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Sacerdote 1: (Dirigiéndose a los soldados que traen a Jesús) ¿Quién es este mendigo que
nos traen encadenado como un condenado?
Soldado 1: Es Jesús, el agitador nazareno (Jala de la cuerda con que trae amarrado a Jesús)
Caifás: ¿Dónde está ese reino tuyo? ¿De que linaje de reyes desciendes tú?
Sacerdote 1: ¡Habla!
Sacerdote 1: Algunos dicen que eres Elías ¡Pero él fue llevado al cielo en una carroza!
Caifás: ¿Por qué no dices algo? ¡Te han traído aquí por blasfemo! ¿Qué dices a eso?
Sacerdote 1: Defiéndete
Soldado 1: ¿Así es cómo te diriges al sumo sacerdote? ¿Con arrogancia? (le da una fuerte
bofetada que tira a Jesús)
Jesús: (mientras se levanta) Si he hablado mal, dime en qué he hablado mal. Pero si no, ¿Por
qué me golpeas?
Sacerdote 1: Sí, escucharemos a los que han oído tus blasfemias (Se sienta)
Testigo 1: ¡Sana a los enfermos con magia! ¡Con la ayuda de los demonios! Yo lo he visto
expulsa a los demonios con ayuda de demonios, y ¡se autoproclama rey de los judíos!
Testigo 2: ¡No, se autoproclama hijo de Dios! ¡Dijo que destruiría el templo y que lo
reconstruiría en tres días! ¡Peor aún! ¡Pretende ser el pan de vida! Y que, si no comemos su
carne o bebemos su sangre, no heredaremos la vida eterna.
Sacerdote 2: Todo este juicio es un ultraje. ¡Todo lo que he oído de estos testigos no es más
que absurda contradicción! ¿Quién convocó esta reunión, de todos modos? ¿Y a esta hora de
la noche? ¿Dónde están los demás miembros del consejo?
Caifás: (A Jesús) ¿No tienes nada que decir? ¿Ninguna respuesta a estas acusaciones? Yo te
pregunto ahora, Jesús de Nazaret. Dinos, ¿eres tú el Mesías, el hijo de Dios vivo?
Jesús: YO SOY… y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder y venir sobre
las nubes del cielo.
Caifás: (Se indigna profundamente) ¡Blasfemia! (Rasga su túnica) Le han oído. No hay
necesidad de testigos. (Pregunta a la gente) ¿Cuál es su veredicto?
(Los sacerdotes se retiran al tiempo que cada uno golpea y escupe a Jesús)
NEGACIÓN DE PEDRO
Mujer 1: ¿No te he visto yo en compañía del Galileo? (lo toma del cuello mientras Pedro
trata de escapar) ¡Sí, tú eras uno de sus discípulos!
Mujer 3: (Mientras forcejea con Pedro) ¡Espera! ¡Yo te he visto antes! ¡Detente! ¡Es uno de
ellos!
Pedro: (Desesperado) ¡Se equivocan, maldita sea! Juro que no conozco a ese hombre. No lo
he visto en mi vida.
(Tiran a Jesús que cae a los pies de Pedro. Jesús ve a Pedro, pero éste no aguanta su mirada
y sale corriendo)
(Se llevan los soldados a Jesús, aparecen nuevamente los Sacerdotes mientras están
hablando llega Judas corriendo)
Caifás: si piensas que has traicionado sangre inocente, allá tú. Coge tu dinero y márchate.
Ahora, ¡vete!
(Les lanza las monedas a los pies, mientras sale llorando desesperado a ahorcarse)
Pilato: ¿Siempre castigan a sus prisioneros antes de juzgarlos? ¿Qué acusaciones traen contra
este hombre? (Pregunta a Caifás y a los sacerdotes)
Pilato: No es eso lo que he preguntado ¿Por qué no lo juzgan según sus leyes?
Caifás: Cónsul, sabes que no estamos autorizados para condenar a muerte a nadie.
Pilato: ¿A muerte? ¿Qué ha hecho este hombre para merecer la pena de muerte?
Pilato: ¿No es este el profeta que aclamaban en Jerusalén hace sólo cinco días? ¿Y ahora lo
quieren muerto? ¿Puede alguien explicarme esa locura?
Pilato: ¿Por qué preguntaría yo eso? ¿Acaso soy yo judío? Tus sumos sacerdotes, tu propio
pueblo te ha entregado a mí. Quieren que yo te ejecute. ¿Por qué? ¿Qué hiciese? ¿Eres rey?
Jesús: Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, ¿crees que mis seguidores habrían permitido
que me entregaran?
Jesús: Para eso he nacido. Para dar testimonio de la verdad. Todo el que escucha la verdad,
escucha mi voz.
Caifás: Sí.
Herodes: (Pregunta a Jesús) ¿Es verdad que tú devuelves la vista a los ciegos, que resucitas
a los hombres de la muerte? ¿De dónde sacas tu poder? ¿Eres tú aquel cuyo nacimiento ha
sido predicho?
Herodes: ¡Respóndeme! ¿Eres rey? ¿Y yo? ¿No harás un pequeño milagro para mí?
Pilato: Como saben, todos los años libero a un criminal. Tenemos a un famoso asesino,
Barrabás.
(Entra Barrabás)
Pilato: ¿Cuál de los dos hombres quieren que les suelte? ¿Al asesino Barrabás? ¿O a Jesús,
llamado el Mesías?
Caifás: ¡Ese no es el Mesías! ¡Es un impostor! ¡Un blasfemo! ¡Deja libre a Barrabás!
Pilato: Les pregunto de nuevo: ¿A cuál de estos dos hombres quieren que suelte?
(Ante los gritos de la gente el centurión da la orden a los soldados de que suelten a Barrabás)
Caifás: ¡Crucifícalo!
Pilato: (A los sumos sacerdotes y a la gente) ¡No! Voy a castigarle, pero después lo dejaré
libre.
Pilato: (Al centurión) Asegúrate de que el castigo sea severo. Pero no dejes que lo maten.
(Los soldados se llevan a Jesús al lugar de la flagelación, al llegar los mismos soldados
empiezan a burlarse de él y a gritarle ofensas)
Jesús: (Antes de que empiecen a flagelarlo) Mi corazón está pronto, Padre, mi corazón está
pronto.
(Mientras lo azotan y cuentan los soldados los azotes, la Virgen con lágrimas mira desde
lejos, igualmente llorando la acompañan María Magdalena y Juan)
(Los soldados se llevan a Jesús a otro lugar que será donde le coloquen el manto color
púrpura, una caña como cetro y una corona de espinas)
(Otros dos soldados, con unas varas le hacen entrar la corona de espinas provocando que
se entierren las espinas en el cráneo)
Soldado 3: ¡Contémplenlo! ¡El rey de los gusanos! (Luego se inca ante Jesús y en tono de
burla le dice) ¡Salve! ¡Rey gusano!
(Después empiezan a burlarse de él, a escupirlo, a darle bofetadas y a golpearlo con unas
varas)
(Después de esto, todavía con el manto rojo, llevan a Jesús ante Pilato. Pilato toma a Jesús
y se los presenta a los sumos sacerdotes y a la gente)
Caifás: ¡Crucifícalo!
(La gente grita más fuerte: ¡Crucifícalo!)
Pilato: (Le dice a Jesús) Háblame. Tengo el poder para crucificarte o dejarte libre.
Jesús: No tienes más poder sobre mí que el que se te ha dado de lo alto. Por eso el que me
entregó a ti tiene mayor pecado.
Caifás: (Le dice a Pilato) Si lo liberas, gobernador, no eres amigo del César. ¡Debes
crucificarlo!
(Después de estas palabras Pilato manda a llamar a un sirviente que llega a lavarle las
manos)
Pilato: (mientras se lava las manos) Son ustedes los que quieren crucificarlo, no yo. Háganlo
ustedes. Yo soy inocente de la sangre de este hombre.
Jesús: (Al recibir la cruz la abraza diciendo) Soy tu siervo, Padre. Tu siervo, el hijo de tu
sierva.
Soldado: (Hace caminar a Jesús mientras en tono de burla le dice) Todo listo, Alteza, ¡en
macha!
(Con cada ladrón camina un soldado que los va golpeando, detrás de Jesús caminan dos,
que también con un látigo lo golpean. Entre la gente que lo sigue se encuentran María, María
Magdalena y Juan, también un poco más lejos, con un aire de triunfo observa todo Caifás)
(Al poco tiempo de ir cargando la cruz, Jesús no puede más y al empujarlo un soldado cae
por primera vez, la reacción de los soldados es empezar a azotarlo para que se pare)
(María se adelante en el camino para buscar un lugar donde pode encontrarse con su hijo.
Durante todo el camino los soldados no dejan de golpearlo y gritarle: ¡Salve! ¡Rey de los
judíos!)
(En un momento en que Jesús cae arrodillado ante el peso de la cruz, María, sin importarle
los soldados, corre a su encuentro y lo abraza)
María: (Llorando y al mismo tiempo desesperada le dice mirándolo a los ojos) Estoy aquí.
Jesús: (Mientras se pone de pie, ayudado por su madre, le toca el rostro y dice) ¿Ves, Madre?
Yo hago nuevas todas las cosas.
(María se queda de rodillas llorando mientras Jesús se pone de pie y empieza a caminar, a
los pocos instantes Juan y María Magdalena levantan a María y caminan con ella detrás de
Jesús)
(Jesús empieza a dar muestras de que cada vez va más cansado y la cruz le parece más
pesada, a su paso mucha gente llora y otra es empujada por los soldados para que no se
acerquen a él)
(Después de caminar un momento Jesús cae por segunda vez, esta ocasión los soldados
tratan de levantarlo a golpes, pero Jesús está tan cansado que ya no puede ponerse de pie,
en ese momento llega el general y les dice que lo ayuden)
Centurión: (Gritándoles y regañando a los soldados) ¿Están ciegos? ¿Es que no ven que ya
no puede seguir? ¡Ayúdenlo!
(Un soldado ve de pie observando a Simón de Cirene y le ordena que ayude a Jesús)
Soldado: Este criminal ya no puede llevar su cruz él solo. ¡Tú le ayudarás! ¡En marcha!
Cirineo: Está bien, pero recuerden que soy inocente, obligado a cargar la cruz de un
condenado.
(El Cirineo se acerca a Jesús, lo ayuda a ponerse de pie mientras toma la cruz para cargarla
él)
(A pesar de la ayuda del Cirineo el cansancio de Jesús es tanto que cae nuevamente al suelo,
en este momento la Verónica aprovecha para acercarse a Jesús, ofrecerle un poco de agua
y limpiar su rostro)
Verónica: (Mientras se quita el velo de su cabeza) Permíteme, mi Señor.
(Jesús lo toma, limpia su rostro y se lo regresa, después la Verónica quiere ofrecerle un vaso
de agua, pero un soldado se la aviente y tomándola le dice)
(En ese momento se les sale de control la situación a los soldados, alguna gente se acerca a
Jesús para golpearlo, darle patadas, mientras un grupo de mujeres, llorando gritan: ¡Que
alguien pare esto!)
(El Cirineo viendo el trato que recibe a Jesús, deja la cruz y grita)
Soldado 1: Está bien, está bien, sigamos. No tenemos todo el día ¡Vámonos!
(Nuevamente el Cirineo toma la cruz y ayuda a ponerse de pie a Jesús y juntos empiezan a
caminar)
(Con mucho esfuerzo, finalmente logran llegar al lugar donde será crucificado, ahí
nuevamente cae Jesús)
Soldado 1: (Le dice al Cirineo) Vete ya, puedes irte. ¡Vamos, vete! (A empujones lo corre)
Ladrón malo: (Dirigiéndose a Jesús) Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no te salvas a ti
mismo? Demuéstranos que eres quien dices.
Caifás: Dijiste que podrías destruir el templo y reconstruirlo en tres días y, sin embargo, no
puedes bajar de esa cruz. Si él es el Mesías yo digo que baje de la cruz para que podamos ver
y creer.
Ladrón bueno: (Al pasar frente a él Caifás le dice) Escucha está rezando por ustedes.
Ladrón bueno: (Llorando se dirige a Jesús) Nosotros merecemos esto, Gestas, pero él no.
Yo he pecado y mi castigo es justo, serías justo si me condenaras. Sólo te pido, Señor, que te
acuerdes de mí, Señor cuando entres en tu reino.
(Los soldados al pie de la cruz juegan a los dados y se rifan las vestiduras de Jesús)
(La gente empieza a retirarse y solo se quedan con Jesús su Madre, María Magdalena y
Juan, que logran acercarse más a la cruz de Cristo)
(Un soldado clava una esponja mojada en su lanza y le da a beber vinagre, al probarlo Jesús
lo rechaza)
María: Carne de mi carne, corazón de mi corazón. (Llorando) Hijo mío, déjame morir
contigo.
Jesús: (Se dirige a María) Mujer ahí tienes a tu hijo. (Se dirige a Juan) Hijo, ahí tienes a tu
madre.
Ladrón malo: No queda nadie. ¡Nadie, Jesús!
Jesús: (Dando un grito) Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?
Jesús: (Mirando al cielo) Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Jesús muere)
(El Centurión ordena que les quiebren las rodillas a los ladrones y a Jesús, pero al llegar a
Jesús se dan cuenta que ya ha muerto, para asegurarse le clavan la lanza en el costado, de
donde manan sangre y agua)
Centurión: (Cae de rodillas ante la cruz) Verdaderamente éste era el Hijo de Dios
(El cuerpo de Jesús es bajado y colocado en los brazos de su madre que con amor y ternura
lo acaricia, luego es llevado y colocado en el sepulcro)