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Fecha Evento
36 d. C. Su conversión.
38 d. C. Su huida a Tarso
44 d. C. Llevado por Bernabé a Antioquía
48 d. C. Su primer viaje misionero
50 d. C En concilio de Jerusalén
59 d. C. En la prisión de Cesárea.
60 d. C. El viaje a Roma.
45
51-52 Escribe 2
TESALONICENSES desde
Corinto
53-57 TERCER VIAJE 53 Escribe GÁLATAS? desde
MISIONERO (Hch18:23-21:17) Antioquía de Siria
53-55 En Éfeso (Hch 19:1-20:1)
55 Escribe 1 CORINTIOS desde
Éfeso
55
55 Escribe 2 CORINTIOS desde
Macedonia
57 Arresto en Jerusalén (Hch 21:27-
22:30) 57 Escribe ROMANOS desde
57-59 Encarcelamiento en Cesarea Cencreas o Corinto
(Hch 23:23-26:32)
No se conoce el año exacto de su nacimiento, pero algunos opinan que tuvo lugar
en una fecha aproximada a la del nacimiento del Señor Jesús. CuandoEsteban fue
apedreado en el año 33 d.C., se dice que P. era “un joven” (Hch. 7:58). Se supone que
su padre era un comerciante que había obtenido la ciudadanía romana por algún
medio, que podía ser por vía de la adopción, o por méritos de guerra, o por servicios
meritorios al estado, o sobornando a los funcionarios para obtener ese privilegio. De
manera que P. heredó la ciudadanía romana, privilegio que reclamó en varias
ocasiones (Hch. 16:37; 22:25; 25:11).
Fue enviado a Jerusalén a estudiar, probablemente a los trece años de edad, siendo
su maestro el famoso rabinoGamaliel (Hch. 22:3). N se sabe adónde fue cuando
terminó sus estudios, pero parece que no estaba en Jerusalén en los días en que el
Señor Jesús fue crucificado, y regresó a dicha ciudad poco después de ese
acontecimiento. El resultado de su educación puede apreciarse en sus propias
palabras en Gá. 1:14 (“... en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos
en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres”). Aunque
no se tienen datos específicos de sus estudios de la cultura griega, en sus escritos es
evidente que era un verdadero experto en ella.
iba camino aDamasco cuando el Cristo se le apareció. Cegado por la experiencia, fue
llevado a la ciudad, donde se dedicó a la oración. El Señor envió a Ananías para
instruirlo en la fe (Hch. 9:1–19). Tras bautizarse, P. comenzó enseguida a predicar “a
Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios” (Hch. 9:20).
Pablo acababa de convertirse y nada más salir de las aguas del bautismo comenzó a
tener que superar grandes obstáculos. Por supuesto, la experiencia de Pablo no es
única, de hecho cada nuevo cristiano será probado. Ahora bien, la forma en la que
nuestra fe será puesta a prueba y las tentaciones que tendremos que superar, serán
diferentes en cada caso. El diablo nos conoce bien y sabe en qué áreas de nuestra
vida somos más vulnerables. Pablo fue probado precisamente en aquellas cosas que
más sufrimiento le podían producir. ¿Cuáles fueron los obstáculos que Pablo
enfrentó al comienzo de su carrera?
Él era un hombre que no le gustaba que le llevaran la contraria. Era muy competitivo
y no aceptaba el fracaso o el rechazo. Muchos cristianos ya habían descubierto hasta
dónde estaba dispuesto a llegar con aquellos que no pensaban como él. Pero ahora
era cristiano y ya no podía reaccionar así. Podemos imaginar lo difícil que tuvo que
ser para él cuando fue rechazado en las sinagogas y se encontró que nadie confiaba
en él.
Hasta ese momento Pablo se gloriaba en su pasado, en todo lo que era y había hecho.
Ahora estaba descubriendo que su pasado era una pesada carga que le impedía
moverse con ligereza.
(Ga 1:15-18) "Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi
madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase
entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los
que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.
Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él
quince días."
Después de su conversión, Lucas nos dice que Pablo se quedó en Damasco hasta
"pasados muchos días" (Hch 9:23). Por la carta que el apóstol escribió a los Gálatas,
sabemos que este periodo incluyó tres años en los que también realizó un viaje a
Arabia.
Durante los periodos que pasó en Damasco Pablo se dedicó a la predicación del
evangelio, lo que debió motivar la oposición que se despertó contra él.
Según las explicaciones que dio a los Gálatas, se deduce también que durante este
periodo no fue a Jerusalén ni vio a ninguno de los apóstoles, lo que probaba que su
comisión a predicar a los gentiles no le había sido encomendada por ninguna
autoridad humana.
La llegada de Pablo a Jerusalén tuvo que suponer una terrible presión para él; ahora
tendría que enfrentar a sus antiguos colegas, maestros y superiores que lo tratarían
de traidor y algunos no vacilarían en intentar matarlo. ¿Y qué sentiría al volver a la
ciudad donde había cometido tantos crímenes y atropellos?
Por otro lado, es fácil imaginar la soledad de Pablo cuando llegó a Jerusalén y vio
que los otros cristianos le evitaban y excluían. Podemos entender la desconfianza de
los creyentes en una situación así. Algunos sospecharían que era un espía y a otros
les pudo parecer una persona un tanto desequilibrada, habida cuenta de que poco
tiempo antes se oponía al cristianismo con violencia y ahora lo defendía con un
fervor poco común.
Fue en esa situación cuando nuevamente volvió a entrar en escena Bernabé. Sin
duda asumió un riesgo muy grande. Él puso en juego su reputación y credibilidad
por defender a Saulo. Confió en él, habló bien de lo que había hecho y lo hizo con
entusiasmo. Si no hubiera sido por Bernabé, Saulo habría quedado fuera de la iglesia
y su servicio se hubiera visto obstaculizado temporalmente. ¡Ojalá que en nuestras
iglesias hubiera más personas como Bernabé!
La iglesia de Antioquía era lo que podríamos considerar una iglesia ideal. No sólo
crecía el número de convertidos por la evangelización, sino que también había un
progreso notable en la enseñanza de la Palabra. Esto se debió en gran medida a un
grupo de profetas y maestros entre los que se encontraba también Pablo (Hch 13:1).