Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Los ciclos de carga/descarga definirán la vida útil de las baterías. A medida que una
batería es descargada y cargada, su capacidad sufre alteraciones, de manera que, tras un
cierto número de ciclos, la batería pierde calidad y no consigue completar con éxito las
reacciones químicas. La carga en exceso puede también ser perjudicial para su vida útil.
Otro de los efectos que sufren las baterías es el llamado “efecto memoria”. Consiste en
un fenómeno que reduce la capacidad de la batería con cargas incompletas. Se produce
cuando se realiza la carga de una batería sin llegar a haber sido descargada del todo, lo
que genera la creación de una especie de cristales en el interior que va a debilitar los
electrodos y hace que la batería pierda parte de su capacidad real.
Las características principales que presentan este tipo de baterías son las que se indican
a continuación:
Debido a estas características, las baterías de litio son las más empleadas en artículos
de electrónica de consumo. En la industria del coche eléctrico, estas baterías parten con
una posición ventajosa frente al resto de tecnologías, lo cual supone un factor destacable
ya que está previsto un importante desarrollo tecnológico a corto y medio plazo en esta
industria.
Uno de los proyectos más actuales que incluyen la utilización de este tipo de tecnología
es el denominado “Proyecto Almacena”, desarrollado por Red Eléctrica. Este proyecto
consiste en la instalación de un sistema de almacenamiento de energía a través de una
batería prismática de ión-litio, con una potencia de en torno a 1 MW y una capacidad de
al menos 3 MWh, con el objetivo de evaluar las capacidades y las características técnicas
que presenta actualmente este tipo de instalaciones como herramienta para mejorar la
eficiencia de la operación de los sistemas eléctricos.
Las reacciones que tienen lugar son las que se muestran a continuación. De izquierda
a derecha se muestra las reacciones que tienen lugar en el acumulador durante la carga
y de derecha a izquierda se muestra las reacciones que tienen lugar en la descarga.
Las baterías de plomo-ácido son las más maduras comercialmente a nivel mundial. En
consecuencia, presentan un mayor desarrollo tecnológico y un menor coste de inversión.
Sin embargo, esta tecnología presenta algunos inconvenientes como la necesidad de unos
complejos requisitos de mantenimiento, así como que la energía que pueden descargar
no es fija, sino que depende del mínimo estado de carga admisible por cada batería.
Uno de los proyectos más actuales que incluyen la utilización de este tipo de tecnología
es el llevado a cabo por la empresa “Duke energy Reneables”, en el que instaló 36 MW
de almacenamiento de energía y su correspondiente sistema de control en la planta eólica
Notrees en el oeste de Texas (EEUU) como se puede apreciar en la Figura 7.4[30]. Dicho
sistema estuvo operativo por completo en el mes de diciembre de 2012.
Durante la descarga los electrones salen del sodio metal, dando lugar a la formación de
iones de sodio con carga positiva que pasan a través del cerámico al electrodo positivo.
Los electrones que salen del sodio metal se mueven a través del circuito y vuelven de
nuevo a la batería a través del electrodo positivo, donde son absorbidos por el azufre
fundido para formar polisulfuro. Los iones de sodio con carga positiva desplazados al
electrodo positivo equilibran el flujo de carga de los electrones. Durante la carga, el
proceso es el inverso del descrito. Este funcionamiento se muestra en la Figura 7.6 [32].
Cabe destacar que esta tecnología aún se encuentra en una fase de desarrollo. Empresas
japonesas como TEPCO y NGK Insulators llevan 25 años desarrollando esta tecnología.
Actualmente el único fabricante de este tipo de baterías es la empresa “NSK Insulators”,
de manera que no existen muchas instalaciones que utilicen esta tecnología por ahora.
La mayor instalación de baterías de sodio sulfura se encuentra actualmente en un parque
eólico de 51 MW en Japón, la cual tiene una capacidad de 12 MWh (2MW en 6 horas),
la cual se muestra en la Figura 7.7 [32].
Las baterías redox de vanadio son las más desarrolladas tecnológicamente dentro de
las baterías de flujo. La energía se almacena mediante iones cargados que se encuentran
en dos tanques de electrolito separados, de forma que uno de ellos contiene electrolito
para las reacciones de electrodo positivo y el otro para las reacciones de electrodo
negativo. Estas baterías emplean pares redox de vanadio disueltos en mezclas diluidas
de ácido sulfúrico: en el electrodo negativo se encuentra el par V2+/ V3+ y en el positivo
el par V4+/V5+. La Figura 7.8 muestra este proceso de funcionamiento [33].
Cuando se necesita descargar energía de la batería, el electrolito fluye hacia una celda
redox con electrodos generándose la corriente. Esta reacción electroquímica se invierte
cuando se aplica una sobretensión, como en las baterías convencionales, permitiendo al
sistema efectuar cargas y descargas repetidamente.
Los sistemas de baterías redox de vanadio pueden diseñarse para suministrar energía
en un rango de tiempo que va desde las 2 horas hasta las 8 horas. Los fabricantes de este
tipo de baterías estiman una vida media del sistema de unos 20 años, mientras que la vida
media de los electrolitos alcanza los 25 años.
Para proyectos que requieran una capacidad de almacenamiento del orden de los MWh
hay que tener en cuenta que el tamaño de los tanques de electrolito necesarios tiende a
ser muy grande. Además, debe destacarse que es necesario mantener los electrolitos a
300 ºC para que el proceso pueda desarrollarse correctamente.
La Figura 7.9 muestra el aspecto de los contenedores de las baterías redox de vanadio
que se están empleando para dicho objetivo en India, cuya fabricación corre a cargo de
la empresa “American Vanadium”.
En cada celda de una batería de zinc-bromo fluyen dos electrolitos diferentes a través
de electrodos en dos comportamientos separados por una membrana porosa.
Durante el proceso de carga, el zinc se deposita en una fina capa al lado del electrodo,
mientras que el bromo se desprende como una solución diluida al otro lado de la
membrana, reaccionando con los otros compuestos en solución (aminas) para formar un
compuesto denso y viscoso que precipita al fondo del tanque.
Las baterías redox zinc-bromo están menos desarrolladas tecnológicamente que las de
vanadio. Se caracterizan por presentar un rendimiento alrededor del 75% y una vida útil
de 12000 ciclos equivalentes al 90% de descarga máxima. El coste de operación se sitúa
en torno a los 385 €/kWh y el coste de mantenimiento alrededor de los 13 €/kWh.
Las baterías que fabrica Jofemar Energy son sistemas de almacenamiento energético
que actúan como estabilizadores de la red, garantizando la calidad y la fiabilidad en el
suministro y proporcionando un soporte a la operación de la red. Además, pueden evitar
problemas de sobrecargas y compensar la variabilidad de los recursos renovables y su
integración en la red. Con un coste estimado de 200 €/kWh, son totalmente configurables
y adaptables a la demanda o especificaciones de los clientes, reciclables y favorables
medioambientalmente, además de fácilmente integrables en el entorno. Son baterías de
bajo coste y emplean materiales reciclables y respetuosos con el medioambiente. Puede
verse el aspecto que presentan estos módulos en la Figura 7.11 [36].
Debemos señalar que el rendimiento que se indica en las tablas del presenta apartado
es el correspondiente al producto del rendimiento de carga y descarga de la batería, del
rendimiento del inversor y del rectificador (que se consideran integrados en la batería) y
del rendimiento del transformador conectado a la red (incluyendo pérdidas en cables).
Por otro lado, debemos definir como el mínimo estado de carga aquel estado de carga
de la batería por debajo del cual puede sufrir daños estructurales.
De esta manera, cuando se realicen en los siguientes apartados los cálculos pertinentes,
se tomarán en consideración dichos valores para que el estudio refleje la mayor realidad
posible.