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.- ¿Qué te pasa, amigo mío? – preguntó un día el anciano al ver triste y ofuscado al joven
.- Un amigo, con quien he caminado parte del Antiguo sendero, me ha abandonado, venerable,
aduciendo que no puede confiar en mí…
.- Me he sentido juzgado, venerable, por actos del pasado que a él le molestaron en el presente…
.- ¿Podría ser, tal vez, que ese pasado estuviera manifestándose en el presente? – dijo el anciano
hablando lentamente - ¿Estaría tal vez viendo tu amigo en el presente, un pasado que aún no ha
pasado?..
.- Tal vez, joven amigo – continuó diciendo el anciano – este presente ponía ante sus ojos aquel
pasado, evidenciando su regreso y, por lo tanto, habrá pensado que ese pasado era aún algo
posible en este presente o, incluso, en el futuro…
El joven se ofuscó…
.- Como fuera, venerable, le respondí con una frase de un antiguo maestro, diciéndole que nadie
debe ser juzgado por su pasado…
.- Esa frase, sacada de contexto – respondió el anciano – solo es aplicable si el pasado se aborda
como tal, se elaboran sus aspectos negativos y se lo ubica en su justo lugar: el de un pasado al que
uno ya no desearía regresar y al que, por lo tanto, ha decidido no volver…
.- Por otra parte, amigo mío – continuó diciendo el anciano con serenidad – tal vez tu amigo no te
juzgó por el pasado sino por el presente, que ponía en evidencia que aquel pasado no era tal…
Quizás no te juzgó por el pasado sino por no reconocerlo e insistir en ciertas acciones pasadas que,
efectuadas en el presente, le molestaron… Tal vez, en definitiva, no te juzgó sino que,
simplemente, manifestó su malestar, lo cual es legítimo para cualquiera de nosotros…
.- Hay ciertos signos, amigo mío, que indican que el trato de una persona con su pasado es, en
verdad, el de un presente potencial, que solo espera la circunstancia propicia para volver a
ponerse en evidencia… Esos signos son la minimización de los errores, la justificación y la
nostalgia…
.- Reflexiona, amigo mío – dijo entonces el anciano suavemente – y decide qué hacer con ese
pasado; y entonces, solo entonces, busca a tu amigo y habla con él, a fin de que vuestro vinculo
quede en paz, sea que continúe, sea que termine…
La noche caía lentamente sobre el Antiguo Sendero, mientras el anciano fumaba su pipa, viendo al
joven alejarse pensativo rumbo a la Posada, donde hallaría a su amigo…
Anónimo