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“La historia es nuestra y la hacen los pueblos…”:

A las 10:15 horas del 11 de septiembre de 1973, a través de Radio Magallanes –la única favorable al
gobierno que aún no era silenciada– el presidente Salvador Allende emitió su último mensaje al pueblo de
Chile. Asediado por el golpe militar y la traición, él mismo terminaría con su vida, luego de pronunciar
este mensaje. “Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la
certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no
podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos
sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”, dijo entonces el
Presidente. “Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo
la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”,
dijo al despedirse de los chilenos.

“La esperanza de un mundo mejor…”: En un discurso pronunciado por Ernesto “Ché” Guevara en la
ONU, el 11 de diciembre de 1964, el líder de la Revolución Cubana reclama a la Asamblea de ese
organismo por las intervenciones injustas en el mundo que provocan muertes y hambre injustificadas.
Para él vale la pena arriesgarlo todo por la independencia: “…la esperanza de un mundo mejor… la
imagen por la cual vale la pena.. arriesgar la vida… sacrificarse hasta la muerte… en los campos de
batalla de todos los continentes del mundo”, dijo entonces

“No preguntes que puede hacer tu país por ti…”: John Fitzgerald Kennedy dio su discurso más
famoso justo al tomar posesión como el 35º Presidente de Estados Unidos, el 20 de enero de 1961.
El discurso es recordado por su petición de auto sacrificio por parte del pueblo estadounidense. “No
preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”. Sin embargo, el
discurso también puso de relieve su creencia en la necesidad de Estados Unidos de defender la libertad en
el mundo: “Que todas las naciones lo sepan… pagaremos cualquier precio, sobrellevaremos cualquier
carga, enfrentaremos cualquier dificultad, apoyaremos a cualquier amigo y nos opondremos a cualquier
enemigo, para asegurar la supervivencia y el éxito de la de la libertad”.

Uno de los programas que surgió de este famoso discurso fue el del Cuerpo de Paz, que aún ahora
persiste. EU envía a jóvenes estadounidenses a diversos países como embajadores de paz y buena
voluntad.

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