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Resumen-Prácticas Profesional.

Farmacología
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1) Fármacos para los trastornos óseos y articulares:

El sistema esquelético y las articulaciones son la base del movimiento del


cuerpo. Las enfermedades óseas y articulares pueden afectar a la capacidad
del paciente de realizar las actividades de la vida diaria y causarle
inmovilidad.

El equilibrio del calcio y la acción de la vitamina D, dependen de la correcta


estructura y función del sistema esquelético.

Calcio: El calcio, responsable de la formación del hueso, es uno de los


minerales más importantes del cuerpo. Las concentraciones de esta en la
sangre se controlan mediante la secreción de dos glándulas endocrinas: las
paratiroides que secretan hormona paratiroidea (PTH) y la tiroides que secreta
calcitonina.
La hormona paratiroidea acelera el proceso de reabsorción ósea permitiendo
que el calcio se distribuya a cualquier parte del cuerpo. Mientras que la
calcitonina retira el calcio del torrente sanguíneo para la creación de tejidos
óseos. La PTH y la calcitonina regulan la homeostasis del calcio en el cuerpo
influyendo sobre tres tejidos diana: los huesos, el riñón y el aparato digestivo.
Las alteraciones del calcio se asocian con frecuencia a alteraciones de la
vitamina D.

Vitamina D: La hormona paratiroidea estimula la formación de calcitriol a


nivel renal (forma activa de la vitamina D). La principal función del calcitriol
consiste en aumentar la absorción del calcio desde el tubo digestivo para su
transporte a los huesos, músculos y otros tejidos.

Enfermedades relacionadas con el metabolismo del calcio: Las


enfermedades y alteraciones del metabolismo del calcio y de la vitamina D
incluyen hipocalcemia, osteomalacia, osteoporosis y enfermedad de Paget.

Hipocalcemia: Una de las causas frecuente de este trastorno es la


disminución de la secreción de la hormona paratiroidea.
Los signos y síntomas de la hipocalcemia reflejan excitabilidad neuromuscular
con la aparición de espasmos musculares, temblor o calambres,
entumecimiento u hormigueo de las extremidades o incluso convulsiones.
Tratamiento: Debe realizarse inicialmente mediante ajustes en la dieta y en
segundo lugar con suplementos de calcio. El aumento del consumo de
alimentos ricos en calcio, especialmente alimentos diarios, zumo de naranja,
cereales y verduras de hoja verde, es habitualmente suficiente para revertir la
hipocalcemia. En los casos de hipocalcemia severa se requiere la
administración intravenosa de sales de calcio.
Ejemplo: Gluconato cálcico.

Osteomalacia (raquitismo): Es una enfermedad caracterizada por el


reblandecimiento de los huesos sin una alteración de la estructura ósea
básica. Su etiología es la falta de adecuada ingesta de calcio y vitamina D,
habitualmente como resultado de una insuficiencia renal o un síndrome de
malabsorción de calcio a nivel gastrointestinal.
Sus síntomas y signos incluyen hipocalcemia, debilidad muscular, espasmos
musculares y dolor óseo difuso. Los signos clásicos son piernas arqueadas y
tórax en quilla.

Las pruebas diagnósticas incluyen biopsia ósea, radiografías y tomografía


computarizada de la columna vertebral, como también evaluar las
concentraciones de calcio, fósforo y vitamina D en suero.
El tratamiento consiste en la administración de suplementos de calcio y de
vitamina D. Muchos suplementos están combinados en un solo comprimido.
Ejemplo: Calcitriol (vitamina D).

*Los signos y síntomas de hipercalcemia incluyen anorexia, vómitos, sed


excesiva, fatiga y confusión. Pueden aparecer además cálculos renales y
fracturas óseas ante traumatismos leves.

Osteoporosis: Es una enfermedad asintomática hasta que los huesos se


vuelven quebradizos y sufren fracturas o hasta que las vértebras se colapsan. El
factor de riesgo más frecuente asociado con el desarrollo de osteoporosis es la
menopausia.

Tratamiento: El tratamiento de la osteoporosis va a consistir en suplementos de


calcio y de vitamina D, tratamiento sustitutivo con estrógenos, moduladores de
los receptores de estrógenos, bisfosfonatos y calcitonina.

*Bisfosfonatos: Actúan inhibiendo la reabsorción ósea reduciendo la incidencia


de fracturas en aproximadamente un 50%. Ejemplo: Etidronato.

*Moduladores de los receptores de estrógenos: Son fármacos que se unen a


los receptores de estrógenos y se utilizan en el tratamiento y en la prevención
de la osteoporosis. Disminuye la reabsorción ósea aumentando la densidad del
hueso y disminuyendo el riesgo de fracturas. Ejemplo: Raloxifeno.
*Calcitonina: La calcitonina es una hormona secretada por la glándula tiroides
en respuesta a la hipercalcemia. Está aprobado su uso en el tratamiento de la
osteoporosis en mujeres posmenopáusicas. Está disponible en forma de
pulverizador nasal y de inyección subcutánea. La calcitonina aumenta la
densidad ósea y reduce el riesgo de fracturas vertebrales.

*Tratamiento sustitutivo con estrógenos: Este tratamiento es muy eficaz en la


prevención de fracturas secundarias a osteoporosis.

Enfermedad del Paget: Es una enfermedad crónica y progresiva


caracterizada por huesos deformados y alargados. En estos pacientes la
síntesis y la reabsorción ósea ocurren simultáneamente a alta velocidad.
Los síntomas incluyen dolor en las caderas y en los fémures, inflamación
articular, dolores de cabeza, dolor facial y pérdida auditiva. Debido al
excesivo recambio óseo, la enzima fosfatasa alcalina (FA) está aumentado en
la sangre, de forma que puede ser útil en el diagnóstico precoz de la
enfermedad.

Tratamiento: Los bisfosfonatos son los fármacos de elección hasta que las
concentraciones séricas de FA se normalizan, seguidas de varios meses de
descanso del tratamiento. Cuando aumenta de nuevo la FA, el tratamiento
comienza otra vez.
Las pulverizaciones con calcitonina se utilizan como alternativa. La cirugía
puede estar indicada en caso de deformidad, artrosis degenerativa o
fracturas. Los pacientes deben mantener un adecuado aporte diario de calcio
y vitamina D (de la dieta o mediante suplementos).

Enfermedades de las articulaciones: Dentro de las enfermedades o


alteraciones articulares están la artrosis, la artritis reumatoide y la gota.

El término artritis hace referencia a la inflamación de una articulación.

Artrosis: Esta enfermedad es debida a excesivo desgaste del cartílago


articular de las articulaciones de carga. La rodilla, la columna vertebral y la
cadera son las articulaciones más afectadas. Sus síntomas incluyen dolor
localizado y rigidez, engrosamiento de hueso y articulación y limitación de
movimiento.

Tratamiento: Los objetivos incluyen la disminución del dolor y la inflamación. La


medicación tópica, los antiinflamatorios no esteroides (AINE, incluyendo el
ácido acetilsalicílico), el paracetamol, los inhibidores de la COX-2 y el tramadol
son útiles en el control del dolor. El tratamiento es sintomático.
Artritis reumatoide: Esta enfermedad se caracteriza por desfiguración e
inflamación de múltiples articulaciones. Es de etiología autoinmunitaria, en
donde los leucocitos se dirigen al área articular y atacan a las células del
organismo produciendo afectación persistente y aparición de líquido
inflamatorio intraarticular. La AR produce síntomas sistémicos, como
infecciones, enfermedad pulmonar, alteraciones del hemograma y síntomas
de afectación metabólica como fatiga, anorexia y debilidad.

Tratamiento: La farmacoterapia para el alivio sintomático de la AR incluye los


mismos tipos de analgésicos y antiinflamatorios empleados en la artrosis.
También se usan los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad
(FARME), se administran después de que la medicación analgésica y
antiinflamatoria no haya conseguido los resultados esperados.
Ejemplo: Hidroxicloroquina.

Gota: La gota es una artritis aguda causada por la acumulación de cristales


de ácido úrico (urato), como resultado del aumento del metabolismo de
ácidos nucleicos o disminución de la excreción renal de ácido úrico. En los
pacientes con gota, el ácido úrico se acumula y aparece hiperuricemia o
aumento de ácido úrico en sangre.
Los síntomas son enrojecimiento, edema, inflamación del tejido y dolor que
aparece con frecuencia en el primer dedo del pie, en talones, tobillos,
muñecas, dedos, rodillas o codos.

Tratamiento: Los AINE son los fármacos de elección para el dolor y la


inflamación, también se prescriben los inhibidores de la COX-2 e inhibidores del
ácido úrico (colchicina). Estos compuestos bloquean la acumulación de ácido
úrico en sangre o los cristales de urato en las articulaciones, disminuyendo por
tanto los síntomas de la enfermedad. Los glucocorticoides son útiles en el
tratamiento a corto plazo de la gota aguda, especialmente cuando las
molestias aparecen en una sola articulación y la medicación puede
administrarse intraarticularmente.

Tratamiento no farmacológico: Es recomendable el uso de ejercicios de


amplitud de movimiento para mantener la flexibilidad. La inmovilización puede
mantener la articulación en posición correcta y aliviar el dolor. Otros
tratamientos, como el calor, el masaje o técnicas de meditación, visualización
o distracción, pueden resultar de utilidad.

2) Fármacos para los trastornos cutáneos:

El sistema tegumentario está formado por piel, pelo, uñas, glándulas


sudoríparas y sebáceas.
Piel: La piel es una barrera eficaz entre el exterior e interior del organismo y
consta de 3 capaz: Epidermis (La epidermis es la capa más externa y visible de
la piel y constituye solamente el 5% del grosor total), La capa intermedia o
dermis supone el 95% del espesor, y la capa subcutánea está debajo de la
dermis.

Epidermis: En las capas profundas de la epidermis podemos encontrar los


melanocitos, células especializadas que secretan un pigmento oscuro, la
melanina, cuya función es la protección de la piel frente a los rayos solares
ultravioletas. El número y tipo de melanocitos determina la pigmentación
global de la piel. Cuanto mayor sea la cantidad de melanina, más oscura será
la piel. El trastorno caracterizado por la aparición de áreas depigmentadas, sin
melanina, se denomina vitíligo. La epidermis incluye cuatro o cinco capas en
función de su espesor, que de dentro a fuera son el estrato basal o
germinativo, estrato espinoso, estrato granuloso, estrato lúcido y la capa más
resistente, el estrato córneo.

Dermis: La dermis, la segunda capa de la piel, constituye su soporte y alberga


estructuras accesorias, como el pelo y las uñas. La mayoría de los receptores
nerviosos, glándulas sebáceas y sudoríparas así como los vasos sanguíneos se
encuentran aquí.

Hipodermis o tejido subcutáneo: Está formada fundamentalmente por tejido


adiposo cuya función es proteger de impactos y actuar como fuente de
energía para el organismo.

Alteraciones cutáneas:

*Plurito o picor: Es un síntoma asociado con la piel seca y descamativa.


*Inflamación: Es característica de quemaduras u otros traumatismos extensos.
*Eritema o enrojecimiento: Suele acompañar a la inflamación y a otras
alteraciones cutáneas.

Los signos y síntomas cutáneos pueden ser cambios de color, tamaño y tipo de
lesiones superficiales o a la humedad o turgencia de la piel y pueden
aparecer como resultado de enfermedades sistémicas como insuficiencia
renal, hepática o cardiovascular, tumores metastásicos, traumatismos
frecuentes o alteraciones de la nutrición.

Infecciones cutáneas (bacteriana, fúngicas y virales): Las infecciones


bacterianas cutáneas se producen cuando la piel se punciona, corta o
cuando se produce una abrasión de la capa externa por traumatismos o
eliminación completa de la misma en las quemaduras graves.
Cuando la infección no es grave pueden utilizarse cremas tópicas como
tratamiento farmacológico que se aplican directamente en el lugar de la
infección. Si la infección es profunda extensa o puede pasar a ser sistémica
debe realizarse tratamiento oral o parenteral.
Los principales antibióticos tópicos son: Bacitracina en pomada, Cloranfenicol
en crema, Eritromicina en pomada, Gentamicina en crema o pomada, etc.

Las infecciones fúngicas de la piel y las uñas son más frecuentes en las zonas
templadas y húmedas de la piel, que permanecen cubiertas con la ropa
como la tiña del pie o pie de atleta y la tiña crural. Estos patógenos responden
al tratamiento con antifúngicos de venta sin receta médica, como ácido
undecilénico. Las infecciones por hongos más graves de piel y mucosas,
requieren tratamiento sistémico.

Algunas infecciones virales se consideran enfermedades infantiles, como la


varicela, la rubéola y el sarampión. Habitualmente el tratamiento debe dirigirse
al control de la extensión de las lesiones cutáneas. En los adultos las
infecciones cutáneas más frecuentes son el herpes zóster y el herpes simple, la
farmacoterapia incluye tratamiento tópico u oral con aciclovir.

Parasitosis cutánea: Los parásitos cutáneos más frecuentes son los ácaros
y los piojos. La escabiosis o sarna es una enfermedad causada por la hembra
de un ácaro que excava en la piel para depositar sus huevos. Este parásito es
de menor tamaño que el piojo, las lesiones se producen con más frecuencia
entre los dedos, en las extremidades o en las zonas axilares o pliegues glúteos,
alrededor del tronco y en el área púbica (erupción cutánea). El síntoma más
frecuente es el picor intenso y las lesiones secundarias por rascado. El parásito
se transmite por contacto con tapicerías, toallas o sábanas contaminadas.

Los piojos son mayores que los ácaros y se transmiten rápidamente por
contacto estrecho, por las ropas o por los útiles del pelo. Estos parásitos
necesitan ingerir sangre para sobrevivir y si no es así mueren en 24 horas.
Pueden afectar el cuero cabelludo o el área púbica y dejar huevos, llamados
liendres, que se pegan al pelo fuertemente.

Farmacoterapia: Los escabicidas son fármacos contra los ácaros mientras que
los pediculicidas son específicos frente a los piojos. El fármaco de elección
actual para la infestación por piojos es la permetrina, una sustancia química
derivada de los crisantemos y formulada como un líquido al 1%, también se
utiliza en el tratamiento de elección de la escabiosis. La crema al 5% se aplica
en la superficie de la piel y debe mantenerse entre 8 y 14 horas antes de
bañarse. Una sola aplicación elimina la infestación en el 95% de los casos.
El lindano está reservado en los casos en los que los otros compuestos no
consiguen respuesta terapéutica.
Quemaduras solares y quemaduras leves: Las quemaduras son el
único tipo de estrés que puede afectar a todas las capas de la piel. Las más
leves, o de primer grado, afectan solamente a las capas superficiales de la
epidermis y se caracteriza por enrojecimiento (al igual que las quemaduras
solares). Los signos y síntomas de las quemaduras solares incluyen eritema,
dolor intenso, náuseas, vómitos, escalofríos, edema y cefalea.

Farmacoterapia: El mejor tratamiento frente a las quemaduras solares es la


prevención mediante el uso de cremas con factores de protección frente a la
radiación ultravioleta A y B. Las lociones calmantes, reposo y prevención de la
deshidratación son el principal tratamiento. A veces es necesario el uso de
anestésicos tópicos, como la benzocaína, dibucaina y tetracaina. El
tratamiento natural con aloe vera puede calmar las quemaduras leves.
En casos graves puede estar indicado el uso de analgésicos orales como
ácido acetilsalicílico o ibuprofeno.

Acné y rosácea: Entre los factores asociados a la aparición de acné están


la seborrea o sobreproducción de sebo por las glándulas sebáceas y la
formación anormal de queratina que bloquea dichas glándulas. Otros factores
relacionados con el acné son los andrógenos que estimulan a las glándulas
sebáceas para que produzcan más grasa. Las lesiones que producen son
comedones como los puntos negros que se produce cuando el sebo obstruye
la glándula sebácea, y las lesiones de cabeza blanca se desarrollan por
debajo de la piel y aparecen como lesiones blanquecinas.

La rosácea es otra alteración cutánea con lesiones fundamentalmente


faciales. Es un trastorno progresivo de inicio entre los 30 y los 50 años de edad
caracterizado por la aparición de pequeñas pápulas inflamatorias sin pus que
se inflaman, agrandan y se vuelven dolorosas. La cara se vuelve enrojecida
fundamentalmente alrededor de la nariz y en las mejillas. La rosácea se
exacerba por factores como la exposición a la luz solar, el estrés, el aumento
de la temperatura y agentes que dilatan los vasos sanguíneos faciales, como
el alcohol, las comidas picantes, las cremas faciales y las bebidas calientes.

Farmacoterapia: El peróxido de benzoílo es el fármaco sin receta médica más


frecuentemente utilizado en el tratamiento del acné. Ayuda a secar y renovar
la epidermis superficial. Adicionalmente este compuesto suprime la
producción de sebo y tiene una acción bacteriostática. Está disponible como
loción tópica, crema o gel a distintas concentraciones. Para el tratamiento del
acné grave son el resorcinol, el ácido salicílico y los compuestos de azufre.

Los retinoides (isotretinoína, VO) son un tipo de fármacos muy relacionados


con la vitamina A, que se utilizan en el tratamiento de alteraciones cutáneas
inflamatorias, neoplasias de la piel y en el acné.
Dermatitis: La dermatitis es una alteración inflamatoria de la piel
caracterizada por enrojecimiento, dolor y prurito.
La dermatitis atópica o eccema es una alteración inflamatoria crónica
relacionada con predisposición genética, que provoca síntomas tales como
enrojecimiento de las mejillas, síntomas leves en la cara y en el cuero
cabelludo y a partir de aquí progresar a otras partes del cuerpo.

La dermatitis de contacto puede estar ocasionada por la exposición a un


alérgeno natural o sintético como plantas, productos químicos, látex,
fármacos, metales o proteínas extrañas. Acompañando a la reacción alérgica
pueden aparecer distintos grados de agrietamiento, sangrado o aparición de
pequeñas ampollas.

La dermatitis seborreica se observa ocasionalmente en recién nacidos y en


adolescentes antes de la pubertad. Se caracteriza por la aparición de
manchas amarillentas y grasas en la cara, cuero cabelludo, pecho, espalda y
área púbica.

La dermatitis por alteraciones del retorno venoso se da fundamentalmente en


las extremidades inferiores. Puede observarse enrojecimiento y descamación
en las zonas donde la circulación venosa está alterada o en donde se ha
producido un trombo.

Farmacoterapia: La farmacoterapia de la dermatitis es sintomática e implica el


uso de lociones y ungüentos para el control del picor. Pueden emplearse
antihistamínicos para controlar la inflamación y el picor y analgésicos o
anestésicos tópicos para aliviar el dolor.
Los glucocorticoides tópicos son el tratamiento más eficaz para el control de la
inflamación y el picor en la dermatitis. Las cremas, lociones, soluciones, geles y
parches con glucocorticoides están especialmente formulados para su
penetración profunda dentro de las capas de la piel. Existen otras alternativas
al tratamiento con glucocorticoides, como los inmunodepresores orales, que
puede prescribirse en pacientes con dermatitis atópica persistente que no
responde a glucocorticoides.

Psoriasis: La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica no infecciosa


caracterizada por la aparición de manchas rojizas y elevadas de la piel
cubierta por gruesas escamas llamadas placas. Estas placas presentan
descamación, con escamas que a veces son grisáceas, que aparecen debido
a la velocidad de recambio celular es extremadamente alto.
Se localizan en el cuero cabelludo, codos, rodillas y superficie extensora de los
brazos y piernas, sacro, y ocasionalmente alrededor de las uñas.
La etiología de la enfermedad puede ser genética, autoinmunitaria y
ambiental.
Farmacoterapia: La enfermedad dura toda la vida y no existe cura
farmacológica. Los glucocorticoides tópicos (tratamiento tópico) son el
principal tratamiento para la psoriasis, que actúan reduciendo la inflamación
asociada con el recambio celular cutáneo acelerado. Los
inmunomoduladores tópicos (IMT) son otra clase de fármacos que suprimen el
sistema inmune. Otros tratamientos cutáneos incluyen el alquitrán uso tópico
que inhiben la síntesis de ADN y detienen el crecimiento cutáneo anormal.
El tratamiento sistémico se usa en la psoriasis severa (metotrexato), y las
terapias no farmacológicas como fototerapia con luz UVB y UVA se utiliza en
los casos graves.

3) Fármacos para los trastornos de los ojos y oído:

Glaucoma: Aparece cuando la presión intraocular aumenta demasiado


produciendo daño al nervio óptico, ocasionando pérdida del campo visual y si
el proceso avanza, incluso la ceguera. La presión intraocular normalmente es
de 15 a 16 mm Hg, cuando es de 21 mm Hg o más se considera anormal.
Esta enfermedad aparece con frecuencia en personas mayores de 60 años sin
estar asociado a otra enfermedad, siendo un trastorno primario. En otras
ocasiones aparece como trastorno secundario relacionado a un traumatismo
ocular, infecciones, diabetes, inflamación, hemorragia, tumor o cataratas.
El uso de algunos fármacos puede producir glaucoma tales como
glucocorticoides tópicos, antihipertensivos, antihistamínicos y antidepresivos.
La tonometría es la principal técnica oftalmológica para el diagnóstico del
glaucoma y consiste en la medida de la PIO.

Existen dos tipos principales de glaucoma: glaucoma de ángulo cerrado y el


glaucoma de ángulo abierto. Ambas alteraciones producen una acumulación
de humor acuoso en la cavidad anterior. Esta acumulación se produce tanto
por excesiva producción de humor acuoso como por bloqueo de la salida del
mismo. Las principales diferencias de los dos tipos de glaucoma, de ángulo
cerrado y abierto son la rapidez de incremento de la PIO y el ángulo formado
entre el iris y la córnea.

El glaucoma de ángulo cerrado también denominado glaucoma agudo o de


ángulo estrecho, está causado por el engrosamiento normal del cristalino, que
puede estar ocasionado por estrés, lesión por impacto o medicación. Los
signos y síntomas son dolor ocular intenso, cefaleas, ojo hemorrágico, visión
nebulosa e iris protuberante. El dolor ocular puede ser tan intenso que
determina vómitos. Constituye una urgencia quirúrgica.
El glaucoma de ángulo abierto es el tipo más frecuente y representa más del
90% de los casos. Normalmente es bilateral y la presión intraocular aumenta a
lo largo de varios años. Se denomina así porque el iris no cubre la malla
trabecular, por lo que permanece abierta. Estos pacientes reciben tratamiento
médico exclusivamente.
Fármacos antiglaucoma: Los fármacos antiglaucoma actúan por uno de dos
mecanismos: aumento de la salida de humor acuoso hacia el canal de
Schlemm o disminución de la formación de humor acuoso a nivel del cuerpo
ciliar. Los medicamentos de uso tópico son los prescritos con más frecuencia,
aunque también están disponibles preparaciones para su administración oral,
para los casos graves.

Prostaglandinas: Disminuyen la presión intraocular aumentando el flujo de


salida del humor acuoso. Ejemplo: Latanoprost.

Bloqueantes beta-adrenérgicos: Son fármacos de elección para el tratamiento


de glaucoma de ángulo abierto. Actúan disminuyendo la producción de
humor acuoso por parte del cuerpo ciliar, por lo que disminuyen la PIO.
Ejemplo: Timolol.

Agonistas alfa2-adrenérgicos: Disminuyen la producción de humor acuoso. La


apraclonidina se utiliza con poca frecuencia en tratamientos cortos durante la
cirugía ocular.

Inhibidores de la anhidrasa carbónica: Pueden administrarse de forma tópica


o sistémica (oral) para reducir la PIO en pacientes con glaucoma de ángulo
abierto. Actúan disminuyendo la producción de humor acuoso.

Agonistas colinérgicos (mióticos): El mecanismo de acción consiste en activar


los receptores colinérgicos oculares produciendo contracción de la pupila y
contracción del músculo ciliar. Estas acciones estrechan físicamente la malla
trabecular y permite un mayor flujo de humor acuoso favoreciendo la
disminución de la PIO. Ejemplo: Pilocarpina.

Simpaticomiméticos no selectivos: La adrenalina produce midriasis o dilatación


pupilar y aumenta el flujo de salida del humor acuoso disminuyendo
levemente la PIO. La dipivefrina y el epinefril borato se convierte en adrenalina
en el ojo.

Diuréticos osmóticos: Pueden utilizarse antes de la cirugía ocular o durante los


ataques agudos de glaucoma de ángulo cerrado. En este grupo encontramos
la glicerina anhidra, la isosorbida y el manitol. Dada su capacidad de disminuir
rápidamente el volumen plasmático estos fármacos disminuyen la producción
de humor acuoso.

Farmacoterapia para las exploraciones oculares y las alteraciones


oculares leves:

Se utilizan distintos fármacos para mejorar las exploraciones oculares. Los


fármacos midriáticos dilatan la pupila para observar mejor las estructuras
retinianas. Los fármacos cicloplégicos dilatan la pupila y paralizan el músculo
ciliar, evitando que el cristalino se mueva durante la exploración.
Entre los fármacos utilizados están los anticolinérgicos (atropina) y los
simpaticomiméticos (Fenilefrina). Los fármacos para las irritaciones oculares
leves y la sequedad ocular son de distintas clases. Algunos solamente lubrican
la superficie del ojo mientras otros están diseñados para penetrar en las
distintas zonas oculares. Se utilizan vasoconstrictores como Fenilefrina y
tetrahidrozolina para las irritaciones leves.

Alteraciones del oído: El oído tiene dos funciones sensoriales principales:


la audición y el mantenimiento del equilibrio.

La otitis (inflamación del oído) ocurre con más frecuencia en el oído externo y
en el medio. La otitis externa es la inflamación del oído externo que se suele
relacionar con la exposición al agua. La otitis media es la inflamación del oído
medio y con frecuencia se asocia a infecciones respiratorias, alergias y a
irritación tubárica. De todas las infecciones las más difíciles de tratar son las del
oído interno. La mastoiditis o inflamación del seno mastoideo puede ser un
problema grave ya que si no se trata puede ocasionar pérdida de la audición.

Preparaciones óticas: El tratamiento básico para las infecciones óticas son


los antibióticos tópicos en forma de gotas (Cloranfenicol y Ciprofloxacino).
En los casos de otitis media, pueden ser necesarios fármacos para el dolor el
edema y el picor. Los glucocorticoides se combinan con antibióticos u otros
fármacos cuando se presenta inflamación.
La mastoiditis es resultado de infección bacteriana crónica o recurrente del
oído medio. La infección alcanza el hueso y las estructuras que rodean el oído
medio. Se suelen tratar con antibióticos inicialmente en prueba. Si los
antibióticos no son eficaces es necesario recurrir a la cirugía.

Las sustancias que ablandan el cerumen son de uso común en el


mantenimiento de la higiene ótica. Cuando el cerumen se acumula el
conducto auditivo, este se estrecha y puede producirse disminución de la
audición. Para eliminar el tapón de cera normalmente se instila la sustancia
ablandadora y posteriormente se realiza lavado con agua tibia mediante
jeringa aséptica.

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