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Brun Ros
Como adquirir
Prestigio
E influencia
Curso práctico en 12 lecciones Ediciones
Paulinas
EDICIONES PAU- «
EN LATINOAMER.V, (Lengua España
ARGENTINA
BUV,NOS AIRE@S- Calla<) 325; COPDOBÁ' @2,
Abril, 290; CORRIENTES: junír@, 956; LA TA: Calle
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Buenos -Aires, 837
ROSARIO Uruguay, 178;
BOLIVIA
. Camacho, 319 LA PAZ' Avda
«EDICIONES PAU.
1
EN LATINOAMER*,
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BOLIVIA
LA PAZ: Avda. Camacho, 319 COLOMBIA
BARRANQUILLA: Cra.@41 No. 394J3; BOGOTA-.'
Calle 17' No. 6-11; CUCUTA.- Calle 11 No.@ 4-10-
MANIZALES: Cra. 23, No. 25-35; MEDE-. LLlk: Calle 59
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CHILE
SANTIAGO: Ave. Bernardo O'I-Iiggins, 1&26, Ca- silla
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Paul, 2700 Biscayne Blvd.
MEXICO
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DALAJARA: Calle Independencia, 394; LEON, Pasaje
Catedral, 145, MEXICO CITY. Paseo de la Reforma
8;.,MEXICO D. F..- Av. Francisca 1 Madero, 61-A;
PUEBLA-. 2.Sur No. 306'.
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LIMA: Pescadería 133,w apartado 982.
VENEZUELA
CARACAS. Plaza Candelaria, apartado 9034. MARACAIBO.- Calle
80 No. 3 Y -74. Entre Bella- vista y San Martín.
-
2
Título original SEDUISEZ ET CAPTIVFZ
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4
5
6
Prólogo
7
Saber influenciar y gobernar a las personas,
permite asegurarse su buena voluntad
obtener la adhesión y el concurso ajeno,
conquistarse las, personas cuyas
aspiraciones concuerdan con las nuestras.
Comprendiendo la naturaleza intima de
cada ser humano y adaptándose a sus
exigencias es como se pueden atraer las
simpatías, formar amistades y crearse
relaciones útiles.
Se puede igualmente escoger con seguridad
los colaboradores más aptos y aprovechar
las personas: sacar el mejor partido de sus
aptitudes, comprometer hombres y mujeres
los más aptos en las tareas que se quieren
confiar.
8
ésta facultad en alto grado; pero todos
pueden adquirirla más o menos fácilmente.
9
riosas: sugestión a distancia, lectura de pen-
samiento, premonición, curación de
turbaciones nerviosas, poder de inspirar y
de conservar la amistad y el amor. .
JB
10
Introducción
11
unos a otros el movimiento desencadenado
por la palanca de mando; esta palanca
acciona los rodajes del automatismo
sicológico, que rige la mayor parte de los
actos humanos.
Nuestros pensamientos y actos resultan las
más de las veces, de una sucesión de
fenómenos sícológicos automáticos que
encuentran su punto de partida -su
impulsión- en una causa frecuentemente
lejana o ínsignificante en apariencia pero
cuya naturaleza constante nos caracteriza.
Nosotros poseemos todos nuestro
"conmutador síquico". Cuando es accionado
este conmutador, voluntariamente o no,
reaccionamos según nuestra naturaleza
particular, de una manera que puede aparecer
diversa pero que es en el fondo siempre la
misma.
El arte de Influir es el de encontrar las
palancas de mando individuales del
mecanismo sico-moral de un ser humano y
saber manipular estas palancas. El arte de
influír y de gobernar a los individuos es
aplicable a cualquier sujeto sin distinción de
sexo, edad o educación, Es accesible a
quienquiera que posea el sentido de
observación y espíritu de análisis.
El arte de gobernar a los individuos somete
las voluntades dominantes lo mismo que los
caracteres maleables, llevándolos a obe-
12
decer, no solo a una dirección exterior
visible, sino a un mecanismo interior
inconsciente, accionado de manera discreta.
Este arte exige primero el conocimiento del
mecanismo sico-moral de aquellos a quienes
se quiere influenciar o hacer reaccionar en un
sentido determinado, y al mismo tiempo el
conocimiento del órgano de mando de este
mecanismo; el análisis sico-orgánico de los
caracteres permite obtener este doble
conocimiento.
El análisis sícobiofísico individual
proporciona un estudio detallado del
temperamento fisiológico, del carácter, de las
facultades intelectuales, del poder de
voluntad, de las tendencias efectivas y
pasionales, de los apetitos y de las
necesidades materiales instintivas.
La síntesis establecida después del análisis,
define la personalidad compleja del sujeto
-las influencias que predominan en su
mecanismo sico-moral- y el tipo de
temperamento a que él pertenece. Esta
síntesis enseña la manera como el individuo
tiende a obrar y a reaccionar en presencia de
tal o cual situación o respecto a elementos
exteriores con los cuales se encuentra en
contacto.
13
Las mismas leyes que rigen el mecanismo,
de nuestra influencia sobre los demás,
presiden igualmente el mecanismo de las
influencias que nosotros sufrimos. Se trata
siempre de la acción -activa o pasiva- del
conmutador individual al cual obedece
automáticamente él mecanismo sico-moral.
El dominio en el arte de influenciar y de
gobernar a las personas atenúa las
incompatibilidades del humor y previene los
antagonismos, al dejarse cada cual "tomar
por su lado débil" y al encontrarse feliz de
ser tratado según su sensibilidad particular,
como desea ser conducido, dirigido o
mandado.
Todo el arte de influír y de gobernar a los
individuos consiste no solo en conocerse a sí
mismo, sino también en conocer a los demás
para no herir ni chocar a nadie, y conjugar
los esfuerzos a pesar de las oposiciones
inevitables de temperamento y carácter.
El éxito en las relaciones familiares, sociales,
en el comercio y en los negocios, exíge una
doble condición: a) evitar que los demás nos
perjudiquen b) hacerlos obrar de manera que
nos sean útiles. Este doble fin puede ser
alcanzado por un empleo juicioso de los
diversos medios de influencia.
La energía vibratoria de nuestro organismo
irradia más allá de nuestras baterías
nerviosas; ella crea una especie de "campo
magnético" personal que obra en nuestro
14
alrededor y que se fortifica o debilita por
acción recíproca. Las personas que
desarrollan este magnetismo o que lo poseen
por naturaleza, saben hacerse gratas a los
demás: aplicando las leyes del
sicomagnetismo, voluntariamente o por
instinto, ejercen una influencia notoria sobre
todos aquellos que los tratan.
El sicomagnetismo individual puede
cultivarse estudiando por qué medios se
puede lograr el efecto, formar y conservar
amisdes, influír en los demás por la mirada,
la palabra y el gesto. Este magnetismo,
instintivo o adquirido, gana las inteligencias
y da el poder de dominio. Esta es un arma
tanto más eficaz cuanto que. obra sin
conocimiento de aquellos que sufren sus
efectos. El arte de poner en práctica el
sicomagnetismo permite adquirir
rápidamente prestigio, seguridad, autoridad;
la voluntad se fortalece al mismo tiempo que
todas las facultades se acrecientan -
memoria, atención, continuidad en las ideas,
dominio de sí mismo.
El cultivo del sicomagnetismo da a cada uno
el poder de concentrar su energía, despertar
su entusiasmo, extender su círculo de
influencia multiplicando los puntos de
contacto con las personas y las cosas.
15
Desarrollando este poder y aplicándolo como
conviene, no hay resultado que no se pueda
legítimamente obtener: el espíritu se hace
ágil, matizado, atractivo; la fe en sí mismo se
acrecienta; la persona irradia una
atmósfera de confianza que atrae las
voluntades y abre los corazones; se es más
buscado, más apreciado, más amado.
El éxito en los negocios depende mucho de
la capacidad de sacar partido de los
sentimientos, los intereses, el talento de
otros, y del halago del lado humano de las
masas: en todo método de acción eficaz
aplicable a los negocios, se encuentra
siempre como primera condición el arte de
manejar a los hombres, es decir, de
influenciarlos y dirigirlos.
La base del manejo de los hombres viene del
-conocimiento de los demás y de sí mismo.
17 2- Cómo adquirir...
17
Buscan un jefe; conducirlas inspirándoles la
confianza y el entusiasmo que les hacen
falta, es un servicio que se les ha de prestar.
El arte de mandar y dirigir permite ascender
en grado habituándose a tomar
responsabilidades cada vez mayores, a
desarrollar la autoridad indispensable para un
jefe de empresa, para un profesor, un
médico, etc. El médico debe saber tratar a
cada enfermo según su carácter, para
asegurarse su confianza, su buena voluntad y
su docilidad, reconfortarlo e inspirarle la fe
en la eficacia del tratamiento.
El arte de comprender y manejar a los
diversos caracteres, hace más apto que
cualquier otro para mediar, persuadir y
convencer; aumenta la perspicacia; extiende
los medios de acción; acrecienta su
influencia; aumenta su poder para dirigir a
las masas.
En el plano familiar, el conocedor de
hombres ejerce una influencia discreta que
evita la falta de entendimiento; se adapta al
temperamento de cada uno de los miembros
de su familia, de tal manera que asegura para
sí la buena voluntad de todos, valorizando las
cualidades individuales latentes, corrigiendo
los defectos, mejorando los caracteres,
haciendo a cada uno más útil y feliz.
18
18
Lección 1 Los diversos medios de influencia
19
19
La influencia por la sugestión verbal
20
mente una cantidad de impresiones y de
ideas que salen a la superficie de la
conciencia y vienen a inlluír en los actos que
de ella dependen.
Cuando estamos impresionados --cuando nos
turbamos-- nuestro ser consciente se esfuerza
sin lograrlo, en gobernar nuestra palabra: hay
una lucha entre el subconsciente que sufre
las impresiones y el consciente que resiste y
se resigna a sufrirlas a su pesar.
El subconsciente del hombre menos
dispuesto a admitir nuestro punto de vista,
nunca es completamente insensible a las
afirmaciones e imágenes que le presentamos
para hacerlo obrar según nuestros intereses.
El subconsciente de toda persona graba lo
que puede servir a nuestros planes si se le
expresa con habilidad y de manera natural
con calma y cortesía, para.no dejar ver
aquello que se intenta, para no despertar el
antagonismo.
El subconsciente se impresiona
especialmente cuando la sugestión despierta
uno de estos sentimientos. a) interés
material; b) afectividad; c) sensualismo; d)
orgullo; e) vanidad; f) tendencias instintivas
particulares.
Los individuos sugestionables tienen
voluntad débil e inestable; se alegran de en-
21
contrar en los demás un motivo de decisión
que ellos no alcanzan a encontrar por sí
mismos.
Los nerviosos, los enfermos, en general las
mujeres, los niños menores de quince años,
las personas mayores de sesenta años, son
muy sugestionables.
Los individuos agrupados son más influen-
ciables que tomados aisladamente, Las
personas cuya mirada no se fija francamente,
sino que permanece turbada e indecisa, son
fácilmente sugestionables.
22
Se puede hacer perder toda objetividad al
juicio de una persona sugestionándola, hacia
uno de los fines que predominan en ella,
accidental o permanentemente; en esta
persona la sugestión verbal se transforma
automáticamente en autosugestión.
Persuasión
La convicción obra sobre la inteligencia; la
persuasión, sobre la voluntad.
El arte de persuadir recurre a una sugestión
lenta que se refuerza generalmente poco a
poco con ocasión de lecturas,
conversaciones, etc.
Los factores principales de este arte son las
dos clases de sugestión propiamente dicha: a)
la autosugestión; b) la heterosugestión.
Autosugestión
Mientras la heterosugestíón viene de fuera y
consiste en una sugestión propuesta ver-
balmente a una persona por otra, la
autosugestión, la tiene la misma persona,
23
aunque la mayoría de las veces necesita ser
provocada por aquel que practica
discretamente el arte de la persuasión.
Es necesario vigilar la escogencia de las
palabras y de las ideas que se quieren hacer
fructificar: no despertar imágenes
desfavorables, sino evocar aquellas que
representan el estado de alma que se desea
crear.
Heterosugestión
a) Por sugestión directa: se orienta la
conducta de las personas modificando sus
pensamientos y la inclinación de sus
aspiraciones en la dirección deseada.
Este procedimiento debe emplearse con
delicadeza, para evitar la resistencia, la
rebelíón o el aumento de la depresión mental
del sujeto.
b) Por sugestión insinuante: se determina
en la persona un deseo que la conduce a la
práctica inconsciente de la autosugestión en
el sentido querido por el dirigente.
Esta especie de sugestión tiene sobre ciertos
espíritus una influencia que no puede ejercer
la sugestión directa, cuyo defecto es
expresarse demasiado abiertamente y
despertar los sentimientos de desconfianza y
resistencia,
24
que siempre han de temerse en las personas
de voluntad frágil.
El poder, de influír por medio de la
sugestión verbal está íntimamente ligado a
la idea de confianza; en cuanto desaparece
la confianza, se ha de temer la desaparición
de la influencia.
Cuando se hace una sugestión, conviene
ilustrarla por medio de una imagen llamativa
-Visualizarla-, o incorporar el pensamiento
en una parábola, sí tal pensamiento forma
difícilmente imagen en el pensamiento del
oyente.
Para la enseñanza, un "cuestionario” ha de
subrayar el valor de cada dato que se ha de
obtener, dar relieve a los conocimientos y
aptitudes del alumno, comprobar su
consciencia, estimular su pensamiento.
LA INFLUENCIA POR LA
RESONANCIA MENTAL
25
Nuestros pensamientos nos afectan y afectan
a los demás: los elementos adquiridos de
nuestro carácter son el resultado de la
persistencia de nuestros pensamientos, cuyo
curso podemos modificar voluntariamente.
26
turaleza opuesta se repelen; nosotros ejerce-
mos así una acción sobre los demás, y los de-
más - la ejercen sobre nosotros,
incesantemente, voluntaria o
involuntariamente.
Todo pensamiento, silencioso o proferido,
tiene un valor real y obra para bien o para
mal sobre nosotros mismos y en nuestro
alrededor.
Los efectos de las ondas emitidas por nuestro
cerebro y de los efluvios emitidos por
nuestro cuerpo, se extiende sobre las
personas a quienes la semejanza de
pensamientos, la armonía de gustos o la
simpatía natural disponen a sufrir su
influencia.
Resonancia y disonancia
Cada individuo es un emisor-receptor de
radiaciones humanas; nuestra vida mental es
un estado constante de irradiación y de
absorción de ondas electromagnéticas.
Las resonancias y dísonancias síquicas pro-
ducen fenómenos de atracción o de
repulsión que intervienen fuera de toda
participación de la voluntad.
Cada uno de nosotros tiene una atmósfera
-una irradiación propia- que afecta a toda
persona y que resulta de lo que somos
realmente, no de lo que pretendemos ser.
27
Toda persona, por el simple hecho de exístír,
irradia la simpatía, la confianza, la
esperanza; o bien el cinismo, la
desconfianza, el malestar.
Hay hombres y mujeres cuya presencia
inspira alegría, valor, optimismo, y cerca de
quienes se siente uno calmado, descansado,
fortalecido.
Hay otros que movilizan al punto todas
nuestras reservas de desconfianza y de
rebelión: su presencia nos irrita sin saber por
qué; ella perturba nuestro "compás" moral.
Hay seres cuya presencia deprime y debilita;
mientras que otros ofrecen una sensación
constante de fuerza y de estímulo.
Unos irradian insinceridad: se interesan por
nuestro bienestar cuando tienen necesidad de
nosotros; tienen una sonrisa de circunstancia
que viene súbitamente cuando sirve a sus
intenciones, su voz afecta una cordialidad
simuladá para expresar su deseo, pero una
vez que tienen lo que quieren, abandonan la
máscara.
Nadie puede escapar a este constante debi-
litamiento o fortalecimiento de su vitalidad
por obra de los demás; pero cada cual puede
escoger y cultivar las cualidades de carácter
que desea irradiar.
28
diferentes categorías de personas son atraídas
por la manifestación de cualidades que otros
no aprecian de la misma Manera.
El débil se deja conducir por el fuerte. Aspira
a la seguridad mental; el cuidado de querer o
de escoger, lo inquieta hasta el punto de que
busca evitarlo adoptando el pensamiento de
otro.
El enérgico está inconscientemente
reconocido a la persona de menor voluntad
que le da la ocasión de triunfar para ella.
La bondad activa es un instrumento
permanente de seducción. No lleva consigo
ni sensiblería pueril, ni ciega indulgencia,
sino una- simpatía que se expande en actos o
que se revela por el dominio de las
impulsividades mezquinas.
29
INFLUENCIA POR EL PODER DE LA MIRADA
30
todo lo que es preciso para plegarse a sus
intentos.
Pocas personas escapan a la influencia in-
consciente de la mirada- imperiosa,
subyugante; tierna, conmueve; triste, atrae
nuestra compasión. Mas la influencia no es
real y duradera sino cuando la mirada
proyecta un pensamiento, un deseo o una
orden.
31
Al principio se mirará a la persona sin in-
sistencia, entre los ojos, en la base de la nariz, y
se fijará poco a poco la mirada sin ninguna
ostentación.
LA MIRADA MAGNETICA
32
Esta cualidad de la mirada exige un adíes-
tramiento para tener la mirada fija y los ojos
abiertos sin mover los párpados; el parpadeo debe
eliminarse, porque anula el efecto de la
fascinación.
El portador de influencia debe saber medir las
fuerzas del interlocutor antes de intentar
dominarlo; si no, corre peligro de caer en su
propia trampa al caer bajo una mirada más
magnética que la suya y de la cual no puede
entonces evadirse.
33
La influencia de la mirada y de la voz
combinadas
34
La voz contiene en sí misma un poderoso
elemento de sugestión cuando vibra de una
manera apasionada, grave y discreta, que
despierta la emoción del oyente.
35
por la moderación, la reserva, el dominio de
los impulsos y de los actos inoportunos.
Este método -lento pero eficaz- conviene
para influenciar las naturalezas más bien
inertes; con los caracteres rudos es necesario
las más de las veces emplear, sin dejar
notarlo, el método activo de irradiación
voluntaria del sicomagnetismo.
36
5. Hacer rápidamente algunas respiraciones
profundas. Descansar un minuto. Empezar
por tres veces la serie de respiraciones
concentrando cada vez el pensamiento sobre
el deseo que se ha de satisfacer.
6. En reposo y en pie, contraer cada músculo
del cuerpo tan rígidamente como sea posible,
queriendo firmemente el cumplimiento del
deseo.
37
Nota. Ciertos gestos en forma de rozamiento
sobre algunas partes del cuerpo o sus
cercanías, facilitan la persuasión provocando
un leve entorpecimiento del sistema
nervioso.
Estos rozamientos, o contactos muy discretos
en la espalda, el brazo, el codo o la muñeca,
son empleados frecuentemente como medios
de influencia por hombres de negocios,
educadores, representantes, etc.
38
En una conversación general, plantear el
39
será persuasivo; vigilese para no perder de
vista un solo instante el fin de su discurso.
Lección II
40
preocupándose de escoger las circunstancias
favorables al éxito de la conducción y de los
medios de hacer nacer la ocasión propicia.
Para tener exito en una conducción -hacerse
apreciar y obtener satisfacción-, es necesario
crear en el interlocutor un movimiento de
curiosidad, aplicándose a halagar sus
tendencias, o por lo menos, a no herirlas.
41
4. Deducir de estos motivos la manera como
se deberá abordar a la persona: a) fun-
damentación de los motivos de la exigencia,
o carácter juicioso de la proposición; b)
oportunidad de tiempo y lugar para la
empresa; e) insistencia firme y discreta que
se tendrá a lo largo de la conversación.
5. Escribir a mano, en mayúsculas, una o dos
afirmaciones categóricas en que se exprese
lo que se desea obtener.
6. Colocarse ante el escrito de manera que
pueda verlo sin fatiga; concentrar el
pensamiento-imagen en las afirmaciones que
contiene y repetirlas mentalmente con
energía; luego, en alta voz, recalcándolas con
gestos sobrios y claros.
7. Imaginarse que se halla ante la persona a
quien ha de influenciar y que le dirige
sugestiones complementarias definidas;
pronunciar estas sugestiones con una voz
clara; con seguridad en el porte y autoridad
en el tono, a medida que las palabras y las
frases le vienen espontáneamente al espíritu.
43
B - Acción sicomagnética a distancia
45
ca de un punto importante que Ud. desea que sea
aceptado por la persona. Al mismo tiempo tenga
la voluntad firme de que la persona haga lo que
Ud. desea, y esté fuertemente determinado a
ínfluenciarla.
46
D Acción del apretón de manos magnético
47
Nota. Al mismo tiempo que Ud. da la mano
magnética, incline el cuerpo ligeramente
hacia adelante y mire a la persona en la base
de la nariz, sin mover los párpaclos,
queriendo firmemente lo que Ud. desea de
ella, o la impresión que Ud. desea darle.
48
48
Lección III
La influencia de la voz
49
5 - Cómo adquirir prestigio
49
es frecuentemente tan profunda, que se
presta a las palabras una atención distraída
para abandonarse al encanto de los sonidos.
50
La sinceridad de la expresión
51
mente el espejismo, sino descorrer el velo de la
verdad poco a poco, para dejar que el espíritu
-acostumbrado al ensueño- se impregne de las
nociones de lo real.
52
52
espíritu que puede ser simpático, indiferente
u hostil, y que se traduce, según el caso, en
una actitud de benevolencia, de desatención
o de combatividad.
Este último estado de espíritu se refiere a
opiniones o creencias que pueden dar lugar a
una discusión, a una controversia; se le
neutraliza despertando la curiosidad al
principio, sin lastimar convicción alguna.
Las cualidades de observación y la práctica
del arte de los matices -que el orador ha
debido adquirir-, le sirven para distinguir
casi inmediatamente la acogida más o menos
favorable que el público da a sus sus
gestiones.
Las personas se irritan cuando los prejuicios
se contrarían y las convicciones se lastiman
sin miramientos.
Es preciso tomar nuevamente la idea bajo
otro aspecto o presentarla de una manera
menos tajante; no tocar demasiado los ídolos,
si no hacer sentir que no son intangibles y
que sería posible modificarlos para
mejorarlos sin destruirlos.
La táctica es tocar la verdad antes de
enunciarla; es lo que se llama "tantear al
público".
Si la idea bosquejada o la sugestión
expresada es acogida favorablemente, por un
gru-
53
53
po de oyentes, se puede Proseguir resuelta-
mente en el mismo sentido.
Si se halla resistencia, no insistir por el
momento; dejar, para tomar nuevamente más
tarde la idea; dar muestras de valentía, pero
también de prudencia y de estrategia.
En principio, el orador debe desde el
comienzo, ensayar los argumentos que ha
decidido manifestar con miras a imponer sus
ideas a aquellos que no las comparten.
Un procedimiento eficaz consiste en
exponer ideas o doctrinas apoyándose en
autoridades extranjeras cuyo valor no puede
ser discutido; esto permite descubrir el
espíritu de los oyentes, o por lo menos de la
generalidad de ellos.
Si hay opositores, no abandonar la idea, sino
discutirla, haciendo algunas concesiones
aparentes.
Una discusión lleva consigo casi siempre
un punto fácil de abandonar. Esta concesión
provisional, dispone bien al público, que en-
tonces se torna más fácil de conquistar.
Para vencer las resistencias, es muestra de
habilidad el rendir pleitesía a la
comprensión, a la inteligencia real o supuesta
del oyente -. el público escucha con simpatía
a aquellos que le atestiguan estima, que
reconocen su poder de juzgar imparcialmente
las cosas.
54
54
El dominio sobre el público
55
55
a la larga en la inteligencia; se necesita
tiempo para que la penetre y domine.
Para dominar al público, no atropellar nada;
utilizar los efectos de la perseverancia y de la
concentración; hacer converger hacia un
punto de vista -idea o acto- toda la energía de
la. voluntad, todas las luces del espíritu.
Sí el orador es suficientemente hábil para
fijar sobre este punto la atención del
audítorio, el objeto de su querer toma
relieve- el público fascinado no ve más que a
él; la voluntad perseverante -el esfuerzo
repetído del orador- crea la obsesión, agota la
fuerza de resistencia de los oyentes y se atrae
su adhesión.
A veces es necesario para dominar al
público, proceder por afirmaciones claras e
imperiosas; porque toda proposición que se
quiere demostrar, parece -por lo mismo-
poder ser puesta en tela de juicio.
Los agitadores proceden así. para explotar
los bajos instintos, reducen las doctrinas a su
más simple expresión y las traducen en
letnas, de manera que abultan las cosas; afir-
man todo categóricamente y sin pruebas.
Para ejercer un verdadero ascendiente, el
orador público habla con naturalidad,
anitna. ción, emoción comunicativo, antes de
mos-
56
56
trar el vigor que domina y la vehemencia
que arrastra.
-Hace interesantes las ideas comunes por el
cuidado, de ser él mismo, de colorearlas con
su temperamento personal.
El se asegura primero de ser bien com-
prendidci, que su lenguaje cala, que no está
por sobre el nivel del oyente medio; vigila el
estado de sensibilidad del público, pronto a
cambiar de detica si el auditorio cambia de
ánimo.
Después de un comienzo calmado y de una
toma de contacto simpática, el orador se ani-
ma poco a poco hasta llegar a despertar más
y más la,emoción del público; llegado a la
cima del discurso, corona la obra con pen-
san-úentos serenos que descansan al oyente;
y él descansa con aquel.
57
El orador que sabe volver sensibles sus ideas,
posee el don de mover; las imágenes que
emplea no tienen necesidad de ser ori.
ginales, sino que debe limitarse a vestirlas
con palabras expresivas que se alejan de la
vulgaridad.
Es de rigor la mayor simplicidad; mas esta
no excluye nunca a la elegancia.
Adaptación: Además de la elegancia de
forma que puede realizarse aun tratando de
las cosas más humildes, las palabras deben
conformarse a la situación, al medio en el
cual se pronuncian.
A veces es el cuidado de la simplicidad lo
que dispone favorablemente al público; otras
veces, para producir el efecto deseado, es
preciso imponer la imagen exagerándola un
poco-. es preciso forzar ligeramente la nota
para no ser tachado de pobreza de imagina-
ción.
Urbanidad: Arte de emplear expresiones que
tienen por objet¿)-
a - El cuidado de la corrección y la cor-
tesía.
b - El deseo de despertar simpat
e - La voluntad permanente de concilia-
ción.
La urbanidad de palabra permite contrade-
58
58
cír a uno sin herirlo, es clecir, destruír con
ayuda de argumentos fuertemente pensados y
correctamente expresados, las aserciones del
interlocutor, considerado momentánea-
mente como un adversario.
La urbanidad de tono consiste en un hábil
empleo del eufemismo, manera de expresar-
se que suaviza las aristas --coloca aceite en
los engranajes- dulcificando la brutalidad de
la palabra dejando penetrar la idea de
oposición o de censura. -
De un incapaz se dice que "parece carecer de
las cualidades esenciales"; de un menti- roso,
que "frecuentemente se deja engañar por su
imaginación"; de una persona fea, que "a su
rostro le falta encanto", etc.
A un adversario que profiere una contra-
verdad, no se le dice que lo que él afirma es
mentira; contentarse con hacerle observar:
"Creo que Ud. está en el error" o "Creo que
sus recuerdos son inexactos".
En una discusión, la urbanidad interviene
sobre todo cuando se refuta la tesis adversa
haciendo la crítica de los argumentos presen-
tados. Casi siempre la victoria corresponde a
59
aquel que practica la urbanidad con sangre
fría.
El cuidado de la urbanidad -hace- resaltar
primero los lados buenos de la tesis o de la
59
proposición que se ha de discutiw o comba-
tir. Se puede decir por ejemplo:
"Ud. en principio tiene razón; yo no qui-
siera sino adherirme a su opinióii; pero es
preciso tener en cuenta que. - ." (siguen las
frases de refutación o las objeciones).
0 bien: "El asunto tal cual Ud. lo plan- tea
presenta serias ventajas; sinembargo es
preciso pensar que. . ." etc.
Claridad: Que se ha de tener no solo en las
palabras, sino en las pensa-
mientos que las dictan- aquel cuyo espíritu
está flotante, está mal preparado para triun-
far en las discusiones el privado o en pú-
blico.
Se trata de definir con claridad y -elegan- cia
la naturaleza de los deseos cuyo cumpli-
miento se quiere arrancar.
La claridad consiste principalmente, en la
escogencia de frases cortas para no fatigar
al interlocutor.
Muchos no pueden fijar su atención en largos
desarrollos de una idea a lo largo de los
cuales se alejan del tema con la imagina-
ción.
60
El orador o conferencista que se da cuen- ta
de que no es seguido, se detiene o inte-
rroga, para atraer de nuevo la atención; re-
60
61
La concisión es una prueba de urbanidad y
de cultura: se debe no hacer perder tiem- po
a los demás; la puerta se cierra a los
charlatanes e impertinentes.
61
Lección ly
El arte de la conversación
La conversación cautivadora
El agrado de la conversación supone la
existencia de una 0 varias de las
condiciones siguientes.
1. Semejanza de puntos de vista, que
hace que cada uno encuentre placer al oír
aPr0- bar o confirmar sus propias ideas,
al mismo tiempo que la ocasión de
precisarlas Y enri- quecerlas.
62
2. Atracción de contrarios, divergencias
en la formación, en la originalidad y en
las cua- lidades personales de los
interlocutores.
62
3. Competencia especial o experiencia de
uno de los asistentes.
El gran escollo de la conversación, es el
fastidio frecuentemente producido por el
egoísmo inconsciente de los interlocutores.
Numerosas personas no se interesan sino en
un solo orden de ideas; su horizonte está
limitado por un círculo reducido, del cual no
pueden salir.
Muchos más aun son los que excluyen de
una charla todo tema que no tenga el don de
apasionarles; sus discursos quedan cir-
cunseritos en estrechos límites, y no dudas
clel guste que los demás deben experimentar
al escucharlos exponer el tema de sus preo.
cupaciones.
Entre los aburridores se distinguen-. Los
charlatanes, que hablan a diestra y siniestra
para escapar a su vacío interior. Es- tos no
soportan la soledad; buscan a alguien que
hablando los distraiga; prefieren hablar de
cualquier cosa antes que reflexionar.
Los expansívos, ansiosos de comunicar de-
talladamente al primero que se presente lo
que los anima o preocupa, con el fin de des-
cargar así su tensión emocional.
63
Los curiosos, sicólogos pocos avisados que
hacen preguntas indiscretas a las personas
63
acerca de lo que son, lo que hacen, lo que
piensan, etc.
Los vanidosos, deseosos de aparecer, Y cu-
yos discursos, supuesto que sean escuchados,
alcanzan lugar meritorio.
Los orgullosos, que buscan llamar la aten-
ción acerca de las superioridades o las ven-
tajas que se atribuyen para ser admirados,
envidiados, apreciados.
Los fanáticos, que nunca pierden la oca- sión
de exponer perentoriamente sus ideas y de
exigir que se les admita al punto.
Para que una charla sea atractiva, es nece-
sario ante todo desprenderse del egoísmo.
que enajena al conferencista el'ánimo de sus
oyentes.
64
personas o son "especializadas", o desean
ante todo entretenerse y distraerse.
64
La personalidad del conferencista debe li-
garse estrechamente, al menos en apariencia,
con la de los asistentes, si quiere atraer su
simpatía.
Para despertar la confianza y captar la
atención se requiere ante todo buscar el rei-
sorte que la provoca; luego, asegurarse de lo
que se quiere decir simplemente para no
proseguir un tema hasta que resulte pesado.
65
65
6 - Cómo adquirir prestigio
66
El conversador que emplea timbre de voz
grave, y una elocución mesurada, obtiene el
máximum de atención. Si piensa justamen-
66
te y conoce bien su tema, ejerce una autori-
dad segura.
67
Se reconoce en esto aquel que tiene ver-
daderamente el sentido de la conversación;
es un acto de cortesía para con el conferen.
67
El empleo de la anécdota
68
3. Procurar no reírse demasiado de su pro-
pia narración: dar el impulso de alegría a los
asistentes, es habilidad, con la condición de
no exagerar.
68
4. Al empezar la historia, nunca indicar la
manera como termina; de lo contrario, ya no
ofrecerá mayor interés.
5. No contar dos veces la misma anécdota a
las mismas personas; ya no vuelve a excitar
la curiosidad, y el narrador se hace
fastidioso.
6. No exaltar por anticipado el interés de la
historia y no proseguirla si uno de los
asistentes afirma conocerla.
7. No equivocarse en la apreciación del
medio y del momento; el tema de la anécdo-
ta puede estar fuera de lugar para una asis-
tencia determinada, y al propio tiempo agra-
dar a otro género de oyentes; es necesario
igualmente introducir la historia cuando lo
permite el desarrollo de la charla, y no en
cualquier momento.
Importancia de la cortesía
69
teclado afectivo y al mismo tiempo en el
intelectual del individuo.
Ella permite apartar de la conversación la
impaciencia, el egoísmo y lo ridículo
reempla- zándolos por la tolerancia, la
cortesía, el res-
69
peto de sí y de los demás, que
constituyen
el agrado de la vida en sociedad.
La voluntad de cortesía verbal acostumbra al
conversador a practicar en público la mis-
cortesía, en todas las circunstancias y sin
ninguna dificultad.
1 Ser cortés en el trato y en las palabras, es
causa evidente de armonía, con la que se ob-
tiene, aun en la intimidad, inmensos bene-
ficios.
No es difícil decir: "Gracias, no tiDMO"7 en
vez de "No, no quiero".
Para pedir un pequeño servicio, aun di-
rigiéndos e a un niño, las palabras: "Hazme
el favor", pueden producir a nuestra petici6
n buenos resultados.
El ofrecimiento hecho a una persona im-
portante, conviene que vaya precedido de
"Permítame que le ofrezca. . . ", "Quiere Ud.
complacerme aceptando. . . ".
70
Es siempre interesante hacer uso de fór-
mulas como: "Querría Ud.?...", "Le gus-
taría... ? "Tiene la bondad. . .
Reglas de cortesza
71
para con los conferencistas que acaban de
ofrecer a la asistencia materia para reflexio-
nar.
72
Hacer preceder las conclusiones de "reser-
vas" respecto al juicio definitivo y precaucio-
nes oratorias tales como: "No les parece?", o
"No podría ser?. . .
Esta manera de apreciar sin decidir nada es
una de las formas más refinadas de la
cortesía.
72
73
Para completar, lo dicho en esta lección, se pue- den consultar
útilmente: Charles Rivet, Breviario de la vida feliz, J. Brun-Ros,
Cómo triunfar en la vida, Pu- blicados por Ediciones Paulinas,
Bogotá.
73
7 - Cómo adquirir prestigio
Lección V
Claridad de la proposición
74
que se intentan hacer, -si el éxito depende de
allí-, se determinan los meclios para lle- gar
al fin, ejercitándose en expresar.clara- 74
mente, en frases muy breves, lo que se va a
decir.
En un asunto complejo, es más práctico
escribir estas frases en el orden en que se
intenta servirse de ellas, en forma de pará-
grafos numerados.
Estando bien definidos los motivos y to@
mada la resolución, comenzar la charla sin
entrar en contradicción abierta con los de-
más participantes.
La intransigencia es especialmente peligro-
sa al principio de la discusión o de la tran-
sacción: la mayoría de las personas se dis.
gustan cuando se les contradice formalmen-
te; en desquite, aceptan las sugestiones que
parecen modificar solo sus planes, pero no
las que parecen combatirlos.
75
Las personas hábiles no lo ignoran-. em-
piezan por dar razón en apariencia a sus con-
75
tradictores; les dejan formular críticas u ob-
jeciones sin interrumpirlos.
Este silencio da valor al interlocutor; lo
incita a la sincericlad; lo empuja a descubrir
su táctica, a dejar al descubierto sus baterías.
Diciendo. "Ud. tiene razón", se neutrali- za la
reacción del interlocutor a quien se va a
someter una opinión contraria empezando
por un "pero" que destruye la aprobación
inicial.
Para contradecir al interlocutor sin lasti-
marlo, sin irritarlo con una controversia de-
masiado visible, se dirá, por ejemplo:
-Ud. @ tiene razón al pensar que... pero en el
caso presente es necesario tener en cuenta
que...
En una conversación de negocios se pue- den
seiíalar los lados ventajosos de la pro-
posición; luego- plantear, una objeción, be.
nigna primero; luego, más seria, a medida
que se la desarrolla.
Esta objeción será la base de una proposi-
ción contraria que formulada directamente y
colocada después del elogio inicial, no pre-
sentará los caracteres de una oposición abso-
luta,
76
76
La táctica persuasiva
77
lógica; o hacer creer al interlocutor que la
tesis proviene de él y no de Ud.
Puede decirse por ejemplo: "Tal día, Ud. me
dio una idea que me ha incitado a refle-
xionaryy.
Pregunte, interpele, No afirme. La interro-
partir la idea estableciendo un contacto: nada
se impone; se pide una respuesta; se da así al
interlocutor 0 al pú- blico, ocasión de
convencerse por sí mismo.
Para interrogar diga: "Ha pensado Ud. en tal
cosa?". "No cree que esto podría dar tal
resultado?".
]Para objetar, diga- "Su proposición es ex-
celente; pero he visto en su indecisión que
Ud. entreveía la posibilidad de... Quiere
e la examinemos con la mente con que Ud.
que
parecía considerarla?".
Para animar a los oyentes, decirles: "Que
hacemos en este caso?", "Permaneceremos
iliertes?", "Seremos siempre incapaces?
Para intervenir con éxito en los trabajos de
comisiones, deje a cada uno decir algo y
anote las observaciones presentadas.
Cuando todos han presentado sus argu-
mentos y la discusión se apaga, resuma el de-
bate dicindo: "Me parece, señores, que lo
dicho puede resumiese así. .
78
78
Presente luego sus proposiciones en forma
de conclusiones; serán adoptadas fácilmente.
En una discusión de poco interés en cuan- to
al fondo, deje triunfar al interlocutor. Acepte
su tesis si no tiene consecuencias para Ud. él
quedará satisfecho y Ud. no habrá perdido
nada.
Cuando uno quiere hacer que los demás se
adhieran a su opinión y hacerlos obrar según
sus puntos de vista, es necesario tener gran
confianza en'sf y poseer a fondo el tema que
ha de tratarse. La prudencia manda no tratar
nada itnpoétante si no se está a tono.
Medios de convicción
79
La prueba innegable y brutal Presenta el Ín-
conveniente cle encéguecer y desequilibrar
79
momentáncatnente a aquel a quien se Prc-
senta; muchos se sienten felices de ment'rse a
sí mismos; temen el choque de un pensa-
miento expresado demasiado claramente.
U revelación progresiva presenta los ar-
gumentos de manera que sea posible discutir
su alcance según las circunstancias que los
rodean y las que los motivan. Llega a la con-
-vicción razonada, la que mejor se implanta y
que más difícilmente se destruye.
La convicción razonada crece con la con-
firmación de las pruebas; se afirma con la
certeza de verdad que encierra y la voluntad
de mantenerla.
La penetración lenta, por la impregnación
mental conlleva una convicción sólida y sin-
cera, porque proviene de un trabajo mmucio-
so del pensamiento: consideración de la idea,
examen de las posibilidades, comparación,
de- ducción.
80
Importa ante todo, ver los hechos tales cuales
son: el entusiasta sin medida está con-
denado a repetidas desilusiones; igualmente
el pesimista, inclinado a no ver sino los lados
defectuosos de las cosas, no es apto para
crear una convicción duradera, a causa de su
exu- berancia.
Finalidad y resultados
81
de habilidad, no callar los obstáculos Y clifi-
cul.tades probables, descontando siempre
una segura victoria.
81
Así, en caso de fracaso, no se le puede re-
prochar ignorancia, imprevisión 0 disimula-
ción.
82
4. Qué errores o maniobras falsas parece haber
cometido?
5. Según esto, qué táctica se ha de adop- tar para
la próxima charla?
@Nota. Si se proyecta una charla con una
persona por la cual se es impresionado ha-
bitualmente, representársela de modo preci- so y
sugerirle fuerte, largamente -Por tele., siquia-, la
actitud que se desea verla tomar en la materia o
asunto que se ha de tratar.
84
Lección VI
83
Para manejar a los individuos, la técnica de la
influencia personal y del ascendente de- be
aplicarse en función elel carácter de cadi persona,
la cual está ampliamente determina- da por su
temperamento fisiológico.
Si se quiere dirigir, conducir, mandar, es
necesario aprender y discernir rápida y exac-
tamente el carácter de las personas para sacar de
allí conclusiones para accionar el mecanis- mo de
su inconsciente síquico (*).
Las personas se sienten felices de ser tra- tadas
según su propia naturaleza, según sus tendencias
y sensibilidad particulares: enton- ces, no sienten
la "presión" de la voluntad ajena y no procuran
sustraerse a ella.
Cfr. J. Brun-Ros-. Cdmo conocer y tratar a las demás
personass, Ediciones Paulinas, Bogotá
85
84
mandar- la palanca de mando que hace obrar y
reaccionar a la persona en el senticlo de su
impulsividad natural (*).
El manejo de los hombres tiene por base:
a) la determinación de los caracteres indi-
viduales;
b el conocimiento de las palancas de man.-
do particulares de cada tipo de carácter;
c) el arte de manejar hábilmente estas pa-
lancas.
La acción de la personalidad dirigente es
entonces discreta y correcta en sus procedi-
mientos, segura en sus resultados. Excluye
86
.
85
En el manejo de los hombres, la reserva es
un factor de atracción; la expansividad, siem-
pre indiscreta, constituye una falta de tácti-
ca.
Mientras menos hable uno de sí mismo, de
sus preocupaciones, negocios, más se pro- du
ce en los demás una impresión favorable-, .a
las preguntas de cualquier naturaleza, con-
viene responder de la manera más imperso-
nal posible.
Mientras tnenos dispuesto aparece un me-
dio a admitir una idea, más necesario e! do-
sifícarla con prudencia; porque nadie se deja
imponer gustoso catnbios bruscos.
El cerebro humano no es receptivo y dócil
sino con la condición de que sus hábitos no
sean incitados a un vuelco su ito. 1
Si se trata de imponer el propio punto de
vista de un golpe, se hiere el'amor propio de
las gentes y su automatismo mental.
Un tono demasiado categórico suscita la
defensiva y la renuncia a adherirse; es ne-
87
87
Es mejor insistir oblicuamente, olvidando- se
de sí mismo en cuanto más se pueda, y ac.-
tuando por las dominantes personales'del in-
dividuo a quien se trata de manejar.
88
lidades y defectos de los hombres y mujeres
según su temperamento, si se quiere gober- narlos
y dirigirlos (*).
Toda idea extraña a la preocupación do- minante
que acciona el fondo de un indivi- duo, lo
encontrará rebelde o distraído, lo cual puede ser
peor.
Es preciso conocer la manera de tratar a cada
temperamento como debe ser, y saber accionar el
resorte que provoca la atenc7ión.
Los temperamentos
y la manera de tratarlos
89
Las combinaciones corrientes ---con clorni-
nante y sub-dominante- son: sanguíneo, lin-
fático, nervioso-linfático, nervíoso-bilioso.
Bilioso
Sangu íneo
Dominante respiratoria y circulación san-
guínea. Formas bien modeladas, carnes fir
mes, alguna robustez. Tinte colorado, cabe-
llos espesos, rizados u ondulados, con fre.
cuencia de color castaño claro. Ojos brillan-
tes color azuloso. Aspecto algo rudo. Fiso-
91
90
nomía abierta y llena de vivacidad. Cerebro
activo.
Resortes: Gusta obligar con el ejemplo en
vez de ejercer autoridad verbal. Capaz de
gran esfuerzo, con necesidad de movimiento
y cambio. Actividad variada.
Se deja llevar por la persuasión suave, ape-
lando a la afectividad, a los sentimientos be-
névolos, a la pasión dominante actual. Sen-
sible al estímulo y a la Adulación. Sufre con
facilidad el ascendiente de personas calma-
das, afectuosas y tenaces.
Nervioso
Dominante, nervios y cerebro. Formas del-
gadas, planas y alargadas. Músculos
débiles. ,Cabellos finos y sedosos. Piel fina y
pálida. Gestos indecisos y desordenados.
Irritable y sensitivo. Imaginativo e
impresionable.
Resortes: Inteligencia viva. Gusta ejercer su
poder por la fuerza de la argumentación,
Gran curiosidad mental. Espíritu versátil.
Se deja dirigir por aquel que exalta su
imaginación en el sentido deseado, o que le
promete resultados rápidos, satisfacciones in-
mediatas.
92
91
Dominante glandular y, circulación linfátí-
ca. Piel clara y pálida. Formas redondas y
lle- nas. Carnes flojas y abundantes. Notoria
ro- bustez. Ojos inexpresivos. Cabellos
lacios, casi siempre rubios. Actividad
cerebral lenta y floja.
Resortes: Procede por influencia envol-
vente, paciente, seductora. Admite fácilmen-
te la autoridad ajena para conservar su tran-
quilidad.
Se deja dirigir por una autoridad calmada
que lo dispense de toda responsabilidad y es-
fuerzo. Cede fácilmente ante la insistencia
amable, para tener paz.
Orgulloso
Los orgullosos son ai,siacos y estáticos: la
arrogancia verdadera está en el cumplimien-
to, en la ambición legítima de re atizarse sir-
viendo a una cosa que no se refiera entera-
mente a si mismo.
El orgullo de mala clase consiste en la con-
templación egoísta de nuestras posibilidades,
hay orgullo de audaces, y orgullo de tímidos.
93
92
Para transformar el orgullo malo en orgu- llo
sano, por meclio de convicciones capaces de
determinar una orientación nueva, es ne-
cesario obligar al sujeto a planear un progra-
ma, comenzar su ejecución y esperar su re-
sultado.
Alabar al tímido orgulloso cuando lo me-
rece, y reprocharle cuando sea necesario, ani-
marlo, facilitarle el éxito por experiencias
progresivas, paria que el miedo a lo descono-
cido y al riesgo --que lo paraliza- lo em- puje
en vez de descorazonarlo.
Envidioso
La envidia lleva a unos a levantarse con el
esfuerzo, a otros a procurarse por medios
indelicados el objeto de su codicia. Este es el
orgullo de los, incapaces o de los fracasa-
dos.
Tratarlos lo mismo que a los orgullosos;
combatir el exceso de avidez aprendiendo a
no tomar nada sin pedirlo, a no obtener nada
sin haber sufrido para ello.
Colérico
La cólera aleja a los colaboradores, por falta
de dominio de sí. Tiene algo físico, lo mismo
que miedo. Es frecuente en los orgu-
94
93
llos.os, explosiva en los sanguíneos, los ner-
viosos la, difieren mientras pesan los moti-
vos de la misma.
Derivar la sobre-actividad del sanguíneo
hacia acciones útiles o hacia el ejercicio físi-
co, el deporte, etc.
Tratar el orgullo del nervioso polarizán- dolo
en otra disposición: exaltación en favor de lo
bello, bondad, sociabilidad, alt--'smo, etc.
Atolondrado
Espíritu leve que gasta su actividad sin regla
ni freno.
Hacerlo adquirir sin que se dé cuenta, há-
bitos de regularidad y exactitud que le pro-
duzcan una distensión en la agitación de su
vida.
Obstinado
Tendencia al empecinamiento, a la obse-
sión, a la idea fija; nada de flexibilidad en el
pensamiento o la acción.
Para utilizar un empecinado, aplicar su
obstinación a cosas útiles, atraer su amor
propio mediante concesiones superficiales.
No atropellar al terco; orientar sus pensa-
95
94
miento,s hacia un deseo de realización cuya
término esté suficientemente cercano.
En caso de obsesión por una idea, sugerir otra
idea accesoria, tanto más fácilmente adoptada
cuanto menos tenga el sujeto la im- presión de
que se le quiere hacer abando- nar su idea fija.
Pasar luego insensiblemente a otras ideas que se
alejen poco a poco de la idea obsesio- nante,
fijando plwos para su realización cada vez mÉ
cercanos.
No dejar ver que se quiere alejar la obse- sión:
dejar al sujeto la impresión de que siempre
prosigue hacia el mismo fin; no in- citarlo
abiertamente a olvidar su fin o a dar tregua a sus
preocupaciones.
Deprimido
Incapaz de pensar y obrar, el deprimido se
imagina que le falta algo esencial para sa- lir de
su estado.
No contradecirlo, porque aquí como siem- pre la
contradicción -aun justificada por la evidencia-,
falla en general su finalidad.
Ver lo que puede interesar al sujeto, aque. llo
para lo cual podría tener gusto, e infun- dir el
deseo en su espíritu.
Mostrarle que se comprende su caso, en todos los
detalles, que apreciamos plenamen-
96
95
te lo que él siente de mortificante o doloro..
so, que estamos ciertos de ver modíficarse su
estado.
Lunático
El sistema nervioso del sujeto es oscilan- te,
desorganizado; atraviesa períodos de de@
presión que ceden frecuentemente a un cam-
'bio de atmósfera cuando este estado de la
personalidad innata es leve.
En los períodos de depresión -de sub-
producción-, no tratar de elevar al sujeto con
razonamientos; dejarlo en paz aparentan- do
no darse cuenta de su estado y obrar dis-
cretamente por medio de un viaje que cam-
bie el ritmo de vida, o por cualquier otro
medio que saque al sujeto del medio habi-
tual.
Enfermo
Los choques emocionales de nuestras im-
presiones diarias estimulan o deprimen nues.
tro sistema nervioso, especialmente el siste-
ma nervioso linfático, regulador del organis-
ino.
En el enfermo, el equilibrio de la circula.
ción nerviosa se ha perclido, de modo que el
sujeto es muy impresionable, y muy sen-
97
9 - Cómo adquirir prestigio
96
@sible a la actitud de los demás y a las pala-
bras pronunciadas ante él, que pueden oca-
sionarle inquietud mórbida c> irritabilidad.
Dar muestras de interés al enfermo; ha-
blarle de su enfermedad en el pasado; tran-
quilizarlo afirmando que la prueba actual
-pronto pasará de ser el recuerdo de una pe-
sadilla pasada.
Insistir en estos puntos con calma, suavi- dad
y firrneza. Evocar imágenes del buen es-
tado de salud anterior y venidero, imágenes
de lo que hará el enfermo durante su con-
valecencía y después.
Terminar la visita evocando la esperanza de
una satisfacción muy cercana para el en-
fermo -de cualquier naturaleza que sea-, para
fijar en su subconsciente una imagen
agradable y tonificante.
98
97
Lección Vll'
99
98
Un altruista muy emotivo, un poco depri-
mído, es capaz de cuielados delicados, de
afecto; pero en una crisis,_-no prestará nin-
gún socorro moral, ninguna ayuda efectiva.
Cuidar de escoger los amigos entre las per-
sonas dotadas de juicio seguro @ cierta bon-
dad natural, personas capaces de dar para re-
cibir.
Desconfiar de aquellos que no quieran a
los
niños ni a los animales, que se muestran ser-
viles con las personas importantes, poco
com- placientes con iguales o inferiores.
Evitar a las personas de mal carácter: tes-
tarudez y susceptibilidad fuerte, indicios de
juicio débil complicado con emotividad y
avidez.
H'acerse desear para ser bien recibido. Ser
más bien avaro que pródigo de su persona- la
ausencia acrecienta la reputación; hace esti
mar y desear a la persona.
Tener reserva de material para entretener a
las personas. Es una regla esencial para la
vida y para el éxito, no prodigarse, no ago-
tar los medios de una vez.
Evitar el ser cansón: el que habla mucho es
poco hábil; lo que se dice bien, se dice en
pocas palabras. No descuidar los detalles
para no ser inoportuno.
100
99
Tomar tiempo para conceder y para deli-
berar: a aquellos que preguntan de prisa hay
que escucharlos si 'n afán; lo que se hace es-
perar, es siempre más apreciado.
Desconfiar de aquellos que entran dema-
siado abiertamente a interesarse por otros-
tienen intención de salir de allí con la suya.
Escoger más bien ser prudente que fino- es
mejor ser respetado como sabio, que te-
rnido como demasiado penetrante; y el cami-
no desviado, es frecuentemente el más corto.
Tener cuidado de querer y obrar según las
circunstancias: todo debe relacionarse al
tiempo, y se debe saber aprovechar sin du-
dar toda ocasión.
Obrar eficazmente y publicar los resulta-
dos, conserva la estima de los amigos y au-
menta la confianza en si; saber obrar y saber
mostrarlo, es saber doblemente.
Hay ocasiones en que se tiene inter¿s en
aparentar no saber, para preparar en paz la
ejecución de sus planes: ignorante no es el
que se reviste de piel de asno, sino el que se
deja prender en ella.
No satisfacer demasiado generosamente a
aquellos que solicitan o a aquellos a quienes
se quiere ganar.- se indispone a las personas
obligándolas al agradecimiento; es mejor dar
101
100
poco y que ese poco sea ardientemente de-
seado.
Vigilar para no ahogarse queriendo soco- rrer
a quienes se aliogan-. los desdichados
muchas veces son tales por su culpa; buscan
quién les ayude a llevar el peso de su mise-
ria, y esta es contagiosa.
Evitar todo lo posible el llegar a una rup-
tura violenta; porque si muy pocos están en
condiciones de hacer el bien, casi todos pue-
den hacer el mal.
A una palabra fuera de tono y lugar, res-
ponder con una palagra serena y calmada: la
más violenta cólera cae bajo el efecto de una
palabra fría, mesurada e imperturbable.
No decir inútilmente algo que se sabe, ni
siquiera en apoyo de lo que el interlocutor
acaba de decir: no hay necesidad de encare-
cer el asunto con otro hecho que él ignora y
del cual puede sacar argumento cuando
cambie de opinión.
1 Para asegurarse éxito y estimación, no di-
fundir sus opiniones a la ligera; porque la
vida social está llena cle provocadores, pres-
tos a comprometer a los demás por el sim-
ple placer de hacerles mal.
102
102
tos hunjanos. Se trata cle encontrar para cada
individuo de quien se ha hecho análisis sico-
lógico -completo 0 rápido--- el motivo que lo
hace obrar automáticamente en el sentido
delsus tendencias personales fundamentales.
La mayoría de las mujeres encuentran instin-
tivamente la "palanca sicológica" del hombre
en quien quieren influír. La máquina huma-
na obedece a la palanca de mando porque
está formada de una cadena de órganos que
dependen unos de otros y que se transmiten
de cuando en cuando, el movimiento dese-n-
cadenado por la palanca.
103
Busque agradar a los sentidos primero y
después al alma: a - fisonomía serena y
mirada segura; b - energía, decisión, calma,
igual- dad de humor; c - confianza en sí,
afabilidad vivacidad amable; d - maneras
suaves, acti- tud obsequiosa.
Adopte una actitud mental generosa para con
los hombres y la vida. Esfuércese en tener un
buen pensamiento para cada una de las
personas con quienes Ud. entra--en rela-
ción. Muestre con tacto que aprecia los mé-
ritos de otros.
Corresponda con el agradecimiento a toda
cortesía o servicio que se le hace. Sea aten-
to, cortés y afable en toda ocasión. Manten-
ga una sonrisa, una palabra amable o estimu-
lante, un apretón de manos cordial para cada
uno.
Testimonie simpatía a los que están en
dificultades. Haga el papel de oyente intere-
sado. Evite buscar controversia, cliscusi6n.
No manifieste espíritu demasiado crítico.
Encuéntrese con el mayor número de per-
sonas posible. Haga de tal forma que cada
una de ellas se aleje de Ud. satisfecha de
105
104
haberío encontrado y persuadida de que tie-
ne en Ud. un amigo.
Mézclese con ge ntes de toda clase, estú-
diclas individualtnente y aprenda por CXPC-
riencia cómo se puede agradar a personas de
caracteres muy diversos.
Evite el hacerse enemigos. Sepa no ver
ciertas señales de hostilidad- arrastrar tras sí
el odio de aquellos que se dedicarán a
perjudicarlo, es remacharse a los pies una ca-
dena que impedirá todo éxito.
Esté bien dispuesto para con los demás. Si
Ud. alimenta malos sentimientos hacia al-
guna persona, ellos lo obsesionan y lo fati-
gan, Ud. atrae hacia sí el pensamiento hos-
til de esa tal persona.
Guárdese de contradecir brutalmente a al-
guien si no quiere hacer de él un enemigo
para siempre. Haga su advertencia con del¡-
cadeza. Más vale permanecer silencioso que
herir el amor propio de la persona a quien
quiere influenciar. '
Evite hacer vivos reproches que pueden herir
secreta y profundamente; un momento de
dureza puede dejar el recuerdo de una herida
incurable. Hágase amigos sólidos apli-
cándose a ser indulgente y comprensivo.
Para influír favorablemente en una perso-
106
105
na, háblele de ella, de sus ocupaciones; y de-
ud. háblele lo menos posible. Si ella lo inte-
rruinpe, no se irrite. Deje prudentemente el
tema escogido y déjele la palabra; evite in-
terrumpirla. Manífieste interés por lo que ella
le dice, especialmente por aquello que hace
resaltar su valor personal.
Por solo,la manera de darle la mano, el
hombre o la mujer magnética induce en los
centros nerviosos de Ud. un estímulo de cal-
ma y de aliento; las vibraciones de Ud. se
armonizan con las suyas en la confianza y la
esperanza.
lm'awgínese en espíritu el mejor método de
llegar a ser magnética y represéntese la ma-
nera como Ud. se comportara cuando haya
llegado a serio.
Tenga un trato más bien frío, reservado pero
sensiblemente cordial, franco, directo, seguro
y calmado. Propóngase dar impresión de
tranquilidad, reposo, segutidad, equilibrio,
domino de sus pensamientos y sentimientos.
Esté satisfecho. No se agite.
Hable con voz suave, uniforme pero agra-
dable y modulada. Use frases claras y conci-
sas. No diga sino lo que le parece lógico e
interesante para su interlocutor. No hable
jamás de sus desdichas. Hable lo menos
posi-
107
106
ble de los demás, y siempre con benevolen-
cia y tolerancia.
No haga ostentación de sus talentos. No se
manifieste arrogante, vanidoso o envidioso
No de muestras de impaciencia o nerviosis-
mo. No sea brusco o irritable.
Conságrese a amar todo cuanto lo rodea. Al
apretar la mano a una persona, ponga en la
suya propia toda la irracliación de sim-pa- tía
y bondad de que Ud. es capaz. Si ama con
ardor, este sentimiento reaccionará sobre Ud.
mismo y lo hará amar a otros.
Para ejercer un influjo duradero sobre una
persona, empéñese en ínfluenciarla sin que
ella se percate de tal cosa; debe pensar tal
persona, que todo lo que hace depende de su
propia voluntad. Para influencíarla, debe Ud.
ante todo inspirar confianza, interesar,
alegrar: el reír clistensiona al individuo y lo
dispone a recibir el influjo.
Para inspirar confianza a los demás 'Ud. debe
ante todo tener confianza en Ud ' mis- mo:
considérese superior, sea cual fuere la clase
social de la persona a quien Ud. de- sea
influenciar.
Tome la defensiva como actitud normal. Sea
sobrio en palabras. N¿ hable sin haber
reflexionado. Proceda por afirmación, con
107
108
calma y sangre fría. No se deje contradecir
sin restablecer la situación a favor suyo.
No se deje obsesionar por un asunto de
manera pasiva, interiorizada, sin esfuerzo
propulsor sostenido. Desvíe el curso de sus
pensamientos fuera de aquello que lo ob-
sesiona; pronto logrará Ud. el dominio ne-
cesario.
Debe permanecer dueño de sus pensamien-
tos: si habla sin cesar de una cosa que lo
preocupa, Ud. despilfarra su energía vital sin
provocar por parte del interlocutor el inte-
rés que Ud. da a tal, cosa,
Evite cuanto más pueda a los tímidos, me-
lanc6licos, envidiosos, coléricos,
deprimidos, a las personas que absorben la
fuerza y la vida cle los demás.
Frecuente a las personas que irradan en vez
de absorber, que lo hacen más fuerte, más
sereno, más alegre, cuando está en la esfera
de su actividad.
Las leyes de la resonancia se aplican al arte
de influír. Conserve su energía. Aplí- quese a
descubrir el campo predilecto de los demás
mediante preguntas discretas, y ave-
riguaciones apropiadas.
Suscite corrientes si mpáticas, descubra los
109
108
gustos) facilite la confidencia, apruebe con
finura.
Haga vibrar a otros al unísono, que es el
ellos, al cual Ud. se habrá sabido adaptar con
destreza y sin esfuerzo.
Practique metódicamente la sugestión pa- ra
hacerse apto para dar impulsos saludables a
aquellos que dependen de Ud., para ins- pirar
calma, conciliación, actividad.
Presente sus sugerencias como despojadas de
todo interés particular para U ., ajo a forma
de insinuaciones que solo parezcan de interés
para el interlocutor, así los diri- girá por el
camino más apropiado a los fines que Ud. se
propone.
No pierda de vista jamás la necesidad de
permanecer siempre agradable a la persona a
quien ha de gobernar, sea cual fuere el caso.-
insistir rudamente, aparecer atorinen- tado,
amenazar o lamentarse es irritar a la persona
y llevarla a rechazar lo que Ud. de- sea
hacerle aceptar.
Al principio de una entrevista mantenga su
propia fuerza mental. Distribúyala luego en
forma de preguntas o sugestiones discre- tas,
que provoquen vibraciones simpáticas. No
lisonjee jamás. Simplemente demuestre un
benévolo interés.
110
109
Adapt¿ la conversación a los gustos y co-
nocimientos de los demás. Ponga el tema y
deje a los demás el cuidado de elesarrollarlo.
Ellos se sentirán contentos de poder brillar y
Ud. así les habrá producido agrado; Ud, no
habrá gastado fuerza nerviosa, y habrá sido
acogido.
No sea Ud. quien habla, sino quien hace
hablar a los demás sin que ellos lo noten.
Escuche al interlocutor con interés. Déjelo
creer que es persuasivo y cautivante.
Adquiera el hábito cle animar y de hacer que
cada cual se sienta a gusto llevándolo a
expresarse acerca del tema que le es más fa-
miliár.
Sea abierto, alegre, amable, y suave. No
hiera jamás las opiniones, sentimientos o
pre- juicios ajenos. Sea siempre calmado,
aun en las discusiones más animadas; hable
con voz lenta, inoclulada, armoniosa, dé la
impresión de dominio y seguridad.
Preste el servicio de una buena acción o una
palabra oportuna. Respete las ideas y
creencias ajenas. No haga nada que pueda
herir los sentimientos íntimos de las perso-
nas.
No, dude en aprobar a una persona que lo
merece. Absténgase de criticar o despreciar.
110
111
111
112
Lección VIII
113
10 - Cómo adquirir prestigio
112
so-, que expone a ninos y jóvenes a aislar- se
y a adquirir con la edad un modo de ser
demasiado pesimista, demasiado crítico, un
humor demasiado desigual y un comporta-
miento demasiado rudo que impide hacerse
amigos numerosos.
El estado de la simpatía
113
vibraciones simpáticas. Mientras que la pre-
sencia de la persona antipática nos molesta,
la otra se nos entra al coraz6n y su recuerdo
permanece después que tal persona se ha ale-
jado de nosotros.
La personalidad simpática
114
con tolerancia e interés; pero lo hace lo me.
nos posible.
En la conversación, se expresa en frases
netas, concisas, en un tono de voz uniforme
pero agradable y modulado; porque siente lo
que dice. Da la impresión de estar a gus- to,
sereno, duelo de sus pensamientos y sen-
timientos. Inspira el deseo de verlo nueva.
mente, porque su porte seguro, sus gestos sin
afectación, su aspecto tranquilo y sereno
manifiestan el equilibrio de una personalidad
fuerte, armoniosamente desarrollada.
Esta clase de personas proceden por ob-
servació n, análisis, razonamiento, juicio. La
energía de su voluntad se traduce más que en
esfuerzos múltiples, dispersos, en una
orientación constante hacia un mismo fin.
Nunca trata de vencer muchas dificultades
simultáneamente; se dedica a una dificultad,
a una realización y no cesa hasta haber ob-
tenido el fin deseado. ]Pasa entonces a otro
objetivo; sus impulsos son limitados pero
resueltos.
El estado de antipatía
115
y pensamientos de una persona agitada, fre-
cuentemente agresiva, siempre indiscreta, a
quien le falta calma, juicio y mesura. Esta
persona tiene siempre,que lamentarse de algo
o de alguien; clifunde sus secretos en todas
partes; expone sus quejas; quiere que se
compartan sus problemas. Despilfarra la
energía de su pensamiento;:agota fuerza ner-
viósa y solo quiere quitar la ajena. Una per-
sona así, en lugar de interesarle a Ud. le es
fastidiosa; descansa uno al libertarse 'áe su
presencia; busca sustraerse a su influjo de-
primente asintiendo a lo que ella dice, lison-
jeándola, y suplantándola por este medio in-
directo.
La personalidad antipática
116
indiferentes u hostiles, y de no obtener éxi-
to en la vida.
En lugar de dejarse enternecer por la na-
rración de las penas y desdichas de la per-
sona, o por la exposición de sus enojos, se
siente1para con ella cierto malestar, y no se
ve la hora de liberarse de este ser impulsivo,
cuya partida se ansía.
La persona con expresividad síco-magnéti-
ca repulsiva, está casi siempre destinada al
fracaso, a consecuencia de su desorden inte-
lectual y moral. Falta de voluntad y perse.
verancia, trabaja sin método ni principio di-
rector, a golpes, sin espíritu de continuidad.
Inestable, inconstante, siempre de afán, el
antipático no es apto para esfuerzos largos ni
vastos planes. Le falta calma, ponderación,
paciencia, firmeza. No puede lograr éxito si-
no raras veces, y su éxito jamás es completo.
Nota. Las dos clases de sico-magnetismo,
atractivo y repulsivo, constituyen casos
extre- mos, entre los cuales se sitúa el
sicomagne- tismo neutro de gran número de
personas cuyas dominantes temperamentales
y carac- teriológicas son poco marcadas-.
118
117
Lección IX
118
¿ialmente la voluntad y la confianza en sí
Con el fin de producir determinados@-
ór¿lenes de fenómenos mentales,
subconscientes, ma- teriales, o de obtener
ventajas determinadas- dominio, amor,
suerte, fortuna, etc.
El método activo puede conducir al des-
equilibrio, en cuanto que puede uno llegar a
ser demasiado fuerte en un aspecto mien-
tras permanece mediocre o inferior respecto
a las otras facultades.
1 El método pasivo generalmente es mejor
para conservar el equilibrio de la personali-
dad y para armarse más eficazmente para la
lucha de influencia que se ha de sostener
continuamente en la vida privada o profesío-
nal. Por lo demÁS, lo mejor es combinar el
empleo de ambos métodos.
119
120
Reprimiendo continuamente su deseo in-
moderado de alabanzas, y no haciendo nada
para solicitarlas, de los demás, Ud. trabajará
solo y reducirá al mínimo el gasto diario de
energía vital y nerviosa.
Conservando en Ud. la fuerza viva del de-
seo de aprobación, trabajará con una comba-
tividad concentrada, clesperdiciando lo me-
nos posible gestos y palabras. Ud. será más
enérgico, y de mayor fuerza mental. Ud. se
dará cuenta más plena de su valor. Tendrá un
sentimiento más -claro de su dignidad
consciente. Será siempre más estimado y
bus- cado; los demás tendrán el deseo de
conver. sar en compañía suya; les gustará
hablarle de sí o de cosas generales que le
interesen.
2. El deseo ardiente, el sentimiento en
todas sus lormas, está dotado de una energía
-que hace oscilar la energía del
subconsciente.
Para obtener del deseo su potencial emo-
cional, para almacenar su magnetismo, es
preciso impedirle que sp, expanda en reac-
ciones inútiles- vanidad impaciencia cólera,
prodigalidad, etc., que despilfarran la ener-
gía producida por el sentimiento o la pa-
sión.
120
Conserve en Ud. la corriente pasional -la
fuerza del deseo-, rehusando dejarla gas-
tarse inmediatatnente en caminos inútiles y
121 11 - Cómo adquirir prestigio
122
acumular su fuerza expansivo en lugar de
dejarla obrar en contra suya.
123
Con este fin, concentre su pensamiento en el
deseo naciente, con la convicción de su
fuerza disponible; luego haga una inspira-
ción profunda, durante diez segundos, repi-
tiendo mentalmente-. "Incorporo en plena
conciencia ycon toda mi voluntad la fuerza
total de este deseo". Retenga la respiración
durante diez segundos, diciendo: "Absorbó,
en este momento esta fuerza y la hago mía".
Exhale el aire lenta y uniformemente duran-;
te cliez segundos diciendo. "Soy plenamente
dueño de mí y de-la nueva fuerza que be ad-
quirido". Así Ud. se eleva por sobre un
deseo de naturaleza torcida, y lo despoja de
su fuerza propulsiva para servirse útilmente
de él. El ejercicio respiratorio sirve para
fijar la idea de absorción cle la fuerza-
elesco, como con- secuencia de las estrechas
relaciones existen- tes entre el papel de los
pulmones y la natu-
raleza emocional del hombre. En este proce.
dimiento interviene la voluntad consciente,
lo cual constituye una aplicación limitada del
método activo.
123
124
124
Los ojos son el espejo del alma, y sí Ud. no
está seguro de su poder, no tendrán la
expresión necesaria: sus sugestiones serán
im- perfectas y no producirán resultados. ]
Pero
125
125
126
Lección X
126
de la división de las facultades menta- les del
espíritu: conscientes u objetivas, sub.
127
127
Cfr. Henri Pradel, Cómo formar hombres, 3. de Courberive, El
breviario de la voluntad, Ediciories Pau- linas, Bogotá.
,128
129
Al fin de cada semana, repase las siete fór-
mulas anteriores y reinicie el ejercicio por
una o dos semanas; luego, emplee las fór-
mulas siguientes-.
130
130
7. Me poseo plenamente; tengo el hábito de
contenerme y de agarrar todo deseo que
pasa por mi mente para absorber su fuerza.
131
3. Puedo y sé obedecer a mi yo razona- bÍe;
soy libre y voluntario, pero nunca Vio- lento.
.4. Yo cultivo el espiritu de combinación,,
formo y arreglo el mejor plan de acción que
luego mi voluntad ejecuta sin desfallecer.
5. Yo oriento firmemente mi voluntad ha-
132
132
la.fórmula 1 y mire de nuevo fija- mente el
vaso, repitiendo la fórmula varias Veces.
Si Ud. se siente fatigado, y que sus ojos
parecen cerrarse, Continúe todo el tiempo
que pueda repitiendo las palabras escritas. El
ejercicio durará un cuarto de hora. Al cabo
de siete días, cuando Ud. haya terminado,
-una fórmula diaria- reinicíe por lo me- nos
durante dos semanas aumentando la du-
133
133
irradiación intensa de magnetismo, a influen-
ciar a los demás y hacerse amar de ellos. M
¡re fijamente el líquido reteniendo este
pensamiento en su imaginación, durante diez
o veinte minutos.
Si Ud. quiere influenciar a una persona,
piense en ella durante el ejercicio.- esté fir-
memente determinado a influencíarla y deci-
da que ella no podrá resistirle, que obrará
según los deseos de Ud. Este ejercicio real¡-
134
134
Lección XI
136
135
túmbrese a fijar la vista en algún detalle, un
punto, el mayor tiempo posible sin cerrar los
párpados, tan frecuentemente como le sea
posible.
1. Fijar voluntariamente y por el mayor
'tiempo posible la vista en un objeto oscuro,
abiertos los párpados, sin pestañear.
Aumentar progresivamente la duración de
este ejercicio por varios minutos, reinicián-
dolo al menor parpadeo.
2. Durante una lectura, ejercitarse en ba- jar
los párpados con la menor frecuencia po-
sible.
Leer el periódico con los ojos completa-
mente abiertos y recorrer una página entera
sin cerrar los ojos.
3. Fijar la vista en un punto, a unos dos
metros de Ud. y voltear lentamente la cabeza
sin dejar desviar de ese punto la mirada.
4. Fijar la mirada en sus propios ojos sir-
viéndose de un espejo colocado a unos 60
,centímetros; luego, dirigir la mirada a la
base de la nariz y ejercitarse en la fijación en
este punto.
Pasar de la fijeza de la mirada en los ojos,, a
1,a de la mirada entre los ojos, al decir un
número, contando mentalmente, primero has-
ta 50, luego hasta 100.
137 12 - Cómo adquirir prestigio
136
5. a - Hacer una rueda de papel negro de un
centímetro de diámetro sobre una hoja blanca
fijada a un metro con cincuenta cen- tímetros de
altura en una pared;
b -,Sentarse ante la hoja, a dos metros; c - Fije la
vista en la rueda negra el ma- yor tiempo posible
sin pensar en otra cosa ni pestafícar-
d - Cuando se sient e necesidad de pesta- iíear,
levantar más los párpados para evitarlo.
Al principio, fijar la vista dos minutos y
descansar uno.
Hacer este ejercicio tres veces seguidas. Lle2ar a
hacer el ejercicio sin descanso ni fatiga durante
cinco, ocho y hasta diez mi- nutos.'
Para favorecer la concentración del espíri- tu,
contar mentalmente sin dejar de fijar la vista en el
punto, primero hasta 60, luego hasta 120, y
progresivamente hasta 1.500.
6. F"ando la vista en el punto negro del ejercicio
precedente, inclinar muy levemente la cabeza a
derecha e izquierda, con un mo. vimiento que
parta del cuello -de modo ca- si imperceptible y
al ritmo de una media os - cilación por segundo--,
luego moviendo li- geramente hacia adelante la
cabeza, lue o el busto, de modo clue se v@ya
acercando pau-
138
137
latinamente al punto sin retirar de él los ojos.
7. Ejercitarse en fijar la vista en las per- .sonas de
modo natural y benévolo, en el es pacio
intermedio entre los ojos, sin que el rayo visual se
desplace ni se cierren los pár- pados. Ejercitarse
en mirar así, a las personas para que esta práctica
se vuelva natural y observar qué fijación central
de la mirada significa. fijación central del espíritu
y dis- tensión de los músculos del cuerpo.
S. Colocar sobre una mesa ante sí un vaso lleno
de agua en sus dos terceras partes. To- mar el
vaso con una mano, apoyando el codo sobre la
mesa, y elevar el vaso hasta la al- tura de los ojos,
de modo que el rayo visual quede paralelo al
nivel del agua.
Mirar el nivel del agua el mayor tiempo posible
sin cerrar los párpados.
Cuando el brazo que tiene el vaso se le haya
cansado, pasarlo a la otra mano; y vi- ceversa.
Para terminar el ejercicio, colocar nueva- mente
el vaso sobre la mesa y fijar la vista en la
superficie del agua hasta la fatiga total de los
pá@pados.
9. Coloque una bola de cristal a unos 50 ems.
ante Ud. Sentado cómodamente ante la bola,
distienda totalmente los músculos y
139
138
practique algunas respiraciones rítmicas que
favorecen la calma y la concentración del es-
píritu.
Fije firmemente la mirada en la bola do-
cristal y tenga en la mente sugestiones Po-
sitivas apropiadas al desarrollo del magnetis-
mo personal por medio del método activo
Empiece por dos minutos, para llegar muy
progresivamente a diez y hasta veinte minu-
tos.
Ejecute el ejercicio dos 0 tres veces al día,
por sesiones progresivas, de modo que con-
serve los ojos fijos sin ningún cansancio, pri-
mero por espacio de diez minutos, luego
vein. te, y finalmente hasta treinta minutos.
10. Colóquese a veinte centímetros de un
espejo reluciente. Mírese a la base de la na-
riz, con los músculos relajados,
permanecíen- do en inmovilidad absoluta. Al
mismo tiem- po retenga en la mente
sugestiones firmes re. lativas al poder
personal de fascinación.
Cuando los párpados tengan tendencia a
bajarse, levantarlos un poco para contrariar
este movimiento. Duración del ejercicio: dos
o tres minutos al principio, y llegar hasta
quince minutos.
Nota, La fascinación es empleada como
medio de ataque por animales como el ga-
140
139
vilán, la serpiente, cte., para aniquilar las
reacciones de defensa del animal perseguido.
La serpiente realiza un movimiento rítmico
de la cabeza, fijos los ojos en los de la presa
que convida; avanza,poco a poco y cada vez
más cerca, sin apartar de su presa los ojos,
provoca en ella una parálisis de la voluntad
que llega hasta la anestesia total de algunos
centros cerebrales.
B. EJERCICIOS DE OSCILACION DE
LA MIRADA
141
Repita el ejercicio muchas veces al día,
pensando cinco o diez minutos, para llegar a
ver el negro como real, en forma persis-
tente.
2. Dirigir los ojos sin intención de ver, so.
bre una hoja blanca bien iluminada, sobre la
cual no habrá nada que atraiga particular-
mente la mirada.
3. Coloque sobre una pared tres,cuadra- des
de papel blanco, de 10 cms. de lado, en el
centro de los cuales Ud. habrá trazado un
y
círculo negro de 2 cms. de diámetro, a la
altura de la vista y a un metro de distancia
uno de otro.
Fijar la vista durante un segundo en el punto
negro del centro, luego en el de la iz-
quierda, y finalmente en el de la derecha.
Reinicie diez veces seguidas, lentamente al
principio, siguiendo el ritmo del pulso; lue-
go aumentar el ritmo lo más que pueda.
4. Recorrer con la vista uno a uno los
ángulos de un embaldosado o del pavimen-
to de una calle, continua y rápidamente para
que el conjunto del embaldosado dé la im-
presión de oscilar levemente.
5. Mire alternativamente los lados opues- tos
de objetos alejados, o los de pequeñas letras
cercanas.
142
143
Desplace la mirada entre las diversas par- tes
de las letras de un texto impreso, de tal
manera que no vea de un solo golpe toda la
superficie de cada letra, sino primero una
parte muy reducida; luego cada una de las
otras sucesivamente.
Practíque este ejercicio cada día, para lle-
gar a ejecutarlo automáticamente y sin es-
fuerzo.
143
144
Lección XII
144
te su actividad' no dé vueltas como la ardi- lla en
su jaula;'tenga un programa diario pa- ra
reglamentar las horas y dístribuír los tra- bajos
del día; trabaje sin obstinación pero en forma
continua. Discipline su atención para hacerla
nacer en los demás: sepa escuchar; evite las
conversaciones monótonas, el ato- londramiento
y la torpeza.
1 1
145
Ciso ser feliz por principio si se quiere ser
magnético; pero no olvidar que el ser com-
placiente en exceso es perjudicial, porque
hie- re fácilmente.
Practique el optimismo y una satisfacción de
dominio que despiertan la confianzas la
simpatía de las personas, y de los coiiglome.
rados. Conserve esta actitud teniendo cuida-
do de aprovechar el amor propio de los de-
más y de tener el cuidado de su reputación
diciendo todo el bien que sepa de cada uno
La discreción atractiva
146
147
Haga hablar a los demás sin dejar ver que
Ud. desea obtener algo cle ellos.@
Sin buscar hacerse notar, no se vuelva vul-
gar, ni emplee para con los demás algún ges-
to familiar. Manifieste en toda ocasión la
calma de su espíritu. Acepte los hechos con
un humor igual, benévolo, sin sorpresa ni
entusiasmo aparente, casi sin comentarlos
Ud. atraerá así una curiosidad simpática. Ud.
permanecerá atractivo.
Por el contrario, si Ud. gusta exponer sus
ideas, conocimientos, y fines,'habrá un cam-
bio de fuerzas que producirá la
neutralización de su sico-magnetismo. El
influjo será de aquel que permanezca
misterioso en el seno de la masa y que
guarde para sí la fuerza de sus deseos de
realización y aprobación.
Permanezca insondable; no se deje aclivi-
nar. Deje a los otros en la ignorancia de sus
preocupaciones y opiniones personales. Há-
bleles de ellos mismos y hágalos hablar de sí
mismos cuanto sea posible.
Obre siempre con juicio y tacto; no bus- que
en los demás ni la simpatía ni la adu- lación
desde el primer contacto; descubra la fuerza
que obra en sus impulsos, en sus de- seos, y
saque de ella partido para Ud. mis- mo
prestándoles servicio desinteresado, sin pedir
nada en retorno.
147
148
148
149
apretón de manos débil, e indeciso, Acom-
paiie el ál-pretón con una mirada franca a la
cara. La franqueza de la mirada denota rec-
titud de altna; por esto es siempre aprecia-
da. Ella caracteriza a las personas leales y
aüdaces; no puede ser obra de personas in-
decisas y tímidas.
Hablando a la persona, sea serio, resuel- to y
sepa cautivar su atención. Pedirle cla-
rarnente lo que quiere, con los ojos en los de
ella, queriendo interiormente que ella ac-
ceda. Haga todo lo que pueda para impedir
;qüe tal persona mire a otra parte en estos
momentos decisivos.
,::Ejercicio práctico. El día que precede a la
entrevista, Por la noche, antes de dormirse,
reprima el deseo de aprobación y absorba
conscientemente su fuerza haciendo algunas
respiraciones profundas.
Llegado el momento, preséntese con segu-
,ridad con el sentimiento de que Ud. podría si
quisiera, presentarse en otra ocasión aun más
favorablemente.
Consciente de su reserva de fuerza síquica y
de su calma, inicie la conversación con
confianza, mostrándose agradable, a gusto,
seguro de sí mismo.
Mire a la persona entre los ojos, sin os- 150
150
tentación, pensando que este es su punto dé-
bil y que Ud. se dirige a ese puntos.
Bajo e Sta mirada central firme pero be-
névola, la persona parecerá cansada; su mi
rada se tornará fugitiva, incierta. F'uércela
sin que ella se dé cuenta a mirarlo a Ud.
mientras le habla. Cuando ella hable, rehuya
su mirada y escúchela con atención apasio,
nada, para darle el sentimiento de Su impor-
tancia.
En el desarrollo de este proceso, observe ,un
modo natural de obrar: la persona se
acordará de Ud.; su entrevista con ella no
habrá sido inútil.
Nota. La seducción de la voz humana, so-
bre todo de la voz femenina, es un factor
poderoso de influencia personal. Para pro-
ducir una buena impresión, el cuidado de la
voz es indispensable, lo mismo que el de la
Palabra,. Cuidar el lenguaje hablado y
escrito lo @ mismo que el arte de hablar en
público es necesario en muchas Irofesiones.
Es un ele- mento de atracción éxito v
bienestar en la vida.
151
151
Indice pág -
Prólogo
Introducción 7
152
pág.
e Práctica de la sugestión
..... 38
153
Lección:
pág.
154
pág. Deprimido . . . . . . . . . 96
Lunático . . . . . . . . . 97
enfermo ......... 97
155
pág.
B - Ejercicios de oscilación de
la mirada . . . . . . . . 141
19. Las aplicaciones del ,
sícomag-
netismo . . . . . . . . . . 145 El buen humor
magnético 146 La discreción
atractiva . 147 El arte de producir una
bue-
.na impresión . . . . . . . 149
156