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No había sido felíz más que una vez en la vida, bajo un paraguas.

Era esposa de actor. Amaba el ambiente del teatro, los dramaturgos, parecía completamente
imbuida del trabajo de mi marido, y no había quien no se admirara de ver en este matrimonio su
matrimonio ideal; pero he aquí que el marido muere; vuelvo a casarme con un pastelero y descubro
que lo que más amo en el mundo es la repostería y llego incluso a despreciar el teatro, porque me
volví muy religiosa, también a imagen de este segundo esposo. El decía que cuando me levantaba
un poco el ruedo dejando ver la enagua, uno veía que me había vestido para que los demás me
miren. Nuestro universo se encuentra probablemente en el diente de algún monstruo. Yo no tenía
suficiente piel en la cara: para abrir los ojos debía cerrar la boca y viceversa.

Desde las diez hasta las siete trabajo en la oficina... Ahí hace calor, hay una atmósfera
sofocante, moscas y, en fin... un caos. El secretario está de vacaciones. Todos están faltos de sueño,
cansados, bebidos, y no sirven para nada... El puesto del secretario lo ocupa ahora un sujeto sordo
del oído izquierdo, y enamorado. Añadir a esto un trabajo de infierno, y siempre lo
mismo....siempre lo mismo: petición de informes..., contestación...
¡Monótono como un mar poco agitado! Cuando sale una de la oficina deshecha... como un
estropajo..., lo natural sería, claro está, irse a comer y echarse después a dormir. Pero no, hay que
acordarse de que hay más. El cerebro se ablanda a tal punto que se escurre por las orejas.Las
personas que no son libres confunden los conceptos. En cambio los animales tienen la obsesión de
encontrar el secreto de los otros, encontrar el nido; de ahí viene en los seres humanos, ese respeto
por lo secreto, que equivale a la lucha contra el instinto animal.

El primer marido, me contó sobre el destino de una actriz. Al principio una buena familia de
pueblo, una vida tediosa, una sorprendente pobreza de impresiones. Después, la escena: la virtud, el
amor ardiente, los amantes. El final: se envenena, pero sin éxito. Vuelta al pueblo: vive con su tío,
delicias de la soledad. La vida le ha demostrado que un artista debe abstenerse del vino, del
matrimonio, de la barriga prominente. La escena no será un arte sino en el porvenir; por el
momento, no es más que una lucha por el propio futuro.

El marido segundo, El hombre del estuche, supo que el agua corría sin saber adónde ni para
que. De la misma manera había corrido también en Mayo; en aquel entonces pasó del riacho al río
grande, del río al mar; luego se evaporó, se convirtió en lluvia y quizàs era esta misma agua que
corría ante su vista. ¿Por qué? ¿Para qué? Y todo el mundo, toda la vida, se le apareciaron como una
broma incomprensible e inutil. Habiendo apartado la vista del agua y mirando el cielo, recordó los
sueños y las imágenes del verano, y su vida le pareció sumamente pobre, miserable e incolora.
El, metido en sus botas de goma. Su paraguas dentro del estuche. Su reloj adentro de una caja. Su
cuchillo dentro de la vaina. Tendido en su ataúd parecía sonreír:había alcanzado su ideal.

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