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La filosofía moderna

El periodo filosófico que se conoce por Modernidad se extiende entre los siglos XVI
y XVIII, entre el Renacimiento y la Revolución Francesa, y se plasma en la obra de
filósofos como Bacon, Maquiavelo, Hobbes, Descartes, Hume, Leibniz, Kant y
Hegel. En todos estos autores podemos encontrar un sensible cambio en forma de
nuevos intereses, nuevos problemas, nuevas tentativas de solución y hasta un
nuevo estilo de filosofar muy diferente al usado en la época anterior. Esta nueva
filosofía en la que consiste la modernidad es la expresión de los profundos cambios
que se dieron en todos los ordenes sociales y culturales a partir del siglos XVI.
Es importante no perder nunca de vista esta idea de que la reflexión filosófica de
una época esta estrechamente relacionada con sus acontecimientos históricos
fundamentales. En el periodo que nos ocupa ahora, algunos de los factores de
influencia importantes son;

La reforma protestante y la posterior Contrarreforma. El luteranismo


significó un cambio radical en la forma de entender el hecho religioso. A grandes
rasgos Lutero defendia que la salvación dependia de la fé. Ni las obras, ni las bulas,
ni la mediación de los santos podian lograrla. Para el luteranismo la relación del
creyente con Dios es directa; Dios nos habla a traves de la conciencia, no a través
de los sacerdotes. Este mensaje significaba una sustancial perdida de poder político
para la Iglesia.

El avance de la ciencia. Durante la Edad Media (mil años) apenas habia habido
avances en el terreno científico. En la Edad Moderna se produjo una eclosión en
este campo gracias a la matematización de la física, que es lo que hicieron Galileo
y Newton.

Un tercer factor de carácter socioeconómico es el desarrollo del capitalismo. La


edad moderna se inicia con la caída del feudalismo, que no solo era un sistema
económico, sino que comprendía un completo orden cultural y social. Este orden
feudal entró en crisis en los siglos XIV y XV y fue sustituido por el capitalismo,
cuyos protagonistas no eran tanto clérigos o aristócratas como artesanos
enriquecidos y comerciantes.; los burgueses. La edad moderna, desde el
renacimiento a la revolución francesa, supuso el continuo y progresivo ascenso de
la burguesía como clase, reivindicando cada vez mayores cotas de poder político,
en correspondencia con su pujanza económica e influencia cultural.

La filosofía contemporánea
Esta corriente filosófica se origina a mediados del siglo XIX y se ha extendido hasta
hoy en día. Podemos afirmar que comienza con la muerte de Hegel porque está en
contraposición a su pensamiento, el cual buscaba las esencias abstractas y
metafísicas. Pero para poder describir en sí sus comienzos es necesario trasladarse
a diferentes lugares y momentos de Europa:

En Gran Bretaña, el desarrollo del positivismo por Bentham y J.S. Mill se basa en
los conocimientos del empirismo.

En Francia Comte plantea el positivismo “idealista”; el cual se preocupa por los


asuntos sociales y por el estado ideológico del mundo.

Ahora bien, los avances en la ciencia y sus frecuentes triunfos provocan el


debilitamiento del pensamiento filosófico, que se hace merecedor de fuertes
críticas provenientes de las personas cuya ideología era más bien científica, pues
estos personajes encuentran en ella las verdaderas respuestas a sus preguntas.
Al finalizar el siglo XIX, se desarrolla el historicismo, con Dilthey y la
fenomenología se desarrolla por medio de Husserl. Ya en el siglo XX surgen
personajes como Russell, Wittgenstein, Lévi-Strauss, Sartre, Horkheimer y
Habermas promotores de la filosofía Analítica.
Durante el final de este siglo, aparecen filósofos como Jacques Derrida defensores
del posmodernismo y del posestructuralismo, quienes buscan cambiar las críticas
sufridas por la filosofía, partiendo desde un punto muy diferente al de la metafísica
de Hegel.
De este modo la filosofía da un giro de 360 grados y hace frente a sus opositores
cientificista[i], que la criticaron con la mayor severidad.
La filosofía contemporánea propone una crítica al modelo platónico-cristiano que
hasta ese tiempo era el vigente en la sociedad occidental. Por eso critica ciertos
pensamientos, tales como:

· La moral: principalmente es criticada por Nietzsche, quién la veía como


algo que le impide al hombre manifestar su verdadera naturaleza; él
defendía su punto de vista diciendo que todo lo que conocemos como moral
no es más que un montón de estatutos y leyes rígidas que cohíben al ser
humano de su verdadera naturaleza. También considera que normas de este
tipo son una muestra clara de decadencia porque es algo que no va con
nosotros sino contra nosotros mismos, de manera que, no estamos
capacitados para soportar una disciplina como esa.

Según él, no se le debería dar tanta importancia a lo que Dios hubiese


estipulado, mas bien, lo que importa son las decisiones que el ser humano
tome por sí mismo.

· La metafísica occidental: muy parecida a la moral, la metafísica dice


que los mandatos impuestos por un Ser Supremo provienen de una fuente
externa a este mundo, por lo tanto cualquier cosa que Él nos imponga esta
fuera de nuestro alcance, en el sentido de que podamos cumplirla a
cabalidad.

Ya que Dios está fuera de esta esfera, la verdad que pudiese hallarse en Él
sería algo totalmente inaccesible; por eso asegura que no hay algo más que
este mundo. Que todos los temores que tenemos son cosas infundadas por
nuestros antepasados debido a la incertidumbre de cosas como la vida y la
muerte.

· Las ciencias: no se puede estandarizar las cosas igualándolas y


quitándoles su particularidad, esto es lo que la filosofía contemporánea
alega. Es un error muy parecido al de la metafísica que subestima a todas
las cosas por debajo de Dios.

La filosofía posmodernidad
La filosofía posmoderna es una orientación filosófica que es crítica con las
asunciones fundamentales y la tendencia universalizadora de la filosofía
occidental. Enfatiza en la importancia de las relaciones de poder, la
personalización y el discurso en la "construcción" de la verdad y examina el
mundo.
La filosofía posmoderna es particularmente escéptica acerca de oposiciones
sencillas binarias características del estructuralismo, haciendo hincapié en el
problema del filósofo distinguiendo claramente el conocimiento de la ignorancia,
el progreso social de retroceso, el dominio de la sumisión, y la presencia de la
ausencia
La filosofía posmoderna tiene fuertes relaciones con la literatura sustancial de
la teoría crítica

Precursores
Mientras que la idea de posmodernidad ha sido alrededor de 1940, la filosofía
posmoderna se originó en Francia durante la mitad del siglo XX. Sin embargo
varios antecedentes filosóficos informan de muchas de las preocupaciones de los
filósofos posmodernos.

Fue enormemente influenciado por los escritos de Søren Kierkegaard y Friedrich


Nietzsche n el siglo XIX y otros filósofos de principios y mediados del siglo XX,
incluyendo a los fenomenólogistas Edmund Husserl y Martin Heidegger,
al psicoanalista Jacques Lacan,al estructuralista Roland Barthes, y al filósofo
analítico, Ludwig Wittgenstein. La filosofía posmoderna también dibujo al mundo
de las artes y la arquitectura, particularmente Marcel Duchamp, John Cage y
artistas quienes practicaron el collage, y la arquitectura de Las Vegas y el Centro
Pompidou.

Primeros filósofos posmodernos

Los más influyentes de los primeros filósofos posmodernos fueron Jean


Baudrillard, Jean-François Lyotard, y Jacques Derrida. Michel Foucault es
frecuentemente citado como uno de los primeros posmodernistas, aunque él
personalmente rechazó ese nombre. Siguiendo a Nietzsche, Foucault arguyó que
el conocimiento es producido a través de operaciones de poder, y cambios
fundamentalmente en diferentes períodos históricos.

Los escritos de Lyotard se ocupaban principalmente del rol de la narrativa en la


cultura humana, y en particular en cómo ese rol ha cambiado gracias a que hemos
dejado la modernidad y hemos entrado en una condición "postindustrial"
o posmoderna. Él argumentaba que las filosofías modernas legitimizan sus
pretensiones de verdad no (como ellos mismos pretendían) a través de bases
lógicas o empíricas, sino más bien sobre la base de las historias aceptadas (o
"metanarrativas") acerca del conocimiento y el mundo - comparando estas con el
concepto de juegos lingüísticos de Wittgenstein. El argumentó ulteriormente que
en nuestra condición posmoderna, estas metanarrativas ya no funcionan para
legitimizar los pretensiones de verdad. Él sugirió que en los albores del colapso de
las metanarrativas modernas, la gente está desarrollando un nuevo "juego de
lenguaje" -- uno que no ofrece pretensiones a una verdad absoluta sino que más
bien celebra un mundo de relaciones continuamente cambiantes (entre personas
y entre personas y el mundo).

Derrida, el padre del deconstruccionismo, practicó la filosofía como una forma de


criticismo textual. Él criticó la filosofía occidental pues privilegia el concepto de
presencia y logos en contraposición a la ausencia y notas o escritos.

En Estados Unidos, el más famoso pragmatista ―y autoproclamado


posmodernista― fue Richard Rorty. Un filósofo analítico, Rorty creyó que
combinando la crítica de la distinción analítica-sintética de Willard Van Orman
Quine con la crítica de Wilfrid Sellars del "Mito del Dado(Myth of the Given)"
ermitía un abandono de la visión del pensamiento o lenguaje como un espejo de la
realidad o del mundo externo. Más aún, inspirándose en la crítica del dualismo
entre esquema conceptual y contenido empírico de Donald Davidson, él desafió el
sentido de preguntar si nuestros conceptos particulares están relacionados con el
mundo en una forma apropiada, o si podemos justificar nuestras formas de
describir el mundo comparándolo de otras formas. Él argumentaba que la verdad
no significaba atinarle o representar la realidad, sino que era parte de una práctica
y lenguaje social que servía para nuestros propósitos en un tiempo particulas; los
antiguos lenguajes no se pueden traducir muchas veces en lenguajes modernos
porque poseen un vocabulario diferente y no son útiles en el día de hoy. Donald
Davidson no es considerado habitualmente un posmodernista, aunque él y Rorty
han reconocido que hay unas pocas diferencias entre sus filosofías.
Corrientes filosóficas de la modernidad.
Su Comienzo Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la edad
media, tanto de tipo político y social, como culturales y filosóficos, que abrirán las
puertas a la modernidad.

En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto


con la revolución copernicana asociada al desarrollo de la nueva ciencia,
provocaran el derrumbe de una escolástica ya en crisis e impondrán nuevos
esquemas conceptuales.
Sus principales corrientes Racionalismo

Empirismo
Ilustración
Racionalismo Empirismo Ilustración Representantes de la época Movimiento
filosófico desarrollado particularmente en la Europa continental durante los siglos
XVII y XVIII y caracterizado por la primacía que dieron a la razón en la
fundamentación del conocimiento, la fascinación por la matemática y la defensa
de la existencia de ideas innatas y de la intuición intelectual. El empirismo clásico
o moderno se desarrolló en las Islas Británicas en los siglos XVII y XVIII en
simultaneidad con el racionalismo de la Europa continental. El principal problema
que intenta resolver el empirismo es el del origen, límite y validez del conocimiento
humano.
Las características fundamentales del empirismo se mencionan a continuación:
El origen de todo conocimiento se halla en la experiencia. No existen las ideas
innatas. La razón debe orientarse hacia finalidades prácticas.
1. Racionalismo
a) Descartes (1596-1650)
b) Spinoza (1632-1677)
c) Malebranche (1638-1715)

2. Empirismo
a) Locke (1632-1704)
b) Hume (1711-1776)
c) Berkeley (1685-1753)

3. Ilustración
a) Voltaire (1694-1778)
b) Diderot (1713-1784)
c) Rousseau (1712-1786) Movimiento cultural del siglo XVIII (o “Siglo de las Luces”)
que considera imprescindible el ejercicio de la razón para iluminar o aclarar todas
las dimensiones de la existencia humana (conocimiento, religión, ética, política,...).

Los sistemas filosóficos de la modernidad

RACIONALISMO

(del latín, ratio, razón) En general, actitud filosófica de confianza en la razón, las
ideas o el pensamiento, que exalta su importancia y los independiza de su vínculo
con la experiencia. En sentido estricto, es el «racionalismo moderno» que, como
corriente filosófica, nace en Francia en el s. XVII y se difunde por Europa, en directa
oposición al empirismo, y que sostiene que el punto de partida del conocimiento
no son los datos de los sentidos, sino las ideas propias del espíritu humano.

El racionalismo moderno, revolucionario para su época, y cuyos principales


representantes son Descartes, su iniciador, Spinoza y Leibniz, representa no
obstante una visión general del mundo y del conocimiento armoniosa, ordenada,
racional, geométrica y estable, basada en el pensamiento metódico (de la duda o
del método more geométrico), la claridad de ideas (principio de evidencia) y la
creencia en la estabilidad de las ideas (la doctrina sobre la sustancia).

Las principales doctrinas racionalistas son la afirmación de 1) la existencia de ideas


innatas, punto de partida (en el sentido lógico) del conocimiento (Leibniz admitía
también principios del entendimiento innatos), y 2) la relación directa -
prácticamente coincidencia- entre pensamiento y realidad, que Spinoza expresó
gráficamente con la frase «El orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden
y la conexión de las cosas». Junto a esto, se sostiene que 3) el conocimiento es de
tipo deductivo, como el que se da en las matemáticas, y se atribuye 4) un carácter
fundamental a la sustancia (las dos sustancias de Descartes, la sustancia única de
Spinoza, Deus sive natura, y las mónadas de Leibniz).

La forma característica de argumentación racionalista excluye el recurso a la


experiencia y al conocimiento que proviene de los sentidos, y se remite
exclusivamente a la razón, a la claridad y distinción de ideas y a la suposición de
que el buen pensar coincide forzosamente con la realidad: conocer es conocer por
la razón.

EMPIRISMO

(del griego empeiría, experiencia, y de empeiros, experimentado; referido


especialmente a las prácticas médicas que no se apoyaban en teorías, sentido en
que todavía se usa en la Enciclopedia francesa) La doctrina filosófica que sostiene
que las ideas y el conocimiento en general provienen de la experiencia, tanto en
sentido psicológico (o temporal: el conocimiento nace con la experiencia) como en
sentido epistemológico (o lógico: el conocimiento se justifica por la experiencia).

A Aristóteles Francis Bacon (1561-1626) y Hobbes (1588-1679); el primero destaca la


necesidad de recurrir a la inducción y a la observación para hacer ciencia y el
supuesto del segundo -racionalista en algunos de sus planteamientos- de que «todo
es cuerpo» no permite comenzar y justificar el conocimiento si no es a partir de la
sensación. Quienes dan forma sistemática al empirismo son, sin embargo, Locke
(1632-1704), Berkeley (1685-1753) y Hume (1711-1776). A ellos se debe la versión
clásica del empirismo, cuyos puntos fundamentales son: 1) la afirmación de que no
existen ideas innatas y 2) que el conocimiento procede de la sensación, o
experiencia interna o externa; de este modo afirma tanto la prioridad temporal del
conocimiento sensible (el conocimiento empieza con la experiencia) como su
prioridad epistemológica o lógica (el conocimiento requiere de la experiencia como
justificación).

Idealismo

El idealismo es la familia de teorías filosóficas que afirman la primicia de las ideas


o incluso su existencia independiente. Un sinónimo es el inmaterialismo. Del
idealismo existen dos variantes principales: el objetivo y el subjetivo.1 El idealismo
filosófico, por lo tanto, afirma que la realidad que se encuentra fuera de la propia
mente, no es cognoscible en sí misma, ya que el objeto del conocimiento humano
siempre es construido por la actividad cognoscitiva.

El idealismo es la posición filosófica que afirma que el mundo exterior es una idea
procedente de la mente del hombre o de un ser sobrenatural. Es una posición
filosófica antigua que se considera que se inició con Platón. Su enfoque es
racionalista, tiene la tendencia a considerar el razonamiento deductivo como único
método de conocimiento. Este método parte de los enunciados universales para
llegar luego a proposiciones particulares.

La verdad, la cual tiene carácter absoluto existe independientemente del individuo.


Por su naturaleza misma, algunos idealistas asignan excesiva importancia a los
aspectos intelectuales y se ocupan poco de los problemas físicos.

El idealismo, por lo tanto, se opone al materialismo, una doctrina que sostiene que
la única realidad es la materia. Los idealistas subjetivos creen que la entidad en sí
es incognoscible, pero la reflexión permite aproximarse al conocimiento. Para
los idealistas objetivos, en cambio, el único objeto que puede conocerse es aquel
que existe en el pensamiento del sujeto.

Es posible distinguir, de acuerdo al idealismo, entre el fenómeno (el objeto que es


conocido tal como aparece frente a los sentidos) y el noúmeno (el objeto tal como
sería en sí mismo). La realidad está compuesta por el contenido de la conciencia
del sujeto: por lo que percibimos y no por lo que es.

Descartes y racionalismo
El racionalismo propone a la razón como única fuente de la verdad, contrariamente
a lo que afirma el dogma de la fe, y de lo que nos revelan los sentidos o la
imaginación, que puede ser dudoso.

Para los racionalistas, por medio de la razón se pueden conocer proposiciones


fundamentales que permitan descubrir por deducción la verdad.
El racionalismo atribuye al hombre habilidades innatas que le permiten encontrar
una explicación para todas las cosas. El fundamento de esta afirmación es el
supuesto de que la mente del hombre posee la imagen de la totalidad de lo que
existe y no reconoce diferencia entre el Ser y el pensar.

Esta apreciación de la realidad se asemeja al principio hermético, que sostiene que


todo está contenido en el Todo y que el hombre es idéntico al cosmos. Sin embargo,
este concepto nos lleva a cuestionarnos por qué existe la ignorancia si toda la
verdad está en la mente.
La respuesta de Descartes es que para hallar la verdad es necesario un método que
no permita ninguna duda, porque la capacidad de la mente no alcanza.
Las matemáticas pueden ser un método, mediante el uso del proceso deductivo, a
partir de axiomas, porque el método matemático garantiza los resultados y no
puede haber errores.
La visión de la realidad del racionalismo es mecanicista; las cosas se componen de
partes y para conocerlas basta con descubrir sus principios mecánicos.
Este modo de interpretar la realidad, separa al hombre de la naturaleza y acentúa
el abismo entre él y el mundo.
Descartes desarrolla un método único para encontrar la verdad universal para
todas las ciencias, el método de la duda. Dudar de todo lo que no tenga evidencia
científica, porque no puede confiar en lo que le dicen los sentidos, ya que de lo
único que puede estar seguro es de que está pensando.

Locke y el Empirismo
Locke formuló la ideología que acompañaba a la ciencia newtoniana, lo que
favoreció que la actitud empirista formara parte del sentido común de la gente
educada. La misma actitud anti dogmática conformó las influyentes ideas de Locke
respecto a la tolerancia religiosa: como resulta tan difícil saber qué es la verdad,
argumentaba Locke, a la gente se le debería permitir, en la medida de lo posible,
creer lo que elija creer.
La afirmación central de Locke respecto al conocimiento es que no existen las ideas
innatas. Con ello pretende afirmar dos cosas: la primera es que es preciso
incorporar las creencias a través de la experiencia del mundo. La segunda es que,
cuando uno nace no tiene conceptos en la mente. Muchos filósofos habían asumido
que los conceptos más básicos, como la idea de que una cosa es idéntica a sí misma,
formaban parte del mecanismo pensante de la mente. Locke argumentó que
incluso esos conceptos tenían que ser adquiridos: al nacer, la mente es una tabula
rusa, una pizarra en blanca.
En su Ensayo sobre el conocimiento humano (1689).. Locke proporcionó una serie
de razones para negar la existencia de las ideas innatas. Señaló que los niño,
asimilan los principios abstractos contenidos en conceptos básicos hasta que
alguien se los enseña. Los niños de dos años no dicen que «cada cosa es idéntica a
sí misma» o «que cuatro ángulos rectos forman una circunferencia completas.
Tampoco los recién nacido» parecen albergar en su mente ningún tipo de concepto
porque, de hecho, no parecen pensar.
En cuanto iideas sobre las propiedades de los objetos, como su forma, peso y
solidez, Locke argumentaba que en la mente de los adultos sofisticados se
producen complejas combinaciones de ideas. La idea de una forma triangular, por
ejemplo, se basa, en parte, en el aspecto que tiene diversos objetos triangulares
vistos desde distintos ángulos; en parte, en la sensación que producen, y en parte,
en la experiencia de caminar por rutas triangulares. Sólo combinando todo lo
interior la persona puede hacerse una idea de lo que es un triangulo.
Fuentes de conocimiento Así, si no hay ideas en el momento de nacer, ¿de dónde
proceden? La respuesta de Locke es que la mente tiene capacidades innatas para
adquirir ideas a partir de la percepción del mundo externo y de la reflexión sobre
si misma y sus contenidos. De modo que, al cabo de muy poco tiempo en el
mundo, el niño tendrá lo que Locke llamaba »impresiones», que son las ideas más
simples producidas por la sensación y la reflexión. La sensación produce un tipo de
impresiones, como los tonos de los colores de las cosas, y la reflexión proporciona
una Impresión del propio yo. Si se combinan ambos tipos de impresiones se
pueden elaborar ideas complejas, como las que se tienen sobre los objetos físicos y
sus propiedades. Un niño puede combinar ideas simples como gris» y <longitud»
con ideas de forma y solidez para obtener la idea más compleja de un elefante y de
un tronco, y formarse así la creencia (a la que Locke también llamaría idea) de que
los elefantes tienen tronco. De esta manera, los ricos contenidos del pensamiento
se construyen a partir de elementos simples que se reciben pasivamente mediante
la percepción y la reflexión.

Emmanuel Kant y criticismo.


El Criticismo es la doctrina expuesta por Immanuel Kant, que plantea la posibilidad
de conocimiento para el hombre, siendo indispensable que exista un examen y una
justificación racional de la forma en que se llega a ese conocimiento.
Immanuel Kant llegó a adoptar la posición crítica después de haber pasado por el
dogmatismo y por el escepticismo. Estas dos posiciones, según él, son exclusivistas.
Kant denomina al criticismo como: "aquel método de filosofar que consiste en
investigar las propias afirmaciones y objeciones y las razones en las que las mismas
descansan, método que da la esperanza de llegar a la certeza".
.
Finalmente, califica al criticismo como la posición de mayor madurez frente a las
otras, ya que examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada
despreocupadamente. El criticismo pregunta siempre por los motivos y pide
cuentas a la razón humana. Su conducta no es dogmática, ni escéptica sino
reflexiva y crítica. Es un término medio entre la temeridad dogmática y la
desesperación escéptica.

Carlos Max, Friedrich Engels y el materialismo

Lo que Engels llamó ya «concepción materialista de la historia», lo que Plejanov


calificó de «materialismo histórico» (abreviado a veces Hismat en las lenguas en
que, como el ruso y el alemán, el adjetivo precede al nombre; a diferencia
de Diamat, abreviatura de «materialismo dialéctico») es característico del
pensamiento de Marx (Véase) o, por lo menos, de una parte muy fundamental del
mismo. Puede considerarse también como una característica básica del marxismo
(Véase) en todas sus variantes, salvo aquellas que, por apartarse tanto del
pensamiento de Marx, pueden apenas ser calificadas de «marxistas».

Es posible –y, según cierto número de autores, plausible– sostener el materialismo


histórico sin sostener el materialismo dialéctico. En cambio, parece difícil, caso de
que sea posible, adoptar el último sin abrazar el primero. Para algunos, además, el
materialismo histórico está incluido en el dialéctico.
Consideraremos aquí el materialismo histórico como el método, o la doctrina, o
ambas cosas a un tiempo, del marxismo, específicamente en la forma que
corresponde al pensamiento de Marx. Se ha discutido mucho si el materialismo
histórico fue ya elaborado, o elaborado con suficiente plenitud, por el joven Marx,
esto es, el Marx de los Manuscritos económicos y filosóficos, de 1844. Los autores
que lo niegan hacen corresponder el materialismo histórico con el Marx «maduro»,
específicamente el de la Crítica de la economía política, de 1859, y el de El
Capital, cuyo primer tomo se publicó en 1867. Los que lo afirman encuentran en el
joven Marx trazas de materialismo histórico, aun si éste es expresado a menudo en
formas más filosóficas, éticas y humanistas de lo que fue corriente en obras
posteriores de Marx. Así, una exposición cabal del materialismo histórico debería
tratar el problema de la continuidad o discontinuidad, o de los grados de una o de
otra, en Marx, así como la cuestión del papel que los Bosquejos de crítica de la
economía política, escritos en 1857-1858, generalmente citados como
los Grundrisse, desempeñan en el cuadro total del pensamiento de Marx.
En cualquier caso, sería necesario presentar la evolución del materialismo
histórico y averiguar, como lo ha hecho, entre otros, Mario Rossi, su «génesis».
Pero como esto resultaría excesivamente largo y complejo en el marco de la
presente obra, nos limitaremos a suponer que hay en el joven Marx por lo menos
la génesis de un materialismo histórico. Dando esta génesis por supuesta y
considerando que, en rigor, no podrían entenderse muchas de las tesis de La
miseria de la filosofía, de 1847, de La ideología alemana, que procede del período
de 1845-1846, y del Manifiesto del Partido Comunista, de 1848, sin una dosis
considerable de materialismo histórico, puede éste atribuirse a Marx ya en época
temprana. Como La ideología alemana y el Manifiesto son de Marx y Engels, hay
que atribuir asimismo a Engels la idea del materialismo histórico, y algunos autores
indican inclusive que Marx la abrazó espoleado por Engels. Pero atribuyéndose a
Engels sobre todo el materialismo dialéctico, se puede por el momento, por mor
de la simplificación, equiparar 'marxismo' con 'materialismo histórico'. A esta
simplificación agregaremos otra, que consiste en bosquejar algunos puntos
capitales del materialismo histórico en [2150] conjunto y sin tener en cuenta su
evolución y sus variedades.

Una idea fundamental es la de la transformación del mundo material por


medio del trabajo. Sobre todo en una sociedad como la capitalista, el trabajador
enajena o aliena su trabajo, el cual se convierte en un producto susceptible de
compra y venta. Esto se debe al modo de producción de los medios de existencia y
a las relaciones de producción. Entender estos modos y estas relaciones de
producción es entender la formación de las sociedades. Así, el mundo material y lo
que hacen los hombres con él constituyen las bases para entender la historia de los
hombres como historia de las sociedades. En efecto, los cambios en las condiciones
materiales de la existencia son el fundamento de los cambios sociales e históricos.
Las demás actividades humanas y productos de estas actividades humanas, como
las constituciones de los Estados las leyes, los productos culturales, &c., se hallan
subordinados a los modos de producción.
Augusto Comte y el positivismo
El positivismo es un pensamiento filosófico que afirma que el conocimiento
auténtico es el conocimiento científico y que tal conocimiento solamente puede
surgir de la afirmación de las hipótesis a través del método científico. El
positivismo se deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo
XIX de la mano del pensador francés Saint-Simon, de Auguste Comte, y del
británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la
segunda mitad del siglo XIX. Uno de sus principales precursores en los siglos XVI
y XVII fue el filósofo, político, abogado, escritor y canciller de Inglaterra Francis
Bacon.
Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio
científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente.
Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano
nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que
obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio
científico
Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de
la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La
sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y
basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales Una de sus
propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión
de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón por la que se
le considera padre de la sociología como disciplina científica). Comte presenta a la
historia humana en tres fases:

1. Fase teológica o mágica: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta


época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales,
utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo
y técnicas mágicas para dominarlo. También creen que ciertos fenómenos
son causados por seres sobrenaturales o dioses.
2. Fase metafísica o filosófica: en este estadio el hombre deja de creer en seres
sobrenaturales y ahora comienza a creer en ideas. Por lo que las
explicaciones son racionales, se busca el porqué de las cosas, y se sustituye
a los dioses por entidades abstractas y términos metafísicos.
3. Fase científica o positiva: es la definitiva. En esta etapa, según Comte la
mente humana renuncia a la búsqueda de ideas absolutas y en vez de esto,
ahora se dedica a estudiar las leyes de los fenómenos. El conocimiento se
basa en la observación y la experimentación, y se expresa con el recurso de
la matemática. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para
su dominio técnico.
Edmund Husserl y la fenomenología
Propuesto por Edmund Husserl, consiste en examinar todos los contenidos de la
conciencia, determinar si tales contenidos son reales, ideales, imaginarios, etc.,
suspender la conciencia fenomenológica, de manera tal que resulta posible
atenerse a lo dado en cuanto a tal y describirlo en su pureza.

Hablar de lo fenomenológico es hablar de lo que sucede cuando tomamos un


objeto en la conciencia. Es “volver a las cosas mismas”, a partir de la experiencia,
evitar toda explicación, para que se convierta en una ciencia objetiva e imparcial.
Para Husserl detrás de lo que sucede no hay nada. Intencionalidad de la conciencia.
Rechazan los sistemas filosóficos como el naturalismo o positivismo.

Para poner en marcha el método fenomenológico hay que adoptar una actitud
radical, esto es la de la ‘suspensión’ del ‘mundo natural’. De esta manera, podría
decirse que la creencia en la realidad del mundo natural así como las proposiciones
que dan lugar a esas creencias, son colocadas ‘entre paréntesis’. No se trata, pues,
de negar la realidad natural. El método propone colocar un nuevo ‘signo’ a la
‘actitud natural’, lo que significa abstenerse respecto a la existencia espacio-
temporal del mundo.

En síntesis, el método fenomenológico, consiste en:

•Examinar todos los contenidos de la conciencia

•Determinar si tales contenidos son reales, ideales, imaginarios, etc.


• Suspender la conciencia fenomenológica, de manera tal que resulta posible

atenerse a lo dado en cuanto a tal y describirlo en su pureza.

La fenomenología, no presupone nada: ni el sentido común, ni el mundo natural,


ni las proposiciones científicas, ni las experiencias psicológicas. Se coloca antes de
cualquier creencia y de todo juicio para explorar simplemente lo dado.

El existencialismo de jean Paul Sartre


En el pensamiento de Sartre, cabe destacar las siguientes ideas:

1. Conciencia pre reflexiva y conciencia reflexiva: La conciencia pre


reflexiva es el mero hecho de percatarnos de algo, el tener conciencia de
algo, y la conciencia reflexiva (el ego cogitocartesiano), surge cuando me
doy cuenta de que me estoy percatando de algo.
2. El ser-en-sí: Sartre rechaza el dualismo entre apariencia y realidad y
sostiene que la cosa es la totalidad de sus apariencias. Si quitamos lo que
en la cosa es debido a la conciencia, que le confiere la esencia que la
constituye en tal cosa y no en tal otra, en la cosa sólo queda el ser-en-sí.
3. El ser-para-sí: Si toda conciencia es conciencia del ser tal como aparecer,
la conciencia es distinta del ser (no ser o nada) y surge de una negación del
ser-en-sí. Por tanto, el para sí, separado del ser, es radicalmente libre. El
hombre es el no-ya-hecho, el que se hace a sí mismo.
4. El ser-para-otro: Sartre defiende que mi yo revela la indubitable presencia
del otro en la relación en que el otro se me da no como objeto sino como
un sujeto (ser-para-otro).
5. Ateísmo y valores: Para el filósofo, la existencia de Dios es imposible, ya
que el propio concepto de Dios es contradictorio, pues sería el en-sí-para-
sí logrado. Por tanto, si Dios no existe, no ha creado al hombre según una
idea que fije su esencia, por lo que el hombre se encuentra con su radical
libertad. Este ateísmo tiene una consecuencia ética: Sartre afirma que los
valores dependen enteramente del hombre y son creación suya.

Positivismo lógico de Ludwig Wittgenstein


Uno de los grandes pensadores seminales del siglo XX ha sido Wittgenstein, que
aunque situado con razón por los críticos en el campo del positivismo lógico de
Russell, del cual recibirá una gran influencia, se desmarcará de su filosofía
científica, y aportará desde su ¨principio de verificabilidad¨ una filosofía analítica
que pretende demostrar que solamente tienen significado aquellos enunciados que
son empíricamente verificables. Es decir, en la misma línea que Karl Popper y su
metodología de la ciencia, que expondrá el ¨principio de falsación¨ como una de
las bases fundamentales de los postulados científicos, y que afirma que cualquier
hipótesis que pretenda ser verificada se debe resistir al hecho de que sea posible
falsearla, es decir, sustentarse en el principio de que toda verdad es empíricamente
demostrable sino se puede probar su falsedad.

El lenguaje de la ciencia es y debe permanecer como imágen de los hechos,


entonces sólo las proposiciones y los enunciados referidos a contenidos empíricos
constituyen un lenguaje auténticamente científico. Por esta razón, Wittgenstein
en referencia a la mística y en comparación con la ciencia, la describe, como algo
prácticamente indecible, inexpresable (¨unaussprechliches¨), porque tiene que ver
con el sentido de la vida, con el hecho de que exista el mundo, con lo ético, es decir,
aceptando la existencia de lo místico, y desmarcándose de la idea de la ciencia de
Russell como principio ético. En palabras suyas: ¨Mi obra consta de dos partes: una
la que he escrito. Otra la que no he escrito. Esta segunda es la más importante¨.

b) La terapia semántica.

Wittgenstein considera necesaria una ¨terapia semántica¨, en la que el filósofo


debe ser un terapeuta que nos cure de las especulaciones, y debe limitarse a
describir el modo cómo se usan los vocablos para expresar la realidad, aquella
misma que está sujeta a las reglas convencionales según el contexto en el que se
dan los diversos usos del lenguaje. Por tanto, la filosofía no debe ser especulativa,
sino analítica, lógica y mística, que según el lenguaje en que se expresa, la primera
consistirá en un análisis del lenguaje, el que nos muestra una imágen, y los otros
lenguajes como el lógico nos mostrarán la verdad sobre los hechos. Pero también,
existe lo místico, es decir, Dios, que es en sí mismo, inefable, y que tan solo es
necesario que se revele.

La filosofía como resultado de la dialéctica se puede convertir en mera


especulación intelectual, y es menester recuperar su razón de ser puramente
descriptiva, la lógica de lo real y de su verdad revelada.

2. Una revelación sobre la existencia de Dios.

Entre las influencias más tempranas e importantes que marcaron la vida de


Wittgenstein, encontramos la doctrina del Verbo de Dios, o el Logos del IV
Evangelio según San Juan, y los principios filosóficos helénicos y cristianos de San
Agustín, y después de ser profesor de Universidad en Inglaterra y de convertirse
por voluntad propia en maestro de una escuela austríaca, la vida le llevará a ser
jardinero en un Convento, y a desprenderse de su herencia entre sus hermanos. No
obstante, volverá a Cambridge a petición de la Universidad, para impartir clases de
filosofía hasta que sobreviene la IIª G.M. en la que participará como camillero en
un hospital londinense. Finalmente, tras un corto periodo de tiempo abandonará
definitivamente la cátedra universitaria, de la que con nostalgia escribirá años
después ¨Cuadernos Azul y Marrón¨, lecciones dictadas en inglés de los cursos
1933-34 y 1934-35. Y pasará sus últimos días en la costa occidental de Irlanda, hasta
que el cáncer hace mella en su salud y acaba con su vida en 1951. Su frase lapidaria:
¨Dígales que he tenido una vida muy feliz¨.

La escuela critica de Frankfurt


La Escuela de Frankfurt fue uno de los movimientos filosóficos más importantes e
influyentes de la historia. Nacida en 1923 con un componente multidisciplinario,
su primer portavoz fue Max Horkheimerquien expuso en 1930 la teoría crítica, que
se convirtió en un referente intelectual y que influiría decisivamente en el
pensamiento contemporáneo. Así, sus huellas se pueden encontrar en el
posmodernismo, el liberalismo europeo, el posmarxismo, la literatura y el arte
contemporáneo. La función de la teoría crítica era analizar minuciosamente el
origen y discursos de procesos sociales, sin aceptarlas de inmediato como hacían
los empiristas y positivistas, pues ahí residía la trampa de naturalizar hechos
sociales. La ideología no escapaba de la ciencia, pues toda construcción social
llevaba en sí misma una determinación moral.

De 1930 a 1933, Theodor Adorno, Walter Benjaminy Herbert Marcuse entraron a


la Escuela, lo que llevó a su rápido posicionamiento y crecimiento intelectual hasta
que la persecución naziobligó a refugiarse a muchos de ellos en Estados Unidos y
a otros, como Benjamin, a morir en el camino. Esta persecución se debía a dos
provocaciones para el pensamiento nacional-socialista: el carácter marxista de la
Escuela y la ascendencía judía de muchos de sus componentes. En Nueva York
siguió funcionando la Escuela y se publicaron importantes obras tales como la
"Dialéctica de las luces" o "La personalidad autoritaria". Su último referente de peso
es Jürgen Habermas, el "último dinosaurio intelectual sobreviviente del siglo XX",
que en el año 2005 fue cuestionado por liberales por su amistad con el Papa
Benedicto XVI. En su Teoría y práctica (1963) y Conocimiento e interés (1968)
apoya los puntos de vista de Adorno y Horkheimer de que las ciencias engloban
presupuestos e intereses ideológicos y que la razón del progresismo ha pasado a
ser un medio de opresión. En su Teoría de la acción comunicativa (1981) aboga por
un ideal de comunicación que englobe a todos los seres racionales y que esté
totalmente libre de la dominación y el interés.

Biografía de Herbert Marcuse


(Berlín, 1898 - Starnberg, 1979) Filósofo y sociólogo alemán. El pensamiento de
Marcuse, fundamentado en elementos procedentes del marxismo y el freudismo,
constituye una crítica de la sociedad industrial, cuyo carácter represivo y alienante
acaba por incorporar a la clase obrera conformándola y convirtiéndola a su vez en
explotadora indirecta de las clases marginadas de los países pobres. Influyó en la
formación de la llamada "nueva izquierda" estadounidense y lo consagró como el
ideólogo de las revueltas estudiantiles de los años sesenta.

Después de estudiar en su ciudad natal y en Friburgo, se licenció en la Universidad


de esta última ciudad en 1922, con una tesis sobre Heidegger. En 1928 se hizo cargo
de la publicación de una bibliografía schilleriana. Durante la década de 1920 se
interesó por la sociología, y recibió la influencia de Max Weber, aunque se orientó
finalmente por un marxismo crítico, que translucía la gran influencia de la Historia
y conciencia de clase de Lukács.
En este período también se interesó vivamente por Dilthey y por la fenomenología
de Husserl. Participó en los trabajos para la edición crítica de los escritos de
juventud de Marx, cuyo análisis le inspiró el planteamiento del ensayo Neue
Quellen zur Grundlegung des historischen Materialismus, que data de 1932. Entre
1928 y 1932 colaboró en algunas revistas, entre ellas Philosophische Hefte, Archiv
für Sozialwissenschaft y Die Gesellschaft, y fue durante algún tiempo director de
la última de ellas.
Su marxismo crítico, de base antipositivista y ligado a la dialéctica hegeliana, sufrió
una experiencia decisiva al entrar en contacto con el pensamiento de Max
Horkheimer, influencia que se tradujo en una verdadera transformación de su
pensamiento, que se libró gracias a ello de la huella hegeliana. Esta influencia se
percibe todavía en la monografía que le dedicó el autor en 1932: Ontología de Hegel
y teoría de la historicidad, que es una de sus obras mejor construidas.
Asumió como suya la horkheimeriana "teoría crítica de la sociedad", y realizó una
serie de investigaciones y análisis que tenían como objetivo la recuperación, en
sentido marxista, de la dialéctica hegeliana para plantear de forma correcta la
relación entre "teoría" y "praxis". Su marxismo, al igual que el de Horkheimer,
tomaba como figura de referencia a Rosa Luxemburg. Como protesta por el
asesinato de ésta, abandonó en 1919 el Partido Socialdemócrata.
Su colaboración con el Instituto de Estudios Sociales de Frankfurt, dirigido por
Horkheimer, consistió en una serie de ensayos entre los que destacan Der Kampf
gegen den Liberalismus in der totalitären Staatsauffassung (1934), Über den
affirmativen Charakter der Kultur (1937) y Zur Kritik des Hedonismus (1938). Estos
ensayos -junto con otros que abarcan el período entre 1933 y 1965- fueron reunidos
en la obra titulada Kultur und Gesellschaft, que fue publicada en 1965. Además,
colaboró con Horkheimer en sus estudios sobre la familia, que desembocaron
en Studien über Autorität und Familie, publicado en París en 1936.
Cuando se produjo la llegada al poder del nazismo, emigró a Ginebra y se trasladó
posteriormente a Nueva York. En Estados Unidos se convirtió en miembro del
Institute of Social Research en la Universidad de Columbia. Desde 1942 hasta 1950
trabajó en la Office of Strategic Services. Colaboró en calidad de investigador
científico y de docente con el Russian Institute de la Universidad de Columbia
(1951-1952) y con el Russian Research Center en la Universidad de Harvard (1953-
1954). Sus estudios sobre la Unión Soviética desembocaron en la obra El marxismo
soviético (Soviet Marxism), publicada en 1958.

En 1954 empezó a enseñar ciencias políticas en la Brandeis University, y más tarde


se trasladó a la Universidad de California. A pesar de establecer definitivamente su
residencia en Estados Unidos, mantuvo un contacto constante con Europa,
viajando a menudo a Alemania, Francia y Yugoslavia. En 1969 realizó una serie de
conferencias en Italia. El año anterior había participado en una convención sobre
la figura de Marx promovida por la UNESCO.

La fama del autor se propagó después del éxito obtenido por El hombre
unidimensional (One Dimensional Man, 1964), que contiene un discurso
radicalmente crítico y negativo en relación con la nueva izquierda y con el
movimiento estudiantil a nivel internacional. Uno de sus últimos trabajos, An
Essay on Liberation (1969), presentaba, a diferencia de sus obras anteriores, un
tono más confiado y optimista. Hay que citar también su colaboración en la obra
colectiva A Critique of Pure Tolerance (1965), escrita en colaboración con R. P.
Wolff y Barrington Moore jr.

Para Marcuse, la sociedad de consumo está esclavizada por el mismo poder


liberador que posee la técnica cuando ésta sólo se utiliza como instrumento de
lucro y de masificación del espíritu humano. La esperanza de una liberación debe
depositarse en las capas de marginados sociales, que son los únicos que perciben
la carga y el carácter insostenible de este orden, ya que la clase obrera -en los
Estados Unidos en particular- se encuentra profundamente integrada en el
sistema. Propone, pues, la ruptura del sistema tecnológico represivo y la utilización
de la razón para hacer de la técnica un instrumento liberador de las necesidades
humanas y de las relaciones sociales de los individuos dentro de la sociedad. Estas
tesis convirtieron a Marcuse en el inspirador de los movimientos de izquierda,
primero en América y luego en Europa.
Biografía de Erich Fromm
(Frankfurt, 1900 - Muralto, 1980) Psicoanalista alemán. Del psicoanálisis parece
apreciar sobre todo la crítica a la sociedad occidental, y del "primer Marx", el de
los Manuscritos económicos-filosóficos del año 1884, el proyecto humanista. Estos
intereses se remontan a su licenciatura en Sociología y Psicología, obtenida en
Heidelberg en 1922. Al finalizar sus estudios, ingresó en el Instituto de Psicoanálisis
de Berlín, pero permaneció al margen de la Asociación Internacional Freudiana.
Trabajó con Max Horkheimer y Theodor Adorno en el Institut für Sozialforschung
de Frankfurt. En 1934, emigró a América por cuestiones raciales, y vivió en Nueva
York y en Cuernavaca (México).

Requerido por las más prestigiosas universidades, (New School, Yale, Columbia),
junto con Karen Horney, Harry S. Sullivan y Abram Kardiner, dio vida a la llamada
Escuela Neo-freudiana "culturista", la forma más importante de revisionismo
del psicoanálisis surgida en Estados Unidos, y que fue rechazada por los ortodoxos
y criticada por N. O. Brown, por dar una lectura parcial de los textos freudianos.
También lo fue por Marcuse, por el radicalismo con el que la génesis pulsional de
los conflictos psíquicos (reivindicada por Freud) era sustituida por una génesis
sociocultural. Marcuse lo acusó también por buscar soluciones dentro de la
sociedad competitiva a la que, sin embargo, criticaba. A pesar de todo, algunas de
las ideas de Erich Fromm (como el análisis de la "autoridad racional") sobrevivieron
y ejercieron de manera indirecta, una influencia determinante.
En 1941 publicó El miedo a la libertad, y posteriormente, Man for Himself: an
Enquiry into the Psychology of Ethics (1947), El lenguaje olvidado (1951), y un
auténtico "best seller" internacional: El arte de amar (1956). Más tarde, publicó La
misión de Sigmund Freud (1959), Marx's concept of Man (1961) y, en dura polémica
con Konrad Lorenz, Anatomía de la destructividad humana (1975), a la que
siguió ¿Tener o ser? (1976).
Erich Fromm perdió progresivamente el interés por la psicología clínica y por el
rápido desarrollo técnico y teórico del psicoanálisis. Ignoró a autores
como Melanie Klein y R. Money-Kyrle que, desde un punto de vista clínico,
abordaron temas habituales en él, como la relación entre amor y odio, o naturaleza
y cultura. Fromm no fue un psicoanalista convencional, sino más bien un agudo,
aunque a veces sectario, psicólogo social o tal vez un librepensador, crítico de
ideologías políticas, religiosas y terapéuticas, y un valiente investigador e
innovador. Como ejemplo basta citar su Budismo zen y psicoanálisis (1960), escrito
en colaboración con D. Suzuki y R. de Martino.
Se le considera, junto a Karen Horney y Harry S. Sullivan, entre otros, iniciador de
la escuela culturalista psicoanalítica estadounidense, cuya metodología busca
resolver la neurosis del hombre moderno, que, según Fromm, radica en el
distanciamiento existente entre las estructuras sociales y el individuo,
anteponiendo una planificación humanista de la vida frente a las teorías del
consumo y del rendimiento económico.
Sus intereses se centraron en la definición de una nueva "ciencia del hombre",
capaz de orientar la formación de una personalidad equilibrada dentro del caos
cultural, la violencia y la soledad que constituyen las perversiones del totalitarismo
en la sociedad contemporánea. Entre los principios inspiradores de esta crítica al
mundo actual se encuentran la obra de Marx y la de Freud, a las que añadió más
adelante la influencia del budismo zen, al considerar Fromm como digna de
aprecio su noción de "iluminación" entendida como desarrollo de las cualidades
intuitivas del hombre.

Biografía de jurgen habermas


(Düsseldorf, Alemania, 1929) Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante
de la "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en
el Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y
sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y
1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la Universidad de
Frankfurt.

Heredero de la "dialéctica de la ilustración" de Adorno y Horkheimer en su


proyecto sociológico y filosófico de una reflexión moral sobre el desarrollo del
capitalismo avanzado, Habermas propone un marxismo no ortodoxo que
abandona la idea marxista de una organización exclusivamente productivista de la
sociedad, causa de un empobrecimiento de la esfera vital.

Su obra filosófica trata de recuperar un punto de contacto entre teoría y praxis,


frente a la pretendida neutralidad de los saberes positivos y científicos. Según
Habermas, no es posible una objetividad ajena a valores e intereses, razón por la
cual aquellos saberes resultan reductores, en la medida en que se basan en una
razón meramente instrumental. Resultado de ello, siguiendo su crítica, es la
creciente burocratización de la sociedad a todos los niveles y la despolitización de
los ciudadanos.

A través del proyecto de una racionalidad discursiva, que contrapone a la


tecnológica, Habermas indica, en una teoría de la acción comunicativa, el método
para escapar a la continua desvalorización de lo vivido. Las acciones
comunicativas, al contrario de las de tipo instrumental o estratégico, no se basan
en la estructura de la actividad dedicada a un objetivo. En ellas los proyectos de
acción de los participantes se coordinan con actos de comprensión, que se basan
en el supuesto de un entendimiento posible y en una coincidencia de sus proyectos
vitales. Esta "razón comunicativa", fundamentada en el carácter intersubjetivo y
consensual de todo saber, devolvería a la sociedad el control crítico y la orientación
consciente de fines y valores respecto de sus propios procesos.
Entre sus principales escritos destacan Historia y crítica de la opinión
pública(1962), Teoría y práctica (1963), La lógica de las ciencias
sociales (1967), Conocimiento e interés (1968), Ciencia y técnica como
ideología (1968), Cultura y crítica (1973), La crisis de la racionalidad en el
capitalismo evolucionado (1973), La reconstrucción del materialismo
histórico (1976), Teoría de la acción comunicativa (1981), Conciencia moral y
acción comunicativa (1983) y El discurso filosófico de la modernidad (1985). En
2003 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y en 2005
el Premio Holberg.

El pensamiento filosófico posmoderno


pensamiento posmoderno con claridad: en él lo importante no son los hechos sino
sus interpretaciones. Así como el tiempo depende de la posición relativa del
observador, la certeza de un hecho no es más que eso, una verdad relativamente
interpretada y por lo mismo, incierta. El modelo determinista de la causalidad, de
la verdad de un sujeto fuerte al estilo de Hegel, Kant e incluso Marx y el
planteamiento del tiempo lineal como el de Leibniz son puestos en tela de juicio.

En la literatura el posmodernismo -no confundir con posmodernidad- provocó la


fusión del espacio y del tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad,
así como los distintos puntos de vista del o de los narradores, junto a la
simultaneidad de los géneros, especialmente en la novela, llevó a la ruptura de las
técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en estilo, forma y fondo.
La literatura de imágenes donde la realidad y la ficción comparten el mismo
espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los dibujos animados
comparten los mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.

La posmodernidad, por más polifácetica que parezca, no significa una ética de


carencia de valores en el sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se
manifiesta en el actual relativismo cultural y en la creencia de que nada es
totalmente malo ni absolutamente bueno. La moral posmoderna es una moral que
cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura occidental y hace
hincapié en una ética basada en la intencionalidad de los actos y la comprensión
inter y transcultural de corte secular de los mismos. Es una nueva forma de ver la
estética, un nuevo orden de interpretar valores, una nueva forma de relacionarse,
intermediadas muchas veces por los factores posindustriales; todas éstas y muchas
otras son características de este modo de pensar.
Biografía Jean-François Lyotard
(Versalles, 1924 - París, 1998) Filósofo francés. Colaborador del grupo Socialismo o
Barbarie, sus obras se encuadran en el freudomarxismo (Discurso, figura, 1971; A
partir de Marx y Freud, 1973). Crítico de la razón ilustrada (La condición
posmoderna, 1979), es también autor de El entusiasmo (1986).

De formación fenomenológica, después de ejercer como profesor durante algunos


años en institutos y de practicar el activismo político y teórico con el grupo
Socialismo o Barbarie, impartió clases de filosofía como profesor ayudante en la
Sorbona y en la Universidad de Nanterre. En su primera obra, La
fenomenología(1954), entabló una polémica con las teorías semióticas y
estructuralistas.
Lyotard criticó la supremacía que toda la tradición filosófica occidental desde
Platón ha concedido al discurso. En Discurso, figura (1971) mostraba la existencia
de un espacio alternativo al discursivo-representativo: se trataba de un espacio
figurativo en el que la esencial opacidad de las imágenes que lo constituyen oponía
resistencia a cualquier intento de traducirlas en términos discursivos y
comunicativos. Esta irreductibilidad de lo figurativo, que emerge con particular
energía en el arte moderno, se halla relacionada con la necesidad de una nueva
formulación del fenómeno de la modernidad.
A través del análisis de este fenómeno, mediante un pensamiento afirmativo
basado en el deseo (Economía libidinal, 1974), se hace explícita su crítica a la teoría
de Marx sobre la alienación que produce el capitalismo. De hecho, no se trata de
buscar una alternativa única a la constante y progresiva desnaturalización
generada por el capital, sino de demostrar cómo, debajo de este último, actúa una
economía del deseo que da lugar a varias pulsiones.
Con La condición postmoderna (1979), superó este planteamiento: la época
posmoderna se caracteriza por la decadencia de la legitimación de varios niveles
de existencia a través de los "grands récits" y por la emergencia de una
multiplicidad de lenguajes irreductibles entre sí. A través de la elaboración de una
teoría del lenguaje que se basa en la constatación de la inconmensurabilidad de los
múltiples juegos lingüísticos, llegó a defender la necesidad de formular una nueva
teoría del juicio de valores, partiendo del modelo kantiano. Otros títulos de su
producción son A partir de Marx y Freud (1973), Instructions païennes (1977), Au
just (1979, en colaboración con Thébaud), El desacuerdo (1983), El
entusiasmo(1986) y Moralidades posmodernas (1993).
Biografia de Gianni Vattimo
Filósofo y sociólogo italiano, nacido en Turín, el 4 de enero de 1936. Figura
destacada del pensamiento contemporáneo, se le atribuye, entre otras ideas, la
noción de "pensamiento débil".

Se formó en Filosofía en la universidad de Turín, y luego en la de Heidelberg.

Fue discípulo de Hans-Georg Gadamer, y es seguidor de esa corriente


hermenéutica en filosofía. En 1964 se inicia en la docencia, enseñando Estética en
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Turín, de la que llega a ser
decano. Profundamente influido por las ideas de Heidegger y Nietzsche, Vattimo
ha desempeñado labores de profesor universitario en Los Ángeles, Yale y Nueva
York.

Recibió el título honorífico de doctor Honoris Causa por las universidades de


Palermo (Argentina), de la Universidad de La Plata (Argentina), la UNED (España)
la universidad Inca Garcilaso de la Vega (Perú) y la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos (Perú), entre otras.

Es miembro de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes. Ha sido un asiduo


colaborador en distintos periódicos italianos, en la que su palabra crítica es tomada
como punto de referencia de citas en textos posteriores. Actualmente enseña
Filosofía Teorética en su ciudad natal, como corolario de una labor ininterrumpida
de 40 años en la enseñanza y profundización de los valores de la Filosofía, es
considerado uno de los principales autores del postmodernismo y
fundamentalmente conocido por el filósofo del "pensamiento débil".

Como político inició su trayectoria en el Partido Radicale, luego en Alleanza per


Torino (Olivo) y más tarde en Demócratas de Izquierda dentro del Parlamento
Europeo, formación que abandonó en 2004. También es miembro de la dirección
nacional de Coordinamento Omosessuale (CODS).

Su ciudad natal siempre fue un sitio rendido al pensamiento nietzscheano, dado


que allí el filósofo nihilista había procurado alojamiento. Posteriormente, fue
influido por Gadamer, en Heidelberg. En 1961 publicó El concepto de producción
en Aristóteles, con 25 años. En 1963 sale a publicación Ser, esencia y lenguaje en
Heidegger, donde se nota la fuerte impronta que deja en él Gadamer, y en 1967
publicó Poesía y Ontología, en la línea de sus indagaciones estéticas.

En sus últimos textos se interesó por los temas que plantea la religión, y los analiza
desde sus escritos Creer que se cree, de 1996, Después de la cristiandad, de 2002
y El futuro de la religión, de 2005. La historia dramáticamente trágica que recorre
a la iglesia católica tiene para Vattimo una estrecha relación en la historia, en un
correlato paraleo al desarrollo de Europa.
Ha tenido acercamientos con el psicoanálisis, en sus vertientes freudianas y la
caniana, de allí surgieron las obras El sujeto y la máscara, Más allá del sujeto y Ética
de la interpretación.

Vattimo considera que nuestra época, la Posmodernidad, está basada centralmente


partir de los medios de comunicación y las estructuras por el que accedemos a la
información, superando las rígidas arquitecturas de circulación del conocimiento
en la Modernidad, donde los conceptos eran unívocos, estables y consistentes, y la
historia quedaba consolidada en una única versión posible. La Posmodernidad, sin
embargo, es la que abre el camino a la tolerancia, a la diversidad de opinión, donde,
frente a las concepciones del mundo totalizadoras, surge un pensamiento menos
atribulado, ajeno a una posición dominante, denominado "pensamiento débil".
Esta forma de pensar se relaciona con los fenómenos multimedia, donde el
escenario icónico visual relativiza las relaciones de dominación, democratizando
los valores. Es en su obra La Sociedad transparente (1990) donde señala el papel
preponderante de los medios en la mentalidad de la época actual, erigidos en los
difusores de verdades parciales, contrapuestas y complejas, sin dar acceso a la
construcción de un mundo consolidado, sino que éste está esparcido en sus
innumerables contenidos. En el seno de esta cultura se diluyen los valores
autoritarios, universales, donde lo que reproducen es apenas la huella de la
complejidad, representaciones en las que se reproducen infinitamente las
percepciones, los valores, las opiniones, y se instaura la muerte de los dogmas y la
intolerancia. Se preserva de este modo el valor principal, el de la libertad

Biografía Emile Cioran


(Émile Michel Cioran; Rasinari, 1911 - París, 1995) Filósofo francés de origen rumano
cuyo pensamiento se caracteriza por su extremo pesimismo y nihilismo. Hijo de un
pope rural, estudió filosofía en Bucarest, tras lo que escribió una tesis sobre
Bergson. Viajó a Alemania y fue por breve tiempo profesor de filosofía en Brasov.
Logró en 1937 una beca del Instituto Francés de Bucarest y marchó a París, donde,
con alguna ausencia, residió hasta su muerte.

Comenzó escribiendo en lengua rumana, en su país y en Francia, en la que produjo


libros, anticipatorios algunos de su marcada actitud pesimista y retadora de las
ideologías y las convenciones sociales, como En las cimas de la desesperación
(1934), El libro de las quimeras (1936), De lágrimas y de santos (1937), El ocaso del
pensamiento (1940) y Breviario de los vencidos (escrito durante la ocupación nazi
de París). El primero tuvo una gran acogida, pero el tercero provocó un fuerte
escándalo, que consolidó su decisión de quedarse en París.
En 1946 renunció a su nacionalidad y se declaró apátrida. En 1947, mientras
traducía al rumano a S. Mallarmé, decidió adoptar el francés como lengua de
expresión. Breviario de podredumbre (1949) será su primer texto escrito en francés,
a modo de desafío a sus raíces y a la afectividad que se vincula con ellas y con el
idioma.
Su producción ensayística es inmensa, resuelta en numerosos casos por medio del
aforismo y la paradoja, que le proporcionaron la libertad de polemizar sin necesitar
de un sistema para hacerlo, fustigar y exponer sus opiniones y análisis. Entre sus
numerosos libros figuran Silogismos de la amargura (1952), La tentación de
existir(1956), La caída en el tiempo (1964), Del inconveniente de haber
nacido (1973). Cada uno de ellos es un ataque furibundo a las ideologías, religiones
y filosofías creadas por los seres humanos para justificar su comportamiento.

Su vida y su obra, indisociables, se sitúan en la periferia de lo establecido, al margen


de cualquier convencionalismo. Así, renunció al termino "filósofo", adoptando el
de "pensador orgánico", según el cual, todo acontecimiento vivido, físico o
intelectual, es aprovechado para moldear un cuerpo conceptual. Su estilo escapa
del usual rigor formal de los filósofos, adquiriendo maneras más libres y
literariamente ricas, poéticas incluso.

Su obra surge de un impulso interior negativo, fruto de una conciencia del


sinsentido de la existencia y de una voluntad de oponerse a éste mediante el
ejercicio terapéutico de la escritura. En sus textos, Cioran se muestra convencido
de la naturaleza intrínsecamente maligna de la humanidad, y se complace en la
recreación de la cara oscura de ésta, para extraer conclusiones en absoluto
tranquilizadoras. En sus últimos tiempos abrazó el budismo

Libro a libro, Cioran fue afirmando su personalidad nihilista y marginal que, sin
embargo, fue creciendo en popularidad. Con su radical libertad de pensamiento
(que regía también su vida personal, al igual que el ascetismo y la actitud burlona
hacia todo lo que le rodeaba), Cioran es uno de los pensadores más creativos y
originales del siglo XX, por mucho que para su desprecio y diversión fuera a
menudo calificado de hereje, provocador, "esteta de la desesperación" o "cortesano
del vacío", a causa de su amargura y su visión corrosiva. Por otra parte, él se
calificaba a sí mismo de "hombre sin biografía" y se aplicaba otras consideraciones
igualmente burlonas. Otras obras suyas son Ejercicios de admiración (1986) y El
crepúsculo del pensamiento (1991).

Biografia de David Harvey


David Harvey (1935 en Gillingham, Kent, Inglaterra) es un geógrafo y teórico social
británico. Actualmente es profesor en la City University of New York (CUNY) y
Miliband Fellow de la London School of Economics. Es uno de los geógrafos
académicos más citados y autor de numerosos artículos y libros de gran influencia
en el desarrollo de la geografía moderna.

David Harvey se graduó en Cambridge con una tesis sobre el condado de Kent en
el siglo XIX siguiendo la gran tradición en Geografía Histórica regional de esta
universidad. De hecho la atención al dinamismo de los fenómenos será una
constante en toda su obra a partir de entonces. A mediados de la década de 1960
comienza a interesarse por el gran desarrollo de los métodos cuantitativos y de la
filosofía neopositivista y popperiana en las ciencias sociales, contribuyendo así al
desarrollo de la geografía cuantitativa.

El pensamiento de complejo Edgar Morín


En torno a cómo justifica Edgar Morin la necesidad de un pensamiento complejo y
el papel que juega la incertidumbre en la teoría de la complejidad y como define
en Morín su desafío, gira la exploración analítica de este texto.
La necesidad de un pensamiento complejo, afirma Morín, se impondrá en tanto
vayan apareciendo los límites, las insuficiencias y las carencias de un pensamiento
simplificante y, en esa medida estar a la altura de su desafío. Se hace necesario,
reitera Morín, crear un método, una manera de pensar, un pensamiento que
dialogue con lo real. En Morín la complejidad no es una reducción o deslinde de la
simplicidad. Al contrario, el pensamiento complejo íntegra las formas
simplificadora de pensar. El pensamiento complejo se concibe como un
pensamiento total, completo, multidimensional lo define Morín, pero se reconoce
en un principio de incompletud y de incertidumbre. Se reconoce como
pensamiento no parcelado, dividido, no reduccionista pero reconoce lo inacabado
e incompleto del pensamiento.
La crítica que Morín hace del pensamiento simplificante lo problematiza porque
considera que este pensamiento no concibe la conjunción de lo uno y lo múltiple,
unifica en abstracto y anula la diversidad y por este camino se llega a la
“inteligencia ciega”. Sin embargo, considera que la simplificación es necesaria pero
debe ser relativizada. Morín define la complejidad como un tejido. Un tejido de
eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares de
conforman el mundo de lo fenoménico, y sus rasgos son los de ordenar lo
inextricable, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre, estrategias para lograr
la inteligibilidad. En Morín la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una
cantidad de interacciones e interferencias entre un número de unidades y también
determinaciones, incertidumbres, y fenómenos aleatorios. La complejidad es la
incertidumbre en los sistemas organizados, esto es, que la complejidad está
permeada por una mezcla de orden y desorden y en esa dirección está relacionado
con el azar.
Ahora bien, Morín tiene un ejemplo para explicarnos el fenómeno simplificador.
Es sobre el hombre. El hombre, afirma Morin, es un ser biológico pero también es
un ser cultural metabiológico, en tanto vive inmerso en un universo de lenguaje,
ideas y conciencia. El paradigma del pensamiento simplificador nos lleva a desunir
el estudio del hombre, a hacerlo menos complejo, estudiándolo por partes, es decir,
biológico, anatómico, psicológico, culturalmente, por separado, olvidando que el
hombre es una totalidad que no existe lo uno sin lo otro. En Morín hay tres
principios que nos ayuda a pensar la complejidad. El principio diálogico, la
recursividad y el principio hologramático. El pensamiento complejo íntegra la
incertidumbre y concibe la organización que contextualiza, globaliza, pero
también reconoce lo singular y lo concreto. La complejidad requiere que
rompamos con nuestros tradicionales esquemas mentales en ” reforma del
pensamiento ” que no nos ha habituado a concebir la diálogica de lo simple y lo
complejo, de lo separable y no separable, del orden y del desorden. El paradigma
del pensamiento complejo, reitera Morín, tendrá su origen en los nuevos
conceptos, visiones, descubrimientos y reflexiones que puedan reunirse en una
tarea cultural histórica y en ese sentido allí está su desafío. La nueva posibilidad
del pensamiento tiene que estar en la búsqueda de trascender las incertidumbres
y las contradicciones y en esa dirección la complejidad es la unión de los procesos
de simplificación que conllevan selección, jerarquizacion, separación, reducción.
Un punto intermedio entre el pensamiento reductor, que no observa más que los
elementos y el pensamiento global, que no observa más que la totalidad, o el todo,
es decir, que se haya en la relación de los simple y lo complejo. El método
tradicional separaba para conocer y el pensamiento complejo contextualiza,
globaliza y relaciona lo que está separado. En ese orden, se hace necesario
reaprender a ver, a concebir, a pensar y a actuar.
Una nueva epistemología y una nueva ética nos propone Morín en la estrategia de
su pensamiento de la complejidad y en ese sentido es ” pertinente ” para nuestra
realidad latinoamericana en tanto que es originario de una nueva mirada o
perspectiva sobre nuestra realidad social, política, cultural, económica desde su
singularidad y su totalidad que nos conduce necesariamente al campo de la
complejidad. Ahora bien, la teoría de la información es una herramienta que
permite en Morín tratar la incertidumbre, lo inesperado, la sorpresa. La
información es de alguna manera organizadora. La cibernética es la teoría de las
máquinas autónomas y la teoría de los sistemas sustenta las bases de un
pensamiento de la organización. A estas tres teorías, dice Morín, hay que agregar
la teoría de la autoorganización y a su vez agregar los tres principios: el diálogico,
el de recursión y el hologramático. Estos tres principios nos demuestran que el
pensamiento de la complejidad trata de incorporar lo concreto de las partes a la
totalidad. Articula los principios de orden y desorden, de separación y de unión,
de autonomía y dependencias. Su discurso descansa en la transdiciplinariedad, la
reconstrucción y centralidad del sujeto. Morín considera que estamos en la
barbarie de las ideas, en la prehistoria del espíritu humano y solo el pensamiento
complejo podrá civilizar nuestro conocimiento.

El pensamiento filosófico en Latinoamérica


Durante no poco tiempo, la sociedad filosófica en Latinoamérica se ha preguntado
si existe pensamiento filosófico en Americalatina. Ante la diversidad de autores,
pensadores, escritores y filósofos en Americalatina, ¿Es menester preguntarnos
sobre la existencia de un pensamiento propio? ¿Hemos sido capaces de generar un
pensamiento propio e independiente o por el contrario hemos sido simples
calcómanos de pensamientos extranjero?

Otras de las interrogantes, se refiere a que si en Latinoamérica ha existido un


propio pensamiento filosófico, desde cuándo el mismo inicias. ¿Las culturas
precolombinas pudieron generar un pensamiento filosófico? ¿Éste surge sólo en
época colonial cuando nuestro pensamiento es influído por la filosofía escolástica
y tomista? ¿Fueron los pensadores de la emancipación dueños de un pensamiento
propio? ¿Fueron los positivistas y contrapositivistas acuñadores de la propia
filosofía? O ¿Sólo al surgir la Filosofía de la Liberación es que nos hacemos cociente
de nuestra independencia ideológica y es a partir de aquí que se puede hablar de
una filosofía propia?

Creemos que es menester aclarar qué se entiende por pensamiento filosófico. La


Filosofía no es un pensamiento meramente científico, ya que al igual que ésta se
vale de la razón, pero difiere en que sus preguntas no son específicas sino generales.
El filósofo, al contrario del científico natural, no se pregunta por el desarrollo
embrionario de las aves; sus interrogantes son más generales, atendiendo al origen
del conocimiento, al estudio del ser, entre otros aspectos generales. Además, para
el científico dedicado al estudio fáctoco, el ámbito humano ocupa un segundo
término, en cambio la filosofía se ocupa de la dimensión humana. Así, la filosofía,
también se distancia del pensamiento místico, al no emplear la fe como su
basamento de creencia sino la razón. Por tanto, es relativo hablar de un
pensamiento filosófico ante los dogmas de la fe.

Por tanto, ¿Existe pensamiento filosófico en Latinoamérica? Sin lugar a dudas,


según nuestro entender, sí existe pensamiento filosófico en Latinoamérica. Pues,
si existe pensamiento racional, humano, alejado de la fe religiosa. Existe en cada
pensador filosófico que se ha planteado el estudio y razonamiento en el ámbito
Latinoamericano. Cómo negar la validez de pensadores como Samuel Robinson
(Simón Rodríguez) (1769-1854), José Martí (1853-1895), Simón Bolívar (1783-1830),
Francisco de Miranda (1750-1816), Enrique Dussel (1934), Ignacio Ellacuría, García
Bacca, entre otros.

Asumida la presencia de pensamiento filosófico en Latinoamérica, la siguiente


cuestión a tratar es la independencia o no de este pensamiento; si el mismo es mero
calca del pensamiento universal filosófico o es producto de una propia reflexión. Si
nuestra actividad filosófica ha sido un solo volver a escribir lo ya escrito, con la
pretensión de hacerlo propio al plagiar las oraciones; o, por el contrario, hemos
sido capaces de hacer una propia reflexión de nuestra condición y poder parir un
planteamiento filosófico independiente, espejo de nuestras realidades, instaurador
de vías de progreso y base para el diseño de un futuro prometedor.

Para poder desglosar lo antes expuesto, es necesario estudiar diversos puntos del
problema. En primer lugar, debemos tomar en cuenta la existencia de una filosofía
llamada universal. Se llama Filosofía Universal a aquella iniciada en Grecia, donde
diversos pensadores se formularon preguntas ontológicas universales; es una
tradición que posteriormente evolucionó en diversas escuelas y pensadores a lo
largo de la historia del continente europeo básicamente. Es una sucesión de
pensadores integrantes de diversas escuelas, que se abogan el conocimiento
filosófico. Es esa filosofía que se desarrolla a lo largo de la historia europea
principalmente; la que se enseña en la mayoría de las academias de filosofía
racionalista. Hoy, esa es una filosofía de salón altamente eurocentrista,
academicista. Es la llamada filosofía universal.

No pocos pensadores, afirman que la filosofía universal es la única existente, y


Latinoamérica sólo puede hacerse de un pensamiento filosófico valedero en la
medida que asume como pensamiento propio la filosofía universal, pues es tarea
imposible fundar otra filosofía. Según quienes abogan por esta tesis es inexistente
una filosofía Latinoamericana, como no puede haber una filosofía colombiana,
venezolana o mexicana. Pues, caso contrario sería menester afirmar que existe una
matemática venezolana u otra colombiana.

Ahora bien, la filosofía diverge de la matemática y de la arquitectura y de las otras


ciencias, por la característica principal de la filosofía, pues esta es meramente
humana; y, desde luego existe un pensamiento colombiano, una forma de concebir
la realidad según la óptica venezolana o peruana; porque, las realidades humanas
varían de latitud en latitud.

Ciertamente, la Filosofía Universal ha preñado el pensamiento Latinoamericano,


ha tamizado las diversas concepciones. Ha determinado diversas posturas; mas, no
podemos ser tan obcecados para afirmar que el positivismo radical o
neoliberalismo, son planteamientos recetarios aplicables universalmente, que
fuera de la órbita de la filosofía universal no existe filosofía. Lejos del balbuceo de
poetas embriagados por las musas, nuestros pensadores, en no pocos casos han
tomado planteamientos de la filosofía universal como propios, pero antes estos,
también existen diversos filósofos que para construir sus planteamientos toman el
pensamiento universal y los tamizan con la realidad latinoamericana.

En tal sentido, Nuestra América (a decir de José Martí) está preñada de


pensamiento filosófico propio, concepciones que surgen del estudio, del análisis y
razonamientos de las diversas realidades.

Contrario al pensar del academicista eurocéntrico, nadie es dueño de la verdad;


por tanto, ninguna academia es contenedora del saber absoluto, saber que desdeña
el conocer ajeno a las reflexiones surgidas en el ceno de las escuelas. Así, no sólo el
filósofo titulado es dueño del saber, surgen una inmensa gama de pensadores como
retratistas de la realidad, formuladores de planteamientos valederos para la toma
de soluciones en Americalatina. José María Vargas Vila, Valle Inclán, Rubén Darío,
son ejemplos de pensadores no academicistas, que desde la perspectivas de la
literatura hicieron planteamientos valederos en Americalatina; tomando
pensamientos de la filosofía universalista desglosaron la realidad vivida y
formularon propuestas valederas desde la óptica de la realidad.

Ahora bien, puede existir filosofía alejada de la llamada filosofía universal; mas, no
existe filosofía alejada de la realidad. Pues, la filosofía se hace valedera en la medida
que genera sus concepciones a partir de la realidad circundante. Por tanto, nada
más alejado de la verdad que una filosofía enclenque de salón, donde la realidad se
adapte a golpes a ella y no la filosofía adaptada a la realidad. Esto, es menester
conocer para formular un planteamiento filosófico independiente. Esto exige
independencia intelectual por parte del pensador, ser retratista fiel de su realidad
y hábil constructor de propuestas acertadas para el desarrollo de los pueblos.

En contraposición a los defensores de la Filosofía universal, están los llamados


Nacionalistas; quienes afirmar que la filosofía es propia de cada nación, de cada
región, para éstos no es valedera la filosofía universal. Los Nacionalistas, no
encuentran postura intermedia entre el estudio universal de la filosofía y las
realidades locales; pues, sólo surge la verdadera filosofía en las regiones.

Una postura intermedia entre los defensores de la Filosofía Universal y los


Nacionalistas, son los perspectivitas; quienes afirman que el pensamiento filosófico
es universal y que el mismo se nutre con las realidades, las circunstancias propias
de cada región. Esta postura es propia de la llamada Escuela de Madrid, teniendo
a Ortega y Gasset como uno de los principales representantes. Esta postura
filosófica ha sido de gran importancia para el surgimiento de la Historia de las Ideas
en Americalatina.

Otro escollo a solventar es la determinación del momento en el cual surge una


filosofía propia en Americalatina. Aquí las opiniones divergen sustancialmente. Y,
la opinión varía según la noción que se posea de independencia, de lo propio. Si se
concibe lo propio como invención individual de la realidad total, estamos lejos de
emprender la empresa de poseer filosofía propia. Sin embargo, desde la postura, a
nuestro parecer más racional, de que en filosofía no se es más elocuente en la
medida de que se inventen realidades, ya que la filosofía afortunadamente diverge
en este punto de la literatura; es apropiado tomar razonamientos ajenos y luego de
comprendidos, dibujar nuestra realidad a partir de los mismo agregando las
verdades de nuestras características sociales, políticas, históricas, religiosas y
económicas.

Ahora bien, desde la óptica planteada en el párrafo anterior, ¿En Cuál momento
surge un pensamiento filosófico independiente en Americalatina? Compartiendo
la opinión de otros pensadores, podemos afirmar que los pueblos precolombinos
que habitaban nuestra América eran poseedores de reflexiones filosóficas propias
y valederas. En los pocos libros sagrados que se conservan de los pueblos indígenas,
apartando la fuerte presencia de lo mágico religiosos, se evidencia la presencia de
un pensamiento filosófico propio. Una concepción del ser, de la realidad, del origen
y el papel del hombre sobre la tierra. Pensamientos, que por desidia han sido poco
estudiados, prefiriendo el estudio de concepciones europeas para la definición de
la realidad. Sin embargo, es posible reconocer la presencia de un pensamiento
filosófico valedero antes de la llegada de los diversos imperios, que en lugar de
aceptar y convivir con la realidad del indio; con desdén despreció su cultura.
Mismo desprecio con el que se refieren los que afirman que no existe pensamiento
filosófico en Nuestra América.

Luego, de la conquista (uso el término conquista por las lamentables


consecuencias que el encuentro originó sobre el pueblo de Americalatina; mas que
la fusión de las dos culturas, se originó la destrucción casi total de la cultura
americana), diversos planteamientos filosóficos se han perfilado sobre nuestra
tierra. Entre los mismos, se mencionan principalmente; un pensamiento propio de
las colonias, pensamiento escolástico prominentemente, asimilación de
fundamentos transmitidos a través de la fe católica, sin mayor preeminencia de
pensamiento independiente; es el pensamiento del colonizador sobre el
colonizado, con el fin de perpetuar el status quo. Posteriormente, se ve mayor signo
de independencia filosófica en la filosofía de la independencia; donde se toma
principalmente el pensamiento ilustrado que sirvió de piso intelectual para la
Revolución Francesa; diversos pensadores de nuestro continente se inspiran en la
ilustración y promueven ideas que sustentan la emancipación. Es a partir de este
momento que se toman pensamientos universales y a partir de diversas ópticas se
traduce la realidad de Nuestra América. También, destacan el pensamiento
positivista, las concepciones antipositivistas, el Anarquismo y Marxismo
Latinoamericano; y, la Filosofía de la Liberación, entre otras.

Con respecto a la Filosofía de la Liberación, merece especial mención de nuestra


parte; pues para algunos es el cenit de la madurez e independencia filosófica
latinoamericana, por ser concebida tras el análisis de los diversos problemas en
Nuestra América con la finalidad de liberarla y hacerla próspera e independiente.
Esto con ciertas divergencias ni es ni cierto en lo total no falso en el todo. Al
analizar los planteamientos de la Filosofía de la Liberación no podemos dejar de
reconocer en ella pensamientos de otras corrientes filosóficas. Independencia y
libre determinación de los pueblos, emancipación de los pueblos de Americalatina,
son aspectos tomados de corrientes socialistas universales. Sin embargo, en la
Filosofía de la Liberación se busca interpretar según las condiciones sociales de
nuestros pueblos, lo cual permite la autonomía de pensamiento.
El pensamiento filosófico en santo domingo

El primer volumen de filosofía de autor genuinamente dominicano aparece editado


en Santo Domingo en la imprenta de la Capitanía General, el año de 1814. Es un
libro precoz. La imprenta no tenía aún una década de haber sido introducida al
país. El primer impreso de que se tiene noticia data de 1808.
Precisamente, el autor de esta obra, Andrés López de Medrano, o López Medrano,
nacido en Santiago de los Caballeros hacia 1780, es una figure que se destaca de
manera vigorosa y notable por su contribución a la creación de una conciencia
nacional, ya dada en las circunstancias materiales que rodean a ese periodo.
La obra de López Medrano, "Introducción a la Lógica" o "Elementos de Filosofía
Moderna destinadas al uso de la juventud dominicana" fue escrita pare satisfacer
las necesidades de la cátedra de su asignatura en la Universidad. Su carácter
académico la circunscribía a los círculos minoritarios de los estudiantes que
seguían los curves. Sin embargo, esta obra debe considerarse como una
contribución sumamente importante y sólida a la creación del espíritu nacional,
que debía encontrar en ella un firme soporte conceptual y teórico.

López Medrano fue uno de los primeros rectores de la Universidad. El primero


había sido el Lic. José Núñez de Cáceres y más tarde lo había sido también el Dr.
Correa y Cidrón. Todos estos personajes poseían una sólida formación intelectual.
Otros intelectuales se reunían en una tertulia que se hizo famosa en case de Núñez
de Cáceres donde las discusiones versaban, no solamente en torno a los destellos
del pensamiento de Europa y de América que llegaban al país, sino precisamente
en torno a la creación de una nación dominicana en esa colonia entonces española.
López Medrano iba a ser con Núñez de Cáceres, el más conspicuo animador y uno
de los más profundos de ese inquietante momento histórico.
En las conversaciones que tenían lugar en la tertulia de Núñez de Cáceres, parece
haber tenido un cálido ambiente el conjunto de ideas que el rebelde siglo XVIII
derramaba en sierras americanas, a través del pensamiento de Rousseau. Era un
conjunto de pensamientos que se orientaban a la creación de un mundo nuevo. Y,
así como ellas habían desembocado en la Revolución Francesa en Europa, habían
servido también de germen teórico de la Independencia de América.
López Medrano llevó al piano de la discusión académica, naturalmente anegada en
las tradiciones metafísicas imperantes en la época, la problemática del
conocimiento censoria, imponiendo consciente o inconscientemente, más lo
primero que lo segundo, la tendencia a dirigir la mirada a la realidad circundante
y apartándola en al-tuna medida de la vida eterna.
La Independencia Efímera, así calificada porque no duró más que siete semanas,
se hundió en la anexión de la colonia antes española a la vecina República de Haití.
Este acontecimiento constituyó una frustración histórica de profundas
consecuencias. La tarea de concebir una nación, a partir de un conjunto de
planteamientos teóricos que le sirvieran de raíz conceptual, fue desplazada del
campo de la filosofía. López Medrano como Núñez de Cáceres y otros intelectuales,
abandonaron el país. Otros, como Correa y Cidrón, se adaptaron a las
circunstancias. El proceso quedó a la derive, dependiendo del juego inexorable de
la vida histórica. Y, como consecuencia de ello, desapareció el marco apropiado a
la especulación filosófica orientada a forjar o a comprender la realidad nacional. Es
natural que la actividad filosófica se refugiara entonces en el diletantismo y cayera
en manos de aquellos intelectuales que, por encontrarse sumidos en las corrientes
de la inteligencia prevalecientes en el mundo, fueron inevitablemente arrastrados
a participar en el juego asentista de las ideas.
Hasta la primera década del presente siglo, después de un desvanecimiento de todo
un siglo, no encontramos figure alguna cuyo trabajo en el campo a que nos
referimos, merezca atención. Entonces aparece Federico García Godoy (1857-1924).
Pero aún en este cave se advierte cierto desdén de la filosofía por incidir en la
problemática histórica. Y es curioso. García Godoy era un hombre profundamente
preocupado por los destinos de su país y su pluma estuvo siempre consagrada a
estas preocupaciones. Fue en la novela histórica donde se canalizaron sus ideales
patrióticos, legándonos un tríptico de muy acendrados valores nacionales y
democráticos. Entre sus obras filosóficas se cuentan "Horas de estudio" y "La
religión de la humanidad", ambas publicadas en 1910. Son obras, ambas, de exégesis
filosófica, como su estudio inédito "El Bergsonismo", o de incursión en la literatura
filosófica, sin aspirar a una concepción general de la realidad particular de su país.
En Arístides Fiallo Cabral (1876-1921) encontramos una concepción del universo.
Fiallo Cabral era un espíritu profundamente inquieto que desplegó su inteligencia
en los más variados campos. Era médico ilustre y al mismo tiempo cosmógrafo,
jurista, literato, pedagogo y filósofo. Sus obras merecieron atención por parte de
algunos notables de Europa, principalmente su "Doctrina Biocósmica de la
Gravitación Universal y de la Generación de los Mundos" (Santo Domingo,1915),
que hoy no despierta más interés que el bibliográfico.
Francisco Eugenio Moscoso Puello (1885-1959), nos ofrece un fenómeno similar al
de Fiallo Cabral. También es médico ilustre, maestro de médicos, conferencista,
novelista de no mediano rango, conocedor de leyes y de historia nacional e
inclusive hombre de preocupaciones democráticas. Su actividad filosófica es
preocupación juvenil que culmina en 1907 con dos obras, "La Forma Específica y
Discurso del Cinematicismo", publicada en el país.
Otro hombre que viene a encarnar la preocupación filosófica en nuestro país es
Andrés Avelino (18991974). Avelino es, como sus predecesores, un espíritu
profundamente inquieto y vivaz. Comenzó a figurar en el campo de la literatura
como poeta adscrito al Postumismo, que señoreaba Moreno Jiménez. Después de
una estancia más o menos entusiasta y feliz en el campo de la poesía, consagró sus
entusiasmos vitales a la matemática superior, que profesó como catedrático en la
Universidad, y de allí hizo un rápido tránsito al campo de la filosofía, escribiendo
numerosas obras, escritas con gran soltura literaria. "Metafísica categorial" (1940):
"Prolegómenos a la única metafísica posible" (1941); "Esencia y existencia del ser y
de la nada" (1942); "Une lettre a Maritain" (1944); "El problema antinómico de la
fundamentación de una lógica pura" (1951); "Los problemas antinómicos de la
esencia de lo ético" (1971), y otras, son sus obras.
Avelino es el filósofo más consistente y ambicioso que encontramos en toda la
literatura filosófica dominicana, tanto por la dedicación al trabajo como por la
severidad de sus temas y por el volumen de su obra. Sin embargo, Avelino tuvo que
afrontar el peso de sus anhelos especulativos en el área de la situación política más
lúgubre y severa de nuestra historia. Es el filósofo de la época más hostil a aquella
tradición que se inauguraba con los pensadores que en los alrededores de 1820,
consagraban sus facultades al ideal de una nación que entonces pugnaban por
modelar con su pensamiento.
Algunos nombres podrían añadirse como el de Juan Francisco Sánchez, pero en
rigor este profesor universitario se limitó a una labor de exégesis filosófica sin
aspirar a construir un sistema o a integrar el trabajo filosófico, lo cual habría podido
acarrearle graves consecuencias a la realidad nacional. Se puede incluir también, el
de Pedro Troncoso Sánchez que es tal vez el único intelectual moderno de nuestro
país que ha intentado ligar la especulación filosófica a la búsqueda de la realidad
nacional. Ha preferido la vía del ensayo al que logra insuflarle cierta gracia, siempre
inclinada a seguir las veredas nativas. "Nuestra cultura jurídica y la filosofía del
derecho" (1950); "Espiritualidad y cultura del pueblo dominicano" (1956); "El bien
común, fin del Estado" (1956), son algunos de sus títulos. Seguramente en Troncoso
Sánchez han operado los mismos factores inhibitorios y frustratorios que la
dictadura infligió sobre toda la intelectualidad dominicana y tal vez debido a ello
sus mejores contribuciones filosóficas se manifiestan en el estudio de nuestro
pasado. Sólo en los últimos tiempos, una vez pasadas las sombras de la tiranía, su
pensamiento se ha inclinado a la contemplación de la problemática nacional, pero
sus antiguas aficiones filosóficas han palidecido y prefiere su pensamiento seguir
otros rumbos en su vocación ensayística. Lo demás es el marxismo. La discusión
filosófica en nuestro país gira mayormente en torno a las controversias que
disparan las concepciones del materialismo dialéctico. Sin embargo, la producción
estrictamente filosófica no es copiosa. Es más bien rala y se consagra mayormente
al campo de la historiografía. Un nombre que habría que mencionar porque se
inscribe en la literatura con una obra ambiciosa es Juan Isidro Jiménez Grullón,
quien mice armas con Ortega y Gasset en su "Al margen de Ortega y Gasset" (La
Habana, 1957). Pero más que una obra de filosofía es una obra de crítica filosófica
y de controversia a la luz de sus concepciones marxistas. Una obra menos
controversial y más constructiva es 'La Filosofía de José Martí)" (La Habana, 1959).
También Jiménez Grullón era médico pero es sobre todo un político.
En general la filosofía "pura" se encuentra en nuestro país en completo estado de
decadencia. Las rezones actuales no son las mismas que en el pasado. En realidad
esta decadencia de la filosofía nacional es un reflejo de la decadencia que la
filosofía, en su sentido clásico experimenta en todo el mundo. Y si aquí hay factores
coadyndantes, y el estado de subdesarrollo crónico y de dependencia política son
los más acentuados, el fenómeno que se aprecia es de naturaleza ecuménica. Y es
claro que en pequeños países como el nuestro se sienta esta realidad de manera
más notoria y terminante.

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