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C o n v e r s a c ió n so b r e

l a POESÍA

P rólogo, t r a d u c c ió n y n o t a s :

L a u r a S. C a r u g a t i y Sa n d r a G ir ó n

E d ito r ia l Itililo s
[C O L E C C IÓ N PASAJES)
F r ie d r ic h S c h l e g e l

[C O L E C C IÓ N PASAJES)
dirigida p o r Laura S. Ca ruga ti

La Colección P asajes integra el


Programa ele Estudios de Filosofía del Arle y de la Literatura
del Centro de Investigaciones Filosóficas

( Co n v e r s a c i ó n s o b r e
l a p o e s ía

P r ó l o g o , t r a d u c c ió n y n o t a s :
L a u r a S. C a r u g a t i y S a n d r a G ir ó n

E d i t o r i a l B i b lo s
(COLECCIÓN PASAJES]
Schlegel, Friedrich
Conversación sobre la poesía.- la. ed. -
Buenos Aires: Biblos, 2005.
108 pp.; 20x12 cm. (Pasajes)

ISBN 950-786-496-2

1. Literatura - Estética. I. Título.


CDD 801.93 ÍN D IC E

Prólogo, por L a u ra S. C a ru ga ti y S a nd ra G ir ó n .............. 9


Título original: “Gespräch über die Poesie”, en Athenaeum: eine
Zeitsch rift /hrsg. von August Wilhelm Schlegel und Friedrich
Esta edición.....................................................................28
Schlegel. - Ed. facsím ilarde la ed. Berlin, Froelich, 1800.
Darm stadt. Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1992.
( Conversación sobre la p o esía...................:..... ...............33
Die H erau sgabe dieses Werkes w urde aus Mitteln des Goethe-
Instituts gefordert.
B ib liografía .................................................................... 99
L a publicación de esta obra se ha realizado con el apoyo de Goethe-
Institut.
Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. Indice de temas y de térm inos.................................... 103
Ilustración de tapa: Friedrich Schlegel, c. 1800.
Arm ado: Hernán Díaz índice de nombres y de obras........................................107
Coordinación: M ónica Urrestarazu

© Del prólogo, traducción y notas: L a u ra S. C aru gati y S andra Girón


© Editorial Biblos, 2005
Pasaje José M. G iuffra 318, C1064ADD Buenos Aires
editorialbiblos@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com
Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723
Impreso en la Argentina

N i n g u n a p a r t e d e e s t a p u b lic a c ió n , in c lu id o e l d is e ñ o d e la c u b ie r t a , p u e d e r e ­
p ro d u c irs e , a lm a c e n a r s e o tr a n s m it ir s e e n fo r m a a lg u n a , ni ta m p o c o p o r m ed io
a lg u n o , s e a é s te e léctrico , q u ím ic o , m ecán ico , ó p tic o d e g r a b a c ió n o d e fotocopia,
s in la p r e v ia a u to riz a c ió n e s c rita p o r p a r t e d e la e d ito ria l.

Esta prim era edición de 1.500 ejemplares


fue im presa en Indugraf,
Sánchez de Loria 2251, Buenos Aires,
República Argentina,
en agosto de 2005.
PRÓLOGO

Un gran plan absorbe todos mis pensamientos día


y noche [...Iem p eza r con nuestra revista conjunta.

C a r t a d e F r ie d r ic h S c h l e g e l
A SU HERMANO A U G U S T , 31 DE OCTUBRE DE 1797

Kn abril de 1798, Friedrich y August Wilhelm Schlegel


dieron a la imprenta la revista Athenaeum . Eine Zeitsch rift,
destinada a convertirse en el órgano del círculo romántico
<li‘ Jena. Los dos números inaugurales fueron publicados
por Friedrich Vieweg; Friedrich Schlegel se ocupó minucio­
samente de todos los detalles de edición, desde la unifica­
ción del criterio ortográfico hasta el tipo de papel. Los 1.250
ejemplares de la primera entrega no tuvieron, sin embargo,
la recepción esperada; su escasa venta y el desacuerdo so­
bre los honorarios con el editor desembocaron en una rup­
tura, que obligó a Schlegel a dirigirse a Heinrich Fróhlich
en Berlín, donde aparecieron los cuatro números restantes
de Athenaeum
La revista cristalizaba el proyecto de los hermanos Schle-

I Athenaeum fue concebida como una publicación periódica. Schlegel


huiría propuesto con gran entusiasmo que fuera bimestral, su herm a­
no August creyó más prudente que apareciera trimestralmente, pero
finalmente se publicaron dos números por año desde Pascua de 1798
lumia agosto de 1800. Los seis números fueron agrupados en tres volú­
menes en la edición facsimilar de la editorial Wissenschaftliche Buch-
191
10 Laura S. Carugnti y Sandro («iron Prólogo

gel de difundir las doctrinas sobre el arte y la literatura del de los hermanos Schlegel y Novalis, en sus páginas escri­
movimiento que actualmente se conoce como “Romanticis­ bieron el teólogo Friedrich Schleiermacher, el filósofo idea­
mo temprano” (F rü h ro m a n tik ). Athenaeum se diferencia­ lista Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, Dorothea Veit,
ría de las demás revistas de la época no sólo por su carácter hija de Moses Mendelssohn, y Caroline Bóhmer, una de las
de manifiesto, sino también por la idea en la cual se funda­ figuras más destacadas del grupo, admirada profundamen­
ba. Friedrich llegó incluso a desarrollar una verdadera teo­ te por Goethe como mujer emancipada, esposa de August
ría de la revista, según la cual Athenaeum sería el lib ro Schlegel y luego compañera de Schelling.
com ún de los dos hermanos; a esta actividad conjunta solía
llamarla Sym philosophie y en virtud de ella invitó a los co­
laboradores de la revista a escribir sin especificar su auto­ R O M A N T IC IS M O Y R E V O L U C IÓ N
ría, para que quedara superada la individualidad de los au­
tores, dando paso a la “sinfonía de la hermandad”. Desde Atlienaeum vio la luz en un momento en el que la lectu­
muy jóvenes, Friedrich Schlegel y Friedrich von Harden- ra y la industria editorial se encontraban en plena expan­
berg, que adoptó el seudónimo de Novalis y que era uno de sión. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII había sur­
los más destacados integrantes del círculo romántico de gido en Alemania un nuevo mercado para las publicaciones
Jena,2 postulaban el carácter enciclopédico del “libro abso­ literarias y culturales. El público lector ya no se restringía
luto”, que concebían como “sistema de libros”; cada obra ii una elite intelectual, sino que abarcaba los sectores altos
debía entenderse como manifestación monádica del todo, V medios de la burguesía, donde las mujeres jugaban un

que contiene y remite a éste, constituyéndose simultánea­ papel creciente en la conformación del gusto. La industria
mente como particular y universal.3 editorial se extendía sobre todo en las regiones protestan­
Athenaeum dio expresión al trabajo de un grupo de hom­ tes y a partir de centros culturales como Berlín, Leipzig,
bres y mujeres muy diferentes entre sí, pero unidos por una I >rusde y Francfort, dando lugar a una revolución en el
convicción y pasión común: llevar a cabo una revolución en ámbito de la cultura. Junto a los libros, circulaban publica-
el ámbito de la filosofía del arte y de la literatura.4Además nones periódicas como revistas, diarios y fascículos, ade­
mas de folletines, panfletos y almanaques. Los nuevos lec­
tores se agrupaban en círculos de lectura, bibliotecas públi-
gesellschaft, 1992. S obre la historia de Athenaeum , véase Ernst riis v sociedades de suscriptores, interesados en la discu-
Behler ( 1992a: 5-64).
Mion de* temas políticos y sociales.5
2. Acerca de la importancia y transformación de Jena en el periodo La última década del siglo XVIII y las primeras del siglo
1795-1801 véase Otto Póggeler (1982: 190-191) y Richard Van Dülmen
v lx se caracterizaron en Alemania por la complejidad del
(2002: 159-180).
piuiorama sociopolítico. La conformación de los Estados na-
3. Véase al respecto Kritische Fru-d rich ■Sc ItI egel-An sga be (en adelan­
te. KFSA), II: 265; Monika Schm itz-Em ans (2004: 52-53) y Ernst Behler
(1966: 69-71; 1992a: 18 y ss.).

4. El program a propuesto por el círculo de Jena consiste en la realiza­ KhI ii expansión de la lectura no significó, sin embargo, una supera­
ción de una gran revolución espiritual. Esta constituye su respuesta a rían del abismo entre la población culta y los analfabetos que, más
la Querella de los antiguos y los modernos, que en Francia ya había I 'ii'Ir, tratarían de alcanzar los románticos de Heidelberg, a través de
concluido ochenta años antes. El Romanticismo temprano reactualiza «ii program a de cancioneros populares y libros folclóricos. En 1805
esta polémica, al plantear una vez más, y a partir de una nueva signi­ Ai Imii von Arnim publicó su recopilación “Von Volksliedern" en Berli-
ficación histórica, qué se entiende por la antinomia a n tiq u il modern i tu h he Musikalische Zeitung y Joseph Górres su introducción a Die
Véase H ans Robert Jauss (1976: 65-99). Im in hen Volksbücher.
12 Laura S. Carugati y Sandra Girón Prólogo

dónales presentaba en cada caso una dinámica singular, la República de Maguncia, fue la de los jacobinos alemanes
por lo que resulta difícil considerarlos desde una única pers­ que aspiraban a una democratización parcial bajo la pro­
pectiva. Sin embargo, más allá de las situaciones particula­ tección francesa. La tercera posición estaba constituida por
res, no había un estado de crisis general. La burguesía no aquellos intelectuales alemanes que veían en los principios
vivía en abierta confrontación con la nobleza, sino más bien revolucionarios de “libertad, igualdad y fraternidad” el ideal
en una estrecha interrelación, lo cual facilitó la incorpora­ de un nuevo Estado. Para estos filósofos, poetas y teólogos
ción de reformas en múltiples ámbitos, desde el agrario la Revolución no quedaba restringida al plano político, no
hasta el universitario.* consistía únicamente en la abolición de la desigualdad en­
La Revolución Francesa fue recibida por las clases cul­ tre los hombres y el reconocimiento de la libertad indivi­
tas alemanas como la materialización de los principios de dual, sino que implicaba un cambio más radical y abarca-
la filosofía ilustrada. No obstante, la fascinación por la rea­ dor: una profunda revolución en todos los ámbitos de la vida.
lización de esos principios se transformó prontamente en Esta última posición fue adoptada por los miembros del
una desilusión a partir de los acontecimientos de septiem­ círculo de Jena, varios de los cuales se consideraban segui­
bre de 1792 y la ejecución de Luis XVI en la guillotina el 23 dores del filósofo Johann Gottlieb Fichte.7 Si bien Fichte,
de enero de 1793. La instauración del Terror y el avance de discípulo de Kant y maestro de Schlegel, no fue un miem­
las tropas napoleónicas produjeron una gran decepción en bro directo del círculo de Jena y tampoco un jacobino como
quienes habían sido sus entusiastas adeptos. Entre ellos se Forster, introdujo en este grupo de intelectuales la discu-
encontraban Friedrich Hölderlin, Friedrich Richter (Jean Nión acerca de la significación, el efecto y la superación de
Paul) y Friedrich Schiller. Este último, en una carta del 8 In Revolución Francesa. Entre 1796 y 1798 expuso su D o c­
de febrero de 1793, le escribía a un amigo: “Hace catorce trina de la ciencia, donde postulaba la reflexión como prin-
días que no puedo leer ningún diario francés, a tal punto cipio absoluto. El impacto que esta obra produjo en los ro­
me asquean estos m iserables desolladores” (citado por mánticos tempranos no fue inferior al que había suscitado
Behler, 1982: 104-105). In aparición de sus dos escritos políticos de 1793: el primero
Respecto de la recepción de la Revolución Francesa en m- titulaba R eivin d icación de la lib erta d de pensar de los
Alemania durante los diez años que separan la toma de la p rincipes de Europa, subyugada p o r ellos hasta ahora. Un
Bastilla y la “Declaración de los derechos del hombre y del discurso; y el segundo C ontribución a la rectificación de los
ciudadano” de la publicación de A thenaeum , pueden seña­ inicios del p ú b lico sobre la R evolución Francesa (Fichte,
larse tres actitudes predominantes (Van Dúlmen, 2002:103). 19(52-1964). Fichte había difundido estos panfletos anóni­
La primera de ellas fue la reacción conservadora, la cual si mos, en los cuales deducía el derecho a la Revolución como
bien reconocía lo fundamentalmente nuevo de la Revolu­ lucultad del hombre a partir de la razón, con el fin de con-
ción Francesa, la rechazaba y combatía políticamente. Este I rnrrestar el efecto que producía sobre la opinión pública la
grupo reunido en Gotinga estaba constituido por la parte profusión de escritos en oposición a la Revolución France-
de la nobleza aliada con los burgueses cultos que bregaban » 11. entre los que se encontraba Reflexiones sobre la Revolu-
por una monarquía constitucional según el modelo inglés. i mu <•/) F ra n cia (1790), de Edmund Burke, quien defendía
La segunda, representada por Georg Forster, quien lideró

7 l*n agosto de 1795 Schlegel le escribe a su hermano que Fichte es “el


6. Para una descripción general de la situación sociopolitica de los E s­ iniivor |ienaador metafíisico actual. |...| C ada rasgo de su vida pública
tados alemanes hacia 1800, véase Otto Dann (1982: 33 y ss.). imii'i ■■ decir: he aquí un hombre". Citado por Ernst Behler (1966: 48).
I'lttli»)««* 15
Laura S. Carugati y Sandra Giron

i .tila a su hermano August del 2 de junio de 1793, los años


el punto de vista del inglés conservador en contra de la Re­
1791 y 1792 fueron una “época de furia por la lectura”; en ese
volución (Burke, 1987).
I iein|x> se dedicó no sólo a la lectura de obras literarias, sino
En un fragmento de A thenaeum , Schlegel expresa su
Innihien al estudio en profundidad “del espíritu de grandes
admiración por Fichte, presentando su D octrina como una
hombres como Kant, Klopstock, Goethe, Hemsterhuis, Spi-
de las tres grandes tendencias de la época:
hn /a. Schiller, para no mencionar otros de menor importan-
i m" (citado por Ernest Behler, 1966: 22 y ss.).
La Revolución Francesa, la Doctrina de la ciencia de
La primera parte de Conversación sobre la poesía apa­
Fichte y el Meister de Goethe son las tendencias más gran­
des de la época. Quien se escandalice por esta clasifica­ lee lo en el quinto número de A thenaeum , de abril de 1800;
ción, y a quien no le pueda parecer importante ninguna ln continuación se publicó en agosto del mismo año en el
revolución que no sea ruidosa y material, no ha alcanza­ ulluno número de la revista."' Schlegel comienza este tra-
do la amplia y elevada perspectiva de la historia de la Imlo invitando al lector a participar de una conversación,
humanidad. Incluso en nuestras indigentes historias de en la cual se hablará de la poesía, que es aquella que “her­
la cultura, que en la mayoría de los casos se asemejan a mana y une con lazos indisolubles a todos los espíritus que
una colección de variantes acompañada de un comenta­ ln aman”. Luego de esta presentación, el texto se articula
rio perpetuo, y para la que se perdió el texto clásico, al­ en cuatro exposiciones seguidas de comentarios y discusio­
gún pequeño libro, del cual el alborotado vulgo de su tiem­
nes Ciada uno de los expositores desarrolla un tema recu-
po no se dio por enterado, desempeña un papel más im­
i riendo a una forma literaria específica. Andrés, el primero
portante que todo aquello que aquél incitó."
en tomar la palabra, presenta una aparente reseña histori­
en I ilutada “Epocas del arte poético”; Ludovico, a continua-
<ion, ofrece un “Discurso sobre la mitología”;'1Antonio lee
U N A A M A N T E EN C O M Ú N

Conversación sobre la poesía, uno de los trabajos más sig­


ln Schlegel escribió en 1823 una conclusión en forma de diálogo. En
nificativos del joven Friedrich Schlegel, pone de manifiesto
■ iln ne pone de manifiesto el cambio producido en sus ideas en esos
las ideas de un intelectual revolucionario, individualista y mihi i lejos de su teoría romántica de la novela, presentaba allí una
libre pensador que, en 1791, a los diecinueve años, había poética que buscaba restaurar la simbología cristiana. Véase KFSA, II,
abandonado sus estudios de derecho en la Universidad de "Almi lilti.ss des Gesprächs über die Poesie IZweite Fassungl": 352-362.
AI ii 'ipifto véase K arl M andelkow (1982: 73 y ss.).
Gotinga para dedicarse a la profesión de crítico literario y
escritor independiente.* Según su propio testimonio, en una II Novalis también recurre a la forma del discurso en sus escritos de
• iinu'ter programático. La prim era versión de su escrito La Cristian-
iliiil n Europa presentada entre el 13 y 14 de septiembre de 1799 en el
lliini.iilo segundo en cu en tro ro m á n tic o , se dirige al círculo reunido en
I.... i. recurriendo a una refinada retórica, aunque, en lo que se refiere
8. KFSA, II, “Athenaeums-Fragmente". fragmento N °2 1 6 :198-199(nues­
ni i iintenido. cuestiona y “destruye" la demagogia de su tiempo. Véase
tra traducción). La numeración de los fragmentos de Alhenaeum, no
11> liinil Schanze (1966: 151-164). El propio Novalis enuncia en el mis-
presente en la revista, fue añadida en la edición critica de la obra com­
iiin hihi en su fragmento N ° 331: “En un verdadero d iscu rso uno des­
pleta de Schlegel.
empeña todos los papeles, uno pasa por todos los caracteres, por todos
9. Peter Szondi señala la importancia de hacer justicia a la figura del
I..... »lados, sólo para sorprender, para considerar el objeto desde una
joven Friedrich Schlegel, antes de su conversión al catolicismo en 1808
nueva perspectiva, para repentinamente eludir al oyente, o quizá para
y su función como secretario de Metternich. Véase Peter Szondi ( 1974b: i unvencerlo. U n discurso es un despliegue de la consideración interna
94-95); también Maurice Blanchot (1983: 164) y Berbeli W anning( 1999:
ile un objeto sumamente vivo, creativo y rico en alternancia. El orador
7-22).
16 Laura S. Carugati y Sandra Giron I'iolo^o 17

una “Carta sobre la novela" y Marcos, por último, expone Aquella hermosa época en Jena es uno de los perio­
un “Ensayo sobre el diferente estilo en las obras tempranas dos más radiantes y alegres de mi vida. Tú y tu herma­
y tardías de Goethe”. Otros tres personajes participan de la no Friedrich, Schelling junto a nosotros, todos tan jóve­
nes y florecientes, Novalis-Hardenberg, que frecuente­
tertulia: mientras Am alia y Camila intercalan observacio­
mente venía hacia nosotros: estos espíritus constituían
nes y comentarios, Lotario participa de la charla haciendo
ininterrumpidamente un festín de ingenio, humor y fi­
discretas síntesis y señalamientos de las ideas planteadas. losofía.
La elección que hace Schlegel del modelo de la “conversa­
ción” para presentar sus ideas sobre la poesía obedece al
Aunque no se ha podido establecer una correlación cier­
menos a dos razones que merecen ser señaladas. Por una
to entre los personajes de Conversación sobre la poesía y los
parte, responde a su familiaridad con los diálogos platóni­ integrantes del círculo de Jena,12se reconoce en este escrito
cos. La única argumentación filosófica posible son aquellas ••I dim a de aquellas largas tertulias, cuyo objeto de conver-
conversaciones que Sócrates practicó y que Platón transfor­ Miii íón era la poesía, esa “amante en común”. Estos encuen-
mó en arte al plasmarlas por escrito. La dialéctica socràtico- lnm, sin embargo, no estaban inspirados sólo por un inte-
platònica - a la que Schlegel llamó “belleza lógica”- permitía |"m teórico sino también, y sobre todo, por la amistad que
mejor que ninguna otra forma literaria la búsqueda del co­ reunía a sus miembros. Sin este culto a la amistad, que en
nocimiento: Platón nunca concluía sus pensamientos, sino el Uomanticismo temprano adquirió un carácter casi sacro,
que intentaba presentar en forma de conversaciones <Ges■ muelins obras y proyectos no se hubiesen llevado a cabo.1:1
práche) el movimiento del espíritu. Siguiendo su ejemplo,
Kn una carta a su hermana, Schleiermacher confesó:
Schlegel pretendía evitar la formulación de tesis definitivas
que anularan el carácter progresivo e infinito de la poesía. Sin amigos, sin cordiales conversaciones, sin alter­
Por otra parte, la forma de una conversación intenta re­ nancia entre el trabajo y el placer de la vida social, para
flejar las frecuentes y prolongadas tertulias que se realiza­ mi la vida no es tal y si tuviese que vivir un par de años
ban durante las temporadas que compartían los románti­ iimi, me resultaría difícil soportarlo. (Citado por Van
cos tempranos. Estas estadías, decisivas en la conforma­ Dulmen, 2002: 121 y ss.)
ción del programa del Romanticismo, se conocen como “en-
•cuentros románticos”. El primero de ellos se celebró en Dres-
de en agosto de 1798; el segundo tuvo lugar en septiembre I.A I I I S T O K I A C O M O C I E N C I A D E L A P O E S Í A
de 1799 en Jena, en casa de August y su esposa Caroline; a
él no acudieron ni Schleiermacher ni Fichte, que había aban­ “Epocas del arte poético” podría parecer, en una prime-
donado la ciudad en julio del mismo año a causa de la acu­ in lectura, un compendio de literatura universal. Sin em-
sación de ateísmo en su contra. Este encuentro conmovió ImiHci, es mucho más que eso: el concepto mismo de litera-
profundamente a Novalis, Schelling y Ludwig Tieck; casi I iii n tiene aquí una acepción más amplia de lo que a menu­
treinta años más tarde, al publicar Phantasus, este último do iie entiende por tal y contiene mucho de lo que se atribu­
escribió a August Schlegel: ya generalmente a la filosofía. La presentación que hace
Audi es de los grandes maestros de la literatura no preten-

pregunta, contesta, dice, dialoga, cuenta, parece haber olvidado su


I > VV.i-h- Diego Sánchez Meca, 1994: 98, n. 1; KFSA, II: LXXXVII.
objeto y luego retorna con la fuerza de la convicción" (Novalis, 1999
809). II Vr.i ir Van Dulmen. 2002: 127 y ss.
18 L a u r a S. C a r u g a t i y S a n d r a G ir ó n 19

de ser una exposición histórica exhaustiva, sino que tiene I (ante, Tasso, Petrarca, Ariosto, Boccaccio y Calderón, mien-
por objeto mostrar cómo la poesía aparece ligada a la indi­ l ras el verdadero núcleo de la fantasía romántica es el uni­
vidualidad de cada autor y cómo es capaz de infinitas modi­ verso de Shakespeare y Cervantes. En contraposición a los
ficaciones y transformaciones a lo largo del tiempo. Lejos tipos clásicos, las obras románticas expresan la sensibili­
de los manuales de la literatura que circulaban en Europa dad individual de sus autores, que no crea tipos, sino indi­
desde varios siglos antes y que solían presentar la historia viduos que en tanto tales entablan relaciones polifacéticas
de la literatura como una recopilación estrictamente crono­ ron la naturaleza, la sociedad y Dios. Son románticas aque­
lógica de obras inconexas entre sí, “Epocas del arte poético” llas obras que logran la unión, la “síntesis”, como sostiene
constituye un “manifiesto fundador de la historia de la lite­ l'H er Szondi, entre lo antiguo y lo moderno, lo finito y lo
ratura” como lo ha llamado Karl R. Mandelkow (1982: 71). Infinito, lo objetivo y lo subjetivo.
El interés de Schlegel es concebir el desarrollo histórico de
la literatura como la constitución de la literatura misma,
mostrando qué es la poesía, qué puede llegar a ser y bajo U N A N U E V A M IT O L O G ÍA
qué formas se ha dado. En palabras de Ernst Behler, “la
historia de la literatura adquiere un aspecto cognoscitivo Eli el “Discurso sobre la mitología”, la segunda sección
que trasciende el ámbito de la historia y que garantiza un i|n Conversación sobre la poesía, Ludovico exhorta a sus
hondo conocimiento de las posibilidades de la literatura a mingos a que entre todos lleven adelante un nuevo progra­
través su historia” (Ernst Behler, 1993: 230). Para Schle­ ma la realización de una nueva mitología. La misma pro­
gel, la historia de la literatura no tiene por objeto el estudio blemática se encuentra en “Programa de sistema más anti­
de las obras antiguas en tanto modelos de imitación, tal cuo «leí idealismo alemán”, escrito en 1796 y atribuido a
como había postulado Johann Joachim Winckelmann a pro­ Mi lirllmg, Hölderlin y Hegel.14La tarea de la nueva mitolo-
pósito de la escultura y pintura griegas. Si bien en su H is ­ Itln era concebida en este manuscrito como la producción de
to ria del a rte a n tig u o , que influyó decisivamente sobre niiii cultura (B ild u n g ), un ethos vivificante, capaz de hacer
Goethe y Schiller, Winckelmann preparó el terreno de la i nulidad la idea de libertad que la filosofía ilustrada sólo
poética romántica como filosofía de la historia de la poesía, I h i I i I i i desarrollado en un plano abstracto. El pueblo neceSi-
su planteo entrañaba una contradicción: por una parte, con­ l ii volverse racional y la filosofía debe convertirse en mito-
sideraba el arte clásico históricamente; por la otra, lo tras­ lnfii a para hacerse accesible al pueblo. De este modo, el
ladaba a la esfera ahistórica de la naturaleza, erigiéndolo
como modelo para el arte del siglo XVIII (Peter Szondi, 1974b:
50 y ss.). En abierta confrontación, Schlegel afirma que la
historia es ciencia de la poesía: la consideración histórica I I Kl iiianuHcrito anónimo, editado por Franz Rosenzweig, fue pu-
I•11>min por prim era vez en 1917 bajo el título “D as älteste System-
del arte poético refleja hasta qué punto la época moderna
|iiii|i im ni des deutschen Idealism us. Ein handschriftlicher Fund".
es en realidad el momento en el que la filosofía y la poesía
Aiiiii|iii' 'ir lia establecido que la caligrafía es de Hegel, no es claro
se constituyen recíprocamente como tales a través de un •|iii>>n t i f l nutor del texto, si él mismo. H ölderlin. Sch ellin go los tres
intercambio constante. i li"., 2001: 109-154). Tam bién en el ensayo de Herder, “Idu-
La presentación de la historia del arte poético de Schle­ im mli i ilrr Apfel der V erjüngung", se plantea el problema del está­

gel se articula en torno de los pares de conceptos “antiguo- bil <Himmln di- una nueva mitología aunque, en este caso, referido a
l*i piMillilliilnd de adoptar la mitología nórdica (Johann Gottfried
moderno” y “clásico-romántico”: modernas son las obras
lli iib i 1111(4 48.'i-502). A l respecto, véase Christoph Jamme (1999:
redescubiertas del Renacimiento italiano, los escritos de M Mi
20 Laura S. Ca ruga ti y Sandra Girón Prólogo 21

camino hacia una complementariedad entre filosofía y lite­ realismo”, cuya construcción es la tarea de la literatura y el
ratura queda allanado; el “monoteísmo de la razón" debe urte románticos.
verse completado y perfeccionado por un “politeísmo de la La poesía, por otro lado, es la manifestación de lo divino
imaginación y del arte”. y, siguiendo este movimiento dialéctico, se vuelve religión.
Para Schlegel, la necesidad de una nueva mitología sur­ I\n el fragmento N" 25 de Ideas, Schlegel sostiene que “la
gía de la falta de unidad de la poesía de su tiempo. Entre vida y la fuerza de la poesía consisten en que ella sale de sí
1795 y 1796 había sostenido en su Ensayo sobre el estudio misma, se apropia de una parte de la religión, y luego vuel­
de la poesía g riega que la poesía moderna se encontraba en ve en sí” (K FSA, II, “Ideen”: 258). Schlegel descubre este re­

un estado de anarquía, llena de carencias y necesitada de lam o religioso de la poesía en el misticismo de Spinoza; por
un eje central que le diera unidad. Lo característico "misticismo” entiende las experiencias religiosas o sobre­
de la poesía moderna era su falta de carácter, la confusión, ñal urales que el poeta puede alcanzar cuando va más allá
la falta de reglas y el consiguiente escepticismo ( KFSA , I: d e la razón, y, en general, su relación con lo infinito. La fe

217 y ss.). Por el contrario, en la literatura antigua, cada I le n e , para el joven Schlegel, un sentido personal y no orto­
poema se enlazaba con otro en una unidad de sentido, cons­ d o x a , independiente de toda iglesia y próximo a la concep-
tituyéndose una sola obra, indivisible y perfecta. El arte i Ion panteista donde la naturaleza, la tierra y la humani­
griego no se diluía en las individualidades de cada artista d a d non manifestaciones de lo divino (Behler, 1992b: 265-
sino que tenía un desarrollo orgánico y natural. A diferen­ '//'/) Kn este punto, su actitud ante la religión contrasta
cia de esta unidad orgánica de la cultura antigua, la uni­ ro n la que adoptaría a partir de su conversión al catolicis­

dad de la cultura moderna no es natural sino artificial, una mo v mu asunción al cargo de secretario de Metternich.
mezcla de elementos contrapuestos entre sí.15 S c h le g e l concibe el programa de una nueva mitología
Como la cultura antigua no se puede recrear, se debe i a ín a In “más artificial de las obras de arte”, capaz de res­

tratar de recuperarla, pero desde las condiciones de la cul­ i n a m i la totalidad orgánica de la poesía antigua, ausente
tura moderna. Para poder establecer una unidad más pro­ ••ti ln poesía moderna. La nueva mitología, constituida a
funda, más semejante a la que tenían los antiguos, Schle­ im itii d e l movimiento dialéctico filosofía-poesía-religión,
gel propone el programa de la nueva mitología, a la cual le d e lie abarcar no sólo las grandes obras de la literatura occi­

asigna la tarea de actuar como factor unificador, que reúne, d e n t a l, sino también “los tesoros de Oriente”. Si Dante,

la filosofía con la poesía y la religión. Como punto de partí M liitk eu p ea re y Cervantes han concebido mitologías “indi­
da, Schlegel toma el idealismo: el “yo” como principio abso tei I un . el Oriente, fuente de la mística que falta en la mo-
luto fundamenta el carácter revolucionario de fines del si •lei nid itd occidental, expresa “lo romántico” (das R om án -
glo X V III, abriendo paso a la exaltación de la libertad y de la i en su grado más elevado. Schlegel sostendrá esta
transformación del mundo a partir de la acción. Por su p a r ­ l e « ! « lla n t a sus lecciones en París (1802-1803), donde rela-

te, el movimiento autorreflexivo del espíritu ofrece un mo­ . ......... . <>riente con la religión, en contraste con el Occi­
delo para la construcción de la nueva mitología: de la obje d e n ti patria del arte y la filosofía. A partir de 1808, Schle-

tivación del espíritu infinito, que necesita salir de sí p a r a tfi l lilent itu ará la totalidad mística buscada con la religión
determinarse y volver a sí mismo, ha de surgir un “nuevo •.•«lililí a

15. Szondi utiliza la expresión "m ixtum compositum ” para referirse a


este carácter de la cultura moderna (Peter Szondi. 1974a: 135 y ss i
I..mr.i S Ciirugati y Sanilm ( ’nrnn

K L 1.1 BK O R O M Á N T I C O l»ii lo tanto, rebasa cualquier distinción entre ellos ( Peter


Hzondi, 1975: 117-144).
U n a vez establecido que “lo romántico” es un elemento K1 concepto de novela romántica se opone a una clasifi-
esencial de la poesía que puede darse en mayor o menor i nción, no sólo en el sentido de los géneros, sino también en
grado, pero que no puede faltar del todo, Schlegel presenta i l orden cronológico: no toda obra romántica es moderna y
en “Carta sobre la novela” una definición que, a primera viicversa. Así, Fcdra de Racine y los dramas de Lessing, si
vista, parece una tautología: “E in Rom án ist ein rom an tis- liien son cronológicamente modernos, no son románticos.
ches B u c h ”. Al traducir esta sentencia por “una novela es I ti'sde el punto de vista de la forma, no toda obra que habi-
un libro romántico” no se mantiene la etimología común tualmente se denominaría novela es un “libro romántico”,
que se encuentra en los términos “R o m á n ” (novela) y “ro- ni toda obra romántica debe estar escrita necesariamente
m antisch” (romántico). Si bien la fórmula “la novela es un luijo la forma de una novela. Atendiendo a lo romántico,
libro novelesco” conserva el juego de palabras, la asociación Schlegel distingue entre dos tipos de novela de la época:
semántica que existe en alemán se pierde, despojando a la por un lado, la novela realista inglesa, donde el elemento
definición de toda su riqueza. En la teoría de lo romántico romántico no está presente y, por el otro, obras de construc-
de Schlegel -q u e es, al mismo tiempo, una teoría de la no­ i ion libre y forma fantástica como las de Jean Paul,16Ster-
vela-, la novela es la raíz de lo romántico, no sólo etimológi­ iii' y Diderot. La preferencia que manifiesta Schlegel por
camente, sino en tanto forma literaria privilegiada por el estas últimas reside en que son el hilo conductor para po­
Romanticismo. Al asignarle a ésta un papel preponderan­ der comprender el nuevo canon de la literatura romántica:
te, Schlegel se opone drásticamente al clasicismo francés, Ariosto, Dante, Boccaccio, Cervantes y Shakespeare.
que sostenía una rígida clasificación de los géneros litera­ La inclusión de obras en verso y dramáticas dentro de
rios, prefiriendo los géneros puros - l a épica, la comedia y la este canon muestra que, con la noción de novela, se opera
tragedia- en detrimento de los géneros mixtos de la litera­ en la teoría de Schlegel un rebasamiento de la distinción
tura moderna, rechazados o considerados menores. entre géneros poéticos. Partiendo de una multiplicidad de
“Carta sobre la novela” debe entenderse a la luz de las elementos personales, psicológicos, históricos o sociales, las
consideraciones históricas expuestas por Schlegel en “Épo­ obras románticas aspiran a una unidad que contiene en sí
cas del arte poético”: cada forma literaria aparece ligada a
una época, se acopla a la precedente y se constituye histó­
ricamente. La poesía griega se gestó en la cultura anti­ Ifi Johann Paul Friedrich Richter (1763-1825). Se lo conoce por el
gua, natural y orgánica, por eso es denominada “poesía Hi-udónimo de Jean Paul, acepción francesa de sus dos primeros nom­
bres de pila, según el modelo de Jean-Jacques Rousseau. Figura fun­
natural” (N a tu rpoesie). Por el contrario, la moderna es
damental en el circulo de los románticos tempranos, su interés radica-
“poesía artificial" (Kunstpoesie): las producciones litera­
(>;• en la formación como escritor “ingenioso" (witziger Schriftsteller).
rias propias de esta época ya no responden a géneros pu­ Schlegel afirma de él que saca a la luz toda la riqueza de una edad
ros, son más bien resultado de un proceso de composición intrincada y que logra manifestar con ingenio (W itz) y sentimiento to­
y combinación de elementos antagónicos entre sí. La no­ das sus disonancias y resonancias propias. Jean Paul popularizó ex­
presiones como “romanticismo" (Rom antikI y “el romántico’ (der R o­
vela es la forma literaria de la cultura moderna y en ella
mantiker). Si bien sus formulaciones se enmarcan en el ámbito de la
se presenta paradigmáticamente esta mezcla artificial de
estética, su alcance es más amplio: por ejemplo, cuando postula en sus
elementos. El concepto de “novela romántica” excede por lecciones Vorschule der Ästhetik (1804) que lo romántico, es decir, lo
esto mismo lo que habitualmente se entiende por novela y liello infinito o lo infinito bello, es la relación de la indigente fínitud
consiste en una forma que abarca todos los géneros y que, humana con el cielo estrellado de la infinitud.
Laura S. Carugati y Sandra (ìiron I’rólogo

misma la tensión irresoluble entre lo infinito y lo finito, en­ ñera; por su parte, la versión primitiva de F a u sto,''1puede
tre lo subjetivo y lo objetivo, entre lo particular y lo univer­ inscribirse, según Schlegel. tanto dentro de la primera como
sal. El libro romántico, unidad inalcanzable, es una obra en de la segunda manera.
permanente producción: “La poesía romántica es una poe­ Esta clasificación, articulada en torno de los conceptos
sía universal progresiva”, leemos en el fragmento N" 116 de de objetividad y subjetividad, puede leerse como un movi­
A thenaeum (K F SA , II, “Athenaeums-Fragmente”: 182-183).17 miento progresivo donde cada etapa se contrapone y adosa
A lo largo de su historia, se destacan Shakespeare y Cer­ a la anterior" a medida que Goethe se aproxima a la poesía
vantes, que “fueron tan grandes, que todos los demás auto­ romántica. La forma de la primera etapa, señala Schlegel,
res parecen un medio preparatorio, explicativo y comple­ e s antigua y se caracteriza por la mezcla de lo objetivo y lo
mentario”. Sin embargo, las obras supremas del arte ro­ subjetivo; en la segunda, donde predomina la armonía,
mántico no sólo se han de buscar en el pasado; también un lo subjetivo ha sido rebasado y la manera tiende a un desa­
poeta del presente ocupa un lugar privilegiado: Johann rrollo objetivo. La forma de la tercera, finalmente, es clási­
Wolfgang von Goethe, a quien Schlegel dedica la última ca y su ejecución resulta “totalmente objetiva”. La literatu­
sección de Conversación sobre la poesía. ra clásica es objetiva en tanto su fuerza determinante es la
naturaleza; Homero y Sófocles son, para Schlegel, los mejo­
res ejemplos de ello. En contraposición, la poesía moderna
G O E T H E Y E L G E N IO DEL TODO es subjetiva y su fuerza determinante es la libertad: las obras
HU|>onen una construcción peculiar y la utilización de prin­
La última sección de Conversación sobre la poesía se ti­ c ip io s artificiales, porque la belleza no es algo dado. Más
tula “Ensayo sobre el diferente estilo en las obras tempra­ que bella, la poesía moderna tiende a ser “interesante”; sub­
nas y tardías de Goethe”. Considerando a Goethe como el jetiva e individual, lleva la impronta del artista como en el
iniciador de la nueva poesía, Schlegel agrupa sus obras en ca s o de Shakespeare.21
tres “maneras”18eligiendo, para cada una de ellas, una obra La poesía romántica no quiere ser una imitación de la
representativa: Gótz von B erlichingen (1773), para la pri­ antigua; si pretende ser objetiva, es para establecer una
mera; Tasso (1790), para la segunda; H erm ann y Dorotea nueva objetividad que reúna lo antiguo y lo moderno, de-
(1797), para la tercera. Ifig en ia (1790) aparece como un inndo atrás lo “interesante” y subjetivo. El arte antiguo se
momento de transición entre la primera y la segunda ma­ recupera reviviendo lo “esencialmente antiguo” a partir de
las condiciones modernas y buscando alcanzar la armonía
de lo clásico con lo moderno. Cuando Schlegel afirma que la
tercera manera de Goethe es “totalmente objetiva”, sugiere
17. A pesar de lo que Schlegel dice en esta famosa definición, es nece­
que las obras de esta etapa han conseguido dar expresión a
sario indicar que el movimiento de la poesía no es sólo progresivo, sino
también regresivo. Véase KFSA, ll, “Athenaeum s-Fragm ente", fragmen­
to N ° 22: 168-169.

18. Aunque el título de esta sección pareciera tener por objeto el estilo
de Goethe. Schlegel utiliza aquí el término “m anera“ (M nn ier) y no tí» Goethe había publicado Faust. E in Fragnu-nt en 1790. El Fausto,

“estilo" <Stil): “m anera" refiere a la forma de escribir de un artista que m mi versión definitiva, fue concluido en 1831.

todavía no ha desarrollado el “estilo" propiamente dicho. Es posible '.’O l'a ra la concepción de la filosofía de la historia de Schlegel, que
que Schlegel acentúe esta dicotomía para destacar el desarrollo de nnliciparia la dialéctica hegeliana, véase Szondi (1974a: 133-148).
Goethe desde la m anera hacia el estilo. Para la distinción entre dichos I l ’ara los conceptos de “cultura natural-artificial", “interesante“ y
conceptos, véase el ensayo de Goethe (2000: 59-62). "mnnera", véase Szondi (1974a: 116-132).
26 l'iuliigti 27
Laura S. ( ’arugati y Sandra (»iron

la objetividad romántica: la unidad que ellas conforman no diferentes personas”; en segundo término, con el espíritu
es, ciertamente, el “todo orgánico” de la poesía natural de •int íkuo que se presenta bajo una forma moderna; por últi­
los antiguos, sino una unidad compuesta artificialmente, mo, con la indivisibilidad y duplicidad propias de la obra,
una “mezcla” de elementos heterogéneos. ipii* le permiten a Schlegel decir que la obra ha sido realiza­
En la poesía de Goethe lo que posibilita esta unión es la da «los veces, en dos momentos creativos, a partir de dos
“ironía”, que implica la presencia simultánea de pares an­ ideas:
tagónicos: lo uno y lo múltiple, lo incondicionado y lo condi­
La prim era era meramente la de una novela de a r­
cionado, lo infinito y lo finito.“ La ironía manifiesta la ten­
tista; sin embargo, luego la obra, sorprendida por la ten­
sión constante entre ambos polos, provocando una ilusión
dencia de su género, se vuelve repentinamente mucho
de unidad. En varios fragmentos, Schlegel recurre a la ana­
mayor que su prim era intención, y se le agrega la doctri­
logía con la química para referirse a la ironía: así como se na del arte de vivir, y se convierte en el genio del todo.
necesita el ojo del químico para aislar los elementos que
componen un todo, del mismo modo se necesita un esfuerzo L a u r a S. C a r u g a t i y S a n d r a G ir ó n
intelectual para deslindar los elementos que constituyen la
“mezcla” presente en la poesía romántica/' La ironía ex­
presa, en la poesía romántica en tanto universal y progresi­
va, la lucha permanente por lograr una conciliación entre
elementos contrarios, sin llegar nunca a la superación de
esa oposición. La ironía aparece paradigmáticamente en Los
afios de aprendizaje de W ilhelm M eister (1796): en su elo­
giosa reseña de esta novela publicada en el segundo núme­
ro de A thenaeum , Schlegel había afirmado que “la ironía
flota a lo largo de toda la obra” (K F SA , II: 137).24 En C onver­
sación sobre la poesía el operar de la ironía se asocia a tres
propiedades “maravillosas”: en primer lugar, con la indivi­
dualidad, que “se parte en diferentes rayos y se divide en

22. En el fragmento N ° 108, Schlegel escribe: “La ironía contiene y


provoca un sentimiento del irresoluble conflicto entre lo incondiciona­
do y lo condicionado, entre la imposibilidad y la necesidad de una ple­
na comunicación |...| en ella todo ha de ser burla y seriedad |...| todo
lealmente sincero y todo profundamente disimulado. |...| Es la más
libre de las licencias, porque es liberadora, pero al mismo tiempo es la
más reglada, puesto que es necesaria" (KFSA. 11, “Lyceum-Fragmente":
160).

23. Véase KFSA, II, “Athenaeum -Fragm ente", fragmentos N ° 330, 366
y 404: 222, 232 y 241.

24. P ara el estudio de la estructura del Meister. véase Behler (1993


157-172).
29
|*l Altivo
28 Laura S. Carugati y Sandra Giron

iiécn (¡iron, Leiser Madanes, Pablo Pavesi, Mario A. Pre-


ESTA E D IC IÓ N
n Eduardo Rivera López y Leopoldo E. Sade por sus co­
mentarios. Finalmente, no quisiéramos dejar de mencionar
Esta traducción de Gespräch über die Poesie ha sido re a -'
<1 subsidio otorgado por el Goethe-Institut/Inter-Nationes
lizada sobre la edición facsimilar Athenaeum . E in e Z e it­
schrift. Herausgegeben von A ugust W ilhelm Schlegel und n i ahril de 2004.
F rie d rich Schlegel (3 tomos, Darmstadt, Wissenschaftliche L.S.C. y S.G.
Buchgesellschaft, 1992, t. 3: 58-128y 169-187), que presen­
ta una distribución del texto diferente de la contenida en el
volumen II de la K ritisch e F ried rich -Schlegel-A u sgabe edi­
tada por Ernst Behler, Jean-Jacques Anstett y Hans Eich-
ner, C harakteristiken und K ritik e n I (1796-1801), edición e
introducción de H. Eichner, Munich-Paderbom-Viena, Fer­
dinand Schöningh, 1967: 284-351.
Comunicaciones relativas a nuestro trabajo sobre Ges­
p rä ch über die Poesie han sido presentadas en agosto de
2003 en las Primeras Jornadas de Estética del Centro de
Investigaciones Filosóficas (CIF): “Filosofía y literatura”, or­
ganizadas en la Universidad Torcuato D i Telia por el Pro­
gram a de Filosofía del A rte y de la Literatura/CIF y la Aso­
ciación de Amigos de Marcel Proust, así como en noviembre
de 2004 en las XIII Jornadas Universitarias de Literatura
en Lengua Alemana, organizadas por la Asociación Argen­
tina de Germanistas (AAG) en la Universidad Católica A r­
gentina.
Para la anotación del texto se ha utilizado la Biblioteca
del Instituto de Literatura Alemana de la Facultad de Filo­
sofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y la Bi­
blioteca del CIF, enriquecida por el aporte bibliográfico de
la Deutsche Forschungsgemeinschaft (DFG) en 2003. De gran
utilidad ha sido también el material de la Universitätsbi­
bliothek Augsburg y de la Universitätsbibliothek Johannes
Gutenberg (M aguncia), obtenido a través del servicio de
préstamo a distancia del Goethe-Institut-Buenos Aires, cuya
biblioteca ha sido una fuente de consulta permanente.
Nuestra traducción ha sido realizada en el CIF, en el mar­
co del Programa de Estudios de Filosofía del Arte y de la
Literatura. A Ricardo Ibarlucía, director de este programa,
queremos agradecer la minuciosa revisión de este trabajo.
Deseamos también expresar nuestro reconocimiento a Mó-
CONVERSACIÓN SOBRE LA POESÍA

Ilustración: Mónica Girón


C O N V E R S A C IÓ N SOBRE LA POESÍA

La poesía hermana y une con lazos indisolubles a todos


los espíritus que la aman. Aunque ellos persigan en su vida
particular las cosas más dispares, aunque uno desprecie
absolutamente aquello que para el otro es lo más sagrado,
aunque se subestimen, se ignoren unos a otros y permanez­
can eternamente ajenos, sin embargo, en esta región se en­
cuentran unidos y en paz, en virtud de un poder mágico
Nuperior. Cada musa va en busca de la otra y la encuentra,
y así todas las corrientes de la poesía confluyen en el gran
mar universal.
La razón es sólo una y la misma en todos: sin embargo,
i i x í como cada hombre tiene su propia naturaleza y su pro­

pio amor, del mismo modo cada uno lleva en sí su propia


poesía. Ésta tiene que serle propia y lo será, en tanto sea
cierto que cada uno es el que es y en tanto sea cierto que
hay algo originario en él. Además, ninguna crítica puede ni
tiene permitido robarle su esencia más propia, su fuerza
mas íntima, con el fin de depurarlo y purificarlo, convir-
I icndolo en una mera imagen general sin espíritu y sin sen-
I ido, tal como lo intentan los tontos que no saben lo que
quieren. Pero la elevada ciencia de la auténtica crítica le
debe enseñar cómo debe formarse a sí mismo en sí mismo y
«obre todo le debe enseñar a comprender toda otra forma
autónoma de la poesía en su fuerza y perfección clásicas, de
manera que la flor y el grano de espíritus ajenos se vuelvan
alimento y simiente de su propia fantasía.

1331
Friedrich Schlegel Conversación sobre la (Kiesia

El espíritu que conoce las orgías de la verdadera musa La visión que cada uno tiene de la poesía es verdadera y
no transitará nunca este camino hasta el final, ni creerá buena en tanto ella misma es poesía. De este modo, puesto
erróneamente que lo ha alcanzado: pues nunca podrá apa­ que la poesía de cada uno, justamente por ser la propia,
ciguar el deseo que renace eternamente de la plenitud de tiene que ser limitada, así también su visión de la poesía no
las satisfacciones mismas. El mundo de la poesía es incon­ puede ser sino limitada. El espíritu no puede soportarlo,
mensurable e inagotable, como lo es el reino de la naturale­ porque sin duda, aun sin saberlo, sabe que ningún hombre
za viva, tan rica en vegetales, animales y formaciones de es meramente un hombre, sino que al mismo tiempo puede
todo tipo, forma y color. Ni siquiera el más abarcador podrá y debe ser la humanidad entera real y verdaderamente. Es
abarcar fácilmente todas las obras artificiales o las produc­ por eso que el hombre, seguro de encontrarse siempre a sí
ciones naturales que tienen la forma y el nombre de poe­ mismo, parte de sí mismo una y otra vez para buscar y en­
mas. ¿Y qué son éstas frente a la poesía sin forma e incons­ contrar el complemento de su esencia más íntima en la pro­
ciente, que se agita en la planta, que resplandece en la luz, fundidad de una esencia extraña. El juego de la comunica­
que sonríe en el niño, que reluce en la flor de la juventud y ción y del acercamiento es la actividad y la fuerza de la
que arde en el pecho amoroso de la mujer? Esta, sin embar­ vida: la perfección absoluta está sólo en la muerte.
go, es la poesía primera, originaria, sin la cual seguramen­ Es por eso que el poeta no se puede dar por satisfecho
te no habría poesía de las palabras. En efecto, todos noso­ con legar en obras perdurables la expresión de su poesía
tros, que somos hombres, no tenemos nunca ni tendremos particular, tal como se dio innatamente o se formó en él.
jam ás otro objeto ni otra materia de toda nuestra actividad Debe aspirar a ampliar eternamente su poesía y su visión
y alegría que el único poema de la divinidad, del que somos de ella y acercarlas a la poesía más elevada que fuera real­
parte y fruto: la tierra. Somos capaces de oír la música del mente posible en la tierra; y lo logra uniendo de la forma
mecanismo infinito, de comprender la belleza del poema, más precisa su parte al gran todo: pues la devastadora ge­
porque en nosotros vive también una parte del poeta, una neralización produce justamente lo contrario.
chispa de su espíritu creador, y jam ás deja de arder con Lo puede hacer cuando ha llegado a ocupar el punto cen­
fuerza secreta bajo la ceniza de la sinrazón que cada uno ha tral a través de la comunicación con aquellos que también
producido. lo han alcanzado desde otra parte y de otro modo. El amor
No es necesario que alguien se esfuerce por mantener y tiene necesidad de amor recíproco. En efecto, para el verda­
propagar la poesía, por ejemplo, con discursos y doctrinas dero poeta puede ser saludable e instructivo incluso el tra­
racionales, o que intente incluso crearla, inventarla, dispo­ to con aquellos que sólo juegan en la superficie colorida.
nerla y darle leyes punitivas como lo quiere de tan buen Pues es un ser sociable.
grado la teoría poética. Así como el núcleo de la tierra se fue Siempre me ha resultado muy atractivo conversar sobre
cubriendo por sí mismo con criaturas y vegetales, así como la poesía con poetas y con interesados en poesía. Muchas de
la vida surgió por sí misma desde la profundidad y todo se esas conversaciones no las he olvidado hasta hoy; en algu­
llenó de seres que se reprodujeron alegremente, del mismo nos casos, no podría precisar con exactitud qué corresponde
modo la poesía florece por sí misma a partir de la invisible a la fantasía y qué al recuerdo; muchas cosas son reales,
fuerza originaria de la humanidad cuando el cálido rayo otras imaginarias. He aquí la presente conversación, que
del sol divino la alcanza y la fecunda. Solamente la forma y ha de confrontar distintas visiones que pueden mostrar, cada
el color pueden expresar prototípicamente cómo está for­ una desde su punto de vista, el espíritu infinito de la poesía
mado el hombre; y por eso, en sentido estricto, no se puede bajo una nueva luz; todas ellas aspiran en mayor o menor
hablar de la poesía sino únicamente en poesía. medida a llegar al fondo de la cuestión, desde un lugar o
:*r> Friedrich Schlegel Conversación sobre la |>ot‘sia 37

desde otro. El interés por esta diversidad -q u e observé en -que normalmente era el que menos hablaba o discutía, y
un grupo de amigos y que al principio atribuí sólo a ellos- que muchas veces se quedaba mudo durante horas sin de­
me llevó a tomar la determinación de convocar a todos los jarse perturbar en su respetable calma, frente a todo lo que
que sienten el mismo amor en el pecho y están llamados a los otros pudieran decir o discutir- pareció ser uno de los
iniciarse en los misterios sagrados de la naturaleza y de la más interesados, comprometiéndose incluso a exponer algo.
poesía en virtud de la plenitud de su vida interior. El interés fue aumentando a medida que iban adelantando
en el trabajo y los preparativos, lo que para las mujeres
* * • resultaba una fiesta. Finalmente se estableció el día en el
que cada uno expondría lo que había preparado. Dadas to­
Justo en el momento en el que Am alia y Camila comen­ das estas circunstancias, la atención estaba más despierta
zaron a entablar una conversación cada vez más animada que lo habitual; en cambio, el tono de la conversación se­
sobre una nueva obra dramática, se incorporaron al grupo guía siendo tan desenvuelto y sencillo como solía serlo en­
con ruidosas carcajadas dos de los amigos que ellas espera­ tre ellos.
ban, que llamaremos Marcos y Antonio. Luego de que éstos Primero, Camila describió y elogió con gran ardor una
llegaran, el grupo estaba tan completo como solía estarlo obra dramática, que se había representado el día anterior.
cuando se reunían en lo de Am alia para dedicarse libre y Amalia, por el contrario, la criticó y afirmó que no contenía
alegremente a su amante en común. Por lo general, sucedía absolutamente ningún atisbo de arte, ni menos aún de en­
espontáneamente que la poesía era objeto, disparador o tendimiento. Su amiga lo admitió enseguida, pero -d ijo - la
punto central de la tertulia. Hasta ese momento, leían al­ obra es bastante salvaje y vivaz o, por lo menos, buenos
ternadamente en voz alta alguna obra, dramática o de otro actores pueden hacer que así lo sea, si están de buen hu­
tipo, sobre la que luego intercambiaban opiniones y se de­ mor. -S i realmente son buenos actores -dijo Andrés, mien-
cían cosas buenas y bellas. Sin embargo, pronto todos sin­ t ras echaba un vistazo a su texto y se fijaba, mirando hacia
tieron, en mayor o menor medida, que había una deficien­ la puerta, si llegaban los que faltaban-, si realmente son
cia en este tipo de conversación. Am alia fue la primera en buenos actores, entonces tienen que desprenderse de todo
darse cuenta y de cómo resolverlo. Consideraba que ningu­ mu buen humor para poder representar primero el de los
no de sus amigos reconocía suficientemente la diversidad poetas. -T u buen humor, amigo -contestó A m alia- te con­
de opiniones que había entre ellos, por lo que la comunica­ vierte a ti mismo en poeta, pues llam ar poetas a los propios
ción se entorpecía y callaba aquél que hubiese querido ha­ dramaturgos es por cierto sólo un poema, y es realmente
blar. Todos, empezando por quien tuviera más ganas, debe­ mucho más grave que cuando los comediantes se autodeno-
rían exponer sus pensamientos sobre la poesía o sobre una minan artistas o se hacen llam ar así. -S in embargo, permí­
parte o aspecto de ella, o, mejor aún, escribirlos, una vez y tenos verlo de nuestro modo -dijo Antonio, tomando parti­
desde el fondo de su corazón, a fin de tener por escrito lo do abiertamente por C am ila- si acaso una vez, por un feliz
que cada uno pensaba. Camila apoyó animadamente a su a/.ar, se diera en la masa común una chispa de vida, de ale-
amiga para que al menos sucediera algo nuevo que pudiera Kria y de espíritu, deberíamos reconocerlo, en lugar de re­
variar la eterna lectura. La discusión, dijo, se volvería en­ petirnos una y otra vez qué común es justamente esta masa
tonces realmente enardecida; pues, de no ser así, no habría común. -Precisamente de eso se trata en esta discusión
esperanza de paz perpetua. dijo Am alia-, en la obra de la que hablamos seguramente
A sus amigos les gustó la propuesta y pusieron ensegui­ no se ha desarrollado nada más que lo que se desarrolla
da manos a la obra para llevarla a cabo. Hasta Lotario i iihi todos los días: una buena porción de tonterías. - Y co­
Friedrich Schle^el Conversación sobre la |*>«*sia

menzó a dar ejemplos, ante lo cual pronto se le pidió que no de las naciones.' Los ingleses estarían contentos si pudie­
continuara, puesto que ellos de hecho demostraban dema­ ran incorporar nuevamente un clásico al tesoro público.
siado bien lo que pretendían mostrar. Así como cada libro en esta isla se convierte en un ensayo,
Camila objetó que esto no la afectaba en lo más mínimo, del mismo modo cada escritor, cuando ha dejado atrás su
puesto que no le había prestado especial atención ni a los propia época, se convierte en un clásico. Por la misma ra­
discursos ni a los modos de expresión de los personajes de zón y del mismo modo, estarían tan orgullosos de la pro­
la obra. Entonces, le preguntaron a qué le había prestado ducción de las mejores tijeras como de la mejor poesía. Así,
atención, ya que no se trataba de una opereta. - A la apa­ los ingleses no leen realmente Shakespeare de manera
riencia exterior -contestó- que dejé que pasara como una diferente de como leen Pope, Dryden o cualquier otro clá­
música ligera. Luego elogió a una de las actrices más gra­ sico; puesto que al leer uno de ellos no piensan más que al
ciosas, describió su estilo, su linda vestimenta, y expresó su leer el otro. Marcos opinó que la edad de oro era sólo una
sorpresa de que se tomara tan a pecho algo como nuestro enfermedad moderna, a la que cada nación debía enfren­
teatro: por lo general, común es en el escenario casi todo; tarse, igual que los niños a la viruela. —Por eso habría que
pero incluso en la vida, donde a uno sin duda le toca más de tratar de debilitar la fuerza de la enfermedad con inocula­
cerca, lo común tiene frecuentemente una apariencia muy ción -d ijo Antonio. Ludovico, al que, con su filosofía revo­
romántica y agradable. -Com ún es, por lo general, casi todo lucionaria, le gustaba ejercer una destrucción generaliza­
—dijo Lotario. Esto es muy cierto. En verdad, deberíamos da, comenzó a hablar de un sistema de falsa poesía sobre
dejar de concurrir con tanta frecuencia a lugares donde ten­ «•I cual él quería exponer, y que en aquella época había
gamos que decir que tuvimos la suerte de no padecer aglo­ hecho grandes estragos sobre todo entre los ingleses y los
meración, mal olor o desagradables vecinos. U na vez se le franceses, y que, en parte, los seguía haciendo aún hoy. La
pidió a un hombre de letras una inscripción para el portal profunda y fundamental interconexión de todas estas fal­
del teatro. Yo propondría que dijera lo siguiente: “Ven, ca­ sas tendencias, que concuerdan tan bellamente entre sí,
minante, y mira lo más banal”; esto es lo que ocurriría en la donde una complementa a la otra y se reconcilian mutua­
mayoría de los casos. mente, es precisamente tan singular e instructiva como
En ese momento, la conversación fue interrumpida por entretenida y grotesca. Ludovico hubiese deseado poder
la llegada de sus amigos; si ellos hubieran estado allí an­ escribir sólo versos, puesto que sólo en un poema cómico
tes, la discusión habría tomado otra dirección y llevado a se podría realizar lo que tenía en mente. Hubiera querido
otro resultado, puesto que Marcos no pensaba del mismo seguir hablando de esto, mas las mujeres lo interrumpie­
modo sobre el teatro, y no podía renunciar a la esperanza ron, exhortando a Andrés a que comenzara, puesto que, de
de que algo apropiado tuviera que surgir de él. lo contrario, no terminarían más con los preámbulos. M ás
Tal como se dijo antes, irrumpieron en el grupo con tarde podrían hablar y discutir tanto más extensamente.
grandes risotadas; por las últimas palabras que se oye­ Andrés abrió su texto y comenzó a leer.
ron, pudo inferirse que su conversación se refería a los
denominados poetas clásicos ingleses. Se habló todavía un
poco sobre el mismo tema, y Antonio, que siempre que po­
día se metía con las mismas ocurrencias polémicas en la
conversación -q u e pocas veces él mismo dirigía-, sostuvo
que se deberían buscar los fundamentos de la crítica y el I Se refiere a Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la
entusiasmo ingleses en la teoría de Smith sobre la riqueza t it/ueza de las naciones (1776) de Adam Smith.
40 Friedrich Schlegel ( ’onversación sobre la jxiesia 11

ÉPOCAS D E L A R T E P O É T IC O ■iteración de fuerza y conflicto, la gloria del más valiente;


por el otro, la plenitud de lo sensible, lo nuevo, lo desconoci­
Dondequiera que un espíritu vivo aparezca ligado a la do, lo excitante, la suerte de una familia, la imagen de la
letra formada hay arte, hay discernimiento para superar más hábil sagacidad y de cómo, a pesar de las dificultades,
la materia, para utilizar herramientas, hay un proyecto y se logra finalmente el retorno al hogar. Esta separación ori­
normas de procedimiento. Por eso vemos a los maestros de ginaria preparó y formó lo que nosotros llamamos lita d a y
la poesía empecinarse con ahínco en formarla del modo más Odisea, y todo lo que en ellas encontró un sólido sostén para
variado. La poesía es un arte y, donde todavía no lo es, debe perdurar en la posteridad en vez de otros cánticos de la
serlo, y donde lo fue, seguramente despierta en quienes ver­ misma época.
daderamente la aman un fuerte anhelo de conocerla, de com­ En el desarrollo de la poesía homérica vemos, en cierto
prender la intención del maestro, de captar la naturaleza modo, el surgimiento de toda poesía; aunque las raíces se
de la obra, de enterarse del origen de la escuela y de su sustraen a la mirada, las flores y ramas de la planta surgen
proceso de formación. El arte descansa en el saber y la cien­ increíblemente bellas desde la noche de la Antigüedad. Este
cia del arte es su historia. caos formado tan encantadoramente es el germen a partir
Es esencialmente propio de todo arte acoplarse a lo ya del cual se organizó el mundo de la poesía antigua.
formado y por eso la historia se retrotrae de género en gé­ La forma épica se deterioró rápidamente. En lugar de
nero, de estadio en estadio, retrocediendo cada vez más hasta ella surgió, también entre los jonios, el arte yámbico, que
la Antigüedad, hasta la primera fuente originaria. tanto en la materia como en el tratamiento era exactamen­
Para nosotros los modernos, para Europa, este origen se te lo contrario de la poesía mítica, y justapiente por eso, el
encuentra en la Hélade y para los helenos y su poesía, en segundo eje de la poesía helénica, gracias a la cual y con la
Homero y en la antigua escuela de los Homéridas.2Se trata cual la elegía se transformó y se modificó casi de manera
de una fuente inagotable de poesía susceptible de adoptar tan variada como el epos.:l
todas las formas, una poderosa corriente de representación, Podemos suponer qué fue Arquíloco,4 no sólo a través de
en la cual cada ola de la vida se entrelaza con la siguiente, algunos pasajes, noticias y transcripciones de Horacio en
un mar sereno en el que se reflejan armoniosamente la ple­ sus épodos, sino también por su parentesco con la comedia
nitud de la tierra y el brillo del cielo. Así como los sabios de Aristófanes e incluso su más lejano parentesco con la
buscan el principio de la naturaleza en el agua, la poesía sátira romana. No tenemos nada más para cubrir el mayor
más antigua se muestra en forma fluida. vacío de la historia del arte. Sin embargo, para cualquiera
El conjunto de sagas y cantos se agrupó en torno de dos que quiera reflexionar acerca de ello, resulta claro cómo yace
ejes diferentes. Por un lado, la gran empresa común, la aglo- eternamente en la esencia de la poesía más elevada montar
en cólera sagrada y expresar toda su fuerza en la materia
más extraña, el presente común.

2. A fines del siglo XVIII se planteaba la discusión sobre la autoría de


1liada y Odisea. En 1795 Schlegel defiende en su estudio “Ü b e r die 3. Aunque el término alem án Epos puede traducirse por "poesía épi­
Homerische Poesie. Mit Rücksicht a u f die Wölfischen Untersuchun­ ca". optamos también en castellano por conservar el término griego
gen" la hipótesis de F. A. Wolf, según la cual /liada y Odisea no eran IITOC.

obras de Homero, sino rapsodias de creación colectiva transmitidas ■I Poeta y soldado griego (6757-635 a.C.) considerado a veces como el
oralmente por los Hom éridas (KFSA, I: 116-132). P ara un tratamiento mejor poeta griego después de Homero que utilizó de forma admirable
más detallado del tema, véase Behler (1993: 233 y ss.). el metro yámbico.
42 Friedrich Schlegel Conversación sobre la poesía

Éstas son las fuentes de la poesía helénica, su funda­ oposición a la tragedia surgió la comedia, colmada de la más
mento e inicio. El florecimiento más bello comprende las alta mímica que sólo es posible en palabras.
obras mélicas, corales, trágicas y cómicas de los dorios, eo­ Así como en la tragedia las acciones y los sucesos, el
lios y atenienses desde Alemán5 y Safo hasta Aristófanes. carácter y la pasión fueron ordenados y conformados armó­
Lo que nos ha quedado de esta verdadera época de oro en nicamente en un bello sistema a partir de la saga existente,
los géneros supremos de la poesía conlleva en mayor o me­ en la comedia se daba atrevidamente como rapsodia una
nor medida un estilo bello o grandioso, la fuerza vital de la exuberancia de inventiva con profundo entendimiento en
inspiración y la conformación del arte en armonía divina. una aparente falta de conexión.
Todo esto descansa sobre el firme suelo de la poesía an­ Los dos tipos de drama ático intervenían en la vida del
tigua, uno e indivisible en virtud de la vida festiva de hom­ modo más eficaz en virtud de su relación con el ideal de
bres libres y de la fuerza sagrada de los antiguos dioses. estas dos grandes formas, en las que aparece la vida única
L a poesía mélica se unió con su música de sentimientos y más elevada, la vida del hombre entre los hombres. El
bellos, por una parte, a la poesía yámbica, y por la otra, a la entusiasmo por la república lo encontramos en Esquilo y en
elegiaca. Tan vivamente se presentan, en la primera, la fuer­ Aristófanes. La obra de Sófocles se basa en un elevado mo­
za de la pasión y, en la segunda, el cambio del estado de delo de la bella familia en las circunstancias heroicas de la
ánimo en el juego de la vida, que se pueden considerar como época antigua.
el odio y el amor, en virtud de los cuales el sereno caos de la Esquilo es un eterno modelo de la ruda grandeza y del
poesía homérica fue llevado a nuevas formaciones y confi­ entusiasmo espontáneo, mientras Sófocles lo es de la per­
guraciones. Los cantos corales, por el contrario, se inclina­ fección armónica: Eurípides, por su parte, muestra una in­
ron más hacia el espíritu heroico del epos, y se separaron sondable maleabilidad que solamente le es posible a un ar­
simplemente según la predominancia del rigor normativo o tista decadente y su poesía es por lo general sólo la más
de la libertad sagrada en la disposición y estado de ánimo ocurrente declamación.
del pueblo. Aquello que Eros dio a Safo rezumaba música; y Este primer conjunto del arte poético helénico -e l anti­
así como la dignidad de Píndaro se apaciguaba con la ale­ guo epos, los yambos, la elegía, las piezas teatrales y los
gre excitación de los juegos gimnásticos, también los diti­ cánticos festivos- es la poesía misma. Todo lo que sigue hasta
rambos imitaban en su exuberancia las bellezas orquesta­ llegar a nuestros días es vestigio, resonancia, noción parti­
les más audaces. cular, aproximación o retorno a aquel supremo Olimpo de
Los fundadores del arte trágico encontraron la materia la poesía.
y los modelos en el epos, y así como éste desarrolló a partir En aras de la exhaustividad debo mencionar que las
de sí mismo la parodia, los mismos maestros que crearon la primeras fuentes y modelos del poema didascàlico, los in­
tragedia ensayaron la creación de dramas satíricos. tercambios recíprocos entre poesía y filosofía, se deben bus­
Con la plástica surgió simultáneamente este nuevo gé­ car también en la época de florecimiento de la cultura anti­
nero, que se parecía a ella en la fuerza de figuración y en la gua: en los himnos de alabanza inspirados en la naturaleza
normativa de articulación. de los misterios, en las ricas enseñanzas de las sentencias
De la unión de la parodia con los antiguos yambos y en morales gnómicas relativas a lo social, en los poemas om-
niabarcadores de Empédocles y de otros sabios e incluso en
los simposios, en los que la conversación filosófica y su re­

5. Alem án de Sardis. poeta griego del siglo vil a.C., fundador de la


presentación se vuelve por completo poesía.
poesía coral y el más antiguo de los líricos griegos. Aquellos espíritus únicos por su grandeza como Safo,
44 Friedrich Schlegel Conversación sobre la |>oesia 45

Pindaro, Esquilo, Sófocles o Aristófanes no se han vuelto a traño y se podía remozar lo más elaborado y antiguo y
dar; sin embargo, hubo aún virtuosos geniales como F i­ transformarlo en algo más tino; o que, en refinadas paro­
loxeno,*' que caracterizan el estado de disolución y ebulli­ dias, jugaba con un objeto meramente aparente. En gene­
ción que constituye el tránsito de la gran poesía de ideales ral, la poesía de esta época se dirigía, o bien a la artificio-
de los helenos a la poesía refinada y culta. U n centro de sidad de la forma, o bien al encanto sensible de la mate­
esta última fue Alejandría. Sin embargo, no sólo allí flore­ ria, que prevaleció incluso en la nueva comedia ática; pero
ció una pléyade clásica de poetas trágicos; también en el lo más voluptuoso se ha perdido.
escenario ático brilló una multitud de virtuosos y, aunque U n a vez que la imitación se hubo agotado, bastaba con
los poetas hicieron gran cantidad de intentos, en todos los entretejer nuevas coronas con flores viejas, y fueron las
géneros, por copiar o modificar la forma antigua, fue, sin antologías las que concluyeron la poesía helénica.
embargo, en el género dramático donde se mostró más que Los romanos tuvieron sólo un breve rapto de poesía,
en todos los demás la fuerza creadora subsistente de aque­ durante el cual lucharon y se esforzaron con ahínco por
lla época a través de una rica profusión de combinaciones apropiarse del arte de sus modelos, que recibieron, en pri­
y composiciones nuevas, más ricas en sentido, y a menudo mer lugar, de las manos de los alejandrinos. De allí que en
curiosas, en parte serias, en parte parodias. Sin embargo, sus obras predomine lo erótico y lo culto, y en lo que hace al
este género se quedó en lo refinado, ingenioso y artificial, arte, deben seguir siendo valorados. Pues el entendido man­
al igual que los otros, entre los que mencionamos solamente tiene cada producción en su propio contexto y la juzga sólo
el idilio como forma peculiar de esta época: una forma cuya según su propio ideal. Si bien Horacio parece interesante
peculiaridad consiste, sin embargo, casi únicamente en la en cualquier forma y en vano buscaríamos un hombre del
falta de forma. En cierto modo, se sigue el estilo épico en valor de este romano entre los helenos tardíos, este interés
el ritmo, en algunos usos del lenguaje y en el modo de ex­ general por Horacio es más un juicio romántico que un ju i­
posición; en la acción y en el diálogo, los mimos dóricos de cio estético, que puede enaltecerlo sólo en la sátira. Resulta
escenas particulares extraídas de la vida comunitaria con hermosa la manifestación de la fuerza romana fundiéndose
el color más local; en los cantos antifonales, las canciones con el arte helénico y haciéndose una unidad. Del mismo
naturales7 pastoriles; en el espíritu erótico, la elegía y el modo, Propercio formó una gran naturaleza a través del
epigrama de la época, donde este mismo espíritu fluyó en arte más cultivado; la corriente de ferviente amor brotó con
obras épicas, aunque muchas de éstas eran casi solamen­ fuerza de su pecho fiel. El nos puede consolar por la pérdi­
te forma. En ellas el artista intentaba mostrar que, en el da de los poetas elegiacos helénicos, al igual que Lucrecio
género didascàlico, su exposición podía triunfar incluso por la de Empédocles.
sobre la materia más árida y difícil; que, en el género mí­ En Roma, durante algunas generaciones, todos querían
tico, por el contrario, también se conocía hasta lo más ex­ hacer poesía, y creían que tenían que favorecer a las musas
socorriéndolas una vez más; a esto lo llamaron la edad de
oro de su poesía. En cierto modo, fue el florecimiento estéril
de la cultura de esta nación. Los modernos los siguieron en
6. Filoxeno (Siracusa, 435-380 a.C.). De este poeta ditiràmbico griego vate punto; lo que se dio bajo Augusto y Mecenas fue un
se conservan sólo fragmentos. augurio de los cinquecentistas en Italia. Luis XIV intentó
7. En alemán, kunstlos. Traducimos este término por “natural” porque imponer la misma primavera del espíritu en Francia, tam­
entendemos que se refiere al carácter natural de la poesia antigua
bién los ingleses coincidieron en tomar el gusto prevaleciente
iNaturpoesie), en contraposición al carácter “artificial" de la poesía
bajo la reina Ana como el mejor, y ninguna nación quería
moderna (Kunstpoesie).
Friedrich Schlegel Conversación sobre la poesía 47

quedarse en lo sucesivo sin su edad de oro; cada época sub­ sofía mística tenemos que buscar la fuerza de aquella épo­
siguiente fue más vacía y peor que la anterior, y lo que los ca, que fue grande al respecto, un mundo intermedio de la
alemanes finalmente se imaginaron como propio de su edad cultura, un caos fecundo para un nuevo orden de cosas, el
de oro no merece ser presentado con más detalle en esta verdadero Medioevo.
exposición. Con los germanos fluyó sobre Europa un manantial puro
Vuelvo a los romanos. Ellos tuvieron, como ya se ha de cantos heroicos nuevos, y cuando la fuerza salvaje de la
mencionado, sólo un rapto de poesía que, en realidad, nun­ poesía gótica se topó por la influencia de los árabes con
ca dejó de serles antinatural. Lo único que fue propio de la resonancia de los encantadores cuentos maravillosos del
ellos fue la poesía de la urbanidad y con la sola sátira enri­ Oriente, floreció en la costa sur, alrededor del Mediterrá­
quecieron el ámbito del arte. Ésta tomó una forma nueva neo, una alegre producción de creadores de dulces cantos y
con cada maestro en la medida en que el gran estilo antiguo singulares historias, y ya con una forma, ya con otra, se
de la sociabilidad romana y del ingenio romano o bien se expandió con la sagrada leyenda latina el romance’1mun­
apropió de la audacia clásica de Arquíloco y de la antigua dano que cantaba al amor y a las armas.
comedia, o bien formó la más pura elegancia de un heleno Entre tanto, la jerarquía católica ya se encontraba de­
correcto a partir de la despreocupada ligereza de un impro­ sarrollada; la jurisprudencia y la teología mostraron cierto
visado, o bien volvió con sentido estoico y en el estilo más retorno a la Antigüedad. Este camino de retorno lo transi­
puro al gran modo antiguo de la nación, o bien se entregó a tó, uniendo religión y poesía, el gran Dante, el santo funda­
la inspiración del odio. En virtud de la sátira aparecen con dor y padre de la poesía moderna. De los antepasados de la
un nuevo brillo aquellas cosas de la urbanidad de la Roma nación aprendió a condensar en dignidad y fuerza clásicas
eterna que aún vive en Catulo, Marcial, o en forma aislada lo más propio y peculiar, lo más sagrado y dulce de la nueva
y dispersa. La sátira nos brinda un punto de vista romano lengua vulgar, y, así, a ennoblecer el arte provenzal de la
para los productos del espíritu romano. rima; y como no le fue concedido ascender hasta la fuente,
Luego de que la fuerza de la poesía se hubo extinguido fueron los romanos quienes pudieron suscitarle la idea ge­
con la misma rapidez con la que antes se había expandido, neral de una gran obra de estructura ordenada. Adoptó esta
el espíritu de los hombres tomó otra dirección, el arte des­ idea magníficamente, la fuerza de su espíritu creador se
apareció en la confusión entre el viejo y el nuevo mundo y amalgamó en un único eje, en un formidable poema abrazó
transcurrió más de un milenio hasta que volviera a apare­ con fuertes brazos su nación y su época, la Iglesia y el impe­
cer un gran poeta en Occidente. Quien entre los romanos rio, la sabiduría y la revelación, la naturaleza y el reino de
tenía talento para la palabra se dedicaba a los asuntos Dios. U n compendio de lo más noble y de lo más indigno
legales, y si era un griego daba clases populares sobre todo que él haya visto, de lo más grande y de lo más peculiar que
tipo de filosofía. Les bastaba con conservar los viejos teso­ haya podido concebir; la más franca presentación de sí mis-
ros de todo tipo, reunidos, mezclarlos, abreviarlos y estro­
pearlos; al igual que en otras ramas de la cultura, tam­
bién en la poesía se mostraba rara vez un rastro de origi­ H Romanze en el original alemán. El término español “romance” se
nalidad, y esto sólo en forma aislada y sin huella; ningún uplica, en general, a las lenguas derivadas del latín y a sus respectivas
literaturas. Específicamente, se utiliza para la composición poética
artista ni obra clásica alguna en tan largo tiempo. En la
propia de la España del siglo XIV que narra líricamente temas caballe-
religión, en cambio, la creación y la inspiración fueron tanto
rnicos. Schlegel se refiere aquí probablemente a este último sentido
más intensas; en la formación de la nueva religión, en los del término con el interés de indicar el parentesco etimológico entre
intentos de transformación de la vieja religión y en la filo­ Hiimanze y el alemán Ritman.
48
Friedrich Schlegel Conversación sobre la poesía 49

mo y de sus amigos, el más espléndido enaltecimiento de la


poesía ya no podía agotarse en la nación predilecta de los
amada; todo ello fiel y veraz en lo visible pero lleno de ocul­
italianos. Aquellos creadores no dejaron ninguna escuela
ta significación y relación con lo invisible.
sino solamente imitadores, frente a lo cual surgió ensegui­
Petrarca le dio a la canzone9 y al soneto perfección y
da una nueva producción. Se aplicó la forma y constitución
belleza. Sus cantos son el espíritu de su vida; un hálito los
de la poesía, que ahora volvía a ser arte, a la materia aven­
anima y convierte en una obra indivisible; la Roma eterna
turera de los libros de caballería, y así surgió el romance de
en la tierra y la m adonna en el cielo como reflejo de la
los italianos, destinado desde un comienzo a las lecturas
única Lau ra se hacen sensibles en su corazón y mantie­
públicas, transformando explícita o implícitamente las his­
nen en bella libertad la unidad espiritual del poema ente­
torias maravillosas de la Antigüedad en obras grotescas a
ro. De algún modo, su sentimiento ha creado el lenguaje
través de un toque de in g e n io " sociable y gracia espiritual.
del amor y rige después de siglos todavía entre todos los
Incluso en Ariosto este grotesco se da sólo aisladamente y
espíritus nobles. De la misma manera, la inteligencia de
no en el todo, que apenas merece este nombre. Ariosto, como
Boccaccio legó a los poetas de cada nación una fuente in­
Bojardo,12 ornamentó el romance con N ove l i e n " y, según el
agotable de historias curiosas, generalmente verdaderas
espíritu de la época, con las hermosas flores de los antiguos
y muy elaboradas, y elevó el lenguaje narrativo de la con­
versación a base sólida para la prosa de la novela a través
de una expresión vigorosa y de una gran construcción de
períodos sintácticos. Tan rigurosa es la pureza de Petrar­
II. En alemán. Witz: este término tiene la misma raíz que el inglés
ca en el amor como material es la fuerza de Boccaccio, que wit, inteligencia o agudeza; se refiere a la capacidad de producir un
prefería consolar a todas las mujeres encantadoras antes efecto placentero al combinar o contrastar inesperadamente ideas o
que endiosar a una sola. En la canzone, a través del alegre expresiones previamente inconexas. Adoptamos la traducción habitual
ile Witz por “ingenio”. Sin embargo, marcaremos este término con b a s ­
ánimo y la chanza mundana, logró renovarse respecto del
tardilla cuando tiene el sentido específicamente romántico que Schle-
maestro y asemejarse al gran Dante más felizmente que
gel le atribuye. E l infierno y la ironía son los elementos característicos
aquél en la V is ió n "' y en el terceto. de la poesía romántica que consisten en la capacidad del poeta de com­
Estos tres son los principales representantes del estilo binar elementos aparentemente antagónicos. Aquellas obras en las que,
antiguo en el arte moderno; el conocedor ha de compren­ Hegún Schlegel, hay ingenio, son producciones románticas, aunque esta
denominación no responda a un ordenamiento cronológico.
der su valor, pero justamente lo mejor y más propio de
ellos permanece árido y hasta extraño al sentimiento del 12 Mateo M aría Bojardo (o Boyardo) (1430-1494), autor del poema
amante. épico Orlando enamorado.

13 Siguiendo la sugerencia de Regula Rohland de Langbehn, hemos


Habiendo surgido de tales fuentes, la corriente de la
optado por mantener la palabra alem ana Novelle para diferenciarla
del término “novela" cuando traduce la palabra alem ana Román. Se
entiende por Novelle. término derivado de la voz italiana novella (pe­
queña novedad), la narración de un determinado acontecimiento. Los
9. Cantone en el original alemán. La recopilación de las odas, sonetos modelos de la Novelle son Decamerón de Boccaccio, Novelas ejemplo-
y poemas de Petrarca en Canzionere (1356-1358) constituye la prim e­ íes de Cervantes y N ovelle de Goethe. En esta forma literaria no son
ra compilación de este tipo en la historia de la poesía europea. Su uni­ importantes los personajes sino lo que les sucede a ellos; no hay largas
dad interna resulta del desarrollo de la figura de Laura, que puede ex|M>siciones, descripciones o reflexiones, sino que se presentan suce-
leerse como la contrafigura de Beatriz. nos particulares y acontecimientos conflictivos y su resolución. Schle-
gel utiliza este término para referirse a tales narraciones cortas y au ­
10. L'amorosa vistone, obra de Boccaccio escrita entre 1342 y 1343 en
cincuenta breves cantos en terza rim a. tónomas que se integran en una unidad que constituye la novela (R o­
mán).
50 Friedrich Schlegel < versación sobre la ¡>oesín 51

alcanzando un elevado encanto en la estancia." En virtud maravillosamente colosal con la eterna música de la fanta-
de esta preferencia y de su agudo entendimiento se encuen­ nía y el amor y la más suave y amorosa de todas las nove­
tra por encima de su predecesor; la profusión de imágenes las, además de muchas obras que dominaban la escena y
claras y la feliz combinación de broma y seriedad lo con­ que eran dignas del antiguo coturno,"* como la divina N u -
vierten en maestro y arquetipo de la narración ligera y fan­ m ancia. Esta fue la primera gran época de su poesía; su
tasías sensibles. El intento de elevar el romance a la anti­ carácter fue de una elevada belleza, seria pero amable.
gua dignidad del epos a través de un objeto digno y de la La obra capital de su segunda manera es la primera parte
lengua clásica -rom ance que fue concebido, según su senti­ de Don Q uijote, en la cual predominan el ingenio fantástico
do alegórico, aun más especialmente por los entendidos, y una exuberante profusión de audaz inventiva. Con el mis­
como la gran obra de arte de todas las obras de arte para la mo espíritu y probablemente alrededor de la misma época
nación- no dejó de ser un intento que no pudo alcanzar su escribió muchas de sus N ovellen, especialmente las cómi­
objetivo, aunque se lo hubiera repetido muchas veces. Por cas. En los últimos años de su vida se entregó al gusto do­
otro camino totalmente nuevo y transitado una sola vez, minante por el drama, y por esa razón lo trató con demasia­
Guarinilr’ logró, en P a stor Fido, la obra de arte más grande do descuido; también en la segunda parte de D on Q uijote
y única de los italianos después de aquellos grandes, fun­ tomó en consideración los juicios de la época; sin embargo,
diendo el espíritu romántico y la cultura clásica en la más se podía aún tomar la libertad de darse por satisfecho con
hermosa armonía, dándole al soneto nueva fuerza y nuevo elaborar esta parte, unida en todos sus puntos a la prime­
encanto. ra, con insondable entendimiento y máxima profundidad,
La historia del arte de los españoles, que estaba íntima­ transformándola en una obra única dividida en dos partes
mente familiarizada con la poesía de los italianos y de los y constituida por dos partes, obra que de algún modo regre­
ingleses, cuyo sentido en aquel entonces era muy suscepti­ sa aquí sobre sí misma. El gran Persiles lo compuso con una
ble a lo romántico, que les había llegado de tercera o cuarta artificiosidad rica en sentido, en una manera seria y oscura
mano, se sintetiza en la historia del arte de dos hombres, según su idea de la novela de Heliodoro.17 La muerte le im­
Cervantes y Shakespeare, que fueron tan grandes que todo pidió componer lo que aún hubiese querido escribir, proba­
el resto comparado con ellos parece un medio preparatorio, blemente en el género del libro de caballería y de la novela
explicativo y complementario. La perfección de sus obras y dramatizada y concluir la segunda parte de La Galatea.
el desarrollo de su inconmensurable espíritu serían por sí Antes de Cervantes la prosa de los españoles en los li­
solas materia de una historia. Nosotros queremos solamen­ bros de caballería era agradablemente antigua, florecía en
te señalar su hilo conductor, en qué conjuntos determina la novela pastoril e imitaba aguda y exactamente en el dra­
dos se fracciona la totalidad, o dónde se ven al menos algu­ ma romántico la vida cotidiana a través del lenguaje fami­
nos puntos firmes y su dirección. liar. La forma más adorable para dulces canciones, llenas
Cuando Cervantes tomó la pluma en vez de la espada, de música o de ocurrente frivolidad y el romance creado
que ya no podía manejar, escribió L a G alaica, composición para contar seria y fielmente viejas historias nobles y emo-

14. Estarna, forma antigua de estancia. 16 Entre los griegos y romanos, el coturno era un zapato de suela
elevada que usaban los actores trágicos para parecer más altos.
15. Giovani Battista G uarini (1538-1612), cuya obra principal. Pastor
Fido, es una comedia trágica pastoril. Suele ser comparado con Tnsso. 17. Heliodoro (siglo III d.C.), novelista griego, autor de Teágenesy Ca­
de quien era amigo. nden.
Friedrich Schlegel ( Conversación sobre la (toesin
53

clonantes con nobleza e ingenuidad eran desde antiguo na­ rezuma en todos los dramas tardíos de este poeta, sobre
turales en ese país. En menor grado se le preparó el terreno todo en los de su máximo florecimiento. Amor, amistad y
a Shakespeare: sólo con la colorida variedad de la escena noble sociedad produjeron según el propio Shakespeare una
inglesa, para la que trabajaron tanto hombres de letras como hermosa revolución en su espíritu; la familiaridad con las
actores, serios y bufones, donde se intercambiaban miste­ dulces historias de Spenser,1* tan querido entre los nobles,
rios de la infancia de la obra dramática o bufonadas ingle­ alimentó su nuevo impulso romántico y lo condujo a la lec­
sas antiguas con Novellen desconocidas, con historias del tura de Novellen, las que transformó para el escenario con
país natal y otros tópicos; en cada manera y en cada forma, el más profundo entendimiento, construyéndolas novedo­
pero nada que nosotros pudiéramos llam ar arte. Sin em­ samente y dramatizándolas fantástica y encantadoramen­
bargo, para el efecto e incluso para su propia profundidad, te, como nunca antes había sucedido. Esta elaboración se
fue un feliz acontecimiento que desde tan temprano los ac­ incorporó también en sus obras históricas; les dio más per­
tores trabajaran para la escena -q u e no se evaluaba en ab­ fección, gracia e ingenio e insufló a todos sus dramas el es­
soluto por el brillo de la apariencia ex te rn a-y que, además, píritu romántico que los caracteriza propiamente en lo que
en la obra dramática histórica la particularidad de la mate­ hace a su profunda minuciosidad, convirtiéndolos en el fun­
ria tuviera que orientar el espíritu del poeta y del especta­ damento romántico del dram a moderno, que será suficien­
dor hacia la forma. temente duradero para la eternidad.
Las obras más tempranas de Shakespeare* deben ser Entre las primeras N ovellen dramatizadas mencionemos
consideradas con la misma mirada con que el conocedor sólo R om eo y L o v e ’s L a b ou r's L os t como los puntos más lu­
admira las antigüedades del arte pictórico italiano. Care­ minosos de su fantasía juvenil que lindan estrechamente
cen de perspectiva y de toda otra perfección, pero son pro­ con A d onis y los sonetos. En las tres partes de E n riqu e VI y
fundas, grandes y llenas de entendimiento, superadas en en R ica rd o III vemos una continua transición de la antigua
su género sólo por las obras de la manera más hermosa del manera aún no romantizada hacia la gran manera. En este
mismo maestro. Entre ellas contamos con Locrin u s, en la conjunto, Shakespeare incluyó aquellas obras que iban desde
que se vincula en forma contrastante el más alto coturno de R icardo l l hasta E n riqu e V: esta obra es la cima de su fuer-
la lengua gótica con la burda jocosidad del inglés antiguo, /.n. En M acbeth y L ea r vemos la culminación de su madu­
también con el divino Pericles y otras obras de arte de este rez viril y H am let oscila indeciso en la transición de la N o -
incomparable maestro, al que, en contra de toda la histo­ vvlle a lo que son estas tragedias. De la última época men­
ria, le fueron negadas o no reconocidas por el desvarío y la cionemos L a tempestad, O telo y las piezas romanas; en ellas
necedad de superfluos eruditos. Consideramos que estas hay un inconmensurable entendimiento, pero al mismo
producciones son anteriores a A d onis y a los sonetos, por­ tlempo algo de la frialdad de la vejez.
que allí no hay ningún rastro de la dulce y adorable forma Después de la muerte de estos grandes se apagó la bella
ción, del hermoso espíritu que, en mayor o menor medida. fantasía en sus países. Resulta bastante curioso que la filo-
tiofia, hasta entonces inmadura, se constituyó al mismo tiem­
po en arte, despertó el entusiasmo de hombres magníficos,
v nuevamente lo atrajo hacia ella. En la poesía, por el con-
* INota de Schlegell Sobre las obras de Shakespeare llam adas inau
ténticas y las pruebas de su autenticidad podemos prometerles a los
amigos del poeta una detallada investigación de Tieck, cuyo conocí
miento erudito y su original opinión sobre ellas desvió la atención del
autor en un prim er momento hacia esta interesante cuestión critica IH Kdmund Spenser, poeta inglés (1553-1599).
Friedrich Schlegel Conversación sobre la jioesía
54

trario, hubo, desde Lope de Vega hasta Gozzi,19algunos vir­ cuando se encontraban en su máximo florecimiento, ac­
tuosos destacados, pero no hubo poetas, y si los hubo, sólo tuaban cada una independientemente, ahora se entrela­
para el escenario. Además aumentó cada vez más la canti­ zan la una con la otra para reavivarse y constituirse recí­
dad de falsas tendencias en todos los géneros y formas, cul­ procamente en eterno intercambio. La traducción de los
tas y populares. De abstracciones y razonamientos superfi­ poetas y la imitación de sus ritmos se convirtieron en un
ciales, de la Antigüedad mal entendida y del talento medio­ arte, y la crítica se convirtió en una ciencia que suprimía
cre surgió en Francia un sistema vasto y coherente de falsa viejos errores y abría nuevas perspectivas para el conoci­
poesía que descansaba en una teoría del arte poético igual­ miento de la Antigüedad, en cuyo trasfondo se ve una his­
mente falsa; y a partir de allí se extendió en casi todos los toria completa de la poesía.
países de Europa la enfermedad del así llamado buen gus­ Lo único que falta es que los alemanes también usen
to, que debilita el espíritu. Los franceses y los ingleses cons­ estos medios, que sigan el ejemplo que dio Goethe de inves­
tituyeron sus distintas edades de oro y erigieron cuidado­ tigar en todas partes las formas del arte hasta su origen,
samente en el Panteón de la gloria como representantes para poder reavivarlas o vincularlas a fin de que vuelvan a
dignos de la nación una serie de clásicos entre escritores las fuentes de su propia lengua y poesía y liberen otra vez
que en su totalidad no merecen mención alguna en una his­ la antigua fuerza y el elevado espíritu que, hasta ahora ig­
toria del arte. norado, dormita en los testimonios del pasado nacional desde
Con todo, se mantuvo allí por lo menos una tradición: el C an tar de los N ib clu n g os hasta Flemming20 y Weckher-
había que volver a los antiguos y a la naturaleza; esta chis­ lin:21 así, la poesía, que no fue elaborada originariamente
pa prendió entre los alemanes, una vez que se hubiesen en ninguna nación moderna, que primero fue sobre todo
abierto camino paulatinamente entre sus modelos. Winc- una saga de héroes, luego un juego de caballeros y final­
kelmann enseñó a considerar la Antigüedad como una to­ mente un oficio de burgueses, será y quedará para siempre
talidad y dio el primer ejemplo de cómo se debería funda­ en sí misma una ciencia profunda de verdaderos entendi­
mentar un arte a través de la historia de su constitución. dos y un arte vigoroso de poetas creativos.
L a universalidad de Goethe ofreció un tenue reflejo de la
* * *
poesía de casi todas las naciones y épocas; una serie in
agotablemente instructiva de obras, estudios, esbozos, frag­
mentos y ensayos en todos los géneros y en las formas más Camila: -C a si no has mencionado a los franceses.
diversas. La filosofía logró en unos pocos pasos audaces Andrés: - N o fue con ninguna intención especial; es que
comprenderse a sí misma y el espíritu del hombre, en cuya no tuve ningún motivo para hacerlo.
profundidad pudo descubrir la fuente originaria de la fan Antonio: -P o r lo menos, Andrés podría haber mostrado,
tasía y el ideal de la belleza, y así tuvo que reconocer cla­ en el ejemplo de la gran nación, cómo se puede ser una gran
ramente la poesía, de cuya esencia y existencia ni siquie­ nación sin poesía alguna.
ra había sospechado hasta entonces. Filosofía y poesía, las Camila: - Y explicar cómo se vive sin poesía.
fuerzas más elevadas del hombre, que, incluso en Atenas,

■"i Pnul Flemming (1609-1640), poeta alemán, entre cuyas obras se


m i uentran Deutsche Poemata y Lateinische Gedichte.
19. Cario Gozzi (1720-1806), dram aturgo italiano, que formó en Vene
eia junto a otros la Accademia dei Granelleschi, que se oponía a los >I («•o rg Rudolf Weckherlin (1584-1653), autor de poesía religiosa y
nuevos movimientos en ciencia, filosofía y literatura. |imflina.
Friedrich Schlegel Conversación sobre l.i |h»«*sí ;i 57
56

Ludovico: -C on esta malicia, Andrés quiso anticiparse de además a la filosofía. Por lo pronto, no pude encontrar to­
manera indirecta a mi polémico trabajo sobre la teoría de la ’ davía en ninguna otra clasificación una oposición origina­
falsa poesía. ria de la poesía tal como tu confrontación entre la forma
Andrés: -Y a te tocará a ti, sólo he anticipado sutilmente épica y la yámbica.2'

lo que vas a exponer. Andrés: -Q u e es meramente histórica.


Lotario: -Puesto que mencionaste el pasaje de la poesía Lotario: - E s natural que, si la poesía surge de un modo
a la filosofía y de la filosofía a la poesía y te referiste a Pla­ tan supremo como en aquel feliz país, se exprese de un
tón como poeta, por lo cual la musa te recompensará, me modo doble. O bien construye un mundo a partir de sí mis­
vino a la mente el nombre de Tácito. Esa cabal perfección ma, o bien se adosa al mundo externo, lo que ocurrirá al
de estilo, esa representación equilibrada y clara que encon­ principio no a través del idealizar, sino de una manera hostil
tramos en las grandes historias de la Antigüedad, debería y dura. Así me explico yo el género épico y el yámbico.
ser un modelo para el poeta. Estoy convencido de que toda­ Am alia: - M e estremezco cada vez que abro un libro
vía podríamos hacer uso de este gran recurso. en el cual la fantasía y sus obras están clasificadas con
Marcos: - Y tal vez aplicarlo de manera totalmente nue­ rúbricas.

va. Marcos: -N a d ie esperaría que leas con gusto libros abo­


Amalia: - S i esto sigue así, antes de que nos demos cuen­ rrecibles como ésos. Sin embargo, justamente lo que nos
ta, todas las cosas se nos irán transformando, una tras otra, falta es una teoría de los modos de poetizar. Pues, ¿qué otra
en poesía. ¿Acaso todo es poesía? cosa podría ser, si no una clasificación, que fuera al mismo
Lotario: -Todo arte y toda ciencia que actúan mediante tiempo historia y teoría del arte poético?
la palabra, cuando se ejercen como arte por sí mismas y Ludovico: -N o s presentaría cómo y de qué modo la fan­
cuando alcanzan su cima más alta, aparecen como poesía. de un poeta (imaginario, que, como modelo, fuera el
t a s ía

Ludovico: - Y toda materia que se desarrolla, aunque no |M>cta de todos los poetas) se delimita y fracciona necesaria­
sea en las palabras del lenguaje, tiene un espíritu invisible, mente, en virtud de su propia actividad y a través de sí
tnisma.
y éste es la poesía.
Marcos: -Estoy de acuerdo contigo en muchos puntos, Amalia: -Pero, ¿de qué modo puede servir este ser arti­
en casi todos. Tan sólo habría querido que le hubieras pres­ la poesía?
fic ia l a

tado más atención a los modos de poetizar“ o, mejor dicho, Lotario: -H a s ta ahora, Amalia, has tenido pocas razo­
habría deseado que hubiese surgido de tu exposición una nes para quejarte ante tus amigos de semejante ser artifi­
teoría más precisa de ellos. c ia l. Si la poesía realmente debe convertirse en un ser arti­

Andrés: -E n mi exposición quise atenerme estrictamen­ fic ia l, las cosas tienen que plantearse de una manera com­
pletamente distinta.
te a los límites de la historia.
Ludovico: - D e todos modos, hubieras podido recurrir Marcos: -S in discernimiento2,1no hay lugar para ningu-

22. Dichtarten en alem án. Este término es utilizado por Schlegel para
'.!:i En alemán Dichtungsarten. En este contexto, las formas de poeti­
presentar la oposición entre el modo de poetizar romántico (rom antis
zar (Dichtungsarten) equivalen a los géneros poéticos (épico, lírico y
che D ich ta rt) y el clásico (klassische D ichtart). El primero se refiere al
dramático).
carácter infinito, universal y progresivo de la poesía, cuya manifesta
ción más perfecta es la novela romántica (Behler, 1992b: 221. '.’•I El discernimiento (die Ahsonderung) es el modo de operar del críti-
Friedrich Schlegel Conversación sobre In poesía
59

na formación, y la formación es la esencia del arte. Enton­ cada obra debe tener un carácter absolutamente determi­
ces deberías hacer valer esa clasificación al menos como un nado según la forma y el género.
Antonio: -O tra vez estás aludiendo a tu teoría de los
medio.
Amalia: - A menudo los medios se erigen en un fin, lo géneros poéticos. ¿Por qué no la aclaras de una vez por to­
das?
cual no deja nunca de ser un rodeo peligroso, que demasia­
das veces aniquila el sentido para lo más elevado, antes de Lotario: -N o se puede criticar a nuestro amigo porque
insista tanto en este tema. La teoría de los géneros poéticos
alcanzar su meta.
Ludovico: - E l sentido correcto no puede ser aniquilado. sería la propia doctrina del arte de la poesía. Muchas veces
Amalia: -¿ Y qué medio se vuelve qué fin? U n fin que se he encontrado confirmado en lo particular aquello que ya
puede alcanzar enseguida o nunca. Cada espíritu libre de­ sabía en general: que los principios del ritmo e incluso la
bería captar el ideal de forma inmediata y abandonarse a rima son musicales. Aquello que en la representación de
la armonía que tiene que encontrar en su interior, en cuan­ caracteres, situaciones y pasiones es lo esencial, lo interno,
to la quiera buscar ahí. el espíritu, debería ser característico de las artes figurati­
Ludovico: - L a representación interna puede volverse ella vas y del dibujo. La dicción misma, junto con la retórica, es
misma más clara y vivaz solamente a través de la repre­ común a la poesía, aunque aquélla se vincule más inmedia­
tamente que ésta con el propio ser de la poesía. Los géneros
sentación“ externa.
Marcos: -S e a como fuere, la representación26 es asunto poéticos son, en realidad, la poesía misma.
Marcos: -Incluso con una teoría convincente de ellos
del arte.
Antonio: -P o r lo tanto, la poesía debe ser tratada como quedaría aún mucho o, más bien, todo por hacer. No faltan
arte. Puede ser poco provechoso considerarla en una histo­ doctrinas y teorías acerca de cómo la poesía debería ser o
ria crítica de esta manera, cuando los poetas no son ellos convertirse en arte. ¿Acaso ellas la convierten realmente
mismos ni artistas ni maestros que procedan a discreción en arte? Esto podría ocurrir sólo en la práctica, si muchos
con herramientas seguras para alcanzar ciertos fines. poetas se unieran para fundar una escuela de poesía, en la
Marcos: -Y , ¿por qué no habrían de hacerlo? Claro que cual el maestro -como en otras artes- atormentara con fir­
tienen que hacerlo y lo harán. Lo esencial son los fines de­ meza al aprendiz, hostigándolo celosamente y dejándole
terminados, el discernimiento por el cual la obra de arte se como legado en el sudor de su frente una sólida base, sobre
enmarca y completa a sí misma. La fantasía del poeta no la cual el sucesor pudiera seguir desde el comienzo constru­
debe derramarse en una caótica poesía en general, sino que yendo provechosamente, en forma cada vez más grandiosa
y osada, para moverse al fin en las alturas más orgullosas
con libertad y despreocupación.
Andrés: -E l reino de la poesía es invisible. Si ustedes no
co. que, como el químico, recurre al análisis, no para separar, sino para ntendieran tan sólo a su forma externa, podrían encontrar
sintetizar. En esta síntesis los elementos antagónicos no se anulan en su historia una escuela de poesía, más grande que en
sino que se conservan como tales. cualquier otro arte. Los maestros de todos los tiempos y
25. Schlegel utiliza las expresiones innere Vorstellung y Darstellung unciones nos han preparado el terreno, dejándonos un capi­
nach außen, que traducimos respectivamente por “representación in tal colosal. El objetivo de mi exposición fue mostrar esto de
terna" y “representación externa", por no haber en castellano térnu manera concisa.
nos que den cuenta de la diferencia semántica dada por los prefijos
Antonio: -Incluso entre nosotros y muy cerca de noso­
vor - y dar-: “poner ante" y “poner ahí", fuera del sujeto.
tros no faltan ejemplos de maestros que, quizá sin saberlo
26. En alem án. Darstellung.
Fri**«! rich Schlegel (Conversación «obre la poesía
60

ni quererlo, prepararon cuidadosamente el terreno a sus ser maestros y alumnos simultáneamente, o lo uno o lo otro,
sucesores. Mucho después de que los propios poemas de según corresponda. En mí se daría casi siempre lo segundo.
Voss¿" hayan desaparecido de la faz de la tierra, su servicio Pues si yo creyera que una escuela de arte de ese tipo fuera
como traductor y artista de la palabra, que hizo cultivable posible, estaría pronto a entrar en una alianza o sociedad
un nuevo terreno con fuerza y perseverancia indecibles, de y para la poesía.
brillará con tanta más claridad cuanto más sean superados Ludovico: -N a d a mejor que la realidad para decidirlo.
sus trabajos anteriores preparatorios, por los posteriores y Antonio: -Prim ero se debería investigar y dilucidar si
mejores, puesto que entonces se comprenderá cómo aqué­ es posible enseñar o aprender poesía.
llos sólo son posibles en virtud de éstos. Lotario: -P u e s al menos será concebible en la medida en
Marcos: -E n tre los antiguos también hubo escuelas de que la poesía pueda ser atraída desde la profundidad hacia
poesía en sentido estricto. Y no voy a negar que albergo la la luz con el ingenio y el arte humanos. Sin embargo, digan
esperanza de que esto sea posible aún hoy. ¿Qué es más lo que digan, sigue siendo un milagro.
realizable y, al mismo tiempo, más deseable, que una sólida Ludovico: -A s í es. Es la rama más noble de la magia, y
lección sobre el arte métrico? Del teatro no puede de ningu­ hacia la magia no puede elevarse el hombre aislado; pero
na manera surgir algo adecuado hasta que un poeta no di­ dondequiera actúe el impulso humano unido al espíritu
rija el conjunto y muchos trabajen juntos en un mismo es­ humano despierta una fuerza mágica. En esta fuerza con­
píritu. Sólo estoy señalando algunos caminos que permitan fío: siento soplar el hálito espiritual entre mis amigos; no
realizar mi idea. De hecho, podría ser el objetivo de mi celo vivo en la esperanza, sino en la certeza de este nuevo am a­
constituir una escuela de este tipo y, de este modo, darle necer, de la nueva poesía. El resto está aquí, en estas pági­
una base sólida al menos a algunos modos y medios de la nas, si ha llegado el momento.
Antonio: -Escuchemos. Espero que encontremos en lo
poesía.
Amalia: -¿Por qué otra vez sólo modos y medios? ¿Por que nos vas a brindar una contraposición a la exposición de
qué no la poesía toda, una e indivisible? Nuestro amigo no Andrés sobre las épocas del arte poético. Así podemos utili­
puede abandonar su mala costumbre de discernir y separar zar otra opinión y otra fuerza como palanca para aquélla, a
allí donde el todo sólo puede actuar y complacer con fuerza fin de discutir sobre ambas con tanta más libertad y com­
indivisa. Pues espero que no quieras fundar tu escuela tú prensión, y volver nuevamente a la gran pregunta de si es
posible enseñar o aprender poesía.
solo.
Camila: -S i él quiere ser el único maestro, será también Camila: -P o r fin terminan con esta cuestión. Ustedes
su único alumno. Nosotros, por lo menos, no nos dejaremos quieren referir todo a la escuela, sin ser ni siquiera maes­
tros en los discursos que dan, de modo que no me faltarían
aleccionar así.
Antonio: -N o , de ninguna manera deberías dejarte tira ganas de constituirme como presidenta y poner orden en
nizar por un único individuo, querida amiga. Todos debe­ esta conversación.
ríamos poder enseñarte, según sea el caso. Todos queremos Antonio: -M á s tarde vamos a establecer el orden. En
caso de necesidad, apelaremos a ti. Ahora déjanos escuchar.
Ludovico: - L o que tengo para ofrecerles y que me pare­
ce más que oportuno traer a colación es un
27. Johann Heinrich Voss (1751-1826), autor de odas, elegías e idilio»
pastoriles en estilo clásico y en el del poeta neoclásico Klopstock Su
fama descansa sobre todo en sus traducciones, particularmente de IIni
da y Odisea.
Krii-tl neh Schlegel C o n ve rsa ció n so b re la
62

D I S C U R S O S O liR K L A M I T O L O G Í A arte, pues debe abarcar a todas las demás, debe ser una
nueva cuna y receptáculo de la antigua y eterna fuente ori­
Amigos míos, dada la seriedad con la que ustedes vene­ ginaria de la poesía e incluso del poema eterno, que guarda
ran el arte, quiero exhortarlos a que se hagan la siguiente en sí el germen de todos los demás poemas.
pregunta: ¿acaso también en la poesía la fuerza de la inspi­ Quizá ustedes se sonrían al oír hablar de este poema
ración tiene que fraccionarse cada vez en más partes y una místico y del desorden que tal vez podría surgir de la con­
vez que se haya cansado de luchar contra el elemento hos­ fusión y profusión de obras poéticas. Pero la belleza más
til, callar para siempre en soledad? ¿Ha de permanecer lo elevada, el orden más elevado es, por cierto, únicamente
más elevado y sagrado siempre sin nombre y sin forma, li­ la belleza del caos, a saber, de un caos tal que sólo aguar­
brado al azar en la oscuridad? ¿Es el amor realmente insu­ da ser tocado por el amor para desplegarse en un mundo
perable? Y, ¿hay un arte que merezca tal nombre, aun si no armónico, como lo fueron también la mitología y poesía
tiene el poder de cautivar el espíritu del amor con su pala­ antiguas. Pues mitología y poesía, ambas, son una e inse­
bra mágica, de modo que él la siga y esté obligado a animar parables. Todos los poemas de la Antigüedad se enlazan
las bellas formaciones, entregado a su mandato y a su nece­ unos con otros hasta constituirse el todo a partir de con­
saria arbitrariedad? juntos y partes cada vez mayores; todo se entrelaza y en
Ustedes más que nadie tienen que saber a qué me refie­ todas partes está uno y el mismo espíritu, sólo expresado
ro. Ustedes mismos han hecho poesía, y deben haber senti­ de diferente modo. Y así, verdaderamente, no resulta una
do frecuentemente al poetizar que carecían de un sostén imagen vacía decir: la poesía antigua es un poema único,
firme para su tarea, de un suelo materno, un cielo, un aire indivisible, perfecto. ¿Por qué lo que fue no debería ser de
vivo. nuevo? Por supuesto de otro modo. Y, ¿por qué no de un
El poeta moderno debe elaborar todo esto desde su inte­ modo más bello y más grande?
rior y muchos lo han hecho maravillosamente, pero hasta Tan sólo les ruego que no descrean de la posibilidad de
ahora cada uno por separado, cada obra como una nueva una nueva mitología. Acepto de buen grado todo tipo
creación desde el comienzo a partir de la nada. de dudas para que la investigación sea más libre y rica. ¡Y
Voy directamente al grano. Considero que a nuestra poe ahora escuchen atentamente mis conjeturas! Dado el esta­
sía le falta un eje central, como era la mitología para la do de cosas, no puedo pretender ofrecerles más que conjetu­
poesía de los antiguos, y todo lo esencial en lo cual el arte ras. Pero espero que éstas se vuelvan verdades por ustedes
poético moderno está a la zaga del antiguo, puede sinteti­ mismos. Pues éstas son, si ustedes quieren, en cierto modo,
zarse en las siguientes palabras: no tenemos una mitolo propuestas tentativas.
gía. Pero quiero agregar que estamos cerca de obtener una Si una nueva mitología se puede constituir desde la más
o, más aún, que ya es hora de que colaboremos seriamente profunda interioridad del espíritu como por sí misma, en­
para producir una. tonces encontramos una señal muy significativa y una ex­
Pues ella vendrá a nosotros por el camino completamente traña confirmación de aquello que buscamos en el gran fe­
contrario al de la antigua mitología de antaño, que era en nómeno de la época, ¡el idealismo! Este ha surgido como si
todos lados el primer florecimiento de la fantasía juvenil, fuera de la nada y se ha constituido en el mundo del espíri-
que se conformaba acoplándose inmediatamente a lo más tu en un punto firme a partir del cual la fuerza del hombre
cercano y vivo del mundo sensible. Por el contrario, la nue Me puede expandir en todas las direcciones con un desarro­
va mitología debe constituirse a partir de lo más profundo llo creciente, seguro de no perderse nunca a sí mismo ni de
del espíritu; debe ser la más artificial de todas las obras de perder el camino de regreso. La gran revolución abrazará
Frietlrich Schlejjel Conversación sobre la |MM‘*ia K">
61

todas las ciencias y todas las artes. Pues ya la pueden ver seno un nuevo realismo, igualmente ilimitado; y el idealis­
actuar en la física en la que el idealismo irrumpió por sí mo llegará a ser así un ejemplo para la nueva mitología, no
más temprano, antes de que ella fuera tocada por la varita sólo en su modo de originarse, sino también indirectamen­
mágica de la filosofía. Y este gran hecho maravilloso les te, como fuente de la misma. Ya pueden ver ahora casi por
puede resultar al mismo tiempo una señal de la oculta co­ doquier las huellas de una tendencia similar, especialmen­
nexión y unidad interna de nuestra época. El idealismo, te en la física, a la cual no parece que le faltara otra cosa
que desde el punto de vista práctico no es otra cosa que el que una visión mitológica de la naturaleza.
espíritu de aquella revolución, cuyas grandes máximas de­ Yo también tengo desde hace tiempo el ideal de un rea­
bemos practicar y difundir a partir de la propia fuerza y lismo tal y si hasta ahora no ha sido comunicado es porque
libertad, es desde el punto de vista teórico, aunque aquí se aún sigo buscando el órgano para tal fin. No obstante, sé
presente tan grandiosamente, sólo una parte, una rama, que sólo lo puedo encontrar en la poesía, pues bajo la forma
un modo de expresión del fenómeno de todos los fenóme­ de la filosofía o de un sistema, el realismo no podrá apare­
nos, a saber, que la humanidad lucha con todas sus fuerzas cer nunca más. Y según una tradición general incluso es de
por encontrar su centro. Tal como están las cosas, ella tiene esperar que este nuevo realismo, puesto que ciertamente
que extinguirse o renovarse. ¿Qué es más probable y qué no debe tener un origen ideal y sostenerse por igual sobre el
se puede esperar de tal época de rejuvenecimiento? La gris fundamento y suelo idealistas, aparecerá como poesía que
Antigüedad revivirá nuevamente y el futuro más lejano de debe descansar en la armonía de lo ideal y lo real.
la cultura se anunciará en premoniciones. Sin embargo, esto Me parece que Spinoza tiene el mismo destino que el
no es lo que aquí me interesa en primer término: pues no bondadoso y viejo Saturno de la fábula. Los nuevos dioses
quisiera saltear nada, sino más bien conducirlos a ustedes han destituido al supremo del alto trono de la ciencia. Se ha
paso a paso hasta la certeza de los misterios más sagrados. retirado a la sagrada oscuridad de la fantasía, donde vive y
Así como la esencia del espíritu es determinarse a sí mis­ se junta con otros titanes en un digno exilio. ¡Reténganlo
mo, salir de sí y volver a sí en eterna alternancia; así como ahí! ¡Que en el cantar de las musas se funda el recuerdo de
todo pensamiento no es otra cosa sino el resultado de esa su antiguo dominio con una suave nostalgia! ¡Que se despo­
actividad, de igual modo, el mismo proceso es, a grandes je del ornamento bélico del sistema y comparta luego con
rasgos, visible para cada forma del idealismo, que en sí no Homero y Dante su morada en el templo de la nueva poesía
es otra cosa sino el reconocimiento de la ley que el espíritu y se una a los Lares28y a los amigos que frecuentan al poeta
se da a sí mismo; y también la nueva vida reduplicada por inspirado por Dios!
este reconocimiento, que revela maravillosamente la secre­ De hecho es casi incomprensible cómo se puede ser poe­
ta fuerza de sí misma a través de la ilimitada perfección de ta sin honrar a Spinoza, sin amarlo y sin ser de los suyos.
la nueva creación, a través de la comunicación general y Kn cada creación particular la fantasía de cada uno es sufi­
de su viva eficacia. Desde ya que este fenómeno adopta en cientemente rica; no hay nada más apropiado para moti­
cada individuo una forma distinta y, por cierto, el resultado varla, incitarla a la actividad y alimentarla que las obras
muchas veces no satisface nuestras expectativas. Sin em­ de otros artistas. En Spinoza, sin embargo, ustedes encuen-
bargo, éstas no pueden ser engañadas respecto de lo que Iran el comienzo y el fin de toda fantasía, el fundamento
podemos esperar de las leyes necesarias que rigen la mar
cha del todo. El idealismo en cualquiera de sus formas debe
salir de sí mismo de un modo u otro para poder volver a sí y 2K Nom bre de los dioses protectores de la casa u hogar entre los
romanos
no dejar de ser lo que es. Por eso seguramente surgirá de su
Priwlrich Schleg«*! Conversación sol>r<* la |>oesia (i7

general y el suelo sobre el cual descansa la particularidad mo. Sin embargo, debemos acoplarnos en cada caso a lo cons­
de cada uno, y a ustedes justamente les vendrá muy bien tituido y también desarrollar, iluminar y nutrir, en una
esta distinción entre lo originario y eterno de la fantasía y palabra, formar lo más elevado por contacto con lo análogo,
todo lo individual y particular. ¡Aprovechen la ocasión y no lo semejante, o con la misma dignidad, con lo enemigo. Sin
la dejen pasar! Podrán echar una mirada profunda en el embargo, si lo más elevado realmente no es susceptible de
más íntimo taller de la poesía. La fantasía de Spinoza es ninguna formación deliberada, renunciemos ya a toda pre­
del mismo tipo que su sentimiento. Ninguna susceptibili­ tensión de un arte libre de ideas, que en ese caso sería un
dad para esto o aquello, ninguna pasión que se hinche y se nombre vacío.
vuelva a hundir; sin embargo, un claro aroma flota invisi­ La mitología es tal obra de arte de la naturaleza. En su
ble y visible2’ sobre el todo, por todos lados el eterno anhelo entramado lo más elevado está realmente formado; todo es
encuentra una resonancia desde las profundidades de la relación y transformación, formado y transformado, y este
simple obra, que respira el espíritu del amor originario en formar y transformar es justamente su procedimiento pro­
silenciosa grandeza. pio, su vida interior, su método, si se me permite decirlo así.
¿Y no es este suave reflejo de la divinidad en el hombre Aquí encuentro una gran similitud con aquel gran in ge­
el alma auténtica, la chispa ardiente de toda poesía? La nio de la poesía romántica, que no se manifiesta en ocu­
mera representación de hombres, pasiones y acciones no rrencias individuales sino en la construcción del todo, y que
basta verdaderamente, tampoco las formas artificiales; aun nuestro amigo nos ha presentado tantas veces refiriéndose
cuando ustedes mezclen y barajen el viejo material una y a las obras de Cervantes y Shakespeare. Sí, esta confusión
mil veces. Esto es sólo el cuerpo visible y externo, y cuando ordenada artificialmente, esta encantadora simetría de con­
el alma esté apagada, será incluso sólo el cadáver muerto tradicciones, esta maravillosa y eterna alternancia de en­
de la poesía. Sin embargo, cuando aquella chispa de entu­ tusiasmo e ironía, que mora incluso en las partes más pe­
siasmo estalla en las obras, nos encontramos frente a un queñas del todo, me parece que constituyen incluso una
nuevo fenómeno, vivo y en bella gloria de luz y amor. mitología indirecta. La organización es la misma y segura­
¿Y qué es toda bella mitología sino una expresión jero­ mente el arabesco es la forma más antigua y originaria de
glífica de la naturaleza circundante en esta transfiguración la fantasía humana. Ni este ingenio, ni una mitología pue­
de fantasía y amor? den existir sin algo originario e inimitable, simplemente
Un enorme privilegio tiene la mitología. Lo que de otra indisoluble, que aun después de todas las transformaciones
manera escapa eternamente a la conciencia, aquí se puede, deje traslucir la antigua naturaleza y fuerza, donde la in­
en cambio, contemplar sensible y espiritualmente, y está genua profundidad de sentido deje traslucir el aspecto del
fijo, como el alma en el cuerpo circundante, a través del trastornado y loco o del idiota y tonto. Pues éste es el co­
cual ella resplandece en nuestra mirada y nos habla al oído. mienzo de toda poesía: superar el proceder y las leyes de la
Este es, en realidad, el punto: que a causa de lo más razón racionalmente pensante y transportarnos nuevamen­
elevado no nos confiemos únicamente a nuestro ánimo. Por te al bello desorden de la fantasía, al caos originario de la
cierto, si está seco, no le brotará nada; ésta es una verdad naturaleza humana, para lo cual no conozco hasta ahora
conocida contra la cual no quiero oponerme en lo más míni­ ningún símbolo más bello que el colorido hervidero de los
antiguos dioses.
¿Por qué no quieren elevarse con el fin de reavivar estas
maravillosas figuras de la gran Antigüedad? Traten de mi­
29. En alemán, unsichtbar sichtbar.
rar por una vez la antigua mitología llena de Spinoza y de
Conversación sobre la [>oes¿a
68 Friedrich Schlegel

no han considerado la infinitud y perfección imperecedera


aquellos puntos de vista quo la física actual ha de suscitar
del idealismo, queda al menos como una forma perfecta, un
en todo aquel que reflexione. Todo se les presentará con
esquema general para toda ciencia; así también Spinoza
nuevo brillo y vida.
es, de un modo similar, el fundamento general y sostén de
Pero también las otras mitologías deben ser reanimadas
todo tipo individual de misticismo; pienso que esto lo reco­
en la medida de su profundidad, belleza y constitución para
nocerán con agrado aquellos que no entienden demasiado
acelerar el surgimiento de la nueva mitología. ¡Si tan sólo los
ni de misticismo ni de Spinoza.
tesoros de Oriente nos resultaran tan accesibles como los de
No puedo concluir sin invitar, una vez más, a que se es­
la Antigüedad! ¡Qué nueva fuente de poesía podría fluir ha­
tudie la física, a partir de cuyas paradojas dinámicas sur­
cia nosotros desde la India, si algunos artistas alemanes con
gen ahora de todas partes las revelaciones más sagradas de
su propia universalidad y profundidad de sentido y con su
la naturaleza.
genio para la traducción, aprovecharan esa oportunidad que
Y así pues, ¡por la luz y la vida! No dudemos más, por el
una nación, que se vuelve cada vez más tosca y brutal, no
contrario, impulsemos, cada uno según su sentido, la gran
sabe aprovechar! Debemos buscar en Oriente lo romántico
tarea a la cual estamos llamados. Sean dignos de la gran­
en su grado más elevado, y si podemos crear a partir de la
deza de la época, y la niebla se disipará ante sus ojos; ama­
fuente, entonces la apariencia del ardor meridional que aho­
necerá ante ustedes. Todo pensamiento es un adivinar, pero
ra nos resulta tan encantador en la poesía española, reapa­
el hombre recién está comenzando a ser consciente de su
recerá sólo como occidental y escueto.
fuerza adivinatoria. ¡Qué ampliaciones inconmensurables
En general, se debe poder llegar a la meta por más de
experimentará aún! ¡Y precisamente ahora! Me parece que
un solo camino. Cada uno debe andar por el propio con ale­
quien comprenda la época, es decir, aquel gran proceso de
gre confianza del modo más individual, pues en ninguna
rejuvenecimiento general, aquellos principios de la revolu­
parte rigen los derechos de la individualidad -s i ella es sólo
ción eterna, debería poder comprender los polos de la hu­
lo que designa la palabra, a saber, unidad indivisible, inter
manidad y reconocer y saber el quehacer de los primeros
conexión viva e interna- más que aquí, donde se trata de lo
hombres como el carácter de la edad de oro que aún vendrá.
más elevado; un punto de vista desde el que no tendría re­
Entonces se terminaría la charlatanería y el hombre se da­
paros en decir que el valor más propio, es decir, la virtud
ría cuenta de lo que es y comprendería la tierra y el sol.
del hombre es su originalidad.
Esto es lo que entiendo yo por la nueva mitología.
Y si pongo tanto el acento en Spinoza, no se debe verda­
deramente ni a una preferencia subjetiva (cuyos objetos he * * *
mantenido más bien expresamente alejados) ni a que quie­
ra enaltecerlo como maestro de una nueva autocracia, sino
Antonio: -D uran te tu exposición me acordé de dos ob­
a que, en este ejemplo, pude mostrar de la manera más lla­
servaciones, que había escuchado muchas veces, y que aho­
mativa e iluminadora mis ideas acerca del valor y dignidad
ra me resultan mucho más claras que antes. Los idealistas
de la mística y su relación con la poesía. En lo que hace a
me aseguraban en todos lados que Spinoza era bueno, pero
este punto, lo elegí por su objetividad como representante
que era absolutamente incomprensible. En los escritos crí-
de todos los restantes. Yo pienso al respecto; así como la
D octrina de la ciencia,30 según la opinión de aquellos que

cada en 1796-1798, que ejerció gran influencia entre los románticos


tempranos (véase Prólogo, pp 13-14)
30. Schlegel se refiere aquí a la Din-trina de la ciencia, de Fichte, publi
70 Friedrich Schlegel Conversación sobre la j>oesia 71

ticos,“ en cambio, encontré que, si bien toda obra del genio también se nos represente y se tome realmente como un
es clara a los ojos, permanece siempre oculta al entendi­ juego. Esto nos parece lo más esencial, ¿y acaso no está todo
miento. Según tu parecer, ambas posiciones van siempre comprendido ahí? Nos atenemos, pues, al significado del
juntas, y me regocijo realmente de su azarosa simetría. todo: aquello que excita, conmueve, ocupa y deleita el senti­
Lotario: -Q uisiera que nuestro amigo explicara por qué do, el corazón, el entendimiento, la imaginación, nos parece
considera la fisica de manera tan peculiar, aunque él implí­ sólo un indicio o medio para la contemplación del todo, en el
citamente se base siempre en la historia, que es propiamente mismo instante en que nos elevamos hacia él.
la fuente de su mitología, al igual que la física, si se puede Lotario: -Todos los juegos sagrados del arte son sólo le­
utilizar un nombre viejo para algo que todavía no existe. janas reproducciones del juego infinito del mundo, de la obra
Me parece que tu perspectiva sobre esta época merece con­ de arte que eternamente se constituye a sí misma.
siderarse como una perspectiva histórica en el sentido en el Ludovico: -E n otras palabras: toda belleza es alegoría.
que yo la entiendo. Lo más elevado, puesto que es inexpresable, sólo puede ser
Ludovico: -U n o parte de donde percibe los primeros ras­ pronunciado alegóricamente.“
tros de vida. Esto ocurre ahora en la física. Lotario: -P o r eso los misterios más íntimos de todas las
Marcos: -E n tu exposición avanzaste demasiado rápido. artes y ciencias son propiedad de la poesía. De ahí surge
En lo particular, a menudo hubiera tenido que pedirte que todo, y hacia allí todo debe confluir. En un estado ideal de
te detuvieras a hacerme aclaraciones. En lo general, en cam­ la humanidad, sólo habría poesía, es decir, las artes y cien­
bio, tu teoría me ha dado una nueva perspectiva sobre el cias serían uno y lo mismo. En nuestro estado, sólo el ver­
género didáctico, o, como nuestro filólogo lo llama, sobre dadero poeta sería un hombre ideal y un artista universal.
el género didascàlico. Ahora veo cómo le pertenece necesa­ Antonio: - O bien la comunicación y representación de
riamente a la poesía esta cruz de todas las divisiones he­ todas las artes y de todas las ciencias no pueden carecer
chas hasta aquí. Pues, indiscutiblemente, el ser de la poe­ de un componente poético.
sía es justamente esta visión ideal más elevada de las co­ Ludovico: -Com parto la opinión de Lotario en que la
sas, tanto del hombre como de la naturaleza externa. Es fuerza de todas las artes y ciencias se encuentra en un pun­
comprensible que también puede ser provechoso aislar en to central, y ruego a los dioses que les provean a ustedes del
la elaboración esta parte esencial del todo. alimento para su entusiasmo, incluso a partir de la mate­
Antonio: - N o puedo permitir que la poesía didáctica val­ mática, para inflamar su espíritu con sus milagros. Por eso
ga como un género propio, ni tampoco la romántica. Cada también prioricé la física, porque en ella es donde más se
poema debe ser propiamente romántico y cada uno didácti­ nota el contacto. La física no puede hacer ningún experi­
co en aquel sentido amplio de la palabra, donde se muestre mento sin hipótesis; cada hipótesis, por más limitada que
la tendencia hacia un profundo sentido infinito. Lo mismo sea, si se la piensa en forma consecuente, conduce a hipóte­
exigimos también en todos lados, incluso sin utilizar ese sis sobre el todo, y en realidad se basa en él, aunque sea sin
nombre. Hasta en las artes muy populares, por ejemplo, en conciencia de aquél que la utiliza. Es de hecho maravilloso
la obra dramática, exigimos ironía, exigimos que los even­ cómo la física, cuando no tiene que ver con fines técnicos
tos, las personas, resumiendo, que todo el juego de la vida sino con resultados generales, sin saberlo, termina siendo

31. Schlegel se refiere aqui a la C ritica (lei ju ic io de Kant. 32. Acerca del concepto de alegoría, véase Behler ( 1993: 249-263).
Friedrich Schlegel Conversación sobre la |x>»*sia

cosmogonía, astrología, teosofía o como quieran llamarlo, través de las huellas de los misterios he logrado descifrar el
brevemente, una ciencia mística del todo. sentido de los antiguos dioses. Sospecho que la intención de
Marcos: - Y Platón, que, por su forma bárbara, me resul­ la naturaleza que allí dominaba les encendería una gran
ta insoportable,*1 no habría sabido tanto sobre ella como luz a los investigadores actuales, si estuviesen maduros para
Spinoza. ello. La representación del realismo más atrevida y fuerte,
Antonio: -Suponiendo además que Platón fuera lo que incluso diría, la más salvaje y furiosa, es la mejor. Por lo
por cierto no es, es decir, tan objetivo en este respecto corno menos, recuérdame, Ludovico, que oportunamente te haga
Spinoza, fue mejor que nuestro amigo haya elegido a este conocer el fragmento órfico que comienza con el doble géne­
último para mostrarnos la fuente de la poesía en los miste­ ro de Zeus.
rios del realismo, justamente porque en él no se puede pen­ Marcos: -Recuerdo una alusión de Winckelmann, por la
sar en una poesía de la fortna. Por el contrario, para Platón que supongo que él admiraba este fragmento tanto como tú.
la representación y su perfección y belleza no son medios Camila: -Ludovico, ¿no sería posible que presentes el
sino fines en sí mismos. Por eso su forma ya es, tomada en espíritu de Spinoza en una forma bella o, más bien, tu pro­
sentido estricto, totalmente poética. pia visión de aquello que denominas realismo?
Ludovico: -Y o mismo he dicho en mi discurso que men­ Marcos: -Preferiría lo último.
ciono a Spinoza sólo como representante: de haber querido Ludovico: -Q uien tuviera esa misma intención, podría
extenderme más, hubiera mencionado también al gran hacerlo al modo de Dante y querer ser como él. Al igual que
Jakob Bóhme.54 él, debería tener sólo un poema en su espíritu y en su cora­
Antonio: - Y al mismo tiempo podrías haber mostrado si zón, y muchas veces se desesperaría por no saber si real­
acaso las ideas sobre el universo propias de la concepción mente es expresable. Pero, si lo lograra, ya habría hecho lo
cristiana tienen peor aspecto que las antiguas, que ahora suficiente.
quieres reinstaurar. Andrés: -¡H a s propuesto un modelo encomiable! Sin
Andrés: -P ido que se honre a los antiguos dioses. duda, Dante es el único que, con pocas condiciones favora­
Lotario: - Y yo pido que se recuerden los misterios de bles y superando incontables obstáculos, ha descubierto y
Eleusis. Desearía haber traído escritos mis pensamientos elaborado, totalmente solo, con fuerza titánica, un tipo de
sobre el tema, para poder mostrárselos con el orden y mi­ mitología, la única posible en aquella época.
nuciosidad que requieren su dignidad e importancia. Sólo a Lotario: -E n realidad cada obra tiene que ser una nue­
va manifestación de la naturaleza. Sólo por ser uno y todo,
una obra se convierte en una obra. Sólo por ello se diferen­
cia de un estudio.
33. Consideramos que esta proposición relativa se refiere a Platón, a
Antonio: -Q uisiera nombrarte algunos estudios que, se­
pesar de que por su posición se podría entender que ella se refiere a
Spinoza. Und sollte P ia lo non dieser nicht eben so viel gewußt haben
gún tu propuesta, serían también obras.
als Spinoza, der m ir wegen seiner barbarischen Form nun einm al n i­ Marcos: -¿ Y aquellos poemas, que se considera que pro­
cht genießbar ist. ducen un efecto externo, por ejemplo, obras dramáticas exi­
34. Jakob Hohme (Sajonia. 1575-Görlitz. 1624): filósofo místico de gran tosas, sin ser tan místicas y omniabarcadoras, no se dife­
influencia sobre el idealismo y el romanticismo E l gran misterio (1623 • rencian ya por la objetividad de los estudios, que en primer
es su síntesis sobre el misticismo del Renacimiento y la doctrina bíbli­
término se dirigen a la formación interna del artista, y cuyo
ca. Sobre la elección de la gracia, del mismo año. trata el problema de
último propósito es preparar aquel efecto objetivo externo?
la libertad, tema fundam ental en la época, debido a la expansión del
calvinismo Lotario: -S i son meramente buenas obras dramáticas,
( Oil versación sobre la jmh>si,i
Friedrich Schh*i;el
TI

tencia, y me parece que tu penitencia debe ser que te im­


son solamente medios para un fin; les falta lo autónomo, lo
pongas la paciencia de leer esta epístola crítica sobre el ob­
acabado en sí, para lo cual no encuentro otra palabra que
jeto de la conversación de ayer.
obra y que, por ende, desearía conservar para este uso. El
Lo que quiero decir ahora, ya lo podría haber dicho ayer;
dram a es, en comparación con lo que Ludovico tiene en
pero no pude a causa de mi estado de ánimo y de las cir­
mente, sólo poesía aplicada. Pues aquello que se llama obra
cunstancias. ¿Con qué contrincante tuviste que enfrentar­
en mi sentido puede sólo en un único caso ser también obje­
te, Amalia? Por supuesto que él entendió muy bien de qué
tivo y dramático en tu sentido.
se trataba, como es de esperar de un virtuoso. Él podría
Andrés: -D e este modo, entre los géneros antiguos, sólo
hablar sobre este tema tan bien como cualquier otro, si es
el épico podría ser una obra, en el gran sentido que tienes
que tuviera el don de la palabra, que los dioses no le han
en mente.
concedido. El es, como ya dije, un virtuoso, y nada más; las
Lotario: - U n a observación, si es correcta, afirma que en
Gracias, lamentablemente, estuvieron ausentes. Puesto que
el género épico una obra suele ser también la única. Por el
no podía sospechar en absoluto a qué te referías en el senti­
contrario, las obras trágicas y cómicas de los antiguos son
do más íntimo, y aparentemente la razón estaba de su par­
sólo variaciones, diferentes expresiones de uno y el mismo
te, no encontré nada más apropiado que ponerme comple­
ideal. Para la articulación sistemática, la construcción y
tamente de tu lado en la contienda, para que el equilibrio
organización siguen siendo los modelos más elevados y son
de la tertulia no se quebrara del todo. Y además, de ser
las obras de las obras, si lo puedo expresar así.
necesario, me resulta más natural dar lecciones escritas que
* * * orales, las cuales, según mi parecer, profanan el carácter
sagrado de la conversación.
Nuestra conversación comenzó cuando afirmaste que las
Antonio: - M i contribución al banquete es un plato algo
novelas de Friedrich Richter no serían novelas sino una
más liviano. Am alia ya me ha dado su consentimiento y ine
colorida mezcolanza de ingenio enfermizo. Considerabas que
permitió que haga públicas las lecciones que le impartí en
lo poco que hay de historia está tan mal presentado que no
forma particular a ella.
puede valer como tal, sólo se la podría adivinar. Pero si se
Iiis toma todas juntas y sólo se pretende narrarlas, resulta­
rían, en el mejor de los casos, confesiones. ¡La individuali­
CAR TA SO BR E LA N O V E L A
dad del hombre es demasiado visible y, más aún, una indi­
vidualidad como ésta!
Querida amiga: Tengo que retractarme con respecto a lo
Paso por alto esto último, ya que, otra vez, se trata sólo
que ayer parecía decir en tu defensa, y no darte la razón en
dn la individualidad. Concedo la colorida mezcolanza de
nada. Tú misma admites al final de la discusión que parli
mgi nio enfermizo, pero salgo en su defensa y sostengo a
cipaste en ella tan compenetradamente porque está en con
injntabla que tales grotescos y confesiones son por ahora
tra de la dignidad femenina descender del elemento innato
Iiim tínicas producciones románticas de nuestra época no
de la ligera jovialidad y de la poesía eterna hacia la profuii
mniántica.
da o pesada seriedad de los hombres, tal como correctamente
11 ¡Permíteme en esta ocasión sacar de mi corazón lo que
enunciaste. Convengo contigo, en contra de ti misma, en
luir»« tiempo guardo en él!
que no tienes razón. También afirmo que no es suficiente
[ t 'un asombro y profundo enojo vi pasar a tu sirviente
reconocer que no tienes razón sino que, además, puesto <|in
i ni i:ndo de pilas de libros para ti. ¿Cómo te atreves a tocar
hiciste causa común con la crítica, debes hacer una peni
Friedrich Schlegel ('«inventación »obre la |M>esia

con tus manos eso s mugrientos volúmenes? ¿ Y cómo p u e ­ para que tengas cuidado con los extraños. Es el Fatalista de
des permitir que locuciones confusas e incultas entren a Diderot. Pienso que te gustará y que encontrarás en él la
través de tus ojos al reino sagrado del alma? ¡Hora tr a s perfección del ingenio completamente libre de añadiduras
hora has entregado tu fantasía a hombres con los que te sentimentales. Está concebido con entendimiento y ejecuta­
avergonzarías de intercambiar cara a cara unas pocas p a ­ do con mano segura. Sin exagerar, lo puedo llamar una obra
labras! ¡Realmente no sirve sino para matar el tiempo y de arte. Por cierto, no se trata de una poesía elevada, sino
estropear la imaginación! Has leído casi todos los libros sólo de un arabesco. Pero justamente por eso no tiene para
malos, desde Fielding*’’ hasta Lafontaine.3* Pregúntate a ti mis ojos pocas pretensiones; pues considero el arabesco como
misma qué ganaste con eso. Tu propia memoria rechaza lo un modo de expresión o una forma completamente determi­
innoble, una fatal costumbre de la juventud se convierte nada y esencial de la poesía.
para ti en necesidad, y aquello que con tanto empeño se Así veo la cosa: la poesía está tan profundamente a rrai­
aprende, se olvida inmediatamente. gada en el hombre que, aun bajo las condiciones más des­
Por el contrario, quizá recuerdes que hubo un tiempo en favorables, siempre crece espontáneamente en todos los
el que amabas a Sterne,37 muchas veces te gustaba adoptar tiempos. Así como en casi todos los pueblos se encuentran
sus modales, a veces los imitabas y a veces los ridiculiza­ canciones e historias en circulación, o algún tipo de obra
bas. Todavía tengo algunas de tus graciosas cartitas de ese dramática, aunque tosca, en uso, del mismo modo, incluso
tipo, que conservaré cuidadosamente. El humor de Sterne en nuestra época no fantástica, algunos individuos llam a­
te había dejado una cierta impresión; aunque no era una dos instruidos o cultos han sentido y expresado en los es­
forma idealmente bella, era una forma, una forma ocurren­ tratos propios de la prosa una extraña originalidad de la
te que conquistó tu fantasía. Es una impresión imborrable, fantasía, aunque a pesar de ello estuviesen aún muy lejos
que nos queda tan marcada que la podemos usar, tanto para del auténtico arte. Pienso que el humor de un S w ift1* o de
lo gracioso como para lo serio; y ¿qué puede tener un valor un Sterne es la poesía natural de los estratos más altos de
más profundo que aquello que estimula o alimenta de algu­ nuestra época.
na manera el juego de nuestra formación interior? Lejos estoy de ponerlos junto a aquellos grandes; pero
Tú misma te das cuenta de que el goce del humor de Ster­ me concederás que quien tiene una sensibilidad para éstos
ne es puro y de una naturaleza distinta a la tensión de la y para Diderot, está mejor encaminado para aprender a
curiosidad que frecuentemente nos suscita un libro muy malo comprender el ingen io divino, la fantasía de un Ariosto,
en el mismo instante en el que lo encontramos. Pregúntate a Cervantes o Shakespeare, que aquel que ni siquiera se ha
ti misma si tu goce no estaba emparentado con el que sentía­ elevado hasta ahí. Pues en este punto no podemos poner
mos al observar aquellos cuadros ingeniosos llamados ara demasiadas expectativas en los hombres de nuestro tiem­
béseos. Por si no puedes dejar de participar de la sensibili po. Aquello que ha surgido en condiciones tan enfermizas
dad de Sterne, aquí te envío un libro del que te advierto que naturalmente no puede ser sino enfermizo. Considero esto
tiene la desgracia o la suerte de estar un poco desacreditado, más bien como una ventaja, mientras el arabesco no sea
una obra de arte sino sólo un producto natural, y por eso
ubico también a Richter por sobre Sterne, puesto que su
35. H enry Fielding (1707-1754), novelista inglés, autor de Tom Junes fantasía es mucho más enfermiza y, por lo tanto, mucho
36. Jean de Lafontaine (1621-1695), autor de Fábulas y Cuentos.
37. Lawrence Sterne (1713-1768). nacido en Irlanda, autor de lYistam 38. Jonathan Sw ilt (1667-1745), escritor irlandés, autor de Los viajes
Shandy y Viaje sentimental. ile G ulliver. entre otros.
Conversación sol>r<- In |M)t'su
Friedrich Schlegel 79
78

considerado desde cualquier punto de vista, el más incom­


más maravillosa y fantástica. ¡Relee una vez más a Sterne!
parable: pues después de haber caído de la nulidad a cierta
Hace mucho ya que no lo lees y pienso que lo verás de otra
languidez y de ésta aun más a una suerte de tosquedad,
manera. ¡Compáralo siempre con nuestro autor alemán!
finalmente ha recorrido el camino de la torpeza hasta lle­
Tiene realmente más ingenio, al menos para quien lo toma
gar a esta bufonesca estupidez.
ingeniosamente: pues siempre corre el riesgo de no darse
Esto es en general un goce ya demasiado culto para ti.
cuenta de esto. Y, debido a este predominio, incluso su sen-
Pero si quieres darle un nuevo sentido a lo que lamentable­
timentalidad se eleva en la apariencia por sobre la esfera
mente ya no puedes dejar, entonces no reprenderé al criado
de la sensibilidad inglesa.
cuando te traiga la pila de libros prestados de la biblioteca.
Aún tenemos una razón externa para formar lo grotesco
Me ofrezco a ser yo mismo el encargado de ocuparse de tus
en nosotros y mantenemos en este estado de ánimo. En esta
necesidades en estos asuntos y prometo enviarte una infi­
época de libros, es imposible no tener que hojear muchos,
nidad de bellísimas comedias de todos los ámbitos de la li­
muchísimos libros malos, o incluso no tener que leerlos. Por
teratura.
suerte, algunos de éstos son siempre bastante tontos -d e
Vuelvo a lo que te decía antes, ya que estoy decidido a no
eso podemos estar seguros- y en este caso depende real­
ahorrarte nada, sino a seguir paso a paso cada una de tus
mente sólo de nosotros el que nos resulten entretenidos, en
afirmaciones.
tanto los consideramos como productos naturales ingenio­
También acusaste de un modo casi descalificativo a Jean
sos. Querida amiga, Laputa19o bien no está en ninguna parte
Paul de ser sentimental.
o está en todos lados; sólo depende de un acto de nuestro
Quieran los dioses que él sea sentimental en el sentido en
albedrío y nuestra fantasía, y así estamos metidos en el
el que yo tomo la palabra y que creo que se debe tomar según
medio del asunto. Cuando la estupidez alcanza cierto nivel,
su origen y naturaleza. Pues, según mi modo de ver y mi uso
al que ahora hemos llegado, en que todo se ve más claro,
del lenguaje, romántico es justamente aquello que nos re­
iguala también en su apariencia externa a la bufonería. Y
presenta una materia sentimental en una forma fantástica.
la bufonería, tendrás que concederme, es lo más amable
Olvida por un momento el significado habitual y des­
que el hombre puede imaginar y el principio último y ver
acreditado de lo sentimental, según el cual se entiende casi
dadero de todo lo divertido. Dado este estado de ánimo,
todo lo que en un modo llano es conmovedor, lacrimógeno y
muchas veces, estando solo, al leer libros que de ninguna
lleno de aquellos buenos sentimientos familiares, por los
manera parecen pensados para eso, me da un ataque de
que hombres sin carácter se sienten indeciblemente felices
risa que no puedo parar. Y es razonable que la naturaleza
y grandes, cuando toman conciencia de ellos.
me ofrezca este reemplazo, ya que no puedo en absoluto
Piensa más bien en Petrarca o en Tasso, cuyo poema
reírme de aquello que ahora se llama ingenio y sátira. Por
podría justamente llamarse sentimental frente al romance
el contrario, periódicos cultos, por ejemplo, se me presen
de Ariosto, de carácter más fantástico; no recuerdo otro ejem­
tan como una farsa y el que se llama A llg e m e in ,40 represen
plo en el que el contraste sea tan claro y la preeminencia
ta para mí lo mismo que los títeres para los vieneses. Según
tan decisiva como en este caso.
mi punto de vista, éste no sólo es el más multifacético sino,
Tasso es más musical, y lo pintoresco41 en Ariosto no es

39. Se refiere a la isla voladora de Las viajes de G ulliver.


40. Schlegel alude aquí a \aAllf;enieine Literatu r-Zeitu n g, revista cul
41. En alem án pittoresk. Para Schlegel este término no conlleva el sen­
tural editada por Schiller, en la cual Schlegel colaboró en 1797, antes
tido habitual de “pintoresco" como algo ameno o agradable a la vista.
de su dístanciamiento con aquél.
80 Friedrich Schlegel
Conversación sobre la |ioesía «1

por cierto lo peor. La pintura ya no es tan fantástica como lo Sólo la fantasía puede captar el enigma de este amor y
fue entre muchos maestros de la escuela veneciana duran­ representarlo como enigma; lo enigmático es la fuente de lo
te su apogeo; si puedo confiar en mi sensibilidad, incluso en fantástico en la forma de toda representación poética. La
Correggio y no sólo en los arabescos de Rafael. En cambio, fantasía tiende con todas sus fuerzas a expresarse, pero lo
la música moderna, en lo que atañe a la fuerza del hombre divino puede comunicarse y expresarse sólo indirectamen­
que domina en ella, se ha mantenido en general tan fiel a te en la esfera de la naturaleza. Por eso, de aquello que
su carácter que sin temor me animaría a llamarla un arte originariamente era fantasía, queda en el mundo de las
sentimental. apariencias sólo lo que denominamos ingenio.
¿Qué es, pues, lo sentimental? Aquello que nos convoca, Todavía hay una cosa más en el significado de lo senti­
allí donde reina el sentimiento y por cierto no un sentimiento mental que concierne justamente a lo propio de la tenden­
sensible, sino el espiritual. La fuente y el alma de todas cia de la poesía romántica en oposición a la antigua, donde
estas emociones es el amor y el espíritu del amor debe flo­ no se ha tomado para nada en cuenta la distinción entre
tar por todos lados invisible y visible en la poesía románti­ apariencia y verdad, entre juego y seriedad. La poesía anti­
ca; esto es lo que debe enunciar la definición. Las pasiones gua se acopla inmediatamente a la mitología y excluye la
galantes, que nunca pueden pasar inadvertidas en la poe­ materia propiamente histórica. La tragedia antigua inclu­
sía de los modernos, desde el epigrama hasta la tragedia, so es un juego y el poeta que representaba un suceso real
tal como Diderot denuncia tan graciosamente en el F a ta lis­ que interesara en serio a todo el pueblo era castigado. Por
ta, son justamente lo más ínfimo o, más aún, no son r.i si­ el contrario, la poesía romántica descansa por completo en
quiera la letra externa de aquel espíritu, según el caso, no un fundamento histórico, mucho más de lo que se sabe y se
son nada o son algo muy poco amoroso o falto de amor. Por piensa. La primera y mejor obra dramática que veas, cual­
el contrario, es el hálito sagrado el que nos alcanza con los quier relato que leas; si en ellos hay una intriga ocurrente
tonos de la música. No se lo puede tomar violentamente ni puedes dar por descontado que en su fundamento yace una
asir mecánicamente, pero sí se deja seducir de buena gana historia verdadera, aunque transform ada de múltiples
por la belleza de los mortales y se oculta en ella; incluso las maneras. Casi todo en Boccaccio es historia verdadera, igual
palabras mágicas de la poesía pueden ser atravesadas y que otras fuentes a partir de las cuales se ha derivado toda
animadas por su fuerza. Pero en el poema, donde no está en producción romántica.
ninguna parte ni podría estarlo, es seguro que no está. Es Establecí una característica específica de la oposición
un ser infinito y su interés se ajusta y adhiere desinteresa­ entre lo antiguo y lo romántico. Te pido, sin embargo, que
damente sólo a las personas, sucesos, situaciones e inclina­ no supongas precipitadamente que para mí lo romántico y
ciones individuales: todo esto es, para el verdadero poeta, lo moderno son completamente lo mismo. Considero que son
más allá de cuán íntimamente su alma lo contenga, sola­ cosas tan distintas entre sí como las pinturas de Rafael y
mente una alusión a lo más elevado, infinito, jeroglífico, de Correggio lo son de los grabados en cobre que ahora están
un único amor eterno y de la plenitud de vida sagrada de la de moda. Si quieres que te quede clara esta diferencia, por
naturaleza formadora. favor lee E m ilia G a lo tti42que es tan inexpresablemente mo­
derna, aunque en lo más mínimo romántica, y recuerda
ndemás a Shakespeare, en el que yo quisiera establecer el
sino que se vincula a Picture. imagen, es decir que una obra pintoresca
es rica en imágenes. Schlegel utiliza el término pittoresk ligado a la
música y como propio del arte romántico ( KFSA, XVI, (XIll, fragmentos
N ° 146. 157 y otros). Obra de Gotthold E. Lessing escrita en 1772.
82 Friedrich Schlegel Conversación sobre la |K>enia

propio centro, el núcleo de la fantasía romántica. Busco y como todo arte poético; pero una novela lo es sólo bajo ciertas
encuentro lo romántico en los modernos más antiguos, en restricciones, en tanto novela aplicada. Por el contrario, el
Shakespeare, Cervantes y la poesía italiana, en la época de contexto dramático de una historia no convierte, de ningún
los caballeros, del amor y de los Márchen,*-' de donde proce­ modo, la novela en un todo, en una obra, si no llega a ser tal
den la cosa y la palabra misma. Esto es, hasta ahora, lo a través de la relación de toda la composición con una uni­
único que puede ofrecer un contraste con las poesías clási­ dad superior, como aquella unidad de la letra, de la cual fre­
cas de la Antigüedad; sólo estas flores eternamente frescas cuentemente se aparta y puede apartarse, por medio del lazo
de la fantasía son dignas de coronar las antiguas imáge­ de las ideas, por medio de un punto central espiritual.
nes de los dioses. Y es seguro que lo más excelente de la Descontando esto, hay, por lo tanto, tan poca oposición
poesía moderna en su totalidad, según el espíritu e incluso entre el drama y la novela que se podría afirmar que el
el modo, tiende a eso; pues tendría que darse un retorno a dram a considerado y tratado de manera tan profunda e his­
lo antiguo. Así como nuestro arte poético comenzó con la tórica, por ejemplo, por Shakespeare, es el verdadero fun­
novela, el de los griegos comenzó con el epos y se disolvió damento de la novela. Afirmaste que la novela tendría so­
nuevamente en él. bre todo un parentesco con el género narrativo y el épico.
Sólo con la distinción de que lo romántico no es tanto un Por el contrario, te recuerdo ante todo que una canción puede
género sino más bien un elemento de la poesía que puede ser tan romántica como una historia. Efectivamente, casi
dominar o ceder en mayor o menor grado, pero nunca faltar no puedo imaginar una novela sino constituida por una
del todo, según mi parecer, ha de resultarte claro que la mezcla de narración, canto y otras formas. Cervantes nun­
poesía debe ser romántica y por qué lo exijo; y que, sin em­ ca escribió de otra manera, e incluso el propio Boccaccio,
bargo, aborrezco la novela en cuanto pretende ser un géne­ generalmente tan prosaico, adorna su obra con un ribete de
ro particular. canciones. Si existe una novela en la que esto no se da ni se
Ayer, a causa de que la discusión había llegado a su pun puede dar, radica sólo en la individualidad de la obra, no en
to más álgido, exigiste una definición de novela, de una ma­ el carácter del género: sería una excepción a ese carácter.
nera como si ya hubieses sabido que no recibirías una res­ Pero esto es sólo provisorio. Mi verdadera objeción es la si­
puesta satisfactoria. No considero este problema como irre­ guiente: no hay nada que se contraponga más al estilo épi­
soluble. U na novela es un libro romántico. Considerarás que co que el hecho de que las influencias del propio estado de
esto es una tautología que no enuncia nada. Pero te quiero ánimo se hagan visibles hasta en lo más ínfimo; sin men­
señalar que al pensar en un libro uno piensa en una obra, en cionar que se podría entregar a su humor y jugar con él,
un todo autónomo. Por tanto hay un contraste muy fuerte como sucede en las novelas más logradas.
con el drama en el hecho de que éste está destinado a ser Después te volviste a olvidar de tu afirmación o renun­
visto: la novela, por el contrario, estuvo destinada ya desde ciaste a ella, y preferiste afirmar que todas estas divisiones
los viejos tiempos a la lectura, y de allí se pueden derivar no conducían a nada; que hay sólo U n a poesía y que sólo se
casi todas las diferencias en la manera de representación de trata de si algo es bello. Sólo un detallista preguntaría por
ambas formas. El drama también tiene que ser romántico. la rúbrica. Bien sabes lo que pienso de las clasificaciones
que están en circulación. Sin embargo, te concedo que para
todo virtuoso es completamente necesario limitarse él mis­
mo a un fin totalmente determinado, y en la investigación
43. Optamos por no traducir este término, dado que en el Romantias
mo temprano tiene un significado especifico que no aparece en los tér
histórica encuentro varias formas originarias que no se
minos castellanos “cuento" o “cuento de hadas". pueden reducir unas a otras. Así, en el ámbito de la poesía
Friedrich Schlep«*! Conversación «ubre la |x>esia
81

romántica, por ejemplo, hasta las N o vel leu y los M archen Beverley,r' al menos aprendemos cómo solían aburrirse en
me parecen infinitamente contrapuestos, si me permites Londres por aquella época, lo que estaba tan de moda, y
expresarlo así. Y no deseo otra cosa sino que un artista pu­ cómo finalmente una dama británica por delicadeza se
diese rejuvenecer cada uno de estos géneros, retrotrayén­ desploma en el suelo y se lastima al caer; en Fielding los
dolos a su carácter originario. insultos, los squires y similares están como sacados de la
Si tales ejemplos vinieran a la luz, entonces tendría el vida y Wackefield*1' nos brinda una profunda mirada en
valor de desarrollar una teoría de la novela, que sería una la visión del mundo de un vicario de campo; y sí, esta nove­
teoría en el sentido originario de la palabra: una intuición la sería quizá la mejor entre todas las novelas inglesas, si
espiritual del objeto con ánimo tranquilo, completamente Olivia volviera a encontrar al final su inocencia perdida.
sereno, como debe ser al contemplar con festiva alegría el Pero, ¡cuán escuetamente y a cuentagotas se nos agrega
significativo juego de las imágenes divinas. Tal teoría de la en estos libros lo poco que hay de real! Y ¿qué informe de
novela tendría que ser ella misma una novela que reproduje­ viajes, qué colección epistolar, qué autobiografía no sería
ra fantásticamente cada tono eterno de la fantasía y que para quien los lee en un sentido romántico, una novela mejor
embrollara una vez más el caos del mundo caballeresco. Ahí que la mejor de todas aquellas?
vivirían los viejos seres bajo nuevas configuraciones; ahí se Sobre todo las confesiones desembocan generalmente por
elevaría de su mundo subterráneo la sagrada sombra de el camino de lo ingenuo en el arabesco donde, en el mejor de
Dante, Laura deambularía celestial ante nosotros y Shakes­ los casos, aquellas novelas se elevan al final, cuando los
peare intercambiaría conversaciones familiares con Cervan­ comerciantes en bancarrota recuperan el dinero o el crédi­
tes; entonces Sancho embromaría de nuevo con Don Quijote. to, los pobres mendigos reciben otra vez de comer, los sim­
Éstos serían verdaderos arabescos -afirm é al comienzo páticos pillos se vuelven honestos y las niñas perdidas nue­
de mi carta- que, junto a las confesiones, serían los únicos vamente virtuosas.
productos naturales románticos de nuestra época. Las Confesiones de Rousseau son, según mi manera de
Que haya agregado también las confesiones ya no te re­ ver, una novela sumamente lograda; E loísa sólo una muy
sultará extraño, cuando hayas reconocido que una verda­ mediocre.
dera historia es el fundamento de toda poesía romántica; y Aquí te envío la autobiografía de un hombre famoso que,
si reflexionas sobre el asunto, fácilmente te darás cuenta hasta donde yo sé, no conoces: las M em orias de Gibbon.47
y te convencerás de que lo mejor en las mejores novelas no Es un libro infinitamente culto e infinitamente divertido. A
es otra cosa que una confesión de sí mismo, más o menos medio camino, te saldrá al encuentro, y la novela cómica
velada del autor, el resultado de su experiencia, la quin­ que efectivamente está contenida en él estará terminada.
taesencia de su particularidad. Tendrás ante tus ojos tan claramente como lo desees al in­
Todas las llamadas novelas a las cuales ciertamente no glés, al gentlem an, al virtuoso, al hombre de letras, al solte­
se aplica para nada mi idea de la forma romántica, las apre­ rón empedernido, al elegante de buen tono en toda su deli­
cio, sin embargo, según la cantidad de intuición propia y de cada ridiculez a través de la dignidad de estos períodos his-
vida representada que contengan; desde esta perspectiva,
incluso podrían ser bienvenidos los sucesores de Richard­
45. Novela de Fanny Burney.
son,44 aunque transiten por la vía equivocada. De Cecilia
46. E l vicario de Wackefield, novela de la vida familiar, impregnada de
sentimentalismo, escrita por O liver Goldsmith.

44. Sam uel Richardson (1689-1761), autor de novelas sentimentales 47. E dward Gibbon (1737-1794), historiador inglés, autor de Historia
como Pamela o la virtud recompensada.
ile la decadencia y caída del Im perio Romano.
86 Friedrich Schlegel Conversación sobre la poesía 87

tóricos. Ciertamente se pueden encontrar muchos libros ma­ ENSAYO SOBRE EL DIFER ENTE ESTILO EN LAS

los y muchos hombres insignificantes antes de tener tantos OBRAS TEMPRANAS Y TARDÍAS DE GOETHE

motivos de risa de una sola vez.4*


La universalidad de Goethe me ha resultado una y otra
Después de que Antonio hubiese leído esta epístola, C a­ vez esclarecedora, al notar el modo diferente en que sus
mila comenzó a elogiar la bondad y la indulgencia de las obras impresionan a poetas y amigos del arte poético. Uno
mujeres: que Am alia consideraba no poca cosa aceptar tal aspira al idealismo de Ifig en ia o de Tasso, otro se apropia
cantidad de enseñanzas; y que, en general, las mujeres se­ de la ligera y, sin embargo, única manera de sus canciones
rían un modelo de modestia, al permanecer siempre pacien­ naturales y dramas encantadores; uno se deleita con la for­
tes y, lo que quiere decir todavía más, serias, ante la serie­ ma bella e ingenua del H erm an a; otro se arrebata con la
dad de los hombres, y que tendrían incluso una cierta con­ inspiración del Fausto. A mí el M eister me resulta la quin­
fianza en su ser de artistas. Si por modestia entiendes esta taesencia más comprehensiva, que permite abarcar la ri­
confianza -agregó Lotario- la presuposición de una exce­ queza de su polifacetismo hasta cierto punto, como si estu­
lencia que nosotros aún no poseemos, pero de cuya existen­ viera reunida en un eje central.
cia y dignidad empezamos a sospechar: ella debería ser, en El poeta puede seguir su gusto particular, e incluso el
efecto, el fundamento más seguro de toda noble formación amante puede hacerlo por un tiempo; sin embargo, el cono­
para mujeres exquisitas. Camila preguntó si para los hom­ cedor y aquel que aspira al conocimiento debe sentir el an­
bres era un orgullo y autosatisfacción que cada uno se con­ helo de comprender al poeta mismo, es decir, de ahonddr,
sidere tanto más único cuanto más incapaz es de compren­ hasta donde sea posible, en la historia de su espíritu. Cier­
der qué quiere el otro. Antonio la interrumpió con la obser­ tamente, puede quedar como un mero ensayo, pues en la
vación de que por el bien de la humanidad él esperaba que historia del arte sólo un conjunto puede explicar y aclarar
tal confianza no fuera tan necesaria como pensaba Lotario, el otro. No es posible entender una parte por sí sola; es de­
ya que se daba muy rara vez. Generalmente, dijo, las muje­ cir, es insensato pretender considerarla aisladamente. El
res consideran, según lo que él pudo notar, el arte, la Anti­ todo, sin embargo, no está concluido; por lo tanto, todo co­
güedad, la filosofía y demás cosas como tradiciones infun­ nocimiento de este tipo es sólo aproximación y obra incom­
dadas, como prejuicios que adquieren los hombres entre ellos pleta. No obstante, no podemos ni debemos abandonar to­
para pasar el tiempo. talmente este anhelo hacia él, pues esta aproximación, esta
Marcos anunció algunas observaciones sobre Goethe. obra incompleta, es un componente esencial de la forma­
“¿Otra vez una característica de un poeta vivo?”, preguntó ción del artista.
Antonio. “Encontrarás la respuesta a tu pregunta en la ex­ Este carácter necesariamente incompleto aparece tanto
posición misma”, respondió Marcos y comenzó a leer. más en la consideración de aquel poeta cuya vida aún no ha
concluido. Pero esto no es de ningún modo una razón en
contra de esta empresa. Debemos también anhelar a com­
prender al artista contemporáneo como artista, y esto pue­
de ocurrir sólo de una forma; si queremos hacerlo, debemos
juzgarlo como si fuera un antiguo en el momento de juzgar­
lo: así lo debemos considerar. Indigno sería no querer trans­
48. A quí termina el texto de Conversación sobre la poesía publicado en
mitir el fruto de nuestra sincera investigación porque, por
el N ° 5 de Athenaeum. Esta parte concluye con la aclaración: “La con
tinuación sigue en el próximo número”. ejemplo, sabemos que la incomprensión de la chusma mal-
Fried neh Schlegel Conversación sobre la poesía 89
88

interpretará nuestra exposición, siguiendo su vieja costum­ gura hacia su fin y hacia lo esencial, la estricta discrimina­
bre. M ás bien debemos presuponer que hay muchos indivi­ ción de todo lo azaroso anuncia al poeta venidero. Tiene
duos que se esfuerzan por alcanzar, con la misma serie­ detalles admirables; pero el conjunto me parece muy por
dad que nosotros, un conocimiento cabal de aquello que sa­ debajo de la fuerza con la que en Gótz nos presenta los ga­
ben que es correcto. llardos caballeros del tiempo alemán antiguo, y con la que
No encontrarán fácilmente otro autor cuyas obras tem­ también se impone hasta el desborde la falta de forma, la
pranas y tardías sean tan llamativamente diferentes, como cual justamente por ello vuelve en parte a ser forma. Por
es el caso aquí. Se trata de la total fogosidad de la inspira­ eso, hasta lo más estilizado de la exposición adquiere cierto
ción juvenil y la madurez de la formación completa, en el encanto, y el todo resulta incomparablemente menos anti­
más agudo contraste. Sin embargo, esta diferencia no se guo que el Werther. Sin embargo, algo permanece eterna­
muestra solamente en las opiniones y convicciones, sino mente joven en este último y se destaca de su entorno. Se
también en el modo de la representación y en las formas; y, trata del grandioso aspecto de la naturaleza, no sólo en los
en virtud de este carácter artístico, tiene semejanza, en pasajes tranquilos, sino en los apasionados. Hay referen­
parte, con aquello que en pintura se consideran las diferen­ cias al Fausto, y tendría que haber sido posible predecir la
tes maneras de un maestro, y, en parte, con el proceder es­ seriedad del investigador de la naturaleza a partir de estos
calonado con transformaciones y cambios propio del desa­ arrebatos del poeta.
rrollo progresivo que percibimos en la historia del arte y la No es mi intención clasificar todas las producciones del
poesía antiguos. poeta sino sólo presentar los momentos más significativos
Aquel que hasta cierto punto esté familiarizado con las en el desarrollo de su arte. Por eso les dejo librado a su
obras de este poeta y que reflexione con atención sobre es­ propio juicio que consideren o no el Fausto como pertene­
tos dos llamativos extremos, notará enseguida un período ciente a la primera manera por su forma alemana antigua
intermedio entre ellos. En lugar de caracterizar en general -ta n favorecedora de la fuerza ingenua y del enérgico in ge­
estas tres épocas, lo cual daría sólo una vaga imagen, pre­ n io de una poesía v iril- por su apego a lo trágico, y por otros
fiero nombrar aquellas obras que me parecen, luego de una indicios y parentescos. Es cierto, sin embargo, que este frag­
madura reflexión, las que mejor representan el carácter de mento,50 a diferencia de las tres obras mencionadas, no re­
su período. presenta meramente el carácter de una etapa sino que ma­
Para el primer período, mencionaré a Gótz von B e rli- nifiesta, como en ninguna otra obra, todo el espíritu del
chingen, Tasso para el segundo y H erm an n y Dorotea para poeta, salvo, aunque de otra manera, en el M eister, que es
el tercero.49 Las tres obras, en el sentido más cabal de la en este aspecto la contrapartida del Fausto. Aquí no se ha
palabra, lo son más y con mayor medida de objetividad que de decir más sobre este último, salvo que pertenece a lo
muchas otras de la misma época. más grande que la fuerza del hombre jam ás haya escrito.
Voy a recorrerlas brevemente, teniendo en cuenta el es­ En C la v ijo y otras obras menores de la primera manera,
tilo diferente del artista, agregando con el mismo fin algu­ lo que más me ha llamado la atención es que el poeta supo,
nas aclaraciones de las restantes obras. desde tan temprano, atenerse exacta y precisamente a un
En el Werther, en la exposición, que se dirige recta y se­ fin determinado y a un objeto, una vez que lo hubo elegido.

49. Escritas en 1773, 1790 y 1797, respectivamente. 50. Schlegel se refiere aquí a Faust. Ein Fragment.
90 Friedrich Schlegel Conversación sol »re la poesía 91

Quisiera considerar a Ifig en ia como el paso de la prime­ aparece en C laud ine von Villabella el mismo bello espíritu
ra manera a la segunda. de aquellas dos piezas. Por medio de la transformación más
Lo característico de Tasso es el espíritu de reflexión y peculiar, se encuentra en ella el encanto sensual de Cru-
armonía, es decir, todo se refiere a un ideal de vida y forma­ gantino, en el que el poeta representa con amor la vida ro­
ción armónicas; incluso la falta de armonía se mantiene en mántica de un gracioso vagabundo transfigurándola en la
forma armónica. Entre los modernos no se ha podido aún mayor gracia espiritual y elevándola desde la atmósfera más
expresar la ductilidad de una naturaleza completamente ruda al éter más puro.
musical con esta ocurrente profundidad. Todo aquí es antí­ En esta época, la mayoría de los estudios y bosquejos
tesis y música, la sonrisa más dulce de la sociabilidad más son para el escenario. U n a instructiva secuencia de experi­
delicada flota sobre el silencioso cuadro que parece reflejar­ mentos teatrales, en los cuales a menudo el método y las
se con su propia belleza al comienzo y al final. Los desati­ máximas del procedimiento artístico son más importantes
nos de un virtuoso malcriado deberían ponerse de mani­ que el resultado. Así también, el E gm o n t se constituye si­
fiesto: sin embargo, se muestran amables en el más bello guiendo las ideas del poeta sobre las obras romanas de
adorno florido de la poesía. El todo flota en la atmósfera de Shakespeare. Incluso en Tasso él debió haber pensado al
relaciones y equívocos artificiosos de las clases distingui­ principio en el único drama alemán, que sin duda es una
das, y lo enigmático del desenlace sólo se aprecia desde el obra del entendimiento (aunque no del dramático): el N a -
punto de vista en el que sólo dominan el entendimiento y la than de Lessing. Esto no sería más maravilloso que el he­
arbitrariedad, donde el sentimiento parece callar. En todas cho de que el M eister, que todos los artistas habrán de estu­
estas propiedades, el E gm on t me parece semejante a esta diar eternamente, es, en cierto sentido, según su constitu­
obra, o desemejante de forma simétrica, por lo que se con­ ción material, un ensayo de novelas que, ante un estricto
vierte en un preciosismo de aquélla. Asimismo, el espíritu examen, no valdrían ni individualmente como obras ni con­
de Egmont es un espejo del universo; los otros sólo un refle­ juntamente como género.
jo de esta luz. También aquí subyace la bella naturaleza del ¡Es éste el carácter de la verdadera reproducción, sin la
eterno poder del entendimiento. Sólo que en Egmont el en­ cual ninguna obra podría ser una obra de arte! El modelo
tendimiento se va matizando hacia lo odioso; en cambio, el es para el artista sólo estímulo y medio para darle una for­
egoísmo del héroe es más digno y amable que el de Tasso. ma más individual al pensamiento que él quiere elaborar
La desproporción yace originariamente en Tasso mismo, en más individualmente. Escribir como Goethe significa escri­
su forma de sentir; los demás son uno consigo mismos y bir según ideas, en el mismo sentido en que Platón exige
sólo se ven afectados por lo desconocido en las esferas más que se viva según ideas.
elevadas. En cambio, en el E gm on t todo lo que es equívoco También el T riu n fo de la sensibilidad se aparta mucho
se coloca en los personajes. El destino de Clarita nos desga­ de Gozzi, y, con respecto a la ironía, va mucho más allá.
rra el corazón; las lamentaciones de Brakenburg -e l débil Dejo a criterio de ustedes dónde quieran ubicar Los años
eco de una disonancia- hacen que uno quiera apartar la de aprendizaje de W ilhelm M eister. En la sociabilidad artís­
mirada. Sucede por lo menos que Clarita vive en Egmont; tica, en la formación del entendimiento, que caracterizan el
los otros meramente representan. Solamente Egmont vive tono en la segunda manera, no faltan reminiscencias de la
una vida más elevada en sí mismo, y en su alma todo es primera época, y en el trasfondo se agita por todos lados el
armónico. Hasta el dolor se torna música y la catástrofe espíritu clásico que caracteriza el tercer período.
trágica da una suave impresión. Este espíritu clásico no yace meramente en lo externo:
A partir de las formas floridas más ligeras y frescas re­ si no me equivoco, incluso en Reinecke Fuchs lo caracterís­
92 Friedrich Schlegel Conversación sobre la |M>esia 93

tico del tono, que el artista conformó a lo antiguo, tiene la Sólo tendría que decir algunas palabras más sobre el
misma tendencia que la forma. M eister. Tres propiedades de él me parecen las más m ara­
El metro, el lenguaje, la forma, la similitud de los giros villosas y más grandes. Primero, que la individualidad que
y de las opiniones, además, el colorido y la vestimenta aparece en él se abre en diferentes rayos, se divide en di­
-generalm ente m eridionales-, el tono tranquilo y dulce, ferentes personas. Luego, el espíritu antiguo, que uno re­
el estilo antiguo y la ironía de la reflexión forman las ele­ conoce por todas partes bajo un manto moderno, al aden­
gías, epigramas, epístolas e idilios en un círculo, en cierta trarse en la obra. Esta grandiosa combinación abre una
manera, en una familia de poemas. Uno podría tomarlos y nueva perspectiva infinita sobre aquello que parece ser la
considerarlos, en cierto sentido, como un todo, como una mayor tarea de todo arte poético, la armonía de lo clásico
única obra. con lo romántico. La tercera, es que una obra indivisible
Mucho de la magia y del encanto de estos poemas yace en cierto sentido es doble, está duplicada. Esto lo expreso
en la bella individualidad expresada en ellos y que en cier­ más claramente diciendo que la obra ha sido realizada dos
to modo apunta a la comunicación. Gracias a su forma clá­ veces, en dos momentos creativos, a partir de dos ideas.
sica se vuelve todavía más picante. L a primera era meramente la de una novela de artista;
En los escritos de la primera manera, lo subjetivo y lo sin embargo, luego la obra, sorprendida por la tendencia
objetivo se encuentran totalmente mezclados. En las obras de su género, se vuelve repentinamente mucho mayor que
de la segunda época la ejecución es objetiva en grado su­ su primera intención, y se le agrega la doctrina del arte de
premo. Pero lo propiamente interesante de ellas, el espíri­ vivir, y se convierte en el genio del todo. U n a duplicidad
tu de la armonía y de la reflexión pone al descubierto su tan llamativa como ésta es visible en las dos obras de arte
referencia a una individualidad determinada. En la terce­ más artificiales y plenas de entendimiento de todo el ám­
ra época ambos están separados, y H erm a n n y D orotea es bito del arte romántico: H a m le t y D on Q uijote. Pero Cer­
completamente objetiva. Por lo verdadero e íntimo podría vantes y Shakespeare tuvieron ambos su cima, de la cual
parecer un retorno a la juventud espiritual, una reunifi- por cierto al final descendieron un poco. Por el hecho de
cación del último estadio con la fuerza y el calor de los que cada una de sus obras es una nueva individualidad y
primeros. Pero la naturalidad no es aquí, ella misma, una constituye un género para sí, son las únicas comparables
efusión natural, sino una popularidad en vistas a su efec­ a la universalidad de Goethe. El modo en que Shakespea­
to externo. En este poema, encuentro la actitud ideal que re transforma la materia no es diferente del procedimien­
otros buscan en Ifig en ia . to con el que Goethe trata el ideal de una forma. Cervan­
N o podría ser mi intención ordenar en un esquema g ra ­ tes tomó también formas individuales como modelos. Sólo
dual todas las obras del artista. Para mostrarlo con un el arte de Goethe es totalmente progresivo y, aunque su
ejemplo, mencionaré solamente que P rom eteo, por ejem­ época le fue más favorable y no fue en desmedro de su
plo, y su “Dedicatoria” me parecen dignos de figurar junto grandeza, evitando no ser reconocido por nadie y por tan­
a las obras más grandes del mismo maestro. En los poe­ to quedarse solo, la época actual por lo menos no carece de
mas misceláneos, cada uno ama fácilmente lo interesante. medios y fundamentos en este sentido.
Pero para dar cuenta de los dignos sentimientos de los Goethe, en su larga trayectoria, se ha abierto camino
que hablamos aquí, no se pueden desear formas más feli­ hasta una altura del arte que, por primera vez, abarca toda
ces y el verdadero conocedor debería estar en condiciones la poesía de los antiguos y de los modernos, y que contiene
de reconocer, a partir de una sola pieza, la altura en que la semilla de un progreso eterno, a partir de las efusiones
todas ellas se encuentran. del primer fuego que sólo eran posibles, en una época, en
94 Friedrich Schlegel Conversación sobre la poesía 95

parte inmadura, en parte ya desfigurada, rodeada en todos Andrés: -M uch as veces noté que el tratamiento de los
lados por prosa y falsas tendencias. caracteres y las pasiones es completamente diferente en
El espíritu, que ahora está activo, también tiene que los antiguos y en los modernos. En los primeros se piensan
tomar esta dirección, y así podemos tener la esperanza de idealmente y se ejecutan plásticamente. En los segundos,
que no falten naturalezas que estén en condiciones de poe­ el carácter es, o bien realmente histórico, o construido como
tizar; de poetizar según ideas. Si tienden, de acuerdo con si lo fuese; la ejecución, por el contrario, es más pintoresca
los modelos de Goethe, hacia el mejoramiento, si siguen la y según el modo del retrato.
tendencia universal de apropiarse de las máximas progre­ Antonio: -Entonces habría que incluir la dicción, que en
sivas de este artista, que todavía son aplicables de manera realidad debería ser el centro de toda letra, de modo bas­
múltiple, si, como él, prefieren la seguridad del entendi­ tante curioso, dentro del espíritu de la poesía. Pues aunque
miento antes que el brillo de lo ocurrente, entonces no se aquí también se manifiesta aquel dualismo general en los
perderá aquella semilla, entonces Goethe no tendrá el des­ extremos y en el todo se contraponen decisivamente el ca­
tino de Cervantes y de Shakespeare, sino que será el fun­ rácter de la lengua sensible antigua y de la nuestra abs­
dador y padre de una nueva poesía, para nosotros y la pos­ tracta, se encuentran muchos pasajes de un ámbito al otro.
teridad, tal como Dante lo fue a su manera en el Medioevo. Y no veo por qué no podría haber muchos más de éstos,
aunque la unión plena no fuera posible.
* * * Ludovico: —Y yo no veo por qué nos atenemos sólo a la
palabra, sólo a la letra de la letra, por qué no podríamos
Andrés: -M e alegra que en el ensayo presentado final­ reconocer, por su bien, que la lengua está más próxima al
mente se haya planteado la pregunta que me parece la más espíritu de la poesía que otros medios de ella. La lengua
elevada de todas las preguntas sobre el arte de la poesía. que, pensada originariamente, es idéntica a la alegoría, es
Me refiero a la unión de lo antiguo y lo moderno; bajo qué la primera herramienta inmediata de la magia.
condiciones es posible, y hasta qué punto es aconsejable. Lotario: - E n Dante, Shakespeare y otros grandes, se
¡Tratemos de ir al fondo del problema! encuentran pasajes y expresiones que, consideradas en sí,
Ludovico: —Yo estaría en contra de las limitaciones y a conllevan ya toda la impronta de la más elevada individua­
favor de la unión incondicionada. El espíritu de la poesía es lidad: se encuentran más próximas al espíritu de su autor
uno y el mismo en todas partes. que lo que jam ás puedan estar otros órganos de la poesía.
Lotario: -¡Ciertamente, el espíritu! Aquí quisiera apli­ Antonio: -Sólo tengo que objetar al ensayo sobre Goethe
car la división entre espíritu y letra. Lo que has explicado, que los juicios contenidos en él están expresados de un modo
o más bien insinuado, en tu “Discurso sobre la mitología” quizá demasiado imperativo. Podría muy bien ocurrir que
es, si quieres, el espíritu de la poesía. Y seguro no podrás todavía hubiera gente del otro lado de la montaña con una
oponerte a que yo considere sólo como letra el metro y otras opinión totalmente diferente sobre esto o aquello.
cosas semejantes como los caracteres, la acción y lo que a él Marcos: -Reconozco que sólo he dicho lo que a mí me
se añade. Puede ser que en el espíritu tenga lugar tu re­ parece. Es decir, lo que me parece a mí luego de haber in­
unión incondicionada entre lo antiguo y lo moderno; y nues­ vestigado exhaustivamente las máximas del arte y la for­
tro amigo sólo nos llamó la atención sobre ésta. No así en el mación, sobre las que, en general, estamos de acuerdo.
caso de la letra de la poesía. El ritmo antiguo, por ejemplo, Antonio: -E ste acuerdo bien podría ser sólo muy rela­
y las estancias rimadas permanecen eternamente contra­ tivo.
puestas. No hay un término medio entre ambas. Marcos: -S e a como fuere. Concedamos que un verdade­
96 Friedrich Schlegel Conversación »obre la poesía 97

ro juicio estético, una opinión formada, totalmente definiti­ ideas para poemas en nosotros mismos y la famosa capaci­
va sobre una obra, es siempre un factum crítico, si se puede dad de escribir según ideas.
decir así. Pero es sólo un fa ctu m , y por eso es un trabajo Ludovico: -¿Consideras acaso que es imposible construir
vano querer motivarlo, pues debería contener, o bien el poemas futuros a p r io r i?
motivo mismo de un nuevo fa ctu m , o bien una determina­ Antonio: -D a m e ideas para poemas y yo me atrevo a
ción más próxima del primero. O también, en su efecto ex­ darte tal capacidad.
terno, donde no queda nada, salvo mostrar que poseemos la Lotario: -P u e d e ser que tengas razón en considerar im­
ciencia sin la que no sería posible el juicio estético, la que posible aquello que piensas. Pero sé, por propia experien­
está aún tan poco establecida que demasiado a menudo la cia, lo contrario. Puedo afirmar que alguna vez el éxito de
confundimos perfectamente con el absoluto contrario de todo un poema determinado se correspondió con mis expectati­
arte y todo juicio. Entre amigos, es mejor que la demostra­ vas sobre lo que debería ser en principio necesario, o al
ción de su aptitud quede afuera; al final, en cada expresión menos posible, en tal o cual campo del arte.
de un juicio estético, preparada artificialmente, no puede Andrés: -S i posees este talento, podrás decirme también
haber más que la pretensión de invitar a que cada uno bus­ si podemos tener la esperanza de volver a tener tragedias
que comprender lo más puramente posible y determinar lo antiguas.
más exactamente posible su propia impresión; a que luego Lotario: - M e tomo esta invitación en broma y en serio,
valore el esfuerzo de reflexionar sobre lo expresado: si, en para que yo no hable sólo sobre lo que pienso de las opinio­
tal caso, estuviese de acuerdo en aceptarlo libre y gustosa­ nes de los demás, sino que aporte alguna opinión propia a
mente. este banquete. Si primero se rejuvenecen los misterios y la
Antonio: - Y si no estamos de acuerdo, finalmente uno mitología por medio del espíritu de la física, será posible
dice: “Yo amo lo dulce”. “N o ”, dice el otro, “a mí, por el con­ escribir tragedias en las que todo sea antiguo y las que, al
trario, me gusta más lo amargo”. mismo tiempo, tendrían que vincularse estrechamente a
Lotario: -E s o se puede decir sobre algo particular; sin través del significado con el sentido de la época. Estaría
embargo, sigue siendo muy posible un saber sobre las cosas permitido y hasta sería aconsejable un mayor alcance y una
del arte. Y pienso que, si aquella visión histórica fuera lle­ mayor multiplicidad de las formas externas, de modo simi­
vada a cabo de modo más perfecto, y si se lograra establecer lar a como éstas realmente se dieron en algunas formas
los principios de la poesía en la dirección en que nuestro afines y derivadas de la tragedia antigua.
amigo filósofo lo ha intentado, el arte poético tendría un Marcos: -L o s trímetros pueden componerse tan bien en
fundamento al que no le faltaría ni solidez ni alcance. nuestra lengua como el hexámetro. Pero me temo que el
Marcos: - N o te olvides del modelo que es tan esencial metro coral sea una dificultad insalvable.
para orientarnos en el presente y que al mismo tiempo nos Camila: -¿Por qué el contenido tendría que ser total­
recuerda constantemente elevarnos hacia el pasado y pre­ mente mitológico y no al mismo tiempo histórico?
parar el camino hacia un futuro mejor. Permítenos al me­ Lotario: -Porqu e en un sujeto histórico no exigimos ni
nos que nos mantengamos en esa base y permanezcamos siquiera el tipo de tratamiento moderno de los caracteres
fieles al modelo. que se contraponen al espíritu de la Antigüedad. El artista
Lotario: -U n a decisión noble, contra la cual no se puede tendría que ceder, de una manera u otra, ante la tragedia
objetar nada. Y ciertamente, por este camino, aprendere­ antigua o ante la romántica.
mos cada vez más a ponernos de acuerdo sobre lo esencial. Camila: -Entonces, espero que incluyas a Níobe entre
Antonio: -Entonces, no podemos desear sino encontrar los sujetos mitológicos.
98 Friedrich Schlegel

Marcos: -Y o preferiría pedir un Prometeo.


Antonio: - Y yo propondría humildemente la antigua fá­
bula de Apolo y Marsias. Me parece muy adecuada a la épo­
ca. O, hablando con mayor propiedad, es siempre adecuada
a la época en toda literatura bien escrita.

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Í N D IC E DE T E M A S Y DE T É R M I N O S

arte pictórico: die Ma(h)lerkunst, 52


artificial: künstlich, 34, 44, 573, 62, 66, 67, 93, 96
artificiosidad: e Künstlichkeit, 43
cánticos: r Gesang, 41, 43
canzone: e Canzone, 482
configuración: e Gestaltung, 42; e Gestalt, 84
conformado/a: gebildet, 43
conformación: 42
conformar: anbilden, 62, 96
constitución: e Bildung, 49, 54, 68, 91
constituido/a: gebildet, 51, 63, 83
constituirse: bilden, 55, 63; herausbilden, 62
copiar: nachbilden, 44
criaturas: die Gebilden, 34
cuento maravilloso: s Wundermärchen, 47
culto/a: gebildet, 78, 79; (sust.) r Gelehrte, 77
cultura: e Bildung, 43, 45, 46, 47, 50, 64
dar una forma: gestalten, 91
detallista: r Pedant, 83
drama: s Drama, 42, 43, 513, 533, 74, 822, 83*, 87, 91
eje: r Mittelpunkt, 40, 41, 47
eje central: r Mittelpunkt, 62
elaboración: e Ausbildung, 70
elaborado/a: ausgebildet, 73
elaborar: bilden, 62, 91
entendido: (sust.) r Gelehrte, 45, 50, 55
entendimiento: r Verstand, 37, 43, 50, 51, 52, 532, 70, 71, 77,
901, 911, 93, 94
espontáneo/a: nicht ausgebildet, 43
11031
104 Conversación sobre la poesía índice de temas y de términos

estancia: e Stanze, 50, 94 reuniön: e Verbindung, 94


estilo: r Stil, 38, 42, 44, 46*, 48, 56, 83, 87, 88, 92 rico/a (en sentido): sinnreich, 44, 51
figuración: e Bildung, 42 romance: s Romanzo, 47, 49-, 502, 51, 79
figurativo (arte): (e) bildende (Kunst), 59
romantico/a: romantisch, 45, 502, 51, 53‘, 68, 70, 79, 812,
forma de poetizar: e Dichtungsart, 57 84, 85, 932
forma: e Gestalt, 33, 40, 46, 47, en todos los demás casos: e uniön: e Vereinigung, 942, 95; e Verbindung, 42
Form
formación: e Ausbildung, 40, 46, 73, 87, 88, 91; e Bildung, 52,
582, 67, 76, 86, 90, 95
formaciones: die Bildungen, 34, 42, 62
formado/a: gebildet, 34, 402, 41; ausgebildet, 96
formador/a: bildend, 80
formar: bilden
género poético: e Dichtungsart, 57, 59*
género: e Gattung, 422, 44\ 51, 52, 542, 59, 702, 742, 822, 832,
932; e Dichtart, 59; e Art, 84; s Gechlecht, 402, 73
gracioso/a: geistreich, 38
hombre de letras: r Gelehrte, 38, 85
idealismo: r Idealismus, 63, 64*, 65, 69, 87
imagen: s Bild, 88
individualidad: e Individualität, 68, 753, 83, 922, 932, 95
ingenio: r Witz, 46, 49, 51, 53, 61, 672, 752, 772, 782, 81, 89
ingenioso: geistvoll, 44; witzig, 76, 782
inspiración: e Begeisterung, 42, 462, 62, 87, 88
ironía: e Ironie, 67, 70, 91, 92
juicio estético: s Kunsturteil, 45, 96:l
juicio romántico: s Kunsturteil, 45
letra formada: der gebildete Buchstabe
manera: e Manier, 512, 522, 532, 82, 87, 88, 89a, 90, 91, 92
Márchen: 82, 84
modo de poetizar (clásico, romántico): e (klassische, romantis­
che) Dichtart, 56
natural: kunstlos, 44, 87; einheimisch, 52; natürlich, 34, 57,
75, 84, 42
Novelle: 49, 51, 52, 533, 94
novela: r Roman, 48, 514, 74, 752, 825, 83», 84\ 85«, 91, 93
obra dramática: s Schauspiel, 36, 37, 522, 70, 77, 81
ocurrente: geistreich, 76, 81, 94; sinnreich, 43, 51, 90
pintoresco/a: pittoresk, 79
poesía natural: die Naturpoesie, 77
producto natural: s Naturprodukt, 77, 78
representación: e Darstellung, 40, 43, 56, 582, 59, 66, 71, 72,
73. 81. 82. 88
ÍND IC E DE N O M B R E S Y DE OBRAS

Alemán de Sardis, 42 Dante Alighieri, 19, 21, 23,


Allgemeine Literatur- 47, 48, 65, 73, 84, 94, 95
Zeitung, 78 Diderot, D., 23, 77, 80
Ana (reina de Inglaterra), 45 Fatalista, 77, 80
Ariosto, 19, 23, 49, 77, 89, 90 Dryden, D., 39
Aristófanes, 41, 42, 43, 44
Arquíloco, 41, 46 Empédocles, 43, 45
Augusto, 45 Esquilo, 43, 44
Eurípides, 43
Boccaccio, 19, 23, 48, 49, 81,
83 Fielding, H., 76, 85
L ’amorosa visione, 48 Filoxeno, 44
Böhme, J., 11, 72 Flemming, P., 55
Bojardo, M.M., 49
Bumey, F., Cecilia Beverley, Gibbon, E., 85
85 Memorias, 85
Goethe, J.W., 11, 14, 15, 16,
Cantar de los Nibelungos, 55 18, 24, 25, 26, 28, 29, 49,
Catulo, Cayo Valerio, 46 54, 55, 86, 87, 91, 93, 94,
Cervantes Saavedra, M. de, 95, 100
19, 21, 23, 24, 49, 50, 51, Ifigenia, 24, 87, 90, 92
67, 77, 82, 83, 84, 93, 94 Tasso, 24, 87, 88, 90, 91
La Galatea, 50, 51 Hermann y Dorotea, 24,
Numancia, 51 87, 88, 92
Don Quijote, 51, 84, 93 Fausto, 25, 87, 89
Persiles, 51 Los años de aprendizaje
Correggio, A.A., 80, 81 de Wilhelm Meister, 14,
26, 87, 89, 91, 93

1 107 1
108 Conversación sobre la poesía

Gótz von Berlichingen, Rousseau, J.-J., 23, 85


24,88 Confesiones, 85
Los pesares del joven Eloísa, 85
Werther, 88, 89
Clavijo, 89 Safo, 42, 43
Claudine von Villabella, Shakespeare, W., 19, 21, 23,
91 24, 25, 39, 50, 52, 53, 67,
Egm ont, 90, 91 77, 81, 82, 83, 84, 91, 93,
Triunfo de la 94,95
sensibilidad, 91 Locrinus, 52
Reinecke Fuchs, 91 Pericles, 52
Prometeo, 92 Adonis, 52, 53
Goldsmith, O., 85 Romeo (y Julieta), 53
Gozzi, C., 54, 91 Love’s Labour's Lost, 53
Guarini, J.B., 50 Enrique VI, 53
Ricardo III, 53
Heliodoro, 51 Ricardo 11, 53
Homéridas, 40 Enrique V , 53
Homero, 25, 40, 41, 65 Macbeth, 53
Horacio, 41, 45 Lear, 53
Hamlet, 53, 93
Lafontaine, J., 76 La tempestad, 53
Lessing, G.E., 23, 81, 91 Otelo, 53
E m ilia Galotti, 81 Smith, A., 38, 39
N athan, 91 Sófocles, 25, 43, 44
Lucrecio, 45 Spenser, E., 53
Luis X I V , 45 Spinoza, B., 15, 21, 65, 66,
67, 68, 69, 72, 73
Marcial, 46 Steme, L„ 23, 76, 77, 78
Mecenas, 45 Swift, J„ 77
Los viajes de G ulliver, 77,
Petrarca, 19, 48, 79 78
Píndaro, 42, 44
Platón, 16, 56, 72, 91 Tácito, 56
Pope, A., 39 Tasso, T., 19, 50, 79, 90
Propercio, 45
Vega Carpió, Lope F. de, 54
Rafael Sanzio, 80, 81 Voss, J.E., 60
Richardson, S., 84
Richter, J.P.F. (Jean Paul), Weckherlin, G.R., 55
12, 23, 75, 77, 79 Winckelmann, J.J., 18, 54, 73
F r ie d r ic h Sc h le g e l

C o n v e r s a c ió n sobre
la POESÍA
Conversación sobre la poesía, publicado en 1800 por
Friedrich Schlegel en los dos últimos números de la revista
Athenaeum, refleja las reuniones que solían mantener los
primeros románticos en la ciudad de Jena, en las que par­
ticipaban, entre otros, Novalis, Friedrich Schelling y
Ludwig Tieck. Se articula en cuatro secciones: “Épocas del
arte poético”, “Discurso sobre la mitología”, “Carta sobre la
novela” y “Ensayo sobre el diferente estilo en las obras tem­
pranas y tardías de Goethe”. En este texto, considerado el
manifiesto del romanticismo temprano alemán, el joven
Schlegel presenta los principios filosóficos de su teoría del
arte y la poesía.

ISBN 950-786-496-2

E d itoria l Itiblo.s
[C O L E C C I Ó N PA SA JE S]

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