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En una tarde de esas que no son soleadas pero tampoco nubladas, donde el clima
es neutro, Nash decidió salir de su casa como siempre lo hace, para ir a refrescar
su mente y alejar todos los pensamientos negativos que se le presentasen.
Estaba caminando tranquilamente, pensando en el pasado cuando su bota chocó
con algo, era un libro, algo polviento y viejo a decir verdad; eso fue lo que le
interesó además, ¿por qué habría un libro tirado en medio de la nada? Donde no
es visible ante nadie.
Lo tomó entre sus manos y lo sacudió, tosió ya que le entró algo de polvo a la
boca. Había una especie de conjuro con una lengua desconocida, la cual Nash
leyó sin dificultad pero algo extrañado; entonces apareció una pequeña casa,
como si habitaran pequeños duendecillos o enanos. Se adentró en ella y en las
paredes estaban escritos un montón de conjuros para llevar a portales o abrir
puertas secretas; después de revisar cada uno, llegó al último, pero no era
cualquier cosa, este conjuro abría una bola de cristal y en ella decía “rínniwers” lo
cual le intrigó aún más. A continuación una especie de remolino circular comenzó
a formarse delante de él inundando toda la casa de un color azul resplandeciente.
Al asomarse en aquella esfera, Nash no lo podía creer, había encontrado el
escondite de las rínniwers, lo que durante décadas su familia había estado
buscando estaba allí, en una casa pequeña que se aparecía al recitar un conjuro
mágico; rápidamente llevó la esfera a casa para mostrársela a su familia.
Llegó con la respiración entrecortada, apenas podía hablar pues había corrido con
todas sus fuerzas y lo más veloz que pudo.
-¿en dónde encontraste esto hijo?- lo llamó su padre analizando aquel extraño
objeto color azul que revelaba el sitio donde se encontraban aquellas criaturas
malvadas.
Tan rápido como su padre terminó de decir aquello Nash comenzó a contarles lo
sucedido durante su caminata al bosque, vaya, siempre le pasaban cosas cuando
iba ahí.
Hicieron una investigación completa con Matthews, quien los ayudó ubicando
dónde era ese lugar. Pronto comenzaron a prepararse para atacar el lugar, pero
nuestro querido protagonista no estaba muy convencido de esto, ya que había
visto todos los peligros que había durante el viaje; monstruos mutantes mortales y
salvajes, plantas venenosas y lleno de tinieblas, él no quería que le pasara nada a
su familia, eran lo más valioso que tenía, por lo tanto decidió hacer ese viaje solo,
llevándose a Matthews como guía y compañía.
-hey, antes quiero que vayamos a un lugar, ahí nos dirán qué hacer y nos darán
cosas para combatirlas-
Nash asintió y dejó que Matthews tuviera el control de la nave en la que iban
viajando.
Llegaron al lugar mencionado, no era cualquier lugar, si se podía llamar así
“lugar”, se trataba de un ajedrez gigante, unos cuadros eran color lila y otros color
azul. Quedó boquiabierto al observar todo el lugar; el objeto gigante se encontraba
flotando.
-ya cierra la boca o te entrará un bicho- rió Matthews al observar la expresión de
su amigo.
Entraron y unas criaturas de agua con aspecto de mujer los recibieron.
-señor, esperábamos su llegada- dijo una de ellas con una voz muy pacifica- el
señor Mazzarthé lo espera-
Se adentraron dentro del ajedrez y fueron hacia el hombre llamado “Mazzarthé”.
Resulta que él sí había trabajado con Matthews y que era uno de los mejores
aprendices que pudo haber tenido en todo este tiempo. Les explicó acerca de los
peligros que había allá, donde habitaban las rínniwers y qué precauciones tenían
que tener. Ya listos con una gran variedad de instrucciones, se fueron en busca de
las rínniwers para así, acabar con ellas de una vez por todas y recuperar lo que
una vez le fue arrebatado a Nash.
Llegaron a donde acordaron desde un principio, primero dieron avistamiento a
donde querían atacar, pero antes de eso elaboraron un plan.
Pero algo inesperado ocurrió, oyeron a una de ellas decir que atacarían el fuerte
del ajedrez mágico. Matthews rápidamente se alarmó y dijo volteando a ver a
Nash.
-no hay tiempo, tenemos que ir a avisar a todos, en especial a Mazzerthán-
-pero la nave está muy lejos, no creo que podamos llegar a tiempo esas cosas son
demasiado veloces-
-de eso me encargó yo- Matthews comenzó a transformarse en un gato, pero no
en cualquier gato, sino uno gigante con grandes alas negras.
-¡tú!, ¡¿eres una de esas criaturas mutantes?!-
Asintió con la cabeza y dijo que no había tiempo para dar explicaciones en ese
momento. Nash se subió a su lomo y tan rápido como subió, la criatura (Matthews)
voló rápidamente con una velocidad más impresionante que la de las rínniwers,
sin duda alguna él era mucho más veloz que ellas. Llegaron a donde Mazzerthán y
alertaron a las tropas del ajedrez; todos se pusieron en guardia y de los peones y
piezas salieron soldados, hadas y demás criaturas mágicas para defender lo que
es así, el ajedrez, ya que era un hogar para ellos, dime ¿a quién le gustaría perder
su hogar? Exacto a nadie, y ellos darían todo por defenderlo.
Las rínniwers llegaron, algo sorprendidas y confundidas ya que no se esperaban
semejantes tropas. Planeaban atacar con sigilo pero afortunadamente, su plan no
valió la pena.
-este día, se acaba tu reinado Mazzerthán, y yo me aseguraré de que eso suceda-
dijo una rínniwer que al parecer, era la grande de todas las demás, la líder-
¡Ataquen!-
Mazzerthán dio las órdenes para atacar y así fue; la batalla fue casi eterna, hubo
muchas vidas arrebatadas pero al final, todo ese esfuerzo valió la pena. Las
rínniwers quedaron derrotadas y se retiraron. Pero Nash aún no obtenía lo que
quería, lo que había anhelado durante un largo tiempo. Logró divisar a una criatura
que llevaba un colgante cuadrado y se aproximó hacia ella.
En efecto, esa malvada mujer le había arrebatado lo más preciado para él.
-así que tú eras ese niñato al que le arrebaté esa magia; pensaba que era especial
pero al parecer es pura basura- dijo con burla la rínniwer.
-si eso es sólo basura para ti, ¿por qué no simplemente me lo das?-
-creo que me gustaría conservarlo de decoración, a decir verdad me queda muy
bien- sonrió como para causar furia en Nash.
- o me lo devuelves ahora o…-
-¿o qué? Eres un simple donnadie, no eres nadie sin tus poderes y nunca lo serás,
siempre existirá un vacío dentro de ti el cual no podrás llenar ni con tus inútiles
poderes-
En ese momento algo de Nash se reveló, de sus ojos comenzó a salir una especie
de luz brillante y de sus manos comenzaron a brotar rayos, ni él mismo terminaba
de comprender qué era lo que sucedía, lo único que sabía es que por primera vez
en muchos años, logró sentirse vivo de verdad.
Lanzó uno, dos, tres y cientos de rayos hacia la malvada criatura quien trataba de
luchar contra este, al final fue derrotada con estos extraños poderes de Nash, sólo
logró conservarse el colgante cuadrado de la magia que le pertenecía a Nash.
La agarró con delicadeza, la miró y pude entender entonces, que lo que siempre
había estado buscando, todo este tiempo estaba en él; sus poderes sólo eran un
extra, un fuerte, sólo tenía que descubrir su verdadero yo, sólo tenía que creer en
sí mismo, en lo que era. Y vaya que fue difícil encontrarse. Satisfecho volvió al
ajedrez mágico donde lo esperaban sus amigos (sí, por causa de que todos se
habían unido a luchar con el mismo objetivo) Matthews frotó su cabeza,
despeinándolo. Celebraron en grande esa noche. Matthews se encontraba afuera,
contemplando la noche quizá o pensando en el futuro, por lo tanto Nash decidió
salir a acompañarlo.
-hey, ¿estás pensando en todo lo sucedido?- se sentó a su lado con una copa de
vino.
-sí y no, sí porque todo fue muy de repente y demasiado rápido, y no porque,
¿sabes? Cuando me convertí en esa criatura, ese gato gigante me hizo recordar
muchas cosas; yo era un monstruo mutante, era cómplice de las rínniwers y te juro
que odio recordar eso, es una parte de mi pasado que me gustaría poder borrar;
Los soldados de Mazzerthán me encontraron escabulléndome en el jardín debajo
del ajedrez, me llevaron a donde él pero este sólo me miró con ternura; al parecer
vio algo en mí que nadie más no pudo, bondad; así me dio asilo y me crió como si
fuese su hijo, claro, antes de eso me dio una poción para poder convertirme en
humano la mayor parte del tiempo, gracias a él soy lo que soy ahora y estoy muy
agradecido con él, por haberme dado una oportunidad de una nueva vida- miró a
su amigo con una sonrisa pequeña pero sin duda feliz.
-me alegra haberte conocido compañero- golpeó su hombro para romper ese
ambiente.
-¿sabes? Este apenas es el comienzo del fin, vienen más cosas y tenemos que
estar preparados para cuando ese momento llegue, nunca podemos saber lo que
nos depara; unos días son más impredecibles que otros ¿no es así?- y dicho esto
se levantó dejando a Nash con un montón de dudas e infinitas preguntas. No
podía dejar de pensar en lo que había dicho su amigo.