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¿Qué ayuda o afecta la formación cerebral?

la genética y la herencia, así como la


nutrición, el ambiente y la interacción social con adultos, moldean el desarrollo de las
células cerebrales y sus conexiones.
1.El proceso de desarrollo que se lleva a cabo mientras está en el útero es un sistema
complejo que puede ser afectado por lo que la madre come y bebe, traumas y otros
acontecimientos. Una madre tiene que tener un excelente cuidado de sí misma para
garantizar el mejor entorno de desarrollo para su hijo por nacer.
1.Durante este proceso, el feto produce más células neuronales de las que necesitará al
nacer, muchas de las cuales morirán si no son estimuladas. Por eso, cantarle, hablarle y
ponerle música es esencial para ayudarle a potenciar su inteligencia.
1.El tubo neural es una estructura presente en el embrión, del que se origina el sistema
nervioso central. De forma cilíndrica, el tubo neural se deriva de una región específica
del ectodermo llamada placa neural, la que aparece al inicio de la tercera semana de la
concepción por medio de un proceso llamado neurulación.
Inmediatamente sobre la notocorda, el ectodermo se engruesa para formar la placa neural.
Los bordes de esta placa sobresalen, se pliegan y se unen por encima formando un largo
tubo: el tubo neural. Este tubo da lugar a la mayor parte del sistema nervioso, anteriormente
se ensancha y se diferencia en el encéfalo y los nervios craneales; posteriormente forma
la médula espinal y los nervios motores.

Primeras semanas

El órgano más complejo de un bebé, el cerebro, empieza a desarrollarse a los 18 días de


la concepción, a partir de un abultamiento en un extremo del tubo neural. A medida que
las células nerviosas unen sus fuerzas, se forman pliegues y oquedades, y las diferentes
partes del cerebro asumen las distintas funciones del prosencéfalo, mesencéfalo y
cerebelo. En cuanto esto sucede, ya se puede decir que la estructuración básica del
sistema nervioso fetal está en posición.

3. Eje anteroposterior
En el tubo neural temprano, la porción más anterior se dilata en tres vesículas primarias: el
cerebro anterior (prosencéfalo), el cerebro medio (mesencéfalo) y el cerebro posterior
(rombocéfalo).1
Desarrollo temprano del cerebro humano
El prosencéfalo, a su vez se subdivide en telécefalo (anterior) y diencéfalo (caudal). El
telencéfalo formará los hemisferios cerebrales, hipocampo y lóbulos olfatorios. Por su parte, el
destino del diencéfalo será formar la retina, parte de la hipófisis: el infundibulo y la
neurohipofisis, el epitálamo, el tálamo y el hipotálamo.2 El mesencéfalo no se subdivide y su
cavidad se convierte en el cerebro medio. El rombocéfalo se subdivide en
el mielencéfalo (posterior) y en el metencéfalo (anterior). El mielencéfalo llega a ser el bulbo
raquídeo y el metencéfalo da origen tanto al cerebelo como al puente troncoencefálico.2 El
rombocéfalo se divide en cavidades pequeñas llamadas rombómeras. Cada rombómera tiene
un destino de desarrollo diferente. De estas estructuras se originarán ganglios y nervios
craneales.1
El primer trimestre
La octava semana de embarazo es el período de tiempo donde se forman los principales
órganos de un embrión, incluido el cerebro. Las tres primeras partes del cerebro: el
cerebro anterior, cerebro medio y cerebro posterior, se forman ya en la tercera semana
del período de gestación y pueden comenzar a funcionar sólo una semana más tarde. Las
células del cerebro se dividen rápidamente durante el primer trimestre, sentando las
bases para el sistema nervioso que incluye al cerebro y la médula espinal. Durante este
tiempo, es imperativo que las mujeres eviten los cigarrillos, el alcohol y la exposición a los
productos químicos para asegurar que no habrá interrupciones en las formaciones
neurales.

El segundo trimestre
Durante el segundo trimestre, el cerebro de un bebé y los principales órganos se
desarrollan y maduran. En este momento del embarazo, el cerebro se conecta a todas las
partes del cuerpo del bebé. En el séptimo mes, estas conexiones se realizan en un
proceso llamado sinaptogénesis. En el octavo mes, el cerebro y la cabeza crecen
rápidamente, haciendo las conexiones de las neuronas. El cerebro se desarrolla
plenamente, pero no alcanzará su tamaño completo hasta que se acerque la fecha
probable de parto. Es en este trimestre que el bebé comienza a desarrollar las
sensaciones del gusto y el olfato y el reconocimiento de ciertos sonidos familiares.
Aunque el sistema nervioso sigue siendo relativamente inmaduro, la base del mismo se
desarrolla desde las 16-18 semanas. La primera actividad cerebral que se registra se
produce a las 7 semanas, coincidiendo con los primeros movimientos fetales. Las ondas
cerebrales se vuelven más regulares después de las 10 semanas. La primera distinción
de los tipos de ondas cerebrales (que dependen de su longitud de onda) se produce a las
20 semanas.

Las neuronas del bebé se multiplican a un ritmo de 250.000 por minuto. Estas células
están conectadas a millones de axones (las prolongaciones neuronales que transmiten los
impulsos nerviosos desde los cuerpos celulares) a modo de un entramado de cables en
un circuito. Hacia la semana 25 la mayoría de los axones ha llegado a su destino, de
modo que el entramado neural básico ya está en su lugar.
Durante el desarrollo, el cerebro produce el doble de células de lo que necesita el bebé.
Billones de ellas están laxamente conectadas y necesitan ser estimuladas para establecer
conexiones con otras. El exceso de células que no sea estimulado no se conectará y
morirá. Se trata de un proceso natural que tiene lugar en torno al octavo mes, de modo
que no hay que esperar a que nazca el bebé para empezar a estimular su capacidad
mental potencial: cuantas más conexiones se produzcan en el útero, menos células
nerviosas morirán.
El tercer trimestre
Alrededor de la semana 27 la superficie cerebral aumenta, pero sigue siendo lisa. Se
produce un brote de crecimiento para aumentar el número de neuronas, desarrollar las
dendritas (las proyecciones del cuerpo celular que reciben los impulsos de otras
neuronas), aumentar las conexiones sinápticas (descargas químico-eléctricas que liberan
neurotransmisores) entre las neuronas, y desarrollar las vainas grasas de mielina (una
capa aislante que se forma alrededor de los nervios permitiendo la transmisión rápida y
eficiente de impulsos a lo largo de las neuronas) que protegen los axones.

En la semana 30 la superficie cerebral ya ha formado surcos y circunvoluciones poco


profundas y se parece a una nuez. Estas ondulaciones aumentan espectacularmente la
superficie del cerebro, de modo que caben y pueden conectarse más células.

Una semana después las neuronas superfluas comienzan a morir. Este proceso de
muerte celular programado está ideado para conservar rutas neuronales de utilidad.
Alcanza su máximo cuatro semanas antes del nacimiento. Las neuronas que mueren se
consideran superfluas por no haber sido estimuladas adecuadamente.

Y en la semana 36, el sistema nervioso está completamente desarrollado y el cerebro


posee ya un juego completo de 100 billones de neuronas.
Durante el tercer trimestre, el cerebro comienza a desarrollar los pliegues y arrugas que
comúnmente asociamos con un cerebro humano. Esto ayuda a acomodar su creciente
tamaño. Para el octavo mes de embarazo, más y más conexiones se construyen por el
sistema nervioso y el cerebro se vuelve apto para la función motora. En el noveno mes de
embarazo, las habilidades motoras son refinadas ya que se establecen más conexiones
neuronales. Cuando llegue el momento del nacimiento, el cerebro se habrá desarrollado
lo suficiente para que el niño sea completamente capaz de respirar, moverse y aprender a
reconocer los sonidos, olores y sabores.
Nutrición apropiada
La nutrición de la madre es esencial para el correcto desarrollo y funcionamiento del
cerebro. Los crucialmente importantes ácidos grasos esenciales deben venir
necesariamente de la madre porque el feto es incapaz de fabricar los suyos propios. Si no
tienes una cantidad suficiente, el feto los sustituirá por otros ácidos grasos, inferiores, que
pueden ejercer un efecto a largo plazo sobre su cerebro y sistema nervioso.

El ácido fólico es una vitamina B que ayuda a prevenir los defectos de la médula espinal y
el cerebro, llamados “defectos del tubo neural” (DTN), como por ejemplo la espina bífida o
la anencefalia (ausencia de cerebro). Los DTN suceden en el primer mes de embarazo,
por lo que un par de meses antes de quedarte embarazada deberías estar tomando 400
microgramos (mcg) de ácido fólico al día para reducir el riesgo de que tu bebé tenga DTN.
Y una vez embarazada, se debe de aumentar esta cantidad hasta los 600 u 800 mcg.
La deficiencia de ácido fólico en este tiempo puede provocar daños neurológicos
graves como espina bífida, una condición en la que la médula espinal no queda
bien protegida por las vértebras que debieran cubrirla y esto puede ser causa de
parálisis. Otras veces la carencia de ácido fólico impide por completo el desarrollo
del cerebro, lo que se conoce como anencefalia.
En investigaciones recientes se ha encontrado que el fierro y el zinc son elementos
indispensables en el desarrollo cerebral. Betsy Lozoff y Michael Georgieff, de la Universidad
Ann Arbor en Michigan, encontraron una disminución de las habilidades cognitivas, motoras y
sociales en niños que habían tenido deficiencias de fierro durante su gestación. Sanjiv Amin,
un pediatra del Centro Médico de Rochester, encontró que esta misma deficiencia provoca
una falta de maduración del sistema auditivo.

El zinc es un elemento que casi siempre se encuentra junto con las proteínas en todo tipo de
carne. Fu Di Wang, del Instituto de Ciencias Biológicas de Shanghai, demostró que la falta de
este mineral en la vida intrauterina también interfiere en el desarrollo cerebral, ya que se
necesita para la formación de una proteína filamentosa llamada nestina, indispensable para
construir las ramificaciones neuronales.

El desarrollo del cerebro del feto, si cuenta con las condiciones necesarias, es vertiginoso; en
algunos periodos de la gestación llegan a producirse hasta 250 000 neuronas por minuto. Al
nacer, el cerebro pesa el 25% de lo que pesará en la edad adulta y ya están presentes casi
todas las neuronas que un individuo tendrá a lo largo de la vida. El crecimiento del cerebro se
da entonces principalmente por la multiplicación de otro tipo de células, las gliales, entre cuyas
funciones está el proteger las ramificaciones neuronales —los axones— con una sustancia
aislante llamada mielina. La capa de mielina permite que haya una transmisión rápida y
eficiente de los impulsos entre las células nerviosas.

Además, la colina y el yodo también son esenciales para el desarrollo cerebral. La primera
–también una vitamina B- es necesaria para fabricar las membranas celulares y para la
división celular; es empleada por las células nerviosas y, según estudios efectuados sobre
animales, se asocia a los centros de memoria y aprendizaje del cerebro. Una dieta
equilibrada suele proporcionar suficiente colina, aunque sus principales fuentes son los
huevos, la carne roja, la soja, las lentejas, los garbanzos, el arroz o los cacahuetes.

En cuanto al yodo, hay que señalar que el desarrollo del cerebro depende, entre otros, del
suministro materno de la hormona tiroidea, en cuya síntesis interviene el yodo. De ahí la
crucial importancia de este micronutriente esencial en el menú diario de toda embarazada.
Una alimentación pobre en este mineral puede acarrear enfermedades tiroideas en las
madres, y puede suponer asimismo el riesgo de que el bebé nazca con hipotiroidismo y
causar lesiones cerebrales en el niño durante el embarazo y la lactancia.

Como las cantidades diarias requeridas son difíciles o imposibles de mantener, siempre
que lo recomiende el médico debe suplementarse la dieta con productos farmacológicos.

Aparte de estos micronutrientes, el tejido cerebral también requiere grasa. De hecho, más
del 60% del cerebro está compuesto de grasa, sobre todo de ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga (LCP). Como el bebé no es capaz de fabricar sus propios
ácidos grasos, y necesita que sus suministros provengan de las reservas de su madre, la
dieta de una embarazada debe contener: DHA (ácido docosahexaeonico), un ácido graso
esencial omega 3 que supone el 10-15% del peso del córtex cerebral de un bebé y que se
encuentra mayoritariamente en el salmón, el arenque o la anchoa; AA (ácido
araquidónico), que se encuentra sobre todo en las semillas, como las pipas de girasol y
de calabaza y en sus aceites, y cuya carencia puede favorecer una menor inteligencia y
problemas como la dislexia.
Si tu dieta es pobre en LCP, tu bebé seguramente obtendrá el AA y DHA que necesita de
tu cerebro, lo que explica la falta de concentración y memoria y la imprecisión que
experimentan muchas mujeres embarazadas al final del embarazo.

ESTIMULACIÓN NEURONAL

Un bebé nace con la totalidad de las neuronas activas que tendrá jamás: no se
desarrollará ninguna más. Además, el recién nacido dispone de dos a tres veces más
neuronas de las que tendrá de adulto.

Hacia los ocho meses de gestación, la mitad de las neuronas degeneran y mueren: se
trata de un proceso fisiológico normal. En algunos casos se debe a que ya han cumplido
con su función y dejan de ser necesarias; en otros, a que son superfluas y no han sido
suficientemente estimuladas para establecer conexiones.

A medida que se establecen sinapsis (conexiones) entre las neuronas, la estimulación de


una determinada vía neuronal provoca la liberación de neurotransmisores. Este proceso
asegura un mayor número de neuronas en el entramado del bebé, lo que definirá su
potencial intelectual, de ahí la importancia de estimularle mientras está en el útero.

Tú bebé oye sonidos y ve luz. Debes hablarle, cantarle, ponerle música… Puedes grabar
tu voz y la de tu pareja en una cinta y ponérsela a tu niño a partir de la semana 20 de
gestación. Registra en ella frases alegres, positivas y cariñosas. También puedes ponerle
música clásica. Coloca los audífonos del reproductor en la parte baja de cada lado del
abdomen, al nivel de la línea del bikini. El volumen debe ser el mismo que pondríais para
escucharlo tú.
ESTUDIOS SOBRE EL DESARROLLO DEL CEREBRO

Recientes estudios llevados a cabo por un equipo científico han llegado a la conclusión de
que el patrimonio genético de la madre influye directamente durante el embarazo en el
desarrollo normal del feto, y en particular del cerebro.

Durante la concepción de un niño, el padre y la madre transmiten cada uno una parte de
su patrimonio genético. Pero este equipo científico ha descubierto una influencia de la
progenitora sobre el feto independientemente de los genes que haya adquirido de sus
padres. Así, los investigadores han establecido el papel crucial de la serotonina materna -
que depende de sus propios genes- en el desarrollo fetal, en particular del cerebro, pero
también del corazón y del tubo digestivo.

La serotonina, una sustancia que actúa principalmente como neurotransmisor, está


implicada en distintos procesos: regulación del ciclo sueño/vigilia, control de la
temperatura corporal, de la presión arterial, de la toma de alimentos y del comportamiento
sexual o maternal. El equipo de Mallet y Francine Coté, del Centro Nacional de
Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, acaba de demostrar que, en los primeros
estadios embrionarios, esta sustancia proviene de la madre.

Para probarlo, recurrieron a ratas genéticamente modificadas, a algunas de las cuales se


privó del gen tph1, que genera el 95% de la serotonina que circula por la sangre.
Posteriormente efectuaron cruces genéticos para la reproducción de los animales. El
resultado fue que sólo dominaba un elemento: el nivel sanguíneo de serotonina de la
madre. Si éste era bajo, los recién nacidos presentaban anomalías en su arquitectura
cerebral, fuera cual fuera su propia capacidad de producción de esta sustancia. Además,
su tamaño era entre un 15 y un 30% inferior al de aquellos nacidos de madres con niveles
normales de serotonina.

Este descubrimiento puede ayudar a comprender el autismo, los problemas de desarrollo


o el síndrome del intestino irritable; pero aún hace falta seguir indagando en ello.

Otro estudio afirma que el aire contaminado puede perjudicar el desarrollo del cerebro de
los niños durante el embarazo y la infancia, pudiendo padecer problemas de aprendizaje y
de memoria, si bien es cierto que por el momento se ignora cuáles son los contaminantes
que intervienen y en qué medida, así como los mecanismos biológicos que toman parte
en el proceso.

Este estudio ha sido llevado a cabo en tres ciudades (México DF, Nueva York y Boston),
en las que se estudió el desarrollo de 73 niños con una media de 9 años de edad y con
unas condiciones socioeconómicas similares. Gracias a él descubrieron que el desarrollo
cognitivo de más de la mitad de los pequeños (57%) que residían en la contaminada
México DF estaba por debajo de lo esperado en los niños de su edad, algo que apenas
ocurría en la limpia Polotitlán (sólo el 7% de niños se vio afectado).

Esta investigación se realizará también en España, donde 750 niños de cuatro años
residentes en Sabadell serán estudiados por científicos del Centro de Investigación en
Epidemiología Ambiental (CREAL).

DESARROLLO CEREBRAL DEL BEBÉ DESDE EL VIENTRE MATERNO


Se dice que el primer trimestre de embarazo es crucial para el bebé, pues desde las
primeras semanas de gestación, su cerebro comienza a desarrollarse y forma las
llamadas neuronas cerebrales que crecen y se reproducen rápidamente y por medio de la
estimulación se logra que no mueran.
En las primeras semanas de gestación, aproximadamente por la semana 18 o 19, el
órgano más complejo de un bebé es el cerebro y éste comienza a desarrollarse a partir de
un abultamiento en un extremo del tubo neural, dando lugar al desarrollo cerebral de tu
pequeño.
Durante el segundo trimestre de embarazo, a pesar de que el sistema nervioso es aún
inmaduro, la actividad cerebral coincide con los primeros movimientos del bebé.
Las ondas cerebrales se vuelven más regulares después de las 10 semanas y la primera
distinción de los tipos de ondas cerebrales se produce a las 20 semanas.
Además, las neuronas del bebé se multiplican rápidamente y aproximadamente en la
semana 25, el entramado neuronal básico ya está listo. Durante el desarrollo, el cerebro
produce el doble de células de lo que necesitará el bebé y el exceso de células que no
sea estimulado no se conectará y morirá. Es por eso que es importante que cuando el
bebé nazca se empiece a estimular su capacidad mental, y entre más conexiones se
produzcan en el útero, menos células nerviosas morirán.
Finalmente, en el último trimestre de embarazo, alrededor de la semana 27 la superficie
cerebral aumenta, pero sigue siendo lisa. Se produce un crecimiento para aumentar el
número de neuronas, desarrollar las dendritas, aumentar las conexiones entre neuronas,
y desarrollar las vainas grasas de mielina que protegen los axones.
En la semana 30 la superficie cerebral ya ha formado surcos y circunvoluciones poco
profundas dando la apariencia de una nuez. Y en la semana 36, el sistema nervioso está
completamente desarrollado y el cerebro posee ya un juego completo de 100 billones de
neuronas listas para ser estimuladas.
PRIMEROS 3 AÑOS DE VIDA SON CLAVES EN DESARROLLO CEREBRAL

¿Usted recuerda cuándo dio el primer paso? ¿Sabe cuál fue su primera palabra? ¿Tiene
en mente dónde festejó su primer cumpleaños y quiénes estuvieron ahí?
Más del 90% de las personas responderán con un rotundo no. ¿Por qué? Porque, en ese
entonces, estábamos tan ocupados produciendo neuronas y conexiones cerebrales, que
no guardar recuerdos estaba lejos de ser una prioridad.
La ciencia ha comprobado queel mayordesarrollo del cerebro tiene lugar durante la
gestación y los primeros tres años de vida. Luego, la evolución de este órgano se da, en
su mayoría, para “fijar” lo que ya se había “construido”. RVEA INFOGRÁFICO: ‘CÓMO SE
FORMA...’
Formación clave. De acuerdo con Jack Shonkoff, profesor de Salud Infantil en la Escuela
de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en el vientre materno un niño es capaz de
formar 250.000 neuronas por minuto y, al nacer, el número se eleva a 700.000.
Pero esto no es lo más importante; lo relevante son las conexiones que se crean durante
este tiempo, que son más de 100 por segundo.
Las neuronas tienen un rol vital en la formación del sistema nervioso, pero también se
vinculan con el sistema inmunitario y la forma de reaccionar ante lo que nos puede
enfermar. Una sola neurona no significa nada por sí misma: cobra significado a partir de
las conexiones con las redes del cerebro, las cuales le permiten al ser humano desarrollar
ideas y habilidades.
En los primeros tres años, se forman más neuronas y conexiones que durante el resto de
la vida. Por ello, de lo que se “construye” en esta etapa depende –en parte– la forma en la
que se adquieren las habilidades en la niñez más tardía, la adolescencia y la vida adulta.
“La arquitectura cerebral es de los procesos más fascinantes que hay. Es dinámica, se
adapta a cualquier cosa y siempre puede abrir nuevos caminos”, manifestó Shonkoff.
¿Qué ayuda o afecta la formación cerebral? Es un compendio de varios puntos: la
genética y la herencia, así como la nutrición, el ambiente y la interacción social con
adultos, moldean el desarrollo de las células cerebrales y sus conexiones.
“Hay que pensar en los genes como la materia prima, y en el ambiente y las interacciones
con otras personas como la construcción (...). La interacción que tienen los niños con los
adultos es lo que realmente les dará uso a esos genes y ayudará o desmejorará el
desarrollo cerebral”, puntualizó el experto.
Las habilidades que tenemos de adultoscomenzaron a gestarse desde ese desarrollo
inicial del cerebro en nuestra infancia temprana.
Un adecuado desarrollo ayu- da a concentrarse y mantener la atención, a tomar
decisiones y resolver problemas, a seguir reglas, controlar impulsos, ser paciente y a
fijarse metas.
“Gran parte de lo que somos en este momento se lo debemos a lo que formamos durante
aquellos primeros años, en donde todo lo que nos interesaba era jugar, pero el juego es
parte de ese engranaje. No nos dábamos cuenta, pero estábamos moldeando el cerebro
que tenemos hoy”, explicó Claudia González, del Fondo de Naciones Unidas para la
Infancia (Unicef) .
Para los especialistas, hay factores que pueden alterar de forma negativa el cerebro
durante los primeros años.
Investigaciones del Centro para el Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard,
realizadas con más de 10.000 menores, demostraron que el enfrentarse con uno o dos de
estos factores simultáneamente, no acarrea mayores problemaspara el cerebro, el cual
logra adaptarse sin problema. En cambio, cuatro o más podrían considerarse como
“estrés” tóxico y generar inconvenientes en el futuro.
VEA INFOGRÁFICO: ‘¿CÓMO IMPACTA...?’
“Cuando un ser humano se encuentra ante altos niveles de estrés, la respuesta del
cerebro aumenta. En un niño pequeño esto puede suceder ante cualquier cosa: un ruido
fuerte, un sonido extraño. Entonces, el cerebro activa una alerta y usualmente el niño
llora; cuando un adulto llega a consolarlo, el nivel de estrés baja hasta desaparecer y el
cerebro regresa a la normalidad”, explicó Shonkoff.
“¿Pero qué pasa cuando el adulto no llega, o cuando ese ti- po de estrés es constante y
las hormonas de alerta no bajan o suben más de la cuenta? Cuando un menor está bajo
estrés tóxico, se reducen las conexiones cerebrales”, añadió.
No obstante, el que un niño esté bajo un estrés tóxico constante no necesariamente
quiere decir que está “condenado” a un mal desarrollo. Todavía hay buena posibilidad de
trabajar para mejorar las condiciones, mediante técnicas de estimulación temprana, entre
otras alternativas.

El desarrollo del cerebro humano es más prolongado que el de otros antropoides,


esta prolongación conlleva aspectos negativos como el extender los periodos de alta
vulnerabilidad pero también positivos como mejores estrategias de aprendizaje.
Gran parte del desarrollo neuronal se produce durante el periodo prenatal,
aproximadamente a la cuarta semana con el cierre del tubo neural y la aparición de
vesículas encefálicas primarias y posteriormente secundarias, que definirán la
anatomía y funcionalidad cerebral.
Durante el embarazo la maduración cerebral implica una proliferación neuronal
masiva y rápida, en la cual neuronas se desarrollan y migran a diversas partes del
cerebro con un patrón genético determinado. Durante éste periodo existe mayor
sensibilidad dado que se llegan a producir hasta 250 000 neuronas por minuto. Se
trata de procesos progresivos y regresivos de formación, especialización, migración
y conexión neuronal, además de muerte neuronal y eliminación de sinapsis. Por
ejemplo, la proliferación celular cerebral se establece entre los dos y tres meses de
gestación seguida del proceso de migración en el cual las neuronas viajan a su
destino final alcanzando un pico al quinto mes de gestación.

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