Sie sind auf Seite 1von 7

COMUNICACIÓN CROMÁTICA

El lenguaje cromático tiene como objetivo provocar impacto visual mediante la


manipulación del color.

El proyecto resuelve el ambiente interior de las cuatro plantas que forman el espacio
destinado a la escuela de cocina del campus universitario de “Utsunomiya”.

Con la intención de plantear entornos de aprendizaje que despierten y estimulen los cinco
sentidos, aplicando una estrategia de asociación entre el color y las características
organolépticas de determinados alimentos, se han seleccionado cuatro gamas, de 5 tonos
cada una, de colores que van del amarillo al naranja, del rosa al fucsia, diferentes tonos
de verde y de azul.

Mientras que la señalización, se


resuelve con un panel pintado con
cuadrados en el que se incluyen las
cuatro gamas, más una en tonos
grises, formado franjas horizontales, y
textos situados en la linea de tonos que
se corresponde con cada planta, de tal
manera que orientan e informan al
visitante de su posición y de los
diferentes espacios distribuidos en ese
piso.

LENGUAJE CROMÁTICO. Ya que


existen diferentes tipos de lenguaje los
cuales nos permiten comunicar
diferentes cosas se necesitaba uno que
pudiera comunicar el color. Los diferentes tipos de lenguajes que existen son el pictórico,
musical, corporal, cromático, escrito y otras más pero estos se diferencian por dos
aspectos, existen unos que no contienen una estructura y otros con estructura, pero
existen los que son mixtos, como el lenguaje

Semiótica del Color


La semiótica es la ciencia que estudia los signos y el proceso de significación en la
cultura.
La comunicación se da a través de signos, y el lenguaje del color es aquél cuyos signos
son cromáticos. El color se vuelve comunicativo o en un signo entre millones de personas,
algo que se ha manifestado desde la antigüedad.

La concepción triádica del signo por Charles Morris


La dimensión sintáctica: se considera la relacione de los signos entre sí, donde se
requiere la identificación de las unidades elementales, sus reglas de transformación y
organización y sus leyes de combinación para producir unidades con sentido “gramatical”,
que es cuando el color cumplen su objetivo exitosamente.
Se consideran los diferente sistemas de orden de color desarrollados con sus variables
que los identifican y definen de manera física, incluyendo combinaciones, armonías e
interacciones de los colores.

La dimensión semántica: se considera la relacione de los signos con los objetos


representados o su capacidad de significar otras cosas, para transmitir información o
conceptos que están más allá de los signos. Es cuando se explora las relaciones de los
colores y su asociación según el contexto.

La dimensión pragmática: se considera la relación de los signos con los intérpretes, es


connotativa.

Sintaxis del color


La sintaxis son los signos y los códigos del lenguaje. La sintaxis del color se trata de la
armonía y el contraste del aspecto visual.
La armonía se trata de equilibrio, comunión, orden, constante, simétrica; a diferencia del
contraste crea movimiento y significa desequilibrio, desorden, asimétría, oposición.

Semántica y Sinestesia del color


Semántica del color
La semántica es la forma en la se acomodan los códigos para poder ser entendidos por
muchas personas.
La semántica del color esta compuesta por significado (connotativo) y significante
(dennotativo).
El color es entonces como un código universal; la forma de usar los colores y articular un
lenguaje para muchas personas.

Sinestesia
La sinestesia es la sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del
cuerpo en consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte del mismo.
El color puede sensibilizar el sentido del gusto, por ejemplo, los sabores ácidos son
representados por el verde, los salados por el amarillo; esta es una forma de explicar la
sinestesia, de como los colores generan sensaciones en los sentidos.
En en caso del olfato, los colores y su tonalidad pueden representar aromas familiares.
La apariencia visual o textura que puede sugerir el color puede representar si lo que se
observa es blando, aspero, liso, liviano e incluso generar sensaciones térmicas.

LOS NOMBRES CROMÁTICOS


En el lenguaje cromático, los nombres de los colores están estrechamente relacionados
con la su aparición secuencial –histórica– en el entorno del ser humano, y por lo tanto, su
necesaria identificación. Resulta curioso que, si bien un ojo humano entrenado puede
llegar a distinguir teóricamente nueve millones de tonalidades de colores, el hombre sólo
dispone de un reducido repertorio verbal para designarlos, agrupándolos en inmensas
categorías cromáticas. De esta manera llamamos “rojo” a un universo inacabado de
matices, alejándonos de la exactitud cromática.

Cuando hablamos de colores, generalmente nos referimos a los matices cromáticos


saturados. Pero a lo largo de la historia el hombre fue nombrando los colores, según los
fue descubriendo, y según el uso que les fue otorgando. Si observamos los orígenes del
lenguaje referido al color, la realidad es que los términos más antiguos en cualquier
idioma para calificar a un color son siempre el blanco y el negro –matices acromáticos– y
que deberían traducirse por “claro” y “oscuro”. Estas palabras se referían a grados
de luminosidad y no a un color cromático. Si añadimos el “rojo”, vemos que éste se
utilizaba comúnmente para describir toda la gama de colores cromáticos, que iba desde
el café, pasando por elrojo, hasta el amarillo.
El factor cultural en la denominación cromática
Nadie sabe exactamente como surgieron los actuales términos precisos que definen a los
colores, pero es evidente que deben tener una parte muy importante en ello el entorno, la
cultura y el progreso económico. Los habitantes del desierto poseen una amplia gama de
palabras para calificar losamarillos y los cafés, los esquimales tienen un extenso
vocabulario para diferenciar varios colores y condiciones del hielo y de la nieve, y los
maoríes tienen más de cien expresiones para cubrir lo que nosotros llamaríamos
simplemente “rojo”.
Por ejemplo, un interesante estudio del lingüista George Mounin 1, realizado en la
República Centroafricana, demuestra que la lengua natal, el sangro, solo reconoce tres
colores fundamentales:vulu, que es el blanco; vuko, que comprende esa inmensa gama
del espectro que nosotros identificamos como violeta, añil, azul, negro, gris y café oscuro
–colores oscuros– y bangmbwa, que designa a todo color cercano
al amarillo, café claro, naranja, rojo, bermellón y dorado, –colores claros–. Si en las zonas
africanas se cuentan hasta 50 palabras para describir las distintas tonalidades delnegro,
en las zonas polares existen más de 12 denominaciones para el color blanco.

Por su parte, los franceses distinguían el rojo como el color propio del vino, en tanto que
para los griegos la bebida era negra y para el pensador galo Lamartine era
indiscutiblemente azul. Los griegos y los romanos, si nos atenemos a las observaciones
de Félix de Azúa, nunca vieron el mar de color azul. O era oinapos –color del vino–, o
era caeruleus, que vendría a ser un verde oscuro. El español del Atlántico dice que el mar
es verde oscuro y el francés del Mediterráneo dice que es azul fuerte, en tanto que para el
italiano es gris opalino. Los colores están cargados de significaciones secretas, ajenas a
la naturaleza misma.

Esto produce además que aunque algunos idiomas contengan miles de nombres de
colores, la mayoría de éstos son palabras como “parecido a”, y que pueden cambiar en
cualquier momento por lo tanto, son de interés secundario. No importa cuántas
expresiones pueda tener un lenguaje para describir los matices del rojo, por ejemplo, ya
que todas ellas estarán subordinadas a la idea básica de rojo –como escarlata, bermellón,
carmesí, color ladrillo–, y todas están comprendidas dentro del concepto de “rojo”.

Denominación de un color
El vocabulario cromático actual en las lenguas más ricas o cultas, también es
lastimosamente reducido: menos de una docena de palabras, para referirse a los
matices básicos. Todas las demás palabras referidas al color –nombres de variaciones de
colores– son resultado de 4 posibles procedimientos, según Faber Birren2:

a) Calificación o adjetivación de un matiz básico: como azul claro o verde oscuro;

b) Relación de un matiz básico con el nombre de un objeto o un


material: como amarillo oro,verde limón o blanco marfil;
c) Unión de dos palabras que corresponden a colores básicos: tales como azul–
verdoso;

d) Invención de un nombre circunstancial: como el color magenta, que era


originalmente el nombre de un tinte inventado en 1859, el año en que los franceses y
sardos derrotaron a los austriacos en la batalla de Magenta, en el norte de Italia.

En el caso del color azul, por ejemplo, algunos de sus matices se denominaron de la
siguiente forma: la palabra azul viene del persa lazhward, y se refería a una piedra azul, el
lapislázuli. Ultramarino significa simplemente que este color venía de ultramar o “más allá
del mar”, mientras que el índigo es una abreviatura de “blue Indian dye” o tinte azul de las
Indias. Por su parte, el nombre del púrpura procede del griego porphyra, el crustáceo del
cual se fabricaba la púrpura de Tiro.

Los científicos que estudian la historia y el desarrollo de las lenguas suelen prestar mucha
atención a los nombres de los colores. La visión del color es común a toda la humanidad
y, para fines de comunicación, todos los pueblos han intentado definir los colores.

El estudio de Berlin y Kay


Hace unos cuantos años, dos antropólogos americanos, Brent Berlin y Paul Kay,
realizaron un estudio exhaustivo sobre los nombres de los colores de 98 diferentes
idiomas, y llegaron a la conclusión de que realmente existen términos universales básicos
para los colores, pero que no hay más de 11 en cualquier idioma. En teoría, puede haber
cualquier número, del 1 al 11, y en cualquier combinación.
Pero el segundo descubrimiento sorprendente de Berlin y Kay consistió en que, si un
idioma tiene menos de 11 palabras básicas para los colores, existen unas limitaciones tan
estrictas respecto de cuales son estas palabras, que de las 2.048 posibles
combinaciones, unicamente se dan 22. Las reglas son3:

1. Ningún idioma tiene una sola palabra para designar un color, todos tienen como
mínimo dos. Cuando hay solo dos, son siempre el blanco y el negro.
2. Cuando hay tres palabras, la tercera siempre es el rojo.
3. Cuando hay cuatro palabras, se añade el verde o el amarillo;
4. Cuando hay cinco, se han añadido ambos, el verde y el amarillo.
5. Cuando hay seis palabras, se ha añadido el azul.
6. Cuando hay siete palabras, se ha añadido el café.
7. Cuando hay ocho o más palabras, se añaden siempre el púrpura, el rosa, el
naranja y el gris, y esto puede suceder en cualquier orden o combinación.

La norma sugiere que los idiomas adquieren los términos para designar los colores en un
orden cronológico, que a su vez puede ser interpretado como una secuencia de las
etapas de su evolución.

Partiendo de esto, parece que en los comienzos de la comunicación humana, el hombre


tenía solo 2 palabras para calificar el color, el blanco y el negro, antes de llegar a
distinguir gradualmente un tercer color, el rojo. En los idiomas que han alcanzado la etapa
cuarta, es decir los que poseen cinco palabras básicas para los colores, sigue habiendo
cierto grado de confusión. Los idiomas que han alcanzado la séptima fase y final deben
haber pasado también por la etapa sexta, en la cual se añade el café .
Berlin y Kay descubrieron que muchas lenguas aborígenes de América Central tienen
únicamente nombres para cinco colores básicos. Mostraron a los portavoces nativos unas
cartas de Munsell con 40 matices, y les pidieron que delinearan las zonas cubiertas por
cada término referido a un color básico. En esta carta típica, los colores
denominados azul en español se incluyen en las zonas verdes, mientras que
el rojo abarca muchos tonos púrpura. Algunas lenguas llegan a cubrir toda la carta con tan
sólo dos términos básicos, el blanco y el negro.
A cada portavoz se le pidió también que indicara el punto focal de cada color: el más rojo,
por ejemplo. Y como el foco rojo no varía entre lo que señala un francés y un cantonés o
un apache, por lo menos no más de lo que varía entre dos franceses, Berlin y Kay se
sintieron justificados al considerar que los términos de los colores básicos son
universales.

Pero existen algunas excepciones sorprendentes de esta regla. El melanesio, el galés, el


esquimal y el tamil no contienen el pardo en absoluto, mientras que los siameses y los
lapones lo denominan “negro-rojo”; ni los griegos antiguos ni los greco-chipriotas
modernos tienen una palabra para este color. El japonés también es un caso especial, ya
que al parecer la palabra para el azul es más antigua que la palabra para el verde; si ello
es así, ha invertido el orden natural de la evolución.

A grandes rasgos, la tesis de Berlin y Kay ha establecido una correlación entre


antropología, lingüística y psicología, ha abierto un nuevo y fascinante campo de estudios.
Estudios posteriores de Boynton variaron los detalles, pero no en lo sustancial, en el
sentido de que todas las lenguas tienen un término para designar el negro, otro para el
blanco y otro para el rojo. Si existen otros es para nombrar elamarillo o el verde y, por
añadidura, el azul.

Das könnte Ihnen auch gefallen