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Introducción

El cambio climático está empujando rápidamente a las comunidades más pobres y


marginalizadas más allá de su capacidad de respuesta. Este informe se basa en estudios
de caso de todo el mundo y en la experiencia adquirida por Oxfam en su trabajo con
comunidades rurales.. El enfoque de Oxfam combina la experiencia en áreas como los
medios de vida, la gestión de los recursos naturales y la reducción del riesgo de desastres
con una toma de decisiones firme para gestionar la incertidumbre y el riesgo, y así
desarrollar la capacidad de adaptación a escala familiar, nacional y global. El informe
identifica la necesidad de combinar procesos desde lo global, lo nacional y lo local para
crear las condiciones necesarias para que las personas que viven en la pobreza puedan
adaptarse al cambio climático, y expone una serie de posibles medidas con esta finalidad.
¿Qué es adaptación al cambio climático?
El cambio climático plantea una amenaza sin precedentes a los habitantes de los países
en desarrollo, quienes ya luchan por mantener su sustento y conservar su alimentación.
CARE está ayudando a los más vulnerables de ellos, especialmente las mujeres y otros
grupos marginados, a adaptarse a los impactos adversos del cambio climático y a
participar en el fortalecimiento de la resiliencia en sus comunidades y sociedades.
Adaptación está definido por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC) como:
Ajuste en los sistemas naturales o humanos como respuesta a estímulos climáticos
actuales o esperados, o sus impactos, que reduce el daño causado y que potencia
las oportunidades benéficas.
Estamos enfocados en fortalecer la capacidad adaptativa y, en algunos casos, en reducir
la exposición o sensibilidad de las personas a los impactos del cambio climático. CARE
también está tomando medidas para asegurar que nuestros proyectos/programas de
desarrollo contribuyan, siempre que sea posible, a fortalecer la resiliencia de las personas
y a no empeorar inadvertidamente su vulnerabilidad. Estos dos procesos son
fundamentales para hacer frente al desafío de la adaptación global.
La adaptación de los sistemas humanos es un proceso que requiere del compromiso de
una amplia gama de participantes que actúen a múltiples niveles, en casi todos los
sectores. Se requiere analizar la actual exposición al susto y estrés climáticos, como
asimismo de un conjunto de modelos de impacto climático futuros. Es necesario conocer
la vulnerabilidad que existe en las personas, los hogares y las comunidades, como también
su entorno institucional, político, social y biofísico.
¿Vino viejo en botellas nuevas?
Existe cierta polémica respecto a si la adaptación representa de verdad algo “nuevo”.
Según la perspectiva de CARE, cuando se hace adecuadamente, el desafío de la
adaptación es algo nuevo y complementario para alcanzar las metas de desarrollo, porque:
 Supone un análisis global de la vulnerabilidad de las personas al cambio climático,
considerando los riesgos actuales como los previstos;
 Está diseñado explícitamente para reducir la vulnerabilidad/fortalecer la
resiliencia de las personas a los impactos del cambio climático;
 Adopta una visión a largo plazo a través de la planificación e implementación de
intervenciones que intensifican la resiliencia a la actual variabilidad climática,
mientras se preparan para los cambios climáticos anticipados de más largo plazo;
 Integra la gestión de riesgos como una parte fundamental del enfoque;
 Adopta una visión a largo plazo a través de la planificación e implementación de
intervenciones que aumentan la resiliencia a la variabilidad climática actual,
mientras que se prepara para cambios climáticos anticipados de largo plazo;
 Utiliza un análisis rápido de riesgos climáticos para asegurar que las actividades
de proyecto sean resilientes a los impactos climáticos; y
 Reconoce que el contexto, las necesidades y las prioridades son dinámicas y, por
consiguiente, incorpora flexibilidad para manejarlos.
Adaptación Basada en la Comunidad
El objetivo principal de los proyectos de adaptación comunitaria (CBA) es reducir la
vulnerabilidad de las personas hacia los impactos actuales y previstos del cambio
climático. Es necesario enfatizar considerablemente el fortalecimiento de la capacidad de
adaptación. De hecho, desde el punto de vista de CARE, un proyecto CBA efectivo
requiere un enfoque integrado, que combine el conocimiento tradicional con estrategias
innovadoras, para fortalecer la capacidad de adaptación local a los cambios climáticos en
aumento.
Nuestro enfoque de CBA incorpora cuatro estrategias interrelacionadas:
 Promoción de estrategias para medios de vida resilientes al clima en conjunto con
diversificación de ingresos y generación de capacidades para la planificación y
una mejor gestión de riesgos;
 Estrategias de reducción de riesgos para reducir el impacto de las amenazas,
especialmente para los hogares e individuos vulnerables;
 Fortalecimiento de la capacidad de la sociedad civil local y de las instituciones
del gobierno para que puedan apoyar más eficazmente los esfuerzos de adaptación
comunitaria, de los hogares e individuos; y
 Reivindicación y movilización social, para abordar las causas subyacentes de la
vulnerabilidad, incluyendo la gestión deficiente, falta de control sobre los
recursos, acceso limitado a los servicios básicos, discriminación y otras injusticias
sociales.
El cambio climático está haciendo aún más difícil que las mujeres y muchachas a ser
conscientes de sus derechos básicos, y está exacerbando las desigualdades, dado que ellas
son más vulnerables que los hombres a sus impactos. Entretanto, a muchas mujeres se les
niega el acceso a nueva información sobre cambio climático y participación en procesos
importantes de toma de decisiones, pese a sus destrezas únicas y conocimiento vital para
contribuir. Por todas estas razones y porque las mujeres son esenciales en la alimentación
y sustento seguros de sus familias, el enfoque de CARE a CBA pone un énfasis especial
en la igualdad de género y el empoderamiento femenino.
Integrando la adaptación al cambio climático
El cambio climático puede afectar muy gravemente el resultado de las iniciativas de
desarrollo que buscan reducir la pobreza- en algunos casos podría anular completamente
sus beneficios. Al mismo tiempo, los programas de desarrollo tienen el potencial de
aumentar la resiliencia en las poblaciones objetivo, pero cuando no se diseñan
correctamente pueden debilitarla. Integrar o incorporar la adaptación al cambio climático
en los programas para reducir la pobreza puede aumentar el impacto de sostenibilidad de
las iniciativas de desarrollo en sectores como el agua, la agricultura, los medios de vida y
la salud.
Integrar la adaptación al cambio climático es el proceso de tomar en cuenta los riesgos
climáticos actuales y previstos durante el diseño y/o implementación del proyecto, y
conforme a ello ajustar las actividades o enfoques. El objetivo general de CARE es reducir
la pobreza y fortalecer la justicia social. Al considerar los factores de riesgo relacionados
con el cambio climático dentro del ciclo del proyecto, nuestras intervenciones se vuelven
más resilientes a los impactos del cambio climático. Los proyectos de CBA son
complementarios, aunque diferentes. Están dirigidos a la población más vulnerable del
mundo y se enfocan en actividades que resultan de la mayor utilidad para la capacidad de
adaptación.
CARE, al integrar la adaptación a nuestros proyectos y programas de desarrollo:
 Reduce los riesgos que presenta el cambio climático hacia las actividades, los
participantes y los resultados. Esto a veces se denomina “a prueba del clima.”
 Optimiza la contribución que brindan nuestras intervenciones a la capacidad de
adaptación de las personas, mientras que disminuye su potencial para exacerbar
las vulnerabilidades.
Ser “a prueba de clima” trata principalmente de proteger de los impactos del cambio
climático a las inversiones en desarrollo y sus resultados. Aumenta la sostenibilidad de
proyectos a través del análisis de los riesgos presentados por el cambio climático para
actividades de proyecto, actores y resultados, para luego modificar y/o ajustar los diseños
de los proyectos o los planes de implementación para mitigar estos riesgos. Por ejemplo,
un aumento en la frecuencia y la severidad de las inundaciones podría requerir la
construcción de bombas de agua a una altura superior, para asegurar que la gente tenga
acceso a agua segura durante y después de las inundaciones.
El segundo objetivo de integrar la adaptación reconoce que las actividades de desarrollo
pueden construir o debilitar inadvertidamente la capacidad adaptativa de las poblaciones
objetivo. A través del análisis de vulnerabilidad de estas poblaciones al cambio climático
y del ajuste de las actividades del proyecto para fortalecer la capacidad de adaptación,
pueden aumentar considerablemente los beneficios de los proyectos de desarrollo.
Por ejemplo, la elección de tecnologías y variedad de los cultivos pueden tener
importantes consecuencias en los resultados de un proyecto agrícola. En un clima
cambiante, la introducción de modelos agrícolas de alto rendimiento y altos insumos
efectivamente puede aumentar la vulnerabilidad de las personas, si las nuevas variedades
de semilla no pueden hacer frente a la variabilidad de los patrones de precipitación y
cuando la adquisición de insumos requiere crédito, dejando a los agricultores en una
posición riesgosa en caso de pérdida de la cosecha.
En muchos casos técnicos de bajos insumos, como la agricultura de conservación, en
conjunto con variedades de cultivos apropiadas a las condiciones climáticas actuales y
proyectadas, pueden ser más adecuadas y sostenibles. Los proyectos debieran integrar a
la adaptación durante toda su vigencia, comenzando por el análisis y siguiendo por el
diseño del proyecto, la implementación y el manejo de la información. En algunos casos,
tal vez existan oportunidades para integrar a la adaptación en proyectos en curso. No
obstante, ello dependerá de la flexibilidad de un proyecto para ajustar su enfoque, y de
los recursos disponibles para modificar o agregar.
Al igual que en los proyectos de CBA, la integración de la adaptación en el desarrollo
debiera enfocarse en las alternativas de “sin arrepentimiento”. Aunque ningún proyecto
será jamás completamente “a prueba del clima”, podemos entender y reducir eficazmente
los riesgos a los cuales un proyecto puede estar expuesto.
¿Quién es vulnerable al cambio climático y por qué?
La pobreza, más que cualquier otro factor, determina la vulnerabilidad frente al cambio
climático y limita la capacidad de adaptación. La combinación del acceso a y el control
de la tierra, el dinero, los créditos, la información, la atención sanitaria, la movilidad
personal y la educación determina la capacidad de supervivencia y de recuperación frente
a desastres, y la capacidad para realizar cambios a largo plazo e invertir en la adaptación.
Las desigualdades de género existentes se unen a la pobreza aumentando así la
vulnerabilidad de las mujeres frente al cambio climático y socavando su capacidad de
adaptación.
¿Adaptarse a qué?
El calentamiento del clima es inequívoco; sin embargo, a escala local, los responsables
de tomar de decisiones no disponen de la información necesaria ni con el nivel de
certidumbre necesario para tomar las decisiones de planificación necesarias. Esto exige
un enfoque a la adaptación que acepte un cierto nivel de incertidumbre y a la vez fomente
la capacidad de adaptación. La adaptación no se limita, por tanto, a optar entre reducir la
vulnerabilidad general o prepararse para enfrentar riesgos específicos, tales como las
inundaciones. La adaptación debe perseguir ambos objetivos, en un proceso de cambio
continuo que permita a las personas tomar decisiones informadas sobre sus vidas y sus
medios de vida en un clima cambiante. Aprender a adaptarse es tan importante como
cualquiera de las intervenciones específicas de adaptación. Un enfoque a la adaptación
funciona, incluso en medio de la incertidumbre, si combina actividades dirigidas a:
 Hacer frente a los riesgos actuales, la creciente variabilidad y las tendencias
emergentes,
 Gestionar el riesgo y la incertidumbre, y
 Desarrollar la capacidad de adaptación.
¿Qué procesos funcionan para los más vulnerables?
El marco de la seguridad humana y el Marco de Acción de Hyogo muestran que para
capacitar a las comunidades para que puedan gestionar el riesgo y la incertidumbre se
necesitan procesos de cambio impulsados desde abajo y desde arriba. Para lograr cambios
a escala local es necesario que las medidas se centren en las comunidades y que sean
respaldadas por la voluntad política a alto nivel y por la transferencia de recursos y de
toma de decisiones.
El proyecto de Oxfam y la Earth Net Foundation para la adaptación al cambio climático
en la provincia de Yasothorn en Tailandia trabaja con agricultores que cultivan arroz
orgánico y resalta el papel conjunto de las actividades impulsadas desde abajo y desde
arriba. En primer lugar, las propias personas y comunidades desarrollaron una serie de
soluciones efectivas. En segundo lugar, fue crítico lograr el acceso a la información, ya
que si bien los agricultores eran muy conscientes de que el clima estaba cambiando,
necesitaban más información concreta sobre el cambio climático en su conjunto para
poder tomar decisiones informadas sobre qué hacer en el futuro. En tercer lugar, estas
soluciones sólo se podían poner en marcha en un entorno favorable que, en este caso,
requería medios financieros y asesoría técnica por parte de las ONG.
Los impactos del cambio climático, la vulnerabilidad, la capacidad de adaptación y las
barreras a la adaptación son específicos de cada lugar y cambiarán a lo largo del tiempo,
pero los procesos necesarios para que la adaptación apoye a los más vulnerables serán
similares. La capacidad de adaptación a escala nacional es parte de este rompecabezas.
El diseño y la puesta en marcha por parte de las comunidades de las estrategias de
adaptación apropiadas para su lugar son otra pieza importante. Un elemento crucial de
ambas es el papel del gobierno y de los servicios locales. Éstos deben contar con la
capacidad y los recursos necesarios para actuar como intermediarios y conectar los
procesos impulsados desde abajo y desde arriba.
El desarrollo de soluciones para la adaptación al cambio climático en los medios de
vida rurales.
El acceso a los conocimientos y la tecnología para proteger los medios de vida rurales:
las poblaciones que dependen de la agricultura son particularmente vulnerables al cambio
climático debido a que sus actividades son sensibles al clima y debido a la
marginalización económica y política en la que se encuentran. Esta situación
frecuentemente se agrava en el caso de las mujeres debido a las desigualdades de género
y debido a los impactos de la emigración de la población masculina en respuesta a los
choques climáticos y la pérdida de cosechas. Las comunidades necesitan acceso a los
pronósticos y a las tecnologías apropiadas para poder poner en práctica los métodos de
gestión más adecuados y para abordar las condiciones que actualmente limitan su
capacidad de adaptación. Por ejemplo, en el proyecto en la provincia de Yasothorn en
Tailandia, las claves del éxito fueron la formación de los agricultores sobre los impactos
del cambio climático y el ponerles en contacto con las fuentes de información
meteorológica y climática, el desarrollo de sistemas adecuados de gestión del agua en las
explotaciones agropecuarias, la colaboración con otras comunidades para compartir
experiencias y para ejercer presión política y la oportunidad de estudiar los impactos del
cambio climático en las mujeres.
La gestión de los recursos mermados: el cambio climático exige gestionar los recursos
naturales con sabiduría. En primer lugar, porque el cambio climático exacerba la escasez
de los recursos. Por ejemplo, en las zonas que son cada vez más áridas y en las zonas
costeras que sufren intrusión salina, la disponibilidad de agua para el uso doméstico y la
producción es cada vez menor. En segundo lugar, el papel que juegan los recursos
naturales en amortiguar el impacto de los extremos climáticos en las comunidades se hace
más importante a medida que el clima se vuelve más adverso. Por ejemplo, al aumentar
el contenido del suelo en materia orgánica mejora la capacidad de retención y el drenaje,
lo cual puede contribuir a que los cultivos resistan mejor en sitios donde las lluvias se
concentran cada vez más en aguaceros poco frecuentes pero más intensos. La
reforestación puede reducir las temperaturas locales, proporciona ingresos adicionales,
protege contra la erosión, los deslizamientos de tierras y las inundaciones locales y en
tiempos de escasez proporciona alimentos para las personas y los animales. En el estado
de Maharashtra en la India, la organización Watershed Organisation Trust apoya a las
comunidades rurales pobres con proyectos de recuperación de sus acuíferos para luchar
contra los efectos negativos de las sequías recurrentes y la presión humana sobre la tierra
de su entorno. Las medidas tomadas incluyen la gestión del suelo, la tierra y el agua,
como cavar zanjas para controlar la erosión, mejorar la fertilidad del suelo y fomentar la
recuperación de los acuíferos subterráneos; la reforestación y la gestión de la energía en
el medio rural, como prohibir la tala de árboles y fomentar que se planten arbustos y
hierba para cubrir la demanda de combustible de las familias; y la gestión ganadera y el
desarrollo de los pastos. Además de estas intervenciones, las medidas para aumentar la
capacidad de adaptación incluyen micro-créditos, formación en nuevas técnicas y la
creación de grupos que se centran en diversificar sus medios de vida.
Reducir el riesgo de desastres relacionados con el clima: los desastres relacionados con
el clima han aumentado en frecuencia y/o en intensidad como resultado del cambio
climático. La tendencia ya es tangible, con un aumento drástico del número de desastres
de pequeña y mediana escala relacionados con el clima; desde la década de los ochenta
del siglo pasado, el número medio de personas afectadas por desastres relacionados al
clima se ha duplicado de 121 millones a 243 millones cada año. Por lo tanto, la reducción
de riesgos de desastres debe incorporar un análisis del cambio climático y es una parte
importante de la adaptación al cambio climático. La teoría y la práctica del desarrollo de
las últimas décadas demuestran que un enfoque integral centrado en las personas es el
mejor camino para lograr reducir la pobreza de forma efectiva y sostenible. Los retos
impuestos por el cambio climático significan que éste es el único camino viable para la
adaptación. Ir más allá de la capacidad de resistir los desastres —que se va deteriorando
a medida que cambian las condiciones— y lograr cambios transformativos en la vida de
las personas que viven en la pobreza en un clima cambiante exige una voluntad política
firme e inversiones considerables. Requiere flexibilidad y aprendizaje en todos los
organismos, desde la familia hasta el gobierno. Exige un enfoque que combine procesos
de cambio impulsados desde lo global y desde lo local; conocimientos locales y
científicos; reducir la vulnerabilidad y abordar los impactos; respuestas específicas y el
manejo de la incertidumbre; medios de vida sostenibles, gestión de los recursos naturales
y enfoques de reducción de los riesgos de desastres; cambios y aprender cómo cambiar.
El cambio climático nos obliga a entretejer distintos esfuerzos, no sólo para sacar a las
personas de la pobreza, sino también para capacitarles para gestionar los riesgos y la
incertidumbre y a la vez formar, crear y responder a los cambios a lo largo de toda su
vida.

ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PERÚ.


El Perú es un país altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático, pues
presenta siete de las nueve características de vulnerabilidad reconocidas por la
Convención Marco. Por ello, la adaptación al cambio climático es un asunto de inminente
prioridad para el país en su camino al desarrollo.
Adaptarse implica modificar el comportamiento, los medios de vida, la infraestructura,
las leyes, políticas e instituciones en respuesta a los eventos climáticos experimentados o
esperados. Las pérdidas estimadas como consecuencia de los impactos causados por el
cambio climático superan largamente a las inversiones requeridas para prevenirlos y
reducir sus riesgos. Las proyecciones del cambio climático en el Perú muestran que hacia
el 2030 habría un aumento de 1°C en la temperatura y 10% de mayor variabilidad en las
precipitaciones.
La reducción máxima proyectada en la tasa de crecimiento del país sería de 0,67%, y la
caída promedio sería de 0,34%. El PBI tendría una pérdida máxima de 6,8 % y una
pérdida promedio de 2,6%. Al 2050 habría un aumento de 2°C en la temperatura y 20%
de mayor variabilidad en las precipitaciones, con los siguientes impactos sobre la tasa de
crecimiento: reducción máxima de 1,33 %, caída promedio de 0,65%. Impactos sobre el
nivel del PBI: pérdida máxima de 23,4% y una caída promedio de 8,6 %.

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