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Mangone- La burocratización de los análisis culturales

Tras las etapas de autonomización (60/70), institucionalización (80), y profesionalización (90), llega en los años 2000 la
etapa de la burocratización del campo comunicacional que supone una descontextualización, infringe “el buen sentido”
de las intervenciones y se basa en la dependencia de factores de poder externos (Mercado y Estado) o del propio campo
(gestión universitaria, Fundaciones, Congresos, publicaciones, etc). A partir de esto comienza a haber un interés por la
“marca” autoral, la “propiedad” sobre algunos temas y sobre todo, la desaparición casi absoluta de un debate que solo
elige, en un campo como el de la debatir siempre con el más poderoso de derecha y nunca con el más débil de izquierda.

A modo de ejemplo, Mangone habla sobre el libro de García Canclini, el cual critica fuertemente por no tratarse de una
obra legítima que reúna los datos válidos para tratarse de una investigación verídica. El autor de este libro, por ejemplo,
se basó en la opinión de un taxista sobre la crisis del 2001 en vez de realizar y consultar encuestas y reportajes. Lo dicho
por este taxista no puede servir para una interpretación cultural ya que carece de estrategias metodológicas.

Otra crítica a la obra de García Canclini es que el autor conserva una perspectiva muy ingenua, según Mangone, acerca
de la Industria Cultural y el rol de Latinoamérica en ella. Para Canclini, el pueblo latinoamericano tiene la capacidad de
ser un continente de gran influencia en tanto a la exportación de sus productos culturales (telenovelas, música, etc.),
pero ignora por completo que la dificultad principal es la potencia norteamericana que evita que esta cultura se
expanda. Mangone sostiene que esta posición del autor responde a un mecanismo de “confección” que se basa más en
las políticas y preocupaciones del Primer Mundo que del continente propio, ya que es ese primer mundo el que hace
circular sus libros sin problematizarlos.

En la era del 2000 es Estados Unidos el que financia la mayoría de los trabajos de investigación en América Latina, de ahí
su influencia sobre los investigadores y sus teorías. A su vez, se excluyen a investigadores desde lugares muy marginados
que puedan abarcar la temática de la realidad que habitan. Aparece la decisión explícita de no polemizar con los análisis
adversos, sobre todo si se ubican abajo y a la izquierda.

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