Es un dispositivo diseñado para transferir calor entre dos fluidos,
encontrándose éstos en contacto o separados por una barrera sólida. Se trata de componentes esenciales en los sistemas de climatización o refrigeración, acondicionamiento de aire, producción energética y procesamiento químico. La forma más simple de un intercambiador de calor es un intercambiador de calor de tubo doble, como se muestra en la figura y que se compone de dos tubos concéntricos de diámetros distintos. Un fluido corre por el tubo interno mientras otro lo hace en el espacio anular entre ambos tubos. El calor se transfiere del fluido caliente al frío a través de la pared que los separa. Algunas veces el tubo interno tiene un par de vueltas dentro de la coraza para aumentar el área de transferencia de calor y, por consiguiente, la tasa de transferencia de calor. Podemos tomar como referencia el radiador de cualquier vehículo. El motor calienta el fluido refrigerante. Este último se refresca por el contacto con las corrientes de aire, logrando así reducir la temperatura del primero tras circular por su interior.
El principio de conservación de la masa para un intercambiador de calor
que opera de forma estacionaria requiere que la suma de los flujos másicos de entrada sea igual a la suma de los flujos másicos que salen. Los intercambiadores de calor comúnmente no tienen que ver con interacciones de trabajo (w = 0) y los cambios de energía cinética y potencial son insignificantes (∆ec ≅ 0, ∆ep ≅ 0) para cada corriente de fluido. La tasa de transferencia de calor relacionada con los intercambiadores de calor depende de cómo se selecciona el volumen de control. Los intercambiadores de calor están diseñados para transferencia de calor entre dos fluidos dentro del dispositivo, por lo que normalmente la coraza externa está bien aislada para evitar cualquier pérdida de calor hacia el medio circundante. Cuando todo el intercambiador de calor se selecciona como el volumen de control, 𝑄̇ se vuelve cero porque la frontera para este caso queda justo debajo del aislamiento y poco o nada de calor la cruza (Fig. 5-36). Sin embargo, si únicamente se selecciona un fluido como el volumen de control, entonces el calor cruzará esta frontera y pasa de un fluido a otro, y 𝑄̇ . no será cero. De hecho, 𝑄̇ en este caso será la tasa de transferencia de calor entre los dos fluidos.
Tipos de intercambiadores de calor
Los intercambiadores de calor pueden clasificarse en función de criterios como la forma de contacto entre los fluidos, número y características de éstos, tipo de construcción, servicio etc. Unos y otros se hallan en sistemas mecánicos, químicos, nucleares, de producción energética, climatización, calefacción o refrigeración y, en general, en mecanismos donde se precisa transferir calor entre dos fluidos. Si analizamos el grado de contacto entre los fluidos implicados, pueden agruparse en dos grandes bloques:
Intercambiador de calor de contacto directo
En los intercambiadores de contacto directo la transferencia de calor se efectúa por medio de una mezcla física de los fluidos intervinientes en el proceso. Las dos corrientes son fácilmente separables tras el intercambio de energía.
Las torres de refrigeración son intercambiadores de contacto directo, que
se encargan de quitar el calor de una corriente de agua caliente, por medio de aire seco y frío circulante en el sistema en un proceso combinado de transferencia de masa y de calor.
Intercambiador de calor de contacto indirecto
En los mecanismos de acción indirecta, por el contrario, no existe contacto directo entre los fluidos, no llegan a mezclarse. Se hallan separados por elementos sólidos, por un espacio o por un lapso de tiempo. El calor se transfiere por convección o conducción a través de la pared separadora. Estos, a su vez, pueden clasificarse: Intercambiadores alternativos: En ellos, ambos fluidos recorren el mismo espacio de forma alternada, de forma que una superficie recibe el calor de un fluido caliente, para secuencialmente, transmitírselo a otro más frío, al contactar con la misma superficie. Existe un cierto contacto entre ambos fluidos, pero puede suponerse despreciable en los casos en los que la contaminación no es determinante. Cuando sí lo es, el uso de estos aparatos es inviable. Son de este tipo, muchos acumuladores y recuperadores de calor.
Intercambiadores de superficie: En ellos el proceso de transmisión
de calor está invariablemente relacionado con la superficie de un sólido que los separa, de modo que no existe la posibilidad de contacto entre ellos. Son los más utilizados en todo tipo de aplicaciones. Atendiendo a la forma de la superficie separadora, estos intercambiadores pueden ser:
o Intercambiadores de flujos cruzados. Cuando las corrientes
de los dos fluidos forman un ángulo entre sí. Son más utilizados para intercambios entre un líquido y un gas. o Intercambiadores de flujos paralelos. Cuando las corrientes de ambos fluidos discurren paralelas en la misma dirección. Atendiendo al sentido de circulación, pueden ser:
Intercambiadores en equicorriente. Si ambas
corrientes circulan en la misma dirección y en el mismo sentido. Intercambiadores a contracorriente. Si las dos corrientes siguen la misma dirección, pero sentidos contrarios. Cálculo de intercambiadores
En los intercambiadores de calor se dan dos tipos de cálculo: el de diseño
y el de comprobación. Los cálculos de comprobación se realizan cuando se tiene el intercambiador o se conoce su superficie de intercambio, pero es necesario hallar la cantidad de calor transmitido o las temperaturas finales de los fluidos de trabajo.
El cálculo para diseño de intercambiadores consiste en hallar las soluciones
simultáneas de las ecuaciones del balance de calor y transmisión de calor, para determinar las dimensiones y formato del aparato.
Distribución de temperatura en intercambiadores
En un intercambiador, las temperaturas de los fluidos se van modificando a medida que recorren la longitud L del aparato, por lo que, en cada punto, existe un coeficiente de película distinto y, por tanto, un coeficiente global de transmisión distinto. Si representamos en unas coordenadas cartesianas, en el eje de abscisas la longitud L del intercambiador y en el de ordenadas las temperaturas (t), obtenemos la curva de distribución de temperaturas a lo largo del intercambiador, que como se ve en la figura, es una curva logarítmica, por lo que la ecuación de transmisión usada para el cálculo es: Q= 𝐾 ∗ 𝑆 ∗ 𝛥𝑡𝑚𝑙𝑜𝑔
Donde k es el coeficiente de transmisión global de la pared, S es la
superficie de la misma. En la que 𝛥𝑡1 𝑦 𝛥𝑡2 son las diferencias de temperatura a la entrada y a la salida del cambiador.
Los intercambiadores de calor se emplean para los siguientes usos:
Elevar la temperatura de un fluido gracias a otro más caliente. Refrescar un fluido empleando otro con menor temperatura. Llevar al punto de ebullición a un fluido por la acción de un segundo con mayor temperatura. Condensar gases utilizando fluidos fríos. Llevar a ebullición un determinado fluido mientras se condensa otro gaseoso más caliente. Los intercambiadores de calor pueden parecernos alta ingeniería alejada de nuestro día a día. Sin embargo, forman parte de la rutina de casi todo el mundo, pues son componentes indispensables en calentadores, frigoríficos, calderas, radiadores e, incluso, ordenadores.