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Eleazar Gallardo
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INTRODUCCIÓN. UN ENFOQUE INTERMEDIO.
El estudio de los partidos políticos en las democracias occidentales sigue siendo una de las
materias básicas de investigación para los politólogos, desde su impulso en los años
cincuenta, de mano de DUVERGER, en los años sesenta con LIPSET y ROKKAN, o mediante
las teorías de SARTORI desde los años setenta. La aparición de la revista Party Politics en
1995 supuso un nuevo repunte en el terreno de la investigación, surgiendo nuevas teorías y
modelos. Y es que el carácter representativo de la voluntad popular, convierte a los partidos
en instrumentos fundamentales para la participación política, y los reviste de un interés
general, tanto por los objetivos que persigue, como por los resultados que obtiene.
Los enfoques que se han utilizado para estudiar los partidos han sido muy diferentes1, y
pueden clasificarse en dos grandes grupos. Unos, que llamaremos interpartidistas, han
elaborado teorías desde el punto de vista del partido dentro del sistema político –así, las teorías
de sistemas de partidos, o los modelos de competencia política–. Otros, los intrapartidistas,
se han ocupado de estudiar el partido desde dentro, como una organización de personas,
con unas bases, una tecnoestructura, unos líderes y unos votantes.
El enfoque que hemos escogido para este Quadern ha sido un enfoque intermedio,
combinando las variables interpartidistas, que son inherentes a todo sistema político, y las
variables intrapartidistas, que inciden en los objetivos, mecanismos y resultados de los
partidos. Así, tendremos en cuenta las tres «caras» de todo partido, según los Profesores
KATZ y MAIR, y que son: a) el partido como organización o base de afiliados; b) el partido
desde su propia organización; c) el partido desde las instituciones.
Es por ello que, desde nuestro enfoque, el partido se concibe como una organización, en
competencia con otras organizaciones similares, y que está compuesta por personas a
través de una estructura abierta, que comparten unos objetivos comunes en el marco de un
Estado. Según esta acepción general, el objetivo del partido ya no es necesariamente llegar
al gobierno, sino conseguir los objetivos que comparten las personas, dentro de su
estructura abierta y en relación con el Estado.
Por último, valga recordar las palabras de Profesora LÓPEZ NIETO, quien afirmó que cabe
plantearse hasta qué punto el eclecticismo y la volatilidad del mundo actual, nos exige
redefinir y replantear los métodos e instrumentos de análisis, en favor de una
especialización en las Ciencias Sociales (2003: 4). Sirva este Quadern para contribuir a esa
especialización en el estudio de los Partidos.
1 Para una descripción pormenorizada de las teorías, me remito a lo expuesto por MONTERO y GUNTHER
(2007: 15-46).
2 Entre otras, la STC 3/1981, y la STC 48/2003 en sus FJ 5 y ss.
y los grupos de interés han sabido canalizar las demandas sociales, entrando en colisión con
los intereses e ideologías partidistas, favorecido por la mayor información de los
ciudadanos. Este devenir ha provocado un descenso en la participación política tradicional,
se han visto reducidos los niveles de identificación partidista, y ha crecido la desafección e
insatisfacción en las democracias occidentales, materia que también constituye una fuente
de estudios importantes para la Politología.
Por tanto, vemos que el Partido ya no es el único que representa la voluntad popular, pero
en opinión de muchos, como Hans-Jürgen PUHLE, «son el núcleo de la democracia» (2007:
71), porque no se limitan a representar a un único sector del país. A continuación veremos
cómo hubo un tiempo en el que no era así.
3 Numerosos autores han recogido los diferentes modelos de partido, que suceden a las teorías que se
mencionan en la nota 1. Me remito, entre otros, a los resúmenes de BARAS,, BARBERÀ y BARRIO, 2000: 3-4;
GUNTHER, R. y DIAMOND, L. (Eds.), Political Parties and Democracy MARTÍNEZ SOSPEDRA, M. Introducción a los
partidos políticos; PANEBIANCO, A. Modelos de partido; WARE, A. Partidos políticos y sistemas de partido; WOLINETZ,
2007: 129-131 y 138-142.
íntimamente relacionados que era casi imposible disociarlos», dado el escaso número de
miembros. Por último, la tercera característica de este Partido se encuentra en la debilidad,
si no ausencia, de organización central.
En el Sur de Europa, las características político-sociales fueron diferentes, de manera que el
modelo de Partido de Elites presentaba particularidades en cada país, surgiendo en España
el caciquismo, o en Italia el trasformismo.
Algunos autores, como KOOLE, han matizado las características del Partido de Elites moderno,
que difiere del tradicional decimonónico, pero que no puede insertarse en las clasificaciones
posteriores.
4Como vimos más arriba, también se utilizó la denominación «people’s party» o «catch-all people’s party» (partido
popular) para referirse a esta categoría, pero diversos partidos conservadores europeos adoptaron
posteriormente esa denominación, lo que desaconseja su uso como nombre del Modelo.
Desde la doctrina se han recibido duras críticas a este modelo, por imperfecto, incompleto
o exagerado. Sin embargo, y teniendo en cuenta las variaciones del modelo expuestas por
PUHLE, podríamos establecer una serie de diferencias respecto de los Partidos de Elites y
los Partidos de Masas, para comprender mejor el Partido catch-all.
5 Ver también, entre otros, PUHLE, 2007: 82-83 y el último capítulo de C.B. MacPherson, La democracia liberal y
su época.
En esta nueva concepción de la democracia, «la oligarquía de partido pasa a ser una virtud
no un vicio», donde el antiguo Partido de Masas «puede acabar dominado por sus líderes y
dejar de encarnar la verdadera democracia implícita en su ideología» (KATZ y MAIR, 2004:
22-23).
En el terreno de los cleavages ideológicos, se produce un desdibujamiento –que no
desaparición– de las distinciones programáticas de los partidos, como también recogiera
BOBBIO al escribir su Derecha e izquierda, debilitando la capacidad de mantener un electorado
diferenciado. «Además, los cambios en los sistemas de comunicación de masas, en
particular, el ascenso de la televisión como la fuente más extendida de información política,
contribuyen a reforzar las condiciones que permiten, o más bien obligan, a los partidos a
dirigirse directamente a los votantes mediante llamamientos universalistas, en lugar de
comunicarse con ellos a través de sus apoyos electorales de base» (KATZ y MAIR, 2004: 21).
e. Mayor relación con el Estado.
En este sentido, los autores que hemos seguido sostienen la mayor relación de los partidos
con el Estado, donde los primeros «dejan de ser los agentes de la sociedad civil que
penetran el Estado y actúan sobre él, para pasar a ser más los intermediarios entre la
sociedad civil y el Estado, con el partido en el gobierno llevando una existencia
desdoblada» (KATZ y MAIR, 2004: 21). Es lo que PUHLE denomina Parteienstaat, que
«significa, en esencia, lo mismo que partitocrazia: una situación en la que los partidos
políticos dominan el Estado y «colonizan» importantes segmentos de sus instituciones y de
la sociedad» (PUHLE, 2007: 85)6.
Es significativo que los recursos para la sostenibilidad de los partidos en las democracias
occidentales europeas proceden, cada vez más, del Estado, y por tanto «ganar o perder
puede tener menos importancia con respecto a los objetivos políticos de un partido, dada la
ausencia de grandes batallas políticas, pero en cambio puede ser determinante en su
supervivencia» (KATZ y MAIR, 2004: 26).
2.3.3. «Catch-all-party-in-crisis»
El recientemente fallecido Peter MAIR acuñó a principios de los años noventa el término
«catch-all-party-in-crisis», dado que los Partidos tuvieron que hacer frente a la crisis global de
los años setenta, y a otra serie de factores, como por ejemplo:
1.- Los partidos fueron considerados parte del problema y comenzaron a perder votos
desde la segunda mitad de los años setenta.
2.- Aumentó la volatilidad y disminuyó el anclaje de los cleavages.
3.- Pérdida progresiva de militantes y del vínculo con organizaciones intermedias próximas,
como sindicatos, agrupaciones profesionales o grupos religiosos.
4.- Disminuye la capacidad movilizadora de los partidos, especialmente frente a los
movimientos sociales, que daban voz al desencanto y a los sentimientos antipartidistas. Sin
embargo, estos movimientos «se han quedado por debajo de esas expectativas y han dejado
de ser percibidos como una alternativa viable» y «los movimientos sociales más activos no
han sido capaces de revolucionar los sistemas políticos» (PUHLE, 2007: 89-90).
Esto ha supuesto, en algunos casos, la reactivación de cleavages como el ideológico, el
surgimiento de nuevos y los conflictos sobre prioridades internos en los partidos. A nivel
6 KATZ y MAIR llegan a calificar a los partidos como «agencias semi-estatales», dando apoyo a sus tesis sobre
el Partido Cartel como modelo no excluyente del catch-all.
teórico ha favorecido la aparición de nuevas teorías y críticas a las primeras concepciones
de Partido catch-all.
3. MODELOS ALTERNATIVOS
La progresiva especialización en el estudio de los partidos políticos, ha servido para
someter a juicio crítico a los modelos ya existentes, y proponer nuevas tipologías de
partidos para los regímenes democráticos occidentales. Así, encontraríamos las tesis de
Panebianco al distinguir entre «partidos burocráticos de masas, y «partidos profesionales electorales».
3.1. El Partido cartel, de KATZ y MAIR (1995)
En 1995 se publica el primer número de la Revista Party Politics, donde los profesores KATZ
y MAIR defienden una nueva tipología de partido, que puede incluir diferentes modelos y
que se basa en la relación con el Estado, y que han desarrollado en siguientes estudios.
Partiendo de las características de los Partidos catch-all (plus), que presentan un electorado
volátil y difícil de fidelizar en un entorno de competencia política, se inicia un nuevo
período, «en el que los fines de la política, al menos por ahora, se hacen más auto-
referenciales, y la política deviene una profesión en sí misma –una profesión cualificada,
claro está, y en la que la competición partidista limitada que se produce se basa en la lucha
por convencer al electorado de que el partido en cuestión es la opción que garantiza mejor
una gestión más efectiva y eficiente» (KATZ y MAIR, 2004: 29). En este punto, guarda
estrecha relación con la profesionalización del ejercicio de la política, que autores como
DUVERGER observaron al enunciar el modelo de Partido de Masas.
Es decir, que con este nuevo modelo, «ganar o perder puede tener menos importancia con
respecto a los objetivos políticos de un partido» (2004: 26), sino que las «semi-agencias» que
vimos al hablar del Partido catch-all, se habrían convertido ya en agentes del Estado, que se
basa en «la colusión y cooperación entre aparentes rivales, y en los acuerdos que
necesariamente requieren del consentimiento y cooperación de todos, o casi todos los
participantes relevantes» (2004: 27).
Sin embargo, este modelo no presenta características independientes del resto de partidos,
de manera que pudiera pensarse que es una evolución del Partido de Masas o el catch-all,
sino que es inclusivo de los anteriores, y no implica que todos los partidos tiendan a
convertirse en Partidos Cartel. Es decir, que solo algunos partidos están garantizando su
propia existencia a través del Estado, ya que «la democracia deja de ser vista como un
proceso por el cual la sociedad civil impone límites o controles al Estado, y pasa a ser un
servicio que el Estado proporciona a la sociedad civil [...] Y dado que las elecciones
democráticas, al menos tal y como las conocemos, requieren partidos políticos, el Estado
también proporciona (o garantiza la existencia de) partidos políticos» (2004: 35 y 36).
3.2. Clasificación de WOLINETZ: Partidos en función de los objetivos
A continuación vamos a referenciar tres categorías de Partido, no excluyentes, y que
englobaría al resto de modelos (ver nota 3). Esta propuesta ha sido planteada por
WOLINETZ (2007: 143 y ss.), y no se trata de una nueva formulación de modelos, sino que
clasificaría los Partidos en función de sus objetivos7.
7Para una mayor comprensión del lector, se sugiere consultar el Gráfico 5.3 en el artículo del autor,
mencionado en la Bibliografía.
Su principal característica es que da una mayor prioridad a la articulación o defensa de sus
políticas, frente a la maximización de votos o asegurarse escaños. Existe una variedad de
partidos que se englobarían en esta categoría, con programas bien definidos, o partidos de
protesta centrados en un único asunto. Los partidos de la nueva derecha se encontrarían
también dentro de esta categoría.
B. Partidos orientados a los votos (vote-seeking parties)
La prioridad máxima es ganar las elecciones, y para ello se manipulan los programas
electorales y el ideario; sería un partido downsiano clásico. No dudaría en presentarse en
coalición para aglutinar a diferentes grupos sociales, y en un sistema multipartidista, los
partidos catch-all entrarían en esta tipología, sin que sea necesaria una afiliación extensa, sino
bien organizada.
C. Partidos orientados a los cargos públicos (seat-seeking parties)
La prioridad es asegurarse un cargo gubernamental, «incluso a costa de los objetivos
políticos o la maximización de votos», sea en solitario o en coalición, y sea para dotar de
consenso a las decisiones públicas, o para beneficiarse de las subvenciones.
8
Quiero destacar dos estudios publicados por el ICPS, que fueron realizados gracias a la
colaboración de los partidos políticos, al permitir que los investigadores realizasen encuestas y
entrevistas.
SANCHEZ, Jordi et al (Ed.) (1999). Estudis de les elits dels partits polítics de Catalunya. Collecció Grana,
Nº 13. Institut de Ciències Polítiques i Socials. Barcelona.
BARAS, M. (Ed.), (2004) Els militants dels partits polítics a Catalunya. Perfils socials i percepcions polítiques.
Collecció Barcelona, Nº 18. ICPS, Barcelona.
A nivel de la Comunitat Valenciana sería deseable que se realizasen estudios similares, para un
estudio más exhaustivo que el meramente periodístico.
9A los cleavages expuestos más arriba, merece la pena añadir las tesis de TOMKINS sobre la Escala de
Polaridad, que trata de relacionar características de la personalidad con una posición en la escala ideológica.
Por ello, recomiendo el artículo de STONE y GARZÓN, recogido en la Bibliografía.
la siguiente figura podemos observar la diferencia entre la media total y la autoubicación de
los votantes de PSOE, PP e IU desde enero de 2011 a enero de 2012.
8 Media total
7
Votantes PSOE
6
5 Votantes PP
4
3 Votantes IU
2
1
0
1
11
1
11
1
o 11
o 12
J ul 11
11
1
11
O ct 1
Feb 1
Di c 1
J un 1
Ab r 1
Nov
Sept
May
Ma r
E ner
E ner
7 Media CV
6 Votantes PSOE
5 Votantes PP
4 Votantes IU
3
2
1
0
07
1
etro 2
07
11
o1
ect. 1
lect.
metr
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ect.
m
Preel
Preel
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B ar ó
Baró
5. BIBLIOGRAFÍA
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