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La tecnología ha jugado un papel fundamental en la evolución de la Industria

Musical, podría decirse que gracias al progreso tecnológico es que la música ha


podido reinventarse y comercializarse durante años hasta llegar al boom del
streaming y la venta digital. Antes de empezar a hablar de este punto, conviene
hacer un pequeño repaso histórico de dicha relación: La modernidad trajo consigo
inventos como el micrófono, la radio, los amplificadores y el disco de vinyl que han
ido cambiando radicalmente la forma de escuchar, consumir y amar la música.

Antiguamente, la música se limitaba a la interpretación en vivo de piezas


musicales, las cuales eran compartidas, estudiadas y leídas a través de partituras
para grandes audiencias o celebraciones íntimas. Los grandes recitales solían
hacerse en espacios de buena acústica (iglesias, teatros, auditorios de ópera, etc.)
para que los instrumentos pudieran ser apreciados y acompañaran los amplios
registros vocales de los cantantes líricos. La música estaba limitada, en aspectos
de creación de la música popular, la cual se disfrutaba en rituales pequeños,
festividades de salón y en casas. No era posible pensar en llenar un estadio o
grandes plazas. ¿Por qué? Sencillo: falta de tecnología. No existían suficientes
aparatos de amplificación y reproducción del sonido, ¡y tampoco para distribuir y
vender la música como producto! El hecho artístico musical, parafraseando a
Walter Benjamín, mantenía su aura, pues, no había reproductibilidad técnica de la
misma… hasta que surgió el fonógrafo, claro está.

En 1920, la revolución de los medios masivos de comunicación (con la radio)


redimensionó la industria: había cantantes "susurrando" día y noche sus
canciones, creando una verdadera conexión entre su público, nacieron grandes
figuras como Frank Sinatra. Y la música popular se apoderó del lugar. Cada
género comenzó a masificarse y los artistas empezaron a ganar popularidad como
estrellas de la música: románticas, genuinas, reales y fáciles de transportar desde
aquel maravilloso invento conocido como la radio... Hasta llevarlas en tu bolsillo.
Los medios comenzaron a tener, además, su respectiva cuota en la opinión
pública: los artistas empezaron a relacionarse con estos y, entre una y otra parte,
intervenía la renovada figura del productor y todos los que se involucran en la
cadena.

La industria musical tomaba una forma más clara, el resto fue cuestión de tiempo:
amplificadores y micrófonos para cada instrumento, los distintos formatos del disco
de vinyl, el tocadiscos, los cassette, los discos compactos y toda la evolución que
nos lleva a almacenar gran cantidad de música en aparatos cada vez más
pequeños y compatibles. La industria musical ha tenido que adaptarse, tras cada
mini-era tecnológica, a los desafíos que plantea la competencia: la capacidad de
adaptarse a las formas de consumo de los usuarios determinarán el éxito, a veces
sin importar la calidad musical.

Hoy en día estamos enfrentando una nueva etapa entre los gustos heterogéneos
del vasto público de la música: el streaming y el envío de información digital están
sentenciando, poco a poco, la muerte del disco compacto… ¡el cual se niega a
morir! ¿Por qué? Por los mismos fans, sí: la música como parte esencial de la vida
de una persona, combina de forma similar el gusto (la emoción) con la razón. Es
por eso que muchas personas, frente a su artista favorito, tienen conductas
curiosas de consumo: Compran sus discos, los atesoran y coleccionan como algo
sagrado; sin embargo, terminan –de todos modos- descargando, comprando o
transfiriendo la música a formatos digitales, dejando al disco para “ocasiones
especiales” o simple colección. Cualquiera podría decir que, es mejor, ahorrar un
poco de dinero si se tiene la misma experiencia gracias a lo digital. Pero la
mayoría se niega: no en vano, las cuantiosas ventas en Spotify e iTunes aún no
son capaces de relevar la importancia de la venta de discos para las listas… ¡y
aún no se detiene la venta e intercambio de discos de vinyl en mercados vintage!

¿Hacia dónde va la Industria Musical?

El streaming está haciendo de las suyas para salvar la industria: las cifras
comunicadas por la Recording Industry Association of America (RIAA), en 2015,
demuestra que en 5 años la escucha online pasó de un volumen de negocios de
7% a 34,3%, lo cual se traduce en tan solo 2.400 millones de dólares durante
2015. Por su parte, escuchar música de libre acceso, con publicidad, también
registra un alza constante (+31 %), las radios por Internet crecieron solo 3%.

Estamos en una era en la que, parafraseando a Cary Sherman (presidente de la


RIAA), “la industria musical es ya una industria digital”. No en vano, la venta de
discos actualmente representa 28,8% del volumen de negocios en Estados
Unidos. Y, sin embargo, aún permanece el empeño de no dejar morir la era del
disco, ¿nostalgia? ¿familiaridad? ¿coleccionismo? Quién sabe. Lo cierto es que en
el CES 2016 pudimos ver cómo Technics (resucitada en 2015 y ahora con el
Technics SL-1200) y Sony (modelo PS-HX500) crearon tocadiscos capaces de
digitalizar tu colección de vinyl con una alta calidad de sonido, sino, la mejor: ¿la
reinvención de una tecnología “anticuada” puede ser una mejor oferta? Así parece,
al menos, para un público exclusivo capaz de invertir algunos miles de dólares.

Resulta difícil señalar que estas innovaciones tendrán un cambio significativo para
esta era digital, pero, sin duda, permiten reflexionar sobre cómo la postmodernidad
no sentencia a muerte tecnologías “caducadas”. Todo lo contrario, las usa,
reorganiza y exhibe a gusto del consumidor y sus exigencias.

¿Hacia dónde vamos? Modelos de negocio cada vez más sofisticados y prácticos:
vídeos en 360, plataformas interactivas, mayor auge de escuelas virtuales, de
grabaciones y eventos musicales a distancia, sintetizadores de bolsillo,
aplicaciones para componer o mezclar, DJs con tablets y, no menos importante,
la desmitificación del artista, gracias a las redes sociales: tu artista favorito cada
vez más cerca gracias a un íntimo encuentro digital con sus fans. Y ustedes,
¿adónde creen qué nos llevará la tecnología?

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