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Ensayo Cuento
Presentación
Cuestiones de fondo Ramón
Castillo
4 El hombre que tocaba el piano
María Bolio
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Cuento La revista Zaguán Literario alcanza su tercer número con la certe-
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Ensayo
Sigamos así Ximena Peinado 30 minutos o muerto Eduardo za de seguir proporcionando un espacio que contribuye a la for-
Acuña
mación literaria y humana de los estudiantes de la Escuela de Co-
Ensayo Cuento municación.
Lo opuesto al amor Andrea
Alcalde
19 Pay de durazno Jaime Escobar
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Tan es así que este semestre la calidad y cantidad de textos pre-
Ensayo Crónica seleccionados ha aumentado. De manera que nos hemos visto en
Generación del milenio
Alejandra Trueba
22 Un día tan simple y cotidiano
Lesli Jiménez
62 la necesidad de elevar los criterios editoriales de publicación, así
como de aumentar el volumen de la revista. Esta es la mejor prue-
Ensayo Crónica ba de que Zaguán Literario está en el camino de concretar las as-
Mi ciudad José Luis López 25 Cumpleaños número 20
Ximena Aguirre
68 piraciones por las cuales fue creada.
Cuento Minificciones Para este número tenemos el placer de presentar a dos escritores
La torre de astronomía
Gerardo Rodríguez
28 La llamada
Parto
72 invitados: Ramón Castillo y José Luis López. Ramón es un ensa-
Un puente yista reconocido con más de una década de trayectoria. José Luis es
Cuento
Lo inevitable Renata Pérez 33 Coordinador del área de Comunicación Escrita de Comunicación
UP; su participación abre las puertas para que otros miembros de
la comunidad académica colaboren también en el proyecto.
Diseño basado en la plantilla: “RED Borders LLC”, usada bajo licencia Creative Commons.
Zaguán Literario es una publicación digital de carácter semestral, elaborada a partir de los trabajos de
los alumnos del Seminario de Géneros Literarios, que es parte del plan de estudios de la carrera de Co- SANTIAGO URÍA & EDGAR RODRÍGUEZ
municación de la Universidad Panamericana. Esta publicación es un proyecto de difusión cultural sin
fines de lucro. PROFESORES DEL SEMINARIO DE GÉNEROS LITERARIOS
Todos los textos son propiedad de sus respectivos autores. Las fotografias utilizadas están bajo licencia
Creative Commons y fueron tomadas de las páginas www.pixabay.com y www.unsplash.com; excepto
la foto de portada, propiedad de los editores, y las fotografías de las páginas 25, 26, 27, 64 y 67, propiedad
de Pablo Monroy.
Las opiniones contenidas en Zaguán Literario son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesa-
riamente la posición de los editores y/o la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana.
ENSAYO
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Así pues, ir al fondo es una suerte llegamos a uno de los más grandes el cuidado es la mitad de la batalla”.
de chapuzón que implica agotar y distinguidos inventos del ser hu- Se infiere por las palabras de Monsieur Escoffier que en estos portentosos
ENSAYO
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todas las opciones, aventurarse mano, esto es, los caldos. Auguste concentrados deben aunarse las virtudes de sus ingredientes. Su aparien-
en lo profundo más ignoto de no- Escoffier, chef francés que revolu- cia, rigurosamente ambarina, reclama que para ser perfectos sean límpi-
sotros mismos y del afuera siem- cionó la manera de comprender la dos, claros, sin ningún elemento superfluo. Justo como debe ser el estilo
pre abierto. Buscamos sentidos gastronomía de su tiempo, explica literario. En ambos registros, la construcción ambiciosa carente de motivo,
como una vía para leer la realidad la gravedad del tema al señalar que los recursos y la técnica abigarrados, las palabras grandes, las frases pre-
mientras jugamos con ella, obser- este jugo aromático, concentrado, suntuosas hacen que cualquier platillo resultante sea indigesto y sobrecar-
vamos las secretas coincidencias, lleno de sabor, nutrientes y gallar- gado.
los empalmes inesperados. Como do poderío es un requisito indis- El fondo es, como lo dice el chef galo, la extracción de lo mejor, el punto
en cualquier nuevo plato, anhela- pensable para la grandeza. En sus de partida, pero también la más sustanciosa de las preparaciones. En li-
mos la revelación que nos invite a palabras: teratura, Jorge Ibargüengoitia, por ejemplo, es un claro ejemplo de que no
descubrir los ingredientes, pedir “De hecho, el fondo es todo en la se debe confundir la claridad con lo superfluo, la concentración de ingre-
otra ronda, disfrutar la experiencia cocina, al menos, en la cocina fran- dientes con el acto de acumularlos, por ello es tan agradable su digestión
de un nuevo motivo para seguir. cesa. Sin él, nada puede ser hecho. y tan vivificante su lectura.
Si un fondo es bueno, el resto del Ahora bien, al partir de un buen estilo, lo demás viene por añadidura.
Dos trabajo es fácil; pero si, por otro
Aquí, el periplo tiene un senti- lado, es malo o simplemente me-
do peculiar. En el territorio de fo- diocre, es bastante inútil esperar
gones, cazos y cazuelas el fondo cualquier cosa cercana a un resul-
es la piedra filosofal de toda coci- tado satisfactorio. El cocinero con-
na, la fuente mágica desde la cual centrado en el éxito, por tanto, diri-
emanan salsas, potajes y sápidas girá naturalmente su atención a la
arquitecturas. Acostumbrados a impecable preparación de su fondo
ir de adelante hacia atrás para en- y, en vista de alcanzar este resul-
contrarlo, aquí es necesario aceptar tado, no sólo encontrará necesario
que el fondo es lo primero. hacer uso de los más frescos y finos
Servidos de la plasticidad de las productos, sino también ejercer el
palabras, de sus sentidos y, espe- más escrupuloso cuidado en su
cialmente, del poder de la comida, preparación, puesto que, en cocina,
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El punto no es quedarse en un ex- que anima, mueve, revitaliza a los son guisos que viven gracias a que en ellos
celente principio, sino el evitar dar- alimentos y a nosotros mismos. se concentra la simplicidad de la vida, su es-
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lo por descontado. Hay que ser me- ¿Qué argumentos en contra puede encia más decantada. Sazonados con la lenta
ticulosos en su obtención, atentos, esgrimir cualquiera ante la me- alquimia del recuerdo, al probarlos compren-
pacientes al proceso para llegar a lancólica autoridad del caldo de demos que el sustrato elemental que nos a-
él. Las palabras deben tener sabor, pollo de nuestras madres o abuelas? nima pasa necesariamente por el estómago
textura, aroma para dar al caldo la Al percibir la caricia de su olor en pero, sobre todo, por los sentimientos que ella
vitalidad necesaria que fortalecerá el aire, la comida se vuelve en ese nos permite compartir y rememorar. El fon-
el espíritu del lector. Tener enton- instante una máquina del tiempo, y do es la forma que nos delinea y alimenta, es
ces dominada esa parte permite, todos volvemos a tener unos cuan- la expresión de que existen ciertos elementos
entonces sí, levantar increíbles tos años. Quizá nos hemos caído que, no por terrenales, son ajenos a las conste-
construcciones literarias. Habrá y raspado las rodillas, padecemos laciones celestes del universo.
que tener como regla principal, un terrible dolor de cabeza por la
cuando de comida y literatura se fiebre y la gripa, o tal vez, por pri- Cuatro
trate, tomar el tiempo de saborear mera ocasión, quien nos gustaba Al rememorar la consoladora tibieza de su
cada frase, limpiarla bien, extraerle había destruido nuestras ilusiones. abrazo, el caldo primigenio en el que todos
su máximo y evitar a toda costa el Entonces, la esperanza se adereza nadamos durante nueve plácidos meses es,
infame Knorr Suiza. con trocitos de pollo, tal vez molle- de una manera evidente, el fondo base des-
jas, queso o limón. Un chile verde, de el cual todo comienza. Quizá ahí radique
Tres cebolla y cilantro reconstituyen las la búsqueda por el sentido, por la recreación
No es coincidencia, ni gratuidad heridas y poco a poco, cucharada a de los gustos del paladar, la magia de esa pe-
que insistamos en la necesidad fi- cucharada, las fuerzas vuelven. renne, aunque siempre infructuosa, preten-
losófica de ahondar en los enigmas Desde la sopa de fideo hasta el sión de regresar al estrato primigenio.
de un buen fondo, puesto que en la mole, pasando por el arroz a la Líquido amniótico universal, el océano des-
revelación de un caldo bien concen- mexicana, la comida se insufla pierta sueños y deseos desconocidos, acaso
trado, caliente, en el punto exacto cuando parte de un sólido fondo otra añoranza todavía más lejana. El mar, con
de su plenitud buscamos la forma de pollo, elevando su sabor a nive- su reconfortante vaivén, desprende un olor a
de llevar más allá el secreto de sus les de fiesta patronal. Sin embargo, proteína ancestral, el misterio de su canto, la
confidencias, extender sus posibi- también es cierto que estas cum- sal que lo aliña cumple con lo indispensable
lidades, utilizarlo como el espíritu bres de nuestra cocina cotidiana para ser el guiso ancestral del cual nació la
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vida sobre esta tierra. Lo imaginamos como bullente sopa, caldo de cul- Cinco
tivo, desde donde alguna minúscula bacteria hace millones de años tuvo Pensemos que las metáforas, como la gastronomía, como la literatura, vi-
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a bien dividirse en dos y propagar, de manera escandalosa, una progenie ven de muchas formas con nosotros, que compartimos un fondo básico,
que en el código genético llevara inscrita la melancolía por su antiguo un solo apetito por las ideas, los sueños y las palabras. El acto de comerse
germen y por su ineluctable final. los libros, las personas y el universo entero obedece a esta idea.
O, como mejor lo dijo Vicente Huidobro: Pensemos que esto implica acabarse a la existencia, devorar con deleite
He ahí el mar hasta la última gota, perdernos en su fuerza desconocida, en faltar a los
El mar abierto de par en par modales de la buena mesa y sorber directamente del plato con la consig-
He ahí el mar quebrado de repente na de hacerlo por el puro placer de gozar hasta transgredir los límites de
Para que el ojo vea el comienzo del mundo lo posible.
He ahí el mar Pensemos que, después de todo, quizá ese sea el fondo último de las co-
De una ola a la otra hay el tiempo de la vida sas.
De sus olas a mis ojos hay la distancia de la muerte
RAMÓN CASTILLO
ditada por Ediciones sin nombre y la Fundación para las Letras Mexicanas; en 2014 formó
parte de la Antología del ensayo literario veracruzano 1950-2010, publicado por el Gobi-
de Tierra Adentro.
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en verdad. Siempre lloran, se quejan y se la viven rogando a los padres
Sigamos así XIMENA PEINADO para que jueguen con ellos. Es muy cansado, y todos los padres de fa-
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FABREGAT
milia coincidirán conmigo. Pero, ¡buenas noticias!, ahora, con las tabletas
Definitivamente no hay mejor época que electrónicas, no tenemos que esforzarnos con los infantes. Los berrinches,
esta. Vivimos en la era de las oportuni- los lloriqueos y la intensidad se esfuman al momento en el que los niños
dades, de la tecnología, de la libertad. Una ponen los dedos sobre la pantalla. Es más, ya ni nos fastidiemos con la can-
era de cambio y superación. No entiendo sada tradición de leerle cuentos a los niños por la noche antes de dormir.
cómo hay personas que se quejan de nues- ¡El Ipad puede hacerlo fácilmente en una aplicación! ¡Qué bendición!
tros tiempos, cuando en realidad lo te- Sigamos así e incrementemos nuestra comunicación en línea. ¿Por qué
nemos todo. Es decir, ¡por Dios!, ¡ahora te- (Monterrey, Nuevo León. 6 de sep-
por todos lados! Además, ¡antes las perso- males. Desde los cinco años, Ximena
Sí. Sigamos impulsando a los hijos a absor- ta, Ana Karenina, Madame Bovary,
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manera, los recuerdos jamás se irán Son una bendición las redes socia-
de nuestra memoria. Los tendre- les. Mediante ellas nos podemos
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tener una vida normal, la verdad. Por qué, ¿cuál sería el caso de tomarnos Antes, el divorcio era muy mal visto, pero ahora se comprende comple-
una fotografía en donde salgamos apuestos cuando nadie la va a ver? Te- tamente que muchas veces es necesaria la separación. No me imagino la
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nemos que admitir que el punto de esas fotos es demostrarle al mundo lo presión por la que pasaban los novios ante la decisión de contraer ma-
encantadores y deseables que somos. Lo mismo sucede en las reuniones trimonio con alguien. Seguramente lo pensaban una y otra vez. Era una
sociales. Claramente no tiene caso ir a una fiesta si no sales con evidencias decisión de vida o muerte; pero ahora ya no tenemos que sufrir tanto por
de que estuviste con tus amigos tomando y pasándotela increíble. Al subir ello, ya que ante cualquier conflicto podemos acudir a la instantánea diso-
las fotografías con nuestros amigos la gente se percata de que, en efecto, lución del matrimonio. Ya no hace falta vivir a lado de una persona eter-
somos personas que tienen muchas amistades; y al notar eso, nos volve- namente arrepentidos. En un dos por tres nuestros problemas se esfuman
mos aún más deseables. El control de nuestro estatus social, por primera y podemos volver a zambullirnos en el mar de la soltería, con la página en
vez, está en nuestras manos. blanco, en busca de nuestra próxima presa.
Sigamos rompiendo las estúpidas costumbres impuestas por las genera- Sigamos desgastando el planeta en donde vivimos, al fin y al cabo segu-
ciones pasadas. Ya evolucionamos. Ya no tenemos que estar comprome- ramente en el futuro habrá la opción de mudarse a otro. No es necesario
tiendo nuestro cuerpo a una sola persona. Es más, en las series de tele- que agotemos nuestra energía reciclando o haciendo el enorme sacrificio
visión y en las películas se impulsa mucho a la poligamia. Y, ¡qué bueno
que lo hacen! Porque de no haber sido por ellas, nunca nos hubiéramos
podido escapar de los frustrantes compromisos. ¿Para qué acostarse con
una sola persona cuando lo puedes hacer con el número de personas que
quieras? A eso lo llamo plena libertad. Me es impensable el hecho de que
antes las personas debían mantenerse con la misma persona durante toda
su vida. Qué suplicio. Llegaremos a un punto en donde el matrimonio ce-
de optar por la caminata en lugar de la cómoda opción del automóvil. Si
sará de existir. Es lógico. Es evolución. Seguiremos teniendo la oportuni-
es que hay en verdad un Dios, este lo que más querría es que nosotros
dad de procrearnos, pero sin tener que estar atados a una sola persona
gozáramos del fruto de la tierra que Él mismo nos dio en un principio.
por la eternidad. Pero para cuando ese momento llegue, tenemos mientras
La tierra existe para ser explotada a nuestro parecer. Sería algo ilógico
tanto el maravilloso acto del divorcio. Actualmente todos parecen hacerlo.
que pusiéramos en pausa todas nuestras actividades sólo para conservar-
la. No niego que exista la contaminación, pero, ¿para qué cuidarla si no
nos afecta directamente? Se podrán morir los ecosistemas y los animales
se podrán extinguir, pero a nosotros nos falta mucho para llegar a esa cri-
sis. Falta tanto tiempo para que este fenómeno nos afecte, que es mejor no
pensar en eso.
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Sigamos viralizando el uso de las drogas y
el alcohol. Bien sabemos que esos temas Lo opuesto al amor
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indiferentes? ¿Lo usamos como me- Martin Luther King: “no me duelen
canismo de defensa para no sufrir? los actos de la gente mala, me duele la
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que no somos la peor generación moderna que ha habido.
Generación del A la generación del milenio también se nos conoce por nuestro carácter de
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ALEJANDRA TRUEBA
boomerang, ya que muchos hemos tenido que volver a la casa de nuestros
MILENIO
CORTÉS
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Mi ciudad
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que algo está por suceder, pues la amaestrada intranquilidad se balancea cada
JOSÉ LUIS LÓPEZ
segundo con peligro de desbordarse incontenible. Visitas los exclusivos centros comerciales de la parte
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AGUIRRE
Es como si la ciudad estuviese preñada y a punto de parir en cualquier sur de la ciudad. Los visitantes-consumidores a estas
momento... en cualquier momento. plazas son seres clonados de los protagonistas de las
Por las noches, el choque del pedernal con el acero castellano no deja descansar series de entretenimiento o de los estándares que
a la enorme urbe... el sueño dura apenas un suspiro. marca la influyente publicidad de lo que debe ser el
Por las madrugadas observas desde la cúspide de la Latinoamericana cómo hombre y la mujer contemporáneos: polifacétic@s,
sus habitantes se deslizan hacia el valle como oleadas de cobre derretido. emprendedor@s e hiperguap@s. Este es el imperio
Aquí todo el mundo tiene pris... ¡quítese pen..! donde las marcas comerciales jerarquizan a las clases
Los encuentros son fugaces. Las miradas no pueden contemplarse unas a otras sociales. Profesor investigador en
porque entonces son indicio de violencia. Al encontrarte en las orillas de la ciudad experimentas la Escuela de Comuni-
En el transporte público, que viaja atestado y sudoroso, la agresión espera el sentimiento ambivalente de quedarte para siempre cación de la Universidad
expectante el momento idóneo para irrumpir en el silencio. o largarte lo más pronto posible. Esta megalópolis Panamericana. Es un
apasionado del buen pe-
tiene un extraño magnetismo que embelesa a sus
riodismo y un entusiasta
seguidores.
migrante digital intere-
Lo que no sabes es que esta ciudad exige se le rinda
sado en las nuevas ten-
culto. Esta ciudad está acostumbrada, desde que tiene
dencias periodísticas, e-
memoria, a que se le ofrezca a diario un sacrificio, ducativas y tecnológicas.
porque de lo contrario se queda uno postrado ante
ella y condenado a padecer su inclemencia.
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La torre de astronomía
parásitos informes, irracionales e inocentes. Más
curioso aún, le parecía que crecieran y la hermo- GERARDO GARCÍA
sura se posara sobre ellos, que continuaran siendo RODR´ÍGUEZ
CUENTO
CUENTO
apasionaba al astrónomo.
Si tan solo él supiera lo que es morir, lo que implica. Tengo 19 años. Nací en el Edo.
gustia inefable de dejar de existir, el frío en el cuer- dad de México. Desde pequeño
Pensar en exhalar el aliento final le fascinaba más y soñé con dedicarme a alguno
que cualquier otra cosa de su realidad inmediata, y de estos medios. Hace tres años
Sucedió muy entrada la noche. Cuando los lobos aullaban a la infinidad de lunas
de las demás realidades por él conocidas también. descubrí que la literatura llena
en el vacío. El viejo astrónomo invocó a las deidades planetarias; les rezó y les
Sus noches eran mucho menos propicias para pen- todos los aspectos de mi vida.
suplicó le dejaran sentir. Sus nombres eran aberrantes y se perdieron de la memo-
sar y discurrir estos asuntos. En lo observacional En la carrera descubrí que tam-
ria de los sujetos comunes. Antes de concluir su rito, levantó una enorme estatua
son infinitamente más sorprendentes. Desde su bién me apasiona la fotografía y
de horrenda figura. De sus innumerables sueños y pesadillas había salido el mo-
planetario estudia el Universo alrededor de él. Se me quiero dedicar al periodis-
numento. Tenía la cara deforme de un toro y la piel de leopardo.
encarga de ver y capturar visualmente cada mo- mo, además de perseguir mi de-
Vivía en su torre día y noche. Los años eran pocos para contar una existencia la-
mento de la acción o inacción estelar. En lengua sarrollo profesional en el mun-
tente ya por siglos. Nadie recuerda cómo o de dónde llegó, cuándo surgió ni cuál
vernácula se les conoce con un nombre que equi- do de las letras.
era su labor ahí. Los locales se hicieron cientos de historias alrededor del anciano.
vale a “cazadores o receptores de luz”.
Le llamaban brujo, demonio, fantasma, atrocidad. Ningún sustantivo respondía a
Su trabajo es meramente pasivo y perceptivo. Uno
su verdadera naturaleza.
no imagina la cantidad de conocimiento arca-
Las tardes las pasaba estudiando al ser humano. Le resultaba demasiado curioso
no que le es suministrado a diario, en medio de
que fueran creados y traídos al mundo como meras criaturas indefensas; pequeños
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supernovas, cuásares, lluvias de meteoritos, agujeros negros, cúmulos estelares, y siempre estarán. La posibilidad de su preexistencia lo alarmó. Lo olvidó de in-
galaxias, cometas, asteroides. mediato.
A la mitad de sus vistas nocturnas, cada noche, suena una melodía que ningún Llegó la extraña noche que algunas civilizaciones más tardías llamaron 12-lluvia.
humano ha escuchado. Es la música del principio del Universo, capaz de sumi- No tuvo un miserable segundo de adormecimiento. Mucho menos un indicio de
CUENTO
nistrar calor y movimiento a los cuerpos. Es el principio de todo, pero no conoce sueño. En su desesperación lloró sangre. Pretendió encender en llamas la vieja
CUENTO
el final. En uno de los libros de la infinita biblioteca, un cosmólogo escribió que si torre y sepultar su trabajo de siglos. No lo hizo. Soportó la desventurada noche
un hombre llegara a escuchar la Sinfonía, una de dos cosas pasaría: sería ilumi- lleno de rabia. Se tranquilizó y entendió; los dioses le habían dado sensibilidad.
nado y ascendido a la bóveda estelar o sería anonadado por el sonido de miles de Salió el sol y consagró su mañana a hacer ofrendas a la estatua de toro-jaguar.
millones de años cayendo sobre la vida de un simple mortal sacado del polvo. Sintió felicidad por primera vez. Durmió todo el día; soñó toda la noche. Se le apa-
El astrónomo en ningún momento se encuentra solo del todo. Cuando así lo de- reció un cometa que describía una elipse alrededor de él, no paraba de moverse y
sea, convoca a toda una multitud de seres, encargados de escribir y almacenar los al mismo tiempo parecía quedarse en un solo lugar. Le encomendó salir al mundo
libros, mantener y arreglar la maquinaria del observatorio. Escuchan las enseñan- del hombre y enseñarle cuanto sabía; era el precio de los dioses por haberle conce-
zas del maestro y de vez en cuando debaten sus ideas. Todo es una ilusión. Ningu- dido sentir. El anciano despertó, dudó de su sueño todo un día y al final del mismo
no puede generar conocimiento por su propia cuenta. Son clones de un original decidió usar por última vez su ancestral telescopio; lo usó con temor, con respeto,
fallido; pequeñas copias sin cuerpos sustentables; tristes proyecciones programa- como si fuera primerizo.
das para servir y hacer poco más. Cien años tardó el astrónomo en enseñarle su arte a los locales. Empezó por lo
El hombre de las estrellas no lograba recordar cuándo aparecieron los fantasmas fácil, lo evidente; sus lecciones se tradujeron en herramientas que les permitieron
por primera vez. Tan solo estaba seguro de que él no los creó. Probablemente es- vivir mejor y por más tiempo. Los hombres se hicieron inquisitivos, productivos
taban ahí desde antes que él. Tal vez llegaron después o quizás siempre estuvieron y temerarios. Domaron a las bestias, entendieron el funcionamiento de la tierra
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primitiva y la cuidaron, le dieron a su cosmogonía una estructura definida y un
panteón para alabar. Les llegó la felicidad y la plenitud, pero no por mucho tiempo. Lo inevitable
El sabio astrónomo (como fue conocido por sus alumnos), sintió que su final es-
taba cerca. Se retiró de nuevo a su torre, pero estaba tan cansado que no pudo ha- Renata Pérez De la O
cer sus actividades de antaño por muchos días. Acostado una noche de invierno,
pensó quién había sido su creador. Estaba demasiado enfermo y se preguntaba si “Ahí estaba. Eterno e impasible, hermoso y gigantesco. Me
en verdad este sería su fin; después de todo había vivido una infinidad de años y el quedé hipnotizada. Siempre que lo veía me sentía pequeña e
mismo concepto de vida, irremediablemente iba acompañado de muerte. impotente, frágil y a la vez afortunada de poder ser partíci-
Recordó su situación hacía ya un siglo, lo mucho que le fascinaba la idea de morir, pe, al menos con la mirada, de un milagro tan exquisito”
pero eso era relativo a los humanos, no a sí mismo. Se abrió de golpe su ventana
CUENTO
CUENTO
y entró un helado viento que le congeló el alma. Se dijo que ese debía ser el fin, se
encomendó a los dioses planetarios y suplicó que alguno de ellos tuviera miseri-
cordia de él. Exhaló y su corazón dejó de bombear la sagrada sangre.
Se encontró en la nada con una infinidad de espejos blancos que lo reflejaban una
y otra vez. Preguntó al vacío quién era su dios, cuál había sido su propósito, qué
sucedía ahora. No hubo respuesta; en el silencio pareció entender, pareció recordar.
Él era el dios primigenio, el creador de todos y todo. Y en su terror y angustia por
la eternidad había borrado su propia memoria.
Espero que no sea hoy el día en que nuestra isla se hunda. Hemos tra-
bajado tan duro para mantenerla en pie. Al principio sólo era cuestión
de construir unas cuantas barreras. El mar había comenzado a olvi-
darse de sus límites usuales y tímidamente acariciaba pedazos de
arena a los que nunca antes se había acercado. Al observar tal fenóme-
no, los ciudadanos de Marina nos sentimos sumamente alarmados.
Después de una asamblea de todo el pueblo, concluimos que solo se
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trataba de un leve desplazamien- diariamente marcando posibles una vuelta para inspeccionar las bebés. Era necesario preservar la
to en el curso de las olas. Segu- puntos de riesgo y las otras tres barreras. Caminé por mi ruta isla, mantener nuestras vidas y
ramente en cuestión de meses el irían construyendo barreras. El usual y luego de unos minutos rutinas lo más intactas posible;
agua volvería a su lugar. Ocurrió equipo de los vigilantes indicaría me detuve a admirar el mar. Tuve todos merecíamos eso, nunca
todo lo contrario. a los constructores qué barreras que pararme de puntitas para habíamos hecho daño alguno a
Apenas había transcurrido me- era necesario reforzar y cuáles ver, las vallas ya habían alcanza- la naturaleza. Estaba sumida en
dio año y las barreras de cemen- debían agrandar. Claro que me do una altitud considerable. esos pensamientos cuando sentí
to ya se encontraban sumergidas ofrecí a formar parte de la briga- Ahí estaba. Eterno e impasible, algo helado que tocaba mi espal-
bajo el incansable e impaciente da. Marina era el único hogar hermoso y gigantesco. Me quedé da. Me levanté rápidamente y
océano. Las olas comenzaban que conocía y no iba a dejar que hipnotizada. Siempre que lo veía entonces lo vi.
CUENTO
CUENTO
a acercarse cada vez más a la desapareciera frente a mis ojos. me sentía pequeña e impotente, Aquello que temimos por tan-
zona habitacional. Aquel camino Fui asignada al grupo de vigilan- frágil y a la vez afortunada de to tiempo y tontamente creímos
que los niños normalmente usa- tes. Hacíamos muy bien nuestro poder ser partícipe, al menos con controlar. El mar comenzaba a
ban para ir a la escuela, el mis- trabajo y después de dos meses la mirada, de un milagro tan ex- rodear las vallas; la humedad
mo que yo recorrí tantas veces logramos asegurar la isla. Todo quisito. Lo observé hasta que mis y la sal habían debilitado sus
cuando era pequeña, era intran- había vuelto a la normalidad. pies se cansaron de sostenerme cimientos y el agua comenzaba a
sitable. Tuvimos que convocar a Continuábamos con nuestros y después me senté recargada en colarse entre la construcción. Era
otra asamblea. En esta ocasión rondines solo por precaución, la barrera. Era una lástima que cuestión de días para que todo
el asunto fue tratado con ma- pero ya no había mucho que ha- hubiéramos tenido que constru- se viniera abajo. Entonces me
yor seriedad y decidimos que cer. ir un muro entre él y nosotros, di cuenta de lo irónica que era
era necesario asignar un equipo. Una noche, de esas tan oscu- pero no podíamos permitirnos nuestra situación. Ahí estába-
Participarían seis personas: tres ras que es imposible distinguir simplemente desaparecer; en mos todos, organizando asam-
se encargarían de recorrer la isla dónde termina el cielo, salí a dar Marina había familias, ancianos, bleas, proponiendo soluciones,
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intentando evitar lo inevitable, creyó. Ellos estaban convencidos débilmente nos rodean. Ya nadie tra-
dando pequeños pasos a un lado de que, para mantener todo en baja en otra cosa, los niños ya no van RENATA PÉREZ DE LA O
cada vez que el destino se acerca- orden, simplemente era necesa- a la escuela, no hay reuniones al atar-
ba trayendo pedazos de la impa- rio reforzar los muros y añadir decer o fiestas en la arena. Ni siquiera
rable realidad. Y la realidad era más personas a los equipos de dialogamos los unos con los otros. Lo
que nuestras casas, escuelas, tien- vigilancia y construcción. No sé único que hacemos es vigilar y cons-
das y lugares de reunión, aquel si fue miedo a aceptarlo o ese ego truir. Temer en silencio. A pesar de eso
lugar en el cual cada marinense tan típico de los humanos que nadie escapa, nadie sugiere que nos
había echado raíces y enterra- creen poder controlar la natu- vayamos. Yo me quedo porque aquí
do innumerables recuerdos, no raleza, pero mis coterráneos de- está mi familia, mis amigos, porque
CUENTO
CUENTO
tenía más que algunos meses de cidieron que era seguro y viable no hay otro lugar al que pueda ir. Estudiante de Comunicación en
vida restantes. Toda nuestra isla continuar viviendo en Marina. Aunque ahora estoy completamente la Universidad Panamericana. In-
estaba condenada a desaparecer. Han pasado dos meses y aho- segura de que me había equivocado, teresada en la fotografía y el cine,
Al amanecer convoqué una jun- ra todos los habitantes dedica- el destino no hace excepciones, la na- pero sobre todo en la escritura; la
ta para comunicar a todos lo que mos nuestro esfuerzo diario turaleza no se detiene. La vida jamás cual fue su principal motivación
había descubierto, pero nadie me a fortalecer las paredes que permanece intacta. para decidir estudiar esta carrera.
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se escucha. Es un punto aislado del estrés y los semáforos. Unos largos
El hombre que tocaba el piano dedos bailan sobre las teclas blancas y negras de un piano recién afinado.
Una nota sigue a la otra como brincando. Como juegan los niños en un
María Bolio Benítez parque. Fluye. El corazón del pianista y la música se unen.
El cielo arriba del jardín es un azul realmente profundo. En el jardín una
jacaranda se estremece porque la melodía es más dulce que cualquier otra.
“Una nota sigue a la otra como brincando. Como juegan los
Qué día tan propio de abril. Todo parece estar en sintonía.
niños en el parque. Fluye. El corazón del pianista y la música
Él tiene los ojos cerrados.
se unen.”
Es el himno de un alma. La brisa respira y con ella baila el castaño claro
y lacio, alborotado, libre. Al girar, el viento hace un torbellino, traducien-
CUENTO
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Hubo cautela, sentimien- recordar el momento, abre los ojos Porque en sueños, en el silencio y La comisura
tos genuinos, ni y el árbol lila lo anima a seguir a la hora de meditar, una voz que de la boca del
una sola barre- contando la historia. Y la música, no es de este mundo le aconsejaba pianista se cur-
ra de mentiras o con toda sinceridad, continúa con que no perdiera su amuleto de la va ligeramente
hipocresía. Ella le el cuento del niño que quería tocar buena suerte. Si tenía una brújula al recordar esto.
dijo que los sen- el piano y quería aprender a amar. era para que la usara. Si tenía un Sus dedos y su espíritu aventurero
t imientos no podían haber sido ¿Alguna vez has ido Roma, te has amigo tenía un tesoro. Y a veces continúan tejiendo esta burla al si-
unilaterales. Pero también había un maravillado ante los monumentos hay cosas que brillan y que sí son lencio. Son una oda a la victoria de
cronómetro. Una cuenta atrás. “En que han visto milenios de histo- de oro. una dulce amistad.
sus marcas, listos...” Porque ria, pero encontrado con una Fon- Poco a poco los acordes Las notas una a una, una a
CUENTO
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el año se terminaba, el final tana di Trevi en remodelación, se van silenciando, al son una, en una dorada cabalga-
estaba cerca. sin agua, sin chiste? ¿Algu- del otoño, las hojas co- ta. La jacaranda entiende y
Luego hubo balazos, y na vez te has sentido solo a loreadas, el rojo vivo y al baila con ellas. La melodía
la canción se vuelve pesar de estar rodeado de gen- final la nieve. La vida que brilla. En el piano descan-
grave y tenebrosa. A pesar te? ¿Alguna vez has mendigado el hombre que tocaba el sa molesto un cenicero, con
de lo que él dijo, ella se volteó y lo contraseñas de Wi-Fi, para poder piano solía vivir antes parece más cigarros degollados. Y entre las
apuñaló por la espalda. Y derramó contactar a quien ocupa tu mente como un sueño, como alguna otra cenizas hay cubitos de hielo en
sangre azul. Pero todo eso puede día y noche? dimensión. Pero si hubo una vela donde se refleja un invierno que se
ser sólo un piquete de mosco si La dueña de la canción sí. Y por eso que nunca se apagó, ni siquiera en comienza a derretir. Un congelado
cabe el perdón. Y el corazón del pia- regresó a él. Porque estando en la víspera de Año mes de febrero.
nista era enorme y generoso, en- Roma se sintió sola Nuevo, era la de ¿Y de qué se trata el mes de febre-
tonces la perdonó. en medio de una ella. ro? Claro que el día 14, todos sabe-
Sus ojos son cafés, su sonrisa es multitud y los Incesante, cons- mos: chocolates, rosas, miel, dine-
enorme, casi del tamaño de su pensamientos tante, perseve- ro, globos, gente enamorada con la
nobleza. Suspende la música al la llevaban a él. rante. cabeza en la estratósfera; y el club
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del alma bohemia, el piano era la ninguno tiene una bola de cristal.
voz, un poco más grave, un poco ¡Perdóname, no tengo telepatía! Y
más seria, un centímetro más de él. los abrazos de bienvenida, los aero-
Si algo había aprendido al pasar los puertos y las lágrimas de adiós se
años y al ir y venir la gente era que repetían y se repetían. Aún en el
la vida es un rompecabezas, con silencio más cruel, una luz roja,
más de un solución, que el amor diminuta, parpadeaba…
es una elección, la filosofía es un La gente amontonada pide tres
de los escépticos con las rodillas en Hay unas luces de benga-
cuento, las mentiras son una dro- tacos de longaniza, la marchan-
el pantano de quien no sabe ni lo la muy particulares, que duran
ga, y el pianista, hoy, se había con- ta hecha la masa a la alberca de
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que espera. sólo nueve segundos. Son las cor-
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familias completas. La cola de migración, la banda de las maletas, la al- cuenta un pianista. Que lo cuenta una escritora, escondida detrás de
fombra gris y una estampa en el pasaporte. una calculadora, acerca de una niña y un niño, que en el último segundo
“Bienvenido, paisano”. de una infancia vieron la verdad. Y que la niña ya no era una niña, era una
El viajero de este cuento hace fila, presiona el botón, medio segundo de conductora que se las arreglaba sola, que sabía decir que “no” al color rojo
suspenso y, gracias al Cielo: luz verde. La maleta pesada detrás de él, y al azul. Y que sabía leer un corazón. Y el niño esta vez ya no era un niño.
viene empachada de ropa sucia. En la espalda su guitarra y en la cartera Era un hombre.
Era el hombre que tocaba el piano.
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una foto, una herradura y una carta. Amuletos que no soltaría. y de escribir cuentos. Las rimas y los ritmos visuales en el lenguaje
Se abren la puertas corredizas. la obsesionan. Ama las alturas, ver nubes, practicar yoga, correr y
Y por fin. Se miran. Frente a frente. Un pianista de alma desgreñada e in- pasar tiempo al aire libre en medio de la nada. Las playas solitarias
cansable amor para repartir y una niña. Una niña, que con mente de y los bosques son definitivamente los mejores lugares para estar.
números y de calendarios, analiza y analiza qué va a pasar, quién va a Tiene cinco hermanos. Una vez al año busca colaborar en algún
La música se calla. Un silencio perturba y vibra quieto en el jardín. El su granito de arena en el mundo. Es defensora de la vida desde el
pianista se levanta y parece que se va a ir. La jacaranda lo detiene y le momento de la concepción y cree en Dios. Sigue esperando su carta
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30 minutos o muerto
Eduardo Acuña Martínez
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alma bohemia. Sin embargo, esas a su jefesito lo que ha visto o leí-
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güerita, ojos azules, y nacida en Argentina, esta mujer se ha convertido Su nombre era María Fernanda Pérez Sanchez, y como diría Nacho en
poco a poco en una de las personas más importantes en la vida de Nachito aquellos días: “La prosa no alcanzaba para describirla”, recurría en-
Pérez. tonces al poema de Othón:
Al principio Sofía era simplemente una de las tantas amigas y amigos con
quienes Nacho se juntaba desde la prepa. Sin embargo, Ricciardi se había “En la estepa maldita, bajo el peso
ganado el cariño de este, por un acto de solidaridad en el pasado. de sibilante grisa que asesina,
Resulta que Ignacio P. Martínez no siempre había sido el Grinch que es hoy irgues tu talla escultural y fina
en día. En la universidad era otra persona en varios aspectos: romántico y como un relieve en el confín impreso”
amante de la cursilería marca Bécquer, obsesivo con el ejercicio y su figu- “Vibran en el crepúsculo tus ojos,
ra, además de tener un gran gusto por la comedia, expresada en cualquier un dardo negro de pasión y enojos
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género. Hoy en día conserva algunos de estos aspectos con ciertas mo- que en mi carne y mi espíritu se clava”
dificaciones. Por ejemplo, todavía ama hacerse el chistosito y los stand-up
shows, pero ahora con un gusto por un humor más negro, y en lugar de ser Esto, querido lector, no es una exageración. ¿Acaso no hemos sentido
romántico ahora es un pesimista. todos este amor desbocado e irracional en algún punto de nuestras
¿Pues qué te pasó Nachito? La respuesta yacía en uno de los elixires más vidas? Esta era la situación de Ignacio cuando encontró todo lo que
amargos de la vida, y no me refiero al tequila. Tenía que ver con los últi- necesitaba en Fernanda. Y encontró también destellos de felicidad, y
mos años de la prepa y la mitad de su vida universitaria. Nacho tenía 19 encontró el amor y encontró así, su perdición.
años, y todo era color rosa, y todo era poesía, y todo era tan melancólica- Duró dos años el carnaval de las emociones para Ignacio y Fernanda,
mente bello como “Clair de Lune” de Debussy. dos años que ahora le parecían a Nacho como décadas de su vida, que
no dejaron atrás más que recuerdos agridulces que invadían sus cons-
tantes pesadillas.
Lo peor de todo es que había sido su culpa. Probablemente no del todo,
pero definitivamente es imposible argumentar que la relación no ter-
minó por las acciones impulsiva de Ignacio. Fue culpa de los celos, de
la inseguridad. Sucede a menudo que cuando buscamos conservar algo
con tantas ganas, y anhelamos con todas nuestras fuerzas que aquello
sea para siempre, el afecto se convierte en obsesión.
Llevaban ya un año de relación los tórtolos cuando empezó el declive.
Fernanda tenía uno de esos “amiguitos”. De aquellos que para el lado
de los novios son unos malditos bastardos, pero que para las novias
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simplemente son uno “ay solo es pues Fernanda no conocía el ver-
un amigo, que exagerado eres”. El dadero nivel de inseguridad en su
nombre del imbécil no es impor- pareja. Para Nacho esto era la cul-
tante, sino lo que detonó en la re- minación de sus temores. Para su
lación de Ignacio. ego y su ira, esto era muy grande
Se podría decir que Fernanda era para razonarlo de forma objetiva.
el primer gran amor de Nacho, lo Esa noche, Ignacio le fue infiel a
Ricciardi quien en estos momen- gresara a la mesa.
tomó completamente por sorpre- Fernanda.
tos estaba sentada en la mesa de —Hola, ¿en qué estábamos?
sa, lo idiotizó. Toda racionalidad Era un grito de ayuda, una subli-
un Bistro frente a Nacho. La misma Nacho sudaba cada vez más y más,
fue expulsada de Ignacio cuando mación de las frustraciones y an-
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Sofía Ricciardi quien en estos mo- sentía como todo le temblaba, de-
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decirte esto que siento. sin embargo, continuó respondien- siempre estoy ahí para ella y es- de Jack Daniels y drogas. Su men-
Sofía plasmó la mirada en la mesa do, desesperanzado. cucho sus problemas. ¿Por qué no te se centró en los fracasos: cómo
durante varios segundo. Definiti- —Pues ya sabes, siempre has estado lo aprecia? ¿Acaso solo busca estar odiaba su trabajo a pesar de que le
vamente no era el tipo de augurio ahí para mí y bueno, además creo con imbéciles como sus exnovios? iba muy bien; cómo había hecho el
que confortaría a alguien en esa que eres hermosa, simpática… Terminaron de comer en silencio, ridículo frente a Sofía, reclamán-
situación, dio un gran suspiro y —Yo siempre voy a estar ahí para sumamente incómodos. Inten- dose por haber sido tan incrédulo;
dijo: ti, pero, simplemente no te veo así, taron, sin éxito, ignorar lo recién pero, sobre todo, cómo había arrui-
—¿Desde cuándo? ¿Por qué no me eres como mi hermano —dijo Sofía, suscitado y abordar otros temas nado su oportunidad con el posible
habías dicho? No… no me lo es- dilapidando el sistema nervioso de irrelevantes. Nacho sentía náuseas amor de su vida, María Fernanda,
peraba. Ignacio. hacía sí mismo, solo quería llegar la única persona que podría llegar
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—Ya tiene un rato, pero te digo, no —Está bien —contestó Nacho, —lo a casa. Pagó la costosa cuenta, in- a quererlo con todos sus defectos.
sabía cómo decírtelo. entiendo. cluyendo los gastos de la argentina En otras palabras, Ignacio se dio
—Es que no entiendo, ¿por qué? Aunque la verdad, Nacho no lo y se fue. cuenta de que no tenía una moti-
El ánimo de Nacho decaía con cada entendía. Se realizaba los mismos Al llegar a casa, Nacho confrontó su vación para seguir adelante. Su
pregunta, pues sabía que tantas cuestionamientos que todo hom- fracaso como mejor sabía hacerlo: vida era un completo fracaso, un
preguntas no eran sinónimos de bre fracasado se hace antes esta se quedó en calzoncillos, puso un chiste enfermo.
que el sentimiento fuera recíproco; situación: ¿Por qué no le gusto? Si disco de Pink Floyd a todo vol- Se paró y se dirigió a su recámara,
umen, se sirvió un vaso de whisky donde guardaba una 45mm que su
casi al borde, y encendió un porro padre le había dejado hace muchos
al mismo tiempo que buscaba por- años, y que él nunca había consi-
nografía en su laptop. Su comporta- derado utilizar. Regresó a la sala
miento era como el de un autóma- y terminó su trago de sopetón.
ta deprimido, probablemente hizo “Comfortably Numb” estaba en
más cosas al llegar a su casa, sin la mejor parte, en el clímax del se-
embargo no tomaba conciencia de gundo solo de guitarra, una de las
la mayoría. obras maestras de Gilmour.
En algún punto sus pensamien- Tenía el revólver apuntado con-
tos se distanciaron de los solos de tra la sien. Las lágrimas se desli-
guitarra de David Gilmour y de su zaban una a una por sus mejillas,
precario estado bajo la influencia sentía como todo le temblaba: “per-
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dóname” seguía repitiendo. Estaba listo para mandar todo al infierno. De La vida no solo termina de forma abrupta, incluso para los que sí come-
repente, alguien llamó a la puerta: “Domino’s Pizza” ten suicidio, siempre hay un funeral después, una segunda vida depen-
En su alienación y actitud de sonámbulo, Ignacio había olvidado que al diendo de nuestras creencias. No existen los finales cerrados, pero sí la
llegar a su casa había pedido una pizza, sabía que fumarse el porro le ge- pizza.
neraría un hambre monstruosa. Ignacio Pérez Martinez no renunció al suicidio solo por una vulgar (aun-
—Domino´s Pizza —repitió el repartidor del otro lado de la puerta. que deliciosa) pizza, sino porque entendió que la vida es un jodido chiste
Después de unos minutos, y justo cuando el repartidor estaba a punto de sin sentido. Una voluntad externa a todos nosotros que se ríe a carcajadas
irse, Ignacio abrió la puerta un tanto desconcertado, todavía en calzonci- cada vez que fracasamos. Y entendió también que la felicidad no es algo
llos. a lo que se llega, sino pequeños instantes que nos dan la posibilidad de
—Domino´s Pizza —dijo el repartidor, encabronado, por vigésima sexta reirnos nosotros también de la vida: manejar un Camaro, reírse de los
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Recuerdo que su cumpleaños era una semana
Pay de durazno antes que el mío, la abuela siempre lo decía JAIME ESCOBAR
y siempre me traía un pedazo de pay de du- IBARROLA
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habían previsto robar desde se- quien perdió dos dedos en sus hu- ceremonial de los napolitanos para a pensar que él era quien estaba
manas atrás. Esto significaba que mildes comienzos en las plataneras deshacerse de los cuerpos), cuan- trabajando encubierto para los co-
alguien estaba trabajando con los de Colombia –por eso el apodo. do Franz recibió una llamada con lombianos. Raymond estaba per-
colombianos, el jefe dudaba de to- Raymond entró al coche, junto con órdenes del jefe de regresar al bar. diendo cantidades importantes de
dos, incluyendo a Raymond. Los sus inferiores en la jerarquía, Enzo Más tarde, Raymond despertó jun- sangre.
napolitanos estaban a punto de Romagnoli alias el “Cane Corso” to a un basurero cerca del estacio- Al borde de la muerte, Raymond
comenzar una guerra contra los (raza más sanguinaria de perros namiento de un supermercado. Se Dartell, recordó el pay de duraz-
colombianos por el control total de italianos) y Franz Fachetti (el italo encontraba al lado de los cuerpos no. Ese pay que estaba dentro del
Boston. germano), quienes eran respon- de Enzo y Fidel Echenique, cada Grand Marquis que Franz se había
uno con una bala entre las cejas. llevado. Recordó que en el super-
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Subir al auto y comenzar la rutina universitaria, que acompaña lo que
Un día tan simple y cotidiano resta de la luna y la tranquilidad sin tránsito por la hora de salida.
Una ciudad callada a las seis de la mañana, que resulta hipócrita ante
Lesli Jiménez Espinosa la realidad de este país, y es que de mañana, la ciudad, está callada y en
orden, sin tanto idiota caminando, y no es que esté mal caminar, está mal
ser idiota, no parar el ruido ni un segundo y vivir desordenado. Esa es la
“Cada persona tiene pedacitos de dicha, algunos más inocuos hermosa Ciudad de México. Sí, la que tiene más de 100 museos, la que se
que violentos, más inocentes que perversos, o más ignorantes vuelve de colores por equidad de género, orientación y ocio, la que tiene
que instruidos, pero todos gozamos de un pedacito de dicha.” pobreza y delincuencia, esa donde la corrupción se vuelve impunidad,
donde algunos gozan y otros sufren y sí, también la que tiene contingen-
cia ambiental.
CRÓNICA
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Musicalizar el recorrido, con Suggar Minott y Gloria Trevi, animar el día propia, cutre pero la tiene, no es un lugar mágico ni transgresor, pero sin
que luce de pereza. El café ya cumplió su cometido, apenas llego a la es- él sería una joda recorrer la “preciosísima” Ciudad de México. Viajar con
cuela y ya estoy ansiosa de tomar clase, de anotar una concatenación de frescura, con independencia, y a pesar de venir muchos nadie interactúa
redundancias, de escuchar las opiniones vacías del profesor, de soportar con nadie (qué bueno); cada uno defiende su individualidad y su sentido
la realidad, y las inclemencias de un plan de estudios turbulento con un de extraño en el otro frente al otro por el otro.
personal caduco y retrógrado, pero nada cambia, todos cabizbajos, criti- Ay los vendedores...
can volteados pero no hacen nada. Al subir las escaleras la gente ya no trae prisa, viene tan lenta como una
En fin, la primera clase terminó, un cigarro -paradójicamente- se vuelve tortuga; no es que lleve prisa todo el tiempo, es que son flojos y len-
mi respiro. tos hasta para caminar, me nefastean, pero con el tiempo… Ay mexicano,
Comienza la clase y con actitud positiva decido entrar. El profesor, a- ¿qué nos has hecho creer que hemos hecho? ¿Por qué somos tan lentos y
mable y claro en su información, explica la clase a detalle, lo suficiente mediocres? Que cuando pedimos más nos malmiran como si careciéra-
para conocer el timo del 3x2, y cualquier concurso de marca que no es mos de cordura, ay mexicano, tú vienes sin dignidad, a creer comprarla
más que una promoción de ventas. Uff, 10:30, hora de irme, de fumar otro con dinero, poder e impunidad, o simplemente vivir sin ella y resignarte
cigarro y de irme, la escuela no me impacta, su gente no me impacta, solo a que no te pertenezca.
camino rápido hacia el Metro mientras escucho Disclosure: entrar, bajar Llega el vagón después de una larga espera, entro y cierro los ojos, ni por
rápido las escaleras, ver las típicas muestras vulgares de afecto -¿qué afán error quiero ver a mis acompañantes, no es lo mío. De pronto, escucho
de besarse, abrazarse y tocarse en un lugar público y sucio? Solo pienso a un joven ilustre de aproximadamente 16 años, riendo con su madre de
en el asco que me provoca y en no hacerlo jamás. Un Metro que tiene vida una extraña... ¿señorita? De señorita no tiene nada. Suspiro con lástima
CRÓNICA
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especial en dos secuencias de la cinta. Pongo otra película, mientras hago
LESLI JIMÉNEZ ESPINOSA
tarea de la UNAM, pues llevar dos licenciaturas simultáneas me satura
Ciudad de México. 14 de agosto de 1995. de trabajo. Mientras, sigue corriendo Tesis, de Alejandro Amenábar –es
Cursé la preparatoria en el Colegio Salesiano, donde gané el pri- de mis películas favoritas.
mer lugar en un concurso de poesía en quinto de prepa. Tiempo La noche comienza a caer, y con ella llegan mis ganas de dormir, de
después de terminar la prepa, gané un concurso en el Festival abandonar este día improductivo y de esmerarme en el día de mañana.
Internacional de Cine de la UNAM e ingresé a la Universidad
cación.
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Cumpleaños número 20
Ximena Aguirre Rodríguez
CRÓNICA
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za a vibrar. No sé por qué siento esa emoción al ver felicitaciones de per- que no formo parte de mi grupo de amigas.
7 a.m. Todos están de vaca-
sonas que no se han acordado de mí durante todo el año; felicitaciones de ciones pero yo me preparo para asistir a mi escuela. Estoy cursando la
personas que ni si quiera saben que mis padres se acaban de divorciar, que materia que no pude inscribir hace dos semestres porque se elevaba de-
trabajo como becaria por las tardes o que mi postre favorito es el helado. masiado mi colegiatura. Total flojera. 9 a.m. Llego a mi clase. Nada fuera
Me hago la interesante y decido contestarles después.
6 a.m. y mi madre de lo común. El profesor da su cátedra como siempre, la mitad de los
entra a mi cuarto junto con mi hermana, sosteniendo un “Gansito” y una alumnos fingen poner atención y el resto cínicamente buscamos alguna
velita prendida; ambas sonrientes cantando las mañanitas.
Nunca he en- distracción.
Entro a Facebook esperando un alto número de felicitaciones
tendido porqué se tiene esa costumbre, que todos te canten una canción en mi muro. Aparece en mi pantalla Alejandra y su mejor amiga lucien-
pasada de moda; estoy segura que nadie entiende el por qué se canta y do cuerpazo en Cancún; veo eso y me duele justo en la lonja. Ojalá algún
sólo provoca que la persona festejada (en este caso yo) se sienta suma- día pueda verme así.
mente incómoda; pero bueno, sonrío.
Mi madre me da una bolsa, supues- 11:30 a.m. Salgo de mi clase y en mi camino por la universidad mis com-
tamente es mi regalo. No puedo evitar una pequeña decepción al ver que pañeros pasan frente a mí y se siguen de largo.
2 p.m. Mi novio pasa por
es una blusa y no el iPhone 6 que pedí, y es que acaso ¿no me lo merezco? mí y definitivamente es la mejor parte del día. Me recibe con un ramo de
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mi flor favorita, 6 girasoles en su mano derecha. No cabe la emoción en Comienzo a contestar mis felicitaciones con tal de evadir la plática con
mí. Subo a su auto, me veo a través del retrovisor y aunque me acomodo mi madre y su novio. Se intenta hacer el simpático y yo sólo pido que esta
varias veces el pelo, sigo sin sentirme lo suficientemente bonita. Llegan- tortura acabe pronto.
10 p.m. Por fin en mi casa, por fin llego al lugar más
do al restaurante voy corriendo al sanitario para cubrir el barrito que me seguro del mundo: mi cuarto a puerta cerrada. Me recuesto y me doy
salió. Gracias vida, por darme de regalo de cumpleaños una imperfección cuenta que terminó el festejo. Terminé de festejar otro año de ser esclava.
más. Regreso a la mesa y me pido algo ligero aunque muera de hambre, Un año más de vida en la que trato de encajar en un grupo de amigas, un
pero si pido mi pasta favorita jamás podré lucir un cuerpazo como el de año más de vida que si salgo de casa sin maquillaje me siento horrible; un
Alejandra; o como el de todas. año más de vida siendo “gordita” a pesar que el doctor me dice que estoy
Mientras pienso en que ya debería ponerme a dieta, mi novio voltea y me en mi peso ideal; un año más de vida en el que no puedo ponerme una
dice que me veo especialmente bonita el día de hoy, pero no le creo, sé que mini falda aunque muera de calor para no parecer “zorra”; otro año de
sólo lo dice por compasión, porque es mi cumpleaños. vida sin usar sudadera y pants porque eso me convertiría en marimacha.
8 p.m. Llega la noche y mi madre pide ir a cenar conmigo, a pesar que Un año más de vida intentando satisfacer lo que mi madre espera de mí,
yo quería ir a un antro con mis amigas.
Lleva a su nueva pareja y en au- lo que mis maestros esperan de mí, lo que mis amigos esperan de mí, lo
tomático pienso ¿por qué ella sí puede traer a su novio y yo no? ¿no era yo que la sociedad espera de mí.
Hoy es 11 de abril y aún tengo 19 años.
la festejada? Pero bueno, sigo sonriendo.
CRÓNICA
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a México, y es por esto que decidí formar parte del cambio. Quie-
elevar la calidad de los mensajes que se le comunican a mi gente y lo más importante, que
esto no se detenga ahí. Mi mayor objetivo es que esto se convierta en un efecto dominó en
el cual cada quien aferrándose a lo que ama hacer, impulse a quien esté junto a él para así
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La llamada Un puente
Janice López Suárez Jaime Escobar Ibarrola
Llevaba todo el día esperando escuchar ese sonido tan simple, pero tan Llovío toda la noche. Siguió durante el día. Él la invitó a salir. La regresó
significativo para mí. Me dijo que me llamaría esa misma tarde, aunque a su casa pero el agua se interpuso entre el coche y la banqueta. Ella llegó
el sol ya se había ocultado y no recibía respuesta. De repente sucede, con los pies secos y él con una chamarra empapada.
suena el teléfono, y con una sonrisa asomándose en mi mejilla, sé que
conseguí el primer empleo.
Parto
MINIFICCIÓN
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Agosto 2016
Ciudad de México