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Reseña Comparativa

De Saussure, Ferdinand. 1945. (Capitulos II y III) “Materia y tarea de la lingüistica. Sus relaciones
con las ciencias conexas” “Objeto de la lingüística” en Curso de lingüística general. Buenos
Aires. Editorial Losada S.A. pp: 34 - 44

En este texto dirigido a todo aquel que desee aprender sobre la lingüística, y que no necesariamente
cuente con nociones previas sobre ésta, Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística estructural,
pretende delimitarla y definir su material de estudio, como manera de organizar y entender el lenguaje.

El autor realiza una descripción de lo que es la lingüística y lo que abarca su material de análisis,
estableciendo así, la lengua como principal objeto de estudio, siendo la base o punto de partida para
poder llegar a entender el heterogéneo lenguaje. Además, resalta la importancia de la semiología, y por
tanto de la lingüística, la trascendencia de estudiar la lengua por sí misma y no en orden a otra ciencia.

La materia que estudia son todas las manifestaciones del lenguaje humano, su tarea consiste en realizar
descripciones e historias de todas las lenguas de las que pueda ocuparse, y también, de buscar las
fuerzas que intervengan universalmente en todas las lenguas e intentar sacar leyes generales que las
gobiernen. Y además, debe definirse y delimitarse a sí misma, ya que tiene conexiones muy estrechas
con otras ciencias (pp 34 - 35). Definir un objeto preciso es difícil, el fenómeno lingüístico enseña dos
lados que se corresponden y complementan. A pesar de estos dilemas y dualidades indivisibles, en
medio del espacio heterogéneo se escoge a la lengua como norma de todas las otras manifestaciones
de lenguaje, pues es susceptible a definición propia (pp 36 - 37).

La lengua como sistema, como hecho social, existe en la masa y es exterior a los individuos, (estos no
pueden por sí solos crearla ni modificarla; existe gracias a una especie de contrato establecido entre los
miembros de la comunidad y se requiere de un aprendizaje para conocer su funcionamiento); al contrario
del habla, que es un acto más de carácter individual, de voluntad e inteligencia. Al querer separar la
lengua del habla, se separa lo social de lo individual, lo esencial, de lo accesorio; sin embargo, la lengua
se puede estudiar separadamente prescindiendo de los otros elementos del lenguaje (pp 41).

La semiología, será una ciencia capaz de estudiar la vida de los signos en el centro de la vida social,
enseñará en qué consisten estos y cuales son las leyes que los gobiernan. La lingüística es sólo una
parte de esta ciencia general y su tarea es definir qué es lo que hace de la lengua un sistema especial
entre el resto de hechos semiológicos (pp 43 -44).

Barthes, Roland. 1993 Capítuloo I) “Lengua y habla” en La aventura semiológica. Barcelona:


Ediciones Paidos. pp: 20 -36

En este texto dirigido a un público interesado en la semiología y con un conocimiento básico de


lingüística, Rolan Barthes, filósofo y semiólogo francés, pretende proponer, una terminología que permita
introducir un orden inicial o un principio de clasificación en medio de la masa heteróclita de los hechos
significantes.

El autor realiza una descripción de lo que podría llegar a ser la semiología, y nombra sus posibles
elementos partiendo de conceptos lingüísticos que se intuyan suficientemente generales como para ser
útiles en la investigación semiológica (pp 20 - 21). En este capítulo se ocupa de la pareja dicotómica de
lengua/habla, de su significado y dinámica, tanto en lingüística como en su extensión a la semiología.

La dicotomía de lengua/habla, entiende la lengua como institución social que se resiste a las
modificaciones del individuo mismo y como sistema de valores constituido por un número de elementos,
donde cada uno de estos es parte de una amplia función. El habla es un acto de selección y
actualización individual, constituida por diversas combinaciones que permiten al individuo expresarse.
Estos dos constituyen un intercambio y una relación de comprehensión donde la “lengua es a la vez el
producto y el instrumento del habla” (pp 23 ), sabiendo que el habla es aquel que hace evolucionar a la
lengua y ésta a su vez, se constituye en el individuo, mediante el aprendizaje del habla que lo rodea (pp
23). El autor introduce algunos conceptos de Hjelmsler, que enseña otra forma de ver y organizar las
dinámicas entre los objetos de la lingüística, ayudando a formalizar el concepto de lengua y a
transformar el habla en un algo más social con su concepto de uso, lo que anula la contradicción
lengua/habla – social/individual (pp 24).

La extensión semiológica del concepto lengua/habla, no deja plantear ciertos problemas en puntos tales
donde es imposible seguir el modelo lingüístico y hace falta remodelarlo, para así poder entender otros
puntos de orden, pues en cuanto a los sistemas complejos es imposible predeterminar, ni siquiera de
forma general o hipotética, la clase de hechos, sean de lengua o de habla (pp 33 - 36).

Relación/Reflexión.

Barthes, parte su intención con evidentes bases Saussurianas, lo cual es comprensible, al ser Saussure
el padre de la lingüística estructural. Saussure describe a la lingüística como sólo una parte de lo que
abarca la semiología, una supremamente especial e importante, pero que sigue siendo sólo una parte de
la ciencia de todos los signos. Barthes, toma esta pieza principal y la utiliza como punto de partida para
esbozar un método de análisis semiológico, es de decir, de acuerdo a conceptos y elementos
particulares, pretende delinear el método y punto de ordenamiento general. Lo que me lleva a preguntar
¿Por qué es preciso preguntarse la forma en que se debe abordar la semiología y su objeto de estudio a
partir de algo más particular como lo es la lingüística? ¿Por qué pensar que los signos pueden ser algo
traducible partiendo de una lengua, que es sólo un tipo de signo? Se sabe que la lengua puede llegar a
dar luces para poder entender los signos, ya que es la forma en que más frecuentemente nos
comunicamos y de alguna manera nos ofrece mejor traducción o entendimiento cercano, pero me parece
que aunque puede ayudar a darnos un camino seguro con pocas desviaciones, puede también
impedirnos llegar a nuevos lugares. Aunque no tengamos otro punto de partida visiblemente diferente
debido a la propia experiencia humana, puede llegar a ser muy variable la catalogización de “lo
suficientemente general” que alcance lo particular.

Ambos tienen puntos de encuentro muy marcados específicamente en estos capítulos en lo que
concierne a la dicotomía de lengua/habla y sobre la posición que se le da a la lengua como objeto
organizador en la lingüística, porque evidentemente Barthes comienza sus propósitos con bases y
motivaciones Saussurianas, pero que logra complementar con otros autores posteriores, poniéndolos a
su vez en una constante dinámica, logrando sustentar sus fines, y dejando un punto de discusión sobre
lo estrictamente individual del habla.

Otro punto en común que Barthes toma de Saussure, es el interés de querer alejar la imagen lingüística
de las ciencias sociales y decir que ésta es valiosa en sí misma; ellos reconocen las relaciones de
cercanía que se da entre éstas, pero no están interesados en perpetuar esas relaciones que ponen a la
ciencia de la lengua como de servicio hacia otras. Sería de gran ayuda si hubiera un soporte histórico
para hacer entender por qué esta ciencia se basta en sí misma, y no verlo como algo obvio, porque no lo
es necesariamente, sobre todo si Saussure pretende delimitar la disciplina. Articular la historia, las
motivaciones iniciales del cómo nació el interés por el lenguaje, podría ayudar a conectar más el lector, o
al menos desarrollar la idea que plantea en la página 35, donde dice: “en la vida de los individuos y de la
de las sociedades no hay factor más importante que el lenguaje” (pp 35).

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