NUEVE NACIONES EN LUCHA

ROPEA

LOS AUSTRÍACOS V LA GUERRA

SOLDADOS DE LA RESERVA L , A N D S T U R M " , DE HUNGRÍA, COMPLETAMENTE UNIFORMADOS, PASANDO POR LAS CALLES DE BUDAPES1
PARA ENCAMINARSE AL CAMPO DE OPERACIONES. (FOTO PARÜ.ONDO1)

rra, veíamos renacer su anhelo de ir en ;Qué atracción embriagadora ejerce la

! O N ü R E S ANTE LA busca de la emoción trágica, vagamente re- gran ciudad sobre las almas intrépidas?
*-* GUERRA flejada en la hoja 4e papel.
—Es una locura—le decíamos.
; Con qué voz inaudita y sutil va desper-
tando las fibras más profundas y más viri-
I,A VORÁGINE les de todos íos corazones que se tornan ha-
Y comprendiendo que el peligro era lo
cia ella...? Nuestro amigo no ha salido de
Hace unos días salió ,para España un que le atraía, lejos de anticiparle el riesgo
de muerte en que se habrán de encontrar París, y ya, á esta hora, voluntaria, entu-
mozo amigo nuestro. Desde que la guerra los soldados extranjeros al servicio de una s:ásticamente alistado, forma parte de una
actual estalló, su -impaciencia y su nerviosi- nación beligerante, intentábamos hacerle de esas legiones de Caballería que la Re-
dad habían adquirido desmesuradas propor- comprender p.úbüca arjoja como avalanchas sobre los
ciones. Se trata de un muchacho en quien trenamiento, el tedio de las semanas de en-
la posibilidad de ser destinado cañones alemanes.
muchas cualidades hidalgas de nuestra raza á guarniciones lejanas, la probabilidad de
se resumen. Es generoso é imprevisor. Ha las marchas y contramarchas por caminos LA NOCHE AZUIi
gastado los restos considerables de una gran polvorientos, al sol, sin ver al enemigo, lo Esta noche dijérase que todos los elemen-
fortuna viajando por Europa, veraneando fastidioso y lo feo de la guerra fuera de los tos naturales y todos los artificios huma-
en Suiza, pasarido los inviernos en Floren- momentos y de los campos de batalla. nos se han aliado para hacer olvidar á Lon-
cia. Y cuando todo se le ha concluido, lejos dres el horror y el dolor de la guerra. Sobre
de buscar «1 apoyo de sus parientes podero- Es —Es verdad—nos contestaba abstraído—.
verdad. En todo caso, yo deseo irme á la gran ciudad, el cielo no es negro, como
sos, con los que, sin embargo, está en exce- España. de costumbre, ni tiene esa vaga coloración
lentes relaciones, ha vivido en Londres de Se fue á Boulogneen los días en que el rojiza v humosa de las noches de niebla, si-
su trabajo, honrosamente, ocupado en me- avance alemán se verificaba ya por las cer- no azul,, limpio y diáfano, con estrellas so-
nesteres editoriales, utilizando sus conoci- canías de esa plaza francesa. Contábamos litarias y una luna clara que hace pensar
mientos lingüísticos, con una simplicidad y con verle volver, forzado por el cerco ale- en las baladas que en las glorietas de pro-
una alegría que no eran las cualidades me- mán, á Londres. Tuvo, sin embargo, la for- vincias cantan las niñas de España:
nos admirables de su espíritu. tuna de alcanzar uno de los últimos trenes "Si yo fuera tan alta
Y desde los primeros días de la lucha, el que salían para París. como la luna,
ansia de la vida de campaña, la curiosidad, "Voy viajando—nos escribía—por una ¡ ay!, ¡ ay!, como la luna..."
el deseo de vivir una existencia tensa de campiña admirable. Es enorme el senti-
emociones que jamás podrán volver á en- miento de tristeza que produce pensar có- La luna fosforece en las cristalerías, de-
contrarse, operó en él una revolución. Los mo estarán estos campos dorados dentro de rrama su claridad plateada sobre los teja-
amigos fraternales que tiene aquí, como en dos ó tres días.'' dos de pizarra, deja vislumbrar en la leja-
otras partes, tratamos en vano de disuadir- Y llegó á París. ¿Qué terrible vórtice es nía las siluetas de las torres y la masa de
lo. Cada vez que llegaba un telegrama sen- ahora la capital de Francia para los espí- las cúpulas, hace fantasmagóricas las pers-
sacional con noticias del teatro de la gue- ritus resueltos, románticos y generosos? pectivas. Las luminarias de colores se hacei:

ABC (Madrid) - 15/09/1914, Página 2

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