¿Cómo crees que funcionan y por qué?

Los principios más valiosos provienen de nuestras propias experiencias y nuestras reflexiones sobre
esas experiencias.

Cada vez que enfrentamos elecciones difíciles, refinamos nuestros principios haciéndonos
preguntas difíciles.

Por ejemplo, cuando nuestros políticos están investigando si los diversos segmentos de la sociedad
se comportan éticamente, se enfrentan simultáneamente a preguntas como: “¿Debería el gobierno
castigar a la gente por su mala ética, o simplemente escribir y hacer cumplir las leyes?

La manera en la que se responde a estas preguntas proporciona enfoques alternativos.

Estos enfoques, a su vez, conducen a principios que pueden aplicarse en ocasiones similares en el
futuro.

Otro ejemplo: “No voy a robar” puede ser un principio al que te refieras cuando surge la elección de
si robar o no.

Pero para ser más eficaces, cada principio debe ser consistente con sus valores, y esta consistencia
exige que usted pregunte: ¿Por qué?

¿El motivo para no robar es porque sientes empatía por tu potencial víctima?

¿Es porque tienes miedo de ser atrapado y castigado?

Al hacer estas preguntas, refinamos nuestra comprensión, y el desarrollo de nuestros principios se

adapta mejor a nuestros valores fundamentales.

Para tener éxito, debes tomar decisiones correctas y difíciles.

Debes ser capaz de “cortar una pierna para salvar una vida”, tanto a nivel individual y, si eres un
líder de un equipo, a nivel de grupo.

Y para ser un gran líder, es importante recordar que tendrás que tomar estas decisiones para
entender y cuidar a tu equipo, no por el mero hecho de seguir los principios.

Tienes que responder a estas preguntas por ti mismo.

Confío en que consideres cuidadosamente los principios que estaremos explorando en este
documento y trates de operar con ellos como parte del proceso de descubrir lo que funciona mejor
para ti.

Por lo tanto, como creo que la adopción de principios pre-envasados sin pensar mucho en ellos es
arriesgado, te pido que te unas a mí para reflexionar sobre los principios que nos guían.

Por tanto, a la hora de “digerir” cada principio, por favor …

… pregúntate “¿Es verdad para mí este principio?”