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Contexto histórico-literario:
1724. Feijoo toma posesión de la cátedra de Vísperas de Teología (13 de junio) (-1734).
Escribe la Relación de los estragos que causó en la catedral de Oviedo la tormenta eléctrica
que tuvo lugar el 13 de diciembre de 1723.
Felipe V renuncia al trono en favor de su hijo Luis I, que reina durante nueve meses (hasta
su muerte repentina el 31 de agosto). Con este motivo, redacta Feijoo tres composiciones
poéticas, «Lamentos de algunas provincias en la muerte de Luis 1.º», «En las funciones que
el Principado de Asturias hizo al rey Luis primero. Habla el poeta con el túmulo y sus luces
en estas décimas», y «A las Ciencias. Décimas que se hicieron para adornar el túmulo en la
muerte de Luis I, en las honras que celebró el Principado de Asturias». Regreso de Felipe
V.
Los Pactos de Familia: alianzas entre los monarcas de la Casa de
1733/1743/1761 Borbón; los intereses de España se subordinan a los de Francia; España
se involucra en la rivalidad entre Francia e Inglaterra
Reinado de Carlos IV
Bajo Carlos IV gobiernan su esposa, María Luisa de Parma y Manuel
Godoy, el favorito de ella.
1789 La revolución en Francia; polarización política en España entre
los tradicionalistas y los reformadores
1793 Carlos IV firma la declaración de guerra contra Francia
1796 Con el primer Tratado de San Ildefonso, España se une con
Francia en contra de Gran Bretaña
1797 Gran Bretaña derrota la flota española en el cabo San Vicente
1800 España y Francia firman el segundo Tratado de San Ildefonso;
continúan las hostilidades contra Gran Bretaña
1788-1808
1805 España pierde su flota en la Batalla de Trafalgar
1808 2 de mayo: La sublevación del pueblo contra Godoy,
comenzando la Guerra de la Independencia. (Godoy había permitido al
ejército francés cruzar España para dirigirse contra Portugal; Francia se
apodera de varias bases estratégicas españolas.)
Principales obras:
Teatro crítico universal, publicados entre 1724 y 1739
Cartas eruditas y curiosas, publicadas entre 1724 y 1760
Adiciones 1783
Apología del escepticismo médico (1725)
Satisfacción al Escrupuloso (1727)
Respuesta al discurso fisiológico-médico (1727)
Ilustración apologética (1729)
Suplemento del Teatro Crítico (1740)
§. I
1. Si el amor, hablando en general se pinta ciego, ¿cómo se deberá pintar el amor propio?
Horacio, que fue dotado de bella inteligencia, parece, que solo a éste tuvo por ciego, o por
lo menos con singularidad antonomástica le aplicó el epíteto: Caecus amor sui (lib. I, od.
18). Pero yo, con la venia de todos, dijera, que ni el amor en general es ciego, ni aun lo es el
amor propio. Tiene el amor ojos, tiene vista, y vista sin defecto alguno, sino aquel de que
no exime aun la vista corporea más perspicaz. ¿Qué sucede en los ojos corpóreos? Que ven
bien los objetos, que están a una determinada distancia; pero si están, o muy remotos, o
demasíamente cercanos, o no los ven, o los ven solo confusamente. Esto mismo sucede al
amor.
2. La voluntad ve los objetos con los ojos del entendimiento; o por mejor decir, en el
entendimiento están los ojos de la voluntad. Así con grande impropiedad se dice, que la
voluntad es potencia ciega: no es sino potencia con vista; pero su vista, o su potencia visiva
es el mismo entendimiento. Con impropiedad se diría, que el alma para ver los colores es
ciega, porque solo los ve con los ojos, que son una parte del cuerpo. ¿Qué importa, si esa
parte del cuerpo es para ese efecto órgano del alma? Con más razón se debe decir el
entendimiento vista de la voluntad, porque no hay entre ellos la discrepancia que hay [382]
entre alma, y cuerpo, ni aun distinción real en probabilísima sentencia.
§. II
3. Viniendo, pues, la voluntad con los ojos del entendimiento, veamos cómo ve con estos
ojos los objetos. Con la misma proporción en orden a distancia, o proximidad, que los
objetos corpóreos. Es menester que estén los objetos a una determinada distancia de la
voluntad, para que ésta los vea claramente. Ni muy lejos, ni muy cerca. Si tan lejos, que
respecto de la voluntad se consideren como totalmente extraños, no los ve bien. Si tan cerca
que se contemplen como propios, tampoco. En aquellos se le ocultan las perfecciones, en
estos los defectos. Es precisa una distancia media, y proporcionada, para que ni la
displicencia oculte lo que hay de bueno, ni el propio interés esconda lo que hay de malo.
4. Sin embargo, esta analogía entre la vista espiritual, y corpórea, no es tan constante, que
no padezca algunas excepciones. Sujetos hay, que con los ojos del entendimiento ven muy
bien aun lo más llegado, que disciernen claramente lo que hay de malo, como lo que hay de
bueno en el paisano, en el pariente, en el bien hechor, y, lo que es más, aun en sí mismos.
5. Digo que hay sujetos, que conocen sus propios defectos. Pero en esta misma excepción
entra otra excepción. Hay cierto defecto, el cual ningún hombre conoce en sí mismo.
¿Ninguno? Ninguno. ¿Pues qué efecto será este? En una palabra lo digo: el defecto de
entendimiento. Esta es la piedra donde tropiezan todos: esta es la parte donde nadie se
conoce a sí mismo; y aquí es donde vuelve a restablecer la analogía propuesta entre la vista
espiritual, y corpórea. Ni se ven a sí mismos los ojos corpóreos, ni se ve a sí mismo el
entendimiento.
6. Son muchos los que conocen los defectos del propio cuerpo, aun cuando no son muy
sobresalientes. Algunos conocen en sí mismos aun las malas disposiciones del alma. No
ignora éste, que padece el vicio de iracundo, [383] aquel de inconstante, el otro el de
tímido, y así de los demás. Pero llegando al entendimiento, no hay que pensar, que nadie se
conozca. Todos se hacen merced a sí propios, Necios, y entendidos, aunque no con igual
ceguera, unos, y otros caen en el mismo lazo. El necio piensa que es muy entendido, y el
entendido piensa que lo es mucho más de lo que realmente es. Por eso doy a este Error el
epíteto de Universal, con lo cual está explicado el asunto de este Discurso: de modo, que el
error universal es el juicio ventajoso, y no merecido, que todos hacen del propio
entendimiento. Después de tantos errores comunes, salga a este Teatro un error universal.