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CUBA:
SUEÑOS DE GLORIA
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EL SITIO DE CASCORRO,
CUBA:
SUEÑOS DE GLORIA
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Para Francisco Santos, digno descendiente
del tan laureado como hoy día olvidado héroe de
Cuba.
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El sitio de Cascorro, Cuba: Sueños de gloria
© Del texto: Ricardo Hernández Megías.
© De la introducción: Ricardo Hernández Megías
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información, de ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico,
electrónico, magnético, o por fotocopia, o cualquier otro sin el permiso previo por
escrito de la editorial y del autor.
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PRÓLOGO
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Estados Unidos, ya por aquellos momentos país de grandes recursos
económicos y con un buen ejército perfectamente preparado, que no había
participado en el reparto africano ni asiático, puso, sin embargo, sus ojos –
mejor decir sus intereses– en territorios de la zona del Caribe y del
Pacífico, donde su influencia se hacía en sentir en Hawái y Japón, zonas
donde España y desde hacía siglos, mantenía su influencia con las colonias
de Cuba y Puerto Rico, en la primera, y Filipinas, Marianas y Carolinas, en
la segunda.
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La primera gran sublevación contra las autoridades españolas
sucedió en el decenio comprendido entre 1868 y 1878, acaudillado por el
hacendado Carlos Manuel de Céspedes, con grandes pérdidas personales y
materiales tanto de una parte como de la otra, situación que terminó con el
acuerdo de una paz vigilada que ha pasado a la historia con el nombre de la
Paz de Zajón, que, en definitiva, no fue más que la preparación de nuevos y
más fuertes enfrentamientos, esta vez dirigidos por un hombre de gran
prestigio como lo era José Martí, verdadero impulsor de la independencia
de Cuba y creador del Partido Revolucionario Cubano, que a la postre sería
el partido vertebrador de todos los levantamientos revolucionarios de
aquellos años de finales del siglo XIX.
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con gran visión de futuro para sus intereses, viendo la posibilidad de una
victoria por parte de los independentistas, no dudaron en apoyar dichas
reclamaciones, poniendo a su disposición armas, dinero y asesoramiento
militar.
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Austria–Hungría. Italia, que había sido miembro de la Triple Alianza junto
a Alemania y Austria–Hungría, no se unió a las Potencias Centrales, pues
Austria, en contra de los términos pactados, fue la nación agresora que
desencadenó el conflicto. Por otro lado se encontraba la Triple Entente,
formada por el Reino Unido, Francia y el Imperio ruso. Ambas alianzas
sufrieron cambios y fueron varias las naciones que acabarían ingresando en
las filas de uno u otro bando según avanzaba la guerra: Italia, Japón y
Estados Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras el Imperio
otomano y Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales (Triple Alianza).
En total, más de 70 millones de militares, incluyendo 60 millones de
europeos, se movilizaron y combatieron en la guerra más grande de la
historia.
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Mesopotamia y el Sinaí. Italia y Bulgaria se unieron a la guerra en 1915,
Rumania en 1916 y Estados Unidos en 1917.
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novias o esposas que desconocen sus últimos y fatídicos paraderos, carne
de batalla de iluminados “genios de la guerra”, a esos, nadie los nombra,
nadie le concede honores, nadie llora sobre sus cuerpos enterrados en
intrincadas selvas o en tórridos desiertos de lejanos países.
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a los insurrectos como lo era D. Valeriano Wayler, héroe de las campañas
militares de Santo Domingo.
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Terminó diez años más tarde con la Paz de Zanjón o Pacto de
Zanjón, donde se establece la capitulación del Ejército Independentista
Cubano frente a las tropas españolas. Este acuerdo no garantizaba ninguno
de los dos objetivos fundamentales de dicha guerra: la independencia de
Cuba y la abolición de la esclavitud.
Causas de la guerra:
Causas económicas.
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La comprensión de la necesidad de introducir el trabajo
asalariado como única vía para hacer avanzar la industria azucarera, algo
poco dado en las colonias española.
Causas políticas.
Causas sociales.
El hito militar más relevante fue la toma de Bayamo por parte de los
insurgentes, ciudad que posteriormente incendiarían. Cuando los generales
enviados desde la península para combatirles, como el conde de Valmaseda
o Valeriano Weyler, utilizaron la política de la tierra quemada, que ya
habían usado en Santo Domingo, para dejar sin apoyos ni recursos a la
guerrilla insurgente, Céspedes respondió con la misma política y ordenó la
destrucción de las plantaciones de caña –“las llamas habían de ser los faros
de nuestra libertad”, afirmó– y a pedir que se sublevase a las dotaciones de
esclavos: “Cuba libre es incompatible con Cuba esclavista”. Este programa
político, a pesar de que contemplaba la abolición de forma gradual e
indemnizando a los propietarios, fue rechazado por los propietarios
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azucareros del occidente de la isla y por la burguesía de La Habana de
origen metropolitano.
Que la guerra durara diez años a pesar de los medios con que
contaban los que se oponían a los insurgentes independentistas se debió,
según Josep Fontana, a la “escasa capacidad de la metrópoli, que hubo de
ver cómo se perdía la tercera parte de los soldados llevados a la isla,
vestidos con malos uniformes, mal alimentados y pésimamente preparados,
de modo que un 90 por 100 de los que murieron lo hicieron en hospitales y
por causas naturales”.
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Personajes importantes:
Desarrollo.
La lucha en Cuba:
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muchos líderes, entre ellos el propio Calixto García, se vieron forzados a
capitular en 1879 y 1880. Inició a Martí como dirigente del pueblo cubano,
con lo que ganó experiencia para organizar la Guerra del 95.
Antecedentes:
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El primer gobierno autónomo estuvo presidido desde el 1 de enero de
1898 por José María Gálvez Alonso. Ninguna de las iniciativas
emprendidas desde el Gobierno central tuvieron éxito a pesar de los claros
avances, ya que para los intereses de la oligarquía criolla como los de los
intervencionistas de los Estados Unidos de América, la presencia española
era un obstáculo a eliminar.
La guerra:
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Con la experiencia de la Guerra de los Diez Años, un mayor apoyo
de las fuerzas políticas y una mayor conciencia nacional, los libertadores
concibieron la campaña Invasión al Occidente que tenía el fin de tomar ese
sector de la isla. No fue fácil someter el Oriente de Cuba, en donde las
fuerzas realistas tuvieron grandes aprietos para contener a los libertadores.
Sin embargo, José Martí y Antonio Maceo murieron en la contienda: Martí
casi al inicio de la guerra (19 de mayo del 1895). Maceo pudiera ser que
muriera en una emboscada, pero que él mismo tenía preparada al ejército
español, según se desprende de la hoja de servicios del subteniente D. José
Muñoz Gutiérrez, sargento en aquella época, y cuyas operaciones desde el
22–10–1896 en Artemisa y Heras, y posteriormente en la trocha de Mariel
a Majama hasta el 23–12–1896 en Pinar del Río, incluyendo la derrota de
Maceo, y que le valieron al citado sargento, la consecución de dos cruces
de plata al mérito militar con distintivo rojo.
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con las arcas vacías y con un ejército agotado por las enfermedades
tropicales y la resistencia de los rebeldes. El presidente Sagasta decidió
finalmente destituir a Weyler a favor del general Ramón Blanco y Erenas,
tanto por el costo político de su modo de hacer la guerra, como por su
fracaso militar al no poder derrotar a los rebeldes.
La Guerra Cubano–Hispano–Estadounidense.
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Por el Tratado de París, España renunciaba a su soberanía sobre
Cuba, Puerto Rico y Filipinas, lo que realmente significó dejar el campo
expedito a la intervención y ocupación por los Estados Unidos. La
exclusión de los representantes de las tres colonias en mención, evidenció
el ánimo colonialista de los Estados Unidos, aunque las fuerzas
independentistas de esos países llevaran el mayor peso de las guerras. El 24
de febrero de 1899, justo cuatro años después del inicio de la guerra, hacía
su entrada triunfal a La Habana el Generalísimo Máximo Gómez al frente
de su ejército. El viejo general Dominicano había guiado a los patriotas
cubanos a la victoria en su guerra de emancipación contra el ejército
español con la ayuda norteamericana. Miles de personas salieron a recibir
al ejército libertador y Gómez sorprendido le dijo a uno de sus hombres: Si
toda esta gente hubiese peleado con nosotros habríamos derrotado a
España hace muchísimo tiempo.
Firma del Tratado de París por el que España pierde sus Colonias de Ultramar
Transición democrática:
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héroe oficial de la contienda, el santamarteño capitán Francisco Neila y
Ciria y el héroe popular y que tanta tinta ha vertido durante el siglo XX, el
cabo 2ª Eloy Gonzalo, a quien la ciudad de Madrid le levantó una hermosa
estatua y nominó una plaza en su nombre.
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(naturalmente también en otras tierra de España), que le dieron a nuestro
país los años de su mayor esplendor, tanto en lo económico como en lo
militar, los últimos acontecimientos bélicos que se dieron en tierras
americanas y que al final resultaron ser los últimos coletazos de la
desaparición de un gran imperio, fueron protagonizados por dos hombres,
dos militares, dos héroes nacidos también en tierras extremeñas: el Sitio de
Baler, que dio nombre al más popular últimos de Filipinas, protagonizado
por el teniente segundo Saturnino Martín Cerezo, natural de Miajadas,
Cáceres, y un puñado de soldados enfermos y sin munición, y el que
estamos relatando en estos momentos, llamado el Sitio de Cascorro,
pequeño y aislado poblado situado en lo más profundo y exuberante de la
selva en la isla de Cuba, donde el capitán Francisco Neila y Ciria, natural
de Santa Marta de los Barros, Badajoz, junto con tres oficiales subalternos
y ciento setenta individuos de tropa distribuidos en tres fuertes,
denominados “Principal”, “Gracia” y de la “Iglesia”, planeados para resistir
el fuego de fusilería, fueron capaces de escribir una de las páginas más
gloriosas del ejército español, hoy completamente olvidada por sus
compatriotas y hasta en sus mismos pueblos de nacimiento.
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Capítulo I
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acompañando el firme trotar de los cascos de un caballo, el nimio y
cantarín sonajero de los campaniles con los que el médico ha adornado el
tílburi que usa para sus desplazamientos.
Visita un día de fiesta a principio de siglo de las ya abandonadas minas de plomo de Santa Marta
Son las nueve y treinta minutos del día diecinueve de agosto de mil
ochocientos sesenta y dos, cuando el llanto de un hermoso y robusto niño
rompe la calma tensa de la mañana y tranquiliza los ánimos de los hombres
que esperan, siempre con inquietud, el resultado del parto. Aquel niño, que
hoy reclama con sus lloros un sitio en la vida, con el paso de los años
llegará a llenar muchas páginas de la historia militar de España.
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La tarde, septembrina, todavía arrastra el aliento de la calima que
como ligero sudario envuelve el caserío. Por entre la juncia, las cardenchas
y las crecidas zarzamoras que crecen a ambos lados del arroyo denominado
Los Canchales, desafiando al fuerte calor que aún domina el ambiente, un
grupo de rapazuelos está enfrascado en sus juegos diarios, al margen del
diario acontecer del pueblo, donde los padres viven confiados de los juegos
de sus retoños al no haber lugares de peligro. No tienen más de doce o trece
años y sus cuerpos espigados y su sangre bulliciosa necesitan del diario
ejercicio por entre los campos, ahora en barbecho, o entre los numerosos
olivares que adornan con su belleza los alrededores de la población. Su
lugar de destino, por esta vez, son las suaves alturas de unos montes que se
alzan dando cobijo a las en otros tiempos ubérrimas huertas denominadas
del Chovo, hoy semi abandonadas a la muerte de su dueño, donde tienen
fabricada una firme cabaña de troncos y cañas, y desde donde dominan
todos los caminos que vienen desde Villalba, Aceuchal o Almendralejo. El
abandono de las huertas les da la posibilidad de recolectar los frutos de los
árboles frutales del entorno, sin que ello signifique ninguna falta por su
parte ni motivo de sanción por las autoridades, siempre tan meticulosas en
estos temas del hurto.
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Paco, Francisco Neila, el joven pre adolecente al que miran
expectantes y al que todos consideran el más capacitado para dirigir sus
ansias de revancha, es un muchacho recio, de fuerte complexión atlética
para su edad, de regular estatura al no haber alcanzado todavía todo su
desarrollado físico, pero de una inteligencia y una astucia fuera de lo
común. Era un estudiante disciplinado y constante en las escuelas
nacionales de su pueblo, y ejemplo de los profesores para otros compañeros
menos aplicados o con menos posibilidades intelectuales. Sobrino del
general Ramón de Ciria y Grases, militar leal a la reina Isabel II, quien
combatió en las guerras carlistas y, entre otros muchos hechos de guerra, y
fue el vencedor de la batalla de Abadiano, (el 15 de noviembre de 1876 se
enfrentaron carlistas y liberales. Es la última acción de importancia
registrada en Vizcaya cuando ya la guerra tocaba a su fin. Fueron
derrotados los batallones carlistas de Carasa, Cavero y Ugarte por las
divisiones liberales mandadas por Loma, Goyeneche, Álvarez Maldonado y
Villegas. La retirada se efectuó por el alto de Elgueta con dirección a
Zumárraga), y primo hermano del coronel Ramón Ciria y Gómez de la
Cortina, perteneciente al Cuerpo de Caballería, quien sería dos veces
galardonado con la Cruz de San Fernando, por lo que en su casa, desde
muy niño, se vivía con pasión y verdadero interés todo lo relacionado con
la milicia, interés seguido por el pequeño Francisco, quien en las noches de
invierno, al resguardo de la chimenea en el cómodo hogar familiar,
escuchaba atentamente los avatares de una guerras y de unos hechos de
armas que le encendían su calenturienta imaginación y le llevaba, tanto en
sus sueños como en momentos como el que estamos narrando a poner un
punto de reposo y de estrategia en todos sus actos de actividades guerreras
en sus juegos infantiles.
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- ¿Y como lo haremos? –pregunta otro de los animosos
muchachos que, con el tirachinas en las manos espera poder meterse en el
“fregao” de una pedrea y poder ajustar cuentas–. Siempre ellos serán más
numerosos que nosotros; dentro del pueblo y en el campo.
Uno a uno, o en grupo, van pasando por entre los camuflados puestos
entre cuyos parapetos esperan impacientes la señal por parte de su jefe.
Cuando están a poca distancia de la cabaña, en la zona más desprotegida
por la falta de arbustos y de los centenarios olivos, suena la voz de ataque.
De todas partes, sin dejarse todavía ver, una lluvia de piedras cae sobre el
enemigo que no comprende lo que está pasando. Cuando intentan
retroceder por al camino recorrido, una nueva lluvia de piedras le cae sobre
sus cabeza abiendo más de una brecha entre los asustados muchachos que
emprenden una descontrolada huída entre gritos y lloros a causa de sus
heridas que, en muchos casos, enrojecen sus camisas y aumentan el miedo
entre los que huyen. La dispersión deja en franca minoría a mucho de ellos,
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que al pasar en su huída cerca de los puestos camuflados reciben
inmisericordes una nueva andanada de considerables pedruscos que les
hace saltar sobre los terrones de la tierra recién labrada como conejos
silvestres.
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incorporó en la misma plaza de Badajoz, hasta fin de año en que con fecha
24 diciembre pasó al Regimiento de Infantería Castilla nº 16)
Badajoz, desde su fundación, ha sido una ciudad guerrera y militar, debido a que ha sido una plaza fuerte
al ser una ciudad fronteriza con Portugal. En su ya larga historia ha tenido más de treinta guerras, lo cual
explica un poco el urbanismo de esta ciudad, rodeada en su casco viejo por una muralla árabe y más
modernamente por un nuevo sistema defensivo llamado, llamado Vauban, que ha permanecido en pie
hasta los años sesenta del pasado siglo, para dar solución a la gran expansión de la ciudad. Dentro de este
sistema defensivo en forma de baluartes o revellines, había numeros acuartelamiento militares (más de
40), por lo que la ciudad, al margen de ser una ciudad de paso y de gran ambiente comercial, vivía
intensamente cualquier alteración en el orden político y militar.
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Capítulo 2
Un mundo nuevo de iba abriendo ante sus ojos al mismo tiempo que
se daba cuenta de sus limitaciones y de su pobreza en una sociedad en la
que parecía que la riqueza era el modo más natural de vivir. Más de una
vez quiso escapar de su destino, y más de una vez se sintió engañada y falta
de reaños para plantar cara a una vida que le era completamente ajena. Así
fue como conoció a Vicente, un hombre guapo, atractivo, mujeriego y
galanteador que le sorbió los sesos. Supo que era casado, pues conocía a
Juliana Plaza, su mujer, nacida en Málaga del Fresno, y que tenía cinco
hijos, como también supo que al mismo tiempo que la enamoraba a ella
tenía escarceos amorosos con otras mujeres del barrio, pero ello no fue
óbice para que quedara prendada de su labia y, por qué no decirlo, de su
generoso dinero, del que hacía gala con bastante desenvoltura y gracejo. Ir
a su lado era una aventura a la que ninguna mujer podía resistirse. O
cuando menos, ella no pudo ni quiso hacerlo.
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Conoció a Vicente Gonzalo en un baile de la Verbena de la Paloma y
desde el primer momento supo que iba a ser su perdición, pero su fuerte
atractivo masculino y su total falta de escrúpulos a la hora de beneficiarse a
una mujer guapa que se le cruzara en el camino, fueron como la droga de la
que sabes que irremisiblemente te va a matar pero que una vez que la
pruebas ya no sabes desengancharte.
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vinieran por conducto de las autoridades siendo huérfanos de padre y sus
madres absolutamente pobres.
El edificio de la inclusa de la calle Embajadores tuvo que ser trasladado a la calle Libertad
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Se procuraba siempre tener el menor número de amas posible dentro
del establecimiento, para lo que adoptaba el medio de sacar los expósitos a
criar a la ciudad o a los pueblos de la provincia y en caso de necesidad a los
de las limítrofes, procurando que fuera lo más cerca posible.
Además del referido libro, había otro donde sentaba las entradas,
salidas, muertos, enfermedades de que habían fallecido y hora en que
murieron, dando parte de todo inmediatamente a la Dirección para hacer
los correspondientes asientos. A fin de evitar todo motivo de contagio, la
ropa de los niños enfermos podía lavarse fuera del establecimiento y se
tenía separada del resto.
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entregaban por inventario. Para el buen gobierno de este ramo se llevaba un
libro donde se anotaban las clases y calidad de las ropas, las que se
adquirían por donación u otro concepto, así como las que se hubieran
perdido o hecho inservibles.
La lactancia de los niños de la Inclusa era labor de las mujeres de alquiler del pueblo de Madrid
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Por esa misma época la ciudad flamenca de Enkuissen era disputada
por las tropas españolas de los tercios y los holandeses rebeldes. Al
conquistarla los españoles, un soldado encontró en una iglesia profanada un
cuadro de la Virgen de la Paz rodeada de ángeles y con un niño a sus pies y
decidió unirla a su escueto equipaje militar. Tras su regreso, aquel soldado
le regaló al rey Felipe II la imagen rescatada y el monarca, viendo la escena
del niño a los pies de la Virgen, decidió donarla a la cofradía. En el
convento de la Victoria fue entronizada y pronto fue objeto de una enorme
devoción entre los madrileños. Pero éstos no sabían pronunciar el nombre
de aquella lejana ciudad flamenca y comenzaron a utilizar para el cuadro la
advocación de Virgen de la Inclusa. Poco a poco esta palabra sustituyó en
el habla popular al nombre del convento y cofradía pasando ésta a
denominarse simplemente Inclusa; la nueva denominación hizo fortuna y
de allí se extendió a todas las instituciones españolas dedicadas como ella a
la recogida de expósitos.
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para pasar a llamarse Instituto Provincial de Puericultura aunque siguió
manteniendo sus funciones. A comienzos de los años setenta se decidió el
traslado del Instituto, a su actual ubicación del Colegio de San Fernando,
en la carretera de Colmenar Viejo, y volvió a cambiar de nombre, ahora por
el de Casa de los Niños.
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autora del abandono. Sobre ellos campeaban carteles que señalaban
claramente cuál era la función de los mismos.
Edificio de la Inclusa u Hospicio de la calle Fuencarral, que ha llegado hasta nuestros días
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El primer año del que hay constancia documental, 1.583, se
recogieron 74 niños. A partir de 1600, el número de ingresos anuales oscila
entre 300 y casi 700. En el tránsito de los siglos XVIII al XIX llega casi a
los 1.500 al año. Durante todo el siglo XIX las cifras se mantienen entre
1.600 y 1.800 aunque con algún pico que roza los 2.000. En las dos
primeras décadas del siglo XX hay años como 1.915 y 1.916 en que se
recogen casi 1700 niños para luego ir descendiendo muy lentamente. No
obstante, el estadillo de “Niños entrados y salidos” del período 1.963–1.982
comienza con la todavía sobrecogedora cifra de 568 niños y finaliza ¡en
1.982! con la de 114, lo que demuestra que el problema, habiendo
disminuido drásticamente, está aún lejos de desaparecer. La aproximación
más fiable apunta a que en sus primeros cuatro siglos de existencia, la
Inclusa de Madrid recogió la impresionante cifra de más de 650.000 niños
entre los abandonados por completo y los dejados temporalmente al
cuidado de la institución por sus padres u otros familiares. La primera
fuente de ingresos que tuvo la Inclusa de la Cofradía de la Soledad procedía
de los donativos que hacían los fieles a su iglesia de la Victoria. También
se utilizaban las mandas testamentarias que hacían muchos madrileños con
el fin expreso de ayudar al hospicio de niños o con el de lograr ser
sepultados en el recinto del templo o en sus aledaños. Incluso se obtuvieron
donaciones de dinero y, sobre todo, de privilegios para comprar alimentos y
los materiales de ajuar más imprescindibles, por parte del propio rey. El
personal que ejercía un trabajo lo hacía de forma gratuita o, todo lo más,
por la manutención y algo de ropa y leña. En 1.651, con la extinción de la
Cofradía de la Soledad y las Angustias, quedó la Inclusa a expensas de los
bienes y del dinero contante que pudiera obtener de donativos directos. La
administración también pasó a ser autónoma y además, por esa época tanto
las amas de cría como muchos de los trabajadores exigían, y recibían, una
paga económica. Hubo, pues que recurrir a otros métodos de recaudar
fondos. El primero fue salir a pedir limosna por las calles y las numerosas
iglesias de la ciudad. Se extendieron cédulas, firmadas por las autoridades
del Concejo, para que las almas caritativas tuvieran la certeza de que su
dinero era para un buen fin.
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repartirán en tercios, de los cuales uno era también para la Inclusa y otro
para el Hospital de la Pasión o de Antón Martín. Por último, la plaza de
toros de Madrid también debía dedicar parte del dinero obtenido a la
Inclusa. La plaza de las Ventas, además de organizar anualmente una
corrida importante, la denominada de la Beneficencia en plena Feria de San
Isidro, continúa con su contribución.
Las niñas que, una vez llegadas a cierta edad, pasaban al Colegio de
La Paz para aprender un oficio, generalmente relacionado con las labores
de costura, o para dedicarse al servicio doméstico, eran con su trabajo una
importante fuente de ingresos. De ese dinero, un tercio se guardaba para
entregárselo a la chica si contraía matrimonio, junto con una dote fija que a
principios de siglo XIX era de 1.300 reales a cuenta de los fondos de la
institución.
Los primeros años fueron los frailes del convento de la Victoria y los
miembros de la Cofradía de la Soledad quienes administraron la Inclusa
aunque bien pronto obtuvieron el patrocinio real que asignó una renta anual
de 10.000 ducados procedentes de algunos impuestos sobre el comercio y
la vivienda en Madrid. A partir de ese momento era directamente el rey
quien nombraba a los administradores, de manera que la Cofradía fue
perdiendo atribuciones hasta su desaparición. Con el advenimiento de lo
que se llamó la Ilustración, que en España tuvo su apogeo durante los
reinados de Fernando VI y Carlos III, nace entre las clases dirigentes un
concepto que venía a sustituir al de caridad vigente en la sociedad hasta
entonces. Se crean instituciones públicas que se llamaron de Beneficencia,
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dirigidas no ya sólo a la ayuda desinteresada del necesitado, sino, sobre
todo, al alivio de las penalidades de quienes pudieran de ese modo
integrarse en el mundo del trabajo, una preocupación típicamente ilustrada.
Fruto de de esta nueva mentalidad, en lo que se refiere a la Inclusa de
Madrid y a todas las demás del país, fue la publicación de varios tratados
como los de Joaquín Javier de Uriz y el del doctor Santiago García,
Académico de Medicina. En 1794 se da un paso muy importante para la
consideración social de los niños de las inclusas, al menos sobre el papel,
porque otra cosa fue su efectiva puesta en práctica. Por Real Cédula de
Carlos IV quedaron legitimados los expósitos de ambos sexos existentes y
futuros, que serían considerados en adelante como integrantes “en la clase
social de hombres buenos del estado llano general, sin diferencia con los
demás vasallos de esta clase” y los expósitos podrían acceder a los oficios
civiles que por su condición les habían estado negados. Otra consecuencia
de la Ilustración fue la instauración por todo el territorio nacional de las
instituciones denominadas Reales Sociedades Económicas de Amigos del
País, formadas como foros donde las gentes cultivadas se dedicaban a
debatir sobre todos los temas de actualidad y a promover iniciativas
culturales, económicas, industriales, científicas y de todo orden. En la Real
Sociedad Económica Matritense se creó la Junta de Damas de Honor y
Mérito, integrada por mujeres de la nobleza y las capas altas de la sociedad.
Una de sus propulsoras, nombrada primera presidenta fue doña María
Josefa Alfonso de Pimentel y Téllez Girón, condesa de Benavente y
duquesa de Osuna. Sus prioridades se decantaron enseguida por la Inclusa e
iniciaron gestiones para que el rey les concediese la dirección del
establecimiento, cosa que por fin lograron en septiembre de 1799.
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madrileña: la incorporación de las Hermanas de la Caridad. Estas monjas
dieron un impulso fundamental al establecimiento, tanto en lo asistencial
del centro como en lo organizativo, ocupándose de las labores de la
enfermería, del torno, de las cuentas diarias de gastos y del ropero.
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viruela a partir de finales del siglo XVIII, todos los niños eran vacunados
contra esa enfermedad cuando todavía no lo eran los hijos de muchas
familias por el rechazo a dicha técnica entre una buena parte de la sociedad.
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Aunque ya en el siglo XVIII consta la presencia de médicos pagados
a cargo de los fondos de la institución, fue desde principios del siglo XIX
cuando fueron contratados médicos en exclusividad o haciendo compatible
su trabajo allí con sus menesteres en otros hospitales madrileños. Entre
estos médicos, cuya relación pormenorizada consta en los meticulosos
archivos de la Casa, figuran durante ese siglo personalidades como
Mariano Benavente, fundador luego del Hospital del Niño Jesús en la
capital. Ya en el siglo XX hay que destacar a Juan Bravo Frías, impulsor de
mejoras para los niños y del cambio de ubicación del Centro, Juan Antonio
Alonso Muñoyerro, director desde 1.920 hasta 1.936 y posteriormente
desde 1.939 hasta su jubilación y responsable, junto con el citado Bravo,
del traslado de la Inclusa al nuevo edificio de la calle O’Donnell y de la
creación del Instituto Provincial de Puericultura. Enrique Jaso Roldán que
dirigió la Inclusa durante la Guerra Civil y años más tarde crearía en la
Ciudad Sanitaria La Paz un pionero servicio de pediatría que sirvió de
pauta a todos los existentes en la actualidad. El último director fue Javier
Matos Aguilar hasta la desaparición en los años ochenta del Instituto como
tal.
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Los niños varones, llegada la edad de salir de la Inclusa, eran
remitidos al Hospital de los Desamparados, en la calle que hoy lleva ese
nombre, donde compartían edificio con pobres y enfermos adultos de
ambos sexos allí recogidos. En otros casos el lugar de destino era el
Hospicio, un magnífico edificio en la calle Fuencarral, adornado años
después de su construcción con una maravillosa portada de Pedro de
Ribera. En el Hospicio estaban recluidos chavales de muy distinta
procedencia y, sobre todo, muchos condenados por la comisión de delitos y
que por su corta edad no podían ser encerrados en las cárceles de la ciudad.
En ambos centros, Hospicio y Desamparados, se enseñaban oficios
manuales hasta los catorce años y luego la propia Institución buscaba
acomodo laboral para esos adolescentes que de esa manera salían de allí
con el porvenir más o menos resuelto.
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Actualmente la situación ha cambiado mucho y para bien. Hoy
existen “más padres sin hijos que hijos sin padres”, como explicaba muy
gráficamente un veterano médico que prestó sus servicios en la Inclusa
madrileña de la posguerra. La legislación ha ido adaptándose a la realidad,
pero aún así, adoptar un niño en España es complicado, requiere un proceso
largo durante el cual el niño está en una situación ambigua entre el régimen
de acogimiento, que no garantiza la satisfactoria resolución del
procedimiento, y la definitiva filiación a todos los efectos. Por otro lado, es
cierto que el número de niños en situación de total abandono, requisito que
exige la ley para poder ser entregados en adopción plena, es hoy muy
pequeño y el de solicitudes de adopción no hace sino crecer. Así se ha
desatado en los últimos años una marea de las llamadas “adopciones
internacionales”.
1.- Datos tomados de: Historia de la Inclusa de Madrid, del doctor José Ignacio de Arana Amurrio.
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gastos de manutención del chiquillo –según estudio de Enrique Pardo
Canalís, Braulia estuvo cobrando una media de 268 reales al año y en
diciembre de 1879 recibió los últimos 60 reales–, la buena mujer tuvo que
pedirle con todo el dolor de su corazón que se independizara, dado que sus
recursos no llegaban para mantener a su propia descendencia, que ya iba
por el cuarto miembro, por lo que tuvo que buscarse las habichuelas, como
tantos otros jovenzuelos de la época, en diferentes oficios, tales como
aprendiz de albañil, labrador, carpintero, y hasta probó el oficio de
barbero,2 aunque ningún oficio le terminara por convencer. Al final, como
último recurso, en 1889 se alistó como quinto en el Regimiento de
Dragones de Lusitania, 12 de Caballería, acantonado en Alcalá de Henares,
en donde no llegó a estar ni dos años, para pasar al Instituto de Carabineros
del Reino, dependiente del ministro de Hacienda.
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y que hasta la diosa Fortuna parecía darle una bien merecida recompensa a
sus siempre frustrados anhelos de salir de la miseria, a la que había sido
condenado desde su nacimiento, solicita permiso para contraer matrimonio.
Tarda en casarse, y el 19 de febrero del año siguiente sobreviene el
desastre: se encuentra preso en Algeciras y a punto de ser juzgado por un
Consejo de Guerra, acusado de haber mostrado tendencia de ofender, de
obra, a un superior. La realidad de los hechos, según se puede constatar
con datos reales, es el siguiente: El cabo Eloy Gonzalo se encontraba de
guarnición en El Cahón de Jimena, y al regresar de ese destino se enfrentó
con un oficial, un teniente de su mismo cuerpo, haciendo ostensible gestos
de coger el machete o el fusil que llevaba.
61
En 22 de noviembre del año 1895 partió del puerto de La Coruña a
bordo del vapor León XIII, cumpliendo los 27 años durante la travesía pues
llegó a La Habana un 9 de diciembre. Nada más poner pie en la isla, y
después de haber sufrido durante la travesía un ataque agudo de sarna que
le tuvo postrado durante parte del viaje, le enviaron al interior, a la
provincia de Camagüey, con el Regimiento de Infantería María Cristina nº
63. El tipo de guerra que los españoles se encontraron en Cuba era
desconcertante para el soldado de a pie. Los insurgentes no tenían frentes
fijos y hacían guerras de guerrillas, apareciendo y desapareciendo después
de dar certeros golpes. Por el contrario, la estrategia del ejército español,
según las ideas del general Wayler, Capitán General de la Isla, era a de
dividir la misma en varios sectores, que, aislados entre sí, se controlaban
con fortificaciones o blocaos dotados de artillería y guarniciones de
infantería.
62
Capítulo 3
63
debido a la actuación del Regimiento durante el segundo sitio de
Zaragoza”. La Junta Suprema, situada entonces en Cádiz, decretó que estas
fuerzas fueran denominadas como “Beneméritas de la Patria” por su “grado
heroico y eminente”.
65
plaza sin derramamiento de sangre. Hubo un Consejo de Guerra donde se
condenó a los golpistas, algunos de ellos a pena de muerte, si bien más
tarde les fue conmutada esta pena de muerte por la de prisión en fuertes
militares. Cuando estaba el “Castilla n.º 16” de guarnición en Leganés llegó
la Real Orden de 10 de diciembre de 1883 por la que se destinaba al
regimiento a Badajoz. El “Castilla n.º 16” partió el 16 del mismo mes y
empleó seis días para la organización completa del traslado por ferrocarril.
Las primeras fuerzas llegaron a Badajoz al día siguiente y ocuparon el
acuartelamiento de San Francisco el Grande, que estaba vacío por haber
sido disuelto el “Regimiento Covadonga n.º 41” que lo ocupaba. A partir
del 17 de diciembre de 1883, el “Regimiento de Infantería Castilla n.º 16”
estará ligado durante más de cien años a la ciudad de Badajoz que lo
acogerá con agrado. Muchas generaciones de extremeños, y en particular
de pacenses, se formaron en sus filas, ya que entonces los reclutas iban
destinados a los regimientos más cercanos.
Campaña del 98
66
que asistieron todas las autoridades, tanto eclesiásticas como políticas y
militares y una gran cantidad de pacenses. También se llevaron a cabo
iniciativas a efectos de recaudar fondos para los familiares de estos
soldados fallecidos, la gran mayoría de escasos medios económicos. La
relación completa de los fallecidos, así como su graduación, lugar de
procedencia, etc. están registrados exactamente en los libros de actas del
regimiento.
67
Visita de los Reyes de Portugal y proclamación de la Patrona de
la Infantería Española
Sucesos en Marruecos
68
siguieron de servicio en el “Regimiento de Infantería Castilla n.º 16” en
Badajoz.
69
Los insurrectos cubanos, con el apoyo decisivo de los Estados
Unidos, habían declarado una guerra sin cuartel y fusilaron a colaboradores
y simpatizantes de España y su ejército. España envió al general Martínez
Campos, de talante dialogante y conciliador, aunque al ver la situación en
la isla pidió el relevo y recomendó al general mallorquín Valeriano Weyler,
al que consideraba más idóneo para este tipo de guerra.
71
Capítulo 4º
72
Academia General Militar, pero volvió a constituirse como Academia de
Infantería cuando la Academia General Militar fue disuelta en 1893.
_________________
3.- Notas sacadas de Isabel Sánchez, José Luis. La Academia de Infantería de Toledo, 1991.
73
La intentona, el levantamiento de casi toda la guarnición y
numerosos civiles, fracasó estrepitosamente por falta de coordinación con
el resto de las guarniciones comprometidas con el ilustre prócer Ruiz
Zorrilla. Después de dos días de controlar la población, visto el nulo apoyo
recibido del exterior y con la amenaza de las fuerzas lealistas que se
aproximaban, toda la fuerza rebelde se adentran en Portugal donde deponen
sus armas. En Badajoz no hubo el más mínimo desorden, ni víctima alguna,
durante el pronunciamiento. El joven Neila va destinado en primer lugar al
Regimiento de Infantería Covadonga nº 41; el levantamiento y posterior
exilio había dejado esta unidad prácticamente en cuadro y el día 20 de ese
mismo mes pasa al Regimiento Granada nº 34 que acudió a ocupar la
plaza. En diciembre de 1883, el día 17, entra en la ciudad el Regimiento de
Infantería de línea Castilla nº 16 “El Héroe” haciéndose cargo
inmediatamente del control de la ciudad.
Seminario de San Atón, en la plaza de San Francisco, Badajoz, utilizado como cuartel de Infantería
74
Para un hombre joven como él, que soñaba con las glorias guerreras
que con tanta pasión se contaban en su casa en los crudos inviernos al calor
de la chimenea familiar, podemos comprender que en más de una ocasión y
en la soledad de su cuchitril cuartelero, se le pasara por la cabeza la
peregrina y desafortunada idea de que se había equivocado de profesión. Ni
siquiera su ascenso al grado de Teniente, por R. O. de 14 de octubre de
1887, podrá calmar sus sueños guerreros y entra en un estado de
decaimiento que le llevará a solicitar la baja por enfermedad y volver por
unos meses a tomar fuerzas en Santa Marta, su pueblo de nacimiento.
El rápido crecimiento de la ciudad de Badajoz hizo que los antiguos cuarteles fueran reemplazados por
nuevas y modernas instalaciones como lo fue el Cuartel de Menacho, hoy también desaparecido
Otra bella imagen del convento de San Francisco, donde estuvo enclavado el Regimiento Castilla nº 16,
antes de ser traslado al Cuartel de Menacho y ser éste derribado para hacer la amplia y concurrida plaza
de San Francisco (se sacó de los terrenos de la huerta conventual) en el centro de la capital pacense.
76
Capítulo 5
Una vez colocado el patriótico empréstito; una vez redondeados los negocios de
las comillas, […]; una vez enrarecidos los brazos y puestos fuera del mercado los
hombres que estorbaban; […]; una vez encauzado todo esto, no se oye sino gritar:
¡Paz, paz, paz!
80
empezado allá, y que no todos los trabajadores de Cuba se dejan engañar
por la burguesía isleña.
El pueblo se deja llevar a la guerra como se deja arruinar por los tributos,
como se deja robar el sufragio, como se deja gobernar por la ineptitud y la
inmoralidad: el pobre campesino que aguanta una abrumadora jerarquía de cacique,
va a servir al rey, porque sí, porque el rebelarse es peor… El mísero recluta, el pobre
siervo del terruño, discípulo in partibus de un maestro a quien el Ayuntamiento no
paga, cuando coge el chopo, ni es un patriota ni es apenas una conciencia.
Es obvio que sobre este punto, como sobre todos los evocados en
esta parte, hubiera mucho más que decir si el enfoque no se hiciera sólo a
partir del problema cubano.
83
Pero la guerra que para Clarín es la necesaria respuesta al
separatismo, como vamos a ver, pone de relieve los vicios latentes de una
sociedad corrompida por un sistema político y social que ha
institucionalizado la inmoralidad. Hay que repetirlo, en efecto, el criterio de
Clarín es ante todo ético; nunca pone en tela de juicio la sociedad liberal,
pero ésta exige de todos sus componentes, tanto a nivel político como
económico, tanto a nivel social como religioso, sentido de las
responsabilidades, conciencia del bien público, o sea, comunión en un ideal
colectivo de todas las conciencias morales individuales.
85
“hordas separatistas” o las de El País, según el cual la opinión espera de
Weyler “medidas salvadoras y radicales” (18-V-1896).
Antes de que estalle la guerra con los EE. UU., Clarín se da clara
cuenta de la potencia real del adversario, y combate la campaña patriotera
de la mayoría de la prensa, que engaña otra vez peligrosamente a la opinión
pública. Varias veces ridiculiza el burlesco furor bélico de los españoles:
“Para reducir a cenizas a Nueva York, ¡Oh!, españoles, necesitabais haber
sudado mucho oro, trabajando todo un siglo”. Sabe que la guerra con la
potente república sería un suicidio para España; y denuncia por loca la
fórmula “hasta el último hombre; hasta la última peseta”.
******
87
La primera experiencia que vive el soldado Eloy Gonzalo en tierras
cubanas, una vez que atraca el viejo barco, será ingresar en el hospital
militar para curarse de un brote de sarna agudo, como consecuencia del
hacinamiento de soldados en sus poco cómodas y lúgubres bodegas, la falta
de oficio de unos hombres que era la primera vez en su vida que se subían a
un barco y que durante toda la travesía se la pasaban vomitando, a lo que
hay que sumar las malas condiciones de salubridad del buque León XIII, de
la Compañía Trasatlántica, que hacía regularmente la travesía del Atlántico
como buque correo de vapor.
En 1986 fue comprado por la compañía Trasatlántica y rebautizado con el nombre de León XIII
88
Capítulo 6
89
tropa, muchos de los cuales, fechas más tarde serían soldados a sus órdenes
en Cascorro, y solicitó al servicio médico las mayores atenciones con
aquellos que lo necesitaran, que no fueron pocos.
90
En la Cuba rebelde se fueron creando poderosas agrupaciones de
mambises (guerrilleros), bien abastecidos por buques corsarios procedentes
de las costas de Florida y Alabama, que acosaban sin tregua a los ejércitos
coloniales. Los ejes de la resistencia española se extendían a lo largo de las
trochas (senderos que cortaban el territorio), apoyados en una retícula de
blocaos. El director de estas defensas era el general Valeriano Weyler,
quien dirigía sus columnas con puño de hierro. Frente a él y con el mismo
ardor guerrero estaban las fuerzas de Maceo, Gómez y García, quienes
sostenían en Camagüey su implacable campaña circular, acciones de
actividad concéntrica con las que acosaban a las rígidas líneas de bastiones
españoles.
91
abril al 7 de mayo, siendo aprobada dicha concesión por R. O. de 2 de
septiembre de 1896, D. O. nº 197, págs. 1014-1017.
Podríamos decir, en un
claro e indebido elogio
panegírico, que el capitán
Francisco Neila es un valiente
que no conoce el miedo. Nada
más alejado de la realidad. El
miedo es para cualquier soldado
que entra en combate el fiel de la
balanza que le permite mantener
el equilibrio y superar los
momentos de pánico. Neila es
solamente –y no es poco– un
buen oficial que conoce muy
bien su oficio y todo lo derivado
de ello. Él sabe porqué y para
qué está en la lucha. Como
también sabe –y esto es y será
muy importante durante toda su
carrera militar– que conoce
profundamente a sus soldados y
suboficiales. Hombre culto y de
buenas lecturas –en su casa de
Santa Marta había una gran biblioteca hoy desgraciadamente desaparecida–
era asiduo a hechos de guerra durante toda la Historia del hombre, de las
que saca las conclusiones de que para ser un buen oficial tiene que haber
una gran simbiosis entre ambos; que el soldado español, hombre
temperamental y de gran arrojo y valentía cuando está motivado, es al
mismo tiempo un mucho anárquico y rebelde al mando, necesitando del
ejemplo del guía para culminar cualquier hecho de armas. También es
conocedor de las circunstancias e injusticias en que han sido alistados
muchos de los hombres que hoy combaten a su lado, por los que siente un
gran respeto y admiración a la hora de combatir, sabiendo que carecen de
cualquier tipo de experiencia y entrenamiento militar, y a los que intenta
proteger con sus conocimientos militares en cualquiera de las continuas
refriegas en las que diariamente participa. Es la prudencia y el arrojo
personal del oficial lo que hace que la tropa le siga sin vacilación, sabiendo
que en las buenas y en las malas, en los campos de batalla, comparte con
ellos la gloria y reconoce el valor de sus hombres. Él será el que en muchas
ocasiones proponga a aquellos que se han hecho merecedores en el campo
de acción de una recompensa, y él será el que nombre e imponga los
92
galones o estrellas entre los suyos a sus futuros oficiales y suboficiales,
haciendo una piña a la hora de combatir.
A finales de junio y por orden del Excmo. Sr. Capitán General del 15
del citado mes, sería destinado al 1er Batallón del Regimiento de Infantería
María Cristina nº 63 (al que nos hemos referido y estudiado
meticulosamente en otro capítulo por estar tan enraizado en la ciudad de
Badajoz), continuando las mismas operaciones de apoyo y ayuda a los
distintos fuertes.
_______________
4.- Hoja de Servicios del Ministerio de Guerra correspondiente al General de Brigada Don Francisco
Neila y Ciria.
93
Capítulo 7
Desde un año antes el perímetro del pueblo estaba cercado por una
alambrada. Los españoles vigilaban el entrar y el salir de los guajiros,
aunque con un control poco estricto. La guarnición llevaba una vida
tranquila, sin otro cuidado que el de no alejarse demasiado del caserío.
Nunca patrullaban los alrededores, y sólo a veces se producía algún tiroteo
con un mambí borracho.
94
Puerto Príncipe (hoy Camagüey) era la capital de la provincia, en la
que residían unos 40000 de los 80000 habitantes de la provincia. Era el
centro de un inmenso vacío de potreros y pastizales, con sólo unos pocos
ingenios de azúcar y campos de maíz. Los españoles no la dominaban; los
insurrectos tampoco. Aquéllos se limitaban a mantener guarniciones a lo
largo del ferrocarril de Nuevitas y sobre el Camino Real que conducía a
Ciego de Ávila, por el oeste, y a Las Tunas por el este. También ocupaban
Santa Cruz del Sur, en el litoral del Caribe.
95
Durante los tres meses que siguieron, “Chino Viejo” Gómez recorrió
Camagüey y Oriente como un torbellino: destituyó a los prefectos
timoratos, ahorcó a varios comerciantes y guajiros, fusiló a algún
“plateado” (propietario rico) y puso cepo a todos los “majases”. El estado
de gracia en que vivía la provincia se desvaneció; nadie tenía derecho a
permanecer al margen de lo que aquel personaje atroz consideraba como
“guerra total”. El 16 de agosto, el “Dauntless”, uno de los buques
filibusteros más activos durante toda la guerra, desembarcó cerca de
Nuevitas, 35 hombres, un cañón Hotchkiss de 12 libras y 500 proyectiles,
además de 2500 fusiles y 850000 cartuchos. Entre los expedicionarios
figuraban tres aventureros americanos y dos ingleses, que iban a
convertirse en los primeros artilleros de la República de Cuba.
96
entre sí unos 500 metros y se comunicaban por una red de trincheras
protegidas con alambradas.
97
Toledo, quien en el fragor de la contienda, viendo a un compañero
enloquecido por un fuerte golpe en la cabeza, no dudó en salir a cuerpo
descubierto a rescatarlo y regresar con él sanos y salvos a las trincheras;
Carlos Perier, primer teniente ascendido al empleo
inmediato por su heroico comportamiento durante
el sitio. Cuando más apretado estaba el cerco, y los
rebeldes hacían mucho daño al poblado desde unas
casas próximas que acababan de tomar, el teniente
Perier, al frente de veinte hombres salió de uno de
los fuertes e incendió la casa, desalojando de ella
al enemigo; Luis García Muñoz segundo teniente
de Infantería, ascendido al empleo inmediato por
su bravura y resistencia ante los repetidos ataques
de los mambises. El Teniente García Muñoz era
comandante del fuerte García, de Cascorro, y lo
defendió heroicamente, resistiendo el incesante fuego de cañón y de fusiles
que hacían los insurrectos; Carlos Clement, de Algemesí, Valencia, uno de
los heroicos soldados que mandaba el capitán Neila. Una de las granadas
disparadas por los rebeldes hirió en la cabeza a un soldado, que
enloquecido, instantáneamente, impedía con sus actos la defensa ordenada
del caserío. El soldado Carlos Clement fue quién, echando sobre sus
hombros al soldado herido y loco, lo llevó a lugar seguro bajo el fuego
mortífero de los rebeldes; Teniente Rodríguez: era jefe del destacamento
que guarnecía uno de los fuertes de Cascorro, y resistió el asedio hasta que
el general Jiménez Caballeros logró levantar el cerco. El teniente
Rodríguez, ya ascendido a capitán, siguió guarneciendo dicho fuerte, y
resistió el segundo asedio de Cascorro; Francisco Cutilla Perea, de
Abanilla, Murcia, quien moriría de viejo con el grado de teniente, así como
los soldados del mismo pueblo Joaquín Martínez Tenza, Juan Rubira Ruiz
y José Ramírez Marco, muertos en acciones de combate en Cuba.
98
Capítulo 8
100
Mi diario de Campaña, le trata con respeto, cuando dice que: éste fue el
verdadero héroe y no Eloy.
El 20 de septiembre Funston y el
general Javier de la Vega se arrastraron ante
Cascorro para estudiar el asalto. Vega fue la
verdadera alma del sitio. Era Jefe del Estado
Mayor de Gómez, pero no un incondicional
suyo. Hombre aguerrido y honesto, siempre
fue tratado con respeto por sus propios
correligionarios, aunque fuera
camagüeyano, no muy bien visto por otros
nativos. En la madrugada del 22 situaron el
cañón en un emplazamiento incorrecto, de
cara a machacar el fuerte García, pero los preparativos y la inexperiencia
en el manejo del mismo pusieron en guardia a los españoles. A las seis de
la mañana comenzó el tiroteo y el cañón hizo su primer disparo, haciendo
que los habitantes de la casa García sintieran la desolación, al oir el fuerte
estampido, pero pudieron comprobar que el disparo no había causado
grandes desperfectos en las paredes de la casa, y tampoco los siguientes,
aunque sí sobre los tejados, sin que causaran daños a los defensores. El
101
resultado del ataque fue que sólo 4 de los 57 disparos explosionaron y que,
a la postre, el intercambio de disparos de fusil entre ambos bandos
favoreció de una forma considerable a los españoles, más duchos y mejor
equipados en sus defensas.
103
fuerte de 1800 hombres, 300 jinetes y artillería. Weyler autoriza la
operación. Pero los cubanos, que preveían dicha maniobra, comienzan a
hostigar con fiereza a los españoles. Los combates se encadenan: ocho en
diez días. Y el avance vacila y al fin se detiene, entre el 4 y el 5 de octubre,
no lejos de su objetivo. Cascorro parece perdido.
105
soldados–, y todos se lanzan a la acción. Encuentran a Eloy, en lucha
cerrada con los mambises. Juntos dispersan a la partida de Larrosa, que
acudía a la refriega. Todos regresan al fuerte, sanos y salvos.
106
del que carecemos de referencia y fecha, sacamos la siguiente noticia: Al
regresar de Oriente el general en Jefe, tomó enérgicamente la ofensiva
para obligar á las tropas españolas á salir de la ciudad de Puerto Príncipe
y poder batirlas, atacó y puso sitio al pueblo de “Cascorro” que estaba
fortificado y defendido por una guarnición de 170 soldados de línea al
mando de un oficial.
_________________
7.- Bernabé Boza: Mi diario de la guerra, desde Baire hasta la intervención americana (1858-1908).
107
hambrientos y sucios. Los aguaceros no les habían perdonado un solo día.
Y los mosquitos, ni una noche. Desde los fuertes les vieron partir y sonaron
las burlas más feroces que nunca. Valdés miró hacia atrás y contempló,
desafiante, la bandera española. Pero también la cubana a pocos metros y
esto le consoló. Un destacamento quedaba de vigilancia.
En esta magnífica foto de los soldados que combatían en Cuba y Filipinas, podemos observar en sus caras
y en sus enflaquecidos cuerpos el miedo y el hambre de unos hombres que fueron mandados a morir en
circunstancias poco loables para los gobernantes españoles.
109
En La Habana se abrió una suscripción para premiar a Neila con un
sable de honor, ya ascendido a Comandante y Jefe de Columna. Eloy y
Mariano Gómez reciben premios en metálico, pues se supone –y con
razón– que los soldados españoles son pobres y lo que necesitan es dinero y
no cruces. La Junta Patriótica Española de la Guaira (Venezuela) le enviará
a Eloy Gonzalo 210 pesos (duros) en plata, y Eloy firmará el oportuno
recibí por esa suma el 14 de marzo de 1897. Y la Lonja de Víveres de la
Habana le donará otros mil pesos –una fortuna para la época–, a la par que
costeaba la Laureada para Neila, concedida por R. O. de de 16 de febrero
de 1898, D. O. nº 36 página 804.
Un jovencísimo Alfonso XIII con sus oficiales en Vila Viçosa, 1909. Es curioso que sitúen a Neila en el
lugar de honor después de Alfonso XIII, al otro lado del anfitrión Manuel II. Izquierda Enrique Segura
Otaño, marqués de Torrecilla, princesa Braganza, Reina viuda Dª Amelia de Orleans, Alfonso XIII,
Manuel II, Francisco Neila.
112
Aguilera y “un millar de curiosos”. A Eloy Gonzalo no lo esperaba nadie:
era el héroe sin familia. Por eso sería el héroe del pueblo. De las cajas –
tres, una de cinc, otra de plomo y una última de acero, se dijo que eran “de
madera riquísima” cuando estaban revestidas de pasta de caoba. Habían
sido adquiridas (según nuestras notas) en Nueva York y costado 300 pesos
de oro.
El General Neila en la campaña de África, en el centro de la foto el marqués de Cavalcanti junto a una
infanta.
¿Qué hay de verdad y cuánto de leyenda en toda esta historia que les
venimos contando sobre las heroicidades de un soldado en el sitio de
Cascorro? Nosotros, queriendo agradar a todos aquellos que creen
firmemente la historia contada del bravo soldado, hemos recogido todos
aquellos datos que nos han parecido importantes a la hora de ensalzar la
figura del soldado Eloy Gonzalo. Pero mucho más importante nos parece el
parte oficial emitido por el mismo capitán Neila referente a la defensa del
poblado, y publicado en la Revista de Historia Militar, Madrid, nº 57, de
1984, página 117: …en la madrugada del treinta se posesionaron, con
gran sigilo, de la casa que, a cincuenta metros del fuerte principal, posee
don Manuel Fernández en la que residían los vecinos que quedaban del
113
poblado y desde la que, con aspilleras que abrieron, hacían nutrido fuego
al referido fuerte e imposibilitaban su comunicación con los demás, por lo
que se intentó quemar dicha casa por medio de botellas de petróleo que no
dieron resultado, visto la cual se presentó voluntario el soldado Eloy
Gonzalo García para dar fuego a aquella con tal de que lo atasen con una
cuerda para tirar de él y no quedar en poder del enemigo en caso de morir,
pero como el incendio tomase poco incremento, dispuse la salida del
Primer teniente don Carlos Perier con un Cabo y veinte soldados quienes,
tomada la casa y dispersado el enemigo, hicieron prisionero al paisano
Leonardo Torres… En la guarnición ha habido cuatro muertos, once
heridos y seis contusos, según relación que se acompaña. Durante el
asedio, en que toda al fuerza ha dado relevantes pruebas de disciplina,
valor y resistencia, se han distinguido: El primer Teniente don Carlos
Perier que, secundando mis órdenes y ayudándome en todo, hizo las dos
salidas de referencia; los primeros y segundos don Silverio Rodríguez y
don Julio Muñoz que en sus fuertes han rivalizado en energía y acierto.
Los Sargentos José López, Juan Marín y Gregorio Tropel que han
secundado con acierto a los Comandantes de sus respectivos fuertes.
Merecen especial mención por su comportamiento el Cabo Agustín
Madagán Guerrero, que siendo furriel, no descuidó un momento el
suministro de toda la fuerza estando casi constantemente en la trinchera
tomando parte en la primera salida, así como el soldado Eloy Gonzalo
García, quién, además del hecho que arriba se menciona, fue voluntario en
las dos salidas de referencia…
Como se verá por este escueto escrito oficial, dicta mucho la cruda
realidad de unos hechos que se producían a diario, con el relato novelesco
con el que le ha querido magnificar la gesta de Eloy Gonzalo.
114
En contraposición de tan altos honores a un hombre que luchó
(vamos a considerarlo así) bravamente en Cuba, están los que se le
rindieron al verdadero héroe de aquella contienda: el General Neila.
Natural de Santa Marta de los Barros, Badajoz, en donde tenía su familia,
allí llevó vida de guarnición, placentera y siempre ascendente por años de
antigüedad. Ascendido a brigadier, los trágicos sucesos de Melilla de 1921
le arrastraron hacia África, como jefe de la 1ª Brigada de Infantería. Neila
asistió a aquel célebre Consejo de Guerra del 6 de agosto, en Melilla, donde
se decidió que la columna de Navarro quedase abandonada a su suerte.
Debió costarle lo suyo participar de esa decisión, penosamente unánime, al
ser él un hombre con fama de resistente.
Don Francisco Neila y su esposa Cándida en edad madura, seguramente en su casa de Badajoz, (c/ Arco
Agüero)
115
la triste noticia del fallecimiento del laureado general D. Francisco Neila,
un sentimiento grande se exteriorizó entre las muchísimas personas que
querían y admiraban al heroico jefe, que siempre gozó de tanto prestigio
entre nosotros. Las autoridades y personalidades de la capital desfilaron
por la casa mortuoria, testimoniando su sentimiento a la familia del finado.
116
Para tributar los honores al cadáver, según disponen las
Ordenanzas, asistió al sepelio un batallón del Regimiento Castilla con
bandera arrollada y corbata negra, escuadra, banda de música, y un
escuadrón del regimiento de Villarrobledo con estandarte. Todas las
fuerzas iban mandadas por el señor coronel del regimiento de Castilla D.
Juan Urbano, mientras que al mando de las fuerzas de Caballería iba un
teniente coronel. Después del batallón de Castilla marchaba una
camioneta Ford del regimiento de Gravelinas arreglada a carroza fúnebre
y capilla sencilla, con Cristo grande por dentro, servida por la agencia
funeraria dl Sr. Correa.
117
hora en que estaba anunciado llegaría a este pueblo el cadáver del heroico
general Neila, un inmenso gentío había salido a más de dos kilómetros
para esperarlo, al frente del cual se encontraban las autoridades y la
banda de música que había de acompañar al entierro.
118
cementerio, situado a bastante distancia del pueblo, fue un inmenso gentío
es testimonio de las grandes simpatías que gozaba el señor Neila.
Importante fotografía del Teniente coronel Neila con sus oficiales en Matanzas, poco después del asedio a
Cascorro. Se nos hizo notar, por Álvaro Meléndez que lo probable es que el rápido ascenso le
sorprendiese sin guerrera de comandante, y pidió una prestada a un teniente coronel para la foto.
*****
119
por defender a su Patria. Todo queda borrado por la pátina del olvido de
una nación que nunca ha sabido respetar la memoria de sus muertos. Eloy
Gonzalo es solamente un nombre a quien en el mayor de los desatinos, el
nombre del lugar de su hazaña bélica le ha robado su propio nombre. Hoy
día, cuando uno se acerca a la estatua que el Ayuntamiento de Madrid
levantó en uno de sus barrios más populares y observa el monumento obra
del escultor segoviano Aniceto Marina, pocos madrileños podrían decirnos
el nombre de aquel valiente soldado que luchó en la guerra de Cuba,
reemplazado el mismo por el de Cascorro. Así es y así será recordado en el
futuro el hecho heroico refrendado por tanta sangre derramada en aras de
unos intereses tan espurios como inútiles para los intereses de España.
Pero nunca es tarde para reparar las injurias del pasado. España,
nación más grande que el siempre truculento egoísmo de sus ciudadanos, le
debe un merecido reconocimiento a quien dio su vida por ella. Desde aquí
pedimos que la figura de Neila sea, cuando menos, recordada a los alumnos
en las escuelas de su pueblo y le pueda ser concedida el honor de
homenajear su memoria con un monumento que nos recuerde las hazañas
del valeroso soldado.
Menos suerte habían tenido los soldados que combatieron en dicha
guerra de Cuba. Entre 1895 y 1898 acarreó la muerte para un número,
todavía indeterminado, de españoles que no baja de cincuenta mil. De ellos,
poco más de tres mil fueron los muertos en combate, alrededor del 7%, el
resto, el 93% restante murió por las enfermedades, producto en general de
la incuria y la despreocupación de una España en plena decadencia que no
supo ocuparse de sus mejores hombres.
121
Breves conclusiones personales sobre la Historia real y la Leyenda del
Sitio de Cascorro.
Fotografía de la familia Neila y Ciria a finales del siglo pasado en su casa de Badajoz. De pie, de izda a
dcha: Ricardo Ruiz, Manuel Neila Ciria, Julia Berjano Forte, Manuel Rebollo-Alor, Francisco Neila
Ciria. Sentadas, de izda a dcha: Carmen Neila Ciria, Dolores de Ciria y Grases, Josefa Neila Ciria (2ª
esposa de Manuel Rebollo-Alor). Niñas mayores de izda a dcha: Paca Ruiz Neila, Ángela Ruiz Neila,
Carmen Rebollo-Alor Neila. Esta última casó con Alejandro Murga (padre) viudo y con un hijo de igual
nombre Alejandro Murga, en manos éste señor acabó la antigua casa de los Neila, y la malbarató por 9
millones de pesetas. Fue derribada y en su lugar se levantó un edificio feo y anodino. Niñas sentadas
delante: De izda a dcha: Vicenta y Concha Ruiz Neila
122
¿Por qué sucede este curioso fenómeno?, nos preguntamos con un
mucho de asombro. Creemos que los pueblos, así, en general, no sienten
como suyo los problemas, por muy importantes que estos sean, hasta que
no se les hace partícipe directo de los mismos. La guerra de Cuba, como
cualquier otra guerra, era una desgracia para los hombres comunes que
veían como sus vidas quedaban marcadas por unos acontecimientos que les
eran completamente ajenos y de los que sólo sacaban como “provecho”, la
ruina para la familia, la enfermedad, la mutilación o la muerte para el
soldado. La palabra Patria era un concepto asimilado nada más que por las
clases políticas o militares, que hacían “carrera” en los conflictos armados,
enriqueciéndose a costa de ellos.
124
la fabricación de un héroe popular: la noche del 1 de diciembre de 1868 su
madre, Luisa García, después de cubrirle la cara de besos y abrazarle mil
veces contra su pecho, se alejó llorando Mesón de Paredes abajo después
de tirar del llamador de la puerta de la inclusa madrileña. Entre las ropas
que abrigan al niño, Luisa ha dejado una nota rogando a las monjas que,
cuando lo cristianen, le pongan de nombre Eloy Gonzalo García. Primer
punto para la leyenda (no queremos nosotros decir con esto que no sean
reales los datos): “pobre niño huérfano abandonado en una inclusa”.
Una familia dedicada a la milicia: D. Ramón de Ciria y Gómez de la Cortina, D. Ramón de Ciria y Grase
y D José Rebollo-Alor Neila.
126
las actuaciones del capitán Francisco Neila, capitán–comandante de las
fuerzas que actuaban destacadas en Puerto Príncipe.
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Teniente Perier ordena a sus hombres abrir fuego. Un abrazo de su capitán
y el cabo sale serpenteando hacia su objetivo. Pasan los minutos y el
silencio se apodera del entorno. La angustia hace presa de los que esperan
el resultado de la suicida empresa. De pronto, una humareda sobrepasa los
tejados de las casuchas mientras crecen los gritos de los que en ellas se
parapetan. Entre la confusión, un hombre salta por entre las piedras y
regresa sano y salvo con los suyos mientras que el cielo se ilumina por el
furor de las llamas. El objetivo ha sido alcanzado y los enemigos, al
encontrarse sin protección, batidos por un fuego ahora directo, se dispersan
dejando atrás numerosos muertos y heridos. Al día siguiente, la columna de
refuerzo del General Jiménez Castellanos contacta con los hombres de
Neila y terminan juntos por apaciguar el terreno y recuperar el armamento
abandonado. El puesto de Cascorro ha sido salvado por la acción de unos
hombres que no han dudado en dar sus vidas antes que entregarse o
rendirse. Cuarto punto para la leyenda: la acción solitaria de Gonzalo le
será reconocida por su superior, siéndole concedida “La Cruz del Mérito
Militar” con distintivo rojo. Un mucho de valor y un poco de suerte en un
acto realizado por un joven desconocido, hace olvidar el valor colectivo de
unos hombres que han estado defendiendo el puesto de Cascorro durante
trece días con sus noches, con un hostigamiento brutal por parte de los
insurrectos, y en donde se han dejado las vida otros compañeros: la acción
de Eloy Gonzalo impactó en la sociedad. Eloy era un soldado, no un oficial
y a la gente común le era más fácil identificarse con él, la gente de la calle
será la que ensalce más la figura del que será conocido como héroe de
Cascorro. La Guerra de Cuba necesita de héroes que dieran confianza al
pueblo de que la victoria era posible y subir así la moral de la sociedad, en
unos tiempos en que los políticos y la sociedad estaban profundamente
divididos por el conflicto.
128
decretado la autonomía de Cuba, no aceptada por los insurrectos, que
contaban con el apoyo de los norteamericanos y la guerra continuó, esta
vez contra un nuevo enemigo que aprovechó la coyuntura para declararle la
guerra e España: los EE: UU.
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129
había valido para mantener en manos españolas tan hermosos como
queridos territorios, había vuelto el 7 de enero de 1899 a la península,
desembarcando en Cádiz, y que durante dos meses volvió a Santa Marta de
los Barros con una bien merecida licencia junto a su esposa y familia. Su
pueblo de nacimiento lo recibió como a un gran héroe, aun dentro de la
modestia del personaje que no gustaba de estos homenajes populares.
El, por entonces, teniente coronel Francisco Neila con sus oficiales, en Cuba, 1898
130
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Cascorro, el general Neila? Misterios de una sociedad ingrata que exige
sacrificios a sus soldados para luego olvidarlos.
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