Los residuos sólidos, comprenden todos los residuos que provienen tanto de las actividades animales y humanas que son desechados por inútiles.
Este término se usará para definir tanto la masa heterogénea de los
desechos de la comunidad como la acumulación más homogénea de los residuos agrícolas, industriales y minerales.
Por sus propiedades, muchos de los materiales desechados son
reutilizados y se pueden considerar como un recurso en otro marco. Así la Gestión Integral de Residuos Sólidos nace en contraposición a la sociedad del despilfarro, convirtiéndose en una parte integrante de la economía de los países. Dentro del amplio espectro de temas que guardan relación con una problemática de tanta actualidad como es la protección al medio ambiente, la de los residuos sólidos ocupa un lugar principal en la gestión ambiental. Específicamente, los residuos sólidos urbanos por muchos años han sido considerados desde una perspectiva netamente estética y sanitaria, visión que aún hoy se mantiene en gran parte de la población. Además, siendo los problemas de contaminación aérea e hídrica más evidentes, el tema de los residuos sólidos ha sido abordado tardíamente en los sistemas de gestión público y privado.
A lo anterior se suman, los impactos socioeconómicos asociados a los
cambios en los patrones de producción y de consumo, conjuntamente con el crecimiento de la población y de la actividad económica, lo que ha provocado un notorio aumento en la generación de residuos de todo tipo, originando serios problemas ambientales.
Por otra parte, el desarrollo de la gestión de los residuos industriales que se
remonta incipientemente a los años 60, se planteó como un enfoque de ingeniería sanitaria: si había emisiones al aire o al agua por sobre la norma, se proponían filtros o tratamientos de los efluentes. Si se trataba de residuos sólidos, se proponía depositarlos sin cuestionar su volumen o su peligrosidad Más tarde, el enfoque se orientó a la reutilización y reciclaje. Recién en la década de los 80 se planteó el objetivo de prevenir, minimizar y evitar la generación de los residuos.
En la actualidad, la visión ha cambiado, ya no se miran los procesos
productivos desde fuera. Hoy interesa qué se produce, cómo y con qué insumos y qué residuos se generan. Lo que se busca es minimizar, o mejor aún, evitar la generación del residuo mejorando los procesos, los procedimientos, la tecnología y la gestión. Se trata de una tendencia que está evolucionando hacia un objetivo de largo plazo: llegar a nivel “cero” en la generación de residuos.
Para todo el proceso de transformación productivo se ha planteado el
desarrollo de núcleos endógenos de ciencia y tecnología que mejoren la capacidad de respuesta ante los desafíos comerciales y ambientales que se vislumbran. Por otra parte, uno de los mayores factores de la marginalidad social y económica, de la heterogeneidad de los mercados de trabajo y de la desigualdad en la generación de ingresos, radica en la escasa formación y educación de amplios sectores de la población. De modo que una propuesta articulada de transformación productiva, que incluya el desarrollo de un núcleo endógeno de ciencia y tecnología, y una transformación de los sistemas de educación, se liga de manera estrecha con las exigencias de equidad social. La política de transformación industrial se empalma así con la política ambiental y de minimización en la generación de residuos. Se relaciona también con la competitividad de las economías y con la eficiencia de las empresas y equipos en los mercados internacionales cada vez más exigentes.
La gestión de los residuos supone entonces, la elaboración de una estrategia
que busque soluciones para estos problemas, una estrategia en la cual cada actor social (productor, consumidor o administrador público) debe asumir la responsabilidad que le corresponde para promover el desarrollo social, tecnológico y económico, preservando el ambiente, patrimonio de toda la comunidad. La Gestión de Residuos Sólidos constituye un enfoque prioritario, tanto en las economías públicas como privadas, en contraposición con la cultura del despilfarro y el consumismo.
En este sentido, el integrar estos tópicos a la vida social debe considerar la
sensibilización y la educación, que tendrán papel dinamizador al interior de cada actividad generadora, creando conductas positivas. Ambos enfoques deben ser integrados para poder entregar capacidades que permitan enfrentar el mundo de hoy.
Además, la educación cada vez más es un proceso participativo: se educa en
la acción, se educa desarrollando proyectos asociados a la vida diaria, en su medio socioeconómico y ecológico, se educa en el trabajo y en la vida diaria.
Es por ello que muy atinadamente el Licenciado Francisco Vigil, Alcalde
Municipal del Distrito de David, con una visión de vanguardia y pensando en los mejores intereses de nuestra comunidad nos ha solicitado la realización de esta capacitación como un Plan Piloto, integrando a un Grupo Selecto de Colaboradores a fin de iniciar este Proceso de Transformación que nuestra Ciudad merece en torno al Tema Ambiental y Urbanístico. LOS PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA ESTRATEGIA SON:
• Prevención: reducir la cantidad y la peligrosidad de los residuos.
• Protección: favorecer la recuperación y el reciclaje de los materiales,
programando la recolección y la eliminación segura de lo que no es reciclable.
• Saneamiento: erradicar los vertederos y toda otra clase de terreno
contaminado, reglamentando el uso correcto de los terrenos.
Para implementar estas actividades se requieren personas preparadas y
convencidas de las alternativas que se abren a través de esta estrategia. Por tanto uno de los grandes desafíos es la de crear capacidad en el ámbito ambiental, en específico en la gestión integrada de los residuos sólidos.
Obviamente estas capacidades se pueden generar a través de la educación
formal como no formal, y que mejor que utilizar las herramientas que entrega la educación ambiental para incorporar en forma duradera no solo los conocimientos sino el compromiso ciudadano profesional En el tema de los residuos, la sensibilización y la toma de conciencia deben jugar un papel de primera importancia. Se trata de percibir valores ligados a la conservación de los recursos y del medio ambiente y de cambiar las actitudes a nivel de la población, partiendo en los hogares y al interior de las empresas productivas. La sensibilización y la educación, tienen un papel dinamizador al interior de cada actividad generadora, creando conductas positivas que involucran a toda la población. Normalmente se plantea esta educación y sensibilización a los niños, sin embargo, sensibilizar y educar a los niños no basta porque quienes más contaminan son los adultos. No hay que olvidar que la población latinoamericana envejece y si en la década del 50 el 57% de la población tenía más de 15 años hoy esa cifra alcanza al 67%.
Esta franja de la población no está incorporada en las campañas de educación
ambiental de las escuelas y colegios.
Por esta razón, la educación de los adultos y de la comunidad en materias
ambientales juega un rol de primera importancia. Los mismos problemas que trae consigo la localización de los rellenos sanitarios, moviliza y enseña a la población acerca de los impactos de los residuos en todo su ciclo y el cómo evitarlos. En los problemas ambientales no hay una hora o una jornada precisa para dedicarse al tema: en todas partes y a cualquier hora la conciencia ambiental puede detectar un problema, una actitud negativa, un hecho que se puede parar porque daña al medio ambiente.
Desde la óptica de la educación, una de las ventajas de los residuos
sólidos, es el ser una problemática cotidiana y general a todo ser humano, y que una vez planteado el problema ambiental, los individuos toman un rápido conocimiento de la situación, ubicándose como co-responsables al menos en un contexto general. Lo anterior, por tanto, justifica su inclusión como un tema atingente y adecuado para aplicar como caso de estudio al enseñar la educación ambiental al interior de las aulas, siendo la mayor dificultad el lograr cambios de actitud.
Así, la educación ambiental como herramienta de la gestión ambiental
permite integrar los elementos necesarios que permitan sensibilizar y crear capacidades. 2 . SOCIEDAD MODERNA Y RESIDUOS SÓLIDOS
Uno de los mayores problemas que enfrenta la sociedad moderna es el manejo
de residuos domésticos, industriales, comerciales entre otros, cuya producción se acrecienta día a día. El problema es especialmente crítico en las ciudades de los países en vías de desarrollo debido a la falta de recursos económicos para desarrollar investigaciones que conduzcan a soluciones locales eficaces. Por otro lado, los proyectistas encargados de diseñar servicios de saneamiento público recurren a modelos de otros países con realidades diferentes. Por su parte, los servicios de limpieza pública frecuentemente manejan un limitado financiamiento, usado muchas veces de manera inadecuada, sin control ni conocimiento cabal de los recursos que manejan, lo que afecta negativamente la provisión de servicios de limpieza urbana.
Desde siempre la sociedad ha explotado los recursos naturales para su
subsistencia y para mejorar la calidad de vida y, como consecuencia de ello, ha producido residuos de diversa naturaleza, provocando un impacto negativo al ambiente. Sin embargo, en la actualidad, y como consecuencia del enorme desarrollo del sector servicios, la materia orgánica presente en la basura doméstica ha disminuido de un modo importante, si bien sigue constituyendo el elemento dominante. Esta sociedad genera cada día una gran cantidad de residuos derivados de un modelo de producción y consumo insostenible, que contribuye a la degradación progresiva del medio ambiente y que supone una extracción masiva de recursos naturales y cantidades desmesuradas de materias, para las que la naturaleza no tiene capacidad de absorción.
De hecho, cada 24 horas se producen en el mundo, aproximadamente, 7
millones de toneladas de residuos sólidos urbanos e industriales, lo que supone, dada una densidad media de 200 kg/m3, unos 350 millones de metros cúbicos. Dicho de otra manera, si suponemos un cubo cuya base fuese un cuadrado de 100 metros de lado y una altura de 2 kilómetros, este inmenso recipiente seria llenado diariamente por los residuos producidos en la casa que habitamos, en las calles de nuestra ciudad y en las industrias y oficinas en que trabajamos. Si se hace el cálculo para un año, fácilmente se comprende que para la basura y residuos industriales producidos por todo el mundo, en dicho periodo de tiempo (unos 2,555 millones de toneladas), se requeriría un cubo con una altura de 1,243 kilómetros, para almacenar toda esa cantidad. En los últimos 80 años, la población mundial se ha triplicado. Aunque no existen datos fiables sobre la cantidad de residuos que se producían hace 40 ó 50 años, porque no se controlaba debidamente este hecho, las estimaciones realizadas nos llevan a los datos que se muestran en la siguiente Tabla.
Este doble crecimiento en la producción de residuos sólidos respecto a la
población en los últimos 80 años, ha sido aún más espectacular en los países industrializados, los que generan cerca del 70% de los residuos mundiales.
Proyección de la generación de residuos sólidos a escala mundial para el