El liberalismo es una filosofía política que defiende la libertad individual, la iniciativa
privada y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural. Asimismo, se identifica como una actitud que propugna la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas, fundamentada en el libre albedrío. Promueve, en suma, las libertades civiles y económicas y se opone al absolutismo, al despotismo ilustrado, al conservadurismo, los sistemas autoritarios, dictatoriales y totalitarios. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho como la democracia representativa y la división de poderes. Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político liberal se ha fundamentado sobre tres grandes ideas: 1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a la propiedad y la felicidad. Esto se basa en los tres derechos naturales de los postulados de la revolución francesa. 2. El gobierno y, por tanto, la autoridad política deben resultar del consentimiento de las personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera privada de los ciudadanos. 3. El Estado de Derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder. Aboga principalmente por: El desarrollo de los derechos individuales y, a partir de éstos, el progreso de la sociedad. El establecimiento de un Estado de derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley (igualdad formal), sin privilegios ni distinciones, en acatamiento de un mismo marco mínimo de leyes que resguarden las libertades y el bienestar de las personas. El liberalismo está inspirado en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente.
FUNDAMENTOS DEL LIBERALISMO.
A veces uno no concibe por qué se denota tanto a los liberales, culpabilizándolos de cada uno de los males que nos azotan. Para unos están ubicados en la derecha y otros dicen que en la izquierda. ¿Pero qué tiene que ver esto con la filosofía liberal? ¿Sabemos lo que implica realmente? Al liberalismo le debemos la concepción actual del Estado moderno. Los principios básicos de una sociedad liberal son: Paz, Justicia y Libertad, fundamentados en una serie de rasgos característicos: • El ser humano es propietario de sí mismo y del resultado de su actividad. • El futuro de cada sujeto lo elije él mismo, acorde a sus habilidades y esfuerzo, no estando predeterminado por imposición, nacimiento o localización. Teniendo todos, a priori, iguales oportunidades. • La tolerancia. • La libertad de pensamiento. • La crítica a cualquier despotismo, ya sea: religioso, cultural o político. • Defiende la división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. • Es la Asamblea, representante de la soberanía del pueblo, la que dicta las normas. • Establece como elemento esencial a la Constitución, de carácter universalista. • El orden social está regido por el derecho privado y penal. Pues entiende que el equilibrio espontáneo del mercado se alcanza por la reciprocidad o beneficio mutuo de los particulares. • Admite que hay ciertos servicios que por diversas razones las fuerzas espontáneas del mercado pueden no producirlos o hacerlo de modo inadecuado. A tenor de lo cual es conveniente poner a disposición del gobierno una cantidad de recursos claramente circunscritos, con los que pueda prestar tales servicios a los ciudadanos en general. También aboga por un mínimo de seguridad para aquel que dentro del mercado quede por debajo de un determinado nivel. • El justo precio o salario se formaría en un contexto carente de fraude, violencia o privilegios. No obstante, como ha pasado desde que el hombre es hombre, las cosas se han ido deteriorando progresivamente, siendo propiciado normalmente por individuos de nula virtud. El Derecho Público ha ido ganándole terreno poco a poco al privado y penal, sustituyendo las reglas de conducta por las de organización, y transformando a las sociedades liberales en casi totalitarias. Terminándose por aceptar que la Asamblea legisle sobre cualquier objeto y no sobre códigos aplicables al conjunto, supeditados en muchos casos a la contradicción y a la arbitrariedad. Encontrándonos hoy por hoy con una Administración que nos atrapa en su complicada burocracia, movida por unas normas de difícil comprensión y asimilación, convirtiéndose en obstáculo para la expansión del libre mercado.
CARACTERISTICAS: Sus características principales son:
El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en
ejercicio de su plena libertad, por encima de los aspectos colectivos. La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: 3libertad de pensamiento, de culto, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en no afectar la libertad y el derecho de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos. El principio de igualdad ante la ley, entendida referida a los campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado. El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley. El establecimiento de códigos civiles, constituciones e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos. La libertad de cultos y la separación del Estado y la iglesia en un Estado laico. La no politización de los cargos de gobierno, y demás elementos públicos, como la educación (tanto la escolar como la universitaria), la salud y la justicia. Esto es un punto fuertemente contrario al populismo y al marxismo, que consideran que "todo es política"