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Toda la música practicada hasta el siglo XI en Europa era monódica,

entonces surgió un nuevo procedimiento revolucionario llamado polifonía.

Esta se puede definir como el arte de combinar sonidos y melodías distintas y


simultáneas.

Las dos formas más importantes de este periodo son las siguientes:

Organum: Es la forma polifónica más primitiva, consiste en añadir una voz en


movimiento paralelo al canto gregoriano.

Discantus: Nace en el siglo XI. A diferencia del organum las dos voces ya no se
mueven de forma paralela sino en movimiento contrario.
El contrapunto (del latín punctus contra punctum, «nota contra nota») es una técnica
de composición musical que evalúa la relación existente entre dos o
más voces independientes (polifonía) con la finalidad de obtener cierto equilibrio armónico.
Casi la totalidad de la música compuesta en Occidente es resultado de algún proceso
contrapuntístico.1 Esta práctica surgió en el siglo XV alcanzando un alto grado de desarrollo
en el Renacimientoy el periodo de la práctica común, especialmente en la música del
Barroco y se ha mantenido hasta nuestros días.2

Armonía
Para otros usos de este término, véase Armonía (desambiguación).
Traité de l’harmonie de Jean-Philippe Rameau.

Armonía o harmonía (del griego «αρμονία») en música es el estudio de la técnica para


enlazar acordes (notas simultáneas). Desde una perspectiva general, la armonía es el
equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre
connota belleza. En música, el estudio de la armonía implica los acordes y su construcción,
así como las progresiones de acordes y los principios de conexión que los rigen.1 Por lo
general se suele entender que la armonía hace referencia al aspecto «vertical» (notas
simultáneas, que en la partitura se escriben una sobre otra) de la música, que se distingue del
aspecto «horizontal» (la melodía, formada por la sucesión de notas, que se escriben una
detrás de otra).2

Índice
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 1Etimología
 2Definiciones
 3Historia
 4Estudio de la armonía
 5Desarrollo
o 5.1Armonía tonal o funcional
o 5.2Grados
o 5.3Funciones
o 5.4Clasificación
o 5.5Tensión y reposo
o 5.6En la música popular
 6Véase también
 7Referencias
o 7.1Notas
o 7.2Bibliografía
 8Enlaces externos
Etimología[editar]
El término «armonía» deriva del griego ἁρμονία (la diosa Harmonía), que significa ‘acuerdo,
concordancia’3 y este del verbo ἁρμόζω (harmozo): ‘ajustarse, conectarse’.4 Sin embargo, el
término no se utilizaba en su acepción actual de armonía polifónica (relación ordenada entre
varias melodías superpuestas, formando un todo que mantiene cierta autonomía respecto de
cada una de las partes), ya que la ejecución simultánea de notas distintas (exceptuando
las octavas, que el oído humano percibe como idénticas) no formó parte de la práctica musical
de Occidente hasta entrada la Edad Media.

Definiciones[editar]
Las definiciones habituales de la armonía suelen describirla como la «ciencia que enseña a
constituir los acordes y que sugiere la manera de combinarlos de la forma más equilibrada,
consiguiendo así sensaciones de relajación, sosiego (armonía consonante), o de tensión y
vibraciones hirientes (armonía disonante o dispuesta)».
Esta diferencia entre sonidos «consonantes» y «disonantes» tiene una base acústica: todo
sonido incluye dentro de sí a varios sonidos que suenan con menor volumen (el original sería
la nota «fundamental» y los menores, sus «armónicos»). Cuando la combinación de diversos
sonidos incluye a varias notas que son armónicos de la misma fundamental, tales
combinaciones serán percibidas como «consonantes». Este interés por relacionar los
conceptos de consonancia y disonancia con la naturaleza provienen, en su codificación
académica, del siglo XX, y del marco cultural del positivismo. Los autores positivistas,
como Helmholtz, trataron de explicar estos conceptos de consonancia y disonancia —los
cuales resultan fundamentales para el estudio del estilo musical— a partir de la física del
sonido con los mismos presupuestos que los biólogos, físicos y demás científicos de su época:
la idea de que existía una base científica en la naturaleza que podía ser descubierta y
aprovechada para el beneficio y progreso de la humanidad.
Ahora bien, en la percepción humana no sólo intervienen factores físicos, sino también (y
sobre todo) factores culturales. Lo que un hombre del siglo XV percibía como consonante,
puede sonar estridente para uno del siglo XXI, y una combinación de sonidos que sugiere una
sensación de reposo a un japonés puede no sugerírsela a un mexicano. A partir de la década
de 1980 comenzó a aparecer un corpus considerable de estudios centrados en la percepción
humana de la música, no desde el punto de la percepción psicológica —tal y como presenta
Janet Wydom Butler en su manual—, sino desde el punto de vista de su interpretación por un
sujeto que pertenece a una cultura determinada. Tal es el campo de estudio de la
actual psicosociología de la música.
De esta manera, el estudio en occidente de la armonía que trata de presentarla fundamentada
sobre elementos acústicos, tratando de acercar su análisis al análisis científico, es sólo un
intento de legitimar como válida universalmente una práctica musical concreta. Este intento es
el característico de la musicología en sus inicios en el siglo XIX, el cual tuvo un marcado
sesgo eurocéntrico.

Historia[editar]
En la música de la antigua Grecia, el término se usaba más bien como un sistema de
clasificación de la relación entre un tono grave y otro agudo. 1 En la Edad Media, el término se
usaba para describir dos tonos que sonaban en combinación, y en el Renacimiento el
concepto se expandió para denotar tres tonos sonando juntos. 1
El Traité de l’harmonie (1722), de Rameau, fue el primer texto acerca de la práctica musical
que incluía el término «armonía» en el título. Sin embargo, no significa que esa fuera la
primera discusión teórica acerca de este tema. Como todo texto teórico (particularmente de
esta época), se basa en la observación de la práctica; Rameau observa la práctica musical de
su época y elabora algunas reglas, otorgándole una supuesta validez universal. Especial
importancia tiene en su desarrollo el fenómeno de la resonancia armónica para la justificación
de los distintos elementos. Este y otros textos similares tienden a relevar y codificar las
relaciones musicales que estaban íntimamente vinculadas con la evolución de
la tonalidad desde el Renacimiento hasta fines del periodo romántico.
El principio que subyace a estos textos es la noción de que la armonía sanciona
la armoniosidad (los sonidos que complacen) si se adapta a ciertos principios compositivos
preestablecidos.5

Estudio de la armonía[editar]
Como otras disciplinas humanas, el estudio de la armonía presenta dos versiones: el estudio
descriptivo (es decir: las observaciones de la práctica musical) y el estudio prescriptivo (es
decir: la transformación de esta práctica musical en un conjunto de normas de supuesta
validez universal).
El estudio de la armonía sólo se justifica en relación con la música occidental, ya que la
Occidental es la única cultura que posee una música «polifónica», es decir, una música en la
que se suele ejecutar distintas notas musicales en forma simultánea y coordinada. De modo
que, a pesar de que el estudio de la armonía pueda tener alguna base científica, las normas o
las descripciones de la armonía tienen un alcance relativo, condicionado culturalmente.
También ocurre en los aspectos del ritmo y la melodía musicales.
En la música occidental, la armonía es la subdisciplina que estudia el encadenamiento de
diversas notas superpuestas; es decir: la organización de los acordes. Se llama «acorde» a la
combinación de tres o más notas diferentes que suenan simultáneamente (o que son
percibidas como simultáneas, aunque sean sucesivas, como en un arpegio). Cuando la
combinación es solo de dos notas, se llama «bicordio».
La idea de vertical y horizontal es una metáfora explicativa, relacionada a la disposición de las
notas musicales en una partitura: verticalmente se escriben las notas que se interpretan a la
vez, y horizontalmente las que se interpretan en forma sucesiva. Sin embargo, también forma
parte del estudio de la armonía las sucesiones horizontales de acordes, y su efecto sobre el
fluir general de la música.
En la escolástica musical, el contrapunto es una disciplina complementaria a la armonía (y que
se confunde con ella), pero que se centra más en la elaboración de melodías que sean
combinables simultáneamente que en los acordes resultantes de tal combinación. Es decir: se
centra más en la percepción de las partes que en la del todo. Como disciplina creativa (y no
como disciplina académica), el contrapunto tuvo su auge durante el Barroco, particularmente
con la figura de Johann Sebastian Bach.

Desarrollo[editar]
Melodía, contrapunto y armonía están totalmente interrelacionadas. Tradicionalmente, la
armonía funciona como acompañamiento, armazón y base de una o más melodías. La
melodía (dimensión horizontal de la música) es una sucesión (en el tiempo) de sonidos. Para
acompañarla, se hace que sean pertenecientes a acordes, que la enriquecen con otros
sonidos que adornan y suavizan, o bien generan tensión, es decir, que producen efectos
expresivos, complementando la melodía gracias a las sutiles relaciones que entablan entre sí
(integrándose perfectamente la melodía con los acordes, es decir, con la armonía).
Armonía tonal o funcional[editar]
La armoniosa tríada mayor se compone de tres tonos, que sigue este ratio de frecuencia: 6:5:4.

Aunque resulta incómodo intentar una definición de tonalidad, podemos decir que es un
sistema de organizar las alturas (notas) de los sonidos, sistema que imperó durante unos tres
siglos como sistema único, siendo usado por barrocos, clásicos y románticos.
Esto no nos acaba de decir lo que es la tonalidad: lo que la caracteriza fundamentalmente es
que en este sistema las alturas de los sonidos están sometidas a una jerarquía, en la que hay
un sonido principal del que dependen todos los demás, que a su vez no tienen especial
significación salvo por su relación con el principal.
Pero hay algo importante, y es que el sonido principal puede ser en principio cualquiera. Esto
es, una altura dada puede corresponder a un sonido principal en una obra, y esa misma altura
ser en otra obra un sonido subordinado a otro principal. Por lo mismo, el sonido principal no es
tanto un sonido, sino una función que recae sobre un sonido.
Por ello el nombre de armonía funcional (de la función que cumple cada sonido) es más
idóneo que el de armonía tonal (nombre que se comenzó a usar cuando los compositores del
siglo XX comenzaron a experimentar con el sistema contrario, la atonalidad).
Un acorde son tres o más sonidos simultáneos superponiéndose a distancia de tercera, según
la teoría de Rameau. Para saber si es mayor o menor hay que analizar la tercera que está
sobre la nota fundamental. Si esa nota, la generadora del acorde, está en la parte más grave,
el acorde está en estado fundamental; si no, está invertido.

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