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8.

¿QUE ES DAÑO A LA SALUD Y ORDINARIA O EXTRAORDINARIAMENTE


CON CUANTO SE INDEMNIZA?

Daños a la salud

El Consejo de Estado afirma que para indemnización en los daños a la salud se


tendrán en cuenta los criterios expuestos en las sentencias unificadas del 14 de
septiembre de 2011, que reglamenta que la indemnización es de 10 a 100
SMLMV.

Sin embargo, en los casos de extrema gravedad y excepcionales se puede


aumentar hasta 400 SMLMV, que debe estar debidamente motivada, teniendo en
cuenta las siguientes variables:

- La pérdida o anormalidad de la estructura o función psicológica, fisiológica o


anatómica (temporal o permanente)

- La anomalía, defecto o pérdida producida en un miembro, órgano, tejido u


otra estructura corporal o mental.

- La exteriorización de un estado patológico que refleje perturbaciones al nivel


de un órgano.

- La reversibilidad o irreversibilidad de la patología.

- La restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad normal o


rutinaria.

- Excesos en el desempeño y comportamiento dentro de una actividad normal


o rutinaria

- Las limitaciones o impedimentos para el desempeño de un rol determinado.


- Los factores sociales, culturales u ocupacionales. La edad. Sexo.

- Las que tengan relación con la afectación de bienes placenteros, lúdicos y


agradables de la víctima.

9. ¿QUE ES DAÑO DENOMINADO ALTERACION O PERTURBACION GRAVE


DE BIENES O DERECHOS PROTEGIDOS CONSTITUCIONALMENTE O
CONVENCIONALMENTE, COMO SE REPARA O COMO SE INDEMNIZA.

10. ¿QUE ES DAÑO ANTIJURICO EN LA LEGISLACION ESPAÑOLA,


ARGENTINA Y LA COLOMBIANA.

ESPAÑA:

El sistema español de responsabilidad patrimonial de la Administración se centra


en el concepto de lesión, entendida como daño antijurídico, no como daño
causado antijurídicamente.

Se trata de un daño que el particular no está obligado a soportar por no existir


causa de justificación en la Administración que imponga la obligación de tolerarlo.
Estas causas de justificación que imponen la obligación de tolerar el daño deben
ser expresas y estar legalmente previstas. Este concepto acuñado
jurisprudencialmente tiene su reflejo en el artículo 141 LRJ y PAC al disponer que
"sólo serán indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de
daños que éste no tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley".

Como señala una STS de 11 de abril de 2006 (ponente HERRERO PINA), la


antijuridicidad del daño viene exigiéndose por la jurisprudencia, baste al efecto la
referencia a la Sentencia de 22 de abril de 1994, que cita las de 19 enero y 7 junio
1988, 29 mayo 1989, 8 febrero 1991 y 2 noviembre 1993, y según la cual: “esa
responsabilidad patrimonial de la Administración se funda en el criterio objetivo de
la lesión, entendida como daño o perjuicio antijurídico que quien lo sufre no tiene
el deber jurídico de soportar, pues si existe ese deber jurídico decae la obligación
de la Administración de indemnizar (en el mismo sentido Sentencias de 31-10-
2000 y 30-10-2003)”.
ARGENTINA:

El nuevo Código va un paso más allá, y establece en su Art. 1717 que "Cualquier acción u
omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada".

De manera tal que puede afirmarse que la antijuridicidad, como fuera entendida hasta el
presente, sea formal o material, no constituye en rigor un elemento de la responsabilidad.
Lo que tiñe antijuricidad al hecho dañoso es su falta de justificación, y como ésta - la
justificación- se concreta en puntuales y expresas excepciones, la regla es que todo daño es
injusto, y por ende antijurídico.

También viene este código a dejar de lado la discusión respecto de la admisibilidad de las
omisiones antijurídicas. Sea acción u omisión, si de ella deriva un daño, el obrar - o "no
obrar"- es antijurídico y genera responsabilidad.

El daño es antijurídico, a menos que esté justificado. Nótese que -sin perjuicio de conocer
opiniones en contrario- entendemos que el daño no "se presume" antijurídico.
Consideramos que la orientación del código no ha venido a querer establecer una
presunción, sino un contundente principio del derecho. Y aun teniendo en consideración la
opinión que juzga perdurable el requisito de la antijuricidad en la economía del nuevo
código civil, no puede dejar de reconocerse que, cuanto mínimo, el concepto ha sido
notoriamente ampliado a punto tal tener que ser analizado por la negativa, es decir, el
examen no se direcciona en apreciar si el obrar ha sido antijurídico, sino simplemente
corroborar si ha existido una causal de justificación.

COLOMBIA:

El perjuicio que es provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de


soportarlo. La Corte considera que esta acepción del daño antijurídico como
fundamento del deber de reparación del Estado armoniza plenamente con los
principios y valores propios del Estado Social de Derecho, pues al propio Estado
corresponde la salvaguarda de los derechos y libertades de los particulares frente
a la actividad de la administración. Así, la responsabilidad patrimonial del Estado
se presenta entonces como un mecanismo de protección de los administrados
frente al aumento de la actividad del poder público, el cual puede ocasionar daños,
que son resultado normal y legítimo de la propia actividad pública, al margen de
cualquier conducta culposa o ilícita de las autoridades, por lo cual se requiere una
mayor garantía jurídica a la órbita patrimonial de los particulares. Por ello el actual
régimen constitucional establece entonces la obligación jurídica a cargo del Estado
de responder por los perjuicios antijurídicos que hayan sido cometidos por la
acción u omisión de las autoridades públicas, lo cual implica que una vez causado
el perjuicio antijurídico y éste sea imputable al Estado, se origina un traslado
patrimonial del Estado al patrimonio de la víctima por medio del deber de
indemnización. Igualmente no basta que el daño sea antijurídico sino que éste
debe ser además imputable al Estado, es decir, debe existir un título que permita
su atribución a una actuación u omisión de una autoridad pública.

14. ¿DIGA LA DIFERENCIA ENTRE DAÑO Y PERJUICIO, ESTA VIGENTE EN


COLOMBIA Y SI ES UTIL O NO?

Adhiero a la tendencia que distingue entre los conceptos de daño y perjuicio,


entendiendo el primero como la manifestación externa o física del daño mismo
(impacto a un vehículo) y el segundo como la consecuencia jurídico-patrimonial
del primero, es decir, las consecuencias patrimoniales del impacto al vehículo, que
dependen, por ejemplo, de si se trata de un vehículo privado o de servicio público.
No es igual, desde el punto de vista del perjuicio (frente al mismo daño), la fractura
del pie de un cantante a la de un futbolista.

Para explicar los conceptos de daño y perjuicio, es menester entender la noción


de “bien” y de “patrimonio”; existe una relación simbiótica patrimonio-perjuicio,
finalmente el primero explica el segundo. Difiero en la nomenclatura utilizada en
cuanto a bienes patrimoniales y extrapatrimoniales, pues no solo se trata de una
simple clasificación ya relegada en la doctrina y por fortuna en gran parte de la
jurisprudencia, sino que generan, a la postre, una confusión de orden práctico al
momento de hablar de perjuicios.

El patrimonio es el conjunto de bienes que posee una persona, y estos pueden ser
de naturaleza material o inmaterial. Con la evolución social se ha modificado su
contenido económico, hoy pueden tener más “valor” y han sido siempre de mayor
dificultad al momento de ser valorados los inmateriales, como el perjuicio moral, el
buen nombre, la honra, la tranquilidad, la integridad sexual, física o estética, etc.
Por reflejo, los bienes materiales son de mayor facilidad valorativa (un carro, una
casa, o la consecuencia económica de la pérdida de un brazo). El perjuicio
consiste en la disminución patrimonial en cualquiera de sus expresiones (daño
jurídico del doctor Tamayo).

¿Puede existir daño sin perjuicio? Sí. ¿Frente a un mismo daño pueden existir
perjuicios distintos? Sí. ¿Puede existir (como lo plantea el doctor Tamayo)
perjuicio sin daño físico? Sí. Pero este último planteamiento es intrascendente,
pues lo importante es que la ocurrencia del daño en sí, sea físico (perceptible
externamente) o no, tenga consecuencias patrimoniales para tipificar un perjuicio.

Un daño sobre un bien material o inmaterial puede presentarse en forma física o


no o puede generar perjuicios de naturaleza material o inmaterial, o ambos. La
pérdida de la vida, que es un bien inmaterial, produce perjuicios materiales e
inmateriales; una quiebra económica, que es un bien material, igualmente produce
perjuicios materiales e inmateriales, jurisprudencialmente se acepta el perjuicio
moral frente a pérdidas económicas.

El “susto” producido por un accidente aéreo del cual se sale ileso puede producir
estrés postraumático permanente (perjuicio inmaterial) con consecuencias,
inclusive, en la productividad de la persona (perjuicio material). ¿Aquí el daño es
físico? considero que sí, pues, a pesar de no tener manifestación corporal como
tal, implica una afectación en la siquis, la cual, a su vez, hace parte de la
integridad personal.

Los ejemplos y combinaciones son diversas. En resumen, lo relevante es verificar


la existencia de un daño, independientemente de cuál sea su “presentación”, y
establecer qué cantidad y tipos de perjuicios genera (cuantificación y cualificación
del perjuicio) o también denominada tradicionalmente como tipología del daño.

No veo porqué el plantear que “una cosa es el daño en sentido físico o material y
otra, el daño en sentido jurídico” explique “el error de la tesis de la diferencia”,
pues lo que hace, simplemente, es asimilar el daño en sentido físico al “daño”, y el
daño en sentido jurídico al “perjuicio”. Problema de nomenclatura.

De tal forma que por lo anotado, no aceptaría el desafío del doctor Tamayo en
cuanto a plantear “un ejemplo de un daño jurídico y un perjuicio jurídico como
conceptos jurídicos diferentes”, pues, para mí, carece de relevancia frente a la
ontología del daño.

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