Sie sind auf Seite 1von 3

La vigilancia intelectual de si mismo

Luis Daniel Sánchez Franco


Cód. 20131135089

Retomando los conceptos sobre racionalismo, positivismo, empirismo, entre


otros; de los mencionados en los capítulos anteriores, se platean ciertas hipótesis y
teorías respecto a la inteligencia del ser, en este caso, cómo nos vemos a nosotros
en el ámbito intelectual. De manera que nuestra inteligencia y sabiduría se
desprende de unas prácticas educativas y pedagógicas por un racionalismo
enseñante, y conlleva a un racionalismo enseñado. Siendo el maestro o profesor el
principal actor en el racionalismo enseñante, y el alumno o discípulo el receptor de
este convirtiéndolo en un racionalismo enseñado. Este método de enseñanza, con
el fin de generar creatividad, autonomía, y opinión crítica en la formación del
racionalismo.

Un ejemplo claro de la autonomía y creatividad que tiene un sujeto es el de


un niño que desobedece a sus padres, cuando le ordenan que no se acerque al
fuego. Pues el niño, tiene autonomía y el poder de decidir sus acciones, ya que esto
es naturalidad humana, el niño desea conocer más que los adultos y cree poder
tener la razón, por eso su ambición y curiosidad con el fuego, pues es un nuevo reto
y una dificultad grande para él, la desobediencia social. Después de haber tocado
el fuego, sufre una quemadura, esto quiere decir que tuvo un conocimiento a partir
de una experiencia totalmente empírica, y aquí es donde empieza a nacer el
racionalismo científico, a partir de las experiencias del sujeto.

Enfatizar en los problemas epistemológicos, en este caso es referirnos a


problemas pedagógicos, pues dado que el racionalismo depende del medio y
contexto del sujeto, en este caso es un ámbito académico y escolar. En este orden
de ideas, el maestro tiene unas adversidades en el aula, como lo son los
conocimientos previos del estudiante, los cuales son experiencias de si vida
cotidiana, como lo pueden ser la manera de comunicación, la familia, su diario
vivir… Es decir, que no hay una estructura de racionalismo académica, sino que es
un conocimiento netamente empirista y conformado por su ambiente. Por tanto, ese
es el papel del maestro en el aula, llevar a cabo una manera de enseñar a razonar
dejando a un lado los problemas epistemológicos, es decir, quebrantar esos
conocimientos que han sido impuestos por la vida cotidiana, tanto para él, como
para el estudiante. Allí es donde el autor se refiere a esta relación patógena requiere
de un psicoanálisis especial, y a esto le denomina la vigilancia epistemológica.
El termino de vigilancia epistemológica viene dado por el psicoanálisis, en
donde Sigmund Freud hace referencia al concepto de superyó, que hace
manifestación a una acción inconsciente de auto-denominación o auto-observación
a partir del juicio moral que tiene el sujeto y que se da debido a que las personas
que se encuentran en el entorno del sujeto, lo juzgan. Es decir, que el autor se
refiere a este concepto ya que el conocimiento del sujeto se forma a partir de unas
estructuras enseñadas por parte de la cultura. Por lo tanto, apunta a desprender ese
superyó autoritario que se ha formado epistemológicamente, en donde oprime e
impide el conocimiento y crecimiento autónomo del sujeto.

Este desprendimiento llevaría al sujeto a tener un superyó que sea capaz de


permitir que el sujeto se equivoque, dando así, paso para que nazca un
conocimiento científico, en donde estén inmersas las dudas, preguntas y distintas
hipótesis que estén alejadas de los actos culturales que lo rodean. Es decir, que el
papel del actor principal del racionalismo enseñado es hacer psicoanálisis al
superyó cultural y así remover los distintos problemas culturales y epistemológicos
para poder alcanzar en el estudiante un conocimiento científico y racional, claro está
que, si el maestro no inicia una vigilancia intelectual de si mismo, pues obedecerá
a una vigilancia intelectual por parte del alumno.

Para los maestros es muy común desconocer estas barreras


epistemológicas, una de ellas, es el hecho de que no comprenden que los
estudiantes no comprendan, es decir, que el maestro está enfatizado en exponer su
catedra y se olvida de que la intención de esta es que los alumnos adquieran
conocimiento por medio de la comprensión. Y además de esto, los maestros no
tienen la disposición de cambiar el método de enseñanza, sino que, por el contrario,
creen que el impedimento de aprendizaje de los alumnos es culpa de ellos mismos.
A este tipo de acciones, el autor le llama la vigilancia epistemológica.

Este concepto de vigilancia epistemológica incentiva a la crítica en los


maestros, haciendo que dejen de ser aquellos sujetos que no aceptan errores ni
críticas, porque creen que nunca se equivocan, y que por lo tanto juzgan al
estudiante con juicios morales y epistemológicos. Sabiendo que el principal papel
del maestro es dejar a un lado los impactos culturales para poder aplicar un
racionalismo enseñante, que deja de ser dogmático y se convierte en una entidad
dialogante y justa que será capaz de encontrar la autonomía y creatividad de sus
alumnos.

Para Bachelard, en la pedagogía, las acciones racionales van en contra de


la acción de imaginar, de la filosofía complementaria, dialéctica y dualista, para la
dialéctica de la razón, la síntesis es lo último, en cambio, para la dialéctica de la
imaginación, pues la síntesis es lo primordial. Aunque sus diferencias son muy
distantes, pues las dos se necesitan para ir en contra una dela otra, pues la
imaginación necesita de la razón, y la razón de la imaginación, es decir, la razón se
da a partir de la imaginación, por lo tanto, va en contra de la racionalización.

La pedagogía del contra, como la denomina el autor, también es una


pedagogía que se opone a una sociedad cohibida de vida y sueños, Una comunidad
en la que la escuela no es un ámbito laboral, y por ende, no van a nacer acciones
que tengan valor cultural y por consiguiente no se formaran sujetos que puedan
entrar a un legado cultural. Al contrario, Bachelard asienta que hay que crear una
sociedad para la escuela, pues la escuela para él, es una institución social en la que
maestros y alumnos razonan, y a partir de este razonamiento aplicado se producen
nuevos conocimientos científicos, que se crean a partir de un trabajo en equipo o
compartido, que implica la crítica, la enseñanza y las vigilancias.

“No hay ciencia sino mediante una escuela permanente. Esta escuela ha de
fundar la ciencia. Entonces los intereses se invertirán definitivamente: la Sociedad
se hará para la Escuela, y no la Escuela parala Sociedad”

Das könnte Ihnen auch gefallen