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EUGENIO NOEL

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SEÑORITOS CHULOS,
FENÓMENOS, GITANOS
Y FLAMENCOS

RENACIMIENTO )
¡
MADfUD
.
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EUGENIO NOEL

52491

SE¡\¡ORITOS CHULOS,

FENÓMENOS, GITANOS

Y FLAMENCOS

RENACIMIENTO
MADRID BUENOS AIRES
SAN MARCOS, 42. 1 J.IBERTAD, 172.
1916
ES P'/{OP1EDAD
A ZAHONERO

En el otoño de 1905 necesításteis, maestro.


un amanuense. El autor de caíe libro se pre­
sentó en vuestra casa á rogaros ese puesto. Era
entonces un jovencillo insignificante. con los
pelos muy largos, fiebre en los ojos, que vivía
en un sótano y olía á Seminario. El sólano os

hizo reir, y su cartapacio de literaturas inéditas


pensar. La mano que tendisteis al tímido escn­

torzuelo le salvó dos veces la vida, librando su

cuerpo de la miseria y su alma del anónimo­


Po-ove- quiere mucho es/e libro su autor os le
dedico. Ved. Zahonero, si son pasos dados ade­
lante las líneas que le envía.
EUCEN10 NOEL

1I
1
1916

Salud, m;.;. ... '" de Un OPDllOlodo


�"" Ii""e f •• pn<:iu, .Un. de C.W ...
b..u IIU. el _.jo oip y que el � � .. ,

que 1000ue. 1110 U.¡ •• """ """ lum dudodo.


El ¡>Joblo ¿Olm;,!o tu 001; "" eIQIcluodo.
beooDdo contrilo lU ""'� Y Iu ideo,
y como .l.lienlo d. Aq".l cI. Judco.
loo .ievoo nnn vi,to y.1 'un;,!. no And.do.
IMiloi.oIIMLI.y",1 La """ no cundido.
Ti ••• aed el pueblo d •• lao lIue 00 ha.ido
1I1ui ... eD lu copo 1"" •• OU ¡"¡';d ••
y ""Ire.- plorudoo lIue dan loo 1"41 .......
lu"_ le dcolRol, IIU.leo di .. , -.Hcrm.,_.
)'O 00)' el Camino. l. Verdad, t. Viclo.-

A Eu¡cnio Nocl.-j.,. C""I/lo.

El 2 de Septiembre de 1631 decía Quevedo á


D. Juan Lills de la Cerda, duque de Med5.na­
celi, estas oeiebres severas: «Ofrecer liceos á

quien no los sabe leer , areea es desorecierlce


favoreceelce.» Tcaigc á coleciéo esta adver­
que
tencie porque en nuestra P.atria, de los pocos
lectores con que el escritor, por muy famoso
sea, cuenta, hay que descartar por 10 me­
que
nos la mitad; los cuales así dejan sus preocupa­
ciones al tomar en las manos el Ji.bro como los

prejuicios que, sin estudiarle, dieron por ciertos


• EUGENIO NOfJ.

acerca del autor. Esta triste verdad hizo decir


al Ingenioso Hide'lgc D. Jacinto Benevente. «[Ah,
si los que nos admiran nos leyeranL )) y ahora ..

la recuerdo porque viene á mi asunto como


duela á tonel. pues si de esos lectores de mis
pecados hay una .perte q.w-;e admire sin necesi­
dad de leer y �ólo por el forro Ó cubierta
tan

de los libres, ¿qué daño no causará al escritor


se le odie ó
ponga en montón arparte tan salo
parque a'5i se Je antojó ó dió en capricho á la
otra mitad? Mejor es no Jeer, y hasta dejar
quietos los libros en sus estantes ó irnpaces.
que ltojeerloa dilSipIi,::<enteanen:tc, con agresiva in­

diferencie. segu.os de que !$'U autor no coinci­


dirá con nuestros principios y enfadecloa con él
.de antemano. ipceque no esperamos de su en­

tendimiento otros partos que aquellas figuracio­


nes nuestras sobre tall sujeto. Delicia grande es
enviar á la cl"Jdad hijo de
un nuestra inteligen­
cia; pero si ese h'ijo nuestro de¡ ejlrna sufre en

�u honra, antes de ser puesto á prueba, por


causa d'e los zahones y «sabelotodos»
que en
la república de las letras pululan, y
desgracia­
damente abunden. más vede que nos le devuei­
vam los libreros corno salió «[e nuestras manos,

que menos veIl'güenza hay en angustiaff'se de la


peca suerte ó mel éxito, que granjearse la vic,
toria á costa de ir por ahí. de enano en mano,
juzgado y no entendido. siendo pasto de cere­
broa-comadres y corazones mal intencionados ó
"f

SEÑORffOS· CHULOS 9

poco generosos. Se ha de sentenciar después de


ser oído, yde liget"o, sino desprovisto de
no

criterios el juez, sin separar los ojos de lo ¡pues·


to en tela de juicio, no sea que razonemos con­

Fonme á nuestro saber ¡y' eoteoder. que no es

jamás leal ni nOlbte pO'T ser de "nosotros, sino


cuando es engendrado por el hábito die deepc­
jarse de idearios ante lo que escudrifiamos.
Quiero decir que si los libros se compran ya
con
precaución, puede casi rprofeti.zaTse que no
harán mucho provecho al espfritu: y si el autor
pretendió con ellos describir un mal muy gra­
ve, quizá marre y produzca uno nuevo, Decía
un
diclomético enistrieco, Metemioh. que la
prodigalidad' en superlativos suele ser seña�
cierta de esstendimienrc romo; esto debe de­
cirse de quienes, por sentirse contrariados á
causa de la fama volandera de [es autores,
los critican sin compasión ni cuartel, no siendo
sullicientes y eficaces los eaacnamientoa. por­

que sólo escuchan su od:io ó


el grito de su
pasión, y en vez de darse enteros á la lectu­
ra van comentarsdo lo que ven, á semejanza de
esos jpoliticestrosque sóio epnuelben los a¡['­
tículos de fondo del periódico de su partido,
ó más bien de esos buenos ciudadanos que.
en las conferencias, sólo aplauden á '!"albiar las
coincidencias de los oradores con sus sentimien­
tos particulares.
En el caso d:el que escribe estas líneas SlI-

,
10 EUGE.'I10 NOF.1..

cede que, aparte Ias consecuencias propias de


lodo apostolado, la critica antecede al acto, y
el comentario, nada bueno, á la apreciación
real. Se le odia más que se le lee. Muchas ve­

ces su nombre leído es motivo de sonrisas equí­


vocas. como aquel que está en el secreto de al­
guna divertida cosa. Sin otros datos ó docu­
mentaciones que el verlo metido en la titánica
empresa del aritiflamenquierno, como si el he­
cho de nccmeterla Fuera de pOI sí rasgo de 10-
CUIn Ó muestra de
incapacidad, suele ocurrir
que motiva desprecios y palabras melas. A ve­
ces, eoiergado el eusor drel presente libro con
tanto aislamiento y l'u�n,da,d, ha creído que no es

su empresa, sino su persona, quien suscita esas


suspicacias dcloroeee. Realmente sucede en
nuestra Patria que la gente se gobierna para
sus adentros por un extraño concepto de la sim­

patía ó antipatía. ¿No será el autor víctima de


ese infame criterio Que emborrona la grandeza
de la obra á realizar y destaca. para que sirva
d'e befa. el alma In soñó? envidia
que !--a no

es de temer; de cuantos obstáculos humanos se

pueden oponer á una labor, es el más fácil de


ínvelidee. La discusión ó cruzamiento guerrero
de opiniones anima y fortifica la vcluntad. HaIS­
ta el !Vacaso sirve de ejemplo y de educador.
robusteciéndose en él partes del alma que no
fueron sanas Ó preparadas á la lucha. Mas si el
enemigo es el criterio de que antes hacíamos
�l'$oRITOS CHULOS Ii

referencia. ¿quién podria vencer la fataJidad de


un pueblo ó raza que denigra una empresa por­

agrado. ó
que el que la concibió no es de su

le molesta. ó delira que camina con éste ó el


otro fin. con aquél ó esotro objeto?
Por esto. y por tanto más que en no pocas
obras literarias el autor expresó. más ó menos
bien. siempre con serena firmeza, al enviaros,
lectores. libro. a.lma de su alma. ver­
este nuevo

bo de pensamiento. ¿ será tan feliz que des­


su

cartéis todo prejuicio de lo que fcere, que ()I�


vidéis hasta sus mismas andanzas? Creed que
seria bien necio achacarle exhiblclcmsmce, él.
que ha expuesto su vida no pocas veces pea
documentarse en los sitios á propósito, por pre­

dicar allí donde juzgó al mal en su caverna, á

la enfermedad en su cloaca; él, que na acostum­

bra á prodigarse en aquellos circulas ó con­


ventos de donde sale el bombo y ef reclamo.
no abunda en dinero y jamás se asomó á
que
la ventanilla por la que el Estado ayuda á sus

hombres de letras. EL estudio. y nada más.

le dieron la acción a.postóli.ca, 8\, que se fami�


liarizó con las ideas. sabe que enbrañan &ter­
rrinado dina:mismo, Sólo ingenios mal confor­
mados oueden creer que la vida de la idea es
únlca.m:en.te el pepel y la tinta que la definen.
Precisamente talentos son los que más se
esos

ofenden cuando no hallan á mano quien reali­


ce fórmulas escritas, IY se lamentan de la falta
12 EUCE.'1JO NOEL.

de «hombres de acción». los únicos que hace;"!


progreso firme.
En fin, lectores. peroona.d! esta franqueia y
adentráos en las ¡páginas del libro con recio
espíritu de investigación. y que ellas os entre­

tengan con aquella mezcla de utilidad y dulzu­


ra fué el más acertado consejo que legó la
que

antigüedad á Jos literatos. Son págirias de extre­


mada sencillez en l� que ojos implacables y
meno nada blanda fija'l"O'n estados de conciencia
d>e una gran f.qn-iili.a que ha, caído verticalmente
en la doblle mlls:e-llllt ,de ser desgraciada y Tesis­
tirse á creerlo rpor ju.z.gTar que no confesando SU
vencimiento no está vencida En 'esas pégines
todo fa·ltal!"Ú menos la verded. Fué la realidad
fuertemente sCll'.'t�d'a la que lrieo 11'Uesl1'Oi: mejores
antisllas á través de los tiempos. y las no muchas
Oblas maestras que 'poseemos a'] sentimiento de
la realidad se debe». Cuentas otras Hores im­
portamos ó sembramos en la tierra de la Reza
se agor.t.aron pronto si llegaren á triunfar del me­

dio. Si de esa realidad brota á su vez cierto doc­


trinarismo, mejor que mejor: toda la1bO'T es un

bien, un mejoramiento. El morajismo grufión po­


r:há ofender: mas ¿c;ué sería de nuestra ESp;lñli
roja, de nuestra E....""¡)aña negra. si los entendi­
mientos contriblllyeoran á la locura canalla de tor­
narla más negra, de teñirla de púrpura rabiosa)
La nobleza legenda.ria de las plumas españolas
es nuestro TIl'ás puro blasón. Esa ndbleza odia
SEÑORITOS CHULO� 13

la mentira. y ésta. aunque la ampare un pueblo


entero-ha dicho Maertenlinck-no deja de ser­

lo, Si esa mentira es bella, señal cierta es de que

contiene elementos dignos d� depuración. Ex­


traer de las mentiras la cantidad de oro que en­
cierran: ése es precisamente el trabajo del hom­
bre de letras, El oro así librado de [a escoria, y

engarzada piedra pr-ec;osa del idioma,


á él la
(qué joya mejor para ofrecer á la Patria nuestra
madre á cambio de su amor?
ANDALUCIA

Joya de belleza infinita, de prod:i4f,.'lOSa ri­


queza natural, orgullo legítimo del Mundo y
encanto de España; Bar vieja de cultura cos­
mopolita en las páginas sangrientas de un li­
bro que fué siempre, y á la vez, devocionario.
código. cronicón, poema y novela de pícaros
redomados; cuna de genios y bandidos. de sa,
bias y toreros. de santos y gallofos; emporio
de colonizaciones y paraíso de dulzuras añora­
das el mismo Oriente enervador; pueblo
en

gigante de las mujeres á nada comparables y


de héroes sublimes j envidia de Cartago; des­
pensa de Roma; cantada por los rápsodes de
Grecia; lágrima eterna en los ojos musulma­
nes : visitada por todas las Razas del Univer-
so ... Andalucía Bética
... Turdetania País ...

de losbueyes de Gerion Reino felicísimc de


Argantcréo.. Pueblo de María Santísima ...

� Cómo has venido tan á menos que, involu­


cradas todas esas cosas grandes. sólo te salva
de la podred:um:lxe la inmensa catttidad de
«eel» que tienes ? ..
I
,
I
I

I 1
LA EPOPEYA DEL SEJ\lORITO CHULO

2
No cabe .... = """ ,.ZÓII upo­
-

JimIos _u. o<.u"." los af",.,.,. q""


, dio,;o DOS ",fi.", la P<eIIM oi lam_
eo JIO",u� en nu.. hu ,�I.cion
.. OIdi­
na'; ... 0I:a ';omp,c I� viol.,,"Lo, la ano­
PIIC;', I� vi�l ... do, lo <1"" Pl'Odo"'¡"",
Ob,o.,os como .. .,os. Y.i Ju.y IantlJi­
IDOS¡"nujos, 1", 1.......... 1I� dio.. y con
mucha dicocio. <lue .. 11. .. �
po,o Ir.accrnco bnltole.. «1,.. de pub_
cuW tiene que brUIaIm le _ �
� Lo obIipdo oerlo botir' tod.
he... oial.eml.tiC&"""'le y �
"''''le, l. J.n.Lalidad.

Dora'o .!lIt"ollf",o.

-Como un srolo J.u ulias ... '" s­


IUc:be do Icrdos>do ..•
_

z.,},01l",0. --Cuentos peqqa;1...

-
En"o!oo homb, .. lombitn pedID
.. la,
ICII"'OO de quo el ofid ...... do t 1 ...
1o,,,, ... iompre Un OIp[';IU 1.liclti.1a d�
OIlampÓ"', un ,olldi,.do .iemp,e. San
1 ... que "" compt....dieton ..; amo....,
nul!C& una ideo .i DO l. ';"Oll�_
Seoda ... el/dolo. "" lo OIwnpit.o. mi­
'-o.
20 Euc.ENlO NOn.

_
'Pe,," pono, '" ,.¡d., .u .rdor, el>

uno obra mo ... ), "", aun. ,ol,�io .. oi ,

.. qui<,e, "'I.li .... en IIn" o\". do d ..


-

!>.utal;.... ••1 pUeblo, d.lleva,l. 'olr ••


I""""III"'OO"",,�. Que 00 .... liI •• 'a.u

.. phi!>, en un .. po.",."I" .'onleced",)


U •• .:d ..1A loco, d •• ódid,,,,,enlOO.

Unomuno. (C.d •. )

ANDALUCIA: ANVERSO

El pueblo andaluz es un pueblo macerado é

¡ .. redentc. Primera materia admirable de pue­


blo. pronto á la asimilación. heredero de iluso
naciones y civ:iJ.izaci011es que inBuy·eron en el
Universo. ha dejado hacer al clima y al caci­
que, y es hoy víctima de Jos
dos. Lo sabe. y se
defiende con da ironía, que el sO'l' dore con el

resplandor fugitivo de la gracia. Al latifundio


no opone una sublevación de campesinos:
se

contenta quemando la 'Paja. de una era, algunas


avanzadas de cereales ó parcelas de montes.

Al cacique no sabe vencerle sino con su torero.


P-ocos han pensado que la raiz más fuerte de
la idolatría taurómaca en el pueblo anclaJuz no
es elegancia ó la destreza, sino la
el valor ó la
visión dreslumhrad'ora de un pobre hijo de sus
entroñns, ayer golfillo, polvo, nada, que con su
"oluntadl y sólo su es$UleTzo se eleva con
por
increíble rapidez nad'a menos que á tirano de
sus hijas.
ese cacique, á _igual, casándose con

paseando en sus coches, comprándole sus cor-


sl!RORITOS CHULOS
2,

tijas, en cuyos umbrales, y como un dur­


perro,
mió cuando el dore
aprendizaje de las capeas.
venciéndole en 'Su terreno. de poder á pod1er·
Se satisface con El sol le da
poco. una vida
falsa, luz, colores, alcohol. gazpacho j su ima­
ginación suple 10 demás. Cuando su irritación

justa ecbrepasa la pereza atávica, crea un ben­


elido que pone en jaque la Guerdie. civil de
una
provincia, ó ,UlI1a Sociedad negra que atemo­
riza al Estado. No
el valor del claro­
conoce

obscuro, el término medio. las '!:in'has que dan


relieve ó ¿�fuminan. Vive de sobresaltos. de
primeras impresiones. de co.razonadas, de arre­
batos devoradores. que teeminan en
súplicas
cobarclea y lastimeras. Bueno y rico como el
pan, ese pueblo es tratado á manera de harina
en molino. ó como sus aceitunas son trinn adaa
en las almazaras. T rabeia tpoco y oree hacer
mucho, cuando lo que en realidad hace es SIlI'
frir por no meditar. por
improvisarlo todo siem­
pre, Se abandona todo entero al criterio de le
sim,patla 6 antipatía del que ha creado nada
menos que un sistema de gobiemo y una filo­
sofíapasional. Se engaña y se ríe de su ilusión.
Borda sus desgracias en la guitaera
y diluye sus

sentimientos vinos, tan ricos de alcaloides,


en

qtu·e suplen á la cernida misma, á la idea. á la


disciplina del porvenir. Se eer.ente de fantas­
mas. como los habitantes de Leja, ó
pasa tres
años bordando un manto
¡paya una imagen,
r:UCEN!O NOEL

cerno las señoritas de Lorca (1). Delira ambi­


ciones que sólo le orean d!eudas. El amor fuer­

te de las cosas le -trae la muerte en vez de .la


felicidad. Se burla de [o que no entiende para
vengarse de que no se lo expliquen. Gusta de
lo que brilla, aunque sea vanidad, y cuando en
10 que desprecia le muestran un tesoro, no se

arrepiente de no haberlo previsto, y lo desdeña.

Complejo hasta lo imposible ese pueblo ideal,


cuye madre tenía rentes ubres como la Diosa
de la Matemi.'cI.'ad en los Rig Veda, participa
de todo, no se concreta en nada, no intenta
defirrinse y se rebela contra quien ha1bla de él,
porque, á semejanza de las cnujeres oaeíonales.
se cree un misterio vivo. Llora después de can­

tar, y casi si�e mientras canta. Perdidas las


fuentes de SUI vieja fortaleza, se consuela de su

hancarr.ota .ailIaoando su h'eJ'IlTIosura� por cuya


conservación nada al'l'iesga. S� juega la vida
corno el dinero. y esa indiferencia la impone á los

demás como tala pena profunda. Se estima tan­

to como se desprecia. Su risa es melancólica y


hasta hipóc.rim; perdcrsa los individuos y es im­

placable con las ideas genera:1es. rasgo que des­


concertaría á Bergscn. Su vino la resarce de su

(1) Lorca el un. ciudad nnd.luzl por temper...mento; nadft tiene


de murciRn�. Cui lo mismo le Illccde íi Cartllgena. En este de la
di,,¡'ióll territorial de la, provioeill5 se han cometido verdllderOl
horroreJ. Chi". y Utiel. por ejemplo. pertenecen á Vftlenl:ia, y ellu
.uo red.man 1\1 Cuenca y IU Caltill •.
sEÑORITOS C�IULOS 23

nostalgia: el torero suple su esterilidad creado­


ra; su obrero no se decide jamás, y cuando se

decide l"i!ernlbla ante el «señorito", cuya vida


envidia profundamente y á cuyo esplendor con­
tribuye con el servalismo de un soñador que

rmagmara. siendo esclavo, tener algo en sí del


amo,

ANDALUCIA: REVERSO

De ningún pueblo se ha escrito tarnto 'Y con

menos provecho. Si sus .dos millones de regicna­


les acudiesen á un plebiscito ¡para su' definición,
d1 sociólogo habría de revisas- dos millones de
o;piniones diversas. Escucha bien, porque es la
raza más curiosa de la tierra, y mientras oye
se interesa tanto, que, si fuera capaz de retener­
lo, sería un magnífico país. Deifica al que le
entretiene. sea con 110 que sea. y no le pidáis
las razones de esa glorificación. porque las ig­
nora. De su espíritu de contradicción ha brota­
do G1UI burila. Tiene el ,dOil1 de poner motes, y sus

adjetivos son yambos. Incrédulo hasta la nega­

ción absoluta, pone interrogaciones á las cosas

más sencillas, Su admiración es la del niño,


pasar de aJ--.í seria para, él trabajo parecido al del

pobre profeta que montaba la burra que hoy


lleva su nombre: Balaám. Sin du-da alguna esta

raza ha inventado los puntos suspensivos por­


que no le agre'da decir lo que ha visto, Si en-
" E.UGEN(O NOn.

tredce andajuces ponéis una pared, los dos se


quedarían sin narices al pretender, gateando por
ella, enteraese el uno de lo que hacía el otro.

Un magistrado que tuviera talento-Io que no

es tan fácil de encontrar, según Alfonso el Sa­


bio-c-esoribéríe diez tomos sobre las declara­
cionea de endakices los días solemnes de las
Audiencias. Os 'Odiará á muerte si le ocultáis
un suceso, y es tan admirable su memoria, ql.lle

os Jo vuelve á contar al cuarto de hora como

si le hubiera ocurrido á él miernc: esto sería ne­

Feudo. pero lo escucháis corno si mera nuevo,

y así es. Posee la dote. no prodigada en la Na­


tureéeaa. de comvenceree á si mismo de algo que

no. le ha ocurrido ni le importa. Sus cueruos se

han hecho famosos y seguramente inmorta­

les: el Aretimo y Boccecio, de oirloe. se mira­


r.Ía:n confusos y avergonzados. Su invención es
escasa; mas han demostrado los sabios 'que esto
no indica degeneración: á cambio de ella, ade­
reza tan bien las cosas, que la salsa vale más

que [a substancia. Si le acusáis de mentira os

creáis un enemigo tereíble. y con razón. pues


la verdad, como los sonidos muy agmdos, suele
estar negada. á nuestros sentidos. Es conciso. so­
brio. vivo-e-espabilao-s-y vagamente alcenerc. Si
ensarta refranes no imita á Sancho Pa'DZa, y

Don Quijote, que criticaba mucho y se reía poco


como buen manchego, aprobaría. Es tan ¡poco
militer que ha engen:dJrado el tipo de asistente.
sEÑORITOS CHULO�

y tan buen cocinero que ha oreado el furriel: el


" uno ha puesto ridículo la disciplina y el otro
en

ha discurrido viandas. al dedo de las cuales son


una tontería el postulado de Euclídea, el Miste­
no de la Encamación y la lámpara dle Peracel­
so, que ardáa sin consumirse. La viveza se ha
h.echo ,provembial como las posturas de los sar­
gentos de la Remonta; un andaluz daría la vuel­
ta al mundo dos
en
siglos
medio, lo qtre no
y
quita que haya producido hombres admirables.
Es como es: el todo en 13. nada. Cervantes fué
á Sevilla á challa'!' con Monipodio. y el cerdo­
bée Séneca tenía diálogos nocturnos con Mesa­
lina. En Sacro Monte de Granada os enseñan
un Cristo que llosa
lágrimas auténticas si daia IÍ
dos venerables viejas una peseta, no echa 'Y
una sola si dais noventa y cinco céntimos. Un
cemónigo de Ja Catedral de Guadiix registra el
Breviario con una postal de la bella X, expresa­
mente dedicada, lo que no
«emoece» para que
el andaluz Ossio salvara en el Concilio de N:i�
cea el Cristianismo. Los
Pinzones, que «se las
traían», a¡yiuJdaron. de buenas ó de malas, á Co­
Ión; no creían, en él; pero los locos aciertan á.
veces. Cuando España faltan hombres, An­
ett"I

d'a.rucía envía uno de urgencia, que lo


-arregla
to.do de veras. Cestelae creía
que la República
se afianzaría cenando
por las noches en casa de
los Grandes de España, y Narváez hablaba
al
oído de Isebel JI cosas que la Historia no
cuen-
26 EUGENIO NOFL

tao Los lentes de Cánoves hubieran ociado vista


á los ojos de Salmerón. Los andaluces y los p,'<I'

liegos han altemado en 13 ¿ifícil tarea de gober­


nar España. y no [o habrán hecho tan rne'
á
cuando Eepeñe existe todavía. En Sevilla hay un
arco por hombre célebre vió pasar
donde un

SlU' propio entierre. Avila enseña en la Basílica


de San Vicente un sepulcro dOIl'd'e reposa 'un

rud<illgo de vigilar durante ee­


de la ardua tarea

serrta años ¡POlI la pureza die su honra; en el

Hospital de la Caridad. de Sevilla, leéis que


en él «el hombre más ma!Uo que hubo
yece
nunca en el mundo». En las Ermitas de Cór­
deba hay unos frailes tan severos que se enfa­

dan cuando la limosna es poca, en lo que no

hacen sino seguir al EspíriLU Santo. que en sus

dones habla de cierta longanilT.íd'ad. Belén Lá­


reaga y Goicoeohea pasaron� muy malos ratos

queriendo amreglar ua tierra de Maria Santísima,


y Napoleón sufrió en ella su primera
centra­

riedad.
Un andaluz de Granada no es lo mismo que

ruofl.. andaluz de Jaén. Córdoba 1 Sevilla se rm­

ran y no se ven. De Sevilla á Hue1va har; InáS


distancia que de Wlatdilblostock á Nueva York.
Un gaditano en Almerie hizo estos tres versos

..
E.!tDy ele lueilo perdio;
de tauto querer dormirme
me
voy'; quedar dormiD .•
I

sl::!ilonJT05 CHULOS 27

En Málaga, se molestan si oyen hablar de


Andeíccía. No obstanl'e, y aunque no lo quie­
ren saber, no ha,y cosa que se parezca más á
un andaluz que otro andaluz.
¿ Por qué? No se
sabe, Seria muy interesante
comparar al leñadcr
de la Sierra de Segura con el
vescador de be­
cas de la isla en Cádia, al perchelero con el
riifio de
Tiriana, al rninero de Thal'8-'is con el de
La Carolina. al boyero de Sierra
Morena con
el contrabandista de Tarifa, al
hijo del Albaicin
con el condobés, Sin
duda que no se parecen,
y sin embargoJos mismos. Lo curioso es
son

que, siendo así.así. sino todo lo contra,


no es

rio. Un «angelito» de Morón


enfermo de idio­
sincrasia en Andújar; el nat'u1".,i1 de
Ubeda se
fl.lstid:ia en Niebla: de Baza
uno
y otro de An­
tequera se «pasman» si se encuentran. S� OI!'"

gullo de taifas ha sobrevivido al llanto de


Boa­
di}, y se juzgan fdices en. S1.!
independencia.
Si uno de Andújar arre hablar mal de Andalu,
cía hay quedejarlo solo. porque el ni50 se
transforma en la fiera comu,p.ia; pero si en su
divina presencia se habla bien de
Mezbella ó
Eeeepcna. ó Ronda. ó Pueblo Nuevo del Te­
erible, hay que amordezar]o, poTque Andalu­
cía es él. y «té» lo demás no es más que lo
que él quiere que sea. y en
paz.
28 EUc.ENlO NOn.

ANDALUC1A: EXERGO

Para el extranjero, el Paraíso terrenal no es­


tuvo colocado entre el Euíeates 'Y el Tigrie,
sino entre Sierra Morena y el Mulhecen. la
Sierra de las Estancjas y el Coto de Doñana.
Pena el 'español, eece sesenta ó setenta. 'IIDt
khlóm,etros cuadrados son ciertr mente algo que
vale la pena pensar en ello. Tiene mucho de
oasis y die páramo; la er eseta Castellana
más
se llama aquí dehesa y las calvas trágicas
de
la Península cotos y letiíuodío't Un extranjero
hall'á bien en visitar el Barrio de San Bernar­
do. contemplar unas sevillanas con su Hor en

el moño en' la Puerta de la Carne, y soñar des­


de el Giraldilla que tiene á sus pies la ciudad

más encantadora del Mundo; á un español se

le ocurre, sencillamente, que esa belleza po­


dría ser sin cue pOT ello
algo-más productiva.
sufriera detrimento. La visión de un toro bravo

en las riberas del Ccadelccivir es una estem­

de fortaleza como pocos pueblos de la tie­


pa
rra la tienen; pero ese lindo bicho cuesta dia­
bólicamente caro al campesino. Un viaje por
el río, desde el puente de T riane hasta San­
bello el Rhin, y, sin
lúcar, no es menos que

embargo. lo que encanta el viajero descon­


suela al colono. La tierra es g eneeosa. esplén­
dida y manirrota: si no fuera así, el labriego
5�ORJTOS CHULOS 29

cuftivaría con más cuidad-o, en'Sayaría. con ma­

yr}r audacia y tornería menos cherce á, la:s


puertas de las botillerías. Ese vmc andaluz
que
sabe tan bien lleva muchas
lágrimas disueltas
en el caldo riquísimo. El
trigo de Osuna hizo
ricos á muchos usureros !de com­Rusia, que
praron coseches á cambio de brillantes, y em
pueblo que podría ses- un emporio es hoy un
cementerio. donde sólo se mueve el picado
por la tarántula. En Jerez, la
avaeioia, las iuer­
gros sordas, los gastos de representación y el
señoritiemo engiencf.raron un monstruo que se
llama filoxera; cuando este bicharraco ha
se­

gado extensiones que valían más


que los cam­

pas die oro .del Orang>e. nadie se ha enmenda­


do. El olivo. qrule es el árbol més
amigo del
hombre y la gloria de Andalucía, vive como
puede. haciendo de tripas corazón. como su
arrugo. Os detenéis á observar aquellas leguas
cultivadas con el árbol 'precioso y os cuentan
de él historias lamentables; al hacerse aristo­
créticc se ha hecho también zángano, y la acei­
tuna sabe á perfume de Corte. En
tiempos no
lejanos los hombres se disputaban esta buena
pieza echando onzas de oro á sus pies; hoy tie­
ne no sé
qué enfermedades 'incurables, clU'as
causas !sólo saiben los
potentados. Les moa­
tañas son puras piedras
preciosas por lo be­
llas y ¡por Jo dcee: de vez en cuando un poeta
habla de esa belleza á su gato y su novia, y
EUGENIO NOEL

algún conrretista arrasa veinte leguas die éobo­


les. Hay parajes en esas montañas que cnvi­
ruarían los rincones más bellos de la Europa
Central; los andaluces lo saben y dicen; Tene­
mos 'paisajes cleslurrsbredoeee. y [la
vap. á
verlos.
La máquina agrícola no falta. Se os enseñan
esos divinos artefactos con orgullo encantador.
:yse ,aña-de; No toda Andalucía es una Plaza
de Toros ó un colmado. En efecto, la máquina
existe; pero hUIY un
margen, y en ese margen

la máquina emba'I'l'anca; ese margen consiste en

que Ia superproducción no se ve por ningÚn


lado. Lo decís francamente á un lugareño. y dia­
logáis así.
-Esa máquina venida elel Canadá se ha he.
che andaluza.
-A t®o el que viene aquí le pasa la mismo.
_Excelsa máquina y .poca labor.
-Sí: cuaja
no aquí «éso». Además, es mejor
que no cuaje.

-¿Por qué?
-c-Porque todo el ¡producto se va á la Corte
-Con.vertido ...

-En humo.
Un ganadero muy «saiao» llega á un puebl,;
ú caballo en un sobeebíc bruto y acompafiav.
de unos cromas de Celofre. En el pueblo hay
seiscientas familias que viven die 1:'\5 tierras del
Partido. las cuales--cia:r'o está-disfrutan en

____ -C ....
sl::ÑORlTOS CliULOS 31

arrendamiento. El ganadero pregunta el


por
Mcvcrdomc de una Casa Ducal que en Palacio
quiere ocupar cerca del Rey el puesto que otra
Casa Ducal disfruta ya, y el ganadero compra
las tierras y el pueblo. El pueblo emigra en

masa por el tubo digestivo de Andalucía, el fe­


rrocarril del Sur. y á los pocos días los toros de
lidia se comen la cosecha del Partido. Podéis
creer que esto es una fantasía, si lo tenéis por
conveniente, y heaea regocijaros. porque es un

«sucedido» muy pintoresco.


El campesino andaluz es fatalista. Deja hacer.
Ha oído. quién sebe dónde, que una Gran­
ja agrícoJa puede salvar, bien dirigida y Ha.:;.
meritada», una comarca entena. Su imaginación
se pone en movimiento. revuelve Roma con

Santiago, rnitinea, se manifiesta, grita. labora,


y la Granja es un hecho feliz. Luego sucede
ésto entre el ingenioso agrónomo y el entusiasta
carrrpesmc :

-Debéis traerme en
saquitos muestra de las
tierras cuya producción queréis bonificar.
-ePara qué?
-Para analizarlas.
El campesino no vuelve más á la
Granja ni se
acuerda de ella más. ¿Pereza? ¿Resistencia al
bien? No; fatalidad. El carácter andaluz está
fuertemente acusado. No se doblega nunca á
nadie y por nada. Cede ante un negocio en

perspectiva ó un placer ó fuerza mayor. Poco


32

tiempo después ese temperamento recobre. 8U

individualidad. De ah! que todos se acepten


corno son y ofrezcan muchedun�b.res que tienen
todos los rasgos del rebaño, aunque singular­
mente sean independientes cerno jabalíes.
En cierta estación etnológica se da una con­

ferencia sobre la «pasteurización» de los vinos.


No más p-ráctico, más interesen­
es 'Posible tema

te para una comarca vinícola que produce mee­


too fuertes. Se ecude á la conferencie. porque
el ingeniero está casado con la prima de una
tia segunda del hermano del cacique, y no acu­

dir es peligroso. Se oye. Se saje. y en la calle


se escucha ailgo ¡parecido á ésto:

-Vaya una, lata.


-Pues parece que tiene t874n.
-y tante como tiene; pero' todo eso es una

lata.
En coneecuencta. SI vais con ellos á mIS bo­

degas. véis en e1 patio de abastecimiento ca­

T'l'OS enormes. P.regumitáis:


-¿ Vienen por su vino;¡'
-Sí. Se lo llevan. Luego allí de un cántaro
hacéis seis.
-Eso Jo podría hacer usted aquí si quisiera.
-Ya lo creo. Pero ...

-Pero ..
qué.
-Pues que ... es mejor qu.e lo hagan ellos.
Se discute en el salón de un .I\y:unrtanuento
cierta subvención para Escuelas. Un abogado
SENORlTOS CHULO.'!
33

joven, que ama á Pestelcaz¡ y MontesinOs, pro­


mmcia un discurso que huele á documentación
exacta y amplia. Lo bueno es
largo, y el juris­
consulto les muestra el problema en tedas sus
caras. De pronto 'Un ri<:achón de cara de picador
en vacaciones saca un
pañuelo, lo mueve á
modo de los presidentes de corridas de
toros, y
dice así:
-Niño, á cambiar de suerte.
e Creéíe que la interrupción ind1gna� �táis
avi3.d'os. La Frasecita hace
fortuna, provoca risas
inacabables, ea peore joven se sienta desfa­

lleciclo, triste, sin saber si matar al «tío» Ó reírse
lY embrutecerse también.
La gracia maea en Andalucía toda
iniciativa.
ahoga teda rebelión. Un .graci·OSOi hace rápida.
mente su agosto. No es
extrañe, encontrar hom,
bres que, se hicieren ricos por sola
su. gracia.
En la Historia bochornosa de ssuestra
Política
miserabla, la gracia ha, echado abajo Ministe.
rios, ha dado Carteras. ha salvado responsabili­
dedes y compromisos. El-¡qué tío con
grao
cial. .. -es un pasaporte y 'Una cédula de indern­
níded. Toda gracia es en su fondo ó raíces
una de poca vergüenza, una confesión
muestra

de impotencia. una huída ante un asunto. SU"


pre la convicción, el estudio y la fe. Entierra
¿bcunlentos comprometedores. Embriaga corno
un vino malo. Y es la causa de que se viva en
falso, cuee á costa de esa gracia la inteligen-
,
34 EUGENIO NOEL

ella, encuentra nun­


cia, sólo adiestr.ada para no

ca remedios justos. Hija


bastarda de la imagi­
nación, arrastra en su favor toda otra cualida:d
el place-r, un día cualquiera.
y mata, corno
La gracia, la pereza y la indife1'encia son una

misma cosa. An'daducÍa tiene muchas cosqudllas.


es nerviosa. Ningún pueblo del mundo de­
muy
bía reir menos que ella, y ninguno ríe tant-o.

El andaluz. esté dende esté, ve ojos curiosos


que esperan; labios entreabiertos, prontos á re­

c-oger la gracia. Esa nerviosa asociación de imá­

genes lejanascalractexD el cerebro anda­


que

luz crea artistas colosales y ciud!rudanotS detes­


aventureros curiosos y pésimos
colaba­
eebles,
eadorea. Esa ¡pra.cia, que ha llevado hombres á
la aristocracia rID!li:taI y á las Acedeeniee. es el

baIdón la simpatía, la Hor y eil. veneno de una


y
raza.

ANDALUC1A: CANTO

,_.a ¡pena es hi�a natural de la impotencia •


.

Desterrar del aobna la tristeza crónica es una

la
hermosa labor, porque todo lo conseguirá
menos crear algo vivo. A
'Un poeta se
amargura
llore. si llora bellamen­
le puede .perdonar que

te, y 'un músico puede hacer gemir la orqueste.


si la entiende, de modo magistral. Mas hacer
de la pena, la tristeza y la amargura flores de

raza, frutos de región, es ccm:dencrrlas á muer-

._----�------------------�------�-------�
sEÑORJTOS CHULOS 35

te en breve plazo, ó á idiotez incurable. Esa


unión funesta y morbosa de la
pena y la gra­
cia, la voluptuosidad y la tristeza, la
amargura
y el valor, sólo puede conducir á loa
filoxera. la
tarántula, la emigración, el histerismo y el tifus
endémico. La lectura de las obras .de Caballería
en el siglo
XVI nada tenía
aparentemente peli­
groso; sin
embargo, fué preciso que Don Qui­
jote probase. á costa de su cerebro y de su
vida, qtre eJ valor no está en los actos, sino
en la conciencia; no se muestra en les calles,
sino en la conducta: no es
andariego, sino que
la evita el entuerto y el daño estuJd1.and-o las
causas. Nos indigna que los galeotes lilbertadbs
le epedreen, y nos hace reir que unos
Duques
«gracicsce» <se diviertan arrojando á la cabeza
deL anciano ealbaIlero andan�e una cuerda de
gatos emfutr.eci¡dos. Nuestra' [pena es-
agresiva
porque vivimos descontentos de nosotros mis­
mos. EJ mucho afán de d'iversión entraña el ce­
mordjrniento (p0'1' el tiempo así perdido,
y la
gracia. cuando llora, crea la pena, como ésta
engendra á su vez la desesperación. que en

Andalucía torna la forma de pereza burlona


y
es en Castilla ¡per-eza contemplativa.
Una colección de coplas andaduzas, cuidado.
semente eXpiUll'gadas de los millones de
copias
Que han inspirado. sena el libro
pesimista más
tenebroso que la Humanidad haya imaginado
nunca. Elles han sembrado la dulcísima tierra de
36 EUGENIO NOE.l.

toda clase de alimañas en vez de semillas. Lo


que en otra parte ni crece ni medra, allí vive

bien. Es un medio singular al que todos pueden


adaptarse y que nadie se atreve á cambia'!'. La

vida es fáci.l y difícil. rcdc á un tiempo. El


pordiosero y el señorito beben en un mismo
vaso el vino llene de lágrimas, y al despedirse,
el mendigo compadece ooudentc y ésee le
al
envidia á él. La hospitalidad es africana, y nada
más distante que el abismo abierto entre casa

y casa, entre clase y clase. Como entre 101 gi-:


tanos, todos compadres, y el odio �llmjüa'f
son

no llega en sitio alguno de España á su intensi­

dad y á 'BU constancia. La palabra «madre» es el


sentirmiento más fuerte and:al,uz, y tal vez no hay
en España prcetibución pública y oculta mayor.

,La abundancia de mujeres hermosas, el estado


de precaria defensa intelectual que entrega á la
existencia hembras bellas y no mujeres fuertes,
las posturas y fanfarronería del hornbee, todo
contribuye á que la selección sea rápida y ISl
efinidad brutal. En las miemaa ccclae populares
se examina el error de esos matrimonios ó ca­

yund'as. De cada seis cantares, tres hablan de


adulterios, de fornicaciones, de desvíos, de irn­
pedimentos, de infidelidades. La paleom «pa­

eión» tapa esa cloaca. Si allí el hombre tiene


poco precio y cada litro de sangre no vale lo
que uno de vino, calculad la mujer. Es un país
dure, que no se rinde sino al Vicio; pero á éste

..--------------------------------------------------..'"
SEÑORITO! CHULOS. 37

se entrega entero, sin reserves. hasta que, en­

lodado ó inútil para insistir, le recrimina en sus


canciones, en sus gracias y burlas, SUs hombres­
genios, sus
hombres-grúas, no aciertan sino á
rociaele de alabanzas. Se siente adulado. Le
gusta que le hurguen. La verdad le hace
dañi!);'
porque sólo ama lo que tiene forma, y si es car­

ne, mejor. Las aguas son


malas, poca la manu­

tención, mucho el vino, m�llares los poetas, cen­

tenares los que, [racasedos en mil


negocios, VIe­

nen á discurrir simulaciones


perniciosas: de
tooo ello ha surgido un culto estúpido á lo mis­
mo que los
destroza, y s.i es capaz de asimilar
pronto, más rápidamente se despoja de ello. Se
quiere á sí mismo sobre rodas las cosas y se

engaña COn el prveito infantiJ de ehcreerse re­


flexión y desfallecimientos. Toma las cOSaG
como son y cree influi'l' en
ellas, porque juzga
que podría cambiarlas en un momento dada. Si
alguien pone en duda esa
potestad, re ha creada
un enemigo. Con fa.c�lidad J03 send:im6entalicr-mos
hacen cheroaa, y esto es lo que sucede en esa
tierra, sobre la q'ue irradia un diluvio de luz.
En esas charcas se crian sapos que luego SIC

convierten en tiranos.
EL SEt'lORITO

El señorito andaluz es lógico. Existe porque


es necesario Y ¡'O crea toldo un a.rrubi'en·te. 51 bu­
rocratiamo mercenario de Madrid ha originado
un gusano excepcionalmente ourioso:
el señori­
to madrileño. zaino. zurdo. ¡patíiz.arrtbo. cuco,
tonto. y lo que es peor. pobre. Aolícedle esos
calificativos en su sentido moral, y tendréis la

pintw"a de ese tipo bizco. rufián y endiosado.


que no hace cosa alguna,
viste
feto y poderoso,
tiene aire d!e apache es un mico. Sabe
bien, O'

que lleva dentro un futuro diputado cunero, un

Gobernador ó un Ministro, y que para que él

todo eso se hará trizas !la Corntibufción. y


sea

como sabe jodo-ese es un canalla bobo die tra­

Z3. de pin.güino, que se levanta tarde, llega siem­

tarde, se acuesta tarde y no sabe cómo pa­


pre
sar el tiempo. Su birrete de abogado está sobre
un talonario del Banco. y a.1 I�d(' de su vecín
de noche la carta d'e la querida, que le pide
cinco duros para acabar el 1I!."'lS. Fné á la Uni­
versidad y se alburri6. Se examinó, y cerno no

sabía una palabra. saJió pOT la tangente Y re­

cordó al Catedrático los chistes con que éste ha­

bía sazonado sus lecciones: si no era suficiente.


deslizaba en las manos del profesor una carta­

orden. El señO'tito madrileño tiene ocurrencias.


su filceoñe. un manual ,de educación, la carta
SEROR!TOS CHULOS 39

de un jesuíte en el bolsillo y una ficha del Jue­


go. Sabe que en la puerta de Lhardy se ven
lindas muchachas, barraganas apetitosas en la
calle de la Visitación. menores de edad en la
calle de Echeaerey. pensionistas en la calle del
Arenal y propietarias en la chocclarerfa de doña
Mariquita. Sabe que los Ministros reciben á to­

das horas. q1.1C puede cobrar la nómina sin


se

ir á la oficina, que nuestra aristocracia. terrible


en la etiqueta. es die manga ancha en- la inti­

midad, y como sabe todo eso, todo se lo per­


mite. En el teatro es el amo. Como es dueño del
abono, reina en 10'5 bastidores. Las obras se

ponen después de pasar por su censura, y es


tan modesto que las remite, antes de juzgarlas.

al confesor die la familia. Se 'ha de representar


en escena un adulterio con verismo extraordi­

nario. porque esto nada tiene die excepcional:


pero la Moral exige no a.bond'ar ;problemas que

puedan hacer un gran bien. El divorcio es ne­

fando: ahora ,bien. si os acostP.':ís con la mujer


de vuestro peéjimo. allá ella y s"o marido. Como
se aburre, se divierte. y es tan romo de inven­
tiva que goza como las mujerzuelas, criticando.
La ernbriólcgte no miente, y sus leyes pre­
ciosas, que tanto trabajo ha costado descubrir,
se oumrplen en los pafaes como en los iredívi­

daos. Hay una ontogenia que se llama esnbeio­


logia, deseerollc del ser fuera c1�1 medio, y otra
que nombran metemcrfologfa: transformaciones
40 EUCENlO NOo.

del ser en ese medio. El señorito chulo es hijo


de un país. Odiado Ó mo, ese fruto es digne
de estudio. Lo ha creado un fenómeno de raza,

y tiene su metamcrfclogfa y embriología, espe­


ciales.
Las manifestaciones ó exteriorizaciones del
caciquismo han ahogado el estudio de su nece­

sidad. Los 'Pueblos oue abundan en esta clase


de eeptilee es que los necesitan. La Nación que
no tiene méritos suficientes para gobernarse á
sí misma. carece de energía para limar las ga­
eraa de los monstruos. y, toda temblorosa, mur­

mama sin rebelarse. Todo cacique en, su juven­


tud es un señorito chulo. El pueblo lo provee
de todo porque se le exigen. y porque si no se

ID exigieran lo haría de buen grado. Necesita


un amo. Cuando dice un pueble que no nece­

sita amos, idea revoluciones admirables. Cuan.


do, sin atreverse á estos remedios heroicos mur­

mura, ese pueblo merece lo que tiene, y si no

lo tuviera sena más desgraciado.


Ell señorito cbolc fun.damenta .&l!j razón de
ser en esta necesidad. Es listo como los zonas;

sabe que le persiguen los pensadcees y justifica


su existencia de un modo notable. Cervantes
ha dicho que la víbora no tiene culpa del ve­
neno de sus incisivos. Cuando en su afán de
placeres viola 'U-na menor de ed'ad y la ley le
absuelve, se frota las manos de gusto y se ele­
g1'a de haber nacido en un país donde la Justi ..

""'------------------------------------------------------------".
SElilORITOS CHULOS '1

cia es una arma de la Política. Os puede cerear


la boca diciéndoos: n-Si esa sentencia es una

prevaricación. id á contárselo al Estedc.» No es


el señorito chulo quien violenta la
ley: es la ley
quien permite esas vergonzosas transgresiones.
Indudablemente. cuando la filtración es 'Un he­
che. es que en los
Códigos grietas. El
existen
señorito die ellas. las ensancha y concluye
usa

por escaparse á través de ellas. y lo hace por­


que puede, como acapara la riqueza forestal
'de una región, Ó los sembrad'os ó los inmue­
bles.
Ahora bien, él, ¡po'!' sí mismo, es producto de
uria inmensa degeneración. Usa ilimitadamente
de un PO,dCT monstruoso, IY nada
grande toca
en su corazón. No tiene fe y finge compren­
sión: no estudia y simula: la Ielta de músculo
la cubre con sobra de traje. Usa de los recursos
de la civilización. gastándolos sin producir,
y
de las ideas de los demás. que añade á las ren,
·' tae de S'UI hacienda. En el cortijo
que arrendó
á campesirto se le
un ocurre dormir con la mu- ,
jer del pobre hombre prorrogarle plazos ó
y no

arreglar Jos edlficics ó bonificar el contrato. En


el teatro está pensando en la actriz más
que en
la obra. Le la lu.juria. que es la técnica de
come

los la comadrería. constantemente


perezosos. y

ejercitada, le da cierto aire de dicharachero y


parlanchín, que él impone como elegancia, sa­
ber vivir y don de gentes. Su orgullo
repugna .

. ..

.

�\'
42 E.UGENlO NOE.L

Todo en él es ficticio. Y. no obstante, la reali­


dad colabora con él para engAñar á quien él
quiere. Esto le da ese aplomo que tanto admi­
ra á los escudriñad'ores de la veI1d'adi nacional.

ALLÁ VA UN HOMBRE

-Oye, niño. ¿ vjenes á los gallos �


-Aluego ... Ahorita estoy metío en manza-

nilla.
--(Pelea tu <daca})?
-La he retirao: es mucho gallo el del Niño
de Medine , Peece que lo da de comer híga,db
de Belmoaee.
-Adiosito, niño.
-Hasta luego. Bibi.
y Bib-i sigue su camino, braceando sale�o,
bien ceñido, pulcro como una damisela. oculta
la frente bajo un «machaquito» de ocho refle­
jes, dar sorrrbra á los negros ojos, per­
para
neando marcado y en corto, con objeto de que
las mujeres se enter-eD'IJ de que allí va un hombrre.
y que Bibi 10 es de CUe'l'P0 entero. Tiene trein­
ta años, y su vida es un modelo. Sur padre, el

cacique de la ciudad, es de Andújer. 'Y euema­


dee. hija de un fabricante &e liccree. malague­
ña. El padre, además de cacique, es abogado:

jefe de su ,partido político en la <reglan y pro­

pietario de Ierifcudics, amén die administrador


:n:ÑORITOll CHUI.oS 43

de las dehesas y cotos de un Duque. El padre


adora á su hijo como sólo en Andalucía es po­

sible adorar á un hijo; desde que nació lo tiene


á su lado, y cuando las juergas 10 retienen Iue­
ra die casa. va por él como una niñeoa y lo trae
en brazos. La madre se lo come á besos. con

mimos que parecen de amante. En esta atmés,


Pera ha crecido, estudiando ccandc le daba la
gana y haciendo siempre lo que tenía por con­
veniente. Desde los doce años de edad sos­
tiene queridas, maneja dinero. viaja cuando hay
toros en las ciudades. vuelve sin enterarse de
otra cosa que de las corridas. no lee jamás, y

está absodutamente convencido de que sabe


todo lo que necesita saber un homlbre que no

sea «panoli».
Si comete una iniquidad. la Justicia le garan­
tiza la absolución. La Pdhcía lo teme y su pe­
me le corrupta sentencias, traslada jueces si es

preciso. y hace saber á todos que su hijo, por


ser hijo tiene derecho á hacer lo que le
suyo,

d:é la gana. Este derecho derramé en SUI cara


la jneolencia. la altivez y el odio á todo lo que
no se le parece.
Feáamente, en c:ard'a ciu&d a¡n!dahl�a hal}'
muchos hombres como éste que dibujamos; se
juntan, forman un Club y gozan de los placeres
de la amistad entrre iguales. Los policías les SR­

lwdan respetuosamente, como á autoridades ofi­


ciales; los ciudadlanos se quitan ell sombrero
(

44 EUGENIO NOEL

con repugnante servilismo; una orden suya es

un cheque; son inmunes como un diputado y


soberbios como señores de las épocas feudales.
Las amistades entre ellos son T.IUY fuertes por­
que se necesitan p ara las diversiones, y nada ata

en Andalucía como esta necesiced.


Bib¡ llegó á la Alameda. entró en un colmado,
se bebió un «chato» y, pagando un real á un

hombrecillo de cara de esclavo. se zambulló en

la más extraña habitación que puede imaginar­


se. Aprovechando las cuatro tapias de un ca­

rra]. adosaron á ellas un tinglado circula'!' de


madera formando peldaños, abrieron en el sue­
lo un hoyo á modo de tina balata de baño, la
asfaltaron, la rodearon de un alto balconcillo y

cubrieron la estancia con una bóveda de ner­

vios de pino resquebrajado, cúpula admirable


que no desplcrneba merced á que el artífice
se

S1.Lplió la falta de talento y de materiales con un


quintal die gracia puna. La luz se proyectaba en
el ebscedo pozo por unos boquetes abiertos en

las pechinas. recordando un poco su colocación


la sencilla manera de los alarifes moriscos para

alumbra'!" sus termas.


En les escaños yacían unas docenas de seres

extraordinerics.. Yacían ...


no, estaban senta­

dos; ni .ume cariátide del E.recteon. ni un tela­


actitud hierá­
ll10n de Agrigento reposan en su

tica como aquellos buenos ci.udadancs. Parecían

egipcios en su postura favorita: las manos en


SE.>fORlTOS CHULOS 45

sus rcdillea: el cuerpo, inmóvil, la cara, rígida;


en impecable ángulo, recto el torso con las pier­
nas; éstes, ccn tos pies. Todas las clases socia­

les estaban representadas en aq...¡el embudo sin­


gular, y el obrero y el señorito ni pestañeaban,
fijos los ojos en. la especie de jaulón sin techo
que re alzaba en el centro.

Cuando Bj,bi entré acababan de rpeser el úl­


timo gallo inglés: un
«quitapenas» de rostro
carcelario apuntaba en un libro ó liMeta estos
datos preciosos, y dos señores apjlaban duros,
canturreando apuestas, retos y solemnes invita­
ciones á intervenir, 8ibi sadudó; no le hicieron
¡na1dlj,to caso, se hizo el «soca» y ,1e aytsdarcn
á ponerse una larga blusa ó quitapolvo para
que, en su
.lccalided de primera fila, no le sal­
pitara la sengre el traje.
De habitación interior salía el hedor pe­
una

cudier de los gallineros, y estos bichos canta­


ban con insolentes gamas de reñir. Su inarmó­
nico cacareo de desafío, más
agudo en unos que
en oteos, sostenido pOT algunos largo Tato. seco
IY áspero
en los más, como una orden ó un im­

perativo de desprecio y desdén, retumbaba en


la sala maloliente y
obscura. llenando el ám­
b:1tO las cabezas de loo circunstantes con es­
y

trambóticos gritos guerreros de ilotas ó zulús.


003 individuos de «esos de mala estampa»,
con aspecto de augures y aurúspices, sacaron
con todo género desmiramientos un gallo cada
1
EUGENIO NOEt.

uno, murmuraron unas misteriosas tonterías y

metieron en el' jaulón los dos animales.


Estos repugnantes bichos. adiestrados. VIeJOS
en el arte de las riñas y con gloriosas
cicatrices,

no comenzaron á luchar inmediatamente. Se


mi­

raron con. grosera descaro, se reconocieron y.

midiéndose die arriba abajo, hicieron un humano


gesto de indiferencia. Dieron á comprender que
no se temían, y CQIll jovial y flamenco paso se

dedicaren á' exhibirse con aires de ser amos del


Mundo como si el alma de Gengis-Kan, Soli­
y
mán Ó Salaclino hubiese 19-as.ffiÍ;grad'o á sus

C�OS.
Sran éstos como [paTa tener UIIl mal sueño

después de verlos. Pelado el pescuezo á manena

die los buitres, las escasas ¡pI�umas simulaban un

cuello postizo y asqueroso; su cola breve y fefsi­


ma se respingaba con orgullo matón, sin la va­

nidad del pavo: pero con la petulancia de


un macho absurdamente seguro de su vigor.
Los tremendos y afilados espolones de amari­
liento color daban á las patas aire ridículo y
siJmbólico de unas botas de montar.

Aquellas «jacas» tenían nombres evocadores.

Llamába.nse «Legarsijo» y «Fraecuelc».


SEÑORITOS CHULOS 47

LUCHA EN EL REf.llDERO

Bibi, después de examinarlos como si de ellos


dependiese la suerte de un país, dijo solemne­
mente, sin cambiar su
postura ni por asomo:

-Cinco al Vicente.
Los dueños de las «jacas» ó sus apoderados
apuntaban proposiciones que. ante lo descoac­
cido, eran aún pocas. Bibi se había adelantado
porque hombre de pasiones, siempre que
era

con ellas pudiera á sí propio hacerse un bien y

ver algún daño. E.JI era 8lSí.


«Freeeuelo» tenía probah.iilida.dles die gana"r:
era campeón. En célebre lueha, presenciada por
media comarca, había vencido á «Merced». un
caloso. «Lagartijo», á quien. lo habían puesto
ese nombre por lo mu.y añcionadlo que fué el
Califa á estas luchas, era casi un neófito. Los
espolones de ambos contendientes, espantables;
la expresión, feroz; el aire, de matamoros. En
sus ojos. dotados de prodigiosa movilidad, se
eo-prendfe. la ima.geno exacta del odio- &an un
poema die ira aquellos ojos pequeños, agranda­
dos hasta ,10 inconcebllble por pasiones bastar­
das, pero tan profundas, que no necesitaban
hablar aquellos bichos para insultarse y lanzar
sus retos implacables. Descero. fatuidad. valor,

engreimiento, toda la gama del matonismo más


escandaloso se leía en sus ojos con claridad im-
NOfL
48 EUGENIO

ponente. No se puede dar mayor sinceridad en


10 monstruoso ni defimr mejor lo absoluto en el
envilecimiento.
Los hombres hacen abras maestras si la ma­

teria que manejan es el mal. Dada una fiera, el


problema de espantar, aumentando su ferocidad
nativa. fácil trabajo para un hombre. De un
es

gallo, explotando su natural tuJ¡bulento y alti­


vo, crearon cierto bicho espantoso,
criminal de

profesión. estúpidamente ,bestial y hostil hasta


el desenfreno armado con el anma qU12á más
feroz y provisto de tal cantidad dre rim •. sober­
rabia, sólo la muerte pue­
bia, venganza y que

die d'�,3.rra.UgllIléllS de SIU diminuto cerebro &:


demonio.
8ibi no se hartaba de mirar Extático, embo­
hado como todos, tenia 'Puestos SlUS ojos en los
del gallo escocido: en «Lagartijo». Los ojos de

«Frascuelo» no le interesaban. Hasta creía ver­


se retratado en ellos, como se ven los aficiona­
dos taurinos su alma en la del ídolo. Desde

aquel momento, Bibi. el señorito más chulo de la


provincia, no existía sino en su gallo; la muerte
de su madre. la ruina de su fortuna', no te¡ hu­
bieran quitado de allí. Son los reñideros de ga­
llos los sitios dende menos cantidades grandes
se apuestan y cruzan. porque nu es el dinero lo
que busca, sino la lucha; ni siquiera la visión
se

simple de esa lucha, sino el gallo en cuyo


cuerpo ceda sujeto mete su alma para reñir y
,
S�ORITOS CHULOS 49

gozar asÍ. A ello sed'e'be esa expectación á nada


comparrable, ese estatismo brutal que anquilosa
SUS cuerpos y los inmoviliza ante el jaulón trá­
gico, sedientos de emociones bruscas.
Algunas apuestas fijaron los dos bandos, y
cuando la sombría inteligencia de aquellos dia­
blos emplumados creyó deber
empezar La pe­
lea, lanzaron dos gritos de cómica grandeza de­
tonante, y se amenazaron con aires de acabar­
se en un solo golpe. Lo horrible de su aspecto
era que los dos gallos
sentían mirados; se
am­
bos tenían la coru:Íencia die
que entre los es.

pectadcces contaban amigos fielles que [oa ani­


maban en silencio. En vez de 8.'l"l'edraor!o.$ la
masa, su contem¡plación les hacía más crueles.
Avanzaron el uno hacia el otro con sereni­
dad pasmosa, de frente, soeces y descarados.
enhiestos los picos, ciegos los ojos de furor. Se
toparon y, á compás, clavar-on los picos el uno
en la cresta del otro con un ensañamiento bár,
baro. Retroceden un poco y vuelven á la carga
sin esquiva'!" el peligro, sin hurtar parte I
alguna
de su cuerpo. No se defienden: atacan los dos.
No se preocupan del dolor ni de la sangre pro­
pios: buscan herir, tenaces y ho.ni.bles en su

constancia. Su espíritu sanguinario les hace in­


cansables, invulnerables á toda fatiga. ,De dón­
de saca-rán esos dos monstruos minúsculos tan­
ta
energía, ese
concepto de defensa que á ratos
parece inspirado por un
profundo juicio y hasta
EUGENIO NOEL

conocimiento de enetcmíe s No han hecho


su

más que empezar Y su cuello es una criba, la


sangre resbale. gotea, empapa, colora las plu­
mas escasas del reborde y salpica las blancas
blusas de los que en primera fila asisten ensi­
mismados. Vuelan gotas de sangre.
plumas y

Al poco tiempo el cemento del circo está sem­


brado de rojos redondeles, como si un pintor
hubiera hecho con el! dedo oscilar una brocha
de púas empapadas en bermellón.
-Diez dU!I"oS el Medina-gruñe una voz.
por

-Quince al Vioe:nr!le-añade Bibi.


Los demás hacen sus propuestas y peticiones,
que saltan de escaño á escañ,o, ,mh!lnt!ras otros
hombrea asalariados, á estidc de los juegos de
pelota. pero sin proverbial enardecimiento, ofre­
cen ó atienden las deman,das con una ligereza
que acusa" su asid1.1idad!·
«Lagartijo» define su conducta. Al acometi­
miento ciego de los primeros ininctos suceden
manifestaciones de superioridad, que ora son

alternes. bien se equilibran, ya se rompen en

favor de uno de ellos. y se sostiene así algún

tiempo. Se ,pisotean acéniimos, contum_a.ces.


perversos. uFrascuelo» se distingue por lo certe­
eo del golpe de sus espolones: salta sobre su

revuelca él
enemigo. lo humilla. hiere, se con

y se libra de la rept'esalia acometiendo siem­


sin tregua. Cuando acierta un
pre. revolviéndose
buen golpe, su andar adquiere una graciosa

I
eesoarros CHULOS 51

ampulosidad, y mueve las patas como si se sin­


tiera andar. «Lagartijo» es todo un hombre; sus
,
a!te'ITIa:tivas son desesperantes; vacila mucho,
rectifica demasiado, se orienta, como si la fama
del otro le fuere conocida y quisiera sorprender
los móviles óresortes de su juego sabio. «Fras,

cuelo» aprovecha bien las dudas mortales, se


ceba en su antagonista, lo propina espolonazos,
cuyas brechas se ven � por las que escapa en
abundancia una sangre tan roja como la de las
gaviotas ó los besugos. Muchas veces, engreído
con su' superioridad, que pronto cree indiscuti,
1I ble. se descuida; pero el otro es tan torpe, tan
cazurro, tan soso, que no aprrovedha los erro­

res del adversario y consiente y resiste, sin to­


mar iniciativas. J-os dos feísimos animales están
acribilladoa: buche, patas, cuello; sobre todo las
cabezas, Los ojos son su blanco peedilectc: dar­
se en los ojos es su ideal: parecen hombres.
Como el pico no sería suficient e pera hendir la
cabeza, que es dura de veras, esgrimen el ea­

palón movimientos magistrales, y se les ve


con

debatir uno encima del otro, golpeánjose con


los acicates ó espuelas tenebrosamente terr.ere,
nos. POT fin «Frascuelo» logra, en un pícaro mo­
linete' de refinada malicia de luchador. desha­
cerse de su rival, hundirle la pechuga en el sue­
lo y clavarle en un ojo el acerado espolón.
-r-lTuerto! ... ---od'ice un
espectador.
Se ha quedado tuerto «Lagartijo». El oteo ojo

,
1I
" E.UGENlO NOEL

manifiesta un [uror increíble. Se estremece el


inmundo animal de indignación, se «crecen. ha
encoreginadc su sangre el percance, como la
cogida á. un torero. Dolor no siente. Estos bi­
charracos son tan excepcionalmente brutos. que

no revelan dolor. Su insensibilidad es un en­

canto y recuerda la de los acericos los grotes­ y

cos, en cuya bereiga hincamos los palillos de


la dentadura. Se clavan el pico y los espolones
cien veces en el mismo sitio y no se quejan ni
expresan otra cosa que rabia. Sus heridas les
exacerban: el luchar, como á los caballeros an­
dantes, es su descanso. Se dJwermen matando;
despiertan, destrozándose. Sus movimientos,
nada concertad'os á ojos de profano, son, á jui­
cio de 10'5 inteligentes en estas porquerías, ge­

niales resoluciones -dignes de un Claussevitz. Co­


nocen sus músculos como diminutos japoneses.

V recuerdan golpes afortunados que les dieron


la victoria sobre otros enemigos. «Lagartijo»
fracasa irremediablemeare: cada vez. cae antes.
IY se le ve más veces debajo de «Frascuelo».

IOh. si Peña y Coñi y Sánchez Neira vieran


ésto ... cómo lucharían anhelantes á ver quién
de sus ídolos respectivos vencía; más hicieron
durante veinte años conmoviendo España. Cór­
doba y T orrelodones en sus cimientes seculares
con sus hondee y trascendentales disputas!
Parece que se rinde «Lagartijo», el tuerto.
Ceja. cede, huye¡ mas lo extraño es que ello no

I
SEÑORITO' CIlUl.OS 53

decide las apuestas; algo ven en él que sostie­


ne '[a fe de sus admiradores. ¡Es tan triste con­

íeseeee vencido en aquello donde pusimos nues­


trosojos! No se defraudan las esperanzas, «Fras,
cuelo». ensoberbecido con su rá'Pido triunfo,
comete picias, descubre su juego, amanera sus

golpes. los da can cierto ritmo, sin prisa. se­


guro de vencer. «Lagartijo» no se tira á fondo.
ni para en tal ó cual. ni hace otra cosa que el
vulgarísimo caer y levantarse; mas su ojo sano
Vigila,
observa. se da cuenta de que el ojo per­
dido debe costarle caro al granuja que tan lim­
piamente se lo vació. Aturde considera'!" qué
extraña reflexión mueve ese ojo en tantas di­

recciones. duplicada su fuerza como es ley de


óptica, sediento de venganza como un malan­
drín, No tarda en decidirse. Deja que un espo­
lonazo de «Frascuelcn abra en su cuerpo una

abertura espeluznante, y cuando el vencedor se


aleja con su pasito acostumbrado, para volverse
y continuar el drama, el tuerto reúne las Fuer­
zas que economizó, salta sobre él, se ciñe como

si quisiera envolverlo con sus aiae, lo aplasta.


le arranca á picotazos rapidísimos la cresta y

los ojos, y con su espolón lo mata sin miseri­


cordia y sin cuartel. Hecho esto. y bien con­

vencido el sublime. extiende torpemente


tuerto

las raquíticas alas agujereadas, sin plumas, che­


ereentes de sangre, y lanza un trémulo coco­
ricó ...
54 EUGENIO NOEl.

Bibi sonríe. Recoge sus duros victoriosos y se

va.Su alma, satuorada de valor. vuelve á la ciu­


dad rumiando las hazañas de su gallo. en cuyo
cuerpo metió su espíritu. Ahora. al Casino de
señores, á hablar de gallos, de perros, de mu­

jeres. de caballos y de toreros. Si queda tiem-'


po, de un cambio probable de Cobieeno.
En el umbral siente que le llaman.

HEROES

-c-Oye, Bibi, ¿has leído lo del «(Gallo)))


-¿De qué gallo 'Se trata?---<pregunta. Bibi.
del .hijo de la señá GTaJhie!la... ¿ de
-Pu�
quién va á ser?
-Ah. como vengo dlel reñidero ...
(. Y de qué
hijo ? ..

-Del «Callo)) calve, el de la Pastora.


-¿ y qué le ha wcedn:d'o á ese niño divino?
-Casi ná, Bi;bi, Que un espectador lo ha arrea-

do, un botellazo.

-Valiente bestia ...


y yo sin estar allí: si yo

estoy allí ese mal ángel tiene que sentir conmigo


y lo besa á Rafaé donde yo mande.
-y que no ha sido sólo eso ... Bibi.
-¿Más todavía?
-Al salir de la Plaza unos desconocidos le
han dado de palos, y el ¡(GallO), como es tan su­

persticioso, pues que ... no lo consuela nadie, y


se la «quié. cortar.
eegosrros CHULOS 55

-¡Cosas de España! ¿Aquí hay educación? ..

¡Aquí qué va á haber! Lo que hay aquí son mu­


chos sinvergüenzas y que est-o no tiene arreglo ...

/
A mí me debían tha1ber dado esos palos y á ...

estas horas me cue'lgc yo la aSEIJdlllI"a. de esos

desaboooslCl'e la cadena del reloj ... Palabra.


_,Eso ha estado muy mal, francamente; pero

peor ha estado el «Cello».

--< Qué? ¿ Una espantá ... ? (y qué? (Quién


no ha dao en su vida una espantá? ..
Peco (una
espantá... qué es ...
vamos á ver ... es algo del
otro mundo? Si el toro que lo echan á Raíaé er

Divino es un toro chalao perdido y se va al bulto


y se cuela y no obedece, y te pasas el telón á la
izquierda, y ná, y Je traes á la derecha, 'Y ná ...

¿ qué harías tú, Marqués? Pues zafarte del peli­

gro y pirártelas de cualquier modo como cada


qwsque.

-Mira, Bibi ...


todo eso está bien; pero con­

fiesa que ese calv-o ...

-A mí me dejas qulletO Rafaé. Para mi, Ra,


faé es cosa de iglesia.
_y que IDO IJo tornes tú en serio. Y eso que

no estamos en la Plaza.
--<Pero es que crees que si esto fuera en la

Plaza, de verdad, no tenías tú un disgusto con

mangue X •••

-Lo que el'! que tú no chamullas, ni plcrae las

churipas en el Ibarinó, Me estoy jartando ya de


56 EUGENIO NOEL

decirte que si le
las palmas á ese niño es
tocan

por la simpatía. Y naíta más.


-Lo que le tocan á ese niño, Marqués, está
rr ejor tocac que si lo tocara la Munici,pal.
-c-Certificao.
-¿Eh'
-Ná, hombre. que ni certificao queda mejor
cerrao el párrafo.

-A ver si me vas á tomar tú 'Por algún atrasao.


-Tanto. nc: pero. eso de que digas que el
uGaJlo)/ Dios, penníteme que me
es sonría, Com­
prfmese, hermano, y vea clero.
-Yo elige lo que veo.
-Lo que tú no tienes es ojos en la cara.
-Que yo sepa. dos. Ese niño Jo está dand'o
tó á cada momento, sin quedarse con ná, ni pe­
dir ná á cambio.
-Valiente calabea ... Lo que es en eso de to­
ros estás fané.
� Que no entiendo de toros �
-No y no. Te vas volviendo un guasarape
viva «Gallo», y ese niño está
con tiu más paseo
de moda que el ombliguero.
-Eso habrá que jaserlo bueno.
-Pero si eso lo saben hasta [es madres [va- ...

Jiente calandria!: pero á ti te han chafao el


meollo. Ese niño tuvo su época, sí, seño:r, cuan,
do aquello del pase de la muerte v el lance del
molinilloy cuando no nos habían abierto los
ojos en eso de ccnsentie y agarrarse á la cepa
SEÑORITOS CHULOS 57

co'mo Dios manda y besar en el hocico al buró.


Pero hoy, que te se quéte, 8ibi, ese torero y la

zarzapilla igual. Sólo creen en él los [itris, los


...

pollos beques, los sescmanioa y los gilís.


-Creo yo .


-Pues que aprovedhe. Estás maniático.
--Si ves al ((GallO)) en Málaga ...
mayas ...

--;Miaul
--Si tú lo ves en uno de ¡pecho que lo dió
al quinto. no vuelves á ver toro! en tu vida para

no perdef\lo el gusto.
-c-Lo que hace juanito, 8ibi, no lo menees.
Ese 'ése ha. nacido para que ensanchen los
...

manicomios y enfermemos los hombres del co­

razón. Pero hay que ser hombre.


-(y yo qué soy ... una calcomanía?
-Tú lo que eres es un neófito que no quie-
ce venirse á razones. Desde que apareció esa

lumbrera en Triane. él y San Juan. y después


nadie más.
-�Quién. Juanillo? ... A mí no me la da ése
ni me la dao nunca. A ése lo mata 'Un toro el
¿ia que lo salga un toro.

-Y ahora, 8ihi. ¿qué le salen ...


cangrejos?
-Poquiyo más. Y que no tié mano el niño
de la calle de la Pureza ¡Pal'il decir que me
echen éste, y éste no, y si no que no lleno la
Plaza.
-Eso lo dirás tú. A mí no me tocas tú Bel­

monte. Lo que ha hecho juenitc Terremoto ha


56 EUCENro NOa

sido resucitar el toreo. que se estaba muriendo ...

Pero asL como lo oyes


..
de ñoño y de bobo.
...

y vino él y enseñó á torear y dijo cómo se torea

por lo rondeño y cómo se arrima á uno á la sar*

tén. Lo que pasa es que se le envidia ...


[celes,
compadre1
-Ese niño, Merquée, está predestinao. Lo
vengo diciendo ... no tiene íaculr ades. Se lo lleva
el aire. Hace siempre le mismo y lo están ex­
plotando mieerablemecre las Empresas, porque
lo que ellas quieren no son toeoa, ni afición, sino
metálico vivo. parné.
-¿Tú quieres ser amigo mío. Bibi?
-c-Hcmbre, lá qué viene esa pregunta?
_,Pues si quieres ser amigo mío, ha,blemos
'

del tiempo.
-¿ Entonces el niño -de las sin enmendarse es

indiscutible?
-A ese niño. Bibi. no ha nacido aún, ni verá
la luz pública, quien lo Iengüetee, ni quien 10
ponga entre paréntesis Ese niño, es el niño
...

de Dios!
Bibi se leveneé de la mecedora en la que se

balanceaba, se acercó al Marquesito d'e las Siete


Cepas, le agarró por los hombros y le dijo:
-(Leiste tú la faena del «Gallo» en Ube.da
el 22 de Julio?
-¿ y has leído tú la de Terremoto el 15 de
Agosto en Chiclena)
-Si, señor.
sEÑORITOS CHULOS '9

-¿ y no te has derretido después de leerla?


-Vente á razones.El «Calle n es quien ha
traído las gallinas. Cuando Rafaé er Divino hace
mutis, licencia gente y hace así con la mano.

y así ...
y luego así ...

-Olé-gritaron los ceentes del Casino.


-
... y toma al morlaco por aquí ...

-Bendita sea tu madre. Bibí=-exclemé uno.

-
... y lo deja allí ... de este modo ...

-Un vaso de agua al 5, que hay un desmayo


--exclamó otro.

-y lo recoge y se lo mete dentro y lo saca ...

así, sin cogerlo ni soltarlo, y juega con él. .. Cuan.


do el «Callo» hace ésto. q-ue no te menees, Mar­

qués, que entonces el hijo de Femando el Santo


se transfigura y crece hasta fPel'dlerse de vista y
se le cae la baba como el día del Corpus.
á uno

-c-juanillc hace más. Ese se inspira; á ese le

quieren en el cielo San Pecho y todos los Sen­


tos. y si se [e lleva Dios es para verlo él solo.
El niño él. sin hechuras, ni ch-ichas.
que oomo

ni protuberancias. el toro y se co­


se crece ante

loca de esta manera ...

Cuantos había en el Casino se levantaron para


ver accionar al Marquesita. poniendo los cinco

sentidos en los dos ojos.


-

... Así ...


y cita así. y da salida ...

-Olé-gritaron Jos circunstantes.


-
... y vuelve á citar sin enmendarse ...

-¡Pero que mú güenol


60 ElIGENIO "'OEL

-y vuelve á dar saJida sin moverse ...

-Eso es un hombre.
-y que lo digas, Pichíchi, no nosotros; ese

niño que hace eso cinco


y seis veces
seguidas y
concluye por arrimar el glúteo ó entreamboa be­
rniefenios al morro de la fiera, ese niño es el
Kaiser de incógnito. Y se acabó de discutir á

juanillo, porque ese niño es la despampenacién


en salsa á la mayonesa y el mimao de María
Santísima.
-Hasta que ese trianero. reciba como el
lIGallo) un telegrama ...

-Ya está lo de Algeciraa tY qué? Para ...


..

monárquico, yo; pero si juenillc no recibe uno


semejante el día del huJe. me paso á Don Jaime
y levanto una partida que se va á mear la pena.

-No seas balduque, Marqués; 'cuando el Rey


ha hecho eso, con el talento que Don Alfonso
tiene, es que el Reyes gallistn.
-El Rey no es gallista, me conste.
-A ti qué te va á constar.
-Lo que yo sé. y puedo probarlo, es que el
Reyes de juenito ...

e-Servidor y muy afectísimo.


-Sin chistecitos; pero esa 'es la puea ,

En este instante los qoe escuchaban no pu­


dieron contenerse. Unos en pro del torero Ra-'
Fael, otros de Juanillo, cada cual se creyó en el
caso de defender á su ídolo. Sus voces descom­
pasadas se oían perfectamente en la calle, y la
SEFIORtTOS CHOL.O, 61

plebe miraba por los grandes paineles de los


balcones del Casino.
No llevan anotadas tan. minuciosamente sus

víctimas Don Juan y Don Luis en el dramón de


Zorrilla como estos jóvenes las faenas, recur­

sos y facultades de sus ídolos respectivos. GUIan-


,

de discuten, su memoria asombra; saben fechas,


horas, actos, juicios; recuerdan telegramas. y
su cuidado y adm:i.ración es tal, que por causa
de los toreros rompen hondas amistades, se pa­
san de un partido político á otro, dividen en dos
bandos las ciudades IY se desafían.
El público que los escuchaba á través de los
ventanales. arrastrado po:r su fervor taurino,
pronto formó grupos y mscusLones, y como sus

señores, aquellos menestrales y desocupados, se

agotaban en el elogio ó critica de los lidiadores.


E.l griterío de fuera y el del Casino fué en au­

mento. No tardaron en correrse las noticias, y el

público de esclavos y el número de socios en­


grosó los bandos, atizando el foegc, que era ya
incendio. Pronto se pasa en Andalucía de las

palabras á los hechos, y ,die éstos á aquéllas.


-Fuera de ahí, que lo voy á arrear un tor­

tazo á ese ceneque.

-Dejarlo solo ...


que rro va á ningún leo.
Felizmente, la ira andaluza tiene un lado bue­

no, y es que la propia estimación tanta, tan


es

el que cada sujeto se tiene á si


grande amor
62 E!JCENIO Non

propio. que loe trenos más fulminantes termi,


nan
agua de cerrajas.
en

-Eso donde se ve es en el campo de I'a


verdad.
-Eso 'lo veo yo aquí mismo y me lo me-
riendo.
-En salsa efe engrudo.
-Puede.
-r-Oyerne, sujétame á ese niño, que lo estoy
viendo á dos dedos de presidio.
-Yo no he dicho ná si ese niño confiesa que
Belmante es la pura simpatía y el torero m-ás
gitano del 'globo terráqueo,
-Pero en rresurmidas cuentas, ¿le has visto
torear alguna vez)

-Yo, no; pero me lo figuro. Ese niño tiene


que ser mú g\i.eno porque sí, :y lo que él hace
no lo hace nadie.
-Ahí viene el Hmaesbroll-gritó 'uno del púo
blico.
Calmóse p-or encanto el cotarro jaleo ó gree­
ca, y un jovenzuelo se disponía á entrar en el
Casino cuando el mismo que había dicho lo an­
terior se acercó y le dijo así:
-jOlé !o hombre que sin rcbale á la afisión
un sénrt:imo la disen la veedé pa graria die Es­
paña!
-jGrasias, niñol--contestó el otro.
-4 «Ccccu+ouumureron todos, rodeándole
S�ORITO:5 CHULO' 63

y metiéndole insensiblemente en el centro de


un COIl'O.

«C<x:O)) Ó «Coquito», como le decían, era, �ttl

revistero taurino. discípulo de uno famoso de


la corte.

-La gana que tenia el hijo rdie mi mare de


echármelo á la cara á osté pa decilo á oeté que
bendita sea la señora que lo eché á osté ar

mundo.
�Estimando.
-Pue no ze me zaltan la lágrimas ...

-( yde qué se hebleba, señores �


-De un lance que dise equí este asaura que
no tié má .qIUlC dos tiempos y que sólo lo da
Bermonte.
-( Qué .lance)
-Ese que ... se hase así.
-¡Olél--gri:tarOIl todos.
Pero á «Cocan no le gustó, se conoce. la
manera, y habló así:

-Ese lance tiene tres tiempos. E.n el prime­


ro es donde se juega la vida e'l niño á cara ó
cruz ...
[corno que hay que estarse quéeto y ad
mismo tiempo andando, na más!. ..

-¡Qué baroaridadl=-comentaeon todos.


-Como lo oyen.
-Venir tósustedes-e-gritó wno del cono á
los rezagados-; está hablando er «maestro».
-El segundo tiempo-decía «Cocon=-ea la
"

64 EUGENIO NOEL

desbarrigación en su grado máximo ... Maldita


sea... Si tuviera una capa ...

-Por ezo apulre, «maestrea-e­


na. más no ze

exclama un cualquiera. lleno de júbilo-. que


yo me voy siemprecito prevenio por si las gui­

lla un toro en, la calle.


IEl sujeto en cuestión se deslió una capa que

trala enxollada al cuerpo á modo de faja. (COCO))


tomó dcctcrelmente, el respeto más
la con

la de
grand'e y como si tuviese estampada cara

Dios la tal pañosa de brega.


-Colocada en esta posición, á una milloné­

sima de milímetro de la testuz del toro, hay que


hacer 'ésto de tal modo ... , que la cadera tope

con el hocico, el jpecho en di


cuerno y se haga
la 'digestión al calor de la boca del toro ... Así ...

-¡Olé y olé, «maestro»!

-Grasias. muchas greaiae. El tercer tiempo


lo hace el niño metiéndolo tó palmito á palmo.
en blanco, así.
con la lengua [uera y Jos ojos
; ..

luego lo ...
y le ... cae de rodillas ...
, a seguida
lo ...
, después viene el farol jaepeao y ... remata

en la ...
y le ... 10 ... el desmiguen.

Conforme hablaba «Coquito» Ifealizaba las


«suertes». y contaminados todos de su entusias­
mo y ciencia profunda. le imitl\lban, gesticulan­
do como él y al unisono, lo que hacía la escena

más divertida y cervantesca.


están ostedes jaeieo Jo gimnasia, ni-
-¡Pero
SEÑORITOS CHULOS
65

i'ios!-excJamó Bibi. que salía en aquel momento


del Casino.

CABALLISMO y MATONrS�IO

Bibi era un ejemplar de estos señoritos chulos


indecentes que han arrojado .I'dbre Andalucía
más anatemas que maldiciones la
gitanería an­

dante; el Merquesito de las Siete Cepas. una

variante noltable. Se ccmoleteben. Aquél to­


maba de los blasones de éste un poco de almá­
ciga, y frotándose con ella sacaba lustre á su

aristoc.racia de aluvión. Cazaban juntos. Tenían


cede uno su ídolo torero, como ya se ha visto;
pero los
dos la misma afición desordenada y
pasional. A veces cambiaban las queridas. lo
que era. segÚn e.llos, muy divertido. Se abu­
rrían los dos al mismo tiempo. No sabían una

celebre exacta de nada y discutían de todo, n-o

soporteaado. costera 10 que costare. que nadie


les dominara. Sus fam'¡,lia'l"idades terminaban en

bromas que eran no pocas veces crímenes y ven­


ganzas. Si en el Casino había un pobre señor

que temía la muerte. le mandaban un ataúd á

casa. Si el señor era celoso. le mandaban


anóni­
mos
acerca. de la honra de la señora. Cuando
alguna actriz se resistía á sus proposiciones cra­

pulosas la tendían lazos bellacos Ó, en represa­


lia. la enviaban el dia de su beneficio cajas
muy adornadas conteniendo perros muertos,
66 EUGENIO NOEL

estiércol. y en él algo que no es posible des­


cribir de modo alguno.
Esto no indignaba á nadie, sino que hacía

reir á todos. En las casas más serias oíais este

diálogo:
-(Sabes. Ernrna. la broma- que le ha gastado
que tiene la mujer tan
hoy Bihi al cómico ese

guapa?
-Alguna de las suyas.

-Lo han cogido y se lo han lleva:do en au-

que á X. que está


á cien
tomóvil nada menos

kilómetros de aquí; lo han embor·rachado allí y

se han vuelto. dejándole sin un cántimo. en un

sitio desconocido ty en situación como para pe­

garse UII1 tiro.


y la tal Emma y su marido ríen, ima,ginándo­
se la angustia del Menos reiría tal vez la
actor.
allí
buena señora si supieea que se lo 'llevaron
8ibi la actriz guapa
para que, mientras, y
...

Su cera era un poema. de poca vergüenza.


socarronena. mela vida y cinismo. No amaban
su culto al
el caballo. y poseían buenas cuadras;
caballo era un pedestal más. y como jinetes se

ex.hibían. d'aban que hebler. Decía


lucían, se

un campesino:
el señorito Bibi. ¡y que no vale di�
-Ahí va
,

nero el caballo que lleva, osú!


al lVI.aa:qués;
Por parte Bibi le decía
su

-Si no hubiera nacido hijo de mi padre. se­

ría hand'ido.

u
SfJ:ORITOS CHULO!5 67

-( Has conocido aolguno?


-Al (¡Niño del Araha!».
-t Dónde le conociste?
-En mi casa.

-¿En tu casa?

-le necesitó mi padlre paea unas elecciones


en las que las morás. Calcula que el
pasarnos
Millvistro le había dicho á mi padre que si no
triunfaba el cand'idato suyo le quitaba la jefa­
tuea de la región. Sudamos pez, chico.
-Difícil estuvo aquéllo: los republicanos apre­
taron las clavijas.
-l-Ia:y que ccojesarjo : Andalucía es la tierra
de la gracia. Nlira que vencer en ese distrito,
donde no tenemos ni un solo voto ni se puede
comprar á peso de oro ...

-¿ y que hizo el «Niño del Arahalnp


-Matar de un susto á un Notario.
-Cuéntame eso.

-No vale la pena; pero tiene mucha san-

dunga. porque cBó la casualidad de que el No­


tario había sido un lector fu'l'ioso d� Zugasti y
no podía ver á los bandidos ni en ,pintura. En
el Casino se pesaba las tardes despotricando:
que si no había riñones 'Palla arrancar de Anda­
lucía esa plaga; que si los bandidos son el des­
crédito de un paÍ�; en fin. niño, toda esa lata
de querer que una cosa sea lo que no puede ser.

-y sucedió ...

-c-Que precisamente aquel tío tenía en su po-


68 F.UCEN10 NOtL

der los documentos y el acta principa] que ma.,

nos interesaban. y que el (Niño del Arahal» fué


por ellos. adverti,do por mi padre del odio del

Nota:rio.
-Sena curiosa la entrevista. ,

-Monumental. Cuando más excitado estaba


01 pobre hombre trinando contra Candelas y
J:a�n,� el Ba.r1budo, y decía: «-Aqur quisiera yo
va á un cínico de esos», zás, el «Niño del
Arahal» que se presenta.

-¡Tableaul
-c-Teblón. amigo. Se quedó sm sentía. Como

no había en toda And!alucía quien no conociera

al «Niño d'el Arahal», cuando se presentó, aque­


llo fué la coqueluche.
-Buen,as tardes, señores-e-elije el «Niño».
T cdce le querían contestar )' no podían de
miedo.
tE.1 IINiñoH, que tiene más bilis en el cuerpo

que un picaor, dió un go.\pe tremendo en el


entarimado con la culata del rifle.

-iHe dicho. zeñores. que güenas terdeal. ..

ze habla caste­
¿Es que en esta zanta casa no

llano?
-Pero ni con esas. Allí estaba tó Dios mudo.
-Güeno; al avío. Aquí no hay ma hombre
que yo, por lo visto.

y se sentó, se puso el riRe entre las piernas

y lió un cigarrillo.

,
_ _jJ
SEÑORITOS CHULOS

-Está esto gÜeno, muy güeno-.decía el «Ní­


ño» sonriendo.
El silencio se mascaba, chico. Como los sor­

prendió. así estaban: tiesos como postes y más


acerclaca que la osa mayor.
-i-Pero que rnu güeno. Que venga el señé
conserje.
Arrastras no hubiera venido peor. Tartamu­
deando. preguntó:
---<Qué manda el señor ((Niño del Arahel»?
-Pues el ((Niño died Arahal» q;uiié saber si se
sabe argo en este pueblo mío de un granuja
d.e Notario que atiende por ...

y sacó un papelito en el que mi ¡padre había

escrito el nombre.
-Léelo tú, madalena.
El conserje leyó, temlhláncJ..o;l'e el ,papel en las

manos, como á los viejos, y al enterarse mi.:r.ó


al Notario, que ni en cera se mueve menos un

tipo. Dijo:
-Este señor es el señor Notario.
Un estremecimiento de terror sucedió á estas

palabrras.
-Mú güeno. De modo que esta cara é bere!J1-

gena es el zeñó Notario que yu vengo buscan­


do pa cortalo er riquitrúquiái.

Jamás se ha oído un «Obh!» de espanto tan

proFumdamente sombrío.
El Notario se moTÍa á chorros. (. Qué seria el
IITiquitTÚquilil)?, ,
70 EOCENlO NOEL

-A vé, peazo de za�ahoria, ¿está esté casao?


Se oyó un sí suspirado.
-GÜeno. muy güeno. Pues que venga la niña.
que me la voy á llevé ar monte pa que se
ente­
re de lo que es un horrsbre.
-No; rro, llliO, no--gemía el mIeliz. sin sa­

ber ya lo que se decía.


-GÜeno. Si esa niña 1110 es'tá aquí dentro de
un minuto, tós los que están aquí la diñan.
Tres ó cuatro fueron corriendo por ella. Pero
«Niño del Arahal». que las veía venir, escogió al
más feo y le dijo:
-¿Hay aq,uí Cornendeosie?
-Sí. señor «Niño».
-GÜeno. Pues si en vez de lu niña der Nota-
rio te traes la Guardia sivil. te comen mañana
en chorizos en Seviye ..

y sanó. bien seguro el ({Niñol) que volvería


con la &1 Notario.

y volvió con ella. por supuesto sin haberla


dicho palabra del caso.
Era' una herrrbra de verdad. jamona; pero
con lo suyo en su ainio, ¡y un morrillo corno para

media lag-a.T'ijera.
Al «Niño &01 A'I'ruhall1 se le hacía 'a boca
agua. La lnsena señora miraba 'Y no creía en

sus ojos. Su mari& tenía el baile de San Vito.


El «Nific»,implacable, preguntó:
-tE esté. por un casual la costilla de esta
sanguijuela?
sEÑORITOS OHULO� 71

Aquella mujer perdió el color, entre otras

cosas.

-GÜeno. Pué lo pcirnero que hay aqud que

jaser é apoquinar las actas y documentos de


las eleeiones ...

Se percibió en el Notario un síntoma de re­

beldía. El «Niño» se acercó y le dió un papi­


rotazo en la nariz con repiqoeleqoe de paso y

estampó un beso en la riquísima Barbilla de la


señora.
No rugiría un corazón bajo una bota como

acoel Notario.
La señora hubo de salir y traerle los docu.
mentes.

-iVaya calvario!..........exclamó. al negar á este


un

punto Bibi el Marcueeiao die las Siete Cepas.


-Pues no acabó a!hí.
�¿Nlás todavía?
_
Todavía más. Ant-e su propia cónyuge ó
andova le hizo bajarse las braga ... \Y en esa pOS·
tura lle obligó á ponerse de rod-illas delante de

él y á besar eJ. suelo.

-¡Qué atrocid.a,dl!!
-Despuk!-s. al rnarcheree. éee elije:
-Esta noche volveré, iré á vuestra casa. me

acostaré solo ó acompañado. como me pl- -a.


, tú. Notario. veiMá, á la puerta de

para que nadie nos moleste.


-¿Y 10 hiz<>?
Al negar aquí, Bibi se isiclir-"
/
I 72 E.UCENIO som,

qués, y ambos rieron con sonoras y fuera de


tono carcajadas.
Cuando Bibi y el Marqués iban á sus corti.
jos vestían trajes del ,país, y excesivamente recar­

gados. La poca veegüenaa. que por allí se llama


lacha. la majeza ruín, el casticismo imbécil que
p:romiscúa lo típico con lo asqueroso. vestía SlUlS

cuerpos serranos. Su sastre se llamaba lrnpudce.


B�bi tenía razón al decir que hubiera querido
ser bandido. Estos señoritos chulos envidian al
torero y al bandido. y derrochan fortunas y me­
dula por irnirarlos. por perecérseles. A-doptan
sus maneras, ernporcéndclee con su pretenditdJa
distinción aristocrática, y aeí resulta una inver­
sión que llega a·J sexo mochas veces, y al seso

eierrspre. En sus caballos de vaquero', enjaeza­


dos á lo contrabandista. sobre -illas de alto bo,
rren. estribos de campana, correajes y cuer­
con

das de pampero, picas, cubiertas las piernas con


zagalones de cuero cendo. rlibe".eado de guarni­
ciones y peeeroeneríe ,gita�lescas, la chaquetilla

extremadamente corta y ajustada. bien calado


el sombrero, el puro eJI1 la boca, la ruano diestra
en el muslo. el gesto chU/hllpón, los ojos agre­
sivos. marchaban desempedrando C01no cromos
elle Alvarez ó Unceta. Faltábales solamente la
manta madroñera, las patillas y la jeta de inven­
cibles que conservaban los viejos caballistas
cerno recuerdo de los campos de Bailén ó las
Cabezas de San Juan ó el puente de Alcolea .


¡;y.
I 72 E.UCENIO som,

qués, y ambos rieron con sonoras y fuera de


tono carcajadas.
Cuando Bibi y el Marqués iban á sus corti.
jos vestían trajes del ,país, y excesivamente recar­

gados. La poca veegüenaa. que por allí se llama


lacha. la majeza ruín, el casticismo imbécil que
p:romiscúa lo típico con lo asqueroso. vestía SlUlS

cuerpos serranos. Su sastre se llamaba lrnpudce.


B�bi tenía razón al decir que hubiera querido
ser bandido. Estos señoritos chulos envidian al
torero y al bandido. y derrochan fortunas y me­
dula por irnirarlos. por perecérseles. A-doptan
sus maneras, ernporcéndclee con su pretenditdJa
distinción aristocrática, y aeí resulta una inver­
sión que llega a·J sexo mochas veces, y al seso

eierrspre. En sus caballos de vaquero', enjaeza­


dos á lo contrabandista. sobre -illas de alto bo,
rren. estribos de campana, correajes y cuer­
con

das de pampero, picas, cubiertas las piernas con


zagalones de cuero cendo. rlibe".eado de guarni­
ciones y peeeroeneríe ,gita�lescas, la chaquetilla

extremadamente corta y ajustada. bien calado


el sombrero, el puro eJI1 la boca, la ruano diestra
en el muslo. el gesto chU/hllpón, los ojos agre­
sivos. marchaban desempedrando C01no cromos
elle Alvarez ó Unceta. Faltábales solamente la
manta madroñera, las patillas y la jeta de inven­
cibles que conservaban los viejos caballistas
cerno recuerdo de los campos de Bailén ó las
Cabezas de San Juan ó el puente de Alcolea .


¡;y.
74 EUCENIO NOEL

rechazando todo eso á la ciudad. donde lo am­

para la ley. Y sin el teléfono ó los hilos de esos


palos que se alzan en las carreteras de veinte
en veinte metros, sin el ferrocarril. esos chulos
no dominarian.

Es á las puertas del Casino de Señores donde


el señorito chulo campa por sus respetos. Su
trono es una mecedora, el automóvil lo espera

cerca, allí sus órdenes son 'ciegamente seguidas


por parásitos que viven de elloe. Un telegrama
SU'YO á les amigos .de los amigos de su padre

es
irnpueeto al Ministro y sacrifice.do el Gober­
nador si pone reparos. Quien le molesta es tras­

lardado. ooien le discute ó se a-neve á criticanle


se queda sin clientés ó sin pan, y tiene que
irse á otra parte con sus bár:tullos. Hunde pe­

riód-icos Ó corrspra periodistas trashumantes, de


esos que ofrecen sus servicios al que los nece­

sita. y funda bciee que, inspieedas por sus con­

veniencias. de!!¡pl'eStigian al periodista respcn­

sable. y ¡¡aquí no ha pasa:do nada». Comercia


con gitanos, hampones. chalanes, contratistas y

mujeres.

La carretera modifica su trazado para pasar

ce-ce de su
quinta. aunque esos killómetros de
nrás cuesten U[J niñón al Estado y sólo traigan
,ben.efici<) á él. Se apodera de las aguas y co­ '.

rnercia con ellas escervdalosamenbe, aunque lea


que el ti�uJs es endémico en Andalucía por cau-
:SE.'iO;�,TOS CHULOS 75

se de esas aguas. Su lendordismc asesma los


campos y su USUTa las ciudades. Oís;
-Todo ese hermoso valle es inútil al pueblo.
-�l::tor q'ué?
_l::tor un gusano que mata á Andalucía; por
la usura.

Esos señoritos son los que se apoderan de


un Ayuntamiento y no traen aguas al pueblo
para estrangular las cosechas. Ellos son los qu-e
aislan el pueblo para subyugar á todos. los que
asaltan, revólver en mano, los Casinos é impo­
nen una Junta; los que van ahogando en la
miseria y el deshonor á familias delicadas que,
con su conducta caballeresca, les recriminan su

escándalo. 'Toman á 5111 cargo las Plazas de To­


ros y las salas de eepectéculcs: en aquéllas ex­

plotan maletas y se lucen ellos ante chivos; en

éstas explotan niñas. Si una de estas «niñas»


escribiera algún día sus Memorias leeríais co­

sas increíbles de una salvaje y repugnante mi­

seria mental. Su íoroccelidad les arrrastra á toda


clase de injusticias. y parecen '110 oir la. famosa
voz de la conciencie, Sito escrúpulos, con esa
acometivildad anda:luza del «primer prootous ve­
rifican actos odiosos. sin sanción penal, que elu­
den siempre, sin remordimientos, que visten de

lentejuelee, bañan de vino y cubren de burlas.


En las clases altas se sabe todo esode sobre,
y la infamia queda perdonada con palmaditas
76 EUCo.10 »lUE!.

en el hombro y disculpas, que son la afrenta


de toda una raza.

-Sangre joven-e-dicen unos.

-¿ Quién no. ha hecho le mismo ?-dicen 01:1'.08

corno atenoante.

Esas familias que encuentran siernpre pera


tanto delito excusas y paliativos suelen ser muy

religiosas, tanto, que fundan capellanías y do­


tan vocaciones y sostienen conventos, emplean­
do en obras tan santas el dinero arrancado al
terrateniente, que die este modo 09 se puede
quejar, pues eloTe que él no gana va en cam­

bio á Dios. Y esas familias que tan cristiana­


mente justifican sus latifundios, sus dehesas in­
mensas, sus cortijos. sus cotos, no expulsan de
sus salones ni de su amistad á estos calaveree­
caciques. sino que les caen en gracia y les sue­

ña.n para esposes d'e sus hijas, y los padres ha­


ceo con ellos escapatorias y las madres mone­

rías ccrteserres.
Un niño chulo cornete UIIla iniquidad: la se­

ñora le da con el abanico en un carrillo y le


dice. mimosa:
-1 Picarón 1 ..

E.l señor le da con el índice en la bamgi!'l y

le dice:
-¡Simpaticonazo \. ..

y de este simple medo quede reconocido un

crimen como un acto que á nadie im-porta, ni


S¡,:,'lORlTOS CUULOS TI

al que fué víctima, cuyo único recurso es decir­


le también:

-Venga de ahí, niño, y no des en hueso.


que tiés más razón que Dios, cuando hasta Dios
te la da,

JUEGO Y JUERGAS

Un amigo de Bibi, llamado Ricaedito=-Anda.


lucía ee la patria del diminutivo-c. fu'é enviado
por el Estado bolsa de viaje á tierras y
con

Universidades ele Alemenia. Estuvo allí un año


nú la fuerza», y volvió con las mismas ¡deaos que
fué y, como él decía. atontao. El tal Ricardiro
tenía cerca de los cuarenta liños, una novia
muy guapa y riqufsisria. la carrera de abogado
y fama de listo. Le preguntaban en los salones:
-Oye, Ricardito. en Alemania habrá mucho
que 'ver:

-Re,gulal"cillo-contestaba.
-Dicen que hay mucha mecánica.
-Si allí las máquinas parecen hombres y los
hombres máqu'inas.
-i,Y nada m'ás hay?
-Unas mujeres que no velen un «pitoche».
-y el vinillo. ¿que tal?
-RejaJgar.
--¿Y el Kaiser?
-Ese ea un tío con «toda la barbe».
78 EUCf.N10 Non

-Habrás visitado las U1I11V'esidades, dicen


que son admirables.
-Eso dicen.
-Pero hombre ...
,
tú tendrás alguna opinión.
-Vi la de Ber·1ín �UIera. j Na. una tonte-
por
na!. Cabe en ella la provincia de Almena.
d�de el mar hasta el Maimón.

-¿ y los Museos?
-No he visto ninguno. yeso que los hay por
allí corno en España bascas .

AIre­
.

-lVlira. Rical'd�to. que estar un año en

mania v no ver CSlO •••

�Lo que le pasa á uno es que se aburre: tó


es maty emazacotec y ha¡y que "ener cuidao con

tó y amldaor más tieso que Ma'fÍa Santísima. y

luego sierrrpre está nUlbl'ao y las calles son más

serias que un Gobernador primerizo.


-Es que aqué.l es <un país muy diirsciplinado,
Ricardito.
-(Allí?. Allí. no lo sabes bien: se vive á
t0Tl10. Nadie está de más ni de menos. y cuan-do
uno no hace ná, le preguntan el por qué. y si no

se lo dice uno lo ven ellos con los rayos X.


-Siempre tan salado. Ricardfbilis.
-cEec es lo único que no hay allí: gracia. Pa,

tceidadee más inaguantables no las he visto ja­
más. Yeso que cuando se rien hunden los pisos.
y siempre cantando. como las criadas de
servrr.

-Buena gente.. (ve.r;dad�


SEÑORITOS CHULOS 79

-e-Pchss ... Como nosotros no los 'hay en el


mundo. Son muy antipáticos; no tienen eso que
nos sobra á nosotros y que val'e mil Alemanias.
-La simpatía ¿no? ...
,

-Claroco. Pero la sirnpatía buten, aliñá á la


gedírena, con mucha cebolla y pimentón, y sa­
lero, y olivas negras, que parecen pupilas de
morena en ensalada. y venga de ahí, y escc.
peme los huesos de la aceituna á la cara, y salte
por tango y dame dos hostias. y una de diez y
ocho que le mete en el oído aquello de

CI�v�mc, 10 pillo,
en er miamc eenlro

el euehibiehibiehille

y que cr mango y 10'10 me enlre drentcl. ..

-¡Que te desbcceet. .
Allí no debe haber nada
de esto.

-¿Allí? .. Si en Alemania lo tira uno en bro­


ma 'á un tío de aquellos un hueso de oliva, le
viene á uno el Kaiser en persona á pedlTle ex­

plicaciones.
-,:Y tus estudios?
-Güenos, á Dios gracias Fuí ..
por cuenta del
Estado.
--.Pero ahora, presente tés la Memoria que
exige la junte. ,
-Esa me la está haciendo Ferriandito el ani,
mal ese ITagn.lrivrCJIS. Allí lo primero que ve uno
Sil EUGENIO NOIi'J..

claro es que no sabe uno ná de ná, y que tiene


uno que volver á empezar. y e re es la mar de
desaborición. A lo mejor tanden esos alernanee
seis años en Veo!" si un bichito tiene la barriga
de color de crema.

-c.Habrás echado de menos España.


-c-Suepirando por ella, hii.tc. y cantando aque-
llo del IINiño de la Is13)I, ..

• Cuendc de [apAño ... (ll�i"


el CfpniíolilD, llora;
ya ,." llegando la hora
de comer!" lao "\,,,cja •.

·_Pem ñeme que me n-ía. ESltás «sembr ao».


-Allí todlo era «cherinchingen», «artmemn».

«cbmemn» y «entchenn. y había que achantarse

y tragar brea.
--{Has aprendido el idioma?
-Ni á la ventana te asomes. Aquello es la-

drar. Donde está la Enura y creJicadeza del


nuestro que se quite el alemán y tó. Lo que pasa

es que, como buenos españoles. creemos mejor


lo de otros laos.
-Pues sí que vas á volver el otro año de la

pensión.
-Ese añito me lo paso ')'0 en Seviya bebien­
do la sangre de Sarslúcar de Barrarneda y yendo
á Tablada con jozelito y trlpoteeodc en un co­
che cergao de carne color rosa en !J8ls8 de ee-
SEÑORITOS CHULOS 8.

pecias. y oyendo á Chacón jaberas y tarantas y


bujerías á ese ángel de Medina. que va á haber

que tomarlo un piso para cirio yo solo.


-Veo que vienes germanizado.
-Lo que vengo yo es con UI''6S ganas perras
de hacer lo que me salga de la pitnitiva, vulgo
fosas naeeles. Porque esa gente será muy sa­
bia; pero eso de que todo sean carteles y ad­

vestencias y multas, y que si mo vas en fila


hazte cuenta de que te las has cargao ...
vamos.

que te digo que aquí. en casa, tó Dios habla mal


de España, pero se salta á la torera el Pirineo
y le entran á uno las cosas esas de la queren­
cia, y tó sabe cual manque te pongan mostaza'
al lec.
-c-Ove. Ricendito. te habrán sucedido la mar

de aventuras con esa jeta de niño perdío que


tienes.
-De muieres. no. Lo que la, sobre á las ni­
ñ;:¡s aquellas son tíos: pero con este traje y esta
cara he reníc un lleno: palabra. y me han dao
más veces unas garritaa de demostrarles lo que
es un
español.
-Lo que es de sangre deben andar mal.
-¿ Que no 'tienen sangre esos gac.hós mau-

queros ) ...
Con un litro de la sangre de esos ni­
ños hay pá poner rojo er Medícereéneo. Ahora.
que como la nuestra, ni
pensarlo. Mira que si
á español se le cuelgan de cada brazo dos
un

ngeetchen» y 10 zarandean, y 10 tocan la barbi-


e
11

82 EUGENIO �OEL

lle y se van en el tren á corretear por el cés­

ped del Sprée ..• rpero que de buten que no

vuelven al arca.
Su padre, que lo estaba escuchando, aonreíe
encantado. Bibi aña.dió pOI su cuenta:

-c-Chécale. Ricerdito: has estao hecho un tí�.


y los tres se metieron en la sala del juego.
-Eso al as de bastos.
-Salto.
-A la sota.
Em todo el Universo[uege: jugar es se IUIl1.I'1.

pasión mundial. Los Estados. impotentes pae-e

desarraigenla del corazón diel hombre, han op­


tado por extraer de ese vicio beneficios pa.¡tll
los pobres ó el sostenimiento de entidades es­
peciales. algo perecido á lo que con las Plazas
de Toros y los sorteos' de la Lotería hacen nuee­

tro Estado y Diputaciones: pero mucho mejor


adrrUnistrad'o y. desde luego. organ.izado á la

peorfección. Mas entre nosotros, COTI1Q todo. el


juego, en vez de organizarse. se ha industrie­
lizado y caído en la picaresca andante y casi
en el desbaikijamiento á mano armada. Desd.e
que Cerveneee descubriera los naipes de 'Rin,
conete no se el Estado, que
ha progresado. y

explota sU Lotería, pingüe fuente de sus Presu­


puestos, hace la «vista gorda» á los mslee de ne­
gocios, todos sucios, que con el juego se hacen
en España. delegando vigilancia y atribuciones
en los Poncios.
.<.!'liORITOS CHULOS 83

Pueblo ;¡»,edispuesto al fuego., por $U adora­


ción al ezer. por su mis-eria, ¡por 81l culto á 10
im¡previsto, es víctima hoy de esta pasi6n hasta
un línrlte que, si se estudiara por loo sociólo­
gcs. asombraría. Peri6dicamente. el fiscal ma­
drileño encargado de la caja de los truenos lan­
za, u;b¡ ef orbe, una prohibición absoluta. «a¡

q'Ule tambiénl) conmirratorda, de jugar. Cúrsansé


millB4'es de circulares espantables á los
jueces;
éstos las copian, acusan recibo, las refrendan
y
dirigen á los gobernadores. los que á su vez
avisan y amenazan con
grandes penas á los al­
caldee elle su jurisdicción, los cuales. no menos

furrihundos. llaman á los policías y IIes dan ér­


denes «inciso-punzantes». Estos señores se per­
soeian en los Gasi.nos,
garitos. cafés cantantes y
Centr-os si!entes. Círculos civiles. políticos y mi­
Jitares. poc.i�8 tabernarias y haootaciones roe­

.eeevedee de no palacios aristocráticos. y.


pocos
en frases IBlpllChuias. proh�ben «terminantemen­
ten jUlgar á toda clase de prOihlbidos. Hecha
esta d-écima maravilla del Mundo. el han arable
señor fiscal recibe montañas de avisos de que se

cumplimenta'l'on tan elevadas y juiciosas reco­

mendaciones, al mismo tiempo y en el mismo


día en
que la Prensa de toda España acusa
que se
sigue tirando «de la oreja á jorge». des­
valiiandc al incauto 6 repunto» y riéndose de la
Justicia en sus mismas barbas. lo que entre pa­
réntesis constituye el más ardiente
goce de cris-
B4 EUCENIO t'OEL

tiano bautizado en pila española. La Justicia,


que tiene sus idees acerca de la Prensa, oye

como quien oye llover y no hace caso de la de­


ramcia hasta que el suicidio die un señorito chu­
lo, ó un gobernador que no recibe bastante sub­
vención, le obligan á llenar de nueve con procla­
mas tremebundas el tonel de las Danaid'as.
Se juega escandalosamente, sin intereupción.
El policía hace que no ve; no ve el alcalde; el
gobemador lo ignora. En el garito se juega «por

rifiones» y parque el chulo de pago de la case


es confidente de la policía. En la casa aeistocrá­

tica se juega IPorqlute el a.nstÓcrata en España


tiene un Código para, él solo. Y en el Casino se
juega porque el cacique ó un señorico guiña un
ojo a¡]al'lgB á alguien que está bajo
y la mesa

«parné» ó «gavia». Además, hay otees razones.

Así como Jos comerciantes aseguran que nma

feria sin corridas de toros es negocio muerto.


los Casinos de E.s;paña no se pueden sostener sin

el «monte» ó la ((oru�eta)) y, como el Casino, el


más infame ó ratonil tabernáculo.
Si alguna vez viajáis, es muy posible que os

encontréis ciertos homlbIles mutY atildados y db­


�equiosos que á primera vista. nada tienen de

partiotslar. Si intimáis COIJ1. ellos, pronto sabréis


que banqueros del juego. Estos señores, sin
son

hipérbole. de asociarse serían los amos de An­


delucte y de Extremad'ura. «Se quedan con el
juego» de un Casino por contratos en regla; por-
SEÑORITOS CHULOS 85

que es sabido que una cosa es burlarse de la


Jrusticia cuando á unole da la gana y otra cosa,
y bien diversa, es que se quiera burlar de nos­
otros cualquiera: esto caería en el Código. «Qui
non habeet in habere luat in corpcre», decía
el Derecho romano: legislando sobre Deudas y
[oe «banqueros» ponen á los Casinos en seme­

jantes disyuntivee. Em cambio, los ad'elantan


una sabrosa cantidad con la que el Casino paga
hipotecas de Ja casa que habita. Si estas hipo­
tecas extrañan, sabed que para amueblar un Ca­
sino hay que vender la casa, suceso extraordi­
nario. último reflejo de lo que es nuestra vida
nacional. la posesión
en que entramos en
,de una.
cosa si hipotecamos otra previam,ente... «é si
non, non». que decían los aragoneses de los bue­
nos siglos.
Bibi jugó. Perdió. Sacó una moneda-mascota,
y el Dios azar se comió el chirimbolo. Volvió
á jugar tornó á perder. el
y Ricarditc- y Marqués
le echaren un cable, sentáronse á su lado, ju­
garon tarnlbién y, encoreginedce par no tener

suerte, desafiaron estúpidamente á Ia Fortuna.


Cuanto más perd�an, mayor era su Iueia, que,
como es nabural. resultaba allí c6mica. El Marw

qués agotó su cartera y mandó á pedir más'


R'¡ca,rdjto y Bihi hicieron lb prOlpio. Jugaban
por orgullo, por rabia; no los interesaba ganar,
era que la suerte no se tenía que reir de
ellos.. [Qué lástima que su capricho no
depen-
86 EOGENlv !'loa

diera del Nesociedc de algún Ministeriol La


Suerte se reía ... se reía. arrastraba en su
raque­
tamisteriosa montoncitos de pesetas, cartuchos
de dUTOS, f.ajos de bület-es. crédito, préstamos,
vergüenza, dignidad. y á cada paso en falso de
los señoritos chulos lanzaba una carcajada que
ellos debían oir. porque la cólera les teñía de
rojo su cara rasurada. Aquellos billetes tan míe,

vos � montones.de de tnigo, toneles de


sacos

vino. pipas de aceite, sudor y tierra de esclavos


perdidos en los latifundios, en los cortijos, en
1M parcelas arrendadas, Más, Inásj la Fortuna les
ar.I,elbataba ese Fruto. El despecho roía sus al­
mas. Fueron vencidos. Deja'l"on allí miles die
duros.
Al tiro de .pl'chón. Era preciso hace«' daño á
alguien; que aJguie:n pagara su fracaso, la ho­
rrible s8Jn[p"ía. Tiraron los u-es, 'Y ninguno de 103
tres acertó. Ellos. estupendos tiradores, q'ule si­
guiendo la moda asistían á cuantos COIl<:lln!OS
de tire se celebraban ga.nando copas y corazo­

nes, no lograron matar un


pajarraco. Ataron uno.
Ni atado. Bibi pudo tolerarlo. Se acercó, y .i
no

boca de jarro le hizo cisco. Luego, anojándoIe


al suelo. le ¡pateó hasta estrujarle, hasta
que su
!'Taje, salpicado de phrmaa y de sangre. quedó
¡nservible.
Hecho esto, Bibi Pintió un gran bienestar.
Sa.'ORITOS CHULO� 87

LA 1�111'ACIÓN DEL TORERO

EJI señorito ch'll'1o no es una invención de [i­


terete. es un caso morboso tan abundante en

Andalucía como los olivos. Sólo ¡puede negar'

105 quien los teme. quien lo es. quien pretendió


serlo. Hay algo más repugnante que el sefiori­
too y es su cómplice Andalucía es tierra propi-.
.

cia nI encubrimiento. Su generosidad ha llega'


do á corromperse á fuerza de emplearle ma.l
ó no conespondida y obediente al mandato
ser

de los gitanos; «no plcre llas churjpaa», ni es


chivata. ni se va de la sin hueso. Por eso allí
todo; las vidas 1n'M intere­
se perdona raras no

san: se vive como se puede. y parece bien á


todos. puesto se vive. La visión de una mi­
que
serie espantosa que convive Y la alterna con

suma eiqueza les ha dado el hábito


sombrío

de la resignación. que no tiene parecido en el

Universo. esta resignación es activa.


poeque
creadora bandido encuentra siem­
y risueña. Un

pre qui.en le oculte. Un señonto


tarda en en­
contrar quien le secunde lo que emplea en bus­

carle. Se malclJOCe" allí con el somlbreTo en la


mano. Se mva"lucm. 10 santo y lo obsceno. y

la mezcla agrada á todos. El nazareno más en­

capuchado levanta el faldón de la careta pa("B


beber un chato. Gu.ando más (lO�ungi.dos es­

tán los eepeceedores viendo desfilar el paso


8$ EUGENIO NOEL

del Señor del Gran Poder. se oye estallar en el


aire esta saeta:

_Por la call" tIa Amargura


va nuestro pare jesús;
jque lágrim!l$ le caiban
por la divina [C!llud.

Se ríe y se llora; la suma es hacer algo, ma­

nifestar que se siente. que se vive, que se «co­

lean, Lo humano y lo dwino bailan en aquellos

cerebros danzas macabras. El señorito encuen­

ITa siempre sanción por esto. Se le excusa, se

le od¡a le discu�pa y se l'e da 1Ja1a. cuñeleda,


, se

todo á un tiempo. El gañán que trae una carta


de una tapedar hace al señorito un guiño de in-­

teligencia. Un an,d'illuz se cree capaz de rodc, y

por eso no le asombra nada, ni el c�nseguii!1lo.


En, las kebilaa más endemoniadas del Rif siem­
pre hay un an:daluz que hace allí lo que le da
la gana con la misma libertad que &ente á la

iglesia de Santa Ana. ó en el bamo de la Tri­


nidad, ó en las tapias de la Mezquita a-ljama.
No es que Jo tome todo á broma, ni mucho me­

nos: es que lleva en la sangre un Avicena, un

Séneca y un Averroes. A veces. los tres se

muerden dentro del pecho; entonces expectora


sangre y se eoha la culpa al sol. Ha creado esa
tierra á Paco de Lucena y á Isaac Albéniz; lo

que quiere decir que el} instinto puede llegar


nI arte y que e'¡ ajlma del �u,elb¡o puede hacerse
SEÑORITOS CHULOS .,

todavía más confusa de lo que es. E.I pueblo


andaluz se puede definir así: «Es pueblo que un

mejor es no definirlo.» Quien bUJSCa allí razones


�QPi:eza con el corazón y el que hu.smea senti­
mentalismos recoge refranes. El, que la tiene
tan malla. ha registrado el derecho á decir la
buenaventura. Su fortaleza ideal. y sin
es em­

bargo dobla con tanta Facilidad su espalda que


sólo es posible creer en su masculini'clad obser­
vando las hermosas mujeres que posee. Es y no

es. Su juicio, se refiera á lo que sea, no tiene zó­


calo y una copla suya da la vuelta á España.
Ese mismo señorito que es su parásito destruc­
ter es un hijo suyo. En otras regiones existen
esos arácnidos que chupan sangre y oro' y son
tan hipócritas que nadie habla de ellos porque
se presienten y no se ven. Estos se exhiben y á
fuerza de prodigarse se han hecho necesarios y
familiares. Quizá si un pensador de genio 'per­
siguiere á esta bestia con el rayo de su espíritu
el pu.eblo se pusiera de parte de la alimaña fe­
roz. Se ha acostumbrado á ama.rlo tod'o y tal
vez sea un pueblo miope. El exceeo de luz lo ha
hecho casi 'ciego; eso es ley. El señorito chulo
tiene sobre pueblo la superioridad de cono­
su

cerle. Sabe que puede hacer de él 10 que quie­


ra. siempre que lo haga en su nombre. Si se le

acosa os dice que Andalucía lo ha hecho así, y

desarma. Como los ladrones modernos. se die­


[raza genjalmente y compfica en S'U favor la
so EUCENIO NOEl.

honra de institución. La pasión le inmuniza


una.

contra el cepricho y el clima le sirve para in­


clerrmizar del daño. En un proceso céleltr.-e
contra una compreclora de niñas
que tenía su
oficina en el Perchel. \lIl señorito chulo decla­
ró esí:
-La niñn que me vendió era. una Andalu­
cía pequeñita.
Los jueces le absolvieron.
Decir Andalucía es decir absolución. Un ce­

nónigo de genio ébero podria hacer un urare­


do sobre los «Pecedcs and'a1uces11 que trajera
un Cisma á la 12Jlesia. El antjpepa esagcnés
LUlna ,c!'iscW1ció en Peñíscola una l'eligiÓin que
hubiaa die halber sidlo aceptada cembiedo el
genio mismo de Europa. Andal¡.¡cía guarda el
secreto .de roda ama nueva Moral, que es, san
duda. la. dell Sol. Se peca allí por poco y no
se perdona jamás no aprovechar la ocasión.
Hay algo en ella de visión del Coram, ::y no
podéis efirmer que las granadas no se abran
estallando como en el geen libro del Profeta
y 09 ofrezcam aspectos de las cosas que nunca

presentisteis. En Granada hay mujeres que


detendrían el paso de:1 autor del Eccleeiaerés
y le harían tachae en su obra versículos que
los siglos han tenido PO'l verdades eternas. En
Cérdcbe se entra en la Mezquita ccrccvedc
y trémulo, y á fuerza. d� admirar aquellas lí­
neas varoniles Ya. espina JorsaJ se .enlde'l1eza
S�ORITOS CHULOS
.,

y vigo.tD'ZIa. Un sevillano ganaría el ciedo con


sólo un
Padrenuestro, Santo
y un se condena­
ría si pesara en Sevilla dos horas.
Málaga es
un .dátil gigannesoo que una
palmera de Afri­
ca alllojó á nuestra costa. En Hoelva se bebe
un vino tan especial que ha inspirado á un
cantaor esta buleTÍa:
«En Huervll hay Unll. �brl\
que .i �n �b(a chenel ...
no vudvQ 111&. en la. vía
que io beb� bebía ea Hucrva .•

Alrn¡e¡r]a es una ciudad oersa que tiene un

ciOeilo fenicio y un adma ten diáFona, que es un

rnilegro sllll existencia. Jaén es la sacristía ?e


une, enorme catedral. y suceden allí á todas
horas las bellas cosas que ocurren en todas
las sacristías clcl Mundo. En Cá-cliz se ceeali­
za la energía más rrorteemericarsa, y se habla
de unyanqui que ente un «chatito con tapi­
tal) quería devolvemos las
Filipines. El exceso
<le fe1ic:idad hace allí tontos y crea la miseria
que 10'8 hace demesiedo listos. Ellos. que son
la imagen de la incontinencia, han discurrido
la más sobrie -de las ccrnides: el gazpacho.
Corno es pebre. ama los
dispendios y gusta de
ver cómo se areaaina un neo.
Este, por su par­
te, le ofrece esos espectáculos gratuitos con
una inusitada. feecueecie. Andalucía ha inven­
tado un géneec de cuiebre: la ruina por «mala
9' EUCENIO NOEL

cabeza». Le improvisan fortunas con negocios


que volverían loco á un agente extranjero, y
se descuidan asuntos que, explotados, darian
millonadas. Los belgas y los montañeses han
demostrado .adgo de lo que vamos diciendo.
Muchas bodegas han tenido que llamar á in­
gleses ó norteamericanos para no jraoaaar, En
minería OCUNen tristísimos y deplccebles su­

cesos. Se da el de que el andaluz se en­


caso

tregue entero M detalle y renuncie á la rnag­


nificencia de las grandes exp.loraciones. Em­
plea un gran balem.to
en lo nirrrio y es obtuso
ó lo parece ante lo grandioso. Sin dtuda tiene
de [a grandeza nm concepto piotcrescc y des­
deña lo mucho cuando no es luminoso. Los
que sin hacer nada por Andalucía, la ,defienden
por sistema nos dicen que el enclalue en el
Extranjero es capaz y hasta admirable. Así es;

pero con restricciones. Las felices excepciones


son bao pocas, que pueden determinar re­
no

gla. Cuando se analiza el espíritu de las Na­


cienes Ó de una región preciso con­
suya es

clensar mucho. y sería necio


juzgar un proble­
ma vasto por la excepción. Andalucía. es algo

parecido á un sol que al caer hubiera irradie­


do por la Península sus rayos de luz y de
fuego: sus chis¡pazos se sienten mucho antes

de llegar Él. ella, y su genio rpodercso ha exten­

elido tentáculos de luz sobre Castilla la inexo­


rable. Sólo ha;y en España una región más in-
SEÑORITOS CHULOS 93

eeresante que ella: Aragón. cuyo carácter rna­


cho es el Inés fierro y' completo de los tempe­
ramentos universelea, foco creador de smuen­

imperecederas. Castilla ha
tes dado al i\1undo
América y Aeagén Inglaterra,
El señorito chulo se escuda en Andalucía
para gerarrtir sus tonpezas, y se hace necesario
desenmascar su malicia. P-odía defenderse así:
-Vivo lugar de la donde todo
en un
tierra.
se permite. Yo me aprovecho, Y eso es lo
que hace die un modo admirable. Todas los
pensadores se han detenido ante este tipo sin
saber si od)an-le 6 d'efeTllcf:eIJ'Je. A veces, parece

verdugo: á veces, víctirna. Sus ¡pasiones neve­

leal atavismo y malded. Sus actos son groseros


y fatales. T rasplantacfu, se agosta pronto ó
se tranelorma por completo en un ser anodino.
En su tierra. este ser singulesr concrete lo malo

y lo bueno de ella, y sólo el hi'erro de }a re­


flexión cocde separar en su alma atra.bili-aria

lo justo de lo tonpe. Su mimetismo asombra.


Creemos haber dicho que se ada;pta sorpren­
denternente á las condiciones espirituales de la
tirerra que disf.ruta.. Copia lo que le rodea con
el ingenio de un insecto y es fácil c-onfundirle.
Una de sus simullaciones fevoritee es la del to­
rero. No sólo le ama. le envidia. Va mas allá

casi siempre en su aficiiÓn á los lidiadores: es


su amigo. Un señorito chulo amig-o de un dies­
tiro ó astro coletudo es, aunque no lo perezca.
1
94 ¡;UCI".NIO NOU.

d
algo excepcional. Fliéce, pera comprenderlo, en

que el odio del señorito el hijo del pueblo


es

� el torero es por excelencia fruto de pita, de


penca de chumbera, ele seto vivo. Lo que les
, una tiene que elemento formidable. Lo es;
Se!"

la e:mibición. Pero no la exhibición «Fashio,


l' nable» c}e.l señorito madrileño. que es tonta de
l' remate y bobalicona ¿'e SUJYO, sino un hijo
bravo die macho que participa de la errogan­
cia deJ vaquero y la destreza: pintoresca del li,
d'adbr, el pdcente deseo de saltar dd ceballo
y burlar al!. tQ!JlO. El diestro suele tener una
pa­
sión: la caza. Sin dUda cree que eso le acerca

á la. nolbleza. Se dice las


en
Teurcrrecoias que
Reina
un'a. estuvo á punto de hacer Conde á
Mcm� el torero. Nada tendría de particular
que estos bombres. más poderosos de lo que
siempre se ha creído. intrigaran para ello. El
torero es unhombre que escala á zancadas.
con las botas de veinte leguas de los cuentos,
laG norrnae -supenorea de la sociedad. Así, mien­
tras el torero busca la altura, el señorito chu­
lo desciende hasta el torero. Esto, en vez de
i alejarlos cada vez más al del otro, les acer­
uno

ca más cede vez y les contamina. Los diestros


del día no son ya Jos machos de antes, de tra­

to seco y movimientos deslabazados: genero­


sos hasta 1" prodigalidad; caritativos á su ma­
I nera, ruda corno sus modales. franca oomo
su genio popular. Hoy copian al señoriito. son
.5EÑORITOS CHULOS 95

figurines de cceeiic y corte, matarifes de cuero


po abajo y acera de las Calatravas de cuer­
pe -aonUlba. Aunque, en épcce de transición, en
estado de libélula, ya se cliseñem en ellos el
futuro cacique, el ricacho engreído, el seña
rito soberbio de! mañana.
He aquí un cuadro, trazado en la haJbita­
ción d'dl mejor Hotel de BaTC,leJona por SUB

personajes !Y en nuestro tiempo.


Los interlocutores eran un Duque nde tro­

níou, Senador, un torero celebérrimo y un


un

picador de Lagartijo, viejo ,IJ,diadbr, inexorable


en eso de ser torero y nada más que torero.
Un automóvil de 106 más poderosos. y de más
lujosa cezrccerría ,dejó al «estro», al Duque y
al Senador. que hacía dle chauffeur, en el
Hotel. Ya en la [habitación, estilo Imperio y
demás, donde con gran disguste les esperebe

el viejo varilarguero, el Duque se apresuró á

quitar el gabán de pieles al héroe del Circo,


tarea en que hizo de usutrn:iJler de corpa». Ó
.

cosa así, ell saJaidísimo Senador.


-c-Gresias. Duque: grasias. Senaor-c-dijo el
bestiario.
-Honradísir.no-argumentó el Duque.
-A ti-añadió el Senador-. á ti. niño. que
me .proporcionas ocasión de serte útil.
En esto se acercó el anciano lidiador. que.
colocándose las manos en las caderas. bien
marcadas todavía, le echó una mirada ude na-
96 EUGENIO NOf.L

vaja frían, y le «espeté» esta frasecita con un


retintín de reproche:

-Siempre que te veo asina, chi,qui¡yo,


mecuendo die Rafaé ... Zi te viera así er «maes­
tro de tÓOS)), vestía de
dlirse, te iba á ganá má
guantás secas que un seboyino der pelotón de
lo torpes.
-Lo tiempos, piceor-ccbieté el beluario,
quitándose los guantes de nn:a piel de Suecia
-y la poqu�iYa lacha que ya os va qute..lnd:)
oí tóos los torero der d.la�uñó 'el cada
v-eje,
vez más disg-ustélrdb. y añadió:
-Mire esté, señor Duque, que é cosa de
vélo pá creelc¡ el agüello má año
con
e.nsi,n1�
que la Giralda vestía de corto, mercéo. corno
Dios manda, y serna cerno uno de pecho, lY er
niño ese que lo aoaban de quitá er biberón
talmente como la t�'Pa é una caja é pasas.

-¿Gruñendo? -c:bjo el Duque


..
Estamos ...
-

en pleno siglo xx. oícecr. y el mundo mar­


cha, y hay que caminar con él. Los toreros
de hoy, cuando han llegado donde tu sobrino.
no deben vestir como tú.

-tE que vestir de este móo no é de lo hom­


bre ?-...opreguntó el picaor.
-De hombre y muy hombre. cierto. Pero
hay en la vida social moderna algo que vale
más que ser hombre, y es no parecerlo h-asta
que se presente la ocasión.
SEÑORO'OS CHULOS 97

-y el entretanto que ze presenta eza zeño-


-

ea ...
(. Q' ue cono ze es ) ....
¿ NI·')
uje ...

-Gudada'llo, perfecto ciudadano


un No te ...

enfia,des, 101t'0 viejo Hay que vestir á [a


...
«der­
niére» El tralje impecable, el cauto». los guari;
...

tes die piel, el gal'bán de mada.... nada. de fan­

tasía charra. Ezo ... es flamenco ...• de W1 gusto


dudoso, un «poquiyc guasa», loro feo ...

-De móo, zeñcr Duque, que el ir isiendo


por ahí lo que ze trae uno drento é feo ¿que ...•

é eslabono el enseñé lo que la Netwalese lo ha


d!áo acá � ...

-En ti, no-inteTIUm;pió el Senador-e: en ti


está bien. Pero considere que el señorr Duque,

¡yo, que soy padre de la. Peteia, y los d:em,ág


que estamos «chaléos perdíce» por sobrino, tu

tenemos que alremar A cada clase social lo


...

suyo. Hay que capitules- con la aristocracia, la


«crérne».
-
y Ra�aé---.,gritó exaltadísimo el viejo-c-, ¿no'
ze
pringalba, de eze, crema hasta jertas-se de ella,
que ze chupaiba lo déo y tóo? ..
Reye .. Gran­
dese, Obispo
... ... er Paoa..; Dió y su zanta

ruare. la Consolasión de Utrera, dende la Prin­


&esa artiva á la ..

-
...
que pesca en rum barca ...
-c-interrurrrpió
el Duque riendo,
-Zi, zeñó; hata eza niña ...
, y en jamá vistió
de bombón de confitería, porque dlesía Raf.aé,
que era la pus-a sim¡patía sin hoja. que un te­

,
98 EUCENIO NOEL

rero ebe vestí de mataó, y er sapatero, de se­

robe, y er zefió verdugo, de ecuchilleor ...


, y
el! raboso, de poyo beque
zeñorito Pero Ra­ ...

faé era Rafaé, y er niño de acá é un fardo em­


paquetáo.. Güenoj que no y que no; mientra
un zervidor no la diñe irá er niño como le
sarga de &rento ir; pero que zepa er niño que
un mataor serráo ebe veeaí de mataor [asta
en la cama ... y na ita más, que ze me zube la
nube á lo ojos.
-Güeno va-dijo el torero idolatrado-. ¿ Y
que no eabe ha'blá eze conejo viejo �... Vámo
á ve. asaúre., ¿ tú que quiereec.. Que enzeñe
er jopo pá eeoé que dá qUIC desí y ze vaya tóo
Di:09 etrá ,de mí.. al oJ'ó ...

Lo que al le agrad'a. el señorito


torero no

chulo 'Pretend!e alcanzarlo. El torrero caza; él,


torea. No es suficiente homenaje acompañarle,

prestanlo su automóvil si el torero no lo tiene.


elabaese d'e su amistad" ante todos y aefendeorle
en los Casinos: hay que imitarle, donde sea,

en la Plaza misma. en el herradero, con utre­

ños y hasta añojos si no hay otra


con cosa.

El caso es figurar. exhibirse. Así como al tore­

ro en aprendizaje le importa que el ganado


no

sea de desecho de tienta y Ce:J!IlaOO, al señorito

chulo no le pone en ridicolo torear becerros


mamones, ó horras, q toriondas, ó de­
vacas

monios colorados. Quiere demostrar coraje.


capacidad pera despojarse del sentido común

l
SEÑORITOS CHULOS 99

en momento dado, sentir aplausos y


un
que le
digan estas palabras salerosas y refrigerantes:
� «Llevas, sin saberlo, un torero clentrou: emba­
razo que lo enloquece de
elegrfa, lo pone fue­
Hl de sí, y no pocas veces lo jprecipita al cul­
tivo seno de su afición, que, por ellgo rnuy
digno de notarse, no cUilJjiIJ casi siempre. El
señorito chulo está condena.do al suplicio de
séliber torear y no poder torear, lo que le sume

en las discusiones eternas de los Casinos, en

cuyos salones, y ante un


compañero que se

presta ó una paciente silla, él sienta cátedra y

compare le actual con el toreo primitivo del


«Pamplonés». «Ma.rti.nc,hoJJ ó «Bellón, el Afri­
cano». A el se deben la invención de los tre­

nes especiales, los ralbonos, los reglamentos, el


encarecimiento de fiesta, la más costosa
esa

del Mundo !Y la que mejor contribuye al actor,


pues ya escampa desde que. en 1785. ]oseph

Delgado percibiera tres cnzes de oro po:r lidiar


mañana y tarde cuatreños eurénríccs. sin á'l1lli­
ca ni gaitas. El ha contribuido, más que acon­

tecimieorc alguno ni residuo histórico, á la in­


concebible pasión, vicio que es trasunto del
ruego que arde en sus deseos, creando el tipo
de descontentadizo, que ha llevado el diestro
hasta el fenómeno y el toreo hasta el crimen.
El organiza becerradas y lidias semi serias en
honor de una Patron:a. en la que no cree; de
una Institución, á la que él arroja por otro lado
100 tUGENIO NOEL

el fruto de sus vicios, ó la conseCUiencia de sus

rapiñas, cuidando siempre de ccnculcee los priu­


ci,pios y ¡pasarse y pasarse bajo sus calzones de
baqueta las ideas fundamentales, violando, por
ansia de divertirse, tedio respeto. Si es preciso
llevar á las gradas los niños as¡Ia:d6s
y las mon­

jas, los llevará allí, como en Zaragoza; si gusta,


ocupará todo un tendido con los niños explora­
dores. que tienen por fundamento y m:isió� el
emor á los animales y otros amores, esas
que
fiestas sMv,ajes destroz.Eln, como en Córdoba.
¿ Qué le irnporra á él sino su, lucimiento, una

as-istóorata la. Presidencia que lo tire una flor


en

roja y la buena noche que siempre sigue á las


fiestas 'en que se armiesga la vida para tomar el
,dresqtUte .dlel miedo que se ha pasado?
El becerrillo acribillado en las farsas tacninaa

por los señoritos chuloses un símbolo. Así tie­

nen ellos Andalucía. Y así tienen ellos el alma.


Su cara en esas fotografías 'que antes de sus

mojigangas ee hacen
el patio de caballos
en

dice su ansia. Quiel'en ser hombres públicos,


domar la 'esquivez de la fama, como consiguen
la honra de una cortijera ó segadora, ser con­

siderados como toreros nada más que un mo­

mento paor.a terciarse al cuerpecito


sandunguero
la capa de
,brega y marchar á la Plaza en el
coche, eegoedo de miradas asesinas, y enseñar
los calcetines hasta las rodillas para producir
desmayos voluptuosos en los trenseuntes. MaT-
SEÑORITOS CHULOS 101

tirizar: siempre hacer daño. Prccuser á su alma


emociones falsas; pero emociones al celbo. An­
dalucía ofrece sensaciones hondas, como las
zaorzamoras; cogerlas cueste sangre casi siem­
pre; pero el cintar del pueblo nos ha dicho que
así la mora sabe mejor.
Bibi tenía que llegar pronto á una becerrada.
y se metió en el automóvil vestido de medio
torero. En el camino sintió sed; detuvo el co­
che á la puerta de un ventorro IY bebió en una
de aquellas ballas de cordoncillo que en su al­
OOil'!"aCeTO limpísimo serenan y refrescan el agua.
Partió á une velocided iocreíble: los mudos se

espenbaloan, arrojando sus cargas. que á veces

eran criaeuras: las mulas, resabíedee. volcaban


en las cunetas los carros: la sirena rugía espan­
tosamente. asustando más que avisando del pe­
ligro; el polvo levantaba sus nubes de muerte.
en las que Tissandier encontrara dos millones
de microorganismos Pero aquello era
por grano.
vivir: polvo. muerte. sustos. velocidad. y todo
por [legar á tiempo de asesinar á un becerro
bajo un diluvio de luz.
-Bibi .... te has podido matar; venías corree

un bó'lid"<>--i!e dijeran.
-Pero ¡he venido----contestó sencillamente
Bibi.
102 EUGENIO NOEl.

SOL Y SOMBRA.

La palabra «sangre» tiene en Andalucía la in­


fluencia mágica. que en Alemania la
palabra
«hierro». Allí es el ((zukunftJl-Io fu'tuTo-;
aquí
es lo pasado, el uananke» griego. En muchos
lugares de la tierra del so] los hombres se matan
como perros si alguno dice la menor inconve­
niencia de la maca-e ele otro; entre los niños su­
cede lo propio y con más ratbia que en los ma­
yoree. Desde muy pequeños esa peclabra «san­

gre», que es verbo de vida, toma. en su espíritu


el sinónimo de muerte. La eebídude popular ha
tratado este asunto con su maestría acostum­
brada y revela en sus coplas y ren-.anes todo ese

daltonismo inmenso que cadecen los andalu­


ces. No sólo les excita el rojo, como á sus toros,
sino que lo ven todo rojo. Es curioso
que el
sol, que es un astro amarillo, cure la influencia
roja y que ésta sea incontrastable
en la tierra

del sol. El rojo. cientflic.amente considerado, es


la suma máxima de calar perceptible; descom,
'poniendo la luz con un prisma de sal gemma,
Seebeck ha demostrado éso. No es, por tan­

to, extraño que la imaginación andaluza, árbol


de nervios, se excite con el rojo de la .sangre y

hasta con la sola palabra. Mas si Heeochell lijó
en la faja obscura
en que termina el ceder rejo

la mayor centidad del calor del espectro, ¿mo


SEÑORITOS CHULOS 103

sería posible generalizar esa ley ®l espíritu dJe la


raza iY halla" en el deseo instintivo de sangre,

faja obscura de su alma, la clave de su, ca­

rácter?",
Unid' las guijas ó las migajas aquí y allá es­
parcidas, y tend!.éis la gama reveladora el cul­ .. "

to á la !pena, la tristeza d'iluída en todos los

sentimientos, la pasión como bese de todo acto,

la. ceguera todo lo que no es pasión, el


ante

amor á la luz, el miedo á la muerte, que es lo

al silencio, que es negación; las notas


negro, y
breves, pero die errervadore melanc-olía. que es

la esencia die su música .. .: todo eso y 10 demás


dan el rojo, la sangre. Un hombre paciente y,

desde luego, cullto, encontraría esa palabr.a, re­

petida en el lenguaje andaluz medio, como se­

senta es á ciento. Ella ha engendrado el hom­

bre-tipo. que deja hacer. como sus tOTOS, mien­


tras n� ve el rojo ó no le excitan; � como su

destino es una agonía perpetua, una excitación


eterna, ese hombre-t:i¡po ha producido junte á la

felici'<lW más aguda, la miseria más desgamrado­


ra, ,partici,pando die las dos á cualquiera que
se incline.
Bibí ameba. T ardió en amar, porque madru­
á saltar el cercado ajeno gozó antes lo
gó y

Esto le produjo desilusión hastío,


'Prohibido. y

cierta desesperanza de que cuando le amaran no

pudiera sentirlo ó siquiera comprenderlo. Feliz­


mente para él. mienbras su pedse le preparaiba
I 04 EUCEN!O NOEL

un matrimonio wpor todo lo eltc», de rumbo,


con una gentil muchacha die aqueljas que in­
ventaron el famoso «pelar la pava», dice según
tLuis Montoto (1), Bib¡
enamorraba «perdi-.
se

dementen en un co.lmado de la hija de una an­


daluza «'de cuidao)). flor, pimienta y clavo de
la raza .andaduza. Le gustó la ,madre, zascarrdi­
leó en torno de la colmena y se posó en [a miel
de la hija, que no era Ihiblea ni siquiera de A:I­
carria.
Los ¡parrroquia.nos &el calmado .la tenían mie­
do por pa'l"t:irda doble. La madre, imporria: la

hija, asustaba. CUilInd'o sucedía alguna de eses


cosas agmd,a,bles que suceden en los 00,1.
tan

rnados, ]la hija llamaba á la rnaclre, y las dos


se bastaban centra un
regirrrieeito. A SUbi le en­
CillIltó la sangre ,de la Ge.orom,a y el
desparpa­
jo de su señora madlre, á quien los clientes lla­
maban «señé Cajal», porque, según ellos. la tal
señora 1-0 eebfa todo,
y el único que iha pero
diend'o en la comparación era el venerable des.

cubeidor de la neurona. De Ceroma solían decir:


-Si Andalucía quisiera ven.dé á Tng:latcJIra esa
roña nos daba tóos sus acorasaos á cambio.
El día qU!e la conoció, Bib¡ estuvo á
«punto
d'e caramelo». Se la. presentó Ricarclito,
que era

una especialidad en encontrar mujeres «d'e ver­

dad')) con circunstancias y ((ángel)).

(1) Famoso folk.lorillo endaluz,


sEÑORITOS CHULOS 105

--Si esa fuera hombre-le decía Ricardito-c­


lo ponía tó más cierecho que una vela. Aquí se
jase 1'0 que manda ella; dentro, ídem, y arribe,
que hay juego, íd'em die ídem. Y boca abajo er

verbo.
-,Es castiza eh?
...

-t Quieres verlo?
-Si no ha.y peligro ...

-Zegún de zegún. Hay días que la da por


mordé. Tié roas. Ahorita verás Oye. Erorna ..

Este cebeverc que no te conose .

La descripción de la Cercene ocuparla Un

libro. Arturo Reyes se hubiere quedla.db perple­


jo ente esta matrona, mujer «de una vea», con

toda Andalucía en cada una de las partes de


su cueepo, como decía Santo Tomás que estaba
el alma en nosotros.

-Tengo el honor de ---aventu1'Ó Bibi.


...

-Güeno-lnterrumpió e11a-; alivien, que hay


que jaser drento. y !I10 está una pa ve visiones.
-Es que quería conocerte, mujer-la dijo
Ricaedito.
-M'alegro de verlo güeno ... : estará osté
casao.

-SotV soltero.
-Pue pa mí que tié osté cate de lo -otro.

-Prenda ... (lE! buey su,elto bien se lame».


-De eso tié osté cera ... Cüeno. ¿Qué epe-
tese er cuerpo?
-¡ Eh, Bíbí! ¿ Qué tre paeee?
106 EUGENIO NOfL

-Me paese que m '1(1 llameo güey ...

-Dise la cosa esta criatura que hay que dala


la grasias pedirla la repetisión-exclamó rien­
y

do Ricardito.
Aquel mismo dia tuvo lugar una escena
gra­
oiosfsima, que fué la puntilla para el celibato
de Bibi, y le b"astornó el juicio. Al tiró
pagar,
Bibi un duro sdbre la mesa, con ese
gesto único
é indescriptible con que les señoritos chulos
tiMn el dinero robre las mesas. La Geroma le
cogió con d'isplicenclra, y en el peso ó lo que
fUeTa dieJbi.ó conocer
aqueJ duro tenía,
que algo,
porque 10 miró y se le entregó. diciendo:
-Eze duro é re¡publicano ...

-( Que es republicano?
-Zí, uñar: monárquico no es .. ; lea aquí. ZI

zabe ...

y la CeToma,. le señalaba ,la


"inscripción del
exergo.
-Por la graaacia de Di�eletreó asom­

brado Bíbí.
-Pue mardjta la gracia que m'ace á mí eze

A!lfonsito. Apoquine otro, y el accidente queda


afll'eglao que ni con liga. ¡Y que no ha;v duro
falsos por tos laos1 ...
Como que zegÚn díse un
zanahoria de periodista que viene equí los jase
er mismo Gobierno.
-Eze duro, Erorna, 'é ma güeno que mi rnare.
Eeorna.
á osté á esa cara que tiene que paese una
sescercs CHULO.s 101

a!mondiguilla; á ver otro, zi no quié ve osté


er fin del mundo.
,
-Eze duro es güeno-rugió Bibi.
-Eze monarca no cuela; zi lo zambulle osté
en runa caja é resorte se lo escupe la máq'unna
á oseé, á esa cara que tiene que paese una

noche ar sereno.

-Eze duro es güeno-repitió Bibi. cada vez

más amoscado.
La gente acudió, Y. enterándose con muestras
de importarles mucho la cuestión. gjn que nadie
les pi¡di'eTa opiniones m nadie les desautorizara
tampoco, cogieron el d'uil'o y se Jo fuer-on pa�

sando une á Otro.

-E sevillano: pero é bueno-sentenció un se­

villano .

......si é sevillano '110 pué ser bueno---añadiá


un cordobés.
-De plata es; pero tiene hoja---;elijo otro.

-A ver ... ; pué pasar ...


; que hubiere muchos. .

Bibi. irritado. exclamó una. vez más:


-Eze duro é ma güeno que er ((Gallo)).
Geroma se impacientaba. y su cara bell-íSiÍma
iba tomando el aspecto de un cielo azul que
desaparece bajo negra nube de truenos. Un
«roeleee» sacó un duro eJe su bcdeillc. tomó el
otro. los comparó y dijo así:
-Er canto no es lo mismo.
-Güél'valo osté-Ie dijo otro crítico--. ni la
fecha ..
; fíjese osté en er lI'.a!biyo der número.
lOS EUGENIO NOEL

-Er tupé dlel Rey é mucho


tupé, ..
, y está
dlesri�iy().
-Ese duro é un zeñor duro aquí en
y el"

ciello--d'ijo Bibi.
El mancebo del rnoetredcr, tenía
que una
cara como para darlo una paliza y un tupé
«desrizaiyo», se acercó;
-Sean tan bondadosos ...

Le dieron el duro y pareció examinaeio.


-Háganme lo zefiore de dejame Iliem;po pa
jasé juicio ...

-tE que no lo tiene ya hech-o, criatura�­


pl1eg:tJntó Gea-om'S.
-No se zebe osté en mí, Erorna, ro 'asa­
que
ro Este duriyo, zefionito, son einco
...

pesetas
enteramente y definiii.vamente farsas ...

-Lo ve er niño; hata este sarasa lo dlise.


-?l8ll'ece mentira l.a moneda falsa. que se fa-
brica en España.
-Acá es tóo más mrso que er mengue de
Carenona.
-Eze duro é bueno-e-repitió por centésima
vez Bibi, que á medida que más lo examinaban
menos sabía si era bueno ó malo.
-Es gevillano, hecho en
Cartagena, en casa.

del- ·coio.
-¿Pero no lo recogieron tóoa)
-Zí¡ lo eecogié er tío. der Banco; lo hicieron
un taladro y gorvieron á jaser más.
SEÑORITOS CHULOS 109

-Güeno: pué si eze duro no é .giieno, que


Un zervidor no tira de otro.
-Me está esté enritauclo, niño, y osté n!j1
conose á Eroma.
Una cara carcelaria se destacó del grupo, y

dijo silabeandc:
-Ezto a'ecabec. oabao y cabao: éjame, Ero­
ma, en mi terreno,

_¿ E esté un chulo de pago?


-Yo zoy lLo entiende et poyo? Y que
yo.
..

no Z9Y yo ma que el heemenitc de la «sefiá


Cajabl, <Y zi esa fiera zale, má le valía no haber
nasido, rsiño.
-Eze duro é güeno, güeno y güeno.
-Pué na más Lo hombre ...
zon hombre. y lo
hombre disen la cosa cara
se á cara. Eae duro.

fuera ma güeno que er Gristo der Ga�


aunque
n.otillo. no entra en er cajón. Y ham toceo re­
treta, que en este esta1blecimiento en jamás za

oído un escán:daJlo 2<010.


En <aquel instante hirtórico Bibi pudo conocer

á la «sefiá Ceial». cuya voluminosa y repijole­


ra masa apareció en el mostrador. Se oyó su

voz tenebrosa que decía:


-cOzsedes. zeñores mios, han tornee esto por

un hernaero.
Rieerdito dijo en el oído á Bibi:
-Da otro duro. que nos la hemos cargao.

-c-Oye, Erome-c-pregcntó la c($eñá CajailJ-;


echa por eza boca ...
(. Cá pasáo?
110 EUGENIO NOEl..

-Que este monoZaibio ha querío colar un duro


farzo, y ahorita diee que él no apoquina otro ...
;
ya ve tú ...
que no zuerte otro er ladron.
Oídas estas palabras fulminantes, la señá
Cajal salió de su trinchem con una solemnidad
de vieta-ceuea, y no dijo más
que ésto, que fué
decir algo:
-Güeno; tú, Ercme. adt;ento. Tú, hermani­
yo, <amento. Y tóos cetedee al alivio, zeñores.
No d�jan los grupos ante un sargentazo
de Je Guardia civil con más soleta
y prisa. Sólo
uno quedó en «.estadlo de ceearto»
observando
aquel «cache» de señorra que d'ebía conocer
por laceírnera.
vez

-¿Está ceié consumiendo argo, caJs.tizo?-!e


preguntó la eeñé Caja].
-Sr tiempo, señera: má castizo en España
que er
tiempo ...
-contestó.
-Pue aquí zebra un piojo, y é esté, niño.
-Ezo de piojo, zefiora á poco.
poquiyo .

-He acebeo de desí que está esté en esta


casa más de más que la
solitaria, y ...
de chipén
de Lerendí.
De mano de santo. Bibi que'd'ó ante la señá
Caja].
-c-Oye. Erorna-preguntó sin volver la cara al
mostrador-, ¿c'uánto parné ha;y que cobrá á
estacafcomanía p
Cerome contestó de un tirón:
-Dos copitas de Anís Belmonte, 'U1Ia roaqm,
SEÑORITOS CHULOS 111

ta Gallito 'Y des ohatitos é manzaniya- der


Gallo; cuatro pesetas vaticÚ.
-Apoquinando, niño-e-dije sencilla y llana­
mente la señá Caja!'
Cómo lo diña, que Bibi sacó otro duro y lo
alargó tembloroso, casi con lágrimas en los
ojos, T omólo aquella Belcne. lo hizo saltar
sobre el mármol diez ó doce veces, hasta que

ruó en el techo, y. contando la vuelta, le dió


el duro Ielso la oal­
este consejo, con y con

derille.

_¿ y osté es el der d'uro farzo?. Métase


eso en la boca. que tiene esté care de ,botón de
hueso mal á si lo sale la ba­
preTlldio, ve pe

eriga una sOI"presa... Zi hubiera ernpezao po


esto, zabía ahornao er mangue tóo er miedo que
ha estao pasando.
De esta manera Bib¡ conoció á su amor y á

la m-a:dre' de su amor. F ué muchas veces. Se

acostumbró. Descubrió poco á poco los mil y


un encantos de Ceroma y ... se «emperró+ tan

ciegamente. que no salía del colmado.


-PeTO oye, Esome-e-le cfucía extácico--, esa

caderas son de veril ad.


-S' an Ihinchao-contesta·ba aquella Laura
ideal.
Otras veces ocurría esto:

-{Qué va á tomá, permeso?


vino del hormi¡-uillo luz
de
...

-Dame ese
112
EUCENIO NOEL

de mis QJO. de ese vinillo que lo quema á


uno la sangre ...

--Como vino=decía
ella-, é güeno, de lo
que beben lo ángele; dez'engáseñe, niño,
pe:ro
pa que ja,nd'a la sangre lo
mejó é tenerla.
-

Tié rasón .la niña-añadió


el hermano de
la señá
Ceiel-c-. Pa tené la sangre cita
de incendios hao/ aseglllrá
que nesé en condisiones ...

Pero é un vinillo eze del


honniguillo que en
cuantito se I:rlajeJa y cae en la hucha der cuer­
po lo
escarabajean á
uno unas ganas de pe'dir
cabB.o/Os que ze
quea. solo.
Ci,erzta vez ocunrió esta escena mem,oJiaJble.
Solía acudir al colmaJdo un
ganad'ero, hom,
bre barlhián si los
hay, d� aspecto impoo.enrt:e.
con. dos patillas que metían
miedo. Una noche
alguien, que ya lo héllbfa hecho á ma.nsa.lva
al­
gunas veces, quiso escacerse sin pagar la con­
surnacién; pero la señá Cajal le
sorprendió.
...

y slll fué 10 de
Rcnceevelles.
-Dsté no se va sin un recuerdo ...

y atbrió una
navaja cuyo solo aspecto pro­
d/ucía la muerte fulminamte.
El pobre andaluz
corría de mesa en mesa
gritando:
-lagan el fa.vó, zeñores ...
jMS'l'dit.a sea la ... 1
No ven
que me va á sangrar ..

-Trae aquí, rnare---gruñía Ceroma, force"


ieassdo quitanle el anme-c-,
por
trae pacá. que
eze
g;ranuja la díña hoy.
sEAORITO� CHtJLOI 113

E.I ganadlero, que vió aquello, Be metió por

medio 'Y acabó la cuestión con una de esas

frases que en Andalucía «remeten» un conñic­

te amenazador.

-Una mujé como la señá Cajal no se pierde


por una rana.

-A esté le debe la vida ese chate-e-dijo la

valentísima mujer, cerrando en las cachas la

hoja fulminante-; esté es en esta casa el amo.

si no ese niño é la vela echaba aquí el mon­

respiré á una
dongo ...
Aquí, que nunca ze oye

mona.

-Calma. señá Caja\... ¡Y que no tié osté

la Si [uéramos los hombres


roja sangre!...
como osté ...

-En España, gartaero. no hay hombre. y

usía perdone. SI último fué nu maTÍo, y lo

Aluego dise la Prensa que tóo va


CR­
maté yo.
beseando : pero ¡si los hombrea de España
...

no valen pa ná l. ..

Un mozalbete gruñía en un rincón:

¡Ayaaaayyyl. ..

y ¡ugandito. di!o, bilibito,


Marianita eltá jugando:
aun ne ha nallo Mariana

y ya eltá qUI: desie dando,


dando, dando, dende ...

en aOI pech.os tan monos

eearrabande
yo meteré
...

,
Jl4 EUGENIO NOEL

-Ahí tié osté ese niño é las bulerías... un

republicano ... : pero, zeñó ganae:ro, [no se lo


comerá la vergüensal.. La eevolusión, van á
traé la revolusión.. en automovi. ¡Y con la
farta jase!
que

-GÜeno. éjate de comadreos, niña-inte­


rrumpió su hennano--, que un zervidor es re­

pulblicano de Pi, y no puedo escuché eso ...

-Pue como cze zeñó no la traiga, Jo que es

vozotroe ...

I�a misma voz de antes seguía cantando:

cVcrdugo verdugo... .••


ugo,

larlln. ln,áll, I�rán ran, ...

me está •• neandito er jugo

porque ie lo paga"';n.

que en el mundo tó lié pngo

'1 uno. vienen y otros van ... »

-iLos hombre! Z'an acabao ya. Usía aún ..

que der tiempo del «T errrpranillo» y el «Ma,


es

Jos pelos» , osté disimule ; pero la veedé es


... ...

más verdá que Dios. ¿Ver.d'á que aquellos hom­


bre eran hombre de veTdá? Con un cabayo y
runa escopeta, cuarquiera ze acercaba á ellos. Y
con unas patiya en la cara que daba groria
vélos.
-Como las mías..
-Zi oeté tuviera cuarenta años menos ... esté
era el hombre. Asina debían ser los hombres, y

no con la cas-a pel'á y desollé, que paesen


SEÑORITOS CHULOS 115

pollos resién nasíos. Eche osté finura .. _ Pa


finura la de mil maría, que 10 yamó el Rey
Arfonso XII á su palco pa decilc que era to

un hombre. y lo contestó que asina como ma­

taba él toros lo arreaba una guantá al más

pintao ...

-Habría que vé la cara que puziera Su Ma­


jestad ...

-( Que qué CMa puso?... Aquella cara que

tenía heredé de lsebelona la d'eSllen-guá pa co­


mésela viva, y con dos patiya que ni lo ánge­
les .. "
que zi yo no zoy probe de naaimiento
no estoy amareá á mi hombre. vamo, que le
y

doy aohare á la mismísima zeñá Mercedes, que

en paz ,descanse.
-Yeso con lo 'l'Clpulblicana que es esté.
la Macarena la Soleá
_¿ Qué tié que ver con

é Cádlz? ... A mí me gustaba más que Dios.

Aquello era tena simpatía y ánge y diquelar


en qué tierea vivía y tomarse con jueruto
Bre­

vas en la Caleta é Málaga unas moragas Y


za­

Cénovee del' Castillo un boJeJo


pareerse con

que ni la Pepita ...

-MaTe mare---inte'l1l'UlTIpi6 Geeome->. mare­


...

ciea. que hay cosa que no se puén desí ni á la


teta ePa pecho. También es osté más desahogá
.
,
una casa e vecmoa.
que
-Yo digo lo que me sale de drento. y á oallá

tocan. que si te toco yo hate cuenta que r'an to­

cao la Marsellesa los alabardero,


116 EUGENIO NOEL

-Será si la hija de su mare la quié airo


-Ya escernpe-cmurmueé Bibi.
-Vamo, Eroma-----d.ijo el ganadero-; una
mere é siempre una mare, niña. Yuna hija é

en tóos los láos una hija, señora.


-Y un pedeso de baldosín usao, ¿qué es}
A esa cfesvergonzá puedo yo decirla lo que me

sarga der moño, que pé eso m' a costáo más


b'albajito en criarla que enseñá á un grillo el
himno é Riego.
-1 Mate ...
maee, que se me está subiendo
viento
.1
er y yo no soy ¡yo! ...

-Der zapatazo que


�a que es
.. "
te voy

tu madre
arreá
..
...

I
-Y porque sea mi mere me voy á achantar.
No fartaba rná. A mí no me sopapea ni mi 1I
mareo Tengo er cuerpo más ebcyac que la va­

eía é un barbero de tanto sufriela.


-Ejármela. que me la voy á carné los híga­
do ...
ejármela .... mala entraña, que el erre día
me sartó una muela é tanto morderla la nuez.

-Pero, Ercme, eve osté á tirar esa


botella
á su mate?

--( Se pué saber. 50 tío Litri, quién 10 ha dáo


er cirio?
-(Qué cmo}-preguntó Bihi.
-El que está osté metiendo en este entierro.
-No creía ...

-PuIé que no fartaba más que se metiera en

el ajo un cara é berengene como oeté.

.
ssscerrce CHULOS 111

-c-Eielo, niña, que es dlel Ül1den-gritó La


eeñé Cajal.
-¡También ella!
-E que lo han c.ontratáo pa 'Ruitá sabe-
ñones.

-Eiroma, que yo no quito sabañones ...

-Haga er obsequio de com'Primirrse-dijo la


eeñé Cajal.
-�Yo? ..

-Osté hará lo que yo mande.


-e-Según.
-Osté va á ieeer gárgaras, y aquí z'acabáo
el lío.
-Me está oste hirviendo la sangre con eea

cara.. A mí no se me mira asina, si quié salí


de aquí en do pies.
-De móo que ensima de ...

-Ensima y debajo se las está pirando osté.


-Pero, �pOT qué, señora�
lo pide estómago. Y amen
-Porque mos er

de fraire.
el ganadero--, que Bibi
-Señá Gajal--dijo
lo que quena ...

-Usía métase la lengua onde ze la metió

San Bruno y no ampare jamelgos.


-Zeñora. que yo no soy jamelgo.

-Chitoncito, arza á la calle vía libre,


y
...

niño.
Otro ganeero: ty estos
-Ejármelo á mí...
niñas se llaman aIuego hombre? ¡Puach!. ..
J lB EUCtNIO NOEL

Vamo amento, hija mía. El piri y guasa viva


!Y mucho de presunsión y jeeer lazos con la

esparda ...

A pesar de este incidente Bibi logró aman­


sar á la madre y hacer de Ceroma su queri­
da. Hijos naturales. Boda de conveniencia y
cien automóviles en ella. La querida y la mu­

jer tomando cacLa. una de su corazón 10 que


podían. Hijos legales. Esclavitud de la espesa.
pos-que estos calavecaa que han tantas veces

saltado el cercado ajeno hacen justicia en


se

el matrimonio, siendo víctimas de su miedo,


que en ta.hes almas sustitutv.e con ventaja al
martirio de los celos. Caciquismo. Usure: Pee­
merura vejez. Enseñanza á sus biice exacta­
mente igual á la que ellos recibieren. Algún
hijo muerto en vida, recuerdo de saturnales
que el mercurio no borra del todo. El sol de
Andalucía, su cielo. su alma inmensa llena de
gracia, cubriendo impasible todo eso.
LOS FENOMENOS
-

s., ;'¡¡IIió ..._ ..te , di6 un 1"""


natwlll 'Iue hizo <1". 50 ",e ..na",,, Iu
lIiariblA>. En,aotcll fu6 ".,.,..la el ",,1 ..
de.uvo en.U d .. """",. y .. le CIl)'Q la
bobo, lYayo.i .. le <:Ill'61 Como <¡ue
alOa 1116. a,aodc no ""bln ruto d.tde

<lue alumb,a.! ",uodo. Seño, ... Ay.,


""",'6 , hO(Qi.du ",1,,,, la mi!mlJi"",
1"". y d..,d •• W. im�.ido. dáñeo.
heltnico .brió d,..IR de _'o Lo.
",ulu.ud .,.loc¡ueci6 de .. ".wia.mo. A
_. fa ..... uI .., 'IrIn , pO"'" ta. <rlcI;u

de Io. Monicomioo pO' Iu nube<.

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.,,,ni",, 1"",lno "uo ocu.o<rho "" un
,ran dlarlo"."a de "'n"o ""Iumn"".)

El peKt mUeHo Que ''''erD<I>.i la


espalda, dol que 00 .... hClllood..pn:n-
elido. oinoQue. al ,om, ido Ila=-
� de di. cn di refuena aho,a
d" 1m modo ..... Rotdinario. SI anlea
n ,.. amiludamoo CClmo I!luchachoo.
eh.... ya hoy <¡u. C<Illducine """,o
hambreo, pe", oin ". ... bio.bruno en lo
orien,aci6n: '1";.'. decir <lu.hay <lue
... be, .. ' .¡"I111>fO y , ,oda "',,'" ham·
breo de "pelo en poebo" que pen�ueo
el 05�i,o y el ,riunfo , ,oda caota.

'D.,ada ,:M"onl<l".

.... Eopo6a 41 Z PIazu de T(1""


H..,
... ,483 d"",le., teteDlo Y ci:o.., mil
kilómettoo de _la> Hn$:>roductino el>
.!.:.lu"', mú d. -.a..ricinco miIl<.neo
d. hecu.reu <lU. ""da ,;,,,1,,,,, """¡¡ni!
122 EUCENIO NOEL

daocient ... ".¡lllljetoo al .&1; .. deben


".,,'" mil milIoa.. de _a., ba.""
jualici. euew. nur_� milloa .. """"',,_
� n,,_1a , dos mil y -= la.
wcm. .... milIoats cuatroci<nlu cia­
"".ola Y un mil, el wdJo deja "" I.u
Pluu de T,,"," tresCentoo mili""",;
cien!<l ...... 10. miIloa .. "" loo _t_
de la Loo.da; doocionte. millaoeo ""
Afn.:.: cu.,,,,,1a ,ocho en!.. ¡,.¡.,.¡..;
ouo"" lIlillooco "" PaLocio, y ,OOI;"'e

ciD"" 4 "'" ceatona .... de C ... eo .... :


el tifus "" end.!",;co: la. """,da. de
lidia """""0 trrsci",,1u mil hecUh.,..
f.nil!oi ...... dot.de pad.t.o .¡,.¡, a.:n mi]
familiu: de kzo 011<:'. mil doocienlOl .....
"""'!yo y un MunicipiOl Un. porte pe­
qUcilB ti.n"" el "IIUa en eondiciDn .. :
loo niil<e I,,,,,,rén , mm..... : I� �bl.­
ció" •• I.ri.,.. .. ""nla: IOn ocho oS diez
le. millo",," de ...... 114belO<: "" lao in­
viomao.., mu."'n d. hombr. y d.lrio

I
en l. ""n., mucha. ¡¡<1I00". A Dodi.

inl ...... eso que h.bé.. leld,,: .1 que


bwu In enun d.loc!oeso ..,-Ie raid •• -

cio y �I'" "" onll.ruch".

SU INCUBACIÓN

En España se dan toda clase de fenómenos;


Jos crea el am!biente, que es el primero de
ellos. Lo gracioso del caso es que nuestros

pensadores, raJ verse en su presencia, los ale­


jan de sí como se rechaza una pesadilla, en 'vez

de afronta!" el problema con valentía y hacer


disecciones inw1'ac.a·bles. Cuando algún acon­

tecimiento revela que estos fenómenos han


arraigado en el alma del pueblo, siempre pre­

paliada á todo lo extrecrdineric, entonces acu­


san simplemente sus alcances, esquivan su res-

1P0000sabilida:d, se alzan ,die hombros ante las


consecuencias y se consuelan de su inadver-
SL�ORITOS CHULOS '"

tencia y pereza mental


catalogando el suceso.
Si la Historia es una resurrección, corno escri­
to está en la twnba de Michelet, y la MOTal

y la Sociología modernas, casi' biodógicas hOlY.

trabajan sobre el cañamazo de Jos hechos y


casos, despreciar las ocurrencias, por minúscu­
las que aparezcan á nuestro entendimiento, no

revela buen sentido de la realidad, ni siquiera


érritaciones ó cóleras del patri(otismo. Hay
que afrontar la impopularidad con serena

grandeza y no aeseohar jarnJás por insignifican­


te determínede reaJidad que surja en un país.

El ser torero oficio, y el más lucrativo


es un

de todbs 'ellos. Como acción, es más ó menos


aeneegede: como trabajo, tiene un valor nega­
tivo. La misión social de un torero es diver­

tir; si esa diversión apasiona, devora energÍas,


días hábiles y millones de duros, el tiempo

perdido se convierte en vicio nacional y el to­

rero en un peligro. Ahora bien; si la raza dei,


fice este peligro, preciso se hace examinar las
entrañas de la Nación, porque algo descono­
cido logró envenenarlas.
Apenas hay 1liI1 país que no sueñe con su

Mesías. El talento necesita del genio para

avanzar, y los hombres, como hombres y como

ciudadanos. no darían un paso a:delante sin


esos excepcionales que crea la medita­
seees

ción convertida en fuerza, el trabajo acumu­


lado reducicro á la inspiración. Por todo esto,
EUGENIO NOEL

la a¡parición de un elemento extraoodinario re­

gocija á las Sociedades, y pasado el período


de prueba, que suele ser, y conviene que sea,
doloroso, el orgullo de poseer tal hombre cons,
tituye labor firme en la colectividad', Un sabio
creador, un artista prodigioso, eJ estadistaper,
[ecto, recogiendo ernpresae é irricialti1}.ras rus­
persas, forman una civilización, dan un rum­

bo, orientan y 'Salvan. Maoaulay demostró esto,


con una suma sencillez y evocadores cuadros
á lo Bullver Litton
y á lo Tademe, en su siglo
de Pericles, Más bumildernente, Sm�les ha ca­
catelcgadc estos hoerébree-fuerzas. destacando
con sus hechos el valor de cada hombre sólo
en ,beneficio d'e los demás. Tru"de ó temprano,
el pueblo se rinde, usa. y hasta abusa de su

nuevo bien. alaba sin reserves con esos trane­

portes á los que es tan eficionedo. Cuandb en

una Nación pasan muchos lustros, muchas dé­


cedas y nadie es lo bast-ante fuerte
para librar­
se del memo ambiente ó hacerse superior á él.
ó en el urdir una vigorosa renovación el pue­
blo no se satisface con su esterilidad, y á falta
de genios los simula, creándoles como él crea
las cosas, de 10 que más á mano halla. de la
materia que lo halaga más. sin meterse á con­

eiderar si le conviene ó no.

He aquí c6mo España ha inventado sus «fe­


némenos».
País instintivo, sobrio, Il1.ItlO, ha, buscado sua
sescerrce CHULOS 125

genios-guías en los hombres cuyo oficio es lu­


char: en Jos beluarioe. Durante el pasado siglo
los buscó en las clases militares: pero como és­
tas respondieron. fuera por lo
no que fuese. ha
escogido por ídolos, por guías, á esos hombres

capaces de no pestañear cuando el cuemo de un

'toro roza su esternón. Y embriagado con ellos,


no de entregarlos SllI oro y su tiempo,
contento

les ·ha dad'o el alma, como las Emperatrices


romanas de la decadencia buscaban en los bes­
tiarios de la SubuFTa el sustituto del Empe­
'lUdor.
En el camino de las locuras les ha ctcrsadc
uno de esos calificativos que, examinados con

atención, llevan en sí mismos la crítica y el es­

carnio de la época en que fueron ideados: les


ha llamado «[enómenosn, Un resto de pudor
quizá, ora¡yo que siempre ilumina las tinie­

blas de la degeneración, cierta presunción ó

intuición tal vez desechó la palabra «genio» y

escogió ese término rotundo que significa ex­

!!-Iucinante, maravi­
cepción violenta, sorpresa

[la grotesca. Científicamente. un


Fptómeno
equivale interrogación; un caso terato­
á una

lógico no es nada aislado, sino confirmación


de una ley que si no se ha encontrado se llalla­
I'á. En la fiera sinonimia ó paremiología popu­
lares fenómeno significa eodacie. brutalidad.
temeridad y exceso. Ante el fenómeno, el sa­

bio medita; Roetgen se encontró fotografiadas


126 EUCENlO NOEl.

unas llaves al hacer unas pruebas con unos tu­


bos Prookes por cuyo vacío hacía pasar una

alta corriente; aquello era un fenómeno; espió,


trabajó regaló
y a']
pueblo los rayos X, que le
han hecho algo menos idíota de lo que acos­

tumb-a. Ante el fenómeno, el pueblo se bue,


la ó ae asombra, se entretiene con él, lo mata
ó lo adora, lo mete en un ta·bemáoulo ó en una
tumba; tod'o menos examinarlo.
Soñando en algo grande. víctima del Desti,
no. que hace tragedias eobesbies convirtiendo
los errores en fat8iJ-idald', el pueblo español en­

centró su Mesías en su torero. (En el tipo ce­

men"te de diestro afortunado) ... No. Sin que


oueatro cceblc se haya dado cuenta, el SI­

glo xx ha
oeoducido ya revolución de una

valores morales: la fuerza es m-ad"iación; el


alma. bondad': la muerte, más interesante que
la vida: afirmación deeelc­
la existencia, una

seda del Universo: la relación entre sernejamtea,


un viaje. España, de espaldas á esa innova­
ción por esterilidad de genio, se renueva de
su

UJI modo muy original, vistiendo á los mismos


hombres trajes diferentes. interpretando los su­

cesos mismos con criterios diversos, llenando


vacíos con fantasmas. Su viejo torero, al que
los Maestrantes de Sevilla daban, pasa que to­

rease, un coleto, calzón de ante, correón de


vaqueta con hebilla de plata y mangas accl­
cbadas: el otro menos
viejo que toreaba cue-

j
sEÑORITOS Cl;!UI.OS 127

renta c-orridas al eño.. no les bastaba ya. Bur­


larsimplemente imponía; ya habían
un toro no

aprendido, de tanto verlo. cómo se hace eso


y con. qué ¡poco riesgo. Se buscaba el espaa­

mo, algo «muy siglo xx». Pero, impotente para


crear, trabajó sobre el maniquí die su torero

legendario y abortó el fenómeno fuhl'rlista.

IDIOCIA.

Cuando di genia webeje sobre la primera


materia de su país, como escultor en la masa,

procura engrandecerlo aun á costa de las lla­


ma;das «esencias die MU)l. Oceodo el pueblo
dibmjó su [errórneno sobre el cromo de su tore­

ro respetó en él cuanto en él había, no se le

espolvoreara á modo de las calcomanías de


lOs niños y le encontré á su imagen y seme­

jemze ,
lnmedietamenre edoré su creación es­

trambótica, considerándola. no como una ale­


goría para ¡pasar el rato. sino como p-rogreso
vivo. Ya tenía en quien confiar, de quien hablar
días y meses enteros, quien ocupase su ima­

ginación, Oidles juzgar la vida nacional.


-¿La política?. [Una miserable Farsa. un
[ulanismo abyecto, 'Illn compradazgo canalla
que coloca fetos al frente de lo que necesita�
ría titanes.
Es certero ese pueblo en calificar. Pero no
11

128 EUCENIO NOEL

repara en que esos titanes que tanta falta le


hacen. esa «simiente de cedros: que necesita,
no 'Puede surgir en el mismo ambiente del
cual extrae sus fetos y sus ídolos. Acusa y no

examina. Cree que describiendo el mal ha he­


cho ya bastante. Y estúpidamente se venga de
sí mismo, consolándose con su Idcic ridículo .


Al menos, jovenzuelos elegidos
esos por él se

jugaban por él lo único que tenían: la vide.

¿ Quién de sus políticos había hecho otro tan­

to? {Cuál de sus literatos había, desentrañan­


do los misterios de la vieja Raza perdida en
las montañas, susciredo en él las emociones
fuertes que un Rwdlyal1d Kirpling nuestro hubie­

se orientado a"I iberismo. á la formación de un

carácter nacional macho? Sólo su fenómeno


cubría necesidad. ETa un muohacho niño
esa

por la edad, viejo pOI los sufrimientos, mace­


rado 'POr las circunstencies, precisamente
como él. Pero ese adolescente arriesgaba el
cuerpo de un modo salvaje ante une fiera ho­
rrenda, precisamente lo que él no se atrevía á
realizar con el monstruo de su situación.
Los viejos toreros, amigos de los Reyes, que

llegaron á ver sus trofeos en panoplias de ca­

sas eristécsetee, decorando el escud'o de aTITl8S


de la Raza, nasta el punto de rozar el estribo
del picedor los vellocinos áureos del! Tojsón,
eran unos hombres prudentes. Sus ejercicios de
destreza, ó constituían. como en las aguas
SEÑORITOS C�[ULOS 129

Fuertes de Coya, torneos de pode-río maaouli..


no, Ó eran. las acuarelas de Perea,
como en

visiones francesas de abanico andaiua. El li­


diador viejo contaba para sus proezas con esas
dotes que ellos en su germanía llaman «[acu],
�ad:es)) y con verdedercs toros cuatreños de
pura mala sangre, hijos de vacas seleccionadas
cruelmente. Entonces. una corrida de reses bra­
vas. siendo un vicio necio concreción de eJ'I"O­

res históricos fusionados sin orden, no consti­


tuía serio peligro. Se evitaba la fusión de san­

gre haciendo las suertes desde lejos. elgo ó


mucho «patosas», ¡y dominando el recio cuer­
po del bestiario, no sólo al astado, sirio oall oú­
blico miserable de los tabloncillos y gradas.
Esa prudencia. hi¡ja. como s:/empr-e, de la
5egI.H"ida:d y la Fortaleza. se fué bastardeando
á medida que la Raza degeneraaba má-s. A me­

dida que el lildlila,dor era menos macho, menos

Forzudo, más hum�:lde die talla y músculo. el


pueblo exigía nuevas y mayores pruebas die
temeridad, Fué así como 'e.,a infame fiesta ad­
quirió pronto 9U aspecto de ,baile macabro.
cernicerfa sandía y borrachera ó vornitoriurn
de despe1'dicios... El lirdiadOlT no podía «reci­
bir», é inventó el «vuelepiés»: no era capaz de
«aguantar» á cuerpo limpio. y descubrió la nve­

rénica», no tenía resistencia Física, y encomen­

dó á los piqueros le destrozaran el eorc antes

que llegara á sus manos. Como el pueblo exi-

s
130 EUCENIO NOEL

gía, inexorable, el torero se maleaba, fingía


se doblaba á los imperativos, no había múscu­

lo y hacía lI'J>OStUM)), consultaba al vocero más


fuerte del tendido. se inventaba la critica tau­
iéne técnica, que es la reina de las neceda:des
mundiales. surgieron las competencias. la mise­
na de la «iiscusién. la lepra del negocio, la in­
vasión del ruedo por el pueblo mismo, todo él
tore.ro.

Se p�J,ió las Plazas de TaTos lo que las ee­


en,

sionea de [as Cémeree no conseguían. Se bus­


caba en 105 lances de la lidia lo que no se leía
en los diarios y los dibroe. Como U!I1
artículo. d'e
fondo dem:balba un Minis.terio, tal crítico tau­

rino creebe un coso taurómaco de un pedazo


de bestia. El lenguaje usado en las gredae del
Circo se enriqueció con los vocablos parda­

mentarios ó módulos periodísticos; sa,J,tó luego


del
al arroyo y se coló de rondón en los bufos
Teatro entregas: se encenagó con
el barro
po-r
sucio de los modismos de la vida pobre,
cada

vez más se Il"e¡partió en las


cara. y hojas del
Dicciona'l"io, en laspapeletas de los académi­
coso La clásica prudencia d'esapareció conjor­
creaban Ia incultura ambiente
me los errores

alma del país el alma de las Co­


'Y alejaban del
lonias. Las crisis ¡pOlíticas. en número pavero­
de desilusio­
so. arrojaron centenares de mijes
Ice tendidos.
nedce á las piedras numeradas de
y [uricacs de asco 'Y de venganza se pedía al
SEÑORITOS CHULOS 131

beluario presencia de la muerte, que


actos en

convirtieron la prudencia en temeridad, la in­


solencita maja en desafío «gachón», en postu­
ras «cachondas», en pasitos atrás, saltitos, pi.
ruetas, pinitos, citas de puntillas. suertes con

las rodillas, Faroles, meneos, tocaduras. lances


con música y Aoreos ó floripondios. capaces de
avergonzar á la misma pederastria. Todo en di­
minutivo y amariconado.
El desprecio villano de la vida hizo lo d�­
más. Nunca ha creído el español que la ((CO­

china» vida-e-como él dice-vaol¡"era un bledo.


un ardite Ó un comino. Ese eiglc de oro, sus si­
glos de hierro, siglos de miercla, son
sus encr­

mes carnicerfaa. El hombre se hace fraile y se

castro, se hace soldado y se mata, se hace es­

tudiante y se muere de hambre. El hidalgo in­


venta una doble personalidad. y mientras él pe­
rece porque su dignidad le impide trabajar, su
honra y su honor sienten alas azules en sus

hombres y se van al ielo. Nunca el español


creyó que esa vida era otra cosa que un trans­

curso, y que hasta era conveniente acabar de


prisa el camino arrojándose de caibeza á la
eternidad ó despeñando en ella á nuestro pró­
jimo. En los corrales de las comedias éstas no
se aceptan si no hay <los cosas: largas tiradas

de lírica hueca y un muerto en cada escena.

No basta aún eso; el espectador interviene,


aconseja á los histriones. comenta en voz alta
lj� EUCENIO NOfL

y se maten entre ellos de veras, tan de veras,


que es preciso instituir en la magistratura una

congeua ó beca más: la del escribano del cri­


men. La existencia se llega á hacer insoportable:
se váve sin vivir: se muere porque no se muere,

y la letrilla de [os místicos no dice otra cosa

que las jáceeas de los chisperos. Melsiie. picar.


día, renunciación. culto intenso á la muerte
del refectorio al otro mundo, del cementerio al
desafío. Almas en pena. monopolios. celesti­
nas, ventas, refranes, versos. espadas. aventu­
ras. Total, desprecio ere la vida.
La vida es sueñe y los sueños son sueños.
De medo que les españoles hicieron bien los
muebles para ese menester. Sillones Fraileros
buenos de veoas. tinteros donde Caben océe­
nos, bravas escudillas en que la sqpa boba

quepa de verdad, camas «carneras» de siete


colchones, todo eso pera recibir decentemente
á Muerte. Que nadie mancille la honra y
la
allá el Rey y Dios. ellos dbterminarrán lo que
ha de beceese siempre que el' Rey no se meta
en casa, porque se e·n'cOITltrorá con un iguel.

Res;pecto á Dios, ese Seño'!' entrará en la casa


cuando el dueño esté al punto de salir de ella.
Como la vida está en la honra y .la honra en la
espada, el español inventa graves teorías: de­

jar .por dejas-lo todo: no


herencia la tizona es

puede quejarse el mancebo que la recibe: si


no come, en cambio besa los gavilanes errspa-
SE.,;¡ORITOS CHULOS 133

pedos en dignidad. Eso lleva de la mano al

aniquilamiento de la voluntad prop-ia y del .país.


y eso es lo que sucede. Queda un recurso

magnifico: negar que eso ha suced�kIb y que


el país ha venido á menos «porque lo que tie­
ne que suceder sucede». El 3 de Agosto
de 1915 gitano de Sacro-Monte. de Grana­
un

da. cantaba á la puerta de sl1 cueva; sus piernas


llegaban hasta la mitad. de la carretera y sus
ojos vagalban por el divino panorama de la
Vega. uno de los más bellos del Universo. El
que esto escribe, envidioso de teota felicidad
como [a 'postura y jeta del hijo de Gells ma­

n.�feSlt.afban. se detuvo á conternplerle. escuchó.


sacó un lápiz y copió le que decía:

<.Tó en el mundo é mentira:


no hay ma Ye,dA que la muerte:

e�pe,a en au á que veega


1.; quieres que vengm á yelle •.

IDOLATRíA.

En Abril de 1899, un año después del mere­

cidísimo palizón que nos dieron los americe­


nos. sucedió en Palencia este caso. El tOTO

«Corucho». de la ganadería de Romero. ha­


bía matado al segundo individuo de la trágica
fam-ilia de los «Febrilo». El también murió. Ó.
como dice nuestro pueblo. «le llegó su hora».
134 EUG�IO Nca

y entonces los carniceros que compraeon el


toro «muerte» diS'putaron «encarecidamente»
la cabeza bovina al poseedor del tcec «vivo».
No hubo conciliación, y Palencia entera ardió
en comentarios. Se litigó fieramente ante los
T ribcnalee, y éstos ecoederon. en sentencia
grabada en hojas de amianto, que la cabeza
asesino de «Fabrilo 11)) era en derecho. y. por

tanto, de hecho.de los carniceros. ¡Oh, en"


canto de los encantos poseer .la cabeza zaina
que había matado á un toeer ol.. Se disecan
centenares de cabezas como ésta que luego
lucen su fiereza dlormido en los salones, en los
Círculos, en las tebemae. Su vista causa esca­

lofríos, evoca la tarde de toros. ese cliché ma­

nido da la idea á los toros, la espera en los


tendidos, la vuelta alborotadora. que es el ¡pla.
cer más fuerte 'pera el español.
Un señorito chulo poseía la cabeza de «Agua,
reée». En la placa metálica que, á modo de eti­
queta ó garantía, constaba que
fijan al pie,
«Aguarrée» había tomado el día de tantos de
tal año de cual fecha d:iez y seis puyazos, ma­
tanda doce caballos. Esta resistencia inaudita
cue hizo célebre el toro. traMQlmÓ el cerebro
del señorito chulo, y «tirando de cartera» dió
por ella veinticinco mil pesetas «mendas y Ji·
eondas». Su vida brava de rico vago le llevó á
una casa de juego, donde perdió todo. hasta
el honor: apostó la cabeza de «Aguareée» y la
sreoerros CHULOS 135

perdió. Quiso suicidarse, y pudieron impedir­


lo. La ,bro\vin2: aún la mano, elijo el seño­
en

rito estas pa:labras eternas: -Si pierdo la mía

no lo siento tanto.

El Estado español conhibuyó á la nacional


locura temiendo la revolución. Así. Los fraca­
sos d'e los gpoberrtantes,
debidos á su ninguna
escolar, la abstención de las
preparación y

clases altas, origina,das por hidalguías manda­


das retirar, y ell aumento de Deudas ty Pasivos,
obligaron al Estado á no evitar que la muohe­
dumbre se encanallara en las Plazas, á no

aconsejar que los Revee. por el supremo de­


coro de su in;vestLcRllra. dejaran d'e asistir á los
juegos del vulgar Coliseo. Temieron los Pode­
res ejecutivos una suiblevación de conciencias
en ese sentido, á esa
sentina. á
!Y encauzaron

la cloaca máxima. 5i la picardía


fuera elemen­

de golbiemo. nuestros policastros


se­
to sano
Acertaron. Evi­
rían los mejores del Universo.
sin
taron la eclosión de un 'I'eTIl3.cimiento que

eluda huibiera derramado un poco de sangre:

sangrías cuando son opor­


alguna de esas que,

tunas. valen por muchos millones de letras.

discursos y estrategias. E.l pueble use dejó que­

rer», y ya en el Circo,
de bestialidad en bes­

tialidad. no �ieron las multinrdes toros más


bravos los antiguos, porque esto hubiera
que
acusado altivez 'Y a"lgtlna nobleza, pjdieron
hombres aupermachoa que fueran al mismo
136 EUCENIO NOEL

tiempo su'perinconscienrae y uJtrarriesga:dos. Y


como lo pagaron bien tuvieron esos hom-bres.
En tiempo de oligarquSa todo es cuestión de
precio.
El muñeco así eneendredo nació en Anda,
lucía. Tenía que ser allí. El navarro ó el vasco
no se resignarían á que metieran sus calcetines
ya usados en un relicario para conservar no sólo
el tejido, sino el santo sudor. El riojano apa­
learía á quien lo sobara bajo pretexto de sUlhír-
0010 á los ,hombl'es y levantarle un metro sobre
los demás mortales. El mismo
levantino, dulce
como sus dátiles y cidras, sangre de eaTtagO.
no creerfu que otorganle una oreja ó las de
todos los espectadoeiS-como debía ocurrir, se­
gún el autor die estas líneas-e-fuera aconteci­
miento europeo. El castellano ,d\Jenne hace
mucho tiempo y no se entera de nada. Ancla,
lucía es propicia á estos laureles y
pródiga en
audaces. Espeñe buscó ((SUS fenómenos» en ella
porque sólo el sol. la miseria y la sangre po­
dían integrar el icono que necesitaba. ¡y estas
tres cosas abundan allí metidas en alcohol, que
es su precipitado.
Andalucía ha pedldo muy mucho por sus

fenómenos. y España no 10 ha enccntnado CaIO.


Además. les ha señalado una renta sobre su
economía particular. renta que bien en
pocos
nuestra Patria pueden superar, Adueñán:dose
de la situación, 10"$ Ieoémenos ccneiguieron en
sescerros CHULOS 137

su beneficio hacerla vitalicia por las rezones

-c-emutatia rrurtandisu-c-que un hombre es sena­

dor derecho propio. Todo le parece poco


por
al pueblo para su ídolo. Los ingleses. prácti­
cos en los tienen la costumbre sagaz
honores,
de acompañar las cruces y bandas, los títulos
y reales gracias con un buen cheque contra el
Banco de lnelatewe. Los «Bank-notes» quitan
el polvo de oro á los nombramientos churri­
guerescos y diplomas campanudos y 10 hacen
¡iobras vivas. esterlinas. porvenir, buen «cuding».
España sólo ha hecho esta excepción con sus
fenómenos. A un buen prestamista se le ocu­

rrió exponer el escepaeete de su tienda­


en

chamizo lía de plata que le regalaren á


corona

Zorrillo el día aquel en, que de pie .en la ro­


ronda del Palacio de Ceelce V Granada le
testimonió su admiración; no interesó el espec­
táculo horrendo Su viuda. la mujer del gran
...

poeta. iha á cobrar todos los meses- unas pe­


setas mises-as que el Estado la daba «por com­

pasión». no npor hcnoru. Cuando el ¡¡Tato)


rperdJió su pierna, la expusieron en un escapa­
rate de la calle de Carretee. en el corazón de
la Ville dlel Oso, y la gente llor-aba contem­
plándola. Si un lidiador se malogra. la gente
le resarce de ello y celebran corndas benéfi­
cas que les ponen á cobiertc para el resto de

su vida. Los &stt'os, una vez millonarios, se

cortan un apéndice capilar que se dejan crecer


133 EUGENIO Nao.

en la coronilla, á modo de los cabileños fa­


rrucos; esta coleta es causa de muertes repen­
tinas, Se ha dedo el caso de morirse por c-on­

gestión ó eneueisma al no recibir del diestro


idoletredc este regalo póstumo. El aplauso cla­
m-oroso, ese aplauso isnénime y único d'e nues­
tras Plazas. que es la más vasta de las consa­

graciones, envidia de los más soberanos artis­


tes. que quisieran escuchar ovación seme,
ya

jante. resuena de eco en eco en el telón de


nuestres cordilleras, y' las rrsuchedumbrea se «re;

lamen» y dicen:
-j Oh l... ¿ Qué nueva harzaña ha,brá llevado
.

á oaibo y rabo el mío?


Miles de conductos d5;vel'sos traen á ese po­
bre pueblo las hazañas realizadas. Las paladea
mil veces, y sentencia así:
-Hay que ir pensando en aumentar el suel­
do á este chico.
¿Por qué? Porque sólo el escánd'alo produce
ya milla gros en nuestra Patria. Sólo revulsivos
de gran potencia obran enérgicamente en la
opinión. opinión que los políticos hallan
esa

consternada, sin pulso, «asimétrica». y no se


explican tan sosa, incapaz de voto, veto, ne­
gocia público, misión de Raza. Muchos de
esos políticos, sulbywgadoo por la asombrosa
poipu:laridad de los «Fenómenos». y queriéndo­
la convertir en provecho suyo, se hicieron ami­
gos íntimos, los más fervientes de sus admira-

J
sEÑORITOS CHULOS 139

dores. Los politicuchos no recibidos en el leoho


ó cercanías volvían diciendo de los «astrosa:
-En vendad, que mirados de cerca son

pigmeos.
Pero los aceptados, [ah! ...
, esos ...
aparecen
en las hojas satinadas junto ó «cebe» el héroe.
los ojosenternecidos, todos suspensos y como

«sesomarrios: á la vista del fetiche.


Es llamado un médico al mejo¡ Hotel de
San Sebastián. Este médico, además de sabio
es justo. y ve, indignado, esto.

En la habitación más cara. de ese Hotel hay

«metíc en la piltra, ó chirona», ó lecho, un Fe­


nómeno de la 'Serie A. SU' cara verde. casi
negra, destaca en los almohadones finísimos y
blandos como un borrón de tinta en La página
en blanco. Cerca de la cama. y en el re5palldo
de un suspensorio
sillón inglés, dos ee­
un y

capularioe se dicen «las egeedeblee cosas que

tales -objetos podrán decirse al verse juntes».


La habítecién está irrespirable de humo. Hay
en ella cuatro ó cinco docenas de admiradores ."
Uno die ellos es un hombre que en la política nJll.�

cionel ocupa UITl puesto elevadísimo. Este se�

ñor. todo atribulado, es el que se acerca al,


doctor y le dice:
-Lo hemos llamado. Doctor. porque el niño
tiene un no sé qué.
SI Doctor se acerca. 10 mira ner niño», más
uescamao» que un reo ante el juez, lo toma el
140 EUCENIO NOU.

pulso. lo examina la lengua, le reconoce las


cicatrices de su precioso cuerpo de color de
hollín y menea la cabeza.
---.c Ha.y esperanzas, Doctor ?-JX'cgunta el
hombre público.
-Leche--dice el Doctor, que no ha oído
bien.
-¿Qué� ...

-Orodene que le den leche.


-¡Ah!. .. Yo mismo ... Eso no lo hace nadie
más que yo... No feitebe más. ¿ Caliente,
Doctor�
':'_Caliente. Este hOlmlbre no tiene nada.
-¿Que no tiene narda? ¿Y esas ajenas?
Se ha fija,do usted, Doctor, en las caldas de
OJO'S ..

-Lo que tiene es


que debían dejarle en

paz. Es un poco de fiebre.

-¿ y con fiebre quiere usted que lo dejemos


solo. Doct-or? j Oh. es usted un tirano1. Solo
y con fiebre ... una posible complicación ..

En aquel momento un criado trae espléndi­


do servicio. y en la bandeja la leche. el azúcar
y demás, cada cosa en lciceíeiroe vasija.
El fenómeno contempla el servicio con gesto
de miedo.
-c-Oye-cle dice el político infh.dY"ente-. oye.

gatito mío. te vamos á dar ..

-¡SI santóleo!-excJama enfurecido el hé­


roe-. He d!i.c:ho que no tengo ná, que no
SF..ÑORITOS CHULOS 141

me dá l.a gana de tomá ná; y ná má, y

aacabao.
SUI dejo andaluz hace sonreír al Doctor. Dice:
-Ese hombre tiene cazón. Pero un poco de
leche lo hará bien.
-Que yo no tomo leche azí me la diera la
Macarena die su misma teta ..

-Pero, hijito--insinúa el Sene dor-c-. deja ese

coraje para el 17-(el 17 es día de corrida y

torea)-y toma un vaso anda mira que ...


...
te

la doy yo mismo.. Estos gigantes, Doctor, tie­


nen el alma de niño ... Anda. bobito ...

y el solícito padre de la Patria azucara la

leche con mime angelical. los ojos en blanco


de
y meneando el potingue con la cuchara
un

modo completamente .maternal.


El fenómeno se tira de la cama y se sienta

en el borde. enseñándolo tóo con un descaro

sin adjetivo pos�ble.


-Oigáste, Senaór. y ¿no podría osté meneá

ezo.. mañana?

El Doctor se cubre la caea con sus manos

lY ríe bajo ellas. El «Seneor» deja en la men­

sulilla Slll tazón y corre otra vez hacia «er

niño».

------¿ Estás disgustado?


-Un poquiyo.
-c-Oye. Sinesio-dice el Senador. llamando

á uno que hay por allí-. el niño tiene algo:


142 EUCENIQ NOEL

QCU •••
Ya sabes, niño, que todo 10 que te pasa
á ti me llega al corazón á mí.
-¿Aónde lo llega, maeztro?---<pregunta el fe-
nómeno.
-Al corazón.
-Pué é llegar.. camará.
Se acerca el llamado Sinesio, que el Doctor
reconoce. Es un 'industria] millonario
que du­
rante la temorada sigue al fenómeno sin tre­

gua, de tren en tren, de hotel en fonda y pe­


gado al diestro que ni con cola.
-� Qué ccuree a=dice el millonario.
-Ná---IC.Üce sencillamente el héroe, mirándo-
I
le como si lo amortajara.
-¿Qu.é te pasa, nenito?
-e-Angustia-c-dice el Senador.
-Oigan, el nene está angustiao.
Acuden todos presurosos, y el doctor se

retira á un rincón.
-¿ Sucedealgo grave?
-No sucede ná de ná-ruge el «niño».
-¿Te sientes maliyo?
-c-Que güervo á desí que no ze me zale ná.
_Estás paliducho.
-EJ niño que se siente mal
-¡Mardita sea la ...
! Úye, nene, ¿etá tú en

tu conosimiento x
-e-Oye, llama á lnesilla la camarera.

-y d� al criado que avise mi «euro», que


voy al telégrefc.
So;;ORITOS CHULOS 143

-¿ Qué va usted á hacer?


-Avisa<r á toda España. Si luego la pilla de
á tiro.
improviso la noticia va sentar como um

-He dicho, zeñores. que no tengo ná: que

lo que voy teniendo é una gana muy gorda


de ...

-(Ves? .. Estás nervioso. El Doctor ...


¿Dón-
de esté el Doctor?
El Docto]" se acerca. Unos y otros comentan.

-Al niño .]0 ha dáo un soponcio.


-Es un amago de lo que tuvo el año pa-

sado.
-¿ Está usted seguoo?
-Me sé 11 ese niño d.'e memoria ¡por dentro.
veras?
-Pero oye. niño, ¿te sientes mal de
-Ahorita. no: pero me voy zinti.endo.

_( y dónde te duele?

-¡Que no tengo naná l


hables alto. Te
-Poor c.a.rO,da¿. cereza, no

puede dar 'algo peor. ¿Verdad. Doctor, que no

le conviene hablar así?


-Estoy en vilo.
da del 17
que si le
antes
-La verdad
...

es

-Esta gente tiene la vida pendiente de un

hilo.
Dise zeñó que er niño tié
-¿Lo oye? .. eze

la vía ar ce'bo é un h.¡10 .

.:......cüeno. güeno y güeno.


__,Pero hombre. ten compasi6n de nosotros.

otre vez y no estés


no te exasperes. Acuéstate
14< EUCENIO NOEL

así. que no es que estés mal ni que sea cosa


de mandarte que te tapes; pero si hay
compli­
cacrones.

-Zei'iore. lo de mi maeztra no é ná: argu­


na mala noche atresá que zá coláo por medio
é la asáura.
-Sí. ahora parece nada, y puede ser algo.
-¿ Oye tú, piquero L. Dise ahí eze zeñó
que pué ser ná y lo pué ser tóo.
-e+Pasensiet.v. Venga tabaco.
Todos, como obrando peor resorte, le ofre­
cieron cigarrillos. halban.QS y petacas. La del
Senador era de OTO 'Puro, y fué la elegi¡da.
Un triunfo.
-Un seeiyo.
Instantáneamente mil lucecitas iluminaron la
estancia.
El fenómeno se sintió ilJJegre. y d�jo:
-Eto paeee la noche de San Juan.
Una risa estentórea acogió este dicho 51n

importancia.
El Doctor huyó.
e Merecen cariño hombres elegidos? El
esos

pueblo cree que sí, porque no ama á un hom­


bre. adora un hueco, venera un sitio. Allí falta
algo y allí pone él un delirio su.yo. Si las Re­
ligiones son una necesidad del espíritu, si el
alma univeeeel tiene horror al vcclo y puebla
el vacíe de ideas y lLama cielo al espacie.
las Na.ciones ma.l gobernadas. sin sexto sentí-
SEÑORITOS CHULOS 145

do, sin genios-guías, siembran aspiraciones en

el polvo, ven astros en la ceniza.


Un estoque se escapa, traza parábola gigan­
tesca, cae en un tendido y hiere á un hombre.
El hombre es viaticado en la enfermería misma
de la Plaza de T-OTQ5. (Creéis que allí se apli­
ca la «imprudencia temeraria» del Código?
I(Creéis que el rnorihunoo a¡pelp, exige res­

ponsabi.:lidades, tasa su vida? El hombre he­ ..

rido, ya en el umbral de la otra vida, pide al


fenómeno su estoque como única subvención:
su reclamación y su reproche es poseer la es­

pada que, tropezando en hueso, fué sacudida


!Y estuvo á punto de seccionarle la ceróeide .

Nada hay comparable en la vide moraJ de


un país á esta sencilla anécdota de nuestros

días. efemérides asombrosa que dice cómo es

nuestra raza actúe] con luz deslumbradora.


Entráis en el- Hospital. Os presentan á un

mozalbete pálido, de pómulos cabileños, ojos


negros, frente astuta, perlo cerduno y labios de
hotentote: Es
bello anim-al: la prárneee con­
un

dición que pedía Spencer para un ciudadano.


A este «paquete muscular» le recogieron en la
vía férrea dos oiemee de menos, nada
con

más. La cirugía moderna es diabólica y le sal­


vó. Habláis con él.

-¿ Dónde ibas la noche que te sucedió eso?


-A ver al fenómeno, que toreaba en Lina-
res al otro d'Ía.
146 L!:UCENIO /'o'OEL

-Y qué tal te sientes?


-(Yo? Lo mismo da.
.. Lo que siento es

no haberlo visto.
Tembláis un poco al cir esto. Si desprecié­
raia ese fe ó ese [enetisrno que perdura des­
pués de ta:! prueba; si creyerais que no vale la
pena tal confesión ¿ á qué rea:lidad de la
vida social daríais importancia, qué manifesta­
ción psíquica valdría más para Forrneroe idee
aproximada Ó cierta de un país?
No es la faena telegrafiada con la pompa
del nacimiento de un Rey al menor I!u,gaorejo
de las Huedes ó las ButUiecas quien produce
milagros de voluntad ése. Es todo lo fI'ue
como

en esa paJalbra-llfenóm,eno¡J--sueña, más que


nuestro pueblo. sediento de agua y de
ve,
grendeaa positiva, Es la sugestión que, en las
alrnee produce el genio ó su simuilación. Los

mártires del Circo Flevio no morían por el cris­


tianismo, morían por Cristo. Los buenos gra­

naderos de la Gran Guardia morían gritando


vivas al Emperador. y si éste les tiraba de las

agonía enbralban sonriendo en el


orejas en su

reino de las sombras. Las grandes batalles las


no la Raaa. En 103 ojos de
gana el Caudillo.
los diSCL?UJOS de los grerrdee hombres se re­
fleja la fama del maestro de tal modo. que ella
hace por sí sola ciencia en su corazón y basta
á engrandecerles. La fotografí;¡¡ en que Guiller­
mo de Alemania, ¡p�lotando en Kiel un balan-
S¡;,,\iORITOS CHULOS 147

dro. aparece bajo el capuchón marinero de los


pescadores del Báltico. las manos firmes en las
oabillas del gobernalle. dura la mirada d'e
aguilucho. ha hecho surgir la escuadra rival de
los barcos ingleses. ((Si !:icet in parvo exemplis
geendibus utiu He ahí por qué un joven que
...

pierde d03 piernas, su único recurso de vida.


tal vez ITa sienta esa pérdida; sólo se lastima
de no haber visto á su «fenómeno» allá. sobre
las cuarcitas ó dolomías de Linares.
Váis á pedir. lápiz en mano, ideas á un po­
lítico. Oís:
-¡Ah. arnlÍgo mío! ... Este ambiente español
de ind.;ferencia todo lo esrerilizal.. Nada cae
en SUTCO Fertilizador.Las reformas son acogi­
das con desilueión. Nadie cree en nadie ¿Qué ...

h'acCT?
No hacer cosa alguna sena cómico. Hacer­
las y no verificarlas resulta trágico. Antes, mu­

cho antes de pensar en escalamientos de con­

gruas ó puestos altos. dlebeTíase eshrdiar ese

ambiente refractario y no desdeñar por insigni­


ficante ó celificer simplemente de pintoreecea
manifestaciones que. entre sus valvas de apa­
réencia tosca. encierran el secreto de 10 que
nadie se explica.
148 EUCENlO NOn.

CULTO: EL RITO.

La Biblioteca de un aficionado á toreros es

uno de los documentos más edmeablee para


explicarse nuestra pasividad ó lentitud, ó esa

fuerza retardatria esencialmente española. Los


libros cetelceadoe por Sánchez Neira y Carme­
na y Millán son ya una futesa si, amantes del

estudio, sabéis de lo que hoy se escribe en

esta materia. Un espíritu organizador que tu­

viera del bibliotecario la paciencia y del polí­


grafo la asimilación. que huyera ,del doctrina­
rismo y sintiera la extraña vida de lee cosas

escritas. encontraríe en estos odiosos libros


taurómacos una sorpreea, Ó, mejor dicho. una

serie de ellas. He aquí ideas suyas, que son

eslabones.
El «[enómeno» está presentido, se buscan y

desecban modelos. surgen peecursoree. Con­


f.onne se va llegando perfecto, la afición
al tipo
aumenta, se «enrabia», gruñe más. pide en el
ruedo cosas «no vistas», olvida por completo
al toro y se buscan fotografías. Mengu-a el ta­
maño de los toros y crecen las vacadas; se en­

carecen las looalidedes y las reses; se edifican


edificios monstruosos y ceden para ellos los

Municipios Corponaciones terrenos gratuitos:


y

la pasión y negocio se funden é imaginan


el
delirios; se oeganizen trenes especiales. y criti-
sEÑORITOS CHULOS 149

coa doctorados salen jpara el lugar del suceso

con carta blanca: los periódicos encargan no se

pequ.e nunca par mucho en Jos telegramas.


cueste lo que costare; se promueven alborotos
públicos: se despueblan provincias enteras ...

y entonces el «fenómeno» se crea, se obscu­


recen las viejas lumbreras, presentan su dimi­
sión los que fueron gala
orgullo y es acep­
y
tada como expiación y con júbilo, triunfa lo
nuevo y se crea el Dogma.

Este Dogma sería la mayor necedad delirada


por entendimientos human-os si no hubiesen
existido los libros de Cebellerlae. Aquella ex­

cél1Jlrica «Filosofía de los torca». de A benamar,


se convirtió en una especie d'e manifiesto fu­
nmsta á lo Marinet1:Ii. Yana se trataba de res­

teurar, ni de instaurar, ni de tomar á lo an­

tiguo. Francisco Romero, el primero que «cara


á cara» ypie hahía desafiado un toro, de
á

resucitar, tendría de qué esombraree. Copie­


mos. He aquí un Credo del nuevo Dogma:

«Oree en Belmonte t-odopoderoso, creador


del pase de molinete y de la media verónca,
y en Calderón por la vista que tuvo, y fué con­

cebido por el Dios del toreo y nació en Tna­


na; padeció bajo el poder de los capataces de
la Corta. fué crucificado. muerto y sepultado
en la primera novillada que toreé en Sevilla,
y a:l poco tiempo resucitó entre Jos del mon­
tón. Subió al cielo del toreo y está sentado
rso EUCEN10 NOEL

por cima de la diestra de los Gallo, y desde


allí ha de venir y viene á hacer Menas inimi­
tables y asombrosas por 10 valientes. Creo en

sus monumentales verónicas, estupendos moli­


netes, magistrales pases naturales y estoccna­

zas en todo lo alto, en que está más cerca que

ninguno yen que ha bañado á los Gallo. Ámén.»


Ved aquí una Salve del nuevo Dogma:
llAlaba.do seas. joselito. amo y maravilla
del toreo: ciencia, cliasicismo y elegancia del
arte. A ti te de!bemos los aficionados el no

estar gimien,do y llorarado viendo la fiesta pros­

tituída y á los fariseos(que sólo son mcnagtri­


\Jos) ·de sacendotes en el templo taurino. Ea.
pues, joselito. ídolo de la afición. muéstranos
siernpee tu capote mágico, tus artísticas bande­

rillas y tu dislocante muleta, fruto bendito de


tllr erteúnico. ¡Oh,' Ma,ravilla!.. ¡Oh, Papa de
la Tauromaquia 1 Sé siempre digno hermano
del calvo divino, pata honra de la fiesba y mar­

tirio de los belmontietas. Amén.»


He aquí, ahora, el catecismo de ese Dogma,
copiado. como lo anterior, de libree y folletos
que están en manos de todos (') .

.. P. ¿Sois aficionado á las corridas de


toros?

(1) Cakdlmo BdmOJltiSln. Se¡unda edición, corregida y

eumemeda, y Catccilmo Gallisto. P. Morago y P. bid.


SERORITOS CHULOS 151

-R. Sí; porque soy un neto y castizo es­

paño! y he visto torear á Maravilla.


,
-P. ¿IVlaravilla es
persona?
-R. De carne y hueso. como acá; pero
CU8Jldo ejecuba 'su arte, totalmen.te parece el
espíritu de la sabiduría y la esencia de la di­
vinidad taurómaca.
-P. {Cómo se llaman los partidarios de
Maravilla)
-R. Se denominan gallistas. qu� quiere
decir hijos espieituales de aquellos aficionados
que en otras épocas se llamaron guerristas. ó
sea partidarios -del . eeee del mérito y del co­

nocimiento taurino.
�P. {Qué le debe la afición á Maravilla?
-R. La glorificación del toreo, que sin Ga­
llito hubiera perecido á mano de suicidas. có­
micos y ®nzantes.
-P. ¿ Este Gallito es ése á quien llaman el
Fenómeno?
-R. todas lee partes y en todos los
Sí: en

toros. Así. pues. h,ay que temer cuidado con las

imicecionea y con los fen6menos de toritos de


mazapán.
-P. ¿Qué partes del toreo ejecuta Ga­
llito?
-R. Todas las que se hacen con el capo­
te, banderillas, muleta. estoque. y si 10 apu­

na n. pica como el Zurito ó los Calderones.


152 EUCENIO NOEL

-P. (Quiere usted explicarme el Calecis­


mo gallista?
-R. La obligación del gallista es enseñar
al que no sabe y quitar la venda á los que no
crean que un molinete de Belmonte es algo
así como el ungüento amarillo ó la carabina
de Ambrosio.
___,P. ¿ Sois belmontista?
-R. Sí: por el arte y salsa torera de Nues­
tro Señor Belmonte.
-P. ¿Qué quiere decir belmontista?
-R. Hombre que entiende de toreo y no

se deie engañar por «coupletistas» vestidas con

trajes .de luces.


-P. (Quién es Belmonte
-R, El mejor torero que se tta conocido.
-P. ¿ Cómo es torero?
-R. Porque tiene el valor y arte por arre-

baso
-P. ¿De qué nos salvó?
-R. De perder la afición á la fiesta nacrc-

nal y de muchas calamidades taurinas.


-P. ¿Es éste el Cristo ó Fenómeno ver­

da,clero?
-R. -Sf el prometido por los Porofetas, Cal-
derón y Herrera.
-P. .¿ Qué toreo enseñó?
-R. El toreo rcndeñc
-P. (Cuántas son sus partes principales?
-R. Tres: las seis verénicaa sin enmendar-
sEÑORITOS CHULOS 153

se. los cuatro pases naturales y estoconazo y

tente tieso.
-P. ¿ Cuál es la insignia die Belmonte?
-R. .La santidad de este libre impide de-
cirlo (así en el original}: pero son dos y los
lleva co!.gando.
-P. ¿Por qué?
-R. Porque sin ellos no podría arrimarse

como se arrima.

Acto de contrición del nuevo Dogma:


«Señor mío Mara.viUa. torero y artista V�­
dederc. Creador y Redentor del arte; por ser
Vos ell único me pesa de corazón no. haber
sido siempre gallisoo. Prometo firmemente no
perder corrida alguna en la que toreéis Vos.
y cumpliré esto aunque tenga que empeñar
tres retrates al pastel de Terremoto. YO', ex
belmontista. confieso mi yerro y creo firme­

mente que Gallito vino al Monde á redimirnos

de los pecados que teníamos contraídos. no sil­


baldo ni abucheando á los que convertían una

navarra en una gallega. toreaban con la dere­

cha y derrochaban el miedo y malenge ante


los toros que tenían más de un año y tres

rr-eses. Así. confío


pues. en la ahso�ución de
los gallistas. desde hoy rendlré culto al Pepe
y

joselito 1. Amén.»
Sin leer todo eso, ¿cómo explicarse que un
país entero se estremeciese ante tal aparición?
¿ Quién ha de crece en lo furturo que se escri-
'154 E:UCENrO NOE:L

bieran libros \Y más libros en honor del héroe


y sus crías? ¿ Cómo convencerse de que se ven­
dfan y de
leían, Jo que es más nerc
que se

que comprarlos? Su vida" antes de ha;ber vwi­


do, era puesta en graves letras de irnpren­
ha; se litografiaban sus Partidas de Bautismo:
no halbían amado y se les atribuía idilios: sus
eventurillas de cortijo ó «[ehesa inspiraban á
Jos c1tbujantes cartones y tricomías; sus innova­
cienes revolucionarias ...
¡ah. sus innovacioneal. ..

eren juzgacl:as, examinadas á todas Iras luces de


la razón, criticedes
y expuestas como un acon­

tecimiento de lo más extraordinario.


Se decían cosas como éstas
I(EI bicho se muere de gusto. (Ovación.
Oreja por sufragio universal y vuelta al redon.
clel.) ¡Hoy ha sido grande y fenómeno de ver­

.dad, sin tram¡pa ni cartónl»


«Principia el acto con un pase por arriba,
formidable. ¿Formidalble he dic:ho? P<ues el
adjetivo que hay que alplJicar á tres naturales

que siguieron á ésbe ha «[e ser más expresivo


que éste: [oolosalesl, [marevillcecsl, jeecoltu­
rajes! Lo que usredes quieran, y se quedan
cortos, Cada uno es coreado con un ole arre"

batador. y continúa el niño apretando con el


cornudo en una lucha de bravura y serenidad
lY poder de mandato por parte del hombre
y

y de obediencia por peete d¡el toro. La senaa-


SEf:lORITOS CHULOS 155

cién fué de plenitud, de satisfacción, de

«jartá».
E.n esta etapa hay cuatro verónicas colo­
sales, quites de su marca. que producen el des­
bcrdamienro del público. y el delirio toreando
con la muleta. [Qué pases naturales! ¡Qué de
pecho! ¡Qué de molinete! En este momento la
tarde recobra su aspecto ck tarde torera, y el
crujir de los aplausos y los gritos de entusias­
mo caLdealrl la atmósfera. Una estocada tendi­
da da fin á la vida del tOJO, lamiéndose de
gusto .de morir tan solemnemente.»
«Principia le cosa con tres, naturales.
¡¡¡pero tres »eturalee!ll: erguido. tieso, escul­
tural, y cada une de los tres es UIIl monumen­

to, y ¡pare cede uno hay olés


que enronquecen
y desmayan de entusiasmo. El resto die la fae­

na no tiene pero, no puede tenerle, porque el


hombre está metido dentro de la res y cuesta

trabajo á la mirada separados.))


«El artitsa, ¡¡jel artistel!l. está siempre pe­
gado al hocico, al costillar, á dos pitones, á
todo el toro, y el público. ernocionadísimo y
ebrio de entusiasmo, se de pie y se em­
pone

borracha de gritar. Luego el toro junta las


ruanes: quiere el fenómeno mata'!". y la gente

público. y. por último. arranca derecho y mete

una estocada a.niJba que mata 11.\ minuto. Ova­


cién indescriptible y boreecbera de \'eTc.:aceri'l
fiesta ... ))
156 f.UGENIO NOEL

Esos rasgos de heroísmo simulado se discu­


tían fieramente. Su deificación aturdía. Con su

efigie se recomendaba un licor, un utensilio,


viandas establecUnientos. En los puestos de
y
los periódicos, manchados con tintas escanda­

losas, resaltaban sus bustos. Para perpetuar


sus deecubrirnientos taurómacos se extendía á
toda plana la visión, y en ello se gastaban
sumas enormes. bien seguro el editor de rein­
tegrarse. Cu'ando andaban, la gente les seguía.
la sonrisa en la boca abierta. aturdidos por el
no
.merecidc honor de toparse con ellos así
como así.
y fenómeno de éstos. (qué
un es lo que en

realidad hace)
He ahí la cuestión. Ni él mismo sabria expli­
cároslo. Le dijeron un día que era «fenórnencu, y
el buen muohacho, que á zancas y barrancas

I
subía la cuesta de la vi-da. abrió cosa die legua
y media la Iboc.a. Para cerrársela le añadieron:
-Tú estás predestínao.
---Qué estoy ...

-Llamao á ser er nuevo Redentor.


-Pero si todavía ...

-CO'bra y calla, «niñlbilis» ...

y el «niñíbilis)) dejó hacer. asorrebredo, aco­


bardado de tanta pompa desplegada en torno
suyo. Cobró medio millón de pesetas en seis
meses. Levé, ó le leyeron, lo que de él es­

cribían. y pr.egunt6:
SEÑORITOS CHULOS 157

-Pero ...
¿yo ...
soy éso?
-¡Oh, niño mío-Ie respondía el Conde ó
el Marqués-; tú eres éso y algo más que éso:
tú lo eres too!
Acabado de salir de la nada, como un nue­

vo Adán estrafalario. no sentía el tan desacre­


ditado vértigo de las alturas, sentía en cues­

tión «que no sentía nada».

-Aquí lo que va viendo un


servidof es mu­

cha guasa viva.


-Mira, nene, no te nme preocupes», que á
los niños prodigios os da la meningitis en un

cuarto de hora.
-Pero ... vamo á ver ...
(Por qué soy yo un

fenómeno)
-Porque nadie en «ee rmmdilibilillo» jace
lo que tú. Ni el Keieer. ni Joffre. ni la Pu­

rízima de Murillo. la señá Concepción.
-Pero ...
¿qué hago yo?
-Casi ná, niño. Quitar moños ... el Escorial

der toreo. Después Felipe Segundo. tú. Tó


de
dios perdío por ti, chelec. á cuatro dedo no
má ele la osza é Ezquerdo er de las 'Patiyas ...

Si tú mismo. por un casual. zupiera lo que


jases allá en la plaza ... iba á salí por ahí en

litera é mano. como los currutacos der siglo


pasao.
No es .... modestia. El fenómeno no compren­

de su endiosamiento. no se da cuenta. El a9OI'n­


bro más infantil y malicioso se refleja en su
158 EUGENIO NOEL

cara. Sabe que su apoderado fué hombre listo.


uno de esos zahoríes que «embanasta» la
plebe. que aciertan con el problema de espe­
rar«achantados» y hallan siempre la solución
de su vida en «la espera». como Jos felinoo.
Sabe que se juega la vida con más
peligro que
Jos viejos toreros. porque vale «coopcralrnente»
menos que ellos, porque el populacho lo azuza
de la manera más cruel. como se ve reñir á dos
fieras: en silencio.
Si el fenómeno fuese capaz de darse cuenta

de que es en manos de la Raza un muñeco


fatal con que la Raza se div.�emIle, una cerárula
en la que él litiga su histórico rasgo de las
competencias, los desa,fíos, las singularidades.
las idolatrías, ¿cómo no «escuchar» ese silen­
cio absoluto en que lo envuelven a] comenzar

SllI oficio?

I
Sepultado en ese silencio sombrío de treinta
mil bocas' que callen y sesenta mil ojos que
ven el fenómeno comienzan par inmovilizarse.
Si la atención sostenida de un curioso acaba
por paralizar un esfuerzo cualquiera, (. qué pro­
digi-os no haTá ese silencio ideal, horrible, de la
esperanza de un pueblo que calla de esa rna­

nena para que salte sobre su alma el tigre de


una em�ión sangrienta? En ese silencio, el
muchacho audaz sólo oye su corazón rerrrblo­
roso ente la fiera expectante. Un pensador es-
SE.ÑOllITOS CHULOS 159

cucharía en ese shlencio el latido de todos los


corazones allí presentes, esperando algo que se
destaque de la vulgaridad en que le sumieron
sus gobernantes y la propia desidia, que se
hizo ya eernordimiento y hábito ele quejarse de

todo y culpar á todos menos á sí propio.


Así, cuando en las columnas casi sagradas
de la Prensa ó las galeradas preciosas de los
libros se ve violada la santidad de ese silencio
angustioso con el tecnicismo más chavaceno.
convertida la espeoanaa gigantesca en caló de
sinvergüencería. di aIlma busca un látigo de
corto ástil, die cien metros dre tralla, que cru­
zara los rostros de la multitud, ocasión de ese
trenelonniemo. c Por qué no lee los 1iIbros sal­
vadee-es como escucha en sus Plazas? ¿Por qué
no escucha en las Cámaras y Ateneos cuando
le leen estadísticas vergonzosas, hijas de su in­
cultura, como calla en el Ci'l'co? Un :pueblo que
sufre tanto, ¿busca en el sufrimiento de lanzar
Un hombre á una llera un placer sádico? Y si
lo lanza con la esperanza de que salve. ¿no
se

es pagar demasiado caro y burlarse de sí mis­


mo juego tan obtuso? Su entusiasmo delirante
al ver burlado el toro es demasiado explosivo
y repentino para que sea sincero, para que se

crea en é'l. Los extranjeros pueden engañarse,


F ére ha creído ver en esa delectación tenebro­
ea morboeidades colectivas. Havelok E\lis ha
160 EUCENIO NOEL

sorprendido que espectáculos sangrientos como

ése parecen remover el forido de vagos sadis­


mos que existen en cada uno de nosotros. Y,
sin embargo, todo el talento de Le Bou y la
¡penetrante nUraaa de André no oomprenrde­
rían, sino viviendo entre nosotros, que en el
proceso de creación de los « jenómenos» hay
toda psicología de la gran raza ibérica
una

durmiente bajo el cendal. que á trechos es


losa de hierro, de las reglones diversas. limo
de sus grandes ríos que la cubrieron y sólo
remueve 10 violente. lo imprevisto, lo inexpli­
caible.
Esa gran Raza, en la que nadie cree, ni ella
misma. tiene por símbolo. y no quiere verle:
un verdadero Fenómeno: el tcco. Precisamen­
te porque es su geroglífico representativo le
estima poco: tan poco, que le sacrifica por he­
catombes. Aplaude al ganad'ero, si este nego­

cienre. cada vez más oportunista y vulgar, le


ofrece un bicho de hermosa lámina. es decjr ,

de (t]íneas agresivas»: pero inmediatamente


busca con la vista al victimario. A veces ha
sucedido que la magnanimidad' ganó su alma
ruda de pastor trashumante y perdonó la vida
al toro; mas sí leéis las hazañas de la fiera no­
bilísima, comprenderéis que es lo menos que

podía hacer, puesto que el animal llegó á la


9ublimidad en el valor. á lo absoluto en de.
mostrar cuánto vale la vida y cómo debe de-
SEÑORITOS CHUl.OS 151

fenderse. No obstante el perdón, la lección de


voluntad no es aceptada; nada rechaza nuee­

ero pueble can más violencia que los ejemplos


ó simulacros en que se le
fustiga. Se saca otro
toro en su
lugar y al héroe misma perdonado.
si hace falea un sobrera. En la lucha (predilec­
ta quiere ver humillado la incontrastahle. No
se
sonroja con los martirios que le aplica y
aplaude al matarife lum-inoso. Se mata con él;
pero no lo entiende. Si copiara sus oualirdades
tendría ó llegaoría á tener fa personarlidad más
enérgica del g1]obo y se deeeecaríe con relieve
asirio la estela die las naciones. No quiere.
en

Ha engendrado sw fdol,o,; un verdugo id!eal


que
v�Sbe die colorines y Ibrocados como un [ante­
che dd viejo teatro napolitano, el cual mata,
después de mojigan.,gas bien estúpidas, el taro;
éste dice cuánto vale la vida; el fenómeno de­
muestra que, aun liberada de la miseria por los
millones, esa vida vale la pena d!e estimarse,
no

El que esto escribe defendía en un gt:wpO


cierna vez el alma noble del toro. Si mal no re­

cuerda, se <lijo algo parecido á ésto;


-Día llegará. y no tardará mucho. en el que
hasta las Empresas de Seguros se arriesguen á
firmar póli:z.as con los Fenómenos.
-,Por qtié�--;preguntaron.
-Muy sencillo. Los tOTOS son cada vez más
pequeñ,os; esto '11.0 quita ni pone rey, pero ayu­
da el «[enórneno», El toro pequeño tiene la
u
162 EUGENIO NOEL.

cabeza pequeña, sea cual sea s\lJ 'raza Ó cruza­

miento, y las defensas más cortas y débiles. De


otra parte. los cruzamientos-e-hechos á men­
aalva tpor la codicia de los ganaderos, exigen­
cias de los mismos fenómenos y convenios de
los 'empresarios-e-son cada vez más frecuentes,
descuidados y bastardos. Como' el pedido de
reses llega ya al a"bsur.do y se pica en el ruedo
cada vez peor, y como les viene en buen resul­
tado á los «maestree», á medida que desciende
el pa.pel del toro sube el del torero. el riesgo
es infinitamente menor y el público puede pe­
d�.r que el cuerno se lleve la pechera de la cami­
sa del diestro en un pase de muleta.
-POT canco. ha;y cll.¿a vez más seguridad
en el oficio.
-Esa seguridad ha creado los fenómenos.
-¿ El pueblo lo sabe?
-Lo presume; pero se deja engañaJf. Loo «le-
némenos» matarán el toreo. Después de ellos
venir sino domadores harán
no podrán que

reir y bailar á los toros.

-¿ Será posible?
-Es [aba]. La tragedia concluirá en sainete.

-¿De modo que los «fenérnence» matarán el


toreo?
-Lopondrán en ridículo. que es lo mismo.
La afición no <podrá soportar la revelación del
engaño: forcejeará por que su pasión
no su­

cumba. Y con ella se irá otra de esas simuda-


S�ORlTOS CHUL.OS 163

ciones á las que con tanta frecuencia ha teni­


do España que recureir.

-¿ y esa religión dd valor?


-Lo qL!iC de bueno hay en ella pelidurará: el
ejemplo del toro.

-¿ La exposición del torero?


-La destreza, querrá decir de exposi- eso

ción. Lleva en sí los gérmenes de muerte. Con


poco que avance se coiwertirá en p"estidigita­
ción.

LO PINTORESCO

El 11 die May,o de 1801 murió «de muerte de


cuemou Pepe-Hillo, torero que ha inspirado
novelas y dramas. Pocos días después debía
torear en cierta ciudad de Castilla, y la Comi­
sión municipal, á quien Dios tuvo á bien co­
municar el desastre, recibió de un ilustre po­
sadero la siguiente proposición.
«Señores. Hebiéndoeeme mandado por el
señor D. Juan Marinas que viese el aneglo que
podré hacer con. el gasto die los toreros. en

darles de comer, beber, asistimiento y camas,

es el siguiente: Primeramente, chocolate para


doce, una libra, con dos libretas: una patorra
para almorzar, con su pan y vino; á medio día,
dos Libras de vaca, media de carnero, una galli­
na, media docena de chorizos, ocho palios
(caetrc esadcs y cuatro en pepil.o:roa), una
164 EUCENlO NOEl..

fuente de pellas ó natillas, ocho libras de ter­

nera, con una Iíbea de manteca para asarla:


doce ljbras de pan, vino bueno, fruta del día,
tres libras de azúoar blanco; por la noche, un

buen guisado con su ensalada. 'vino y pan, con

fruta para posee. sus doce camas buenas. con


sus posesiones, �luces y asistencia. No exce­

diendo de ésto el gasto. le arreglo por veinti­


ocho reales cada uno.
Me parece que está muy bien erregledc.>
Si usías deteeminan. me darán aviso para de­
terminar mis cosas.-Gabriel de Mora,)1
Al cabo ,ete un sigilo, el humilde torero á quieu
su fama lo volvía loco d!e remate, S'ino que
no

le hundía más en La modestia cite su condición,


es ya un miflonerio que viaja en automóviles,
vive hoteles de primera clase, caza en com­
en

pañía cie la NobleZla y gana docenes de miles


de duros. Este cambio ha dado el golpe de
muerte á lo pintoresco, lo único que nos que­
daba en el alma nacional «para ir viviendo».
La audacia ipO,bl"e se llama picerdfe , y con esta,
sal hemos sazonado nuesee miearia COO1 tal
arte. que los exeeoieeos se quedaban atónitos.
Un mendigo al ledo de un sepulcro gótico, cier­
to rincón plateresco. un ropavejero vecino de
la baebería, en cuya muestra temblaba al vien­
to el yelmo de Mambrino; el torero y el canó­
nigo departiend'o con una maja en el aTCO de
un portillo ó pasadizo, él apoyado en los hie-
sEÑORITOS CHULOS 165

nos incompacables de una ventana, tocada la


cabeza del cura con enorme sombrero de teja,
ella rozagante y fresca, con casa de no vivir
sino para el chicoleo. y el v;i]to y las seguidlillas

gitanas: Las verjas de las sacristías cerca de las


pilas del agula bautismal y el séquito de un ba­
tea, admiración de Meissonier ... El torero ani­
mó siempre ese retablo.
Quitad esa figura del
'Panorama pintoresco español. y todo se ente­
nebrece: rondas de pan y huevo, rosa.. ios de la
aurora, noches de ánimas que duran trescien­
tos sesenta y cinco días, trisagios, familiares del
Santo Oficio, beatas
hlijas de las brujas de
Coy.a. eoldedce hartos de pelear en las calles
con ¡paisanos, labriegos imbéciles á fuerza de
no v.iajar. de no leer. de no saber ni aun labrar
la tierra, cafés ibotilleri'as
..
COIIl la Gaceta cinco
semanas atrasada, metida entre el bisel de la
ensambladare y la luna del espejo hediendo.

bajo las deyecciones de las moscas: políticos


de casaca. por hzere, liberal. por dentro reac­

cronene: USUil'eTOS, cristos de enagüillas con

cara ele heber eirlo sajlteadores de camines: vír­


genes de largo pelo lacio can aspecto de no ha,
berlo sido nunca: sacristanes locuaces aíbrien­
¿o cepillos -inso.nda,bles' EJ torero fué la cla­
...

ve de todo eso. Todo eso tenía un ((lOO sé qué»:


Coya vino de F uendetodos á ver en qué con­

sistía, y tuvo al talento de hacer síntesis predi­


glosas, frío en lJa coocepci6n, sublime en el
lOO EUGENIO ,"OEl.

modo. Lo3 que viajaban, sin excepcrcn. deja­


ron escrito que el el tipo español
torero era

más interesante. Tanto ó list-o, él ena el único


que podfa considerarse verdaderamente loih.re
en aquel ambiente de pocilga-cárcel. A su lado,
no sólo se vivía bien, sino que se vivía en paz,
y esto eralo deseado. Algún ella estudiaréis que
la rinfluencia futura del lidiador fué debida, en
mucha parte, á que acompañarle era como un

salvoconducto. y admaerle. como


recomen­ una

dación, éimitarle. cama medrar. Atraían. no


por lo vistosos, que jamás fueron ellos otra
cosa que airosa gentecilla, sino porque á su lado
se ebeadonabe la Gaceta. aquella lIista grande
que era }¡¡sta civ�l dre pariiaguedca, oeeéeitce.
chusma ccvechcelera, bigotudos y rejrarieros.
Con su len.gUla audaz y mentirosa arrastmaha
las imaginaciones. que iban, oyéndole mentir y
cornadreas-, olvidando la guerra. esa eterno
guerra en ha vivido siempre España. Aquel
que
horizonte político, perpetuamente indeciso:
aquel tejer y destejer el hilo de la vide nacio­
nal, e1 temor ,d'e ser destituído ó- despojado sin
recurso posible de casación ó de protesta, todo

aquello se olvidaba oyendo al Manojo decir lo


que tal vez no sentía. lo que fingía quizá para
«evuder á bien morir». Los toros entonces era
lo menos. Mucho gustaba la fiestecita: pero el,
torero ea simplemente un joven que se jugaba

la vida franca 'Y resueltamente por pasar el rato,


sEf;iORtTOS CHUl.OS 161

Sln egoísmos ni bajezas, dos cosas que enton­

GeS movían los muñecos del guiñol patrio. De


entonces viene ese libertinaje y desenfreno que
la muchedumbre reunida en la plaza arroja al

ruedo, al presidente, al mismo rey. Esta auto­

ridad y las otras po&rlalIl vengarse; pero allí, en

la cloaca máxima, el pueblo ultrajaba á los cor­

chetes y al rnoneece . Fué allí donde al Rey


eterno equivocado le opuso el rey-lidiador, el
joven-dios. Los altos poderes entendieron el
sarcasmo, y lo explotaron. EJ pueblo se aferró
á su fesiche cada vez méa. como si en él ver­

riere esencias de estirpe y las amparara la en

inmunidad que disfrutaba. Lo que en 103 tiem­


pos medioevos fué el derecho de asilo, algo
á romántica merced rué el
muy parecido esa

trate y comercio del torero.


Por los exteanjeroe hablan siempre de él
eso

é hicieron de él el hombre representativo, Los


que hoy desdeñan á estos hombres como tipos­
símbolos debían demostrar qué cosa extraña

movió á los visitantes de fuera á eonsiclereelos


como represemtacioníea del espírilbu colectivo.
Vieron 10 que contaron, porque el viajero no

swele mentir si no es en afectos propios y avert­

tusas. Dumas y D'Amicie mienten, sin duda,


cuando hablan d'e sí mismos; pero en lo que
cuentan hay tal suma de ver.dad y observación,

que sería necio no creerles, porqu.e nos ofende


lo que dicen. Y vieron que el joven lidiador, á
168 EUGENIO NOEL

las puertas de la barbería. contaba


lances de
risa y trocaba en palabrota el vocablo
fino, en
tortuoso sentimiento la emoción clara. Esos
jó­
venes necesitalban caricaturizar una época,
acribillan- á denuestos un siglo, y lo hacían za­
lamera é hipócritamente al mismo tiempo. Todo
lo perseguía la inquisición menos la risa. El in­
genio cáustico es más peligroso que la verdad
descarada: la ironía genial- asesina un tirano y
cubre 'de baJdón inalteJ!\able un
tiem¡po; pero el
torero eludió .ecostumbrado
. como estaba á todo
género de quiebros y engaños, la persecución y
el espionaje, y criticó, inventando un lengu,aje
p intoresco, sensaciones pintorescas, retorcidos

com.adreos entre ¡paréntesis, entre pelebra y pe­


lebse. dlan,do á entender nada más. elidiendo
siempre hasta que rué su modo de decie y de
persser común á todos. Su generosidad fué un

incentivo más. Nada más tacaño que el tiem­


po aquel. El lebrador guardaba las 'onzas en

los sótanos. la soldada reoi'bía


no se
regular­
mente, los bandidos 'desvaJijabam las diligen­
cias, el fisco tenía garlopas- y ganzúas, horcas y
cadenas. E.1 util'laba el dinero», hizo
y esto
le.
�"tremacJiamrente emeble. Como hoy hacen los
señoritos chu�os y chulos pobres con los toce­

ros. imitándolos y siendo su sombra. Fueron en­

tonces los currutacos, los muecedmes, los ne­


gros y blancos, los liberalitce y demás. Cuando
no habla dinero que utirar)) se buscebe. La mu-
SEÑORITOS CHULOS 169

jer y sus devaneos ó minucias consbituyeron una


preocupación y un estado, Ella se hizo audaz.
y ellosgalanteadores. La celestina, el rodri­
gón, la rdlUleña, fueron cambiados por la don­
cella [nanoeaa, que deja hacer, segura de que
es lo mejor que 'puede hacer. ó por la amiga

española, que aconseja enérgicamen.te enmien­


da ó receto, sabiendo que con ello azuza un

sentimiento. Desde Merimée á Perhac.rem, des­


de Bvron á Berrés, desde Wáshington l.rving á
Wolff. el! alma española, inRuída fieramente por
el genio andaluz 'Y el «recio modo de ser» ma­

drileño, ha dicho cómo es con esas peces lí­


neas que tiene entre nosotros nuestra realidad.
Ni esos hom'bres han exagerado ni los españo­
les han hecho otea cosa que copiarse á sí mis­
mos. De copia en
copia han ido perdiendo,
como es natural. relieve. verdad, color: el ori­
ginal ha modificado al interpretarse por tern­
se

peearnentos y cruzarse con el genio mundial.


tan d,¡,fundl,do 'Y propagado; pero en el suma y

sigue de nuestro Haber tiemblan aquellos de­


tos concretos: aún pesan, aún hay que contar
con ellos. Se ·ha mejleado lo pintoresco y ha su­
frido transformaciones: en ellas oléis más que
veis lo viejo: huelen á humedad. á rancio sabor
de sangre y vino y rosa. Pudiera decirse que lo
pintoresco se ha a�epentidb de su conducta
llamativa y arlequinesca y hace npucheroen
con los labios y ejercicios espirituales con el li-
�----------�----------------------------��

170 EUGENIO NOEL

bro de Lcyole ante Jos ojos, aún chispeantes


de granujería y dlisi¡pac.ión. Las callejuelas, los
arcos, los farolillos que temblaban <le miedo

en los zaguanes y encrucijadas, los soportales,


los 'Patios de las 'Posadas. los aposentos de las
ventas, las rutas de atajo de los trajinantes. La

masa imponente de las catedrales, más bellas


cada día á medida que el tiempo las acaricia
más, los ríos que van pOI donde quieren ir y

los puentes que se muereñ ¿re viejos y asten­


ten tremendas cicateicee, los pueblecillos más
juntos cede vez y más lejos cada día, las le­
yendas. tan teuribles, que no' hay modo de
creenlas ...
, eso queda aún, y con ello mil
páginas que pudieran escribirse de los chi­
rimbolos del casticismo.

inspiración. Lo que ya no
die temas-mentes de
queda es aquel to­
I
rero ni sus críos. El torero de hoy ha elidido
tanto, que no habla: se cuida de todo tan poco.

que sól-o le. interesa su apoderado. Antes, un


buen Parmecéutico. un boticario ¿k ecuellce
que tenlen el busto de gato, el irweruor ad.mi.
un

ralble de '�a pucge. al lado de una balanza de


precisión tan precien que nopesaba más que
lo necesario, salía d'e (1 bureo». topaba con un
lidiador
y le preguntaba:

-¿Qué dice Su Merced de la Corte} "

Hoy se encuentra cualquiera á un diesteo y


fe pregunta así;
-¿Cuántas canid'as lleves despachadas?
,,!:.NORlTOS CHULO' 171

Lo que ayer fué tabla de sal�ación, triste jan­


gnd:a. de naufragio. pero alm.adía al fin y la pos­
ere. hoyes negocio vivo. Lo pintoresco era an­
tes gI'atuñto, espontáneo, fruto y flor algo saJo

vejes. Hcy cuesta caro, es eetificial, Sor y fru­


to de invernadero y estufa. En Sevilla hay una

ermita y en. ella ex votos, cuy.a reproducción


con sus versos y confidencias sería muy de dle­
sea'!': entre esos cuadros de ofrenda haor una de
un viejo p�cadOl'. Trazado con esas líneas in­
genuas. delicia de los ojos. é -ilurninado con esos
tintes que recuerdan las estampas del idilio. de
Hemán Cortés y Maeine. aquel cuadro represen­
ta á 'UlIl toro ¡pa:d'!'e que ha tdespanrurrr.a!do á un
caballo; el piquero está a.\ descubierto. lejos los
diestros: la muerte sería inmediata é ieremedie­
ble si el picador na se acordara de un Cristo y
le pidiese le sacare <le aquel trance como bue­
namente pudiese. Ni tonto ni perezoso. el Cris�o.

en su Cruz y todo. vuela al Circo. desclava una

mano, coge un «cecctiec». se mete entre el pi­

quero y el ,}icho, y con un quite.de «bucen» sal­


va á su fiel devoto. Mirráis el cuadro. y no es

coelble reirse. Hey allí fe y ejernerrtos especie­


les que no os causan ni indignación ni risa.
Pero si v.oJvéis los ojos á vuestro tiempo y ob­
serváis que una medalla de tal virgen ha salva­
do la vida á cual «seis mil pesetas». no hay
más sino ind5:gnarse y reirae. Aquello es pinto­
resco; esto es una sinlu]ac:ión. Fué aquello un
172 EUCENlO NOEL

rasgo: esto es un caso. Muchos se contentan


con decir; -No tkn:e importancia.ce-Ya huI)'
algunos jóvenes que, echando cuentas con 108
dedos. han sumado trescientos millones de pe­
setas gastados en sostener fenómenos y deriva­
dos. Es muaho dinero. El Rey 'mismo se cree
obligado á telegrafiar á un diestro. Eso es de­

masiado honor. El torero se cree en deber de


ser millonario. Eso hay qure impedirlo.
¿Por qué? Porque no es pintoresco, es mor­

baso. El guía de la CatedraJI pide dinero pOT os

explicaros qué signliJica aquella gérgola: el ca­


nónigo os pide dos pesetas por ver una de las
cebeeee die San Juan Bautista; el sacristán
arranca de la matriz de un talonario una pape­

Jeta que vale un dUTO. 'Y ante la cual os abrirán


un enaquel donde se conserva la lengua del Cri­
eóstomo: el campanero os exige plata por en­
señeros di bronce y por aconsejaros que andéis
con cuid'adb porque no sois e.l «primero que se
mata allí»: el hostiario os hace «una eangrfa» ú

la faltriquera por afirmaros. bajo su


palabra,
que las puertas de la Catedral pesan quince mi­
llones de kilos y las hizo el diablo en una sola
noche con la medere de un 'Solo áTOOI. que fué
á buscar á cien leguas de allí, desde
tiempos de 'romanos no h'abía álibolles
porque
en el con­
I
tomo, Todo ello vale la pena. La divina vieja ,j
Catedral tiene parásitos,
acarios ó sa,bandijas, que si viven á
como el rinoceronte;
su costa le
I
Se:.'lORITOS CHULOS 173

conservan sana la hermosa piel. Pero dar tres­

cientos millones de pesetas por sostener lo pin­


toresco achavacanado. lo heroico simulado. el

valor explotado como negocio y la vida ofrecida


en holocausto de un empresario que eiene «pu­

¡pi'la)), eso, frencamenne. es ceerar la puerta á


los extranjeros. E.st,os, vendrán y preguntarán
así:

�Por ahí se dice que tenéis UlI"lOS hombres

cuya profesión es divertir á costa de su vida.

Eso es pintoresco, porque ya nadie en el rrrun­


db comercia con su vidia misma. Además, vis­
ten t!rajes curiosos. Quemra venias.
-

Tenernos, contestaréis, no IlunOSll nada

más, sino «miles» riada menos.

-c-Entonces vana. Lo pintoresco constituye


excepción.
-HaJY mi�:es y ganan millones.
-Por ser 'pintoeescoe.
de
-Por parecerlo. Son hombres que gozan

un sabroso presente á costa del pasado.


-(Se los tolera?
-¡Se los admira1. ..

-Yo no buscaba esos negociantes; bUlSQaba


hombres que, más fuertes. que el tiempo, sobre­
vivían á él tal como fueron en otras épocas.

-E·] torero constituye un caso curioso de re­

formismo. Es viejo y moderno, de ayer y hoy.


dleeteo. na-&a millo-
majo y señorito, audaz y y
'74 f.UCE.-':IO NOo..

narro, bobo é ídolo. Le llaman «fenómeno» y


se explota á sí ,Pl'OpW magníficamente.
He aquí esta escena, Ictogrefieda por sorpre­
sa. Es larga y «güene»,

En casa de un torero hay reunidos, días an­

tesde la corrida, un crítico adrr.ira:ble de te>IOS,


que entiend'e el asunto, un apoderado que di­

quele Cádiz desde Irún, un empresario taurino


que sabe lo que se trae entre manos, tan gana­
dero que sebe lo que es un
toro, lo que no es
una tontería, pues 'los hey que no han visto esos
bichos 'mmcu: 10. madre del torero, «casi na»
de hembra, y admiradores de Jos que hablan
más que un loco.
-Güenas. señó ganaerc-c-dice el apoderado
entrando en el po.rtaJ-. Tenema aluego que

hab� un ratillo de una cosa mú grave.


-¿Mú grave, Botito?
-Regulá que oregudá. Pichichi lo zece (este
señor es el famoso crítico) y el zeñó también.
El señor aludido, que es el empresario señor
Buenavista, asiente con la cara ccmpungidí­
errraa.

-y esté. zeno ganaero, también lo za:be.


-¿ También lo zé yo) ...

-Lo cier toro eze ...

-¡A'h, ya caigo.. lo de «Banrebée»t


'

-Es un conflicto-cdice el ;3r. Buenaviste-c-.


un conflicto de o;r:dien públlica. El Go­
pavoroso
bernador está da-do á los diablos y espeta en
SEÑORITOS CHULOS 175

el despacho el arreglo ó la Unción. A mí nc


me llega le camisa al cuerpo. Sólo el pensar

que ...

-¿Zólo er pensá qué. zeñó Güenavista?


_

Que pudiera. suspenderse la comida.


...

-Osté. zeñó GÜena:visba. debía llamarse

GÜenapieza .. , De modo que er «[enórneno» ...

�No atorea mañana zi uzfa no le cambia «Ba­

rrabásu-d'-iio el apoderado.
-¿ y no pide ea' niño má que eza bicoca?
-y lo otro corresponden. «Mel-
de; que 10
desío» «Quitapón» por otro-aña:dió
por otro y
el apoderado con acento inAexible-; no pide
má que eso.

-Un cornAicto macho -.murmuIaba Buena­

vieta. m�di-endo la estancia á zancadas napoleó­


nicas.
-Pero ¿qué encuentra eze niño á mis toros?

cQué quiere? ,Que ze los dé má chicos? ,Que


me lo zaque yo ele la bragueta má clúquitillo?
El crítico Sr. Pichichi intervino. señwlanao
á unos admiradores:
-Ganadero. más bajo. que lo van á oir aqué­
llos ...

tengo má toros.
no
-Pue que no ea. que .. ·

-Va á haber darle-e-dijo el Sr. Pichichi


que

doctoralrrsente. como quien arregla el asunto


de los 8alk'anes-. vamos á tener que dar á
ese niño los tres que esteben dispuestos para

el «Bolochico»: son püecisamente � tres que


176 EUGENIO NOn

él quiete... «Azogue», «Mcñobajc-, y \(Af.ri�


cano».

El g8llfl-d:ero, dado á todos [os


demonios,
llamó á la criada de la casa,
Inesilla, que por ,
cierto era más lista que Gar.dona.

-Üye, pea-sebe. reéete un vaso de veneno,


que aquí va á sucede esta noche una ccatásto­
fe ...
¿Ha oído, lnesilla? Pué sí que
cor:es: pae­
ses la maquinilla de Velleces. sólo anda
que
bien -pá atrás ha!)'
;¡ que arrempujale, entavía ...

Bebió, y rugió esta sentencia inapelable:


-A ((BolochicoJl no lo juego maja
yo una

pasá. Eze niño trae cloenco gusanillo der to­


el)'

reo fino y hay que no jeserlo 'pasá un berriu­


che. que aluego crese y er genaero paga lo que
tomó la reunión, ea ...

-Peor para «Boloohico» si no se contenta­


dijo el Sr. Pichichi impertérrito-. O deja hacer
ó no torea más en su vida. ¿Es el fenómeno
consorte? (sic) No. señor ...
Pues no tiene de­
recho más que á callan- y apencar con lo que le
salga, y cuando el niño sea padre comeré
cerne,

I
-1{BarralbásJJ es mucho toro pare «Bolo­
chico».
-¿Y {{MaldesíO)I? ...
[Pué anda que «Qui­

tapón))? ..

-Er niño mio-e-dijo el apodemdo--no atarea

cecredales.
sEÑORITOS CHULO!'! 11;

-Tipo, lámina, cuernos, de lusirrriento-c-mur.,


muraba el ganadero.
• -¿Cuerno?. Seis legua .. "
camará, azoca er

verlo ...
, y que tié runa cara que paese lo han
avisáo.
-Toda la Plaza vendida-e-decía monolo­
gueanclo el Sr. Buenavista-, y ahora ...
¡Qué
conflicto! El gobernador ha dicho que en últi­
mo caso se tire por la calle de en medio y se

ponga todo á ocho. España entera esperando el


día de mañana con la boca bierta y ..

Del gt'Upo de admiradores llamaron al enor­

me
crítica, que par cecee esteiba ipropuesto
pez-e aCiadémico «de [e Lemgue».
-¡HQla, Salamandra, no te ha.hía vista!. ..

[Hola ... señores!


Hubo presentaciones: periodistas, el hija del
Maequés B. de la C., desocupados can «pe­
rraa». un literato. Sr. Admón del Talle. chalao
por el fenómeno, en honor del cual componía
un libro eró'tico_nústieo_línco_ce:rebro-espinal
E.I Sr. Pichichi estrechaba manos. diciendo
conciso:
-Mueh'o gusto Mucho ídem Mucho ídem
.. ...

d� ícJlem ¡Ah, 'señor Admón, 'Usted es ese se­


...

fior que ha escrito el libro «Alejandro Magno.


el Guerra y Dios»!.. Mucho, mucho placer.
Tiene usted razón. Su libro es Formidable. Lo
creo equidistante telegrafía sin hilos.
de la
-Los de usted, maestro-interrum;pió el se-

11
178 f:UGENIO NOEL.

ñor Admón-. Su «Tratado de los pases de ga­


rabatillo v.istos á tres luces) es un libro que hon­
ra á una Raza.
-Cuarenta y siete mil ejemplares vendidos ...

[Bahl. poca cosa.

-Es usted muy modesto. ¿De qué habla­


ban con tanto calce) ¿Era del «fenómeno»?
-De quién iba á ser. Nada, Sr. Admón, que

se empeña en torear tres monumentos y que no

hay fuerzas humanas que lo hagan desistir. El

ganadero y nosotros estemos viendo la mane­

ra de disuadirle. Cualquie<r percance que le su­


cediese sería rpara EUI10pa un día luctuoso y
s6lo cOn1ipaJ'la:bJe á la muerte de Copémico.
-Hay que impedirle. ,

-Pues con los toros que ha escogido él, se­


ñalándolos uno á uno en la misma dehesa, sólo
Dios ó Edlson pockían evitar la conjunción de�
asta y el cutis.
-Cuando usted lo .dice. maestro ...

-Yo no me equivoco nunca; soy como el se-


ñor T oroastro.

-Usted es el Pontífice de los eríricoe.


-El Espíritu Santo de España ...

-Basta. señores. que me azaran. ¡Oh, algo.


Si fueea por servidorito, que tomó
algol no un

los trastos de mi maestro el Solitario. los tore­

ros de hoy serían como los de ayer: estúpidos.


E.l torero es un héroe que no sabe que es hé­

roe hasta que se Ilo dícen, YoC he tomado sobre


sEnORlTO! catncs 179

mis robustos acromiones, vulgo hombros, carga


tan penosa.

-La verdad es que sin la Prensa ...

-Dispongo de diario por esencia, pre-


un

eencia y potencia. Cuando yo oficio de pontifi­


cal, no gimen, lloran las prensas ...

-j y qué críticas las de usted, maestrazol=-ex­


clamó Admón-. Recuerdo una qu-e se titula­
ba «(El Niño fenómeno y el descubrimiento
...

del Sistema Planetario » definitiva. y hasta


...

pérrefcs me sé. Dice usted ...


espere ...
que haga
memoria ...
¡Ahl, dice: «El fenómeno no es so­

lamente un torero cuadrado por la base y ar­

cbieuperulwemensurable, es en el cielo de la
Humanidad un Newton, un Víctor Hcgo con

talento. Su pase de soplete Horeado es una


invención igual á la del hallazgo de la impren­
ta ó los cálculos infinitesirnalea.»

En instante, la entrada del «[enómenc»


este

en persona les cortó el hipo. Le saludaron


como los querubines deben saludaor á Dios, y el
Sr. Pichichi se le llevó á un extremo con gran­
de misterio.
-Está disuadiéndole-e-dije Salamandra á Ad­
món.
-A propósito, niño-e-decía el Sr. Picbichi-c:
(tienes por ahí un billete d'e mil socias?
Pichichito.v.. que zegún mis
-c-Pichiclii., .

cuenta epcderéo van desde principio de tero­


del
porá cuatro de á miL -Ze que te debo mucho,
ISO EUCENIO NOEL

eza é la puna; pero mi fiare no é mare, zinc


un carabinero, y ya za·bes quedise la gente que
antes de ser presona era una mula é varas.
El Sr. Pichichi sacó un papel de una cartera
de piel de oso iY se lo ruó, con el gesto que
Bismark 'a�ó la pluma en Sedán al general
encargado die la capitulación. Y le dijo:
-Lee, monstruo .

....,:_Que lea, pa,chicm? ...

-¡Ah 1, es ve!'d'ad, per:dona. No recordaba


que á l':ino te hace falta leer. Escucha lo
que tú
me bes inspirado. Es para el número de maña­
na; ciento cincuenta mil ejemplares; seis co­
lumnas ... fondo. Pongo la
f.o.tografía esa que te
é1JI'.!'eJgló.. Pelanas, con, el toro de Lagantijo ...
,

y que ocupa la mitad de la primera plana, como

eebee. niño. Al pie d'¡go: «Un momento erno­


cionanre y arrebatador: El fenómeno ciñéndo­
re en el tiemrpo séptimo de la décimanona veró­
nica ele la faenaza de ayer.¡ Y arriba empiezo
así: «Acto de audacia increíble», esto en letras

digno de ti. Pirámide... Y luego digo: «El


...

más grande torerazo que usufructuamos ante


oto.rgamiento dado á España en presencia del
Notario Mayar del Reino por [a Dévana Prov',
dencia el más despampanante que jamás co­
... ,

nociera la afición desde que César dió su pri­


mer lance de capa en el Circo Romano ...

-Ca,ma:ro ...
y que no tié este niño meollo
drento ...
sEÑORITOS CHULOS ISI

Roma.no, viendo que los tres toros ee­

servados para «Bolochico» mucho juego era

esa calandria ha ordenado


para incipiente, que.
para evitar consumo d'e árnica y gasas profiléc­
icas, se los saquen á él. .. 1)

-Mir.a que si «Bclochico» se da por a:ludío ...

-No se molestará yo me encargo de ello.


...
,

Te tiene miedo porque te apoyas en mi. j Pero


si tú mismo no le conoces]. Tú eres el Beetho­ ..

ven de la Tauromaquia. Aquí no hay por hoy


quien se atreva c-ontigo. T.i eres tú. :y an:én
han dicho. y «Bolochicc» apencará con la cor­
ná que lo va á atizar «Barrebée». ese toro cri,

mina] que te destinaban.


-Yo no atoeeo eze bicho. T ó lo tié malo ...

Mira. Pichichi. que llamarse «Barrabée»: que no

lo atarea mangue ...


, vaya.

-Búscame el de mil. niño ...


¿eh? ...
Te lo
pide Píchiohi ...

Así el asunto. se acercó al fenómeno su aoc­


derado. que. llamándose él T elesfcro. le ncm­

br.ab� lITelosforrcn, porque siendo el fenóme­


no 'Persona, es decir, novillero. le había dicho:
-Ñómbrame apoderado tuyo y te forro los.,.
« T elesforec» le presentó un pape-l. dicién­
dole:
-Aquí hay un contrato nuevo, niño; la nú­
mero 199 de la temporá que viene en Madrí;
siete mil quinienta peseta libre de aforo y má
líquida que la eneé é una burre: la cuadrilla
182 EUCENIO "'CEL

carga con ella; el zeñó Buenacleee. aquí pre­


rente, viaje en auto dende donde estés tú. mi
niño, entonse: ganáo, er que te sarga .. "
y si no

te paeee bien el' compañero, zeláñalo tú mismo.


-¿ Has arreglado lo de los toros, Pichichi�-·
le preguntó el empresario.
--Como una seda.
-Respiro... Era un con8icto... La Plaza
llena ... la afición sobreexcitada, calenturienta
la capital ...

-Tiene por ahí suelto, señor Buenavieta, un

billetiyo ... de quimientaa-e-le preguntó Pichichi


á boca de jeerc ...

-Si no se lo doy-pensó el señor Buenavis­


ta ..T ama, Pichichi, y remacha eso del arre­
,-

glo, no sea que «Bolochico» descubra el ajo ...

Toma, cinco de cien.


-«Bo.lochico)) es más mío que estos pápi­
ros. Si ¡yo quiero no vuelve á torear en su

vida ...

-¡Oh. peder de los periédiccst=-diic el em­

presario, lanzando sobre sus billetes una tierna


mirada de despedida.
El «Fenómeno» firmó el contrato, y elijo :5.
« Telosforro»:
-c-Ove. «Telcsíowo». ¿tiene por ahí en un
rincón der traje uno de mil beatas pa esa cria­
tura de Pichichi� ... Me Jo ha pedía. y ezo de

pedíselc á mi mere é torea á nBatrrabásn.


-Yo no lo hevillo ...
; pero á eze niño hay
sERoRITo� CHULOS 183

que tenélo má contento que ar mengue de


Graná; sin ese niño no hay parmas. Mirra, ahí
viene tu mare; arráncate en corto y pídezelc.
-Mejó qw:nera veme con. un güey. Pídeze­
lo tú.

-(Yo� Está rú avíe. Cuarquiera la pide á


tu mare un séntimo pa agua limón ...

-Ezo no é una mare: é un Ministro de Ha­


sienda. ¡Ma«Üta sea! ¡Pué no me dan zuóreel. ..

Anda tú, «Telosforec», que no puéo ni an.dá.


-Primero me encierro yo en un tori con un

toro loco que pedOa na.

-c-Me-rne-mare-c-dijc el fenómeno tartemu­

deando.
La madee se acercó á BU hijo con un pasito
indescriptible.
-No bebía arreparao, niño. (y er varetazo,
te ea quitao �
-En-ta-vía no-nono, ma, mareo

-Pué yo que creí que te lo había largao er


buró en er vientre, y paese que 10 tiene en la
lengua ...

-E que, mare ; é que-queque... Díselo tú,


niño.
-(Yo� ... Güeno.
-Ma_mare. Háme ese favó.
_
Tié grasia er caso. Dos hombre ma gran­

de que er Guadarquiví y etán eeerclecs como

do sartamontes.
184 EUCENIO NOEL

Em vano pedía auxilio el fenómeno á su apo­


derado.
-Pídeme la sangrecita der cuerpo y é tuya,
niño; pero yo no la pido na á eza zeñora.
-De móo que yo ebo sé argún basilisco que
ze come Jos hombre
por las pata.
-Po las pata, no. mare. [Ya no zé ni lo que
me digo l
-¿,Desembucha 6 no?
-Güeno ... al' charco. Nesesiro ...
Güeno, yo

no, que se entienda ...


que nesesiea con
; otro

mucha nesesiá mu neseeerie mil pesetas. ...

-iPa qué, niño�


-Pe. una neeeeié mu neseearia.
-
••• é toe nesesiá-a;poyó «T elosforro».
-( y no pué ze� eao. niño. asma como !!/
año que viene?

-Mare .

-Pare .

-Mire osté ma-mare, que zi yo no tengo


eza pesetas va á euseder un aJ1go azí como er

Dos de Mayo,
-¿ Con que mil pesetas � ¿y no más que
ezo? Pué xi la esperas jasta que tu mare te

las dé va á tené que jaeer cola ...

Y no se las di6.
-E mucha ruare esa mujé-díjo el apode­
radb.
En cambio. les ccntebe en aquel momento
SE.�ORITOS CHULOS 185

un torero viejo á los admiradores del fenóme­


no este sucedido:
-1« Que si eea
generoso Lagartijo? Rafaé
era da pura simpatía. Ante de cobrá, ya lo
ha.bía dao tóo. No tenía en jamá en su bor­

siyo un ochavo moruno. Venía un piconero


isiendo:
-e-Mira, Rafeé comparito, que er borrico se

m' a marido en medio er campo de la cebé


der Arrastrao. á seis legua é Cóedoba. IY corno
en er mundo no tengo otra riquesa. carcula tú.

Rafeé. cómo etará por drento comparito


tu y

lo sinco chiquiyo die la diJ�umta ajogá en ex

poso y la parienta sobrera que había en casa

pa cuando acabara er tersio ...

y hasía asina R<afaé con er dedo y ze za­

oaba un sortijón y se lo dalba. isienclc ,


-Cómprate un bUI'JlO en la feria é Lusena
y la güerta te la bebe á mi salú de montilla de
la güene que depué die la mansanilla é lo
,

mejó der mundo.


y no había llegao ar Pretorio er Piconero
der sortijón, !Y ya tenía otro Reéeé elante la

jeta, aquella jeta de Rafaé que quien no la


visto no zabe lo que un hombre bien formao y
encarao y iplanteo, que lo veía uno y sentía
no

ser mujé pa yamálo ladrón y jaser tonterías.


GÜeno... pué Rafeé lo miraba como qui­ si lo
siera pegá un tiro. y él ze queaba mirando
10
á Rafaé atragantao, que paresia 10 había ajar-
186 EUGENIO NOEL

cae er verdugo é Jerez, que era chato, y


venga
escupí por er cormillo y zcbarse er
tpescuezo,
como Zl tuvler.a en er gaznate é punta una

boca d'e la isla, y fun,pia:rse er morro con la


vuelta é la manga, y RaEaé [asiendo bolilla
con un peazo é jamón crúo y comiendo la
oliva con güeso y tóo. Y piconero sin erre­
el'

vese á sortá er puyaso, y Rafaé viéndose venir


er varetaso ensima hata que la eogía era de
necesiá.
-Rafaeliyo, que ere tú mi earvesién.
y Rafeé se gonrfa del otro [ao pa no cir
el despertaor y ponía los ojo en blanco que
oaresía un 'besugo, ,y el piconero al cebo ... ...

-Rafaé, que zi tú m'a:handoJ1la que no le


quea á tu compare otra salla que corgarse é
una al San RaEaé der Puente. Tengo á
soga
los tres chiouiyo con zarrampión de lo majo que
é una, compasión vélos, y á la niña eza que
se paese á ti con viruela loca, que paese su

cara la cuadra un cortijo.


y ya me tenían tóos oztedes al' divino Rafaé
ma blando que un toro con sinco varas de
Carderón y ieeíendc puchero y zacanclo -er re­

laje le regaló Don AUonso er del Duque


que
de Sexto. y que era tóo él de OTO, hata la rue­
das. y jasía asina como que etaba viendo la
hora que era y le miraba. ae piconero y er pi­
conero á él hata qu.e er relaje y er piconero
no se veían por ningÚn lao, y zacaba San
sEÑORITOS CHULOS 187

Rafaé arcánge er pañuelo, aquel pañuelo é


Rafaé'. más largo que la carretera de Madrí á.
Córdoba, lY limpiaba la lágrima de la aíii­
se

sién, que paeela que tenía hato ó angina de


.

pecho. y desía:
-¡Mardita sea la hora en que hé nasíoprobe l
-La esplendidez es una primada-e-dijo el
señor Pichichi. que hwbía estado escuchando
al salado narrador.

ESTEREOTIPIA.

Cuando se habla de unificar las razas espa­


ñolas son tantas las dificultades que se presen­
tan, que se conceptúe como imposible. Andalu,
cía Iha obrado con su genio un milagro extra­
ño; ha prescindido del origen, del iberismo,
del eukariSmo, del problema antropológico Y
de la etnografía histórica. Ni Olóriz, ni el
Ma'l'qués de Dos Fuentes, ni el sabio aritropó­
[ego Arenzadi. El genio andaluz arregla lee
cosas como las riñas de las juergas y las bro­
mas de los colmados; cuando nadie se entien­
de busca una solución que nadie entienda. y
este recUISO rato es de una eficacia abrumado­

re. aunque está muy lejos de parecerlo. Un


pensador hubiera catalogado el genio tuIdeta­
no, el lusitano. el galaico, el vasco,
el cánta­

bro, el asturiano, el celtíbero, el .pirenaico,


el edetano; loo andaluces se dejaron de eré-
lBS EUCENro NOEL

neos, de si existieron ó no los


celtas, de si fué
ó no patraña la infiuencja fenicia, las
invasio­
nes egeas ó las emigraciones indO;persas, de la
bicha de Puerta Cerrada en
Madrid', at'fi'btÚda
á Nabucodonosor: del perfil heteo de las
rías bajas; de si Strabou tiene más
argumentos
que Alemany, ó Mela más rezón
que Polibio.
ó FIm-o más certeza
que Lerremendí: sin que­
rerlo nj necesitarlo.
porque sí y nada más, in­
ventaron la palabra casticismo
y un dogma que
enb'añará algo común á to-das esas razas que
pusiera de acuerdo los Zúrdu:los con 105 Vér­
,
du!os, á Madoz con Ackúe. á Piiréo COIn Bl'áz­
!
quez. y le consiguieron.
¿Cómo? CU8.!nJdo se trata del genio andaluz,
las respuestas son admiraciones ó puntos sus­
ipeneivcs. Ser castizo es ser «todo 'Un Ho», per­
tenecer á una
religión sin filosofías Ia.berínti­
cas y sin atta obligación que llamar al pan, pan,
y al vino, vino. Ese
concepto de las cosas arre­
gló el asuno magníficamente. recogió en sí las
discrepanc:iras, coefic:i:entes y diferencias y las
dió un rumbo. Se puede negar; peno esa orien­
tación es .la que seguirnos. Si resucitaea Séneca
os diría la moral de su tierra.
que
indepen­
diente de la .de Roma. que luego fué del Mun­
do. ¡ha sido impuesta al resto de España como
todas las cosas se imponen: por práctica uti­ y
lidad. Es útil y es dulce. BI casticismo lleva al
idiesastre; ¡pero conduce á él d�itando. El
Sr..;;;¡ORlTOS CHULOS IS9

necio perezoso busca la amenidad como la se­

ñorita mema sigue la moda: es muy molesto


eso de preocuparse, y se da el caso de que
aparezcan arrugas y canas meditando. El país en

que vivimos aceptó ese critenio andaluz de uni­


dad! nacional .porque lo resolvía de on golpe
todo, como las medicinas de las 'Plazuelas. No
era neceseeio revisar los Archivos. estudiar los
cráneos. aplicar psicórnetroe ó ángulos ú occi­
pitales de éste y del otro: por ese medio sen­
cillo se obtenía el resultado de hacer espafio­
les sin que estos señores hubieren hecho antes

Patria. El procedimiento fué más sencillo to­


davía: dlejrur que cadla uno hiciera lo que le
diese la gana, supeditar el deber á la circuns­
tancia, buscar siempre el precedente ó sentar­
le para mcetificar á los que vinieran detrás.
El casticismo resolvió sobre !la marcha el
vasto problema de que España no deseparecie­
ra del mapa. Buscó 181 macho en el hombre, y
le dijo; -Guíate por tul sexo: él hará lo demás.
y lo hizo. La emoción dominó 01 caorácter y

creó sensaciones bravas. OiiÓ al español defini­


do y comprobado ese sentimiento suyo de anu­
lación ante la voluntad de lo que no entiende.
por no tomarse la molestia de escudriñaTlo.
Unemuno. que no siempre está loco. dijo cosas

recias sobre ello en su «Psicología de, un hom­

bre de orden», y Rousselot había ya en sus


uMísbicos españoles>! 'analizado esa especie de
190 EUGENlO J\'O!.L

secuestro en
que el españo-l tiene á su alma
para que no sea curiosa y se meta en 10 que
no la importa. No es el dejar hacer de los
franceses ni la no resistencia al mal de Tole­
eoi, es hacer le acomode, echán­
como á uno

dose. como el pueblo dice, en brazos de 13


Providencia. La fe salva, y nosotros Jo &a­
bemos bien. Llamamos á Dios de tú y le decí­
mas: -Oye, Quiero esto, aunque si no me lo
das no seré yo quien 10 tome en serlo. Es el
único pueblo de [a tierra que cuando pide algo
al cielo no está muy seguro de necesitarlo: ade­
más, de cinco españoles. cuatro y medío no

creen que el cielo oiga.


Ese es castizo y se ríe del verbo. decirnos.
y queremos decir que es un hombre. Estába­
mos preparados. S,egún los que han eetu­
ya
diaJdb nuestro pasado. nosotros hemos sido
gente sobria. La sobriedad por convencimien­
to hace tempenamentos hern10SCS de una mag­
nífica vida interior, de una proyección sana ckl
yo. La sobriedad por obligación, POJ' necesidad,
crea h,astiadbs é incurables. Somos enfermos
crónicos de un mal que es en otros países todo
un destino ideal que perseguir. Un sobrio nues­
tro, ¿qué ha de pedi.r? Vive en una tierra fér­
..

til sorpresas que le tengan en constante ace­


en

cho; come, y le da lo mismo centeno ó harina


de Hcr: el último boquete lo tapa el cuerpo. Por
todo esto Andalucía sembró bien. Su fatalismo
,.,

!Y emotibilid:ad dieron en todas partes ciento por


uno. Est8!l' alegre y triste, ser y no ser, energía
é inercia, soñar y no creer, contestar á las in­
tel"I'ogaciones del porvenir con las respuestas
del pasado. esto fructificó; en muy poco tiem­
po se hizo simpático y agradable: se impuso
después insensiblemente.
Lo más popular en España es lo andaluz. El
andaluz 10 niega y lo rechaza el español. Los
extranjeros lo ven y se resisten á creerlo. Si lo
aseguran, siempre hay un compatriota nuestec
que, muiY ofendido y soberbiamente documenta­
do, le demuestra que no somos como él se

cree. Si esta demostración la examinamos con


juicio. veréis que su dicción ty maneras están


diciendo lo contrario de 10 que expresan. No
nos a.gract:t que nos califiquen de toreros, y pro­
testamos con frases de altiva elocuencia. Aho·
ra bien: si extranjero viene y estudia el so­
un

lar de nuestros mayores. anotará que para no


ser torero cuenta con demasia,clas Plazas de.

Toros, con una afición desmeeurade y casi im­


ponente, con un culto deslumbrador al Ieuche.
con una terrninolcgia qoe iriestó el idioma é
infeccionó las costumbres. El que esto escribe.
estudiando en su ip3ís. se encontró con que lo
andaluz había triunfado del carácter de cual­
quier otra región, Y que quizá, y sin quizá. la
l.lrud.:!.d de tem,peramento era debida á Andalu­
cía. Los primeros en negarle fueron los anda-
192 EUGENIO Nao.

luces mismos. ¿Por qué? Porque eso es más


fácil que demostrar lo contrario. Ello no quita
que al tratarse de explicar cómo somos y por

qué somosasí. andaluces y norteños anden de


la Ceca á la Meca, buscando. sin encontrar, el
cómo yel por qué. El genio andaluz se hizo el
amo por las mismas razones que el gitano se
hace simpático. Tieru; urn no sé qué ese genio

un uno sé qué» tan dulce. tan acariciador, tan

deseeble. que arrastra detrás de él. Sabéis que


siguiéndole no alguna, que es un
iréis á parte
andar hacia atrás en el tiempo.
gerrio amigo de
que no cree sino en la emoción, que concibe
la pasión COOlO vell'da:dI, y. aun sabiéndole. in­
cita,' su,b¡yuga. impele. No es la ipalmere que
llama al pino; es que al alma norteña nuestra,

seca y perezosa de pensamiento, le encantó


ese

carácter rebosante eFe felicidad y de alegría.


que bebe. y llora, y ríe y mata, todo al mismo

tiempo, sin que parezca sentir remordimientos


ó responsabilidades. Sus mujeres [ueron nues­
tro orgullo y S\l6 hombres ocuparon los puestos

más altos. Su ceceo no hlé balbuceo de igno­


rancia. tartamudez de degeneración. fué gra­
cia. Y su gracia, cayendo en nuestras regiones.
acabó de agostar.las.
Cuando el amor de una mujer nOS hace daño

nos felicitarnos de haber dado ocasión á la avis­


rpa oara pierda su a�:Jijón. y la herida
que

es tanto más amlMfa cuanto más san.g.re nos


sEÑORITOS CHULOS 193

roba. Algo de esto ha ocurrido con Andalucía.


El pensador la discute y el artista la explota, y
ambos se inspiran en ella: Aquél se permite ne­

garla. IY queda deslumbrado. Este va á ella por

emociones. como se va al mercado por viandas,


y á su solo contacto produce belleza. El odio
allí se transf-orma en amargura. Puede uno ir
allá como le plezoa: vuelve 'Uno muy otro. ln­
fluye. Obra en el alma como el sol en la meclu.,
19_. Irrita y Os mima hasta deeeepe­
enternece.
raros: después. cuando huís de ella. 'notáis que
aquellas caricias no eran del t-odo malas. y vol­
véis hipócritemente á buscarlas.
El autor de este libro paseaba cierta tarde
.]>QT los alrededores die Sevilla. Un campo llano.
liges-as ondulaciones de cobalto en la lejanía, la
Giralda en el horizonte y nada más. Nada de
guitarras, ni BOTes. ni Hamencos. Nada. de poe­
sía artificiel. PintoaT aHí un cuadro no hubiera
dado más que un telón de fondo. No se hubie­
na podido allí rimar dos palaíbras esquivas.
Pero el sol se ocultaba y rrc era un crepúscu­
...

lo más. En vano el alma viajera y el espíritu


al'mente querían definirse qué se sentía .all¡
viendo aquel crepúsculo. 1\10 se escuchaban es­
qujlas. ni UJl labriego cantaba, ni le irradiación
fluminosa ¡pinta.ba en el lienzo aZUlI cuadros su­
blimes. Y. sin embargo ....
temblaba en el co­

razón esa brújula imantada que señala inexora­

ble el norte de nuestro yo: algo la conmovía

"
19. EUCENIO NOEL

mucho cuando era capaz de alterarla. ¿ Qué


cosa le conmovía así? Sólo eecuerda el autor

de estas líneas que se estaba bien allí, que el

paisaje no era un estado del alma; que el alma,


embriagada. suavemente, extendía su mirada le­
jos, muy lejos. sumida en un océano de bienes­
tar, de enervadora angustia, du:lce como la .pa­

rálisis progresiva que el sueño d'a á los miem­


bros. F u!é precisa mucha voluntad paro salir
de aquel! éxtasis.
Es así Andalucie Hay . eo eUa un veneno mis­

terioso diluído en el ambiente, que embellece


haSlta la miseria y os la hace amable.
Clichés, cuadros estereotipados, ideas muy
ya

bien Ihec:has h·an· divulgad.b la Andalucía pinto­


resca. Esos chia-imbolos del casticismo allí es­

tán, son ciertos: no engañan los cromos, ni los

abanicos. rri dos libros de Vef"SOS. PeTO no es


Andalucía 'Una Gaceta sola. No es la decora­
ción de una intriga pasional. No es ¡posible des­
crilbirla alabánd'OIla sin reservas. injuriándola
sin excusas. Es la nada y el todo. Es la suma

belleza la miseria a!bsoluta. dándose la una á


y

la otra besos y mordiscos. Miente el que pinta


rincones bellos y es incapaz de der,ramar
sobre

ellos la inmensa. fatalidad que sobre ellos pesa.


Es un perspectiva, y en el que
Oriente visto en

un terremoto hubiera sepulta:do


las personas y
sombría pre­
dejado en pie, escogi�ndolos con
dilección. edificios en los que vivieron gente
Sr"ÑOR1TOS CHULOS 195

extraordinaria. AndaJu:cía, mirada en detal!e en.

sornbrece: en conjunto, asombra, Cuando ob­ es'


servada sin odios ni admiraciones infantiles,
cuando ojos expertos no olvidan detalle y sa­
ben <agrupar croquis en sus cerebros. Anda:lu­
cía es una de las regiones del Universo más
dignas de ser queridas: es tambié.n la más dig_
na de reproche, porque en- -ese par also loo ha­
bitantes no cultivan. viven á costa die él, ex­
plotan marranerías y viven muy de prisa.

¿ Cómo esta región ha tenido [uerzas para im­

ip9Jncr su genio? Con la voluntad de todos los


andaluces se harría una barra de hierro que po­

d!ría, sin esfuerzo, levantar un niño. Sin duda

posee irradiación de una naturaleza deeconoci­


da. Esto no es una IlaZÓUi pero ¿cómo explicar
que sin voluntad. haya realizado el mi!lagro de
atraer á sí las demás regiones, darlas fórmulas •

que, como la de da alegría. han sustituido á las


orcpias de cada lugar? Maneras, gestos, dichos.
ficciones. espíritu y vclucuicsédad. to'"&o ello ha
ca.pittn.la.do ante Andalucía. que, por su parte.

tanto la daba que la irnjtasen como que echa­


ran á andar los cuetre hevaldos que en la cate­
dral d-e Sevilla soportan el férebro de Cojón. El
dla en que un hombre de genio la demuestre su
influencia adimiraxá ella ;rusma. No tiene vida
se

y la prodiga, ¿Se gasta? Sí. En eso consiste


su

canalla
tragedia. No repone jamás. El cacique
cosca un árboJ y no siembra otro al lado. Anda-
196 f.UG!'.NIO NOEI..

lucía, desidia, corte sus Bceee una á una,


por
l-as da y no eejuvenece las raíces. no injerta.
no sustituye. (Se cree inmortal? Sí. Ese paraí­

so es el vivero de amar propio más


grande que
existe en el Universo. Quizá no la importa que
la a:laben; pero es sensible á la crítica, como al
milOO un aparate moderno de sismografía. Se
encoleriza, y no se enmienda. Su célere d:uTa
poco y es con Facjlidad reprimida: peso su im­

potencia para rectificar es uno de los puntos


negros del mañana.

ABANICO

L08 Fenómenos serán la última figura de ese

a1banico trágico que los vividores llevan exten­


dido en las capotas de los simones los días de
las verbenee. El casticismo es nervioso-e-hay
otro casticismo que de puro adiposo no sale
de la meseta cen'tral-y v�,ve de eeccdidea. En
cada una de ellas manifiesta su poderío incon­
testa.hle; pero cada una de ellas es un paso mal
dado. E.I artista aprovecha estas eclosiones pe­
eiódices y las convierte en obras que con [re­
cuencia dan le vuelta aJ munclo: el pensador
las analiza, (Y en cadla nueva manifestación en­

cuentre un paso dado hacia la deseceeicíén to­

tal. Los emotivos se regocijan extraordinaria­


mente cuando estas fulgurac.iones les sacan de
quicio; pero si pensaren un poco, encontranan
3E.F10RlTOS CHULOS 197

que cada vez son más ficticias más deleznables


menos temibles y más def�es. A<ndla.Íucía:
proveedora de España, va agotando su énven­
tiva en eso de discurrir hombres que diviertan.
Su último maniquí. el fenómeno, lleva en sí
mismo la materia que ha de destruirle á él
y á
las ochavas ó andanadas, en las que encarama­

do le contempla un
pueblo entero. Ese abani,
CO rnejc cuya primera figura fué Carlos el He­
chizado ha concJuído pOT inflamarse á fuerza
de adornarse con tonos rojos; empezó con las
llamas de los autos de fe y ha terminado por
Se! víctima de ,propio ruego. Eran ya en
su

exceso las manchas rojas. los motivos san­


grientos, el oro. el [legro y la sangre tramando
acuarelas de egcníe ,en pleno soIl. Un eegé­
grafo notaria la fatiga de to'da una Raza, siem­
pre exprimiendlo ese asunto para saciar su ham­
bre de emociones. Riehl y Wch.mosc:hgen, que
estudiaron ¡la. velocidad de las pulsaciones ante
los colorea de la serie xántioa. ¿cómo hallarian
el de un País
que vivió de excitaciones visua­
les. de placeres imaginativos. dolorosos á fuer­
za de forzarlos. que han acabado por cegar los
mismos nervios que los dbealban?
Ciertemenee que iba sierrdo ya hora. Jamás
farsa -aJ.guna en 108 siglos llegó á extremos tan
elermentes. Esta pasión no tuve entre nosotros
médicos de gema, y sólo de vez en cuando
alguna de esas almas grandes condenadas á
198 EUCENIO NOEL

vivir en pobre tiempo se atrevería á anatema­


tizar la fiesta y sus efectos. La Raza se <reía
de ellos,y la risa les acobardaba. Ese abanico
ha servido á ese Raza para tapar su poca ver­
güenza. Su varillaje <fu cuerno, al desdoblarse.
mostraba sus ídolos en mezcJ.a ideal, 'Y, negen­
do hasta enfadarse que España fuera U1'U pan­

dereta. la exhibían con descaro. El caballo pa­


taleando sobre su mondongo arrancado de cua­

jo>: el «paso» de la Dolorosa llevado por nazare­

nos: un medallón con la vista de la ciudad;


cEes!bros uojando !billetes y monedes sobre las
carnea de los hospitales y enfermes recogién­
dalas. tenebeosemente extendidos sus brazos
esqueléticos: la calesa, ell chelán y los Reyes:
el roro agonizante y la Custodia die plata, enor­
me belvedere con centenares de campa¡nj,tas
tnansportades entre incensarios; feria die gilta­
nos y desfile de 'tropas: fuegos de artificio y fa­
rolillos japoneses ó venecianos en guirnaldas
interrninebles: polvo y humo de churros; es­
tampas de santos yefigies de tOTetOS; un toro

rompiendo los pliegues de la bandera y asus­

tando á UllOS músicos: mascaradas y cielo azul;

perspectivas encantadoras.
Esos ebenicce. páginas de nuestra psicolo­
gía, no yasirven de marco y á Jos fenómenos
su tiempo. Ha muerto todo eso: queda de ello
el recuerdo, y por la intensidad ded ceepúscu­
lo podréle comprender el fuego de su medie-
SEÑORITOS CHULOS lOO

día. Se ha sirup'[ihcudo ese paisaje y la ciudad


no importa. La veebena
y Ja feria se hem hin­

dido en [a corrida.
La procesión se desplaza
en el papel rizado con la velocidad del mo­
vimiento en Jos cuadros futuristas, y parece
que
3a ida á la Plaza. la procesión, la retreta, el
desfile militM se han mezdado, como las co­

fradías sevillanas ,d'e la Semana Santa en la


Plaza de San Feanciscc y se precipitan en un

toril inmenso mientras [as muchedumbres de


los tendidos caen como lluvia de flechas en el
sol ima.:diando los ojos del toro. El fenó­
en

meno ha devorado lo ¡pintoresco. El exceso ha


meeedo la ilusión. 81 detalle bonito. el
rasgo
lindo. la muñeca y 'el figu:rÍn, la petulancia sa­
lerosa y brusca del caballo en paseo. los Heces
y madroños d'e la ruante del garrochista. el cri­
men cometido por una entrada de toros, las
casas engalanadas, pero solas; las calles rumo­
rosas, pero- ciegas: !las campanas de la Ca:te­
cleal llamando en vano á los canónigos al rezo

de las cuatro; todo eso no ha perecido, se aleó,


se CTUZÓ fieramente. y las sensaciones y las lí­
neas formaron visión furiosa de movimientos y
deseos de rayos y sombras. de pasión y befa.
Había que correr. y se comió tanto que el pai­
saje y el bombre 'dejaron die ser masa y dis­
tancia para erazer sobre un fondo de pesadílla
líneas espectrales, fantasmagorías de un aque­
larre geométrico. hilos de tapiz persa urdidos
200 EUGENIO NOEL

por una lanz.adera loca que los cruzara el ca­

pricho de un idiota. Allí está el pasa-do; pero


en trozos. Se ha difuminado en el 'azul nues­

tro' cansancio. El sO'l se ha evitado con -tm ve­

larium: con la bandera. Esa moharra es trans­

parente y deja entrever nuestros fracasos. Las


multitudes pelan naranjas en los círculos del
estadio. y en cada mondaraja arrojada al rue­

d'o va U,TI pedazo de su carne, que hayan loo


cu,adrilleros y das cuatro mazas del toro. Sus
gritos de júbilo ó de ira -recuerdan las catás­
trofes, rnermos comidos por escualos. baterías
anegadas en sangre. millares de jóvenes ago­
tándose en 'raras eI1J�dI'medades. El que va al
Oecc á entretenerse no se ha ,podid!o dejar en

casa la memoria corno antes se hacía con fa­


cilíded. La imagen del momento se encuentra

en los sensorios con [a 'image'n de 10 antece­

dente, se echan al rostro no sé qué responsa­


bilidades y mientras por los ojos pasan verti­
ginosas escenas. dentro del cerebro ruge el
caos.

Se complicó el abanico español; los fen6me­


nos se encaegarán de ello. Quisieren los espa­

ñoles tener dioses. 1)'. como los egipcios los


encontraban hasta en las huertas. ellos los ha­
llaron en su locura. Al irwenter algo nuevo su

eepfritu. conturbado por el espíeizu del siglo.


simuló en vez de crear. Si el sueño de la razón
produce monstruos, (qué fentasmes no ideará
!E.ÑORITO! CHULOS
201

el agoeamiento endiosado, [a vanidad de la im­


potencia? Coya p�ntó toreros. Doré hizo otro
tantó, F ortuny gustó dibujarlos. Vieege no qui­
so ser menos. Alvarez.
Galofre. Pradilla, Pe­
ree. VilIegas y Zulc-aga copiaron esos mode­
los. Examináis sus cartones; ¿en qué se pare­
cen? Los trajes han ido poco á poco aferni­
nándose, se hsan alfeñicado los rostros. han dis­
minuído las tallas, se han aniñado las formas.
el movimiento, buscando la elegancia. cayó en
el funanbu:lismo, y los ha ido imaginando así
el espectador. formándolos á su gusto. Si Coya
fuera con
Zuloaee á una conrida de toros sal­
d!ría asustado. Estos toreros niños
son prodigios
que la lidña ha embrutecido. Sus m-asas son de
ad-olescentes y sus líneas d'e hombretones. Su
rostro duro no corresponde á su cuenpo fácil.
Su mirecla no es die su edad. El pueblo les
guía. les aconseja. les exige, dejan y ellos
hacer, porque en esos niños-rnonsteuos no hay
vclunead. Morirían si el pueblo lo pidiera. No
son atletas. ni luchadores, ni gladiadores: son
iluminados. jovenzuelos paridos por un pue­
blo necesita celosos y crea su caricatura.
que
La gracia vana de la lengua pasó á sus múscu­
los: es la misma. El eueblo los ha hecho como
él es: no los a,dloraría si rueran de obra mane­

r-a. No se trata de burlar un toro: se trata de


divertirles á ellos. de hacenlos olvidar su este­
rilidad. Esto ha originado esos cromos actúe-
202 EUGENIO NOEL

les de lidiadores grotescos, cómicos, que re­

presentan un drama m'UIY gz;ande, actores in­


conscientes sobre la arena ardiente !d!el Circo,
que es un proscenio. En el abanico de hoy
ellos son Jos que trazaron esas lineas Feroces
que han embedumadc. les escenas pintorescas
y rayado el ambiente con naspadur as de ironía
y fealdad. Todo está en ellos mismos. Ha ne­

cesita.do la Raza sacrificárselo todo para que


la noveda:d absurda distrajera un poco. Y más
que nada para que el Mundo no se viera mu­

cho de ella. Había que oponer descubnimiento


á d'escubrim.ient.o,
Al radio, el fenómeno. Mejor pensado: en
túem¡p0$ del il"21dlilo mo era posüHle un torero
como Lagartijo. Antiguamente los literatos ex­
tnanjeros venían á viaitaenos ,bi.en provistos de
un baúl de cuartillas. Uno de puntos de sus

mira, naturalmente el más sugestivo. era la co­


rrida de toros. Copiaban: y justo es confesar
que Jo hicieron mul'f bien. ¿Qué veían? No han
dicho que vieron valor. astucia y belleza. El
sol les llamaba la atención y le ,d:ed�caban him­
nos enrusiestas. La sangre de los calballos vie­
jos les sugería que era posible ver sangre fres­
ca de hombres. y en esa posibilidad ponían
ellos emoción. La Plaza llena les recordaba los
Ci'!'C.QS que Roma levantó en cuantos países
conquistaba y que sólo perduraren entre nos­

otros y ese eemelaec ultrarpirenaico. El horn­


.•

':>":!1Y",


SEoVORlTOS CHULOS 203

bre ante la fiera les crispaba de horror los


cabellos. ¡y el engaño victorioso librándolos de
• un desmayo [es producía ganas de apJaudir.
ETa hermoso espectáculo, ver todo un pueblo
reunido en círculos cada vez más altos y más
anchos, los pies de los unos en las cabezas de

los viviendo la vida de las apreturas. que


cerce.

es, naturalmente, un deseo de expansión. Y


con todos esos elementos hacían un cuadro de

color rabioso. Sol. sangre, seda y oro. Mez­


clados estos cuatro vocablos fonnan combina­
ciones excelentes. Merimée. Gauthier, Dumas.
D'Arn±cis y los que todos saben, con esos cua­
tro ingredientes entusiasmaron en sus países
edeendo capítulos dre fiereza. Antes que ellos,
casi todos nuestros escritores clásicos se ocu­

paron de .acer destaces- el valor del español


que lidia un toro. Cervantes hizo una revista
taurina y Quevedo otra.

Los fenómenos han d'estruído ese cliché. En


el siglo actual los hembree vuelan admirable­
mente y no andan dlel todo mal bajo del agua;
el telégr.a:fo no necesita hilos y las máquinas
tienen ya tanto talento como los ingenieros que
las febricen. La fiesta de los toros precisaba
evolucionar. no
rezagarse cándidamente. ha­
cerse metafísica y seguir la estela del radio.
Ni el torero es igual q"J] se torea como antes.

A la sangre fría sucedió la sangre caliente. y


esa arrogancia ó agiJidtad ó arrojo se llama hoy
204 EU0E.N10 !'loa

ciencia ,y cálculo y nacen cerebros expresarrren­


te preparados á est-Os lances. Montes, que es­

cribió una Taurornaquia 'Para uso de aprendi­


ces del arte cornudo. se quedaría bizco hoy si
viee-a torear. Bl toro eio es toro, ni el torero
es torero. Los fenómenos hacen cosas subli­
mes. Han logrado aplicar al toreo la geome­
tría analítica. y un Janee de capa es en nues­
tros días un magnífico problema trigcnométri­
co resuelto en un amén por el instinto.

CLICHÉ DE UNA CORRIDA ACTUAL

Si el pueble Iha ideado sus fenórnenoa, como

hemos demosteedo, la jotografia los ha edu­


cado en el oficio. Lumiére y Deguerre cola.
bonando con Paquiro. No exageremce. La fo­
tografía ha revelado el verdadero movimiento
del toro. Ha hecho más: ha descubierto que el
toreo antiguo era una serie de engañifas N.
minosas. de alivios y otros alifafes ó garabai­
nas. Para arrimarse á un toro ayer se necesi­
taban dos cosas: poca vergüenza y hambre.
Hoy, amén <le estas dos cosas eternas, como

los principios spencerienos, se necesita medi­


ción mental de las probables trayectorias del
toro, ("á,pilda concepción de las distancias, ve-

10z ·rectificación en los errores 'del cálculo,


pues entre 108. �tografía y la realidac] hay to-
SEÑORITOS CHULOS 205

davía problema de óptica. Para arrancarse


un

á dos dedos de los pitones. pata no echarse


fuera, para engendrar un pase de cerca y con
rute IY no da'l'le con
precaución y fuera de
cacho. pera cambiar de terreno á las reses á
punta de capote y no torear despegado. para
obligar al picador tumbón á que haga la suer­
te por derecho en debido terreno y sin las mar­

tingalas del cuarteo. pera cuadrar en la cara

y no correr los
bandera desplegada ó
toros á

relenceer á cabeza pasada. en fin. para ag.:I­


rear estocadea oerfectes perfilándose comple­
tamente y dejando quietos los pies hasta des­
pués de meter el 'brazo, antes era suficiente'
leer á Pequiro. hoy es precise coleccionar fe­
togmafías y estudiarles. Se ve ellas que la
en

revolución taurina se hacía precisa, La sosería


de las viejas «suertes» se debe á que eran he­
chas por riñones. de ti á mí y sin más testi­
gos que Dios. ¿Cómo es pcsible corrspreasder.
en el tiempo del aire líquido y los hornos eléc­
tricos, aquello d'e «se cita al toro, drejándode
llegar por su terreno á jurisdiccién. y sin mo­

ver los 'Pies. luego que esté bien humillado. se

mete el brazo. con lo cual marca la estocada


dentro. y á favor del quiebro de muleta se

halla fuera cuando el} toro tira la cebeaeda»> ...

Además de engorroso es estúpido. Las «suer­

tee» hoy se verifican donde el tOT<> quiere, y


10 difícil. hacer eso hay
eso es porque para
206 EUGENIO NOEl.

que analizar la anatomía del toro y su paico­


logía, que no es una bobada. Las c-ogidas de
muerte han deeapeeecidc, se he reducido el
valor á serenidad y esta condición á compe­
tencia ó idoneidad matemáticas. Un logaritmo
bien h'aHad� es en la realidad del Circo una

verónica descaoharrante.
Con todo esto y mucho más ha resultado que
las corridas han ganado en humanidad lo que

perdieren de audaces. y Quevedo no volvería


á reirse y decir aquello de

Echó el cielo .u
�ap"lc
por no ver un caballero

que al contar ,i,vi6 de cero

y al tcreer de cerote.

ni el bueno de Alfonso el Sabio su recomen­

dación de las Partidas: «Cuerdamente deuen


los Perlados traer sus faziendas como ames de

quien los otros tornan exempdo, así como de


suso es dicho; e per endle non deuen }'T á ver

los juegos; assí como alanzar, bohcndar ó licLia'l"

los toros ó otras bestias bnauas nni yr á ver

los que lidian.» ¿Quiere decir esto que las co­

eridas son una lección de ciencia y ¿le moral?


Si interpretaran con el espíritu del capítu­
se

lo XXII del Denreronomio. ó el oapít!JJJ.o LVIII


del Quijote, no; pero juzgadas á la luz de la

razón kauciana es un mal menor. El pueble


SEÑOl\lTOS CHULOS 207

idolatra ásus toreros porque primero le esus.

tan hasta ponerle los pelos de punta. y Juego


le asombran hasta peinárselos con vaselina. Ya
no es cruel ese pueblo bendito que tanto gus­
tó de los suplicios de horca, garrote vil, en­

cubamiento, vergüenza públice. es-rastrados,


emplumados y fritos con Presidencia de los
Reyes. Quiere ver morir hasta ciereo punto

nada más. Queda un .deseo tácito de ver pe­
liaas: ipero eso es cosa de menor cuantía. La
muerte total no le agrada: des fenómenos han
discureido para complacerte una mojjganga ex­

quieina. que consiste en dar al pÚlblico el esta­

loFrío IcI1e lo trágico sin meter en ello más que


.un dedo. Una especie de teoría á lo Becquerel,
ó Rarneev. ó Kelvin. Podéis considerar. si os

parece, al toro como un ión y al fenómeno


como un electrón. Entre el toro y el fenóme­
no se establece una comente de albil [recuen­
cia: el público certicipe de ella sin peligre de
electrocutarse, Si no es así es de otro modo:
pero el caso es que una corrida no es ya aquel
cuad'ro llamativo de otro tiempo que hacía cé­
lebres á [es literatos. La última «nota de color»
fué el tendido número nueve en la corrida re­

gia de la última boda real: España demostaó


allí á [nglaterra que las corridas de toros eran

tan Ihonorables que las señoras estaban en

ellas como en S'w casa. Los fenómenos conclu­


yeron con la bella leyenda de la carnicería
208 EUCENIO NOEL

clásica. Es verdad que aún se oye después de


un lance:
-¡Quién tuviera una hermana!
-i Ese es mi niño 1. ..

-Me siento cardíaco.


-So tío ansioso. Soy tuyo afectísimo y VIVO

en tal sitio.
-Después de ti, Ma.ura.
-U!ámame de tú.
-Si estuviera casado te daba la ...

Pero estas frasecitas no son más que signos


aún flotantes de aquella pasión fonnidra,ble que
des:lllJTl1bró IY a,nras6 Illirba Raza. El aficionado no

es un ser que marcha precisamente á la beati­


fioación; mas sus pecados son insignificantes y
debemos ser con él exoeables;' Adore su crea­

ción. E.I fenómeno es cosa suya: CUanld!o lo ve.

grita ó rebuzna de júbilo. Es él. aquel palidu­


cho niño vestido de oro y verde que bebe agua
en botijo y se enjuga las manos con toalla Ve­
nus. Cada movimiento acelera su sangre. Vive
en él, corno los místicos viven y mueren en

Dios. No va á Ja Plaza sino por él. El sería


como su ídolo si hiera un hombre. Reúne lo
que de él se dice. Le escribe cartas, que ce­

pia del «Manual del pendolista». en lo que

respecta á la letra, y d'el «Cien cartas para de­


cleraciones lo que atañe al jugo
amorosas», en

6 subsbencia ele la misiva; un delicado senti­


miento sustituye el mornbre por una x maiYúll'
-'EÑORITOS CHULOS 209

cule. He aquí un &agmento de una ,de e8a¡


calt'tas:

ccAdore.do fenóm'eno; Cuando te vi ,por vez

primera, jamás pude cree? habías de ser tú,


mimoso mío, mi ¡primera pasión. La faena de
ayer te ha metido en mi corazón de tal mane­

TIa. que para arrancar de él tu imagen sería


preciso sacarme la asadura entera u ...

Tenemos el honor de copiar esta otra, au­

téntica por cierto:


nFenómeno H (aquí un nombre): Envíame
tu retrato. Te mando el mío. Quisiera gustar­
te. ¡Si yo pudiera ser amigo tuyo de esos que
se retratan contigo acompañan á todas
IY te

partesL .. Pero vivo amarrado á la fanU!l:ia. Ído­


lo de mi alma, y no �bes tú bien lo que es
vivir en nan pueblo al lado die un honrado boíi­
carta. Harás ell Fevorcito de fjllmail'lTle tu retre­
ro y ¡ponerme dedicatoria. Si eso ¡haces, cuan­

do vengas á Z (aquí el nombre de la capital


cercana) me escaparé aunque me mate mi pa­
m.e para verte y estrechar tu mano, simpatice­
nazo.» Firma y demás.
El Doctor Chevalier, en su ljbro C(La inver­
sión sexual», no ha estudiado casos como éste:
ni RaFfaJowitch algo
peeecido en Jos «Anales
de la Unixesualidad» éste otro, escrito en un

lenguaje curioso, que no es caló y lo parece.

que no es burla y finge «una tomadura de


pele». Copiemos:
,.,
210 EUGENIO NOEl.

((Fenómeno; La rectibilided de rni cariño

hacia ti, bichín, ha pangenizado mi coróeticc


afecto y ha quirotoqueado mi voluntad. Mas
como la fficategorizaoión de los alcndriforice
está completamente opuesta á las charrifisandas
de los insípjdos bcndce, no 'Puedo menos de
contarme en el eiúrneeo de tus amartelados. El

dilecteo que A'u:c.n¡a en el onnimodo embeleso


de mis desvelos es-pera tu contestación guingc
'ganga cornúpeta paralela ,barométrica oommo­

erística ... Jl, etc ...

En su. «Peiccdcgfa del instinto sexual», Roux.


y Cemicr .perversiones sexiuJaJes �bse­
en «Sus
sionentee é impulsivae», no han podido, imagi­
narse apetitos OO'lTllO [es que acusan los
doce­
mentes inéditos de la n¡dlolabrÍa taurina. Se co­

comienza admirando UTI/a faena y se coredluye


adorando á quien la hizo; esto es fataJ, porque

el sol, la sangre, el oro y la seda de los li­

teratos cronistas de la fiesta han traído estas

consecuencias. Es la excepción; mas precisa


acusarla. El mismo fenómeno rehusa esos afee.

tos. indignado; pero no los pueden evitar. He


aquí ésto.
Un fenómeno extiende ante el toro la paño­

sa IY da seis sin enmendarse. La Plaza entera


verídico. En
sigue este proceso absolutamente
el primer Ience la .admiración es un sillencio

imponente. seguido de un rumor dulce muy

breve: en el seg:und'o se ponen en


pi:e filas en-
SE.i;¡ORlTOS CHULOS 211

teras de los tendidos, y el rumor dulce es más

fuerte y definido; en el tercero aparecen mu­

chos pañuelos que son llevados á los ojos, don­

de, sin duda, hay lágrimas; al cuarto sw-gen


olés teemebundce, palabras cariñosas, exclama­
ciones delirantes, y la embriaguez arrastra un

murmullo cariñoso; el quinto la Plaza entere

de pie con salvaje videncia y proatrfumpe en

elerido milenario, suena un a'pJaU$O cerrado,


atronador. las manos se rompen en las manos,

se descaícia la ver.g'Üenn, se haBlan unos á

otros espantados, la lengua fuera y los ojos en


lbIlanco; al sexto el delirio mece, desfallecen

!i¡nnUlffieralbles criaturas que, tlenldidos-, confie­


san sentir la em-oción más grande de su vida;
piden agua, a!gun-os un Catre. todbs la oreja.
mugen, rabiosos. por no ser tan grandes en la
expresión como el fenómeno en su faena, m­
ventan palabras, manee, loanibias diignas de
mujer, repoisivae frases de delectecién, y la
multitud ereoie al rued-o. como si Jo pariera.
un joven que se acerca al diestro, 10 abraza
quieras que no y lo besa, mordiendo en los
labios. El torero 10 «sopla una manguzá» que
lo tira al suelo: él se deventa y lo quiere besar
de nuevo.

Cuando un País engendra este tipo, lo mejor


es no filosofar por cuenta propia y recomen­
P,razzi y
darle Jea á Leurenr, Kurella, Perrier,
Fem.
212 EUGENIO NOEl..

El chiché de las corridas actuales es una

página de delincuencia, de pederastria, de ma­

tonismo, de bobaliconería y de vagancia. Los


fenómenos no tienen lia c'Ullpa de ello. Son ma­

rionetas que el público mueve. Son síntesis de


todlas las cualidades buenas y malas de una

Raza admirable que no ha creado progreso

firme, que ha estado siempre en guerra ó en

revolución ó en pronunciamiento semaioso. Son


extremidades sensitives de nervios de estiope
muy gastedoa, tentáouics de millares de VeID­

tOS8'9, por las que, en vez de succionar, expele


ceecieemente eso mismo que fué el tema fa­
voritó: ero. sangre, seda y vida.
El sol, un sor implacable, ilumina todo eso.

Al sabio que protesta 10 aburren á sandeces

..)' blasfemias.
Al patrioua lo maceran con sus dicterios.
r Los 'Poetastros señalan el divino cielo 'azul,
y dicen:
-No es ¡posible no pecar. Ese cielo tiene la
culpa.
más
Sin embargo. Esos fenómenos no son

que algunos de los que crea España, una Na­


-ción que los crea por centenares. El primero
es el de su supervivencia á las monstruosida­
des qu¡e concibe.
LOS FLAMENCOS
-

"No loo huhiHo.. biea >iota' J..o


totoo 101 q"" a>D Doa QuÜOte estabon,
""'.;."do 1", _ldu oc .pafla ...... bien
!.¡.,. dd ",,,,ino _ue ennocieton que
si ape'Aball 1... podio .uceda al�n
pdililO: 0610 Don QuijOle c.on ¡"Irépido

<o,uón .., .. Iuvo quedo y S.ncho


Pona '" tlCudó enn 1", ." ... de Ro.·
cillonle.
Lie96d tropel d.10I1"""",OI, y u&O

d�. q ......... 1. "'" delOIIIe. 'aro.­


deo v.-. rom..,t6. deci, , Do .. Qui­
j_:
Apiflole. hombte r:Lol diablo. del
-

eotnino. que le ha,,,, __ <>101


10_·
-

Ea. canalla, ,,,,pondi6 Don Qui·


jote, pa,. nú nO. hoy 10101 que ... 111l1li,
"U"qu .... n de loo "'" b ... OI que cria
Jo,."", en .u. ribe,,,,. Conleaad, m.­
t."dri"eo, ul. 'eor¡¡& """.do, que eo
v • .dad lo (1"" y .. Oqu{ he P\lbI¡codo,,j

110 ooio corrrni"" ... batalt..

Don Qul/ol.: Capllulo LVIII.

Eocribe 0>11 ""11'", Y ved. qua t.


""11'.'" ... plñtu.

No aPllKUt!io ,,1 copIritu ...


Eumi·
nadlo ¡ad",. Relened lo bu..,o.

Son Pablo CA loo T�


deodo Ale""" 19 y 21 ..... )
216 EUGENIO N08.

SOL Y SAL

España ha engendrado un gitan<l-'tipo, que


le es propio.
Occpémoenos de él, descartando
la. raza trashumante. de J.a que ya rujo Coba­
J1fU'bias: I1Citano. cuasi egitano. de EgiptO)),
Nuestro 'gitano es ante todo un tipo sajado.

Está «sembrae», y esta extraña siembra cons­
tituye el .nervio de su
temperamento. Cierta,
mente que nm examen detenido hallaría en él
cerecterss de aquellos pue'blOs que 'en 1427 vi­
nieran á España procedentes de! Sind ó del
Indo; pero die éstas y obras complicadas psico­
logías ha!blaron mu¡y ¡bien Lu'dalfo, MiklOiSich
y el ,Inglés Borrowj mas obeervedo sin
prece­
dentes J1i 'psicérnetros die �P.P. esa buena ¡pie­
za es un, joven «ceñí» lleno de sal, de Sbl. d'e
simpatía y de nada buenas intenciones. Vlive
dorrde quiere y de Jo que puede. Hace siem­

pre lo que se le antoja, y nada más interesan­

te que oirle las eazones con que demuestra no

hacer sino lo que debe. Es el mismo en las


cercanías de Lér:i:d'a que en el Sacro Monte de
Granada, que en los barrios troglodillas de
Gcadix. qu'e en las calles de la Cava. en Teia­
na, que en las ferias de Villavicicsa de Astu­
rias. Seadapta á las cosas tan bien que con­
cluye por afanru-Ias, por llevárselas. Indiferen­
te consigo mismo, es obsequioso con cua!Iq'u1er

-
SE.;;¡OIUTOS CHUl.OS 217

autoridad. por pequeña que sea. é implacable


con los de su especie. Se juega la vida por la
cosa más insignificante. Y. sin embargo, es co­

barde. Trafica genialmente; sus compras y sus

ventas han inspirado cuadros de ,g¡raoia inago­


table. En esa gracia esconde él sus robos, como
un gato las uñas en ((SU estuche de terciopelo».
y. consciente de la simpatía que inspira. explota
magníficamente su lengua y su ((ángel!). Un
leguleyo de pura raza gitana española sería
el primer abogado del Mundo. Sazona con su
sal la miseria que le rodea. y esto le otorga
una especie de maligna dlignidad, que si no

cotwenoe. seduce. $,us dich-os 'Y ocurrencias tie­


nen le virtud de convertirse en esfareraos, y
una ¡palabra suya mueve un burro :incapaz de
moverse, espediente endemoniado y las
'un

tramitaciones más engarabitadas. En la cárcel


se escapael primero. aunque nada hace para
ello. 'Y ablanda el corazón de los magistrados
guiñando los ojos. Hace reis- al verdugo e:l día
que 10 ahorcan y llorar á su mujer el día que
se casa. Sus refranes poseen la magia de cor­

bar una conversación cuando la gente se iba


entendiendo. Enemigo de las cosas c'laras, es­
coge siempre el camino más largo para llegar
á un 6n, convencido de que es el más corto.

Es crédulo. llorón. alegre. indiferente. bue­


no y malo: todo á 13. vez. Quiere á sus hijos
tanto. que a\bandona los ,(churumbeles)) á la ca-
'" EUCENIO NOEl.

sualida:d, que fué su madre, Y. en consccuen­

cia, abuela de esos niños. Le domina su mujer,


y él la muele á palos>. Es listo corno un zcnro.

vivo como un lince; tiene la agilsdad de la er­

diJla y el OIlofato del Jobo. viéndole. nadie cree­

na en esas cualiidades. Escamón, un


«güeseu,
hipócrita y zalamero. sabe cambiar á tiempo
SU!s condiciones y es alternativamente lo que le
conviene ser, sin que se esfuerce rri se retrac­

te. Pide POI imposible


un bureo un 10 que vale
semental impecable. y se queda- tan tranqui'lo:
el comprador ofrece lo justo, y su indignación.
en vez de resultes- cómica, pone al} comprador

rojea [os camillos. No siente respeto por nadie


y saluda á todo el mundo. Le gusta llevar algo
en la mano, y si 'es un, l'átigo camina en extre­

mo orgulloso. Su 'talento consiste en saber


aguardar. y espera tanto. que nunca llega á
tiempo. Ha inventado una nueva degeneraci6n
llamada Hamenquismo y elevado la ¡pereza á
categoría de virtud eeclcsal. No cree en Dios
y le teme; sin dUlda se imagina á Dios como

un guamdia ciV'in del tamaño ¿e da Ciralda,


Sus cuentos son [oe más salados que puedan

imaginarse, y él rro ha contado rrirrguno,


Su insensibilidad física esimponente: ya ha­
blaremos de ella. Su r(sal')) no le abandona
jamas y parece que el dolor excite la fuente
de gracia. Sonrie cuando 10
generadbt"-a su

abren de pro- 'en cer. y rueda cantando al fondo


SDlOR1TOS CHULOS 219

de) abismo. Desafía la rrusecte. y se asusta de


un muerto. Odia al médico; pero cuando lo
curan sabe seragradecido al modo de los ani­
males. Nada le a-dmira. IY es el más curioso
de los seres humanos. Bebe por compromiso
hasta que no le cabe 'Una copa más en el

cUeJTPo serrano. Y convida siempre el último,


porque, entonces. el primero es quien paga.

Supersticioso hasta lo absurdo. es víctim� de

estrambóticas corazonadas. Es capaz de morir­


se si se lo aconsejan, y nadie hace menos
caso

él de las propias máximas que inventa. Es


que

tacaño, casi miserable: ;'0 hay en el Un�verso

quien sepa él qué v:a!l.or eieoe un cénti­


como

mo 'Y cómo de'be d:efen,derse. No dee. ni lo neo


cesita. Odia las esceiecres. porque su existen­
cia gira en tomo de este eje: eludir. cueste 10
que costare. todo género die responsa'biIlidades.
Su ignorancia es su mayor defensa. y para no

enterarse de una cosa. la o1lvidla.


Es pa$ooal
de un modo estreveganee: no siente que quie­
re hasta que le quitan lo que
ama. Su sangre

se exacerba con fecílided: por [o menos. con


les
que se calma. Cuan'do
se
la mñsma. con

toma como figuras de teatro. los autores han

de atribuirles raegcs que no tienen si quieren


una simplici­
sacar producto de ellos. Son de

atu!1dle examiner cuán


dad conmovedora. y

complejo es el ersenor de sus actos.

En el Hcepisel de le Caridad, de Jaén. un


220 ElIGENlO Non

gitano enfenno de bastante


gravedad, vuelto
en sí de hondo
.Ietargo. se fijó por casualidad
en la blanca tarjeta
que á los pies de la cama
colocan los mé&os indicando la
clase de me­
dicinas. comida. diagnóstico y demás. Pero
no
bien sus ojos vieron
aquel cuadrado papel su­
jeto á los hierres, cuando. todo
atribulado y
melancólico, exclamó, dirigiéndose á la Her­
mana, leía la eecccnendecíón de
que su alma
en aquel preciso momento:
-¡Qué poouiya oonside:raslión tien en ezta
zanta caza á lo moribundo que ze van á
moríl. ..

La Hermana die [a Caridad. extr.añarda, le


pregutntó qué quería decir. y él añadió, ex­
pieente :
-Entatvfa 'I"l0 ze ha acabao de morí uno ¡y
ya lo ponen uzted'es el elquiia.
Su �pida aeociacién de ideas
parece increí­
ble. Sus imágenes tienen cabos
caireles, como y
un traje de luces. Cuan,do, conoluídas unas Ie­
rias. se matan furiosos
por unas pesetas no
justificadas, los moribundos tienen fueorza bas­
tante para hacer reir con sus maldfr-iones jo­
cosas. En la misma de los gitanos hay tal.
cara

cantidad de sal diluída. malicia ten


picaresca­
mente expresada, que habéis .de pararos á con­

templaorlos no seáis vfceimas de alguna ilusión.


Visitando el escribe las cuevas de
que esto
Cuadix---tan bien deeceitas por Allarcón en el
sERORITOS CHULOS 221

«Niño de la bola» y tan estúpidamente tole­


radas por el Gobiemo-, cierta gitana de las
que allí abundan por centenares, con un chu­
rumbelillc en los brazos, le pidió limosna, y
como no la hiciera caso, volvió á insistir, di­
ciendo:
-Milre, peludo, que ezte niño no 10 va á 01-
vidáen jamá.

y si, como él, hubierais viste la cara del niño


al acabar su madre de hablar así, nc. rpond'ríais
en duda que, en efecto, el dichoso niño jamás
olvidaría la desatención con él: tal era la ex­
presión die enfado y contrariedad que arruga­
ba su egiccie cabecita.
No hulbo otro remedio que dar limosna á la
madre de tal hijo.
facciones de estos hombres- algo
T:iffie las
sombrío que los hace interesantes siempre. El
pueblo loo odia y no puede pasarse sin ellos. En
ciertos pueblos se acostumbra á meterlos en la
cárcel cuando llegan á la feria, porque roban;
lo inaudito es que tratan con ellos desde la cár­
cel, y no les irá tan mal cuando al año siguien­
te acampan á las puertas del presidlio para aho­
tarjes á los guardias el que vayan pOI ellos.

Su gema obedece al principio que Víctor

Hugo dió á los literatos; robar es bueno cuando


va acom.pañado de asesinato. A la media hora

de robar una alimaña no la conoce ni el Sume


222 EUCENro NOEL

Hacedor. Si ellos fueran amigos de fil'osofías


trescendeuteles podrían decir así;
-Me pereerrece porque la he perfeccionado.
,Ent¡r,e un
juez 1l1Uy serio y un gitano entablóse
esee cliélogc:
-e-Confiesa el robo.
-Uzía disimule; yo no soy ladrón de naai-

miento.

�De nacimento no serás; pero de órdago si


lo eres. Confiesa tu cuJ.pa.
-Si osté me nesesita para argo «liré 110 que
osté quiera. Pero un zervidoe de uzfa no ha ro­

bao [a mula ni con er


pensamiento.
-Cuand!o la errccnteó S'uI amo llevabas la mula
del ronzal tú mismo.
-Eza mula, usía disimule, la mercó acá �'I

la feria é Trujillo.

-No es verdad. Mientes. El amo la ha reco­

nocido.
-Eze niño no tié ojos en la cara.

-Pero mira que mentís con descero. Es cosa

de eomperoe la cabeza.
-Usía pué jaser ezo y 'yevase Ia ¡pamirenta, y
zu mece. y ro pare ;y nueve churu,mibelillo, que
hay pá pasé er rato; má niño
maJáge, en
eze

cuantito sa'l'ga de la presensia elle usía, se traje­


la una guantá ...

-Eso faltaba, que encima de robado ...

-Ensi¡ma, JI de1bajo y por un coetéc eze niño


sEFlORrros CHULOS 223

va á aprende á tené considerasión con la preso­

na Forrnele.
-Bueno, déjate de historias. ¿Confiesas.
ó no�

-No, zeñó; á mi me enzeno mi pare á no

desÍ ná de ná y á no dezembuchá má que 10


amenesesen á uno con jaetále de presirio.
ó no, mula vuelve á su
-Pues, confieses esa

d.teño y tú vas á la cárcel para un rato.

-Lo que usía mande y no mande: má que

en cuantito lo ze¡pa11 lo chUllJumbelillo y m. pa­

zu pare. y la mere y er .pare


menta, y zu mare, 'Y

den' que tié osíe elarste é la jeta. no lo van á dejá


en paz hata que me tenga que dejé sllIH.
51 gitano rué á la cárcel con; el consiguiente

aparato de esposas y jaleo que siem¡pre


erme en

la prisión de estos hombres. Desde


los pu¡e.'blos
aquel día el juez Apostados
no tuvo sosiego.
los gitanos. le perseguían súplicas 9ue- con sus

Si salía, se ingeniaban para rogar­


jurrcbroeas. no

el 'preso. No tuvo atto medio que sobre­


le por
seer la causa para librarse de
ellos.

El día que se marchaban el gitano fué á des­


pedirse dd juez ,

todavía te etoe­
-Plero!, 'ho�bre de Dios.
ves ... -cexclerné el magistra'¿o.
-Usía. ¿islmu!l:e. m.á un uTVidO'!' é usía é
agradesío.
-Vete COn rrril demol1;ios y déjame en paz.
224 EUGENIO NOEl..

-c-Que usía lo paze bien y zalú


pé iae.'é justi­
cia,que güena Perta jase en 'ese mundillo.
Salió el gitano. Pasaron dos dlías. El amo de
la mula notificó al señor juez
que indudable­
mente la mula se había marchado con los
gita­
nos, porque no la veía por parte alguna, Y pre­
sentó una denuncia en regla. El juez, que su­

deba sangre con sólo recordar las molestias de


la familia del gitano, en vez de admitirla. le
dijo con decisión irrevocable:
-Usted no tiene ojos en la cara. niño.
51 pueblo echa de menos á los gitanos. lo que
es confesar que- no están die rnés. Les perslg:ue
y los busca. Los tiene «entre I()jOS)) , y cien ve­

cea engañado vuelve á que le engañen.


-Ese hUNO se
parece á uno que yo tenía y

desapareció.
-
T amién se párese oseé á un
compaeizo mío
que ze murió de viruela lcce en [eré.
Sus palabras nJO 'ofenden. La gente dice con
acento indiferente y burlón: -¡ Bah. cosas de gi­
tanos! ... Hace más que tolerarlos corno son;

los copia. Si en España se estudiara. se hallaría


con estulPOr que el gitanismo ha devorado el
espíritu de provincias enteres. bromando á ma­
nera de hormigas termites el genio mismo de [a
Raza. Su je'fga-jaT.g: en escandinavo, charle-c.
su jerigonza ó germanía, ha invadido el lengua­
je altivo de Castilla. picardeéndcle de modo la­
menta:ble con una especie de salpullido de mo-
SEFiORITOS CHULOS 225

disomos soeces ó beeeerdcs, de vocablos


toapes.
de giros tortuosos, ImEdolientes á
debncuencie.
calló y jacerandinas. Al pueblo le guste
picar­
dear la locución, ¡y un
pueblo como el nuestro,
cuya literatura es romancesca, aventurera, de
lides de honor Y 'Pasos de honra, no titubeó mu­

cho en a:d!optar como hijas suyas gran número


de voces nnlbias del diccionario gitano. El pue­
blo ha:bló como ellos al principio por pasa­
tiempo; luego, por gusto: el 'uso. árbitr-o del len­

guaje, como de todo, hizo lo demás.


Los imita asimismo en sus gestos y sus obras.
Concibe de la misma manera que ellos la ljber­
ted, concepto que, Hltrándoee en !as cosman­
bres. ha derrumbado el alma nacional gran­
en

d'es construcciones civiles medioevas. Su des­


precio del dolor, su insensibilidad al sufrimien­
to son. también ya característica nuestra. Se ha
ccpiado de ellos el encoraginarnieneo. el «ere­
cerse con el
castigo», el que sea bastante pro­
hibirnos cosa determinada para llevarla á cabo,
aunque se «hundan las esferas». Ese cariño nues­

tro que muerde. suyo es; es suya nuestra en­

vidiaeebicsa, la no rendición al fracaso, el odio


á lasadvertencias. el sarcasmo que nos produce
toda autoridad, la .rebelldíao á que los demás nos
vean padecer y nos compadezcan, rasgo que
nos pone fuera de sí.
He aquí un caso de insensibilidad ocureidc
"
226

en el verano de 19[5 entre Baza ¡y Huérca!


Oyera:
E.l tren llamado yanqui que tramsporta el mi­
neral de Sierra Vacares á los muelles de Agui­
las hlUlbo de detenen'se dios kilómetros antes de
-

llegar á la estación de Fines-Olula . Un gitano


que viajaba en los topes de uno de los vagones
se había caído, y el pie derecho convertido en

papilla eanguinojenta y horrible. Cuando el


conductor. maquinista y freneros acudieron en

su auxilio quedaron paralizados de espanto; el


�tan'(), .hoonbre joven y de arrogante presencia.
se hundía en el costado afilada navaja, empu­

jándola, por no poder olevéesele corn una sola


mano, con la otra, crispado el puño. fruncidos
los gruesos labios. inyectados los ojos en sangre.
Los que le vieron decían asombrados:
._Parecía que no hacía nada.
Nadie seatrevió á acercárse]e. El conductor
del tren, que había sido marino muchos años,
no se explicaba valor tan salvaje. Con voz se­
gutra, el gitaJllillo les aconsejaba no acercarse á
él, que se quería matar y matarla al que se lo
irrnIpid!iera, que no le debe la gana vivir sin un
¡pinrel-un pie-e-. y se mató. Nadie pudo ó
supo impedirlo.
Otro gitano presenció 'impasible la amputa­
ción de sus dos pjemas. No se le anestesió; ftué
imposible. Quena verlo; sus ojos negros sufrían,
bien abierece, la operación cruenta que la sie-
llEÑORfTO,", CHULOS 227

1'TlJ, eléctrica no ha tornado menos dolorosa, ni


la cocaína menos ternri'hJe. Por dos veces, cuan­
do las manos del cirujano 'operaban en el mus­

lo, cerca de los órganos


genitales, el gitano
aconsejó .píntoreecemenre no le tocaran en ellos.
Su advertencia causó risa á los
QPeradores, que
habían no pocas veces de oodenarJe no
hablara,
porqoe la risa les restaba pudso certero.
Esta raza. de leones no tiene sentido común.
Ese valor es falso: es más, es el
estigma más
claro que puede dar un hombre marcado
por la
herencia ó la conducta como
degenerado. Esto
se ha estudiado muy bien, y á nadiie, sino al
Isnceenee, engaña esa necia impas.ihiAida.d tan

lejana de la ve.rda.dera fortaleza, Madame Yo­


tesko ha publicado un adlnirable trabajo sobre
psicofisiotlogia del d'olor, La sensibilidad dolo­
rose y la inteligencia están en relación diorecta.
Estos estudios, h.e!Chos
.nglultosísima
con una

comprobación científica, comprueban las inves­


tigaciones 'de Richet. de Marro y de Lombroso.
La degeneración Ja analgesia son parejas. Los
y
que sufren impasibles las mutilaciones más
cruentas son
epilépticos. Esa mujer. de eruten­

cLn-iento prodti(gjooo, nos [ia dado un instru­


mento para medir la sensibilidad dolorosa en

«Ccntribucícnes al estudio experimental del


!'I1S

AAr», una. especie de cutsiómetro de Tschije.


Leed estos tres libros: «Sensibilidad al doIOT)).
de Epiffing; «Le fulioJ.ogía del dolor». de Mee-
228 EUGENIO tIIoa

tegazza: «Le sensación dclorcee», de Roux. Esta


analgesia física, pervivencia de nuestra pasada
animalldad, es rindicio de una categoria cerebral
inferior. Las razas 'inferiores, los grandes erimi,
nales, son así. Sin duda es una ventaja, como

dice Cina Lombroso en sus «Ventajas de la de­


generación». Eso de resistir al d-olor, á las en­

[enmedadea y á la misma muerte es una cuali,


d'auf nuestra. Los toreros admiran á todos. Las
curas que sufrem son para sus secuaces un cim,
bre de gloria más, y cuando los periódicos ha­
blan pompcearnente de su resistencia, los elo­
gios que los prOldii,gan acusen que ellos no de­
jam de participar de esa d'egener:ación eviden­
te que reconoce Hamon y tantos otros.

Cobardee esos ,gitanos. moralmente hablan.


do, hasta la abyección, espantan con sus arre­
batos. sugestionan, como si poseyeran un mis­
Leno absurdo: el pueblo los entiende bien, cuan­
do les busca 'Para que le profeticen el mañana.
La malaventura su¡y.a les hace decir á los de­
más una «buenaventura¡ que para ellos quisie­
ran; como los vendedores .de billetes de lotería.
!pregonan su mercancía ofreciendo miles de du­
T-OS por unas monedillas asegurando á quien
y

cvieee oielea que llevan el iprernio en $U5 manos


rr"'ndicantes:
-Te la echo. resaiáo-cdice la gitana.
y la gente cree. Pone su mano. Ríe, pero
cree. Aquellos ojos negros, casi oblicuos. restos
eescerrcs cHUt.O� 229

de una gran eaaa que -se rompi6 en mil peda­


zos choque de Roma, aseguran que saben el
al

porvenir y que lo- dirán si les ayudáis á ellos á


su presente. Ofician de intermediarios enbre el
Destine 'Y vosotros. y si vosotros les dais las mo­

nedas por que adelanten lo que al Destino no

le conviene aventurar, no sea que la voluntad


del hombre le desmienta. el! Destine los da á
elles esa cara maliciosa y fría que nada ama
al no es le suyo y le que se le parece, que no
es sentimental, sino dura como [as piedrea de
basalto, en que sus antepasados lesbraron les
geroglificos y les emblemas.
El gitano español es frie. SUI maldad encu:bre
un volcán. y si entrárais en él os admiraefa que

ese volcán estuviera helado ta.m,bjén. Así es.

Los resplandores sin fuege de las piedras 'pre­


ciosas: he ahí una imagen justa de su alma. Su
vehemencia es un contrasentido: tiene el tem­
ple del acero y parece la llama de una gran ho,
guera. El pueblo les cree capaces de todo, y
realmente lo sen. Un ejército de gitanea seria
UITl rebañe de bestias tontas, y. no obstante, hay

en cada une de ellos un héroe á la manera mi,

litar del heroísmo. El rasgo más temerario }' la


acción más dlescabellada les enC\lentran siem­
pre propicios. On gitano tarda en abrir su na­
vaja cerca de 'UIl sigle: pero cuande la abre no
la vuelve á cenar. Su valor es singularmente
bobo: tiene un acicate, que es el egeísmo. y un
230 EUCENlO NOn.

treno, que es la superstición. La gitana duerme


con quien le conviene y á
veces con quien le

gusta, y si
lo dicen hace aspavientos de bPu�
se

[a enfurecida. EJ es héroe, como ella es casta:


en
apariencia. Ellos. que ado:ran la libertad, ce­

nccen un género de esclavitud que se llama:


hacer creer en la integridad del dogma. En la
puerta de un hotel de Granada hay siern­
I pol"e un
gitano mtuy guapo y que parece un cro­

mo de Galofre; os ve amablemente, y con de­


licadeza casi orientad, por lo t'ennad'a, os me­
ce retrates de sí mismo; se lo agradecéis mu­

cito; pero él os dice mucho más orientalmente


todavía que su «palmito» VIaJe des pesetas. Las
gitanas, modelos de pintores. teedan cinco años
en decir qJule el: pero lo -dicen: el que quiera
abreviar debe evaluar esos cinco años en una

cantidad cualquiera. Todo, menos el eentimien­


to, tiene la virtud de domeñarlos. Su dureza es

tanta. que ante la harca no confiesan ni se

rinden.
'�PDlr qué eldinero 6
equiva'lente puede en
su

ellos más que la muerte misma � La


glaria no les
emociona: los haJag08 tampoco. Es un pueblo
que desconoce la amistad. Hace favores y pasa
la cuenta. ¿ Cuál el secreto de
es esas esfinges
que de pueblo en pueblo, qrureridos y odia­
van

dos, han impuesto su genio desconcertante


que

y revolucionario � Existe un lidladoc �taT1JO. ya


en su ,decadencia, que debi6 toda su enorme
231

populari�ad. más qce á las proezas, á la me­

nena gitana de realizar-les. Sucedía que en de­


terminado instante se «atracaba de toro» y se

lo «comían á besos». renglón seguido, sin


y á

que nadie pudiere explicarse la eazén, lo per­


seguían á botellazos, porque, poseído de pánico
indesc'tiptilble. tiraba los trastos heroicos y se
arrojaba de cabeza al callejón que for.ma Ja con­
trabarrera y la valla del ruedo. dlándose un.emo­

cionante batacazo. Son así. Al pueblo le agra­

da estos extremos; cuando el acierto y el te­

nor van juntos. el pueblo simpatiza COIl ellos.


Un rey, cuyo nombre [la hace al caso, solía die.
cir que temía menos ,perder SU reino que una
maldición de gitana. Si se encuentra á estas tri­
bus errantes. recela de ellas. Tienen La des­
se

treza de hacerse terne<r, siendo como son ino­


fensivas para los que no pertenecen á su ran­
cho. Entre ellos mismos no conocen la compa­
sión, y se destr:ozan con la furia inconcebible
de los insectos.

ORO y SANGRE.

No se perdonan un eIT'OT. una equivocación


Como engañan. Jo que más odian es el engaño.
Viven de la simulación, y la castigan cruelmen­
te. Es inútil meterse en medro de dos gitanos
ó dos familias del a:duar cuando riñen. y los

guardias civiles mismos no se atreven. Sus ri-


232 EtJCF.N!O NOa

tos no les ob�an en el grado que han aoos.,


tII.:m:b.-ado los literatos de oodoo los
tiempos á
describir. Son incrédulos, se burlan de sus
dog­
mas. le acatan en cuanto no les molestan. «La
Preciceille». de Cervantes, no estaría hoy muy
segura en Jos campamentos !de los suburbios. El
tiempo ha cclebcredo con su fatalismo, y son

groseros é infonnaíles. Cuando un viejo simula


11m. culto y obl'¡,ga á su cumpd.irniento, se le cri­
tica. 81 gitano español sólo cree en él, y como

no le gusta cargar con 9U conciencia,


encarga
á las «egüelas» de este menester. Se les
rompen
laa almas como se qui'ehr.a.n ca.c.ha'l"l".os, 'Y son
tan infan,llil�es que c'OInCibem corno posíb.le se
raje el espfritu cerno se raya un cristal. LO' creen'
todo con tal] que no cueste dinero.
Es la feria. 1-lan acampado <en ei real cerca
de una fuente. en la
que desde hace cuatro ó
cinco siglos vienen sentandb s-UG tiendas, sin
que se conozca un año que no a<:udliteran. Cer­
ca de ellos, otra tribu ó
de ella dis­ fragmento
pone el vivac. Los dos bandos apenas se salu­
dan. Su cara es la misma; no les diferencia ni
el traje ni lós modales. Observando bien. el in­
eerior de sus chamizos huele á las mismas por­
querías: esidéntica la [orma de los ca,ld!eTos:
se tratan entre ellos con la misma agresividad

y descuido. Si en la fuente se encuentran las


mujeres de ambos caJ11ij)amentos y en la fuen­
te hay pueblerinas, no se dicen una palabra; si
233

están solas. se insultan con los ojos, se dan este

año áentender que se el año


molestan como

'Pasado. ¿ POI' qué? No &, sabrían decir; pero se


molestan. Siempre hay una vieja que recuetv.fa
la fecha de la emserte de uno de la tribu asesi­
nado por otro de la opuesta. Si estos amos no

existen. se buscan. Cuelcuier accidente. por

pequeño que sea, OiCaslonará la ccmfl�acOOn.


El fondo del asunto es la lucha tpor hl vida;
pero eso no sería suficiente mosivc rporqwe sa­,

ben tan requetebién buscársela, que hasta los


al bol.
chiquillos en .paña:Jes aportan su moneda
eillo ,delI pedee. Ese motivo es su encento. Ne­
cesitan oomerciaT 'Y una emoción, �m'Preci$a que
los soliviante. porque el alma de estos hom!bres
no se ancuentra ¡bren en paz.
La guerra es declarada en el mercado. Cual.
chispazo. un fulminante. Los
quier cosa es U'I\

[eriantes �O!I'I'IW-n grupos en tomo die [os diepu­


son, Y talios
redores, y eetaa escaramuzas. que
lo saben, ..preludios de sangnÍlentas batallas
caro­

risa. Ríen
¡pales, producen escalofríos, sino
no

los mercaderes, los labriegos, los desarrapados:


la nube de mendigos que cae sobre nuestras fe­
nas corea con sus rJsotadas las paJacbras gita­
nas. T odios saben que aquellas amenazas son

lo más cierto del mundo y que han de realizar­

impidiera un regimiento, y, sin


se, aunque lo
llaman á otros para go­
embargo. ríen, se unos

zar de estas chaelae pintorescas, abandonan los


234 E.UGI!.NIO NOa

negocios. las roblas. [os remates, para acudir á


la «riña de gitenosn, espectáculo sin igual de­
licia de los campesinos.
Sus voces se oyen en la feria
entera, en el
pueblo y en el Partido. Sus movimientos veden
más que las voces. El gitano
que reta se mue­
ve como una ardilla; la inseparable vara en la
mano, accionando su brazo derecho con gestos
dresabr:iJelos y flamencos, siempre delante de [e
¡palabra', como si ésta sin ellos no veliera neda
ó no pUldiera salir. Cuando escucha, que es di­
fícil, su brazo derecho se apoya en la cadera
con
gachonería, adelanta la peluda y crespa ca­

beza. arquea la espalda. El pueblo no pierde


detalle. Los mozos se fijan en estas posturas
inimitables, para copiarlas luego en sus peleas
y tenidos por bravucones castizos. Sus ojos
ser

felinos echan chispas y parece que se les erizan


Iaa grandes patillas y las cejas. EJ
pañolillo
cojo die:! cuello destaca la tez morena .de la cara
tte músculos fáciles, que sirven á la expresión
como á mimos japoneses. Esas expresiones
cambian las palah'ras: las reRejan, las dan
con

un SOlTbhrío relieve: la breve frente y los grue-


80S labios. el infemor muy saliente, hace lo de,
más. Gceodo entre ellos hay farruco
un
pide
y
sitio, el grupo se ensancha pera dejarle libre
gran espacio de terreno, y maniobra como una

batería. Si tifa su aombeero, aquella cabeza


de táttaTO 6 mogol. culbietta con el pañuelo de
�E.RORfTOS CHULOS

yerbas atado en la nUlC8., es verdaderamente


preciosa y arrogante.
Si, en la. pelea hay cnujerea. asunto l1occ:
aquello concluye en earracina. Si estas seño­
ras merodean ó huronean por algún lado. hasta
que lo sepan no pasará nada entre sus hom­
,bres. También suc.edle que .batYa entre ellos
lID gitano curandero y sabiondo, con más ca­
mándillas que un ¡perro. el que se mete en

medio estrépito espantoso,


con y puesto en

aspa de San Aedeée. les grita iracundo:


�j Pero é que d� hombre no velen <un bu­
eeol. Pué en Ibomco chall1jelaría del asunto
má que vosotros ...
Aquí lo que ha
pazáo é
que no ,ha pazáo ná, cabayeros, y aluego
ze

verá el azunto en la taberna der Conejillo ...

Siempre es aTiTeglar un asunto dilatarlo. Los


¡litanos se van á SU6 teodeeetes gruñendo y
gesbi:culaIlldo que (es una gloria verlos». segui­
dos de los eomentatios j,OCOlSOS y risas de vien­
tre de los que fueron felices espectadlQ!l"e5.

-¡Vaya una comparación la del gitano cha­


to!--di.ce uno.
-{ Cuál � (La de que la lengua es como la

escoba?
la
y IPlIOcur.ando imitenles en su ceceo, re­

cuerdan.
-Niño, hay lengua que zon como la escobas,
que zólo zieven pá bar-ré la porquería d'e dren­
to IY zacála efcere.
236 t.UCE.NlO NOEL

Lo que más gusta á los campesinos son las


cdmparaciones. (Cómo unos cerebros
que pa­
recen 'tan enfadados
y fuera de sí aciertan á
asociar imágenes tan cQIltradicto-rias
que, sien­
do disparatadas hasta
!Y absurdas. conclen ,

san definitivamente un insulto ó una amenaza �


y Jo envidian.
Luego, lo copiarán y sustibwi.rán
la gracia con .refranes.
En un .puesto hay -una de
reata bomquillos.
que gu.arda un pequreñuelo gitano. Tendrá el
muchacho seis años, no
cumplidos, y allí está
m� «plantaoa que la Puerta de Tierra en Cé­
diz, Con su pantalón de pana hasta el mismo
staelo, faja, camisilla abierta ,porr el peche y
albl'lochadas ,á las muñecas las mangas
poe- un

botón blanco y otro negro. Los bonicos no es­

tán atados: pero no hay cuidadb que se le des­


mande ni uno siquiera. y lo geacicso del caso

es que eJ chico á todo mira menos á sfUI rebaño.


Los campesinos se hacen notar unos á otros
estedetalle.
El que no ha visto una reata de burros, de
esas que ponen á la ventalos gitanos, no ha vis­
to cosa buena e.n este valle de lágrimas. Lo pri­
mero que se le ocurre al que los ve es
p\e.gun­
terse á.qué especie de las ca.talogadas por Buí,
fon ó Cuvier ó el diablo pertenecen tales bi­
chos. Sucios, T<>íd!os de mataduras. que los tá­
bance conservan ensangrentadas, c-on la pelem­
Ibre deeluetrade y en muchas paetes calvas de
SEFlORlTOS CHUI..QS 237

ella, vaejoe, gQ:l'aas las patas. enfermas las co­


yunturae, señaladas las ancas, las vértebras y
las costIillas conmacabro rdieve. Nada más feo,
excéntrico lY de venta imp-osible que tales se­
res, uno nada igual á otro. porque si algu­
en

no pudiera calificar de extraordinaria su


feel­

dad, el que tenía al lado le daba ciento y raya


en lo die indescriptible y rematado.

Y, ero obstante he aquí lo que sucede.


....

Siempre, absolutamente siempre, hay doce­


nas de labriegos que salen de sus casas jpera

ir á le Feria vecina con este santo objeto, que

definen así á la npe'rierüa»:

-Voy á la feria á ver si engaño á un gitano.


y salen camino de la feria con ca'balga.dJlll!'aS
para el cambio 6 buenos
cartuchos de plata
'Parala ventajosa de asnos y demás
compra
familia.

Lle�ado el labriego. busca en primer lugal'


aquello de que «más ven cue­
«compaña», por
tro ojos que dce». y dicen animosos:
-Vamos á ver si engañamos á un gitano.
Tomadas unas Copas y en el majín
10 ¿el en­
sin corno es
gaño. pasean por el mercado,
ver,

natural, nana que v-alga la pena.


-Cada vez está -peor esto del gana,do---dicen.
Se ¡paran. aeefdce por el «salee» chiqu¡i:llo,
puesto allí como reclamo ante la reata antes

deecrea, y sus risas se oyen á cien leguas.


238

Válgame Dios. y á qUlé vienen á


parar las
cosas que cría.
-Pues mira aquel está
que junto aJ gara­
ñ6n ...

-No, donde esté éste ...

y poniendo en lo fueron Jomos


que su recia
manaza, toda ella callo. Jo derrenga que en
poco viene al suelo.
Suena una
carcajada rotunda que atrae más
cunoSlOs, !Y. en silencio, rfen con los que ríen,
tocan los burros y el bullicio crece.

_El que es un señor bureo es el die allí.


y tarn feísimo y destartalad'o es, que su vista
es un año más de vida.
-(Cuál de esta gentuza tendrá más años�
-Mira que si viera éste la Pilara la daba
el espanto.

-Aquél. aquél. el de los corvejones.


-El pobre animal tiene en los corvejones
úlceras, excrescencias. tumores y cuantos ma­
les se pueda,", idlear. Los
labriegos se hartan
de reir.
El :niño gitano les nrira
impasible. apoyado
en la vara y cruzadas las ciernes, como
aquel
que descansa sobre un solo pie. Realmente
está monísimo el chiqw.l1o, con su cajilla entre
los dedos, el gorro ladeado
genthlm.ente sobre
la sien, escepéndosele los eízillcs del
pelo por
[es ebectures dIe1 forro deepegadc y no vuelto
ó=.
SE.IiIOIUTOS CHUI..OS 239

E padre espía lejos de allí, y casando ve el


grupoenciende un pitillo-ce! gitano español
gusta muy poco ,de la pipa-, y rpoco á poco,
deteniéndose en todas partes, se acerca como

quien nada le va ni le interesa en el asunto.


Es un pedazo enorme die carne humana con

cara de haber estado en presidio por una equi­


vocación del juez y hechos como para creerlo.
Su vista mete la risa en el cuerpo á los cam­
pesinos, q¡ure por arte de «birlibirloque» se

rnruestran obsequiosos gitano, y le dicen:


con el

...........¿ Pero es ésto tuyo, comparito?


-De acá y de quien me lo. compre ré má.
-c-Apafiao estás si cr.ees que ésto tiene venía.
-¿ y qué de malo ze treen los hijo de rru
arma?
-Como malos no son: son peores.
-c-Guasitae. '110; cuando le hombre que zon

hombre disen argo, hay que probá que disen

argo, pué que para argo ze e hombre.


Dice el gitano esto con tal aplomo' q".!Ie los
labriegos, sin darse cuenta de que los burros
no tienen examen ¡posilble, como pudieron
comprobar antes entre nisas y jolgorio. caen
en la tontería de examinarlos otra vez.

E.I niño se pone al lado del padre.


Pasan
él.
unas gitanas que se detienen á heblee con

Son pequeñitas, aplomadas de cuenpc, muy

expeeeivee, guapas sin excepción, de una sim­


patía y malicia «que atufa». Una jimotea. la
240 EUCENIO NOEL

otra mueve 108 brazos como aspas de molino.


todas cherlan tanto y tan á la vez que sólo 103
gitanos pueden comprender le que dicen. El
gitano les escucha. Jea increpa y á la vez sigue
con la maada á los labriegos.
-MiTa. compare, yo necesito un .bul'l''O; pero
este saldo no tiene arregle.
-Güeno; pué lo 'prnmero pa tené una cosa

güena é quererla.
_y después que haya esa cosa buena en

a:lgún lado.
-N.o. zeñó: depué é bené en la cara d'OS
'Ojo como des velone é Lueeoa.
El campesino capitula una vez más ante esa

sentencia. dicha como quien lee el Evangelio


en Misa Mayor. Los que"]e acompañan, vién­
doJe insistir, ponen cara de duda y le BlYUdan
en la inspección.
-Suse.d�r;e el gitano----en ete mundo que
una presona cuerqanera é mú &alá por lo exte­

rió y aluego é má mala po drento que la ZQ­

Iitaria.
-y Jo digas.
que
-Pué ahí tién ostedea lo que ZOiIl Jos burro.
Va esté á la feria de Tendilla ó de Peñasan­
da ó de cuarquier otro lao, y ze va osté isiendc

poe la vetea: pué yo nezesito un bunro que zea

burro, rrabeiaoe, que ayude á rol zeñora á


tiO'á del carro de la. caza y me ¡yeve á mí como

er cebayc der zeñorito'.. Güeno, pué que en


srilomos CHULOS 241

etc que llega ceté á ,la Feria y que ve y no

ve y que ná le gusta, porque al hombre que


chanela é bUJITo que no le entra en er corasón
un burro ez¡ corno azí. (Estoy dando en la ca­

beza der clavo? ..


Cüenc. pué como iba men­
da. lo mete á osté po los ojo un niño de eZ08

pintut"ero er burro die la Zanta Familia y ze [o


lleva osté á casa, tlY qué paza ar medio rninu­
to� Pué que er 'bUlTO eze etá una chaláo que
un loro y no zale der pezebre enrnque lo tire
¿'e él er tren, y osté ze deeeeceee. y con rasón,
y ze pega osté un tiro en ,la cabeza ... zi no tié
osté 1'iñcme pa buscá al' niño é Belén y iaserle
tllras como la mojama.
Embobados le oían 198 labriegos que. apo­
yados en Jos lomos die los burros ó á su «vera».

escuchaban que no se hartaban, la boca abier­


ta, los ojos aturdidos, sin acordarse ya para
nada de que iban á engañar á un gitano.
-Eso es mucha verdad-e-exclamé uno, á
quien, sin dJurda. -le había ocurrido un Suceso se­

mejante ó estuvo á ¡punto <le ocureirle. que es

lo mismo.
-Zi miento. que ze me caiga ensima la

! campana é Toledo. Ahí tién ostedes


er

ro;
cuarto comensando po las patas der
g'iieno. eze burrro 10 vió iUIn 'POyo beque de
un burro:
prime­

ansio de la Remonta en Seviye y se gorvió


loco.
-JArrea1
"
242 WCENIO NOE'.l.

-Zi miento, que me coja ebajo la maq;uJini­


, ya de; tren. Ze gorvió loco, y me ise: Camará.
eze burro é un bUlTO de Muzeo.
-Pues el parecer ...

-La verdad es que nadie le diría.


-Eze burro tié dl'ento un güey y un caballo
é cawera.

-Habrla que verlo.


-&'0 ze ve en un amén de cura loco. Al
avío.
y saltando sobre les ancas del ''bu.ttro con esa

gracia sin igual que les d'istlÍngue, le sacudió


un trastazo con, la mano, \Y. á ¡pesar de que

al gitano le 81'l'8straiban los pies por el suelo.


el asno coreió enloquecido. entre el asorrébrc
de todos que le veían nacer alas. No contento

el saladísimo gitano C'OIl1 hacer ésto, le obligó


á dar vueltas y más vueltas. con le que aJ cam­

pesino com¡pradlor le entró comezón de llevér­


eelo. aun resistiéndose su alma. por ser en
eealidad una osamenta de t10 más inmundo.
-Lo etán ostés viendo ...

-Lo vemos y no lo creemos.

-Pué á Santo Tomá le pasaba caso paresío


y metió er dedo.
Los campesinos lo examinaeon una vez más,
palpando los miembros, tocándole en todos los
sitios. abriéndole tos morro,s. los ¡párrpados. es­
cudriñando las orejas. cuello. pezuñas. rabo.
lo examineben mis su
y cuanto más
era
ijares;

"---------
�ERoRITo� CHUl.O� 243

asombro de que aquel esperpento !pUdiera ru

moverse.

-¡Pero si parece mentira!. .. -decían.


-&0 mismo paza en la vía merdite, \Lo que

menos ze espera é lo mejor. Etán oztedes �


la caza aorreglárudbze la zuela er zapato, y el'

cartero que llega y lo pone en la mano un

zobre moneero con la mar é lacre.


Lee campesinos se reían; pero su risa no
era de burla sino de admiración al hombre que

sacaba partid'o de las mismas dificuitedee que


le oponían.
-Si fuera barato ...
=enaecullé, riéndose de s(
mismo, el labriego,
-lBarrato eze bUJ'lI'o? ..
[De barde!
_El caso es q.U!e yo no he visto en la vilda
una cosa más fea ...

-Eze borrico me va á 'mi zacá hoy de apu­


ros. Como eze borrico no 10 hay en veinte
legua á la reonda, y hay que z8C<ll'10 er zumo.

-Las com¡pra:s 'Y las purgas, en abrir y ce­

rrar de ojos.
-Azí ebe zer, y asina me lo desía mi padre.
que debió aprenderlo der suyo.
El gitano se acercó al rucio en litigio. y con

gran misterio y como si fuera la primera vez


que lo veía en su vida, anduvo en tomo de él,
le acarició y examinó detenidamente.
-Te veo y no te veo, luz é mis ojo-le dijo.
--¿Qué, venimos á razones, ccmpere?
244 l;UCU010 NOES...

-¿Pero se decide usted al fin?


-Si eso no vale lo que costó bautizarlo.
-Si es muy barato me lo llevo.
-'l y para qué ha de servir ese carcamal)
-Ya has visto cómo corría.
-Estos hacen correr el mismo demonio. Les
echan no sé qué en las orejas ry vuelan mien­
tras los
sienten encima; ruego. ro á tiros.
Oyó el gitano ésto. y dijo así:
-Ezo que cuenta su. a.rn5:go de esté se lee
z610 en los cuentos é gitanea. Ezte borrico anda
porqrue tié cuatro patas y la cuatro en zu zirio.
-A la buena de Dios ...
¿En. cuánto?

-Hombre. ezo no ze pregunta.


-Sul justiprecio, ¡y á quien Dios se la dé
San Pedro se la. bendiga.

-¿Ha compreo osté muchos borrico en ezte

mundo, señó labraor)


-Más que años tengo, caray.
-Pué no se le ccncse á vuesensia.

-( Que no he compreo yo más burros que


años á cuestas?

-Entonse. er presio no ze pregunta; ezo lo


está isiendo er mismo animalillo.
-Pues por eso no hay CJU-e apurarse: ése está
diciendo que no vale ná.

-Cüeno, 'P\lé a'acabeo, y er tiempo perdío


pa er zeñó Notario.
El gitano se mostró ofendido 'y, apoyándose
sERoRJTOS CHULOS 245

en e1 espmazo de «la luz é sus ero», comenzó -

á canturrear:

"Cllatrodental treinta y eleee

plllla!ás tenso en el arrna,


con !I! ZJ!.Ilgrc que eehehc •.• ,

Ei1 campesino no quiso «dee SU brazo á toro

cer». y marchaba, cuando, repentina.mente,


se

como si le sugestionara el diabólico gitano.


volvió la cabeza y le dijo desde allí:
-{No hacemos changa}
-Vaya esté con Dió-responcüó el gitano en
tono concluyente.
No acertó el labrador á marchar sin el di­
chosc Iborrico teme en ccmprerle casando él

mismo decía que el tal rucio no valía ni un

ochavo ó cuarto isabelino. Y con paso vivaz


tornó al puesto.
-¿Me 10 vende}
-Pa ezo etá aquí uno, pa vendé.
-En cuánto, y a:l. eemate: lY aquí paz y

dleSlpués gloria.
-En un biyetiyo de aincc reye. y llévese eta

alhaja, que no zabe bien cómo me eja á mí de


acoquinao, pué la verdá es que sin eze niño
rr-Io no me hallo. Eze borrico é una mascota

de la güena zuerte.

-lEn cinco durosl--exclam6 horrorizado el


labra.dOl' .
246 f.UGENlO NOEL


---,iQué _atrocidadl-dijeron á coro los cir-
cunstantes.
-
Tó er mundo tié derecho á pedí, y vise­
versa ...

-Pues yo doy por ese bicho cincuenta y


cuatro rea'les, ¿ hace �
-Vaya esté con Dió----<iijo el gitano, darrdc
por terminado el asunto.

Se marcharon los labriegos, discutiendo con


sus gestos bebieueles. El gibano les llamó, di­

ciendo:
___,Er borrico ise que qUJi� io;Ise con osté, po­

que é mu zimpállico.
-Dale ,las gracias. comparito. y ponte en

raeón.
-Como lo güenos, ziempre: eze é nu móo

e ser.

-Yo no doy ni un céntimo más partido poi'

medio.
-Pué er niño ize que vale cuatro ojo é
güe.y y trato serrao. y osté paga er remate en

casa la Pereeile.
-No me conoces, compare. Lo dicho,
dicho.
-Ziento que tenga osté la. cabesa como uno
de Graná. que lo iban á dá garrote y ze güeílve
al verdugo y le ise: Oye. niño, en cuantito
acabe le ieee ar zeñó jué que en cuantito re­
eueite Ie masco la mré ...
SElilORITOS CHULOS 241

-Cincuenta y cuatro reales y la convidé. Ahí


está esa mano ...

Ei gitano miraba la mano que le alargaba el


otee como si fuera á echarlo la buena ven­

tura. A las dos horas y cinco ó seis de haber

empezado á hablar estrecháronse las manos, y


seguidos de] rucio. que levantaba á su paso
un reguero de irisas, entraron en casa la Pe­
regila.
,No hay por qué decir que al otro día ya
estaba de vuelta el buen hombre con su rucio

tan trasrnochado y sin figuora que ni la sornfbra

del anterior. con ser lo que dijimos, era. La


ira no le cebfe en e'l cuerpo, y pregumtaba por

el! gitano. sin du:da. para asesinarle por su fe­


lonía: pero no pude gozar die su venganza por­

que aquella noche el gitano había


muerto en

de
espeluznante refriega á mano de uno su

la(Ya.
:El que ve una riña dfe éstas no la olvida ja­
más por m¡u�os
"
años que viva, por muchas
cosas que vea. Es una riña de razas, no de

hombres; la furia de los siglos a-uge en ellos.


san el instrumento de algo que desconocen.
La caravana de los que se marchaban pasó
frente por frente de la taberna del Mestizo, que
está en las afueras del pueblo. En la puerta,
y sentados á su cémcde manera, estaban tres

gitanos en compañía de varias mujeres de su


raza, las que, al ver pa� la tribu. se pusieron
24' EUCENla «ce.

á gritar con voces destempladas. unas en caló


cerrado que sólo ellos
podían entender. las
otras lenguaje hfbrido que acostumbran.
en ese

De la cabalgata húngara se destacó, para en­


rerarse. un sujeto de varonil hermosura, cae
con gesto ,bizarro les
increpó; se levantaron los
tres hombres de la taberna y saltaron de sus
bestias y carros los hombres del otro bando.

tQué se decían) No importa el qué. Sus


movimientos hablaban 'P<N ellos. Ninguno te­
nía revólver, todos tenían
navajas; uno de ellos.
arroga,nte coloso nómada, cromo vivo de los
hombres merovingios, blandía una de esas ba­
rras de hiemo que esgrimen los mozos en sus

juegos. Las mUgeres se zaherían escandalosa­


mente, racPQlptando ,posturas de extraordinaria
acometividad. El gu-apo mozo dió á una de
ellas. camo para quitarse un perro de en medio,
tan tremenda patada en el vientre que la mu­

jer se el suelo aullando. Su lúgu­


retorcía en

bre gemido hacía llorar á Jos labriegos escon­


didcs en la taberna.
Esta fué la señal. Los dios bandos se aco­

metieron navaja en mano. Como eran pocos


veíaseJes bien atacar y defenderse. sin arte, con

rabia. buscándose y huyendo como en una

matanza de pesadilla. En el centro de la ca­

rretera cayó el primero. Se veía un bulto in­


forme encogido monstruosamente, las manos

en la 'barriga; no decía palrubra; pero la san-


sEÑORITOS CHut.OS 249

gre corrió hacia la taberna y sorteó una ban-


queta derribada. Un mozo que salió por él se


tuvo que volver. mareado como una mujerzue­

la; dlecía balbuciente:


-¡Cuánta sangre tien:e ese hombre! ...

El herido lOigt'ó [evantaese: al echar á. andar


cayó de espaldas cuan largo era. Veíasele so­
bre- el chaleco y pretina una mancha blancuz­
ca, que era, sin duda, los intestinos.

No lejos de él. las mujeres habían rodeado


como una jauría al de la patada. IY azuzaban

al cañí que bregaba con él. Sus gruñidos inol­


vídeblee asustaban al más valiente. Seguían los
movimient-os desord'enadoa de los luc.hadores
que ocultaban á la vista, y algunas caían de­
reibedes por el que rpateó á la otra. Un mo­
mento se los vió abrazados darse con la na-­

vaja en el cuerpo, como quien apalea; las na­


vajas chorreaban sangre y las heridas no se
veían.
Los hombres ocultos en la tabema bebían

agua parque se sentían morir.

-Mátal.o. remátalo; ,más. más. [Ladrón!


La curiosidad obligaba á mirar. Huían á

campo traviesa. persiguiéndose y gritando. Una


mujer muy hermosa se había abrazado á las
piernas de un gitan<1 y, llamando á su hombre.
no le dejaba escapar.

Es horrible recordar aún el jadeo de aquel


250 EUCENIO NOEL

hombre preso en tan extraño cepo, por cuya


causa había de morir de miserable modo.
-e-juaniyo, está trincao, ven-gruñía la mu­
jer arrastrándose, al aire suspiernas preciosas
sin medias, clavadas las uñas en las piernas del
hombre. Luchaba éste en vano por desasirse.
Sus manos golpeaban frenéticas la cabeza de
la rraijer-geillete, la retorcían y tiraben del peló.
Su resuello infundía pavor. Pidió auxilio y na­
die atrevió á dárselo. Es una verd'ad incues­
se

tionable que el hOIll'OT paraliza el alma. No es


miedo, es el pavor die los sueños. No se con­

cibe lo que se ve, no se oree, y el espanto ani­


quilcee el cuerpo .EJ espíritu arde en deseos
.

de ayudar y el cuerpo se niega.


Juanillo llegó. Se le vió acercarse y volver la
navaja que traía agarrada por la hoja. El pri­
eionero hizo un esfuerzo poderoso parra esca­
par y la mujer se retorció, enseñando unos

pantalones aoiertoa de bayeta amarrilla y la


mancha negra de su sexo. Su r:ugi¡do era se­

mejante al berrido del bereaco. Juanillo, cau­

teloso. aproximaba. Había en aquel hom­


se

bre una ingenuidad tal que nadie hubiera ima­


ginado en él un asesino. Sonaban los golpes
brutales que el cogido en �a red, de aquellos
brazos forzudos daba en la cabeza ¡de la mujer
implacable. Nada <pudo librarle de su destino.
Juanillo metió en el grupo la navaja con una
tranquilidad asorrebroea, sin gritar ni hacer
sEÑORITOS CHUL.OS 251

fuerza, y sacó la navaja prnngada de sangre.

Al verla así la dejó caer. Esta navaja. que el


autor de este libro ha tenido en sus manos,

ostentaba esta inscripción: «Cuídame rmrchou.


La mujer, al sentir en su cara la sangre de su
enemigo, le soltó, y alzándose después de re­
cuIar á gatas'aneg,ló 'sus vestidos con coque­
tería. El herido entró en la taberna. Su palidez
imponía; al querer beber agua en la vacía de
cinc dende los medidores lavan los vasos. sol­
tó un chorro de sangre .del vientre y se des­

plomó de un modo siniestro, a.yeando lúgu­


bremente.
Junto á un chopo, que hoy ostenta una cruz

enorme en 'recuerdo. cccmé lo siguiente:


E.I de las largas melenas merovingias ro:mpió
el c-ráneo á un gitano con un 9010 golpe de la
bana. La masa encefálica saltó lejos de allí
y fué 'Preciso buscarla horas más rarde con fa­
rolillos. Un hermano de este hombre mató al
melenudo tigre ellas después.
En la cárcel, la hermosa mujer. cuyo instin­
,

to de fielfa [remos pálidamente descrito, era la

admiración de todos. Se iba á verla como se

contempla una leona. Su belleza. era prodigio�


sa. de una pureza tal de linees asiáticas que
no

parecía una mujer de nuestra época. Su busto

arrogante, el aire Ó d�TPajo de sus andares.


el mirar insolente de aquellos ojos negrísimos
inmutaron al juez instructor.
252 EUCENIO NOEL

-Di qué ha pasado---Ia preguntaron cien


veces.

-Ná-contestó una sola.


Los gua'l'd�as civiles encontraron en la ca­
rretera, ákilómetros de la taberna en C'lllY.as
tres

cercanías ocurrió el desastre, un


gitano tirado
en el
suelo, manchado el cuerpo de sangre y
sin estar herido. Le
registrasen y hallaron una
faca. Estaba embobado, y con los ojos extra-

via:dos miraba vagamente. No contestó á nin-


guna pregunta ni opuso resistencia
alguna, y
esposado entró en el 'Pueblo á Ia presencia del
juez,
Detrás de él. y sin que fuera posible irnpe­
cJ1ir.lo, entró como un ciclón una gitana des­
greñada, con
profundas ojeras y llorando como
sólo estas mujeres lloran. Gritaba atropellada­
mente:

-¡T'a calo, ladrón! lLo ve tú, pillo viejo,


como t'a caíct. ..

y Ic le había caído al
qu.e «pille viejo» era
una maldición. Parece ser que había matado
á su marido (y' que ella, viéndole hu.ir, se

arrancó del pelo largos cabellos, Jos puso


tres
en cruz de Caravaca sobre el pecho &el di­
funto y, colocando sobre ellos sus manos, dijo
sencillamente:
.1
-.Por "'a cruz 1;CarO"llaca,-ze 1" "oIga � la mO"no la jaco;
JI manqu" z� ICII 1iU11l.- 10" Guordio .i,tilct pille ... ,
253

Este anatema orriginalísimo había bastado


para que el homicida sintiera detenido su

cuerpo en la carretera. El lo aseguraba:


-t.Arguna ccza rnamerreba á mí que no era

seÓ: : .' ,
pon'bJ e anca ru atra ni alantel. ..

gitana había vendido el


\
El marido de esta

burro al labriego.

PIEL DE ESPAt:lA

El gitano nuestro ha discurrido, entre arras

cosas no peregrinas, un arte excepcio­


menos

nal que desde su aparición ha tenido en Espa­


ña millones de adoradores,' un arte insexuedo

que define así: «Le Hemeocc». En la jerga


se

de
gitana �ay esta frase: «Se armó un Flandes
mistúc-c-quizá sea el origen patronímico de tal
arte; pero si es otro 10 mismo <la. porque des­
de las siete plagas de Egipto no ha caído sobre

un País cal�dad mayor. Ese arte, de algu­


llarnaelo-e-se divide en dos
na manera ha¡y que

grandes ramas; es á saber: «cante jondo» con

Sus .dlerivados y «baile corneac» con sus con­

secuencias. Así como el arte decOTativo· me­

derniste parece babee tenido como modelo el


bacinete del esqueleto de la mujer y las líneas

de los huesos. «le Hemencc» tiene sus ralees


en

la pTofW1da necesidad que hemos tenido siem­

ere los de tomarnos en tod'o la me­


españoles
nOT molestia posible. Calculad lo que un gita-

I
254 !:UCENlO NCEL

no inventará explotando esa necesidad na,


cierra].
No podéis imaginaros qué nmmdo de ideas
hay en esas tres
sencillas p.ala'br,as que todo
IPs.:lcólogo español retbaza por insignificantes:
hélas aquí: «Io Aamenoo)), Ido
gitano», «lo an­
daluz». Nadie ha podido
definirlas, porque no
se define Jo
que se rechaza. Nadie ha
querido
entenderlas, porque ha preferido gozarlas. El
tacto exquisito de ,los extranjeros. sobre todo,
d'e jamás bastante ponderado gusto fran_
ese

cés, importaron los productos de ese á"hol


trigémino cuyas raíces sostienen hoy y minan
a'l mismo tiempo
lo más nico del espíritu es­
pañal, las 'l'aíces de la olrne de Pedraaa
como

han invadido los cimientos del


templo románi­
co de San Juan. y
mientras esos extranjeros.
como Dios los ¿'a'ba á entender.
gustaban de
las flores y hutos <del árbol
para nosotros pro­
hihldo, aquí se podrían. se llenaban d.e guse­
nos y envenenaban el árbol y el ambiente.
Hoy Arrdalucfa se irrita si le atribuyen «le
Hemencc»: {do gitano» se .d1esentiende de «le
andaluz». España maldice las tres cosas. Y
ellas, podridas. colaborando sin saberlo 6 sin
quererlo. han invadido con sus úlceras y sus
colorea el espíritu español.
Lo que angustia hasta desesperar á los hom­
bres jóvenes que estudian España es lo revuel­
toe que and'an sus
principios fundamentales y

\
,sEÑORITO! CHULO! 255

las características de su alma nacional. Por ei

uta era poco, ese diluvio ,de medianías orgu­

llosas que hoy campa por sus r�tos desmo­


cha sin genio ó entroniza sin razón, complican­
do más el ya endemoniado problema. Además.

¿ qué criterio aplicar á ese estudio � Si es el


científico es muy lento, el artístico amasga á
los dos juntos hacen
los pensadores rancios;
una oIbra bella; pero no crean verdad viva.

Mientras aparece la obra sublime que redima

ry defina veamos -de damos cuenta de su ne­

cesidad.
En líneas anteriores hablamos de Andalucía.
Su genio complejo fcé eierrupre tierra propicia
pasión escán­
á la pasión; el sol hizo de esta

dalo; su vino sembró, en el eecéndelo, vicio:

y la belleza y fecundidad de esa tierra divina.


convirtieron el vicio en en:dé­
hijas del clima,
mico. la prontitluld de la asimilación en pereza.

el trabajo en imágenes. España aceptó bien


pronto todo eso. Como un rayo. genio an­
ese

dalue lo dominó todo. Hecho esto. el genio

andaluz hizo algo más. Chispaace. laMII' de


no

detalle. rumores. atisbos; obras profundas


con

Acusemos
espíritu propio. ninguna. ¿Por qué�
el hecho y en Qu'en �nAuyó. de rechazo,
paz.
en ese genio fué España. Nade oecr pudo ocu­
eeir ,
España echó la culpa. y con España Eu,
de carác­
á Andalucía de los errores su
1'Op8.,

ter, Andalucía no reconoció su carácter en


256 • WCENlO NOU.

esos errores. El tiempo y los desastres mataron


la cuestión.
Separe'mos desde luego-c-ansnque. desgracia­
damente, no se ida así en la realidad__¡lo an­
daluz de lo flamenco y lo gitano. Swpongamos,
abstraído de ellos, el rubstraturn; lo andaluz.
¿Qué es? GJ;acia. Ahorra bien: ¿qué cosa sig­
nifice lo gitano? Gracia taml�.:Jén. ¿Y lo He­
meneo? Gracia· asimismo. Su. unidad de ori­

gen es, por tanto, incuestionable para el pen­

eedcr. El artista halla profun-das diferencias.


La gracia andaluza es ingenua: la gracia flamen­
ca es forzada; ,la gracia gitana es irónica. La
primera significa. contemplación: la segunda.
deJar; la tercera. odio. Repreeenréos cada una
de estas tres gracias tomando de las otras lo

que no tiene y queriéndolo con su caracterís­


tica especial. y tendréis el por qué no es posi­
ble al espíritu cuando escribe ó medita desE­
garr la una de las otras dos ni cargar á una de
las tres determinadas responsabilid'ades. De
Góngora Albéniz el arte andaluz ha llo-ado
á ,

esta fatalidad, en la que hay algo parecido á


este Slutpuesto dramático: tres hermanas se con­

denan ellas mismas á no hacer cosa alguna de


provecho cuando ancuentran que cad'a una die
� ellas no es completa sin las oteas. POi!" esto,

la música arrdaluza llora, los cantes Ramencos

gimen, las palabras gitanas rugen.


Los poetas no 'han visto estas cosas. porque
sEÑORITOS CHULOS
257

loa poetas sólo se ven á sí mismos; ó, lo que


es peor, en las cosas que ven. Son para ellos
las ·ciudades estados d!e Sil
propia alma y las
regiones carne de su carne. Pero ellos deiben
saber que en toda belleza hay una infinita can­

tid:ad ¿oe verdad y que cuanto más pura es esta

SiUlbstanci,a más clara es aquella cualidad y más


noble.
y verdad es que Andalucía, el' corazón de
E.s.paña, está muy enferma. El oenebro está
peor; pero esa, sangre, que luego va á nues­

tTag arterias y es rsuestra v.ida, ha hecho peli­


cecer la piel die la Patria. Perfumeda, roja to­

davía, es más rica en aromas del pasado que


en fuerza rea'l.
Esa enferrne'8ad
stfj'a ha amparado, sin que­
rerlo ni poderlo ,im,pedir tampoco, que (do Ha,
meneo» y «Io gitano» envenenen esa sangre,
tornen de ella lo que necesiten y la vuelven
¡j,ffipitUlél á las fuentes generadoras. La salvación
está. en su 'mano, en ella misma; mas quien
mira muy adentro de las cosas sabe con dolor
qtue hay enfermedades más amadas que la
vida. venenos que el hábito transforma en. ener­

gía, e:nsueños que son panoramas preferibles á


la rearLidad más ,brava y fr;amca.
El espíritu andaluz, ál1bi�o del alma nacio­
nal, es dudzu:r;a, cariño. miel. ficción, estrofa.
copla y sangre; (do Hamenco» y «Ío gitano»
roban ú esos tesoros cuanto los viene en gana,

n
>Os EUCENIO NOEL

se adaman con ello y aunque les sienta mal


les sirve de garantía. ¿ Cuál ele esos tres aspec­

tos tan mezclados hoy priva, mand:a.. se im­

pone? Si Andalucía se enfada, [qué le vamos

á hacerl: su espíritu es el más débil de los tres;


tan ¿é'bil es, que si se manifiesta puro ni con­

vence ni entretiene. Le han arrebatado la aten­

ción, la curiosidad y el deseo. Han b1iunfado.


Se han repart:ido como ibanclli:los los despojos.
y el único consuelo que de queda es saber con
certeza que un día el uno d'evorarn al otro ó se

matarán los dos como buenos cameradae de fe­


chorías.
EJ gi.tano Iha sobrevivido á su creación de «lo
flamenco)), y tan exte-afia es [a vitailídad de este
pueblo. nó-ITIJéIIdia y estable á la vez, que sabe ser

Su caló, 2li:ncadé ó
independiente ele ese arte. ro­

manó cayó en nuestra tierra trágica y eeia]


como en terreno ebcnedo, y de la unión de la
Fatalidad -gitana y la tragedia española---es de­
cir. de dos fatalidades-nació aspecto vas­ ese

to de oianitación á que hemos aJudiclb tantas


ve­

ces, una filosofía casuística y empírica. verda

deramente infernM. con sus manuales)' refra­


flecos de sus dogmas 6
neros y romances por
fÓlrnulas.
Pueblo errante, llevaba eres de sí, como im­
la­
pedimenta" su carácter fieramente definido.
drón de todo, hasta de sentimientos, y como
botín de guerra, el carácter de las regiones por
SEÑORITOS CHULOS 259

donde pasó. De esta amalgama despreciable ese


pueblo ha producido una síntesis que ha im­
puesto. como él da. eficacia á las cosas que pro­
duce. sin temerse el meno.r interés ni ciádeeee
para nada de ello, po.rque S'U principio capital de
todo el sistema absurdo suyo es que «aquello
que produce una molestia. por minúscula que
sea. no debe ser intentado». En otees pueblos
se los tolera !Y aisla con cuídedc: no se ve s:¡cy-a

alguna manifestación en las costumbres, pen­


samientos y arte: entre nosotros-e-creemos ha­
berlo dicho-ese les ama, y se [es necesita y ?C
les busca. Ello no sucedería si el alma nacional
no se les pereciere, no tuviera con ellos lbs

puntos de contacto que la estrella celular tiene


con su corrspafiera,

BULERIAS

El castellano en boca del anda!luz adquiere


condiciones fonéticas gratas aJ oído y que dan
al idioma SlUavidla!cles encantadoras. El secreto

especia'} die ese modo andaluz consiste tan só'lo


en
aupairnir las letras duras y ligar las finales.
Uno de Jos elementos principeles de la gracia
estriba en esa elisión dulce de consonantes ás­
peras que el niño enseña en germen 'Y el me­

diodía sistematiza, y en procurar escurrir la idea.


dles'liza:rla por una expresión en pendiente. res-
260 f.UCE.NlO Non

baledize, con tenden.clas á una brevedad justa


de elegancia suprema.

El gitano, que en todo tiende á la caricatura,


exageró la facilidad, la Huidea y la dulzura del
andaluz; se comió las .letres, lo que no es sim­

plificarlea, y formé, á imagen y semejanza de su


alma, un lenguaje <picaresco, tortuoso, que quie­
re ser serio y pretende ser trascendental, en
cU¡Yas inflexiones, negras como los rpo200 de las
cloacas, se thiurndieron los sentimientos de re­

gión, mi:entr.as que runa erupción deespinas


Moga¡ba las rosas de las coplee ¡pTovin'Cirules.
EJ maestro Pedeell ha puesto en claro lo q'\.IC

es y no es anúsñica. andaluza, tomando la cues­

tión nada menos que desde un verso de Ju­


venal.
La liturgia romana de los primeros siglos, 103
neumas griegos, la gregoriana, la mozárabe
propia de la iglesia españo.'la, la linfl:urencia del

orientalismo musical bizantino, la liturgia roma­


na reformada por los Benedictinos de Cluny.
cuantas especulaciones y paleogr.a.fías se han

revuelto 'Para buscar el origen de dos cantos po­


pujares y atender á su pureza y llevarlos á las

orquestas modernas, Iha resultado


inútil. El pce­
blo no asiste á esa eesurreccién Y disección de

viejas anod'a�idades. Aquella notación neumáti­


ca mozárabe de nuestros manuscritos de canto

¡jlrurgico, S11S formas extrañas. toscas, aroemen­


tedas. más tndescifrebles que la escritora neu-


sERonrros CIIULOS
261

mática latina, se re�ugió en el pueblo. escapán,


dose de la tenebrosidad de -lcs coros, y el
pue­
blo Jo transformé á su placer IV adaptó á sus
tristezas. San Isidoro regdamentó la necesidad
de cantar que eiernpre tuvo nuestra Raza. San
Learndro em-iquecíó esos cantos. Su amistad: con

Gregorio Magno y su estancia en Constantino­


pla le oind¡jjeron
á filtl'ar en su 'Pueblo anda!luz
las formas ricas del Oriente asiático, [os caree,
eeres Ol'iginanos de aquella espléndí5.da c.Williza­
ción musical bizantina, eíntesis del arte de Asia,
COimO AJejandrla lo fuese siglos antes de [a filio.
eoñe.
81 andeiucismo de hoy no es árabe, dice el
h,OSICO enaeetro=eruestra primera eueceedad rrur­

sic¡ill hoy-. Cuando los árabes vinier-on á sruee­


tra PaJbria ellos unjan sus cantos, elma de Per­

sia y del Aeíe menor. Eran ellos demasiado or­


gullosos para copiar ó dejarse mRu:ür en nada.
Los ceracteees distintivos de la música españo­
la qlliedBll'OIl puros. pero soterrados. corno las
viejas ánforas intactas bajo Ice sedimentos e

los aluviones. Hay que ir á buscarlas y eerncver­

las con cuidado.

Como los músicos modernos. mey OOlspiracios


á su modo. pero faltos de cultura. no han ea,

tudiado estas cosas y causas. los gitanos han to­

mado sobre sí tan penoso trabajo. simplificén­


dolo como ecoetumbran. Si San Lea.ndro ó San
Gregario resucitaran y oyeran al «Niño de la
262 EUCENlO NCEL

scñá Ceroma». se volvían á monr de nuevo al

escuchar aquello de
.Mira ,; tendr� talento
que pUJe una b...bería

enfTt':nte el AyuDtamielllo.�

El «cante hondo» ha tenido fortuna. Consus­


tanciado en la .inercia de la Raza. complejo y
sombrío como ella, salió de los colmados y las
zahrua-das y covachuelas y se impuso en la plaze
las de alto copete, en los con­
pú'blica, ten casas

cielitos de teatro--es.cUCJhados por cuatro 'Y cin­

guar:da,do honor de
co ,mB per5iOnas--( 1) y en

las futuras generaciones en dliJSc06 de Ionógea­

fe, como se conservan en [es sótanos del T ea­


tro de la Opera, en París, los quegu¡aro{ln las
meiodiee y voces de nuestra época. Serie cosa
de cbservar la C!llIIIJ que ponga un venidero
cuando. colo.cado un disco de éstos-canteci­
to en conserva 10 llamen ellos--(Isalga)) la
«Niña de los Peines» !por
(No seas loea y teo talcnto

recapacita er s"ntlo

y guerve ar eoDOIIimiento .•

En un COncierto
(1) El euter quiere recordar aquí este JUCClO.

prim(l.vera del 1915. una ceatente


rusa.
<;elebrado en Madrid por la
estebe la Infanta
Maria Kownczoff, ob.equió al auditorio -en �I
mil C!lpecladorCl co­
lsabel- con canciones andDluu •. Loa cinco
'u lobreexcit(l.ción les hadD
menu.ron á dar grull.idOI, grilOs y oll:s. y
1" VI
meveeee y de lal modo que el esplrilu armonioso de
,,¡itnr'" u:movieudoen
.infonf" deBethoyen, olda aetericrmente, desapareció.
El aUIor lonrela
elles loo bajos fondo. de ¡itani.mo y Onmenquismo.
de muchas de sUI id"....
anle aquel Clpectáculo; era 1" confirmadón
30loRtToS CHULOS 263

En lo Hamenec no se sabe de qué asombrar;


se más, si de su sentido pavorosamente lúgu­
bre, de] modo incomprensible de expresión ó
del efecto profundo que causa en el alma de
muohos a:rt:istas famosos. Hay quien llora de
emoción cuando o.ye esto:

• y In esaduei. .. biri .•.


biri, bill.
m'IlI "rrando de un IÍrón:
Ole
queja la probecitll
�bandoná en un rincón ...•

Cementerios, noches negnas. recuerdos COllTlO

üaara lPegiU'Sle un tiro, amares de presidio y

galel'a, efectos <IIe ,Luna ea"l un vaso de v;l!Il'O,


eveos de sala de tormento, rejas de cárcel,
meldicionea. d�as de jlu6tciO$ erales, sente.ru::ias
'Y máximas de llThQr.a.l macabra: he aquí al­
una

gunos asuntos favoritos de ese (cante hondo»

gitano que se ha érrrpuesto «por riñones» y


lleva camino d� inrnortalieerse. La fórrnu..
la de la alegrÍa española es Aamenca. Entre
bateas de cañas de manzanilla, ó pmve'lo.s de
Jerez, ó cristalitos de losMoriles. ó los cha­
titos ta:pitas, 'Y Jos ostiones, das cañaíllas.
con

el pescado frito, las OilÍiVas aliñás, el solera y


demás .requilOi"ios, suena un carraspeo trágico.
saltan escupitinas, se oye jipear á una guita­
rea
«eeseueé» con hígados. y una voz de ma­

Triicomio que sale por las oericee en.golada y


engomada <se arranca rpor seguidi11as gitana9, ó
264 EUCEJ'IIO NOEL

tererrtas ugarganteásJJ, ó jaberas con nrequitrú­


quili», ó bulerías.
Son las bulerías el rasgo más definitivo de
«[o Ilemenco», y su examen constituye su es­
tudio más completo. Para ceneeelee se necesi­
ta una calidad de voz especial, runa excepcic­
nrul membrana mucosa en la garganta y un

guSto ertfetico tan grotescamente diislparatado


y nbsundo que refleje en la conjugación y mo­

dulaciones una como imbecilidad voluntaria y


tonos producidos ó acompañados por misterio­
sos retostijcnes. Sin 'Un g<wganteo que eepeloe­
na y hace reir al mismo tiempo: sin perder el
sentilclIo común oyentes y cantantes; sin patear
cuantas regles exisoen para la voz y su emisión,
no se puede encadenar una á' atta aquellas co­

plas cortas, brescas, necias, que nada quieren


decir. mezcla burda y horrorosa de sentimien­
tos, infinitos en Jo de no' tener principio ni fin.

que concluyen 'POO" 9ugestionaT al mismo que


las vomita y embrutecer con él á cuantos lo
escuchan.
He aquí una escena de éstas, entre el guita­
rrista «Sanguijuelo», jorobado y de«sangre gi­

tena»: «Golondrino». cantaor de Hamencc: la


nNiña ,die las púas». centaora de tóo ]0 que se

tercia. \Y «Cañarnén», ballaor. ,A esta gentecita


se [es llama «carne de tableo». y se diferencian
del ((café cantante» en que este galicismo ho­

rroroso pti,de gente un ((jpoq'uIi¡y:O» más 6na.


SEÑORITOS CHULOS 265

El teatro del asunto es un colmado. Todos


ectán en el «tablee» menos la «Niña de fas
púas», que tiene la fatalidad de llegar tarde
siempre sin saber por qué. Pero todo llega, ;y
ella también, y no entra un insultado en una

Redacción echando más «humo» que ella.


-Güenas noche ... ----dice la canta&.a.
-Ol�ie -la
de un moreno. voz

-Vaya la sandunga de la saragandunge del


repiqueleque-c-eñade otro.
-Vía libre.
--Echa freno, nriña, que va á escarr:ilá.
-¿V:ñ'S cuesta abajo?
-E qce la empuja Ia zengre.
-y que no me iba yo á divertí Zl me re-

geleran un ju,guetillo azí. ..

-No hay dinero en


España pa compré á 'Una

zervi.ora--tdice modestamente ella, que, por


cierto. olvidamos .decir era feísima. Mas su

fealdad sebe burlarla con su gracejo, y la risa

que produce hace olvidar su cara.

-fNiñaL .. ---dice Sanguijuelo, epretando las


c.avi;as de su guitarra-, aor tablao, que etámos
aquí dende que murió Azfonce dcee.
--(Qué quiere, jorobao?
=-Vámo.
-OJe la rrwjere que cría In tierra en mi tie­
rra. Una .dluda: ¿ tú ere una mujé nada má ó
medie cllo�a junta?
-c-Cemelendc ya, y no he prinsipieo
266 EUCENIO NOEL

-Gustando [e bueno no má. Ezte permito


zólo ze cría con yeriba de la tierra. {Te echa
ergo en Jos ojo, niña?
---M'echo zal.
-Niña-,gruñe el guitarrista-, ar tablao.
-c-Oye. prenda, cuanto tú canta ze me pone
aquí en ee pescuezo nena bola que me ajoga
y no ze baja n1 'pa Dió.
-Pué haga como :se jese con lUna botella é
gaseosa, ze da taco á la bola y 'pa mento.
-A cantá.....,grita Golondrino.
-Ya voy, sereae ,

51 calificatirvo hace reir, jporque la tal «se­

rese» es más feo que Picio.


-Pero qué requetegrasiose. te parió tu mareo

hija mía ...


Que Dió te conserve la vida má
años que á urn torero reeirao.
-Paese osté un méndigo.
En 'U1n gru¡po de flamencos averia-dos, dignce
de una acuartela, se enta:bla muy rápida esta
conversación;
-Ahí -la tié osté, da hereera der genio de' la
Macarrona y de aa. Pccupi. Azi é Eoaña. y

1
aluego disen que no tenemo nOSQN"O ná, que
eternos ¡perdías chalaos y brotomuchós.
-Güeno... < Y quién diee eso?
-Lo jóvene der día. lo que quién chupá der
bote y .lo encuentran tó serreo y ze desahogan
esíne.
267

-¡Bend'ita zea la mere que t'a echao, niña!


Peoro (é que tié Fransia una mujé azí?
-EzQ ¡no ze '¡O da er cuerpo á eze zeñcra.
-La tié Aieenaree.
-No. zeñó.
-¿Y Ruzia?
-Allí zó!o hay uno osos mu grande.
-{ y la Inglaterra?
-La esabonisión.
-Lu,ego ..
ya lo ve esté zi no vamo nozotro
á acharntá. En er MUnido, óigame á mí, zeijó
Manué, en globo der Mundo terráqueo,
er que

y,o ;11'0 acosllurnlhro á clesajeré llJá, no 'hay má


coe do coze: Beorocote er divino y eta niña

que va á centá,

-Oye ...
(quiéne zon aquello muñeco de se­

luloide que paesen que no han guileo er Mun­


do por un aoaujeTo?.
-Ezo zon Jo inteletuales que ze etilan acá ...

Uno de ellos se acercó al gluitamsta y le pre­

guntó:
-La' guitarra es clificililla. ¿vel1da:cE?
-La guitarra é como Epaña---contestó como
quien hace un favor-c-: zegún quien la maneja
azí va ella: cuestión de arrimen.
-Homb:re. usted no se va á molesta'!" por lo

que yo lediga ...

-Zegún de zegún, porque mi pare 110 ebía


sé ná güeno cuando yo he zalío con eso que

tengo á la esoesde.
2ü8 r:UCSNIO NOEL

-c-Precisamente le iba á preguntar, SI es tan

bondadoso que me lo rpermite ...

-Güeno, a'T grano, niño, que er tiempo no

tié güelta ...

-¿ Tiene algo que ver la joroba con la gui­


taT'ra? ..
Porque como los mejores guitarristas
suelen S� los jorobados ...

Fruncía el ceño Senguijuelo, cuando uno del


g;rupo de rilntelectua·les le dijo;
-No le ¡hagas caso, Sang,uIDjuelo; está en es­

tado de molusco.
-Gücno; que haiga zaluqu'¡ é lo ¡prinsi:pá.
--Qontest6 con sequedad.
-c-Venge oseé aquí, rey de lo tocaore ...

-:-Grusias, grasias ¿Y estés ... tóos giienoo?


-Güenos.
-¿ y la.fami1i.a, güena?
-Cüena. Bebe argo, Paquiyo é Lusena.

-Aluego. Pece é Lusena no ha avío má que


uno, y lo mejó é no nombrálo pe que 'uno no

ze avergüenee.
-¿Por qué salís hoy?
-Por bulerías ... una alegrías é la niña y er

niño y á caza ...

E.I ba ilaor, viendo que no se ecmenzebe, sal­


ló del tablado.

-e Qué vas á bailar hoy ?-le preguntó al­

guren.
-Una cosa fina: er sumiagc.
SEÑORITOS CHUr..oS 269

El canteor ensayaba para «hacer boca'):

"Po la calle la Amnrguraollo ...

va nuelro Pare Jes';;

¡qué lágrimas le ... QI¡ban


por la divina íemul. .. �

-¡No tié eze niño ná drento l .. -c-exclamó


uno.

-Zi tuviéramos téos la veraaeaee de eze

niño, iesfe tiempo que había venía la Repú­


blica IY er y la hoztia consag:rá
Sociallsm? ...

-Piulé la verdé é verdlá; eze disipulillo de


Ohacón nomalo:é 1ffi'U pero 'lo han dejao la
mujere escuchim:izao y peeee el angelito un
tasón de la Cartuja. Había que oí á eze niño
jase quinae años aquello de ...

• Sin sentiñc ezloy yo!. ..

Me quooandito yerto
vcy ...

Cuando una eapailoln mola,


e¡ Dié reeueita er muerte ...

Hcv eze niño no é rná que la zombra de la


zombfT.a.
Golondrino seguía «haciendo boca», y lanzó
un agudísimo:
-¡Ayaaayyy yayo ya,yyl
1
... ...
,

-Silensio, zeñore.
Ya estaban en el tablado los actores. Su
figu;ra, iluminada por focos que Jos bañaba de
hlz copiosa, dejando casi obscuro el estable-
270 EUCEI,no NOEL

curuento, era inolvidable. Los cuatro en fila.


en posturas de una despreocupación insolente
altanera. sentados las sillas clásicas, ves­


y en

tidos, ellos de corto, muy agudas y horizonta­


les las hombreras, enseñando de medio cuerpo
abajo las formas con lascivo y estúpido desca­
ro. Ella. agitanada hasta la medula, no sabía
cómo hacer creer que era gitana pura, y re­

cargaba su pecho de avalorios, SUl peje de pei­


netas y sus ojos negrea con negro de barra de
drogueTía.
Sanguijuela el icecbedc se puso á hacer
«monerías» guitarra. Aquella figtll'a, no
con [a
más alta que elu-espeld'o de la silla, mucho más
pequeña que la enorme �u,itarra, á excepción
de Jos brazos, que eran tres veces mayores que

en coeletéer otra persona, imponía. Su cara se


comía las cuerdas, y sus manos, ¡qué menos].
de metro y m.ed�o, sacaban del instrumento
mártir zalameras notas tonpes tan afiligranadas.
sobadas y «pescunteée» que era imposible co­
nocerlas ni adivinar qué querían decir.
No así el público. que á cada cadencia gru­

ñía 'UJl olé furioso.


-cEiale sola, que ya me conoce-dijo Go­
londeino.
,

_¿ Etás tocando, jorcbec. ó jasiendc 00-

!1.l1os?---1])regunta ella.
-A:r jpuente. niño-gruñe el bailaOJ".
-Es toda tuya, nenitc ...
SEÑORITOS CHUlOS 271

-Cadensia cánde, que rne ziento melozo.


---,EntTa ya, morucho ...

-tAy,ayy\y ...
y ...
y ...

j•••• ayaaa:yyl. ..

-OJé--.gritó el público en rnasa. A su grite


estentóreo siguió >Uill gran rumor.
-Azí ze Dente, niño-e-dijo una voz.
En el silencio que siguió al alarido Golon­
drino se «timaba» con
amigos ó espectado­
sus

res 'Y. puesta una pierna el celo trensver­


en

sel de la silla, movía una caña ó bastón acOTO­

peeadarnenae. En los dedos brillaban sortijas,


y en su cara destellaba la cráipula y la menti­

ra una expresión ele suprema indecencia y sim­


pático desenfald1o.
Al gtt'tIñido. ,bufo á fuerza de ser sostenido,
sucedió esto:

-Larán. lerán, larán ...

y die pront-o, sin tomar aliente. oi hacer sín­


copas, ni paU!ias, ni fijarse en lo que decía si­
qurera , vomité sobre el auditorio esto otr-o:

¡Ayay, l�ray, caray, lIy, aya, ya, yay ...

laray,laraya, baraya. barayay ...

lirón. lirón. lirencitc. birol6n, Ion, Ion ...

laea, lapa. papa. saea er


t:\pón¡ ...

Oir esto el púib'&o y ponerse pie fué


en

todo uno; pero si creéis que se 'puso en pie


para ese estáis «sembraos». Su aplauso estu­
vo á punto de .hunrdilI' el techo. Parecía que te­
nían todos el baile ,dJe San Vito. Se hablaben
272 EUGEN!O NOEL

unos á otros «eesomenícs».


como
Algunos te­
nían lágrimas en los ojos. Les costó un trabajo

ímprobo sentarse otJ:a vez, y aun sentados se­

guían discutiendo, elebendo, embelesados por


tanta dicha como
derramara en sus almas
aqud aJatlde inaudito.
Sin embargo, eierrspre hay descontentos, La
unenimided es mui}' difícil.

Un señor reepeaeble, en el se:ntitdo


que á
ese adjetivo dan Jos
cómicos, dijo:
-HOy no viene eze niño bien del tóo. Cuan­
do hay que oí cantá á ezc niño é cuando lo
paza arguna caza mala.
-(y le pasa eso á veces) ...
-preguntó un

necio.
-Con Ñ1ecuensi�. Tié ese niño una g.a.chí ..

-( Está casao �

-No. zeñó; está conchavao con ama andova


que lo trae sequito; una prima der Gallo ...

-Zi zcguimos azí, toas las mujeres de Anda­


lusía van á eé prima dler Gallo. Lo que es C9
cue po jaser negosio se clisen eso der Gallo.
Mal �ba. la cuestión; pero Galbndnlno P.e
arrancó y repitió lo que tanto había gustado.
Deciros cómo se canta eso es imposible. Se
e.largan las letras hasta que se van á romper;
entonces se retuercen, enroscan y atornillan
hasta que <se van á quebrar: se llevan á las na­

rices envueltas en mocos y se bajan á la la­


nilnge, donde se las da vueltas .hasta que se
�dlORITOS CHULOS 273

ahogan en saliva y se desesperen¡ hecho esto

se lanzan contra los dientes, se las mere entre


las encías y por los huecos de las caries se
las estrella en el paladar, la
y con
lengua, á
modo de martillo, se las machaca, tunde, apdas­
te y templa. �sí templadas se las empapa en
emoción falsa que hace efecto de ácido corro.

sivo, se ladra. aúlla" ,g¡imotea y ralbia. y tor..


ciendo el pescuezo. los ojos. la cabeza, el
cuerpo y el alma se engullen las palabras iY se

vomitan. A veces es necesario cantar corno si


se tuviera
hjpo. Obras !hay que morder la frase.
mescullirla .deglutirla 'bien para que vean esos
.

eerrtirnientos que lOs odiarnos. Los calderones


se enlazan .hasta lo infinito, y á grandes voces

crudas. emitidas como llamadas de eewenos.

siguen voces bajes como soliloquios de mon­

jas. Frecuentemente se pasa de una á otras por


medio de codas y fugas que en el camino niñen
unas con otras y se vuelven atrás y cceman á

proseguir lTaz.anlOO cadencias y motivos de una


�&otez conmovedora, de un amplio y majes­
tuoso embrutecaniento.

-No canta maJillamente eze niño: pero zi


hubieran 'ten�cJlo cstedee la fortuna de escuchá
á Bwhino er Múo de Carmona ...
[Zi ten,drría
mérito er nene q,UIC ze lo llevó Di'Ó :pa oilo er

zolo!
-Ziento angustilll---'dijo Golondrino.
-Bebe eze chato.
"

EUGENIO NOEl..
214

Bebió, y dijo:

YorllnditQ pazo 101 dll1,


yorllbarn.ndito me pazo lu noche.


yo no vivo ni descanso.

(qu� ea ¡ar� yo =ntonx?


10 que

¡GUcna, güellil, güena]. •.

Esto, dicho en tono agrio Y más alto que lo

anterior, produjo olés.

GÜeD.D esllÍ In viII .••

Loa une cabeza abajo


y los otro pROZll
arriba .•••

tiés más razón que Dió, nenel=-ex­


-¡.Y que

cla.m.ó un obrero.
-Afina -

dijo el Golondrina, al guitarrista.


-tE que no ee suena á grona?
-Zí; á envida y á echá lo higa­
peoo VO[Y
do adereeece ar J erez ...
/

espectador.
comía vivol--gritó un
-¡.Te
-S'apeleSe-contestó el dantaor, agrade-
ciendo el elogio con unos garabatos, de mano

y mazo que hicieron reir.


-A ve si va de veras.

lEJI. guitarrista cambió de tono, hizO! ob,as

tonterías y dijo:
-Zervío er niño .

• Y en el hipo de In muerte,
un lÍuRel baj6 der ciclo.
ze lo melí6 bajo el ala
y ze 10 z!lbi6 corriendo.
275

y que veng&. el Doct6 Grtlbié,


er de, biso"é,
cr de, pari¡><!.
I porque m'''loy ajogllQdo,
y .i no quié veeí en er Iren
milla puiíalá In den,
ti no te la elá" ya dando.
y con er belén
que z:'�rmó en er tren

po cauza er vaivén
al'lomit6 1... Dio"uia,
Un cura murió de. susto

y viejo murió de axlisia.


UII

En er cementerio MIlo, solito,


un
IICpuhurero, ero, ero ..•

),oraba ,ecordandito
le muerte dd Espartero.
Ello ae acabáo, cabáo y abiÍo,
tiene m& humo tu cuerpo
que Jo horno de Bilbao ...

Un bravo apocalíptico q,etumbó el salón, en

unánirrse, horrersclo, ebrecadebreeáe. Las ene­


nos se
rompían die tanto aplaudir. Aquel ro­
mance
deserticuledc, len cada
'de ouyos uno

versos había un delito contra el sentiJelo común,


había sido cantado de un tirón. pasando de
una á otra
cose¡ como
quien se titra de un
balcón á la calle, cerrando los
OJOS y enarcan­
de las cejas. sumido en la delectación del
propio asombro.
Hubo nuevo tanteo de gujtalTa con adornos
para que sirviera de entremés, y el niño siguió
a'Sí. entre la estupefacción gene!l'all ¡pintada en
EUGCNlO NOEL
276

dos rostros, con tal relieve que dolía. el COII"a­

zón observándola:
m&' la digooooo �
fqCUlUltO coza .••

Aquel primer verso «olía» á malagueña 'y


le acogió un hondo suspiro de los circunstan­
tes. El otro ya era «gargarrteao» ...

cm' me Iltormeota con )'OTO.=

81 tercero era la enciclopedia del absurdo


muSi,cal. y decía así:

como et_IOOO'TOOO"
�Zi la pe.gooOo.go·go .•.

Al cuarto 1n'0 era rposi'ble ni criticarle. Se ne­

de Volz­
cesitaría el téI,lento critico del Conde
el autor del «Guía temático» de las
zogen,
obras die Wagner, y las pautas correspondien­
como le cantó aquel
tes, para a11 describirlos,
colocar las notas en vez de las
(l,angeJito»,
lebr'as; hélo aquí:
creleeee ... con, con, con ..• Cre5eeet:
�ze crete ...

con ... er (.8.1 ...


tii¡¡ji &00001 ..

Renunciamos á confesar el asombro que


nos

tiró al tablado. á riesgo de


produjo. Uno se

sus brazos. Otro,


desnucarse. y lo estrechó en
más vieio y iI10 por ello menos expresivo lY

nervioso, exclamaba:
Juanillo Brevas
-c-Eze niño 'lié drenco á
...

y le miraba como si fuera verdad.


.lc igo, y yo soy de
-Zí. zeñcree: yo, yo
sEÑORITOS CHULOS
277

Morón, donde ze crió er r.ey de loe


cantaOTes
flamencos Silverio F ranconettit.
...
,

El niño usalió)l rpor otras bulerías. Había que


aprovechar la cálida atmósfera de adIDirn.ción
que lo envolvía:

• y .i er
menBue, mengue menBuibilibito ...

le I'apareac lonando
dálo una Cnlm pa Jo loros

y Jo vcr&. ahuecando.
y por er lorito que mató ar Cerchae
yorando pazo la n<>ehe en vela.
Di6 lo haya perdcuae.
y COn eluele, troje, trolera,.

-¡SoJera!-gl'i.tarom. entre el ¡público.


,,101 tranví". van corriendo ....

-jQueJiendol-v�ieron á ,grÍtaa'.

"Z¡ ze u-Ie er trole fuer.... "

-i A la vera 1-gruñ6' el plJ'blico.


"'Er eenducté echa freno .....

-¡Güenol-aul1aron los espectadores.


Al llegar aquí se levantó el canteor, h:IZO
una ridícula pirueta y diio:
-t Finiquitúquili l ..

La «Niña de las púas» no se ¡podía estar


quieta. La gloria del «tableo» es mortal y pe­
gajosa. Estas almas incapaces de otro interés.
se
vigilen, se odian. se envidian. y el éxito de
EUCEN!O NOEL
278

uno rrnta al otro, que se entrega entere á su­

arrojar
perarle allí mismo. aunque tenga «que

la asadura y patearle luego».


-¡Ahí va la niña Idle la zangre l. ..

en un mataerc
-Aquí ha¡y ma zangre que
el corazón.,.
---dijo ella, pcniendc su mano en

-Ya esté á chumpase la yema de lo dié

dedOs oyendo á eze roiseñoe.


-Vam.o allá. niña.
---Eza gfU�tarra é un arpa, jcrobec.
-.Pannitas, Cañamón.
-PaI'l'Tlilltas de palmera-e-dijo el bailaor dando
fpalmae.
_y tú, Golondro, menea lo ,&tiles.

La «Niña de las cúes», cuando cantaba, pa­


había
recía una egipcia en eepoeo. Todo lo que
en ella entes de exceso de movimiento lo era

ahora de quietud. Cantar sin moverse y cantar


cosas peeioneles y hasta
futuristas es realizar
un sobreesfuerzo inmenso.
El oyente se hipno­

tiza. Aunque no le 'Volviera loco .de) atar el

de coplas, ese CUellPO que sólo se


escnto sus

mueve de cintura á los sobacos y desde el cue­

una boca
llo á la coronilla, sin otros gestos que
horriblemente abierta ó contraída. produce
es­

el
panto. Un observador que hubiese estudiado
las
arte indio ó ihubiera visto los funerales de
razas inferiores con sus melopeas iritermina­
y sus ¡palmas
á com-
bles. su actitud \hierática
SEJilORfTOS CHUr..oS 279

pases invariablemente iguales, habría encontea,


do ténminos sorprendentes de
comparación .

• Y que si too lo he perdio


por tu queré. mala tangre ....
Ia.vía tengo quien quiera
lo que al marduí. me dejare,

que aquel que roba COD anzia


auele lo IlU!jor ¿ejáse .....

Cuando el viejo de marras oyó ésto, cantado


á modo «[e «soleares»
y demás, se levantó como

un cataclismo y dijo;
-ZeñoTe, ezo é cantá. Desouée de la «Ser­
neta» no he oío coza pareaía
Le Sameta había sido una «caotaora» cele-'
b'érrima en la historia, del cante flamenco.
La «Niña die las púas» siguió cantando:

"Penilll. penita, tengo,


tengo una
pena tan gorda
que :ti ten gorda no fuera
yo lena un menumcnto ••

"En la tumba Jo gusano


ar rey Jo !laman do lii;
ojalá te muera pronto
quien ya perdi6 la tatú.»

Aquello fué muy aplaudido. Ella s:i¡gu:ió así,


á la manera del cantaor anterior. sin que, (':.'!_

rrando los ojos, se creyera oir á una mujer;

"Zoto, eele, :0010.


yo quiero eele er car6,
280 EUCENIO NOEL

cafetero, no lo no lo
eDil leche me lo echa OJIL
y que venga Don Crispin,
e! del botiquln,
médico y doc:.ló en la drugil,
y hala le ClIma temblaba
de. canguelo que tenIa,,.

Retahilas insoportables de tonterías se unen

á pedazos «[e delirios. La voz, al cantar esas

enormidades. es bronce. gangosa, sucia, furio­


sa', velada por espasmos y contracciones mex­

peredas: altemativesnente, y á veces tcdo junto.


Iedee. maya ó mía, muge, espemta. Cuando
quiere ser caricioea es inov.erbi/da, chcleoone y

de lupanar. Las palabras 'no parecen salir de


aquella boca, sino escaparse 'Por oo estee más

tiempo en aquella alma-veJ!l:eder-o. tirarse al

vacío de cabeza. '

.En la crú bendita ha muerto

er UrvaoT de Judea;
murió en Torrelodones
er Zarvaor que alorell.

y por 1" rendija


de la puerla de la circe
yo vi ull UDm golil&,
UDa gotita de ungr".

unir.,. zaullre Oe¡¡I&


� 111. -que yo leollO;

y que e11l0bemll.OI
que .& m! me gobernare
iba á paú la mor6..
,i 1; que ye8�b& .& toclme.
SE."ioR)TOS CHULOS
281

Mariana. Mariana,
Icv';'ntllle mu
trempano
que hay que z.alf de mail.ana.
En verano lo lagarto
,
u:
JlU'In er dla ar tol;
ad me pazo yo er
tiempo
mirendite onde murió ... ,.

Observando el efecto que oeodccen estas


cosas es como se aprecia el espíritu con que
se cantan. El que escucha. efe. Esos
se
dispara,
tes y otros como
esos, más ridículos á med&da
que quieren ser más íntimos. no pierden con la
música su mentira, Precisamente <pOrque d5cen
esas
pamplinas,
gustan. El espíritu del que es.
cucha no trabaja: si
alguna idea baja al cora­
zón no sube al cerebro. Eso
es [o que se busca
y éso es lo que engeru::iró tal letra música tal:
y
la pereza hasta el sentir. Se
en lee en estas
canciones come en un Q]hro. \Las llaman buloe.
ielece, alegrías. buderias, cosa ,de juego. Y no
obstante, es lo que más gusta. 10 que más gente
reúne. Cuando la canción dice
algo que vale la
pena y desaparece la risa de la
boca, los ojos
se cansan. Dicen los que conocieren la época
herci...ca de lo flamenco que estas «nifiaa»
y
:(niños» de Ihoy han malea,c¡'o el arte
gitano.
que antes no era así. Pero resulta
que estos su­
jetos son discípulos de aquellos otros. y que un
estudio .de las coplas viejas ry las antiguas can­

tilenas ele fpor conclusión que este canto se con-


282 EUGENIO NOEL.

tenía en el otro. que esta dispersión ó disipa­


ción de sentires y vaciedades esta ha ya en

aquellas coplas pretenciosas con [as que los


cantaorea célebres entretenían los 'OCios de los
Reyes de la Corte. Nada más ñoño y anodi­
y

no, á no ser éstas modernas, que las tales en­


dechas, tenidas nada menos que como sagra­
das. Veamos tres de ellas. que hicieron (un­
mortales» á la Sarneta, á Juan Breva y á An­
tonio Pozo:

«En el eampc- entre 111.$ nares


te busqué y no te entonlraba:
cantaron 10' ruiseñores

y creí que: me [[¡¡mabas.


¡Qué gTande! ron mis doloreol. ..

de que le quiera
quitarme
el quitarme In ... lú,

porque (i 1" calla callando


mi .. Imn [a tienes tú.

Ni el caaario má5 sonoro,

ni la fuente más riJueña,


ni la tórtola en su brcfia
pueden llorar lo que 11010 •••

¡gotas de sangre por elll\[".»

Cotas .de sangre llora ná la calla callando»


quien comprende la vanidad suma que encie­
rra éso, sólo comparable á las misteri-osas ton­

tenas con que sazonan las edoleecentee de los


eébedce blencce sus primeros el piano pas-os en

y en el mundo. únicamente superiores á Jos


sEÑORITOS CHULOS 283

cantables horrendos COIn que inspiean los libre­


tistas de aarauelas achIa:les á los
compositores
que sufrimos.
Lo flamenco ha sido siempre lo .misrnc en ca­

lidad.
La intensidad fué mayor en otro tiempo,
claro está. En aquellas épocas los bandidos
eran verdaderos reyes de taifas, las ciudades
eran feudos. las comunicaciones estaban á
merced de los facciosos ó de los pronunciados
ó de los facinerosos ó de los mendigos. Si hoy
se viaja y se encuentra todo aislado. embrute­
cido bajo la modorra de lo monótono. de lo
eternamente repetido y visto, ¿ qué sería enton­
ces?". Raquihismo aentimentel por falta de
s-ensaciones intensas es lo que revela lo flamen­
co de ayer y elide ayer; son semejantes en todo
menos en degeneración. Lo flamenco de hoy
ha llegado á lo s'ubJime en la imbecilidad. Y
jpor un fenómeno muy nuestro, cuando esa su­

blimidad en lo bestial debía desa¡parecer por


sí misma es cuarrdc se ha hecho más popular
y más fuerte.
La música de estos cantos es una aleación
muy curiosa. Si en nuestra Patria los hombres
eeeodiaran de veras y se de:tÜf;:araD á especiali­

dades y se !pUJblicaran «Anales» como los ex­


tranjeros. nada más interesante á observar que
la raigambre en el alma popular de 10 Hamen­
eo, el por qué de 'esas audiciones y recitales tan
bien acogidos. Falta este capítulo en el libro.
284 EUC.E.N10 NOa

bello de de Ferri. ¡¡Los delicuentes en eJ


veras,

Aeee». A la música ·le sucede lo que á la letra


de im:prenta: el pueblo cree más Jo que con
ellas [e .d\cen. Sea cual sea esa música, firme
Quien firme, la plebe gusta escuchar así las
cosas. El crimen, cantado 'Por los ciegos
néme­

das ante un gran cartel polícromo, es compra­

do con fruición y por miles de ejemplares.


Cesare VigIla ha dicho cosas admirables sobre
esto en sus (( Teanstornos de sensibilidad de los

anormales ante la música».


Pero se midiera las ¡pulsaciones de
aunque

esa gente con el pletiomógrafo de Mosso, y se


la de Kraf­
examinara inteligencia
ISU con un

darla
ebin. el fundador de la Psiquiatría, no se

nadie duenta de la enfermedad sin asistir á esas

los cafés, teatros Y


representaciones dadas en

colmados en tan gran número como jamás pu­


dieron coneelbir [oa flamencos antiguos. El tren
toda
y el automóvil reparten esta gentecita por
España sin cesar. Un cantaor Yl panclilla
no

'jamás vacío el teatro. cante donde


cante.
tiene
de
Donde no hay teatro el Casino se encarga
contratarlos. para esparcimiento de sus socios.
en espléndidas condiciones.

Si la �et!ra es una locura, la música es una

miX'bincacib.n que el genio de Andalucía no

delbía permitir_Jamás está de acuecr'.¿o la mú­


Ja f[etra: hasta en eso el gitanismo se
sica con

más rasgo: la
muestra implacable. Hay en- ese
SrnORlTOS CHULOS 285

letra y la música se insultan, se revelan a Ir


yUlntas, se-dan zancadillas. Un tango, una bu­
.

lerfa, CUa:lqWCT pieza de esa llamada por 103


sabios ((subm1Ísit.an, recuerda los ricos motivos
popudares, á Jos que estafó ó afanó alguno de
sus matices, muchas veces. tocios, emcorcén­
dolos ,des¡pués con florituras y hojarascas de pé_
simo gusto. Pendida la firesduira y eeponranei,
dad del motivo popular, arrastrado el tema
por
los burdeles. presidios, tabernas 'Y lenocinios,
se le oye &entro de ese cieno
y sus ráfagas
francas atraviesan la podredumbre ¡y fingen en­
cantos, rememoraciones, tristezas iproliundas de
la vida. Si el tema no cayó tan h'ondo--ncante
hende» lo Ilaman-el virtuosismo musical fla­
menco lo desrecae. acorncdándele al tempera­
mento de gente que tiene por 'Profesión llorar
en todas las juergas, entretener toda clase de
digestiones; gerrbe fracasada en el toreo, en la
majeza, en la conquista de la hembra, en los
cargos públicos buscados por la intriga. Y esos

fracasos, ó esos deseos no confesados á nadie.


se vierten da canéfora ó ip3ila del sentimien­
en

to <popular y se ofrecen juntos para q.ue los


gusten aquellos que no estudiaron ó no sintie­
ron jamás las dJiferencias que existen entre loo
verdruderos pesares del pueblo y Jos vicios del
pueblo. ,
286 EUGENIO NOEL

TANGO y GUtTARRA

--( E canbar ó no é cantar, cabayeros?


-Esa niña hase sangre.
�Pue ahorita va er niño de la consecuen,

sia ...

El que esto escribe oyó á un «baileor» decir


en el tablado momento antes de levantarse
para danzar:
-Darme unas panmitas secas á vé si entro en

conooimiento.
Un hombre que para bailar necesita, «entrar
en conccimienro»: he ahí la síntesis del alma
del bailarín Hamenco. La guitarra, cómplice de
estas porquerías, le acompaña, le tocan las

wpannitas secas: y el jovenzuelo. ceñido, im­


púdico. ,d'a un sallto de la silla á «[os medies».

gritando. aunque nadie lo estorba y todo el ta­

blado es auyo:

-jSitio. zeñoreal. ..

-Eja'l'lo zcXo--gruñen los espectadores.


-La horita de la ver.dá que ha zonaó en ezta

caza--dice otro.

':""_¡EI amo!

-S'agrad'ese en tó lo que vale-dice él bei­


lancJ!o.
¿ BailLmdo �... No. en mis días. Demostrando
la ley mecánica del tomillo, «eripcteando». dán­
dose manotazos en todo el cuerpo como si es-
sEÑORITOS CHUl.OS 287

tuviera «eesomanic», copiando en sus vueltas y


revueltas los dances rde la lujuria canalla y ba­
rata, las lides del toreo de salón.
Torear, siempre torear; la eimu.lacién de la
lidia en todo. Se canta como se toree. se baila
como se Las llamadas cooletistes salen
torea.

en los teatros vestidas de toreros; el mantón de


Manila ha de recordarlas los lances de capa;
el chal. el nalfombráon, la manteleta
¡;;on pues­
tos. movidos y quitados con el aire de una capa

die brega ó de un capote-de paseo; si centan, dOs


son sus temas: la lujuria IY el toreo; si se mue­

ven, su aire es del. torero; si ,bailan, el arre de


lidtiar es su fuente de inspir.acién. Y no es que
sean aficionadas lo que mueve á estas desgra­
ciadas I'nujerc..illas, de empresario, á ca­
carne

ciar los meneos y pasos del diestro: lo que las

impulsa á la imitación es la creencia de que lle­


gan más al corazón popular por ere camino.
Saben que si danzan. enterándose antes de lo
que es el cuerpo, no Jo han de entender, y la

bayadera se convierte en plagiaria de un hom­


bre que gana mucho dinero y de un pueblo que

sólo paga bien á sus «coletas». Cuanto más gi­


tanos son bailaoree» más ajustan sus pa­
estos ((

sos de danza á las «suertes» toreras. Van por


di�ero. y nada más; el gusto popular es dine­
fa vivo. El público gusta de estas imitaciones
porque así ve prolongaciones de la fiesta ado­
rada y se evita los quebrader-os de cabeza que
'8S EUCENIO NOEL

da le «cultura sentimental>, ante una dama de


cuerpo bellísimo que baila diciendo con las lí­
neas y rnasaa de sus Formas impecables cómo
se ama y qué es da felicidad.
Paea los «mcrenosn-c-su número son millo­
nes-la felicidad molestias, por lo
es ver sin
menos sin otras molestiasel polvo. que
Este niño, Cañamón, levanta más polvo que
nsn «auto: en cuarta. Le ha llarna;cl'o un especta­
dor: -jPituso!, y este elogio lo trae de cabeza.
-c-Venga cante-e-pideel héroe.
y la «Niña die las púas» le ela «parrnitaea y
«buleeíe». ..

"Snruyo y venga baruyo,


dalo euerdCi!itn ar euerpo.
que la vI .. � UD reloje
que vive der mcrimieete .•

y como si la copla, que por cierto se las trae,


le diera alientos, es de verse allí un hombre
muy hombre. Gira sobre un pie como una peri­
nola. se marca formas embelesadores, (( da tri­
pita)), bulle como 'buscando algo que se le ha
pel"cr�o. y que por la expresión manifestada no

'Puede ser otra cosa que el sentido común ó la


vereüenze. que las pelan. las ma­
taconea «re

nos en las caderas ó «caderarnen» y la cabeza

moviéndose á medo de [ca -polichinelas de los


niños. /brinca, salta. se pone á cuatro pies, en
cuya sana postura imita lides de alcoba ó edop-
sElilORtTOS CHULOS
289

ta bruscas situaciones serias en [as sólo agi­


que
ta Jos músculos de la milpa, lleva el compás con
los hombros y se mira el ombligo por si se raja
con el movimiento.
-Osú qué niño-e-exclama un señor bien ves.
tidc.
-Ahí Je dolía á Antonio de la Rosal ...

-Caneliya pura.
-Asúcar.
-La sal en rama.

-Venga d'ahí ...

y viene de ahí. y veréis lo que


viene. El niño
gitano renuncia aJ baile de CihuAa, burlesco, apa­
�asado y .ctiSlocnnte, abandona sus procaces
contorsiones de negro loco y entra en tango
fino.
Las uparmitas» suenan ahora á compases me­

didos. siguiendo, sin perderse, las líneas que


hace el niño en el viento � en el suelo. Parece
eee-ctraducimca á emociones sus gestos-que,
viendo un toro muy grande, se levantó de la
silla atacado de la coqueluche. Todo su cuerpo
tiembla ccnvcílsc de peroné arl'll'ba, Y con el sa­

cro y el ilíaco nos dice que la cosa no tiene re­

medio. El tOTO entra par uvas y con un quiebro


lo da salida. Alegre por este resuJt�do, se arrea.

azotazos en los muslos, sitio de Jos riñones.


'Plantas de los pies, y llevándose las manos á las
sienes aleja un peligro invisible y camina de
lado como los gatos. sacudiendo de rótula aba-
"

290 E.UCENIO NOEl..

jo algo que debe eubirlc por las pantorrillas. De


pronto se detiene, clava en
�I suelo los pies.
abre los brazos. cita á rehiletes, empina las
puntas de los «pinreles» y avanza, .obligando. á
su exigua ba.rri¡ga á demostrar que allí quiere
ve'!" el hocico del toro ó más abajo, aunque esto
no puede'ó no sabe expresarlo. Pasito á paso y
dando de trecho en trecho saltitos muy gracic­
ses, llega á la cabeza del toro. sin que se veri­

fique el contacto por aquel lado, sino por el otro,


pues volviéndose lentamente enseña al bicho el
l/jOPO)) ó posaderas en toda su poca vergüenza,
casi estallantes y que, con algún fin desconoci­
do para profanos. mueve en el sentido que Ce­
rpérnico atribuía á la tiara. Aquí son los olés y
demás embriagueces psicofisiológicas. El niño
vuelve en sí de su apoteosis. se pone runa mane

en el bajo vientre !y otra no veo dónde y se re­

tuerce en postura dos ó tres siglce. Los


esta

aplausos detienen ese zarandeo lúbrico-espiral


y Mara baja y sube los brazos tocando pites.
haciendo ejercicios con las piernas como si qui­
siera areancárselas, y todo esto realizado con
una cara seve.a y hosca. Después imita cinco

verónicas sin enmendarse y arrastrando los de­


dios por la ip'echera ,y remata en un molinete.
que á stU vez le sirve rpara rpcner las piernas en

horquilla, adelantar ó sacar el «jopen y explotar


de muevo este miembro con especial slndéreeíe.
Tocan á matar y el niño finge deevenecímíen-
SEÑORITOS Cl'¡ULO� 291

toe, brindis. se.ludos, pases y escapadas ó eles­


puntáan.. fin, el todo concluye por volver
en

al 'primitivjsmo, patear, andar á lo cangrejo y


cernolos coleópteros, siendo -d!igno de notarse
que coloca sus mierrubros como estos in-sectos
sus articulaciones. Mientras él hace esto, la gui­
tarra llora, ríe. gime. canta. salta de Ja guajira
el vito, del bolero.á la Famcca. del rpolo,al zape­
teedc, del fandango á la playera, del garrotín
á ,lafarruca. del jarabe gaditano al zorongo, del
jaleo jerezano al bejuquito ..:fe las mollares al
.

trípili, de la caña á la rondeña. Y como el bai­


laor, fatal, necia. torpe. rUID y bodoque.
es

El gitano no cree posible llevar más allá su


velocidad y SIUJ eudacia y cae rendido en su silla,
mientras el jorobado. incansable y con cara de
P.a¿re Eterno, eigue con sus filigranas. Se le es­

cucha como en Il:lfl.a iglesia. De aquella guita­


rra
gitana van cayendo sobre el auditorio suspi­
TOS entrecortados, preciosos motivos popular-es
rotos sin ccrnceeién por una mano que interpre­
ta �0'Ii dolores y alegrías del pueblo co:mo á él
le de La real gana, IY oeoecléndole aún poco do­
lar el de su raza, poco hondo. lo desgarra el'

�as cuerdas como si liara en ellas loo nervios


tembJO'l'OSOs de la pena. Entre cantes y reegueoe

hace mutis violentos. Tal vez se pregunta qué


es lo que está haciendo.
El compadre de antes grita:
-Zi te oyela Patiño ... nene!. ..
292 EUCEr.10 NOEL

-No vien-e hoy eze niño como para campa.


rálo con er maeztrc de los
ha había maeztros que

en er Mundo
Cuando hay que oí á eze joro­
...

bao é cuando ze le vá la mujé e bureo.. entono


se eza guitarra é la catedral e Seviye ...

Hay una disputa en el establecimiento.


-Osté ha nasÍo en la calle Belén. A eze réfic
que ha vito esté ba.i!á lo farta cuerda, ¡eaL ..

-¿ Que lo farta cuerda �


-Lo que oye er prócer. Eze niño era ante
un «Icrcbec» de Linares, un Antúnez: hoy eze

niño anda ya de coronilla. S' a desgrasiáo ...

-Osté vive ernpacieráo como le. «esperándola


<lbr aielo» die Graná en la calle er Darro ... oaté
no lo dise á un servidor que ha nasío en la calle
Belén ... esté Jo que é es un maniábico. lo pa­
zao po agua lo quié esté ieeee güeno, y ezo no

pué zé.
-¿ Oeté ha oído á Zirverio er de Morón. á
juaniyo Breva er Canario, á la Trini, á la 53'!'.
neta. á la Parrala, .al Troni é
Cádiz, á Juana la
Torda, á Antoniyo Revuelta, á Enrique er Me.
llizo. á la Meva. aor Fosfor.ito}
-Camará, y que no tié nombre en la cabeza
el agüelo.
-Lo que dise el .agtlelo é que dempué de
ezo. ná. La Serrana. paze: paze la Rita Carsíe

y la
L��siya López; le Macarrona, bailando, y
las Sillerasy las Coquineras; Antoniyo de la
Rosa, tamién, 'Y hata Píchírí: y tocando. Mi.
sEÑORITO!! CHUl.O!! 293

gueliyo Bonull y Paco e!' Barbero y Paco de


Lueena y Marín y Bautista Pérez , Y ná má. Lo
que hoy se j ase é fersificéc.
-Lo que hoy se jase, agüelo, é la verdá de
la verdé. Vámo á vé. No é Berm-ont-e un torero

mejé que Lagartijo ...

-Niño, niño, que Lagartijo é el pare de


tóoe.
-GÜeno. pué yo en ezto digo lo que un

zeñó é Ma<irí que pica mú arto: Bermonte é


como la Religión; ze cree ó ze cree en er niño.
y ná má.
-Ezo de Bermonte é mucho bitongueo,., Jo­
eeliyo ...

-Tomadura der pelo, nopi. Ha equivocéo el"

piza; é en caza de zu zeñora mare.

-Yo no lo he tomao á esté ná.


-Osté ha dicho en preeenesa de ezto zeñore

que Bermonte era ccza de bitongueo. ..

-¿Y qué vá á pazá?

-Que á mi niño der arma no le yama nadie

bitongo ...

-Eztate tú cayéo. y usté jase er favó de que­


dáse múo Ejerme á mí en mi
... terreno Y puya

al hombro. que en ezte sitio no ze matan do


hombre .. ,

-A Bennonte no ze 10 yama má que cata­

clismo, terremoto ó fenómeno.


-Etáte cavéc tú ...

-y á eze niño le rompo yo la cara,


294 EUCENlO NOa

-Que te mendéo que no


za'l"ga á lo medio ...

La guitarra, sonando de concilió á


nuevo,
todos.
Una guitarra, vino, y vengan penas. La vi.
buele aristocrática, CUl'O panegírico hiciera Co,
barruvias Orozco, ha muerto. El pueblo no en­
tiende ni quiere la guitarra de, Tárrega. Sin
d'UJd'a elmme que en [a guitarra de Pujol se oye
bien el Scherzc de la Sonata catorce de Bee­
thowe:n, el. rnánueto en «si» menor de Mozart
y la fuga de la sonata primera de Bachs. Cua­
dra bien la tristeza de Chopin á esas cuerdas de
tripa de buey. Llovee nos dice en ellas c6mo
rela SchUJbert y cómo lloraba Schumenn. El cie­
go ManjÓln relata las romanzas serenas de Men­
deleehon. que no necesitan pelebree para ser

entendidas. Pero el pueblo tiene su guitarra. Al­


béniz oye al pueblo y compone su serie « Ibe­
ria»: el poeblc oye á Albéniz y se aburre por­
que se desconoce. Es que el pueble tiene su
modo de ser trágico. Si es capaz de no avan­
zar, porque no puede. en cambio puede retro­

ceder. porque quiere y le gusta. Desdibuja él


mismo sus canciones. como el gail:o �oza un

bordado viejo de Valenciennes: no sabe qué


hace. Si lo supiera se encogería d'e hombres:
son así los pueblos que están cansados. Le pla­

ce la tarea de ponerse él mismo en ridículo. La


guitarra eshembra; pero hay también el guita­
no, que es macho, y la barud'urnia. que es au-
295

drógena, y la mandolina, que es su caricatura.


El pueblo sabe queexistieron GOT, Arcas, Agua­
de. Huerta, Cimadevilla, Borrero, Damas y
Cano, corno sabe que la castañuela es el dimi­
nutivo de castaña.
Un artista comprará runa guitarra de Antonio
de T arres, el Stradiviarius de los fabricantes de
guitarras. Colocará en la boca un tornavoz de
cinc p3.ll'a.dar potencia á los graves ó bajos; pro­
curará que las vetas de la madera sean anchas
para que suene más y que las curvas sean pro­

pO'I'cion.a&::tS, porque la .proporcién es la armo­


nía. Tendrá de ¡plata las diez y ocho rayitee ó
trastes del diapasón; la cejuela. de 'll)ulesO; el

aoque. bien formado; la boca. de mosaico; el


fondo y los aros, 'de palosanto. y l-a tapa. de

pino. Sacará d'e este modo un sorodo pastoso,


varonil, macho, y tocará su instrumento epc­

yando sobre las cuevas las yemas de los dedos.


El pueble no exige tanto á su guitarra. Coge
la que halla á mano, que es siempre la mejor

posible: si es ele la calle Arlebén no la desdeña,


pero le da lo mismo qase sea de caoba. ciprés.

pajcsanto. 'P3.lorosa, arce. abete. cedro, ébano


ó pinabete, Quizá se fija en las incTIlstaciones
de la boquilla y busca que sean d'e maderas de
varios colores. marfil ó nácar. Pero ro se cuida
del trabajo de las boleras. ni de los zoquetillce
ó berengenos, ni de las jacenas, ni del alabea­
do, Toque robusto, trastes de latón. clevijero de
296 EUCENlO NOEL

bronce, y en paz. Si Peeée. el gu�t3rrero de los


corrales de la Cruz y del Príncipe, le diera
hoy
sus guitarras magníficas incrustadas toda ella.
la aceptaría por su vistosidad. Si e:I
tuno de las
comparsas estudiantiles le ofreciera la suya
adornada con moñas y lazos. la aceptaría por
los caireles.
Ent'l"e el método admirable de Heirnmel el
y
de Rafael Marín escoge éste. Entre
MMljón. que
toca las "Brujasn-Streche-de
Pagan.in.i, y Paco
de Lucena, que «se arranca por» Solerures. no

hay discusión posible. E.st-o tiene un inccnve­


miente- que vele menos: pero suena más, yeso
es lo que se pretende. Pujol, interpretando el
«Cecrichc árabe», de Tál'l'ega, os describe la
belleza mansa y gresve de un atardecer en el Ge­
neralife. Miauelillc ó Perruno «sacare» á las
cuerdas iipfce que arañan como mujeres. Loe
labios en Jas cuerdas dJe
Segovia besan: en las
de Paco Lucene muerden. El 'Pueblo
pide á su
guitarra que sea como él es: despreocupado, [ata,
lista, gruñón, llorón é impulsivo. La guitarra
copia este. y sin darse cuenta, el pueblo toma
por original lo que es su caricatura. Lo flamen­
co ha podrido los gérmenes del genio nacional
y hecho estragos en la guitarra. Se toca la gui­
earra COTI1Q una mujer y se buscan efectos de
lujuria.
Ser maestro ¡popularr consiste en torturar sin

compasión las ccendae, sacando los sonidos con


S�ORITOS CHUL03 297

las uñas, en retorcer Jas notes fundiéndolas á


golpes ó trenzándolas como ccletae de toreros.
El ¡pue·blo escrupuloso silencio á
oye con
quien
le habla de valores brutos sin desbastar. Han
de gotear sangre las cuerdas 'Y gemir éstas como
las jarcias de un Ibarco de vela en el vórtice die

un huracán. Tarrubién le agra.da que en vez de


sangre sean Iégeirnes. siempre que detrás de
ellas el dolor arranque los ojos y se salga el ce�
rebro por los boquetes. Aeirnismo ..la pena no

ha odie ser silenciosa; se ha de oir el llanto en

todas partes menos en el corazón del


sufre. que
El efecto que 'Prodluce un guitarrista flamenco
es fulminante; antes de que concluya un acorde

oís suspiros bestiales contenidos antes de que


empezara, porque sola s'w presencia le sugiere
a¡petitos pasiones. Como el jugla'l' traía consigo
y

el romance y soJa su vista encalabrinaba Jos


corazones mozos. así este hombre. Apenas toca.
se oye;

-i\¡';aya un tíol ..

Crispa de thO'!'TOT esto. (Sentirán más que lo


que el «tío» dice. el «tic» en sí? El pueblo ma­

neja su
guitaree con una facilidad que la ha tor­

nedo chavacane y veleer. Se la cuelga en ban­


dolera como una escopeta y se prende á la cin­
tura como un vaso ¿le vino. Se sacian con ella
todas las malas peeiomes y se ha convertido ese
instrumento en cómplice de todas nuestras des­
dichas. Embustera. trágica, llorona. perezosa,
298 €UCENlO !'Joa

esa guitarra es 'Un emblema macabro. El artista


debe con bondad. pero con energía, quitar de
manos de la Raza esa guit::l.l'l'a, vieja tercera
que la arrastran á los Ilu'Panares y al descrédito.
y entregarle esa.
otra, ya templada, encanto de
los sentidos, verdadera <kscendiente de la sua­

ve y dulcísima «kittara. de los Omeyas-.


Esa guitarra compañera rruesbra, [cuántas ve­
ce3 nos ha hecho traiciónl. Tocándola, he­ ..

mos ¡'dio de fracaso en fracaso, y sólo nos que­

dó el lú�ulbre de llorar. en sus ¡propias


recurso

cuerdas las peeedcrnbree que. por anspirernoe


en ella, nos ,dtiera. jOll. manes y manos de Es­

cinel. hijo «le Ronda y maestro de capilla del


Obispo die Plasencia, que añadisteis la quinta
cuerda!.. ¡Oh, Padse Basilio, que añadlstels
dos más! JOh. Neva. que añadisteis la cuerda
...

octaval (Por q,ué no habría de nacer otro


...

hombre die genio que añadiera á la guitaorra la


cuerda del sentido común y la hiciera más di­
villa, menos ,hUlflllana} ...

Una guitarra ... Nada hay, quizá, en el Mun­


do más sugeridor que el nombre de este instru­
mento. T odios los poetas le han cantado: se
atrevieren los músicos á colocarlo en la orqees­
tao Muchas mu.jeres recordarán al oirlo su hon­
ra, su honor. su alma, enredadce en. las trai­

doras cuercrecitas... j Cuántos corazones lúgu­


bremente exprimidos en el negro agujero que
abnió bajo el ¡piuente el primero á quien se le
SúJORlTOS CHULOS 299

ocurrió la mágica' ocurrencia de que sin ese agu.,

jerc Las cuerdas vibrarían, pero no despedirían


sonidosl.. La Raza, cargada con ella, fué á las
guerras. Los soldados distrajeron con ellas sus

ocios y pesadumbres de campamento, la paga


que no llega, la victoria que no brilla, el nan­
cho malo, la repatriación lejana. El estudiante
«mató el tiempo» con ella y sus endechas fue­
ron recogidas por los dramaturgos y coerverti­
das en obras clásicas. Cbn ella á cuestas nos

dibujaron pluma y pincel los extranjeros, di­


á
virtiéndonos y consumiendo perezosos horas y
horas, que ellos empleaban en inventar indus,
trias é instrtrrnentos indignos de Don Juan Te.
norio ó Fígaro, tpero que les dieron �I imperio
positivo del M·uoob. Esa guitarra fué el lugar
común, el tópxo prestigioso de todos los gra­
nujas que exclcteron el genio equívoco del pue­
blo. Le adularen con ella Gaya, pintó hom­
...

bres que eran ccgidcs por los toros en el mo­

mento en que con esas guitarras se entretenían.

Ha inspirado siempre necias obras de parión


que ningún bien moral ó material nos ha traído.
Ella ha logradlo significar. en el lenguaje sobrio
pero profundo de los utensilios. «tiempo per­
dído» ...

Lo flamenco encontró en ella su ideal. Es ca­

eera, femenina, deja hacer. se aprende pronto


á expresar en ella algo con tal de que no se
sienta muy fuerte. Miente mucho. Acompaña
1i
1I

l' 300 EUctNIO NOEl..

pasiva. Nuestros mozos pueblerinos salen de


1 ronda con ella sirve de entretenimiento de
y y
arma. Un polfgnafo, R. Marin, ha' publi­
i
gran

cedo este libro: ((Cantos populares 'españa-les ee­


cogi&os, ordenados é ilusteedcs.» Abrís ese li­

i bro utilísimo y encontráis que el tema más fre­


cuente de esos cantos es una IDvitación á la
riña, 'deeeñce. declaraciones !homicidas, amo­

res á la fuerza. Colajanni y Quirós han escrito


de estas cosas; únicamente no se les ha ocurri­
do examinar la. I!'witar<ra que e�(1S mozalbetes He­
van. El flamenco ha enseñado al hijo deé pueblo
que la gui:tarra es una atenuante como la 'be­
rrachera, Matar á un hombre con una mano lle­
vando en la otra una guitarra reduce el castigo
á la mitad. Un a.bogado eebe sacar partido de
ese instrumento y demostrar que él tiene un

tanto de culpa. E.I hortera compra un método


cifrado, y en aquella postuea pintada
tan bien

por Fortuny ensaya peecdcblee. Nuestros estu­


diantes triunfaron en Lis-boa y en París con ella,
:1' cuentan que las francesas se los comían á be­
sos. Entráis en las barbe'fÍas y observáis cclse­
da una gui,ta'l'ra; nadie de la casa la sabe tocar:

pero todos aseguran que está bien donde está


Las comparsas arrastran por las calles á la mul­
titud con sus sonidos, y parece ser que para
cantar los pesares á la luna es orecieo acompa­
ñarse de ese insteemento. Significa carnaval, no­
che, pena y juventud. Los poetas, que todo Jo
'
SdlOiUTOS csnacs 301

saben, nos han dicho


que mientras toquemos
los españoles la guitarra la profecía de Costa
no se cumplirá.
El gitano pocas veces se separa de ella. Pre­
ciso es observar á un cañí castizo
acompañado
de ese instrumento. Su hermetismo .habitual se
hace más prcfcndo, es decir, más rígido, y re­
cuerda los citaristas de los geroglíficos del temo
plo de Kamach. iLe llamaron los uzeñcritos»,
para oirlo en los reservados de una botillería, y
deshmda [a guitarra con la solemnidad con que
un sacerdote despeja de su
ropilla el cáliz d'e
las hostias. No habla, ni se distrae. oficia. T am­
poco le gusta que hable allí nadie, y los seño­
ritos, para no molestarlo. hablan en voz baja ó
por señas. So:bre la mesa colocan las botellas
sin hacer 'luido, 'Y el gitano mira largamen:te
aquel líquido, que parece oro derretidb ó un

extraño fuego conservado en la vasija desde


hace muchos siglos.
eSe quiere inspirar en él? Beben los demás:..

á él hay que ofrecerle. El, que casi pide limos­


na, es servido por los hijos del cacique, del
banquero. del gobemedor y del político de
moda. El recibe ese homenaje como sí lo mere­

ciera, y ellos se le rinden con cierto sacerdocio.


Se habla de mujeres fáciles. de casadas á ¡pun­
to de caramelo, de galgos, de gallos, de toreros:

el gitano no escucha; templa su guitarra, y esta

operaci6n exige tres ó cuatro horas. Si algún


302 tU('.OHO NOIiL

pipiolo «fané)! en estas cosas se lo hace notar,


escucha esto:

-Zei'iorito, In guita!'J'll é como la mugére ...

t6 conziste en er clavijero ...

Las paredes des-aparecen bajo los carteles de


toros y de ferias. La luz artificial, el humo del
tabaco, el fuerte olor del V:iflO, destacan las figu­
ras y perspectivas como si fueran de verclad.
Los eetistas que 10$ dibujaren conocían bien á
la Raza, y su mesarevuelta, clesmede en calo­

res vivos, es una página admirable de su alma.


La pierna ,dre aquella mujer. muslo y pantorri­
lla de eepañola. sólo el cuerno del toro rozan­

do el calado de la media puede hacer ya inte­


resante. El cseeerc. de enorme tamaño. lencea

á -un toro prodigiosamente bello. y el vuelo de


la muleta tocándole la testuz parece un tapiz
de triunfo bajo el cual pasara su arrogancia in­
creíble; el pie del torero hoya el gentío, que de
rodillas contempla la custodia de Me, rnien­
tres la procesión luminosa parece dfrigirse por
dentro de la falda de la maja muslo arriba ...

(Qué tiene ese gesto torero en el cromo que ha­


bla de fortalezas inauditas superiores á cuanto
la Raza llevó á cabo en América? (Por qué la
mandíbula aquella d'el torero en pujantísirno es­
carzo recuerda Jos domadores de leones, el cie­
lo de África, el calor del vientre de la muje-r
rendida?... El toro sale del cartel... Se enarcan
las cejas. re entonnan los ojos. y el tero vive. se

J
sEFlORITOS CHUL.OS 303

mueve el diestro, huelen aquellas Horea, la ciu­


dad de fiesta intensernente, se oyen
murmura

[as antífonas de los legionarios de


Cristo, las
multitudes besan la suela 'del zapato d.'el héroe,
y la ciudad, la muchedumbre, la procesión, el
cielo. el torero y el toro parece que se mue­

ven al inAujo de aquella pantorrilla negra,


grande, go:rda, que los bordados de la r-opa
interior blanca hacen deseable con furia irre­
sistible".
y en ese ambiente el gitano reina. Toca.
(Qué vale más en él, su mano ó su cara? .. En
aquel instante ese gitano es sincero y al mis­
mo tiempo más gitano que nunca. No miente,
y él enismo es una enorme mentira. Se [e es­

cucha porque interesa. porque da emoción, él


que no la tiene. Hace llorar, y él no llora.

Como los grandes actores cómicos que hacen


reir y no ríen ellos nunca ...
ese hombre ofre­
ce sensaciones que jamás ha experimentado.
Su mano izquierda traza sobre las cuerdas en
el 'IIl.á$til de cedro arebeecce. en los que ranaa

figuras borran las <otras, f.undiéndose á veces,

trenzándose, hasta que se desvanecen. Eses di­


bujos son acordes ecos de cantos cmdaluces pu­
ros. Mienuas oís el canto, el alma se embriaga
de luz, vibra la pasión; son notas ricas en afec­
tos que huelen á tierra húmeda y saben á lá­
grimas y hacen deseables los besos y el amor.

motivos viejos, muy viejos, q.we el hosco PedreU


304 EUC:ENI0 NOEL

encontrara en Jos himerios mozárabes, trazados


sobre pieles cuetides de camero. Si el gitano
comenta, el alma rehusa las variaciones ...
¡Oh
aquellos rasgueas metálicos y difusos, en los
que dentro, muy dentro. lloran motivos más ri­
cos de amargura que los cantares rusos! Se in­
clina el cuerpo para escuoharlos á ellos solos.
se mira el agujero ,de la tapa y se sueña que en

el fondo de ese pozo 'Un pueblo entero llora


esclavitudes misfericsas, desgarradoras pesa­

dumbres, exceso de sol, que hace las penas


más ,gt:and'es que en donde el sol y la niebla
se aman. Esa tristeza honda que pide alegría
como el 'Pino sueña en la palmera, esa alegría

condenada á llorar siempre, � sentimiento


diu,lcísimo que no tiene voz y nos quiere decir
algo ... melancolía grave de altivez COI'do­
,
esa

besa que no se rinde á su !destino y forcejea


con él eiemore vencida y siempre altanera ...

Las manos ¡del gitano serpentean, van sacan­


do sonidos con rapidez, dialogan las cuerdas.
se besan ómuerden. parece á
se que las ratos

manos hayan de separarlas parque se matan.


Los dedos, cerca de las clavijas. juguetean, y
la diestra saca sobre Ja boquilla una melodía
in.hnita, en la que el motivo repetido debiera
no concluirse nunca. ¿Qué quieres decir, mo­

tivo extraño. que remueves I� entrañas con

deseos de placer furioso que nunca serán sa­

tisfechos. con evocaciones de existencias leja-


�EllORJTO� CHULO� 305

nas que no viviremos nunca ó que tal vez he­


mos vivido � ¿ Qué quiere decir ese acorde mil
veces igual y siempre divino Que arranca el co­

razón y Jo exprime en un vaso y se lo ofrece


á una sombra que huye y sólo cuandb huye
toma forma y nada es más helio que su cuer­

po y ne y se burla)
Si ese hombre sintiera lo que expresa dejarla
de ser gitano. Oyéndole dan ganas elle pedirle,
como aquellos héroes de Cervantes, cce nos ad­
mitan en sus ranchos. ¿Viven ellos esa vida
que las cuerdas nos traen de tan lejos? ¿Sus

pasiones, sus mujeres, su espíritu son como esa


guitarra clhasrla y comadoea p ... Serrá el amIhi,en­
te, q� el vino ..

:
Este vino de oro mata en

la sangre la ruen:a, destruye en el panal del


cerebro á la abejite obrera y el alcohol sorpren­
de en la celdéle la miel de la idea y se la
Ileva.. En este ambiente ese gitano, mientras
toca. jproduce en:vidia y oabia, eabe decirnos
que hay una felicidad. no sabe, sin embargo.

dónde. nos trae los ecos ,de la gracia suprema


y la dicha eterna. Jos va precieendo. se apo­
dera del alma y cuando más la deseamos se

lleva la luz, la vida y nos entretiene con joco-


90S comentaeios que ya no convencen, con ju­
garretas sentimentales que nada dicen, confu­
sas, humo, vaho. nada,

-Esto es Andalucía-d.ice un señorito de


aquéllos.
300 EUCE:NlO t'OEL

Andalucía ...
¿Qué será�· La guitarra no es:

el gitano tampoco. ¿Es aquel motivo negro.


carnoso y espiritual como la media de esa
mujer' que ríe en el cartel de toros) ¿Es como

es á costa de que nunca halle medio que la


defina y sorprenda su ¿Estos gitanos,
secreto)
de cara de esfinge. lo saben, lo explotan y lo
ocultan � ¿ Por qué el vino ha de saber aquí
así y la mujer ha de ser tan hermosa, tan vago
el hombre. la pasión tan brusca. el cansancio
tan claro, la sugestión tan intensa, lo imposible
tan bUlScado? Eses poetas ...
¿qué hacen? Ala­
Iban, adulan. cantan; S'Us versos mo examinan

y declaran que es mejor no preguntar. Se satis­


facen mirando ydiciendo 'Parte de ·10 que ven,
de lo que ellos sienten; pero Andalucía no se
los de, no viene á buscarlos como la gloria á
Musset aquella noche ..

-Así es la tierra de María Santísima-excla­


ma otro señorito.
¿Así? ..

¿Cómo? .. Ese gitano que ahora ríe


estúpido, que recoge dinero y se dispone á
su

emborrachar, ¿ qué ha hecho en la guitarra sino


preguQtar mismo, interrogarnos acerca de
eso

esa belleza desconocida que se ama sin verla?


..
SD\'ORITO.5 CHULOS 307

TARÁNTULA y CHULERIA

Visitando el que esto escribe la Colegiata de


Osuna. el Panteón de los
Duques y el edificio
de lo que fuera hermosa Universidad tuvo un
serio disgusto. Y fué que, como entrara en el
patio de la gran fundación ducal, hoy Colegio,
el visitante, que es excesivamente curioso, se
puro á tredecir la cartela que pintada al tem­

ple decía en latín lo que te estudiaba en el


aula primera: -Aquí se estudia Lógica ...

y abriendo la pu-erta entró en el aula donde


cosa que tanto falta se estudiaba.
El asombro más ·éómico se :pin1t6 en la cara

del inoportuno cueles o. Dióle en las narices ese

tufo peculiar á las cuadras, y como estas hebi­


tecionea y la Lógica no las asocie bien el ceee­
bro, por poca costumbre de hallarlas junzas,
s;guió adelante, seguro de error. No tal. Ape­
nas hubo andado algunos pasos, aJ olor Ee unió
1,.. visión de magnífica Biblioteca y esplén­
ama

didas colleras guarnicionería ca.ballar. Avan­


y
zó un poco más y observó boñiga y libres. paja
y mamotretos en pergamino, estantes repletos
de volúmenes y un sencillo y amplio pesebre
en el que metían sus morros dos señores caba­
llos de pura sangre at'..daJuza (1).

(1) Ex��r.i¡'n rl,1 autor por Andalucía: vereee del 1915.


A6101utamente verídico.
3,,, EUGE....'O NOn..

El pidió perdón á caballos que de


viajero
tan alto modo ponían el talento de su Raza y

salió tod'o confuso rogando le explicaran si por


casualidad <en Osuna' los caballos estudiaban
Lógica. La explicación rué peor que el encuen­
tro ó hallazgo, y atribulado por tal profana­
ción bajó á Ie ciudad, en otro tiempo rival de
Sevilla. y un joven amigo, de esos que descri­
be Cervantes como providencia de literatos pre­
miosos enla invención. le entregó un prospec­
to en tamaño folio. La risa de su lectura atenuó
la eventuee de los caballos, y com<O} du.dara
de lo que en el papel se expresaba fuéle ad,
vertido 'que podíe comprobeelo porque hBlbía
«picedura».
Aquel prospecto tenía á un extremo un an­
gelíllc negro tocando una trompetilla y en
letras muy grandes este título: ((SulS!Cripción á
la TarántuLa,)), Tratábase en él de una Sacie­
ded organizada en regla con fl.n� á cual dos
más benéficos, como es á aeber: curación de
las cortaduras de hoz y rnordedures de loa ta­
rántula.� Sus condiciones eran modestas: abo­
nar al inscribirse un real. Esto daba derecho
al ccrtedc á casa, cama. caldos y lwevcs: al
mordido, á que Jo visitasen durante cuarenta. y
ocho horas, y de des en dos, por riguroso tur­
no, cinco toc�d'ores de guitarra, cuyos nombres

y domicilios se indicaban en el prospecto.

Mientras llegaba' el momento tpropicio para


SEf10RITOS CHULOs
309

ver el «ceso» el eutor se hizo enseñar un bicho


de esos el genio ¿el pueblo ha populariza,
que
do. Trajeron <uno en cierto tubo de
cristal, y
el autor Jo movía pare ver aquello ((dJe la
gui­
rarrapintada en la barriga», que ha dado oca­
sión al ,pueblo para creer que sólo la guitarra.
puede anular la eficacia del veneno dejado en

la herida y expulsarlo.
No hay tal guitarra en la barriga. La tarán,
tula es una araña .pequeñísima, muy v,uIgar en
su eepecto. Este animalillo, tan bien estudiado
por F aibre, tiene la ferocidad de todos los de
su clase. Eoceerede con otra de su especie la
mata -si puede y se la come desouée con visi­
ble satisfacción; aJ merece así lo dk.e DuJoU!',
que las e.stUtdló en España. Parece ser que adc­
ra á sus ,hijos y que posee unos ojos preciosos.
según asegure Cirad. Luces añade que se ctWda
todo lo mejor que puede, en Jo cual diace bien,
y que su tocado ocle la mañana durn. las tres

horas clásicas <le nuestras clames. Vista sin mi­

crcecopic ni ¡pinzas parece un !honnigón con

tres 'Patas velludas á cada lado, dos más al


lado del abdomen y dos antenas en la cabeza.
Dicen los entomólO€os que las mandíbulas de
la tarántula l!ienen ,Uln aspecto feroz; 'pero estos

epeeciablee señoree ven muy aumentadas las


cosas con sus lentes Zeíss. Su veneno mata ins­
tantáneamente á un abejorro. 51 (Homero de
108 insectos» ha demostrado que no envenena
310 EUCENIO NOEL

tan rápidamente la serpiente de cascabel: pero


necesita dejar su veneno en la nuca.

Los taeanruladoa en España han sido muy


nuenerosos. Osuna es la ciudad donde más
casos se registran, y allí fué donde se descu­
brió el remedio del mal. La ciencia cura eso

á escape; pero sin geacia. Un sudorífico, algún


vomitivo y en paz. Sin embargo, eso es muy
rutinario. Los barberos ton hombres geniales,
y uno de ellos tuvo en 1760 la idea ¿e curarlos
con la guitarra. Desde entonces el médico que

se atreve á asegurar que no hay tontería más

grande se hace impopular, que es el mal


mayor y hasta incurable. La picadura sucede
casi
..

srerrtpre 'd'en
verano y esta cuan o se en e I
suelo. Durante la sieste el hombre no repara
en que se echa sobre la casa ó nido de Jos in­

oectos, y éstos, cumpliendo con su deber, cas­

tigan al incacec. El que esto escribe notó ó le


hicieron' notar que las tarántulas tienen predi­
lección manifiesta por las mujeres, y si son jr..
Yenes mejor. Como ello se prestaba á cernen­

tarios pecaminosos el autor no hizo caso.

La 'casa del herido es «una romería» ó «un

jubileo). Todos quieren ver al tarantulado, y

la familia se ve y se desea para evitarlo. Diga­


mos, ante todo. quelos amigos del convulsio­
nario son los qee más empeño ponen en verlo.
Es siempre agradable bailar. y si este baile
ver

dura cuarenta y ocho horas, calculad la ale-


SEflOIUTOS CHULOS 311

grÍa que debe producir. Andalucía es mezcla


de ironía y compasión: cura y ríe, ayuda y de­
nuesta, acaricia y escarnece.
El enfermo está en un ángulo de Ja habita,
ción, donde hay dos camas y luna cómoda, en

medio de ellas. Dos ventanas á la calle ilumi­


nan el cuarto, cuando están abiertas, que no

se abrirán hasta que se cure el enferme, pues


desde que á la casa
llegan los tocadores allí
se hace lo que mandan ellos. Ellos han manda­
do cerrar hasta las rendijas, aberturas y juntu­
ras que haya en la casa. Llevan siete horas to­

cando y van por el cuarto tumo. El calor que


elll hace es espantoso. Intentemos describir el
espectáculo, quizá el más curioso de las cos­

tumbres endaluaes, deepcés de la Semana Sen,


ta en Cuevas de Almerfa. donde se crucifica

todos los años á Nuestro Señor poco menas que


de veras.

En une de las camas está el enfermo, senta-

do al borde y envuelto en ropas, mantas, col­


chas y hasta alfombras. Una toalla rodea su ca­

beaa y casi su cara, á modo de un tu:rbante.


Este fardo viviente se estremece de manera la­
mentable, como los atacados del baile de San
Vito, y á 'Tachas. como los epilépticos. Con­
forme entren los curiosos se sientan donde pue­
den; 1.3 otra cama ya está ocupada, las sillas y
unos escabeles que hay en el vano de las ven­

tanas. Detrás de esta primera fila hay dos 6


312 EUCE.NIO NOEl.

tres más, en pie. silenciosos como en un fune­


ral y mieando atentamente. Sólo se oye en la
masa, muy de tarde en rerde. esta severa re­

prensión:
-iNo areerrrpujéis, que pe, tÓ08 hay zitiol. ..

También se atreve alguien á -preguntae á ese

«equis» que ,hay en todas las reuniones con

cara de saberlo todo:


-cLleva muoha horas asina eze niño�
y el «sabelotodo» responde así:
-Ziete y pcquillc má.
La atmósFera es irrespirable. Huele á hebreo
á eudcr ,eLe pies, á muerto, y me es rupérbole.

Corno todo está cerrado. hen encendido 'Un

quinqué de jpetróleo, y el aire, viciado. es tan


espeso, tan modesto, que parece verse. La vi­
sión del hombre envenenado afianza más la

creencia. y ve uno tarántulas por millones en


cada decímetro cúbico. Los que lo tienen sacan
el pañuelo y se Jim¡pi8.ll1 el sudor; los que no,
con la palma de la mano. Se suda die vendad:
buen ,baño. Pero se mira á 'un envenenado, á
un hombre que tiene en la sangre un extraño
tóxico que hace bailar.
Bailar, no; estremecerse con cierto compás.
Cuan'do se le ve 'Por vez primera. dan ganas de
luego, el aspecto macebro de la habita­
reP..r;
ción y la atención de los circunstantes lo dan
á uno ganas de marcharse por no ver aquel
sainete. Frente á él, 109 dos tocadores aporrean
SERORlTOS CHULOS 313

La guitarra quejumbrosamente, ínceneebles, sa­

cando de las cuerdas la misma


tarente]a, dale
que te elale como quien machaca. Llega el so­

niquete á meterse en los sesos, y sin darse


cuenta uno siente comezón. de bailar á estilo
moruno, levantando pie
,un
y luego otro, y así
cien años, como quien !pisa el
uvas en lagar.
Los barrberos cuidan mucho de
equivocar­
no

se, porque eso sena fatal para el enfermo, y


ciertamente que debe ser difícil no tropezar eles
veces ,d'e cada tres aquella repetición estú,
en

rpi,da que crispa los nervios !hasta imaginarse


uno que la tarántula le picó también. El des­
graciado los mira, y en sus ojos hay compa­
sión para los tocadores Ó es figuoración del que
los contempla. De pronto se levanta se mue.
y
ve comoquien se quiere eascar en. la espalda
un sitio determinado .al cual
no llega. A esto

siguen unos pasos de esos que los norteameri­

canos, maestros en las com,paraciones positivas,


llaman de canguro. Después intenta arrojar de
sí las ropas, á la que la
cosa se opone indigna­
ción general, y excita:do, manejados sus miem, •

bros por dislocaciones &: quién sabe qué célu,


las nerviosas irritadas, patalea, salta, se agita,
bulle, siempre los ojos fijos en lOS tocadores,
con '[a obsesión del motivo horrendo á cuyo
ritmo embrutecedor arregla su desorden, su lo­
cura 6 su alma endemoniada. Suda á chorros,

314 EUGf.NlO NOEL

y con él el auditorio; huele á perros muertos;


se sienten marcos de barco en marcha,
Una Dolorosa encerrada en un fanal cuadra.
do preside el espectáculo. La Dolorosa es el
ídolo de las andaluzas, Aquel corazón atrave­

sado por siete cuchillos tremebundos las es

agradable y no las inspira horror. Como es de


latón, lo limpian con pasta para que se vea

bien y no críe herrurnbe, moho ú orín, Jo que


cerla imperdonable descuido. Junto á la Do.
lorosa hay un niño Jesús pequeñito y con cara
de haber «rodado» .mucho por este pícerc
Mundo. En la pared hay toreros, un San José
al lado del «Callo», y la Reina y el Rey con

caaa de no quererse mucho: tan disgustados los

dibujó el pintor.
Lo temido negó; un barbero se distrajo, pro­

dujo una disonancia y el enfermo sufrió el ata­

que, quejándose lastimeramente, haciendo con­


torsiones con todo el cuerpo. Rogó que lila se
le hiciera sufrir y se pusiera cuidado. E.I com­

pañero le tradujo esa súplica así:


-lCuidao que eres .pelanasl. ..

Este epifonema hizo su efecto, y el «pele­


nas» no se equivocó más.

Bailó más. más, tanto, que la soíccecién suya

se contaminó á todos. y algunos se marchaban


para no danzar también. Se le dió caldo y se

le metió la cama, sin que por eso cesara la


en

tocata barbera. De la ct¡ma saltó 'Y volvió á


!!IEROruTOS CHULOS 315

danza'!'. Si descansaba. movía los hombros. de­


dos de las manos Y. según decían. los dedos de
los pies.
y así cuarenta y ocho horas, sin cesar, hasta
caer en la cama loco perdido, con los sesos

convertidos en papilla y cinco arrobas menos

de peso.

-¡Peto este hombre quedaré reventado]. ..

-Como que ya tié pa mé y medio é cama ...

-Un sudorífico sería mejor, más económico,


más humano.
o
-Perc ezo tendría grasia.
no

-Cómo ...
¿T,ambién se necesita gracia para
curar )

-Zí, zeñor. Lo médico der 'día zon mú


zabio y tóo lo que er zeñorito quiera: pero
créame á mf, zeñorito, á media legua de aquí
hay niño que Jo que er no cure é que no
un

tié cura. y é un lebrec e.. Ze tié grasia ó no ze

tié grasia 'Y na má. A ezte niño é la tarántula


le cura er médico y lo güelve er veneno á la
do horas. La guiteera y na má. Ezo zon cazas

pa volvélo á uno atontao; pero azí etá er Mun,


do constituíc ...

El fatalismo tiene un parásito que se llama


credulidad. Las razas fatalistas son supersticio­
lo
sas, ellas, y que creen
ef lo inmutable. en

sin remedio, creen asimismo encontrarlo en el


absurdo más ruín y estrafalario. Un tuberculoso
rico busca la salud en la sangre de un niño y
316 EUCEN!O rlOEL

paga un asesino sorprende


que al niño en el
campo y le tra'iga un puchero de sangre ca­

liente; eso es un sucedido. El labriego dice al


Destino: -Puesto qUle tú lo quienes. qué lo va­
mos á hac.er-; luego va en busca de un «salu­
dador» ó un. curandero y les dice: -Echemos
una zancadilla al Destino. Los hombres de las
ciudades suelen espantarse de que haya críme­
nes inexplicables- y leen asombrados lo Que es

capaz de hacer el hombre; luego lo cali.f1can


dle ignorancia y creen beber resuelto el pro­
blema.
y el problema es hacer caso á 1a. catástrofe,
rnirt>a:rla cara á cara, 'Sin odio ni <extrañeza. Los
sabios modernos la miran esf entre nosotros el
aaorrsbro penaliza las otras facultades críticas. y
el «no meneallo» del hidaJgo manchego sirve de
norma. Quirés cuenta en su HEtiologia de los
marones» el caso de un sujeto que pare pro­
curarse dinero con que ie- á ver á los «Fenóme­
nos» mató. No es éste solo el sucedido. El fa­

talismo les lleva á la idlolatría. á la credulidad.


á confiar en la grandeza de otros. ellos que no

la ven en sí mismos ni la creen posible en los


demás. Lo pintoresco se perdorra y hasta se

cultiva, porque se juzga inofensivo. Y. sin em­


bargo. aunque se molesten Jas regiones, es eie­
cesa.rio advertirlas de que en ello está el foco
de esas impurezas que, aisladas. asustan, y en

las ciudades. tomando la forma de epidemia.


S�ORITOS CHULOS 317

consumen un hermoso ¡presupuesto y son escaro

nio d'e ciudadanos.


Un escritor español muy ibueno, Blasco lbá,
fiez, estudiando Jos alrededores de Madrid para
hacer su libro «Hemoa», describió el cordón
triple de mendigos, traperos é indocumentados
que rodea la ca;pital. Pero éste no es el peligro
inmediato: el mal, el foco de la perversidad -

está en Jo pintoresco, en lo castizo, en eso


mismo que los artietes buscarnos para extraer
el rasgo en:érgico que ·dé vida á la letra muerta.
Hay miles de almas enesos focos de luz arti­

ficial que <Se consumen de envidie. La envidia


toma en esos espíritus obscuros CUe:!1pO ere imi­
tación; comienzan 'PO"!' el traje, siguen por las
maneras, simudan el triunfo. aunque nada ha­
cen por él. Se las estudie. y en el foTl!db de su

carácter y existencia se encuentra el fatalismo.


Son hijos perfectos de la Raza, flor de Región.
No se les ¡podría tirar la primera piedra sin
antes haber saneado la raza ó la región en sí
misma. Tienen ojos y ven adcrecionea que les
seducen. Comprend'en q.ue el trabajo no suele
salvar si nova ecomceñadc del
genio ó su si­
mulación. Y un día comienzan é. caer en ese

abismo donde sólo se asoma la policía para


arrojarlos más abajo.
La imitación del torero hace estragos horri­
bles. SI señorito chuJo es un áng;;1 (;�mp3.Tado
con el chulo lp'lebeyo. Se les ha estudiado mu-
318 EUC.o.l0 ,,"CEL

che generalizando, metiéndoles en la especie¡


de los rnatoides. Cesi no se les ha estudiado
en su ambiente. sorprendiéndoles sin que se

den cuenta en su dueo oficio de simular lo que


no son. Salillae, en su «Hampa» y en uVidn
penal en España», abarca el problema de 105
chulos nuestros como él sólo sabe hacerlo,
agotan-do el tema. No obstante. veamos esos

chulos en su vida libre, en su victoria fi·ngida.


Ellos iluminan el antro en que se mueven eses
fantasmas de lo castizo que tanto nos admi-m.
El chulo puede ser ladrón y asesino; {y antes
de ser estas dos cosas?
Existen millares de hombres en las ciuda­
des los
'Pueblos que rechazan con asco esta
y

palabra: Aamenquismo. En su imaginación. es


un Aamenco un hombre amoral, pervertido, que

bebe sangre humana y ama las sombras y las


almaaque se perecen á esas sombras. Su ira no

tiene límites cuando les demuestra que los


se

flamencos más temibles y reales son los q,lle no


van á las cárceles, ni han sentido en la muñeca
el frío de la comprendidos
«esposa». ni están
enaquellos ocho tipos de que habla F erri en «El
Homicidio en la Antropología criminal».
Los verdaderos chulos andan <sueltos, «roben
y matan y no se meten con nadie», se les cono­

ce 'Y no se les puede manda'! detener. No son

apaches, ni invertidos, ni guapos, y sueñan con


ser todo eso en una pieza, sin responsa,bili.dad.
SEf::ORITOS CHULos 319

Su cobardía les evitafranquear la raya de la de­


generación sistematizada. Van á los toros y to­
can al torero á ver si es de carne como ellos.
Su audacia consiste en escupir por un col­
millo. y si alguien los ve, se azaran. Son los que
cantan «flamenco, sin sentirlo, y sólo porque
eco «de cartel». Han inventado estas tres pala­
bras: «socia», «hule» y «netureca», que son el
cohno de la perversidad. Creen que un calcetín
«cálao», enseñado en ou,u baile, es un certifica­
do de «tio con toda la barban expedido con el
sello de una Penitenciaría. Si bailan dan á en­

tender á S.UI «víctima» que eso de los «estran­

guladores de Bengala» á su lado es una onza de


manteca de cerdo. A elles se debe el éxito de
las zarzuelas en las que los golfos madrileños ó
niños andaluces matan y hablan con reticencias
y «paradégicoe». Son microbios del «ge­
gestos
nercchiquisrnc», encargados de esparcir por la
ciudad asrracanadas canallas con que ingenios

imbéciles manchan la honra del idioma. Agotan


los periódicos taurinos, los luiueiosce. siempre

que no sean complicados, los de chistes y chis­


mes y los que se dedican á explotar el 'Crimen,
la calumnia y la tontería. Su crítica es tan terri­
ble que les asusta á ellos mismos, y sólo coma­
drean cuando son más de treinta. Se desmayan
de emoción limpiándose las botas y duermen.
con el billete de la corrida entre los brazos. Tie,
nen el retrato .de su madre entre el de nm «fenó-
320 EUGENIO NOEt.

mene» y la Purísima, de MulrilJo. Si estudian y

hay algarad'a detienen tranvías y roban á los


traneeuntes, lo que es promesa .dle valor. E.l chu­
lo anrténfico ultraja, ellos traducen el daño con
tal arte que d'an á ente:JlJderJQ nada más, lo CJU,al
es el CO:lm'D de la,
elegancia en la ofensa.
Esta clase de jóvenes y de íhom'bres. ampara­
da en la ohscuridaJd de sus deseince. es uno de
los males más graves. Son imitadores, peesien­
ten, atisban hacen mucho «[afio á Ie sociedad,
y

porque carecen de talento, decisión y franque­

za. Lleze ,hasta ellos el éxito de un torero y se

paren á leer la faena á la luz -de un Farol. El re­

lato «le un crimen, hecho por IUon periodista de


esos «especialistas en negro», !pone en 'su boca
elogios entusiastas y sus ojos sueñan escenas en

las que un hombre mete el cuchillo basta el man­

go, ó maango y todo. en en corazón de una «hem­


bra de cuidao». Si alguien les increpara por los
sueños ó ideas, que tienen buen cuidado en

ocultar, probarían qu-e son cerno los ¿�emás. En


efecto; saben escudarse e-n la multitud y am­

pararse en el anónimo. Nad!i.e pod!l"ía reprochar­


los nada. Hacen su santa volunta.d y nada más.
Gastan SU dinero en. 10 que quieren, en uso de
SlUI cerfecrísirnc derecho. Le tiran al torero U'O

botellazoporque tienen ideas sobre el arte, y


nada más. En los motines tontos, dOO1lde el pe­
Iigro 'es tan grande que se cierran los porteilee
y las cortinas metálicas de los estaiolecimientos,
sEÑORITOS CHULOS 321

ellos son Josordenan á los golfos tirar pie­


que

dres á las lunas de los escaparates. Su novia los


tiene por hombres «chipén» y está orgullosa de
ellos. No se destacan. Su nombre en un perió­

dico, entre otros mil, les produce varios días de


cama. Andan «á lo torero», hablan «á lo chu­
le», tienen un caló en el que la palabra «man,

guen es una cosa tenebrosa, tponen obstáculos á


todo le noble y á t-odb le grande y sostienen su

mediocridad en la oficina, la tienda. las leyes. el


periodismo ramplón; en todas las instituciones
ocupan miles (de puestos.
No es la ignorancia el maL Es el atavismo, el
fatalismo, la credulidad. Son cera. elmas hlan­
das, en las que todo género de ¡h'uellas queda
impresa, menas lo grande y 10 noble. que no son
capaces de concebir. que (no les cabe en la
cabeza». como ellos dicen. Del asesino y el la­
drón á esas almas necias hay un hilillo de san­

gre que sólo ven los pensadores. Los culpables


tenebrosos, les delincuentes formidables no se­

rían sin estas almas anénimes. perdidas en las


listas del Censo, en la
igualdad' de los apellidos,
en la maldad irresponsable de sus sentimientos.
l-os que hacen el mal saben siempre que cuen­

tan milleeee de hombres que los siguen en


con

silencio y compran lo que se habla .de ellos y


adoran sus retratos, volviéndolos á la ;pared. si
entra el gato 6 la criada.
El guapo que vive de la mechera. el chulo que

ar
322 EUGENIO NOEL

mata á su querida, el
gran'll'ja -que exige se le
ame á la fuerza, el acaparador, el que explota,
el usurero. gañán ensoberbecido, el político
el
chulo, los aprendices del
sin cultaiea, el señorito
vivir bien arriesgando la vilda, todos' esos (qué
son comparados con los chulos anónimos, con
los flamencos innominados, con los ciwdadanos
imbéciles. bien seguros, en su nulidad, de que
nadie irá á buscarlos ni pedieá responsabilid',,:­
des á su insignificancia?
y sobre este zócalo invisible, como sobre el
brille de lo pintoresco. una Raza muy grande ha
edifiCaldo un T emplc, y en su CelIa un ara á la
Diosa de la lnoonsciencie ,
INDICie:

1916 ......................•......... 7
ANOALUClA •.••..•.......•.•. 15
LA EPOPEYA DEL SEfiORITO CHULO . 17
Andalucía: IInverao • . . • . • . . . .
• • . .. . ...••..•. 20
An,daluda: .everlo. . . . . . . .
. . . . . . . . . .. • ... : •... 23
And¡o]uda: .. ¡¡e¡¡o •.•..•.•••••.••.•.••••..•••. 26
Andalucía: CIUltO •.••••...•••.•••••••••••••••• 34
El ... ñorito •.•.•..........•...••••. 36
Allá va UD hombre ..•. 42
Lucha en el reñidero : •.....•...•.... 47
Héroet!.. . .. .
,............. • ...•.... 54
Caballiomo y metceismc • .
. •• .
• .
•. •...•• . ..••.. 65
Jue¡¡o y juergll:ll.. •
•.•••...•••..•..•••...••••.. 17
La imitación .Id torero ••.. '. .....• .
•••.•.. 67
501 y sombra. . .. .................• . ••.. 102
Los FENOMENOS... . .. . ............•.. 119
Su incubaci6n .
122
Idiocia ' . 127
Idolatría ...........•.. 133
Culto: el rito .......•...... 146
Lo pmtoreaco.. . . . . . .
.
. .. .. 163
Estereotipia. . .. . . . ... . .. . .. •............. 187
Abanico.. . • • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . .. .. 196
Cliché de Wla corrida eetuel.. . .
.
. .. 204
Los FLAMENCOS.... . • . . . . . . .
. . . . . . . . •• .
• . . .
.. 213

Solysal .............•..•...•.......•..... 216


Oro y pngre................................. 231
Pid de E!p8lla .............•.....•..•... _.... 253
Bulerías. . . . . . . . . .
. • . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . .. 259
Tango y guilalTa........... .•................. 286
Tarántula y chulería. . ...
...•.••.•. . ..•. . . .. . .. 307
EN PREPARACION

SEMANA SANTA DE SEVILLA

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AgUlU fuerle. (2 vo]úmeneo).


E.tampu y mMc.araa (2 volúmenes)_
Reaurrección de la carne.

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