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LA SALUD HUMANA: LOS LÍMITES DE LA MAGIA Y LA CIENCIA

En la permanente e interminable búsqueda para alcanzar por todos los medios


posibles e imaginables la salud física y mental, han participado a lo largo de nuestra
evolución como seres humanos desde chamanes, filósofos, profetas y predicadores hasta los
profesionales orientados a la práctica científica. Este conjunto de formas de abordar el
tratamiento de las enfermedades y trastornos ha sido afrontado desde principalmente tres
enfoques básicos: la búsqueda de la omnipotencia a través de la magia; el enfrentamiento del
problema de la salvación del alma y cuerpo mediante la religión; y la orientación dirigida
tanto a conocer como a dominar los aspectos físicos y/o mentales que inciden en los estados
de salud y sus alteraciones por medio de la ciencia.

Este escrito no pretende hacer una apología de la primacía de la ciencia sobre las otras
vías de conectarse con el problema de la salud humana, incluso se defiende a ultranza el
derecho de cada quien a utilizar aquellas herramientas que favorezcan su bienestar. No
obstante, lo que se procura es hacer un llamado de atención sobre los límites y realidades de
estos enfoques. Todas estas rutas tienen el mismo objetivo: proveer medios y herramientas
para promover la salud del ser humano y han marcado etapas de histórico social. Sin
embargo, la existencia simultánea de sociedades en diversas etapas de desarrollo, en nuestro
mundo actual o en el primitivo, ha permitido que concurran en un mismo tiempo, formas de
pensamiento y actuación en los en los cuales se mezclan lo mágico con lo religioso y la
pseudociencia con la ciencia, en diferentes proporciones. El pensamiento mágico ha
acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos. Tenemos una tendencia
natural a establecer relaciones de causa y efecto sin comprobarlas de modo lógico; esta
predisposición es muy marcada en la infancia y se mantiene si el contexto en el que nos
encontramos lo promueve, como ha sucedido en muchas culturas.

Sumado a lo anterior, la situación de desigualdad en la distribución de los recursos


básicos para la subsistencia es un problema que subsiste en nuestros días y que favorece la
utilización del pensamiento funcional a la búsqueda de soluciones alternativas en aquellas
sociedades y culturas que se caracterizan por el difícil acceso al agua, alimentación,
medicinas, entre otros, independientemente de la causalidad que origina estas carencias.

Es así como en pleno siglo XXI, acompañando a los más extraordinarios avances
científicos para el abordaje del tema de la salud mental y física como la medicina nuclear, la
utilización de células madre, la psiconcología, la psiconeuroinmunología encontramos el
desarrollo de disciplinas que aunque carecen de respaldo científico, son utilizadas por más y
más personas, algunas veces como apoyo a la medicina o la psicología y otras como sustituto
total de estas ciencias. Se pueden diferenciar al menos tres grupos de estas alternativas
terapéuticas. Por una parte, se encuentran disciplinas y técnicas derivadas de la medicina
oriental e hinduista como la acupuntura, la meditación y el yoga, por ejemplo, las cuales han
sido cada vez más integrada a la práctica terapéutica occidental, siendo respaldado su uso por
múltiples estudios. En segundo lugar, se encuentran los desarrollos ligados al ejercicio de la
espiritualidad, donde se ubican el curso de milagros, la búsqueda del secreto y la
investigación filosófica, entre otras decenas de ritos. Por último, destacan las técnicas que
denomino de “collage” donde derivándose de herramientas desarrolladas en el ámbito
empresarial o deportivo se implementan una serie de principios universales que no pueden
ser ni demostrados ni debatidos, al entendimiento de los procesos de salud mental y física.
Allí se encuentran tecnologías como el PNL y el coaching de cualquiera de sus tipos, cuyo
uso es válido en contextos específicos y no como la panacea mundial que se pretende hacer
creer.

Reflexionemos pues sobre la forma en la cual permitimos y utilizamos estas diferentes


maneras de entender la salud humana. Tal vez exista más de una coincidencia que no somos
capaces de visualizar en el cambio de paradigma para el abordaje científico que ocurre en la
actualidad. Negarse mutuamente no parece ser la solución más inteligente, así como tampoco
aceptarse sin cuestionamientos. Desde mi parecer, la invitación es a intentar comprender al
ser humano en sus dimensiones lógicas, físicas, sociales y espirituales, un reto sin duda
ambicioso.

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