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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LOS ESTUDIOS DE POSGRADO

EN EL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL

Alfonso Rico Rodríguez


Oscar de Buen Richkarday
Tristán Ruiz Lang

Introducción

Durante la presente década, la sociedad mexicana ha cobrado cada vez más conciencia
respecto a la importancia estratégica de la investigación y el desarrollo tecnológico para el
sostenido e independiente avance del país. De ser temas cuyo interés y relevancia eran
restringidos y concentrados por lo general en los medios académicos, hoy la investigación y el
desarrollo tecnológico y las formas más efectivas para impulsarlos y aprovechar sus beneficios,
se discuten en foros más amplios e incluso han llegado hasta las páginas de algunos de los
diarios de mayor circulación.
Como reflejo de la creciente importancia y notoriedad de los temas referidos, el Plan Nacional
de Desarrollo 1989-1994 ha incluido explícitamente a la ciencia y al desarrollo tecnológico entre
las prioridades de la acción del gobierno para los próximos años, y como parte de la estrategia
correspondiente se contemplan acciones orientadas a fortalecer la capacidad nacional en ese
campo.
El reconocimiento de la importancia para México de la ciencia y la tecnología y el
planteamiento de acciones concretas para fortalecerlas se enfrentan, sin embargo, a problemas
derivados tanto de la situación general del país como del estado en que se encuentra el
sistema de ciencia y tecnología nacional. La situación de los investigadores activos y la
creación de condiciones propicias para engrosar sus filas en el futuro próximo es un tema
central para el desarrollo del sistema nacional de ciencia y tecnología, ya que la carencia de un
grupo numeroso y calificado de personas dedicadas a la investigación en los diferentes campos
en que resulta necesaria invalida, por definición, la posibilidad de éxito de los esfuerzos que se
lleven a cabo.
Dentro del marco de referencia anterior, en esta ponencia se entiende al posgrado como el
nivel de educación superior en el que se forman los especialistas, maestros y doctores que el
país requiere para alcanzar mayores niveles de productividad en la concepción, el desarrollo y
el funcionamiento de sistemas de todas clases; para preparar nuevas generaciones de
personal calificado y para realizar investigación original e independiente. Por tal motivo, contar
con un buen sistema nacional de estudios de posgrado es una condición necesaria para
preparar al personal que habrá de dedicarse a tareas de una indiscutible prioridad para el país.
En esta ponencia se enfatiza la contribución del posgrado al desarrollo de la ciencia y la
tecnología en México, se ha buscado mantenerla a un nivel de relevancia general, pero está
influenciada por la experiencia de los autores, adquirida en los campos de la ingeniería y más
específicamente del transporte; por tal motivo algunos comentarios habrán de examinarse a la
luz de lo procedente en otras áreas del conocimiento para determinar el grado en que resulten
aplicables a ellas. También se reconoce que la solución a los problemas del nivel de educación
de posgrado no puede darse en plenitud si no se contemplan, en paralelo, medidas tendientes
a fortalecer y, en algunos casos, a reorientar los niveles de educación básica y media, en cuyo
análisis, discusión y proposición deben estar necesariamente involucrados quienes se
dediquen a mejorar el sistema nacional de posgrado.

1. Reflexiones sobre los estudios de posgrado en México

Para facilitar el tratamiento de los temas abordados en este trabajo, a continuación se


presentan algunas reflexiones respecto a lo que podría denominarse “demanda de estudios de
posgrado”. Posteriormente se presentan otras alternativas al lado de la “oferta” correspondiente
y por último se incluyen algunas propuestas susceptibles de agregarse al tratamiento
generalizado del tema.
Uno de los problemas más agudos de la educación de posgrado nacional es que hay pocos
alumnos que se interesan por ella. Frente al número de inscritos en las carreras de nivel de
licenciatura, la matrícula de posgrado representa un porcentaje inferior al 5%, lo que
ciertamente no corresponde a la necesidad del país de formar personal con una alta capacidad
profesional, docente y de investigación.
Las causas del desinterés por el posgrado son múltiples y muy complejas, pues a veces no son
más que un reflejo de situaciones y problemas que se dan en sectores muy amplios de la
sociedad. Sin embargo, por su relevancia se mencionan cuatro razones por las que, a juicio de
los autores, el interés de los potenciales alumnos del posgrado es raquítico.
En primer lugar, parece evidente que no existe una comprensión muy clara, entre los alumnos
de los niveles de educación media y superior, de las oportunidades de desarrollo profesional y
personal que se le abren a un individuo con una buena preparación académica, que incluya
sólidos estudios de posgrado. No solamente no conocen la naturaleza básica de las
actividades a las que comúnmente se dedican profesionistas con estudios de posgrado –
desarrollo profesional de alto nivel, docencia, investigación- sino que también ignoran, o se dan
cuenta de ello muy tarde, de que independientemente del ámbito de trabajo de cada persona
calificada, un común denominador de sus actividades suele ser la ausencia de tedio y rutina, la
oportunidad de enfrentar y resolver nuevos problemas, de ser creativos e imaginativos en el
trabajo y, en suma, de desenvolverse en un campo pleno de constantes retos y de desafíos
profesionales permanentes, lejano de la inmovilidad y el estancamiento por desgracia frecuente
en otras actividades.
Las deficiencias señaladas en la percepción del valor de los estudios de posgrado pueden
deberse a una si se lograra liminar esa percepción, el potencial alumno de posgrado enfrenta
otras dificultades que tienden a desalentar su interés por proseguir sus estudios. En el plano
inmediato, efectuar estudios de especialización, maestría o doctorado implica renunciar a una
posibilidad de ingreso monetario a cambio de una mayor capacitación profesional que, sería de
desearse, permitiera después ganarse la vida en forma decorosa. Sin embargo, el apoyo
financiero que un alumno promedio puede conseguir para continuar sus estudios es
insuficiente, sobre todo si se trata de personas casadas y si se agregan los gastos necesarios
para adquirir material bibliográfico. Frente a una perspectiva plena de penurias económicas, el
alumno promedio suele preferir (y a veces no tiene más opción) un empleo convencional para
mantener un flujo indispensable de ingresos.
En una perspectiva más amplia, lo anterior se complica porque el potencial alumno del
posgrado tampoco advierte que el esfuerzo adicional que realizará se compensará con mejores
condiciones de vida familiar y profesional. En un medio social en que el dinero lleva asociados
un aura y una significación exageradas, el sueldo de profesionistas calificados como
investigadores o maestros es, con gran frecuencia, muy inferior al de personas con mucha
menor preparación académica, lo que en algunos casos contribuye a desalentar el interés por
el estudio.
Por último, cabe apuntar también la posibilidad de que los requerimientos asociados con los
estudios de posgrado en el sistema educativo nacional sean exagerados y que actúen no sólo
como factor que mitiga el interés por estudiar, sino también como en el posgrado lo terminen
satisfactoriamente. Algunos ejemplos son los requerimientos de idiomas, la duración de
algunos programas de maestría y la realización de trámites y exámenes quizá excesivos para
obtener el grado correspondiente.
Por el lado de lo que se denominaría “oferta de estudios de posgrado”, se presentan también
factores que plausiblemente contribuyen a la inoperancia del sistema nacional de estudios de
posgrado. A continuación se comentan algunos que parecen incidir en la situación que se
conoce.
En primer lugar, es probable que los programas de posgrado que se ofrecen sean
excesivamente ambiciosos y que exista duplicidad y dispersión en los esfuerzos que se
realizan. Existen programas en los que el número de alumnos inscritos es muy bajo, lo que en
el mejor de los casos refleja un uso poco productivo de los recursos invertidos en ellos; en
otros, el porcentaje de alumno que se reciben es cercano a cero.
En algunos casos, los planes de estudio en vigor no se pueden impartir con efectividad, sea por
la falta de una noción clara del tipo de profesionistas que se desea formar, por la carencia de
objetivos y metas bien definidas, por la escasa disponibilidad de personal académico
debidamente preparado o por una escasa adaptación de los programas a las realidades y
exigencias del país.
Otros problemas que reducen el aprovechamiento académico de los alumnos que incursionan
en el posgrado son la falta de apoyos fundamentales para los estudios, como los recursos
informáticos y la bibliografía en idioma español. La falta de un buen sistema de aprendizaje de
lenguas extranjeras también puede influir, como sin duda lo hace la baja proporción de
profesores-investigadores de tiempo completo y la carencia de un sistema de ayudantes de
profesor que completamente y apoye el desarrollo de cada asignatura.
Tal vez parezca redundante afirmar que, para un profesionista que desee y haya de trabajar en
México, sobre todo si su campo no es el de la ciencia pura. Sin embargo, ante la situación que
prevalece en la actualidad es inobjetable reconocer que, para quien tiene la opción de estudiar
en México o en el extranjero, la preferencia se inclina casi siempre hacia esta última alternativa,
en parte por la percepción, justa o no, de que la calidad de sus estudios será mayor. Para el
país, esta tendencia implica que sus cuadros de avanzada profesional se formarán dentro de
un esquema de prioridades y preocupaciones diferentes al de México y a la vez acrecienta el
riesgo de que sus profesionistas más capacitados se queden a trabajar en el extranjero.

2. Propuestas para mejorar los estudios de posgrado en México

En la actualidad, la importancia de apoyar el desarrollo de actividades encaminadas a


fortalecer la ciencia y la tecnología nacionales parece estar fuera de discusión. El sistema de
estudios de posgrado, como apoyo insustituible para el desarrollo científico y tecnológico, debe
entonces superar deficiencias que limitan su aportación al esfuerzo nacional en la materia. La
identificación de las acciones específicas que se requeriría llevar a cabo para fortalecerlo debe
ocurrir dentro de un marco que, a partir de una clara manifestación de principios, objetivos y
metas del sistema nacional de posgrado, permita que en cada disciplina del conocimiento se
proceda según su naturaleza y según los requerimientos del país en los campos vinculados
con ella.
Específicamente, los autores consideran necesario tomar en cuenta los siguientes puntos al
estructurar una política nacional para fortalecer los estudios de posgrado.

1. Aprovechar la capacidad instalada en las universidades e institutos del país y


fortalecerla para que el esfuerzo realizado hasta ahora pueda ser rescatado y
reencauzado. En particular, se requieren tareas de revisión y consolidación de planes y
programas de personal dedicado exclusivamente a la investigación y la docencia; de
reorientación de la administración hacia las tareas académicas y no hacia la
burocracia; de apoyo para la adquisición de equipo de laboratorio, computadoras, libros
y otro material bibliográfico y de apoyos financieros suficientes para los alumnos con
aptitudes.
2. Estrechar la vinculación entre los estudios de posgrado y la investigación, sobre todo
para los niveles de maestría y doctorado. Propiciar que todo alumno tenga la obligación
y la facilidad de relacionar su trabajo académico con actividades de investigación en
una institución dedicada a ella.
3. Enfatizar el fortalecimiento académico de las universidades ubicadas fuera de la ciudad
de México, de Guadalajara y Monterrey, propiciando la creación de “masas críticas”
regionales, dedicadas a temas especializados que las conviertan en centros
generadores de recursos humanos calificados y en polos de desarrollo que contribuyan
al éxito de sus regiones.
4. Favorecer vínculos entre los estudios de posgrado y el aparato productivo nacional,
con objeto de estructurar y orientar los planes y programas de estudio en una dirección
compatible con la del mercado potencial de trabajo.
5. Fijar objetivos y alcances claros para los programas de especialización, maestría y
doctorado. Establecer requerimientos que aseguren la seriedad y la factibilidad de
desarrollar los programas que se propongan con un alto grado de excelencia
académica. Establecer mecanismos de coordinación, vinculación y difusión que eviten
la duplicidad de esfuerzos y propicien un mejor uso de los recursos disponibles.
Asegurar que cada tema de materia cuente con material bibliográfico de referencia que
esté directamente accesible a los alumnos.

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