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Publicado no livro: Grau, J.A.; Meléndez, E.H. (org) “Psicologia de la Salud: fundamentos y
aplicaciones.”. Ed. Univ. Guadalajara – Centro de Ciencias de la Salud, pp. 295-232. México;
2005.
Prêmio: “Publicación Cientifica en la Salud” Ministério de la Salud Publica de Cuba – Asociación
Cubana de Entidades Cientificas de la Salud – 2006.
La Psicología de la Salud en las instituciones hospitalarias tiene una breve, pero intensa
historia. En casi todos los países latinoamericanos, e incluso de otras partes del mundo, los
psicólogos existentes en los años 60 trabajaban fundamentalmente en el sector privado,
pero unos pocos se aventuraban a trabajar en instituciones hospitalarias estatales, buscando
ante todo mayor experiencia, y quizás una retribución económica escasa e inestable. Este
fue el ejemplo del antiguo Hospital Psiquiátrico de la Habana, conocido por Mazorra y
constituido entonces en depósito de enfermos psiquiátricos, o el pequeño Servicio de
Psiquiatría de un Hospital General; eran las opciones de la época, donde el psicólogo
jugaba un papel profesional auxiliar y dependiente, realizando labores fundamentalmente
de diagnóstico (MINSAP, 1987; Grau, 1996). Poco ha cambiado el panorama actual y son
escasos los hospitales en la mayoría de los países de la región que cuentan con psicólogos
nombrados en su plantilla, que respondan de forma integral a las necesidades psicológicas
del paciente enfermo, sea agudo o crónico, tanto en su fase de hospitalización como
después de esta.
Lo más frecuente es que existan algunos hospitales que cuenten con psicólogos integrados a
equipos de Salud Mental, cuya función principal es la atención de los pacientes
psiquiátricos ubicados en diferentes situaciones clínicas, como hospitales psiquiátricos,
hospitales de día o consultas psiquiátricas, y cuyos objetivos rebasan muy poco la del
diagnostico, con la aplicación de diferentes técnicas y con escasas funciones terapéuticas o
de investigaciones, casi siempre unidas a intereses psiquiátricos. Este fue el reduccionista
legado de la Psicología Clínica tradicional a la actual Psicología de la Salud.
No obstante, la necesidad que tienen los enfermos que padecen de las más diversas
enfermedades de la atención psicológica desde una concepción biopsicosocial, no ha sido
suficientemente desarrollada y existen pocos países donde el psicólogo se desempeñe en
hospitales plenamente dentro de los principios de la Psicología de la Salud, establecidos en
los capítulos anteriores. A pesar de esto, se abre paso cada vez con mas fuerza el hecho real
y objetivo de que los aspectos psicológicos juegan un papel importante y vital en estos
pacientes, lo que es aceptado con mas énfasis no solo por los profesionales más diversos
sino por los propios pacientes. Así, en Cuba, Brasil y en determinadas instituciones de
México, Colombia y algunos otros países latinoamericanos, el psicólogo de la salud se va
abriendo paso en el trabajo en Hospitales e incluso, en algunos países como Brasil la
llamada Psicología Hospitalaria ha tomado fuerza y ha dado paso a una reconceptualización
teórica y a una considerable ampliación práctica (Angerami et al, 1992, 1995, 1996, 1998,
2003). Las actividades de Psicología de la Salud en el ámbito hospitalario tienen su marco
de inicio en Brasil en los años 50 cuando Mathilde Neder inició los trabajos junto a
unidades de ortopedia y rehabilitación en 1952 en lo Hospital de Clínicas de la Facultad de
medicina de la Universidad de Sao Paulo (Sebastiani 2000).
En Cuba, con los cambios sociales acaecidos a principios de los años 60, la dirección del
Ministerio de Salud Pública consideró necesario y oportuno crear las condiciones para que
la Psicología, como ciencia y disciplina independiente, labrara su propio camino
profesional, brindando su contribución en los esfuerzos conjuntos por la salud de la
población. Los psicólogos comenzaron a vincularse a todas las especialidades médicas, y
no sólo al campo de la Psiquiatría; se ubicaban en otros niveles del Sistema de Salud, como
el Policlínico del nivel de atención primaria, que se convirtió en un contexto ideal para un
nuevo enfoque preventivo y social y poco a poco se formularon las bases teórico-
metodológicas de una nueva Psicología, la Psicología de la Salud (Morales, Grau, 1989;
Grau, 1996, 1997, 2000).
No ha sido entonces casual que los psicólogos de la salud, acostumbrados a dar respuestas
de carácter práctico-asistencial a las demandas de la población, fuesen cada vez más
reclamados para su trabajo en instituciones clínico-quirúrgicas por especialidades médicas
en las que, incluso a nivel mundial, existían escasas experiencias de trabajo médico-
psicológico conjunto (Sebastiani, Chiattone e Angerami, 1984 y 1988, Grau, Cunill, Martin,
Mas, Duque, Zas, 1996). Por otro lado, no es exagerado plantear que aun hoy, muchos de
los psicólogos de otros países no tienen esa posibilidad y cuando tienen acceso a
instituciones hospitalarias es casi siempre en funciones investigativas o asistenciales, pero
ligadas o asociadas a Facultades de Psicología que necesitan buscar en lugares
asistenciales, los pacientes que les son necesarios para la docencia o la investigación, y que
-aunque realizan un trabajo real y meritorio con los pacientes- la forma de trabajar esta
Codo a codo con los psicólogos trabajan los Técnicos Medios en Psicología, conocidos en
Cuba como “psicometristas”, graduados en Institutos Tecnológicos de Salud, con un
contenido especial en su formación, ellos han jugado un papel importante en el desarrollo
profesional de los psicólogos, al descargarlos de una serie de tareas rutinarias de
diagnóstico (especialmente con tests estandarizados), y al participar junto a ellos en
actividades de orientación y tratamiento, generalmente como coterapeutas. Por regla
general, se mantiene en los hospitales la proporción de 1 técnico medio por cada 2-3
psicólogos profesionales, y aunque también trabajan en la atención primaria, un numero
considerable presta sus servicios en el área hospitalaria. La concepción de este técnico,
que consideramos muy novedosa y de pocos antecedentes, permitió que el psicólogo
pudiera realizar de forma ágil y dinámica el trabajo diario, pudiendo en un tiempo menor,
atender con calidad un numero creciente de pacientes. El contenido de trabajo de este
técnico en sentido general se concentra en las siguientes funciones:
Dominar y aplicar las técnicas psicológicas diversas para el estudio psicológico de los
pacientes que se atienden tanto por consulta externa como de los pacientes que están
hospitalizados, dándole prioridad a estos últimos.
Conducir entrevistas estructuradas y con fines predeterminados
Realizar observaciones dirigidas
Participar en la conducción de grupos educativos de pacientes con diferentes patologías.
Participar junto con el psicólogo, en la protocolización y conducción de algunas
investigaciones afines
Aplicar con relativa independencia encuestas, inventarios, cuestionarios y participar en
su procesamiento.
Visitar hogares, escuelas y centros de trabajo para complementar indicaciones del
psicólogo
En Cuba, casi el 40 % del total de psicólogos del Ministerio de Salud Pública atiende a la
población en más de 280 centros hospitalarios generales o clínico-quirúrgicos, materno-
infantiles o gineco-obstétricos, pediátricos, psiquiátricos y en 11 Institutos de Investigación
y otros hospitales altamente especializados. En Brasil, laboran en el campo de la Psicología
Hospitalaria más de 10.000 profesionales de acuerdo con investigación desarrollada por el
Consejo Federal de Psicología de Brasil (CFP 2001). También aquí se ha intentado normar
metodológicamente el trabajo de atención psicológica (Hares, Erner, 1996; y otros).
(Ricardo: poner aquí cifras y si lo consideras pertinente, señalar algo acerca del desarrollo
de la Psicología Hospitalaria en Brasil}.
Brasil es un país que tiene cientos de miles de psicólogos con diferentes orientaciones
teóricas desarrollando trabajos en el campo de la salud, estimándose un universo de 126,000
psicólogos registrados en el Consejo Federal de Psicología, de los cuales aproximadamente 16%
actúan en el área específica de la psicología de la salud, en los términos en que aquí se le ha
representado. Los marcos de iniciación de la psicología de la salud en Brasil datan de la década del
cincuenta, anteriores por lo tanto a la propia reglamentación de la profesión del psicólogo en este
país, fechada en 1961. En reciente presentación de estudios hecha por el Dr. Jorge Grau, actual
presidente de la ALAPSA, realizada en el V Congreso Iberoamericano de Psicología de la Salud,
celebrado en Cartagena, Colombia (abril de 2000), con sorpresa y orgullo identificamos que, por las
investigaciones hechas por el Dr. Grau, Brasil es el país que inició más precozmente los trabajos en
el campo en todo el Mundo (1952), teniendo como pionera a la eterna maestra Dra. Mathilde Neder.
Experimentamos a partir de la década de los setenta un intenso desarrollo en las áreas
académicas de formación en licenciatura y posgrado, implementación de prácticas, publicaciones
científicas y fomento de encuentros científicos de carácter nacional y regional. Los primeros cursos
incluidos en la licenciatura con cátedras optativas o en régimen de extensión universitaria, fueron
implementados entre 1978 y 1980, siendo estructurados los primeros núcleos de formación en
psicología hospitalaria, con aprendizaje supervisado en ese periodo.
Aun en ese sentido, en Brasil diversos concursos públicos en instituciones municipales,
estatales y federales de salud buscan para sus cuadros psicólogos con capacitación específica en
psicología de la salud y sus subáreas, para realizar actividades en hospitales, centros o clínicas de
atención ambulatoria, unidades básicas de salud, centros de salud y, en programas de orientación,
prevención y educación para la salud. A partir de esa época tienen lugar la formación de Sociedades
Científicas como las de Psicooncología, Medicina Psicosomática, Cuidados Paliativos, Psicología
Hospitalaria, Neuropsicología, Psicología Pre y Perinatal, y Psicología de la Salud, entre otras, que
se estructuran por iniciativa de psicólogos, o tienen en sus cuadros a profesionales del área de la
psicología de la salud, inclusive asumiendo cargos directivos en aquellas que se caracterizan por su
cuño interdisciplinar. Se tiene que señalar, todavía, que el área de la salud en Brasil es la que más ha
absorbido psicólogos en los últimos 15 años, incluso como alternativa al gradual vacío de los
espacios que antes eran ocupados por las actividades de consultorio, pautadas en un ya desgastado
modelo clínico. Esto no es casual y refleja la necesidad de incorporación de la psicología en las
tareas de la salud en la región, frente a la demanda social existente a ese respecto.
Merece especial atención el estado actual de los proyectos de posgrado de psicología de la
salud en los países latinoamericanos. La estructura curricular ha adquirido, generalmente, la forma
de especialización y posgrado (en lato y estricto senso) de temas específicos: maestrías, que centran
su objetivo en la actualización con fines de investigación y desarrollo científico; especializaciones,
dirigidas al desarrollo de habilidades para el trabajo en salud, y doctorados, con exigentes requisitos
de desarrollo científico. Realmente en Latinoamérica existen desde los años ochenta varias
modalidades de cursos de formación en posgrado.
La construcción del campo de la psicología hospitalaria/salud en Brasil se confunde y
coincide, en muchos aspectos, con la historia de la estructuración de la profesión de psicólogo en
este país, y con la conformación de la psicología de la salud en las Américas.
Si consideramos que los primeros movimientos más consistentes -en el sentido que se
oficialice a la psicología como profesión en nuestro país- datan desde el inicio de los años
cincuenta, no obstante que tengamos innumerables profesionales ya actuando en el área desde la
década de los veinte, observaremos que en esta misma época se habían instalado oficialmente en
nuestro país los primeros servicios estructurados de psicología hospitalaria, más específicamente de
1952 hasta 1954 en la unidad de Ortopedia del Hospital de las Clínicas de la Facultad de Medicina
de la Universidad de São Paulo, y después, en 1957, en la unidad de Rehabilitación del mismo
hospital.
Al inicio de los años sesenta, la psicología es reconocida oficialmente como profesión en
Brasil y observamos igualmente la expansión de varias iniciativas de psicólogos en el sentido de
que desarrollen sus trabajos vinculados a hospitales generales; en la misma década, en Cuba es
fundada la primer Sociedad de Psicología de la Salud del mundo. Tanto en Brasil como en otros
países de América Latina se inician actividades volcadas a la atención a la salud de la población,
con la participación de psicólogos ya expandiendo su campo de actuación más allá de las clásicas
delimitaciones del modelo clínico y de la actividad estrictamente dedicada a la llamada “Salud
Mental”.
La década del setenta se caracteriza por el gran avance de los trabajos en el área de
psicología en Brasil y por la enorme proliferación de cursos universitarios para la formación de
psicólogos. En consonancia a esa evolución observamos que se amplía significativamente la
presencia de psicólogos en hospitales generales, así como el surgimiento, en varios países de las
Américas, de núcleos de formación en psicología de Salud. En 1974 es postulada por Stone la
asignatura “The Health Psychology” en la Universidad de California, en los Estados Unidos de
Norteamérica, al mismo tiempo que movimientos relacionados a la medicina psicosomática en
Brasil, Argentina y Uruguay, y la Behavior Medicine, principalmente en los Estados Unidos de
Norteamérica, Canadá y México, empiezan a recibir la participación intensa de psicólogos, en su
mayoría venidos de actividades relacionadas a hospitales y otras instituciones de salud no
vinculadas tradicionalmente a la salud mental y a la psiquiatría. Estos profesionales buscaban
referencias técnicas y científicas para la aplicación en sus trabajos, con objeto de ampliar su campo
de lectura y perfeccionar sus herramientas y recursos para hacer frente a demandas bastante
distintas del modelo que su formación les permitió. Cabe resaltar aquí que, en Brasil, desde los
años cuarenta, las políticas de salud caminan, tanto en lo que se refiere a inversiones como a las
acciones de salud, hacia un modelo centrado en la institución hospitalaria. Las actividades y
programas de salud pasan a ser desarrolladas desde los hospitales, defendiéndose de un modelo que
resalta las acciones de salud vía la atención secundaria (modelo clínico/asistencialista) y tenemos,
por consecuencia, una división de las otras acciones relacionadas a la salud colectiva, que marginan,
hasta el día de hoy, las inversiones y trabajos en salud pública y la valoración del enfoque
epidemiológico (modelo sanitarista) (Cohn y Elías, 1996).
Al mismo tiempo, los cursos de formación profesional en ciencias de la salud optan por un
enfoque curativo, y los cambios y crisis sucesivas en los sistemas gubernamentales de asistencia a la
salud y seguridad social dan énfasis e incentivan inversiones de la iniciativa privada al modelo
hospitalario. Salimos de una vocación, preconizada por innumerables epidemias que asolaron a
nuestro país hasta la década del treinta y abarcamos un modelo en gran parte importado de los
Estados Unidos de Norteamérica, donde el hospital pasa a ser el símbolo máximo de atención a la
salud. Muy probablemente esos motivos llevaron, en Brasil, a que se acuñara el nombre
“Psicología Hospitalaria”, sin precedentes en otros países del mundo, cuando nos referimos a las
actividades del psicólogo en el campo de la salud, pues si la salud dentro del modelo vigente en
Brasil emanaba de la institución hospitalaria, nada más obvio que el psicólogo de la salud brasileño
empiece, a partir de ella, sus actividades y acciones en salud.
La necesidad de nuevos marcos de referencia e instrumentos para una actividad tan
diferente y diversa de aquella que aprendíamos en la licenciatura, empieza a exigir la búsqueda de
nuevos paradigmas. Fue por la imposición de estas necesidades que las iniciativas, en su mayoría
empíricas, dieron lugar al desarrollo de modelos y metodologías de trabajo que se impusieron a los
psicólogos de la salud, no sólo de Brasil sino de toda América Latina.
En la década de los años ochenta pasamos a vivir un momento de extrema productividad en
el campo de la psicología de la salud. Tanto en Brasil, al igual que en otros países de las Américas,
un número cada vez mayor de psicólogos recién graduados busca el área de psicología de la salud
para desarrollar sus trabajos.
En Brasil se efectúa, en 1983, el I Encuentro Nacional de Psicólogos del área Hospitalaria,
organizado por los psicólogos que trabajaban vinculados al Instituto Central del Hospital de las
Clínicas de São Paulo y al Instituto del Corazón, ambos de la Universidad de São Paulo. Nosotros
que participamos de ese primer encuentro lo consideramos, ante todo, como un gran momento
catártico para los profesionales que allí nos encontrábamos. Teníamos muchas más angustias que
compartir, que trabajos para discutir. De este encuentro nacen varios núcleos de intercambio,
algunos cursos de extensión que eran dados en la época se perfeccionan, el Consejo Regional de
Psicología 06- CRP (que congrega el mayor número de psicólogos filiados en el país) crea, en
asociación con la Comisión de Salud, una subcomisión para discutir las cuestiones referidas al
campo de la psicología hospitalaria, sus peculiaridades, convergencias y divergencias en relación
con otras prácticas ya tradicionales en psicología. Algunas facultades ya presentan asignaturas
optativas de Psicología Hospitalaria y/o de la Salud; en São Paulo se destacan las Facultades
Objetivo (actual Universidad Paulista), la Universidad Católica-SP, la Universidad de São Paulo y
la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Itatiba. De los trabajos de la subcomisión de
Psicología Hospitalaria del CRP-06 derivaron tres propuestas de acción:
La década de los años ochenta fue marcada por grandes inversiones y crecimiento del área.
El II ENPAH (Encuentro Nacional de Psicólogos del Área Hospitalaria) se realizó, para 1985,
todavía en la ciudad de São Paulo, y a partir de este año comienza a transformarse en el más
importante momento de encuentro entre psicólogos del área hospitalaria, realizándose en 1988 en
Recife, en 1991 en Curitiba, 1993 en Pousada do Rio Quente, 1995 en João Pessoa, 1997 en
Brasília, 1999 en Curitiba, y en 2001 en Vitória. Ese encuentro lleva la propuesta de integración
nacional de los psicólogos que actúan en el área, siendo su realización siempre determinada por la
preocupación con que se desarrollen las actividades del evento en ciudades diferentes del Brasil,
involucrando a las diferentes regiones. Cabe resaltar al lector que Brasil es un país de dimensiones
continentales, siendo el 5º mayor país del mundo en extensión territorial y que posee actualmente
167,000,000 de habitantes (IBGE 2000), lo que refuerza esa necesidad de un “evento itinerante”.
En 1987 se llevó al cabo en Brasil el II Seminario Internacional de Psicología de la Salud,
en la ciudad de São Paulo, bajo los auspicios de la Sociedad Interamericana de Psicología y del
“Task Force on Health Psychology”. Surgen los primeros cursos de especialización en el área, y
diversas facultades tienen la cátedra de Psicología Hospitalaria y/o de la Salud incluidas de forma
permanente en sus asignaturas. En 1984 es publicado en Brasil el primer libro dedicado
especificamente al área (Angerami, 1984), siendo esa obra identificada por las investigaciones de
Grau, que fueron presentadas en Cartagena el año próximo pasado, como el primer libro editado en
lengua latina sobre el tema. A partir de esa época, la producción científica local crece de forma
geométrica, donde libros, artículos científicos, monografías, tesis de maestría y doctorado,
principalmente, tienen el tema de la psicología de la salud cada vez más contemplado.
En Brasil, desde el final de los años ochenta, es ya notoria la presencia de psicólogos enseñando
médicos, enfermeros, odontólogos, fisioterapeutas, etcétera, dando lugar así a una nueva e
importante modalidad de trabajo donde el psicólogo se inserta, cualquiera que sea el tipo y nivel
En Cuba, gran parte de los psicólogos que forman parte de las plantillas de las Facultades
de Ciencias Médicas del país (más de 100) están vinculados al trabajo docente-asistencial,
sea en la atención primaria o en los hospitales de base de estas Facultades, donde forman
parte de la plantilla de dicho hospital, lo que facilita el intercambio docente con los
alumnos de medicina que pueden tener la posibilidad de aprender como evaluar un paciente
desde un enfoque biopsicosocial, ellos como parte de su formación deben aprender la
técnica de la entrevista, la importancia de la relación médico-paciente, las consecuencias de
la iatrogenia, así como la influencia de las consecuencias negativas del estrés en las más
diversas enfermedades, además de algunas técnicas sencillas del manejo de la ansiedad y
del propio estrés en los pacientes atendidos (apoyo psicoterapéutico y algunas técnicas de
relajación). Esto permite una visión muy importante del trabajo conjunto medico-
psicológico, de la influencia reciproca entre ambos y al mismo tiempo, como resultado, se
va formando un médico que integra a sus conocimientos los aspectos psicosociales y que
posteriormente encuentra necesario no solo manejar estos aspectos en la practica diaria,
sino que ya ha intiorizado que el psicólogo, como cualquier otro especialista, puede ser un
valioso miembro dentro del equipo del hospital.
Si bien el trabajo del psicólogo se centra en los aspectos psicológicos de los pacientes para
su manejo integral por parte del personal de salud (especialmente por médicos y
enfermeras), de una forma reciproca el psicólogo va adquiriendo conocimientos sobre las
características y desarrollo de las enfermedades en cada uno de los pacientes, sus síntomas,
la secuencia y etapas del desarrollo de las enfermedades, así como las secuelas y el
pronóstico, que muchas veces no es el más deseado y en ocasiones tiene un desenlace fatal
Estos conocimientos sobre aspectos biomédicos le permiten valorar los efectos psicológicos
en los pacientes, las reacciones emocionales que en la mayoría de las veces acompañan a la
hospitalización y los eventos desagradables o cruentos, la aceptación o no de su “rol” de
enfermo, la posible colaboración o no ante investigaciones y tratamiento, la denominada
“toma decisional”, en general: la reacción ante la enfermedad como evento estresante y le
posibilitan ir trazando paso a paso las intervenciones psicológicas necesarias para un mejor
enfrentamiento a las enfermedades. Esto solo es plenamente posible cuando el psicólogo
trabaja dentro de una unidad hospitalaria, en una sala del mismo y al pie de la cama del
enfermo.
Como puede inferirse, para lograr estos objetivos generales, los psicólogos en hospitales
deben desarrollar funciones asistenciales, docentes e investigativas, además de algunas
actividades de asesoría y administrativas.
Como puede verse, el trabajo del psicólogo en el ámbito hospitalario es muy diverso y
rompe con los canones tradicionales de la atención psicológica en el campo de la Salud
Mental. Aquí el psicólogo de la salud participa en los pases de visita o de ronda, discute en
equipo los pacientes como un especialista más, hace –en suma- vida hospitalaria y tiene que
estar al tanto de todo lo que ocurre en el hospital, desde el índice ocupacional hasta la
entrega de guardia por los especialistas del servicio en que trabaja. Semejante
interpenetración del trabajo médico-psicológico en campos novedosos no había sido jamás
visto. Tareas tales como la preparación psicológica para asistir al quirófano, el alivio del
dolor en un paciente operado (dolor agudo) o con dolor crónico, estudios sobre aspectos
psicológicos de la estadía hospitalaria, recomendaciones para disminuir los problemas de
impacto emocional que llevan a la suspensión de intervenciones quirúrgicas, manejo del
estrés emocional en el personal que atiende enfermos graves (médicos y enfermeras),
trabajo en equipo para cirugía cosmética de afecciones máxilo-mandibulares, selección de
candidatos a transplante de órganos, atención a familiares de un donante de órganos,
estudios de aspectos sociopsicológicos del clima laboral hospitalario, son todas tareas muy
diversas, que han enriquecido notablemente el campo de la Psicología de la Salud y que
devienen verdaderos desafíos para su desarrollo en el siglo XXI.
Todo esto justifica la presencia del psicólogo, que debe de realizar un diagnostico rápido y
certero de los aspectos alterados y compensados, de sus mecanismos de ajuste, de la
personalidad premorbida del paciente y realizar medidas terapéuticas breves, directas,
enfocadas a lo patológico, basándose en las defensas psicológicas del paciente, propiciando
descargas emocionales y dándole la mayor posibilidad de autocontrol. Hay numerosas
medidas que se pueden tomar desde mantener la orientación espacial requerida, aliviarle la
incertidumbre o el dolor hasta la utilización de la sugestión vigil o la relajación. Las
sugerencias al personal médico y de enfermería son muy útiles y ellos son los mejores
coterapeutas para la ejecución de procederes psicológicos.
El Servicio de Quemados reúne características similares a las UCI en cuanto a que es una
unidad cerrada y por las agresiones que impone el tratamiento, pero difiere en ser una
enfermedad de brusca aparición, generalmente por accidentes, intentos suicidas o agresión
intencional de otra persona. Cualquiera que sea la causa, el paciente necesita de ayuda
psicológica de forma urgente y deben implementarse de forma rápida técnicas de
relajación, sugestión vigil, desensibilización, hipnosis, así como psicoterapia racional
encaminada a evitar la culpabilidad, disminuir la agresividad, la ansiedad y la depresión. Al
alta debe lograrse una adaptación razonable a la nueva imagen, muchas veces desagradable.
Este paciente es tributario de un seguimiento para su adaptación a la vida familiar, social y
laboral, así como a la preparación psicológica para una cirugía reconstructiva, si esta
pudiera realizarse. El familiar necesita de ayuda psicológica, tanto en el parte médico diario
como en forma de dinámica familiar, sobre todo en aquellos grupos familiares en el que la
situación del paciente ha servido como catalizador de severos conflictos subyacentes. Esto
es necesario para ayudar al paciente a adaptarse a una vida normal y también por la
aceptación de su imagen corporal. Muchas veces es necesario preparar a los familiares para
evoluciones no satisfactorias e incluso a la posibilidad de la muerte de acuerdo con la
severidad, extensión de las quemaduras y complicaciones que puedan sobrevenir. La
interrelación del equipo de trabajo es indispensable para el manejo exitoso de este tipo de
paciente.
En resumen, se tienen elementos para comprender las tareas y la responsabilidad que tienen
los psicólogos de la salud en las instituciones hospitalarias. Se ha acumulado experiencia
sobre la organización de sus tareas en el marco de los Departamentos o Servicios de
Psicología, que se convierten no sólo en unidades administrativas sino en entidades que
rigen y orientan, metodológica y científicamente, las tareas a realizar en campos no
tradicionales de la Psicología. La profesión de Psicología de la Salud tiene reconocimiento
oficial en muchas instituciones, pero su desarrollo mayor ha sido en el marco de la
Psicología Hospitalaria brasileña y en las unidades hospitalarias del Ministerio de Salud
Pública cubano. En los últimos años ha crecido la unidad armónica de las funciones
asistenciales, docentes e investigativas, particularmente en los hospitales generales y clínico
quirúrgicos y en institutos de investigación del tercer nivel de atención, así como en
hospitales especializados. El desarrollo de la Psicología de la Salud en los hospitales ha
sido, pues, muy reciente, pero intenso y fructífero y aún más promisorio.
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