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CONCLUSIONES ESCRITAS DEL ABOGADO DE LA DEFENSA DEL ACUSADO EDWIN TAIPE

HUAYHUAS, EL PROCESO PENAL Nº 2009-050 POR EL DELITO CONTRA LA LIBERTAD


SEXUAL EN SU MODALIDAD DE VIOLACIÓN DE MENOR DE EDAD

Señor presidente:
Señores Magistrados:
Señor Fiscal Superior:
Señor Abogado de la parte Civil:

Que, en mi condicioó n de Abogado Defensor del acusado EDWIN TAIPE HUAYHUAS,


procedo a exponer las conclusiones arribadas por la defensa teó cnica y no habieó ndose
acreditado la responsabilidad penal de mi defendido solicito su absolucioó n, en merito a los
fundamentos y consideraciones que paso a exponer:

Primero: Que, se le acusa a mi defendido la comisioó n del delito de violacioó n sexual de menor
de edad, en agravio de la menor de iniciales E.F.M.R., en razoó n de que en fecha 18-01-2009,
aproximadamente a hora 15:00, eó sta sufrioó el acto delictuoso.

Segundo: Que, el Art. 2 numeral 24, literal e), de la Constitucioó n Políótica del Estado, consagra el
derecho fundamental de presuncioó n de inocencia; asimismo, de acuerdo al Art. 284º del Coó digo
de Procedimientos Penales, corresponde dictar sentencia absolutoria cuando de las pruebas
actuadas en el proceso, ellas no sean suficientes para establecer la culpabilidad del procesado,
es decir, sean insuficientes para desvirtuar la presuncioó n de inocencia del procesado.

Tercero: Que, el Acuerdo Plenario Nº 2-2005-CJ/116 que establece que las declaracioó n de la
victima resulta prueba idoó nea y tiene virtualidad procesal para enervar la presuncioó n de
inocencia del imputado, siempre que concurran concomitantemente, los siguientes: a)
Ausencia de incredibilidad subjetiva, es decir, que no existan moó viles espurios en la
sindicacioó n; b) Verosimilitud, es decir, que no solo solidez y coherencia de la propia
declaracioó n, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones perifeó ricas, de caraó cter
objetivo que le doten de aptitud probatoria; y, c) persistencia en la incriminacioó n.

Cuarto: Que, de autos se concluye que estaó debidamente acreditada la comisioó n del delito de
violacioó n sexual contra la menor de iniciales E.F.M.R.; sin embargo no estaó acreditada la
responsabilidad del procesado.

Quinto: Que, de la Referencial de la menor agraviada (foja 6-7), la menor refiere que quien la
ha hecho sufrir el acto sexual es su “vecino”, que “vive a un costadito de mi casa”, pero en
ninguó n momento refiere que eó ste estaba vestido con ropa de color oscuro. De lo que se colige
que la menor conocíóa a su atacante, lo identifica como su vecino.
Sin embargo, con el Certificado Domiciliario expedito por la Municipalidad Distrital de
Ascensioó n; con la declaracioó n testimonial de Sergio Lluyac Chuquillauri, Mery Guzmaó n Yaranga,
Blaó cida Rodrigo Mendoza se encuentra fehacientemente acreditado que el procesado no es
vecino de la agraviada. Es maó s, de las testimoniales de los citados, se tiene que ninguno de ellos
lo reconoce como vecino, menos podríóa una menor de ocho anñ os, sin haberlo visto antes,
reconocerlo como vecino.

Sexto: Que, en el Acta de Entrevista del menor Richard Seguil Huamaníó (foja 16); Acta de
Inspeccioó n Judicial (foja 125); y en el acta que recoge la Declaracioó n Testimonial del menor
(foja 248); eó ste asegura que escuchoó la conversacioó n que se produjo entre la agraviada y su
agresor, refiere tambieó n que vio a la menor cuando fue a comprar golosinas a la tienda con su
agresor, y asegura que la persona que se llevoó a la menor estaba vestido de negro.
Sin embargo, de la Referencial de la menor agraviada (foja 6-7); del Acta que corre a foja 249;
del Acta de Inspeccioó n Judicial (foja 125), y de la Testimonial de Jhon Cristian Vaó squez Ramos
(foja 320) se tiene que el testimonio del menor Richard Seguil Huamaníó es inverosíómil e
inconsistente dado que miente en el extremo de que la persona que se llevoó a su prima estaba
vestida de negro —puesto que esto no ha sido corroborado por la propia agraviada—; miente
en el extremo de que escuchoó la conversacioó n entre la agraviada y su agresor —porque es poco
probable por la distancia—; y miente en el extremo de que la menor ingresoó a la tienda con
una persona mayor de sexo masculino que le comproó golosinas —esto desmentido por quienes
atendieron en la tienda y por la propia menor que en ninguó n momento refiere tal hecho.

Séptimo: Que, con el Registro de Llamadas, remitida por la empresa ETICOM, realizadas al
nuó mero telefoó nico 067-813804; con el Acta de Reconocimiento de Eliseo Silvestre de la Cruz
(fojas 232); la Testimonial de Mary Luz Irrazabal Arreche (foja 317); y la declaracioó n
preliminar e instructiva de Edwin Taipe Huayhuas, se encuentra acreditado que el procesado se
encontraba el díóa de los hechos en el Locutorio ETICOM, ubicado en el Jr. Torre Tagle Nº 660 de
esta ciudad, entre las 14:39 pm y las 15:38 pm, lugar desde el cual realizoó cuatro llamadas al
anexo de Lircayccasa, distrito de Congalla, provincia de Angaraes –Huancavelica.

Que, es verdad que entre la segunda (14:59:10) y la tercera (15:32:18) llamada, seguó n el
registro de llamadas, existe un lapso de aproximadamente 33 minutos—intervalo en el que el
procesado habríóa cometido los hechos delictuosos—; el Colegiado deberaó considerar que no es
inverosíómil que el procesado haya esperado sentado en el local alrededor de media hora para
poder comunicarse nuevamente ya que entre la primera (14:39:33) y la segunda (14:59:10)
llamada media un intervalo de alrededor de 20 minutos; hecho que hace posible que para
realizar la tercera llamada haya esperado un poco maó s de tiempo.
Octavo: Que, de la declaracioó n referencial de la menor agraviada (foja 6-7); y los resultados de
ADN 2009-473 (foja 743-744), se tiene la existencia de papel higieó nico, en el que se hallaron
cromosomas sexuales masculinos, recogido en el lugar de los hechos.

De la conclusioó n de los resultados mencionados se desprende que de ser cierta la pertenencia


—situacioó n que es probable—de dicho papel higieó nico a la menor agraviada, el procesado
queda excluido pues como refiere la conclusioó n del examen, eó ste excluye la compatibilidad
entre los cromosomas masculinos hallados en el papel higieó nico y los del imputado.

Noveno: Que, de la testimonial de Venicio Enriquez Laura (foja 306-312); de la declaracioó n


testimonial de Sergio Lliuyacc Chuquillauri (foja 276-281) y la declaracioó n preliminar e
instructiva de Edwin Taype Huayhuas, se colige que el procesado en todo momento estuvo
convencido de su inocencia, por lo que eó l mismo, seguó n la testimonial de los mencionados, fue
quien instoó a la madre de la menor a que denunciara el hecho. Actitud que demuestra la
confianza de quien no ha cometido ninguó n hecho delictivo, maó s aun si tenemos en cuenta que,
despueó s de ese incidente, se quedoó en la vivienda, cuando pudo haber huido si hubiera sentido
alguó n temor, maó s teniendo en cuenta que de los Informes Psiquiaó tricos (foja 422 y 525) se
desprende que “el paciente no evidencia síntomas psicóticos….inteligencia clínicamente normal”.
Por lo que de haber cometido el delito, dada la gravedad del ilíócito, hubiera huido del lugar.

Décimo: Que, de lo anteriormente glosado se tiene que tener presente la diferencia entre
prueba e indicios y que solamente la primera puede fundamentar una sentencia condenatoria.
Asimismo el colegiado deberaó valorar adecuadamente la prueba indiciaria atendiendo a que, en
el proceso sub iudice, a pesar de existir indicio de capacidad comisiva, el indicio de
oportunidad y conducta posterior indican que es poco probable que el procesado haya
cometido el ilíócito. En todo caso la duda favorece a mi defendido. Puesto que contra mi
defendido no existe prueba objetiva alguna que lo incrimine como autor de los hechos
delictivos ocurridos el 18-01-2009, materia del proceso. Por el contrario el Dictamen Fiscal se
basa en solamente presunciones. Presunciones que en forma alguna le dan verosimilitud a la
sindicacion realizada por la agraviada—pues no hay manera de corroborarlo objetivamente—.

Décimo primero: Por lo todo lo anteriormente expuesto, en aplicacioó n del Art. 284º del
Coó digo de Procedimientos Penales, solicito la absolucioó n del procesado por insuficiencia
probatoria, puesto que las pruebas acopiadas al proceso no han desvirtuado la presuncioó n de
inocencia de mi defendido.

Huancavelica, 18 de octubre de 2010

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