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El documento resume el libro de Hechos de los Apóstoles. Explica que narra los hechos y milagros realizados por los apóstoles luego de la ascensión de Jesús al cielo, impulsados por el poder del Espíritu Santo. También menciona que Lucas fue el autor tanto de Hechos como del Evangelio de Lucas, y que escribió ambos con el propósito de mostrar la acción del Espíritu Santo edificando la Iglesia a través de la predicación de los apóstoles.
El documento resume el libro de Hechos de los Apóstoles. Explica que narra los hechos y milagros realizados por los apóstoles luego de la ascensión de Jesús al cielo, impulsados por el poder del Espíritu Santo. También menciona que Lucas fue el autor tanto de Hechos como del Evangelio de Lucas, y que escribió ambos con el propósito de mostrar la acción del Espíritu Santo edificando la Iglesia a través de la predicación de los apóstoles.
El documento resume el libro de Hechos de los Apóstoles. Explica que narra los hechos y milagros realizados por los apóstoles luego de la ascensión de Jesús al cielo, impulsados por el poder del Espíritu Santo. También menciona que Lucas fue el autor tanto de Hechos como del Evangelio de Lucas, y que escribió ambos con el propósito de mostrar la acción del Espíritu Santo edificando la Iglesia a través de la predicación de los apóstoles.
Se llama "Los Hechos", porque está plegado de relatos de "hechos" maravillosos. Porque el Cristianismo no es sólo una doctrina y filosofía grandiosa, sino que son "hechos", es "vida" gloriosa; la misma vida de Cristo, vivida con el mismo poder del Espíritu Santo con que vivió Jesús. Los Evangelios presentan lo que Cristo dijo e hizo por obra del Espíritu Santo. Los Hechos, lo que siguió diciendo y haciendo por el mismo Espíritu, mediante sus discípulos. El Espíritu Santo, al que se nombra unas 70 veces, es el alma del Libro, ¡todo se hace con el poder del Espíritu Santo!, por eso es que se la ha llamado también "Los Hechos del Espíritu Santo". Cada capítulo del Libro relata prodigios, hechos maravillosos, milagros. En el Prólogo al libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, su autor remite expresamente a un "primer Libro" escrito por él mismo, donde se narra lo que hizo y enseñó Jesús desde el comienzo hasta el momento de su Ascensión al cielo (1. 1-2). El Libro a que alude es el tercer Evangelio, y el autor es el evangelista San Lucas, que concibió y compuso estos dos Libros como partes integrantes de una única obra. Sólo hacia el año 150, cuando los cristianos reunieron los cuatro Evangelios en un mismo volumen, estas dos partes quedaron separadas. Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (1. 8). En el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús comienza en Nazaret (Lc. 4. 16-21) y culmina en Jerusalén con la Pascua del Señor (Lc. 9. 51). Y es precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia narrada en el libro de los Hechos. Para escribir este Libro, Lucas empleó una abundante documentación: las tradiciones de la Iglesia de Jerusalén y de la comunidad de Antioquía, el testimonio personal de Pablo y, en particular, un "diario de viaje" que narraba la actividad misionera del Apóstol, donde el empleo del "nosotros" indica que su autor era un testigo presencial de los acontecimientos. Esto hace que el libro de los Hechos de los Apóstoles sea una fuente de información imprescindible para conocer los primeros tiempos de la Iglesia. Sin embargo, Lucas no es un simple cronista que pretende escribir la historia completa de los orígenes cristianos, o presentar la penetración del Cristianismo en el mundo pagano como un fenómeno puramente histórico. Su finalidad es poner de manifiesto la acción del Espíritu, que va edificando la Iglesia por medio de la predicación de los Apóstoles y hace fructificar la Palabra de Dios en lugares cada vez más lejanos. ¿Qué género pertenece a Hechos de los Apóstoles? Por el título, el género literario de Hch parece que habría de ser el de la antigua literatura clásica de práxeis o de los escritos paleo-cristianos de acta o res gestae. Tal género no equivalía a una moderna biografía, sino que era algo más reducido: sólo pretendía describir los hechos y doctrina más relevantes y significativos de un héroe o personaje; así, p.e., los Alexandrou práxeis (Hechos de Alejandro) escrito por Calístenes, o los Anniba práxeis (Hechos de Aníbal) de Sosylos, o los numerosos Acta Martyrum, Acta Petri, etc. Pero la finalidad y contenido de Hch es más bien la difusión de la «palabra de Dios» desde, Judea a Samaría, Siria y otros países hasta Roma (cfr. Hch 6,7; 12,24; 13,49; 19,20). En otras palabras, el argumento de Hch es exponer los sucesos más significativos de la expansión del cristianismo desde Jerusalén hasta Roma, algo así como el Evangelio según S. Lucas exponía el ministerio público de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén. En este sentido, Hch es como la continuación del Evangelio de Lucas. En efecto, el autor de ambos escritos canónicos (Lc y Hch) los concibe como dos libros sucesivos de una misma obra literaria (cfr. Hch 1,1-2) y aun de un acontecimiento sustancialmente uno (cfr. Hch 1,1-11). En resumidas cuentas, no es fácil clasificar a Hch entre ninguno de los géneros literarios de la antigüedad clásica, ni tampoco coincide exactamente con el género evangelio del NT, sino que constituye un género propio, difícil de definir, pero que podría ser caracterizado por la finalidad del escrito: exponer las grandes líneas de la difusión universal del Evangelio, desde los comienzos de la vida de la Iglesia en Jerusalén, hasta la expansión en la misma Roma; pero todo ello como resultado de la fuerza interna del Espíritu Santo y de la presencia viva y misteriosa de Jesús Resucitado, que son quienes realmente actúan por medio de los Apóstoles, principalmente Pedro y Pablo. Hch es, pues, un escrito de carácter sustancialmente religioso y teológico, pero continuamente se apoya en los acontecimientos realmente ocurridos. Pero éstos reciben su significación, no del puro suceso externo histórico, sino de su interpretación interna religiosa. Desde este punto de vista Hch coincide con los cuatro Evangelios canónicos: no son ni sola historia, ni sola doctrina, sino que hechos y doctrina se explican y complementan mutuamente.
¿Quién escribió el libro Hechos de los Apóstoles?
Lucas escribió los Hechos de los Apóstoles como “el segundo [libro] de una obra de dos partes… La primera parte la conocemos como el Evangelio de Lucas” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Hechos de los Apóstoles” ¿Por qué algunos dicen el libro de Hechos del Espíritu Santo? I. Introducción: Hechos de los Apóstoles, que tal vez sería mejor llamarlo: Hechos del Espíritu Santo a través de los Apóstoles, es un libro histórico y transicional. Su contenido perfectamente puede dividirse en el prólogo en el capítulo 1: 1-8, luego el ministerio en Jerusalén, entre el capítulo 1:9 hasta 8:3, después, el ministerio en Judea y Samaria, entre el capítulo 8:4 hasta el capítulo 12:25 y finalmente, el ministerio hasta lo último de la tierra, entre el capítulo 13:1 hasta 28:31. Este bosquejo se encuadra dentro de lo que se conoce como: La Gran Comisión, la cual se encuentra en Hechos 1:8 donde dice: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. El contenido de Hechos de los Apóstoles muestra entonces básicamente el avance o desarrollo del cristianismo, desde su mismo inicio hasta la prisión de Pablo en Roma. Primero en Jerusalén, luego en Judea y Samaria y finalmente hasta lo último de la tierra. Cubre un período de unos treinta años de historia del cristianismo. Con esto en mente, vamos a la primera parte del libro. El prólogo. Si desea acompañarnos obtenga una Biblia y ábrala en Hechos 1. II. El prólogo del libro de los Hechos aparece entre los versículos 1 al 8 del capítulo 1. Esta porción bíblica gira alrededor de la persona del Señor Jesucristo. Entre los versículos 1-5 encontramos al Señor Jesucristo convocando a los suyos. Entre los versículos 6-8 encontramos al Señor Jesucristo comisionando a los suyos. En esta oportunidad estudiaremos solamente los versículos 1-5. El Señor Jesucristo convocando a los suyos. III. Lo primero que aparece es una breve introducción a todo el libro de los Hechos, tomando en cuenta el primer tratado escrito por Lucas. Hechos 1:1 hasta la primera parte del versículo 2 dice: En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, Lucas utiliza la primera persona de singular, para indicar que en el primer tratado, lo cual se refiere al Evangelio según Lucas, habló acerca del ministerio del Señor Jesús en la tierra, desde su peculiar nacimiento hasta el momento que fue ascendido a la gloria de su Padre una vez que terminó su ministerio en la tierra. Esto incluye sus obras, su enseñanza, su pasión, su muerte, su sepultura y su resurrección. Lucas lo pone de una manera muy interesante: Todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar. Jesús enseñó a sus discípulos por medio de la palabra y por medio de las obras. En la cruz terminó la obra de redención, pero apenas logró iniciar la obra de proclamar su gloria como Salvador. Seguramente notó también que Lucas dirigió su tratado a Teófilo, nombre que significa amigo de Dios. Por el trato que le da Lucas en su Evangelio, “excelentísimo” se puede saber que se trataba de algún alto dignatario, porque ese es el trato que se les daba a los gobernantes. La razón para esto, no se sabe con certeza y especular no es aconsejable. IV. En segundo lugar encontramos al Señor Jesús resucitado convocando a los suyos para comunicarles cosas importantes. Hechos 1:desde la segunda parte del versículo 2 hasta el versículo 4 dice: después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Después de su pasión, muerte y resurrección, el Señor Jesús resucitado estuvo por cuarenta días en la tierra. Durante este tiempo se presentó vivo a sus discípulos, lo cual es considerado como pruebas indubitables de su resurrección. Las apariciones que hizo el Señor Jesús resucitado a sus discípulos fueron catalogadas como pruebas infalibles de que luego de haber muerto, el Señor Jesús estaba vivo. ¿Cómo es que algunos han intentado arrojar sombras de duda a la resurrección de Cristo? Cuando el Señor Jesús aparecía a sus discípulos durante esos cuarenta días les hablaba acerca del reino de Dios. Esto se refiere a todo lo que resultó de su muerte y resurrección a favor del pecador que cree en él y lo recibe como Salvador. Son las buenas nuevas de Salvación por la sola gracia de Dios. Cuando el Señor Jesús aparecía vivo durante esos cuarenta días, también daba mandamientos por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había escogido. El Señor Jesús no perdía el tiempo durante esos cortos cuarenta días, sino que aprovechaba cada instante para comunicar a sus Apóstoles, las verdades que mediante el Espíritu Santo, eran guardadas en sus corazones para luego ser compartidas con los creyentes en general. Una de los mandamientos fue que sus discípulos no se vayan de Jerusalén. Recuerde que habían llegado a Jerusalén para la fiesta de la pascua y la fiesta de los panes sin levadura, la cual duraba siete días. Lo normal es que los discípulos salieran de Jerusalén una vez que termine la fiesta de los panes sin levadura, pero el Señor Jesús les ordenó que no lo hagan sino que se queden allí, con el propósito de esperar la promesa del Padre, la cual los discípulos la oyeron por boca del Señor Jesús. Esta promesa del Padre se encuentra en varios pasajes bíblicos, como por ejemplo en Juan 14:16-17 donde dice: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Los discípulos del Señor Jesús tenían que esperar el cumplimiento de esta promesa del Padre. Se trata en esencia de la venida del Espíritu Santo, el Consolador, para estar en los discípulos del Señor Jesús para siempre. La obediencia siempre trae bendición al obediente. Por último el Señor Jesús anuncia de antemano algo maravilloso, que estaba por acontecer a sus discípulos. V. La espera en Jerusalén iba a ser muy beneficiosa porque los discípulos de Jesús estaban por experimentar algo que jamás antes había acontecido. Hechos 1:5 dice: Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Algunos de los discípulos de Jesús antes de conocer a Jesús fueron discípulos de Juan el Bautista y fueron bautizados en agua por Juan el Bautista. Este bautismo era algo externo y afectaba sólo lo físico, pero en cuestión de no muchos días, los discípulos de Jesús que estaban obedeciendo sus mandatos iban a ser bautizados con el Espíritu Santo, algo infinitamente superior, algo interno, algo que tocaba el mismo espíritu de la persona. Esto se cumplió el día de Pentecostés como estudiaremos más adelante en detalle.