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Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares: una fue la que conquistó la isla Terceira
en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue
secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a
partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.
Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (llamada Belisa en sus versos), con la que contrajo
matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de
Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que
mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote.
Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, a Micaela Luján (Camila Lucinda), con la que
tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y a Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además
de las ya citadas anteriormente.
La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron de una
exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios.
La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó
numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero «a lo divino»,
incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El
peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe
contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición
de La Celestina, la comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus
frustrados amores juveniles con Elena Osorio.
Su obra poética se sirvió de todas las formas posibles; le atrajo por igual la lírica popular y la
culterana de Luis de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los
poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como por
ejemplo La Dragontea (1598). La hermosura de Angélica (1602) se inspira en el Orlando de Ariosto,
mientras que Jerusalén conquistada (1609) se basa en la obra homónima de Torquato Tasso;
Julio Verne
Biografía
La vida de Julio Verne es aparentemente una sucesión de decisiones sensatas: estudió derecho
siguiendo la tradición familiar, contrajo matrimonio con una viuda rica, logró una posición
acomodada y sólo cuando su arrollador éxito se lo permitió se dedicó en exclusiva a la literatura.
Esta acomodación burguesa, sin embargo, no fue fruto espontáneo de un carácter dócil. A los once
años, enamorado de una prima suya, se embarcó en un barco que partía a las Indias con la
romántica idea de traerle un collar de coral. La aventura fue abortada en el último segundo por su
padre, que le propinó una paliza; ello y el posterior desdén de la prima alimentó al parecer la
misoginia de Verne y una secreta rebeldía que, incapaz de manifestarse en la sociedad
bienpensante, hallaría un cauce de expresión en la desbordada fantasía de su literatura.
Pero si bien puede considerarse a Verne un náufrago en la monotonía de una sociedad prevenida
frente a los productos de la imaginación y desconfiada hacia el genio, no menos cierto es que,
quizás para burlar tales suspicacias, su aislamiento y sus ensueños literarios fueron siempre
razonables. Tras su primera aventura infantil, descubierta y sofocada, Julio Verne aprendió la
lección y no volvió a rebelarse salvo en sus libros, pero de un modo críptico y elusivo. Como si
temiera decir demasiado y le aterrorizara lo explícitamente inverosímil, heterodoxo o provocador,
el autor se apresuraba a exorcizarlo por medio de demostraciones destinadas a confinar la rareza
en los límites de la razón humana. Así, lo visionario quedaba arrinconado en beneficio de lo
razonablemente posible considerando el ritmo de los avances técnicos de la época. Y la fe en el
progreso se hermana en sus héroes con el valor, la inteligencia y la bondad, siempre triunfantes
sobre la ignorancia y la estrechez de miras.
Tal polaridad definió la etapa de su vida previa a su consagración literaria, en la que alternó la
literatura con el obligado cumplimiento de sus deberes. A los ocho años ingresó con su hermano
Paul en el seminario Saint-Donatien. Más tarde estudió filosofía y retórica en el liceo de Nantes y
viajó a París para seguir la carrera de leyes, cumpliendo con ello los deseos de su padre, el
abogado Pierre Verne. En 1848 comenzó a escribir algunos sonetos y textos de teatro, y dos años
más tarde aprobó su tesis doctoral de derecho y optó por la carrera de letras.
Juan Rulfo
Nacido en Apulco, en el distrito jalisciense de Sayula, Juan Rulfo creció entre su localidad natal y el
cercano pueblo de San Gabriel, villas rurales dominada por la superstición y el culto a los muertos,
y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue
asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que
Juan Rulfo recreó en su breve pero brillante obra.
En su obra más conocida, Pedro Páramo (1955), Rulfo dio una forma más perfeccionada a dicho
mecanismo de interiorización de la realidad de su país, en un universo donde cohabitan lo
misterioso y lo real; el resultado es un texto profundamente inquietante que ha sido juzgado como
una de las mejores novelas de la literatura contemporánea.
Sor Juana Inés de la Cruz
(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México,
id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La
influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la
profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse
con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara
curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.
Biografía
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En
1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los
catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo.
Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su
erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la
Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había
publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía
una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas
de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es decir,
un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor
Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de
monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.