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C O G N O SC ITIV O S
EN LOS ESCOLARES
G. I. SCHUKINA
Versión al español de
José M a. Bravo Fernández -H ermosa
EDITORIAL GRIJALBO, S. A.
M éxico , D. F., iOITOl
LOS INTERESES
COGNOSCITIVOS
EN LOS ESCOLARES
G. I. SCHUKINA
i
10 LOS INTERESES COGNOSCITIVOS DE LOS ESCOLARES
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diéramos denominar investigador o como yo le llamo, reflejo «¿Qué
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octavo A; muy vivo; siempre reacciona con interés. Sobre todo los mu
chachos; leen mucho; se desenvuelven muy bien en los problemas de
actualidad, hacen muchísimas preguntas, ¡da gusto trabajar con ellos!”.
Ambas profesoras son muy competentes y tienen gran experiencia
en el trabajo con las más diversas colectividades infantiles. Evidente
mente, en ambos casos los informes reflejan el comportamiento indivi
dual y general en las dos asignaturas. La existencia o la ausencia
total de intencionalidad cognoscitiva hacia una y otra disciplina ofrecen
un cuadro totalmente opuesto de la actividad de los alumnos.
Niños vagos, inertes, se transforman cuando están ocupados en algo
que les interesa, y entonces se muestran aplicados, tienen iniciativa,
constancia y entusiasmo para conseguir lo que se han propuesto. Los
profesores y educadores que lo comprenden se hallan en poder de un
inapreciable instrumento, que sólo es necesario saber utilizar.
El interés cognoscitivo como motivo de actividad nos permite des
cubrir las posibilidades potenciales de la personalidad, ver en ellas
la tendencia de su desarrollo y determinar, por tanto, el “material de
construcción” y los medios necesarios para su educación.
La actitud positiva de los niños, adolescentes y jóvenes hacia la
actividad, hacia el objeto de sus reflexiones, que se desarrolla bajo
la influencia del interés cognoscitivo, es un momento de importancia
trascendental para la educación.
Gran parte de los casos “difíciles” de educación se deben a la in
diferencia de los niños o los adolescentes hacia el estudio. La falta
de interés por el estudió en los niños dificulta extraordinariamente el
trabájo educativo con ellos. El descenso del interés se refleja inmedia
tamente en un empeoramiento del comportamiento y en un descenso
de la aplicación. Por el contrario, el interés cognoscitivo, que forma en
los escolares una actitud positiva hacia el mundo que los rodea, que
desarrolla en ellos una actividad cognoscitiva, hace no sólo que cada
alumno se manifieste dispuesto a actuar, sino que se sienta atraído
hacia el maestro, fuente de conocimientos interesantes; hacia el edu
cador, ejemplo de constante preocupación por el desarrollo de los in
tereses. En este caso, el maestro y el educador consiguen que el niño
sea un verdadero aliado, que les ayude en sus iniciativas, que sea dúc
til a sus influencias y que piense en la necesidad de la autoeducación.
“ Lo fundamental de la educación —escribe en su última obra
S. Rubinstéin— consiste precisamente en ligar con millares de hilos el
hombre a la vida, de forma que de todos los lados surjan ante él pro
blemas importantes que le atraigan, que él considere como cosas
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intereses, relacionados con una rama del saber. El desarrollo del siste
ma de intereses es lento entre esa clase de alumnos. El cuarto grupo
de muchachos se caracteriza porque sus intereses son inestables, débi
les, pasivos y a veces incluso episódicos. Los distintos caminos que
siguen en su formación los intereses cognoscitivos de los escolares de
los grados superiores exigen diferentes medios, procedimientos y for
mas de actuación.
A lo largo de los ocho primeros grados y después, durante los tres
restantes, que constituyen toda la segunda enseñanza, los intereses cog
noscitivos elementales, limitados al principio por el reducido círculo
de la experiencia y el saber, van ampliándose más y más, a medida que
aumentan los conocimientos de los escolares y se ensancha su horizonte,
alcanzando esferas más amplias de la realidad. Aparece el interés por
los problemas morales, psíquicos, y por los que pertenecen al campo
de las complejas relaciones sociales. Los intereses difusos, a veces
amorfos, se concentran y determinan en el proceso del estudio, lo que
hace que el alumno vaya adquiriendo conciencia de sus actividades.
Los intereses inestables y variables de los alumnos de la escuela prima
ria se hacen más estables en la escuela secundaria elemental y superior.
En los alumnos de la escuela secundaria, surgen y se perfilan intereses
pedagógicos relacionados con la elección de la profesión a seguir.
Cuanto más se diferencian durante los estudios los conocimientos,
cuanto más profundos son éstos y más conscientes son los alumnos,
más complejo, profundo y completo es el proceso de formación de los
intereses cognoscitivos y mayor su influencia en la formación de la per
sonalidad.
Las fases de desarrollo de los intereses cognoscitivos establecidas
por las ciencias psicológicas, a saber: curiosidad, afán de saber, interés
cognoscitivo e interés teórico, nos ayudan a determinar con mayor o
menor exactitud en qué estado se halla la actitud selectiva del alumno
hacia determinada asignatura y la influencia que ésta ejerce sobre su
personalidad. Y aunque los distintos investigadores no coinciden ínte
gramente en la interpretación de estas fases, consideramos que todos
están de acuerdo con sus rasgos más característicos.
La curiosidad suele ser considerada como la fase más elemental
de la orientación, y se la relaciona con la novedad del objeto, el cual
puede incluso no ofrecer especial importancia para el individuo. Como
se sabe, esta fase ha sido comprobada ya entre los monos.
En la fase de curiosidad, que corresponde al grado inferior de
desarrollo del interés cognoscitivo, el alumno se contenta únicamente
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con las falsas ideas del “paidocentrismo”, que encubrían las “teorías”
viciosas de la espontaneidad en la educación, con las ideas de la pe
dagogía “entretenida”, que humillaban la dignidad del niño y rela
jaban las posibilidades de su personalidad. Partiendo de que el estu
dio en los niños debe ser considerado como una actividad seria, en
la que son intolerables los coqueteos, y que no puede ser transforma
da en una diversión, los demócratas revolucionarios consideraban, sin
embargo, que el interés constituía un motivo necesario en el estudio,
que aparecía unido a los motivos de responsabilidad y deber.
Tanto los demócratas revolucionarios como Ushinski y Písarev
veían en el interés un importante estímulo del estudio con aprovecha
miento, y lo consideraban un medio para excitar la actividad de los
niños y desarrollar su mente y sus facultades creadoras.
La postura de K. Ushinski respecto a la teoría pedagógica del inte
rés está de acuerdo con la línea de los demócratas revolucionarios.
“En el aburrimiento escolar —escribía Ushinski— radica el ori
gen de muchas faltas e incluso vicios infantiles: travesuras, holgaza
nería, caprichos, aversión por el estudio, picardías, engaños y pecados
ocultos. Acabad con el aburrimiento escolar, y toda esta peste, que
desespera a los pedagogos y enturbia la diáfana corriente de la vida
infantil, desaparecerá por sí misma”.
De modo semejante a Belinski y Dobroliúvov, Ushinski considera
ba el estudio como una labor seria, que se puede y debe aligerar me
diante un interés relacionado con el trabajo del pensamiento.
Pero como el interés no es el único motivo de estudio para el
alumno, debe ir siempre acompañado del esfuerzo volitivo. El maestro
debe procurar que el estudio sea atractivo, aunque sin quitarle el ca
rácter de labor seria, que exige un esfuerzo de voluntad.
El interés era, según Ushinski, no sólo un medio de estudiar con
aprovechamiento, sino también un estímulo de la educación moral.
Los intereses fútiles, que desvían al niño de lo bello y lo moral, no
corresponden a los fines educativos. Unicamente la orientación de los
intereses hacia lo útil y lo moral puede hacer que el hombre conserve
su sentimiento de dignidad.
Desarrollo consecuente de las ideas avanzadas en lo que se refiere
al papel que desempeña el interés en el estudio son los puntos de
vista de Písarev, el cual desaprobaba que a la enseñanza se la hiciera
divertida de una manera artificial, considerando, por el contrario, la
necesidad de un interés basado en el trabajo activo del pensamiento.
Al darse cuenta de su adelanto en el estudio, y sentirse satisfecho por
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* * *
mente los que hacen en gran parte que el estudio sea interesante en
su conjunto y que a los alumnos se les enseñen muchas cosas nuevas” .
“ La geografía es de por sí una asignatura muy interesante, que
apasiona a los alumnos”, dice otra profesora de la misma escuela.
Ante la imagen tan profundamente real y científica que da la cien
cia de los procesos del mundo que nos rodea en toda su pluralidad, los
niños y los adolescentes no pueden permanecer indiferentes y ajenos
al proceso de saber. El contenido científico de las asignaturas despierta
en los alumnos curiosidad, ansia permanente de saber, deseo de llegar
al fondo de los fenómenos y los acontecimientos. Este afán lo mantienen
constantemente los mejores maestros, y paulatinamente se hace más
estable en los alumnos, especialmente entre los de séptimo y octavo
grados. Eso tiene lugar, precisamente, porque el maestro no se limita
a proporcionarles una serie de datos sobre los objetos, las personas
y los acontecimientos, sino que descubre ante ellos las ideas fundamen
tales del curso, haciéndoles comprender las leyes históricas de des
arrollo de la naturaleza, la sociedad, el pensamiento. Como resultado,
estas ideas se ligan entre sí, creando en el alumno una concepción
integral, científica, dialéctico-materialista del mundo, que le pertrecha
con un método acertado para conocerlo, gracias a lo cual su posición
selectiva ante la realidad se hace más consciente y profunda.
Dentro del curso, las asignaturas están ligadas unas con otras. Una
extrae de la otra la materia necesaria para formar los conceptos en
una determinada rama del saber, y, al mismo tiempo, esa asignatura
prepara un terreno fecundo para asimilar los conocimientos en otras
esferas. Por ejemplo, en los cursos de literatura y de historia del
octavo grado, la mayoría de los temas tratan de cuestiones comunes,
lo que ayuda a profundizar los conceptos histórico-literarios y a com
prender la historia de la sociedad como un proceso sometido a leyes.
“La historia de la literatura —escribía N. Krúpskaia— refleja in
defectiblemente la marcha del desarrollo social; la literatura señala
con trazos profundos las características de la época.”
El carácter original y el elevado nivel de cultura de la Rusia de
Kíev se analizan tanto en las clases de historia como de literatura. Lo
mismo sucede al estudiar el Canto de las huestes de Igor, inmortal
monumento de la literatura y cultura de la Rusia antigua, que invita
a la unificación de todas las fuerzas del país contra los enemigos ex
teriores.
En el curso de literatura del séptimo grado, al estudiar la obra de
Pushkin, es necesario dar a conocer a los alumnos las ideas de los
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mundo animal, sobre su diversidad, sobre el papel tan activo del hom
bre en los cambios de los animales, etc. Eso se manifestaba en las
respuestas de los alumnos a cada pregunta: cuando se referían a
la lección más interesante y cuando indicaban cómo se habían modifi
cado sus ideas acerca del mundo animal.
No es casual que para todos ellos fueran muy interesantes las leccio-
. nes de recapitulación, que les permitieron generalizar todo el material
del curso de zoología.
“Las que más me gustaron fueron las tres últimas lecciones, en las
que generalizamos todo el material que habíamos estudiado y pudimos
ver cómo se ha desarrollado el mundo animal desde los infusorios hasta
el hombre”. “Antes, acerca de los animales sabíamos poco y de forma es
porádica. No conocíamos cuál era el origen de los animales, y sabíamos
muy poco del medio en que viven algunos de ellos” (escuela N- 217)
“Yo había oído que el hombre procedía del mono, pero no compren
da cómo se había producido ese fenómeno. En el curso de zoología, he
sabido cómo se ha ido desarrollando paulatinamente el mundo animal,
. cómo partiendo de los infusorios se ha ido complicando en el transcurso
de muchísimos años, y cómo al modificarse y transformarse ha aparecido
el hombre” (escuela N? 217).
“Yo antes sabía que las gallinas ponen huevos y dan carne; que las
vacas proporcionan carne, leche y piel. Pero no me había detenido en
pensar cómo se crían. Ahora creo que, si hiciera falta, yo mismo podría
criar gallinas y cuidar vacas” (escuela N? 476).
“Me gusta escuchar las respuestas de Pávlova; explica las cosas tan
bien, que se aprende mucho de ella” (octavo grado, escuela N? 217).
“En el último curso me he aficionado mucho a las matemáticas. Es
muy interesante encontrar el método racional de resolver ecuaciones. An
tes no sabía hacerlo y por eso las matemáticas me parecían una asigna
tura aburrida” (grado séptimo A, escuela N? 476).
Después de aclarar las ideas de los alumnos sobre las diferentes cla
ses de arte, el maestro les expuso, en forma expresiva y comprensible
para alumnos de sexto grado, el nuevo tema.
“ La idea que tenemos de los malabaristas es que son personas que
lanzan de un lado a otro, con gran habilidad, diferentes objetos; que sos
tienen en la cabeza, por ejemplo, una mesa, mientras con las manos hacen
girar anillos, esferas, botellas y los más diversos objetos. En la Edad Media
se daba el nombre de juglares 4 a las personas que sabían bailar, cantar,
tocar algún instrumento y representar a figuras humanas y animales. Los
juglares solían vestirse con trajes chillones y se presentaban en los burgos
(el profesor muestra un cuadro en el encerado), llamando al momento la
atención del público, y pregonando a gritos: «¡Distinguidos caballeros y
bellísimas damas, yo, Jacobo de Picardía, renombrado juglar, sé andar
con las manos y bailar en la cuerda floja! Además, toco el laúd y canto
alegres canciones. Si desean cascos para las liebres, bridas para las vacas
y guantes para los perros, todo puedo hacerlo ¡Sepan, además, que pongo
ventosas a los toros y sangro a los gatos!»
Los juglares eran artistas ambulantes. Los más pobres viajaban a pie,
los pudientes iban a caballo o en carro. Muchos tenían animales domes
ticados, que participaban en los espectáculos. «A ver, borriquillo, mués
tranos cómo pronuncia los sermones el obispo», decía el juglar, y el ani
mal se levantaba de manos, se hinchaba, se ponía a bufar, y el público
se reía alegremente”.
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fesora la alabó y señaló ante toda la clase por qué era buena su res
puesta, y en el transcurso de esa misma lección la niña respondió tres
veces más por propia iniciativa: amplió sustancialmente las contesta
ciones de dos de sus compañeras y se ofreció para recitar de memoria
un fragmento de Eugenio Oneguin.
Continuamos observando a esa niña y vimos que aquella lección
fue para ella un momento crucial en su actitud hacia la literatura.
A partir de entonces, no esperaba que la profesora la llamase y trataba
de participar en la resolución de cualquier cuestión que se plantease
en la lección, en la discusión de problemas generales, en el análisis
colectivo de las composiciones, en la reseña de los espectáculos, en el
análisis de las respuestas de sus compañeras, etc. Sus contestaciones
sobre las características de las imágenes literarias, su análisis de los
métodos empleados por tal o cual escritor se hicieron más profundos,
y algunos demostraron incluso que había logrado penetrar con verda
dera sutileza el sentido de la obra y su valor estético.
Ya en el segundo semestre, Valia mostró un interés estable por la
literatura: fue de los alumnos que por propia iniciativa realizó trabajos
complementarios: hacer informes, reseñar un nuevo libro, ayudar a
preparar los periódicos murales que confeccionaban los alumnos con
motivo de los aniversarios de los escritores, etcétera.
Valia terminó bien el curso. En su libreta escolar había sólo cuatro
“treses”, en las restantes asignaturas había logrado buenas notas y en
literatura había obtenido durante el último trimestre no pocos “cincos”
En una conversación individual que mantuvimos con ella, Valia ana
lizó muy bien toda la línea de su actitud hacia el estudio durante su
permanencia en octavo grado.
”Yo nunca me había distinguido por una gran actividad en las clases,
pero sabía que era necesario estudiar siempre y preparaba honradamen
te las lecciones. Sólo que, no sé por qué, siempre me sucedía que aun
sabiendo el tema nunca lograba responder bien, siempre había algo que
me impedía “llegar” al “cuatro”. Todas las asignaturas me gustaban, pero
no sentía especial atracción por ninguna. Por cierto, que siempre me
gustó leer. Leía indistintamente todo lo que caía en mis manos y, natu
ralmente, lo fundamental en los libros para mí era el asunto.
”En octavo grado tuvimos de profesora de literatura a Polina Ev-
guényevna, y yo empecé a comprender que en los buenos libros, aparte
del asunto, hay otras muchas cosas que debe ver el lector. La literatura
comenzó a gustarme más que las restantes asignaturas, y aun, a pesar de
eso, no lograba contestar bien. Es más, empecé a hacerlo peor porque me
sentía avergonzada ante Polina Evguényevna por mi forma de expresión
tan rudimentaria. Después, la profesora empezó a enseñarnos cómo de
bíamos preparar nuestras respuestas para que fuesen completas y buenas.
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en los que predominan los alumnos con atención inestable o que mani
fiestan una actitud negativa hacia el estudio.
V. Kondrashov, de Kostromá, recurría a los juegos en las clases de
lengua rusa de quinto grado. El grupo en que debutó el joven maestro
no estaba acostumbrado a esforzarse en el trabajo; en las lecciones, los
niños se distraían con frecuencia; además, no sentían la menor atrac
ción por la gramática, que les parecía “difícil” y “aburrida”.
8 Palabras rusas que significan “buho, grajo, tejedor, erizo, pardillo”. (Nota
del Trad.)
9 Palabras homófonas que significan “guardaba" y “viejo habitante”. Su
dificultad ortográfica se debe a que en ruso las letras “o” y “a” representan, en
posición no acentuada, el mismo sonido (a) (Nota del Trad.)
10 Palabras también homófonas, que significan "probar” y “reconciliar”. Su
dificultad ortográfica se debe en este caso a que, en posición átona, las letras
“e” e "i” se pronuncian como “i”. (Nota del Trad.)
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Muy distintas son las preguntas de los alumnos que reflejan su de
seo de confirmar la autenticidad de los conocimientos adquiridos. En
el sexto grado de la escuela N? 183, durante una de las lecciones
de historia (profesor A. Gurfínkel) plantearon los alumnos una serie de
preguntas relacionadas con las afirmaciones pseudocientíficas de la as-
trología medieval.
' “¿No era igual para la Iglesia decir que la Tierra era redonda o plana?”
“¿Y los propios frailes, sabían que no decían la verdad?”
, ‘‘Los ejercicios de casa que más me gusta resolver son los problemas de
geometría, que exigen un gran esfuerzo y pensar con lógica. Me encan
tan los problemas difíciles, imposibles de resolver en un santiamén. Cuan
do logro hacerlos, experimento una gran satisfacción” (octavo grado).
“Las matemáticas me gustan desde que las sé —dice una alumna—.
Me gusta resolver ejercicios, problemas y ecuaciones. ¡Qué alegría se siente
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Matemáticas 19.
Física 20.
Geografía 21.
Botánica22.
— elaboración por los propios alumnos del plan del trabajo a rea
lizar;
— discusión colectiva sobre los mejores métodos a seguir para
realizar el trabajo en cuestión, utilizando los conocimientos adquiridos
en las lecciones (¿cuál de las leyes estudiadas en física se puede apli
car en uno u otro caso?; ¿A qué conocimientos recurrir para demostrar
que el procedimiento elegido para resolver el problema es el mejor?);
— resolución de los problemas tecnológicos que surjan (elección
del material y los instrumentos, fundamentándolo en el conocimiento
de sus propiedades);
— utilización por parte del maestro, al explicar el trabajo a reali
zar, de los conocimientos teóricos que poseen los alumnos (¿qué su
cedería si se hiciese de otra manera, si se emplease otro instrumento?);
— comparación de los instrumentos y los procedimientos utiliza
dos por los alumnos y de las operaciones realizadas por ellos con los
que se emplean en el trabajo mecanizado;
— hacer preguntas que ayuden a los alumnos a relacionar el trabajo
con las leyes científicas, y que les inciten a realizarlo con espíritu
creador (al forjar la punta del destornillador no colocar toda la varilla
al fuego, ya que, debido a que es un buen conductor del calor, se
enfría en seguida — empleo de la ley de la conductividad del calor);
— dar tareas de carácter instructivo (leer libros de divulgación
científica, hacer experimentos);
— discutir en común las cuestiones de carácter cognoscitivo que
se les puedan plantear a los escolares durante el trabajo.
“Eso no es tarea fácil —escribe—, sino que necesita una labor espe
cial. En séptimo grado, antes de exigir a los alumnos que preparen ellos
mismos ejercicios, les explico determinada situación real, y de ahí es de
dónde luego surge el ejercicio. «Supongamos que Ivanov y Petrov han
salido de Shipunovo con dirección a Barnaul; el primero en coche y el
segundo en tren». (El maestro da las cifras reales de la velocidad media
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un puente entre lo que les preocupa y lo que hay que lograr que les
atraiga. . . Al estudiar el Canto de las huestes de Igor, un alumno dibu
ja el esquema de la disposición de los ejércitos, otro habla de la vera
cidad de las descripciones geográficas, un tercero hace fotografías de
las fieras y los pájaros que se describen en el Canto, el cuarto com
para las ilustraciones de Gólikov y de Rybnikova con los grabados de
Favorski, el quinto analiza las diversas traducciones, el sexto modela
' los retratos de los príncipes, el séptimo hace un informe sobre las fi
guras de Igor y de Yaroslavna en la ópera de Borodín, otro reconsti
tuye los detalles de los vestidos y las costumbres del siglo xn, etc. Los
intereses de cada uno amplían los horizontes de los demás, y por distin
tos conductos todos consiguen el mismo objetivo, conocer tan maravi
lloso monumento de la literatura rusa. Hay que conocer los intereses
de los adolescentes; entonces es más fácil dirigirlos hacia el fin que se
persigue.”
Una de las importantísimas tareas de la nueva escuela consiste en
enriquecer los intereses y las facultades del alumno. “El desarrollo de
las facultades está en razón directa del fortalecimiento de las inclina
ciones hacia determinada actividad.” (N. S. Leitis.) Por su parte, el
interés del escolar por una asignatura condiciona^frecuentemente la apa
rición de determinada inclinación. Por eso, al formar el interés cog
noscitivo del alumno, el maestro debe procurar una total corresponden
cia entre su interés y su disposición de llevar a cabo una actividad
creadora en la asignatura. A la vez que despierta en el adolescente la
necesidad de una actividad determinada, y la organiza, el/maestro fo
menta en él el desarrollo de sus aptitudes.
La relación multifacética permanente entre lar actividad práctica y
cognoscitiva y, sobre todo, los trabajos creadores de los escolares, per
miten no sólo revelar las inclinaciones del adolescente hacia la rama
que le atrae, sino desarrollar al mismo tiempo sus facultades. Con
cuánta frecuenta se da el caso de que el “fracasado” en el estudio, que
realiza repetidos intentos, todos ellos infructuosos, de salir del grupo
de alumnos malos, o mediocres, aparece de repente ante el maestro
bajo un nuevo prisma, cuando éste le ve participar en el círculo cien
tífico o en cualquier otra actividad práctica, que exige imaginación,
perspicacia, saber elegir la solución adecuada y el camino"a seguir para
llevar a buen fin la tarea planteada.
Para asegurar resultados positivos en la labor cognoscitiva o prác
tica de cada alumno, es necesario elegir aquello que corresponde a sus
posibilidades individuales y a sus inclinaciones.
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tan variados a que recurre para exponer el tema. En unos casos co
menzaba la clase dando lectura a un fragmento elegido por ella, que
encerraba algún dato poco común: por ejemplo, cómo Iván Michurin
sembraba, de niño, hierbas silvestres. Algunas veces, la preparación de
los alumnos para asimilar la nueva materia se basaba en su experien
cia; en otras se servía de medios visuales, apoyándose, para exponer
el nuevo tema, en las impresiones directas de los escolares; y en deter
minados casos, resaltaba el valor práctico del tema que trataba de
introducir.
Como resultado de semejante labor de la maestra, podíamos ver
que, desde los primeros momentos de la clase, los alumnos permane
cían atentos, estaban concentrados y daban muestras de gran actividad.
El comienzo de la lección, que corresponde a la exposición del
tema a tratar, prepara a los alumnos para comprenderlo y hace que se
manifieste el interés cognoscitivo, puede adoptar las formas y los ma
tices más variados.
Existen, por ejemplo, (R. Lemberg) las introducciones “atracti
vas”, que realizan los maestros que tratan, ante todo, de interesar a
los discípulos, despertando en ellos un interés inmediato.
Semejante comienzo es recomendable en los grupos poco organi
zados, con una disciplina muy relajada, que no están acostumbrados
a un esfuerzo continuo ni al trabajo sistemático. Pero la experiencia
y la comprobación experimental realizada muestran que el empleo de
procedimientos “atractivos” para introducir el tema de la lección puede,
en ciertos casos, no sólo perturbar al grupo, sino incluso distraerlo.
Cuando es difícil concentrar su atención, semejante procedimiento les
distrae de la tarea fundamental de la lección, ya que sus intereses, en
lugar de fijarse en la esencia de la misma, se desvían hacia detalles
poco importantes. Por eso, las “introducciones atractivas”, que sólo
provocan curiosidad en los escolares y no tratan de despertar intereses
más estables, favorecen poco el desarrollo del verdadero interés cog
noscitivo.
El análisis de la experiencia de los'maestros permite establecer
cuáles son las condiciones en que la parte de la lección dedicada a expo
ner el nuevo tema puede despertar interés cognoscitivo.
El interés cognoscitivo puede surgir si la exposición del tema a
tratar crea una situación que permite plantear problemas, lo cual pre
dispone a los alumnos a buscar activamente las causas de los fenóme
nos y su relación.
En una clase de zoología, la profesora, sin nombrar el tema de la
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inspiración, quizá pensando en los versos del poema que vamos a estudiar
hoy. La poesía se titula La muerte del poeta, dedicada a la muerte de su
genial contemporáneo Pushkin.
Después de Pushkin hay en Rusia toda una generación de grandes
poetas, continuadores de su obra; entre ellos Lérmontov ocupa con dere
cho un lugar preponderante.”
aquella época de nieve. Irritado, golpeó con la bota uno de los terrones,
y de pronto se le cortó el aliento: debajo del pie tenía auténtico musgo
esfagno” . ..
peándose con sus aletas, y cuando les contaba que las morsas no eran,
como ellos creían, animales feroces, sino todo lo contrario. La admira
ción de los discípulos llegó al máximo cuando en el transcurso de la
misma lección, la profesora les hizo saber las dimensiones de las ba
llenas y de sus crías:
“Las ballenas son de distintos tamaños, oscilando desde la gigantesca
ballena azul hasta los delfines, que abundan en todos los mares, —les
decía la maestra—; fijaos cuántas veces supera una ballena a una persona
adulta (cuelga un cuadro). La ballena alcanza 33 metros de longitud,
aproximadamente la altura de un edificio de seis plantas (en clase se oye
un murmullo). Su peso llega a 112 toneladas (exclamaciones de asombro).
Si colocásemos una ballena en un platillo de una enorme balanza, para
equilibrar su peso sería necesario poner en el otro 36 elefantes (nuevos
¡oh, oh! de admiración). Los órganos internos de la ballena son extraor
dinariamente grandes. El corazón pesa de 600 a 700 Kgs., el estómago
500 Kg., el hígado de 900 a 1.000 Kgs. y la lengua 3 toneladas (exclama
ciones unánimes de asombro).
”Pero este animal tan enorme es impotente en tierra. Si se le saca del
agua, se le gangrega el cuerpo y muere. Recordad cómo en el cuento
El caballo jorobado2 sufre el legendario “pez-ballena” (murmullos, los
discípulos recuerdan el cuento). Pero solamente quienes no conocen la
zoología pueden comparar la ballena con un pez. La ballena es un ma
mífero. Su cola, completamente distinta a la de los peces, es horizontal
y no vertical. . . ”
“Los incisivos son dientes muy fuertes, carecen de raíz y tienen forma
de cincel (muestra el cráneo de un roedor y señala los incisivos; los alum
nos observan con interés y cambian impresiones). Si se priva de libertad
a un roedor, sus dientes se transforman y el animal muere. Fijaos cómo el
domador Dúrov3 describe la muerte de su ratita amaestrada Finka (lee
un fragmento de la narración en que Dúrov cuenta cómo la cautividad
hizo que a la rata le creciesen extraordinariamente los incisivos, a conse-
__ cuencia de lo cual enfermó y murió). Es decir, que los afilados incisivos,
' que se hallan en constante crecimiento durante toda la vida del animal,
son el primer rasgo de los roedores.”
que ese día fue para ellos el más feliz de su vida, porque todos vieron la
bondad de la gente del pueblo.”
Nina V.: “Era muy desgraciada y la soledad pesaba mucho sobre ella.”
Volodia S.: “Tatiana necesitaba una máscara para encubrir sus senti
mientos.”
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LOS IN T E R E S E S C O G N O S C IT IV O S DURANTE LA L E C C IO N 189
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La formación de los intereses cognoscitivos en los adolescentes du
rante los ocho primeros grados de la escuela se lleva a cabo con mayor
eficacia unificando su actividad cognoscitiva y práctica.
Es rasgo específico de la actividad práctica su orientación hacia
un resultado determinado, tangible para el escolar; de ahí sus enor
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206 LOS IN T E R E S E S C O G N O S C IT IV O S D E LOS ESCO LA RES
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