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Manejo de las pérdidas afectivas

Documento Elaborado por la Medica Familiar Liliana Gómez, del Servicio de Salud Univalle

Cada vez más la ciencia aporta datos sobre la importancia que tiene para la preservación
y la recuperación de la salud, el fluir de nuestra vida afectiva y lo necesario que es la
vivencia con los otros.

Todo encuentro evoca una cuota de ternura, de compasión, de ensamble, de mutua


influencia, de trascendencia y por ende de responsabilidad y compromiso. Pero también
significa la posibilidad de enfrentarse con los mas temidos fantasmas, quizás los únicos
que nos asustan todavía más que el de la soledad: el fantasma del rechazo y el fantasma
del abandono.

El modelo de pareja o de familia perdurable, es cada vez más la excepción en lugar de la


regla. Los encuentros ocasionales sin involucración y los intercambios sexuales
descomprometidos son aceptados sin sorpresa. Las estadísticas muestran altos índices
de divorcio; y casi la mitad de los niños de las grandes ciudades viven en hogares donde
esta ausente uno de los padres biológicos. Las estadísticas de patología individual no son
menos inquietantes: aumentos de índices de depresión, y el crecimiento de las conductas
de aislamiento es algo conocido.

Nosotros somos los responsables de resolver y cambiar esta situación para quienes nos
siguen y para nosotros mismos. Pensar y repensar lo complejo de la relación entre dos y
decidir construir un vínculo trascendente es un gran desafío.

Cada encuentro con otro puede ser bueno, regular o malo, y representa una lección de
vida que me conduce hacer lo que soy. Cuando una relación fracasa, es la expresión
para decir que esta, ha dejado de ser nutritiva para alguno de los dos. (No somos para
todos todo el tiempo, ni todos son para nosotros todo el tiempo).

A lo largo de nuestras vidas, las perdidas constituyen un fenómeno frecuente. Perdemos


no solo a través de la muerte, sino también siendo abandonados, cuando cambiamos,
incluso siguiendo adelante con nuestra vida. Estas perdidas forman parte de nuestra vida,
y son necesarias porque crecemos a través de ellas.

La aceptación de las perdidas es dolorosa, pues debemos renunciar a lo que ya no esta.


Y este proceso se denomina elaboración del duelo:

Elaboración y duelo

Que deriva de labor, tarea Que deriva de dolor

La elaboración del duelo es el trabajo de aceptar la nueva realidad.


Proceso de aceptación

Que quiere decir tiempo y cambio. Que quiere decir dejar de

Pelearme con la realidad

Que no es como yo quisiera

La elaboración del duelo implica ser consciente, un darme cuenta y un hacer lo que debo.

Nos guste o no, cada uno va a ser abandonado por cada persona, por cada cosa, por
cada situación, por cada etapa, por cada idea, tarde o temprano y esto es inevitable.

Cada uno de nuestros duelos es único e irrepetible. Ayudar en un duelo cualquiera sea su
causa, implica conectar a quien lo padece con el permiso de expresar sus emociones
cualesquiera que sean. Lo que sigue después de haber llorado cada perdida, después de
haber elaborado el duelo de cada ausencia, después de habernos animado a soltar, es el
encuentro con uno mismo. Y no hay perdida que no implique una ganancia, un
crecimiento personal.

El sufrimiento está ligado al deseo, al anhelo dice Buda, y la solución al sufrimiento es


dejar de desear.

La perdida esta íntimamente relacionado con la palabra cambio. Vivir esos cambios, es
animarnos a permitir que las cosas dejen de ser para que den lugar a otras nuevas. Si
voy a aferrarme a lo que creo que tengo, no podre conocer, ni disfrutar lo que sigue. La
vida es la continuidad de la vida, más allá de la historia puntual, cada momento se muere
para dar lugar al que sigue-

Frente a la vivencia de la perdida el proceso del duelo se establece para poder seguir
adelante en nuestro camino, para poder superar la ausencia. . Pero en éste camino, que
es el de las lágrimas se nos presenta tres senderos: 1. La negación. 2. El sufrimiento. 3.
La superación.

Negación Dolor

CAMINO DE LAS LAGRIMAS Tristeza

Sufrimiento Superación
1. La negación, es un intento de autoprotección contra el dolor. En la elaboración del
duelo hay una etapa normal que incluye un momento de bloqueo de la realidad
desagradable, y se establece en los primeros días- Pero si se perpetua es
patológico pues se vive en un mundo de ficción, donde lo perdido todavía no se
fue.
2. El sufrimiento, es la decisión de no seguir avanzando, nos detenemos y nos
apegamos a lo que se fue, instalándonos en el lugar del sufrimiento. Sufrir es
cronificar el dolor. Es transformar un momento en un estado, es apegarse al
recuerdo de lo que lloro, para no dejar de llorarlo, para no renunciar a eso. El
sufrimiento siempre es enfermo, es como volverse adicto al malestar.
3. El proceso del duelo siempre nos deja solos, impotentes, descentrados, pero
sobretodo tristes. El dolor nos conecta con la tristeza, una emoción displacentera
normal y saludable. Aunque puede generar crisis, y si se perpetúa desemboca en
una enfermedad llamada depresión. El dolor tiene final, el sufrimiento podría no
terminar nunca.

El duelo se ha completado cuando somos capaces de recordar lo perdido


sintiendo poco o ningún dolor. Cuando hemos aprendido a vivir sin él, sin ella, sin
eso que no está. Cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir
de nuevo toda nuestra energía en nuestra vida presente.

Estas son algunas de las sensaciones corporales que sienten los que están de
duelo: nauseas, palpitaciones, opresión en la garganta, dolor en la nuca, nudo en
el estomago, dolor de cabeza, perdida de apetito, insomnio, fatiga, sensación de
falta de aire, punzadas en el pecho, perdida de fuerza, dolor de espalda,
temblores, hipersensibilidad al ruido, dificultad para tragar, oleadas de calor, visión
borrosa.
Y estas son algunas de las conductas más habituales después de una perdida
importante: llorar, suspirar, , buscar y llamar al ser querido que no está, querer
estar sólo, evitar a la gente, dormir poco o en exceso, , distracciones, olvidos, falta
de concentración, soñar o tener pesadillas, falta de interés por el sexo, no parar de
hacer cosas o apatía.

Recomendaciones para recorrer el camino de las lágrimas:


1. Permítete estar de duelo, date permiso de sentirte mal, necesitado,
vulnerable….es posible que no estés demasiado interesado en el estudio,
trabajo, ni en lo que pasa por un tiempo.
2. Abre tu corazón al dolor. Registra y expresa las emociones que surjan, no las
reprimas. Con el tiempo el dolor ira disminuyendo. Otras emociones aparte del
dolor, son la tristeza, la rabia, culpa, confusión y el miedo. Permítete el llanto.
Comparte lo que te está pasando con tu familia o amigos de confianza.
3. Este proceso requiere tiempo, y hay que estar preparado para las recaídas.
4. Se amable contigo, el peor enemigo del duelo es no quererse. Aunque estés
viviendo emociones displacenteras, es importante no olvidar que son pasajera.
Tus tiempos para superar el duelo son tuyos, no sientas que debes estar bien,
si no lo estas todavía.
5. Aplaza algunas decisiones importantes, trascendentes por el grado de
confusión en el que se encuentra, es preferible dejarlas para más adelante.
6. No descuides tu salud. Aliméntate bien y no abuses del alcohol, cigarrillo, ni
medicamentos.
7. Agradece las pequeñas cosas. Es necesario valorar las cosas buenas que
seguimos encontrando en nuestra vida.
8. Anímate a pedir ayuda, no interrumpas tu conexión con los otros. Necesitas de
su presencia, su apoyo, su pensamiento, su atención. Dales la oportunidad a
tus amigos y seres queridos de estar cerca. Necesitas que te escuchen no que
te den su opinión de lo que deberías hacer, sentir o decidir. No te quedes
esperando su ayuda, y mucho menos pretendiendo que te adivinen. Pide lo
que necesitas.
9. Procura ser paciente con los demás. Ignora los intentos de algunas personas
de decirte como tienes que sentirte y por cuanto tiempo, no todos comprenden
lo que estas viviendo. Búscate a quienes puedan permitirte estar mal.
10. Mucho descanso, algo de disfrute y una pizca de diversión. Date permiso para
sentirte bien, reír con los amigos, hacer bromas. Empieza por saber con
certeza que hay una vida después de la pérdida.
11. Confía en tus recursos para salir adelante, acuérdate de cómo resolviste
anteriores situaciones difíciles en tu vida.
12. Acepta lo irreversible de la pérdida.
13. Elaborar el duelo no es olvidar. El proceso permite buscar el lugar en tu
corazón para ese ser querido. El proceso permite poder pensar en el o ella y
no sentir ya el latigazo del dolor.
14. Aprende a vivir de nuevo. Aprende a tomar nuevas decisiones por ti. Aprende
nuevas formas de relación sin el otro.
15. Céntrate en la vida y en los que estén cerca a ti.

BIBLIOGRAFIA
• Bucay Jorge. El camino del encuentro. Editorial Sudamericana.
• Bucay Jorge. El camino de las lágrimas. Editorial Sudamericana.
• Rojas Santiago. El manejo del duelo. Editorial Norma.

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