los principios en los
que se basan la “Reglas Mínimas para el tratamiento del Recluso” de la ONU de 1957
y, en consecuencia, supone la consagración legal de la “ideología del tratamiento”. Sin
embargo, podría decirse que la Ley española llega un poco tarde: se aprueba en en el
año 1979, momento en el que la “ideología del tratamiento” como eje de la ejecución
penitenciaria es objeto de numerosas críticas y entra en una fase de decadencia.

El tratamiento penitenciario, en España, se regula en la LOGP, en su Título III


(artículos 59 a 72). Como vamos a ver, toda la normatividad relativa al tratamiento está
íntimamente vinculada a la clasificación de los internos en grados; de hechos, la Ley
explica que todo momento de “clasificación en primero, segundo o tercer grado de
tratamiento. Sin embargo, El Reglamento Penitenciario de 1996 ha desvinculado la
regulación del tratamiento- de lo que se ocupa en su Título V (artículos 110 a 153) –de
la relativa a la separación y clasificación de los internos – que se prevé en el título IV
(artículos 99 a 109) -. El reconocimiento del carácter voluntario del tratamiento es lo
que ha llevado a separar ambos institutos en vía reglamentaria; así, a aquellos internos
que rechacen el tratamiento se les podrá clasificar en el grado que se estime
conveniente, posibilidad que la Ley penitenciaria ni siquiera considera, imbuida como
está de la idea de la bonanza indiscutible de la ideología del tratamiento. El problema
es que la ley no ha sido modificada en este punto, por lo que produce una cierta
“esquizofrenia” entre su texto y el del Reglamentos que la desarrolla. En todo caso,

Social, Lima, 1991, Pág. 158.

107
Esta opción ha sido descartada también por el Tribunal Constitucional en la Sentencia del Exp.Nº 010-
2002-AI/TC, pág 188.
66

como podrá observarse, tanto el Código penal como el propio Reglamento siguen
hablando, en algunos casos, de “clasificación en grados de tratamiento” 108

5.3. BASES PARA UN TRATAMIENTO PENITENCIARIO INTEGRAL

A partir de la situación descrita, creemos que se debe reformular 109 la forma y


contenido del tratamiento penitenciario, impulsando acciones integrales, que no sólo
incluyan las clásicas e importantes actividades que desarrollan los profesionales de
tratamiento, sino aquellas que de modo trascendente deben ser ejecutadas por el
personal de seguridad.

Además, supone prestar preferente atención a los efectos de la “violencia


interna”, y a la necesidad que las acciones de tratamiento deban ser implementadas
como consecuencia de decisiones de política institucional. Por ello, usaremos la
expresión Tratamiento Penitenciario Integral 110 que está recogida también en el
documento Diseño de Políticas Penitenciarias111 del INPE.

A lo largo del presente documento se desarrollan los aspectos centrales de este


planteamiento. Sin embargo, a título de introducción podemos señalar que el
tratamiento integral tiene los siguientes ejes principales:

A) Implementar acciones de protección y tratamiento prioritario a favor de Grupos


vulnerables. Quienes delinquieron dolosamente por primera vez o por cualquier
circunstancia ocasional, o quienes por sus condiciones personales, físicas o psíquicas,
no pueden enfrentar o manejar la violencia interna de una prisión, son impactados por
la cárcel con mayor severidad. Por ello, con la finalidad de reducir el deterioro que en
su personalidad les causa la detención, es fundamental implementar acciones de
108
Vid. A JUANATEY DORADO, Carmen. “Manual de Derecho Penitenciario”, Madrid, IUSTEL, 2011.págs.
116-116
109
Este criterio es recogido por el estudioso en Política Criminal de Perú, Wilfredo Pedraza, Informe Final
sobre Plan de Tratamiento Penitenciario del Gobierno del Callao, Lima, 2008.
110
La base de planteamiento que enseguida se expone, ha sido tomado de: Wilfredo Pedraza Sierra, Informe
de Gestión INPE 2004-2006, Febrero del 2006. Texto sin publicar. También del documento denominado
“Lineamientos de Política Penitenciaria” elaborado por Wilfredo Pedraza Sierra y Susana Silva Hasembank,
Febrero del 2004, texto sin publicar.

111
Resolución Ministerial Nº 0419-2007-JUS, publicada en el Diario Oficial El Peruano 15 de noviembre de
2007. En adelante Diseño de Políticas Penitenciarias.
67

protección a favor de los grupos de internos más vulnerables; además, priorizar en su


favor, las acciones de tratamiento penitenciario. Los grupos vulnerables de privados
de libertad son: los jóvenes, los adultos mayores, los internos primarios, los internos
con discapacidad, los internos con VIH, TBC, pacientes psiquiátricos y otras dolencias
terminales, así como internos que pertenezcan a minorías sexuales112

B) Clasificación de Internos en Grupos Homogéneos


En perspectiva del Tratamiento Penitenciario Integral, la clasificación de
internos en segmentos homogéneos es el principal y más trascendente componente.
Por ello, el proceso de asignación del lugar de reclusión (penal, pabellón y celda) es
vital. Probablemente, el efecto más nocivo y generalmente invisible de un penal sea la
prisionización, es decir, la transmisión de los principios y valores de la cultura
carcelaria, cuyo impacto se debe reducir a través de una rigurosa clasificación. De ese
modo, será posible también realizar actividades de tratamiento conforme a las
necesidades particulares de cada segmento de internos.

C) Fortalecimiento del Vínculo Familiar del Interno


La familia es probablemente el mayor incentivo que el interno tiene en su
proceso de resocialización. Por ello, la administración penitenciaria no sólo debe
eliminar las barreras que impiden una adecuada relación, sino promover el
fortalecimiento de dicho vínculo. Sin respaldo familiar el proceso de reintegración es
mucho más complejo, por ello, en concordancia con este principio, se deben prohibir
los traslados intempestivos o arbitrarios (lanchadas) de internos a zonas distantes de
sus lugares de origen.

D) Fortalecimiento del Área de Tratamiento


Los servicios que los profesionales brindan en el área legal, social y psicológico
son fundamentales. En tal sentido, es necesario fortalecer dichas áreas, no sólo
incrementando el número de profesionales, sino dotándolas de ambientes adecuados y
herramientas pedagógicas necesarias.

E) Acciones de Trabajo y Educación


Tradicionalmente, las actividades laborales y educativas han sido esenciales en
el tratamiento penitenciario. Resulta necesario ampliar la oferta laboral y educativa, las
que deben ser diseñadas en base a un fuerte componente productivo;

112
Homosexuales, travestis, transexuales y bisexuales.
68

F) Respeto de los Derechos Fundamentales de las Personas Privadas de Libertad. El


interno tiene limitado su libertad ambulatoria y aquellos aspectos que naturalmente se
restringen con la detención. Por ello, es imprescindible no afectar aquellos derechos
que el privado de libertad tiene incólumes, y que no han sido afectados por la sentencia
condenatoria;

G) El Tratamiento Penitenciario debe vincularse a la seguridad ciudadana. El


tratamiento integral busca reducir las posibilidades de reincidencia del interno
liberado, y tal propósito lo vincula directamente con la seguridad ciudadana113.

Generalmente, cuando se abordan aspectos vinculados con la seguridad


ciudadana, su discusión se circunscribe a las actividades que realiza la Policía
Nacional, y a las que ejecutan algunos municipios y gobiernos regionales a través de
los serenazgos y organizaciones comunitarias. Ajeno a este debate ha estado el rol de
los establecimientos penitenciarios, especialmente los ubicados en Lima y Callao,
cuyas condiciones de detención han llevado a nuestro sistema penitenciario a una
situación contraria al principio constitucional de resocialización, que en reiteradas
ocasiones ha afectado seriamente el principio de autoridad 114.

Si las cárceles –especialmente los de gran dimensión y exacerbada


sobrepoblación- son esencialmente centros reproductores de violencia, un interno
primario ahí recluido, probablemente sea obligado -casi sin alternativa- a adoptar los
códigos y “valores” propios de la subcultura carcelaria 115. De este modo, no sólo se le
estará negando toda posibilidad de resocialización, sino que es altamente probable, que
al obtener su libertad, egresará capacitado en el arte del delito, con gran posibilidad de
reinsertarse con mayor facilidad al mundo de la delincuencia116.

113
La Regla Mínima 58 establece: “El fin y la justificación de las penas y medidas privativas de libertad son en
definitiva, proteger a la sociedad contra el crimen. Solo se alcanzará este fin si se aprovecha el período de
privación de libertad para lograr, en lo posible, que el delincuente una vez liberado no solamente quiera
respetar la ley y proveer a sus necesidades, sino también que sea capaz de hacerlo”

114
PEDRAZA SIERRA, Wilfredo: “La Cárcel y la Seguridad Ciudadana”. En Legal Express N° 55, Gaceta
Jurídica, Año 5, Julio 2005, pág. 171

115
GARCIA-BORES ESPÍ, Joseph María. La Cárcel, en Aguirre Bazán, Angel (Coord.), en Patios Abiertos y
Patios Cerrados. Psicología Cultural de las Instituciones, Edit. Boixareu Universitaria, Barcelona, 1995, pág.
100
116
PEDRAZA SIERRA, Wilfredo: “La Cárcel y la Seguridad Ciudadana...”op. cit. pág. 174
69

Para la sociedad, tal situación se traducirá en mayor incidencia delictiva, y por


tanto en inseguridad ciudadana, hecho que demuestra la existencia de una relación
armónica y perfectamente integrada entre la prisión, la reincidencia y el crecimiento de
la inseguridad ciudadana, que no puede ni debe ignorarse117.

H) El Tratamiento Penitenciario tiene estrecha relación con la Seguridad


Penitenciaria.- El tratamiento penitenciario juega un rol importante en la seguridad y
disciplina penitenciaria. No existe elemento más perjudicial para la seguridad
penitenciaria que una persona sin perspectiva de vida en la prisión. Por ello, el
tratamiento debe estar orientado a brindar al interno oportunidades laborales y
educativas, espacios de distensión, así como un ambiente adecuado, que con toda
certeza incidirán favorablemente en la seguridad del establecimiento.

I) El Tratamiento Penitenciario tiene Impacto en la Salud Mental del Interno y su


Entorno:
El deterioro en la salud mental de un privado de libertad, especialmente de los
sectores más vulnerables, es un grave problema que impacta directamente en las
familias y en la sociedad. Se trata de un problema invisible que en ocasiones se
expresa en la reincidencia o en violencia en el seno familiar o su entorno social. El
tratamiento integral, busca reducir los efectos de la violencia interna que es el factor
que más impacta en la salud mental del interno.

Como se puede observar, el Tratamiento Penitenciario Integral que se impulsa


en Perú, no sólo asume la perspectiva de resocialización en los términos tradicionales
de cambio de conducta del interno, sino, principalmente, en la introducción de
mecanismos destinados a evitar que la cárcel se constituya en un mecanismo de
desocialización o de mayor incidencia delictiva. Por ello, en perspectiva del nuevo
tratamiento, se pretende que una persona privada de libertad en un establecimiento
penitenciario, salga en libertad sin que haya asumido los “valores” de la subcultura
carcelaria, pues es altamente probable, que ello lo conducirá a la reincidencia. En otras
palabras, se pretende que el interno al salir de la prisión no lo haga en peores
condiciones conductuales de la que ingresó.

Es decir, el tratamiento penitenciario debe evitar también que la violencia


interna consustancial a toda prisión, cause un deterioro indeleble en el ciudadano. Por
ello, la rigurosa clasificación, las condiciones adecuadas de reclusión, y la posibilidad

117
Ibídem pág. 175
70

de ofrecer al interno un conjunto de habilidades que le permitan un mejor


desenvolvimiento en libertad son fundamentales.

En esa perspectiva, debe prestarse especial atención a los sectores de internos


con menor nivel de compromiso delictual. Para ello, además de buscar reducir los
efectos de la prisionización, se debe considerar que regularmente el interno es una
persona con diversas carencias, y que el encierro debe ser una oportunidad para
promover el desarrollo de alguna capacidad dormida por falta de oportunidad.

Mejorar la oferta laboral y educativa es fundamental, así como la práctica


constante de actividades de distensión, pues todas ellas incidirán en fomentar un nuevo
proceso de desarrollo personal del interno, distantes de los valores y conductas que
rigen la vida en las prisiones.

Importante recordar, que existe una tendencia natural del ser humano a
adaptarse a su entorno social. Aplicada tal situación a la vida cotidiana en una prisión,
el proceso de adaptación se producirá en desmedro de la sociedad, pues es probable
que tal proceso conduzca al interno a definir su opción por el delito. Por ello,
reiteramos, un tratamiento penitenciario adecuadamente articulado, no sólo debe estar
orientado a buscar cambios en la conducta del interno, sino a reducir los efectos de la
prisionización, que con toda certeza constituye el factor más nocivo de un
establecimiento penitenciario.

5.4. LA CLASIFICACIÓN PENITENCIARIA.


De acuerdo al Código de Ejecución Penal y su Reglamento, la clasificación de internos
puede ocurrir en dos momentos:

• En los establecimientos transitorios, donde una Junta Técnica de


Clasificación (conformado por un abogado, psicólogo y servidor
social) determina el establecimiento penitenciario donde será
recluido el interno, quien no podrá permanecer más de 24 horas en
el centro transitorio118

• En los establecimientos penitenciarios, donde el Órgano


Técnico de Tratamiento (conformado por un abogado, psicólogo y
118
Artículo 41º del RCEP. Asimismo se indica que dicho plazo puede ampliarse por
disposición judicial expresa o por razones de seguridad debidamente motivadas.
.
71

servidor social) luego de celebrar una de junta de clasificación y


en un plazo de 30 días, debe realizar un estudio integral y
formular un diagnóstico, pronóstico y programa de tratamiento119.

Por la naturaleza del Establecimiento Penitenciario del Callao, sólo se aplica la


segunda modalidad de clasificación, pues no existe en la jurisdicción un
establecimiento transitorio120.

A) La Clasificación Penitenciaria y la Asignación del Régimen Penitenciario.

En el penal del Callao, la clasificación está limitada a la asignación de una de


las etapas del régimen Cerrado Ordinario, tarea que corresponde a la Junta de
Clasificación. Como se ha anotado anteriormente, entre una etapa y otra no existen
sustanciales diferencias en cuanto al sistema de patio, visitas, comunicaciones o acceso
a los servicios penitenciarios.

En las actuales circunstancias, en el penal del Callao no se podría clasificar a un


interno en el Régimen Cerrado Especial. Para ello, se requerirá previamente que la
autoridad central del INPE autorice la implementación de dicho régimen en un sector
del penal.

B) La Clasificación Penitenciaria Y La Ubicación Del Interno En Pabellones:

El objetivo central de la clasificación debe ser la adecuada ubicación del lugar


de reclusión del interno. La segmentación de la población penitenciaria, como
consecuencia de la clasificación, constituye un tema de especial importancia para
garantizar la seguridad del penal y la de los internos. Por ello, es imprescindible
clasificar a los internos buscando evitar que los sectores más vulnerables de la
población penal puedan ser agredidos. Por ello, y aún cuando la norma no lo prevé
expresamente, resulta razonable incluir en este proceso la opinión del personal de
seguridad.

C) La Clasificación y el Tratamiento Penitenciario:

119
Artículo 97º del RCEP.
120
A nivel nacional el único Establecimiento Penitenciario Transitorio es el de Lima, conocida comúnmente
como la Carceleta.
72

Conforme al Código de Ejecución Penal toda persona conducida a un


establecimiento penitenciario debe ser clasificada. En perspectiva del tratamiento
penitenciario, sólo una adecuada clasificación de los internos, podrá permitir que el
personal de tratamiento desarrolle sus actividades con mayor normalidad y en un
ambiente que propicie el camino hacia la resocialización.

De hecho, la infraestructura penitenciaria juega un rol importante en la


clasificación, pues el nivel de conservación o deterioro de la misma hará posible o
impedirá una real segmentación. En tiempos de hacinamiento exacerbado y de falta de
infraestructura en buen estado, el uso adecuado de la infraestructura disponible es una
necesidad fundamental, pues su empleo debe estar estrechamente relacionado con el
tratamiento. En esa dirección, la adopción de criterios básicos de separación,
especialmente de los jóvenes reclusos de aquellos que ya optaron por la delincuencia,
constituye una obligación primaria.

Sobre el particular, la declaración de “Principios y Buenas Prácticas sobre la


Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas” resalta la
importancia de realizar una real separación entre internos.

“Separación de categorías: Las personas privadas de libertad pertenecientes


a diversas categorías deberán ser alojadas en diferentes lugares de privación
de libertad o en distintas secciones dentro de dichos establecimientos, según
su sexo, edad, la razón de su privación de libertad, la necesidad de protección
de la vida e integridad de las personas privadas de libertad o del personal,
las necesidades especiales de atención, u otras circunstancias relacionadas
con cuestiones de seguridad interna.
En particular, se dispondrá la separación de mujeres y hombres; niños, niñas
y adultos; jóvenes y adultos; personas adultas mayores; procesados y
condenados; y personas privadas de libertad por razones civiles y por
razones penales…”121

Se supone que al momento de la clasificación se debería formular los


lineamientos básicos del programa de tratamiento. Por ejemplo, determinar las pautas
educativas y laborales necesarias, la prioridad en el acceso a los servicios
penitenciarios, y su nivel de vulnerabilidad.

Al respecto las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (Regla 67)
señalan que los fines de la clasificación deberán ser:

121
Principio XIX
73

• Separar a los reclusos que por su pasado criminal o su mala


disposición, ejercerían influencia nociva sobre sus compañeros de detención; y,
• Repartir a los internos en grupos, a fin de facilitar el tratamiento
encaminado a su readaptación social.

5.5. PROTECCIÓN DE GRUPOS VULNERABLES

La prisión afecta de manera distinta a los privados de libertad. Por ello, es


imprescindible identificar a los internos que puedan considerarse vulnerables, debido
a alguna cualidad personal como la edad, opción sexual, capacidad física o
psicológica, condiciones de salud u otro similar, que los pueda hacer proclives a
maltratos físicos o psicológicos o trato discriminatorio por parte de otros internos o las
autoridades. La identificación de dichos segmentos, debería permitir la
implementación de acciones de protección a favor los internos.

A) Los Jóvenes Privados de Libertad:

El Banco Mundial en su informe sobre “El Potencial de la Juventud: políticas


para jóvenes en situación de riesgo en América Latina y el caribe 122, señala que
América Latina registra la mayor tasa de homicidios de hombres entre 15 y 29 (69 por
cada 100,000 habitantes), siendo más acentuada esta tendencia entre la población de
las comunidades urbano pobres.

La ciudad de Lima, cuya población bordea los 8 millones de habitantes, es


considerada como una de las ciudades más peligrosas de América Latina, ubicándose
en el último rango de ciudades junto a Río de Janeiro, Medellín, Calí, México DF y
Caracas. Durante el 2001, se habían registrado en Lima 1,700 homicidios, 32,000
hurtos y 28,000 robos.

Esta expresión de violencia ha generado una creciente percepción de


inseguridad ciudadana entre la población, que solicita a los operadores del sistema
penal, mayores medidas de control y represión del crimen violento, provocando
incluso el surgimiento de iniciativas organizadas de autodefensa comunitaria. Si bien
es necesario implementar acciones contra la delincuencia, es importante guardar el
equilibrio suficiente para no asumir como única respuesta la acción policial, que en
ocasiones limita su actuar a la ideología del orden y la seguridad. El incremento del

122
BANCO MUNDIAL. “El Potencial de la Juventud: políticas para jóvenes en situación de riesgo en
América Latina y el Caribe
74

poder policial con medidas destinadas a la inocuización, tienen gran impacto mediático
y social, pero largo plazo, resultan contraproducentes.

Por ello, las medidas “estrictamente retributivas”, de “mano dura” o “tolerancia


cero”, no han sido efectivas desde una perspectiva de política pública. En el citado
informe del Banco Mundial, se afirma que “no han demostrado tener efectos en reducir
las conductas de riesgo entre los jóvenes”, por cuanto los factores que están asociados
a la comisión de delitos por parte de los jóvenes, están referidos a problemas de acceso
a oportunidades y a variables de abandono escolar, falta de trabajo, pobreza, exclusión
y consumo de drogas. Se trata entonces de grupos sociales en las que se tiende a
observar grandes desventajas en sus “procesos de socialización” y en el “ejercicio
pleno de su derecho al desarrollo de su personalidad”.

Por ello, una de las recomendaciones más importantes que se establece en torno
al problema de los jóvenes vinculados a la violencia, es crear estrategias orientadas a
su “inserción social”, que tenga como eje central respaldar a los jóvenes que han sido
víctimas de su propia conducta negativa a fin de recuperarlos y ayudarlos a que
retomen un camino seguro y productivo hacia la adultez. Más que castigar la conducta
de riesgo, se recomienda hacer hincapié en promover su desarrollo humano.

Un joven en prisión, por su condición de vulnerabilidad, es probablemente la


persona que con mayor facilidad asuma los “valores” de la cárcel, optando con ello la
delincuencia como medio de vida; sin embargo, y al otro extremo de esa hipótesis, es
también la persona con mayores probabilidades de resocialización, precisamente por
encontrarse en proceso formativo.

B) Internos Adultos Mayores:

Como hemos señalado en los párrafos anteriores, la privación de libertad causa


impacto diverso en las personas123, en atención a su perfil criminógeno, su estado de
salud y su edad. Sin duda, las personas consideradas “adultos mayores”, pertenecen a
ese segmento vulnerable.
Se denomina adultos mayores a toda persona mayor de 60 años, que de acuerdo al
mantenimiento de sus capacidades pueden clasificarse en tres grandes grupos 124:

123
García Bores Espí, Josph Maria, El impacto carcelario, en Bergalli (coord.) Sistema Penal y Problemas
Sociales, Edit.Tirant Lo Blanch; Valencia, 2003, pág 400
124
Lineamiento Nº 001-2006INPE/OGT. Aprobado Mediante R.P. Nº 146-2006-INPE/P. Punto 4.1.
75

• Adulto mayor autovalente.- Aquella persona capaz de valerse por


sí misma dentro de las limitaciones propias de un envejecimiento normal;

• Adulto Mayor Frágil.- Persona que tiene algún tipo de


disminución en sus funciones psicosociales y fisiológicas que lo convierte en
vulnerable o susceptible; y,

• Adulto Mayor Dependiente o Postrada. Aquella persona que


tiene una pérdida sustancial del estado de reserva fisiológico, asociada a una
restricción o ausencia física o funcional que limita o impide el desempeño de las
actividades de la vida diaria.

Un adulto mayor que tiene reducida su capacidad física, demanda usualmente


mayor atención médica y mejores condiciones de detención. Por ello, en salvaguarda
de la dignidad e integridad personal de los adultos mayores, es importante la adopción
de acciones que promuevan su bienestar físico y emocional, con la finalidad de reducir
el impacto negativo de la prisión.

5.6. INTERNOS PRIMARIOS:


El ingreso de un interno primario (primer ingreso) a un establecimiento
penitenciario, especialmente por un delito de características no violentas, lo expone a
un conjunto de potenciales peligros físicos y emocionales que pueden marcar
definitivamente su vida.

Estos riesgos pueden resumirse en:

• Agresiones de parte de otros internos, que puede ir desde


insultos, malos tratos, extorsiones, agresiones físicas, sexuales hasta atentados contra
su vida. En la escala social existente al interior de un ambiente penitenciario, los
internos primarios, especialmente si son jóvenes, ocupan uno de los últimos peldaños.

• Muchos internos primarios realizan actividades delictivas como


trasfondo de carencias materiales o desordenes de conducta producto de múltiples
problemas, que al no ser atendidos por la administración penitenciaria, pueden
exacerbarse.
76

• Están expuestos a un ambiente donde el mandato resocializador


es incumplido sistemáticamente, y lo más probable es que el conocimiento que vaya a
adquirir es el de la criminalidad, tanto en técnicas delictivas como los valores y
principios que rigen a un grupo criminal. En el contexto carcelario, el primario y si
joven más aún, no tiene mucha capacidad para rechazar ese esquema, pues puede ser
objeto de mayores agresiones. La recreación de la subcultura delincuencial hace que el
primario paulatinamente considere tales prácticas como normal, y los asuma
progresivamente.

• Finalmente, el paso por la prisión puede marcarlos


negativamente para acceder a una actividad lícita laboral. Es necesario considerar que
uno de los sectores sociales más vulnerables frente al desempleo en nuestro país son
los jóvenes. El paso por un establecimiento penitenciario conlleva una gran desventaja
frente al resto de sus coetáneos.

Todo ello permite afirmar que los internos primarios constituyen un sector
especialmente vulnerable de la población penal, y también el segmento con mayores
posibilidades de resocialización.

5.7. INTERNOS CON DISCAPACIDAD:


Se considera una persona con discapacidad quien tiene una o más evidencia de
pérdida significativa de alguna o algunas de sus funciones físicas, mentales o
sensoriales, que impliquen la disminución o ausencia de la capacidad de realizar una
actividad dentro de formas o márgenes considerados normales, que limita su
desempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para
participar equitativamente dentro de la sociedad125.

Por ello, una persona con discapacidad privada de libertad, forma parte de los
sectores vulnerables de la población penal.

La Ley General de la Persona con Discapacidad establece que toda persona con
discapacidad tiene derecho a acceder a los servicios de salud del Ministerio de Salud,
debiéndosele brindar una atención especial126. Las prótesis, aparatos ortopédicos,
medicinas, drogas y toda ayuda compensatoria para la rehabilitación física de las

125
Artículo 2º de la Ley 27050. Ley General de la Persona con Discapacidad.

126
Artículo 16º de la Ley N° 27050.
personas con discapacidad, serán proporcionados por los servicios de medicina física
del Ministerio de Salud, con el apoyo y coordinación del CONADIS127.

5.8. MINORÍAS SEXUALES:


Los internos que pertenecen a las minorías sexuales (Gays, Bisexuales,
Travestís y Transexuales) son clasificados según los criterios generales.
Sin embargo, para su ubicación dentro del establecimiento penal debe
considerarse su vulnerabilidad pues pueden ser víctimas de agresiones de los demás
internos, sin que ello suponga formas veladas de aislamiento. Las minorías sexuales
son potenciales víctimas de abusos sexuales e incluso de prostitución forzada.

5.9. VULNERABILIDAD POR RAZONES DE SALUD


A) Internos con VIH/SIDA:
En VIH/SIDA en los establecimientos penales es una realidad. Es innegable las
prácticas de comportamientos de alto riesgo para el contagio como relaciones sexuales
sin protección, y el uso de inyectables para el consumo de drogas, entre otros. El penal
del Callao no está exento de tales prácticas.

B) Internos con TBC


El hacinamiento en los establecimientos penitenciarios, la no detección de la
enfermedad y el manejo inadecuado de los pacientes, constituyen las principales
causas del incremento de los niveles de contagio de la Tuberculosis (en adelante TBC)
en los establecimientos penitenciarios de gran dimensión como es el caso del penal del
Callao.

C) Internos con enfermedades terminales:


Los establecimientos penitenciarios no son ajenos a la presencia de internos con
enfermedades en fase avanzada, estado que generalmente se agudiza por las
limitaciones en la atención de salud que tienen los penales.

D) Internos con problemas psiquiátricos:


Los internos con problemas psiquiátricos no deberían ser recluidos en un
establecimiento penal; sin embargo, ello es una realidad por falta de capacidad de
atención del sistema de salud mental pública.

5.10. INTERNOS VULNERABLES POR RAZONES DE SEGURIDAD


PERSONAL

127
Artículo 18.1de la Ley N° 27050.
78

A) Por Colaboración Eficaz o Arrepentimiento: Se trata de internos acogidos a la


Ley de Arrepentimiento por Terrorismo o a la Ley de Colaboración Eficaz
(tráfico de Drogas, corrupción, etc.). Como se ha venido realizando hasta ahora,
es necesario garantizar su separación con el resto de la población penal a fin de
resguardar su vida e integridad personal.

C) Por el Tipo de Delito Cometido: La comisión de ciertos delitos, especialmente


los que afectan la libertad sexual de menores de edad, demanda de la
administración penitenciaria la implementación de medidas de seguridad para
evitar maltratos físicos, violación e incluso la muerte del interno.

D) Por su Procedencia: Las personas privadas de libertad que pertenecen o han


pertenecido a las Fuerzas Policiales o Fuerzas Armadas, requieren también de
ambientes de reclusión que los separe de la población penal general.

Se trata de medidas de protección, pues son segmentos de internos proclives a


maltratos por parte de los internos.

5.11. TRABAJO PENITENCIARIO:

Es el tema que abordaremos más adelante y con mayor detalle, dado cuenta que
pensamos que el trabajo es el quid de la resocialización del preso (penado).

El estudio del trabajo penitenciario y la formación profesional requiere


previamente una idea concisa de los límites y contenido de estas expresiones para
poderla distinguir de otro tipo de actividades que el recluso desarrolla en la prisión.

Por trabajo penitenciario se entiende aquella actividad por la que una persona
puede no sólo lograr unos medios materiales para su existencia independiente, sino
también encontrar una autonomía satisfactoria y un reconocimiento por parte de los
demás. La formación profesional es también un conjunto de actividades orientadas a
preparar a una persona y a dotarla de medios mejores para que pueda desarrollar un
determinado trabajo.

Si bien se establece que la actividad laboral debe desarrollarse preferentemente


con internos sentenciados, desde la perspectiva del tratamiento, resulta aconsejable
que esta actividad se realice desde el inicio de la detención.
79

En la legislación el trabajo es un deber y un derecho del interno, al cual debe


acceder de manera adecuada, razón por la cual, la autoridad penitenciaria tiene la
obligación de promover una razonable oferta laboral. En el caso del E.P. del Callao, es
necesario ampliar la oferta de trabajo que se ofrece en los pocos talleres que existen
actualmente.

Algunas consideraciones que se deben tener respecto al trabajo son las


siguientes128:

• No puede ser utilizado como una forma de sanción disciplinaria, ni


tener carácter aflictivo o atentar contra la dignidad del interno;

• Los encargados del trabajo penitenciario deben dinamizar la oferta


laboral dentro del establecimiento penitenciario;

• Los criterios para el acceso de un interno a una actividad laboral son: la


aptitud y calificación personal, en tanto sean compatibles con la seguridad
penitenciaria. La capacidad del interno y su preparación previa debe ser considerada
para determinar qué tipo de actividad laboral que desarrolle. En tanto sean posibles los
internos deben escoger la clase de trabajo que deseen realizar;

• Las condiciones de trabajo deben garantizar la seguridad e higiene


laboral. Dichas labores no pueden hacer peligrar la salud o integridad del interno. Las
consideraciones médicas deben ser ponderadas para evitar afecciones en la salud de los
internos. La seguridad debe incluir también el adecuado mantenimiento de los equipos,
maquinarias, instalaciones, materiales y cualquier otro elemento relacionado con la
actividad laboral;

• No debe discriminarse a los internos en el acceso al trabajo. Si bien


muchos trabajan regularmente para acceder a un beneficio penitenciario, esta
posibilidad no debe ser el único criterio para ocupar las plazas disponibles. Los
internos vinculados a delitos que tengan prohibido beneficios penitenciarios, deben
acceder a dichas plazas en las mismas condiciones que los primeros. Actuar de otro
modo, constituirá una forma de discriminación; por ello, la inscripción de los internos
en el área de trabajo penitenciario debe ser imparcial, sin discriminación y bajo el

128
Estas consideraciones se encuentran recogidas en la legislación nacional así como la internacional, como el
caso de las Reglas Mínimas (Regla Mínima Nº 71).
80

estricto cumplimiento de los procedimientos establecidos por las normas y directivas


vigentes. Deben de participar todos los internos, procesados o sentenciados, con
derecho o no a beneficios penitenciarios;

• El personal del área de trabajo debe realizar un estricto control


de las actividades laborales del interno, pues el registro tiene especial importancia para
el cómputo de la redención de pena, lo que podría generar un espacio potencial para
actos de corrupción.

• El personal de trabajo debe entregar al interno la constancia


correspondiente, cuando ejecute la retención legal por derecho de trabajo; y,

• El trabajo penitenciario no debe implicar una explotación laboral


del interno.

Como lo señala el documento Diseño de Políticas Penitenciarias del INPE,


siendo lo óptimo que el interno acceda a un trabajo remunerado, la autoridad
penitenciaria debe promover el apoyo de las entidades externas públicas y privadas, así
como desarrollar proyectos laborales en los que puedan acceder a un trabajo
remunerado, considerando como grupo prioritario a los internos de menores recursos.

Respecto a la comercialización de los productos producidos por los internos, es


importante que la autoridad penitenciaria los apoye en la venta de los mismos, para
ello deberá coordinar con instituciones públicas y privadas129.

Finalmente, un aspecto de especial importancia es la necesaria orientación que


los internos deben tener respecto al mercado laboral, a través de charlas brindadas por
profesionales del INPE o de otra institución. Esta información será útil para la
selección adecuada de la actividad laboral que el interno decida iniciar dentro del
establecimiento.

5.12. LA EDUCACIÓN PENITENCIARIA:


Una de las características de la población penitenciaria es el bajo nivel escolar,
y mucho más de la educación superior. Ello afecta también la posibilidad de obtener
un puesto de trabajo o de desenvolverse adecuadamente en libertad. En este punto

129
Como lo indica el documento Diseño de Políticas Penitenciarias.
81

debe recordarse que regularmente existe un desfase entre la entre el nivel de educación
señalado en la documentación personal del interno y el nivel real de conocimiento.

La legislación es clara al determinar que la administración penitenciaria está


obligada a realizar programas de alfabetización, brindar instrucción básica primaria y
secundaria gratuita a todos los internos que lo necesiten. Ello en virtud al mandato
constitucional que establece que dichos niveles educativos son obligatorios y deben ser
brindadas por el Estado de forma gratuita130.

Por su parte el CEP establece que en los establecimientos penitenciarios se debe


promover la educación del interno para su formación profesional o capacitación
ocupacional131.

El servicio educativo debe ser brindado a todos los internos que lo demanden,
en consideración a sus necesidades y a la capacidad de las instalaciones educativas del
establecimiento.

La administración penitenciaria debe promover la educación técnica del interno


como medio de preparación para la vida en libertad. En este aspecto debe considerarse
la necesidad del mercado laboral, a fin de priorizar aquellas labores que posibiliten al
interno acceder a una 132actividad lícita al obtener su libertad. Por ello, ampliar la
capacidad del Centro de Educación Técnica Productiva (CETPRO) en el
Establecimiento Penitenciario del Callao, es una necesidad básica.

Al igual que en el caso del trabajo, la educación constituye un deber para el


interno, pero al mismo tiempo un derecho que puede ser exigido a la autoridad
penitenciaria. Como en el caso anterior también, el adecuado control de la actividad
educativa es una obligación, pues puede dar origen a una disminución del tiempo de

130
Vid art. 13 de la CPPp que prescribe: “La educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la
persona humana. El Estado reconoce y garantiza la libertad de enseñanza…” y en concordancia con el
artículo 14 de la CPPp prescribe que: La educación promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica
de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara para la vida
y el trabajo y fomenta la solidaridad.[...]”.y finalmente en el primer párrafo del art.17 de la CPPp establece
que: “La educación inicial, primaria y secundaria son obligatorias. En las instituciones del Estado, la
educación es gratuita. En las universidades públicas el Estado garantiza el derecho a educarse
gratuitamente a los alumnos que mantengan un rendimiento satisfactorio y no cuenten con los recursos
económicos necesarios para cubrir los costos de educación […]”.
131
Artículo 17º de la Constitución Política del Perú. Este planteamiento es señalado en el documento
Diseño de Políticas Penitenciarias
132
Artículo 69º del CEP.
82

condena en virtud al cómputo de la redención de la pena por el estudio. Es necesario


reiterar el concepto expresado para el caso del trabajo: la autoridad penitenciaria debe
conceder la posibilidad del estudio aún cuando el interno no tenga derecho al beneficio
de redención por esta actividad.

La educación de nivel universitario, y las actividades académicas bajo la


modalidad de educación a distancia son áreas que se deben de promover, pues se trata
de actividades virtualmente ajenas al penal del Callao.

La lectura como medio de formación y distracción es fundamental en un


establecimiento penal. Por ello, la implementación de bibliotecas en cada uno de los
pabellones o una central para todo el establecimiento es importante. Para ello, se puede
solicitar la participación de instituciones públicas como la Biblioteca Nacional o de la
sociedad civil.

Es evidente que el contenido educativo y formativo no se agota con lo señalado,


por lo que es necesario el desarrollo de otras expresiones culturales y deportivas como
parte del tratamiento penitenciario, como el teatro, el cine, la música, el canto, la
poesía, la pintura, el fisicoculturismo, entre otras actividades, en la que el penal del
Callao ha tenido siempre activa participación. Estas actividades no deben ser
consideradas solo como recreativas, sino como parte de la formación integral de la
persona.

5.13. LOS SERVICIOS PENITENCIARIOS:


A) Asistencia Legal: Los abogados del área legal deben de brindar asesoría legal
gratuita, dando atención prioritaria a los internos con menores recursos133.
La norma asigna a los abogados un conjunto de funciones 134, en base a los cuales
formulamos los siguientes comentarios:

• La defensa legal de quienes no cuenten con capacidad


económica para contratar un abogado defensor, puede implicar una superposición con
la labor de los abogados del Sistema Nacional de Defensa de Oficio. Por ello, en el
caso del Establecimiento Penitenciario del Callao, estimamos conveniente que los
133
Artículo 89º del CEP.

134
Artículo 140 y 141 del RCEP.
83

abogados del Área Legal se ciñan a brindar orientación legal absolviendo consultas
(sin realizar defensa en procesos judiciales), así como a realizar evaluaciones con fines
de beneficios penitenciarios y gracias presidenciales.

• Se les debe facultar expresamente a solicitar a los órganos


administrativos del INPE y dependencias del Poder Judicial, la expedición de
documentos con fines de beneficios penitenciarios o gracia presidencial.
Especialmente las destinadas a obtener copias de sentencias y testimonios de
condenas.

• Es necesario mejorar la atención a los internos, especialmente


en la observación de plazos para la elaboración de informes vinculados con los
beneficios penitenciarios.

• La función de brindar asesoría a la administración penitenciaria


es una tarea relevante, por cuanto en muchas ocasiones la opinión legal determina una
decisión administrativa que puede conceder o restringir derechos. Por ello, es
necesario que los abogados que cumplen esa función tengan la debida capacitación en
materia de administración.

• La difusión de los alcances de la normatividad penal y


penitenciaria es también una labor que deben de cumplir los abogados de un penal.
Considerando la magnitud y complejidad de dicha tarea, es necesario que el Área
Legal realice coordinaciones con instituciones y expertos que puedan coadyuvar con
dicho propósito.

• Es importante tener presente que la opinión emitida por un


integrante del Área Legal, es considerada como una posición institucional. Por ello, la
capacitación debe ser una actividad constante.

• En el penal del Callao, sólo existen tres abogados, lo que hace


imprescindible que se adopten medidas para incrementar su número.

B) Asistencia Psicológica: La legislación establece con claridad que el Área de


Psicología debe realizar el estudio de la personalidad del interno y aplicar los métodos
adecuados para alcanzar los fines del tratamiento135.

135
Artículo 92º del CEP.
84

La realidad observada en el Establecimiento Penitenciario del Callao -como en


la mayoría de penales del país-, evidencia que no se realizan estudio individualizados
de los internos, sino cuando lo requieren para tramitar un beneficio penitenciario.

Por ello, en la práctica los 7 profesionales en dicha materia priorizan los


informes para la tramitación de los beneficios penitenciarios, los cuales en ocasiones
no tienen como fundamento un seguimiento individualizado de los avances o
retrocesos en el tratamiento, sino una evaluación fugaz.

Por ello, más allá de las funciones establecidas por la legislación 136, se requiere
potenciar el Área para que se garantice una mínima atención individualizada de los
internos, con especial énfasis en los internos con problemas de salud mental y aquellos
que cometieron delitos especialmente violentos o los de violación sexual. Dentro de
ese contexto, el desarrollo de las siguientes actividades resulta prioritario:

• La observación y diagnóstico de cada interno al ingresar al


penal, en base al cual se diseñe su tratamiento y su posterior seguimiento.

• El diagnóstico y tratamiento debe de incluir técnicas individuales


y grupales, e involucrar a los familiares del interno, aunque no se debe limitar su
aplicación en perspectiva de tratamiento, sino también de soporte psicológico.
• Coordinación con instituciones públicas y privadas a fin de
brindar apoyo psicológico a la comunidad penitenciaria, con conocimiento del Órgano
Técnico de Tratamiento.

C) Asistencia Social: El objetivo del servicio social es desarrollar acciones que


permitan mantener relaciones entre el interno y su familia 137.El Área es importante,
pues deben de promover el fortalecimiento de los pocos vínculos que el interno tiene
con la sociedad, sus amigos y familiares, quienes constituyen el soporte real para una
posible reinserción cuando el interno es puesto en libertad.

La relevancia de este servicio se puede notar también en el reconocimiento que


los internos realizan a los profesionales del servicio social.

5.14. OTRAS ACTIVIDADES QUE FORTALECEN EL PROCESO DE


RESOCIALIZACIÓN:
136
Artículos del 143° al 146° del RCEP.
137
Artículo 89º del CEP y artículo 138° del RCEP.
85

Las personas privadas de libertad han expresado siempre su interés por participar
en múltiples actividades organizadas por la administración penitenciaria. En ocasiones
con fines de tratamiento y en otras por simple distensión. Por ello, es importante que
se continúe promoviendo actividades en la que los internos chalacos, han venido
participante activamente desde hace varios años, así:
• Exposición de Arte;
• Concurso de Fisicoculturismo;
• Celebración del Día del Adulto Mayor;
• Concurso de Gastronomía Internacional;
• Copa Chalaca de la Rehabilitación;
• Concurso de Teatro;
• Concurso Melodías de Libertad.

6. LA RESOCIALIZACIÓN EN EL SISTEMA PENITENCIARIO DE PERU.


86

6.2. DEFINICIÓN DE RESOCIALIZACIÓN.

El vocablo resocialización ha sido y continúa siendo objeto de críticas. En


Alemania se ha señalado que carece de contenido o significado propio y que la
polémica sobre el mismo oculta sus fines reales.138 Ya desde el siglo XVIII la doctrina
científica se ocupó del problema de si la ejecución de la pena ha de servir sólo a la
mejora jurídica (actualmente, programa resocializador mínimo) o, también, a la mejora
moral (programa resocializador máximo) del delincuente. 139 Puede afirmarse que
encuentra su consagración en la ejecución de las penas y medidas de seguridad
privativas de libertad, y no así en la teoría de los fines de la pena. 140 Suele entenderse
también como sinónimo de prevención especial.141
138
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA. Estudios penales. Pág. 24 y ss. Cita a NAUCKE, W., y al profesor
MUÑOZ CONDE, F., La resocialización y tratamiento del delincuente en los establecimientos penitenciarios
españoles, en La Reforma Penal, Madrid, 1982, Pág. 107

139 139
MIR PUIG, Carlos. Derecho Penitenciario. El Cumplimiento de la pena privativa de la libertad,
Barcelona, 2011, pág 63

140 140
MIR PUIG, Carlos. Derecho Penitenciario…2011, op cit. pág. 64

141
FRANCISCO MUÑOZ CONDE, “La resocialización del delincuente. Análisis y crítica de un mito”. op.cit.
pág.4
87

Se trata de un vocablo importado. Es peligroso que el entusiasmo en la idea de


resocialización haya sido hasta tal punto acrítico que nadie sepa muy bien lo que se
quiere decir con ella. 142

En efecto, un término tan impreciso como el de resocialización ha conseguido


una fulminante e impropia o inapropiada acogida. El numeral 22 del Art. 139º de la
CPPp reza:

“El principio del régimen penitenciario tiene por objeto la


reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la
sociedad”.

La norma constitucional no hace referencia a las penas, ni a su ejecución, ni a


las medidas, sino al objetivo del régimen penitenciario; a pesar de constituir uno de los
derechos fundamentales de la persona de los internos, esenciales para la ejecución de
la pena privativa de libertad; además, complica y distorsiona el problema con
declaraciones inexactas (cuando dice que el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado; objeto, pues, no de las
penas y medidas, sino de la actuación de las Instituciones penitenciarias). Sin embargo,
la propia Exposición de Motivos del CEP a continuación identifica resocialización
como objetivo fundamental del Sistema Penitenciario, a través de un tratamiento
científico, de un modo que coincide con formulaciones legales de otros países.

Ciertamente, en nada beneficia la inseguridad conceptual. Empero más


inoportuno parece, incluso, acoger el vocablo resocialización sin la necesaria crítica
previa y discusión, ahora que se encuentra dicho concepto en crisis.

Antes de conocer en concreto el contenido de la resocialización, creemos que es


necesario referirnos muy sucintamente, en un sentido preventivo, a la prevención
especial.

Como ya expresáramos ut supra la prevención especial tiene como fin la lucha


contra la delincuencia por medio de la intervención directa sobre el penado. Esta
actividad se desarrolla básicamente con una doble orientación: bien sea motivando al
delincuente a comportarse de acuerdo con la ley; bien, reduciendo total o parcialmente
por medio del aislamiento las posibilidades de cometer un delito (inocuización). En el
primer caso, cuando se actúa motivando al sujeto, este puede verse estimulado a vivir
142
Ibídem pág. 5
88

conforme a la ley a través de dos vías diferentes: negativamente, por medio de la


intimidación que conlleva todo castigo (disuasión); y, positivamente, por medio del
conocimiento y estimación de los valores sociales amparados por las normas penales,
lo que lo capacita para poder vivir en conformidad con dichas normas e integrarse en
la comunidad jurídica (resocialización). SANTIAGO MIR PUIG citando a VON
LISZT, señala que éste encuentra una triple respuesta que, a su vez, conforma el
concepto de prevención especial: resocialización, intimidación e inocuización. 143

La doctrina no ha mostrado uniformidad a la hora de conjugar estas tres formas


de intervención. Al respecto, BACIGALUPO, refiriéndose a LISZT, de quien procede
el concepto de prevención especial, entiende que cada una de ellas se aplicaría a un
tipo de delincuente; de suerte que, mientras que la resocialización serviría para el
delincuente corregible, la disuasión lo sería para el ocasional y la inocuización para los
que fueran habituales.144 Sin embargo, hoy día se entiende que estos tres elementos no
se encuentran en una relación de igualdad, como parece en el pensamiento de LISZT,
sino que la resocialización vendría a ser preferente frente a los otros dos, llegándose
incluso a confundir resocialización con prevención especial.145

Este cambio en la conjugación de los tres elementos se debe al difícil acomodo


que encuentra el concepto de resocialización junto a los otros dos, porque, a nuestro
juicio, la resocialización se ha engrosado a base de dar entrada dentro de este mismo
concepto a elementos que nada tienen que ver con la problemática preventiva.

Es frecuente que se considere que ha influido la resocialización cuando se


tiende a paliar la pena debido al principio de humanización o de intervención
mínima.146
143
SANTIAGO MIR PUIG. Derecho Penal. PG. 4ª edición. Barcelona, 1996. Pág. 52 y ss., GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA. Estudios, cit., Pág. 23. Asimismo, el mismo autor citando a SHULER-SPRINGORUM, refiere
que éste plantea una tesis en el sentido de que la pena no ha de infligir males innecesarios, por ser un mal
suficientemente destructivo en sí, justificándose su ejecución resocializadora, ya no en defensa de la
sociedad, ni en el de la restauración del orden jurídico.
144
ENRIQUE BACIGALUPO. Principios de Derecho Penal. PG. 5ª edición. Madrid, 1998.Pág. 11 y ss.
Al respecto, el término de prevención especial, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA. Estudios, cit., Pág. 23:
refiere que el mismo ha sido utilizado por SCHÖNKE SCHRÖDER entre otros.
145
FRANCISCO MUÑOZ CONDE, “La resocialización del delincuente. Análisis y crítica de un mito ”.
op.cit. pág. 3

146
Asimismo, a nadie se le ocurre pensar, por ejemplo, que la resocialización pudiera reclamar en determinados
casos que se imponga una pena en el límite máximo señalado por la culpabilidad, por el contrario, se piensa
que ésta viene siempre a atenuar las medidas penales establecidas conforme a otros fines.
89

La identificación entre resocialización y prevención especial plantea también


algunos problemas de orden dogmático como es el de determinar si la prevención
especial debe orientar todas las modalidades penales o exclusivamente las penas
privativas de libertad. En efecto, en el CP no se hace referencia a los fines de la pena
de prisión, habría que entender que la prevención especial sólo se refiere a este tipo de
pena (CP Título Preliminar, Artículo IX .- La pena tiene función preventiva, protectora y
resocializadora). Asimismo, igual solución ofrecen aquellos que piensan que
resocialización y prevención especial son una misma cosa. Así, por ejemplo, MIR
PUIG afirma que las penas no privativas de libertad no tienen prevista en el Derecho
una forma de ejecución inspirada de forma particular en la prevención especial:
ninguna de ellas se ajusta a un programa resocializador.147

Por tanto y siguiendo el orden de ideas, nos encontramos con que prevención
especial es un conglomerado de elementos discordantes entre sí y que a su vez influye
de muy diferentes maneras en cada una de las instancias del sistema penal. 148

Sólo tras una reestructuración del concepto de prevención especial podremos


obtener una clarificación sobre su contenido, esto sucede, a nuestro entender, por las
dos siguientes consideraciones: 1º Es necesario separar del concepto de resocialización
todos aquellos componentes que no se dirijan directamente hacia la prevención. De
esta forma nos encontraremos con dos conceptos de resocialización: preventivo y
penitenciario. Tan sólo el primero de ellos seguirá formando parte de la prevención
especial, mientras que el 2º se convierte en un principio de humanización de la
ejecución de la pena privativa de libertad, materializando en el ámbito penitenciario el
principio de intervención mínima (reclamando un comportamiento externo del sujeto
acorde con la legalidad penal).149
147
MIR PUIG, S. Introducción a las bases del Derecho penal. Concepto y método. Barcelona, 1976, pág. 103.
Es decir, que cuando por su propia naturaleza una pena no puede ejecutar un programa resocializador, ésta no
orienta su ejecución hacia la prevención especial. No obstante, esta solución no corresponde a la idea
originaria de prevención especial que, como henos visto, abarca tres elementos de los cuales al menos uno,
intimidación, es imaginable en cualquier modalidad de la pena. Desde esta óptica la prevención especial
afecta a cualquier pena, lo único que puede suceder es que frente a algunas de ellas la prevención especial no
se muestre más que en su aspecto intimidatorio. Creo que con toda razón que no se trata de prevención
especial sino de prevención general.

148
MAPELLI CAFFARENA, B. “Principios fundamentales del sistema penitenciario español”. Barcelona
1983. Pág. 143.

149
BACIGALUPO, Enrique. Principios de Derecho Penal. PG. 5ª edición. Madrid, 1998, Pág. 11 y ss.
6.2 EL DERECHO AL TRABAJO DEL PRESO:

El estudio del trabajo penitenciario y la formación profesional requiere


previamente una idea concisa de los límites y contenido de estas expresiones para
poderla distinguir de otro tipo de actividades que el recluso desarrolla en la prisión.

El trabajo penitenciario es una de las herramientas básicas para el tratamiento,


por ello, la administración penitenciaria tiene la obligación de promover su desarrollo
con la participación de la sociedad. En la mayoría de penales la administración
penitenciaria ha instalado talleres de diversa especialidad, 150 aunque la demanda
supera largamente la disponibilidad. Por ello, la actividad laboral en los
establecimientos penitenciarios es básicamente realizada por cuenta del interno,
quien se provee de materia prima y se ocupa de la comercialización de los productos
a través de sus familiares o agentes pastorales.

A lo largo de la historia el trabajo ha tenido un papel muy distinto dentro del


sistema penal. Durante mucho tiempo aquél era de por sí una pena –galeras, minas,
etc. Esta consideración se mantuvo hasta el siglo XVII en que la justicia canonista crea
la pena privativa de libertad tal como hoy la concebimos. No obstante, con
posterioridad el trabajo sigue formando parte del elenco penal.

Dentro ya del dominio absoluto de la prisión como pena en el siglo XIX al


trabajo se le reserva un importante papel en el ámbito penitenciario. Se convierte en un
instrumento de purificación de almas y cuerpos. La prisión y el trabajo son según las
ideas penitenciarias del siglo pasado los medios más idóneos para alcanzar la
expiación del recluso.

150
El penal de Lurigancho tiene talleres de carpintería y metal mecánica adecuadamente implementados. En
Piedras Gordas se ha instalado talleres de carpintería y electrónica. En el interior del país, los penales de
Pucallpa, Tarapoto, Huancayo, Arequipa y Cusco tienen diversos talleres de una dimensión significativa.
Actualmente la ciencia penitenciaria considera el trabajo como un instrumento
útil para satisfacer las necesidades materiales del trabajador y como una fuente de
relaciones sociales. El trabajo penitenciario se establece sobre los mismos postulados
que el trabajo en libertad y cualquier otra pretensión dentro de unas relaciones de
producción capitalista corre el peligro de convertir al recluso-trabajador en un sujeto
explotado. Pero el proceso de secularización de la pena y el trabajo iniciados a
principio del presente siglo no ha llegado a sus últimas consecuencias manteniéndose
una concepción del trabajo penitenciario a mitad de camino entre la plena
laboralización y las ideas de Howard.151

El Art. 65º CEP considera “al trabajo penitenciario como un derecho y un deber del
interno” y, además, como elemento esencial del tratamiento. El mismo artículo no
establece las condiciones en que debe ser prestado, respecto a no ser aflictivo, ni
correctivo ni atentatorio a la dignidad; sin embargo, en la exposición de motivos del
CEP, se prevé que su práctica será, en lo posible, similar al trabajo en libertad, así
como que no atentará contra la dignidad del interno. Cuantos mayores sean las
dependencias del trabajo respecto de los fines preventivos, mayores serán las
dificultades para lograr la identificación con el trabajo en libertad.

Los inconvenientes de convertir el trabajo penitenciario en un elemento del


tratamiento son numerosos y se materializan en especial en el status del recluso
trabajador.

Si la actividad penitenciaria tiene una naturaleza terapéutica necesariamente


tiene que concebirse de forma distinta como se entiende el trabajo en libertad. Y es
difícil pensar que este cambio favorezca al recluso-trabajador ya que es evidente que
las presiones social y laboral que se producen en el mercado libre de trabajo logran las
condiciones óptimas para el trabajador dentro de una determinada situación
económica. Además convertimos al recluso en un trabajador de segunda clase que ha
de verse sometido a la presión de dos regímenes laborales diferentes, de una parte el
penitenciario y, de otra, el laboral en aquellas cuestiones que le afecten. 152

151
BUENO ARÚS, F., Algunas cuestiones fundamentales sobre el trabajo penitenciario, en “BIMJ”, 1.159,
1979, págs. 3 y ss. También en DE LA CUESTA ARZAMEDI, J. L., El trabajo penitenciario resocializador.
Teoría y regulación positiva, San Sebastián, 1982; pág. 178.

152
La organización del trabajo penitenciario, sus métodos, horarios, medidas preventivas, de higiene y
seguridad, se regulan por el Reglamento y por la legislación del trabajo, en cuanto ésta sea aplicable. Art. 66º
CEP.
En consecuencia, los principios resocializadores son los que exigen la
equiparación del trabajo penitenciario al trabajo libre. Por esto nos sorprende la
ligereza de las afirmaciones mantenidas por algunos funcionarios del Instituto
Nacional Penitenciario (INPE) quienes tachan la tesis de equiparación como de
demagógica y de loable aspiración por el momento inalcanzable. Y como únicos
argumentos en contra utilizan los de que ni las estructuras penitenciarias laborales, ni
la personalidad del trabajador penitenciario ofrece posibilidades de llegar a un sistema
de trabajo que se identifique plenamente con el trabajo ordinario.

Respecto a las estructuras penitenciarias basta decir que si ello ha de ser un


factor determinante para concebir a nivel legislativo cualquier institución
penitenciaria, entonces bien podría esgrimirse para hacer desaparecer las aspiraciones
resocializadoras, porque o cabe la menor duda de que tampoco aquellas estructuras son
adecuadas a esos fines.

Además, la personalidad del trabajador penitenciario sólo puede mantenerse un


elocuente silencio ante la paradoja de defender un sistema penitenciario democrático y,
a su vez, discriminar al recluso por razón de su peculiar personalidad.

Al respecto, resaltar también que la norma penitenciaria no ofrece argumentos a


favor de la equiparación. Así, cuando el Art. 66º señala que se regulan por el
Reglamento y por la legislación del trabajo: la organización del trabajo penitenciario;
sus métodos, horarios, medidas preventivas; de higiene y, seguridad, en cuanto ésta
sea aplicable. Sin precisar que, ante la legislación laboral ordinaria, serán dirimidos
los conflictos sobre el trabajo por cuenta ajena entre trabajador recluso y la empresa.

Volviendo con el Art. 65º del CEP y conforme a lo previsto en siguientes


apartados, se prevé que la organización y planificación del trabajo obedece a la aptitud
y calificación laboral del interno, facilitada por la Administración conforme al
Reglamento, con logro de beneficios económicos y sometido a la protección de la
legislación vigente en materia laboral.153

153
En la práctica, la mayoría de los textos internacionales destacan la importancia del trabajo penitenciario,
concibiéndolo, con mayor o menor firmeza, como obligatorio: las llamadas Reglas Mínimas para el
tratamiento de los reclusos (Naciones Unidas, 1957) y las Reglas Europeas (Recomendación R (87)3 del
Comité de Ministros del Consejo de Europa) y, asimismo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (N, York, 1966) que, en su Art. 8º, corrobora esta opción precisando que ello no contradice la
prohibición general de trabajos forzados, puesto que no tienen tal consideración los trabajos o servicios que
se exijan normalmente a una persona presa en virtud de decisión judicial legalmente dictada.
Muy a pesar de constituir el trabajo un derecho fundamental para la persona,
(sean ciudadanos libres o presos), nuestra Constitución Política del Perú no hace
mención de tal derecho ni de condiciones correspondientes a la persona privada de su
libertad (presa).154 Más aún, surge el problema que plantea la función ejercida por el
trabajo penitenciario dentro de los fines generales de la pena privativa de libertad, esto
es, la posibilidad de concebir el trabajo penitenciario como trabajo penitenciario
resocializador o método de tratamiento del recluso dirigido a su reincorporación social.

Frente al derecho al trabajo se deduce la obligación de suministrarlo y ésta en el


ámbito penitenciario corresponde a la Administración. Ahora bien, para fijar el grado
de compromiso de esta declaración de principio debe ponerse en relación con otros
muchos factores. Primeramente hemos de comparar este precepto con su homólogo en
la Constitución. De concluir que ambos tienen el mismo alcance entonces la
obligación de suministrar trabajo a los reclusos se quedaría reducido a un presupuesto
de difícil cumplimiento al menos que la sociedad en general y los empresarios y
sindicatos en concreto tomasen conciencia de la especial importancia que el trabajo
tiene para un recluso.155 Si, por el contrario, consideramos que el principio contenido
en la norma penitenciaria tiene mayor virtualidad, entonces podría llegarse a pensar en
la posibilidad de desarrollar normativamente un derecho prioritario de los reclusos
frente a los trabajadores libres.

Un análisis detenido de derecho al trabajo dentro del sistema jurídico


penitenciario nos permite afirmar que nos encontramos ante un principio de alcance
bien distinto al del texto constitucional.

Por lo que respecta a la expresión derecho al trabajo observamos que en la


Constitución este término juega en forma negativa, es decir, ampara al trabajador
frente a cualquier norma de rango inferior que tratase de limitar el acceso al trabajo.

Entendida positivamente requeriría una normativa específica, que no existe,


encargada de fijar las condiciones en que la Administración distribuiría el trabajo entre
los ciudadanos. En cambio, en la norma penitenciaria se plantea de una forma
diametralmente opuesta, el derecho al trabajo se corresponde estrictamente con el
derecho de los reclusos a que la pena privativa de libertad se entienda bajo una
154
Art. 22º CPP “El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de realización de
la persona”.
155
BUENO ARÚS, F., Algunas cuestiones..., op. cit., pág. 269.
94

perspectiva resocializadora; es decir, como veremos, la resocialización penitenciaria


exige la potenciación del trabajo como elemento que origina procesos de interacción
entre los miembros de la sociedad y a la consecución de esta meta se comprometen
todas las instituciones penitenciarias; es fácil deducir que deba establecerse
expresamente el compromiso de la Administración penitenciaria a suministrar ese
trabajo. Una infraestructura moderna y adecuada, una formación de cuadros entre los
reclusos más capacitados y unas ofertas sugestivas desde un punto de vista fiscal son
algunas de las condiciones necesarias para que el trabajo pueda surgir sin grandes
dificultades. Se trata simplemente de potenciar éste mediante una atractiva oferta a las
empresas.

Esta concepción del trabajo penitenciario ha sido frecuentemente criticada por


la doctrina en la medida en que supone desproveerlo de su proyección social, esto es,
supone considerar al trabajador recluso no como sujeto del proceso productivo, con los
derechos que le son inherentes, sino objeto de una cierta terapia que facilita su
rehabilitación.

De lo expuesto, hay que tener claro que el trabajo penitenciario es un derecho y


un deber del interno. Para los que tienen la calidad disciplinaria. Para el interno
procesado el trabajo constituye una actividad voluntaria156 y para sentenciados el
trabajo es obligatorio, aunque no debe de tener carácter aflictivo, atentar contra su
dignidad, ni ser aplicado como una sanción a fin de evitar concepciones moralizantes
y asimilando realmente el trabajador recluso al libre, el trabajo en las prisiones debería
concebirse, no como actividad resocializadora dirigida a inculcar hábitos en el recluso,
sino simplemente como medio para evitar los efectos gravemente disocializadores de
la prisión.

156
El trabajo penitenciario está regulado en los artículos 65° al 68° del Código de Ejecución Penal, y
en los artículos 104° al 116° de su Reglamento.
95

7. LA POBLACIÓN CARCELARIA EN EL CALLAO.


96

7.1. LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA DEL PENAL

La estructura y organización del Establecimiento Penitenciario del Callao están


establecidas genéricamente en el Reglamento de Organización y Funciones del
Instituto Nacional Penitenciario, que como hemos anotado anteriormente, clasifica a
los penales en tipos A, B y C, según su densidad poblacional y, conforme a ello, les
asigna una organización y estructura administrativa.

Teniendo en consideración que en febrero del 2008, el penal del Callao


albergaba a 2,509 personas privadas de libertad, le corresponde entonces la
clasificación de penal Tipo A, que se otorga sólo a los penales de gran envergadura. De
hecho, el penal del Callao, es el segundo establecimiento penitenciario más grande del
país en términos de volumen de internos después del penal de Lurigancho.

El penal del Callao está a cargo de un Director, que es ejercido por un


funcionario de confianza que tiene asignado una plaza de nivel remunerativo F-2.
Tiene un Sub Director, cargo que no figura en la organización de un penal Tipo A.
También una Subdirección de Tratamiento Penitenciario, una Subdirección de Salud
Penitenciaria; una Subdirección de Registro Penitenciario; y, una Subdirección de
Seguridad Penitenciaria, cargos que también son de confianza, pero que no tienen
ningún nivel remunerativo especial.

El penal no tiene reglamento, tampoco un presupuesto anual determinado. Tiene


asignado la suma de S/. 1,000.00 para atenciones de emergencia (caja chica), que es
utilizado para que el servicio social pueda realizar visitas domiciliarias en las
viviendas de los internos que se encuentran tramitando algún beneficio penitenciario,
en refacciones menores como fugas de agua, atoro de desagüe, compra de jeringas,
tinta para impresoras, remisión de documentos, entre otros gastos.

La renovación de dicho fondo se realiza cada treinta días, su trámite toma


aproximadamente 5 días, sin que exista dificultad para ello. El monto de la caja chica
es insuficiente, pues no guarda proporción con el volumen de la población penal que
se debe atender.

La relación entre las principales autoridades de la Sede Central del INPE y la


Dirección del Penal del Callao es mínima. No se han referido antecedentes sobre
97

reuniones de coordinación o trabajo con la Dirección General de Tratamiento ni la


Dirección General de Seguridad. Si bien tales direcciones cumplen funciones
normativas, ejercen también labor de control y apoyo técnico, que deberían brindar a
los penales de gran envergadura, especialmente a los que son administrados totalmente
por la institución penitenciaria.

Idéntica situación encontramos en la relación Dirección Regional Lima y la


Dirección del penal del Callao. Hasta febrero del 2008, no se sostenían reuniones de
coordinación, pese a que el penal del Callao depende funcional y orgánicamente de
dicha Dirección Regional, limitando sus comunicaciones a la remisión de documentos
por necesidad del servicio, y no a ejecución de acciones de apoyo, asesoramiento o
supervisión.

7.1.1 EL PERSONAL ADMINISTRATIVO: El Establecimiento Penitenciario


del Callao cuenta con un administrador, cuyas funciones están establecidas en el artículo
224° de RCEP. Es el encargado de organizar y llevar la contabilidad del penal,
supervisar el cumplimiento de las normas sobre recursos humanos, presupuesto,
contabilidad y abastecimiento; efectuar los pagos y custodiar los fondos asignados al
establecimiento; integra el Consejo Técnico Penitenciario; tiene a su cargo la
supervisión y control de los concesionarios del establecimiento; supervisa y controla los
servicios generales del establecimiento; y vela por la efectiva, equitativa y adecuada
provisión de alimentos a la población penal.

En realidad, el administrador del penal del Callao, como los de otros


establecimientos, no tienen responsabilidades financieras ni contables trascendentes,
pues las adquisiciones, contrataciones y manejo de recursos son realizados desde las
Direcciones Regionales.

Por otro lado tenemos al personal Penitenciario El Establecimiento


Penitenciario del Callao tiene 224 servidores penitenciarios, distribuidos en las áreas
de seguridad, tratamiento y administración. Los servidores penitenciarios tienen uno
de los promedios remunerativos más bajos del sector público, pues la mayoría de ellos
percibe aproximadamente la suma de S/. 950.00 cada mes. El personal se encuentra
poco motivado, no sólo por el bajo nivel remunerativo, sino por sus difíciles
condiciones de trabajo, pues su equipamiento es insuficiente, no tienen incentivos, y
laboran en ambientes de tensión permanente por la naturaleza de la actividad, que se
agudiza por conflictos interpersonales.
98

7.1.2. EL PERSONAL DE SEGURIDAD: El personal de Seguridad, el penal


del Callao tiene 144 trabajadores asignados al área de seguridad. De ellos, 65 están
encargados de la seguridad externa, y 79 de la seguridad interna que incluye 9 mujeres.

El personal de seguridad tiene una jornada laboral continua de 24 horas, razón


por la cual, tiene derecho a 48 horas de descanso. Por ello, en la práctica el número
real de servidores que prestan servicio de seguridad en el penal, es de sólo un tercio de
los 144 trabajadores.

Tienen una asignación diaria de S/. 4.50 para la preparación de sus alimentos.

a) La Seguridad Interna: el personal del área de seguridad interna, tiene la


responsabilidad del control de los pabellones y de la puerta de acceso al penal.
En un día ordinario de trabajo, la seguridad interna es cubierta por 22 agentes
aproximadamente, distribuidos entre los pabellones, esclusas y garitas de
control.

Visten uniforme de trabajo (pantalón, camisa, casaca, borceguí y un emblema) y


la mayoría de ellos porta un radio.

Los agentes encargados de la seguridad interna, son también los responsables


del control de los visitantes del penal (familiares y amigos de los internos), así como
de la revisión de sus paquetes y pertenencias.

El proceso de revisión es cada vez más complejo por el incremento permanente


de visitantes (como consecuencia del crecimiento sistemático de la población penal).
Se estima que en un día ordinario de visita, ingresan aproximadamente 5,000 personas
al penal, quienes tienen que pasar por el necesario control corporal, y la revisión
minuciosa de sus paquetes. Importante señalar, que en febrero del 2008 se terminó de
instalar en el penal del Callao, un nuevo sistema electrónico de control, que en teoría,
debía mejorar los estándares de control, esto es, reducir los tiempos de revisión de
personas y paquetes.

El sistema se ha puesto en funcionamiento de manera parcial a finales de mayo,


razón por la cual aún no fue posible evaluar sus resultados.

a) Seguridad Externa: De otro lado, el personal encargado de la seguridad interna


se encarga también del traslado de los privados de libertad a los centros de
99

salud públicos, así como de su custodia en los hospitales cuando son


internados. No realizan los traslados para diligencias judiciales, pues esa tarea
es responsabilidad de la Policía Nacional.

Por otro lado el personal asignado a la seguridad externa, tiene la tarea de


custodiar el perímetro del penal, básicamente a través del control diurno y nocturno de
los 10 torreones. En un día ordinario de trabajo, la seguridad externa es cubierta por 34
agentes penitenciarios que prestan servicios organizados en grupos.

El servidor encargado de la seguridad en un torreón del penal, está equipado


usualmente con una escopeta o una MGP, además de una radio. No porta linterna, ni
cuenta con uniforme especial para lluvia.

7.1.3. EL PERSONAL ADMINISTRATIVO: El área administrativa del penal


del Callao está integrado por 80 servidores, que tienen una jornada laboral de 8 horas,
entre las 8:00 a 17:00 horas, de lunes a viernes. Desarrollan actividades en oficinas
cuya infraestructura requiere de ambientación, equipamiento en mobiliario destinado
al archivo de documentos, modernización del equipo informático, así como del uso de
un sistema automatizado de ingreso y egreso de documentos. No tienen acceso al
servicio de correo electrónico institucional ni al Internet.

7.1.4. EL PERSONAL DE TRATAMIENTO: El tratamiento penitenciario


tiene una acepción amplia en nuestra legislación pues incluye al servicio médico. Para
fines del presente trabajo, consideraremos persona de tratamiento a los profesionales
del área de Psicología, Servicio social y Legal, que en conjunto tienen 15
profesionales, cuya situación y problemática serán analizados en capítulos posteriores.

7.2. LA INFRAESTRUCTURA DEL PENAL:


El Establecimiento Penitenciario del Callao fue construido en 1994 para una
población penal de 572 internos. La administración penitenciaria, estima que la
infraestructura del penal del Callao se encuentra en “regular” estado de conservación,
calificación que concuerda con la evaluación realizada durante la formulación del
presente trabajo de investigación.

En el penal no se han realizado trabajos de ampliación de su capacidad de


albergue, razón por la cual sus autoridades han tenido que habilitar diversas áreas
administrativas o de detención transitoria, como lugares permanentes de reclusión.
100

Tampoco existen proyectos de ampliación del penal en ejecución, ni planes futuros de


expansión.

La infraestructura destinada al albergue de internos en el penal del Callao, está


organizada de la siguiente manera:
• Pabellón de Máxima Observación;
• Pabellón de Mínima Observación;
• Pabellón de Mediana Seguridad;
• Pabellón de Mínima Seguridad
• Satélite;
• Prevención A;
• Prevención B; y,
• Auditorio.

Las últimas cuatro áreas han sido habilitadas como lugares de detención
permanente debido a la sobrepoblación del penal.

En muchos pabellones los internos han hecho mejoras en sus celdas arreglando
los baños, las paredes y cambiando los pisos. En algunos pabellones han colocado
mayólicas en los pasadizos, y cortinas en cada celda. Sin embargo, en términos
generales la infraestructura destinada al albergue requiere de mantenimiento
permanente, especialmente en los baños y duchas de las celdas de internos de escasos
recursos, y las que se encuentran en los patios.

De otro lado, la infraestructura destinada a la seguridad demanda también


atención urgente. La reparación y acondicionamiento de los torreones es una
necesidad, no sólo por razones de seguridad, sino también para mejorar las
condiciones de trabajo del servidor penitenciario.

7.3. CONDICIONES DE DETENCIÓN EN EL ESTABLECIMIENTO PENAL


DEL CALLAO.
101

7.3.1. LA SOBREPOBLACIÓN.

El penal del Callao (ex Sarita Colonia), tiene una capacidad de albergue de 572
internos. Sin embargo, en abril del 2008 albergaba a 2,661 personas privadas de
libertad, lo que significa un nivel de hacinamiento del 465%.

7.3.2. LA SITUACIÓN JURÍDICA DE LOS INTERNOS.

El 4 de marzo del 2008, la población penal del Callao era de 2,526 internos, de los
cuales, 1,660 (65%) tenían la condición jurídica de procesados, y 866 (35%) de
sentenciados. Las cifras de procesados y sentenciados guardan relación con los
promedios nacionales.

7.3.3. INCIDENCIA DE DELITOS

El penal del Callao tiene una particular incidencia delictiva pues el delito que más
vincula a los internos es el tráfico ilícito de drogas, seguido de los delitos contra el
patrimonio. Sin duda, la alta presencia de internos extranjeros, casi todos relacionados
con tráfico de drogas, eleva el porcentaje de dicho delito.

La incidencia es como sigue:


• Delitos de tráfico ilícito de drogas 1,362 internos (54%);
• Delitos contra el patrimonio 762 (30%);
• Delitos contra la Libertad 242 (9.6%);
• Delitos contra la Vida, el Cuerpo y la Salud 92 (3.6%).
• Delitos contra la Seguridad Pública 39 (1.5%);
• Delitos contra la Tranquilidad Pública 11 (0.4%);
• Delitos contra la Administración Pública 5 (0.2%);
• Delitos contra el Orden Financiero y Monetario 5 (0.2%); y,
• Delitos contra la Fe Pública 4 (0.15%).

7.3.4. LA COCINA Y LA ALIMENTACIÓN.

La cocina del penal del Callao fue remodelada íntegramente en el 2005, por ello se
encuentra en buen estado de conservación. La provisión y preparación de alimentos
102

está a cargo de la empresa concesionaria que ha ganó una licitación, la cual debe
ocuparse también de la limpieza y mantenimiento de la cocina.

Para la preparación de alimentos, el proveedor tiene asignado a 2 trabajadores


(maestros de cocina) y a 12 internos a quienes les otorga una remuneración simbólica.

El desayuno se brinda a las 7:00 am, el almuerzo a las 12:00 y la cena a partir de las
5:00 pm aproximadamente. La ración alimenticia que se venía otorgando con el
presupuesto asignado por la administración penitenciaria, fue mejorada
sustantivamente con el aporte complementario del Gobierno Regional.

7.3.5. LA EDUCACIÓN PENITENCIARIA.

El Establecimiento Penal del Callao tiene dos centros educativos, cada uno de
ellos con su propio personal y organización administrativa.

A) Centro de Educación Técnica Productiva Miguel Grau (CETPRO): El CETPRO


tiene un director, un jefe académico, plana docente y una secretaria administrativa.
Cuenta con 2 docentes que pertenecen al INPE y 3 profesores del Ministerio de
Educación.

Para los docentes del INPE, el horario de trabajo es de 8:00 a 17.00 horas, y
para quienes pertenecen al Ministerio de Educación de 8:00 a 14:00 horas.

La enseñanza que se brinda tiene reconocimiento oficial, y por ello extiende una
certificación a sus estudiantes en la que aparece el nombre del centro educativo sin
referencia al lugar donde se impartió la instrucción.

En el 2007, el CEPRO tuvo aproximadamente 350 alumnos-internos, lo que


implica un mayor compromiso del preso con los estudios, es más el mismo hecho de
estudiar influye mucho en su futuro informe social para solicitar algún tipo de
beneficio penitenciario.

El centro brinda educación técnica en manualidades, industria de vestido,


computación, ensamblaje de computadoras e industria alimentaria. Es imprescindible
ampliar la oferta de capacitación en otras especialidades como zapatería, electricidad,
electrónica, torno y artesanía, aunque para ello será necesario mayor infraestructura y
logística adicional.
103

En el proceso de educación ocupacional en el penal del Callao no participan


entidades privadas.

B) Centro Educativo Básico Alternativo Alfonso Ugarte (CEBAS): El penal del


Callao tiene el Centro Educativo Básico Alternativo Alfonso Ugarte (CEBAS) a través
del cual se imparte educación primaria y secundaria. En su plana docente tiene 9
profesores, de los cuales 5 laboran en el nivel primario y 3 en el secundario, además de
un Director, todos los cuales pertenecen al Instituto Nacional Penitenciario. En este
nivel no existen profesores del Ministerio de Educación.

El Centro Educativo tenía 150 alumnos en educación primaria, y 120 en


secundaria. La educación que se brinda a través del CEBAS tiene reconocimiento
oficial, y la certificación que se expide no consigna referencia alguna sobre el lugar
donde se impartió la instrucción. Las actividades escolares del penal se inician en las
fechas establecidas en el calendario educativo oficial en todo el país, esto es en marzo
o abril de cada año, y concluyen en diciembre. En el penal no se brinda educación
superior.

C) La Biblioteca: El penal no tiene una biblioteca central. Sin embargo, existen


cuatro bibliotecas ubicadas en un número igual de pabellones, que son administrados
por los propios internos. Requieren apoyo en infraestructura y un mayor número de
volúmenes.

7.3.6. EL SERVICIO LEGAL:

El Servicio Legal de un establecimiento penitenciario tiene como función principal


prestar asistencia legal gratuita al interno y asesorar técnicamente a la administración.
Está conformado por abogados y por estudiantes de los dos últimos años de las
Facultades de Derecho157, aunque la participación de estos últimos es casi nula.

157154
Artículos 87 y 88 del CEP.
155
Artículo 89 del CEP
156
Artículo 90° del CEP.
157
Artículo 140 del CEP
104

Conforme al Código de Ejecución Penal, el abogado del área legal absuelve las
consultas de los internos y le presta asesoramiento, y asume de manera preferente, la
defensa del interno indigente158.

En el caso de sentenciados, les presta asesoramiento y ayuda en la organización


y tramitación de sus expedientes para la obtención de un beneficio penitenciario 159.

El Reglamento del Código de Ejecución Penal, señala que el Servicio Legal,


deberá asumir la defensa de los internos que requieran asistencia legal y que no
cuenten con capacidad económica para contratar un abogado defensor. También
podrán solicitar la expedición de documentos que sean útiles o necesarios para la
defensa del interno; asesorar y apoyarlo en la tramitación de sus beneficios
penitenciarios y gracias presidenciales, así como realizar el seguimiento en su
tramitación; emitir informes jurídicos para beneficios penitenciarios; asesorar a la
administración penitenciaria absolviendo consultas y emitiendo opiniones sobre
aspectos relacionados al tratamiento penitenciario, aplicación de normas y otros que le
soliciten; difundir los alcances de la normatividad en materia penal, procesal penal y
de ejecución penal a través de charlas, talleres y otros medios 160.

Además, dispone que los abogados deban velar por el cumplimiento del
procedimiento para ejecutar la libertad del interno, así como realizar las gestiones para
la celeridad del proceso penal, la obtención del testimonio de condena y otros
documentos relacionados161.

En el Establecimiento Penal del Callao, para una población penal de 2,661


internos, el Servicio Legal cuenta con sólo 3 abogados 162, que realizan básicamente
158

159

160

161

162
A inicios del 2007, el penal tenía 7 abogados, sin contar con los defensores públicos que pertenecen al
mismo sector que es el Ministerio de Justicia, sin embargo cumplen labores distintas. Los primeros, pueden
brindar asesoría legal a los internos, a parte de su función de elaborar los informes legales sobre solicitudes
de beneficios penitenciarios. Los segundos se dedican estrictamente a brindar asesoría legal y asumir una
defensa técnica de cada preso que no cuente con medios económicos para sufragar los gastos de una abogado
particular.
105

tres actividades: orientación legal a los internos, evaluaciones para el trámite de sus
beneficios penitenciarios, y asistencia jurídica al Director del Penal. El Servicio
Jurídico no cuenta con practicantes, secigristas o estudiantes universitarios.

Tampoco con abogados que pertenezcan a organismos no gubernamentales.

En el penal existen 3 abogados de oficio que pertenecen al Ministerio de


Justicia, quienes cumplen funciones de asesoría a los internos, especialmente en la
evaluación de expedientes para beneficios penitenciarios; sin embargo, el Servicio
Legal del penal no mantiene niveles de coordinación con ellos.

La demanda de asesoría u orientación legal es alta, pues el 65% de internos en


el penal del Callao tiene la condición jurídica de procesados.

Los sentenciados demandan también atención jurídica, básicamente para el


trámite de sus beneficios penitenciarios.

De acuerdo al Jefe del Servicio Legal, en el mes de marzo del 2008, la carga
laboral aproximada por abogado era de 10 expedientes de beneficios penitenciarios por
semana, y otros 10 expedientes por gracias presidenciales. Conforme a la misma
fuente, cuando absuelven consultas al interior de los pabellones, estas alcanzan
generalmente el número de 30 por día.

La actividad de asesoría y de evaluación de expedientes para beneficios


penitenciarios o gracias presidenciales por parte de los abogados del penal, culmina
con la conclusión del trámite administrativo. El Servicio Legal no hace seguimiento de
dichos expedientes en los juzgados o salas penales del Poder Judicial, pues para ello
no tienen personal ni recursos económicos. Cuando los abogados ocasionalmente se
desplazan hacia el Poder Judicial para realizar gestiones a favor del interno, los costos
de esa actividad son asumidos por los últimos, lo que es inconveniente. Los abogados
del servicio legal no hacen defensa legal de los presos.

Los abogados no tienen un horario preestablecido para la atención de los


internos, pues ésta se realiza en cualquier momento del día dependiendo de la carga de
trabajo del profesional. Ello les causa incertidumbre y en ocasiones les dificulta su
acceso al servicio legal.
106

Cuando los abogados atienden en el interior de los pabellones, el interno


simplemente se apersona al profesional y espera su turno de atención. Si se trata de
una consulta individual en el área de tratamiento, el interno debe haber realizado
previamente la coordinación a través del Delegado Jurídico de su pabellón.

Los internos no tienen dificultades para acudir a sus diligencias, pues éstas se
realizan en la Sala de Audiencias que se encuentra contigua al penal. No existe
comunicación regular entre el Poder Judicial y la administración penitenciaria en
aspectos vinculados a los procesos judiciales, salvo para la realización de diligencias
especiales.

El ambiente del servicio legal tiene un área aproximada de 3 x 6 m2 y está


ocupado por tres abogados. Cuenta con un equipamiento básico, una computadora y
una impresora en regular estado, 5 escritorios con sillas en buen estado de
conservación y 3 archivadores.

El servicio que prestan los abogados del INPE en el penal del Callao, y los que
brindan los abogados de oficio163 no satisfacen a los internos.
Les reprochan falta de interés y compromiso, maltrato, así como cobros ilegales
para la agilización de sus expedientes o la emisión de informes para los beneficios
penitenciarios.

7.3.7. EL SERVICIO PSICOLÓGICO

El Servicio Psicológico realiza el estudio de la personalidad del interno y aplica


los métodos adecuados para alcanzar los fines del tratamiento 164. Es decir, realiza
acciones de observación, diagnóstico y tratamiento, cuyos resultados forman parte del
informe psicológico respectivo165.

Realiza también consultorías, psicoterapias individuales, familiares o grupales


con fines de tratamiento; desarrolla acciones de investigación sobre la conducta del

163
Mediante Ley 29630 de 13 de mayo de 2009, la misma que entró en vigencia el primero de enero de
2010.dejaron de denominarse Defensores de Oficio, para denominarse Defensores Públicos con derechos y
deberes distintos a la de un defensor de oficio, sin embargo la esencia en sí es la misma, o sea defensa técnica
para aquellos presos que no cuenten con abogados particulares. En la actualidad existe un número de 5
defensores públicos
164
Artículo 92 del CEP.
165
Artículo 143 del RCEP.
107

interno a fin de elaborar su perfil psicológico, y coordina con instituciones públicas y


privadas el apoyo psicológico a la comunidad penitenciaria166.

El Establecimiento Penal del Callao tiene 7 psicólogos, de los cuales un


profesional realiza labores de “apoyo administrativo” 167. Los psicólogos en el penal del
Callao realizan entrevistas, evaluaciones, terapias individuales y grupales, actividades
deportivas y de video fórum. Desarrollan también programas relacionados con la
enfermedad de Tuberculosis y otros a favor del adulto mayor. No aplican programas
terapéuticos específicos sobre alcoholismo, drogadicción o sexualidad.

El diagnóstico psicológico más frecuente en el penal es el de “problemas de


personalidad” (psicosociales y conductuales). Por razones logísticas y falta de
profesionales, no realizan exámenes psicológicos a los internos cuando ingresan al
penal. Por ello, no todos los privados de libertad tienen una ficha psicológica, sino sólo
aquellos que inician sus trámites para un beneficio penitenciario.

En el penal del Callao se ha asignado un psicólogo para cada pabellón, lugar


donde tienen un pequeño ambiente en el que brindan atención individual. Las terapias
grupales se realizan en el patio, pues no existe otro lugar disponible.

El profesional en psicología integra la Junta de Clasificación del penal, razón


por la cual, participa junto al abogado y el servidor social en el proceso de evaluación
que determina la ubicación del interno en unos de los pabellones del establecimiento
penitenciario.

El servicio psicológico del penal ocupa dos ambientes pequeños de 2x3 m2


aproximadamente cada uno, que están ubicados dentro del área destinada al Órgano
Técnico de Tratamiento. Uno de esos ambientes es ocupado por la Jefa del servicio y
el otro por el resto de psicólogos.

El Área de Psicología del penal está equipada con precariedad casi absoluta.
Cuentan con una sola vetusta computadora para los 7 psicólogos, y la impresora que
tienen está en mal estado de conservación. No tienen archivadores suficientes para
manejar con orden y seguridad los expedientes de evaluación y otro acervo

166
Artículo 145° y 146° del RCEP.
167
En realidad no es su labor, según el Reglamento de Funciones del Personal Administrativo del INPE deben
absolver las consultas a los internos y evacuar los informes psicológicos de algún preso que ha solicitado
algún tipo de Beneficio Penitenciario.
108

documentario. Carecen de materiales de escritorio y de oficina (hojas, folders, etc.),


razón por la cual, elaboran sus informes a manuscrito utilizando papel carbón para
hacer copias, aunque en ocasiones son los internos quienes proveen de papel y cinta
para impresora. Tales falencias dificultan la emisión oportuna de informes para
beneficios penitenciarios.

De acuerdo al responsable del Servicio Psicológico, en el mes de enero del 2008


se habían expedido 123 informes y en febrero 90 aproximadamente. El día de la
entrevista, (el 22 de febrero del 2008), tenían sólo 4 informes pendientes de culminar,
y el más antiguo había ingresado hace 3 días.

7.3.8. EL SERVICIO SOCIAL.


El servicio de Asistencia Social ha sido concebido para apoyar al interno, a la
víctima del delito y a los familiares inmediatos de ambos.

Para cumplir dicho objetivo, están facultados a desarrollar las acciones


necesarias que permita mantener las relaciones entre el interno y su familia 168

El servicio de Asistencia Social debe de participar en el proceso de tratamiento


del interno y coordinar con las Juntas de Asistencia Post penitenciaria para la
obtención de trabajo y alojamiento del interno próximo a su liberación. Además, debe
promover el apoyo de organizaciones públicas y privadas en el proceso de tratamiento
del interno, de la víctima del delito y de los familiares inmediatos de ambos 169.

El trabajador social diagnóstica, planifica y ejecuta acciones socioeducativas,


asistenciales, recreativas y culturales orientadas a optimizar el tratamiento del interno,
la víctima del delito y los familiares inmediatos de ambos, promueve la restitución,
mantenimiento y refuerzo del vínculo del interno con su familia a través de procesos
individuales, grupales o familiares; canaliza acciones de apoyo al interno de escasos
recursos; brinda atención asistencial a los hijos menores de tres años de las internas a
fin de garantizar el normal desarrollo de su personalidad; emite informe social para el

168
Artículos 83 y 84 del CEP.

169
Artículos 85 y 86 del CEP
109

trámite de solicitudes de beneficios penitenciarios, gracias presidenciales, y participa


en el equipo multidisciplinario de los programas de salud170.

Para el cumplimiento de tales fines, el Servicio de Asistencia Social del


Establecimiento Penal de Callao tiene 5 profesionales y un bachiller.

Las principales actividades que desarrollan están relacionadas con acciones


socio educativas de carácter individual y colectivo 171, dirigidos a los internos y sus
familiares. Realizan visitas domiciliarias a los familiares de los internos en casos de
enfermedad y beneficios penitenciarios.

Para las visitas familiares tienen un presupuesto de S/. 220.00 por mes, que
resulta insuficiente. Las asistentas sociales trabajan al interior de los pabellones, lugar
donde realizan las entrevistas individuales a los internos que previamente lo
solicitaron. Las actividades grupales se realizan en los patios y en ocasiones en el
auditorio del penal.

El ambiente del Servicio Social es inadecuado. Ocupan un área pequeña de 4 x


3 m2 aproximadamente, donde han ubicado los 6 escritorios con sus sillas que están
asignados a los profesionales del área.

Su equipamiento es precario. Cuentan con una computadora y una impresora en


regular estado de conservación a la cual regularmente le falta tinta. Tienen una
computadora malograda desde hace un año y no saben si se podrá reparar. Cuentan
también con un ventilador que fue donado y un televisor que no lo utilizan porque no
tienen otros equipos audiovisuales. Carecen de materiales de oficina y de escritorio, y
los archivadores son insuficientes para la custodia de los expedientes.

Pese a las dificultades, el servicio social es el área más legitimada entre los
internos, aunque han referido que en algunos profesionales existe falta de compromiso
para apoyarlos.

7.3.9. LA VIOLENCIA Y SEGURIDAD INTERNA


El establecimiento penal del Callao es considerado un penal de mediana
seguridad.
170
Artículos 137 y 138 del RCEP

171
Vid. Revista de CEAS año 2010 donde explica con mayor detalle la labor que realizan los presos/as
110

En su organización interna se observa pabellones de mínima, mediana y


máxima seguridad.

Se puede afirmar que en el penal del Callao es la autoridad quien tiene el


control del penal. El ejercicio del principio de autoridad (seguridad estática), es
combinado con una adecuada relación entre las autoridades –especialmente del
Director- con los internos y sus delegados (seguridad dinámica).

Sin embargo, en un penal con tan alta tasa de hacinamiento, el control real de
todas las actividades del interno siempre será relativo, especialmente durante la noche,
cuando el personal de seguridad se retira de los pabellones luego de cerrar las celdas
(cuando ello es posible) y los accesos a los pabellones.

Por ello, aún cuando la administración penitenciaria no haya delegado a los


internos la responsabilidad de control del orden interno y de la disciplina, en la
práctica los delegados de cada pabellón ejercen tal función. Ello, no es expresión de
desgobierno ni falta de autoridad, sino simplemente principio de realidad, pues el
control de un establecimiento con más del 565% de hacinamiento, resulta inmanejable
sin la participación de los internos172.

Obviamente, el ejercicio de los mecanismos de control y de disciplina ejercidos


por los privados de libertad a través de sus organizaciones internas, debe ser objeto de
control y evaluación permanente, para evitar se conviertan en estructuras de poder y en
mecanismos de abuso contra los sectores más vulnerables de la población penal.

7.3.10. ACCESO A LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS:


En el penal del Callao, el procedimiento para acceder a un beneficio
penitenciario es el siguiente:
• El interno debe presentar su solicitud ante la Secretaría del Consejo
Técnico del penal;
• El expediente es derivado al Jefe del Área de Tratamiento, quien a su
vez lo remite al área social, psicológico y legal sucesivamente, para la emisión de los
informes correspondiente;
• Posteriormente, el Consejo Técnico levanta un acta con los resultados
de los informes, que es remitido a la autoridad judicial competente.

172
Información proporcionada por IDL en su anuario de 2010 y también ver en PEDRAZA, Wilfredo el informe
final sobre el Tratamiento Penitenciario Integral del Gobierno del Callao. Ob. cit. pág. 35
111

El beneficio penitenciario al que más acceden los internos del penal del Callao
es la Semilibertad173. Ello se explica porque cronológicamente, es el primer beneficio
al cual pueden recurrir los internos para lograr su libertad, generalmente al cumplir
un tercio de su condena.

Por lo general en la praxis el tiempo de duración del trámite de un beneficio


penitenciario es de 20 días aproximadamente, lo cual plazo se alarga de lo legal por
falta de alguna pieza instrumental que sea necesaria para el Consejo Técnico
Penitenciario o para el Juez, sin embargo, es de verse que a la fecha se presentan al
mes un total de 15 a 20 solicitudes para luego convertirse en expedientes en trámite.

Por otro lado debemos tener en cuenta que las principales dificultades que los
internos tienen para tramitar un beneficio penitenciario, está en la obtención de la
copia certificada de su sentencia o del certificado de no tener otro proceso penal en
trámite con mandato de detención.

7.3.11. LA VISITA ÍNTIMA O EL BIS A BIS:


El Código de Ejecución Penal regula la visita íntima dentro del rubro de
beneficios penitenciarios, por lo que su concesión forma parte del sistema progresivo.
La visita íntima tiene por objeto el mantenimiento de la relación del interno con su
cónyuge o concubino, bajo las recomendaciones de higiene, planificación familiar y de
profilaxis médica, y es concedido por el Director del Establecimiento Penitenciario 174.

De acuerdo al artículo 197° del Reglamento del Código de Ejecución Penal, la


visita íntima constituye un beneficio al que pueden acceder las personas privadas de

173
El CEP señala en su artículo 48 “La semilibertad permite al sentenciado egresar del Establecimiento
Penitenciario, para efecto de trabajo o educación, cuando ha cumplido la tercera parte de la pena y si no
tiene otro proceso pendiente con mandato de detención. […]”

174
Artículo 58° del CEP

174
112

libertad procesadas o sentenciadas, que tengan la condición de casados o convivientes.


Corresponde a la administración penitenciaria calificar la situación de convivencia de
los internos que no siendo casados, tienen relaciones afectivas permanentes.

La visita íntima se concede a solicitud del interno, quienes deberán acreditar el


matrimonio o la relación de convivencia; se exige un informe médico que certifique
que el interno no adolece de enfermedades de transmisión sexual, y un certificado
médico en el que se indique que el cónyuge o conviviente no adolece de enfermedades
de transmisión sexual.

Toda esa información será objeto de análisis por el Órgano Técnico de


Tratamiento cuya evaluación y verificación deberá efectuarse en un plazo no mayor de
diez días. Con tal opinión, el Director del penal deberá resolver lo pertinente en un
plazo no mayor de tres días hábiles. Si la solicitud es declarada improcedente el
interno podrá interponer recurso de apelación que será resuelto por el Consejo Técnico
Penitenciario en un plazo no mayor de cinco días hábiles175.

La visita íntima debe realizarse en un ambiente adecuado, con la privacidad


necesaria, y con una periodicidad que será establecida por el Consejo Técnico
Penitenciario, teniendo en cuenta el número de beneficiarios y la infraestructura
disponible176.

La visita íntima en el Establecimiento Penitenciario del Callao funciona -como


en todos los penales de varones del país en los cuales se aplica el Régimen Ordinario-
sin ninguna regulación o control por las autoridades penitenciarias. Por ello, la visita
íntima se realiza en las celdas de los internos.

Tal situación responde a varios factores. La inexistencia de suficiente


infraestructura especial (venusterios177) o la utilización de dichas áreas como zonas de
reclusión permanente. La sobrepoblación es otro elemento fundamental, pues ella hace
impracticable el uso de venusterios por el alto número de internos. Finalmente, sin
desconocer la importancia de los factores antes señalados, la razón más importante por
la cual la visita íntima se realiza en las celdas es la comodidad del interno y porque de
ese modo –afirman los internos- se protege la intimidad de la pareja. En suma, no
175
Artículo 198° del RCEP.
176
Artículos 202° y 204° del RCEP.
177
Son los lugares donde las parejas (cónyuges, conviviente o enamorados) tienen su relaciones sexuales.
Aquí en España se denomina el bis a bis
113

existe regulación alguna respecto a la visita íntima, pues en la práctica la ejercen


durante los días de visita.

Han sido muy pocos los penales donde se han utilizado los venusterios y por
breves períodos. Hoy se puede afirmar que la visita íntima en las celdas en los penales
de régimen ordinario, es un “derecho ganado” por los internos, que funciona sobre la
base de su propia organización, especialmente en la distribución de los horarios para el
uso de las celdas con dicha finalidad.

No creemos que tal situación deba alterarse. Si bien la visita íntima es


considerada un beneficio penitenciario, en rigor se trata del ejercicio del derecho a la
libre sexualidad. Sin embargo, es fundamental la ejecución de campañas de orientación
sexual, con la finalidad de prevenir, evitar o reducir el contagio de enfermedades
infectocontagiosas. No es un secreto que en el penal del Callao (como en los
establecimientos de gran volumen), la tasa de prevalencia de VIH/SIDA es tan alta,
que en realidad constituye un problema de salud pública.

7.3.12. LA ATENCIÓN MÉDICA DEL INTERNO:

Todos los internos que ingresan al penal del Callao son objeto de un examen
médico. Sin embargo, sólo los internos que reciben atención médica posterior tienen
historia clínica.

Para que un interno sea atendido por el médico en un consultorio del penal, el
delegado de su pabellón debe entregar el día anterior un listado con los nombres de los
internos que desean atención. Ese día, los técnicos en enfermería harán llamar a los
internos inscritos, previa coordinación con el personal de seguridad penitenciaria y el
delgado del pabellón.

El procedimiento resulta algo complicado para el interno; sin embargo, la


limitada capacidad de atención generada por la alta demanda, hace inevitable el
empleo de mecanismos de información previa, que conjugan con criterios de seguridad
pues ellas evitan la salida de internos al área de la clínica, por razones ajenas a la
salud.

Para que un interno sea atendido por un médico especializado en un centro de


salud pública, la Junta Médica del penal deberá aprobarlo.
114

Posteriormente, se programa su salida con el técnico de salud responsable del


caso y con el personal de seguridad encargados de la custodia. En estos casos, la
administración penitenciaria asume los costos de la atención especializada del interno,
pues extiende una carta de garantía a favor del centro de salud donde se producirá la
atención.

Posteriormente, el centro de salud consolidará todos los gastos de atención


generados por el establecimiento, cuya factura será abonada por la autoridad
administrativa correspondiente.

Si bien en los últimos años el pago por atención médica especializada ha


mejorado sustantivamente, garantizándose así la continuidad del servicio, no es
extraño que en ocasiones el interno asuma también los costos de su atención.

Cuando se trata de una atención de emergencia, el médico de servicio es quien


dispone la evacuación del interno a un centro de salud pública. Como en los casos de
atención especializada, es la administración penitenciaria quien usualmente asume los
costos de la atención médica, aunque también lo hacen los internos o sus familiares.

De otro lado, de acuerdo al responsable del servicio médico, no existen graves


problemas de salud que se hayan generado debido al escaso abastecimiento de agua
potable, salvo algunos casos de diarreas.

Tampoco la falta de higiene, excepto casos de enfermedades de la piel, que se


atribuye también al hacinamiento.

Las enfermedades más prevalentes en el penal son la bronquitis, diarrea, TBC,


VIH y algunas enfermedades de la piel.

Desde la perspectiva de los internos, la atención del servicio de salud no es


eficiente. Señalan que existe un permanente desabastecimiento de medicamentos e
insumos, principalmente de antibióticos, y que los programas de VIH/SIDA y TBC
funcionan con alguna irregularidad178.

De manera especial y recurrente, los internos expresaron su queja por el trato


que el personal de salud les brinda en el contexto de una atención médica. El buen
178
Sobre el programa de Tuberculosis, señalaron que no les entregan la canasta complementaria de alimentos
que incluye el programa nacional.
115

trato tiene relación con el respeto a la dignidad de los internos, y es un aspecto que
debe seriamente considerarse.

El servicio de salud, permite la colaboración de los internos a quienes


denominan promotores. Apoyan en la limpieza y en el mantenimiento del orden
durante la atención.

Especial relevancia tienen los promotores en TBC y VIH/SIDA, quienes en el


marco del proyecto del Fondo Mundial, fueron capacitados para detectar pacientes
sintomáticos. El fortalecimiento de internos promotores de la salud en el penal del
Callao es trascendental, pues su convivencia diaria con los demás privados de libertad,
permitirá detecciones tempranas de internos que requieren atención médica.

El penal tiene un vehículo multiuso para el transporte de internos, que se usa


como ambulancia cuando es necesario. Hasta inicios del mes de marzo del 2008, el
penal tenía dos vehículos, uno de los cuales era utilizado exclusivamente para
ambulancia y otro para el transporte de internos.

Sin duda, la densidad poblacional del penal del Callao, hace necesaria la
asignación exclusiva de una ambulancia, que –como en todos los penales- no sólo sea
utilizada para las evacuaciones de emergencia, sino para el traslado de internos a
consultas especializadas, actividad que es mucho más frecuente.

El Ministerio de Salud no participa en la atención cotidiana de la salud de los


internos. Tampoco organizaciones privadas.

En cuanto a los suministro de medicamentos, el penal recibe dotación de


medicamentos cada mes. En ocasiones, se afirma que no llega en la cantidad
solicitada, razón por la cual el personal encargado del área de salud, considera que el
nivel de abastecimiento de medicamentos en la farmacia del penal es de “regular para
abajo”. El requerimiento de medicamentos lo realizan el 25 de cada mes, y la atención
a tal demanda por la administración de la Oficina Regional de Lima, demora unos 5
días aproximadamente.

Los medicamentos que tienen mayor demanda en el penal son los


antiinflamatorios, los analgésicos, antibióticos, antimicóticos, sueros y medicamentos
para la presión alta.
116

Por otro lado, lo que se debe tener en cuenta, cosa que no hay preocupación
tanto del INPE como del Estado, es la problemática de los Internos psiquiátricos.

En el penal del Callao no existe servicio de psiquiatría, aunque el responsable


del servicio médico ha informado que hasta el mes de noviembre, había un especialista
que brindaba servicios esporádicos en todos los penales de Lima, que incluía el
Callao.
117

8. LOS INFORMES DE INSTITUCIONES PUBLICAS QUE AVALAN LAS


CONDICIONES PENITENCIARAS DE PERU.
118

8.1. INFORMES DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO SOBRE LAS


CONDICIONES PENITENCIARIAS DE LAS CÁRCELES DE PERÚ.

Al respecto existen diversos informes de la Defensoría del Pueblo, institución


pública creada por la Constitución Peruana, sobre las condiciones carcelarias de los
reclusos en las diversas cárceles (en adelante Establecimientos Penitenciarios: E.P.) del
territorio patrio.

Unos de los informes que data de 1998 donde se hizo un estudio casi
pormenorizado sobre las condiciones penitenciarias de los presos (reclusos) en los
Es.Ps., que abarcaba desde el número de internos (penados o procesados, hombres y
mujeres, y el mayor número de delitos cometidos).

El informe además arroja una serie irregularidades detectadas por los


observadores de la Defensoría del Pueblo, en ella encuentran hacinamientos en las
prisiones que fueron a visitar las diversas cárceles de Perú, vale destacar del presente
informe lo siguiente179:

Al margen del estado de conservación en el que se encuentran los penales construidos


en la última década, se puede notar la importancia que se ha dado al factor seguridad
en desmedro del aspecto de tratamiento, específicamente en lo que se refiere a la
construcción de talleres y aulas. Esta deficiencia, se ha tratado de subsanar con la
habilitación de ambientes que originalmente fueron construidos para celdas, oficinas
y otros, limitándose las actividades laborales y educativas a las que tienen derecho
los internos por mandato del Código de Ejecución Penal, en armonía con lo
establecido en el artículo 139º, incisos 22) y 21 de la CONSPP).

El propio informe establece que las cárceles de Lima tiene la mayor población
penitenciaria (47% de la población penitenciaria nacional), y, siendo el E.P.
Lurigancho con el mayor número de presos, con un 6,198 internos (para una capacidad
real de dicho centro de reclusión de sólo 1800 personas).

El Establecimiento Penitenciario del Callao en 1998 tenía una población


penitenciaria de 956 presos, y siguiendo la tendencia de los principales penales del
país, pues tiene también mayor incidencia en los delitos contra el patrimonio y del

179
Informe de Defensoría de Derechos Humanos de los Establecimientos Penitenciarios:1998
119

tráfico ilícito de drogas. El primero con el 55% (526 internos); y, el segundo con el
30% (287 internos).

Ahora sobre las condiciones básicas de los presos tenemos el rubro de


alimentación. De aquí partimos sobre el hecho que los establecimientos penitenciarios
tienen asignados una ración diaria por interno de 2.00 nuevos soles (0,50 de euro), a
excepción del E.P. de Challapalca que por su ubicación geográfica y climatológica,
tiene asignado un presupuesto de 3.50 nuevos soles (casi un euro), con el que se
pretende cubrir un desayuno, almuerzo y una tercera ración en la tarde, constituida por
un caldo o un mate.

La participación de los internos en la programación y preparación de los


alimentos constituye una variable importante en casi todos los penales del país, que
sirve también como mecanismo de control de la calidad de los alimentos que ingresan,
así como de la seguridad de su existencia. Es preciso resaltar que la participación de
los internos tanto en la programación del menú como en la preparación misma, es
mayoritaria y sólo es restringido para aquellos internos que se encuentran bajo el
régimen de máxima seguridad.

El control nutricional en los establecimientos penitenciarios supervisados no es


homogéneo. De los 37 penales supervisados, 20 cuentan con orientación nutricional,
que en todos los casos no proviene de profesionales de la materia, sino de personas con
conocimientos empíricos como el administrador del penal o auxiliares de la salud. En
determinados penales, profesionales del Ministerio de Salud, ESSALUD (similar a la
Seguridad Social de España) y Sanidad de las Fuerzas Policiales brindan apoyo a este
respecto.

Otro aspecto importante dentro del aspecto de la alimentación es el de la


administración, la misma que puede ser directa o por socorro1. Actualmente la
administración directa es el régimen alimenticio que prima en la mayoría de penales.

El sistema de socorro, prácticamente ha sido sustituido totalmente pues sólo se


mantiene en los establecimientos penitenciarios de Mollendo, de Mujeres de Chiclayo,
Quillabamba y Sullana. Resulta relevante destacar el caso del penal “Santa Rosa” de
Tumbes, donde ambos sistemas se aplican. Una la administración directa para la
población masculina; otra el socorro para las mujeres.
120

El nivel de higiene en la preparación de alimentos es variado y depende mucho


de la opción personal de los cocineros. Los establecimientos penales de mayor
densidad poblacional presentan mayores inconvenientes en esta materia. En cuanto al
menaje y utensilios de cocina (ollas y otros enseres), generalmente se encuentran
deteriorados y pocos son los penales que disponen de material nuevo. Esta visita in
loco de la Defensoría del Pueblo deja en evidencia el mal estado de casi la mayoría de
las cárceles en la alimentación (solo tres comidas al día desayuno dos panes con
quáquer, comida que consta de un solo plato y la cena una taza de té con un pan).
Podemos afirmar que la ración alimenticia que se otorga en los establecimientos
penales no cubre la ración mínima necesaria para mantener un buen estado de salud.
Ello se agrava en el caso de internos enfermos, mujeres gestantes y niños que
constituyen la población penal vulnerable y para quienes se debe programar
alimentación complementaria.

Sobre la salud, la Defensoría del Pueblo concluye que la infraestructura médica


en los penales visitados es insuficiente. Igualmente, existen serios problemas de
abastecimiento de medicinas. Estas carencias o deficiencias se han venido supliendo
con la ayuda de algunas instituciones eclesiales y organizaciones no gubernamentales
vinculadas al trabajo de protección de derechos de personas privadas de libertad. Sin
embargo, hay que mencionar que ello de ninguna manera sustituye la responsabilidad
principal del INPE como organismo rector del sistema penitenciario. Por ejemplo, un
problema inmediato a resolver es el aprovisionamiento de medicinas en los diversos
establecimientos penitenciarios y el requerimiento de profesionales de la salud para la
atención de los internos.

Un ejemplo de medida es que la región Lima, cuenta con 27 médicos y 30


enfermeros para una población de 11 888 internos siendo el promedio de un médico
por cada 440 internos. Una característica de esta región es que en los penales
capitalinos se concentra la mayor parte de los profesionales de la salud.

Cabe resaltar que en el Establecimiento de Régimen Cerrado Especial de


Máxima Seguridad “Miguel Castro Castro” existe una clínica de cirugía mayor que se
encuentra bien implementada, incluso con instrumentos clínicos para atención
especializada, lo que permite brindar atención a los internos de otros penales. Los 10
penales visitados cuentan con un médico como mínimo.

El presente cuadro nos demuestra el número de profesionales por interno o


preso:
121

Sobre el tratamiento penitenciario que todo preso peruano debe llevar por
imperio del CEP se precisa que de acuerdo a los lineamientos de la política
penitenciaria actual, el tratamiento penitenciario tiene dos pilares: el trabajo y la
educación.

Sobre trabajo penitenciario, es evidente la escasez de talleres promovidos por la


administración penitenciaria ya que el número de internos inscritos para el beneficio
de redención de pena por el trabajo es de 395 (solo el 7% de la población penal). Esto
pese a que gran parte de la población penal trabaja en las más diversas formas
(artesanía en diferentes modalidades, mantenimiento a instalaciones, apoyo a la
administración penitenciaria, horticultura, delegaturas, colaboraciones, etc.)

En relación a la educación en los Penales visitados, aproximadamente un tercio


de la población penal visitada se dedica a estudiar (estudios primarios, secundarios o
técnicos). La gran diferencia de número entre internos que redimen por trabajo e
internos que redimen por educación se explica por el hecho que en el segundo caso no
efectúan ningún pago a la administración penitenciaria, mientras que en el primer caso
debe pagar S/.13.25 nuevos soles mensuales (lo que equivale 3,50 euros) por concepto
122

de gastos que genera la labor y la permanencia del interno que realiza trabajo
penitenciario180 .

En conclusión del informe que hemos detallado y analizado, apreciamos que


los derechos humanos de los presos se encuentran conculcados por el sistema
penitenciario de Perú181, amén de los actos de corrupción que existen dentro de los E.P.
y, casi todo el Sistema Penitenciario como Judicial se encuentran corroídos por los
actos irregulares que se presentan día a día en detrimento del preso.

La Comisión especial de la Defensoría del pueblo hizo algunas recomendaciones


que se contemplan en algunas a pie de página.182
180
Vid Resolución de la Presidencia de la Comisión Reorganizadora del INPE Nº 114-97- INPE-CR-P del 11 de
febrero de 1997.
181
Vid el vigente Código de Ejecución Penal peruano (D. Leg. Nº 654) diseña un nuevo Sistema Penitenciario
que tiene como premisa el reconocimiento jurídico y el respeto a la persona del interno, persiguiendo como
objetivo fundamental de la ejecución penal, la resocialización del penado a través de un tratamiento científico.
Recoge asimismo las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos aprobadas por el I Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (1955), así como las Reglas
Mínimas adoptadas por el Consejo de Europa el 19 de Enero de 1973
182
RECOMENDACIONES
1. CON RESPECTO A LOS PROBLEMAS ESTRUCTURALES DEL SISTEMA PENITENCIARIO PERUANO
• EXHORTAR al Consejo de Coordinación Judicial a conformar con carácter de prioritaria una mesa de trabajo en la que
participen el Poder Judicial, el Ministerio Público y el INPE, a fin de buscar los mecanismos adecuados y adoptar las medidas
de urgencia necesarias para atender la problemática que aqueja a la población penal nacional, y en particular a la del
establecimiento penitenciario de régimen cerrado ordinario Lurigancho, al amparo de lo establecido en el artículo 1º, inciso
b) de la Ley Nº 26623 y en el artículo 6º, inciso c) de su Reglamento de Organización y Funciones, aprobado por Resolución
Administrativa de la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Coordinación Judicial Nº 0011-97-CCJ/SE.
• RECOMENDAR a la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial que en ejercicio de sus funciones de gobierno, previstas en
el artículo 1º de la Ley Nº 26546, expida directivas a nivel nacional destinadas a:
i. Promover un uso más adecuado del artículo 135º del Código Procesal Penal, a fin de que la detención preventiva se
restrinja a situaciones que así lo aconsejen atendiendo rigurosamente a criterios de proporcionalidad.
ii. Aplicar las sanciones alternativas a la pena privativa de libertad contempladas en la legislación vigente; es decir, las penas
limitativas de derechos (prestación de servicios a la comunidad, limitación de días libres e inhabilitación, artículos 31º al 44º
del Código Penal).
• EXHORTAR a la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial dicte las medidas correspondientes con el fin de que los
magistrados del Poder Judicial:
i. Den estricto cumplimiento al artículo 367º, inciso tercero, del Código de Procedimientos Penales que establece que las
Salas Penales, al finalizar los meses de Julio y Diciembre de cada año, realicen audiencias públicas extraordinarias para
ordenar la libertad bajo vigilancia de la autoridad de los acusados que hayan sufrido tiempo de detención igual o mayor de la
pena que pudiera corresponderles por el delito que fuera materia de la acusación fiscal, sin perjuicio de su inmediato
juzgamiento.
ii. Den estricto cumplimiento a la Ley Nº 25824 del 6/11/92 que modifica el artículo 137º del Código Procesal Penal (Decreto
Legislativo Nº 638), en el sentido de que la detención no durará más de 9 meses en el procedimiento sumario, ni de 15 meses
en el procedimiento ordinario, debiendo otorgársele la inmediata libertad a los internos sin sentencia y que hayan sobrepasado
estos límites.
iii. Den estricto cumplimiento al artículo 200º del Código de Procedimientos Penales en el sentido que, de coincidir el
informe final del Juez y la opinión del Fiscal Provincial respecto a la inocencia del inculpado, procederá el juez a darle
inmediata libertad elevando los autos a la Sala Penal y notificando al procesado de que deberá presentarse a la Sala Penal en
caso de que esta declarase que hay lugar a Juicio Oral.
• RECOMENDAR a la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público, que en ejercicio de sus funciones de gobierno del
Ministerio Público, previstas en la Segunda Disposición Transitoria, Complementaria y Final de la Ley Nº 26623 y en los
artículos 3º y 4º del Reglamento de Organización y Funciones de la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público aprobado por
Resolución Administrativa Nº 108-96-P-CSJL, expida directivas a nivel nacional destinadas a:
123

8.2. INFORME DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE ACCIÓN SOLIDARIA


SOBRE LAS CÁRCELES EN PERÚ.

La Comisión Episcopal de Acción Social (en adelante CEAS) es un órgano de


servicio de la Conferencia Episcopal Peruana para la animación, asesoría, promoción y
coordinación de la Pastoral Social a nivel Nacional. Con personas dedicadas al
servicio al más desprotegido desarrolla una pastoral (servicio a la luz de Dios) de los
Derechos Humanos que promueven la justicia, la democracia, el desarrollo y la paz en
el Perú.

El informe que preparo CEAS, en coordinación con otros organismos de


pastoral social de la Iglesia y en diálogo constante con organismos de la sociedad civil
y el Estado, señalan que brinda acompañamiento, formación, asesoría y
sistematización, para facilitar la elaboración de propuestas que inciden, entre otros
temas, en el proceso de recuperación de la memoria histórica y la reconciliación, la
democratización de la Administración de Justicia y la humanización del Sistema
Penitenciario.

Desde su Departamento de DIGNIDAD HUMANA, impulsa la formación y


acompañamiento a los agentes pastorales, personas encarceladas y redes sociales con
participación de funcionarios públicos, promoviendo propuestas concertadas con el
Estado en materia penal y penitenciaria que generen condiciones de respeto a los
derechos humanos de las personas privadas de libertad. Asimismo, se propician
i. Promover entre todos los miembros del Ministerio Público un mayor uso del principio de oportunidad a que se refiere el
artículo 2º del Código Procesal Penal, a fin de evitar que personas que cometen los llamados delitos de mínimo costo o daño
social ingresen a prisión.
ii. Incentivar la celeridad procesal para los expedientes principales y los incidentes de beneficios penitenciarios.
• RECORDAR al INPE el derecho al trabajo de los internos, establecido en el artículo 65º del Código de Ejecución Penal y,
por lo tanto su deber de promoverlo efectivamente.
• RECORDAR al INPE la finalidad de la política pos penitenciaria establecida en el artículo 125º del Código de Ejecución
Penal, con el fin de que se implementen medidas destinadas a lograr la reintegración del liberado con su familia y comunidad,
gestionando la rehabilitación judicial prevista en el Código Penal y logrando la anulación de los antecedentes.
• RECORDAR al INPE el derecho de los internos a ocupar establecimientos adecuados establecidos en el artículo 139º,
inciso 21 de la Constitución Política, y - por ende - su obligación de implementarlos.
• SUGERIR al INPE elaborar y ejecutar un plan de implementación de las penas limitativas de derechos.
• SUGERIR a la Comisión de Justicia y a la Comisión de Derechos Humanos y Pacificación del Congreso de la
República que:
i. Evalúe la posibilidad de una modificación legislativa con el fin de ampliar la conversión de penas privativas de libertad
prevista en el Capítulo III del Título III del Código Penal de modo que penas no mayores de 4 años
de privación de libertad efectiva se conviertan en penas limitativas de derechos.
ii. Evalúe la posibilidad de una modificación legislativa del Código Penal con el fin de establecer las penas limitativas de
derechos como penas principales (no alternas) en mayores tipos de delito.
iii. Evalúe la posibilidad de modificaciones legislativas con el fin de restituir el acceso a la libertad provisional a aquellos
delitos a los cuales se ha restringido este beneficio procesal.
• SUGERIR al Ministerio de Justicia se elaboren iniciativas legislativas para ser presentadas al Congreso de la República, en
el sentido de evaluar la posibilidad de unificar beneficios penitenciarios para todos los delitos aplicándose el principio de
retractividad benigna a fin de evitar distorsiones respecto a la aplicación temporal de la norma.
124

espacios de difusión y sensibilización sobre la problemática con la sociedad civil,


redes de Iglesia y sectores del Estado a nivel local y nacional.

CEAS periódicamente presenta un informe sobre la situación penitenciaria en


nuestro país, reflejando la real situación existente en los centro penitenciarios,
buscando con ello el respeto de los derechos humanos del los presos dentro del sistema
penitenciario.

Según el último Informe de CEAS sobre las prisiones en Perú la situación


penitenciaria peruana, a pesar de algunos esfuerzos, sigue atravesando una grave crisis,
y expresan los pocos signos de esperanza que se pueden encontrar en una cárcel como
acciones de solidaridad, el arte expresado en sus diversas modalidades, la búsqueda
para que la cultura y educación de calidad estén presentes y al alcance de todos/as, la
promoción al trabajo, etc.

El informe de CEAS expresa que la cárcel peruana, en general, tiene por


características - como todas las cárceles de la región - por estar poblada por personas
pobres y de valores diferentes a los que comúnmente se consideran como positivos,
donde impera la violencia física y/o psicológica; donde día a día se evidencian actos de
corrupción y abuso de poder, no sólo entre las autoridades y los internos/as, sino
también entre las mismas personas privadas de libertad.183

Para nuestro parecer, y para CEAS, aún existe la creencia en la sociedad


peruana así como en sus autoridades que la cárcel es la única alternativa para combatir
la delincuencia. Como ejemplo verifican que la delincuencia ha ido en aumentos según
los últimos datos proporcionados por la Policía Nacional del Perú (en adelante PNP) 184.

Lamentablemente un país como el Perú, considerado como un Estado


Constitucional, Social y Democrático de Derecho, se sigue vulnerando los derechos
humanos de los presos/as, y la vulneración se traduce no sólo en violencia física o
psicológica de agente penitenciario/a a preso/as, o entre mismos presos/as por la pugna
de una cuota de poder dentro del E.P., o para mejoras de condiciones de vida. Tanto es
así que los mecanismos para ser rehabilitados y tratados adecuadamente son casi
183
Vid Revista Idele Nº 197 del 04 de marzo del 2010 en IDL en http://www.idl.org.pe
184
Revista Electrónica de la Policía Nacional del Perú, Edición Nº 12, Setiembre-Octubre 2004, señala “al
evaluar la actividad delictiva entre el primer trimestre del presente año (2004) con respecto al similar periodo
2003, se encontró variaciones significativas en los delitos cometido contra el Orden Económico y
Tranquilidad Pública los mismos que se incrementaron en 77.9% y 57.9% respectivamente, del mismo modo
se incrementó los delitos contra el Patrimonio en 6.2%”.
125

imposibles de acceder y; entre tanto los presos que egresan del penal lo hacen con
mayores conocimientos y estrategias para delinquir y también con deterioro en su
salud integral.

Son pocas las instituciones públicas y privadas que se dedican a analizar el


porqué de estas acciones delictivas. Por el contrario, la opinión pública general
propone el incremento de penas, mayores castigos y la construcción de más cárceles.
Entonces, si no se presenta una alternativa a la pena privativa de libertad, coherente
con el desarrollo humano, un gran porcentaje de nuestra población, especialmente la
de menos recursos estará recluida en prisiones, cuyas condiciones cada día se hacen
más inhumanas.
126

Como dijéramos en la parte introductoria la población penitenciaria


actualmente es de 44 254 internos e internas y del total de dicha población penal, el
93,04 % son varones y el 6,96% mujeres185. En cuanto a la población juvenil - entre
los 18 y 29 años de edad - se presenta como la más numerosa, representando el
47,9% del total de la población penal.

Es necesario resaltar que aunque las mujeres privadas de libertad representan


un porcentaje menor, su tratamiento debe ser diferenciado de los varones. Además se
debe brindar un tratamiento especial a las 161 madres que conviven al interior de las
cárceles con sus menores hijos. La presencia de la madre es de vital importancia
para éstos pequeños y ocasionaría un daño irreparable romper dicho vínculo. Pero,
por otra parte también es muy penoso que el niño o niña padezca las condiciones
carcelarias. Son éstas las principales razones para que el Estado, tomando cartas en
este asunto implemente algunas medidas alternativas a la pena privativa de libertad.
Ellas representan sólo el 7.1% del total de mujeres privadas de libertad, a nivel
nacional.

185
Los datos consignados en el informe de CEAS han sido tomados del “Informe Estadístico Mensual -
Enero 2005” que edita el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) - Ministerio de Justicia.
127

De otro lado encontramos un sistema judicial que no responde eficazmente a la


problemática legal de los internos e internas. Esto se ve reflejado a enero del 2005 en
la población penal en calidad de sentenciados, entre varones y mujeres que alcanza el
29,53%, mientras que la gran mayoría se encuentra en calidad de procesada: el
70,47%. Es decir, las autoridades judiciales aún no han determinado la responsabilidad
frente al hecho que provocó su encarcelamiento.

Es también preocupante la situación de los extranjeros en prisión que a enero


del 2005, sumaban 699, cifra que cada día va en aumento. La mayor población
extranjera proviene de España (104), seguida de Colombia (101), Bolivia (48) y
Sudáfrica (48). Un gran porcentaje de extranjeros se encuentra recluido en los Penales
Sarita Colonia (Callao) y Santa Mónica (Chorrillos) entre otros.

El ordenamiento legal del país asume que la cárcel debe lograr que la persona
que no respetó las leyes de convivencia social modifique esa conducta. Para
conseguirlo, la persona privada de libertad recibe un tratamiento con la finalidad de
reeducarlo y re-socializarlo186. Sin embargo, las autoridades responsables de brindar
dicho tratamiento en el penal señalan que los resultados obtenidos no han sido
favorables. Afirman que carecen de recursos materiales y del personal profesional
necesario para poder efectuar un buen trabajo.

El presupuesto de apertura del INPE el año 2004 ascendió a S/. 143’622,000.00


nuevos soles, el cual fue modificado a S/. 148’266,858.00 nuevos soles. Incremento
insuficiente para las carencias que vienen sufriendo muchos de los penales de nuestro
país. El INPE cuenta con aproximadamente 4,865 trabajadores, de los cuales 2,600
prestan servicios de seguridad. El personal restante está a cargo de realizar labores
administrativas y de tratamiento. Es importante resaltar que la normatividad
internacional referida al personal penitenciario, en nuestro país difiere mucho de la
realidad, pues si bien se indica que la administración penitenciaria se esforzará para
que el trabajador tenga la convicción que la función penitenciaria constituye un
servicio social de gran importancia, el tener una remuneración adecuada y asimismo
que se mantendrán en constante capacitación y profesionalización. Sin embargo, los
bajos sueldos y remuneraciones de los empleados penitenciarios que oscilan entre
S/.700 (US$ 210.00) y S/.1,000 nuevos soles mensuales (US$ 330.00), son de
186
Un tema muy complejo como diría JUANATEY DORADO, Carmen, “Manual de Derecho Penitenciario”,
Edit. Iuste, Madrid, 2011, pág 52
128

subsistencia. Se suma a ello la falta de incentivos por parte de la propia institución,


originando que algunos trabajadores tengan un rol pasivo y no busquen alternativas de
formación, capacitación y reformas en el ámbito penitenciario.

Ante esta situación, la respuesta del Estado no ha sido favorable. Durante el año
2004 se adicionó una partida presupuestaria para mejorar la seguridad en los penales, y
se dejó atrás áreas muy deficitarias tanto o más importantes que requieren con urgencia
ser atendidas (salud, alimentación, etc.). A ello se suma el aumento de personas
encarceladas y el poco personal penitenciario que no puede cumplir sus labores
favorablemente por carencia de recursos, poca capacitación especializada, bajos
ingresos, etc.

Aunque teóricamente existe un Plan Nacional de Tratamiento Penitenciario,


dado en el 2003, son pocas las acciones realizadas bajo los lineamientos de este
documento. Aunque se proponen políticas de corto, mediano y largo plazo en
cuestiones de infraestructura (construcción de cárceles) y seguridad, las cuestiones
esenciales de tratamiento no difieren a las actuales. Es decir, se mantienen con
pequeños cambios, y esto es insuficiente. Este documento reconoce que la política de
tratamiento no ha sido la más adecuada. Creemos que el Estado debe plantear reformas
reales en esta materia como el impulso de una política penitenciaria diferenciada por
segmentos de internos/as, promovido por el actual Presidente del INPE, que hasta la
fecha no ha sido implementada.

Por otro lado, los últimos gobiernos no han priorizado esta problemática porque
no contaban con un plan de reforma en el ámbito penitenciario, o en algunos casos,
este tema ha sido postergado.

Durante el período gubernamental de Alberto Fujimori (1990-2000) se dictaron


un sinnúmero de leyes de emergencia que contravinieron diversos derechos
constitucionales. El espíritu normativo de la época estuvo marcado por el incremento
de penalidad, implementación de regímenes penitenciarios de extrema rigurosidad y
restricción considerable de beneficios penitenciarios.

Seguidamente, durante el gobierno de transición presidido por Dr. Valentín


Paniagua, se restauró la democracia en el Perú. Esto trajo consigo el desmontaje de las
estructuras autoritarias del período anterior y tuvo también influencia en el ámbito
penitenciario. Se inició una política de apertura y diálogo con la sociedad civil que
129

significó avances importantes en materia legislativa y penitenciaria: favoreciendo la


despenalización, mejora de las condiciones de vida al interior de las cárceles y una
mayor y mejor relación con los sectores involucrados en el sistema penal y
penitenciario. Sin embargo, subsistieron los problemas presupuestales que truncaron
mejoras en la infraestructura, tratamiento y servicios básicos para la población
penitenciaria.

En el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), el sector Justicia centró sus


funciones en la lucha contra la corrupción dentro de las instituciones estatales. En la
práctica esto significó dejar de lado el problema carcelario de nuestro país. No
obstante, en el año 2003 dos acciones relevantes ponen en el debate nuevamente la
situación de las cárceles: la aprobación del Plan Nacional de Tratamiento
Penitenciario187 y la promulgación del Reglamento del Código de Ejecución Penal188.

El informe de CEAS propone a la vista in locuo de los Establecimiento


Penitenciarios del Perú establecer una política penitenciaria diferenciada, por tanto
urge ser implementada en su integridad, lo que permitiría un tratamiento adecuado a
estos segmentos débil de internos e internas, especialmente la más joven que no
pertenece a la cultura delincuencial y que requiere más atención por el riesgo de
vulneración de precarios valores.

El E.P. más emblemático de Perú es Lurigancho con una población que roza los
6 097 mil presos (hombre, entre sentenciados y procesados), y cuya población sobre
pasa la capacidad legal establecida solo para 1800 presos, prácticamente hablamos de
un exceso de casi cuatro internos por 1800 presos.

Es de advertir que dicho E.P. tiene muchos problemas de diversas índoles,


empezando por los derechos del internos, como la salud penitenciaria que en realidad
tuvo que ser declarada en emergencia en este penal, pues por el problema de
hacinamiento existe un gran riesgo de enfermedades infecto contagiosas. El ingreso de
visitas familiares como íntimas ha permitido la transmisión de enfermedades a la
comunidad por la alta tasa de contagio. En Lurigancho la tasa de morbilidad por TBC
es 9.85 veces mayor que la tasa promedio en Lima (263 por cada 100 mil habitantes).

187
Resolución Ministerial N3 187-2003-JUS, del 20 de mayo 2003.
188
Decreto Supremo Nº 015-2003-JUS, del 11 de septiembre del 2003
130

Además es un hecho evidente el ingreso de alcohol y droga en este penal. Este


es un grave problema de corrupción, pues no es posible que estos productos prohibidos
puedan ingresar al penal sin que la autoridad penitenciaria se percate. Pero también
algo grave, que tienen conocimientos los agentes penitenciarios, es que muchos presos
duermen en el suelo, los presos más antiguos en E.P. ofrecen alquilar o vender un
espacio con un maltrecho colchón.

La población joven en las cárceles es cada día mayor. Sin embargo, las acciones
de tratamiento para esta población que debe ser diferenciada de acuerdo a nuestras
normas, no se cumplen. Lamentablemente, en este penal no existen mecanismos
adecuados para ser rehabilitados. Por el contrario, egresan del penal con mayores
“conocimientos” y “estrategias” para delinquir.

El E.P. de Challapalca, que pesar de las recomendaciones emitidas por la


Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Informe de la Defensoría del
Pueblo, el Estado Peruano a enero del 2005 no cumplía con el cierre del
Establecimiento Penitenciario de Challapalca, pues se seguía manteniendo en
funcionamiento con sólo CINCO internos, uno procesado y cuatro sentenciados189.

Las autoridades penitenciarias afirmaron que el Penal de Challapalca sería


cerrado cuando entre en funcionamiento el Penal de Piedras Gordas, que se aperturó el
15 de diciembre del 2004 mediante Resolución Suprema 264-2004-JUS. El día 4 de
febrero del presente año, todos los internos del penal de Challapalca fueron trasladados
a diversos establecimientos Penitenciarios, no quedando ningún interno en este penal.
Es un gran logro esta decisión tomada y esperamos que este Establecimiento
Penitenciario sea cerrado definitiva y no transitoriamente.

Con la nueva construcción del E.P. denominado Piedra Gordas, un


Establecimiento Penitenciario de Régimen Cerrado Especial, el mismo que entró en
funcionamiento el 15 de diciembre del 2004, se encuentra ubicado en el kilómetro 32
de la Panamericana Norte, en el Distrito de Ancón. Su capacidad de albergue es de
1080 internos aproximadamente, y a febrero del 2005, se encontraban recluidos 116
internos su población alcanza aproximadamente 116 internos.

189
Posteriormente estos cinco presos fueron trasladados a otros E.P.
131

La Dirección, Administración, seguridad interna y externa están a cargo del


Instituto Nacional Penitenciario, como también las labores de rehabilitación y
resocialización de las personas encarceladas en este centro penitenciario. Este nuevo
centro penitenciario cuenta con un sistema moderno de seguridad y monitoreo en el
interior y exterior de sus ambientes.

El 21 de diciembre del 2004 mediante Decreto Supremo Nro. 016-2004-JUS, se


modificó el reglamento del Código de Ejecución Penal, indicando las características y
etapas del Régimen Cerrado Especial, el cual se aplicará a los internos que alberga el
Penal de Piedras Gordas. Este Régimen tiene tres etapas:

“Artículo 62º.- El Régimen Cerrado Especial se caracteriza por el


énfasis en las medidas de seguridad y disciplina. El Régimen
Cerrado Especial de máxima seguridad tiene tres etapas:
62.1 Etapa “A”.
62.2 Etapa “B”
62.3 Etapa “C”

Esta norma que regula el régimen cerrado especial de algunos E.P. tiende más a
conculcar más los derechos fundamentales de los presos (internos en Perú), ya que
tienes muy limitados sus visitas, limitación de los paseos al patio de recreación,
horario apertura y cierre de celdas, etc. Pues ello no deja de demostrar cada día más
que la cárcel se encuentra en crisis.

En razón a dicho dispositivo hemos elaborado un cuadro que vale la pena valorarlo:
ETAPA “A” ETAPA “B” ETAPA “C”

Características Los de difícil Vigilancia y Mayor confianza al


generales readaptación, están disciplina, haciéndola interno y se otorga
sujetos a estricta compatible con la mayores espacios para
disciplina y vigilancia. promoción del vínculo relacionarse con el
familiar. exterior.
132

Patio Dos horas diarias Cuatro horas diarias Cuatro horas diarias

Visita Dos visitas semanales, Dos visitas semanales, Dos visitas semanales,
un máximo de tres un máximo de cuatro un máximo de cuatro
familiares (4º de familiares (4º de familiares (4º de
consanguinidad y 2º de consanguinidad y 2º de consanguinidad y 2º de
afinidad). afinidad). afinidad).
Duración de 2 horas y Será visita directa de 4 Será visita directa de 6
a través de locutorios horas. horas.

Visita de Será cada 15 días Será cada 15 días Será cada 15 días
menores de acompañados de padre, acompañados de padre, acompañados de padre,
edad madre, tutor o persona madre, tutor o persona madre, tutor o persona
adulta debidamente adulta debidamente adulta debidamente
identificada. identificada. identificada.
Trabajo y Obligados a trabajar o Obligados a trabajar o Obligados a trabajar o
educación estudiar 4 horas diarias estudiar 4 horas diarias estudiar 4 horas diarias
como mínimo. como mínimo. como mínimo.
Visita íntima Cada 30 días, Cada 15 días Cada 15 días
cumpliendo los cumpliendo los cumpliendo los
requisitos establecidos requisitos establecidos requisitos establecidos
en la norma vigente. en la norma vigente. en la norma vigente.

Apertura y cierre Se abren a las 08:30 se Se abren a las 08:30 y Se abren a las 08:30 y
de celdas cierran a las 20 horas. se cierran a las 21 se cierran a las 21
horas. horas.
Estímulos Si tiene buen Si tiene buen Si tiene buen
comportamiento podrá comportamiento podrá comportamiento podrá
acceder a la visita acceder a visita especial acceder a visita especial
especial directa de una directa de tres directa de tres
hora hasta por tres familiares o amigos el familiares o amigos el
familiares el día de su día de su onomástico, día de su onomástico,
onomástico, navidad, navidad, día de la navidad, día de la
día de la madre o el madre o el padre, por madre o el padre, por
padre. una hora. una hora.

Como colofón a este informe quiero expresar que mientras no haya mejora en el
presupuesto económico y un auténtico plan de acción para mejorar el Régimen
Penitenciario de Perú, no podremos hablar, menos mencionar, una verdadera la
resocialización del penado, toda vez que egresa un preso del E.P. es como que saliera
un enfermo del Hospital. Y siguiendo lo expresado por Bergalli mientras subsista
dicho sistema estaremos hablando de una cárcel real y una cárcel legal.
133

Por más que nos hayan ayudado a ver el túnel de las alternativas a la prisión
(Bentham, Foucault, Beccaria, Ferrajoli, Pavarini, etc.) aún tenemos que ver la luz que
nos conduce directamente al túnel con salida.

8.3. INFORME DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS


HUMANOS SOBRE LAS CÁRCELES EN PERÚ:

El informe de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (en


adelante CIDH) realizado en los años 1998 y, posteriormente en el año de 2002, se
hace en función a las denuncias llegadas a CIDH por fragante violación de los
derechos humanos de los presos que se encontraban ocupando cárceles como la de
134

Challapalca190 (Sierra andina entre Tacna y Puno) y Yanamayo (Sierra andina de Puno).
Ambas cárcel se encuentran en lugares inhóspitos, tanto por el frio como por lo
inaccesible geográficamente a dicho centros de reclusión, pese a ello el Estado aún
seguía manteniéndolas abiertas para el ingreso de más presos. Sin embargo la CIDH
señaló con acierto que:

“El derecho y la obligación que tiene el Estado de sancionar a las personas que
cometen delitos son indudables. Pero ciertamente ello no implica que las personas
privadas de su libertad, que en su mayoría, tanto en Perú como en otros Estados del
hemisferio, se encuentran en situación de detención preventiva, es decir, sin que un
tribunal haya determinado su responsabilidad, carezcan del derecho de ser tratados con
pleno respeto a la dignidad humana.”

La CIDH realiza un diagnostico del marco normativo constitucional, penal y


penitenciario del Perú, señalando que la propia CPp protege al preso 191, más aún si la
norma sustantiva penal y la ejecutiva192, sobretodo, ampara y resguarda todos los
derechos y deberes de los internos, sin embargo el Estado como ejecutor de la leyes las
es el primero en incumplirlas.

Así mismo, invoca los tratados internacionales sobre todo los que Perú celebró
con la Organización de Estados Americanos (en adelante OEA). Así las cosas, la
Convención Americana establece que los estados partes se compromete a respetar los
derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
190
La prisión de Challapalca está a una altura de 4600 metros de sobre el nivel del mar y se ubica en la Sierra
Andina de Puno. Fue construida en 1997 durante el gobierno del presidente Alberto Fujimori. De acuerdo al
código penitenciario peruano este prisón, es considerado de régimen cerrado. Allí se traslada a los reclusos
que presentan mayores dificultades de adaptación en otros centros, a los que promueven la desobediencia, la
indisciplina y los que son considerados como de alta peligrosidad por el delito por el cual están condenados,
como en el caso de delitos de terrorismo, traición a la patria entre otros o por su personalidad.
191
La Constitución peruana establece en su artículo 1º que: “la defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. Dicho instrumento consagra asimismo en su
artículo 139º el "derecho de los reclusos y sentenciados de ocupar establecimientos adecuados" y el
"principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación
del penado a la sociedad".
192
A respecto el Código de Ejecución Penal de 1991 dispone que la "ejecución penal y las medidas privativas
de libertad de los procesados están exentas de tortura o trato inhumano o humillante y de cualquier otro
acto o procedimiento que atente contra la dignidad del interno", que el "régimen penitenciario se desarrolla
respetando los derechos del interno no afectados por la condena", que el "Sistema Penitenciario acoge las
disposiciones, conclusiones y recomendaciones de las Naciones Unidas para la prevención del delito y
tratamiento del delincuente", y que el "interno ocupa un ambiente adecuado y está sujeto a tratamiento
integral desde su ingreso hasta su liberación"
135

toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna. Por su parte
el artículo 5º de dicho instrumento, relativo al derecho a la integridad personal,
establece lo siguiente:
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será
tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento
adecuado a su condición de personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de
los adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor
celeridad posible, para su tratamiento.
6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la
reforma y la readaptación social de los condenados.

Como bien lo prescribe la normativa internacional, la misma que guarda


estrecha relación con las normas internas del país, fija el derecho a la integridad física,
psíquica o moral de las personas sean libres o presas. Así mismo prescribe el hecho
que los condenados deben ser separados de los procesados ello en razón del principio
in dubio pro reo, por cuanto el procesado aún no ha sido condenado o absuelto de los
cargos criminales que pesan contra él y, por ende no puede ser sujeto a una
contaminación de la cárcel propiamente dicha.

La misma Convención en su artículo 7º señala expresamente los derechos de


toda persona que es detenida, procesada y condenada. Nadie puede ser torturado/a,
vejado/a, humillado/a o secuestrado/a con el objeto de obtener de su propia boca la
supuesta “verdad” de los hechos criminales que se investigan. Menos pueden ser
detenidas sin autorización previa de juez natural y procesadas con privación de su
libertad sin dilaciones o demoras.

La Corte Interamericana ha resaltado la importancia de las normas


internacionales de protección de los derechos humanos aplicables respecto a
condiciones de detención, y específicamente ha reconocido las mencionadas Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos como un estándar fundamental aplicable
en la materia. Tomando en cuenta tal circunstancia, la CIDH utilizó especialmente para
la elaboración de su informe que ahora estudiamos, además de la Convención
136

Americana, las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, y que al mismo
tiempo también nosotros hemos aplicado y hemos realizado un análisis durante el
desarrollo del trabajo de investigación

Tal como se señaló ut supra, el informe de la CIDH fue elaborado teniendo en


cuenta la Convención Americana sobre Derechos Humanos, las Reglas Mínimas para
el Tratamiento de los Reclusos y la legislación interna del Perú. Para ello analizaremos
por detalle y rubro los derechos que gozan, o no, los reclusos del E.P. Cerrado de
Challapalca.

1. Registro y ubicación de los detenidos.


Merced a los que dispone la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, artículo 5º sobre el Derecho a la integridad personal, y en
acápites seguidos señala que los reclusos tienes que estas distribuidos y
separados en función al peligro del delito que han cometido, asimismo
prescribe sobre la identificación del detenido. En igual sentido prescribe
el CEPp en su artículo 98º que establecimientos penitenciarios se
clasifican en ordinarios y especial. Los Establecimientos de régimen
cerrado ordinario se caracterizan por el estricto control y limitación en las
actividades comunes y en las relaciones con el exterior, en tanto que los
Establecimientos de régimen cerrado especial son destinados al interno
sentenciado de difícil readaptación y, excepcionalmente, en ambientes
separados al procesado que tenga esa condición, dando cuenta a la
autoridad competente.

En el caso que nos ocupa apreciamos del propio informe de la CIDH que
existe una clasificación de los reclusos en dicho centro penitenciario, es
más, las clasificación como E.P. cerrado especial hace que los reclusos
que lleguen allí sean muchos de ellos condenados.

2. Locales destinados a los reclusos.


Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:
9.1) Las celdas o cuartos destinados al aislamiento nocturno no deberán
ser ocupados más que por un solo recluso.
137

Concluye el Informe de la CIDH que los locales destinados son los


adecuados, ya que cada preso tiene una celda individual y por tanto
el “fantasma” del hacinamiento es inexistente.

3. Condiciones físicas de detención


Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos en sus acápites
10), 11),12),13) y 14) y en concordancia con la CPp en su artículo 139.
Son principios y derechos de la función jurisdiccional: 21) El derecho de los reclusos
y sentenciados de ocupar establecimientos adecuados.

Lamentablemente las condiciones físicas del preso son inhumanas, por


cuanto en dicho Centro penitenciario existes muchas deficiencias en la
luz, agua, calefacción, ventilación, etc. En resumen la CIDH considera
que las condiciones predispuestas para someter a las personas detenidas
en la Cárcel de Challapalca constituyen un trato cruel, inhumano y
degradante.

4. Condiciones de aseo personal.


Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

15. Se exigirá de los reclusos aseos personales y a tal efecto dispondrán de agua y de
los artículos de aseo indispensables para su salud y limpieza.
16. Se facilitará a los reclusos medios para el cuidado del cabello y de la barba, a fin
de que se presenten de un modo correcto y conserven el respeto de sí mismos; los
hombres deberán poder afeitarse con regularidad.

La mayoría de los internos entrevistados señalaron que el aseo personal no se


puede realizar con frecuencia diaria por la temperatura helada del agua; solamente lo
realizan dos veces por semana. Asimismo, señalaron que no reciben los elementos
requeridos para lavar las ropas, las celdas, baños y otros lugares de los pabellones. Se
estableció además, que el agua para el aseo es tomada del río Maure que pasa cerca al
penal, sin darle tratamiento de purificación alguno.

En tal sentido la CIDH considera que la Cárcel de Challapalca no cuenta con los
medios higiénicos básicos para la salud y el aseo de las personas allí detenidas.

5. Ropas y cama
138

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

17.1) Todo recluso a quien no se permita vestir sus propias prendas recibirá las apropiadas
al clima y suficientes para mantenerle en buena salud. Dichas prendas no deberán ser en
modo alguno degradantes ni humillantes. 2) Todas las prendas deberán estar limpias y
mantenidas en buen estado. La ropa interior se cambiará y lavará con la frecuencia necesaria
para mantener la higiene.

18. Cuando se autorice a los reclusos para que vistan sus propias prendas, se tomarán
disposiciones en el momento de su ingreso en el establecimiento, para asegurarse de que
están limpias y utilizables.

19. Cada recluso dispondrá, en conformidad con los usos locales o nacionales, de una
cama individual y de ropa de cama individual suficiente, mantenida convenientemente y
mudada con regularidad a fin de asegurar su limpieza.

Los reclusos visten sus propias ropas. La dirección informó que suministraba
siete frazadas a cada interno cuando ingresaban al penal. Los detenidos por el
contrario señalaron que solamente habían recibido dos frazadas por parte de la
dirección, las que les fueron retiradas a las dos semanas por la misma dirección, y que
tampoco les habían entregado unas casacas enviadas para ellos por el Comité
Internacional de la Cruz Roja. La Comisión observó que las colchonetas se encuentran
en su mayoría deterioradas por la humedad.

Concluye en este acápite la CIDH que la dirección del penal no garantiza la


entrega de ropas y frazadas reglamentarias a la población carcelaria bajo su custodia,
para que puedan soportar los rigores clima.

6. Alimentación

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

20.1) Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acostumbradas, una


alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente
para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas. 2) Todo recluso deberá tener la
posibilidad de proveerse de agua potable cuando la necesite.
139

El Código de Ejecución Penal de Perú señala en su artículo 17º. La Administración


Penitenciaria proporciona al interno la alimentación preparada que cumpla con las
normas dietéticas y de higiene establecidas por la autoridad de salud.

Prescrito anteriormente discrepa la norma legal con la verdad de los hechos,


toda vez que a los reclusos les proveían de comida tres veces al día, con una dieta
balanceada y variada de acuerdo a las posibilidades y al presupuesto de S/. 2.50 soles
(aproximadamente 60 centavos de dólar) diario por interno, y que la calidad de los
alimentos era de regular calidad y que los mismos presos prefería hacer sus alimentos
en sus propias celdas y cocinas a kerosén proporcionadas por su familia

Concluye en este aspecto la CIDH que la dirección del Instituto Nacional


Penitenciario, no provee de la alimentación adecuada, higiénica y suficiente para las
personas allí detenidas.

7. Ejercicios físicos

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

21.1) El recluso que no se ocupe de un trabajo al aire libre deberá disponer, si el


tiempo lo permite, de una hora al día por lo menos de ejercicio físico adecuado al
aire libre. 2) Los reclusos jóvenes y otros cuya edad y condición física lo permitan,
recibirán durante el período reservado al ejercicio una educación física y recreativa.
Para ello, se pondrá a su disposición el terreno, las instalaciones y el equipo
necesario.

No existe ninguna posibilidad para los internos de realizar ejercicios físicos,


practicar algún deporte o tener algún tipo de recreación al aire libre. Sólo pueden
tomar el sol o caminar en el patio interno de cada pabellón.

La Comisión determina que en la Cárcel de Challapalca no hay las facilidades


para la realización de actividades físicas y deportivas para el bienestar y la
resocialización de las personas allí recluidas.

8. Servicios médicos

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:


140

22.1) Todo establecimiento penitenciario dispondrá por lo menos de los servicios de un


médico calificado que deberá poseer algunos conocimientos psiquiátricos. Los servicios
médicos deberán organizarse íntimamente vinculados con la administración general del
servicio sanitario de la comunidad o de la nación. Deberán comprender un servicio
psiquiátrico para el diagnóstico y, si fuere necesario, para el tratamiento de los casos de
enfermedades mentales. 2) Se dispondrá el traslado de los enfermos cuyo estado requiera
cuidados especiales, a establecimientos penitenciarios especializados o a hospitales civiles.
Cuando el establecimiento disponga de servicios internos de hospital, éstos estarán provistos
del material, del instrumental y de los productos farmacéuticos necesarios para proporcionar
a los reclusos enfermos los cuidados y el tratamiento adecuados. Además, el personal deberá
poseer suficiente preparación profesional. 3) Todo recluso debe poder utilizar los servicios de
un dentista calificado.

El Código de Ejecución Penal de Perú señala:

Artículo 76. El interno tiene derecho a alcanzar, mantener o recuperar el


bienestar físico y mental. La Administración Penitenciaria proveerá lo
necesario para el desarrollo de las acciones de prevención, promoción y
recuperación de la salud.

La penitenciaría cuenta con el servicio de un médico y una enfermera que


permanecen por períodos hasta de tres meses y luego es trasladado, siendo asignado
otro facultativo que atiende a los internos que demandan su asistencia. En el
consultorio se encuentran los archivos de los exámenes practicados a los detenidos una
vez ingresan al penal. Existe una farmacia con los medicamentos básicos, una sala
para quirófano con una silla que de acuerdo a lo informado por el médico del penal
nunca se ha utilizado por no contar la sala con condiciones de asepsia. Un laboratorio
de rayos X con sus respectivos equipos pero sin los elementos necesarios para su
funcionamiento. Al respecto, el servicio médico no proporciona los medicamentos
apropiados para atender enfermedades193 que requieren algún tratamiento y medicación
especial.

Otro problema de salud que sufren los presos en E.P. Challapalca es el


denominado mal de montaña o “soroche”, y se dice así por el hecho de estar a una
altura de más de 4000 metros sobre el nivel del mar, disminuye el oxigeno en el

193
Las mayores afecciones que se presentan son las gástricas, herpes, cefaleas, problemas de respiración,
oftalmológicas, que en su gran mayoría son producidas por la altura y no son atendidas debidamente por
requerir algunas veces de diagnóstico, medicamento adecuado o cuidado más especializado
141

organismo. Adicional a dicha enfermedad encontramos el mal de montaña crónico o


enfermedad de monge que posee el siguiente cuadro sintomático:

Esta enfermedad se caracteriza por la presencia de síntomas neuropsíquicos como la


falta de concentración mental, dificultad para dormir bien, dolores de cabeza,
zumbidos de oídos, fatiga, alteraciones del carácter y de la memoria y ciertas
dificultades en el movimiento. También pueden presentarse problemas a otros niveles,
como en los sistemas locomotor, circulatorio, digestivo y endocrino, que al verse
comprometidos contribuyen a reducir sustancialmente el rendimiento físico y mental
de la persona afectada. Una elevada cifra de glóbulos rojos se encuentra siempre
como signo claro de la afección.

Considera la CIDH que por el lugar en que se encuentra ubicada la Cárcel de


Challapalca, las condiciones de salubridad y atención médica de los internos, los
familiares que los visitan y el personal del INPE allí destacado, se pone en peligro la
integridad física y la salud de estas personas.

9. Disciplina y sanciones

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

27. El orden y la disciplina se mantendrán con firmeza, pero sin imponer más
restricciones de las necesarias para mantener la seguridad y la buena organización de la vida
en común.

28.1) Ningún recluso podrá desempeñar en los servicios del establecimiento un empleo que
permita ejercitar una facultad disciplinaria. 2) Sin embargo, esta regla no será un obstáculo
para el buen funcionamiento de los sistemas a base de autogobierno. Estos sistemas implican
en efecto que se confíen, bajo fiscalización, a reclusos agrupados para su tratamiento, ciertas
actividades o responsabilidades de orden social, educativo o deportivo.

29. La ley o el reglamento dictado por autoridad administrativa competente determinará


en cada caso: a) La conducta que constituye una infracción disciplinaria; b) El carácter y la
duración de las sanciones disciplinarias que se puedan aplicar; c) Cuál ha de ser la
autoridad competente para pronunciar esas sanciones.

30.1) Un recluso sólo podrá ser sancionado conforme a las prescripciones de la ley o
reglamento, sin que pueda serlo nunca dos veces por la misma infracción. 2) Ningún recluso
será sancionado sin haber sido informado de la infracción que se le atribuye y sin que se le
haya permitido previamente presentar su defensa. La autoridad competente procederá a un
142

examen completo del caso. 3) En la medida en que sea necesario y viable, se permitirá al
recluso que presente su defensa por medio de un intérprete.

Al respecto sobre las sanciones hay que advertir que el Código de Ejecución
Penal de Perú señala:
Artículo 27. Sólo pueden imponerse las siguientes
sanciones disciplinarias:

1. Amonestación.
2. Privación de paseos o actos
recreativos comunes, cuando corresponda
hasta un máximo de treinta días.
3. Limitación de las comunicaciones con
el exterior hasta un máximo de treinta días.
4. Privación de permisos de salida hasta
un máximo de sesenta días.
5. Aislamiento hasta un máximo de
treinta días, salvo lo dispuesto en el artículo
33.

Artículo 34. El interno es informado de la falta que


se le atribuye permitiéndosele ejercitar su defensa.

Por otro lado, los presos manifestaron que las sanciones de aislamiento de
treinta días que se les aplicaban por las directivas del penal obedecían a decisiones
arbitrarias de los vigilantes y de las directivas sin que se agotara procedimiento alguno,
se les formulara cargo y se les brindara oportunidad de defenderse. Indicaron que no se
les atendía sus recursos o peticiones específicas y cuando éstas eran reiterativas se
constituían en un motivo de castigo. Señalaron además que la sanción de aislamiento
se les aplicaba regularmente sin gradualidad alguna y por períodos superiores a los
reglamentarios.

La ausencia de la aplicación de los procedimientos previstos a los internos que


no acatan las normas disciplinarias del penal constituye de por sí una vulneración a las
garantías judiciales del artículo 8 de la Convención, que son extendidas a todo tipo de
procedimiento, acarreando su desconocimiento una violación al debido proceso.

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:


143

31. Las penas corporales, encierro en celda oscura, así como toda sanción cruel,
inhumana o degradante quedarán completamente prohibidas como sanciones
disciplinarias.

32. 1) Las penas de aislamiento y de reducción de alimentos sólo se aplicarán cuando


el médico, después de haber examinado al recluso, haya certificado por escrito que
éste puede soportarlas. 2) Esto mismo será aplicable a cualquier otra sanción que
pueda perjudicar la salud física o mental del recluso. En todo caso, tales medidas no
deberán nunca ser contrarias al principio formulado en la regla 31, ni apartarse del
mismo. 3) El médico visitará todos los días a los reclusos que estén cumpliendo tales
sanciones disciplinarias e informará al director si considera necesario poner término
o modificar la sanción por razones de salud.

Las celdas de aislamiento o “ambientes de reflexión” 194, no poseen ventilación


ni condiciones mínimas de aseo para quienes allí permanecen. El argumento de la
dirección del E.P. fue que las sanciones de aislamiento impuestas no superaban los 45
días; sin embargo, la CIDH advirtió y constó que un interno llevaba más de esa plazo
en aislamiento celular.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece:

Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal

1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.

2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o


degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano.

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

33. Los medios de coerción tales como esposas, cadenas, grillos y camisas de fuerza
nunca deberán aplicarse como sanciones. Tampoco deberán emplearse cadenas y grillos
como medios de coerción. Los demás medios de coerción sólo podrán ser utilizados en los
siguientes casos: a) Como medida de precaución contra una evasión durante un traslado,
siempre que sean retirados en cuanto comparezca el recluso ante una autoridad judicial o
administrativa; b) Por razones médicas y a indicación del médico; c) Por orden del director,
si han fracasado los demás medios para dominar a un recluso, con objeto de impedir que se
dañe a sí mismo o dañe a otros o produzca daños materiales; en estos casos, el director
deberá consultar urgentemente al médico, e informar a la autoridad administrativa superior.
194
HUGO VIZCARRO, Sigifredo, “Manuel de Derecho Penal y Penitenciario”, Edit Novus Iuris, Lima, 1997,
pág.35
144

34. El modelo y los métodos de empleo autorizados de los medios de coerción serán
determinados por la administración penitenciaria central. Su aplicación no deberá
prolongarse más allá del tiempo estrictamente necesario.

Una de las situaciones más denunciadas por los reclusos entrevistados y por sus
familiares es el maltrato físico y síquico de que son víctima por parte de los vigilantes.

La modalidad más utilizada consiste en que los custodios se presentan en las


noches en los pabellones para conducir a alguno de los detenidos, llevarlo consigo y
aplicarles métodos de tortura psicológica tales como amenazarlos con causarle daños
corporales, no regresarlos a las celdas hasta el amanecer o maltratarlos verbalmente
para hacerles sentir la incertidumbre de que en ese lapso podrán ser objeto de cualquier
vejamen aún la amenaza de muerte, bajo una aparente fuga. Otra de las formas de
intimidación y hostigamientos frecuentes es la de golpear a altas de la noche con
bastones y palos las rejas de la acceso a los corredores para despertarlos y asustarlos
sin motivo alguno. En algunas ocasiones, manifestaron los reclusos que les propinaban
golpes con palos o con las manos, cuidándose de no dejarles huellas en sus cuerpos.

También se denunció la aplicación de torturas físicas conocidas como “el


bautizo”, consistentes en golpes en el cuerpo con palos y con picanas (bastones
eléctricos), que se les infringe a los reclusos que llegan desde otros centros
penitenciarios después de obligarles a desnudar y bañar con agua fría por parte de los
vigilantes, con la finalidad de hacerles sentir una sumisión absoluta a la disciplina del
penal.

Tales denuncias sobre mal tratos físicos y psicológicos no son nuevas. Los
funcionarios de la Defensoría del Pueblo que visitaron el penal el 19 de octubre de
1999 dejaron consignada la aplicación de castigos físicos por parte de la policía
encargada para ese entonces de la vigilancia, lo cual habría quedado evidenciado en
los reconocimientos médicos que se les practicara a los internos.

La CIDH observa que las directivas del penal de Challapalca y los miembros de
la guardia penitenciaria aplican sanciones y castigos a los reclusos sin la realización de
procedimientos disciplinarios previos y sin criterios de gradualidad. Que algunos
internos, de acuerdo a la información recibida, han sido víctimas de tratos y agresiones
físicas y sicológicas que vulneran el derecho a la integridad personal protegido por la
145

Convención Americana, que se constituyen por su violencia y por ser sistemáticas, en


prácticas de tortura proscritas por la Convención Americana, ut supra 14, y las cuales
el Estado de Perú se comprometió expresamente a prevenir y sancionar al haber
firmado y ratificado la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
tortura.

10. Contacto con el mundo exterior y visitas

La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece:

Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal

3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.

6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad


esencial la reforma y la readaptación social de los condenados.

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

Los reclusos estarán autorizados para comunicarse periódicamente, bajo la


debida vigilancia, con su familiar y con amigos de buena reputación, tanto por
correspondencia como mediante visitas.

Los reclusos deberán ser informados periódicamente de los acontecimientos


más importantes, sea por medio de la lectura de los diarios, revistas o
publicaciones penitenciarias especiales, sea por medio de emisiones de radio,
conferencias o cualquier otro medio similar, autorizado o fiscalizado por la
administración.

El Código de Ejecución Penal de Perú señala:

Artículo 37. El interno puede comunicarse


periódicamente, en forma oral y escrita y en su propio
idioma, con sus familiares, amigos, representantes
diplomáticos y organismos e instituciones de asistencia
penitenciaria, salvo la incomunicación declarada por la
autoridad judicial en el caso del procesado, conforme a
los artículos 140, 141 y 142 del Código Procesal Penal.
146

Respeto a la intimidad. Las comunicaciones se realizan respetando la intimidad


y privacidad del interno y sus interlocutores.

Artículo 38. La Administración Penitenciaria estimula e


intensifica las comunicaciones y visitas en cuanto sean
beneficiosas para el interno y evita aquellos contactos
con el exterior que le resulten perjudiciales.

Artículo 39. Las visitas se realizan en ambientes


especiales, horarios, periodicidad y condiciones que
establece el Reglamento.

Artículo 40. El interno tiene derecho a entrevistarse y


comunicarse en privado con su abogado defensor, en un
ambiente adecuado. Este derecho no puede ser
suspendido ni intervenido, bajo responsabilidad del
Director del Establecimiento Penitenciario.

11. Biblioteca

Cada establecimiento deberá tener una biblioteca para el uso de todas las
categorías de reclusos, suficientemente provista de libros instructivos y recreativos.
Deberá instarse a los reclusos a que se sirvan de la biblioteca lo más posible.

En la cárcel de Challapalca no existe biblioteca o facilidad alguna por parte de


las directivas del penal para que los internos puedan acceder a libros, revistas o
periódicos para su información o distracción. Según las informaciones de los
familiares de los detenidos, las revistas o periódicos que son llevados por ellos para la
lectura de los internos son previamente seleccionados y en algunas ocasiones
incautados cuando tratan sobre temas o noticias de orden público.

Por la ubicación geográfica del penal, el acceso a los medios de comunicación


es casi nulo. Las ondas de radio y de televisión no son percibidas. No hay ingreso de
revistas o periódicos. Existe en cada pabellón salones para biblioteca pero se
encuentran vacíos. La total incomunicación del mundo exterior sólo es redimida por
las visitas de algunos familiares que les traen noticias sobre lo ocurrido afuera. Los
internos trasladados en el mes de septiembre del 2001 de la Cárcel de Yanamayo,
147

denunciaron que en ese penal mantenían unos televisores que les había obsequiado
para su uso un sacerdote pero que les fueron hurtados junto a sus pertenencias al
momento de ser llevados a Challapalca

12. Religión

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

41.1) Si el establecimiento contiene un número suficiente de reclusos que


pertenezcan a una misma religión, se nombrará o admitirá un representante
autorizado de ese culto. Cuando el número de reclusos lo justifique, y las
circunstancias lo permitan, dicho representante deberá prestar servicio con carácter
continuo. 2) El representante autorizado nombrado o admitido conforme al párrafo 1
deberá ser autorizado para organizar periódicamente servicios religiosos y efectuar,
cada vez que corresponda, visitas pastorales particulares a los reclusos de su
religión. 3) Nunca se negará a un recluso el derecho de comunicarse con el
representante autorizado de una religión. Y, a la inversa, cuando un recluso se
oponga a ser visitado por el representante de una religión, se deberá respetar en
absoluto su actitud.

En año 2002 hasta el mes de agosto en que la Comisión estuvo allí, sólo habían
recibido dos visitas para asistencia religiosa.

13. Depósitos de objetos pertenecientes a los reclusos

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

43.1) Cuando el recluso ingresa en el establecimiento, el dinero, los objetos de


valor, ropas y otros efectos que le pertenezcan y que el reglamento no le autoriza a
retener, serán guardados en un lugar seguro. Se establecerá un inventario de todo
ello, que el recluso firmará. Se tomarán las medidas necesarias para que dichos
objetos se conserven en buen estado. 2) Los objetos y el dinero pertenecientes al
recluso le serán devueltos en el momento de su liberación, con excepción del dinero
que se le haya autorizado a gastar, de los objetos que haya remitido al exterior, con la
debida autorización, y de las ropas cuya destrucción se haya estimado necesaria por
razones de higiene. El recluso firmará un recibo de los objetos y el dinero restituidos.
3) Los valores y objetos enviados al recluso desde el exterior del establecimiento
serán sometidos a las mismas reglas. 4) Si el recluso es portador de medicinas o de
estupefacientes en el momento de su ingreso, el médico decidirá el uso que deba
hacerse de ellos.
148

Los internos, especialmente los trasladados de la Cárcel de Yanamayo en el mes


de septiembre de 2001, denunciaron que sus efectos personales y ropa les fueron
retenidos y hurtados sin que hasta la fecha se haya realizado investigación alguna para
establecer su paradero o la responsabilidad por tales hechos.

14. Asistencia Sicosocial

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

49. 1) En lo posible se deberá añadir al personal un número suficiente de especialistas, tales


como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, maestros e instructores técnicos. 2) Los
servicios de los trabajadores sociales, de maestros e instructores técnicos deberán ser
mantenidos permanentemente, sin que ello excluya los servicios de auxiliares a tiempo
limitado o voluntarios.

Las visitas del personal administrativo de apoyo como trabajadores sociales,


sicólogos y abogados, se realizan en forma muy esporádica y por uno o dos días. En el
año 2002 solamente en dos ocasiones se hicieron presentes estos profesionales, una de
ellas tres días antes de la visita de la Comisión.

15. Tratamiento

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

El tratamiento de los condenados a una pena o medida privativa de libertad debe tener por
objeto, en tanto que la duración de la condena lo permita, inculcarles la voluntad de vivir
conforme a la ley, mantenerse con el producto de su trabajo, y crear en ellos la aptitud para
hacerlo. Dicho tratamiento estará encaminado a fomentar en ellos el respeto de sí mismos y
desarrollar el sentido de responsabilidad.

66.1) Para lograr este fin, se deberá recurrir, en particular, a la asistencia religiosa, en los
países en que esto sea posible, a la instrucción, a la orientación y la formación profesionales,
a los métodos de asistencia social individual, al asesoramiento relativo al empleo, al
desarrollo físico y a la educación del carácter moral, en conformidad con las necesidades
individuales de cada recluso. Se deberá tener en cuenta su pasado social y criminal, su
capacidad y aptitud físicas y mentales, sus disposiciones personales, la duración de su
condena y las perspectivas después de su liberación. 2) Respecto de cada recluso condenado
a una pena o medida de cierta duración que ingrese en el establecimiento, se remitirá al
director cuanto antes un informe completo relativo a los aspectos mencionados en el párrafo
149

anterior. Acompañará a este informe el de un médico, a ser posible especializado en


psiquiatría, sobre el estado físico y mental del recluso. 3) Los informes y demás documentos
pertinentes formarán un expediente individual. Estos expedientes se tendrán al día y se
clasificarán de manera que el responsable pueda consultarlos siempre que sea necesario.

No existen programas de alfabetización o educación en los niveles básicos para


las personas detenidas en la cárcel de Challapalca por parte de la dirección del centro
penitenciario o de organizaciones sociales, religiosas o de otro tipo que suplan este
importante elemento de resocialización en el prisionero.

Considera la CIDH que por el lugar en el que se encuentran ubicadas las


instalaciones del penal de Challapalca, la situación de aislamiento geográfico, la altura
sobre el nivel del mar y las condiciones de vida que esto genera, se crea una situación
de aflicción adicional a la pena de las personas que cumplen condena, extensivas a sus
familiares y al personal del INPE. Que tales circunstancias ponen en riesgo la
integridad personal y la salud de las personas que allí permanecen o van de visita y que
restan reales posibilidades para el cumplimiento de las funciones de la pena,
especialmente la resocialización y la reincorporación de los sentenciados a la sociedad,
convirtiéndose en circunstancias crueles, inhumanas y degradantes, que se han
diseñado para hacer de esta cárcel un emblema de castigo del sistema penitenciario
para aquellas personas consideradas como problemas en otras cárceles del país.

16. Trabajo

Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos establecen:

71.1) El trabajo penitenciario no deberá tener carácter aflictivo. 2) Todos los condenados
serán sometidos a la obligación de trabajar habida cuenta de su aptitud física y mental, según
la determine el médico. 3) Se proporcionará a los reclusos un trabajo productivo, suficiente
para ocuparlos durante la duración normal de una jornada de trabajo. 4) En la medida de lo
posible, ese trabajo deberá contribuir por su naturaleza a mantener o aumentar la capacidad
del recluso para ganar honradamente su vida después de su liberación. 5) Se dará formación
profesional en algún oficio útil a los reclusos que estén en condiciones de aprovecharla,
particularmente a los jóvenes. 6) Dentro de los límites compatibles con una selección
profesional racional y con las exigencias de la administración y la disciplina penitenciarias,
los reclusos podrán escoger la clase de trabajo que deseen realizar.

La Constitución del Perú, establece:


Artículo 139. Son principios y derechos de la función jurisdiccional.
150

22. El principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto


la reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la
sociedad.

En cuanto a este principio básico dentro de las reglas mínimas para el


tratamiento de los reclusos, la CIDH estableció que no existe ninguna facilidad o
posibilidad para que las personas recluidas en Challapalca realicen actividad
remunerativa alguna por parte de la dirección del penal o del INPE.

Los pabellones tienen salones que aparecen designados como talleres, sin que
existan muebles, máquinas, elementos o materia prima alguna para este fin.

Algunos reclusos, no más de diez de los visitados en todo el penal, desarrollan


por su cuenta actividades artesanales de tejido de yute, con elementos que son llevados
por sus propios familiares. Los demás internos deben permanecer en ocio 195 constante,
lo que hace más grave y perjudicial el aislamiento a que son sometidos. En algunas
ocasiones, como en la requisa ocurrida el 23 de octubre de 2002, a los internos les
fueron retiradas las agujas y demás implementos que utilizan en sus trabajos
artesanales, quedando sin herramientas para continuar con sus actividades.

Por tanto la CIDH consideró que las directivas del Instituto Nacional
Penitenciario y las del penal de Challapalca no brindan a las personas allí recluidas
medios o programas de trabajo o de alguna actividad productiva para ellos o sus
familias. En igual forma, que restringen las pocas iniciativas de actividades
económicas lícitas de los internos como una circunstancia adicional para hacerles
sentir el rigor de la pena impuesta en la sentencia.

La CIDH ha considerado anteriormente que:

[...] el Estado, al privar de libertad a una persona, se coloca en una especial posición
de garante de su vida e integridad física. Al momento de detener a un individuo, el
Estado lo introduce en una "institución total", como es la prisión, en la cual los
diversos aspectos de su vida se someten a una regulación fija, y se produce un
alejamiento de su entorno natural y social, un control absoluto, una pérdida de
intimidad, una limitación del espacio vital y, sobre todo, una radical disminución de
las posibilidades de autoprotección. Todo ello hace que el acto de reclusión implique
195
Justamente es el ocio el que genera la penas alternativas a la prisión, de allí que surge el Trabajo en
Beneficio de la Comunidad Vid. Blay Gil,Ester. “Trabajo en Beneficio de la Comunidad. Regulación y
Aplicación Práctica. Edit. Atelier, Barcelona, 2007, págs.. 18-19
151

un compromiso específico y material de proteger la dignidad humana del recluso


mientras esté bajo su custodia, lo que incluye su protección frente a las posibles
circunstancias que puedan poner en peligro su vida, salud e integridad personal,
entre otros derechos.

La obligación que dimana de esta posición de garante implica entonces que los
agentes del Estado no sólo deben abstenerse de realizar actos que puedan infligir
lesiones a la vida e integridad física del detenido, sino que deben procurar, por todos
los medios a su alcance, mantener a la persona detenida en el goce de sus derechos
fundamentales.

La CIDH concluye y recomienda en su informe sobre la situación de los


Derechos Humanos en Perú del año 2003, que in situ ha podido apreciar las
condiciones inadecuadas e inhumanas de las prisiones de Perú, en especial los E.P. de
Challpalca y Yanamayo.

Asimismo lamenta que en la visita in loco (tres oportunidades y además con un


Informe prácticamente desfavorable de la Defensoría del Pueblo sobre las Cárceles en
Perú) el Estado peruano no hay seguido las recomendaciones que tanto la Defensoría
del Pueblo realizó y en su momento la CIDH también.

Expresan su malestar por cuanto el Estado peruano mediante sus operadores


penitenciarios vulnera a diario los derechos del preso, pese al aumento de los presos y
por ende al supe poblamiento de las cárceles.

Asimismo concluye que a muchos detenidos se les ha infligido maltratos


físicos y sicológicos que están prohibidos por la Convención Americana, la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, la Constitución y la
legislación interna, que deben ser investigados y sancionados por las autoridades
peruanas.

Que las condiciones de detención de las personas recluidas en el E.P. de


Challapalca, originadas por la situación geográfica donde se encuentra ubicado, se
convierten en un castigo adicional para ellos, sus familiares y para el personal del
Instituto Penitenciario, poniendo en peligro el derecho a la vida, violando la obligación
de protección a la integridad personal y al derecho de una privación de la libertad en
condiciones dignas y seguras, derechos consagrados en la Convención Americana y en
152

los instrumentos internacionales que el Estado peruano se ha comprometido a cumplir


y respetar.

Que estas circunstancias antes descritas, impiden dar cumplimiento a los


principios de resocialización y de tratamiento integral de la persona sujeta a detención,
según los estándares internacionales aprobados por las Organización de los Estados
Americanos, las Naciones Unidas, y adoptados por la legislación interna del Perú.

Entre tanto, la CIDH solicita al Estado peruano proteger en debida forma los
derechos a la vida, la integridad personal y a la resocialización de las personas que
continúan allí recluidas hasta que se clausure 196 en forma definitiva este penal,
informándose a la CIDH sobre su situación.

En igual forma, recomienda realizar una investigación seria y objetiva a efectos


de verificar las diferentes denuncias presentadas por los internos y por sus familiares
sobre presuntas torturas físicas y sicológicas que señalan han sido objeto por la guardia
del penal y con la permisibilidad de sus directivas.

196
Recomendación de clausura que a fecha del término del presente trabajo de investigación aún funcionaba
con 120 presos, en condiciones inhumanas. Vid http://www.losandes.com.pe/Regional/20101223/44699.html
(se entró y leyó el 22 de junio de 2011)
153

CONCLUSIONES
154

PRIMERO: En el trascurso del la presente investigación hemos advertido diversas


teorías sobre la pena y por ende sobre la cárcel, teorías vetustas pero que aún siguen
vigentes por razones de conformidad y; teorías modernas que de alguna manera no
comparte el autor del presente trabajo, pero que son las nuevas corrientes inspiradas en
la teorías de la Prevención como es dejar morir la cárcel, que indudablemente, la cárcel
o prisión se ha visto muy dañada desde sus albores hasta la fecha.

SEGUNDO: Los Sistemas Penitenciarios han permitido a muchos países optar por el
Sistema que más se acomode a su realidad, sin embargo hemos visto con mucha
tristeza que aún en el siglo XXI que aún subsisten aquellos sistemas que vulneran
abiertamente los derechos humanos de los presos, que no hay una adecuada política
criminal o el tratamiento de la delincuencia. Nos sobran ejemplos, el caso 11-S,
EE.UU detuvo a miles de personas entre inocente o culpables, los ingresó a un Prisión
que más parecía una jaulilla de conejillos de indias, y sus derechos humanos
totalmente restringido y sin respetar la Reglas Mínimas de la ONU y otras
convenciones y declaraciones sobre los derechos humanos de la persona y del preso.

TERCERO: En los países de habla hispana (América de Sur, Centro y Caribe) los
derechos humanos de los presos no son respetados en los más mínimos, ejemplo
tenemos a los E.P. de Lurigancho donde el tratamiento de la delincuencia es
prácticamente nula. Otro ejemplo tenemos las prisiones de Santiago de Chile donde un
grupo de presos se amotinó por mal trato hacia su persona. Otro caso fue en Río de
Janeiro-Brasil donde miles de presos se amotinaron por una falta de respeto de los
derechos humanos del recluso.
Como dijeras supra, el hecho de estar privado de su libertad no implica que el preso
pierda su derecho a la vida, dignidad e integridad moral, física y psíquica.

CUARTO: El Tratamiento Penitenciario que se aplica en Perú es ineficiente por,


primero, la falta de presupuesto que el Estado brinda a los Establecimientos
155

Penitenciarios (llámese Cárcel o Prisión). El hecho de faltar presupuesto económico


hace que lo demás no funcione, por eso se distribuye a cada interno unos 2 a 4 nuevos
soles diarios (que equivale en euros algo de menos de un euro) para poder alimentarse,
y amén si caen o hay enfermos, pues los Centros de salud de los Establecimientos
Penitenciarios no pueden cubrir todas las expectativas, primero porque se cuenta con
un galeno para una población de más de mil presos, segundo es que no hay una
farmacia o al menos botiquín adecuado para al menos curar una herida o detener la
fiebre. Por tanto el tratamiento del delincuente es somera, literal, expresada en mucha
tinta derramada en el papel. No olvidemos que el fin del Tratamiento Penitenciario la
reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penal y medidas penales
privativas de la libertad, así como la retención y custodia de detenidos, presos y
penados.

QUINTO: Soy un creyente que el Trabajo Penitenciario es el medio más eficaz para
poder resocializar e reincorporar al penado a su hábitat natural (la sociedad), sin
embargo ello no puede ser posible sin que exista mayor número de talleres de trabajo,
instrumentos para poder trabajar, que el trabajo sea remunerado. La remuneración se
puede costear de la propia producción del trabajo. Vgr.: Si se inicia una taller de
calzado, se puede vender al publico el producto, si se inicia una taller de carpintería,
las mesas, sillas, etc. se vendería sin ningún inconveniente, los mismo sucede con la
artesanía, etc.

SEXTO: Por ese convencimiento proponemos que el Gobierno de mi país otorgue


mayor presupuestos para las prisiones, por ende para los presos que se dedique a
trabajar pero para ello es necesario implementar un pabellón industrial que
preferentemente facilite el acceso a una actividad laboral a los internos que conforman
los diversos grupos vulnerables. El pabellón industrial deberá cumplir una doble
función: posibilitar la práctica de actividades productivas, así como de formación
laboral. Implementar con nueva maquinaria y equipos complementarios los talleres
existentes de carpintería, zapatería, metal mecánica y tejido. Y así mismo inscribir, al
los presos que trabajen en el E.P., sino a la Seguridad Social, al menos al Sistema
Integral de Salud del Ministerio de Salud.

SÉPTIMO: El sistema progresivo como tratamiento penitenciario del penado debe ir


aparejado con una adecuada observación, comprensión, diagnóstico y el debido
tratamiento para el penado. Y con mayor razón si se tratan de jóvenes a quienes el
Sistema Penitenciario debe ser comprensible (no complaciente) con aquellos penados
156

que ingresan a prisión por primera vez, a ellos se les debe abrir las puertas de las
cárceles para que puedan reinsertarse a su sociedad. (Aun creyente de que la propia
sociedad es la culpable de que aquel joven esté purgando condena en una cárcel donde
lo primero ha de vulnerar sus elementales derechos).

OCTAVO: Que la Comisiones o Consejos de la Prisiones (creadas por Ley o


Reglamentos) asuman su real papel de velar por los derechos fundamentales de los
presos, no sólo es tomar posturas de gendarme, sino de instructores para el mañana de
aquellas personas privadas de su libertad puedan fácilmente reincorporarse con la
sociedad.

NOVENO: Buscar que el penado cuando haya cumplido su condena esté dispuesto a
reincorporarse a su sociedad, pero no sólo reincorporase a ella sino ser también un
miembro activo en el trabajo y en la educación, en las diversas actividades culturales,
deportiva, religiosas; pero cuan es importante salir impoluto de la cárcel pues la
primera traba con la que se encuentra un penado es la anulación de los antecedentes
judiciales o penales (condenatorios). En Perú dichas cancelaciones no se hace de
forma automática, lo cual, muchas veces impide que el ex recluso acceda a un trabajo.

DECIMO: Sigo creyendo que el trabajo y la educación penitenciaria es un medio de


resocializar y reincorporar al penado a la sociedad. Enseñándole y aprendiendo una
nueva ocupación u oficio para mayores beneficios personales y familiares. El hecho
de tener los conocimientos teóricos y prácticos adquiridos en prisión le permitirá
abrirse solo en el campo laboral.
157

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