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Factores que influencian el

balance iónico
Frente a la necesidad del aseguramiento/control de calidad del trabajo analítico en
la química del recurso hídrico, el cálculo del balance de iones resulta un
procedimiento simple, preciso y cuyos datos son fáciles de interpretar; el mismo
que provee una medida clara de la calidad analítica y, en algunos casos, permite
ubicar errores analíticos al comparar los imbalances y datos de regresión inter-
iones (Knights and Stenner, 1999).

Figura N° 1. Gráfica mostrando el balance de iones en porcentaje (e) calculado


usando bicarbonato de laboratorio vs. Cambio en bicarbonato desde campo a
laboratorio.
El balance iónico
El balance de iones es la verificación de que la suma de mili-equivalentes (meq) de
aniones es aproximadamente igual a la suma de mili-equivalentes de cationes;
esto último aprovechando la electro-neutralidad del agua, propiedad que puede
distorsionarse si existen ciertos fenómenos, ocasionando el conocido y
problemático imbalance de iones.

El cálculo del balance de iones (o balance de carga) normalmente es obtenido


como un porcentaje tomando la diferencia de la concentración equivalente de
cationes y aniones y dividiendo entre la suma de los mismos, esto tomado 100
veces para obtener un porcentaje (e), así poder determinar también como
imbalance de carga (CI):

Donde:

rc = Suma de cationes, en meq/L

ra = Suma de aniones, en meq/L

Error aceptable del balance iónico


Valores más grandes que el 5 % sugieren una significancia de error (e) suficiente
para excluir el análisis de ciertas aplicaciones interpretativas. En general, el valor
de “e” debe ser menor que el 2 % (Matthes, 1982). Sin embargo, Hem (1985)
estableció que errores excediendo el 5 % son inevitables algunas veces cuando el
total de cationes y aniones es menor que 5 meq/L. Asimismo, Nordstrom et al.
(2008), consideró válidos los datos del imbalance de carga (CI) con desviación
estándar < ± 20 %.
Figura N° 2. Frecuencia de distribución del Imbalance de Carga (CI) para
muestras del Yellowstone National Park, teniendo un imbalance de carga < ± 20
%. Fuente: Nordstrom et al., 2008.

El imbalance sugiere que el análisis químico puede estar incompleto, ser


impreciso, o que las muestras han experimentado cambios químicos durante el
tiempo de transporte desde campo a laboratorio.
Figura N° 3. Gráfica mostrando la frecuencia de distribución de diferencias entre
pH de campo y pH de laboratorio. Fuente: Robert B. Shaver, 1993.

Tipos de errores del balance iónico


Así, podemos mencionar que dos tipos de errores pueden afectar la autenticidad
de todas las medidas ambientales (Barcelona, 1983): Fuente de error determinado
e indeterminado.

Los errores indeterminados o al azar afectan la precisión o distribución alrededor


de un valor central y son causados por variabilidad natural o influencia humana
durante la colección, mantenimiento, preservación y análisis de las muestras. Los
errores al azar son diferentes para cada medida y varían de acuerdo a una ley de
distribución que usualmente es la distribución gaussiana (normal, como se puede
observar en la Figura N° 2) (Thornton, 1983).

Los errores determinados son constantes o sistemáticos e influencian directamente


la precisión del estimado medio de la muestra de la verdadera media. Los errores
determinados contribuyen a resultados imprecisos o sesgados y pueden
distorsionar el gráfico y la interpretación correcta de un conjunto de datos químicos
de agua. Los cambios en la concentración de especies químicas durante la
recolección, transporte y vida media de las muestras, previo al análisis de
laboratorio, son fuentes de error determinado o parcial.

Importancia del pH
Basados en la importancia de la medición precisa del pH para interpretación de la
especiación química acuosa, así como para el control de reacciones geo-químicas
y, por lo tanto, el cálculo del imbalance de carga (o iones) se presenta el efecto de
algunos factores en la variación del pH.

Cambios químicos causados por cambios en la presión parcial del gas de dióxido
de carbono (CO2) y temperatura de la muestra de agua. El efecto del des-
gasificado de CO2 en el pH y concentración de HCO3- se muestra en la ecuación
3 (Wallick, 1977 y Schuller et al.,1981):

Asimismo, el pH de una muestra de agua puede disminuir por oxidación de fierro


disuelto. Esta reacción se muestra en la ecuación 4 (Hem, 1985):

Los cambios de temperatura en la muestra de agua desde el campo al laboratorio


también afectan el pH. La solubilidad de CO2 en agua está inversamente
relacionada a la temperatura por medio de KCO2 (donde K es la constante de
equilibrio termodinámico) desde la ecuación 5 (Wallick, 1977):

También pueden introducirse microorganismos en las muestras de agua durante la


colección. La respiración microbiana y producción asociada de CO2 en el agua
cruda no tratada puede disminuir el pH e incrementar la concentración de HCO3-.
Esta reacción es mostrada por la ecuación 6 (Wilson et al., 1983):
Algunos procesos de sorción y precipitación son sensibles al pH. Por ejemplo, un
incremento en el pH causa un cambio en el equilibrio del carbonato de la muestra.
Si el agua se encuentra en o cercana a la saturación con respecto a la calcita,
puede ocurrir precipitación de calcita resultando en descenso de las
concentraciones de Ca2+ y HCO3- desde el campo al laboratorio.

Figura N° 4. Gráfica mostrando el análisis de regresión del cambio en el índice de


saturación de calcita desde campo al laboratorio vs. Cambio en pH desde campo
al laboratorio. Fuente: Robert B. Shaver, 1993.

Shaver, R. (1993) concluyó que la determinación sesgada (parcial) de HCO3- y pH


distorsionó significativamente la distribución de índices de saturación de calcita.
Las muestras con concentraciones de sólidos disueltos menores a 400 mg/L, que
generalmente mostraron un sesgado positivo (descenso) de pH, tuvieron un
cambio medio en el índice de saturación de calcita de -0.214 (hacia la sub-
saturación). Las muestras con concentraciones de sólidos disueltos mayores a 400
mg/L, que generalmente mostraron un sesgado negativo (incremento) de pH,
tuvieron un cambio medio en la saturación de calcita de +0.132 (hacia la sobre-
saturación).
Presencia de sedimentos y/o coloides
Knights y Stenner, 1999, encontraron que la presencia de sedimentos y/o coloides
en las muestras producen un imbalance de iones; asimismo, determinaron que es
necesario analizar las muestras para dureza alcalina y total, y para agresividad al
carbonato de calcio tan pronto como sea posible desde la toma de la muestra, de
modo que se eviten cambios en el sistema CaCO3/H2O/CO2 (cambios como los
que se muestran en las ecuaciones 3 - 6). Por último, concluyeron que los errores
sistemáticos aparecen a pesar de realizar análisis replicados de muestras y se
minimizan tomando cuidado riguroso de la preparación y comparación de
estándares principales de análisis.

Importancia de los sulfatos


Nordstrom et. al. (2008), al analizar el agua que se encontraba en rangos de
temperatura alta (30 - 94 °C) y baja (0 - 30 °C), con valores de pH en el rango de 1
- 5, y con el H2SO4 como componente principal a medida que los valores de pH
descendían bajo 3, determinó que las diferencias que se hallaron entre valores de
pH medidos en laboratorio y en campo pueden ser explicadas basados en la
oxidación de Fe, oxidación de H2S o S2O3, des-gasificación de CO2 y la
dependencia de la temperatura del pK2 para el H2SO4 (como se ve en la Ecuación
8). Asimismo, se concluyó que los imbalances de carga son dependientes del
modelo de especiación para valores de pH < 3 (Como puede observarse en la
Figura N° 6).

Como un ejemplo de cómo la oxidación de tiosulfato (S2O3) puede afectar la


química del agua, se escogió una muestra con 17.7 mg/L de tiosulfato a un pH de
5.29 y una concentración de 72 mg/L de SO4. Varias semanas más tarde el pH
había cambiado a 3.62. El Tiosulfato oxidó al H2SO4 de acuerdo a la siguiente
reacción:

Si el tiosulfato está completamente oxidado, el pH final calculado debería ser


alrededor de 3.63, cercanamente idéntico al valor medido. Además, esto debió
haber producido cerca de 30 mg/L de SO4. Este resultado da una determinación
de SO4 incorrecta y podría dar un incorrecto imbalance de carga si el H+ no es
incluido. Si el tiosulfato es lo suficientemente alto, el imbalance de carga también
podría ser afectado si el tiosulfato no se incluye en el cálculo.

Importancia de la temperatura
Se concluyó también que la temperatura juega un papel importante en los cambios
de pH, un ploteo de esta misma diferencia (pH campo - pH de laboratorio) como
una función de la temperatura fue hecho para las muestras de bajo pH.

Figura N° 5. Diferencias entre pH de campo y laboratorio ploteado vs. temperatura


de campo, excluyendo las muestras con pH > 4.5 y muestras con Fe, H2S, y/o
S2O3 > 0.5 mg/L. La línea sólida sub-horizontal representa el ácido sulfúrico puro
a un pH de 2 a 22 °C con una extrapolación lineal (línea discontinua). Fuente: Nordstrom

et al., 2008.

En esta gráfica, la línea es ploteada para H2SO4 puro teniendo un pH de 2 a 22


°C y luego se plotea como una función de la temperatura mientras se mantiene la
concentración molal constante usando el Modelo de Aerosol Inorgánico. La
tendencia en el grupo de puntos de datos sigue la tendencia que es causada por la
dependencia en la temperatura de pK2, la segunda constante de hidrólisis para
H2SO4. Las variaciones permanentes en los datos son causadas por medidas de
campo imprecisas e imprecisiones en los equipos compensadores de temperatura.

Balance iónico en agua de bajo pH


Por último, mencionamos que dos errores importantes en el cálculo del imbalance
de carga aparecen para agua de bajo pH. Un error es por omisión de la
concentración de H+ y el otro tiene que ver con omitir la especiación.

Los balances de carga son rutinariamente calculados por laboratorios analíticos


usando los iones predominantes: Na, K, Mg, Cl, SO4, HCO3, (±NO3, F).
Usualmente, sólo uno o dos iones son una fuente de error en el balance de carga.
Una vez que el pH desciende bajo 3, la concentración del ion H+ puede ser el
mayor catión. Si la concentración del ion H+ está ausente del cálculo de balance
de carga (lo que sucede a menudo), el balance de carga empeorará
progresivamente a medida que el pH desciende.
Figura N° 6. (A) Imbalance de carga calculado sin ningún H+. (B) Imbalance de
carga calculado con H+ pero sin especiación. (C) Imbalance de carga calculado
con H+ y especiación. Fuente: Nordstrom et al., 2008.

La omisión o inclusión del H+ no es la única preocupación. En el cálculo del


balance de carga, una carga de -2 es rutinariamente atribuida a la concentración
total de SO4, la cual incluye los iones SO42- y HSO4-. Considerando que el pK de
la reacción (8) es 1.98, el SO42- es el ión dominante (más del 85 %) para pH >
2.7, donde es correcto atribuirle la carga de -2 a la concentración total de SO42-.
En contraste, la carga de -1 debe ser asignada a la concentración total de SO4
bajo pH de 1.3, donde el HSO4- prevalece. En el rango de 1.3 - 2.7, los cálculos de
especiación rigen la distribución de la concentración total de SO4 entre los SO42-
y HSO4-.

Por lo tanto, si las concentraciones de H+ son extraídas de las medidas de pH


(una medida de la actividad de H+, no concentración), el agua tiene que ser
especiada antes de que el balance de carga pueda ser calculado. Todas las
reacciones mostradas a continuación deberían ser consideradas.

Fuentes:
A. V. Knights and R. D. Stenner, (1999): The role of ion balances in examining the
reliability of analytical data: A case study of Mendip stream (somerset). Proc. Univ.
Bristol. Spelaeol. Soc., 21(3): 235-249.
D. Kirk Nordstrom, R. Blaine McCleskey, James W. Ball, (2008), Sulfur
geochemistry of hydrothermal waters in Yellostone National Park: IV Acid-Sulfate
waters. US Geological Survey 24, 2: 191-207.

Shaver, R. B. (1993), Field vs. Lab Alkalinity and pH: Effects on Ion Balance and
Calcite Saturation Index. Groundwater Monitoring & Remediation, 13: 104–112.

Referencias citadas:
Matthes, G. 1982. The properties of Groundwater. John Wiley and Sons Inc., New
York, 406 pp.

Barcelona, M. J. 1983. Chemical problems in ground water monitoring programs.


Proceedings of the third National Symposium on Aquifer Restoration and Ground
Water Monitoring, National Water Well Association, Columbus, Ohio, May 25 – 27,
pp. 263 – 270.

Hem, J. D. 1985. Study and Interpretation of the Chemical Characteristics of


Natural Water. U. S. Geological Survey Water – Supply Paper 2254, 263 pp.

Thornton, I. 1983. Applied Environmental Chemistry. Academic Press, New York,


p. 97.

Wallick, E. 1977. Sampling of groundwaters for chemical analysis. In contributions


to Hydrogeology of Alberta, Alberta Research Council Bulletin 35, pp. 19 – 30.

Wilson, J. T., J. F. MacNabb, Balkwill, and W. C. Ghiorse. 1983. Enumeration and


characterization of bacteria indigenous to shallow water-table aquifer. Ground
Water, v. 21 no. 2, pp. 134-142.

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