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Son propiedades que presentan los átomos de un elemento y que varían en la Tabla
Periódica siguiendo la periodicidad de los grupos y periodos de ésta. Por la
posición de un elemento podemos predecir qué valores tendrán dichas
propiedades, así como a través de ellas, el comportamiento químico del elemento
en cuestión. Tal y como hemos dicho, vamos a encontrar una periodicidad de esas
propiedades en la tabla. Esto supone, por ejemplo, que la variación de una de ellas
en los grupos o periodos va a responder a una regla general. El conocer estas reglas
de variación nos va a permitir conocer el comportamiento, desde un punto de vista
químico, de un elemento, ya que dicho comportamiento, depende en gran manera
de sus propiedades periódicas.
Estructura electrónica
Radio atómico
Volumen atómico
Potencial de ionización
Afinidad electrónica
Electronegatividad:
Carácter metálico
Valencia iónica
Valencia covalente
Radio iónico
Radio covalente
Radio atómico
Podemos definir un radio atómico con base en las distancias que separan a los
núcleos de los átomos cuando están unidos químicamente. Esa distancia, llamada
radio atómico de enlace, es más corta que el radio de no enlace. Los modelos de
espacio ocupado, usan los radios de no enlace (también llamados radios de van der
Waals) para determinar los tamaños de los átomos. Los radios atómicos de enlace
(también llamados radios covalentes) se usan para determinar las distancias entre
sus centros.
Volumen atómico
Potencial de ionización
A + PI = A+ + e-
La energía que habrá que suministrar al electrón para que pueda escapar del átomo
tendrá que ver con la mayor o menor fuerza con la que es atraído por el núcleo y
repelido por los otros electrones, y esta a su vez depende del número de protones
(Z) y de la repulsión de los otros electores sobre el que se va a arrancar. En
definitiva, volvemos a lo mismo: al efecto pantalla.
A + e- = A- + Ea
Según esto, los elementos que presentan mayor tendencia a formar iones negativos
estarán situados arriba y a la derecha de la Tabla Periódica.
Electronegatividad
La electronegatividad se define como una propiedad que nos mide la atracción que
ejerce un átomo sobre los electrones del enlace. Es, por tanto, una propiedad que
no se refiere al átomo aislado, sino al átomo enlazado y más concretamente, cuando
está enlazado de manera covalente (compartiendo electrones con otro). Es claro
que aquellos átomos que tienen tendencia a capturar electrones (electroafinidades
altas) y poca tendencia a formar iones positivos (potenciales de ionización altos)
serán más electronegativos. Por eso, en 1930, Mulliken estableció una fórmula para
calcular la electronegatividad relacionada con los valores de la electroafinidad y del
potencial de ionización. La fórmula es:
En=(PI+Ea)/2
Valencia iónica
Valencia covalente
Estos neutrones, a su vez, pueden ocasionar más fisiones al interaccionar con otros
núcleos fisionables que emitirán nuevos neutrones, y así sucesivamente. Este
efecto multiplicador se conoce con el nombre de reacción en cadena. En una
pequeña fracción de tiempo, los núcleos fisionados liberan una energía un millón de
veces mayor que la obtenida, por ejemplo, en la reacción de combustión de un
combustible fósil.
Si se logra que solo uno de los neutrones liberados produzca una fisión posterior, el
número de fisiones que tienen lugar por unidad de tiempo es constante y la reacción
está controlada.
Fusión
La fusión nuclear es una reacción en la que dos núcleos muy ligeros se unen para
formar un núcleo estable más pesado, con una masa ligeramente inferior a la suma
de las masas de los núcleos iniciales. Este defecto de masa da lugar a un gran
desprendimiento de energía. La energía producida por el Sol tiene este origen.
Para que tenga lugar la fusión, los núcleos cargados positivamente deben
aproximarse venciendo las fuerzas electrostáticas de repulsión. En la Tierra, donde
no se puede alcanzar la gran presión que existe en el interior del Sol, la energía
necesaria para que los núcleos que reaccionan venzan las interacciones se puede
suministrar en forma de energía térmica o utilizando un acelerador de partículas.
Metales y no metales
La mayor parte de los elementos metálicos exhibe el lustre brillante que asociamos
con los metales. Los metales conducen el calor y la electricidad, son maleables (se
pueden golpear para formar láminas delgadas) y dúctiles (se pueden estirar para
formar alambre). Todos son sólidos a temperatura ambiente con excepción del
mercurio (punto de fusión __39ºC), que es un líquido. Dos metales se funden a
temperaturas un poco mayores que la ambiente: el cesio a 28.4ºC y el galio a
29.8ºC. En el otro extremo, muchos metales se funden a temperaturas muy altas.
Los metales tienden a tener energías de ionización bajas y por tanto tienden a
formar iones positivos con relativa facilidad. Por tanto, los metales se oxidan
(pierden electrones) cuando participan en reacciones químicas.
No metales