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ACTO I

Sala en casa de Celis.

ESCENA I
Blanca, cosiendo; Engracia, a una ventana.

Blanca - (para sí). ¿Por qué tarda tanto mi padre?...

Engracia - (Aparte, y viendo hacia la calle). Allí está... Si no fuera pecado echarle un
poco de agua en la cabeza... ¡El infeliz hace una figura!... Antes se conformaba con
plantarse en el atrio de La Merced, todos los días, cuando la señorita y yo
madrugamos a misa... Cinco años que ella ha ido creciendo... (Ve a Blanca). Cinco
años que él vive en su tema singular... Si la señorita supiese que ha inspirado esta
pasión, se pondría furiosísima... ¡Se ven cosas!... Saca ahora una flor... ¡Ah!, ¡ah!,
¡ah!... (se ríe)

Blanca - (Cosiendo). ¡De qué te ríes, Engracia!

Engracia - De un negro, que está allí.

Blanca - ¿Un negro?

Engracia - Sí.

Blanca - (Sigue cosiendo). Será el del vecino don Juan de Gómez.

Engrancia - No es ése, sino el del padre Delgado.

Blanca - En su casa pudo haber estado mi padre. (Va a la ventana). Dicen que es
muy listo. El padre Delgado le ha enseñado a leer, escribir y contar. Ya se ha ido.
(Vuelve a su asiento). Cuánto tarda mi padre... ¿Qué haré para saber lo que le
aflige?... Me viene el deseo de llorar. (Se lleva el pañuelo a los ojos, y después
cose).

Engracia - (Viendo hacia la calle). Ahora vuelve... Dicen que el amor... Pobre
negro... Esta mañana al salir de La Merced dejé caer una flor de modo que pensase
que se le había caido a la señorita Blanca... (Se ríe). Se va... ¿Qué sucede?... ¡Ah!
Es que ha visto al doctor, que viene... ¡Señorita, llega vuestro padre! (Vase)

ESCENA II
Celis, Blanca.

Blanca - Al fin... Padre, buenas tardes. (Celis no le oye). No me oye.

Celis - ¿No ha venido a buscarme el padre Delgado?

Blanca - No, señor.


Celis - (Aparte). ¡Oh impaciencia!...

Blanca -Su esclavo estaba allí.

Celis - ¿Dónde?

Blanca - En la calle.

Celis - (Va a ver). ¡Se marchó!

Blanca - ¿Mando a servir la comida, padre?

Celis - Come tú, hija. Yo comí en casa de un amigo.

Blanca - (Aparte). Parece que le importuna mi presencia. (Vase).

ESCENA IV
Celis, el padre Delgado.

Delgado - ¿Estás intranquilo, conspirador?

Celis - He aquí el hombre cuya presencia fortifica mi ánimo. Padre, Rodríguez ha


llegado.

Delgado - No esperaba menos de Juan Manuel. ¡Él solo!

Celis - Y los Aguilar.

Delgado - Todos han sido exactos a la cita. ¿Y qué noticias nos traen?

Celis - Usulután entra en la revolución; Juan Manuel viene de allá.

Delgado - El padre Nicolás había ido a Zacatecoluca.

Celis - Que también entra. Y también Chalatenango. De allá viene Manuel Aguilar.

Delgado - Y Arce había ido a Metapán.

Celis - Y Metapán está con nosotros.

Delgado - ¿No hay más?

Celis - Por desgracia.

Delgado - ¿En que día se ha convenido para dar el grito?

Celis - El cinco de noviembre... El pueblo va a ver esto como si no le tocase.

Delgado - ¿Qué pueden hacer los que no piensan como nosotros? El pueblo ignora
lo que es la libertad. Se lo enseñaremos después.

Celis - Vanidad de sabio. El amor a la libertad está en todos los hombres.


Delgado - Oye, Celis...

Celis - Nada de objeciones... ¿Quién dice que hacemos bien no contando con el
grueso del pueblo?

Delgado - Yo he intentado algo. Pues bien, el pueblo no ha entendido.

Celis - No: pero no hemos intentado llegar a nuestra victoria por otros medios.
Véndeme a Júpiter.

Delgado - Yo no vendo hombres, soñador... Le enviaré a ti con una condición:


cuando pida la libertad, se la das.

Celis - Para hecerle hombre libre lo quiero. Hoy me lo envías. A otra cosa. ¿El señor
intendente no habrá traslucido algo?

Delgado - Gutierréz de Ulloa tiene sospechas... Parece que han llamado... (Llaman
a la puerta).

Celis - Ciertamente. Espera. (Va al balcón) (Vuelve con una carta). Advierte su
señoría, me dice el alférez, que como veré por esta carta, tanto interés tiene él como
yo, en el asunto a que ella se refiere. (Abre la carta)... ¡Bah!... Y yo creía... ¡ah! (Se
ríe)

Delgado - ¿Qué era la tal carta?

Celis - Carta de Guatemala... Javier de Beltranena, que me pide la mano de Blanca


para su hijo quince... Blanca no le conoce siquiera, pero ella será quien resuelva. En
fin, daremos tiempo. Aquí hay una post scriptum: "El señor Intendente os hablará de
ciertos conatos de rebelión: mi hijo, el coronel don Fermín deberá llegar el último del
corriente agosto".

Delgado - Estamos a último... Vale la pena la noticia. Voy a casa de Manuel José.
Hasta luego.

Celis - Arce os dirá la hora de cita.

Delgado - ¿Dónde será?

Celis - Unas seis cuadras más allá de Mejicanos: hay un camino que conduce aun
boque; más allá está la casa de una hacienda. (Vase Delgado). Mándame el esclavo.

ESCENA V
Celis, Blanca.
Celis - Esta carta... (Entra Blanca).

Blanca - ¿Estás solo?

Celis - Sí, Blanca. ¿Qué querías?

Blanca - Perdóname. Déjame que te abrace. (Lo abraza)

Celis - ¿Qué tienes, hija mía?

Blanca - Hace días que estás pensativo y triste y que sufres en secreto de seguro.

Celis - Te engañas, Blanca.

Blanca - ¿Acaso hago mal en hablarte así? Pero oye, me hace sufrir de tal modo tu
aflicción... Dime, padre, ¿vamos a separanos acaso? Dímelo todo. Yo tendré fuerzas
para no aumentar tu dolor... No hablas, no me respondes... Oh, es cierto... es cierto.
(Rompe a llorar). ¡Dios mío!

Celis - ¡Blanca! (Abraza a Blanca)

Blanca - ¿Nada me dices, padre? Hablame. Tu silencio indica que sufres...

Celis - Tengo un cuidado, Blanca... Pero... Sí, ciertamente, algo debe inquietarle a
un padre la suerte de su hija... un noble señor de Guatemala te pide por esposa,
mas pienso que serás tú quien resuelva este asunto... Mira, esta es la carta en que
piden tu mano. Tú dirás qué contesto.

Blanca - No sé leer carta, padre. (Toma la carta)

Celis - Es verdad (Aparte). ¡Cuánto sufro! Necesito estar solo para llorar a mares...
¿Se irá ella con ese desconocido? (Alto) Quédate aquí. Va a llegar un esclavo.
Cuando entre, le pides que te la lea. Luego vuelvo.

ESCENA VI
Blanca, sola.

Le vi palidecer. Esta era su pena. Si me casase, siempre podría vivir a su lado... Ya


está aquí el esclavo. (Entra Júpiter: al ver a Blanca quiere retroceder)

ESCENA VII
Blanca, Júpiter.

Júpiter - ¿Qué es lo que pasa por mí?... Juro a Dios que antes quisiera que se
abriese a mis pies el suelo, que estar en presencia de esta blanca y divina mujer.
Blanca - Entra, esclavo. (Él obedece). Toma y lee esta carta. (Ella se sienta y espera
con atención; él recorre el papel con la vista, silencioso y suspenso).

Júpiter - (Aparte. Con estupor). Esto es para mí incomprensible y además horrible...


¿Está niña habrá penetrado hasta el fondo de mi alma y quiere burlarse de mi
humillación dandome a leer esta carta del hombrea quien va a pertenecer? (Ve a
Blanca, que le ve con extrañeza)... ¿Cómo ha penetrado en mi secreto? ¿Habrá sido
inútil mi doloroso disimulo?... ¡Ah! ¡esto me va a causar la muerte!

Blanca - (Lavantándose espantada al ver la agitación del esclavo). ¿Qué tiene ese
hombre?... Me da miedo... (La habla retirándose). ¿No lees?... ¿No sabes leer?...

Júpiter - Esta carta... (Distraído). Es de don Javier de Beltranena: pide la mano de la


señorita Blanca para su hijo, el coronel don Fermín. (Blanca se sienta de nuevo).

Blanca - Lee la carta... (Aparte). ¿Qué le pasa a este esclavo?... (Levantándose y


como atemorizada dice en voz alta y hablando consigo). Está ebrio. (Lo ve con
miedo y burla). Parece que está ebrio.

Júpiter - (Aparte y por lo que dice Blanca). ¡Oh infiernos! ¡Se está burlando de mí,
desgraciado!... (A Blanca, con una desesperación muda, y temblando). Oíd, señorita
Blanca...

Blanca - (Retrocede asustada). ¡Ah!... Está loco... (Queda a la puerta). Aquí viene mi
padre.

Júpiter - (Aparte). ¿Qué hacer?... ¿Qué hacer?... Va a mandarme azotar...

ESCENA VIII
Dichos; Celis.

Blanca - Padre, no puede leer el esclavo. (Celis vuelve preocupado)

Celis - Blanca, está allí tu primo Rogerio. Déjanos.

Blanca - ¡Ah! él va a leerme esta carta... (Va y abraza a Celis). -Señor doctor, no te
aflijas. Siempre haré lo que tú mandes... (Vase corriendo)

ESCENA IX
Celis, Júpiter. (Celis se pasea pensativo: Júpiter aguarda)

Celis - Esclavo, desde ahora cambias de dueño.

Júpiter - Vendido... ¿Y por qué me habéis comprado?


Celis - Creo que alzas la voz, Júpiter. ¡Magnífico!... Vas a oírme. Siéntate... (Se
sienta).

Júpiter - ¿Yo? ¿Os burláis, señor? (Permanece de pie).

Celis - Yo soy el amo y mando que te sientes. (Júpiter se sienta) Mando que te
sientes delante de mí porque eres hombre como yo y porque somos iguales. Sin
embargo, por un puñado de dinero cualquiera puede azotarte. No eres nadie: llevas
un nombre de perro, a menos que sea el de un dios... y para ser un dios es preciso
poseer en absoluto la libertad. (Júpiter se levanta)

Júpiter - Señor, si estáis ofendido, decid vuestro designio, y yo os satisfaré con mi


muerte, antes que me dirijáis vuestras burlas...

Celis - ¿Yo burlarme de ti? Por el contrario, ¿qué harías si yo te pidiese que vayas a
hablar a los esclavos de San Salvador del modo que yo te hablo ahora? ¿Que les
dieses armas para acabar con el gobierno de la Colonia y ser todos iguales y libres?

Júpiter - Señor, he creído no entenderos: ¿se trata de combatir contra el Rey y el


arzobispo?

Celis - Sí. Ni tú estarás bajo mis pies, ni yo tendré a nadie sobre mi cabeza.
¡Piénsalo!

Júpiter - (Aparte). Creo que ha hablado bastante claro: voy de aquí al Intendente a
denunciarle. (Blanca se detiene a la puerta).

ESCENA X
Dichos; Blanca.

Blanca - (Llega a Celis). Padre, contesta al señor de Beltranena que cuando llegue
su hijo y le conozca voy a dar mi respuesta.

Celis - Beltranena iba a llegar el último de agosto. Vas, pues, a conocerle... Déjanos,
Blanca.

Blanca - Voy a conocerle. (Vase pensativa).

ESCENA XI
Celis; Júpiter.

Celis - ¿Lo ves?... En esta sociedad, o más bien en esta cárcel que ha construido el
despotismo, todos llevamos un eslabón de la cadena. (Va a la ventana). Ven, mira
quién es el más desgraciado. Ese pueblo que vuelve de sus fatigas es aún más
esclavo. ¡Los nobles!... Ellos tienes la peor parte. Ellos viven de su opresión y están
orgullosos de ser infames... Esclavo, ¿has visto esa blanca niña? Es mi hija: un
lacayo del tirano la arranca de mis brazos. ¡Y tú, vil esclavo, escoria, nada!; ¡No
gritas libertad!

Júpiter - ¡Oh! ¿Qué es preciso hacer? Puesto que esas palabras todo lo
derrumbany todo lo nivelan, ¿qué es preciso hacer para llenar el abismo, ganar la
altura y lograr lo imposible? ¡No más palabras!... ¡Libertad! ¡Rebelión! ¡Abajo el Rey!
¡Mjera el arzobispo! Decidme que lo maldiga todo: maldito sea todo... ¡Tomad a ese
precio la salvación de mi alma!... ¡Ah!... ¿qué he dicho?

Celis - ¡Ah! Eres incoherente e insensato: la libertad da fiebre. Espera. (Va a la mesa
y saca una llave).

Júpiter - (Aparte). Ese hombre satánico me arrastra. ¿Qué importa?... Sólo sé que
Blanca está allí: que se me ha dicho que puede ser mía.

Celis - Toma esta llave que es la de mi caja. Haz que toda la gente que te siga esté
bien armada.

Júpiter - Será como lo deseáis o yo habré muerto.

Celis - Vuelvo para que formemos nuestro plan. Espera (Vase).

ESCENA XII
Júpiter.

- Ella está allí... ¡Oh infierno! ¡Si éstos son favores tuyos, haz por lo menos que no
me vuelva loco!

ACTO II
Sala en una casa de hacienda. Puerta y ventana sin reja al fondo, que dan a un
bosque. Arde un candil en la pared. Una mesa, sillas de cuero.

ESCENA I
Celis; sale de la derecha, se dirige a la ventana y parece escuchar algo fuera. Trae
una careta en la mano.

- ¿Qué podrá ser?... Se oye en la selva algo como la carrera de un hombre...


(Escucha) Sí, es un hombre... A pesar de lo cerrado del bosque, la luna hace unos
claros y he visto deslizarse un bulto a los largo de la quebrada... Hasta creí que
había oído un grito... (Llaman). Tocan a la puerta. ¿Quién va?...

Júpiter - (Dentro). Libertad o muerte.

ESCENA II
Celis; Júpiter, que llega agitado.

Celis - ¿Eras tú?

Júpiter - (Conturbado). ¿Yo?...

Celis - Sí... Dime, ¿no has oído un ruido en el bosque?

Júpiter - ¿Yo?... No, doctor.

Celis - (Va a la mesa y saca la careta). Toma para que te cubras. (Júpiter la toma).
Estas caretas nos guardan en caso de haber un traidor entre nosostros... ¿Has
hecho cuanto dispusimos?

Júpiter - Todo, señor. Pronto os diré con cuántos hombres contamos; pues todavia
queda algo por hacer.

Celis - Bueno: probaré que no había razón para excluir al pueblo.

Júpiter - (Aparte). Esto ha sido horrible... ¿Aprobaría Celis que le haya cortado el
paso?... ¡Ah! Si la muerte me da a Blanca, ¡a matar! (Levantándose bruscamente,
arroja la careta desesperado; aparte). ¡Oh! ¡No más vacilaciones! (Alto) Me
aguardan los de La Vega. Volveré. Hasta luego. (Vase con precipitación).

ESCENA III
Celis.

- En esa angustia nacen los hombres a la libertad... Pero los conjurados van a llegar.
Voy a concluir mi programa... Me cubriré por si alguien me sorprende escribiendo...
(Entra por la derecha).

ESCENA IV
Beltranena, asoma por la puerta. Una capa lo cubre.

- ¿Qué extraña casa es ésta? Nadie se ve por toda ella... Entraré. (Entra por la
puerta) El lance del ladrón es del todo digno de mí: se ha llevado chasco... De buena
gana me reiría si no tuviese este brazo pasado... (Mírase el brazo descubriéndose el
vestido manchado de sangre y lodo)... ¿Pero es un ladrón como me parece?, ¿cómo
pudo saber mi nombre?, ¿cómo pudo saber que llegaba y que llegaba hoy
precisamente?

- Comprendí que iba a matarme, entonces me desplomo intencionalmente y finjo un


estertor diciéndole: "Déjame el último aliento para elevar mi oración"... Allí me teneís,
esperando que el negro llegue a aligerarme de todo... Pero él se contentó con
robarme mis papeles. En fin... Echado en el camino, resuelvo buscar un albergue
para evitar un nuevo encuentro. Me quedaré aquí esta noche... ¡Maldito esclavo!...
Ya es tiempo de que hable con el dueño de la hacienda... Vamos... (Da algunos
pasos hacia la puerta por donde entró Celis y se detiene asustado). ¡Diablo!... ¡Mala
estrella! Parece que he venido a caer en manos de los conspiradores... (Retrocede).
¿Si irán a salir por esas puertas?... Volvámos por esa puerta y a ganar monte. (Va a
salir cuando oye ruido de pasos y voces que llega). Me cierran la salida... (se abre la
puerta del fondo; Beltranena vuelve la cabeza como para ocultar el rostro: entonces
ve a sus pies la careta que arrojó al irse Júpiter). Una careta... A tiempo... (Mientras
él se inclina un grupo de conjurados que traen en la faz caretas negras y cubiertos
con largas capas negras. Beltranena se pone la careta y se vuelve a ellos
embozándose).

ESCENA V, VI.
Beltranena; los conjurados.

Los conjurados - ¡Libertad o muerte! (Pasan y entran por la derecha, donde escribe
Celis).

ESCENA VII
Beltranena; Conjurados.

Beltranena - Entendido. Es la consigna: libertad o muerte. (Entran otro grupo de


conjurados)

Conjurados - ¡Libertad o muerte!

Beltranena -¡Libertad o muerte!

ESCENA VIII
Beltranena
- ¡Soberbio! Ahora tengo franca la salida... (Espía a la derecha). ¿A quién de éstos le
hablara para descubrir algo?... Tente, amigo... Alguna señal deben tener para
conocerse unos a otros y puedo hacer un disparate... (Sale Celis por la derecha)

ESCENA IX
Celis, Beltranena, Conjurados.

Conjurados - ¡Libertad o muerte!

Celis - ¡Libertad o muerte!

- ¡ndependencia!

Conjurado - ¡Y patria!

ESCENA X
Celis, Beltranena.

Celis - ¿Sabéis si el agente de la Capitanía habrá llegado?

Beltranena - Sí, ciertamente, ha llegado.

Celis - Sólo necesitamos un breve espacio, amigo: si él hasta entonces no descubre


nada, podéis estar seguro de que no es temible...

Beltranena - Pero es lo malo que, según los informes que tomo por interés propio, él
está informado más de lo que le conviene a la conjuración.

Celis - ¿Qué decís? ¡Cómo! Vos también sois de los que piensan que todo se ha
descubierto.

Beltranena - Es que a buen seguro, hay aquí un espía.

Celis - ¿Un espía? ¿Vos también creéis que hay quién nos espía y nos burla?

Beltranena - Estoy seguro de lo que os digo... ¿Vos no lo creéis?

ESCENA XI
Dichos.

Conjurado - ¡República!

Celis - (Al oído). ¡Y democracia!


Delgado - ¿Qué me dice Arce, doctor? ¿De qué peligro se trata?

Celis - De que el miedo acabe con la revolución. Primero han hecho correr la voz de
que yo era el traidor. Y estos pocos van a gritar traición y todo concluye...

Delgado - ¿Pues cómo?

Celis - Están viendo en Júpiter una rueda que yo hago mover para venderlos. Y yo
mismo no puedo explicaros la conducta de Júpiter.

Delgado - ¿Pues qué hay?

Celis - Que, según me dicen, se le vio al anochecer venir, en compañia del sargento
Aleaga y me acaban de decir que no se hallan los seiscientos diez rifles.

Arce - Pero y tú, ¿qué piensas?

Celis - ¿No me ves que estoy tranquilo?

Delgado - Confío en ti, mas si fuese cierto, ¿qué castigo para el traidor?

Arce - Eso iba a preguntaros.

Celis - Si fuese verdad que nos traiciona, seré yo quien lo castigue... ¿Cómo?... Con
la muerte. (Al ir a entrar Delgado y Arce salen por el fondo. Dice a Beltranena) Por lo
que pueda suceder, quédate a la puerta y haz de centinela.

ESCENA XII
Beltranena

- Aquellos tres parecían los jefes... Hay uno que habla, el mismo que... ¡Ola!, se trata
de un progrma de gobierno... (Rumores). Vuelve la República... ¡Eso, malvados!...
Una constitución... ¡El pueblo soberano!... ¡Locos, están locos!... (Entra Júpiter y se
detiene en la puerta del fondo; Beltranena se vuelve al ruido y ve a Júpiter).

ESCENA XIII
Beltranena; Júpiter, descubierto.

Júpiter - Oigo la voz de mi diabólico doctor... ¿Qué oigo?... ¡Le interrumpen!... Han
gritado ¡traición!... (Avanza algunos pasos).

Beltranena - Un esclavo es el traidor, dicen... Debe ser mi asesino.(Grita). ¡Aquí,


amigos! Ved al traidor que llega.

Conjurados - (Dentro). ¡La muerte! ¡muerte!...

Júpiter - ¿Qué intentan?... (Retrocede a la puerta del fondo. Delgado y Arce


aparecen por el fondo, cerrando el paso).
ESCENA XIV
Delgado, Arce, Celis, Júpiter, Beltranena, Conjurados.

Arce - ¡Un solo paso cuesta la vida!

Delgado - Señores, las armas han desaparecido.

Conjurados - ¡Prendedle!

Júpiter - ¿Pero qué os pasa?...

Conjurados - ¡Las armas! ¡traidor! ¡espía!

Júpiter - ¡Poco a poco, señores. No está bien que por no meditarlo vayáis a
deshaceros del más fiel de vuestros servidores!...

Beltranena - ¡La muerte! ¡No vacilemos!...

Júpiter - (Imperioso). Silencio. (Suaviza la voz). Mientras los sabios conciertan las
leyes, yo preparo la insurrección. A la hora que gustéis, San Salvador estará en
vuestras manos... Pero no sólo debemos contar con el asalto, sino que hay algo más
que hacer: mirad. (Pone sobre la mesa unos papeles). Leed esta carta dirigida a
Beltranena. Por ella veréis que, según dice él, el coronel Aycinena va a llegar aquí;
viene a mediar a nombre del ayuntamiento de Guatemala; pero en la fronteta vas a
esperarle quinientos hombres por si hubiera necesidad. Como sabéis, hoy debió
llegar Fermín de Beltranena, agente de la Capitanía. Ved allí sus papeles e
informaos de sus planes. (Se deja caer en una silla). (Varios conjurados toman los
papeles y leen con avidez). (Levantándose). Ahora, si lo premitís, voy a retirarme:
otros quehaceres me aguardan.

Todos - ¡Bravo! ¡Viva el pueblo! ¡Viva Júpiter!

ESCENA XV
Dichos; menos Júpiter.

Celis - Señores, albricias. Hemos oído hablar al pueblo. Esa que admiráis es la obra
de menos de un día. (Delgado le lleva al proscenio).

Delgado - No me gusta tanto poder... hemos puesto el rayo en manos de ese


esclavo.

Celis - Bien está el rayo en manos de Júpiter: ese esclavo es el pueblo.

Delgado - Vas a ver cómo lo maneja; y ve que no te hiera a ti primero... Guarda


estos papeles. (Los recoge de la mesa. Salen).

ESCENA XVI
Beltranena.

- ¿Quién es este esclavo? Ha allí el enigma... Y ciertamente es un enemigo temible...


(Se descubre). Pero toda su obra va a desvanecerse como un sueño al despuntar el
nuevo día... Vamos. Estos señores me guiarán a San Salvador. (Vase
embozándose).

Acto 3
Escena I
(Blanca, luego Engracia)

Blanca:

-(A la ventana). La mañana me parece tiste… siempre me sucede esto después de


una noche de desvelo… ¿Por qué no ha vuelto mi padre? Con estos rumores de
rebelión y guerra que empiezan a inquietar la cuidad, mayor es mi zozobra… el
siempre viene a las nueve o las diez

Engracia:

-(Dentro) ¡Curululi!... ¡Curululi! (entra volviendo la espalda y deteniéndose como que


habla a un perro)

Blanca:

-¿Qué es?

Engracia:

-Curululi, que quería morder a un hombre

Blanca:

-¿y eso?

Engracia:

-Un criado que trai esta carta, mirad viene abierta

Blanca:

-¿Quién podrá ser el que la envía?

Engracia:
-El hombre que dijo que se llamaba… esperad…lo que es el nombre lo recuerdo…
es Fermín

Blanca:

-¿Fermín de Beltranena?

Engracia:

-Todo eso

Blanca

-Dame. Es una tarjeta. Fermín de beltranena… Engracia ¿puede explicarse que mi


padre haya pasado afuera?

Engracia:

-No os preocupéis, así son los hombres… pasan la noche con los amigos

Blanca:

-(para sí). Mi padre jamás lo ha hecho

Engracia:

-señorita ¿Y este esclavo va a quedarse aquí por una eternidad?

Blanca:

-parece que mi padre lo ha comprado

Engracia:

-eso es extraño

Blanca:

-Lo que mi padre hace, ben hecho esta. Anda y prepárame un vestido (aparte).quien
quiera que sea es preciso recibirle como a persona de cualidad

-Mira, antes mi padre no debe tardar. Di en la cocina que le tengan listo su chocolate

Engracia:

-Digo que ese negro que ha entrado está enamorado de su Merced

Blanca:

-Engracia, eres aturdida (con enojo, luego sonreí). Pues no se le cruzan disparates

Engracia:
-¿No lo ha visto señorita en el atrio de la merced, todas las mañanas?

Blanca:

-¡Siempre ha estado allí!

Engracia:

-¿Y la noche del baile de las Arce, cuando su primo Rogerio bailaba con su merced?

Blanca:

-¿Y luego?

Engracia:

-Él estaba espiando por una ventana

Blanca:

-Estás loca. (Se ríe). ¿Y tantos curiosos que se ponen a ver bailar?

Escena II
Blanca y Júpiter

Blanca:

-¿Tu estas aquí?

Júpiter:

-Perdonad. Yo sé que al esclavo no le es permitido estar donde el amo.

Blanca:

-júpiter, espera. Tú sabes dónde está mi padre?

Júpiter:

-¡Vuestro padre! Precisamente me detuve para esperaos… pero no es vi al entrar…

Blanca:

-(Aparte). Algo pasa a juzgar por el empeño con que lo descubren.

Júpiter:

-¿Qué podría deciros?

Blanca:
-(Aparte). Pasa, pues algo extraño. Pero al menos, esclavo, tu puedes decir si has
pasado la noche sirviéndole, si has permanecido a su lado y si nada malo ha
sucedido

Júpiter:

-Es lo que yo tengo orden de aseguraros

- ¿Hay quien lo duda acaso?

Blanca:

-¡Oh, no! Pero hace un momento que me decías que estabas pronto a defenderle…
que…

Júpiter:

-He dicho que antes que nadie toque un solo cabello a vuestro padre

Blanca:

-Si eso es cierto, júralo por Dios, esclavo

Júpiter:

-(Aparte). ¡Oh, no! ¿Qué inesperada felicidad es esta? ¡No hallo mi voz!... ¡no sé qué
hablar!

Blanca:

-Te digo que lo jures por Dios esclavo

Júpiter:

-¡Oh! ¡Si!... ¡Con toda mi alma lo juro! ¡Lo juro por cuanto puede haber de sagrado!
¡Lo juro por Dios! ¡Más todavía! (Blanca espantada extiende la mano)… ¡lo juro!

Blanca:

-¡¡Silencio!! (Con un grito imperioso y que cierre la escena). Ese hombre me ama
y estoy aterrada)

Escena III
(Júpiter cae en una silla y llora. Delgado y Celis se detienen, al entrar, a ver
júpiter)

Delgado:
-¡Él!... llora…

Celis:

-Lo que habíamos dicho: Júpiter es inocente, mírale anegado en lágrimas

Júpiter: -Es que eso para mí es algo como una irreparable desgracia

Júpiter:

-Es que eso para mí es algo como una irreparable desgracia

Delgado:

-¡Ea! ¡Valor! Es el momento de obrar y no de verter lágrimas

Júpiter:

-(Da un paso atrás). ¡De obrar! ¡Vive Dios! ¿Qué hay que hacer?

Delgado:

-¡Que! ¡Tomar una resolución!

Celis:

-¡Como! ¿No lo sabes? (Vuelve a ver Delgado). No lo sabe

Júpiter:

-¿Qué? ¡Hablad!

Celis:

-El oficial y el sargento se hallan presos

Júpiter:

(Con naturalidad). Lo sé. ¿Y bien?

Celis:

-Y van a ponerles en el tormento para que declaren

Júpiter:

-(Indiferente). Sin duda

Delgado:
-¿Te has vuelto idiota? Es en ti quien los demás hacen recaer los sospechosos de
traición

Júpiter:

-¡Ah! (movimiento de cólera) ¡Y es preciso que esto acabe!

Delgado:

-Te irritas. Tuya es la culpa todo lo haces sin consultarnos. Y la conspiración dentro
de unas horas va a estar descubierta

(Júpiter permanece de brazos cruzados. Momento de silencio)

Júpiter:

-eso será si yo no tengo tiempo de sonar una campana de la torre de san francisco.
En menos de esa hora veréis como hierven las calles

Celis:

¡Bravo!. Entonces la urgencia no es mucha

Delgado:

-espera Celis. Oye júpiter: no te admiro… ¿en qué piensas?... ¿Todos los que
estudiamos y meditamos los sucesos tenemos la vida pendiente de tus caprichos y
hemos esperar nuestra suerte de tus antojos?... ¿Qué intentas?

Júpiter:

-(Con impaciencia) ¡padre!

Celis:

-Qué momento escogéis para reñir amigos mios. La patria nos espera. (Pausa
tranquilamente con esfuerzo

Delgado:

-Tenemos tiempo de prevenir a arce

Júpiter:

-os hago presente que las demás ciudades se leventaran como esta convenido,
hasta el cinco de noviembre. He dado una señal a los barrios por lo que pudiese
suceder

Delgado:

-Pues opino que sea hoy


Júpiter:

-¿Qué opinas doctor?

Celis:

-Debe ser hoy

Júpiter:

-como gustéis

Delgado:

¿Cuál es la señal?

Júpiter:

-Tres campanadas, repetidas tres veces

Delgado:

-Tres campanadas… repetidas tres veces… es preciso que lo sepa Arce

Celis:

-¿Nada sabes de cómo han sido descubiertos Gochez y el sargento?

Júpiter:

-Eso es para mí misterio

Celis:

-Lo mismo para nosotros

Delgado:

-No hay tiempo que perder. De aquí vamos al calvario, Júpiter vas a llevar un papel a
Arce

Júpiter:

-Esperad. Seréis vosotros los que daréis aviso a Arce, si queréis, y seré yo quien
vaya al calvario…

Delgado:

-Mientras llega el día, Júpiter eres mi esclavo.


Escena 5
(Beltranena aparece por el fondo, con un fuete en la mano)

Beltranena:

-(Distraído). Esclavo, anúnciame

Júpiter:

-¡¡como Fernando!!... ¡Oh estupor!... ¡¿Por qué no?... esas cosas divinas las forja
también el azar

Beltranena:

-(distraído). Esclavo, anúnciame. En verdad, es una casa opulenta.

Júpiter:

-(Que no he oído). ¡Y todo ese poder toda esa grandeza, toda esa gloria, a los pies
de Blanca!

Beltranena:

-(Descarga un chillazo a Júpiter) ¡Vil esclavo! ¿No me oyes?

Júpiter:

¡Ahh! (Da un rugido de cólera y desemboza un puñal con rapidez) ¿Qué veo? Es
el… ¡Espantosa ilusión: es el muerto! ¡Satanás juega conmigo!

Beltranena:

-¿En que estabas pensando, bribón?

Júpiter:

-¡Oh terror!

Beltranena:

-Más que veo: ¡Es el esclavo! ¡Voto al chápiro! Me reconoce y esta aterrado. No hay
que perder tiempo ¡Jorge! ¡Soldados! (prenden a Júpiter)

Escena 6
Beltranena:

-Centinelas a las puertas. Los tiempos son malos doctor, desde cierto lance del
camino (que os la refiere al esclavo), he resultado andar en San Salvador bien
acompañado… llevadle. (Llevan a Júpiter)
Blanca:

- ¿Quién es ese hombre?

Beltranena:

-Mi padre, señor de Celis, os escribió pidiéndoos para mí la mano de Blanca

Delgado:

-(A Celis) calma: todo puede salvarse

Beltranena:

-Parece que estoy entre enemigos, bien se deja ver la fortuna se me escapa vanos
con tiento

-Señores, no tenéis idea del huésped que alojabais: os podría decir palabra por
palabra todo lo que paso anoche en una hacienda llamada de los Torres

Delgado:

-¡Traición!

Beltranena:

-Os decía que mi padre señor de Celis

Celis:

(Interrumpiéndole). Señor de beltranena hacéis un papel menos imponente que


cínico

Beltranena:

-(Aparte). Es la voz del enmascarado: la reconozco, su vida esta en mi poder y voy a


vencerle por el terror

-Señor de Celis, recordad que yo no os he arrojado el guante)

Celis:

-Yo sí, recogedlo

Beltranena:

-(A celis en voz baja) el esclavo va hablar

Celis:

-(Aparte) ¿Cómo lo sabe todo? ¡Ah! Y el miserable quiere a mi hija en pago de mi


vida!
-Blanca, dale entender, hija mía, que le desprecias tanto como su padre

Beltranena:

-(aparte) vamos despacio: el triunfo está en mis manos (A delgado que hace
pedazos a menudos la carta que había escrito Arce) ¿Por qué rompéis esa carta?
¿Quién sois? ¡Vuestro nombre!

Delgado:

-José Matías delgado

Beltranena:

-El grande hombre de San Salvador, veo que haréis un prisionero importante

Delgado:

-Y vos amigo parecéis un excelente verdugo

Beltranena:

-No os disputo el ingenio (Celis, bajo). Doctor, vuestra última palabra

Celis:

-(En voz alta) ¡Ahhh! Es pues una verdad que la casa Beltranena está fallida.

Beltranena:

-Jorge, prended a esos hombres. Registradles. (A Blanca alargando la mano) besos


los pies, señorita

Blanca:

-Id. Miserable (Da un paso atrás)

Beltranena.

-(Jorge) y por lo que hace a esta dama, Jorge, conducidla a palacio

Blanca:

-(Indigna) infame

Celis. Delgado:

-Miserable
(Jorge beltranena sacan sus espadas. Los soldados calan bayoneta sobre delgado y
Celis)

Beltranena:

-Ya sabéis la consigna, señor de Celis ¡la libertad o muerte! Escoged (A Jorge).
Estos señores quedan aquí: no les dejare acercar ni una mosca ¡vamos! (Vase
llevando presa a Blanca)

Celis:

-¡Es horrible! ¡Padre! ¡Es horrible! ¡Es horrible! (Se desploma)

Blanca:

¡Mi padre! Soltadme! (los soldados la retienen). ¡Mi padre! ¡Ah! (se desploma)

Beltranena:

¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! (riéndose sarcásticamente)

Es preciso ir hasta el fin y no vacilar hasta obtener el triunfo

-¡Llevadla! Ya sabéis como fingen un desmayo las mujeres

Acto 4
Escena 1
Jorge:

-¡Señor! (entra)

Escena 2
Beltranena, Jorge

Beltranena:

-¿Haz vigilado en casa de Celis?

Jorge:

-Ambos presos tienen centinela de vista: no han una palabra los cuatro días

Beltranena:

¿Les haz referido lo que pasa aquí?


Jorge:

-Sí, mi coronel

Beltranena:

-¿Y qué dicen?

Jorge:

-permanecen mudos ¡vaya un par de estatuas)

Beltranena:

-Que doblen la vigilancia, Jorge. Celis en resistir, yo en desgarrar, yo sé quien vence

Jorge:

-No se ha oído que si siquiera respiren

Beltranena:

-Vas hacer venir a doña blanca a mi presencia

Jorge:

-¿La hago venir enseguida, señor?

Beltranena:

-Sí, anda

Jorge:

-(Va a salir y vuelve). Creo que debo deciros que desde la prisión de doña blanca,
una criada llora a la puerta del palacio, pidiendo que se le permita ver a su ama. No
le ha hecho caso por supuesto

Beltranena:

-Una criada. ¿No traerá algún encargo de los conjurados? (aparte) ¿pero qué? ¿No
toda la conspiración y sus planes?- BAH. Será un rasgo de felicidad domestica

Escena 3
Beltranena:

-¡Que no puede el terror! ¡Oh! ¡Estoy contento! Cierto que es la bella doña blanca y
que no sería difícil amarla ¡Amarla! ¿Qué es el amor? (entra Blanca)

Escena 4
Beltranena:

-(Aparte). Su presencia me impone, a pesar mío

Blanca:

-De este sueño horrible, pues todo en torno mío va envolviendo en una bruma de
dolor

Jorge:

-(Avanza) señor en la sala están varios señores que desean hablaros

Beltranena:

-¿Quiénes son ellos?

Jorge:

-Uno de ellos se llama Arce; otro Rodríguez según dicen; tres son Aguilar; uno de
ellos es ciego y no se quienes mas

Beltranena:

-No me dan buena espina estos Salvadoreños tienen mala fama… serían capaces
de caer sobre mí con un golpe inesperado y yo estoy encariñado con mi piel

-Jorge, que no le escribo… a su tiempo se quedaran aquí por más tiempo del que
quisieran (vase Jorge)

Escena 5
Beltranena:

-(Va a blanca). Blanca… estáis aquí porque necesito que venza mi corazón (blanca
le mide con la mirada y vuelve la espalda) más sabed que mi amor se impacienta y
que… vamos, yo no seré quien os ofenda. Estáis aquí, pero vos sabéis, mi bella
prisionera, que os he tratado como trataría a mi reina

- Blanca, está en esa mano la libertad de vuestro padre

-Jorge, ¿ya se han ido esos señores?

Jorge:

-Ya se han ido.

Beltranena:
-(Aparte). Es Mujer no baja nunca de su altivez. Más yo no cedo. Vamos hacer una
prueba (Se sienta al lado de una mesa) ¿Cómo sigue el proceso, Jorge?

Jorge:

-Señor no arroja si no los nombres del oficial Gochez, de Alega y del esclavo

Beltranena:

-¿Y contra Celis y Delgado?

Jorge:

-No más que sospechas que el esclavo ha pertenecido… ¡Nada! Sospechas


débiles…

Blanca:

-(Aparte). ¿Qué escucho?

Beltranena:

-¡No pronunciara!... vamos a verlo…

Jorge:

-Para mí el enigma es el esclavo.

Beltranena:

-Y para mí… ¿Qué le mueve? ¿Por qué calla?

Blanca:

-¿Por qué calla? ¡Ahh!

Escena 6:
Beltranena:

-Blanca, oídme: quiero ser clemente y daros pruebas de amor que (Blanca
retrocede). ¡Ira del demonio!... vamos… Ya veis que no me ofendo. Vuestros labios
pueden, desde luego, abrir o cerrar las puertas de su prisión a vuestro padre.

Blanca:

-(Con angustia). ¡Ah! ¡Padre! ¡Padre!

Beltranena:

-Dadme la mano; yo os conduciré a su lado; vuestro padre quedará libre


Blanca:

-¿Qué decís?

Beltranena:

-Más desde que os la tome será… mía (Sonriendo)

Blanca:

-(A media voz, retrocediendo) ¡Horror!

Beltranena:

-Me Rechaza… ved que aún es tiempo: os concedo, pues, un instante. (Aparte). No
es tiempo de darle libertad

Escena 7

Jorge:

-el esclavo ha despreciado mis amenazas y de nuevo se niega a declarar.


(Beltranena ve a blanca)

Blanca:

-(aparte) ¡oh! Cuan desgraciado es el amor de ese infeliz…

Beltranena:

¡Con que resiste todavía! Jorge, que se le ponga en el potro de aro (Va a blanca). Si todos
los conspiradores son tan obstinados, temo que esa máquina no va a descansar hasta
descubrirlo todo. (Blanca se lleva las manos a las sienes). ¿Tu decías que hay una criada en
la puerta?... Hazla entrar y que vea su ama

Blanca:

-¡oh!... ¿Qué hacer? ¡Señor! (Se vuelve a Beltranena)

Beltranena:

-(Aparte). Me ha hablado: me toca mi vez; ahora seré yo quien haga suplicar (distraído)
vacila. (Ve a blanca). La fortuna se acerca, no hay nada que impacientarse: será ella quien
me busque. Voy a espiarla. (Vase)

Escena 8
Blanca.

Blanca:
-¿Se ha ido?... ¡Oh, Mounstro!... Nada espero y estoy convencida que es
implacable… ¿Qué hacer?... ¿Qué me ordenaría mi padre? ¿Salvarle?. No ¡morir!
Sí, ¡morir!

Escena 9
Blanca y engracia

Engracia:

-señorita Blanca

Blanca:

-Engracia (la abrazo). Tú sabes de mi padre

Engracia:

-En la casa, con el padre (se oye un golpe seco y luego un rechinido de cadenas)

Blanca:

-¡Oye!.. ¿No sabes? ¡Son las cadenas del potro!

Engracia:

-¿Qué decís?

Blanca:

-Es el, el que va a sufrir el tormento… ¿No oyes? ¡Es horrible Engracia!... ¿No oyes?

Engracia:

-Júpiter

Blanca:

-Sí, lo ha sufrido todo sin pronunciar el nombre que se empeñan en arrancarle… el


nombre de mi padre… ¿Oyes? … ¿Oyes?

Júpiter:

-¡¡¡Ahhhh!!! ¡¡Ahhh!!

Blanca:

-El… Es el… ¡Ah!

Engracia:

-¿Júpiter, dices?
Blanca:

-si

Engracia:

-¡Valor! Sosteneos en mí

Blanca:

-¡Dios mío! ¿Qué siento en el corazón? Has oído como grita ¿verdad? Todo queda
en silencio (Se oyen rechinar las cadenas)

Júpiter:

-(Dentro) ¡¡AHHHH!! ¡¡AHHHH!!

Blanca:

-(Cayendo de rodillas) ¡Misericordia! ¡Misericordia! (Beltranena entreabre la puerta).


¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Y pensar que sufre por mi ese inmenso dolor! (Se levanta
enloquecida) ¡Oh! ¡Me ama y muere por mí! ¡Oh cuanto me ama! (rechinando las
cadenas) ¡Ah! ¡Infeliz Blanca! ¡No más! ¡No más!... ¡engracia! ¡Cuánto me ama! (Se
desmaya. Engracia le sostiene, beltranena avanza)

Júpiter:

-¡Ahhh! ¡Ahhh! (Blanca permanece inerte. Engracia la sostiene. Beltranena inmóvil e


irónico hacia el fondo)

Escena 10
Dichos, Beltranena

Beltranena:

-(Aparte) ¿Qué oí? ¿De quién hablaba?... Más si fuese cierto, pronto voy a salir de la
deuda… ¡Jorge! (entra Jorge)

Escena 11
Dichos, Jorge
Beltranena:

-suspende el tormento y que traigan al esclavo (Vase Jorge; se oyen rechinar las
cadenas. ¿Cuánto me ama? ¿A quién se refería? ¿Y lo dudo aun? ¡JA JA JA! (Se
Blanca recobra el sentido al oírle reír y se pone de pie espantada)… un día, el
Cesar envió a su mujer a una urna de oro: ella al destaparla encontró la cabeza de
su amante (Entra júpiter con la faz bañada en sangre) ¡Así! ¡Bañada de sangre!
(Blanca esta vuelta hacia el público cubriéndose la faz con las manos.
Permanece en el proscenio). ¿Me habrá engañado?... ¿oiría mal?... voy a espiarla
(Va a blanca) ¡Estáis en libertad! (yéndose). ¡Idos! (a los soldados)

Escena 12
Júpiter, Blanca, Engracia

Blanca:

-¡libre! (al volverse) ¡que veo! (retrocede) ¿O será que me alucina el ruido
espantoso de esta cárcel? (avanza) ¿es el. El?... júpiter ¡yo tiemblo!

Júpiter:

-Ella (con voz sorda) dame fuerzas, Dios mío (Da algunos pasos hacia blanca)

Beltranena:

(Al paño) –Va hacia ella. Y ella a él (Blanca avanza)

Júpiter:

¡Ah! … ¡el cielo!... ¡Valor!

Blanca:

¡Amigo mío!

Júpiter:

-Yo muero pero antes… nadie nos oye… pero antes oíd ¡salvad a vuestro padre!
Oídme (Blanca y Engracia se inclinan a júpiter, que les habla en voz muy baja)

Beltranena:

¡Oh escena de amor! Este es el honor de Celis hace alarde ¡vedles!...

Blanca:

¡Gracias! Yo estoy libre, se me ha dicho; yo iré

Júpiter:

-Os engaña. Deteneos. Valor, mujer (A engracia)

Blanca:

-Disimula, valor engracia. La vida de mi padre está en tus manos. Por dios disimula
(engracia va a salir)
Beltranena:

-¡Oh! Quieren quedarse solos ¡es preciso ver hasta el final! La confidente se
marcha… ¡Esplendido! ¡Magnifico! ¡Idilio nunca visto)

Escena 13
Júpiter:

-¿Estáis satisfecha… de mí? ¡Perdóname!

Blanca:

-¡Oh! Dios os premie, amigo mío

Júpiter:

-Muero contento (cae)

Blanca;

(Para sí) ¡Muerto! ¡Mira Blanca! ¡Ha muerto! (pausa. Ve al proscenio? Dios mío.
Recibe su sacrificio y perdóname, ninguna criatura merece tanto en la tierra; no ¡Yo
no acepto ese amor digno del Dios eterno! ¡Ha muerto por salvar a mi padre! Yo
besare sus manos frías ¡Mira señor, son las manos de un mártir! (se arroja sobre
júpiter y le cubre las manos de besos) sus manos… (Lo contempla). Su frente (lo
besa)

Beltranena

-¡Esto marcha! Ve a reanimarle con el aliento divino de su amor. ¡Esplendido!


(júpiter vuelve en sí)

Blanca:

-¡Vive! ¡Gracias, Dios mío! ¡Vive!. Levántate amigo mío (Le da la mano)

Júpiter:

-Oh ¡Cuan feliz soy! ¿Por qué tardas tanto? ¡Oh muerte! ¡Este! ¡Este es el momento!

Escena 14
Beltranena:

.- ¡Os dije que erais libre! ¿No tenéis valor para abandonar esta cárcel? Bien lo veo

Blanca:

-¡Voy a salir, señor!


Beltranena:

¡Oh incauta mujer!... todo lo he visto y oído

Blanca:

-¡Ah, estoy perdida!

Júpiter:

-todo ha concluido. La fatalidad me vence

Blanca:

-Ha dejado salir a Engracia, sin embargo…

Júpiter:

- ¡Pero esta criada!... ¡Ah! La ha hecho prender al salir de aquí. ¡Todo se ha perdido!

Beltranena:

-¡Jorge!... que lleven a ese hombre (Se llevan a Júpiter)

Júpiter:

¡Vamos! ¡Bienvenida sea ahora la muerte! (al llegar júpiter a la puerta suenan tres
campanazos) ¡Ha sonado la campana de San Francisco! ¡Beltranena, tiembla!

Beltranena:

-¿Qué dice? Esta loco… ¿Qué tiemble? Bah, ¿Por qué?

Júpiter:

-desde este momento estas condenado a muerte

Beltranena:

-Llevadle: está loco (llevarse a júpiter)

Blanca:

-¡Engracia! ¡Dios la proteja!

Escena 15
Blanca, Beltranena

Beltranena:
-¿Así, la noble hija de celis, que vacila dos años para aceptar un esposo, porque aun
duerme su corazón el sueño de la inocencia, rechaza la mano de un Beltranena
porque en su corazón ya está ocupada la plaza de un esclavo?

Blanca:

-¿Qué dice?

Beltranena:

-Va a fingir. ¡Bah!

Blanca:

-¿Qué queréis decir?

Beltranena:

-¿Os empeñáis?... ese esclavo es vuestro amante…

Blanca:

-¡Miserable, silencio!

Beltranena:

-Es inútil, os digo

Blanca:

-¡Cierra mis oídos, Dios eterno!

Beltranena

-¡Ea! Contestad

Blanca:

-Contestaría si pudiera abrir el infierno

Beltranena:

-¡ja! ¡Ja! ¡Ja! Oíd… es el potro… oíd (en este momento se escucha el rechineo de
las cadenas). ¡El rayo en vuestras manos! ¡El rayo está en las manos de Júpiter!
(con insolencia). Pedicelo a vuestro amante

Blanca:

-Oíd miserable ¡Ese rayo va a heriros! (se oye fuera una descarga cerrada.
Beltranena cae de rodillas)
Beltranena:

-¿Qué es eso? ¡Ah! ¿Qué es? ¡Decid! ¡Por favor!

Blanca:

-A los pies de una mujer. Allí se batean. ¡Fuera miserable! (Descarga tiroteos)
¡Cobarde! ¡Fuera! (Beltranena sale aturdido)

Escena 16:
Blanca
Esta vez se oye cerca el estruendo. (Escucha) ¡Llegan! ¡Dios mío, salva a mi padre!
(cayendo de descargas. Gritos de ¡viva el pueblo! ¡Viva júpiter!

Acto 5
Escena 1
Beltranena preso

Beltranena:

-He aquí. Mientras yo estoy preso, júpiter vuelve en triunfo, en medio de las
aclamaciones del pueblo rebelde (gritos fuera: ¡Viva el pueblo! ¡Viva Júpiter!)
¿Qué oigo? (rumores) ¡Ah! El populacho pide mi cabeza ¿Tiemblo!.. ¿Quién Habla?
Júpiter se une al pueblo para exigir mi muerte… le aclaman (rumores: ¡muera!)
(Entra Jorge) ¿Eres tu Jorge? ¡Como! ¿Libre?

Escena 2
Dichos, Jorge

Jorge:

-Sí, cuando el grupo aquel de insurrectos os iba a matar, yo os guardaba las


espaldas; como visteis, Celis y Delgado, exponiendo su vida, se abrieron paso y
poniéndose delante de vos, “atrás”, gritaron –“No le matéis”

Beltranena:
-Entonces resplandecerá la justicia del pueblo… ¡espera: insensato! Tal vez no tarda
el desquite. Oye Jorge. Celis tiene un gran ascendiente en el esclavo: debo
tenerlo… el esclavo ¡Bah! Desea el poder

Beltranena:

-Cuando Celis se imponga, tú volverás a la cárcel: no te olvidara, tu aprendiste a tu


hija

Jorge:

-Mañana al amanecer seréis juzgados: ¿podéis dudar de que os van a condenar a


muerte?

Beltranena:

-Toma (Se arranca las presillas y las alarga a Jorge). Toma digo

Jorge:

¿Qué significa?

Beltranena:

-Guarda estas presillas para después del triunfo

Jorge:

-Vengan. Dejemos obrar a la suerte ¿Qué más da?

Beltranena:

-Adiós coronel

Jorge:

-(Se detiene) ya vas a ver como os sirvo… ( Da unos pasos y vuelve), ah venias
ordenaros que ocupéis ese calabozo y a poneros cintenela a la puerta… más basta
con aquella (señala la del fondo, que se pasea a intervalos)

Beltranena:

-Anda, bribón (Vase Jorge)

Escena 3
Beltranena

-Así, se empieza. Veamos por otro lado ¿Qué hare? ¿Denuncio a Celis los amores
de su hija con el esclavo? Esto los divide al punto rompen… Sean (detienese)
Escena 4
Dicho Júpiter, con insignias de mando. Entra sin ver a Beltranena

Beltranena:

-(Aparte). ¿Por dónde empezar? A pesar mío le temo (se adelanta)… señor

Júpiter:

-(Lo ve). ¡Ah! (se va sobre él, le abofetea y le arroja al suelo; Beltranena queda
en el suelo con la cabeza baja, viendo el soslayo; Júpiter le vuelve la espalda)
¿Qué espero? ¿Este hombre vive aún?... Celis me estorba, desde hace unas horas
casi puedo decir que me desprecia ¿Por qué?... al impedir la muerte de este
hombre. (A beltranena, que levanta la cabeza desde el suelo). Oye tú vas a morir

Beltranena:

-(Desde el suelo). Si yo hubiese sabido, señor, que venía interponerme entre vos y
Blanca, cierto que (Júpiter retrocede) veamos…

Júpiter:

-¿Qué dice?... ¿he oído bien?, ¡oye vas a repetir lo que has dicho!
Beltranena:
-(incorporándose). Oh señor ¿es uno de los atractivos de vuestros amores el
guardar en el secreto las historias del triunfo? Oís pido perdón… (Se levanta)
Júpiter:
-¿Cómo, este hombre sabe que amo a Blanca? ¿Qué queréis decir?
Beltranena:
-habla al parecer con un tono candoroso
Júpiter:
-(Con un grito de cólera) ¡habla! He dicho que hables…
Beltranena:
-Os he hablado de eso, general, para haceros saber que yo ignoraba.., que yo me
retiro
Júpiter:
-Eres servil… el miedo se apodera de ti. No hablemos más. Pero él lo sabe ¿esto
como puede ser?, ¿Cómo? Oye, vas a decir lo que sabes ¡YA! … Vas a decirlo
Beltranena:
-¿Habré dado un paso en falso?... orgulloso como estáis de vuestra victoria
Júpiter:
¡Oh! Como me impacienta…¡¡ Habla!!
Beltranena:
-Comprended que no es culpa mía si lo he visto.
Júpiter:
-¡Acaba, desdichado!
Beltranena:
-Esperad. No es culpa mía si vi entonces el amor que ella os profesa
Júpiter:
-¿Ella? ¡Habla! ¡¡Habla!!
Beltranena:
-Ella, Blanca
Júpiter:
-El amor, dice que me profesa Blanca! ¡Hablas de burlas miserable!
Beltranena;
¿Cómo podría burlarme? ¿Cómo?
Júpiter:
-¿Si fuese cierto?... si fuese…cierto… ¿Oyes? ¿Quién podría decírtelo?
Beltranena:
-Nadie
Júpiter:
-¿Ella?
Beltranena:
-Nadie señor… yo lo he visto…
Júpiter:
-¿Él lo ha visto? ¿Qué? ¡Dilo!
Beltranena:
-Lo sabéis mejor que yo, ella se inclinó sobre vos y os cubrió de besos
Júpiter:
(Retrocede deslumbrado y emocionado)
-¡Ah! Es imposible que este hombre que tiemble acobardado, juegue de ese modo
con su propia muerte ¡es imposible! ¡Júralo!
Beltranena:
-Os lo juro. Ella se inclinó sobre vos y os cubrió de besos (Júpiter se deja caer en
una silla y se inclina pensativo)
Beltranena:
-Celis no sabe nada y yo creía todo caminaba bien
Júpiter:
-Oye sabes que vas a morir dentro de un momento y si no me burlas ¿no es verdad?
No me burles ¿si es cierto? Y si es cierto que ella me ama… tú dices ¡Oh! ¡Se libre!
¡Se libre! ¡Se libre! ¡Di! ¡Di!
Beltranena:
-Sí, es cierto: Lo he visto, ¿lo habéis oído) ella como os digo, os cubrió de besos
Júpiter:
-¡Mi Blanca! ¡Mi blanca! Y tu vete… tu, mi enemigo atroz, hombre horrible, déjame
con mi felicidad… quiero estar solo ¿Oyes?, vete
Beltranena:
-Este hombre es mío: Valor y habré triunfado. Si quisiese salir arce me prende y
aceleraría mi muerte
Júpiter:
-¿estas allí? (impaciente)

Beltranena:
-Mi prisión es esta, debo permanecer aquí hasta ser juzgado (Júpiter no le oye)
No me oye… ¿Qué veo? Celis llega… (Va a Júpiter) amigo mío,
Júpiter:
-Celis… voy a su encuentro
Beltranena:
-Quiero saber lo que pase aquí…
Escena 5
Júpiter, Beltranena, Celis.

Celis:

-Júpiter, quiero hablar contigo.


Júpiter:

-Y yo, doctor.

Celis:

-Oye. Has ofrecido el saqueo al populacho; haces imposible la organización de un


ejército para resistir a Guatemala

Júpiter:

-Yo iré sobre ella.

Celis:

-No me interrumpas. En pocas palabras, vengo a pedirte a nombre de los


revolucionarios que dispongas en manos de Arce

Júpiter:

-Oíd. Acabo de hablar con un hombre que me desgarro las carnes: Beltranena

Celis:

-Júpiter, te has engañado torpemente. Yo no necesitaba de tu dolor: ¿Tú creíste


comprar con el amor a la patria?

Júpiter:

-Me toca hablar. Celis, oíd y retened mis palabras… preferí la muerte a delataros. Yo
soy un esclavo; pero tengo en mis manos el poder

Celis:

-¡Oh Celis! Como no pude no apercibirme de este error espantos

Júpiter:

-Os asombráis… pues bien, todos mis sufrimientos y mi ambición tienen un fin: una
mujer (lentamente) Celis, dadme la mano de blanca

Celis:
-¿Por qué me interrumpiste? Blanca, me ha hecho esa rebelión ¡esa!

Júpiter:

-¿Cuándo?

Celis:

-Hoy. El esclavo me ha dicho, se ha sacrificado por mi

Júpiter:

-¿Y qué respondisteis?

Celis:

-Jamás, le he respondido ¿Acaso una insensatez merece el sacrificio de mi hija?

Júpiter:

-¿Y qué os dijo ella?

Celis:

-¡Júpiter! ¿Qué dijo ella?... óyeme estaba horrorizada

Júpiter:

-¡Ahhh! (Rumores aclaman a júpiter) ¡Mentís! ¡Si, miente!.. ¡Miente!

Celis:

-(Con bondad). Ha incluido todo ¿no es cierto? Soldado de la libertad, lucha, muere
por ella…

Júpiter:

-Me engaña… ah… me engaña

Celis:

-Vuelve en ti

Júpiter:

-¡Ella! ¡Blanca! ¡No puede ser! ¡Ella me ama!

Celis:

-¡Esta loco! Ella te compadeció porque me salvabas… siente como hija: Te beso las
manos porque había estado en ella la vida de su padre
Júpiter:

-(Con un rugido)… ¡Oh, será por la fuerza! Blanca será mi mujer y pronto… (Celis
le vuelve la espalda)

Celis:

-Voy a decir a Delgado y Arce que tenemos un peor tirano… Oh vergüenza para mí
(Júpiter). Ciertamente, ¡Eres un vil esclavo! (Júpiter se cubre la cara con las
manos, humillado).( Vase Celis. Pausa. Beltranena, a la puerta, arroja una
carcajada sarcástica)

ESCENA VI
Júpiter, Beltranena.

Júpiter - ¿Quién se ríe?... ¡Ah tú! ¡Miserable!... (Próximo a lanzarse sobre


Beltranena)

Beltranena - Me río de ver cómo juega la hipocresía con la sinceridad... y cómo se


os engaña... El poder, sin embargo, está en esas manos...

Júpiter - ¡Oh! No lo he olvidado... Hoy más que nunca puedo volver atrás... Ella me
tiene horror: su padre me llama vil esclavo... ¡Oh rabia! ¡Oh venganza!

- ¿Qué oigo? Sí: son ellos; el pueblo les persigue... les han preso... Me llaman.
(Gritos: ¡Mueran! ¡Viva Júpiter! Jorge entra). ¿Qué pasa?

ESCENA VII
Dichos; Jorge.

Jorge - Se ha dicho que os querían quitar el mando. El pueblo se ha levantado y se


ha echado sobre vuestro enemigos.

Júpiter - Su falsía les trae a mis manos. Que traigan a Celis... Me impacienta el
librarme de ese hombre.

ESCENA VIII
Dichos; Celis, preso.

Celis - Se prepara una cosa horrible. ¡Pobre Júpiter! ¡Me hieres y te hieres!

Júpiter - Que espere en ese calabozo su sentencia.

Beltranena - Celis va a ocupar mi lugar. Hemos triunfado.

ESCENA IX
Júpiter, solo.
- ¡Oh! Mi humillación es grande; mi venganza va a ser mayor... y pronta... ¡Voy!...
(Desemboza el puñal) (Entra al calabozo de Celis).

ESCENA X
Vacío.

Celis - (Dentro). Ahhh... ¡muero!... ¡muero!

ESCENA X
Júpiter, Blanca.

Júpiter sale vacilante y llega a la mitad de la escena. Blanca entra precipitadamente


y con el cabello desordenado por la puerta del fondo.

Blanca - ¿Dónde esta Júpiter?

Júpiter - ¡¡¡Ella!!! (Retrocede)

Blanca - ¡Oh! No lo he creído... se me decía que le habíais condenado a muerte...


¿Mi padre os rechazó?... ¿Qué importa? Yo os acepto. (Cae de rodillas). Vedme.
Quiero sanar todas las heridas de vuestro amor y orgullo... Miradme: Blanca de
rodillas os ofrece su mano... ¿Oís?... ¡Soy vuestra!... (Júpiter se conmueve).
¡Vuestra! (Júpiter solloza). ¡Llora! (Con un grito de alegría). Se ha salvado. Vamos a
libertar a mi padre, esposo mío... Yo le hablaré por los dos... ¡Vamos!... No vaciléis...
Dadme la mano... (Júpiter, sonámbulo, va extender la mano en que tiene el puñal
ensangrentado).

Júpiter - ¡Horror! (Esconde la mano)... ¡Ah! ¡Venció el infierno!... Venid y mirad...

Blanca - ¿Qué decís, Júpiter?... ¿Dónde está mi padre?...

Júpiter - Allí: es allí: ¡mirad! (Blanca avanza vacilante). (Aparte) Me va a ver... no:
¡no sufriré que ella me vuelva a ver!...

Blanca - ¡¡Ah!! (Grito de horror). ¡Horror! ¡Oh, yo sueño!... (En el momento en que
Blanca vuelve el semblante horrorizada, Júpiter alza el puñal). ¡Él!...

Júpiter - Yo... yo. (Se hiere y cae).

Blanca - ¡¡Ah!!... (Cae sin sentido)

FIN DEL DRAMA.

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