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Inicial
ORIENTACIONES
DIDÁCTICAS
GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE SANTA FE
COORDINADORAS
ESPECIALISTAS
OPERADOR INFORMATICO
Jorge Rossetti
DISEÑO GRÁFICO
Germán Diego Medina
PRESENTACION
LENGUA
MATEMÁTICA
CIENCIAS SOCIALES
CIENCIAS NATURALES
TECNOLOGÍA
AREA INTEGRADA:
CS. SOCIALES - CS. NATURALES - TECNOLOGÍA
EDUCACIÓN FÍSICA
PRESENTACIÓN
El Diseño Curricular Jurisdiccional del Nivel Inicial es el marco para la elaboración del
Proyecto Curricular Institucional y del aula.
En este sentido estas orientaciones didácticas por AREAS, se proponen contribuir a la toma de
decisiones que debe realizar el docente sobré qué enseñar, cuándo, cómo debe hacerlo. Se refieren
fundamentalmente a las estrategias de enseñanza que utilizan los docentes para que los alumnos
construyan los saberes.
En este caso particular las orientaciones didácticas no responden a un criterio uniforme de
presentación sino que cada especialista de área ha seleccionado y desarrollado algunos aspectos que ha
considerado importante para la enseñanza y el aprendizaje de los contenidos.
Se han tenido en cuenta para la elaboración de las mismas los valiosos aportes obtenidos de la
consulta realizada a los docentes sobre los Borradores del Diseño Curricular Jurisdiccional.
En las Orientaciones Didácticas se proponen criterios para trabajar los contenidos, de modo que
se posibilite:
• descubrir la lógica de su progresión;
• focalizar aquellos que son “claves”, puesto que conforman el desarrollo de los ejes;
• explicitar sus alcances y su profundización en el aula;
• brindar orientaciones respecto a las estrategias para su enseñanza;
• resolver cuestiones prácticas que resulten útiles para integrar los ejes que conforman un
área y establecer la vinculación entre las áreas.
Se considera que éstas son algunas alternativas válidas pero no las únicas, ya que pueden ser
enriquecidas desde las propias prácticas, con los aportes teóricos que fundamentan el accionar docente
y desde las innovaciones que vienen realizando las instituciones.
1. PREMISAS ÉTICO-DIDÁCTICAS
La Formación Etica y Ciudadana (FEyC), como Área del Diseño Curricular, no se ejerce durante el Nivel Inicial a
través de una disciplina en especial. Esa formación emerge desde adentro de los diversos contenidos y actividades que se
proponen para el aprendizaje a través de otras Áreas, de las situaciones imprevistas que se dan en el Jardín y de las
vivencias que el niño trae desde su casa y sobre las que ha de ser motivado a expresarse en la escuela. Con estas
orientaciones no se pretende dar una "receta" en lo que se refiere a FEyC, sino simplemente dar algunos criterios éticos y
sugerir algunas indicaciones temáticas especialmente adecuadas a la forma en que se da la relación educativa en el Nivel
Inicial.
Los niños, a esta edad, viven naturalmente su identidad personal a través del vínculo de pertenencia cultural y
afectiva con sus padres. La FEyC debe reconocer a ese vínculo existencial, con los valores que comporta, y fortalecerlo a
través de iniciativas suscitadas en los niños, para ayudarlos a tomar consciencia de los valores vividos en el ámbito
familiar.
¿Qué es lo nuevo que ha de darse dentro de la mencionada continuidad entre la familia y el Jardín? Lo nuevo consiste
en que los niños ingresan a un espacio social más amplio que el familiar, en el que se les propone iniciar un camino
didácticamente programado y en el que ellos mismos comienzan a protagonizar nuevas relaciones. Es, entonces,
éticamente decisivo que los niños hagan la experiencia de que el camino educativo que inician en el Jardín y que
protagonizan más allá de la casa, es también un lugar que tiene un propósito realmente bueno para ellos, precisamente
porque son reconocidos como los sujetos de ese camino.
¿Qué implicaciones éticas tiene, sobre la acción didáctica, el reconocimiento de que cada niño es el sujeto del programa
preconcebido? Implica que la acción didáctica t5ome en cuenta algunos pasos.
• Dejarse interrogar por la realidad: el acto didáctico no es la mera consecuencia mecánica de un acto didáctico
precedente, como si el programa fuese una cosa y la vida otra, es preciso que la programación no margine la vida.
• Poner por un momento aparte lo "ya sabido y programado" para dejarse tomar por una iniciativa de curiosidad. Cada
día es un nuevo día para el educador y para los niños. Nada de lo que sucedió el día anterior los define de una vez para
siempre porque la realidad humana concreta es dinámica e inagotable, en cuanto es capaz de emitir siempre signos
nuevos que reclaman el intento de comprenderlos para poder, efectivamente, encontrarse con cada uno de los niños y
con el grupo.
• Escuchar las preguntas y plantearlas: los niños son un incesante preguntar porque quieren entender quiénes son ellos y
quién es el educador que les ha tocado. Y lo van descubriendo mientras el educador juega con ellos, mientras enseña a
reordenar la sala, mientras les narra una historia, mientras atiende sus preguntas, mientras se enoja, grita, se calma y
perdona, etc.
• Permitir que lo "ya sabido y programado" retorne, para que lo propio y nuevo de ese día no quede como un fragmento
aislado, sino que pueda ser comprendido e integrado en la concreta historia que educando y educador hacen juntos. Lo
que hace insustituible al educador es la "novedad" de cada niño y de su preguntar. Porque un libro puede "explicar" pero
no responde a puntuales preguntas personales. Porque una máquina computadora (o una multimedia) también explicar
puede responder a las preguntas que ya se hizo quien elaboró el programa, pero es incapaz de asumir el riesgo del
encuentro ético puntual con sujetos diversos y únicos.
• Por tanto, es preciso que las guías didácticas se mantengan dentro de una relación ética no se mecanicen
unilateralmente. Podría decirse que "es necesario que la pre-visión no anule la visión". La previsión organizativa y la
elaboración del plan de trabajo son necesarios. Pero esta previsión no debe impedir ver lo que realmente sucede en la
vida de los niños. Este "ver" es la premisa ética elemental que caracteriza a la relación educativa, como lugar de un
encuentro humano en el que la semilla de la personalidad es cultivada, es decir, desarrollada en su capacidad y en su
potencialidad.
Estos criterios, que a continuación se explicitan, son ya actitudes tendencialmente ejercidas dentro la relación
educativa cotidiana con los niños por parte de los docentes del Nivel Inicial. Se trata de criterios que indican de dónde surge
y cómo se desarrolla el dinamismo de la valoración moral en el niño.
Las nociones de persona, de virtudes morales, de derechos humanos, de normas justas de convivencia y de
ciudadanía democrática son enseñables a los niños en esta etapa madurativa, si no se vuelven mera inculcación esquemática
de normas y procedimientos abstractos alejados de su experiencia vital en el Jardín y en la familia. A partir de tal
experiencia se abre en los niños el interés por desarrollar comportamientos dignos y el gusto de incrementar la belleza
humana del ambiente escolar y familiar, para contribuir a que sea vivido en forma gozosa, responsable y participativa, como
algo también propio de cada uno de ellos.
• El primer criterio para la educación ética consiste en ir captando el modo particular de manifestarse de un valor-
vivido central que emerge en todos los niños en esta etapa madurativa y que puede ser definido como su inicial-deseo-
de-crecer. Se trata de retomarlo en su espontaneidad e interés particular, porque cada niño tiene un acento propio. Para,
desde ahí, ir abriéndolo en forma consciente la totalidad de su significado humano. Pues creer humanamente significa
abarcar a todos los aspectos (físicos, sensitivos, afectivos, imaginativos, rememorativos, intelectivos) de la personalidad
como recursos para una primera apertura que, a partir de lo que ingresa en su experiencia, introduce a los niños sobre el
horizonte de la totalidad de lo real.
Por ejemplo: cuando se pretende que los niños adquieran una auto-estima, ello no puede consistir en una estrategia
psicologista ni en una declamación sentimental. Tiene que ser un proceso profundamente razonable dentro de su
simplicidad sintética. Implica ayudar a los niños a descubrir que su "yo" -y por tanto su vida- tienen un significado grande y
único, que todo tiene un significado, que si esa pequeña y frágil flor no tuviese un significado tampoco lo tendrían las
estrellas, que si el compañerito que no le despierta una inmediata simpatía no tuviese un significado grande y único,
tampoco él lo tendría... Sin embargo, él no sólo ya sabe que lo tiene porque alguien lo ama, lo afirma y lo reconoce, sino
también porque él tiene dentro de su propio "yo" una inagotable exigencia de significado y, conjuntamente, de verdad, de
bien, de justicia, de amor, de belleza que lo mueven a salir al encuentro de todo llevando la tensión al ideal.
Ese conjunto de exigencias propias de su naturaleza humana es lo que lo invita a descubrir de qué forma y en qué
medida cada encuentro con algo realiza esa exigencia de su "yo", lo abre siempre más allá hacia lo desconocido y, así, lo
hace crecer-junto-con el "otro yo". Éste "otro" también tiene las mismas exigencias en su "corazón". Ellas hacen que
también su ser esté abierto a lo inagotable y grande, y que, a pesar de la antipatía que instintivamente le suscita, por el
momento..., sin embargo, es posible que, si aceptan caminar juntos por el hecho de haber sido puestos en el mismo Jardín,
lleguen a ser amigos más verdaderos que aquellos que lo son por inmediata simpatía.
Como se ve, en la educación ética y ciudadana no se trata de censurar nada, ni siquiera las antipatías, sino de
atravesarlas con la posibilidad de un descubrimiento más grande y, así, de preparar el camino para cambiar lo negativo, no
meramente por el recurso legalista a una "norma" institucionalizada que, por sí sola, genera "dobleces" en la conducta, sino
por el hecho de enseñarles a hacer uso coherente de la unidad de los sentidos, de la razón y del corazón que constituyen su
propio "yo". Así los niños toman consciencia de su propia dignidad y de la de los otros, y educan su afectividad, porque sin
significado no hay dignidad real sino solamente sentimientos variables y, muchas veces caprichosos que llevan a la
violencia explícita o implícita.
• El segundo criterio para una educación ética de los niños consiste en ayudarlos a valorizar y a ejercitar
continuamente su innata curiosidad deseosa que, en esta etapa se acentúa a través de su preguntar simple y comprometido.
El educador debe estar observacionalmente atento a la inquietud que ellos intentan expresar, sin banalizar ni distraer el
significado de su constante preguntar, que es un pedido que ellos elevan al adulto para que les ayude a crecer. El Jardín, de
hecho, abre a los niños a un ámbito de relaciones con la realidad que es más amplio que el de su espacio familiar y lo
abarca.
El "yo" de los niños emerge, incentivado por los padres que lo confían al Jardín, con una apertura básicamente positiva y
gratuita, gozosa y lúdica hacia la realidad. La realidad es vislumbrada por los niños, existencialmente, como el ámbito en el
que la verdad subsiste y se ofrece a ellos. Como lugar en el que pueden encontrar nuevos significados y correspondencias
a su deseo-de-crecer. Sería una inmoralidad, porque “desmoralizaría” a los niños y los retraería, el despojarlos de su
apertura positiva a lo real.
El valor ético de esta curiosidad y de esta positividad radica en que ellos sólo pueden desarrollar conductas dignas y
adecuadas si observan con atención, reconocen con afección y hacen experiencias de lo que encuentran y de lo que se les
propone, sin quedarse en la mera “impresión” superficial. Tratar bien a sí-mismo, a las personas y a las cosas implica
conocerlas como dadas y re-conocerlas como ofrecidas al cuidado, para desarrollarse con ellas.
• El tercer criterio explica al anteriror y pone de manifiesto el significado ético que tiene el educar en una actitud del
conocimiento que implique el respeto por la “alteridad” de lo real. Es decir, el reconocimiento de lo otro en cuanto
otro. Un proceso de aproximación que debe tender a asimilar lo otro y, al mismo tiempo, a “dejarlo-ser”. O mejor, a
aceptarlo tal como ´”es” para relacionarse “bien” con él/ella/ello. El comportamiento justo procede del hacerle justicia
al “ser” de las cosas y de los otros, en el mismo acto de conocimiento. Educar en la primacía del observar bien, sin
precipitar rápidas definiciones sacadas de una somera “impresión” o “sensación”, que hace hincapié en alguna de las
apariencias de las personas y de las cosas. Con esta última actitud uno se vuelve incapaz hasta de conocerse realmente a
sí-mismo.
Se trata de ir más allá de la impresión o del estado de ánimo transitorio que las presencias puedan
suscitar en un primer momento, ayudando a los niños a revisar su percepción, a recoger con estupor
al conjunto de apariencias como primeros datos que provocan el interrogante acerca de cuál es el
dinamismo propio y entero de esa realidad, natural o cultural que se les presenta. La observación
atenta implica que también el afecto por el ser-dado la apoye. Desarrollar esta actitud es muy
importante porque los pequeños niños apenas acaban de salir de una edad en la que su curiosidad
buena tendía a tratar con cierta “torpeza” e indiferenciación a “lo otro”, lo que los llevaba a indagar
“rompiendo los juguetes para ver adentro”, “arrancando las flores para mirarlas”, maltratando al
perro para jugar con él”, etc.
• El cuarto criterio para una educación ética y ciudadana consiste en iniciar a los niños, con naturalidad, en una
actitud crítica. Pero ésta ha de ser bien entendida, porque normalmente se la asimila con la enfatización de lo negativo,
con la primacía del acusar por lo que está mal o es injusto, con la supresión de los valores recibidos, con la toma de
distancia respecto al vínculo afectivo y cultural de pertenencia. Los aspectos negativos deben ser reconocidos pero
tienen un papel subordinado a la exaltación de lo positivo y justo, con lo que vale la pena empeñarse responsablemente.
Por ejemplo: la corrección que la maestra debe ejercer o que se ejerce entre compañeros, ante
conductas inadecuadas, necesita ser recuperada en su sentido original. “Co-regirse” significa
“sostenerse-juntos”, apoyarse mutuamente para alcanzar una finalidad, en este caso cultivarse en el
deseo-de-crecer y de educarse. Eso no se alcanza acusando sistemáticamente lo negativo y marginando
al niño junto con su conducta inadecuada, sino depotenciando lo negativo mediante la enfatización de
lo que en el niño es índice, aunque sea parcial, de valor y positividad. Suscitarle el interés de aplicar
sus energías en ese aspecto positivo y, a partir de ese particular que, para él, puede resultarle
interesante, abrirle un horizonte humano más amplio a su persona.
La criticidad surge también del hecho de que el niño se impacta con la realidad de nuevos-otros, de nuevas-cosas, de
nuevas actividades. El niño comienza a ser crítico, es decir, empieza a comparar, a abrir lo que ya trae como experiencia
valorativa desde la familia y a confrontarlo con lo nuevo que experimenta en el Jardín, donde descubre situaciones de vida
distintas a la suya. Eso los motiva a preguntar por las razones de esas diferencias y por las de sus propias convicciones y
valores. En cualquier caso es deber de los padres y de los educadores no postrarlos en un “relativismo moral” sino
ayudarlos a comparar esas situaciones diversas con las ya mencionadas exigencias ideales que todos llevamos en ese núcleo
personal en el que la razón y el corazón estan unidos. Cualquiera sea la situación que uno viva, no puede dejar de aspirar a
vivirla- y, por tanto a transformarla paso a paso sin quedar en el mero lamento según el ideal
La tensión al ideal no debe ser “empaquetada” en una tabla abstracta de valores con la que uno piensa que ya “está” o
puede llegar a estar definitivamente “en regla”, ni tampoco debe ser censurado el ideal si la situación vivida está alejada de
él. La verdadera moralidad no consiste en no equivocarse (lo que puede ser la peor inmoralidad, la del “fariseísmo”), sino
en no pretender borrar la tensión al ideal que todos tenemos dentro y que nos mueve a re-comenzar siempre dentro del
camino humano (pretender suprimir el ideal para autolegitimarse es la otra cara de la peor inmoralidad). Se trata de
aprender a “aceptar lo que no se puede cambiar” a “desear cambiar lo que se debe cambiar” y a formar en el espíritu
crítico que consiste, en definitiva, en “aprender a discernir lo uno de lo otro”.
El quinto criterio para una educación ética y social se concentra sobre esa realidad que es la fuente de la
valorización de todo, de la confrontación y de la comparación con todo. Se trata del “yo” del niño, su núcleo personal, el
centro de donde surge la tensión al ideal y a partir del cual se establecen todas las relaciones.
Esa realidad del “yo” debe ser el acontecimiento más importante, deseado y esperado en el tiempo y en el espacio de la
relación educativa, por parte de todo educador. Ha de ser esperado a través de ocasiones de encuentro (que a veces puede
darse en medio de o a partir de un desencuentro) entre el niño y el educador, porque el “yo” no es un mero “objeto a la
mano” que se puede medir.
El acontecimiento del “yo” es algo nuevo, tanto para el niño como para el educador, y necesita de un método para
afrontar la realidad, a través del cual ese niño crezca, se aproxime a su verdad, a lo que él es, y el educador junto con él.
Quien busca la verdad no da definiciones genéricas apuradas, precisamente porque busca. Una verdad, cuanto más
definitiva y definitoria es para la vida, tanto más es nueva y viva. Este método es, ante todo, una actitud humana que no
debe ser confundida con la organización previa del ámbito escolar ni con la capacidad de efectuar mediciones.
¿En qué consiste esa clave metodológica? El camino hacia el descubrimiento del “yo” como fuente de la valoración,
consiste en la capacidad que tenga el educador de suprimir la distancia entre las grandes verdades de la vida y las pequeñas
cosas cotidianas. Sólo así se aprende ética, se aprende a vivir humanamente y se experimentan comportamientos que
contribuyen al desarrollo de un ámbito ciudadano democrático vivo.
Se trata de que el niño, y el educador junto a él, vaya descubriendo su verdad (porque el educador realmente enseña en
la medida en que descubre de nuevo), lo que él personalmente es, mientras va sorprendiendo y captando al propio yo-en-
acción, es decir, en relación. Porque nadie “es” meramente lo que “siente” o “se imagina” de sí-mismo. Por eso, para
captarse objetivamente a sí mismo es preciso sobre todo, aprender a “sorprenderse” a sí-mismo en la acción. Para desde ahí
ir dándose cuenta de qué es lo que, en definitiva, el propio corazón/razón está buscando a través de todo lo particular con lo
que entra en relación.
Esta cuestión es importante para darle una ubicación correcta a la ética y a la formación ciudadana. Porque si la ética se
cierra sobre sí-misma, como reflexión sobre el buen comportamiento social, estaríamos adiestrando en función última del
estado y de la sociedad, respecto a lo cual la persona sería un “menos” pasajero. Pero el estado y la sociedad son una parte
de la realidad que, por cierto, es importante para que la vida sea vivible, pero no es el todo y, por tanto, no es el significado
último de donde respira la vida y el dinamismo de la persona.
• La primera clave nace de esta pregunta cuál es la característica propia de las acciones humanas y en qué consiste la
moralidad?
Se puede hablar de “acción” también a propósito de los movimientos de los animales, de las acciones y reacciones en el
campo físico, pero lo propio de las acciones humanas es que ellas son gestos. La moralidad es lo que torna gesto a cada
acción del hombre. Gesto es una acción mía cuyo movimiento se dirige o presiente la presencia de otro que me interesa
y al que deseo sugerirle algo. Gesto es, entonces, una acción que expresa y comunica un sentido.
La segunda clave metodológica para la educación ética nace de esta otra pregunta: ¿qué
implicación tiene la presencia del educador para el camino moral del niño? ¿qué busca, en
definitiva, la libertad del niño para crecer humanamente?.
El niño intenta encontrar y adherir a una nueva relación con “un otro” adulto (educador) que lo
afirme en su persona que le haga revalorizar lo esencialmente positivo de su breve historia vital-
familiar, que le abra el mundo, que lo provoque acompañe y guíe en el deseo –de- crecer contenido
en su propio “yo”. Tal experiencia de si mismo, en algunos casos, puede estar psicológicamente
retraída, haber sido bloqueada o estar desatendida. Pero, tal como lo decíamos antes, el
acontecimiento más importante que todo educador debe esperar es que ese “yo” se manifieste en su
irrepetible singularidad.
Para el niño, el encuentro con los signos de la realidad, con nuevos significados y valores, se realiza
siempre a través de la relación con el educador. Ser educador es ser adulto y el niño absorbe en la
relación con ese adulto una modalidad de aproximación que le favorece o que le dificulta la relación
con la realidad. En esto el adulto educador jamás es “neutro” ni tiene la posibilidad de tomar
distancia en función de una malentendida “objetividad” educativa.
Además el niño está ya “bien- hecho” y no se deja fácilmente arrastrar. Antes que nada su
curiosidad se aplica en la observación afectiva del educador mismo y, en ello, capta primero lo que
él “es” y lo verifica a través de lo que el educador “hace” con él. Es decir, a través del modo
circunstancial de relacionarse con todo lo que le sucede al educador (relación con los otros niños,
relación con él, relación con sus colegas y con los imprevistos, etc.) y, luego recién, atiende
efectivamente y se interesa por el valor de lo que el adulto “dice”. En este sentido es que el niño
tiene el interés de contarle a la mamá, no tanto “lo que hoy hice en la escuela” sino “hoy la maestra
me dijo que...”
Esta situación le plantea al educador la pregunta acerca de quién es él-mismo con el niño. Educar no
es recetar comportamientos sino introducir al niño en el horizonte de la realidad total, tornando
significantes a las cosas usuales e inmediatas, sobre todo a las relaciones interpersonales en el nuevo
espacio social de la escuela. Educar es ayudar a entender un significado, a abrir un por-qué acerca
de todo aquello con lo que el niño entra en relación. Entonces, es inevitable que, en esto, el adulto
pone en juego y transmite al niño la imagen real de sí-mismo.
Es decir, el adulto transmite su mismo grado de apertura a la realidad, su misma inquietud de
pregunta e indagación y, también, el grado de dilatación de su propio deseo-de-ser. La misma
presencia del educador es la que abre con amplitud o cierra con mezquindad el comportamiento y el
juicio del niño. Es por esto que todo el tiempo convivido y todas las actividades realizadas en el
Jardín son y deben ser consideradas como moralmente educativas y no sólo aquellas estrictamente
“programadas”.
El principio ético que el educador transmite al niño no es primeramente un discurso sobre la
persona, sobre los valores, sobre los derechos humanos o sobre las normas propias de la ciudadanía
democrática. Lo primero que transmite es su propio gesto educativo de unificar la puntual presencia
del niño concreto –su “yo” y sus características externas más o menos simpáticas- con la dignidad
trascendente del niño en tanto es apertura a la totalidad y demanda de felicidad.
El educador debe ser consciente de que él no puede darle al niño la felicidad y debe volver
progresivamente consciente al niño de ello. (Como ningún varón o mujer, padre o madres respecto a
sus hijos, son capaces de dársela entre sí, porque es precisamente lo que cada uno desea y busca por
el hecho de ser limitados y de no ser los portadores de la misma, sino, eventualmente, un signo real
hacia ella). Lo que el educador sí debe, es tomar él mismo en serio su propia apertura a la totalidad y
su propia demanda de felicidad, es decir, su dignidad humana. Sólo así puede también acompañar al
niño en sus propias exigencias pues lo que el niño pide, en definitiva, es ser tomado en serio dentro
de la relación con el educador, en la medida en que éste también se toma en serio a sí mismo.
El niño observa, siente y es capaz de razonar bien. Antes que un discurso sobre la persona y sus
derechos, lo que el educador le transmite al niño es la experiencia de la persona que él vive en sus
relaciones y, especialmente, en su relación con cada niño en particular. Se trata, entonces, de que el
educador viva esa tensión ética ideal por la que continuamente intenta reactualizar o confirmar la
existencia singular e irrepetible del niño.
Si el niño, en su singularidad irrepetible, “no existe efectivamente, o sea, actitudinalmente”, para el
educador; si no hace sistemáticamente parte de la curiosidad observadora, de la atención inteligente
y afectuosa del educador, dirigida a los signos que la misma presencia del niño emite y a su posible
significado, entonces, el mismo adulto no hace experiencia ética del educando que le ha sido
confiado, en cuanto persona. Como consecuencia, el niño tiende a retraerse o a distraerse ante las
propuestas con las que se lo pretende educar ética y ciudadanamente.
A partir de la atención a las circunstancias vividas por el niño y a través de gestos concretos que
valorizan y subrayan en el niño hasta lo que pareciera más obvio y pasable por alto, la noción de
persona y de valor no se impone como un principio ético abstracto sino que se transmite como la
expresión conceptual de una tensión activa a afirmar la dignidad de cada niño y el significado moral
o gestual de todas sus acciones, a través de las cuales se relaciona con la realidad.
En síntesis, el educador como presencia de una “hipótesis viviente” –como propuesta en acciones,
de cualquier manera, una clave metodológica – un camino privilegiado – (que será bien o mal
rememorado por el niño, con el tiempo) para el desarrollo moral de los educandos.
La tarea del docente no consiste, entonces, en un genérico “enseñar a pensar” sino en introducir al
niño en el ejercicio del discernimiento sobre los valores necesarios para que “su vida sea buena”
dentro de una comunidad en la que dé gusto vivir. Ello implica reconocer que los niños tienen ya
experiencias, imágenes e ideas acerca de las cosas de la vida, lo cual es importante para ellos.
Se trata de despertarlas y, sobre todo, de respetarlas activamente, posibilitándoles ir confrontándolas
con sus exigencias más profundas e ilimitables de verdad, de bien, de justicia, de amor, de belleza,
de felicidad.
Estas exigencias despiertan a través del aprovechamiento educativo de las circunstancias que viven
los niños y del contacto, por ejemplo, mediante la lectura o la narración del maestro, con los textos y
relatos más eminentes de la literatura, escritos en forma adecuada para ellos o sintetizados en un
lenguaje a ellos accesible, en los cuales se expresan formas ejemplares de humanidad. Se trata,
entonces, de enseñarles a cultivar los hábitos de la atención inteligente, de la expresión de lo
asimilado y del juicio sobre lo que es una conducta llena de grandeza y de razonabilidad. No se trata
de determinar los pensamientos sino de ayudarlos a vivir bien sus relaciones, mirando a aquellos
que indican, con su vida, lo que puede llegar a ser la plenitud humana.
Por ejemplo, ¿cómo hacerles descubrir algo más sobre el significado y el valor de sus propios
padres, sobre lo que es la amistad y la solidaridad, sobre lo que es la justicia y el perdón, sobre lo
que le puede dar consistencia a toda la vida y abrirle un sentido, aún considerando a sus aspectos
más dolorosos e inexorables, etc.? Para esto, mucho más les habla al corazón razonable de los niños
un buen relato, una transparente poesía, un canto significativo o una película adecuada, a partir de
los cuales luego confrontan lo que viven, que la enumeración de valores y las recomendaciones
voluntaristas sobre la conducta y el deber-ser.
Cabe acotar que cada niño piensa, como puede desde un contexto social, económico y cultural
determinado.
Con una experiencia familiar que puede ser buena, mala o mediocre; puede vivir la angustia de la
soledad o la satisfacción de sentirse querido; puede sufrir carencias básicas o estar saturado de cosas
a su disposición; su entorno puede ser desde sereno hasta de extrema violencia, partiendo de la
intimidad misma de la casa. Los niños, sobre todo ello, tienen percepciones vívidas, aunque no
siempre comprendan lo que sucede y, así, acumulan conocimientos vitales contrapuestos., sin la
capacidad de procesarlos.
Así, puede darse la tendencia extrema, en la práctica cotidiana de la escuela, de que, de ese conjunto
diverso de sentimientos, ideas y hábitos traídos por los niños, hay algunos que se colocan fuera de
todo parámetro ético: ello suscita la apreciación de que “estos niños perturban el curso de las
actividades”, “perjudican el trabajo en grupo”, “necesitan la ayuda del maestro de educación
especial”. La otra posibilidad es tratar de poner orden, implantando una regla que es temida por su
fuerza institucional, pero cuya eventual validez en sí, no surge en su razonabilidad a partir del
encuentro con la persona del maestro y de un diálogo persuasivo en el que se enriquece la
comprensión del significado de esa norma y hasta la forma de ejercerla, en función de un contexto
favorable a la relación educativa.
Entre estas dos posiciones extremas hay otras variadas, pero lo equívoco consiste en minusvalorar la
eticidad de los niños, su capacidad de comprender, de dialogar y de acceder la práctica de los
valores necesarios para su crecimiento y para establecer vínculos dignos con sus pares y con el
medio que lo rodea. No es “cuando sean hombres” que deberán ser responsables y razonables, pues,
si se piensa así de ellos, se descalifica su humanidad actual.
Aunque las “experiencias de vida” que los niños traigan no sean, en algunos casos, necesariamente
un mérito sino una carga, sin embargo ello forma parte de sus vidas y, por lo tanto, antes de
cualquier evaluación ética, ellas simplemente “son”. El niño deberá aprender a compararlas con sus
exigencias humanas fundamentales, a darse cuenta de sus implicaciones prácticas y a discernir sus
consecuencias para sí mismo y para los que lo rodean, a través de la relación con el educador que,
más allá de los límites, los abre al ideal que ellos mismos llevan dentro de sí-mismos como apertura
al descubrimiento de otras posibilidades de vida.
Para esto, no se trata tanto de “tener ciencia” sino más bien de afirmar, con gestos adecuados y
puntuales, la persona del niño y sus naturales exigencias fundamentales, convirtiendo la vida
cotidiana en la sala, mediante la atención a las características de cada niño, de su contexto de vida y
de las características del grupo, en contenido permanente de descubrimiento y de enseñanza acerca de
su propia dignidad y la de sus relaciones con todo.
Ayudar a un compañero que se cayó del tobogán, puede ser la ocasión y/o el resultado de pensar la
razonabilidad o el porqué debe ser ayudado, descubriendo la raíz de donde surge el real deseo de
ayudarlo, siendo coherentes con el común deseo-de-crecer en humanidad y generando un ambiente
bello en el que se puede vivir más contentos y unidos.
Las nociones éticas (bondad, respeto, justicia, solidaridad, etc.) se vuelven meros “nombres” o
términos abstractos cuando ya no se refieren a la experiencia o a una imagen de ella. Entonces ya no
son verdaderos “conceptos” porque nada real o realizable “conciben”. Los niños imaginan y
piensan cosas o situaciones que son de su interés inmediato. Sin embargo, en la “inmediatez” de su
pensamiento recogen experiencias pasadas, realizan comparaciones, clasificaciones, identificaciones
de aspectos comunes y constantes, extrayéndolos de su memoria y presentándolos como objetos de
pensamientos actuales. La reflexión sobre un hecho de la vida cotidiana de la sala permite poner en
concreto la habilidad del “buen pensar” como capacidad de sintetizar y de detectar “razones
adecuadas” y, en consecuencia, también “comportamientos adecuados”. Lo “adecuado” se da
cuando un comportamiento deja entrever sus razones y cuando éstas vislumbran lo que las cosas y
las personas “son”, sin encerrarse en las solas “apariencias” y en las apreciaciones sumarias y
desatentas al conjunto de factores en juego.
El niño, como todo ser humano viviente, actúa y, por ello, toma permanentemente decisiones. Es
probable que, a veces las tome sin conciencia clara del por-qué. En múltiples situaciones cotidianas
se puede guiar a los niños hacia nuevas decisiones, considerando, dentro de sus posibilidades, qué
opción es la más conveniente en lo inmediato, cual es la que implica mayor riesgo pero tiene más
grandeza, aprovechando circunstancias en las que ellos puedan considerar los diversos factores
implicados y “medir” las consecuencias de sus decisiones sobre los otros y sobre sí-mismos, según
una perspectiva más cómoda y estrecha o más amplia y con dificultades que desafían a la
creatividad.
Es posible analizar las ventajas y los inconvenientes de las alternativas planteadas por el docente, o
de otras que surjan de los propios niños, llevándolos hacia la posibilidad de comprender que muchas
veces, el bien común está parece estar por encima del bien propio, pero que bien analizadas las
cosas, en realidad, son bienes convergentes si consideramos más factores que los de una
conveniencia de "vista corta".
¿Cómo haremos para que las cosas cotidianas, y las más pequeñas decisiones puedan ser juzgadas
por los niños, a fin de que, tanto a nivel individual como grupal puedan aprender a discernir los
valores concretamente implicados en las propuestas que se les hacen y en las decisiones que
toman? Cabe proponer:
• El respeto activo por los otros como algo que enriquece a uno mismo de su propia
respetabilidad.
• La capacidad de elegir abarcando críticamente dentro del propio deseo y derecho razonable, el
deseo y el derecho legítimo de los demás.
• El gusto de ser solidarios porque ello manifiesta la propia dignidad y embellece el ambiente
humano en el que uno mismo vive, lo cual hace ver que no se puede vivir y crecer como planta
solitaria.
• Valorizar el estupor del niño que, en su apertura a lo real atisbando el ideal, manifiesta en su
preguntar, en su demanda de correspondencia para hallar una satisfacción de su deseo-de-crecer y
para ampliar el reconocimiento de su propia identidad personal. Esta valorización dilata su
curiosidad deseosa, animada de un presentimiento positivo y esperanzado de una posible plenitud.
Lo cual motiva al niño a seguir introduciéndose en la realidad.
• Ayudarles a reconocer la necesidad y el valor de la amistad, promoviendo el respeto activo más allá
de los sentimientos inmediatos de simpatía o de antipatía, promoviendo la tolerancia no confundida
con distancia indiferente, ayudando a reconocer la utilidad humana de la cooperación y de la
solidaridad.
Es indudable que en un jardín de Infantes, como en todo grupo hay diferentes individuos: más altos
y bajitos, gorditos y flacos, más rubios o más morochos, más “despiertos” o “menos despiertos”,
más simpáticos y menos simpáticos, “malcriados” y dóciles, quienes son futboleros o quienes
prefieren quedarse pintando. Y, por supuesto, niños y niñas. A partir de esa diferenciación puede
haber, y de hecho los hay, procesos de discriminación, de aislamiento y de marginación que
necesitan ser reconocidos y correctivamente evaluados de modo adecuado, antes que nada por el
testimonio de “grandeza” del mismo educador. Esos procesos deben constituirse en objeto de
enseñanza sobre las siguientes cuestiones. La dignidad de la persona, como algo que trasciende las
condiciones circunstanciales. El no quedarse en las apariencias, pues, a veces, por los prejuicios en
los que nos instalamos o por la institividad reducida que ejercemos, ellas nos impiden ir hasta el
fondo y reconocer una riqueza mayor. La igualdad de derechos y deberes no propagada en forma
abstracta y “judicial” sino considerando a la persona y a su situación puntual. El respeto por las
diferencias como posibilidad de enriquecimiento mutuo y de advertir la pluriformidad de la
realidad, etc.
Los contextos familiares no son todos iguales, como se ha indicado más arriba. Las costumbres de
relación interpersonal de los niños fuera del jardín son experiencias también diferentes, a veces
buenas y otras traumáticas. El contacto con el hábitat suele ser, en términos generales negativo,
porque es un reflejo del maltrato que sobre él ejerce cierto aspecto irresponsablemente
instrumentador propio de la sociedad en su conjunto. Todo esos aspectos constituyen objetos de
enseñanza que se traducirán en la valoración del aseo personal, del orden y la limpieza de la sala
en donde se trabaja todo el día, de los espacios comunes compartidos en la escuela, el patio, el
salón de música o de actos, las plantas que hay en los canteros, la limpieza de las paredes, etc.
• Respetar las normas de convivencia descubriendo que en ello se juega una conveniencia personal
verdadera y no mera imposición arbitraria.
Educar ética y ciudadanamente a los niños con sentido de realidad implica no endurecer en forma
simplista la distinción conceptual entre autonomía y heteronomía. Educar es introducir al
establecimiento de relaciones verdaderas y leales que luego “pesan” sobre la libertad. El
crecimiento en la autonomía personal no es disociable del desarrollo de la capacidad consciente de
reconocer y de establecer vínculos consistentes respecto a los cuales uno no puede considerarse,
luego, livianamente “independiente”. La esclavización se da más bien cuando la decisión queda
librada a la volubilidad de los estados de ánimo y, por tanto, a la determinación impuesta por las
circunstancias sociales causantes del estado de ánimo.
* Descubrir que no todo lo que, de hecho, se “puede hacer” es también “ éticamente legítimo”.
Percibir la distinción entre autonomía personal, razonable y responsable, y arbitrariedad irracional,
autoafirmación violenta, resentimiento vengativo o desconsideración hacia el propio bien en el
marco del bien común. Forma parte de este proceso el educar a darse cuenta de que el horizonte de
lo permitido es mucho más interesante y creativo que el callejón de lo no-permitido, el cual, sin
embargo, no sale de un capricho de la maestra o de la directora, sino que responde a una
experiencia de lo que ha dado, humanamente mal resultado, y ha multiplicado disgustos que no
vale la pena reiterar adrede. Las pautas necesarias para el buen desenvolvimiento de las
actividades del Jardín son así entendidas, no ya como el sólo mantenimiento del orden de la
institución sino también como coherentes con la aspiración interior al buen vivir y convivir de los
niños. Por ello, esas pautas deben ser trabajadas desde el horizonte positivo de lo conveniente para
todos y no solamente en forma negativa y prohibitiva, como cuando se produce un “emergente de
indisciplina”.
Dada la novedad del Área es oportuno incluir algunas técnicas que pueden orientar al docente para
abordar situaciones específicas que suelen suceder en cualquier sala de Jardín de Infantes. Ellas
posibilitan brindar ayuda a los niños para superar problemas tales como inhibiciones muy
acentuadas, niños que sufren discriminaciones, etc.
Pero esas técnicas no son de por sí normativas y nunca sustituyen a los “cinco criterios
antropológicos” (Punto 2.) y a las “dos claves metodológicas para la educación ética” (Punto 3.),
expresadas al inicio de este documento. Por eso son instrumentos que el docente puede valorizar o
inventar otros. El orden de presentación de estos siguientes instrumentos nada determina acerca de
una jerarquía entre ellos. Le cabe al docente descubrirla con su propia responsabilidad, tomando en
cuenta la relación con lo antedicho.
6. TÉCNICAS / MÉTODOS DE ENSEÑANZA Y
EL PUNTO DE VISTA DONDE ESTÁ FOCALIZADA
Ejercicios autobiográficos X X
Clarificación de valores X X
Discusión de dilemas X
morales
Dramatización(role- X X
playing)
Ejercicios de X X
presentación de
modelos(role-model)
Prosocialidad X X X
Ejercicios autobiográficos
Se propone orientar la formación de la identidad personal como historia de la propia existencia. Se trata
de ejercicios narrativos que sitúan al alumno en la necesidad de redescubrir un sentido para su historia
personal y la de su grupo de pertenencia. En esta práctica el niño descubre el dinamismo de su
identidad moral, la relaciona con las experiencias valorativas que le dieron sentido a su pasado,
advierte en qué medida vive esas valoraciones en el presente y de qué modo las relaciona con lo que
espera hacia su futuro.
“Carpetas Viajeras “
Recurso sumamente generalizado en el Nivel Inicial, y que tanto favorece en lo que respecta al
conocimiento de los grupos familiares, brinda también una riquísima oportunidad de trabajar la
autoestima personal, y el respeto consecuente por los otros y por la diversidad.
Las historias, hechos o anécdotas que los niños “ escriben “ junto a sus padres, para ser leídos al otro
día con la maestra y sus compañeros, son oportunidades para que se expresen y elaboren explicaciones
acerca de hechos o circunstancias propias de su familia.
“ ... la foto del cumpleaños, es de la casa de mi abuela, porque allí hicimos la fiesta... “. Comentarios de
este tipo son oportunos para profundizar sobre:
- las costumbres de la familia
- los lazos afectivos con los adultos
- la ayuda mutua entre las personas de la familia. “ ... mi tía me cuida cuando mi mamá se va a trabajar...”
- el esfuerzo que realizan los padres para criar a sus hijos en las mejores condiciones posibles.
En estas rondas de lectura de la carpeta viajera, aparecen frecuentemente comparaciones entre las
costumbres de una y otra familia:
“ ... el domingo almorzamos en lo de la abuela...”
“ ... el domingo pasé el día con mi papá ... “
Estas dos afirmaciones, que son sólo un ejemplo pero con las que frecuentemente nos encontramos los
maestros y que nos colocan en posiciones vulnerables porque, en algunos casos, se confrontan con
nuestras propias convicciones sobre el concepto “familia“, se convierten en oportunidades para hablar
sencillamente con los niños acerca de:
- los integrantes de la familia que viven en la misma casa y los que no lo hacen.
- que algunos padres no viven junto a sus hijos, pero intentan pasar buenos momentos junto a ellos.
- que por algunas circunstancias hay niños que no tienen (papá, mamá, abuelos...) pero tienen el afecto
de un adulto que se ocupa de ellos.
Hay que cuidar con afectuoso respeto por el niño y por el modo en el que él ha interiorizado sus
relaciones la forma de este tipo de diálogo, evitando juicios valorativos hechos al margen o en
contradicción con el valor fundamental de su propia persona. Pero estas situaciones personales
conforman, en muchos casos, el entorno de nuestros alumnos y, entonces, no habría por qué evitarlas.
Cabría, eso sí, poner el acento en los lazos afectivos del niño que unifican su personalidad y que, desde
el ser mismo del niño unen, de todos modos, a las personas que él implica, independientemente de la
situación de convivencia.
No es fácil, para el docente, enfrentarse a estas cuestiones, no obstante deberíamos pensar que cuando
no las eludimos posibilitamos que los niños pongan en palabras sus sentimientos, comprendan a otros
niños que viven circunstancias distintas o similares, descubran el valor de lo que “ sí tienen “, e inicien
el camino hacia la comprensión de las circunstancias propias de cada grupo familiar, sin renunciar al
íntimo deseo humano actuante en ellos mismos como ideal que ellos desearían vivir a pesar de las
circunstancias.
Fotografías
Constituyen un valioso recurso que posibilita el relato de anécdotas familiares y hechos importantes de
la historia personal. Tienen el valor profundo de introducir a los niños en la conciencia de que su
propia identidad personal no es separable de una historia más grande de la que forman parte y de la que
deben reapropiarse para ser ellos-mismos.
Observarlas, lleva a identificar hechos análogos, (nacimientos, bautismos, días festivos de amplia o de
particular celebración, según la cultura de proveniencia, etc.) y es buena ocasión para hablar acerca de
la razón por la que se celebran y de la forma en que se viven algunos festejos públicos, según las
familias y, a veces, según los barrios de los que provengan los alumnos. Tienen el significado moral de
ayudar a reconocer, a valorizar y a comparar las diferencias culturales y sociales, en relación a las
cuales se enriquecen las razones de su propia identidad.
Clarificación de valores
Esta técnica permite el desarrollo de la capacidad de ponerse en el lugar de otras personas. Asumir los
intereses, las necesidades y el punto de vista de la persona a quien se representa, tener disposición para
ponerse en lugar del otro, resulta importante para una percepción correcta de que los valores más
elementales y universales se declinan siempre en clave personal y dentro de situaciones específicas.
Escenificar situaciones: se espera que el niño se identifique con el personaje para favorecer la
integración en la vida escolar. Por ejemplo, separarse de su mamá, compartir juguetes, respetar algunas
normas, etc. Se planteará la situación y las posibles actitudes frente a ellas a través del diálogo y del
accionar de los personajes. Ello permite que situaciones de fuerte contenido emotivo sean asumidas en
una ambientación más serena que posibilite asumirlas, juzgarlas y dar lugar a comportamientos más
adecuados.
Describe actuaciones humanas que merecen ser conocidas e imitadas. A diferencia de la mayoría de las
técnicas y métodos de educación moral que se centran en la creación de situaciones conflictivas, aquí
se centra la atención en la transmisión de valores y comportamientos valiosos ampliamente aceptados y
compartidos. Este tipo de herramientas no se centra en el solo factor cognitivo sino que tiende a un
aprendizaje más global y sobre todo atravesado por el carácter integrador y por el valor existencial de
la experiencia estética: cuando se ve la belleza y la grandeza de una vida, en circunstancias muchas
veces difíciles y responsabilizándose de otros, “da ganas” de ser bueno. Es decir, se trata de un impacto
estético que sostiene el dinamismo moral por el atractivo que ejerce, involucrando a la razón junto con
la sensibilidad y con la afectividad, e incentivando, así, del deseo-de-crecer y de cambiar actitudes
mezquinas.
La dinámica se concentra en la presentación narrativa de personajes o situaciones con guías preparadas
que ayudan a identificar los valores y a seguir la dramaticidad y la coherencia de los comportamientos
puestos en juego en diversas situaciones, en función de una finalidad que le da sentido y unidad a la
vida. Importa aquí un contacto fluido con la familia para tener una idea real de lo que el niño conoce y
vive y de lo que los padres desean para él.
Aquí vale lo que más arriba se expresó acerca de la capacidad del educador para acertar en la elección
y en la transmisión adecuada de los textos eminentes y llenos de humanismos de la literatura, que están
en la base y en el desarrollo de lo más digno e insuperable de nuestra cultura, muchas veces adaptados
en ediciones para niños. Además, eso da lugar a la representación, al dibujo, a la reiteración creativa
de una narración escuchada, etc. Otro instrumento valioso son las películas bien hechas, adecuadas a
este nivel, que jalonan la historia del cine y que, muchas veces, visualizan y transmiten sintéticamente
a dichos textos eminentes. También cabe retomar películas o programas televisivos que los niños ven a
diario, trabajando sobre las actitudes y los valores en ellos implicados, para introducir al
discernimiento de sus mensajes.
Prosocialidad
Estas propuestas han nacido ante la necesidad de dar respuestas efectivas a problemas de agresividad,
falta de confianza y de autoestima, imposibilidad de relación y cooperación que a menudo se presentan
en el aula. Pretenden aumentar la conducta asociativa de los alumnos, fomentando su desarrollo
individual.
Se entiende por conducta asociativa a aquella que beneficia a otros u otro, realizada desde la iniciativa
de quien la ejercita sin mediar refuerzos ni coacción, sino como un aprendizaje de la gratuidad ante
objetivas necesidades. Los valores que se ponen en juego son aquellos que manifiestan libertad,
gratuidad, solidaridad, respeto a las reglas que favorecen el bien común, beneficio para el grupo,...
Se proponen prácticas individuales y grupales de resolución de problemas en situaciones reales donde
se ejercita la iniciativa y la responsabilidad por el grupo, tales como: que cada niño elija
comprometerse a cumplir una responsabilidad indicada por el maestro: “ regar y cuidar las plantas “, “
limpiar las mesas “, “ ayudar al compañero más pequeño del grupo “, asumir una responsabilidad en el
ámbito familiar y contar la experiencia… Se puede evaluar entre todos el cumplimiento de las
responsabilidades asumidas, animando a proseguirlas aún cuando sea necesario superar alguna
deficiencia o a interrogarse por otras iniciativas que vienen sugeridas por la situación real.
Josefa G. De Ceretto
Aníbal Fornari
BIBLIOGRAFIA
Boasso, Fernando – (1995) “Dios, más grande que el pecado” Ed. Guadalupe
Denies, Cristina – (1994) “Didáctica del Nivel Inicial”. Buenos Aires. El Ateneo.
Ed. Paidós
(*) La bibliografía expuesta, que no pretende ser exhaustiva sino una primera aproximación abierta a
otras iniciativas, expresa a diversas corrientes de pensamiento y no ha sido clasificada críticamente. En
un próximo documento bibliográfico general sobre el Área, se intentará ese aporte al modo de una guía
reflexiva para los docentes, tanto desde el punto de vista de la adaptación didáctica como de la
corriente de pensamiento en la que cada autor preferencialmente se sitúa.
LENGUA
LENGUAJE ORAL
No todos los niños ingresan al Nivel Inicial utilizando la lengua de la misma manera. El
aprendizaje familiar del lenguaje tiene una fuerte repercusión en las actitudes verbales que adoptan, y
esa impronta es tan decisiva que los alumnos suelen presentar diferencias muy notables en relación con
su desarrollo lingüístico y, al mismo tiempo, influye en actitudes favorables o desfavorables frente a su
participación en intercambios verbales.
Por otro lado, también existen diferencias dialectales relacionadas con la región donde el alumno
ha vivido y se ha desarrollado.
El concepto de la diversidad sociológica como enfoque didáctico es básicamente actitudinal y
comienza desde los primeros años de escolaridad con la aceptación por parte del docente de la
variedad, reconociéndola como una característica inherente al uso del lenguaje. Así, la enseñanza de la
lengua mostrará la diversidad como fenómeno enriquecedor al relacionar los conocimientos
lingüísticos con los conocimientos sobre otras personas y otras realidades.
Si la maestra comprende, acepta y respeta las diferencias entre los niños en el uso del lenguaje y
considera que todos los lectos y registros son válidos desde el punto de vista lingüístico, podrá
intervenir más apropiadamente para responder a las necesidades diferenciadas de los niños y crear en
ellos la idea de que todos pueden hablar, pues serán escuchados y respetados.
Esta visión, enmarcada en la dimensión sociológica del lenguaje desde los primeros niveles del
aprendizaje implica, por otro lado, una enorme responsabilidad de la educación Inicial para enriquecer
el repertorio lingüístico y las posibilidades de los alumnos, sumando así capacidades expresivas que le
permitan acercarse, en el Primer Ciclo a la forma estándar -flexible y representativa- de la comunidad
lingüística a la que pertenece.
LA TAREA DIDÁCTICA
El maestro tiene un rol fundamental en la estructuración del lenguaje del niño y por eso, utilizará
variadas estrategias de apoyo para lograr el desarrollo del mismo.
Estratégicamente, el maestro puede, en ocasiones:
Este “andamiaje” será retirado paulatinamente a medida que el alumno vaya adquiriendo un
dominio autónomo de su competencia comunicativa oral.
La escuela, en tanto institución social particular, ofrece situaciones comunicativas que le son
propias. En este sentido brinda, al niño que ingresa, diversas oportunidades para desarrollar y ampliar
las competencias básicas que había adquirido en el contexto familiar.
Los intercambios comunicativos ocurridos tanto dentro del ámbito escolar, como fuera de él (los
que resulten como consecuencia de paseos y visitas) se presentan como una excelente oportunidad para
que el alumno comience a reconocer y cumplir una consigna de trabajo, relatar una experiencia, pedir
permiso, dar una explicación, pedir una explicación, emitir una opinión, etc.
Si bien la comunicación oral está presente a lo largo de toda la jornada escolar y cualquiera sea la
actividad que se esté desarrollando, cabe señalar que no siempre que se habla en el jardín se están
abordando contenidos pertenecientes al bloque de lenguaje oral. Para lograr la construcción de tales
aprendizajes, resulta necesario que el docente diseñe estrategias didácticas que, a partir de situaciones
comunicativas, estén orientadas al desarrollo de habilidades, actitudes y nociones básicas necesarias
para llevar a cabo el intercambio comunicativo con eficacia.
En el diseño curricular se han abordado los contenidos pertenecientes a este bloque desde dos
perspectivas que se complementan entre sí. Por una parte, han sido considerados los contenidos (tanto
desde el campo conceptual como procedimental) que se corresponden con lo que podríamos llamar
“universales del intercambio comunicativo”, mientras que en una segunda instancia se han abordado
estos mismos contenidos en su utilización particular y específica a través de su realización concreta en
diferentes tipos de textos. Tomar contenidos de uno u otro campo dependerá de las situaciones
comunicativas que surjan espontáneamente o de aquéllas especialmente diseñadas por el docente para
la enseñanza y el aprendizaje de los contenidos referidos al lenguaje oral.
No obstante, creemos necesario puntualizar que no se trata de que los niños accedan a
“definiciones” de los conceptos enunciados en los contenidos. Por el contrario, la enumeración de
contenidos constituye un listado (más o menos exhaustivo) de lo que se espera que los alumnos puedan
reconocer y hacer eficazmente en aquellas situaciones comunicativas en las que se encuentren, en la
medida en que dichas situaciones requieran de un “saber-hacer” particular.
Cualquier intento por abordar cada contenido como un concepto autónomo, definible por sí
mismo atenta no sólo contra la naturaleza compleja del lenguaje sino también contra los conocimientos
que los hablantes tienen sobre él. De allí que ningún acto lingüístico puede estar fuera del contexto de
la comunicación y de los significados que encarna.
Es por ello que creímos necesario ofrecer en este documento una orientación que parte de una serie
de situaciones comunicativas que tienen su concreción real en los textos. Estas sugerencias pretenden
ayudar al docente en la tarea de planificar diferentes instancias de intercambio verbal, cualquiera sea
el área que se esté trabajando.
El relato de Uno de los aspectos más relevantes del desarrollo cognitivo del sujeto
procesos 1 es el que se refiere al desarrollo de la verbalización de la propia acción.
El proceso de verbalización de la propia acción en el que el sujeto
reconoce las actividades (mentales) realizadas para llevar a cabo una
determinada tarea y los intentos conscientes por regularlas, constituye un
proceso metacognitivo.
El desarrollo de este proceso se verá favorecido si el niño logra
construir una forma lingüística que le permita representar sus esquemas
de acción. Esa forma lingüística se constituye concretamente en un relato
(‘descripción’ o ‘mostración’ para otros autores) de procesos.
De hecho, la tarea de reflexión metacognitiva resulta, en un
comienzo, muy compleja para los niños pequeños. Es por eso que
sugerimos a los docentes que inicien a los alumnos en tareas
metacognitivas vinculadas a procedimientos en los que cada acción
puede ser observada y descripta directamente. El texto resultante de esta
tarea será una descripción de procesos.
En este sentido, Donald Graves (1992) propone como estrategia
didáctica ayudar a los niños a contar sus procesos de trabajo: “cuando los
niños completan una tarea (recortar una figura, pintar un dibujo, etc.)
solicíteles un relato de los pasos que siguió para hacerlo”
Si bien, como lo señala el autor antes mencionado, los niños no están
bien preparados para responder a preguntas sobre cómo han hecho las
cosas (especialmente en el caso de los más pequeños, para los que el
pasado es una zona vaga de la existencia), la pregunta por el proceso
suele activar la estructura y al mismo tiempo contribuir a que los niños
comiencen a preguntarse a sí mismos: ‘¿cómo hice esto yo?’
Cuando algunos niños le toman el gusto al relato de procesos, y otros
lo encuentran útil, comienzan a anunciarse planes: ‘¿saben qué estoy por
hacer ahora? ¿saben cómo lo voy a hacer?’
1
A pesar de que no desconocemos que en este tipo de textos se “describen” procesos, preferimos utilizar la denominación
propuesta por Donald Graves ya que desde su punto de vista se desprende que no sólo se trata de una observación y
descripción, sino también de un relato que incluye una secuencia de acciones. En verdad, sería más apropiado hablar de
“relato de procedimientos”.
la didáctica un hecho importante: si queremos que los textos se ajusten a
su uso en la realidad, el docente deberá crear, en la clase, situaciones
comunicativas que provoquen en el alumno la necesidad real de describir
algo para otros.
Para ello resulta necesario tener en cuenta que cualquier
requerimiento de descripción de un objeto por parte del niño, en
presencia del objeto y de los interlocutores, carece de toda función
comunicativa. En este sentido, puede proponer actividades que enfaticen
el valor comunicativo de la descripción, tales como una conversación
telefónica en la que su interlocutor no puede observar el objeto descripto.
En otros casos, como en la conversación cara a cara, el referente debe
estar ausente.
También el juego puede ser un auxiliar para el aprendizaje de este tipo
de textos: los niños pueden descubrir el contenido de una caja cerrada
gracias a la descripción que realice quien introduce su mano en una
pequeña abertura de la misma; los detectives pueden identificar el objeto
perdido gracias a una descripción, etc.
Generalización Análisis
Una vez construida la grilla, los alumnos la leen para producir una
definición: “La naranja es una fruta redonda, jugosa....”
La argumentación. Los niños, a lo largo del día, se enfrentan muchas veces con opiniones
contrarias a las suyas. En estas situaciones, el docente debe orientar su
acción didáctica para que los niños descubran que existen puntos de vista
diferentes a los suyos y al mismo tiempo confirmen las propias
opiniones. Graves (1992) afirma que cualquier desacuerdo en el que se
manifiestan diferencias de opinión, encierra grandes posibilidades
argumentativas
Si el docente escucha atentamente a cada niño y solicita que
expliquen en qué basaron sus decisiones y además, permite la
confrontación de puntos de vista diferentes, estará sentando las bases -
sencillas y rudimentarias- de la argumentación, es decir estará orientando
al alumno para que sea capaz de fundamentar, en la medida de sus
posibilidades, sus aseveraciones.
El relato de la experiencia vivida por un niño, por ejemplo, puede dar
lugar a un intercambio posterior que lo inicie en la fundamentación de
puntos de vista y en la interpretación de hechos ocurridos u observados.
(Pedrito nos contó que recogió y cuidó a un gatito que encontró en la puerta de
su casa. ¿Hubieras hecho lo mismo? ¿Por qué?)
A lo largo del Nivel Inicial y a través del lenguaje oral, el niño descubre diferentes tipos de
textos producidos en contextos distintos, con propósitos, estructuras y funcionamientos particulares.
Con la aproximación a estos conocimientos, estará sentando las bases de todos los textos que lea y
escriba durante su paso por la E.G.B.
EL LENGUAJE ESCRITO.
¿Por qué lectura y escritura en el Nivel Inicial?.
Los niños están inmersos en la palabra escrita desde muy pequeños. Esta palabra se le presenta a
partir de diferentes medios: carteles de publicidad, afiches, televisión, diarios o revistas... y en mayor o
menor medida, están en contacto con situaciones, en su entorno familiar, que les han permitido
construir determinados conocimientos sobre la lectura y la escritura.
Entre los primeros que plantean la prehistoria del lenguaje escrito se encuentran Luria y
Vigotsky quienes reconocen que “la historia de la escritura, en el niño, comienza mucho antes de que
un maestro ponga un lápiz en sus manos y comience a enseñarle cómo se dibujan las letras”.
En este sentido, diversas investigaciones han puesto de manifiesto que los niños poseen
conocimientos y habilidades antes de su ingreso a la escuela. Por ejemplo, el niño pregunta “qué dice
acá”, lee en contexto envases y marcas., cuando le leen pregunta “dónde dice eso”, diferencia diarios
de revistas, de cartas, de otros portadores de textos, etc.
Por consiguiente, no se trata, en el Nivel Inicial de proponer un nuevo método para la enseñanza
precoz de la lectura y de la escritura. La idea es continuar desarrollando en la escuela lo que los niños
ya han comenzado a aprender acerca del lenguaje escrito fuera de ella.
El aprendizaje como proceso de construcción y el lenguaje escrito entendido como un sistema de
representación y considerado con su valor comunicativo fueron los ejes a partir de los cuales
orientamos la búsqueda de líneas alternativas para el trabajo didáctico.
“Ahora bien, reconocer al niño como un constructor de conocimientos no significa desconocer el
rol esencial que la escuela debe cumplir. Sobre la escuela recae la responsabilidad de poner a los niños
en contacto con objetos de conocimiento que de otro modo no estarían a su alcance”. (Lerner, Pizani;
1990)
LA TAREA DIDÁCTICA
El Nivel Inicial debe poner en contacto con experiencias de lectura y de escritura a todos los
niños y muy especialmente a aquellos que necesitan de una intervención pedagógica más específica. La
sala debe reflejar un entorno alfabetizado sumamente rico y tan variado como el que rodea al niño fuera
de la escuela. Un ambiente alfabetizado no significa sólo que todo esté cubierto de textos; si no que su
riqueza le permita una gran variedad de situaciones de lectura y escritura que comprometa a todos los
niños en actos comunicativos en contextos reales.
Esta concepción implica que si los niños juegan, en el rincón de dramatizaciones, al “correo”
deben hacerlo con abundantes materiales escritos: cartas, telegramas, paquetes de encomienda con
nombres y direcciones; si, en cambio, juegan a “cocinar”, deben disponer de un libro de recetas y un
anotador para apuntar lo que me dictan para realizar la lista de compras; si juegan a “comprar y
vender” lo hacen con el cartel que indica el nombre del negocio, las etiquetas de los envases, recibos,
facturas, papeles para anotar pedidos y la guía telefónica; en el restaurante juegan con los rótulos
“abierto” y “cerrado”, con el menú para elegir la comida, con la oferta del día en una pizarra y con un
anotador para tomar las órdenes...
Todos los tipos de letras aparecen en la sala, puesto que así ocurre en la vida, en donde quienes
escribimos podemos optar por el tipo de grafía que se adecua a las necesidades del portador y de su
funcionalidad. Pese a que es posible que los niños opten inicialmente por la letra de imprenta
mayúscula, los textos presentarán la cursiva, la imprenta y sus variedades, tal como circulan en la vida
real. No hacerlo así, sería volver a crear sólo textos escolares.
En su camino hacia la lectura y la escritura convencional, el alumno producirá escrituras
emergentes-primitivas (palotes, garabatos), seudoletras Imitaciones aproximadas a las letras
convencionales) o letras (sin que necesariamente sean combinadas adecuadamente), así como también
lecturas emergentes: hará como que lee un fragmento que sabe de memoria o se apoyará en un contexto
gráfico.
Una información valiosa para la indagación sobre la lengua escrita es provista por el nombre del
niño y por otras palabras que son significativas para él, ya que actúan como formas fijas de escrituras
brindando información sobre el orden de las letras en una secuencia estable, permitiendo el aprendizaje
intuitivo de la palabra y facilitando el trabajo de identificación de otras palabras que comienzan con el
mismo sonido.
“Cuando usamos el término aprendizaje natural no contemplamos el proceso como un
desenvolvimiento en un entorno libre de intrusiones obstructivas. Enseñar a los niños a leer (y a
escribir) no es ponerlos en un jardín de letras y allí dejarlos sin ser molestados”(Y. y K. Goodman,
1989).
El docente debe recordar que no basta con exponer al niño a un ambiente alfabetizador; sino que
es necesaria una intervención específica -que no acepta improvisaciones- para ayudar a descubrir las
características de la palabra impresa.
En este sentido, M.E. Dubois (1984) postula que “se puede hablar de enseñar en dos sentidos,
como un ‘hacer que alguien aprenda algo’, o como un ‘mostrar algo’”. La idea de enseñar a leer y a
escribir en esta última forma sería mostrar al niño la manera en que los adultos utilizamos la lectura y
la escritura. Al leer a los niños, el maestro “enseña” cómo se hace para leer; al escribir, el maestro
“enseña” como se hace para escribir.
Que el maestro lea y escriba frente al alumno, mostrando para qué lee o escribe, cuáles son los
textos a los que es pertinente acudir para responder a cierta necesidad o interés, cuál es la modalidad de
lectura más adecuada, qué procedimientos emplea para escribir; explicando en voz alta sus propósitos,
sus dificultades, las estrategias empleadas para solucionarlas, resulta particularmente importante en
esta etapa de escolaridad.
En síntesis, cuando un maestro ofrece situaciones de lectura efectivas y diversificadas, cuando
ayuda a los niños a interrogar al texto, cuando los ayuda a utilizar las herramientas del lenguaje escrito,
cuando los apoya en el reconocimiento de las estrategias que emplean los niños para leer o escribir,
cuando muestra cómo lo hace él, está enseñando a leer y a escribir.
Tal como lo hicimos en las orientaciones que corresponden a Lenguaje oral, resulta necesario
puntualizar que si bien, en el diseño curricular, se ha enumerado un listado de contenidos -más o menos
exhaustivo- de lo que se espera que los alumnos puedan reconocer y hacer eficazmente en situaciones
de lectura y escritura, tales contenidos no deben ser enseñados como conceptos aislados y autónomos.
Cualquier intento por hacerlo así, atenta contra el aprendizaje de la lectura y de la escritura. De aquí
que, todos los contenidos deben ser abordados en cualquier situación de lectura y de escritura
producida espontáneamente o que haya sido diseñada por el docente.
Lectura 2
2
Cuando hablamos de lectura, en este nivel de escolaridad, nos referimos tanto a la lectura convencional de un texto como a
las diversas interpretaciones que hacen los niños que aún no leen en el sentido convencional del término.
de TV. Lo buscarán en el diario, etc.
Si los alumnos necesitan buscar una información en una enciclopedia, el
maestro les mostrará cómo se hace, por consiguiente, recurrirá al índice, leerá en
voz alta los diferentes títulos que en él figuran y preguntará a los niños bajo cuál
de ellos será posible encontrar la información que se busca; una vez localizado el
Elementos del capítulo en cuestión, se localizarán los subtítulos, el maestro los leerá
paratexto
(mostrándolos), se elegirá aquel que parezca tener relación con la información
buscada y explorará esa parte del texto (señalando) hasta localizar el dato, luego
leerá en voz alta...
Una vez terminada la lectura, pone el libro en manos de los niños para que lo
hojeen y puedan detenerse en aquello que les ha llamado la atención para que
descubran el placer de leer un texto que les ha gustado y para que sigan
interactuando con el texto o compartiéndolo con otros (Tolchinsky Landsmann,
1993).
Estrategias Si el docente diseña una situación de lectura cualquiera, es conveniente que,
de lectura
desde el punto de vista didáctico, tenga en cuenta los tres momentos de la lectura:
Prelectura: Antes de leer, propondrá actividades de recuerdo sobre el tema que tratará el
texto (p.ej. si va a leer el cuento ‘El Gigante Egoísta’ de Oscar Wilde iniciará una
Activación de conversación acerca de la generosidad y del egoísmo, sobre cómo actúan las personas
conocimientos
previos
generosas, y cómo las egoístas, etc.), de esta manera, al activar los conocimientos
que los niños poseen sobre el tema, no sólo favorecerá la comprensión, sino que
estará iniciando a los niños en una estrategia lectora.
Anticipaciones Además, procurará focalizar la atención de los alumnos sobre ciertos elementos
del paratexto como gráficos, dibujos, títulos ... para que el alumno pueda
anticipar su contenido e interrogar al texto.
Las anticipaciones también pueden hacerse a partir del reconocimiento de las
siluetas textuales. Muchas veces los niños identifican los textos por su formato,
así distinguen una noticia, una tarjeta, una nota o un cuento; esta información
puede proporcionarles claves importantes para hipotetizar acerca de su contenido.
P ej. si se trata de un cuento: el texto se referirá a algo que le ocurre a un
Lectura personaje; si se trata de una tarjeta: en ese texto se invita a un cumpleaños; si es
una noticia: algo que pasó recientemente, etc.
Durante la lectura en voz alta, permitirá que los niños puedan visualizar el
Formulación de texto para que puedan encontrar claves que le permitan construir el sentido de lo
hipótesis que se lee. Las imágenes, el formato, el color, el tamaño de las letras, e incluso
predictivas alguna palabra conocida pueden ayudarlos a hipotetizar sobre el significado del
texto. Además, puede observar la presencia de distintos tipos de letras distribuidas
en diferentes partes del texto, esta diversidad permitirá también la formulación de
hipótesis acerca del lenguaje escrito, p.ej. atribuir mayor importancia a aquello
Iniciación en el
que está escrito con letras de mayor tamaño. La confrontación entre niños que
aprendizaje
perceptivo de la toman en cuenta indicadores como la identificación de palabras, la presencia de
lectura determinadas letras conocidas, la longitud del texto y de las palabras, los va
aproximando a las estrategias de lectura convencional.
Poslectura: Las estrategias de poslectura, incluyen los procedimientos de verificación de las
hipótesis predictivas, recreación del texto, recuperación de su sentido global o de
Verificación de
sus fragmentos, de las impresiones que el texto provoca, así como la producción
hipótesis de nuevos textos.
predictivas. P.ej. después de la lectura, imitar a los personajes de un cuento a través de su
manera de hablar es una actividad que no sólo ayuda al niño a descubrir la
.Recuperación diferencia entre formas de hablar y recuperar fórmulas adecuadas a contextos
del sentido determinados, sino que también promueve la necesidad de volver al texto cuantas
veces se lo requiera para recordar los diálogos e incluso los niños podrían llegar a
identificar y localizar en el texto los lugares en los que aparecen estos diálogos.
LA ESCRITURA
Funciones de
En el Nivel Inicial, el docente puede orientar al alumno, de manera natural, en
la escritura. el descubrimiento de las limitaciones del dibujo u otros símbolos y las
posibilidades que ofrece el lenguaje escrito para recordar o transmitir ideas a un
interlocutor que no está presente. Este descubrimiento se puede realizar en una
progresión que parte de la interpretación o producción de señales sencillas (el
cartel que indica la cercanía de la escuela, el sol o las nubes con que se indican las
condiciones meteorológicas, las flechas indicadoras de la dirección vehicular de
las calles...) y culmina cuando experimenta la imposibilidad de transmitir
mensajes complejos o de entenderlos con precisión.
El proceso de producción de textos escritos se iniciará a partir de una
necesidad de comunicarse. Esto dará lugar a que los niños intenten sus primeras
producciones, en forma directa o mediatizada, es decir dictando el texto al adulto.
No se trata de períodos dedicados a la “enseñanza de las letras”, sino de incluir la
escritura como forma de comunicación. Escribimos cuando no queremos olvidar
los pasos para construir un títere (función personal de la escritura), cuando
queremos que nuestro mensaje llegue a muchos destinatarios (campaña contra la
pediculosis), cuando queremos identificar un objeto, cuando queremos enviar un
mensaje a un destinatario ausente (funciones sociales de la escritura).
Las estrategias Si bien acceder a una escritura alfabética constituye un aspecto muy
de escritura importante en el proceso de alfabetización, debemos tener en cuenta que ello no
asegura de ninguna manera que nuestro alumno se convierta en un escritor
competente. En la actualidad se considera que el dominio del lenguaje escrito se
relaciona con la capacidad del niño de producir diferentes tipos de texto de
manera adecuada. Para lograrlo, desde el inicio de la escolaridad, resulta
conveniente trabajar con la producción textual como un proceso que incluye
Planificación distintas fases: planificación, textualización (puesta en texto) y revisión.
Parámetros de Antes de iniciar la tarea de escritura, es conveniente que el docente los ayude a
la situación fijar los propósitos comunicativos de la producción (invitar a otros chicos a una
comunicativa.
quermese, pedir permiso, enseñar a jugar a otros niños), a asumir un rol como
escritores y a construir una representación del destinatario. Estos parámetros
guiarán la construcción del texto.
P.ej.
P arám etro s de la situació n de esc ritur a
Generar ideas A partir del reconocimiento de la situación comunicativa, los niños conversan
con la maestra cerca de qué escribir y cómo decirlo, rechazan algunas ideas y
elaboran otras. Este proceso culmina con un plan de texto que se irá plasmando o
modificando durante la textualización.
Textualización El proceso de textualización puede realizarse directamente o en forma
Convenciones mediatizada (el niño dicta al docente) .
del sistema de la
lengua escrita
En esta etapa aparecen los aspectos lingüísticos y gráficos. Entre los
lingüísticos las letras, las marcas morfológicas, el uso de conectores, etc. Entre los
gráficos el tipo y tamaño de las letras, la disposición del texto, etc. Mientras el
Formas docente escribe al dictado, algún niño puede sugerir subrayar una palabra, o
convencionales proponer escribir una frase con letras más grandes como lo ha visto en otros
de escritura
textos e incluso puede descubrir errores como por ejemplo que queda mal la
Coherencia repetición de una palabra. Así están trabajando con aspectos notacionales del
semántica y texto, en su organización y sobre los recursos que lo cohesionan, sin que este
cohesión léxica
aprendizaje sea objeto de sistematización, sino que se encuentre al servicio de la
escritura.
Cuando se ha concluido la escritura de un fragmento o de todo el texto,
Revisión comienza el proceso de revisión, que puede tomar en cuenta tanto los contenidos
como los procedimientos empleados.
Si bien pareciera que el desarrollo del proceso de revisión puede ser complejo
para este nivel de escolaridad, se ve favorecido si el docente comienza
incluyendo, dentro de la sala, un lugar destinado a ello con todos los instrumentos
necesarios: goma de borrar, tijeras, “liquid paper”, etc. Cuando los niños escriben
o dibujan, el docente comenta acerca de la posibilidad de corregir o cambiar algo
de lo hecho, mostrándoles cómo hacerlo. Cuando los niños muestran un trabajo, la
maestra puede interrogarlos acerca de si no considera que algo se podría cambiar,
si está verdaderamente conforme o si desea transformar, quitar o agregar algo y
juntos se dirigen hacia ese lugar para corregirlo. Los niños deben tener la idea de
que la corrección no es algo impuesto por el docente, sino es parte del proceso de
producción habitual (Tolchinsky Landsmann, 1993).
REFLEXIÓN SOBRE LOS HECHOS DEL LENGUAJE
¿Para qué reflexión sobre los hechos del lenguaje en el Nivel Inicial?
Una de las tareas formativas propias del Nivel Inicial consiste en ampliar sustancialmente la
competencia lingüística (en riqueza de vocabulario y en calidad gramatical) que poseen los niños al
ingresar a la escuela. Esta tarea es fundamental puesto que el lenguaje es uno de los instrumentos que
más se relaciona con su futuro éxito en los siguientes niveles de la educación general básica.
A la hora de diseñar estrategias didácticas para favorecer el desarrollo de la competencia
lingüística del alumno, es inevitable acudir a la enseñanza de conocimientos gramaticales. Sin
embargo, comprobaciones empíricas han demostrado que una enseñanza de la gramática basada en
nociones y descripciones exhaustivas del sistema de la lengua no contribuye al desarrollo de la
competencia lingüística del alumno. De hecho, no se trata de que en el Nivel Inicial, los niños
reconozcan sustantivos, adjetivos o verbos, sujetos o predicados.
No obstante, diversas investigaciones afirman que los niños, entre los cuatro y los cinco años, no
sólo amplían la cantidad y la variedad de términos usados y utilizan oraciones más largas y complejas,
sino que también comienzan a pensar sobre el lenguaje, esto es a emplear conocimientos
metalingüísticos.
Cuando los niños imitan las formas de hablar de los más pequeños o de los adultos, cuando
preguntan ¿cómo se dice esto?, ¿cómo se llama aquello?, ¿qué quiere decir...? o “vos dijiste ‘ese’ en lugar de
‘esas’” están usando el lenguaje para referirse al propio lenguaje, es decir que están asignando, a su
lenguaje infantil, una función metalingüística.
Si en esta etapa los niños comienzan a formular preguntas relacionadas con el lenguaje: la
palabra exacta para nombrar un objeto, la construcción correcta, el sentido de las expresiones hechas,
significa que los niños han comenzado a preocuparse por las formas convencionales y arbitrarias,
determinadas culturalmente, del lenguaje porque lo vivencian como una necesidad para comunicarse
eficazmente. ¿ Por qué, entonces, no utilizar este conocimiento metalingüístico para ayudarlos en su
propia exploración y reflexión sobre el lenguaje adulto?
Evidentemente, esta reflexión sobre el propio lenguaje no puede partir de formas estereotipadas,
ni de “definiciones”, sino de las formas que usa habitualmente el niño y sobre las que interroga.
En este sentido, las estrategias didácticas basadas en el juego tienen un importante papel en el
aprendizaje lingüístico, pues la flexibilidad que brinda el juego permite que el niño no sienta temor a
cometer errores, quiera participar activamente y aprenda con facilidad construcciones gramaticales más
complejas.
Por ejemplo, entre otros, podemos mencionar:
-Ampliar la frase con acciones propias o de los otros, objetos que ven o manipulan, atributos, etc.
“Cuando llego de la escuela...” (saludo a mamá... me lavo las manos, etc.)
-Formar plurales con el ‘juego del exagerado’ (un personaje aumenta siempre la realidad de modo que en
vez de decir, por ejemplo, que leyó un libro, dice que leyó diez libros...)
-Formar aumentativos y diminutivos con el juego de ‘los anteojos mágicos’ que agrandan o empequeñecen
los objetos.
-Para entender el sentido de expresiones hechas: pienso en las fórmulas mágicas que dice mi abuela para
curar heridas, encontrar un objeto perdido, no tener miedo...
EL DISCURSO LITERARIO
La literatura conforma un bloque diferenciado dentro de los Contenidos Básicos Comunes para el
Nivel Inicial y para la EGB por constituir un espacio definido dentro de los discursos sociales. Este
lugar propio le es conferido por el uso estético de la palabra para vehiculizar la intención comunicativa
y por la posibilidad de acceder, a través de ella, al acervo cultural de la región, el país y la humanidad.
Louise Rosenblatt (1994) explica que existen dos tipos de lectura: una lectura eferente (del latín
efferre, conducir fuera) en la que la atención se centra predominantemente en lo que se extrae y retiene
luego del acto de leer y otra, llamada estética en la que el lector centra la atención en las vivencias,
sentimientos e intuiciones que afloran durante el acto de lectura. Estas dos lecturas, en realidad, son
dos posturas del lector frente al texto.
De hecho, la lectura estética es la que se corresponde con el hecho literario, tal como lo sugiere la
autora antes mencionada: “el lector estético saborea, presta atención a las cualidades de los
sentimientos, de las ideas, las situaciones, las escenas, personalidades y emociones que adquieren
presencia, y participa de los conflictos, las tensiones y resoluciones de las imágenes, ideas y escenas
que va leyendo”.
Este es el tipo de lectura que es conveniente plantear a la hora de leer textos literarios. El alumno
debe tener espacios para gozar de la lectura sin que nada le impida la posibilidad de sentir frente al
texto literario.
Es precisamente este valor, el estético, el que permite la integración del universo axiológico que
llega al niño desde lo emocional, desarrollando en él, a través de “los mundos posibles”, el espíritu
reflexivo y la identificación con modelos valiosos.
Para ello es conveniente que, desde el Nivel Inicial, el lector infantil reconozca los dos tipos de
lectura: la que se realiza para aprender (eferente) y la que se realiza para estimular la imaginación y
evocar sentimientos, ideas, situaciones, etc. (estética). Un libro sobre la vida de los animales, por
ejemplo, puede resultar sumamente atractivo -por el texto o por las ilustraciones- para los lectores
infantiles quienes suelen sentir un gran placer al leerlo o escucharlo, sin embargo es conveniente que
reconozcan que ese texto se lee para aprender puesto que proporciona informaciones sobre un tema que
interesa conocer y que es diferente de un cuento o de una poesía.
LA LITERATURA Y LOS VALORES CULTURALES
En el diseño se sugiere que, desde el Nivel Inicial, el alumno pueda acceder a los valores
culturales que se transmiten a través de cuentos maravillosos, leyendas, fábulas, poesías, relatos orales
ligados al acervo tradicional de los pueblos y, fundamentalmente, a nuestra identidad como país o
como región. Esta literatura de transmisión, generalmente oral, se erige en fuente de una cultura a la
que el niño pertenece y de la que es heredero.
En este sentido, los cuentos maravillosos constituyen el ejemplo más conocido del folklore en la
literatura infantil. Son narraciones ligadas a lo sobrenatural y mágico donde la indefinición del tiempo
y del espacio de la acción contribuye a su universalidad. Los mitos y las leyendas están estrechamente
relacionados con ellos, puesto que ambos forman parte de la cultura colectiva de los pueblos.
Asimismo, existen numerosas variaciones dentro del género lírico que pertenecen a una poesía
folklórica, anónima y de gran valor autóctono que han sido transmitidas de generación en generación
tales como villancicos, coplas, rondas, adivinanzas, nanas o canciones de cuna que acercan a los niños
a las cosas familiares y continúan la modalidad iniciada en el hogar: la integración de la palabra, la
ensoñación y el juego.
Además, en el Nivel Inicial, el docente puede acercar al alumno a diferentes formas de teatro
para niños: la representación realizada por adultos, los títeres, las marionetas, la mímica, el teatro de
sombras...
Insistimos en la necesidad de un ‘teatro para niños’ y no de un ‘teatro hecho por los niños’
puesto que, si bien está acostumbrado a representar situaciones y asignar papeles en su juego (Yo soy la
mamá. Vos la vendedora...), su corta edad le impide sobrellevar la pesada responsabilidad de actuar frente
a un público (Venegas, M.C. y otros, 1994). Es por esto que, tal vez, sean más aptos para esta etapa los
juegos dramáticos y las improvisaciones que responden a la necesidad de expresión y comunicación
del niño y que lo prepararán para futuras intervenciones en este género.
LA MEDIACIÓN DOCENTE
El desarrollo de criterios de preferencias y valoración de textos literarios requiere,
fundamentalmente, en este nivel, de la mediación del maestro quien cumple un importante rol a la hora
de promover lectores desde los primeros contactos con la literatura. Es el docente quien ayuda al
alumno a elegir entre diferentes obras de calidad, es quien lo acerca a la ficción y a la fantasía y media
la palabra escrita con su voz. Es el docente el que debe saber distinguir entre la buena literatura y la
que no lo es para, de este modo, ofrecer a los niños un amplio espectro de posibilidades y desarrollar,
en ellos, verdaderos criterios de preferencia y valoración3.
Por otra parte, María Isabel Solé (1995) explica que “el maestro es un intermediario entre el libro
y el niño: está ahí como ayuda, casi como ‘traductor’, teniendo en claro que lo que interesa de la
actividad en sí es el placer que de ella se desprende y el hecho de que los pequeños vean que es una
actividad que también al docente le resulta cautivadora. Si, en cambio, cuando los niños miran libros, el
docente está implicado en otra tarea, difícilmente los pequeños van a considerar que leer es importante
y divertido si no ven al adulto significativo implicado en esa misma actividad. El docente también debe
implicarse en la lectura: él también tiene su libro y lee”.
Norma V. De Lioi
Silvia Ubiergo
Mónica R. de Girardi
3
Sobre criterios de selección véase: Patte, Genevieve (1984) “Si nos dejaran leer. Los niños y las bibliotecas”. Bogotá.
Kapeluz. Y también, Itzcovich, Susana (1989) “Seleccionar es valorizar” en Revista de la Primera Exposición Feria
Internacional del Libro Infantil y Juvenil, julio, pág. 24.
BIBLIOGRAFÍA
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Borzone de Manrique, A.M. (1994) Leer y escribir a los cinco. Buenos Aires. Aique.
Encabo, A.; Simon, N.; Sorbara, A. (1995) Planificar planificando. Un modelo para armar
en Nuevos caminos en Educación Inicial. Buenos Aires.
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Goodman, Y. comp. (1991) Los niños construyen su lectoescritura. Buenos Aires. Aique.
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Marro, M.; Dellamea, A. (1993) Producción de textos. Estrategias del escritor y recursos del idioma.
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Palacios de Pizani, A. y otros. (1992) Comprensión lectora y expresión escrita. Buenos Aires. Aique.
Raths, L.E. y otros. Cómo enseñar a pensar. Teoría y aplicación. Buenos Aires. Paidós.
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Venegas, M.C. y otros. Promoción de la lectura en la biblioteca y en el aula. Buenos Aires. Aique.
Weitzman de Levy, H. Lengua Escrita. Desarrollos Curriculares de la Municipalidad de
Buenos Aires. Secretaría de Educación.
Zabalza, Miguel A. (1987) Áreas, medios y evaluación en la educación infantil. Madrid. Narcea.
Zunino, D. y otros. (1992) El aprendizaje de la lengua escrita en la escuela. Buenos Aires. Aique.
MATEMATICA
Es indudable que una de las formas será a partir de la actividad básica de este período infantil que es
el juego. Debemos tener en cuenta que no cualquier juego provocará los conocimientos deseados sino
aquellos en los que se ensamble la diversión y el placer que genera la situación lúdica con las
intenciones de enseñanza del docente.
A modo de reflexión analicemos las siguientes. consignas:
a) Anoten los puntos que ganan con una cruz.
b) Cómo podrían hacer para acordarse de los puntos que gana cada uno?
a) Buscá 4 pinceles.
b) Buscá, haciendo un solo viaje, un pincel para cada uno de ustedes.
a) Contorneá este círculo (o redondel).
b) Cómo harías para dejar la marca (o la huella) de este círculo.
Es claro que las consignas b) promoverán en los niños la búsqueda de sus propias formas de
realización en oposición a los casos a) dónde sólo deben cumplir con lo que se les indica.
Los juegos de estrategias como los de “adivinar” a través de preguntas, los que hay que controlar los
movimientos del adversario o los que implican dominar una situación con algunas restricciones, como
por ejemplo, juego de damas, quién es quién, ta te ti, etc. son algunos ejemplos de juegos que
enriquecerán el pensamiento de los niños.
Si bien los distintos contenidos de los ejes se abordarán como situaciones problemáticas, en el eje
Números y Operaciones, tomando como contenido Problemas, se han considerado contenidos
procedimentales que tratan de orientar el aprendizaje.
La observación de colecciones - una bandeja con frutas por ejemplo- de un rincón de la sala, de
imágenes, de una escena dibujada, permitirá hacer lectura cuantitativa de esos recortes de la realidad,
elaborar y responder preguntas cómo por ejemplo: ¿cuántas naranjas hay? ¿cuántas frutas son
redondas? ¿alcanzan para darle una a cada uno de los chicos de esta mesa? ¿alcanzan para darle una a
cada chico de la mesa de la otra sala?.
Se quiere desafiar a los alumnos a hacer preguntas y a responderlas, que noten que algunas son
fáciles de contestar, que otras no se pueden, que hay que buscar más información.
Es importante evitar modos estereotipados ya sea en la presentación como en la solución de los
problemas.
También resultará de interés promover la sistematización de los datos e informaciones obtenidas
para poder sacar algunas conclusiones simples. Para ello habrá que organizar modos de comunicación
cuantitativa es decir que transmitan “cuantos” ya sea usando dibujos, marcas, números, tablas
elementales. Una vez registrada la información, se podrán establecer relaciones, hacer comparaciones
sencillas a partir de las cuales elaborar simples conclusiones lo que hará evolucionar paulatinamente
las comunicaciones hacia una mayor precisión.
GEOMETRÍA
La Geometría propuesta abarca tanto los conocimientos que el niño necesita para controlar las
relaciones con el espacio como los referidos a formas geométricas simples.
Ello implica estudiar el espacio como el lugar donde están situados y donde se mueven los objetos
así como las formas de los objetos y sus movimientos.
La exploración espontánea del espacio como escenario de su propia localización, de sus
movimientos, de las cosas, de los tamaños, es el marco apropiado para intervenir pedagógicamente.
Los niños irán construyendo un modelo mental del espacio que los rodea a través de sus
experiencias y de su necesidad de representarlas o de comunicarlas a otros compañeros si se generan
contextos que permitan entre otros:
Vivenciar las distintas nociones de orientación.
Efectuar, representar e interpretar recorridos.
Comunicar posiciones.
Interpretar mensajes sobre posiciones y trayectos.
Expresar recorridos oralmente ajustando el vocabulario y los códigos elegidos a la
comunicación de ideas.
Determinar posiciones de objetos en relación a distintos puntos de referencia.
En cuanto a las formas geométricas hay que tener presente que, los niños de este nivel las visualizan
como entidades globales, las reconocen por su configuración, por su apariencia física, no por sus
partes, sus atributos o sus propiedades.
El dibujo es una de las expresiones privilegiadas de los niños y se convertirá en un medio para la
representación de sus ideas espaciales, para reproducir formas observadas en la realidad avanzando en
sus modos de graficar.
En síntesis, los niños van a apropiarse de los conocimientos geométricos por sus acciones sobre la
realidad, resolviendo situaciones que favorezcan el desarrollo de la manipulación, la observación, la
visualización, la comprobación de las intuiciones.
En algunos casos se podrá usar la distancia entre dos clavos como unidad de medida para
efectuar comparaciones en cuanto a longitud.
...
U J 3 U J 3...
| | | | | | ...
4
Geoplano : se construye con una base de madera, cuadrada, de 35 cm o 40 cm de lado aproximadamente, donde se insertan
clavos ya sea formando una red cuadriculada o formando circunferencias concéntricas. El uso de los tipos de geoplano
tiende a que los alumnos construyan figuras de bordes curvos, rectos, irregulares, etc. evitando “encasillar” en determinadas
figuras (cuadrados, triángulos, etc.)
• Recorrer laberintos, construir algunos o dar un diseño para que le añadan ”puertas” y
“callejones” sin salida.
• Trabajar plegado de figuras, desdoblar, expresar lo que observan. Plegar y recortar formas
cuadradas y rectangulares por la diagonal, por ej.- recortar y componer otras figuras con las
partes.
• Jugar a adivinar objetos según las propiedades que posee (o que no posee) dictadas por un
compañero.
NÚMEROS Y OPERACIONES
Los resultados de los estudios de Piaget acerca de la construcción de los números por los niños se
tradujo en nuestra educación en la organización de una “etapa pre-numérica” durante la cual los
números no aparecían como contenido matemático.
Pero ocurre que los niños cuando llegan al Jardín de Infantes traen consigo conocimientos
numéricos construidos en su interacción familiar, lúdica, social. Están usando los números sin
preguntar qué son.
Han iniciado un proceso de apropiación de los números que se extenderá en el tiempo con diferente
duración y distinto ritmo para cada niño.
Estos primeros conocimientos, por cierto inestables, informales, lábiles, hay que tenerlos en cuenta
y hacerlos progresar, potenciarlos por medio de actividades significativas que las carguen de sentido ya
que por estar impregnadas por relaciones lógicas exigen una construcción por parte del niño. No
pueden ser transmitidas.
Estas construcciones numéricas que se busca lograr en los niños derivarán de situaciones
problemáticas en las que los números se constituyan en “herramientas”, son “útiles“ para resolverlas.
Para que dichas situaciones involucren los significados numéricos pensemos para qué sirven los
números:
• Los números permiten memorizar cantidades lo que significa la posibilidad de evocar una
cantidad sin que ella esté presente. Si tenemos en memoria una cantidad, si la recordamos,
podremos reconstruirla en otros momentos o en otros lugares. por ejemplo, si un niño dice,
gané cuatro figuritas, suponemos que las ha contado y que recuerda cuántas son. También,
los números permiten comunicar cantidades a partir de algunos símbolos que comenzarán
quizás siendo marcas arbitrarias para descubrir luego que las cifras escritas sustituyen las
cruces o las rayas.
• Los números permiten también comparar cantidades lo que implica observar
cuantitativamente al menos dos colecciones de objetos y relacionarlas. Problematizar para
producir comparaciones (de igualdad y de desigualdad) es muy importante ya que son
relaciones numéricas que seguirán construyéndose durante varios años. Hay que tener en
cuenta que algunos niños que “recitan” la sucesión natural hasta 20 o 30, por ejemplo, no
pueden comparar correctamente 6 y 8. Los niños pasarán lentamente de expresiones
dicotómicas (mucho-poco, grande-chico...) a relaciones tales como más que, menos que, más
grande que. Actividades en las que se disponen de dos colecciones para comparar (las bolitas
de un montón y los puntos de una ficha o de un dado) permitirá pasar de “más” a “más
que”.
• Los números permiten memorizar posiciones al utilizarlos para designar la ubicación de un
objeto en un ordenamiento o en un listado. La comunicación de los resultados de ciertos
juegos provocan las primeras utilizaciones: salí primero, Juan salió segundo, es el último.
• Los números permiten anticipar resultados ya que brindan la posibilidad de adelantar el
resultado de una acción sobre cantidades cuando la acción no se puede hacer o sin necesidad
de que se realice. Se refiere a la posibilidad de operar según cierta información.
Las situaciones de transformación de colecciones tales como agregar, quitar, reunir,...
permitirán efectuar anticipaciones. Pero también, en ausencia de objetos, los niños podrán
expresar: Si ganamos los 3 autitos, nos ”tocará” 1 a cada uno o si saco un 3 en el dado, llego
al final del recorrido.
El recitado y el conteo
La utilización del recitado de los números para enumerar una colección servirá para darse cuenta
que la última palabra enunciada corresponde a ¿Cuántos?. La enumeración es una actividad compleja
que va más allá del “recitado” puesto que al hacerlo está asociando a cada uno de los objetos una
palabra-número y sólo una. Hay niños que verbalmente “dicen” la sucesión natural en un intervalo
amplio pero son incapaces de efectuar una enumeración correcta aún en colecciones pequeñas, pues
pueden omitir algún objeto o contarlo dos veces.
Al contar se está asignando una palabra-número como representativa de toda la colección.
Mediante el recitado y la enumeración los niños se irán dando cuenta de algunas recurrencias, lo que
se repite, es decir comenzarán a descubrir las regularidades.
Las Operaciones
La actividad matemática traerá aparejada naturalmente la aparición de los primeros cálculos
mentales (juegos con dados, con cartas, problemas) que a su vez facilitará la adquisición y
consolidación de los números.
Las situaciones que provoquen la realización de cálculos permitirán la familiarización con el sentido
de las operaciones y en algunos casos la realización de algunas expresiones escritas y de cálculos
mentales sencillos [adición de iguales (a+a) o bien (a+1) o bien (a-1) obteniendo el siguiente o el
precedente].
Se debe tener en cuenta que la memorización de algunas adiciones simples estarán en la base de
construcción de otras adiciones.
Realizados los cálculos, es importante que los niños expliquen cómo los resolvieron y que además
se efectúen comparaciones de los procedimientos de los distintos niños.
2 - Conteo:
Verificación del principio de adecuación única y del principio cardinal (es decir atribuir un
número a cada objeto sin repeticiones y sin omisiones, y asignar a la colección el último
número pronunciado).
El maestro prepara una colección de objetos idénticos y desplazables (con una cantidad
menor del máximo número al que sabe contar): “¿Me podés decir cuántos objetos hay?”.
En el caso en que el niño no haga nada se le puede decir: “Si querés podés moverlos”.
Si el niño no concluye con un número se le puede preguntar: “Entonces, ¿cuántos hay?”.
4 - El sucesor
El maestro muestra la caja: ¿“Te acordás que acá había justo …cubos? Ahora pongo uno
más, ¿cuántos cubos hay?”.
Anotar si el niño retoma el recitado desde 1 o si dice el siguiente inmediatamente.
7 - La utilidad de contar
Esta prueba debe ser propuesta varios días después de la otra parte del protocolo. Se
presenta al niño x dibujos (el número x elegido en función del número hasta el que sabe
contar).
“Aquí tengo un cartón con dibujos y allá hay cubos. Tenés que poner un cubo sobre cada
dibujo y será necesario que cada dibujo tenga su cubo. Ahora vas a ir a buscar justo lo que
sea necesario. Atención: es necesario que sea justo, ni más ni menos. Tenés que hacer un
solo viaje”.
Hacer un ensayo, si fracasa, hacer constatar el fracaso y rehacer un segundo ensayo. Anotar
el método de conteo delante del cartón y luego lo que hace delante de la caja de cubos y
finalmente cómo realiza la correspondencia.
MEDIDAS
La comprensión de la noción de medidas conlleva la necesidad de hacer vivenciar a los niños el
proceso de la medición.
Si las mediciones derivan muy rápidamente en el uso de instrumentos tales como reglas, cinta
métrica, balanza o en la sola obtención de un número, se les habrá privado a los niños de la
construcción del sentido de la medida dado por:
2 - Elaboración del proceso de medición: reiterar la unidad sobre el objeto a medir, elegir el origen
adecuado, no superponer o distanciar la unidad en las iteraciones sucesivas.
3 - Valoración del sobrante hasta llegar al fraccionamiento de la unidad elegida para efectuar el
cubrimiento total.
El concepto de medida, como algo que a veces es exacto pero que con más frecuencia es inexacto y
únicamente existe dentro de límites fijados, es muy distinto del que comúnmente se usa.
Las mediciones, en edades tempranas, están muy ligadas a la posibilidad de considerar la
invariabilidad de las magnitudes al efectuar transformaciones: la plastilina conserva su peso (masa)
aunque le den diferentes formas; la soga tendrá la misma longitud estirada, arrollada o curvada… Así
la medición está vinculada a los números, a los que da nueva significación, como al desarrollo de
nociones físicas y geométricas
Liliana N. de Espíndola
Marta Fumis
BIBLIOGRAFÍA
Martinez Recio,
Rivaya (coord.) "Una metodología activa y lúdica para la enseñanza de
la geometría". Madrid -Síntesis.
Bergadá Mugica y otros.(1991) “Así aprendemos. Matemática I. Libro del maestro”- Capítulos
referidos a Geometría- Edicial.
CIENCIAS SOCIALES
El Inicial, primer nivel del Sistema Educativo, reconoce como uno de sus ejes
fundamentales a la socialización entendida: en primer lugar, como el proceso por el cual el niño va
incorporando gradualmente las pautas necesarias para la convivencia, (aprendizaje iniciado ya en la
familia) y en segundo lugar, como el de apropiación de aquellos contenidos que contribuyan a la
comprensión de la realidad En este, como en los demás niveles, al hablar de contenidos nos referimos
tanto a los conceptuales como a los procedimentales y actitudinales
Una de las finalidades de la Educación Inicial, es el desarrollo de actitudes fundadas en
valores que pueden lograrse estimulando en los niños hábitos de integración social y de convivencia
grupal, de solidaridad, cooperación y conservación del ambiente.
En esta etapa, es posible el planteo de algunos niveles de descentralización que tiendan a
estimular el desarrollo de la autonomía de los niños quienes comienzan a descubrirse a sí mismos
como individuos con deseos y derechos propios, al tiempo que advierten ciertas limitaciones en razón
de la existencia de otras personas con deseos y derechos similares a los suyos.
Con relación a los contenidos conceptuales, ellos se analizarán desde los elementos que
componen la realidad social: las personas, los lugares, los objetos, la memoria colectiva. Una realidad
compleja, que el niño percibe globalmente, sin diferenciar las partes del todo.
Es por esto que, el enfoque de la realidad para su estudio, deberá ser siempre integrador e
incluir no sólo a las Ciencias Sociales, Naturales y Tecnología, sino también a otras áreas del saber.
El docente evitará presentar a los alumnos conocimientos fragmentados e inconexos.
Además, será conveniente ofrecerles distintos contextos para el análisis, a partir de los
cuales puedan trabajar la diversidad en el espacio y el tiempo. Si bien la propuesta es partir de la
realidad del niño, se trata de no quedarse en ella y así poder mostrarle que existen otras realidades,
interesantes por lo diversas. Hoy, lo cercano está lleno de otros contenidos que se instalan en la
realidad inmediata, a través de los medios de comunicación (Alderoqui - 1996)
Es en el Jardín donde, los alumnos, dan los primeros pasos sistemáticos para adquirir
conocimientos que les permitirán comprender, dentro de sus posibilidades, el mundo que los rodea y al
cual pertenecen. En él tienen la posibilidad de ir construyendo sus propias estrategias de resolución de
problemas
Cuando una parte de la realidad es tomada como objeto de estudio, debe presentarse de
manera tal que permita no sólo la observación, sino también la interpretación y el análisis que posibilite
establecer relaciones entre los elementos, los fenómenos y los hechos y promueva, además, la
investigación. Entramos, de este modo, a la consideración de los contenidos procedimentales, es decir,
a los conocimientos referidos al saber hacer.
Los sentidos son las herramientas que dispone el niño/a para explorar y ampliar sus relaciones con el ambiente próximo.
"El estudio activo del entorno es uno de los modos más eficaces con los que el niño se integra en su medio, lo comprende, lo
estima, lo aprecia, lo mejora, en una palabra, lo vive". (García Luz - 1989).
El docente al pensar la propuesta pedagógica parte de una globalización alrededor de núcleos concretos que tienen
como base la propia vida del niño, de su medio natural, es decir, de sus experiencias cotidianas.
Éstas pueden aprovecharse como situaciones de aprendizaje y proponer a partir de ellas desafíos, para que se
transformen en objeto de conocimiento.
La enseñanza de las Ciencias Naturales contemplará tanto el trabajo sobre los hechos y conceptos que forman parte del
área, como el trabajo sobre los contenidos procedimentales y actitudinales.
El trabajo sobre las actitudes, valores y normas es intencional, debiendo demostrar coherencia entre las actitudes que se
espera fomentar en los alumnos y las que el docente asume en su práctica diaria.
En el Nivel Inicial lo fundamental es que el niño haya experimentado lo que el concepto significa y no el uso de la
palabra, no obstante es conveniente ir introduciendo paulatinamente la terminología propia, aunque no sea esto lo que vamos a
evaluar o tener como meta a lograr.
Evidentemente no se trata de que el alumno acceda a definiciones. Si experimentalmente estamos trabajando pasaje de
estados y el niño verificó que el agua por enfriamiento se transformó en hielo, se solidificó, se hizo un cubito; si lo dejamos a
temperatura ambiente, se derrite, se funde, se transforma nuevamente en agua. El docente puede introducir en este momento
términos que estarán cargados de significación.
Las Ciencias Naturales tienen una terminología específica con la que los niños deben familiarizarse en forma
progresiva. Esto se lograría si no sentimos “temor” a las palabras que denominan los hechos y fenómenos.
Desde la perspectiva de la enseñanza, reconocer la presencia de estas ideas es sumamente importante. Por un lado pone
de manifiesto que cada vez que le presentamos a nuestros alumnos una situación, ellos la interpretan desde sus conocimientos
previos, es así como frente a un mismo hecho, explicación o situación experimental, diferentes niños pueden ver o interpretar
diferentes cosas, también diferentes de las que espera el docente.
Las ideas previas que los alumnos tienen sobre los hechos o fenómenos sobre los que le proponemos trabajar, deberían
constituirse en los puntos de partida para que el docente ofrezca situaciones que les permita enriquecerlas, profundizarlas o
relativizarlas.
LOS REGISTROS
GRÁFICOS
Pueden ser tan o más reveladores que las mejores preguntas. Tienen por finalidad:
• Ordenar los datos obtenidos en las salidas, en las actividades de observación, en la experimentación …
• Comunicar e intercambiar la información.
Pedirles a los niños que dibujen como creen que estarán los árboles de la plaza durante el otoño, puede aportarnos
mucha información que permite que comparemos con ellos los diferentes dibujos buscando en qué se parecen, o en qué se
diferencian.
Estos registros gráficos también nos ayudan cuando queremos volver sobre lo pensado o imaginado antes de realizar la
experiencia. Podemos volver a dibujar y registrar los cambios. Cuando trabajemos con dibujos es importante que propongamos
hacerlos "lo más parecido posible a como es de verdad o como creemos que es", y distingamos este momento de cuando dibujan
en otros contextos en los cuales ser "riguroso" no es necesario.
UNA ACTIVIDAD
EXPLORATORIA
Puede ser la que nos ofrezca información sobre las ideas de los niños. Viéndolos manipular objetos podemos obtener
información acerca de las ideas que sostienen. Por ejemplo, observándolos cuando tiran los avioncitos de papel; cómo ubican su
cuerpo para tratar de hacer una sombra contra la pared; cómo soplan para que se mueva el molinete o para hacer una pompa de
jabón.
A TRAVÉS DE
PREGUNTAS
Las preguntas que formulemos deben estar ajustadas a aquello que pretendamos indagar. Por ejemplo si vamos a
trabajar con diferentes materiales para averiguar cuáles absorben agua y cuáles no, será necesarios que dirijamos nuestras
preguntas a esta propiedad en particular.
¿Qué creen que les pasará a estos materiales si les echamos agua? ¿Cuáles de estos materiales les parece que van a
"chupar" el agua y cuáles no? ¿Todos los materiales "chuparán la misma cantidad de agua?
Estas preguntas además de apuntar directamente a aquello sobre lo cual se espera trabajar permiten que los alumnos
realicen algunas predicciones, poniendo en juego sus ideas previas. Les permitirán expresar diferentes puntos de vista e intentar
distintas explicaciones.
TIPOS DE
ACTIVIDADES
El docente interviene realizando una ajustada selección de materiales y ayudando a los niños a reflexionar sobre las
acciones que realizan sobre los objetos y los resultados de las mismas.
- Actividades semiestructuradas: mediante estas actividades el docente puede incentivar la curiosidad del niño, conseguir que
descubra las transformaciones que ocurren en la naturaleza, lograr que aprenda a emplear los objetos como instrumento para
conseguir alguna finalidad, etc.
Las intervenciones del docente en estas actividades son de acompañamiento y guía. Responde a sus preguntas mientras
actúa, le ayuda a reflexionar acerca de los resultados obtenidos.
- Actividades estructuradas: en éstas el docente tiene objetivos vinculados por lo general a contenidos más específicos.
Algunas podrán ser de exploración dirigida, por ejemplo: indagar cómo son los frutos por dentro; explorar con diferentes objetos
si flotan o no; coleccionar semillas y clasificarlas; averiguar cómo es una boca por dentro.
En otros casos les propondremos a los niños actividades que impliquen un control de variables, por ejemplo: comparar
si se disuelve igual cantidad de sal y de azúcar en una misma cantidad de agua en diferentes recipientes; comparar el ritmo de
crecimiento de diferentes plantas; etc.
Es importante tener presente la posibilidad de acercar a los niños los textos informativos como así también a películas o
videos. A muchos de ellos, sobre todo en la sala de cinco años, les gusta que les lean "sobre cosas interesantes" o les agrada
hojear libros con imágenes, fotos o ilustraciones sobre todo cuando ellas se vinculan con alguna cuestión que se está trabajando
en la sala.
Pueden efectuarse actividades colectivas: en algunos casos todo el grupo se encuentra desarrollando una misma
actividad, en la cual cada niño trabaja con su material, por ejemplo juegan con pompas de jabón, con molinetes, con espejos, etc.
- Actividades en pequeños grupos: cuando se elige este tipo de dinámica los grupos pueden trabajar todos con el mismo
material, por ejemplo todos los grupos tienen diferentes recipientes con agua, sal, azúcar, arena, piedritas o pueden estar
trabajando con diferentes materiales.
- Actividades individuales: por ejemplo cuando proponemos que cada alumno realice un registro de la actividad desarrollada,
dibuje o haga un modelado de las lombrices de tierra, hormigas, etc., que observaron.
El momento de "conceptualización" puede ser también fecundo para plantearse nuevos interrogantes, algunos de los
cuales podrán desencadenar futuros proyectos de trabajo.
Es oportuno volver sobre las ideas que los niños tenían al iniciar la secuencia de actividades sobre las que trabajaron,
podrán comparar sus ideas iniciales con la nueva información que han obtenido por medio de las experiencias realizadas.
Como medios audiovisuales incluimos los proyectados: videos, diapositivas y los no proyectados: fotografías e
ilustraciones, pizarrón magnético, franelógrafo, libro de imágenes...
Los animales en su hábitat: el trabajo en el lugar, con los animales, ofrece la posibilidad de indagar y detector algunos de sus
comportamientos y características que resultan difíciles de abordar cuando se los lleva a la sala.
Por ejemplo, ¿cómo es el lugar en el que encontramos estos animales? ¿Luminoso, oscuro? ¿Los encontramos en la
superficie o cuando escarbamos la tierra? ¿El lugar es seco o húmedo?
¿Se encuentra solo o con otros animales? ¿Cuál es su comportamiento cuando nos acercamos a él, se queda quieto, parece querer
defenderse?
Los animales en la sala: en los casos en que se lleven los animales a la sala es importante explicitar con los niños el sentido de
esta actividad y proponerles ser lo más cuidadoso posible con ellos.
También es relevante intentar reproducir el ambiente en el que se encuentran los animales para, dentro de lo posible,
garantizar que sobrevivan y devolverlos al medio una vez finalizada la tarea.
El Taller de Ciencias: se debe evitar que éste se transforme en un espacio en el que se acumulen animales muertos, plantas o
germinadores olvidados, colecciones de piedras, entre otros.
En el taller estarán a disposición de los alumnos, materiales diversos, de manera que cuando el docente plantee
problemas, preguntas o sugerencias, estimulen al niño recurriendo a este espacio para elegir y organizar aquellos elementos que le
posibiliten resolver situaciones.
También podrá retomar algunas de las actividades realizadas con todo el grupo, proponiendo indagar "un poco más",
modificando o introduciendo algunos materiales, que amplíen los contenidos ya trabajados. Ej. : hacer aviones con otros papeles
que los utilizados en la actividad grupal, abrir otros frutos para ver si también tienen semillas, observar con la lupa ciertos
animales invertebrados. Éstas pueden transformarse en actividades interesantes para un grupo pequeño de niños, a la vez que
posibilitan a los docentes un trabajo más individualizado, ajustar más preguntas, seguir más de cerca la evolución de cada
alumno.
Es importante tener en cuenta que así como resulta necesario "llevar" algunas propuestas, preguntas o problemas al
taller, es necesario también acompañar a los niños durante el trabajo o en algunos tramos del mismo, para que puedan transformar
las experiencias en situaciones enriquecedoras.
Es probable que con el transcurso del tiempo y, especialmente en la sala de 5 años, los alumnos puedan ir adquiriendo
mayor autonomía tanto en lo que se refiere a proponer, planificar, pensar preguntas o problemas como en lo que hace al
desarrollo de las experiencias.
LAS SALIDAS
Para que las salidas sean realmente promotoras de nuevos aprendizajes por parte de los alumnos es necesario que los
docentes realicen una ajustada selección de los aspectos que se esperan trabajar en la misma. Para ello es conveniente visitar
previamente el lugar al cual se concurrirá con los alumnos. Ello permite pensar en los aspectos más pertinentes a trabajar y ajustar
algunos aspectos de la dinámica que tendrá la salida: trabajo por grupos, cantidad de adultos necesaria para acompañar,
actividades posibles de realizar durante la salida, etc.
PREPARACIÓN
DE LA SALIDA
Es importante realizar un trabajo previo con los niños para que ellos compartan el propósito de la salida, sepan qué
información se espera relevar durante la misma, puedan explicitar sus anticipaciones y formular preguntas que servirán para
organizar la observación y ayudarlos a contestarlas ratificando o rectificando sus ideas previas.
DURANTE
LA SALIDA
El propósito fundamental es el de observar y recabar información. Es el momento de "averiguar" aquello sobre lo que se
trabajó previamente en la sala, para generar nuevas situaciones; para descubrir relaciones; para detectar diferencias; para
recolectar materiales. …
La dinámica y el tipo de actividades que se proponga a los alumnos durante la salida dependerá de las particularidades
del grupo, las características del lugar que se va a visitar y los contenidos que se esperan trabajar.
En los casos en que sea posible es interesante que los alumnos trabajen divididos en pequeños grupos coordinados por
docentes, personal auxiliar o padres, de modo tal de intentar garantizar que cada uno de los alumnos tenga la posibilidad de
realizar un trabajo de indagación. Cada uno de los grupos podrá tener una "tarea especial" que podrá ser diferente en algunos
casos, en otros pueda resultar oportuno que más de un grupo tenga la misma tarea a fin de comparar la información relevada por
cada uno de los grupos.
DESPUÉS
DE LA SALIDA
Es importante buscar estrategias que ayuden a sistematizar y organizar la información obtenida, plantear nuevos
interrogantes que permitan seguir profundizando o ampliando los aspectos trabajados, o abrir otros que requieran de nuevas
salidas o de otro tipo de indagaciones.
Iglesias Martha de y Jaimes Susana G. de, (1986) "Ciencias Naturales en el Ciclo Inicial" Bs. As.
Actilibro.
Mena, Leticia de - (1994) "Por un caminito". Una experiencia educativa. Buenos Aires-Aique.
Muchas veces los niños nos sorprenden por la naturalidad con que manipulan el
control remoto de la T.V., arman y desarman juguetes y hablan de naves espaciales, robots y
computadoras. Esto lo pueden hacer porque dispone de un bagaje de “informaciones
tecnológicas”. Dichas informaciones se generan en el seno de la sociedad y los niños se
apropian de ellas antes de pertenecer al sistema educativo, por el hecho de formar parte de
esa sociedad.
La inclusión de la Educación Tecnológica en el Nivel Inicial le posibilitará, a los niños,
ampliar sus experiencias cotidianas en relación con los conocimientos de tecnología que
ellos vienen construyendo en su ambiente.
El abordaje de la misma busca favorecer que los niños se interroguen, desde la
cotidianeidad, acerca de los productos y procesos tecnológicos que se constituyen en la
cultura material.
La Educación Tecnológica permite “apropiarse” del sentido de esos conocimientos
culturales. Para ello necesita de un método de trabajo que permitió la evolución de la
Tecnología.
Con ello se pretende iniciar a los niños en un trabajo que comprometa la detección de
problemas tecnológicos, la búsqueda creativa de soluciones y la evaluación de las mismas.
EL PROYECTO TECNOLÓGICO
Estas cinco etapas son fáciles de distinguir en cualquier proyecto, pero son una
abstracción. Por ello, para este nivel, deben simplificarse para que los niños puedan
percibirlas. El docente procurará:
• Identificar y formular un problema cuya solución, se encontrará en la concreción
del proyecto tecnológico y que despierte el interés de los niños.
• Favorecer un clima propicio para que los niños vislumbren una o más
soluciones para el problema propuesto.
• Organizar el grupo humano para la planificación y ejecución del proyecto.
• Guiar la construcción de un producto o la realización de las operaciones que
den solución al problema propuesto.
• Evaluar, conjuntamente con los alumnos, si lo producido responde a la
formulación del problema.
Esta instancia es muy importante, ya que permite que los alumnos vayan tomando
conciencia de que pueden solucionar problemas; en este caso: la satisfacción de
necesidades básicas propias y familiares.
Las distintas etapas del proyecto tecnológico son contenidos procedimentales que los
niños no pueden llevarlos a cabo por sí mismos, pero si pueden hacerlos con la guía del
docente.
La última etapa, la de evaluación, el alumno la concreta realizando un análisis de
producto. Como puede verse, el análisis aparece dentro del contexto del proyecto
tecnológico.
Durante el recorrido de toda esta experiencia didáctica se integran contenidos de
Tecnología con los contenidos de otras áreas:
Matemática
Numeración: aspecto cardinal y Comparación de las cantidades de
ordinal de los números. panes obtenidos por mesas: hay…,
tantos como…, más que…, menos
que…, uno más…, actuando por
correspondencia o por conteo.
Ciencias Naturales:
Alimentación: hábitos alimenticios y Selección de alimentos.
tipos de alimentos.
Ciencias Sociales:
Los trabajos que se realizan para Clasificación de actividades según las
satisfacer las necesidades de necesidades que satisfacen.
alimentación.
Esta integración tiende a evitar la fragmentación del conocimiento y para que el niño
vivencie la aplicabilidad de ellos. Y al mismo tiempo, con la intención de que se favorezca
con el desarrollo de actitudes que lo llevan a:
• valorar los procesos tecnológicos que se realizan en la cotidianeidad;
• interesarse por la manipulación de utensilios y materia prima para resolver
situaciones problemáticas;
• respetar normas y consignas;
• valorar su trabajo y el ajeno;
• desarrollar el sentido progresivo de cooperación y solidaridad en las
actividades;
• valorar los resultados conseguidos en relación al trabajo y al esfuerzo;
• respetar las normas de seguridad e higiene en el trabajo.
LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Es mucho más que una actividad puramente manual. Cualquier problema práctico que
se suscita en la vida cotidiana puede constituirse en la ocasión propicia para aplicar
soluciones tecnológicas. Como por ejemplo, podemos citar a la problemática de los residuos
sólidos.
La misma necesita de soluciones tecnológicas del tipo de diseño y construcción de
escobas, palitas, recipientes contenedores de basura, … y también necesita de soluciones
no constructivas, como por ejemplo la clasificación de los residuos que conlleva a la
modificación de hábitos personales.
Ninguna de dichas soluciones es suficiente por sí mismas. Se hace necesaria su
complementariedad.
Los problemas más significativos son aquellos en los que los alumnos pueden
encontrar soluciones abordando la construcción o la modificación de objetos de su entorno
material inmediato; y además, pueden reflexionar y discutir aspectos, que exceden lo
material, y adquieren relevancia porque desarrollan actitudes y valores personales.
Las situaciones seleccionadas deben surgir de hechos de la vida cercana y cotidiana,
tales como: ordenar la sala, cruzar la calle, jugar, hacer mandados, para que el niño aprenda
a identificar que aspectos son mejorables o que necesidades faltan cubrir y así piense
soluciones de distintos tipos: cambios de hábitos, reorganización de espacios, diseño y
construcción de objetos, …
¿CÓMO SE RESUELVEN LOS PROBLEMAS?
Mabel B. Romero
BIBLIOGRAFÍA
Barcelona - Rap.
* El respeto y cuidado por el lugar que Iniciarse en Iniciarse en: Iniciarse en:
ocupa( la familia) porque es común * El respeto y la valoración de los * La valoración del trabajo como * La valoración de la utilidad de los
a todos (sus miembros). aportes y actividades que realizan forma de lograr el crecimiento productos y procesos tecnológicos
* La participación activa en la búsque- los demás para el bien de todos. personal y el bien común. en la vida cotidiana.
da de soluciones a los problemas * El interés por la manipulación de
emanados de la ocupación del espa- los objetos y de los materiales para
cio y de su organización. resolver problema tecnológicos.
- La vivienda familiar: sus caracterís- - Los trabajos que realizan los miem - - Los objetos de la casa (utensilios,
ticas. bros de la familia en la casa para sa- herramientas, máquinas). Caracte-
- Las dependencias: usos y funciones. tisfacer necesidades de alimentación e rísticas: tamaño, color, peso, forma.
higiene. Funciones y su relación con el diseño.
* Exploración del espacio familiar co- * Búsqueda de información. * Exploración visual y manual de los
mún. * Observación de los comportamientos. objetos: comparación y relación entre
* Observación activa y orientada. * Clasificación de las actividades según propiedades.
* Formulación de preguntas. las necesidades que satisfagan. * Mediciones estimativas de objetos.
* Formulación de anticipaciones. * Dramatizaciones. * Análisis de productos tecnológicos.
* Registro de la información.
- Los lugares de juego y recreación. - El tiempo de descanso de los miembros - Las actividades recreativas de la
de la familia, en la casa: los fines de familia, en la casa.-
semanas.
* Descripción de lugares. * Observación de fotografías, proyeccio- * Comparación de relatos personales.
* Representaciones gráficas. nes. * Observación de comportamientos.
* Intercambio de datos e informes. * Clasificación de actividades según el
ambiente en que se cumplen.
- Las casas del barrio: características.- - Las casas a través del tiempo: casas -Cambios experimentados en los objetos
antiguas y casas modernas. a través del tiempo.
Consideramos que la integración del Área de Educación Artística alcanza niveles de concreción
pedagógica en:
b) el diseño de proyectos que involucra únicamente a las disciplinas que conforman el Área de
Educación Artística.
Todos los aprendizajes disciplinares tienden a desarrollar el pensamiento lateral y
divergente, la expresión, la percepción, la sensibilidad, la creatividad y la comunicación. Los
lenguajes artísticos cuentan, asimismo, con canales comunes de expresión susceptibles de ser
trabajados simultáneamente. Existen múltiples experiencias que pueden, en el mismo momento,
o luego, ser narradas, grabadas, plasmadas pictóricamente, o representadas corporal y/o
musicalmente.
El Área pretende lograr el desarrollo artístico por lo que el arte en sí mismo aporta a la
experiencia humana. La producción integrada se abordará desde la especificidad de cada
disciplina sobre la base de los conocimientos previos de los elementos constitutivos de cada
código, sus modos y medios de representación, dada la imposibilidad del niño de atender a un
doble problema: aprender algo nuevo y relacionarlo a la vez con los aprendizajes de otras
disciplinas.
A modo de ejemplo sugerimos distintos puntos de partida que no implican una única opción,
ni un ordenamiento cronológico o jerárquico.
PUNTOS DE PARTIDA
EL SONIDO
El niño construye su conocimiento acerca de los objetos y las relaciones entre
ellos basándose en la exploración y la manipulación de los mismos. De la misma
manera puede llegar a discriminar el material sonoro, familiarizarse con él y
descubrir las posibilidades que el sonido le brinda para construir y manifestarse,
partiendo de la exploración y el “manipuleo auditivo”.
Se trata entonces de buscar una apertura hacia la totalidad del mundo sonoro,
valorizando todo lo que suena, orientando a nuestros alumnos hacia situaciones
diversas que les permitan tomar conciencia de estos acontecimientos sonoros,
escuchándolos y transformándolos.
VARIACIONES de intensidad
o matices dinámicos: en relación a cambios continuos o graduales de este
atributo.
Timbre
Es el atributo o la cualidad del sonido que permite identificar la fuente sonora
que le dio origen.
En la etapa que corresponde a la educación inicial, es fundamental intensificar
y diversificar las vivencias espontáneas de los niños en lo que atañe a la
producción de sonidos. Con una adecuada intervención docente el timbre se
convierte en uno de los contenidos de aprendizaje que da mayores posibilidades
de enriquecimiento.
Algunas actividades sencillas para comenzar a trabajar pueden ser:
• Imitar voces de animales.
• Realizar juegos de identificación de voces, instrumentos musicales y
objetos sonoros reconociendo, en estos dos últimos, el modo de producción
del sonido
• Realizar juegos con tarjetas, seleccionando aquella cuya imagen se
corresponde con la del sonido escuchado.
Duración
La duración de un sonido o un silencio está dada por la fracción de tiempo que
ocupa desde su iniciación hasta su terminación.
El VALOR de duración de sonidos y silencios se indica mediante figuras (
) y silencios ( ) en el sistema de valores relativos -frecuentemente agrupados
en unidades rítmicas y esquemas rítmicos- y con índices de tiempo en la notación
contemporánea ( 2´ ; 5´´ ; etc.).
Proponemos algunas ideas para trabajar con los niños, teniendo en cuenta que
fundamentalmente se operará con el contraste largo - corto:
• Comparar sonidos de dos instrumentos, por ej.: triángulo - claves.
• Mantener los ojos cerrados mientras dure un sonido.
• Realizar un movimiento mientras dure un sonido.
• Caminar con pasos cortos y largos según el estímulo escuchado.
Se pueden tomar otros temas para sonorizar “pequeñas historias”, Ej.: los
trenes, una tormenta, un amanecer (en el campo, en la ciudad), una calle muy
transitada, una fábrica, una relojería, un zoológico o una granja, etc.
Un recurso valioso para la producción sonora son los cuentos infantiles.
Elementos de la vida cotidiana, voces e instrumentos de percusión pueden ser
utilizados como generadores de efectos sonoros, aludiendo a situaciones, hechos
y climas expresivos contenidos en el relato. Sugerimos por su amplia gama de
imágenes sonoras el cuento “La noche de los ruidos” de la colección Cuentos del
Jardín, de Editorial Latina, entre otros.
En cuanto a la sonorización de imágenes visuales podría comenzarse guiando
a los alumnos con preguntas tales como: - ¿Qué ven en esta lámina? ; - ¿Qué
sonidos producen los elementos que aparecen en ella? ; - ¿Podríamos hacerlos
con alguna parte del cuerpo? ; - ¿Qué materiales necesitaríamos para producir
esos sonidos? ; etc. Una vez hecha la selección seguir los pasos sugeridos o
aquellos que el maestro encuentre más apropiados.
Es importante insistir sobre la conveniencia de escuchar atentamente los
sonidos que se van produciendo, repetirlos y, si es necesario, mejorar los
resultados. Hay que tener en cuenta que toda superposición de sonidos debe
permitir identificar los diferentes componentes que describe.
En la sonorización de canciones la selección de sonidos se realiza
generalmente teniendo en cuenta el argumento del texto.
El niño puede acompañar una canción con sonidos que resulten pertinentes
con la acción descripta. Canciones como “Con mi martillo”, “Ya lloviendo está”, son
ideales para comenzar con esta práctica (entre otras).
RITMO
( c a s c a b e l e s ) ->
Las ejecuciones con ajuste puntual - aquellas en las que a cada estímulo le
corresponde un toque - constituyen un objetivo a lograr y no el punto de partida
para el desarrollo rítmico.
Denominamos RITMO LIBRE a la organización rítmica que no responde a los
cánones rítmicos establecidos tradicionalmente. Se caracteriza por su forma más
espontánea o “abierta”. Ejemplo de ejecuciones de ritmo libre pueden ser algunas
producciones como evocaciones sonoras, sonorización de textos o imágenes
visuales.
La velocidad está relacionada con el grado de rapidez o lentitud con que se
interpreta una obra musical. Este elemento, manejado por el niño en forma
empírica, podrá trabajarse en el nivel inicial partiendo de la vivencia y
reconocimiento de los contrastes rápido-lento, para llegar más tarde al aumento o
reducción progresivas, es decir “acelerando” y “retardando”. Finalmente se
incluirán estos elementos en la interpretación de recitados, canciones y
sonorizaciones, en actividades en las que se emplee el movimiento corporal o la
ejecución instrumental.
LA MELODÍA
Semifrase a Semifrase b
CARÁCTER
El carácter determina el clima expresivo de una pieza o trozo musical.
Suele indicarse al comienzo de la partitura mediante términos alusivos (a
menudo en italiano): alegre, melancólico, apacible, marcial, etc. Se pueden
inventar otros con los niños : cansado, nervioso, amenazante, de suspenso, etc.
Es conveniente motivar a los niños para que realcen el carácter de la obra que
entonan o ejecutan instrumentalmente.
También es importante proponer actividades que comprometan la traducción
de este aspecto en expresión corporal.
GÉNERO
Es un término de muchas acepciones, según aluda a:
Procedencia o génesis sociocultural del hecho musical: géneros folclóricos,
popular, etnográfico, erudito.
La forma de producción del hecho musical: género vocal o instrumental.
Las diversas especies musicales: Chacarera, Bolero, Blue, Cumbia, Sinfonía,
etc.
La edad o circunstancia a la cual se destina un determinado producto musical:
género infantil, género escolar, etc.
ESTILO
Es el aspecto de singularidad que diferencia un hecho musical de otro. Está
relacionado con las diversas circunstancias de:
Lugar: Estilo europeo, indoamericano, francés, etc.
Tiempo o época: Estilo romántico, barroco, contemporáneo, etc.
Individuo (autor): Estilo mozartiano, etc.
Moda, carácter, técnicas de composición, etc.: Estilo pop, contrapuntístico, etc.
Estos aspectos deberán tenerse en cuenta al seleccionar el material musical
con que se trabajará en producciones vocales, sonoras, corporales, etc., para
poner en contacto a los niños con las más variadas expresiones, desde las más
cercanas que hacen a nuestro patrimonio cultural hasta las de otras épocas y
países.
LA CANCIÓN
La canción es el recurso educativo musical por excelencia.
“En este sentido, la canción puede abordarse desde múltiples perspectivas.
Puede ser elegida por su valor estético, contenido emotivo, como recurso para el
desarrollo de habilidades vocales, como modelo para el análisis de elementos del
lenguaje musical, como herramienta para el juego, como parte de un repertorio
que fomenta la identidad cultural, como disparador para otras formas de
expresión, etc.” ( Silvia Malbrán).
Hay muchas maneras de presentar una canción a un grupo de niños pequeños
y cada maestro deberá ensayar la suya.
• Una conversación relacionada con el texto de la canción...
• Una figura mostrando el personaje central...
• Una caja de sorpresas de donde se saca un mensaje para los niños
relacionado con la canción...
• Un títere o personaje que viene a contarnos una historia...
• La canción cantada por la maestra, intercambiando luego opiniones sobre el
texto o argumento...
• La canción presentada a través de una grabación, comentando luego el
texto...
La creatividad del docente ampliará y enriquecerá esta nómina de
posibilidades.
“Pero es sin duda el canto entusiasta del maestro, su propio goce al cantar y su
buen desempeño la mejor motivación para que ellos escuchen con atención y
sientan deseos de aprender una canción” (Teresa Usandivara).
Al elegir una canción para trabajar con los niños debe recordarse que se trata
de una expresión basada en el equilibrio de dos componentes : música y poesía.
Es oportuno destacar la conveniencia de abordar la enseñanza de la misma
respetando este equilibrio, evitando separar texto y melodía. La enseñanza por
separado de estos elementos puede llevar a los niños a “recitar” las canciones en
vez de cantarlas.
Enseñar y aprender una canción así como su forma de memorización están
íntimamente relacionadas con determinadas características de aquella : su
estructura rítmico-melódica y su estructura formal (construcción de frases,
semifrases, etc.).
A continuación sugerimos una secuencia:
a) Escuchar la canción completa entonada por la maestra, o en una versión
grabada.
b) Escuchar una frase cantada por la maestra.
c) Reproducir la frase escuchada “como un eco”.
d) Repetir el procedimiento para la segunda frase.
e) Integrar las partes cantando todos juntos.
f) Continuar con el aprendizaje de las frases siguientes si las hubiere.
g) Entonarla completa.
Conviene aclarar que no es necesario que el niño aprenda la canción en una
primera audición, el primer día no le dedicaremos un tiempo excesivo. Sería
interesante que sólo nos propongamos despertar su interés. Apelar a repeticiones
fatigosas es un procedimiento que hace árido el aprendizaje de las canciones y
atenta contra el goce y disfrute de su interpretación. También será necesario elegir
distintas actividades para que la reiteración necesaria favorezca el aprendizaje de
todos sin fatiga, sin desgaste, en continua reinterpretación: juegos, rondas,
movimientos corporales con o sin desplazamiento, palmeos grupales o en parejas,
dramatizaciones y mímica cuando el texto lo permite, etc. ; propiciando, toda vez
que sea posible, la creación individual o grupal.
REPERTORIO
La elección de un cancionero rico, tanto musicalmente como en imágenes, es
un importante desafío para la educación musical.
Si bien no existen criterios rígidos, conviene tener en cuenta:
• Una canción corta es más accesible que una larga - es preferible tener un
repertorio variado y de canciones breves -
• Mejor sencilla que compleja desde el punto de vista rítmico - melódico.
• En cuanto a la construcción de las frases conviene seleccionar aquellas que
ofrecen al niño la posibilidad de respirar con comodidad, sin verse obligado a
suprimir sílabas o palabras ante la necesidad de recuperar aire.
Para las secciones de niños más pequeños se seleccionarán canciones de
registro corto, con textos ligados a su entorno cotidiano: paseos, fenómenos
naturales, juguetes, animales, etc.
Para las secciones del 2do. ciclo del nivel inicial se elegirán canciones un poco
más extensas, con melodías sencillas, con contenido poético más variado,
incluyendo también los relacionados con la fantasía :
“La ovejita blanca”, “El Ciempiés”, “La brujita Tapita”, “Tengo una petaquita”,
etc.
Es importante estar cerca de nuestros alumnos, indagar acerca de sus
preferencias, sus saberes, sus posibilidades.
Usar el cancionero adecuadamente, en el momento oportuno, palpando el
estado de ánimo del grupo, eligiendo juntos qué cantar.
Es importante recordar que los niños pueden reproducir melodías sencillas sin
texto, tarareando simplemente o con el agregado de un elemento (peine con
celofán, casú, etc.).
LOS INSTRUMENTOS
Los instrumentos musicales despiertan el interés del niño en forma inmediata,
interés que se acrecentará en la medida en que se le facilite un material variado y
se le permita su exploración y utilización. Este material está representado por la
denominada familia de la pequeña percusión y por los instrumentos construidos
con materiales caseros o de desecho.
Es importante tener en cuenta, ya se trate de unos o de otros la calidad sonora
de estos materiales.
Si bien el valor de los instrumentos musicales es vital en las discriminaciones
auditivas relacionadas con los atributos del sonido, el niño desea y espera poder
tocarlos. Por lo tanto sería conveniente realizar con frecuencia actividades
destinadas a instrumentar y/o sonorizar canciones y diferentes géneros literarios.
Silvia Malbrán realiza algunas sugerencias para instrumentar canciones:
Elegir los instrumentos atendiendo al carácter y procedencia de la obra, por ej.:
si es una canción española debe llevar una combinación tímbrica diferente a la
de un carnavalito.
Utilizar las unidades de medida tal como ya se ha hecho referencia en el tema
Ritmo Métrico.
Superponer o suceder los diferentes timbres sin “saturar” la sonoridad del
conjunto.
Promover, en la ejecución, el cambio en los niveles o grados de intensidad.
EL MOVIMIENTO
Espontáneamente, desde la cuna, el niño usa el lenguaje del movimiento como
forma de comunicación y como modo de experimentar con el crecimiento de su
propio cuerpo.
El movimiento está ligado de manera esencial a las distintas formas de
expresión musical.
Los creadores de importantes métodos de educación musical: Willems,
Dalcroze, Martenot, Kodaly, Orff y otros incorporan el movimiento como recurso
expresivo y como elemento para el desarrollo del sentido rítmico.
El movimiento corporal constituye en la Educación Musical una forma de
traducción del fenómeno musical, un medio a través del cual el niño puede
vivenciar características rítmicas, melódicas, formales y expresivas. Este se
incorpora espontáneamente a las rondas y juegos, a las canciones mimadas o
ritmadas y a las dramatizaciones.
Para el desarrollo de actividades de movimiento corporal será necesario tener
en cuenta lo siguiente :
Propiciar el uso de todos los movimientos corporales, con o sin desplazamiento.
Seleccionar consignas cortas, concisas y claras que permitan variedad de
respuesta.
Usar guías, sugerencias verbales y preguntas.
Propiciar la correspondencia entre el estímulo sonoro y la respuesta corporal.
Promover la creatividad y el desempeño original sin copiar modelos.
Silvana Salinas
BIBLIOGRAFIA
Gainza, Violeta H. de (1964) - “La iniciación Musical del Niño” -Bs. As.-
Ricordi.
A modo de ejemplo:
¿Cómo podemos jugar con la pelota?
¿De qué otra forma lo podemos hacer? ¿Y con un
compañero?
¿Quién puede caminar hasta aquella línea y volver de
espaldas?
Como trabajan todos los grupos a la vez se propondrán tareas motrices que
el niño pueda resolver libremente, con seguridad y sin riesgo.