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Literatura del Perú

Literatura peruana es un término que se refiere a las


manifestaciones literarias producidas por autores de nacionalidad peruana, desde las
tradiciones prehispánicas hasta la actualidad, lo que engloba la literatura
cuzqueña, arequipeña, puneña, amazónica y de otras regiones del territorio del Perú, y
que ha alcanzado mayor brillo en el siglo XX con nombres indispensables para la literatura
universal, como el poeta César Vallejoo el novelista Mario Vargas Llosa. La pertenencia al
canon de los cronistas de Indias es comúnmente más aceptada que otras manifestaciones
paraliterarias, como la literatura infantil peruana o la literatura peruana de ciencia ficción.

Índice
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 1Tradición andina prehispánica


 2Colonia
o 2.1Literatura del Descubrimiento y la Conquista
 2.1.1Cronistas españoles
 2.1.1.1Cronistas de la Conquista
 2.1.1.2Cronistas de la colonización
 2.1.2Cronistas indígenas
 2.1.3Cronistas mestizos
 2.1.4Cronistas criollos
 2.1.5Otros cronistas
o 2.2Literatura de los inicios del Virreinato
o 2.3Clasicismo (mediados del siglo XVI y comienzos del XVII)
o 2.4Barroquismo (siglo XVII)
o 2.5Afrancesamiento y Neoclasicismo (siglo XVIII)
o 2.6Emancipación (siglos XVIII y XIX)
 3República
o 3.1Siglo XIX
 3.1.1Costumbrismo
 3.1.2Romanticismo
 3.1.3Realismo y naturalismo
o 3.2Siglo XX
 3.2.1Modernismo
 3.2.2Vanguardismo
 3.2.3Indigenismo
 3.2.4Generación del 50
 3.2.5Generación del 60
 3.2.6Generación del 70
 3.2.7Décadas de 1980 y 1990
o 3.3Siglo XXI
 4Premios Nobel
 5Referencias
 6Véase también
 7Enlaces externos

Tradición andina prehispánica[editar]


Artículo principal: Literatura quechua

La producción literaria del período prehispánico en el territorio centro-andino (que abarca


territorios de las actuales repúblicas de Perú, Ecuador, Bolivia y Chile), está especialmente
vinculada al Imperio de los Incas, siendo su principal vehículo de transmisión el idioma
quechua o runa simi, que los incas impusieron como lengua oficial. Los cronistas de la
conquista y de la colonia han dado fe de la existencia de una literatura quechua, que se
transmitió de manera oral y que se suele dividir en cortesana y popular.

 La literatura cortesana, llamada así por haberse realizado en la corte de los incas,
era la literatura oficial, cuya ejecución estaba encargada a los amautas o profesores y
a los quipucamayos o bibliotecarios, que usaban el sistema nemotécnico de
los quipus o cordones anudados. Tres fueron los géneros principales que cultivaron: el
épico, el didáctico y el dramático.
 El género épico está representada por los poemas que expresaban la cosmovisión
del mundo andino (mitos de la creación, el diluvio, etc.), así como las que
relataban el origen de los incas (leyendas de los hermanos Ayar, de Manco
Cápac y Mama Ocllo, etc.).
 El género didáctico abarcaba fábulas, apólogos, proverbios y cuentos, ejemplares
de los cuales han sido recogidos modernamente por diversos estudiosos.
 El género dramático, que a decir del Inca Garcilaso, abarcaba comedias y
tragedias (obviamente, buscando sus equivalentes en la cultura occidental). En
realidad eran representaciones teatrales en donde se mezclaban danza, canto y
liturgia. Se afirma que el famoso drama Ollantay, cuya versión escrita data de la
época colonial, tendría un núcleo fundamental de origen incaico y una serie de
interpolaciones posteriores enderezadas al amoldarla al teatro hispano.

 La literatura popular es la que surgió espontáneamente en el pueblo y en el campo.


Abarca masivamente el género lírico, es decir, composiciones poéticas que estaban
unidas a la música y la danza, y que por lo general eran entonadas en grandes masas
corales, alternándose hombres y mujeres. Estas manifestaciones formaban parte del
que hacer cotidiano. Funerales, fiestas, nupcias, peleas, guerras, etc. estaban
enmarcados en una ritualización expresada a través del arte. Son dos sus
manifestaciones principales:
 El harawi, canción de diversos tipos (de amor, de arrepentimiento, de alegría,
etc.). Tenía un carácter intimista y estaba a cargo de un aeda,
denominado harawec o haravicu. En la época colonial derivó en el huayno y en
el yaraví.
 El haylli, himno de alegría, se entonaba en las fiestas religiosas o en celebraciones
de triunfos.
Muchas de estas creaciones han llegado a nuestros días de forma diferida, plasmadas en
los trabajos de los primeros cronistas (el Inca Garcilaso de la Vega recupera poesía
quechua, mientras que Felipe Guaman Poma de Ayala relata el mito de las cinco edades
del mundo).

Adolfo Vienrich, autor de Azucenas quechuas.


La literatura indígena fue desconocida o relegada hasta el siglo XX. Su inclusión en el
canon oficial fue lenta. Ya en su tesis El carácter de la literatura del Perú
Independiente (1905), José de la Riva Agüero y Osma consideró "insuficiente" la tradición
quechua como para considerarla un factor predominante en la formación de la nueva
tradición literaria nacional. Posteriormente Luis Alberto Sánchez reconoció ciertos
elementos de tradición y su influencia en la tradición posterior (en autores como Melgar)
para dar base a su idea de literatura mestizao criolla (hija de dos fuentes, una indígena y
otra española), para lo que consulta fuentes en las crónicas coloniales (Pedro Cieza de
León, Juan de Betanzos y Garcilaso).
La apertura real a la tradición prehispánica surge en las primeras décadas del siglo XX
gracias al trabajo de estudiosos literarios y antropólogos que recopilaron y rescataron
mitos y leyendas orales. Entre ellos se destacan Adolfo Vienrich con Tarmap pacha
huaray (Azucenas quechuas, 1905) y Tarmapap pachahuarainin (Fábulas quechuas,
1906); Jorge Basadre en La literatura inca (1938) y En torno a la literatura quechua (1939);
y los estudios antropológicos y folclóricos de José María Arguedas (en particular , su
traducción de Dioses y hombres de Huarochirí). Los trabajos más contemporáneos
incluyen a Martín Lienhard (La voz y su huella. Escritura y conflicto étnico-cultural en
América Latina. 1492-1988, 1992), Antonio Cornejo Polar (Escribir en el aire. Escribir en el
aire: ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas. 1994),
Edmundo Bendezú (Literatura Quechua, 1980 y La otra literatura, 1986) y Gerard Taylor
(Ritos y tradiciones de Huarochirí. Manuscrito quechua del siglo XVII, 1987; Relatos
quechuas de la Jalca, 2003).
Bendezú afirma que la literatura quechua se constituye, desde la conquista, en un sistema
marginal opuesto al dominante (de vena hispánica) y postula la existencia permanente y
cubierta de una tradición de cuatro siglos. Habla de una gran tradición ("enorme masa
textual") marginada y dejada de lado por el sistema escritural occidental, ya que esta "otra"
literatura es, como el quechua, plenamente oral.
Véase también: Letras cusqueñas

Colonia[editar]
Artículo principal: Literatura de la Colonia del Perú

El término literatura colonial (o literatura de la Colonia) hace referencia al estado del


territorio del Perú del siglo XVI al siglo XIX, dependiente de la corona española y
políticamente organizado como un Virreinato.
Literatura del Descubrimiento y la Conquista[editar]
Artículo principal: Literatura del descubrimiento y conquista del Perú

Con la conquista española llegó al Perú el idioma castellano (mal llamado español) y las
tendencias literarias europeas. Se inicia un proceso que con el tiempo dará origen a una
literatura mestiza o peruana, aunque inicialmente acuse de una preeminencia hispánica.
Francisco Carrillo Espejo ha acuñado el término de literatura del descubrimiento y
conquista, con el que se designa al período que abarca todas las obras escritas durante el
proceso de descubrimiento y conquista del Perú, que se inicia en 1532 en Cajamarca con
la captura del último Inca, Atahualpa, y finaliza con la desarticulación del Imperio Incaico.
La literatura de este período, aunque no necesariamente escrita durante este marco
temporal, sí se vincula a los eventos desarrollados antes o durante este.
Las primeras manifestaciones literarias fueron las coplas recitadas por los conquistadores;
un ejemplo es la célebre copla escrita por un soldado durante el segundo viaje de Pizarro,
quejándose ante el gobernador de Panamá de las penalidades que padecían:
Pues, señor Gobernador,
mírelo bien por entero,
que allá va el recogedor
y aquí queda el carnicero.
Primera página de la Chrónica del Perú de Pedro Cieza de León.

Luego aparecieron las crónicas, cartas de descubrimiento y relaciones. Particularmente,


las crónicas constituyen un interesante género literario que mezcla la historia, el ensayo
literario y la novela. Las primeras crónicas, escritas por los soldados y secretarios de las
expediciones militares, tienen un estilo rudo y seco. Luego aparecieron otras obras mejor
trabajadas, como la de Pedro Cieza de León (1518-1554), autor de la Crónica del Perú,
dividida en cuatro partes: Parte primera de la Crónica del Perú, El Señorío de los
Incas, Descubrimiento y Conquista del Perú y las Guerras Civiles del Perú, que constituyen
el primer gran proyecto de una historia andina global. Debido a ello, algunos consideran a
Cieza como el primer historiador del Perú. Finalmente, el Inca Garcilaso de la Vega,
mestizo, hijo de un conquistador español y una noble inca, publicó a principios del siglo
XVII sus Comentarios reales de los incas, obra que supera las exigencias de una simple
crónica para convertirse en una obra maestra de la literatura, la primera escrita por un
mestizo hispanoamericano.
El crítico Augusto Tamayo Vargas ha dividido a los cronistas en españoles, indígenas,
mestizos y criollos.
Cronistas españoles[editar]
Estos se dividen en dos grupos: cronistas de la conquista y cronistas de la colonización.
Este último se subdivide a su vez en pre-toledanos, toledanos y post-toledanos.
Cronistas de la Conquista[editar]

 Cristóbal de Mena
 Francisco de Jerez
 Pedro Sancho de la Hoz
 Miguel de Estete
 Pedro Pizarro
 Diego de Trujillo
 Alonso Borregán
Cronistas de la colonización[editar]
Pretoledanos

 Pedro Cieza de León


 Juan de Betanzos
 Agustín de Zárate
 Francisco López de Gómara
 Bartolomé de las Casas
 Cristóbal de Molina “el chileno”1
 Diego Fernández de Palencia “el Palentino”
 Fray Gaspar de Carvajal
Toledanos

 Juan Polo de Ondegardo


 Pedro Sarmiento de Gamboa
Postoledanos

 Miguel Cabello Valboa


 El padre Martín de Murúa
 Fernando de Montesinos
 El padre José de Acosta
 Fray Reginaldo de Lizárraga
 El padre Bernabé Cobo
Cronistas indígenas[editar]

Autorretrato de Felipe Guamán Poma de Ayala, que aparece en su Nueva Crónica


y Buen Gobierno.

Tres nombres se mencionan especialmente entre los cronistas indígenas,


nativos o indios:

 Titu Cusi Yupanqui, uno de los incas de Vilcabamba que en 1570 escribió
una Relación de cómo los españoles entraron en Perú y el subceso que
tuvo Manco Inca en el tiempo que entre ellos vivió.
 Felipe Guaman Poma de Ayala, autor de una original obra ilustrada: El
primer nueva corónica y buen gobierno (sic), escrito entre 1585 y 1615, y
publicada recién en 1936. En ella presenta el proceso de destrucción del
mundo andino (debido a soberbia de los incas o falla en la comunicación
con los españoles), tratando de explicar y presentar una alternativa a la
realidad caótica de su tiempo.
 Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, perteneciente al
linaje de lo collaguas, es autor de una Relación de antigüedades de este
reino del Piru, escrita hacia 1620 ó 1630, y publicada en 1879. Usa para
expresarse un rudimentario español, fuertemente quechuizado.
Cronistas mestizos[editar]

 Blas Valera (1545-1597), religioso jesuita natural de Chachapoyas,


cuya Historia de los incas la usaron muchos cronistas españoles e incluso
el mismo Inca Garcilaso y que aparentemente se perdió en un incendio
en Cádiz, durante una guerra entre españoles e ingleses.
 Cristóbal de Molina “el cuzqueño” (1529-1585) clérigo y cronista que
durante mucho tiempo se creyó que era mestizo, pero en realidad fue un
español natural de Andalucía,2 Sin embargo, se compenetró tanto con la
cultura andina que se le puede considerar como un mestizo cultural. Su
obra principal es una Relación de las fábulas y ritos de los Incas.
Pero indudablemente el más importante cronista mestizo es el Inca Garcilaso
de la Vega (1539-1616), considerado como el "primer mestizo biológico y
espiritual de América", o en otras palabras, el primer mestizo racial y cultural
de América, pues supo asumir y conciliar sus dos herencias culturales: la
indígena americana (inca o quechua) y la europea (española), alcanzando al
mismo tiempo gran renombre intelectual.3 Se le conoce también como
el "príncipe de los escritores del Nuevo Mundo", pues su obra literaria se
destaca por un gran dominio y manejo del idioma castellano. En su obra
cumbre, los Comentarios reales de los incas, publicada en Lisboa, en 1609,
Garcilaso expuso la historia, cultura y costumbres de los Incas y otros pueblos
del antiguo Perú. Para muchos críticos se trata del cantar de gesta de la
nacionalidad peruana, que se forja precisamente con la fusión de dos
herencias, la nativa y la española. Garcilaso es autor también de La Florida
del Inca (Lisboa, 1605), que es un relato de la conquista española de Florida;
y de la Segunda parte de los Comentarios reales, más conocida como Historia
General del Perú (Córdoba, 1617), publicada póstumamente, donde el autor
trata sobre la conquista y el inicio de la colonia. Con justicia se considera al
Inca Garcilaso como el primer literato del Perú.
Cronistas criollos[editar]
Entre los cronistas criollos o americanos (nacidos en América de padres
españoles) que escribieron sobre el Perú destacan:

 Pedro Gutiérrez de Santa Clara, natural de México, autor de una Historia


de las guerras más que civiles que hubo en el Reino del Perú.
 El padre agustino Antonio de la Calancha (1584-1654), natural de La
Plata y autor de la Corónica moralizada del orden de San Agustín en el
Perú, que contiene valiosas información del pasado prehispánico.
Otros cronistas[editar]
Se debe mencionar también al padre jesuita italiano Giovanni Anello
Oliva (¿1572?-1642), que vivió más de 40 años en el Perú, y fue autor de
una Historia del reino y provincias del Perú y vidas de varones ilustres en la
Compañía de Jesús de la provincia del Perú, cuya primera parte es una
introducción histórica titulada: Historia del reino y provincias del Perú, de sus
incas, reyes, descubrimiento y conquista por los españoles de la corona de
Castilla.
Literatura de los inicios del Virreinato[editar]
Hitos culturales importantes fueron la fundación de la Real y Pontificia
Universidad de San Marcos de Lima el 12 de mayo de 1551 por Real
Provisión de Carlos I de España y V de Alemania, la primera en América, y la
instalación en Lima de la primera imprenta de Sudamérica, la del
turinés Antonio Ricardo en 1583, instituciones que impulsaron el temprano
desarrollo intelectual de los peruanos.
El primer libro publicado en la ciudad de Lima es la Doctrina Christiana y
Cathecismo para la Instrucción de los Indios (1584) del impresor Antonio
Ricardo, con lo que se inaugura propiamente la idea de literatura peruana.
Este primer catecismo es publicado en castellano, quechua y aimara. Durante
las décadas anteriores, ya se había establecido el sistema de reducciones
producto de las reformas del virrey Francisco de Toledo(1569-1581) que
separaron la sociedad colonial en dos repúblicas, república de indios y
república de españoles (es el período en el que se realizaron la mayor
cantidad de extirpación de idolatrías). También se promulgaron las Leyes de
Indias que establecían lo siguiente:
“que no se imprima, ni vse Arte, ni Vocabulario de la lengua de los Indios,
sin estar aprobado conforma á esta ley”; “que no se consientan en las
Indias libros profanos y fabulosos. Porque de llevarse á las Indias libros de
Romance, que traten de materias profanas, y fabulosas y historias fingidas
se siguen muchos inconvenientes (…) que ningun Español, ni Indio los lea”;
“que se recojan los libros de Hereges, y impida su comunicación. Porqve
los Hereges Piratas con ocasion de las presas y rescates han tenido alguna
comunicacion en los Puertos de Indias, y esta es muy dañosa á la pureza
con que nuestros vasallos creen y tienen a la Santa Fé Catolica por los
libros hereticos y proposiciones falsas, que esparcen y comunican á gente
ignorante.”
Leyes de Indias, Libro I, título XXIVcolor

Primera página de la Historia natural y moral de las Indias del padre jesuita José
de Acosta.

Estos dos factores determinan que la inicial producción literaria en la Colonia


se limite a círculos de influencia principalmente hispánica, producida en las
grandes ciudades por hijos de españoles (españoles americanos). La literatura
se cultiva en círculos ilustrados, estrechamente vinculados con la Iglesia (que
imparte la educación entre las élites sociales, ya que todos los colegios y
convictorios estaban dirigidos por órdenes religiosas). De la Iglesia es
precisamente el padre José de Acosta, quien presta mayor atención al mundo
americano ya que, junto a sus reflexiones religiosas y teológicas, encontramos
una clara preocupación por la geografía y fisiología de los pueblos naturales
del Perú. Acosta representa un momento en el que los estándares estéticos
renacentistas están aún presentes en la escena literaria. En 1586
publica Peregrinación de Bartolomé Lorenzo, en 1588 De Natura Novi Orbis et
De Promulgation Evangelii apud barbaros, sive de Procuranda indorum
salute (De la naturaleza del nuevo mundo...) y en 1590 su obra más
conocida: Historia natural y moral de las Indias.
Clasicismo (mediados del siglo XVI y comienzos del
XVII)[editar]
La literatura del llamado Siglo de oro español, se refleja también en la América
española, especialmente en el campo de la poesía lírica y épica. Se trata de
una literatura erudita, de refinadas formas, ceñida a los moldes clásicos
(clasicismo). Los autores más relevantes que se desenvolvieron en el Perú
bajo esta tendencia, son los siguientes:

 Diego de Hojeda (¿1571?-1615), poeta sevillano, ordenado sacerdote en


el Perú en 1591, es autor de La Cristiada (1611), primer poema épico-
místico escrito en América, en octavas.
 Clarinda, seudónimo de la autora o autor del Discurso en loor de poesía,
poema en tercetos, que apareció en el Parnaso Antártico (1608) de Diego
Mexía de Fernangil.
 Amarilis, seudónimo de la autora o autor de la Epístola a Belardo, escrita
en silva, dirigida a Lope de Vega y que éste reprodujo en La
Filomena (1621).
 Diego Mexía de Fernangil (¿1565?-1634), es autor de la primera parte
del Parnaso Antártico (1608). La segunda parte no llegó a publicarse y
permaneció inédita hasta el siglo XX.
Barroquismo (siglo XVII)[editar]

Juan de Espinoza Medrano, el Lunarejo.

Siguiendo la tendencia dictada desde Europa, la literatura peruana adopta el


estilo del barroco (conceptismo y culteranismo). Se tiende a recargar el
lenguaje literario con muchos recursos estilísticos y se hace gala de erudición.
La figura cumbre del barroquismo peruano fue El Lunarejo.

 Juan de Espinoza Medrano llamado "El Lunarejo" (¿1630?-1688), clérigo,


predicador, escritor y humanista mestizo, nacido en el pueblo de Calcauso
(Apurímac). Autor de piezas dramáticas religiosas, sermones y
del Apologético en favor de D. Luis de Góngora, príncipe de los poetas
líricos de España (1662), brillante defensa de la lírica de dicho poeta
español, cumbre del culteranismo. De manera póstuma se editó una
selección de sus sermones bajo el título de La novena maravilla (1695).
 Juan del Valle y Caviedes (1652 o 1654-después de 1696), poeta satírico
y costumbrista, nacido en España, pero que vivió mayormente en el Perú.
Destaca su poesía festiva y satírica, a través de la cual hace una dura
crítica del medio social. También cultivó la poesía mística y de
arrepentimiento. Su obra poética fue recopilada y editada mucho tiempo
después de su muerte, bajo el título de Diente del Parnaso.
Podemos mencionar también a Lorenzo de las Llamosas (c.1665-c.1705),
quien después de unos pocos años de permanencia en el Virreinato del Perú,
viaja a España donde desarrolla actividades en la Corte del Rey, como militar
y al mismo tiempo como autor de obras de teatro y didácticas.
Afrancesamiento y Neoclasicismo (siglo XVIII)[editar]

Pedro Peralta y Barnuevo, poeta, erudito y científico limeño; por su vasto saber ha
merecido el apelativo de Doctor Océano.

En la segunda mitad del siglo XVII, la literatura en Europa, bajo influjo de las
letras francesas, tendió a volver a los moldes clásicos, aunque en las colonias
españolas siguió preponderando el barroquismo. No obstante, a comienzos
del siglo XVIII, coincidiendo con la instauración de la dinastía borbónica en
España, los escritores de habla hispana tienden a “afrancesarse”. Surgen las
Academias literarias, a imitación de las de Francia, como la llamada Academia
de Palacio fundada por el virrey del Perú Marqués de Castell dos Rius (1707-
1710). Entre los académicos de Palacio destacan los siguientes:

 Luis Antonio de Oviedo y Herrera, conde de la Granja (1636-1717), poeta


y autor teatral, miembro de autor de los libros poemáticos: La vida de
Santa Rosa (1711) y Poema sacro de la pasión (1717).
 José Bermúdez de la Torre y Solier (1661-1746) poeta limeño, autor del
poema Telémaco en la isla de Calipso; fue además jurisconsulto, así
como rector de la Universidad de San Marcos de Lima.
 Pedro Peralta y Barnuevo (1664-1743), poeta, erudito y científico limeño,
la figura literaria más destacada de la primera mitad del siglo XVIII. Su
obra que abarcó diversos campos del saber, siendo autor de tragedias y
sainetes que pueden considerarse precursores del costumbrismo. Entre
sus obras destaca Lima Fundada (1732), poema épico de gran aliento, en
diez cantos, 1183 octavas reales y un total de 9.464 versos
endecasílabos. Sin embargo, son sus obras teatrales las que han
despertado más el interés de la crítica moderna.

Pablo de Olavide.

El Neoclasicismo irrumpe en la segunda mitad del siglo XVIII y fue


desplazando progresivamente al barroquismo. Se trata de una vuelta a las
normas del clasicismo, en oposición al estilo recargado del barroquismo, así
como una tendencia a la actitud pedagógica. Este movimiento se desarrolló
juntamente con la expansión de las ideas liberales surgidas en Francia, que
tanto habrían de influir en el desarrollo de la revolución separatista de
Hispanoamérica.
La figura más conspicua del afrancesamiento literario en la segunda mitad del
siglo XVIII fue Pablo de Olavide (1725-1803), escritor, traductor, jurista y
político, nacido en Lima, pero que desenvolvió su carrera en España. Su casa
en Madrid se convirtió en un destacado centro de tertulia cultural. Influido por
la ilustración francesa, profesó inicialmente las ideas liberales. Acusado de
herejía, fue encarcelado por la Inquisición. Reconciliado con la religión,
publicó El Evangelio en triunfo (1797); Poemas cristianos; y Salterio
español (1799). Ya en el siglo XX fueron exhumadas las obras de su periodo
afrancesado, de género dramático y narrativo, siendo este último el que ha
concitado el interés de la crítica moderna, pues se tratan de novelas cortas,
que harían a Olavide precursor de dicho género literario.
Mientras que en el Perú se desenvuelven por esa época poetas y escritores
satíricos criollos, cercanos al costumbrismo:

 Fray Francisco del Castillo O. M. (1716-1770), conocido como "El ciego de


La Merced", fraile, dramaturgo y poeta, sin duda el mejor autor teatral de
la colonia y entre cuyas obras destacan La conquista del Perú, una de las
primeras en ofrecer una perspectiva crítica de la conquista del Perú; Todo
el ingenio lo allana; Mitridates, rey del Ponto; el entremés Del justicia y
litigantes. Este fraile pertenecía a la Orden de la Merced y no debe ser
confundido con el sacerdote jesuita Francisco del Castillo S.J. (1615-
1673), quien vivió y trabajó también en Lima, pero un siglo antes.
 Alonso Carrió de la Vandera (1714 o 1716-1783), que bajo el seudónimo
de Concolorcorvo, escribió el Lazarillo de ciegos caminantes, libro que
durante bastante tiempo fue erróneamente atribuido a Calixto Bustamante
Carlos Inca y que trata de un viaje realizado entre Lima y Buenos Aires.
 Esteban Terralla y Landa, poeta satírico que usó el seudónimo de Simón
Ayanque para publicar su libro Lima por dentro y fuera (1797).
A fines del siglo XVIII y coincidiendo con el fin del mandato del virrey Manuel
Amat y Juniet, se representó en las gradas de la catedral de Lima un drama,
el Drama de los palanganas: veterano y bisoño, que es una crítica despiadada
contra el gobierno y la persona de este virrey, en particular sus amoríos
con La Perricholi. El texto ha sido rescatado por el crítico literario Luis Alberto
Sánchez.
Emancipación (siglos XVIII y XIX)[editar]

Mariano Melgar.

El último periodo de la literatura colonial abarca desde fines del siglo XVIII
hasta comienzos del siglo XIX, y corresponde a la época de la revolución
emancipadora. Sobresalen, al estilo de los enciclopedistas franceses, los
redactores del Mercurio Peruano, la primera gran revista americana, quienes
se agrupan en la llamada Sociedad de Amantes del País. Entre ellos
destacan Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, José Baquíjano y
Carrillo, entre otros.
En el campo de la lírica destaca el arequipeño Mariano Melgar (1791-1815),
en cuyos versos se prefigura el romanticismo y muestra un mestizaje entre la
poesía culta y las canciones populares indígenas. Aunque su obra se enmarca
más dentro de la época republicana, y consta de Carta a Silvia (1827)
y Poesías (1878). Se sumó a la revolución independentista en 1814 y murió
fusilado.
Otro representante de la poesía de la Emancipación es José Joaquín
Olmedo (1780-1847), nacido en Guayaquil cuando este pertenecía al Perú.
Fue diputado ante el primer Congreso de la República del Perú y ministro
plenipotenciario del Perú en Inglaterra. Su poema fundamental es Oda a la
victoria de Junín, versos épicos de corte neoclásico que cantan el triunfo
obtenido por Bolívar en la batalla de Junín.
En el campo de la literatura política descuella el tribuno José Faustino
Sánchez Carrión (1787-1825), defensor del sistema de gobierno republicano y
autor de la Carta del Solitario de Sayán.
Es necesario también mencionar al clérigo limeño José Joaquín de
Larriva (1780-1832) poeta, escritor y periodista, apodado el “cojo Larriva”.
Escritor satírico y muy mordaz, según Porras Barrenechea fue el “primer poeta
cómico” del Perú. Actualmente se le recuerda más por las letrillas que
escribiera contra el Libertador Bolívar, aunque en su tiempo fue muy popular y
celebrado por sus oraciones fúnebres y laudatorias, y sus artículos
periodísticos, además de sus improvisaciones poéticas. Es considerado
precursor del costumbrismo literario peruano.

República[editar]
Siglo XIX[editar]
Las primeras corrientes literarias del Perú independiente fueron
el costumbrismo y el romanticismo. Ya en el último tramo del siglo, se
desarrolló el realismo.
Costumbrismo[editar]

Felipe Pardo y Aliaga.

Manuel Ascensio Segura y Cordero.

El costumbrismo fue una corriente literaria cuyos cultivadores prestaban más


atención a las costumbres de los pueblos, tanto para festejarlas, como para
criticarlas o ridiculizarlas, a través de géneros diversos (comedias, letrillas,
sainetes, etc.). En el Perú comienza hacia 1830, coincidiendo con el periodo
fundacional de la República y se prolonga hasta los años 1850.
Al período costumbrista peruano pertenecen dos poetas satíricos y
dramaturgos cómicos, ambos limeños, pero de espíritu contrapuesto:

 Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868). Examinó y juzgó con severidad la


realidad peruana a través de sus comedias y artículos costumbristas;
entre estos últimos es más celebrado y recordado el titulado Un viaje, más
conocido como El viaje del niño Goyito. En poesía destacan sus letrillas y
epigramas, siendo las más reproducidas: "La jeta del guerrero" y "A mi hijo
en sus días". En el campo dramático solo escribió tres comedias: Frutos
de la educación, Una huérfana en Chorrillos y Don Leocadio y el
aniversario de Ayacucho. Fue severo crítico de las costumbres populares
que consideraba bárbaras y repelentes. También orientó sus críticas hacia
los hábitos de los políticos, la falta de civismo y la ambición personalista
de los gobernantes.
 Manuel Ascencio Segura (1805-1871), considerado el mayor dramaturgo
nacional del siglo XIX, es quien retrata mejor los tipos populares de Lima.
Mientras Felipe Pardo era un hombre de ideas aristocráticas y defensor de
la colonia española, Segura representó los valores democráticos de la
nueva sociedad peruana, lo que se refleja en el sabor criollo de sus
comedias costumbristas. Es autor de 17 piezas teatrales, entre las que
destacan Ña Catita, La Pepa, El sargento Canuto, La saya y el
manto, Lances de Amancaes, Las tres viudas. En el campo de la lírica son
muy recordados sus poemas: "A las muchachas" y La Pelimuertada.
De esta época es importante destacar también a los siguientes autores:

 Narciso Aréstegui (1818 o 1820-1869), cuzqueño, autor de la novela El


padre Horán (1848), considerada la primera novela de la literatura
peruana y una de las primeras novelas sudamericanas en lengua
castellana. Es también considerado como uno de los grandes precursores
del indigenismo en el Perú.
 Flora Tristán (1803-1844), escritora peruano-francesa, nacida en París,
autora de Peregrinaciones de una paria, un diario de su viaje por Perú
(entre 1833 y 1834) adonde llegó reclamando la herencia paterna. Es un
libro fundamental para conocer de cerca los avatares de la incipiente
República Peruana, cuyas prácticas y costumbres fueron analizadas
detenidamente por la autora. Escribió además la novela Mephis.
 Manuel Atanasio Fuentes, conocido como El murciélago (1820-1889),
escribió Aletazos del murciélago (3 vols., 1866) y Lima: apuntes históricos,
descriptivos, estadísticos y de costumbres (1867, en ediciones española,
francesa e inglesa).

Ricardo Palma.

Cercana al costumbrismo está la obra de Ricardo Palma (1833-1919),


escritor limeño, autor de las célebres Tradiciones peruanas, la obra más
conocida del siglo, en la que a través de una serie de tradiciones —género
inventado por él, que combina elementos de historia con fabulaciones
propias—, narra la historia de Lima y del Perú durante las épocas incaica,
colonial y republicana. Escritas entre 1860 y 1914, una edición definitiva fue
compilada por Angélica Palma, la hija del tradicionista, en seis volúmenes
(1923-1925).
Romanticismo[editar]
El romanticismo, proveniente de Europa, llegó al Perú con retraso, hacia los
años 1840, y se prolongó por el resto del siglo, aunque decayó tras la Guerra
del Pacífico, para dar pase al Realismo. Los textos de los románticos
peruanos fueron, por lo general, artificiales y abusaron del sentimentalismo.
Las obras de teatro frecuentemente cultivaron el mismo sentimiento y
exageraron los enredos de modo inverosímil; si bien algunas tuvieron éxito en
su momento, hoy están olvidadas. Dos representantes del romanticismo
peruano, sin embargo, han sobrevivido literariamente, por la calidad de sus
obras: Ricardo Palma y Carlos Augusto Salaverry, pertenecientes a la
llamada generación de la bohemia.

 Ricardo Palma (1833-1919), del cual ya mencionamos sus


celebradas Tradiciones peruanas. Cultivó otros géneros, como la poesía,
destacando en este campo sus
poemarios: Poesías, Juvenilia, Armonías, Pasionarias, Cantarcillos, Filigra
nas, Nieblas y sobre todo Verbos y gerundios, obras que expresan
sentimientos románticos o una actitud burlona ante ciertos aspectos de la
realidad. De crítica literaria es su libro La bohemia de mi tiempo,
autobiografía y relación de los escritores románticos. También escribió
una obra filológica: Papeletas lexicográficas. De su pluma se conserva
asimismo una obra teatral: Rodil.

Carlos Augusto Salaverry.

 Carlos Augusto Salaverry (1830-1891), considerado el mejor poeta lírico


peruano del siglo XIX, era hijo de Felipe Santiago Salaverry, el caudillo de
los primeros años de la República que muriera fusilado en 1836. Su obra
poética se reúne en cuatro libros: Diamantes y perlas, Albores y
destellos, Cartas a un ángely Misterios de la tumba. Su poesía se
singulariza por la dulzura melancólica de su alma apasionada, por el
elegante pesimismo de su actitud ante la vida y por la emoción colorista
que anima su intimidad desgarrada. Su poema “Acuérdate de mi” (inserto
en Cartas a un ángel) es infaltable en toda antología poética.
Al romanticismo pertenecen también los siguientes poetas, escritores y
dramaturgos:

 Manuel Nicolás Corpancho (1830-1863), limeño, autor del drama El poeta


cruzado, alabado en su tiempo y olvidado actualmente. Murió durante un
incendio ocurrido en la nave en que viaja en el golfo de México, cuando
regresaba de una misión diplomática.
 José Arnaldo Márquez (1832-1903), limeño, representante de la poesía
romántica peruana en su vertiente filosófica y social. Supo armonizar el
sentimiento individualista romántico con las inquietudes humanitarias de
su tiempo y una precursora adhesión a los ideales socialistas. Fue
también ensayista, maestro, periodista, traductor, diplomático, militar y
viajero.
 Luis Benjamín Cisneros (1837-1894), limeño, autor del drama Alfredo el
Sevillano; las novelas: Amor de niño: juguete romántico, Julia o escenas
de la vida en Lima y Edgardo o un joven de mi generación; y de las obras
líricas: A la muerte del rey don Alfonso XII, Aurora y amor y De libres
alas (esta última compilación póstuma).
 Clemente Althaus (1835-1881), limeño, hijo de un oficial alemán llegado
en la época de la independencia. Entre sus obras destacan: Poesías
varias, Obras poéticas, Poesías patrióticas, Antioco (drama). Se destacó
también como traductor.
 Acisclo Villarán (1841-1927), escritor limeño, fundador del Club Literario
(1875) que luego se convirtió en el Ateneo de Lima. Autor de una obra
fecunda y versátil, de la que destacamos: El triunfo del Perú, La corona de
laureles, El cura de Locumba, El guerrero del siglo, Nieblas y
auroras, Siluetas republicanas, La poesía en el imperio de los incas, etc.
 Pedro Paz Soldán y Unanue (1839-1895), escritor limeño, conocido por su
seudónimo de Juan de Arona. Autor de poesías y comedias, fue también
ensayista, traductor y filólogo, siendo su obra más notable el Diccionario
de peruanismos (1883-1884).
Realismo y naturalismo[editar]

Manuel González Prada.


Tras la guerra del Pacífico (1879-1883) hay una reacción contra
el romanticismo, liderada por el intelectual Manuel González Prada (1844-
1918), quien cultivó una poesía que por su temática estetizante y la
introducción de nuevas formas métricas fue un claro precursor
del modernismo. De entre sus obras en prosa se deben mencionar: Pájinas
libres y Horas de lucha, libros en las que hace una furibunda crítica a la clase
política, responsable, según él, de la catástrofe bélica. No se salvan tampoco
de sus dardos las instituciones religiosas y los literatos de su tiempo. Su
postura hipercrítica en el terreno de las ideas y de la literatura le granjeó no
pocos enemigos y le metió en variopintas polémicas periodísticas.
Se desarrolló también, de un modo bastante tenue, el realismo en la novela,
que toma vuelo a partir de entonces en el Perú.
Una característica resaltante en este período es el surgimiento de un grupo de
escritoras. Muchas de ellas —habiendo perdido a sus cónyuges e hijos
mayores en la guerra con Chile— tuvieron que ganarse la vida por sí mismas,
y cultivaron su vocación literaria a través de tertulias. La principal fue la de la
argentina Juana Manuela Gorriti, en las que se discutía sobre los problemas
sociales y sobre la influencia de las formas europeas. Escribieron novelas que
en cierto modo pueden calificarse como realistas. Tal es el caso de:

 Mercedes Cabello de Carbonera (1845-1909), nacida en Moquegua, fue


la iniciadora de la novela realista peruana. Escribió seis novelas de
contenido social e intención crítica, siendo las más exitosas Blanca
Sol (1888), Las consecuencias (1890) y El conspirador (1892). Escribió
también numerosos artículos y ensayos publicados en la prensa, sobre
temas literarios y sociales; en especial abogó por la emancipación de la
mujer, por lo que se cuenta entre las primeras feministas del Perú. Fue
incomprendida en su tiempo, siendo blanco de las críticas de autores
masculinos como Juan de Arona y Ricardo Palma. Ello lo empujó a
aislarse. Por si fuera poco, empezó a padecer las secuelas de una sífilis
que le contagió su propio esposo, siendo recluida en un manicomio,
donde falleció.
 Clorinda Matto de Turner (1852-1909), novelista, tradicionista y
periodista cuzqueña, precursora o fundadora del indigenismo literario.
Autora de Tradiciones cuzqueñas y de las novelas Aves sin
nido (1899), Índole (1891) y Herencia (1893). La más destacada y
polémica de sus obras es Aves sin nido, donde expone la situación del
indígena que sufre los abusos de las autoridades religiosas y políticas.
Aunque su técnica y estilo sean deficientes, la obra concitó el interés no
solo en el Perú, sino en América y Europa.
 María Nieves y Bustamante (1861-1947), natural de Arequipa, es autora
de la novela histórica Jorge, el hijo del pueblo (1892), ambientada en la
guerra civil de 1856-1858, es un canto épico que resalta el espíritu
guerrero del pueblo arequipeño.
Siglo XX[editar]
Artículo principal: Literatura peruana del siglo XX

Modernismo[editar]
José Santos Chocano.

El modernismo se desarrolló en el Perú a partir del poema «Al amor»


de Manuel González Prada, publicado en el diario El Comercio en 1867,
donde el autor fusiona un conjunto de géneros poéticos provenientes de
Europa, dando como resultado el triolet. Esta tendencia, resultado del
cosmopolitismo que vivía el Perú, pronto se desarrolló en otras partes
de América Latina: en Cuba con José Martí; en Nicaragua con Rubén Darío;
en Argentina con Leopoldo Lugones; en Uruguay con Julio Herrera y Reissig;
en México con Manuel Gutiérrez Nájera.
A pesar de sus tempranos antecedentes con González Prada, el modernismo
alcanzó en el Perú un pleno desarrollo tardíamente, a inicios del siglo XX. De
entre todos sus representantes descuella el poeta limeño José Santos
Chocano (1875-1934), conocido como «El Cantor de América», considerado
uno de los poetas hispanoamericanos más importantes, por su poesía épica
de tono grandilocuente, que gusta de la retórica y de la descripción de
paisajes, con gran sonoridad y colorido, estando más próxima a Walt Whitman
y al romanticismo. También produjo poesía lírica de singular intimismo. Todas
sus creaciones poéticas están trabajadas con depurado formalismo y se
inspira mayormente en los temas, los paisajes y la gente de su país y de
América en general. Principales obras: Iras santas (1895), En la
aldea (1895), Selva virgen (1896?), La epopeya del morro(1899), El canto del
siglo (1901), Alma América (1906), Fiat Lux (1908), Primicias de oro de
Indias (1934), Oro de Indias (1940-1941). Su vida fue muy novelesca y
aventurera, ligada a la de los dictadores y caudillos latinoamericanos de su
tiempo. Durante el Oncenio de Leguía sostuvo una polémica pública con el
joven escritor Edwin Elmore, a quien en un arranque de ira asesinó
disparándole a quemarropa. Tras sufrir un breve encierro, partió hacia Chile,
donde murió asesinado a manos de un esquizofrénico.
Leonidas Yerovi.

Dentro del modernismo peruano también debemos destacar a los siguientes


poetas:

 Leonidas Yerovi (1881-1917), poeta y dramaturgo festivo, nacido en Lima.


Murió asesinado frente al local del diario La Prensa de Lima, a manos de
un ciudadano chileno. A pesar de su prematura muerte, cuando aún no
había cumplido los 36 años de edad, dejó una notable producción poética
en la que “mezclaba el léxico y las formas modernistas con la sal y la
picardía criollas”. (Tamayo Vargas). Se puede decir que fue el
vulgarizador del modernismo, el que lo llevó a las clases populares.
También es autor de una muy celebrada obra teatral que le convierte en
una de las figuras cumbres de la dramaturgia peruana de comienzos del
siglo XX.
 Alberto Ureta (1885-1965), poeta y catedrático, autor de poemas de tono
reflexivo y melancólico. Obras: Rumor de almas (1911), El dolor
pensativo (1917). Posteriormente publicó: Las tiendas del
desierto (1933), Diario íntimo (1933) y Elegías de la cabeza loca (1937).
Fue también un diplomático divulgador de la cultura peruana.
 Enrique Bustamante y Ballivián (1883-1937), poeta limeño, uno de los
más finos e intelectuales del Perú, a decir de Luis Alberto Sánchez. Fue
amigo y compañero de Abraham Valdelomar, sobre quien ejerció gran
influencia. Aunque se formó bajo el modernismo, mantuvo sin embargo
una personalidad poética alejada de compromisos colectivos. Su
poemario Antipoemas (1926) constituye una transición hacia el
vanguardismo.
 Felipe Sassone (1884-1959), poeta limeño, autor de una poesía
hedonista, musical y plástica. Obras principales: La canción del
bohemio, La espuma de Afrodita, Vórtice de amor. También se dedicó al
teatro, y entre las muchas piezas que escribió, figuran las siguientes: A
campo traviesa, La señorita está loca y Volver a vivir.
 José Fiansón (1870-1952), poeta limeño, que, a decir del crítico Manuel
Beltroy, fue el exponente más avanzado del modernismo en el Perú. Su
poema Foederis Arca es considerado como uno de los mejores, sino el
mejor, del modernismo peruano. En sus últimos años se estableció en
Chosica, a la que cantó en versos eglógicos. Su fecunda obra se halla
dispersa.
Una importante rama del modernismo peruano fue la llamada Generación del
900, conocida también como la generación “arielista” (llamada así por
inspirarse en las ideas del escritor uruguayo Enrique Rodó, el autor de Ariel,
que abogaba por la europeización de Hispanoamérica y la formación de elites
intelectuales que se encargaran de su dirección). Sus miembros manejaban
una prosa elegante y ahondaban particularmente en las raíces de la historia
nacional, con tendencias hacia el idealismo (Tamayo Vargas). Fueron sus
principales representantes:

 José de la Riva Agüero y Osma


 Francisco García Calderón Rey
 Ventura García Calderón
 Víctor Andrés Belaúnde
 José Gálvez Barrenechea
En ese ambiente impregnado de modernismo surgió una figura insular: José
María Eguren (1872-1942), poeta limeño que abrió el camino de la innovación
en la poesía peruana con sus libros La canción de las figuras(1916)
y Simbólicas (1911), próximos al simbolismo y que reflejaban su mundo
interior mediante imágenes oníricas, con las que reacciona contra la retórica y
el formalismo modernistas.
Vanguardismo[editar]

Vallejo, modernista en Los Heraldos Negros y vanguardista en Trilce.

Hasta 1920 el modernismo era la tendencia dominante en el cuento y la


poesía, pero desde 1915 la vanguardia literaria hizo tímidamente su entrada
en la musa nacional. César Vallejo, con sus obras fuertemente innovadoras en
el lenguaje centradas en la angustia y en la condición humana, pertenece a
este período, en el que también aparecieron los poetas Alberto
Hidalgo, Alberto Guillén, Xavier Abril, Carlos Oquendo de Amat, Luis Valle
Goicochea, Magda Portal y los surrealistas César Moro y Emilio Adolfo
Westphalen.
El escritor más importante del momento es Abraham Valdelomar, quien en su
breve vida cultivó el cuento, la novela, el teatro, la poesía, el periodismo y el
ensayo. Sobresalen sobre todo sus relatos, que narran con bastante ternura
historias de las ciudades provincianas y, en menor medida, de Lima o
cosmopolitas. En 1916 fundó la revista Colónida que agrupó a varios jóvenes
escritores y que, a pesar de su breve existencia (se publicaron solo cuatro
números), abrió el camino para la entrada de nuevos movimientos como la
vanguardia en la literatura peruana.
Otros autores, que junto con Valdelomar inauguran el cuento en el Perú
fueron Clemente Palma, que escribió relatos decadentes, psicológicos y de
terror, influido por el realismo rusoy por Edgar Allan Poe; y Ventura García
Calderón, quien mayormente escribió cuentos exóticos sobre el Perú.
También se encuentran Manuel Beingolea, Manuel Moncloa y
Covarrubias, Cloamón, y Fausto Gastañeta.
En el teatro, con escasas obras de valor en este período, figuran las comedias
del poeta festivo Leonidas Yerovi y, posteriormente, las obras de denuncia
social y cariz político de César Vallejo, que pasaron mucho tiempo antes de
ser publicadas o representadas. Ya en los años 1940 la influencia tardía del
modernismo y del teatro poético se reflejará en las obras de Juan Ríos, a las
que se les ha criticado su excesiva retórica poética, generalmente
ambientadas en tiempos remotos o en leyendas y que buscan ser un referente
general del hombre.
Indigenismo[editar]
En el Perú el tema principal de la literatura indigenista era el indio, cuyo
predominio en la literatura se había iniciado en los años 1920 y 1930, primero
con los cuentos de Enrique López Albújar y más tarde con las novelas de Ciro
Alegría: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El
mundo es ancho y ajeno (1941). Así empezó la interesante controversia
sobre indigenismo e indianismo, vale decir, sobre la cuestión de que no sean
los mismos indios quienes escriban sobre su problemática. Esta corriente
literaria alcanzó su máxima expresión en la obra de José María Arguedas,
autor de Agua, Yawar Fiesta, Diamantes y pedernales, Los ríos profundos, El
Sexto, La agonía de Rasu Ñiti, Todas las sangres y El zorro de arriba y el
zorro de abajo, y quien debido a su contacto con los indígenas en la infancia,
pudo asimilar como propias su concepción del mundo y experiencias.
Generación del 50[editar]
La modernización de la narrativa peruana comienza con la Generación del 50,
enmarcada políticamente con el golpe del general Manuel A. Odría en 1948 y
las elecciones de 1950 en las que se autoelige presidente. Durante la década
anterior había comenzado un movimiento migratorio del campo a la ciudad
(preferentemente a la capital), que durante los años cincuenta se potencializa
al máximo y resulta en la formación de barriadas y pueblos jóvenes, la
aparición de sujetos marginales y desplazados socialmente. La literatura
producida en este período estuvo influida notablemente por
las vanguardias europeas; en particular, el llamado modernismo
anglosajón de Joyce y en el ambiente norteamericano la obra novelística
de Faulkner y la Generación Perdida. También influyó notablemente la
literatura fantástica de Borges y Kafka. A esta generación pertenecen Julio
Ramón Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Mario
Vargas Llosa, entre otros.
La Generación del 50 es un momento en el que la narrativa se vincula de
forma muy fuerte con el tema del desarrollo urbano, la experiencia de la
migración andina hacia Lima (un incremento drástico de la población a partir
de finales de la década del 40). Muy relacionada con el cine neorrealista
italiano, retrata la urbe cambiante, la aparición de personajes marginales y
problemáticos. Entre los narradores más representativos resaltan Ribeyro
con Los gallinazos sin plumas (1955); Enrique Congrains con las
novelas Lima, hora cero (1954) y No una, sino muchas muertes (1957); Luis
Loayza, cuya obra es obra es breve y poco conocida; y Vargas Llosa, quien a
fines de la década del 50 empezó a publicar sus cuentos, aunque sus
magistrales novelas aparecerán a partir de la década de 1960.
Junto a los narradores, surge un grupo de poetas entre los que se
destacan Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Carlos Germán
Belli, Francisco Bendezú, Juan Gonzalo Rose, Pablo Guevara. Estos poetas
comenzaron a publicar su obra a partir de fines del 40, tal es el caso de
Romualdo, luego lo harían Rose, Delgado, Bendezú, Belli. Guevara. Además,
a este grupo lo unían no solo las relaciones personales, sino también la
ideología, el marxismo y el existencialismo. Los poemas que escribieron
adoptaron, desde una visión general, un tono protestatario y de compromiso
social. Por ello, se reconoce al poema A otra cosa de Romualdo en el arte
poética de la generación del cincuenta.
Esta generación reivindicó a César Vallejo como paradigma estético y asumió
el pensamiento de José Carlos Mariátegui en calidad de guía intelectual. Los
poetas Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo
Eielson, Antenor Samaniego, Blanca Varela, fueron conocidos como el
grupo neovanguardista, que comenzó a publicar a fines de los años treinta (tal
es el caso de Sologuren, luego vendrían los poemas de Salazar Bondy,
Samaniego, Eielson, Varela). Mantuvieron relaciones personales en la
revista Mar del Sur, dirigida por Aurelio Miró Quesada, de clara tendencia
conservadora; y designaron a Emilio Adolfo Westphalencomo guía poético. A
esta situación histórico - literaria, habría que añadir el grupo de los
llamados Poetas del pueblo, vinculados al partido aprista fundado por Victor
Raúl Haya de la Torre, integrado por Gustavo Valcárcel, Manuel Scorza, Mario
Florián, Ignacio Campos, Ricardo Tello, Julio Garrido Malaver, quienes
reivindicaron como paradigma poético a Vallejo.
Durante ese decenio y el siguiente el teatro experimenta un período de
renovación, inicialmente con las piezas de Salazar Bondy (generalmente
comedias de contenido social) y más tarde con Juan Rivera Saavedra, con
obras de fuerte denuncia social, influidas por el expresionismo y el teatro del
absurdo. Durante estos años se dejará sentir con fuerza la influencia
de Bertolt Brecht entre los dramaturgos.
Generación del 60[editar]
La Generación del 60 en poesía tuvo a representantes del calibre de Luis
Hernández, Javier Heraud y Antonio Cisneros, Premio Casa de las Américas.
Merecen citarse también César Calvo, Rodolfo Hinostroza y Marco Martos.
Cabe señalar que Heraud fue el verdadero paradigma generacional, vinculado
a la doctrina marxista y a la militancia política, mientras que Hernández y
Cisneros, no. Como es fácil advertir, los coetáneos no constituyen movimiento
generacional.
A esta generación pertenecen los narradores Oswaldo Reynoso, Miguel
Gutiérrez, Eduardo González Viaña, Jorge Díaz Herrera, Alfredo Bryce
Echenique y Edgardo Rivera Martínez.
Mario Vargas Llosa en el acto fundacional de Unión Progreso y Democracia.

La narrativa y la poesía peruanas de fines de la década de 1960 no tuvieron


tanto un carácter generacional como ideológico: la literatura era vista como un
medio, un instrumento para crear una conciencia de clase. Eran los años del
auge de la revolución en Cuba y en el Perú la mayoría de intelectuales
ansiaban una revolución marxista que rompiera el viejo orden oligárquico y
feudal. Algunos escritores aspiraban a un proceso como el cubano (Heraud,
por ejemplo, murió en mayo de 1963 en la selva peruana, integrando una
columna que pensaba lanzar la lucha guerrillera), mientras que otros tenían
sus propios modelos. En este periodo de intenso compromiso social al escritor
le queda poco espacio para el compromiso con su propia obra. A fines de esta
década surge el Grupo Narración, influido por el maoísmo y liderado por
Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, sumandose tambien Antonio Galvez
Ronceros y Augusto Higa, quienes editaron una revista con el mismo nombre,
aunque tenían pensando llamarla Agua, evocando a José María Arguedas y
las tensiones sociales que muestra el libro de ese título.
Generación del 70[editar]
Las primeras expresiones con características propias, de lo que se
denominaría después Generación del 70, surgieron a fines de los años 60 con
autores como Manuel Morales (1943-2007), autor de la plaqueta Peicen
Bool (1968) y Poemas de entrecasa (1969);4 y Abelardo Sánchez
León (Poemas y ventanas cerradas, 1969) que experimentaron con el
coloquialismo popular.
Una de las primeras revistas que acogerá a las nuevas voces será Estación
Reunida, en la que publican José Rosas Ribeyro, Patrick Rosas, Elqui
Burgos, Tulio Mora, Óscar Málaga y otros. En 1963 irrumpió al escenario
poético el movimiento de ruptura Gleba Literaria en los claustros de letras de
la Universidad Federico Villarreal, siendo una voz contestataria del momento
político que vivía el país. Pero será con la aparición del movimiento Hora
Zero y su revista homónima, en 1970, que esta generación sentará presencia
en la escena cultural peruana. Lo fundaron Juan Ramírez Ruiz y Jorge
Pimentel, estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villarreal, y a sus
filas también pertenecieron Enrique Verástegui, Carmen Ollé, Jorge Nájar,
Mario Luna y Feliciano Mejía. Este último se alejaría definitivamente de Hora
Zero en 1972.
Los primeros escritores galardonados con el importante premio Poeta Joven
del Perú fueron José Watanabe (1945-2007), (Álbum de familia) y Antonio
Cillóniz (Después de caminar cierto tiempo hacia el Este), que lo compartieron
en 1970.5
Además del coloquialismo popular como expresión poética, a la Generación
del 70 también le caracterizará por su ruptura con la tradición literaria peruana
anterior a ella y su radicalismo ideológico de izquierda, como prueba de lo
citado, se halla la ratificación por mayoría generacional a tal compromiso
literario, en el Congreso de Poetas celebrado en la ciudad de Jauja en abril de
1970. También a raíz de la supuesta falta de compromiso social de los
anteriores poetas, se producen altercados entre Pimentel, uno de los líderes
de Hora Zero, y el consagrado Antonio Cisneros, que desembocan en un
curioso reto de Pimentel a Cisneros a un duelo poético (declamar ambos ante
un público casual para que espontáneamente los circunstantes determinen al
vencedor). Cisneros respondió jocosamente: "Han empezado con el pie
derecho, camaradas. Ahora falta que escriban con la mano...".
Otra expresión importante de esta generación es el surgimiento de los poetas
mágicos, neovanguardistas que retoman los experimentos dadaístas con
César Toro Montalvo, Omar Aramayo, José Luis Ayala. La poesía de protesta
social tendrá un destacado cultor en Cesareo Martínez. Fuera de los grupos
destacan otras voces como la de Vladimir Herrera.
A partir de 1974 se produce un segundo momento en la Generación del 70
que se expresará en las páginas de revistas de muy limitada circulación
como La Tortuga Ecuestre, Cronopios, Literatura, Auki, Tallo de Habasy
algunas otras. Sus poetas, en alguna forma, tratan de tomar cierta distancia
del coloquialismo característico de la primera etapa y se entregan más al
cuidadoso cultivo de la forma. En este segundo momento aparecen, entre
otras, las voces de Mario Montalbetti, Juan Carlos Lázaro, Carlos López
Degregori, Luis La Hoz, Enrique Sánchez Hernani, Bernardo Rafael
Álvarez, Armando Arteaga, Alfonso Cisneros Cox, Jorge Luis Roncal, Gustavo
Armijos.
De otro lado, con la publicación póstuma de un puñado de poemas de María
Emilia Cornejo en la revista Eros, la poesía escrita por mujeres en el Perú
inaugura un nuevo lenguaje, una nueva expresión de la problemática
femenina. Destacarán la ya citada Carmen Ollé, Sonia Luz Carrillo, Rosina
Valcárcel, Rosa Natalia Carbonell, entre otras.
Si bien la del 70 fue una generación fundamentalmente poética, no estuvo
exenta de narradores. En los años iniciales de agitación literaria, al influjo de
las modas importandas de la contracultura y los hippies, su narrador más
visible fue Fernando Ampuero, quien con el tiempo desarrollará una
importante y sostenida obra cuentística, novelística y periodística. Con menos
atención de los medios, pero con obras no menos importantes, a esta
generación también pertenecen los narradores Óscar Colchado, Cronwell
Jara, Maynor Freyre, Zein Zorrilla, Luis Nieto Degregori, Enrique Rosas
Paravicino.
En el teatro hace irrupción la creación colectiva frente a las obras de autor. El
movimiento fue liderado por varios grupos teatrales surgidos en estos años,
entre los que descollan Cuatrotablas, encabezado por Mario Delgado,
y Yuyachkani, por Miguel Rubio Zapata, ambos creados en 1971.
Merece destacarse la labor poética y la perseverancia, desde las provincias,
de Alberto Alarcón, Houdini Guerrero, Emilio Saldarriaga, Segundo Cansino,
Carmen Arrese, entre otros. En Arequipa, las revistas Ómnibusy Macho
Cabrío marcaron una época. El grupo de poetas vinculado a la Universidad
San Agustín (Oswaldo Chanove, Alonso Ruiz Rosas, entre otros) fue muy
activo.
Décadas de 1980 y 1990[editar]
Con la década de 1980 viene el desencanto, el pesimismo: la llegada de una
revolución comunista deja de ser una utopía, pero ya no se la espera con
ilusión, es casi una amenaza. Es tiempo de la perestroika y los últimos años
de la guerra fría. Además, la crisis económica, la violencia terrorista y el
deterioro de las condiciones de vida en una Lima caótica y superpoblada
contribuyeron al desánimo colectivo. En narrativa aparecen los primeros libros
de cuentos de Alfredo Pita, Y de pronto anochece; de Guillermo Niño de
Guzmán, Caballos de medianoche; y de Alonso Cueto, Las batallas del
pasado, autores estos cuya obra literaria se desarrollará plenamente en años
posteriores. Asimismo, en los ochenta, aparecen las dos primeras novelas de
Aída Balta Campbell: Sodoma Santos y Gomorra y El legado de Caín. En
1990 aparece en España y con escasa circulación en el Perú un libro de
cuentos de Pita que lleva un título negro como la década que se cerraba en su
país: Morituri.
En poesía, surgen movimientos marginales, que ahondan la vertiente rebelde
de la década anterior, como el Kloaka, liderado por Roger Santiváñez.
Fundado hacia el final de 1982, editó una autoantología con motivo de su
disolución: La última cena (1987). En contraste con las propuestas colectivas
de aliento neovanguardistas (en general, de ruptura con el sistema político y el
estético), surgen individualidades notables vinculadas en su orígenes con
estos, pero que rápidamente transitan a una poesía serena, de ritmos
equilibrados y que se nutre de tradiciones artísticas fuertemente codificadas.
El caso más notable es el de José Watanabe, cuya mejor obra corresponde a
este decenio y que será revalorada en el nuevo siglo. Otros poetas notables
dentro de esta apuesta individualizadora de vertiente tradicional
fueron Eduardo Chirinos y Magdalena Chocano. En el mismo decenio afloran
también los primeros y diversificados movimientos de poesía de mujeres.
Están la línea feminista, dentro de la cual se destacan Carmen Ollé, Giovanna
Pollarollo y Rocío Silva Santisteban, y otra más lírica, donde
sobresale Rossella Di Paolo, además del intimismo irónico de Milka Rabasa.
Cabe mencionar también a Patricia Alba, Mary Soto, Mariela Dreyfus y
Dalmacia Ruiz-Rosas.
En la década de 1990, aparece una tendencia individualista que ahonda en la
intención estética. En poesía donde surgen dos grupos importantes: Noble
Katerba y Neón. En la narrativa, la fórmula que se impone es la
denominada joven-urbano-marginal. En este campo, además de Jaime Bayly,
que tiene preferencia por lo sensacionalista, sobresalen Óscar Malca con Al
final de la calle (1993), Sergio Galarza con Matacabros (1996), Rilo
con Contraeltráfico (1997), autores que cultivan el realismo sucio.
Por otra parte, aparecen algunos escritores que cultivan el esteticismo y cuya
obra escapa a los moldes de su generación, entre ellos Iván Thays, con Las
fotografías de Francés Farmer, y Patricia De Souza, con Cuando llegue la
noche. En poesía destacan Montserrat Álvarez con Zona dark (1991), Xavier
Echarri con Las quebradas experiencias(1993), Domingo de Ramos
con Ósmosis (1996), Doris Moromisato, Odi González, Ana Varela, Leoncio
Luque, Rodrigo Quijano, Jorge Frisancho, Ericka Ghersi con "Zenobia y el
Anciano" (1994), Rafael Espinosa, entre otros antologados en la polémica
antología Poesía peruana siglo XX (2000) de Ricardo González Vigil
(Universidad Católica).
Hacia el 2000, como señala Vigil en el tomo 14, Literatura, de la
a Enciclopedia Temática del Perú de El Comercio, muestran un trabajo poético
importante Lorenzo Helguero, Miguel Ildefonso, Selenco Vega, José Carlos
Yrigoyen, Alberto Valdivia Baselli, Rubén Quiroz, entre otros. En el campo
dramático descollan Enrique Mávila y Mariana de Althaus, que se han
caracterizado por la asimilación de diferentes tendencias teatrales
contemporáneas. Y en el campo de la narrativa breve es singular la
obra Fábulas y antifábulas, de César Silva Santisteban.
Simultáneamente, dos escritores del grupo Narración alcanzan su madurez
durante este decenio: Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez, quienes regresan
al Perú luego de una larga estadía en la China comunista, que los desengaña
de sus aventuras políticas juveniles. Reynoso, autor del memorable libro de
cuentos Los inocentes, pública sucesivamente la nouvelle En busca de
Aladino y la novela Los eunucos inmortales, obras de prosa musical en las
que se descarta el ideal de la lucha social de clase por la búsqueda de una
utopía de belleza juvenil que resulte, no obstante, justiciera con los humildes.
Gutiérrez, por su lado, sorprende a los lectores con una novela de más de mil
páginas, La violencia del tiempo, saga familiar de la familia Villar, que se inicia
con el primer Villar, desertor del ejército español que combatió contra los
patriotas en la guerra de independencia, y termina con Martín Villar, narrador
de la novela, que en los años sesenta ha optado por ser un profesor rural, tras
estudiar en la oligárquica Universidad Católica. Novela histórica, de
crecimiento, ensayo de crítica social y de interpretación histórica, La violencia
del tiempo acusa el influjo de los grandes narradores latinoamericanos del
siglo XX (Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Mario
Vargas Llosa), así como de los maestros de la novela del siglo XIX, en
especial de Balzac, cuyo intenso y torvo cronicón de familia, La comedia
humana, evoca con maestría singular.
Siglo XXI[editar]

Santiago Roncagliolo firmando un autógrafo.

Con el cambio de siglo y en los primeros años de la década varios de los


premios internacionales más importantes son entregados a escritores
peruanos, algunos de ellos desconocidos hasta ese momento en el extranjero.
A partir de ello, se plantea la posibilidad de un relanzamiento internacional de
nuestras letras, las que habían menguado en presencia exterior durante las
dos últimas décadas del siglo XX. De hecho, este repunte de las letras
peruanas empieza en 1999, cuando la novela El cazador ausente, de Alfredo
Pita, gana el premio Las dos orillas, concedido por el Salón del Libro
Iberoamericano de Gijón (España). El libro de Pita fue de inmediato traducido
y publicado en cinco países europeos. Tres años después, en 2002, un
narrador ya consagrado, Alfredo Bryce Echenique, obtiene el Planeta con El
huerto de mi amada, otorgado por la editorial homónima, la más poderosa de
España y una de las mayores del mundo. El año siguiente, Pudor, segunda
novela de Santiago Roncagliolo, queda entre las cuatro finalistas del
Herralde y es luego publicada por Alfaguara en 2004 con una audaz operación
de márketing. En 2005, Jaime Bayly, criticado por sus detractores por emplear
la narrativa como complemento de su celebridad televisiva, es único finalista
del Planeta. Ese mismo año Alonso Cueto logra el Herralde con La hora azul ;
al siguiente Roncagliolo, con Abril rojo, obtiene el premio de novela otorgado
por su casa editora y al subsiguiente la novela El susurro de la mujer ballena,
de Cueto, queda finalista en la primera edición del Premio Planeta-Casa de
América. Iván Thays, que ya había sido finalista del Rómulo Gallegos 2001,
queda entre los finalistas del Herralde 2008 con Un lugar llamado Oreja de
Perro. El escritor peruano-estadounidense Daniel Alarcón fue considerado uno
de los escritores más importante de la última generación en la literatura
estadounidense, en tanto Carlos Yushimito y Roncagliolo fueron considerados
entre los 22 escritores menores de 35 más importantes en español.
Finalmente, el Nobel de Literatura es entregado a Vargas Llosa en año 2010.
En esta secuencia de acontecimientos puede, ciertamente, rastrearse la
incorporación de numerosa literatura peruana al flujo de la circulación de las
letras españolas en el mundo globalizado.
Mientras algunos en el Perú se congratulan de este fenónomeno, otros lo
critican argumentando que la internacionalización de estos escritores y su
premiación debe entenderse no por criterios estrictamente literarios sino por la
ampliación del mercado literario internacional en español dentro de ciertos
parámetros que estimula el consumo de productos muy reconocibles. Desde
esta perspectiva, las trasnacionales de la literatura, que en los primeros años
del siglo XXI asientan sus filiales en Lima, estarían exigiendo a los escritores
mejor conectados con el mercado editorial una mayor profesionalización, pero
orientada a satisfacer los estándares de una producción de formatos
transnacionales preestablecidos, que se riñen con la originalidad. En este
nuevo perfil profesional se pueden entender las novela de Jeremías
Gamboa, Contarlo todo, y Renato Cisneros, La distancia que nos separa.
También novelas últimas relacionadas con los temas de la crítica a la
corrupción post conflicto armado como La procesión infinita de Diego Trelles
Paz y La sinfonía de la destrucción de Pedro Novoa así como obras de corte
fantástico como El fuego de las multitudes de Alexis Iparraguirre
En paralelo al resurgimiento internacional y al reconocimiento de autores
como los mencionados, en Perú en los últimos años también se desarrolla,
como parte de la dinámica propia de un país multicultural, un proceso literario
protagonizado por autores que sitúan su obra en los linderos de la cultura
andina, rescatándola como forma artística producto de la especificidad de la
nación peruana y su drama. Los escritores de esta tendencia reclaman, por un
lado, la herencia de la obra de José María Arguedas y, por otro, denuncian la
discriminación por parte de críticos y medios de comunicación de orientación
"criolla", o culturalmente más afines con el sistema económico globalizado,
que rige la administración de los llamados "bienes culturales". La disputa entre
"andinos" y criollos se hizo patente a raíz de una serie de artículos agresivos
publicados por ambos bandos luego de una primera descalificación mutua
cuando se vieron las caras en un congreso de escritores peruanos en Madrid.
Como consecuencia de la disputa pública, ganó visibilidad una nueva
generación de escritores provincianos que continúa, en clave contemporánea
e incluso posmoderna, la narrativa indigenista (y regionalista) de los años 40
(en particular surgen lazos con Alegría y Arguedas), con la obra de Manuel
Scorza y con la narrativa regionalista y de ruptura de los años 70 (Eleodoro
Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta, Edgardo Rivera Martínez, el
grupo Narración. Se privilegia una reconstrucción del pasado a través de un
proceso de ficcionalización de la historia, retomando un punto explotado por la
nueva narrativa hispanoamericana y el boom. Así, si no son los primeros, son
los que más ahondan en el tratamiento literario del proceso de la guerra
interna (1980-1993). Un libro que ha contado con el elogio merecido de la
crítica ha sido Retablo de Julián Pérez. La inserción en el mercado literario
nacional de estos escritores es, además, distinta a los narradores capitalinos,
ya que la difusión de sus obras se realiza principalmente en provincias y a
través de formas alternativas (ferias regionales, conciertos folclóricos,
periódicos o revistas de tiraje limitado). Fuertemente marcados por la oralidad
y tradiciones andinas, los nombres más conocidos, además de Óscar
Colchado, son Dante Castro Arrasco, Félix Huamán Cabrera y Zein Zorrilla.
Es importante señalar, asimismo, el significativo crecimiento que ha
experimentado el mercado editorial peruano en la primera década del siglo
XXI, debido a la reducción de costos que ha significado la introducción de
tecnología digital en el ámbito editorial, la vigencia de la Ley del Libro y el
impulso del Plan Lector de Ministerio de Educación. Por un lado, han
aparecido diversas editoriales independientes como Estruendomudo,
Matalamanga, Atalaya Editores, Sarita Cartonera, Bizarro, Borrador Editores,
[sic] libros, Mundo Ajeno, Tranvías, Lustra, Mesa Redonda, Casatomada,
Editorial Arkabas, Gaviota Azul Editores, entre otras. Estas casas impulsaron
la creación de la Alianza Peruana de Editores, gremio independiente afiliado a
un movimiento global por la defensa de la bibliodiversidad. Entre las nuevas
editoriales Estruendomudo, en especial, es responsable de la aparición y
difusión de nuevos narradores elogiados por la crítica. Por el otro, uno de los
mayores grupos del mundo de habla hispana, Planeta, inauguró en 2006 su
filial en el Perú, dando un ulterior impulso a un mercado en el que ya operaban
otros dos grandes grupos internacionales: Santillana (España)
y Norma (Colombia); desgraciadamente, este último abandonó la ficción. Este
pequeño boom editorial ha permitido que un número elevado de escritores
nuevos publique sus primeros trabajos durante esta década, especialmente
escritores jóvenes nacidos en la década de los 70's.

Premios Nobel[editar]

Premios Nobel

Escritor Año Imagen Cita Alma Máter

Mario «por su cartografía de las estructuras de poder y


Vargas 2010 sus imágenes mordaces de la resistencia del Universidad Nacional
Llosa individuo, la rebelión y la derrota».6 Mayor de San Marcos

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ A este Molina se le atribuye una Relación de cosas acaecidas
en el Perú, pero actualmente se cree que el autor de esta obra fue en
realidad el clérigo Bartolomé Segovia. Ver: Las Crónicas de los Molinas.
2. Volver arriba↑ Reivindicando a Molina, el cronista. Libros peruanos.
Consultado el 10 de noviembre de 2012.
3. Volver arriba↑ Miró Quesada, Aurelio: El Inca Garcilaso, ejemplo de síntesis.
Artículo reproducido en Historia General de los Peruanos, tomo 2, 1973, pp.
457-461.
4. Volver arriba↑ Falleció el poeta Manuel Morales, revista Cultura a Diario,
21.08.2008; consultado el 01.08.2014
5. Volver arriba↑ Sección 'Premios' en la página de Cillóniz, s/f; consultado el
01.08.2014
6. Volver arriba↑ «The Nobel Prize in Literature 2010». Fundación Nobel.
Consultado el 21 de octubre de 2010.
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geográficas. La extirpación de idolatrías (1990); Tomo 6: Cronistas Indios
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Guamán Poma de Ayala (1992); Tomo 8: Cronistas Indios y Mestizos III:
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Facsímil del manuscrito autógrafo, transcripción anotada, documentos y
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 Grupo poético Noble Katerba: Persistencia Vital: Noble Katerba, Ed. Casa
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 Lienhard, Martin. La voz y su huella. Escritura y conflicto étnico-cultural en
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 Porras Barrenechea, Raúl. Los cronistas del Perú (1528-1650). Lima:
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 Diccionario Histórico y Biográfico del Perú siglos XIX - XX.
 Enciclopedia Temática del Perú. Vol XIV: La Literatura. Lima: El Comercio.
2004.
 "Leyes de Indias. Libro primero". En: Archivo digital de la Legislación en el
Perú. Congreso de la República del Perú.

Véase también[editar]
 Literatura quechua, manifestación literaria de la lengua quechua.
 Literatura en español
 Literatura hispanoamericana
 Literatura infantil del Perú
 Literatura latinoamericana
 Generación del 50 (Perú)
 Generación del 60 (Perú)
 Generación del 70 (Perú)

Enlaces externos[editar]

 Portal:Perú. Contenido relacionado con Perú.


 32 Imágenes de Escritores Peruanos. Breve Repaso fotográfico por los
autores más destacados de Perú - Blanca Varela, Ciro Alegría, José María
Arguedas, Hora Zero, entre otros.
 Literatura Peruana del Siglo XX
 Poesía y Literatura del Perú
 identidades - Reflexión, arte y cultura peruana
 Letras y Artes - Directorio de Escritores del Perú
 Literatura Peruana del Siglo XX-XXI - Portal de Escritores y Poetas del
Perú.
Categorías:
 Literatura de Perú
 Literatura en español

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