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Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 133-147.

ISSN: 1132-0559

DOSSIER

Los movimientos sociales. De la crítica de la


modernidad a la denuncia de la globalización
The social movements. Of the critic of modernity to
the denunciation of the globalizacion

Jaime PASTOR VERDÚ*


Fecha de Recepción: 26-05-2006 Fecha de Aceptación: 22-09-2006

RESUMEN
Los movimientos sociales tienen una muy larga historia pero su tratamiento específico
como actores políticos, sociales y culturales es relativamente reciente. Su especificidad
como tales respecto de los partidos, grupos de interés u Organizaciones No Gubernamen-
tales ha sido objeto de controversia. No obstante, existe amplio consenso sobre la relevan-
cia que tienen en aquéllos los rasgos de desafío, acción colectiva, conflicto, voluntad de
cambio, organización duradera y repertorio de acciones principalmente no convencionales.
Todas esas características facilitan la construcción de una identidad colectiva, siempre en
proceso de renegociación, basada en la denuncia de alguna injusticia y tratando para ello
de cambiar la agenda política y el “sentido común” dominante en, al menos, una esfera de
la vida determinada.
Este trabajo presenta un análisis de la evolución de los “nuevos” movimientos sociales
y su crítica de la Modernidad, de los límites de la política institucional y del estado del
bienestar y, después de los cambios durante la década de los 90 del pasado siglo, una
interpretación del desarrollo de “novísimos” movimientos sociales globales en un contexto
muy diferente de “globalización” neoliberal y crisis del estado de bienestar.

PALABRAS CLAVE
Acción colectiva, Política, Cambio de valores, Globalización, Democracia participativa.

* Profesor titular de Ciencia Política. Departamento de Ciencia Política y de la Administración. Facultad de Cien-
cias Políticas y Sociología. UNED. jpastor@poli.uned.es

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

ABSTRACT
The social movements have a very long history but their analysis as cultural, social and
political actors is relatively new. Their specificity as different of parties, interest groups or
Non Governmental Organisations has been very controverted. Nevertheless, there is a
large consensus on the relevance, among these movements, of the features of challenge,
collective action, conflict, will of change, lasting organisation and repertory of actions
mainly unconventional. All these traits help to build a collective identity, always in process
of renegotiation, based in the denunciation of some injustice and trying to change the polit-
ical agenda and the dominant “common sense”, at least, in some sphere of the life.
This paper offers an analysis of the evolution of the “new” social movements and their
critique of Modernity, the institutional politics and the welfare state and, after the changes
in the nineties of the past century, an interpretation of the development of “very new” glo-
bal social movements in a very different context of neoliberal “globalisation” and crisis of
the welfare state.

KEY WORDS
Colective action, Politics, Changing values, Globalisation, Participative democracy.

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La historia de los movimientos socia- persigue objetivos de cambio a través de


les es muy larga y no es objeto de este acciones -generalmente no convenciona-
trabajo hacer un recordatorio de sus orí- les- y que por ello actúa con cierta conti-
genes y enorme diversidad. No obstante, nuidad a través de un alto nivel de inte-
sí es necesario recordar que el interés gración simbólica y un bajo nivel de
mostrado por las ciencias sociales hacia especificación de roles, a la vez que se
los mismos como actores colectivos rele- nutre de formas de organización varia-
vantes, y no simplemente como expre- bles”); o, en fin, a la de Sidney Tarrow
sión de “comportamientos anómicos”, es (1998), el cual los describe como aque-
relativamente tardío. En realidad, ha llos “desafíos colectivos planteados por
sido desde finales de la década de los 60 personas que comparten objetivos comu-
del pasado siglo, coincidiendo con la nes y solidaridad en una interacción
emergencia de lo que se ha dado en lla- mantenida con las elites, los oponentes y
mar “nuevos movimientos sociales”, las autoridades”). En estas y otras defini-
cuando se ha ido configurando una ciones coincidirían los rasgos de desafío,
amplia comunidad de investigadores de acción colectiva, conflicto, cambio,
este área. En la actualidad se puede ase- organización duradera y formas de
gurar ya que los resultados de sus traba- acción principalmente no convencio-
jos ofrecen una enorme riqueza de teorí- nales para determinar la especificidad
as, enfoques y estudios de casos que de unos actores cuya identidad colecti-
sería imposible resumir aquí. va no sería el punto de partida sino, más
bien, el de llegada –y siempre en recons-
trucción- a medida que se genera un
I. ¿QUÉ ES UN MOVIMIENTO SOCIAL? “consenso de trabajo en común”, no
incompatible con su diversidad. A todo
Una primera tarea importante en este esto se suma la necesidad de que esos
campo ha sido el esfuerzo por ofrecer movimientos tengan como propósito
una definición de “movimientos sociales” compartido la denuncia de uno u otro
que ayudara a resaltar su singularidad marco de injusticia que pueda verse
y, al mismo tiempo, los distinguiera de manifestada en los espacios públicos (de
otros actores colectivos, ya sean partidos ahí que hayan tendido históricamente en
políticos, grupos de interés u Organiza- muchos casos a ampliar esa esfera
ciones No Gubernamentales. Así, pode- pública introduciendo nuevos temas
mos remitirnos a una ya vieja fórmula considerados hasta entonces como “pri-
recogida por Charles Tilly (1984), según vados”). Es así como los movimientos
la cual son “una prolongada serie de sociales se han ido construyendo social,
interacciones entre quienes ostentan el política y culturalmente como agentes de
poder y personas que reclaman con éxito expansión de lo posible y, por tanto, con
hablar en nombre de sectores que care- voluntad de modificar las agendas
cen de representación formal, en el curso políticas y las creencias colectivas o
de la cual esas personas hacen pública- el “sentido común” dominantes.
mente visibles demandas de cambios en
la distribución o ejercicio del poder, y Partiendo de esa especificidad comple-
justifican esas demandas con manifesta- ja se puede distinguir más fácilmente un
ciones públicas de apoyo”; o también a movimiento social de otros actores políti-
una reciente de Pedro Ibarra, Ricard cos y sociales, como los partidos, los
Gomà y Salvador Martí (2002), para grupos de interés y de presión o las
quienes se trata de “un actor político ONG, aunque no siempre las fronteras
colectivo de carácter movilizador que sean claras en la práctica. Así, los parti-

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

dos se caracterizan generalmente por sociales a aquéllos asociados a la crítica


ofrecer programas globales orientados de la “globalización” a partir de mediados
principalmente al acceso y al ejercicio del de la década de los 90, adoptando en
poder político, privilegiando por tanto el este caso un carácter multidimensional y
ámbito electoral e institucional; los gru- por ello definidos también como un
pos de presión se formalizan con el pro- “movimiento de movimientos”. Obvia-
pósito de influir en el sistema político mente, también cabe hablar de “contra-
para la defensa de los intereses de secto- movimientos sociales”, entendiendo por
res sociales determinados y recurren tales aquéllos que desarrollan acciones
generalmente a formas de participación colectivas destinadas a impedir y opo-
convencionales; y las ONG, si bien en nerse a los cambios y a las demandas
muchos casos colaboran o participan en procedentes de diferentes movimientos
acciones colectivas de protesta o de pre- sociales.
sión, buscan preferentemente poner en
práctica propuestas y proyectos relacio- Existen también otros movimientos
nados con los fines altruistas que suelen cuya ubicación en la clasificación ante-
postular. rior es aleatoria en función de cuáles
sean las demandas o las protestas que
Una vez establecidas estas distincio- generen su acción colectiva: Los movi-
nes, la clasificación de los movimientos mientos vecinales pueden responder a
sociales puede ser también muy variada. problemas relacionados con las condicio-
Se suele considerar “viejos movimientos nes de vida de la clase trabajadora
sociales” a aquéllos que, como el movi- (vivienda, transporte...), a determinados
miento obrero, el campesino o los de proyectos que afectan directamente a su
liberación nacional, han tenido que ver espacio local (en estos casos se les define
con líneas de fractura que surgieron como movimientos “nimby” (“not in my
simultáneamente al desarrollo del capi- backyard”, no en mi patio trasero)) o, en
talismo y a la formación de un sistema cambio, con “contramovimientos” de tipo
de Estados. Estas tenían que ver con la racista o ligados a la exigencia de mayo-
contradicción entre capital y trabajo, con res controles y restricciones de liberta-
el proceso de industrialización y la des- des para determinados grupos sociales
estructuración del campo o con las rela- en los espacios urbanos públicos desde
ciones jerárquicas o de dependencia una concepción reduccionista de la
entre Estados y naciones. “Nuevos” “seguridad”. Los movimientos estudianti-
movimientos sociales, como se ha indica- les, de carácter más espasmódico debido
do antes, son principalmente los que a la renovación periódica que se produce
surgen en el marco de la crisis de la en su medio, tienen que ver generalmen-
Modernidad y del paso a primer plano de te más con los “nuevos” movimientos
nuevas contradicciones, como es el caso sociales pero otras veces pueden adoptar
del movimiento feminista –denunciando las formas de un sindicato tradicional.
las relaciones desiguales ligadas a un Los movimientos “okupas” y de solidari-
sistema de dominación patriarcal-, el dad internacional tienden, por el contra-
ecologista –alertando frente a las conse- rio, a compartir rasgos tanto de los “nue-
cuencias del industrialismo y del “pro- vos” como de los “novísimos” movimien-
duccionismo” en el conjunto de la biosfe- tos sociales. Los movimientos de inmi-
ra- o el pacifista –rechazando la dinámi- grantes, en fin, comparten rasgos del
ca de militarización del planeta en la era viejo movimiento obrero (lucha por una
nuclear. Finalmente, se ha dado en jornada laboral y un salario dignos...)
denominar “novísimos” movimientos con otros de carácter político o cultural o

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de denuncia de la fractura Norte-Sur que (Offe, 1988): en primer lugar, la agrava-


tienden a insertarles dentro de los “noví- ción de los efectos colaterales negativos
simos” movimientos sociales. de las formas que adopta la racionalidad
económica y política y que no afectan
En este trabajo nos vamos a centrar sólo a una clase específica; en segundo
principalmente en el desarrollo de los lugar, la profundización de los métodos y
“nuevos” y “novísimos” movimientos los efectos de la dominación y el control
sociales en el marco de la evolución de social (o “colonización del mundo de
los Estados de bienestar y de la posterior vida”, como la llama Habermas); y en
crisis que les ha ido afectando, especial- tercer lugar, la pérdida de capacidad
mente en el contexto europeo. autocorrectiva por parte de las institu-
ciones políticas y económicas. En ese
sentido, los “nuevos” movimientos,
II. CRÍTICA DE LA MODERNIDAD siguiendo de nuevo a Offe, expresarían
Y DE LA POLÍTICA INSTITUCIONAL una crítica de los efectos perversos de la
Y CAMBIO DE VALORES modernización que afectan al conjunto
de la ciudadanía y no sólo a una clase
Es sin duda en el año 1968 donde determinada. Por eso mismo esos movi-
podemos situar el punto de inflexión mientos, a diferencia del movimiento
fundamental en el cambio que se produ- obrero, como sostiene Melucci (1986),
ce en nuestras sociedades respecto al “luchan no sólo por la reapropiación de
período que se había abierto tras el final la estructura material de la producción
de la Segunda Guerra Mundial hasta el sino también por el control colectivo del
punto que Immanuel Wallerstein (1993) tiempo, del espacio y de las relaciones de
definió lo ocurrido durante ese año como la vida cotidiana”.
una “revolución en el sistema-mundo”.
En todo caso, fue evidente que en ese Con ese enfoque coincidieron en lo
mitificado año se produjo una revuelta fundamental los análisis realizados por
juvenil mundial que tuvo su punto más Anthony Giddens (1993), quien subraya-
alto de conflictividad en Francia y que se ba cuatro rasgos fundamentales de la
convirtió en experiencia fundadora de Modernidad: el capitalismo (entendido
una nueva generación política y cultural como acumulación de capital en el con-
durante las décadas siguientes. texto de mercados competitivos de traba-
jo y de productos), el industrialismo (que
Los movimientos que se van configu- conduce a la transformación de la natu-
rando a partir de entonces han sido raleza y a modificaciones en el medio
interpretados desde diferentes enfoques, ambiente), la “surveillance” o control de
no necesariamente contradictorios, pero la información y la supervisión social (a
aquí nos centraremos en dos: el que los través de instituciones estatales y
analiza como una crítica de la Moderni- paraestatales) y el poder militar (basado
dad y de los límites de la política institu- en el control de los medios para ejercer
cional, y el que los considera expresión la violencia en el marco de la industriali-
de un cambio de valores. zación de la guerra). Frente a estas cua-
tro dimensiones responderían diferentes
Según el primero, caracterizado como tipos de movimientos sociales: el movi-
estructuralista, estos movimientos apa- miento obrero, el nuevo movimiento eco-
recen como respuesta a “tres aspectos logista, los movimientos a favor de dere-
interrelacionados de las sociedades chos democráticos (incluidos los de las
industriales avanzadas capitalistas” minorías nacionales), el nuevo movi-

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

miento por la paz y, por último, de forma materiales, habría favorecido la crítica
transversal a todas esas dimensiones, el del modelo de crecimiento económico en
movimiento feminista. Todos ellos se que se ha basado, permitiendo que una
habrían convertido en movimientos de parte significativa de la ciudadanía
carácter estructural y no meramente pusiera decididamente el acento en la
coyunturales, ya que independientemen- “calidad de vida”, en el derecho a la
te de sus fases de latencia o de visibili- igualdad en todos los planos o en la
dad se han constituido como actores defensa del medio ambiente, víctima en
colectivos duraderos capaces de desafiar muchos casos de aquel modelo.
uno u otro pilar de la Modernidad.
Una explicación similar se puede apli-
Dejando aparte a los sindicatos, esos car a los efectos del neocorporatismo.
movimientos han tendido a cuestionar Este habría permitido una dinámica de
los límites de la política institucional, concertación entre los grandes grupos de
tratando de crear nuevos espacios en los presión (principalmente, patronal y sin-
que las viejas esferas políticas y no-polí- dicatos) respecto a la distribución de los
ticas de la vida social puedan fusionarse. resultados de ese crecimiento económi-
De ahí que haya factores más específicos co, limitándose a discutir el “cuánto” y
que explican su desarrollo en determina- no el “por qué”, el “cómo” y el “para
das sociedades industrialmente avanza- quién” de esa distribución, marginando
das: más concretamente, la crisis del así a amplios sectores de la población
Estado de bienestar, del neocorporatismo que no se sienten representados en esos
y del sistema de partidos. En el momento grupos y no teniendo en cuenta, por
de mayor auge de estos movimientos, a tanto, los efectos colaterales negativos de
mediados de los años 80, se llegó a sos- esos acuerdos.
tener que se había agotado el “viejo para-
digma político” de la postguerra, basado En cuanto a los partidos, éstos habrí-
en el crecimiento económico, la distribu- an conocido un profundo proceso de
ción y la seguridad, como conjunto de “des-radicalización” ideológica, desacti-
valores compartidos por las sociedades vación de la militancia de base y erosión
industrialmente avanzadas y asumidos de la identidad colectiva, perdiendo así
por partidos y grupos de presión. Frente en parte su posición mediadora, fuera de
a ellos emergería un nuevo paradigma, el los períodos electorales, entre el capita-
del “modo de vida”, el cual opondría la lismo y los grandes problemas políticos
“supervivencia” al “progreso” y facilitaría que preocupan a la ciudadanía. De esta
la aparición de nuevos contenidos, nue- forma, la tendencia generalizada hacia
vos temas y nuevos actores en la vida unos partidos “atrápalo-todo” se volvería
política. Corolario de esa nueva línea de en contra de su capacidad para impedir
fractura sería la aparición de los partidos que sus propios electores recurran o
verdes, con el Partido Verde alemán apoyen otros medios de acción política
como principal referente, y también la no institucional cuando no están de
tendencia del resto de partidos a incluir acuerdo con determinadas decisiones
en su agenda y programa respuestas a políticas que puedan afectarles directa o
esta problemática. indirectamente. Se reflejaría así esa ten-
sión creciente entre los resultados elec-
De esta forma, el mismo desarrollo torales y los conflictos que surgen en
alcanzado por el Estado de bienestar, torno a decisiones políticas concretas,
mediante los éxitos logrados en la satis- relacionada en realidad con la diferencia
facción de una serie de necesidades entre legitimidad de origen y legitimidad

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de ejercicio de los gobiernos, acabando Guerra Mundial y en la ausencia de gue-


ésta última por ser cuestionada muchas rra total. Han sido precisamente esos
veces debido a la distancia entre las pro- logros los que han permitido que deter-
mesas electorales de los partidos y las minados sectores de la población hayan
políticas concretas que desarrollan desde podido pasar a poner el énfasis en otro
el poder. Es todo ese proceso el que tipo de necesidades (calidad de vida),
habría estado perjudicando particular- más allá de las básicas. En ello han
mente a los partidos socialdemócratas y influido también la expansión de la edu-
eurocomunistas, si bien de manera des- cación secundaria y superior, la innova-
igual según los países y las particulari- ción tecnológica y los cambios en la
dades respectivas, pero también a los estructura ocupacional o el papel de los
partidos de derechas o de tipo populista. medios de comunicación, favoreciendo
todo ello el reemplazo intergeneracional
Dentro de este enfoque estructural se que se ha ido produciendo y que explica
parte además de que la base social de que las potenciales “contraélites” estén
esos movimientos es plural, si bien se más distribuidas que antes en el conjun-
comprueba que sus núcleos principal- to social.
mente activos se encuentran más en la
“nueva clase media” o en los también lla- Todo lo anterior habría facilitado,
mados “grupos de frontera”, precisamen- según Inglehart, que desde finales de los
te porque por los recursos económicos, años 60 se desarrollaran tanto la ten-
culturales y de tiempo libre con que dencia a la polarización de la población
cuentan son las capas potencialmente en torno a las dimensiones “materialista”
más sensibles y más disponibles para y “postmaterialista” como el lento y des-
actuar políticamente. Conviene aclarar igual, pero muy real, incremento de esta
que por “nueva clase media” habría que última dimensión en nuestras socieda-
entender, desde este punto de vista, no des, debido a que la nueva generación
sólo los profesionales sino también un nacida en la postguerra asumió en su
amplio sector de empleados estables juventud un cambio de valores al que no
relacionados con los servicios sociales. ha renunciado, al menos mayoritaria-
Pero también entre los sectores “periféri- mente, cuando se ha hecho adulta. Esto,
cos” (mujeres, jóvenes, estudiantes) es a su vez, favorece que las siguientes
fácil observar una notable presencia en cohortes de edad puedan ser socializa-
esos movimientos, siendo en cambio das en ese cambio.
mucho menor la de la clase trabajadora
ocupada en el sector privado. Este proceso tiene consecuencias evi-
dentes en el ámbito político, ya que
Desde el enfoque psicológico o cultu- ayuda a explicar los cambios que se
ral se ha puesto el acento en la influen- están produciendo en las bases sociales
cia del cambio de valores en determina- de la política, en el grado de apoyo dado
das capas sociales de las sociedades a las instituciones y en el cambio de esti-
occidentales, sin proponer por ello un lo en la participación política: aumentan
determinismo cultural que fuera alterna- las actividades “desafiadoras de las eli-
tivo al peso de factores de orden econó- tes” frente a las “dirigidas por elites” y,
mico o político. Así, Ronald Inglehart por lo tanto, puede ocurrir lo mismo con
(1977 y 1991) reconoce que las fuentes la política no institucional frente a la ins-
de ese cambio se sitúan en la prosperi- titucional.
dad económica alcanzada por las socie-
dades occidentales desde la Segunda Tendríamos así un contraste notable

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

entre, por un lado, el aumento de la establecidos y que serían base potencial


“competencia política subjetiva” de una para la consolidación de nuevos parti-
parte creciente de la ciudadanía, y por dos). De éstos últimos y de los “no mili-
otro, el descenso de la capacidad de las tantes cognitivamente movilizados”
instituciones políticas para canalizar esa extraerían su apoyo los nuevos movi-
competencia. De ahí deriva el desarrollo mientos sociales, los cuales serían porta-
de formas de participación política no dores de una nueva cultura política: en
convencional, a través particularmente ellos se da menos importancia al creci-
de los movimientos y grupos ad hoc, ya miento económico y más a la calidad de
que en ellos es más fácil expresar las vida, no identificada sólo con lo económi-
preferencias individuales con mayor pre- co; se pide más participación política y
cisión y exigiendo cambios en políticas se buscan relaciones menos jerarquiza-
específicas. Por eso mismo el hecho de das y más informales que hagan compa-
que disminuya la participación electoral tibles la autonomía personal y la solida-
en distintos países no desmiente ese ridad.
análisis sino que lo confirma, ya que el
voto aparece como una forma de partici- Ha habido muchas críticas a la teoría
pación “dirigida por elites”. elaborada por Inglehart que merece la
pena mencionar. Empezando por el título
Todo esto no significa sostener que los de su primera obra, La revolución silen-
“postmaterialistas” sean mayoría en ciosa, ya que parecía crear cierta ilusión
nuestras sociedades, ya que siguen sien- en un proceso gradual de cambio que
do una minoría. Pero, a pesar de ello, tiende, por un lado, a sobreestimar el
dada su posición estratégica en la socie- peso de los sectores portadores de valo-
dad (al encontrarse entre los de alto nivel res postmaterialistas y, por otro, a
educativo, ser políticamente más activos subestimar las respuestas que desde el
y tener capacidad de incidencia en la “materialismo” y desde una “nueva dere-
opinión pública y en algunos medios de cha” están surgiendo y que han llegado a
comunicación), su influencia en la agen- generar “contramovimientos sociales”
da política puede ser muy superior a su (racismo, antiaborto, “mayoría moral”,
reducido peso numérico. nacionalismos agresivos...) o, simple-
mente, la reprivatización de algunas
Tiene interés también mencionar la cuestiones que habían pasado al ámbito
clasificación que establecía Inglehart de público, como reflejo de la contraofensiva
las diversas formas de “movilización cog- neoconservadora. En resumen, faltaría
nitiva” ante la política. Así, cabría distin- resaltar más la contradicción entre la
guir los “apolíticos”, los “militantes diri- intensidad preferencial de determinadas
gidos por elites”, los “militantes cogniti- minorías sociales, con tendencia a pola-
vamente movilizados” y los “no militantes rizarse entre ellas, por un lado, y la apa-
cognitivamente movilizados”. La tenden- tía de una mayoría, por otro.
cia previsible sería, según las encuestas
de opinión, la de un declive en las filas Otros colegas proponen sustituir la
de los “militantes dirigidos por elites” definición como “postmaterialistas” de
(con lo cual se erosionará la base de esos valores por la de “postconsumistas”
apoyo a los partidos establecidos), mien- (Riechmann, 1991) o por “necesidades
tras que aumentaría el modelo de “mili- postadquisitivas” (Alonso, 1994)), ya que
tantes cognitivamente movilizados” (es precisan más claramente lo que preten-
decir, de aquéllos que mantendrían una den cuestionar y evitan una confusa
lealtad sólo condicional a los partidos polarización entre la preocupación por la

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satisfacción de las necesidades básicas esta nueva dimensión a la hora de anali-


(materialismo) y la aspiración a que su zar el comportamiento electoral. En el
logro esté ligado no sólo a lo cuantitativo caso español también hemos podido
sino también a la búsqueda de otra “cali- comprobar que se puede aplicar esta
dad de vida” o “modo de vida”, no subor- nueva dimensión, si bien el porcentaje
dinado al mercado. Estas observaciones de “postmaterialistas” es menor que en
son importantes, ya que ayudan a enten- la mayoría de países occidentales.
der por qué el apoyo a esos valores se da
más entre quienes se identifican con la Conviene precisar que si bien nos
izquierda que entre los que lo hacen con estamos refiriendo fundamentalmente a
la derecha. determinada área geo-económica y cul-
tural, estos “nuevos” movimientos han
Esa posibilidad de articular la lucha ido conociendo una extensión creciente a
por la “calidad de vida” con el énfasis otras partes del planeta debido precisa-
que desde la izquierda se pone en la jus- mente a que también en ellas se mani-
ticia social ha sido también interpretada fiestan las distintas dimensiones institu-
desde el marxismo como una expresión cionales de una Modernidad cuyas con-
de las nuevas necesidades y demandas secuencias negativas se extienden a
de los trabajadores como seres humanos escala planetaria. En esos otros casos,
y, por tanto, de su lucha contra su aline- junto con las reducidas capas con capi-
ación como tales, además de la que tal cultural crítico los sectores que se
emprenden contra la explotación. Así, en implican en movimientos como el ecolo-
palabras de Michael Lebowitz (2005), “en gista se encontrarían entre la población
lugar de una oposición inherente entre principalmente campesina.
los ‘nuevos movimientos sociales’ y la
lucha de los trabajadores como una
clase contra el capital, debe considerarse III.CRÍTICA DE LA “GLOBALIZACIÓN”
a los nuevos movimientos como la expre- Y DEFENSA DE “LO COMÚN”
sión de otras necesidades de los trabaja-
dores y como el desarrollo de nuevos La relativa desmovilización que sigue
centros de organización de la clase obre- al ciclo intenso de protestas del movi-
ra, funcionando ‘en el amplio interés de miento eco-pacifista contra la instalación
su emancipación’. Y en la medida en que de cohetes nucleares en territorio euro-
estas luchas estén dirigidas contra la peo (y que en nuestro caso llega hasta
posición del capital como dueño de los 1986 con el referéndum de la OTAN y la
productos del trabajo social, tales luchas derrota del No) y, sobre todo, la posterior
ofrecen la posibilidad de agrupar (en caída del muro de Berlín en 1991 darán
lugar de mantener separados) a todos paso a una nueva fase histórica, definida
aquéllos que no tienen nada que vender convencionalmente como “globalización”,
más que su fuerza de trabajo”. la cual se produce bajo la hegemonía de
un paradigma neoliberal que ha ido
Pero, aun introduciendo estas y otras teniendo efectos cada vez más visibles en
matizaciones, lo que importa resaltar es la crisis del “modelo” que criticaban los
que ese cambio de valores es una ten- nuevos movimientos sociales, pero con
dencia que actúa en nuestras socieda- una salida muy distinta a aquélla por la
des, contribuyendo así a modificar la que éstos luchaban.
actitud de la opinión pública ante
muchas cuestiones centrales de la vida Así, en lugar de ir “más allá del Esta-
política y obligando a tener en cuenta do de bienestar” y de avanzar hacia un

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

“mejor vivir”, se ha ido produciendo un Pero la fase triunfalista de los discur-


retroceso hacia “Estados del malestar” y sos del “fin de la historia” y de la “globa-
un “vivir peor” que pretenden cuestionar lización feliz” se verá pronto sucedida
las conquistas sociales y culturales de la por otra en la que los efectos negativos
postguerra. Este nuevo contexto, unido a de la misma irán generando nuevas
la crisis de credibilidad de las alternati- resistencias y, con ellas, las primeras
vas al capitalismo, provoca una crisis de redes madrugadoras de lo que se ha
estos movimientos y una fragmentación dado en llamar movimientos “antiglobali-
de los sectores sociales en los que se zación” pero que sería más adecuado
habían apoyado, ya que la preocupación definirlos como “movimientos por la jus-
por la seguridad social y material vuelve ticia global” ya que aspirarán a ir articu-
a pasar a primer plano y la discrepancia lando las luchas contra los diversos mar-
entre los valores “postmateriales” abs- cos de injusticia que se manifiestan a
tractamente compartidos y su aplicación escala planetaria dentro de un discurso
en la vida cotidiana se hace cada vez común.
más visible.
En efecto, se trata ahora de un nuevo
Es precisamente en esa transición activismo transnacional y alternativo
desde finales de los 80 hasta mediados de frente al peso creciente que está tenien-
los 90 cuando se percibe un verdadero do la concentración de poder económico
auge de las ONG en tanto que doble res- en las grandes empresas transnacionales
puesta tanto a la crisis del Estado de así como al nuevo protagonismo de las
bienestar y a la agravación de la fractura Instituciones Financieras Internaciona-
Norte-Sur como a la crisis de perspectivas les (FMI, BM) y, más tarde, la Organiza-
de las principales redes animadoras de ción Mundial del Comercio (OMC). Las
los movimientos sociales alternativos y primeras acciones de protesta, con oca-
antisistémicos: de la protesta se tiende a sión de la celebración de las Cumbres de
pasar no sólo a la propuesta de alternati- esas instituciones o del G-8, serán califi-
vas sino también a la gestión de proyec- cadas como una “nube de mosquitos” o
tos asistenciales o de desarrollo que, sin un “enjambre” de un nomadismo mili-
embargo, necesitan contar con la ayuda tante que confluye con el primer desafío
de los gobiernos o el mecenazgo de simbólico relevante, el levantamiento
empresas privadas hipotecando así su zapatista del 1 de enero de 1994, coinci-
autonomía y, con ello, la vocación de diendo con la entrada en vigor del Trata-
erradicar las causas de las injusticias que do de Libre Comercio de América del
muchas de esas ONG denuncian. Esas Norte entre EEUU, México y Canadá. Es
contradicciones se han acentuado en a partir de entonces cuando vemos
muchas ONG durante los años 90 en el extenderse, discreta pero gradualmente y
marco de lo que se ha definido como principalmente entre la juventud, redes
“intervencionismo humanitario” por parte transnacionales de activistas, contando
de la OTAN, de grandes potencias o de la esta vez con la ayuda inestimable de las
propia ONU a partir de crisis como las de nuevas tecnologías de la información y
Ruanda o la ex-Yugoslavia. Tensiones de la comunicación.
similares se desarrollan en el denominado
“Tercer Sector”, el cual aspira a moverse Más tarde, es la paralización del pro-
entre unos Estados menguantes en lo yecto de Acuerdo Multilateral de Inver-
social, por un lado, y el creciente proceso siones (AMI), desvelado y denunciado por
de remercantilización de bienes públicos, la publicación mensual Le Monde Diplo-
por otro (Gómez Gil, 2004). matique en 1998, la que se convierte en

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Jaime Pastor Verdú

una primera victoria parcial que contri- ción” en la que la prioridad pasa a ser la
buirá a la creación de una red interna- consolidación de los espacios de diálogo
cional (Asociación para una Tasación y coordinación de las diferentes redes
sobre las Transacciones Financieras, que se reconocen en los Foros y los
ATTAC) especialmente dedicada a la diversos Encuentros que se desarrollan a
denuncia de la “globalización financiera”. distintas escalas: local, nacional, estatal,
continental y mundial (Calle, 2006). El
Es sin embargo la movilización ante la reconocimiento de la necesidad de llegar
Cumbre de la OMC en Seattle a finales a los distintos continentes ha conducido,
de noviembre de 1999 la que marca el finalmente, a una nueva etapa en la que
inicio de un ciclo ascendente de luchas se ha optado por la celebración de un
que tendrá finalmente el 15 de febrero de Foro Mundial policéntrico en el año 2006
2003 su cenit o momento culminante. Es en Caracas, Bamako y Karachi.
en esa ciudad estadounidense donde la
protesta refleja la confluencia de muy Si nos referimos al marco europeo, la
diversos sectores sociales y organizacio- evolución de estos movimientos se ha
nes en torno al eslogan “El mundo no es reflejado en el desarrollo de Foros Socia-
una mercancía” y al bloqueo de una reu- les periódicos y en la ampliación crecien-
nión de jefes de estado y de gobierno que te en ellos de una temática que tiende en
concluye finalmente en un fracaso. De este caso a poner mayor énfasis en la
ahí que la lección que extraen muchos cuestión social, en el rechazo de determi-
activistas a partir de entonces es que “Sí, nadas directivas de la UE (en particular,
se puede”...resistir al neoliberalismo, la conocida como “directiva Bolkestein”
convirtiéndose por tanto ese aconteci- de liberalización de servicios) y en la crí-
miento en un estímulo para la rápida tica del proyecto de Tratado Constitucio-
extensión de redes e iniciativas de acción nal Europeo por considerar que éste con-
en muy distintas partes del mundo, tribuye a constitucionalizar el neolibera-
como he tratado de explicar en otros tra- lismo. Es en Francia, sin duda, donde la
bajos (2002). confluencia entre las principales redes
de estos movimientos y las organizacio-
El paso siguiente será principalmente nes sindicales y sociales ha sido mayor,
la puesta en pie del Foro Social Mundial llegando así a hegemonizar el No que se
de Porto Alegre (referente emblemático produjo en el referéndum sobre aquel
de una experiencia de presupuestos par- proyecto de Tratado el 29 de mayo de
ticipativos que se ha ido extendiendo a 2005.
muchos municipios en muy diversos paí-
ses) a partir de enero de 2001, alrededor La principal novedad, aun siendo rela-
del eslogan “Otro mundo es posible”, tiva –ya que siempre ha habido prece-
como alternativa frente al Foro Económi- dentes de lo que éstos expresan- de estos
co de Davos. Luego, veremos un momen- movimientos se encuentra en su rasgo
to especialmente crítico en el devenir de común de tratar de ver con “gafas globa-
estos movimientos, tras los atentados del les” los problemas que tienen que afron-
11-S de 2001 y la apertura de un nuevo tar en el ámbito estatal o local. Su per-
escenario de “guerra global permanente”, cepción de que muchas de las decisiones
que obliga a éstos a introducir el rechazo que se toman sobrepasan el marco del
a la guerra de Iraq y culmina en la jorna- Estado-nación y se adoptan en institu-
da mundial de protesta del 15-F de ciones o centros de poder transnaciona-
2003. Es a partir de entonces cuando se les o interestatales les lleva a querer ser
entra en una nueva fase de “sedimenta- también actores colectivos a esos niveles

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

dentro de la nueva esfera pública global mientos se han hecho más visibles y han
que se está configurando. logrado una autolegitimación ética y
política ante amplios sectores de la opi-
Esta tendencia se da con mayor razón nión pública. Su acento en la defensa de
debido a que la “desafección” hacia las “lo común”, de “los bienes comunes”
democracias realmente existentes se ha frente a los procesos de privatización de
acentuado, incluso allí donde parecían recursos básicos para satisfacer las
más consolidadas. Así, en un estudio necesidades de la mayoría de la pobla-
dedicado a los países del “Centro” a fina- ción, se ha convertido en una de las
les del siglo XX se aseguraba que “los principales señas de identidad de este
ciudadanos en la mayoría de las demo- movimiento, especialmente si nos referi-
cracias trilaterales están menos satisfe- mos a países periféricos y semiperiféri-
chos con la actuación de sus institucio- cos, como en América Latina y Asia.
nes públicas representativas que hace
un cuarto de siglo”; la tendencia a la En ese sentido se puede sostener que
volatilidad y al escepticismo del electora- muchas redes de estos movimientos,
do ha aumentado, el alineamiento parti- desde su propia diversidad, estarían
dario sigue en descenso y en 11 de los reconstruyendo un “meta-relato” global,
14 países estudiados la confianza en el en unos casos antineoliberal y en otros
parlamento también ha bajado (Putnam, anticapitalista y abiertamente favorable
Pharr y Dalton, 2000). a la reinvención de utopías emancipato-
rias. De ahí que lleguen a ser percibidos
De esta forma, la crisis de la democra- como partes de un nuevo “sujeto en pro-
cia representativa a escala nacional- ceso” que podría tomar el relevo, en cier-
estatal, la del parlamento como sede de to modo, de un viejo movimiento obrero
un poder efectivamente legislativo y la cuya crisis de centralidad como sujeto
del sistema de partidos en el que se antagonista no ha hecho más que acen-
apoya (con la tendencia al duopolio del tuarse durante la segunda mitad del
“centro” político y a la aparición recu- siglo XX.
rrente de escándalos de corrupción)
generan un escepticismo ciudadano res- Debido al nuevo contexto de la “globa-
pecto a la eficiencia de esas institucio- lización” y a los efectos que ha tenido en
nes, reforzado por la percepción de su la desestructuración de muchas socieda-
impotencia o complicidad, según los des, la composición de estos movimien-
casos, ante el proceso paralelo de pro- tos se ha hecho mucho más diversa que
fundización a escala global de la crisis la de los “nuevos movimientos sociales”.
del Estado social y del modelo de inte- Si extendemos el análisis más allá del
gración antes dominante a través del ámbito europeo, una forma quizás sim-
empleo estable. plista pero muy gráfica para describir a
sus principales soportes sería la que nos
Lo que ya es incuestionable es que ofrecen Pedro Ibarra y Salvador Martí
estos movimientos están estableciendo (2003) cuando los ubican entre los “indí-
una nueva relación entre lo social, lo genas, indigentes e indigestos”: o sea, los
político y lo cultural y, lo que es más pueblos indígenas, partes del “precaria-
importante, han obligado a modificar la do” en el Norte y sectores de capas
“agenda” política y mediática de los medias o trabajadores sociales con capi-
estrategas de los grandes poderes trans- tal crítico. No obstante, faltaría mencio-
nacionales, cuya retórica ha tenido que nar también al campesinado, cuyo prota-
ir cambiando a medida que esos movi- gonismo a través de las organizaciones

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Jaime Pastor Verdú

que se coordinan en Vía Campesina es las mismas la necesidad de alcanzar una


relevante en países como Brasil, México paz basada en la justicia en todas las
o el Sudeste asiático. Son esa heteroge- esferas de la vida.
neidad social y, al mismo tiempo, su
convergencia en una identidad colectiva Se puede sostener, por tanto, que los
de proyecto común las que pueden expli- discursos, recursos organizativos, refe-
car la receptividad que han tenido pro- rentes simbólicos y agendas de trabajo
puestas de autodefinición como “multi- que suelen caracterizar a todo movimien-
tud”, recuperando así un viejo concepto to social se dan también en este “movi-
spinozista que, a su vez, sirvió para des- miento de movimientos” y garantizan su
cribir aquellos motines de subsistencia continuidad, con mayor razón cuando el
que se dieron en Gran Bretaña durante marco de injusticia global que denuncian
el siglo XVIII y que se constituyeron en prosigue y no ha sufrido cambios sus-
precedente del movimiento obrero emer- tanciales, salvo parcialmente en determi-
gente en aquel entonces. Esta propuesta nados ámbitos nacional-estatales, como
es sin duda discutible pero sí describe ocurre en América Latina, o locales.
un momento histórico de transición en el
que esa multitud global se mueve más A este respecto tiene interés mencio-
por convicciones, razones y valores que nar el pronóstico que hace Sidney
por intereses de clase o de grupo social Tarrow (2005), un veterano estudioso de
determinado. los movimientos sociales, al referirse al
nuevo activismo transnacional. Desde su
En cuanto al repertorio de acciones de punto de vista, éste será episódico y con-
estos movimientos, éste se ha caracteri- tradictorio pero tendrá un impacto más
zado por una combinación de viejas for- visible que en el pasado en las políticas
mas (manifestaciones...) con otras relati- en el ámbito estatal (quizás en este caso
vamente nuevas (bloqueos al acceso a el ejemplo más reciente y visible sea el
centros oficiales, acampadas, pasacalles, de Francia y la deslegitimación que han
creación de centros de convergencia ido sufriendo determinadas políticas y
alternativos en torno a las “Cumbres” propuestas calificadas por estos movi-
oficiales) y otras completamente nuevas mientos como neoliberales). Pero, simul-
(“piratería” electrónica, boicot electrónico táneamente, los activistas transnaciona-
a determinadas instituciones y empresas les encontrarán en las decisiones que
transnacionales, SMS...), todo ello con la tomen las instituciones y tratados inter-
intención de “colarse en el espectáculo nacionales un “arrecife de coral” en el
que esas mismas “Cumbres” querían que puedan seguir presionando y protes-
ofrecer ante los televidentes de todo el tando y llegar a formar coaliciones nacio-
mundo y respetando al mismo tiempo la nales-globales capaces de obtener éxitos
propia diversidad del movimiento en sus significativos en los próximos años. De
formas de expresión pública y lúdica a ahí que su conclusión final sea que “el
través de “bloques de afinidad”. La activismo transnacional no se parece a
opción ampliamente mayoritaria a favor una marejada de la historia sino, más
de la resistencia civil activa y no violenta bien, a una serie de olas que alcanzan la
también ha sido una demostración de la playa internacional, retirándose repeti-
voluntad de difundir un nuevo tipo de damente a los mares internos pero
cultura que busca denunciar las distin- dejando cambios crecientes en la costa”.
tas formas de violencia realmente domi-
nantes –estructural, simbólica, política, Todo lo anterior no significa negar que
social, urbana...-, con el fin de oponer a la mayoría de las redes de estos movi-

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Los movimientos sociales. De la crítica de la modernidad a la denuncia de la globalización

mientos se encuentra ante la necesidad esas debilidades manteniendo, al menos,


de alcanzar un mayor anclaje social en una comunidad virtual de discurso y de
los sectores sociales más directamente protesta de carácter transversal, capaz de
afectados por las políticas neoliberales. crear sinergias y reducir los costes de la
Es aquí donde tropiezan con las dificulta- movilización. Obviamente, todo esto no
des que crea la creciente fragilización de sustituye la imprescindible interacción
las relaciones sociales entre esos mismos cara a cara entre las minorías de activis-
sectores a los que aspiran a dirigirse, tas articulados en red de redes antes,
debido a la segmentación y fragmenta- durante y después de las fases de mayor
ción crecientes en que se encuentran y a visibilidad de estos movimientos. Esto es
las limitaciones que tienen esas mismas más necesario si cabe dada la concepción
redes para asentarse en unos espacios de democracia participativa, directa y
territoriales y urbanos en los que en horizontal que es compartida por la
muchos casos se reproduce una segrega- mayoría de estas redes y que les exige,
ción social y étnica. Sólo el apoyo en los por tanto, su práctica coherente a la hora
medios alternativos de información y de deliberar y buscar el mayor consenso
comunicación a través de internet consti- posible para seguir trabajando en
tuye un recurso capaz de compensar común.

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