Oruro, 237 Años

de Revolucion`

ORURO , martes 6 de febrero de 2018

 2 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 Oruro, 237 Años
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de Revolucion
10 de Febrero de 1781 en Oruro,
¿revolución o levantamiento?
P
ara poder entender lo que aconteció el 10 de Febrero de 1781 en Oruro, es ne-
cesario saber distinguir algunos términos que para la Real Academia Española
(RAE) llegan a ser sinónimos, pero contextualizados con la historia adquieren
algunas variantes en su significado, que muchos confunden al momento de
hacer su alocución respecto a dicha fecha; revolución, rebelión, levantamiento
o sublevación, son algunas de las palabras que suelen confundirse.
REVOLUCIÓN: Según la RAE, significa “Cambio profundo, generalmente
violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad
nacional”.
La revolución también es comprendida como el cambio radical en el
sistema de gobierno imperante, manifestándose a través del uso de la fuerza
y la infracción de las disposiciones constitucionales establecidas, llevándose
a efecto de acuerdo a sus líderes, quienes actúan en nombre de su pueblo,
generalmente bajo la bandera del progreso, libertad y la justicia social para
una transformación profunda, que supone una ruptura con el pasado. Puede
ser repentina o rápida, pero con más frecuencia es un proceso largo.
De acuerdo al portal www.vix.com, para que una acción colectiva sea
considerada revolución, debe haber: crisis del sistema de dominación,
amplia participación de la población, violencia, sustitución de las auto-
ridades, capacidad para ejercer el poder, y sobre todo la construcción de
un nuevo orden.
>ĂƐƵďůĞǀĂĐŝſŶŝŶĚşŐĞŶĂƉƵƐŽĚĞŵĂŶŝĮĞƐƚŽůĂŚŽŶĚĂĐƌŝƐŝƐƐŽĐŝĂůLJƉŽůşƟĐĂĚĞůĚŽŵŝŶŝŽĐŽůŽŶŝĂů
Por: Roger Milton Frontanilla Choqueticlla, Periodista de LA PATRIA
REBELIÓN: Para la RAE significa “Acción y efecto de rebelarse”, y también
es un “delito contra el orden público, pero para algunos historiadores la
rebelión es también considerada como un sinónimo de la revolución, porque
casi tiene las mismas características, pero está considerada como un delito,
porque en realidad es un levantamiento público de manera violenta contra
el poder del Estado con el fin de derrocarlo, la rebelión puede ser la instancia
anterior a una revolución, pero deja de ser delito cuando las personas que
han asumido el liderazgo de ella ocupan y se quedan con el poder, mientras
no lo hagan es un delito.
SUBLEVACIÓN: Según la RAE, “llevar a alguien a la sedición o al motín”, o
también “excitar indignación, promover sentimiento de protesta”; sin lugar
a dudas la esencia es la misma a la anterior, pues es una forma de protesta
que un grupo de personas lleva a cabo contra una autoridad, sin embargo,
este tipo de movimiento social puede desaparecer inmediatamente después
de haber obtenido los reclamos, sin la necesidad de provocar cambios es-
tructurales.
ALZAMIENTO O LEVANTAMIENTO: La RAE indica que es “acción y efecto
de alzar o alzarse”, y también señala que es un “Levantamiento o rebelión”.
Sin embargo, para el historiador orureño Maurice Cazorla Murillo esta defi-
nición hace referencia a un motín público y llegan a ser sinónimos, pues se
LA PATRIA ARCHIVO

El 10 de febrero de 1781 tuvo lugar la sublevación o alzamiento de la Villa de Oruro
caracteriza por manifestaciones a través del uso
de la fuerza.
Conociendo el significado y aspectos en el
que se diferencian los términos mencionados
líneas arriba, podemos señalar que lo ocurri-
do el 10 de Febrero de 1781 en Oruro no fue
una revolución como algunos aseguran, pues
por lo que cuenta la historia lo que ocurrió fue
un levantamiento, porque no hubo cambio de
estructura política, y solamente existió cambio
de autoridad, el corregidor Ramón de Urrutia
fue reemplazado por Jacinto Rodríguez, quien
en enero de ese año fue uno de los candidatos
para ocupar dicho cargo.
“Podríamos hablar de un alboroto, tumulto,
motín o una confusión agitada que tuvo ante-
cedentes violentos, al mismo tiempo esto está
relacionado con lo que ha sido un levantamiento
que en realidad es un alboroto popular”, señala
el historiador orureño, Maurice Cazorla.
Quizás algunos consideran que lo ocurrido
el 10 de Febrero fue una revolución, porque en
el siglo XVII, cuando se escribieron los primeros
registros del hecho histórico en Oruro, cualquier
hecho violento que surgía en el pueblo por dis-
conformidad con sus gobernantes o autoridades
era calificado como revolución.
Oruro, 237 Años
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de Revolucion
OTROS HISTORIADORES
Alfonso Gamarra Durana, en su libro “Pa-
norama del acontecer heroico en Oruro”, se-
ñala que lo ocurrido el 10 de Febrero de 1781,
fue uno de los alzamientos más antiguos en la
América hispana y el primero dentro de los que
es actualmente Bolivia, sin embargo, no pudo
haber tenido ideas republicanas, porque nadie
sospechaba de ellas, solo se pretendía la libe-
ración de las imposiciones ibéricas del odiado
conquistador.
Lo extraordinario de esa fecha fue la inter-
vención de la totalidad de los habitantes de
Oruro, si bien hubo un indiscutido caudillo,
sin embargo, figuraron con intensidad todos
los vecinos.
“No fue una manifestación de un grupo de
complotados -como en las revoluciones de otras
ciudades del país-. Fue la reacción en busca de
nuevos mundos de la integridad de un pueblo
popular y general, de hondo contenido autóc-
tono”, señala el texto.
En cambio, para Fernando Cajías De la Vega,
en su obra “Oruro 1781: Sublevación de indios
y rebelión criolla, la cual señala que la víspera
al 10 de Febrero”, Oruro se encontraba en el ojo
del ciclón, los conflictos y la crisis económica, las
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LA PATRIA ARCHIVO
rivalidades políticas entre el partido peninsular
y el partido criollo, el desprecio de casta, los pro-
blemas en las milicias, el descontento popular,
las provocaciones y peleas callejeras cargaron el
ambiente y provocaron la efervescencia popular.
“La sublevación indígena puso de manifiesto
la honda crisis social y política del dominio co-
lonial, abrió una coyuntura favorable para que
sectores urbanos manifestasen su descontento.
En Oruro esa situación permitió el estallido
de una sublevación de grandes proporciones”.
En ese libro indica que los documentos
transcritos, cuyos originales se conservan en el
Archivo Nacional de Sucre, prueban “que el 10
de febrero de 1781 tuvo lugar la sublevación o
alzamiento de la Villa de Oruro promovida por
sus naturales, que se hallaban encuartelados,
formando milicia urbana, para resistir a los in-
dios, cuya invasión se temía”.
FUENTES:
- FERNANDO CAJÍAS DE LA VEGA, “ORURO 1781: SUBLEVACIÓN DE IN-
DIOS Y REBELIÓN CRIOLLA, LA CUAL SEÑALA QUE LA VÍSPERA A AL 10
DE FEBRERO”
- ALFONSO GAMARRA DURANA, “PANORAMA DEL ACONTECER HEROICO
EN ORURO”
- WWW.VIX.COM
- ENTREVISTA AL HISTORIADOR MAURICE CAZORLA
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Sebastián Pagador encendió la chispa
para la sublevación del 10 de Febrero
E
l caudillo, Sebastián Pagador, fue quien en-
cendió la chispa para la sublevación del 10
de febrero de 1781, a raíz de un tumulto
que se había creado en el cuartel, por una
supuesta traición de los españoles hacia los
criollos y mestizos.
Era el día 9 de febrero, cuando entre
el cuartel y la población misma, se creó el
rumor de que los chapetones (españoles
recién llegados a América), tendrían la firme
convicción de matar a los criollos y mestizos
esa noche.
Eso provocó zozobra en la población
de la Villa de San Felipe de Austria, hoy
Oruro, y empezó a haber un tipo de tu-
multo en el cuartel, donde estaban criollos
y mestizos.
Por otra parte, se habló de una incursión
a la Villa que la indiada pensaba hacer en
alianza con los criollos y mestizos, esto fue
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Oruro, 237 Años
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calificado como conspiración en contra de
la Corona española.
Las horas transcurrían, con la tensión
que caracterizó ese 9 de febrero de 1781,
entre rumores ya conocidos y otros que
la gente hablaba, haciendo referencia a la
matanza que se pensaba llevar a cabo por
parte de los chapetones.
La indiada, esperando tomar partido
por uno de los bandos, aumentaba la ten-
sión con rumores que magnificaban la situa-
ción, como Ángel Torres Sejas, señala en su
libro “Oruro en su Historia”, echando más
agua al molino y agravando el ambiente
de inquietud.
Al llegar la tarde se hicieron más osten-
sibles las voces de que los españoles trama-
ban para esa noche la muerte de criollos
y mestizos, que por algo se los mantenía
acuartelados y sin armas, pues más antes se
Por: Verónica Pérez Ochoa, Periodista de LA PATRIA
les había despojado de su armamento por
miedo a traición.
El hecho que exaltó aún más los áni-
mos, fue que el teniente Nicolás Herre-
ra, de la compañía al mando del capitán
Menacho y del que Sebastián Pagador era
sargento, salió a las calles de la Villa dan-
do voces de traición de parte de los cha-
petones, otros se sumaron a este tumulto
y empezaron a señalar que sus parientes
milicianos estarían acuartelados, listos
para ser acribillados.
Así el rumor iba cobrando fuerza y se
empezaron a reunir en la casa de Jacinto
Rodríguez, los familiares de los milicianos
dieron por cierta la decisión de los españo-
les de quitar la vida a los criollos principales
y los acuartelados, así surgió la idea de que
alguien debía avisar a los criollos y mestizos
para que se defiendan.
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Debido a ello, las esposas, hijas y otros parientes de los sol-
dados, portando armas blancas, se dirigieron hacia el cuartel con
el fin de prevenir y ayudar a que los suyos se armen de puñales,
dagas y otros.
En tanto, los chapetones, alarmados por lo que estaba sucedien-
do, se dirigían con rapidez, armados y portando bienes de valor,
a una casa con balcones en la plaza de Regocijo para su propia
defensa, lo que en sí confirmó el peligro en que se encontraban
los acuartelados.
Por parte de los milicianos, la hija de Sebastián Pagador, Lita,
fue la primera en llegar al cuartel, llamó a su padre y llorando
le relató lo que estaba ocurriendo en las calles a tiempo de
entregarle algún arma punzante.
Detrás de ella, llegaron las otras mujeres, que a voz en
cuello gritaban a sus familiares lo que pretendían hacer los
españoles, lo cual exaltó los ánimos de los acuartelados.
Las tropas de las cuatro compañías se alarmaron e
inquirieron de qué se trataba, resaltando en las respuestas
antiespañolas las de la compañía del Capitán Menacho,
asumiendo el Sargento Pagador, desde ese momento, franca
actitud de sublevación con eco en sus camaradas y en la
gente reunida en la Plaza Mayor.
Así es que Sebastián Pagador, ante los milicianos de den-
tro y los familiares de fuera, se dirigió a todos con expresiones
que no dejaban dudas a la rebelión que ya estaba en marcha,
proclamó y dijo:
“Amigos paisanos y compañeros: estad ciertos que se in-
tenta la más aleve traición contra nosotros por los chapetones,
esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija. En ninguna
ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor
a la Patria, sino en esta. No estimemos en nada nuestras vidas,
sacrifiquémoslas, y el rendimiento que hemos tenido con los
españoles, convirtamos en ira y furor y acabemos de una vez
con esta maldita raza”.
Con estas palabras, Sebastián Pagador encendió la chispa
de la sublevación del 10 de febrero.
Al tumulto que ya se había formado, se sumó el rumor
de que los españoles estaban prontos a victimar a Jacinto
Rodríguez, de manera que amigos y partidarios se dirigieron
a su casa con la finalidad de defenderlo de cualquier ataque.
Pasadas las diez de la noche, continuaba el tumulto en
la plaza, en tanto alguna gente se apostaba frente a la casa
ocupada por José de Endeiza, sin mayores consecuencias.
En horas de la noche, pronto a ser 10 de febrero, los ánimos
estaban agitados, y los milicianos, que antes no tenían armas
de reglamento porque los españoles los habían despojado
por miedo a la traición, ahora estaban armados con cuchillos,
dagas y piedras, pero permanecían acuartelados, mientras
sus parientes incitaban a abandonar la milicia.
En tanto, por parte de los chapetones, aclararon nada, ni
intentaron poner orden a la confusa situación que se había
formado, tal vez porque todos se concentraron en la casa de
la plaza del Regocijo, de propiedad de Diego Flores, pero la
alquilaba al rico comerciante José de Endeiza.
Al no conocerse ninguna aclaración, y escuchando la pro-
clama de Sebastián Pagador, se desató la sublevación del 10
de febrero de 1781, fecha que Oruro celebra su efeméride
departamental.

El coraje de
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Pagador
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6 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018
Oruro antes del grito libertario
del 10 de febrero de 1781
P
ara hablar del grito libertario del 10 de febre-
ro de 1781, en la Villa de San Felipe de Austria,
ubicada en la jurisdicción de la provincia de La
Plata del Virreinato de Buenos Aires, primero se
debe conocer el contexto mediante el cual se dio
este hecho importante en la historia del país y de
Latinoamérica al ser reconocido como el primer
grito libertario, es en ese sentido que conocer a
Oruro y a su población antes de este hito toma
su relevancia y la replicamos en este texto que va
entorno a los antecedentes que se registraron a
esa fecha histórica.
Como señalan algunos historiadores, la Villa
de San Felipe de Austria, hoy Oruro, fue fundada
bajo la creciente presencia de habitantes del lugar
y personas que llegaban de distintos puntos del
mundo, atraídos por los ricos yacimientos de plata
que había en la noble tierra de los Urus, auge
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mineralógico que se mantuvo por varios años
desde su fundación.
Los impuestos, la aduana, el aspecto minero,
político, administrativo, las imposiciones a los in-
dígenas, el impuesto a la coca, la mita, la presencia
de pasquines, rebeliones en distintos sectores del
Alto Perú y la diferencia de clase, fueron algunos
de los factores que aportaron para consolidar el
grito libertario en Oruro.
La demanda por el poder entre los españoles
y los hijos de españoles nacidos en el sector alti-
plánico, desencadenó una serie de factores que
desembocaron en la revolución, un ejemplo es el
que se registró en 1713, cuando dentro de la Co-
rona española se hicieron ajustes económicos para
las colonias de América ya que se encontraba en
vigencia la nueva dinastía borbona, cuyo objetivo
era sacar mayor productividad en esas regiones y
Por: Danitza Velka Vega Quispe, Periodista de LA PATRIA
La rebelión de
Oruro impulsó la
insurrección en el
Alto Perú contra la
Corona española
también tener un mayor control, fue así que im-
pusieron el aumento en el monto de los tributos,
aspecto que generó molestia en los pobladores.
Para 1730, en medio de una crisis económica
por problemas en el aspecto aduanero, en la re-
gión se presentaron varios levantamientos, siendo
algunos de los primeros, el alzamiento protago-
nizado por los pobladores.
Previamente a la revolución, en Oruro se tuvo
una baja económica en los precios de los minera-
les, motivo por el cual se cerraron algunas minas.
Ya para aquel entonces los habitantes de la
Villa se encontraban diferenciados por distintas
clases sociales, aspecto por el cual los indígenas
(Habitantes nativos) se sentían utilizados por los
mestizos (Hijos de nativos y españoles) y por
los criollos (Hijos de españoles pero nacidos en
América) y a su vez los dos últimos se sentían
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En la plaza principal de
Oruro el acceso para los
indios era restringido

despreciados por los espa-

ñoles, creando así un rencor
entre cada uno de estos. Para
la época del levantamiento,
de acuerdo al escritor Án-
gel Torres, se contaba con
aproximadamente 5 mil ha-
bitantes.
Este rencor por la dife-
rencia que se hacía entre el
origen de las personas se
mantuvo por años llegando
también a ser latente duran-
te la revolución, al respecto
el historiador Fernando Ca-
jías, en el primer tomo del
libro “Oruro de 1781: Suble-
vación de indios y rebeliones
criollas”, indica que el des-
precio de los españoles por
los criollos era fuerte ya que
los consideraban “Cholos de
Baja Estirpe”.
A nivel político en torno
a la administración pública,
el escritor Ángel Torres Se-
jas en su obra, “Oruro en su
Historia”, indica que para
aquel entonces los criollos
no podían ocupar cargos altos ya que estos estaban reservados para los europeos, Asimismo, Suárez destaca las rebeliones de Chayanta, Tinta, Oruro y La Paz como
aspecto que también generó desagrado. las que causaron mayor daño a la imposición de los españoles de los cuales muchos
Respecto a la diferencia de clases, se había designado el privilegio a los corregi- huyeron a Europa.
dores españoles por sobre los nativos a quienes se les impuso la compra y venta de En aquel entonces otro aspecto que motivó el grito libertario en Oruro fue la noticia
mercancías y prendas que no formaban parte de su vestimenta y no sabían cómo usar, de las revueltas que se presentaron en Chayanta, mediante Tomás Catari; en Cusco
además que los indígenas se habían hartado de la mita (Trabajo forzado que aplicaban por medio de Tupac Amaru y la insurrección en el territorio de la Villa de San Felipe
los españoles como pago de tributos), que debía diezmar a las comunidades, tributos de Austria como Paria, Caracollo y Condo entre otros lugares más.
que eran muy altos para llegar a cubrir. Estos fueron algunos de los factores más reflejados por los historiadores, conside-
La historia cuenta que los indios eran obligados por los españoles a comprar libros rados como elementos que enriquecieron y motivaron a desencadenar el encendido
o cuadernos pero ellos no sabían ni leer, asimismo a los campesinos se les forzaba a de la llama revolucionaria del 10 de febrero de 1781.
adquirir artículos de seda, mismos que no les era de utilidad en el campo.
Otro factor que aportó al descontento de una parte de la población, fue el pago BIBLIOGRAFÍA
FERNANDO CAJÍAS, EN EL PRIMER TOMO DEL LIBRO ORURO DE 1781: SUBLEVACIÓN DE INDIOS Y REBELIÓN CRIOLLAS.
obligatorio de un impuesto a la coca. ÁNGEL TORRES SEJAS, ORURO EN SU HISTORIA.
De acuerdo al artículo periodístico denominado “Fragmentos de la Revolución del EPIFANIO SUÁREZ APAZA, ARTICULO DE LA PATRIA, FRAGMENTOS DE LA REVOLUCIÓN DEL 10 DE FEBRERO DE 178.1
10 de febrero de 1781”, redactado por Epifanio Suárez durante los años 1780 a 1781, en LESLIE QUIROZ ROCHA, ARTICULO DE LA PATRIA, EL 10 DE FEBRERO DE 1781, ORURO DECLARÓ GUERRA A MUERTE A LOS
OPRESORES.
los sectores del Bajo y Alto Perú se comenzaron a difundir pasquines que motivaban DEHYMAR ANTEZANA, ARTICULO DE LA PATRIA, EL 10 DE FEBRERO DE 1781 SIGNIFICÓ EL INICIO DE LA LIBERTAD PARA AMÉRICA.
“la sublevación de los americanos-criollos-mestizos-indios- contra los corregidores, ALICIA NAVÍA MIER, ARTICULO DE LA PATRIA, EL GRITO LIBERTARIO DEL 10 DE FEBRERO MARCÓ LA INDEPENDENCIA DE
ministros de hacienda y europeos venidos del viejo mundo”. AMÉRICA.
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10 de Febrero de 1781:
La rebeldía de los orureños
E
n muchas ocasiones los orureños demostraron su
espíritu aguerrido. Los nacidos en Oruro suelen
ser personas tranquilas; muchos foráneos consi-
deran que en esta tierra altiplánica el tiempo se
detiene, porque pareciera que el único alboroto
que ocurre una vez al año es el Carnaval. Pero
cuando a un quirquincho (Apodo que recibimos
los nacidos en esta alta tierra) se le toca las fibras
más íntimas y se le ataca en sus intereses es capaz
de pelear como los titanes más valientes.
Algo similar ocurrió en 1781, pues lo que ocu-
rrió el 10 de febrero de ese año fue una mues-
tra de la rebeldía de los
la gran re belión de feb
e
uno de los escenarios d
or fue
La plaza May
orureños, pues la altanería con
que el corregidor Urrutia trataba a criollos, mesti-
zos y originarios, pues no permitió que se eligiera
a un alcalde de entre los criollos, más los impues-
tos que estaban en alza para sustentar una guerra
de sucesión en España, y la obligación de comprar
artículos innecesarios llevaron a un descontento
general que crecía como el vapor dentro de una
olla de presión, al punto que en algún momento
tenía que estallar.
De acuerdo con el investigador orureño Al-
fonso Gamarra Durana, en su libro Panorama
del Acontecer Heroico en Oruro, “la misma idea
de libertad no ha debido ser más que un plan de
liberación de obligaciones sociales y económicas.
Si analizamos con desapasionada objetividad ve-
remos que lo que se propusieron fue únicamente
vivir con dignidad, sin pensar en autonomía o
panoramas republicanos”.
Según Ángel Torres Sejas, en su libro Oruro
en su Historia, a mediados de enero de 1871, se
confirmaron las sublevaciones en varias regiones
de lo que hoy es el departamento de Oruro, y “lo
grave fue que en estos estallidos, los españoles que
no tuvieron tiempo de abandonar sus haciendas,
fueron cruelmente muertos”.
Enterados de esto, se reunieron las autorida-
des del Cabildo para considerar la situación que
se vivía en las cercanías de la villa, por lo que
prefirieron estar preparados, los mayores de edad
debían recibir instrucción militar. Urrutia tenía
muchas razones para pensar en una incursión de
Oruro, 237 Años
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la indiada, por lo que hizo convocar al Cabildo
para el 31 de enero, para analizar las posibilidades
de defender la villa de una arremetida rebelde.
Fue así que se dispuso el acuartelamiento de
civiles que recibirían instrucción militar. Entre los
acuartelados habían criollos, mestizos y negros
esclavos. Se contaba con militares profesionales
como el Tcnl. Francisco Barrón, el Sgto. My. Joa-
quín Rubín de Celis y el Cap. Clemente Menacho,
éste decidido parcial de los Rodríguez, además,
comandante de una de las compañías que tenía
como a tenientes a su cuñado Antonio
Quirós y José Azurduy, como sargentos
a Sebastián Pagador y Felipe Miranda,
según refiere Ángel Torres.
La presencia de estas tropas ali-
viaron la tensión y el temor a los in-
dios alzados, pero a la vez comenzó
a gestarse entre los acuartelados una
conspiración, pues Jacinto Rodríguez
y sus hermanos Juan de Dios e Isidro
eran personalidades influyentes en
la villa. El primero era más dado a
la política por lo que envió a gente
de estrecha confianza a apoyar a
RRÍA
los alzados de otras regiones, indi-
OLIZ CHAVA
cándoles que les ayuden a redactar
sus proclamas, como en el caso de
los hermanos Katari y también
ARTURO S
rero apoyando a Túpac Amaru, con
q u i e n e s mantenía inclusive
correspon-
dencia se-
creta.
Muchas personas apo-
yaban a Rodríguez y lo
apreciaban, no sólo a él
sino a quienes le seguían
también. Por eso cuan-
do se corrió el rumor de
que el Corregidor Ra-
món de Urrutia quería
darle muerte por ahor-
camiento, a su her-
mano Juan de Dios,
a Manuel de herrera
y a otros potentados
criollos de la villa,
reaccionaron con
gran inquietud. Iglesia d
e la Com
El 8 de febrero se pañía d
e Jesús,
hoy se l
amaneció con ese
chisme, además circularon ma-
nuscritos en apoyo a Tupac Amaru y se coreaba
estribillos anti españoles.
Los rumores iban en aumento. Los españoles
temían ahora una sublevación de criollos y los
familiares de los acuartelados estaban preocu-
pados de que sus familiares sean muertos por
los chapetones, como se conocía también a los
españoles. En vano Urrutia intentó entrevistarse
con Rodríguez para aclarar los dichos de la gente
del pueblo.
Para el 9 de febrero la tensión subió tanto que
los familiares de los conjurados ya daban por
ciertos los rumores de que los chapetones querían
Por: Ximena Miralles Iporre, Directora de LA PATRIA
enfrentar a los indios, pero poniendo por delante
a criollos y mestizos, para que aquellos den la vida
por los europeos. Otro tanto ocurría en el bando
contrario, los españoles creían que en cualquier
momento ocurriría una incursión de la indiada y
su alianza con los mestizos y criollos.
El hecho de que se mantuviera a los conjura-
dos “desarmados y acuartelados” hizo presentir
lo peor, por lo que la tensión durante el día fue
acrecentándose aún más. El Tte. Nicolás Herrera,
de la compañía al mando del Cap. Menacho reco-
rrió las principales calles de la villa, dado voces
de traición de parte de los chapetones, muchas
personas que tenían parientes entre los milicianos
lo imitaron y se corrió el rumor por todas partes,
creciendo la angustia entre los familiares de los
conjurados.
Finalmente este hecho provocó que esposas,
hijas y otros parientes de los soldados se acer-
caran al cuartel para prevenir y mal armar a los
suyos portando armas blancas. No menos pre-
ocupados los chapetones se dirigían, portando
armas y bienes de valor, a la casa de propiedad
de Diego Flores, alquilada a José de Endeisa, un
rico comerciante español.
Una de las primeras en llegar al cuartel fue la hija
de Sebastián Pagador, Lita, quien contó a su padre
lo que en las calles se decía. Éste tuvo la certeza
entonces de que la rebelión estaba en marcha.
La noche del 9 de febrero, Pagador lanzó en-
tonces su famosa proclama, en la que si bien se
habla de patria, no se pensaba en ella como una
república, sus palabras textuales fue-
ron las siguientes:
DA
N
A MIRA
a conoc
e como
la Cated
MÓNIC
ral
“Amigos, paisanos y compañeros: Estad cier-
tos que se intenta la más aleve traición contra
nosotros por los chapetones, esta noticia acaba de
comunicárseme por mi hija. En ninguna ocasión
podemos mejor dar evidentes pruebas de nues-
tro honor y amor a la Patria, sino en ésta”, estas
fueron las primera palabras de la proclama. No
estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémos-
las, gustosos en defensa de la Patria y la libertad,
convirtiendo toda la humildad y rendimiento
 Oruro, 237 Años ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 9
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de Revolucion
Cabe resaltar que el día mismo de
la rebelión, es decir el 10 de febrero,
no hubo participación de indígenas,
pues ellos llegaron recién el día 11.
Durante toda la noche y en la ma-
drugada duró la refriega, pues aun-
que hubo saqueos, los españoles
continuaban resistiendo desde la
casa de Endeiza, sin que alguno
hubiera perdido la vida aún. Al
contar las bajas en las filas de
los criollos y mestizos, pren-

ORURO
dieron una hoguera e inicia-
ron un voraz incendio, entre

TIGUAS DE
los hispanos, unos resistían
aún con sus armas y otros

FOTOS AN
optaron por escapar por
los tejados, pero fueron
antaño muertos a pedradas, los
Indígenas de >a sŝůůa
de
que salían en actitud de y criollo KƌƵƌo ĨƵe ůa Ɖ

O
s contra ƌŝŵeƌa d

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rendición se los mataba a pedradas, con los chap onde se

S ROM
etones Ƶnŝeƌon
lanzas o a golpes de palos. ŵ esƟnjos

Y ROJA
Al amanecer del 11 continuaba el
combate. Una procesión intentó salir de la Mer-

que hemos tenido con los españoles europeos, en ira
y furor y acabemos de una vez con esta maldita raza”.
La importancia de esta proclama es el espíritu de
patriotismo que infunde en los conjurados, al decir de
Gamarra Durana, son frases “que penetran al fondo de
las conciencias, les sirve como lección de patriotismo
y tienen la virtud de que sean repetidas hasta en los
rincones de Oruro”.
En la mañana del 10 de febrero, al toque de diana, muchos
soldados abandonaron el cuartel en aparente deserción que
vanamente intentó detener el Corregidor Urrutia.
Transcurrió el día, algunos iban y venían de la casa
de Rodríguez, otros iban a las minas cercanas a buscar
hombres. Pero al anochecer se escucharon pututus cuyo
sonido continuó mientras la gente del bajo pueblo, arte-
sanos, mineros, se reunían en la colina del Conchupata.
Los españoles dispusieron hombres armados en las es-
quinas de la plaza Mayor y la del Regocijo (Hoy Manuel
de Castro y Padilla).
Al ver que la situación salía de control, Urrutia optó
por huir a Cochabamba, mientras algunos paisanos
suyos se parapetaban en la casa de Endeiza y otros más
se refugiaban en conventos.
Los rebeldes no encontraron resistencia en la plaza
Mayor así que se encaminaron hacia la casa de Endeiza,
de donde se hicieron disparos de arma de fuego, al aire,
pero en lugar de persuadir a los alzados ese hecho exaltó
aún más los ánimos.
ced, pero ante lo cruento de la refriega volvió sobre sus
mismos pasos.
El mercedario Patricio Gabriel Menéndez fue a
pedir a Jacinto Rodríguez que apaciguara los ánimos
de sus seguidores. Desde la ventana del Cabildo se
preguntó a la muchedumbre lo que deseaba, y ésta
respondió que querían a Rodríguez como Justicia
Mayor y que tanto el Corregidor Urrutia como los
demás chapetones fueran desterrados.
Se proclamó a Jacinto Rodríguez como nuevo Corregi-
dor. En la tarde de ese día llegó el primer contingente de
indios para apoyar a los alzados, se pusieron a disposición
de Jacinto Rodríguez. Comenzaron los saqueos por parte
de los naturales, que conforme pasaban los días eran más
numerosos, robaban lo que podían y estaban alborotados,
inclusive llegaron a profanar templos, no permitían la
sepultura de los españoles muertos en las calles y a los
que encontraban escondidos en las iglesias los mataban,
aprovechando también de robar los valores que podían.
Las autoridades en vano trataron de controlar a los
indígenas que al influjo del alcohol seguían saqueando
y acabando con las provisiones de comida. Además que
para entonces ya doblaban la población de 5 mil que
moraban en la villa antes de la revuelta.
Los habitantes de la Villa de Oruro estaban tan
asustados que salían a la calle vestidos con el atuendo
multicolor de los nativos.
La gota que derramó el vaso fue que quisieron sa-
quear las Arcas Reales y Sebastián Pagador intentó impe-
RODNE
dirlo, ya que los
caudales estaban reserva-
dos para cubrir gastos del arribo de Tupac
Amaru y sus huestes. Al cumplir su deber de guardar esos
valores rompió la cabeza de uno de los originarios, lo que
enardeció los ánimos de éstos, en principio condujeron a
Pagador ante el Corregidor, pero cuando lo llevaban preso
lo golpearon y apuñalaron hasta darle muerte.
Los criollos temieron por sus vidas y llegado el día
16 tomaron la determinación de expulsar a los naturales,
un tumulto armado de piedras y palos hizo retroceder
a los indígenas hasta sus comarcas.
El día 19, habían cesado los tumultos y en la tarde
salió una solemnísima procesión de sangre, que salió
de la Merced y se detuvo frente al edificio del Cabildo.
Un mes después, los expulsados indígenas estaban
muy molestos con los habitantes de la villa por lo que la
mantenían cercada, hasta que llegó de Cochabamba José
de Ayarza junto a un ejército y comerciantes bien provistos.
La presencia de estos supuso el restablecimiento del
poder colonial, por lo que no se habla de una revolución
en este caso ya que no supuso un cambio radical como
ocurrió en 1825 al lograr la independencia de las colonias
hispanas en América, pero esa ya es otra historia.
BIBLIOGRAFÍA
GAMARRA DURANA, ALFONSO: PANORAMA DEL ACONTECER HEROICO EN ORURO,
ORURO, LATINAS EDITORES, 1998
TORRES SEJAS, ÁNGEL: ORURO EN SU HISTORIA, LA PAZ, EDITORIAL JUVENTUD,
1994

Vista panorámica de Oruro de antaño

10 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 Oruro, 237 Años
`
de Revolucion

A los héroes “in memóriam” Por: Dehymar Antezana, Periodista de LA PATRIA

E
l primer grito de Améri-
ca tuvo en sus hombres
el valor, la ideología y el
poder en sus brazos para
mostrar al continente
en pleno, el camino de
la libertad. Todos ellos
pagaron el precio de esa
hazaña que quedó mar-
cada en los anales de la
historia pura y bendita.
El 10 de Febrero de 1781
se constituyó en todo un
hito, pese a que después
la traición de los indios
no permitió llegar más
allá.
Sin embargo, lo tan-
gible fue que aquel día
se sembró la semilla de
la emancipación que se-
ría cosechada más tarde
por otras regiones como
Chuquisaca, La Paz, Co-
chabamba, Santa Cruz,
Potosí, Tarija para for-
mar una Patria libre e
independiente.
Fueron varios los
personajes que partici-
paron aquel día, en su
mayoría criollos, que ha-
blaron un solo idioma.
Uno de los principales
fue el sargento Sebastián
Pagador, quien emitió
una proclama cuyo va-
lor fue el anhelo de tener
una Patria.
El 14 de febrero mu-
rió asesinado por un tu-
multo de indios mien-
tras hacía su recorrido
por la calle La Plata
desde la Ayacucho. Le
destrozaron el cuerpo.
Los otros héroes de
aquel grito libertario
fueron: Jacinto Rodrí-
guez de Herrera, quien
era regidor y decano de
la Villa San Felipe de
Austria. Su hermano
Juan de Dios ocupaba
el cargo de capitán de
las milicias.
El alférez real era
Diego Flores, Manuel
de Herrera ocupaba el
puesto de alcalde inte-
rino, José Azurduy fue
otro de los partícipes
como miembro de las
milicias. También esta-
ban los vecinos Nicolás
Iriarte y Miguel Portillo.
Todos ellos fueron ^ĞďĂƐƟĄŶWĂŐĂĚŽƌ
aprehendidos el 27 de
 Oruro, 237 Años ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 11
`
de Revolucion

enero de 1784 por el ejército realista a cargo del gobernador intendente de
La Paz, Sebastián de Segurola, enviado por el Virreynato de Buenos Aires,
luego que el corregidor Ramón de Urrutia se encargó de cotejar los datos de
los sublevados.
En mayo se los trasladó en mula hasta Potosí, cuando salían de la villa se soltó
el freno de la mula del vecino Miguel Portillo, quien fue arrastrado por las callejas y
murió debido a los golpes. Su cuerpo fue expuesto durante todo un día.
El tercero en morir fue Manuel de Herrera, muchas veces alcalde de Oruro, lo
hizo en una cárcel de Potosí. Posteriormente, todos los presos fueron conducidos
hasta Buenos Aires.
de abril de 1795. En la mayoría de los casos, los reos ya habían muerto en la
cárcel de Oruro.
Jacinto Rodríguez murió el 17 de junio de 1793. A todos los aprehendidos se les
confiscaron sus bienes, principalmente a los cabecillas, quienes fueron seleccionados
como reos de primer orden y declarados por alta traición ante la corona.
El 11 de junio de 1798 la comisión de “defectos esenciales” pidió la substanciación
del proceso. Finalmente, el 5 de febrero de 1798, la corona española se declaró nula
la causa, se resarcía a los sobrevivientes, Diego Flores, Clemente Menacho, Nicolás
Iriarte y José Azurduy.

SEGUNDA APREHENSIÓN
El 7 de mayo de 1784, Segurola ordenó una segunda aprehensión de los sublevados,
esta vez contra los hermanos Ventura, Miguel y Felipe Azeñas; las mujeres María
Quirós, María Francisca Goya y Francisca Orosco.
Además de Isidro Quevedo, Bernardino Ibañez, Pedro Ascuas, Bernabé Pinedo,
Sebastián Rodríguez Crespo, Francisco Javier Velasco, Casimiro Delgado e Isidro de
la Riva. También fueron enviados a Buenos Aires, a la denominada “cárcel de Oruro”.
A María Quirós, esposa del capitán Clemente José Menacho se la acusó de vestir
de india y haber inducido a otras mujeres que hagan lo mismo. A Francisca Goya se
la aprehendió por proferir insultos contra la corona española y a Francisca Orosco de
haber provisto de piedras a los alzados y de haber acopiado combustible para quemar
la casa del español Endeiza.
En julio del mismo año, llevó Segurola a realizar un tercer operativo, esta vez para
aprehender a los curas Patricio Gabriel Menéndez, quien era vicario de la villa. Así
como al padre Manuel Serrano, Antonio Lazo y otros. El último en ser aprehendido
fue el clérigo Mariano Bernal Lira, sindicado de preparar otra rebelión pero en 1783.
No había proceso para los aprehendidos en la cárcel de Oruro, sino hasta 1787,
fue en ese año que se aprehendió a Nicolás Herrera, quien también fue llevado hasta
Buenos Aires.
Los procesos para los sublevados fueron individuales y sustanciados por el abo-
gado Francisco Garasa.
El juicio duró varios años, se sobreseyó el 18 de junio de 1787, a quienes no fueron
cabecillas, pero algunos ya habían muerto en la cárcel de Oruro.
El 26 de septiembre de 1793, recién se preparó la sentencia en contra de
los sublevados. Dos años después se dio lectura a la sentencia, es decir, el 20 Jacinto Rodríguez
 12 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 Oruro, 237 Años
`
de Revolucion

Los lugares de la Revolución Por: Oscar Chávez Condori, Periodista de LA PATRIA

Grabado de la
Revolución del
10 de Febrero
LA PATRIA

O
ruro es un referente histórico de las luchas
independentistas por los diferentes aconte-
cimientos que se quedaron eternizados en
las páginas de la historia, uno de los más
importantes, la sublevación del 10 de febrero
de 1781 donde se destaca a grandes personajes
que lideraron los levantamientos en contra
de la corona española. Sebastián Pagador el
mayor referente.
EL CONCHUPATA
Según el historiador Carlos Condarco, el sector
del Conchupata dividía la Villa de la Ranchería
indígena donde comenzó la revuelta. “Puedo afir-
mar que, al inicio de la Revolución, sus principales
actores eran una especie de proletariado minero,
con un buen porcentaje de mestizos; fue como
un movimiento obrero de la época”, asegura el
historiador Condarco.
El 10 de febrero los españoles fueron atacados
por los criollos quienes armados con piedras y palos
u otros objetos recorrieron por distintos sectores,
asesinando aproximadamente a treinta y cinco es-
pañoles europeos y una veintena de esclavos negros.
La calle Bolívar, a la altura de la Escuela de Bellas
Artes a la actualidad, pero que en tiempos de la colo-
nia era conocida como la calle San Agustín, fue tam-
bién escenario de acontecimientos del 10 de febrero

La plaza
10 de
Febrero,
más allá
de la
revolución
siempre
fue un
IMÁGENESANTIGUASORURO

lugar de
encuentro
 Oruro, 237 Años ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 13
`
de Revolucion

La desaparecida
iglesia de San
Miguel

IMÁGENESANTIGUASORURO
de 1781, ya que esa noche se produjo la matanza. Los indígenas persiguieron a los espa- En la revolución, las milicias de vecinos recibieron un peso de erario, acuarte-
ñoles, quienes en su escape intentaron refugiarse principalmente en las iglesias, pero tras lándose en el Corregimiento situado en la Plaza del Rey. Al desplazar el corregidor
ser capturados fueron muertos y sus restos desparramados por toda esa vía. Urrutia a vecinos meritorios que gozaban de simpatía popular, como el capitán
Clemente Menacho, además de desarmar a las compañías de mestizos y criollos
LA PLAZA DEL REGOCIJO por sospechar de una futura alianza con los indios invasores, provoca el descon-
Hoy este lugar es conocido como la plaza tento y resentimiento. Las mujeres de los
Castro y Padilla, donde el 1 de noviembre de milicianos son las primeras protagonistas,
1606 se fundó la Villa de San Felipe de Austria, acudiendo a los cuarteles y logrando resca-
hoy ciudad de Oruro. tarlos en contra de las órdenes del corregi-
El primer nombre de ese lugar fue Plaza dor, destacan entre ellas la hija de Sebastián
del Regocijo, por sus áreas verdes, pero iróni- Pagador, María Quiroz, María Francisca
camente es ahí donde se erigió la Iglesia de la Goya y Francisca Orozco.
Merced, ahora conocida como San Francisco.
Cuenta en uno de los pasajes que el odio con- TRANSFORMACIONES
tenido de los indios se fue acrecentando, lo que A la actualidad existe un contexto diferen-
motivó a los pocos sacerdotes que quedaron a te desde su estilo español hasta los primeros
salir en procesión del Convento de la Merced, años de 1900, fue entonces que adquirió un es-
con el objetivo de aplacar los ánimos exaltados tilo francés por la influencia de los habitantes
y retorne la tranquilidad pero no tuvo los re- de aquella época, como también destacando
sultados esperados y continuó la lucha. la influencia en la construcción de edificios y
Los que buscaron refugio llegaron hasta la otras estructuras arquitectónicas que dieron
vivienda de José Endeiza, ubicada sobre lo que paso a la arborización en un nuevo periodo,
actualmente se conoce como la calle Bolívar y nuevas adecuaciones hasta llegar a su nom-
Soria Galvarro, donde la multitud enardecida bre definitivo de la “Plaza 10 de Febrero”, en
también llego ocasionando destrozos e incen- mérito a la gesta libertaria de Oruro de 1781.
diando la casa.
El 11 de febrero marca una jornada fatídica ACTUALIDAD
por los enfrentamientos donde murieron va- Es importante señalar que los referentes de
rias personas, entre ellos el caudillo, Sebastián la historia cambiaron mucho a la actualidad, en
Pagador, al ser asesinado por la turba indígena el caso del cerro del Conchupata yace el Faro
de la que se dijo que “no respetaron a nadie”. que lleva el mismo nombre, donde más allá
de ser el lugar donde flameó por primera vez
LA PLAZA 10 DE FEBRERO la enseña patria, es parte de uno de los pasa-
Desde 1606 entonces llevaba el nombre de jes de la historia y el primer grito libertario en
la Plaza Mayor y la Plaza del Rey, que de acuer- Monumento a Jacinto Rodríguez América Latina.
do a la época presentaba un estilo español con La plaza 10 de Febrero continúa siendo
arcos a su ingreso y un rollo que era una co- un lugar de concentración de los habitantes
lumna en el medio de la plaza donde en periodos festivos se colocaba el estandarte real. de este tiempo, al igual que otros espacios por donde las letras de la historia se mar-
Era el lugar de concentración de las tropas militares en diferentes actividades, como caron con sangre, no por nada se dice que Oruro, además de ser un lugar mágico
también un lugar para el paseo o confraternidad de grupos españoles que por entonces por su cultura, es uno de los sitios más importantes por la importancia de las luchas
habitaban todo el lugar, pues era usual frecuentar la plaza de armas. independentistas desde la Colonia.
14 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018
Los héroes del 10 de Febrero de 1781
inmortalizados en calles y plazas de Oruro
E
n muchas ocasiones la historia queda grabada en
el subconsciente humano, además, desde hace
siglos se han buscado las formas de perpetuar
hechos como la inscripción en libros o dibujos y
cuadros, siendo la intención preservar todo aque-
llo que tuvo un valor histórico para la humanidad.
Oruro, desde su fundación, también tuvo cier-
tas formas de destacar varios de los hechos más
importantes de su historia, siendo entre ellos el re-
cordar fechas relevantes o perpetuar a personajes
históricos al nombrar calles y plazas en su honor,
siendo el caso de la ciudad que llegó a inmortali-
zar el nombre de los héroes de una de las fechas
más importantes, no solo del departamento, sino
de Latinoamérica como es la Revolución del 10
de Febrero de 1781.
Según el texto “Oruro en su Historia” de Án-
gel Torres Sejas, previa a la denominación que
actualmente conocemos de las calles de la ciudad,
Manuel de Castro y Padilla tomó una medida de
preurbanizar la recientemente creada Villa de San
Felipe de Austria, por lo que mandó a elaborar un
trazo que contemple las calles y plazas existentes
que estén basadas en normas urbanísticas de la
época, que no fueron contempladas cuando las
villas pertenecían al territorio de Charcas, así,
varias casas que no estaban construidas con pla-
nos fueron demolidas, pero sin perjudicar a los
dueños, a quienes se les otorgó otros terrenos para
que puedan construir sus hogares.
En esta primera etapa de la búsqueda de ur-
banizar a la Villa, no se acostumbraba denominar
Oruro, 237 Años
`
de Revolucion
a las calles o espacios públicos con nombres, sino
se las designaba en base a la actividad que se reali-
zaba en esta o sus cercanías, de este momento por
ejemplo se conoce que el cabildo estaba ubicado
en el lado Norte de la plaza principal (hoy 10 de
Febrero), en la calle del Rey, lo que ahora conoce-
mos como Adolfo Mier; mientras que la calle La
Plata fue designada de esta manera porque en la
transversal estaba ubicado el edificio de las Cajas
Reales o recaudación de los quintos para el Rey;
otra de las calles se denominó “Cruz Verde”, la
que ahora se conoce como calle Junín.
Los barrios tenían el nombre de las iglesias
que se encontraban en lugares próximos a su ubi-
cación, asimismo, una calle importante que era
donde se concentraban determinados comercian-
tes, fue denominada “Los Mercaderes”; a la plaza
de Regocijo, donde se efectuaban las corridas de
toros y otros eventos se designó con el nombre del
fundador de la Villa, Manuel de Castro y Padilla,
en la actualidad también lleva este nombre una
de las plazas más céntricas de la ciudad, en la
que se construyó un monumento a este personaje,
próxima a la Plaza Principal.
Tuvieron que pasar algunas décadas para que
las calles de la ciudad vayan cambiando de nom-
bre y se dinamice la designación que se había
manejado hasta el momento, es así que surge la
idea de darle el nombre de una fecha histórica
como la fundación de Oruro, el 1 de Noviembre,
a la calle que hasta hoy lleva este nombre, además,
se consideraron a los personajes que destacaron en
Por: Mauricio Frías Aliaga, Periodista de LA PATRIA
fechas importantes como Sebastián Pagador y los
hermanos Rodríguez, a quienes hasta hoy se les
otorgó el nombre de calles en honor a su partici-
pación en la Revolución del 10 de Febrero de 1781.
Según información del gobierno municipal,
gran parte de los nombres de estos notables de
una de las fechas más relevantes de la historia
orureña, se encuentran en la parte central del
municipio o también conocido como el “Casco
Viejo”, sin embargo, existen otras calles y plazas
que también recibieron el denominativo en honor
a los héroes de la revolución, a continuación se
detallan algunas de estas calles y plazas y cuál fue
la participación del héroe al que honran.
PLAZA SEBASTIÁN PAGADOR
Esta plaza se encuentra ubicada en la zona
Norte de la ciudad, inicialmente llevaba la deno-
minación de “6 de Agosto”, pero este nombre fue
cambiado en 1978 por el de “Sebastián Pagador”,
en honor al prócer orureño, que destaca en la his-
toria de la revolución del 10 de Febrero de 1781,
hoy con una nueva imagen por la implementación
de aguas danzantes y otras obras que se realizaron
en esta, aún mantiene en su parte central el monu-
mento de uno de los personajes más icónicos de
la historia orureña como fue Sebastián Pagador.
Pagador murió por golpes propinados por los
mismos indígenas que habían llegado a la ciudad,
para respaldar las acciones de la gente citadina.
Inicialmente, por orden de Jacinto Rodríguez,
Pagador fue detenido por haber provocado a los
La Plaza
Principal
que evoca el
recuerdo del
10 de Febrero
de 1781

indígenas, y éstos lo escarmentaron hasta
darle muerte. No solamente una plaza
lleva su nombre sino una calle de la ciu-
dad que es de las más transitadas por su
conexión de Norte a Sur de la ciudad.
RODRÍGUEZ
Esta calle se encuentra ubicada en la
zona Norte de la ciudad, conecta la zona
Este con la Oeste, la misma lleva el ape-
llido de dos personajes reconocidos como
son los hermanos Jacinto y Juan de Dios
Rodríguez, quienes fueron reconocidos
como cabecillas del levantamiento del 10
de febrero de 1781 y apoyados en este brío
libertario por Sebastián Pagador. Jacinto
fue uno de los precursores para la rebe-
lión, era hermano de Juan de Dios, que
también indujo a la plebe de la villa de
Oruro a participar en la revuelta.
Jacinto Rodríguez, después del 10 de
febrero fue nombrado corregidor de la
Villa; permaneció 18 meses en ese deber
y después fue procesado por más de 70
cargos, por lo que fue encerrado en Bue-
nos Aires, en la propiedad que llevó el
nombre de “Cárcel de Oruro”. Murió en
junio de 1793, tras una larga enfermedad.
Juan de Dios Rodríguez fue corregi-
Esta calle lleva el nombre de los hermanos Jacinto y Juan de Dios Rodríguez, cabecillas del levantamiento del 10 de Febrero
Oruro, 237 Años
`
de Revolucion
dor de Oruro, de Paría y alcalde ordinario
de primer voto, en lo militar el Rey Carlos
III le nombró Capitán de Infantería por la
calidad de “persona noble”, alcanzando
el título de coronel y colaborando en el
reclutamiento de gente para la expedición
del Matto Grosso.
HERRERA
Esta calle ubicada en la zona central
de la ciudad enlaza la zona Este con la
Oeste, lleva el nombre de otro protago-
nista de la revolución, don Manuel de
Herrera, este tuvo un rol destacado en
1781, pues el 11 de febrero de aquel año
fue electo como el primer alcalde median-
te el voto popular, aunque según relatan
los historiadores, algunos cargos pesaban
en su contra como el de haberse aliado
con los indígenas.
Su hermano, Nicolás Herrera, tam-
bién participó de la revuelta del 10 de
febrero e inclusive llegó a ocupar algunos
cargos siendo el más destacado y recor-
dado el de corregidor de Paria.
CARO
Esta calle también ubicada en el
“Casco Viejo” se direcciona de Este a
Oeste, lleva el nombre en honor a Ni-
colás Caro, un personaje recordado de
la revolución del 10 de Febrero, ya que
su participación en esta destacó debido
a que logró unir a mestizos, criollos e
indígenas, fue un sobresaliente abogado
y se le acusó de ser uno de los cabeci-
llas de la revuelta, al margen de dejar
su participación como legado, también
dejó entre sus posesiones un importante
número de libros y pinturas que hasta el
día de hoy son conservadas como parte
de la historia orureña.
MONTESINOS
Esta calle ubicada en la parte central
que se direcciona de Este a Oeste lleva el
nombre de Juan de Montesinos, quien fue
uno de los personajes que se destacó en
la sublevación de 1781, cuando un grupo
de insurrectos se levantó ante la Corona
española para pedir la libertad.
De acuerdo a la historia, a este perso-
naje se atribuye la frase: “Vayan hombres
y mujeres a mi casa y saquen leña y paja
para pegar fuego y acabar con estos trai-
dores ‘chapetones’”; en referencia a la
quema de la casa de José Endeiza donde
se refugiaron los españoles y los negros
ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 15
La calle
Caro que
rememora al
personaje de
Nicolás Caro,
protagonista
de la
revolución
de la turba criollo mestiza.
ADOLFO MIER
Esta calle concurrida del centro de
la ciudad se orienta de Este a Oeste, si
bien no lleva el nombre de un personaje
que participó de manera directa en los
hechos de aquel 10 de febrero de 1781,
su denominación proviene a partir del
año 1930, aproximadamente, en home-
naje al polifacético médico y patricio
orureño, Adolfo Mier, quien desempeñó
funciones como concejal de la ciudad
de Oruro y Ministro de Gobierno en la
gestión de Hernando Siles. A Mier se
le atribuye el hecho que en una acción
cívica consiguió que el 10 de febrero sea
declarado como día festivo para Oruro.
Esta calle, aproximadamente en 1952,
fue escenario para el paso de la entrada
de Carnaval, “pues antes era prohibido
que el carnaval de indios y cholos, pise
la vereda de la plaza 10 de febrero y las
calles céntricas de la ciudad”.
PLAZA 10 DE FEBRERO
Finalmente, uno de los lugares más
icónicos es aquel ubicado en pleno centro
de la ciudad y el motor de la misma; este
se constituye como la “Plaza de Armas”
10 de Febrero, en honor a la revolución de
1781 considerada como una de las rebelio-
nes más cruentas y sangrientas, donde se
realizó el primer grito de independencia
en el país, en un enfrentamiento entre
españoles, criollos y mestizos. Este si-
tio recordará hasta el final de los días, la
vida que dieron cientos de personas por
conseguir la tan anhelada liberación del
yugo español.
16 ORURO, MARTES 6 DE FEBRERO DE 2018 Oruro, 237 Años
de Revolución

1955
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