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El parto humano, también llamado nacimiento, es la culminación del embarazo humano hasta el periodo de la
salida del bebé del útero. La edad de un individuo se define por este suceso en muchas culturas. Se considera que
una mujer inicia el parto con la aparición de contracciones uterinas regulares, que aumentan en intensidad y
frecuencia, acompañadas de cambios fisiológicos en el cuello uterino.1
El proceso del parto natural se categoriza en tres fases: el borramiento y dilatación del cuello uterino, el descenso y
nacimiento del bebé y el alumbramiento de la placenta. El parto puede verse asistido con medicamentos
como anestésicos o la oxitocina, utilizada ante complicaciones de retraso grave de alumbramiento. Junto con
la episiotomía(incisión quirúrgica en la zona del perineo), todo esto no debe hacerse nunca de manera rutinaria, ya
que el parto más seguro es el que evoluciona espontáneamente y en el que no se interviene innecesariamente. 2 En
algunos embarazos catalogados como de riesgo elevado para la madre o el feto, el nacimiento ocurre por cesárea: la
extracción del bebé a través de una incisión quirúrgica en el abdomen.
La tasa de mortalidad materna sin asistencia médica (que incluye el embarazo, parto y puerperio, siendo el parto el
momento de mayor riesgo) es de alrededor de 1 en 150. Por su parte, la tasa de mortalidad neonatal sin asistencia
médica es mucho mayor y a tasa de morbilidad para ambos, es decir, enfermedad y secuelas, es evidentemente aún
más elevada. Esto se constata observando las estadísticas históricas previas a la introducción de las técnicas de
asepsia y antisepsia, así como el uso de líquidos intravenosos, transfusiones, antibióticos, oxitocina,
antihipertensivos, cirugía y muchos otros procedimientos médicos. Desafortunadamente estas elevadísimas tasas de
mortalidad persisten en los partos naturales sin ninguna asistencia médica que siguen sucediendo en numerosos
países debido a la falta de acceso a los recursos sanitarios o por razones ideológicas
ATENCION
Los centros asistenciales equipados con salas de parto tienen diferentes procedimientos y protocolos en la atención
del parto. Entre los más frecuentes usados para el monitoreo de la madre y su bebé, están: 8
Auscultación: de la frecuencia cardíaca fetal (FCF) usando un estetoscopio o con ultrasonido. En algunos
centros se acostumbra imprimir el control de los latidos del feto, y en otros son apuntados en un partograma por
el personal de atención al parto. Se recomienda auscultar la FCF de forma intermitente, durante 60 segundos
como mínimo, cada 15 minutos en el periodo de dilatación y cada 5 minutos en el periodo de expulsivo. La
auscultación intermitente deberá interrumpirse y sustituirse por la monitorización continua cuando aparezcan
alteraciones en la FCF o en la evolución del parto.
Dinámica uterina: el control de las contracciones uterinas puede ser realizado de manera mecánica, usando
un manómetro y ocasionalmente un catéter de presión intrauterino el cual brinda lecturas más precisas de las
contracciones uterinas y de los latidos fetales.
Control de signos vitales: tales como el pulso, la Presión arterial y la frecuencia respiratoria de la madre
durante el trabajo de parto. Todos estos valores son registrados en un partograma que dura mientras dure el
trabajo de parto.
El tacto vaginal es el método más aceptado para valorar el progreso del parto. El número de tactos debe
limitarse a los estrictamente necesarios. Estos suelen ser experimentados por las mujeres como una fuente de
ansiedad, ya que invaden su privacidad e intimidad. Siempre que sea posible deben ser realizados por la misma
matrona, ya que se trata de una medida con un componente de subjetividad.
La vigilancia clínica de la evolución del trabajo de parto puede prevenir, detectar y manejar la aparición de
complicaciones que pueden desencadenar daño, a veces irreversible o fatal para la madre y el recién nacido. 15 El
estudio de la frecuencia cardiaca fetal constituye el método más utilizado actualmente para conocer el estado de
oxigenación del feto. El control de la frecuencia cardiaca fetal (FCF) durante el parto puede realizarse de manera
intermitente mediante el estetoscopio de Pinard o utilizando ultrasonidos (Doppler) en las mujeres de bajo riesgo y
con una evolución normal del parto.
CUIDADOS
Acompañamiento familiar
El acompañamiento durante el parto proporciona seguridad, hace más tolerable el dolor de las contracciones y facilita
el progreso del parto. La persona que le acompañe durante el parto debe ser cuidadosamente elegida por usted.
Tendrá que saber cómo desea vivir su parto y ser capaz de cuidarle, apoyarle y animarle en todo momento, sin
dejarse llevar por los nervios o la implicación emocional.
La persona acompañante debe transmitir a la mujer tranquilidad y seguridad e infundirle confianza en sí
misma.
Acompañamiento profesional
La matrona también debe conocer los deseos y expectativas de cada mujer para poder ofrecer la ayuda y apoyo
necesarios. Permanecerá con la mujer sin dejarla sola salvo periodos cortos de tiempo. Cuidará de su bienestar,
animándola en todo momento para que pueda vivir su parto según sus deseos. Vigilará la situación de la madre
(estado de ánimo, frecuencia de las contracciones, sensación de sed, tensión arterial, pulso, temperatura, etc.) y del
feto (auscultación del latido cardiaco) y vigilará la progresión del parto. Sus sugerencias sobre cambios posturales,
movilización, ingesta de líquidos, cómo afrontar las contracciones y uso de métodos de alivio del dolor no
farmacológicos serán muy valiosas.
Se ha demostrado que la relación entre la mujer y la persona que le atiende influye en gran medida en la experiencia
del parto. Los estudios científicos realizados encuentran que las mujeres que reciben un apoyo continuo profesional
tienen mayor probabilidad de tener un parto vaginal espontáneo y menor probabilidad de necesitar analgesia
epidural, tener un parto instrumental (fórceps, ventosa…) o una cesárea. Además, están más satisfechas con la
experiencia del parto.
También se ha demostrado que la atención al parto normal por matronas presenta ventajas: menor necesidad de
analgesia epidural, realización de menos episiotomías, aumento de la tasa de parto vaginal espontáneo y de inicio de
lactancia materna y una mayor sensación de control por parte de las mujeres.
Prácticas efectivas
La guía sobre la atención al parto normal recomienda:
Cuidados generales
Ambiente de intimidad (puertas cerradas, sólo el personal necesario, silencio, tranquilidad, considerar la
habitación como un espacio personal y privado) y espacios acogedores (habitación cálida, sin instrumental
sanitario a la vista, con luz regulable).
Ser tratadas con el máximo respeto, disponer de toda la información y estar implicadas en la toma de
decisiones.
Atención continua por parte de una matrona, no dejando a la mujer sin atención excepto por cortos periodos
de tiempo o cuando ella lo solicite.
Dilatación
No permanecer necesariamente acostada, sino moverse y adoptar cualquier posición en la que se encuentre
cómoda a lo largo del periodo de dilatación.
Beber líquidos claros (agua, zumos sin pulpa, té o café. bebidas isotónicas). Las bebidas isotónicas son las
más recomendables porque además de hidratar, proporcionan pequeñas cantidades de glucosa y previenen
la cetosis.
Satisfacer, en la medida de lo posible, las expectativas de la mujer en relación con el alivio del dolor durante
el parto.
Control del latido cardiaco fetal de forma intermitente (bien con auscultación con trompeta o doppler o con
periodos de monitorización continua).
Realizar tactos vaginales a intervalos de 4 horas, a menos que exista alguna razón para realizar esta
exploración a intervalos más cortos.
Segunda etapa
Adoptar la posición que cada mujer encuentre más cómoda, evitando permanecer tumbada sobre la espalda.
Las posiciones verticales (sentada, de pié, acuclillada) o laterales (tumbada de lado) se asocian a expulsivos
de menor duración. Las mujeres que adoptan la posición de apoyo manos y rodillas encuentran que es la
más cómoda para dar a luz, y han reportado menor dolor lumbar y menor dolor perineal postparto.
Realizar el pujo de forma espontánea. Las mujeres con epidural que no perciben la sensación de pujo ni las
contracciones, necesitan que se les indique cuándo deben empujar.
Nacimiento
Evitar la separación de la madre y el bebé, al menos durante la primera hora, hasta que haya finalizado la
primera toma. Si es posible, hay que mantener el contacto piel con piel tanto tiempo como la madre y el bebé
necesiten. Los procedimientos de cuidados rutinarios postntales del bebé (pesar, administrar pomada
oftálmica, vitamina K, vacuna antihepatitis, etc.) deben de realizarse a continuación. Evitar también la
separación de la madre y el bebé mientras dure la estancia en el hospital.
Iniciar la lactancia materna lo antes posible después del nacimiento, preferentemente dentro de la primera
hora de vida.
Alumbramiento
Pinzamiento del cordón umbilical transcurridos al menos dos minutos tras el nacimiento o cuando deje de latir
ya que de esta manera mejoran los depósitos de hierro del bebé y se previenen anemias, además de permitir
una transición al medio aéreo más suave. Este pinzamiento tardío puede dificultar la recogida del volumen de
sangre necesario para la donación de sangre de cordón.
QUE ES UN PUERPERIO
En la fisiología humana, el puerperio12 es el período que inmediatamente sigue al parto y que se extiende el tiempo
necesario (usualmente 6-8 semanas, o 40 días) para que el cuerpo materno —incluyendo las hormonas y el aparato
reproductor femenino— vuelvan a las condiciones pregestacionales, aminorando las características adquiridas
durante el embarazo. En el puerperio también se incluye el período de las primeras 24 horas después del parto, que
recibe el nombre de posparto inmediato.
Si los fenómenos se suceden naturalmente y sin alteraciones, el puerperio será normal o fisiológico, en caso contrario
será irregular o patológico. Se trata de un período muy importante, ya que es el tiempo de aparición de los factores
que encabezan las causas de mortalidad materna, como las hemorragias posparto, entre otras. Por ello, se
acostumbra durante el puerperio tener controlados los parámetros vitales y la pérdida de sangre maternos.
El enfoque principal del cuidado durante el puerperio es asegurar que la madre esté saludable y en condiciones de
cuidar de su recién nacido, equipada con la información que requiera para la lactancia materna, su salud
reproductiva, planificación familiar y los ajustes relacionados a su vida.
Durante este período de transición biológica, el recién nacido pasa a su vez por un estado de adaptación
extrauterina, una de las transiciones fisiológicas de mayor repercusión hasta la muerte.
CARACTERISTICAS:
Noveno y 10mo: Se tornan claros como una secreción mucosa que va desapareciendo con el transcurso de
los días y se puede prolongar hasta dos semanas.
Vagina y vulva: Por el estado edematoso que presentan pierden la rugosidad, tono y elasticidad se
traumatizan y sangran con facilidad su recuperación demora porque sufre una verdadera congestión y no se
obtiene una recuperación total.
1. Puerperio inmediato
El puerperio inmediato hace referencia a las primeras 24 horas después del nacimiento del bebé. En esta, la
mujer puede mostrarse cansada después del esfuerzo realizado en el parto.
En estas horas comienza a ser consciente de su maternidad y a fortalecer el vínculo con su bebé
2. Puerperio mediato o precoz
El puerperio mediato o precoz va de los 2 a los 7-10 días después del parto. En este período comienza:
la involución genital de la mujer
la aparición de los loquios
la subida de la leche materna
3. Puerperio alejado
El puerperio alejado abarca desde el día 11 aproximadamente, hasta el día 45 después del nacimiento del
bebé.
Esta etapa comprende:
Fin de la involución uterina.
Si no hay lactancia, regreso de la menstruación.
Recupera el peso del útero antes del embarazo (aprox. 60 gramos).
Algunos profesionales han añadido una nueva etapa, el puerperio tardío. Esta abarca hasta los 6 meses después
del parto, aunque otros, como en Canadá, consideran que sería oportuno alargarla hasta los 12 meses.
Cambios fisiológicos
Tras el parto, el cuerpo de la mujer vuelve gradualmente al estado previo al embarazo, aunque este proceso es
distinto en cada mujer y el tiempo que puede llevar también difiere. Además, no todas las partes del cuerpo
evolucionan de la misma manera:
El útero empieza su involución inmediatamente después del parto. Los minutos que siguen al momento
de dar a luz son vitales puesto que el útero debe formar lo que se conoce como globo de seguridad para
prevenir la hemorragia postparto. A las 24 horas del parto, la mamá puede palpar su útero a la altura del
ombligo. A medida que pasan los días, el útero va descendiendo hasta que a los 15 días se encuentra por
encima del pubis y, tres semanas después del parto, se convierte en un órgano intrapélvico.
Los entuertos son pequeñas contracciones uterinas que producen dolor y cuya función es facilitar que el
útero recupere su tamaño y posición original. Son más frecuentes en mujeres multíparas y cuando la mujer
está amamantando a su hijo. Desaparecen, por lo general, a los siete días.
El resto del aparato genital: vagina, cérvix y vulva vuelven a su estado normal a las 2-4 semanas tras el
parto.
Las mamas, que se han empezado a preparar para la lactancia durante el parto, acaban de completar su
función. Están más turgentes, se pueden distinguir pequeñas venas en la mama y los tubérculos de
Montgomery alrededor del pezón, cuya función, entre otras, es la de lubricar toda la zona. Por regla general,
al final del embarazo la gestante empieza a segregar calostro. La leche sube a los 3-5 días tras el parto.
Aparato urinario, los primeros cinco días la mujer elimina mucho de los líquidos retenidos a través de la
orina. El funcionamiento de los riñones vuelve a su estado normal entre 2-6 semanas postparto.
Aparato digestivo, a medida que los niveles de progesterona descienden y el útero vuelve a su estado
fisiológico, el intestino se va recuperando. En casos como el estreñimiento gestacional o las hemorroides,
pueden tardar hasta seis semanas en desaparecer o mejorar. El reflujo y la acidez desaparecen en el
momento en el que el útero disminuye su volumen.
Aparato cardiovascular, como hemos comentado anteriormente, los primeros días tras el parto, la mujer
elimina muchos de los líquidos retenidos a través de la orina. La frecuencia cardiaca se normaliza pasados
unos diez días del parto, lo mismo ocurre con la tensión arterial.
Peso, es uno de los aspectos que más suele preocupar a las mamás después del parto. Por regla
general, la mujer vuelve a su peso normal transcurridos seis meses desde el parto. Una dieta sana y
equilibrada y el realizar ejercicio físico de forma regular ayudan a recuperar la figura. Si la mujer está lactando
no se recomienda seguir ninguna dieta.
CUIDADOS
Tanto en los casos de cesárea como en los partos naturales (con o sin episiotomía), como en cualquier operación y/o
herida, es fundamental cuidar la higiene.
Cesárea: deben utilizarse apósitos limpios y secos hasta que retiren los puntos en el centro de salud. El aseo
del cuerpo debe ser diario, pero sin mojar la herida.
Partos naturales (con o sin episiotomía): no hay que tener miedo de ducharse (no bañarse) a diario, pero es
recomendable utilizar jabones neutros o de glicerina. La episiotomía debe ser lavada 2 ó 3 veces al día con
suero fisiológico (o agua hervida con sal, en su defecto). La zona debe mantenerse limpia, seca y aireada.
Cuando se acuda al baño, es recomendable cambiar la compresa por otra limpia.
Durante el puerperio, serán comunes los dolores en la zona del vientre (por la herida y/o los entuertos), la
episiotomía y la espalda. Si el dolor es intenso, antes de tomar medicamentos para aliviar el dolor hay que consultar
al médico y que prescriba aquellos que puedan administrarse sin contraindicaciones. En caso de estar dando el
pecho al bebé, procurar ingerir los medicamentos después de las tomas de forma que pase la menor cantidad posible
a la leche.
La lactancia es el mejor modo de alimentar al bebé, sin duda alguna. Desafortunadamente, no en todos los casos
es posible, o es insuficiente. En estos últimos casos, si hay que completar las tomas con el biberón, se intentará
hacerlo de manera que no anule el pecho. Para ello, el biberón debe administrarse siempre después de los dos
pechos.
Para disfrutar de la lactancia, es recomendable seguir los siguientes consejos:
Utilizar sujetadores que ajusten, pero que no opriman.
En casos de pezones irritados, agrietados o sangrantes, lo primero será comprobar la técnica de
colocación del bebé y su forma de coger el pezón. Una mala postura del bebé, puede provocar fuertes dolores.
Al terminar la toma, puede masajearse el pezón con gotas de leche y dejarlo secar al aire. También son útiles las
pezoneras de silicona hasta que las grietas estén curadas. El uso de cremas, al igual que otro tipo de
medicamentos, debe consultarse con el especialista (médico o matrona).
En casos de congestión mamaria (técnicamente llamada ingurgitación), la forma de proceder será aplicar
calor húmedo (por ejemplo una bolsa de agua caliente envuelta en un trapo) de 10 a 15 minutos antes de las
tomas. Al finalizarla, si el pecho no está vacío es recomendable utilizar un sacaleches.
Si se presenta fiebre, fuerte dolor, inflamación del pecho o rojeces, pudiera haberse producido una mastitis o
inflamación de la mama. Es recomendable acudir a urgencias.
Es conveniente cuidar la alimentación. Una dieta sana como la mediterránea, equilibrada, rica en fibra, en la que no
falten carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, legumbres, leche, productos integrales, etc. Tampoco olvidarse de
beber líquido en abundancia, preferiblemente agua, zumos o infusiones.
Cuidar la alimentación permitirá combatir una de las molestias frecuentes durante el puerperio: el estreñimiento y
las hemorroides. Caminar o hacer ejercicio suave también ayuda a combatir el estreñimiento. Si aparecen las
hemorroides y hay muchas molestias, es más aconsejable aplicar hielo
envuelto que utilizar cremas, que no son recomendables mientras haya
puntos (pues los reblandece).
También es común que se vea alterado el estado emocional de las
madres: los cambios físicos y hormonales pueden afectar
sensiblemente al estado de ánimo. Incluso pueden aparecer episodios de fatiga o trastornos del sueño, e incluso
desaliento provocado por el repentino aumento de la responsabilidad.
Éstas y otras son algunas de las razones por las que puede
pasarse fácilmente de la euforia a la tristeza o, incluso, el llanto. La pareja debe ser un apoyo, al igual que los amigos
y familiares. Debe acudirse a ellos en cuanto se les necesite.