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Foja: 339

Trescientos treinta y nueve

Vim.
C.A. Valparaíso

Valparaíso, veinticuatro de abril de dos mil


diecisiete.
Vistos:
Se reproduce la sentencia en alzada, con las
siguientes modificaciones:
a.- En el considerando vigésimo primero, se
elimina la oración del acápite cuarto que se
inicia con la frase: ”, lo que según carpeta
investigativa” y termina con las voces “se tuvo a
la vista”. Asimismo, se eliminan sus acápites
quinto, sexto y séptimo.
b.- Se prescinde del considerando vigésimo
segundo.
Y se tiene en su lugar y, además, presente:
1° Que no es discutido en estos autos que
doña Jacqueline Cárcamo Ceballos murió el día 6
de diciembre de 2007, a consecuencia de que el
día 1° del mismo mes y año, en horario de uso, se
sumergió en la piscina situada en el 4° piso del
Hotel Gala, ubicado en calle Arlegui N°263, de la
Comuna de Viña del Mar.
2° Que la presencia de la señora Cárcamo
Ceballos en el lugar se justifica por la
existencia de un contrato de hospedaje, de cuya

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existencia da cuenta el considerando vigésimo de
la sentencia en estudio.
3° Que el contrato de hospedaje puede ser
definido como la convención en función del cual
una persona (hotelero, hostelero, hospedero,
hospedante, albergador, posadero o fondista) se
obliga con otra (huésped, viajero u hospedado) a
darle alojamiento y, en caso convenido, alimentos
u otros servicios afines al hospedaje, mediante
retribución o precio, que se obliga a pagar el
solicitante del servicio. Por su parte, en el
contexto contractual, la obligación de seguridad
se define como aquella en virtud de la cual una
de las partes se compromete a no dañar al otro,
sea un su persona o bienes durante la ejecución
del contrato. Esta, si no ha sido pactada
expresamente, puede entenderse incluida en el
contrato, a través de la obligación que impone el
artículo 1546 del Código Civil, en cuanto dispone
que los contratos deben ejecutarse de buena fe, y
por consiguiente obligan no sólo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que
emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella.
4° Que de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 61 del Decreto N°209, del Ministerio de
Salud, del año 2002, que aprueba el Reglamento de
Piscinas de Uso Público, aplicable en la especie,
todo establecimiento con piscina deberá mantener
personal entrenado para la vigilancia y

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salvamento de los bañistas en un número no
inferior a uno por cada pileta de adulto. Por su
parte, el artículo 67 de la mencionada norma,
dispone que las piscinas de uso público
restringido –como es el caso- ubicadas en hoteles
quedarán eximidas de la obligación de contar con
personal para la vigilancia y salvamento de
bañistas a que se refiere el artículo 61, siempre
que cuenten con un reglamento interno de higiene
y seguridad en el que se incluyan medidas de
protección de accidentes por inmersión y se
señalen las condiciones de seguridad que se
aplican para su funcionamiento. Agrega que se
especificará la persona responsable de asegurar
el cabal cumplimiento de las medidas de higiene y
seguridad contenidas en éste y se encontrará
expuesto en el recinto de la piscina. Termina
señalando el artículo 67 que cuando las piscinas
funcionen sin el aludido personal de vigilancia y
salvamento, deberán comunicar esta situación a
los usuarios mediante carteles, claramente
visibles, ubicados en el ingreso al recinto de la
piscina y en las áreas de circulación de bañistas
aledañas a las piletas.
5° Que, al contestar la demanda ICONO
División de Turismo S.A., reconociendo que no
mantenía personal de vigilancia y salvamento,
afirmó que se encontraba en la excepción
contenida en el mencionado artículo 67 y que
cumplía con todas las disposiciones
reglamentarias, lo que debe acreditar en juicio.

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Al efecto se acompañaron al proceso dos
reglamentos: el primero, denominado reglamento
Interno de Orden con vigencia a contar del 30 de
junio de 2000 (Guardado en custodia); y el
segundo, denominado Reglamento de Higiene y
Seguridad para el Uso de la Piscina, con entrada
en vigencia al día 1° de enero de 2014, según
consta de fojas 197. Cómo los hechos fundamento
de la demanda ocurrieron el día 1° de diciembre
de 2007, solamente resulta atingente el llamado
reglamento interno de orden.
6° Que el Reglamento Interno de Orden antes
referido no contiene las disposiciones a que se
refiere el artículo 67 del Decreto N°202, por lo
que no resulta ser un medio idóneo para acreditar
su cumplimiento. En esto aspecto cabe tener
presente que del Informe Pericial Fotográfico
N°135-2008, guardado en custodia aparece que, a
la época de los hechos, en la escalinata de
acceso al recinto de la piscina de la demandada
existía el siguiente cartel: “PROHÍBESE INGRESO A
LA PISCINA A PERSONAS QUE PRESENTEN PARCHES O
VENDAJES DE CUALQUIER TIPO. AFECCIONES DE LA
PIEL, DE LAS MUCOSAS O DE LAS VIAS RESPIRATORIAS.
PROHÍBESE ASIMISMO EL INGRESO Y PERMANENCIA DE
EBRIOS SEGÚN DECCRETO LEY 327/77 ARTÍCULO 72”, el
que claramente no está dirigido a dar
cumplimiento al artículo 67 del reglamento 202,
tantas veces repetido.
7° Que de lo antes referido se desprende que
la demandada no cumplió con su obligación de

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seguridad, emanada de la ejecución de buena fe
del contrato, y que la ley le impone, respecto de
doña Jacqueline Cárcamo Ceballos, toda vez que
estando obligada a mantener personal salvavidas,
en horas de funcionamiento de la piscina, no lo
hizo; por lo que debe responder civilmente de los
daños que se acredite sean consecuencia de tal
incumplimiento.
8° Que no obsta lo antes señalado la
circunstancia que la señora Cárcamo Ceballos
hubiese ingerido alcohol con anterioridad. Esto
porque la causa principal del daño demandado es
la falta de salvavidas y porque fue la propia
demandada la que se lo proporcionó; y a pocos
metros de la piscina. Así, don Roberto Montalva
Carrasco, acompañante de doña Jacqueline Cárcamo
Ceballos, a fojas 135, afirma que el día de los
hechos almorzaron en el restaurante del hotel,
que queda en el mismo piso que la piscina y que
el accidente ocurrió después de almuerzo. Esta
declaración debe complementarse con sus dichos
ante la Policía de Investigaciones quién actuó
por delegación expresa del Fiscal señor Stefan
Kramar Brand, el día 1° de diciembre de 2007,
donde refiere que ambos consumieron cerveza en la
habitación y vino al almuerzo (anexo 1 informe
Policial N°3411, de 18 de julio de 2007); y con
lo señalado a la Policía, el 25 de junio de 2008,
donde explicita que bebieron un aperitivo cada
uno y se tomaron una botella de vino (anexo 2
informe Policial N°7608, de 9 de septiembre de

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2008) y que el accidente fue recién terminado el
almuerzo. Además, al absolver posiciones la
representante de la demandada reconoce que la
piscina está muy cerca de los comedores y del
bar. Por otro lado, de la declaración
extrajudicial prestada por don Raúl Enrique Araya
Saldivia, el día 25 de junio de 2008, se aprecia
que el restaurante del hotel seguía
proporcionándole alcohol a doña Jacqueline
Cárcamo Ceballos, a pesar que las personas que la
atendieron apreciaron que se encontraba en estado
etílico (anexo 3 informe Policial N°7608 de 9 de
septiembre de 2008). En la misma diligencia la
señora María Angélica Salinas, da cuenta que en
la habitación donde se alojó se consumió todo el
alcohol que ofrecía el hotel (anexo 5 informe
Policial N°7608 de 9 de septiembre de 2008).
9° Que tampoco desmerece lo resuelto la
existencia de fiscalizaciones realizadas a la
piscina por inspectores del Servicio Regional
Ministerial de Salud de la Región de Valparaíso
ya que en la única respecto de la cual se cuenta
con acta, de 12 de diciembre de 2007, no aparece
el cumplimiento de las obligaciones que al
respecto debía asumir el demandado. En efecto, no
se mencionan un reglamento específico al efecto;
ni la verificación de la existencia de los
carteles que éste debiera exigir. Además, doña
María Solís Mateluna, gerente de la demandada, en
declaración ante la Policía de Investigaciones,
el día 28 de mayo de 2013, guardada en custodia,

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reconoce que al momento del accidente no existían
carteles que informaran que no había personal de
salvavidas. Por último, el certificado acompañado
al acta de fiscalización da cuenta que los cursos
de reanimación por parte del personal del hotel
se efectuaron en el año 2009, esto es, dos años
después del accidente; a lo que se agrega que
ninguno de los habilitados se encontraba de turno
ese día, según consta de respuesta de la
demandada al oficio N°10.559, de 26 de julio de
2012, en donde se individualiza a las personas
que se encontraban de turno en el hotel, el día
1° de diciembre de 2007.
10° Que la calidad de hija de la demandante
respecto de doña Jacqueline Cárcamo Ceballos se
acredita con el certificado de nacimiento que
rola a fojas 20. El certificado de defunción de
fojas 18, da cuenta que la señora Cárcamo
falleció el 6 de diciembre de 2007 a las 19:00
horas. La calidad de heredera a la actora se la
entregan los artículos 983 y 988 del Código
Civil; la posesión el artículo 772 inciso primero
del código citado; y la existencia del presente
expediente da cuenta de la aceptación de la
herencia, de conformidad al artículo 1242 del
mismo cuerpo legal, todo lo cual la habilita para
demandar.
En la especie no es requisito la obtención de
una resolución judicial o administrativa
concediendo la posesión efectiva de la herencia,
toda vez que el artículo 688 del Código Civil,

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exige el mencionado trámite para la disposición
de inmuebles, cuyo no es el caso.
11° Que en lo que se refiere a la
transmisibilidad del daño moral, cabe tener
presente que antes de morir y en razón del
accidente en que se vio envuelta, nació en favor
de la doña Jacqueline Cárcamo Ceballos la acción
para demandar la indemnización por los daños y
perjuicios causados, -y como razona la Excma.
Corte Suprema en los antecedentes Rol N° 33.990-
2016- esta acción, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 581 del Código Civil,
debe ser calificada de bien mueble, lo que le
otorga un carácter eminentemente patrimonial.
Además, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 951 del Código citado, a la persona
difunta en sucesión no testamentaria, como es del
caso, le suceden sus herederos en todos su
bienes, derechos, obligaciones transmisibles.
Como la regla general es la transmisibilidad,
según se desprende de los artículos 751 inciso
2°, 773, 819 y 1279 del Código de Bello, para
declarar la intransmisibilidad debe existir norma
legal que lo establezca, lo que no sucede en la
especie. En consecuencia, se desestima la
alegación de la demandada en cuanto a la
intransmisibilidad de la acción por daño moral.
Sin perjuicio de lo cual ha de asentarse que la
transmisibilidad no alcanza a los daños morales
coetáneos y consecuenciales a la muerte del

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afectado, porque ninguna acción puede adherirse a
un patrimonio ya extinguido.
12° Que la procedencia del daño moral en
materia contractual, emana del artículo 1558 del
Código Civil, en cuanto hace responsable al
contratante incumplidor de los perjuicios que
cause, sin excluir el daño moral. No obsta esta
interpretación lo dispuesto en el artículo 1556
del mismo cuerpo legal, porque esta norma, no
excluye de un modo forzoso la reparación del daño
meramente moral. Es indiscutido que la reparación
del daño moral era un concepto que no existía al
momento de la promulgación del Código Civil y que
desde hace muchos años la jurisprudencia ha
reconocido unánimemente su procedencia en la
responsabilidad civil extracontractual (la
primera sentencia fue dictada por la Corte de
Apelaciones de Santiago en el año 1907, según
informa don José Luis Diez Schwerter, en su libro
El Daño Extracontractual, Editorial Jurídica,
Primera Edición, Agosto de 2002, página 94)
interpretando extensivamente el artículo 2329 del
Código Civil y de una manera que el legislador de
la época nunca imaginó. Para efectos de asegurar
la igualdad ante la ley, consagrada en el número
2° del artículo 19 de la Constitución Política de
la República, resulta necesario interpretar las
normas relativas a la responsabilidad contractual
en ese mismo sentido. En efecto no se divisa
razón que justifique un tratamiento desigual ante
materias tan similares y que en algunas

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circunstancias se superponen, a tal nivel que los
autores han desarrollado la doctrina denominada
concurso de responsabilidades civiles contractual
y extracontractual. Por otro lado, la procedencia
del daño moral en materia contractual ha sido
reconocida en innumerables oportunidades por
nuestra Excelentísima Corte Suprema; así, por
ejemplo, en el fallo N° 16.323-2016 en su
considerando undécimo señaló: “Que en cuanto a la
infracción reclamada de los artículos 1556, 1558,
1459 y 2329 del Código Civil, en cuanto se
condena al demandado a indemnizar en sede
contractual el daño moral, en circunstancias que
de configurarse la responsabilidad solo podría
condenársele por daño emergente y lucro cesante,
tal como lo ha reconocido la doctrina nacional y
esta Corte Suprema el daño moral en la esfera
contractual es indemnizable en la medida que sea
una consecuencia inmediata y necesaria del
incumplimiento del contrato, tal como ocurrió en
la especie, mediante la conducta de la demandada
en los términos antes descritos, y siempre que
afecte intereses que vayan más allá de los
resultados puramente patrimoniales y se refieran
en cambio a la personalidad moral del individuo.”
13° Que, entrando al fondo del asunto, cabe
señalar que en la demanda el daño moral, se hizo
consistir: a) en su vertiente subjetiva de lesión
a los sentimientos de afección; en la angustia
que la señora Jacqueline Cárcamo Ceballos sintió
al hundirse en la piscina hasta tocar fondo e

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iniciar un proceso de asfixia hasta perder su
conciencia; y b) en su vertiente objetiva de
lesión a un atributo de la personalidad
independiente de la forma en que la víctima
perciba el daño; en los tratamientos invasivos a
los que fue sometida, sus consecuencias y en su
progresivo deterioro.
14° Que al efecto cabe tener presente:
a.- Que don Roberto Montalva Carrasco, a
fojas 135, quien la acompañaba ese día, refiere
que la señora Cárcamo se levantó de la mesa del
comedor con intención de bañarse en la piscina;
don Jorge Sepúlveda Sepúlveda, a fojas 138,
afirma que al visitarla en la Clínica vio que
usaba mascarilla y tubo de oxígeno; que estaba
llena de mangueras y con su cara moreteada. Doña
Margarita Briones Garrido, a fojas 140, quien
también la visitó una vez en el hospital señaló
que estaba consiente, explicando que al hablarle
como que ella abrió los ojos y quería
comunicarse, pero que no pudo hacerlo porque
tenía tubos en la boca, en cuanto a su estado
señala que la vio moreteada, entubada, con su
cara hinchada y que tenían que inyectarla para
mantenerla tranquila; y don Daniel Álvarez
Chacana, a fojas 142, afirma que, en las mismas
circunstancias la víctima solamente movía sus
ojitos, que la vio con su cara hinchada,
desfigurada y con mangueras.
b.- La pericia médico legal de fojas 148,
agrega que doña Jacqueline Cárcamo Ceballos, fue

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encontrada con paro cardiorrespiratorio en la
piscina, que fue reanimada y que ingresó a la
unidad de emergencia de adultos en coma profundo.
En cuanto al tratamiento afirma que: se le
hicieron maniobras básicas de reanimación; que se
la intubó, desfibrilación; apoyo y masaje con
ambú; suero, bicarbonato y adrenalina;
ventilación mecánica y varias drogas. Además, se
describe una quemadura superficial en pantorrilla
derecha y quemadura eléctrica con y sin flictenas
en espalda y piernas.
C.- Don Raúl Araya Saldivia, quien habría
sacado del agua a doña Jacqueline Cárcamo
Ceballos, declara en el parte denuncia, de fecha
y número ilegible, acompañado en la custodia,
que la mujer se encontraba en el fondo de la
piscina y aparentemente sin signos vitales. En el
informe policial N°7608, explica que los médicos
lograron reanimarla, pero muy poco.
d.- Don Paul Santillán Mejía, en el mismo
informe señala que a las 17:45 del día del
accidente la paciente abría los ojos pero no
decía nada porque estaba intubada.
e.- En la Historia Clínica, guardada en
custodia, se afirma que fue encontrada
inconsciente en la piscina y posteriormente se la
describe como sedada. El día 3 de diciembre cae
en coma, sin sedación. En ficha de ingreso se
afirma que lo hace inconsciente.

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f.- Que en el protocolo de autopsia, de fojas
249, se deja constancia de lesiones provenientes
del desfibrilador pre esternal y tórax izquierdo.
15° Que los medios de prueba antes reseñados
constituyen base de presunción de conformidad con
lo dispuesto en los artículos 384 N°1 del Código
de Procedimiento Civil y 47 del Código Civil y
apreciadas de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 426 del Código Procedimental antes
referido y lo ya razonado en el considerando
octavo que antecede, permiten tener por
establecido, en lo que respecta al daño moral, lo
siguiente: que el día 1° de diciembre de 2007,
doña Jacqueline del Carmen Cárcamo Ceballos,
después de almorzar y encontrándose bajo los
efectos del alcohol, decidió bañarse en la
piscina del Hotel Gala, y en circunstancias que
se desconocen, ingresó al agua, se hundió hasta
el fondo de la piscina, no pudiendo respirar y
quedando inconsciente a consecuencia de sufrir un
paro cardiorrespiratorio; posteriormente fue
sacada de la piscina, y sin recuperar nunca la
conciencia, luego de tratamientos médicos que le
causaron quemaduras en su espalda y piernas,
murió el día 6 de diciembre de 2007, a las 19:00
horas. Al respecto cabe que don Roberto Montalva
Carrasco señala que doña Jacqueline Cárcamo
Ceballos, antes de caer a la piscina, estaba
suficientemente lúcida como para decidir bañarse,
por lo que debe presumirse que se dio cuenta de
que se ahogaba y nadie la socorría. No se llega a

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la convicción de que con posterioridad recuperó
la conciencia porque salvo movimientos de ojos
inespecíficos, nada dice que la haya recuperado,
lo que se corrobora con los niveles de la escala
de Glasgow descritos en la pericia de fojas 148
(3 y 5) y de los sedantes que le fueron
suministrados.
16° Que en lo que se refiere al daño moral,
este ha de entenderse como una lesión a los
intereses extra patrimoniales de la víctima, en
los que deben incluirse, en cuanto derecho de la
personalidad, su integridad física y psíquica. La
afectación a ésta última da derecho al
tradicional “precio del dolor”.
La lesión a la integridad física, puede
denominarse “daño moral objetivo”, por ser
totalmente ajeno a la conciencia del individuo.
Esta clase de daños no dice relación con las
consecuencias de la injuria causada, si no que
con la lesión corporal en sí misma. Así, para el
caso que una persona pierda un brazo, mediante la
acción de daño moral objetivo no se persigue
indemnizar lo que la víctima ya no podrá hacer
(lucro cesante), lo que le cueste en dinero
reparar el mal (daño emergente) o lo sufrido a
consecuencia (daño moral subjetivo), si no que la
perdida en sí misma; porque no cabe duda que una
extremidad superior constituye un bien para la
persona que lo disfruta, por el solo hecho de
existir.

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17° Que, sin perjuicio de lo anterior no
puede olvidarse que las indemnizaciones
perseguidas y a que da lugar el artículo 1558 del
Código Civil, tienen una finalidad compensatoria,
de lo que se desprende que no pueden ser fuente
de lucro, por lo que se dará lugar al daño moral
objetivo demandado, en la medida que la
inconciencia de la víctima impide dar lugar a
cualquier reparación proveniente del dolor o
molestia que se haya sufrido.
18° Que lo que respecta a la indemnización de
perjuicios sustentada en el dolor molestia o
aflicción sufrido por doña Jacqueline Cárcamo
Ceballos con motivo del accidente que le causó la
muerte, no existe controversia alguna acerca de
su procedencia, siempre que tales circunstancias
se encuentren probadas en juicio. En especial
resulta relevante establecer si sintió algún
dolor o angustia desde el momento que cae al agua
el día 1° de diciembre de 2007 y el paro
cardiorrespiratorio que la dejó inconsciente.
19° Que la angustia que naturalmente produce
en cualquier persona la inminencia de la muerte,
la imposibilidad de respirar y la ausencia de
socorro, constituyen un perjuicio sufrido por
doña Jacqueline Cárcamo Ceballos en su
sensibilidad física o en sus sentimientos o
afectos, cuya existencia se desprende de las
circunstancias por ella vividas, el que debe ser
indemnizado y se fija prudencialmente en la suma
de cinco millones de pesos.

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20° Que se acreditó que con motivo de los
tratamientos a que fue sometida doña Jacqueline
Cárcamo Ceballos esta sufrió quemaduras en su
cuerpo, lo que implica una injuria a su
integridad física que debe ser indemnizada. Daño
que por su naturaleza moral, no es posible de
tasar objetivamente sino que queda sujeto a la
prudencia de los sentenciadores y que se fijará
en la suma de tres millones de pesos. No se da
lugar a indemnización por el tratamiento médico y
por el entubamiento en atención a que no se
acreditó que tales circunstancias afectaran la
integridad física a la madre de la actora.
21° Que los antecedentes acompañados a la
carpeta de investigación del Ministerio Público
con motivo de la muerte de la señora Jacqueline
Cárcamo Ceballos, antes señalados, por su
proximidad temporal al suceso y su concordancia
con los hechos reconocidos al contestar la
demanda fueron apreciados como antecedentes
suficientes en los términos del artículo 47 del
Código Civil, en relación con los artículos 1712
del mismo cuerpo legal y 426 del Código de
Procedimiento Civil.
22° Que las conclusiones de la perica de
fojas 181, resultan acordes con lo resuelto en
esta sentencia.
23° Que la parte demandada no invocó en su
favor el artículo 2330 del Código Civil.
24° Que habiéndose demandado y condenado por
la responsabilidad civil contractual de Ícono

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División Turismo S.A., por así permitirlo el
artículo 208 del Código de Procedimiento Civil,
se rechaza la excepción de prescripción
interpuesta para el caso de que se determinara
que debió haberse accionado en sede
extracontractual.
25° Que la prueba no analizada en específico
no altera lo antes resuelto.
26° Que no se condenará en costas a la
demandada por no haber sido totalmente vencida y
haber tenido motivo plausible para litigar.
Por estas consideraciones y los artículos 186
y siguientes del Código de Procedimiento Civil se
revoca la sentencia de veintidós de febrero de
dos mil dieciséis, escrita a fojas 257 y
siguientes, en cuanto por ella se rechazó la
demanda y en su lugar se declara:
I.- Que se acoge la demanda solo en cuanto se
condena a la demandada a pagar a la actora la
suma de ocho millones de pesos ($8.000.000) por
concepto de daño moral sufrido por doña
Jacqueline Cárcamo Ceballos, de la cual es
heredera, con reajustes del Índice de Precios al
Consumidor, desde la fecha de la presente
sentencia e intereses corrientes para operaciones
reajustables desde que ésta se encuentre
ejecutoriada.
II.- Que se rechaza la excepción de
prescripción interpuesta por el demandado.
III.- Que se rechaza en lo demás la referida
demanda.

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IV.- Cada parte soportará sus costas.

Acordado con el voto en contra de la Fiscal


Judicial señora González quien, a pesar de
compartir que el demandado es responsable del
accidente sustento de la demanda, estuvo por
confirmar la sentencia en alzada, teniendo
únicamente en consideración que la acción que
persigue una indemnización de perjuicios por daño
moral es intransmisible porque tiene un carácter
personalísimo, toda vez que persigue compensar el
mal soportado por la víctima personalmente ya que
el resarcimiento se genera y justifica en la
aflicción soportada por ésta, según lo afirmado
por la Excma. Corte Suprema en los antecedentes
Rol N°2073-2009.

Redacción del Ministro señor Droppelmann.


Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Ingreso Corte Civil N° 1296-2016.

Eliana Victoria Quezada Munoz Pablo Andres Droppelmann Cuneo


Ministro Ministro
Fecha: 24/04/2017 11:58:22 Fecha: 24/04/2017 11:36:13

Monica Milagros Gonzalez Alcaide Leonor Alicia Cohen Briones


Fiscal MINISTRO DE FE
Fecha: 24/04/2017 13:13:59 Fecha: 24/04/2017 13:23:19

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Pronunciado por la Segunda Sala de la C.A. de Valparaíso integrada por los Ministros (as) Eliana Victoria
Quezada M., Pablo Droppelmann C. y Fiscal Judicial Monica Milagros Gonzalez A. Valparaiso, veinticuatro
de abril de dos mil diecisiete.

En Valparaiso, a veinticuatro de abril de dos mil diecisiete, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

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