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3|Guía de Acción Pastoral en VCM

INTRODUCCIÓN

Freddy Villarroel

"¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho,


sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Pues aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada,
tus muros están ante mí perpetuamente."
Isaías 49:15-16

Quiero comenzar con una reflexión en torno a este hermoso


versículo, donde se ve como Dios cuida de su pueblo. Pero si vemos
más a fondo, notaremos como Dios rescata finalmente el gran valor
de la mujer: el valor de la protección, del amor, del cuidado y al
mismo tiempo, del poder y de la fuerza.

Un Dios de guerra, todopoderoso y muchas veces con características


de ”hombre” según su cultura, va y representa el cuidado que tiene a
su pueblo, con algo tan hermoso y fuerte a la vez, como el cuidado
de una madre, como la fuerza de una progenitora, como la fidelidad
de esta misma.

El amor maternal de Dios es potente y lo podemos ver múltiples


veces en la Biblia, mostrándonos que Dios es como una madre que
da a luz (Isaías 42:14; 46:3), es como una gallina que incuba (Mateo
23:37; Lucas 13:34), es como una águila madre (Éxodo 19:4;
Deuteronomio 32:10-12) y es como una madre que da el pecho o que
amamanta (Isaías 49:13-15; 66:10-13); frente a este último, diferentes
estudiosos de la semántica hebrea, ven como la palabra hebrea “Shad”
Introducción |4

(ceno) es la raíz para uno de los nombres de Dios, El Shaddai. R.C.


Sproul, reconocido teólogo, explica lo siguiente:

“La Biblia misma no solo describe a Dios usando la imagen masculina


del padre, sino que a veces también toma prestadas imágenes femeninas.
Algunos estudiosos sostienen que las raíces semíticas y lingüísticas del
título divino El Shaddai aluden a uno con “Muchos pechos”, a uno que
proporciona a la nación salud y alimento”1

Las imágenes “femeninas” que Dios muestra son muchas; y seamos


sinceros, Dios no es hombre, ni tampoco es mujer. Dios es Dios,
está por sobre de eso, y nosotros como hombre y mujeres hemos
sido hechos a su imagen y semejanza, tomando culturalmente roles
diferentes, pero a la vez con la misma fuerza, capacidades y valores
que Dios puso en nosotros.

Al ver rápidamente este repaso por el amor de Dios hacia lo


femenino, vemos también la necesidad que tenemos como iglesia de
ocuparnos y luchar por las mujeres que han sido violentadas de una u
otra forma. Dios usó la realidad humana y eclesiástica escondida en
nuestros ojos para llevarnos a escribir y es así como comienza la
travesía de este libro.

Dios utiliza variadas formas para hablarnos y llevarnos hasta aquí. Un


día recibo una llamada telefónica, recojo mi mochila y parto a la
Fundación, donde me esperaba la pastora Carolina con una mujer.
Esta mujer me empieza a comentar lo que le sucedía y mi corazón se
empieza a entristecer, pero eso no fue lo más fuerte, eso no fue lo
peor; pero si fue el comienzo de capacitaciones, cursos, diplomados y

1
RC Sproul (2001) “Family Practice”; Phillipsburg, Presbyterian & Reformed
Publishing.
5|Guía de Acción Pastoral en VCM

charlas en torno a la Violencia Contra la Mujer. Fue el inicio de


proyectos, ideas y programas. Fue el comienzo de la Red de
Monitores en Prevención de Violencia contra la Mujer de la
Fundación Betesda y el comienzo del grupo de “Celebremos la
Recuperación” en torno a esta temática. Se podría decir que fue el
comienzo de este libro, pero no fue así, el comienzo de este libro es
diferente.

Hace un par de años nos invitan a dar un taller para


aproximadamente 150 mujeres evangélicas. Era un congreso de
mujeres, todas líderes de Uniones femeniles, dorcas, células de
mujeres o como les llamen en sus respectivas iglesias. En resumen,
eran mujeres que conocían de Dios y que lideraban en sus iglesias. El
taller fue como varios que hemos dado, aunque por primera vez era
dirigido a gente evangélica, siempre habíamos puesto nuestro
esfuerzo (tanto social como evangelístico) hacia fuera de las cuatro
paredes eclesiásticas. El taller era normal, pero mal hecho. Con
menos énfasis a que las mujeres presentes hablaran, ya que queríamos
que obtuvieran herramientas para ayudar a quienes son violentadas.
Al terminar el taller y al correr los días del congreso, varias mujeres se
me acercaron, una tras otra diciéndome que ellas son violentadas, ya
sea física, social, económica, sexual o psicológicamente.

Pero todo se derrumbó en mi mentalidad evangélica, cuando una


esposa de un pastor, al cual yo conocía, me cuenta que ella misma ha
sido violentada físicamente; con vergüenza y tristeza me empieza a
contar mayores detalles. La gente pasaba a mi alrededor y yo
sinceramente quería que alguien me sacara de ahí, no quería seguir
escuchando, no quería ver la realidad de que muchas mujeres son
violentadas dentro de la iglesia.
Introducción |6

Ese día empezó en mi corazón el deseo de escribir este libro, ese día
empezó en mi corazón el ardiente deseo de seguir trabajando, y ya no
tan solo para fuera de la iglesia, sino también para dentro de nuestra
amada religión.
Uno de los primeros pasos fue crear la campaña “No lo saques de
contexto”, donde hermanos en Cristo reconocidos e importantes en
el área teológica nos compartían sus reflexiones en torno a diferentes
malas interpretaciones que hemos escuchado en el tratar con mujeres
violentadas.

Entre ellos, el Dr. Humberto Lagos Schuffeneger, director de la


Oficina de Asuntos Religiosos del Gobierno de Chile. Doctor y
Licenciado en Sociología, Licenciado en Derecho, Ciencias del
Desarrollo y Diplomado en Teología; es además un destacado
profesor universitario y escritor de varios libros. Frente al siguiente
versículo: “… aunque te golpee, jamás podrás separarte de mí, porque la Biblia
lo dice: Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras este vive;
pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido”. Romanos 7:2”,
el Dr.Lagos escribió que:

“Respecto del tema de violencia a mujeres al interior de relaciones


familiares matrimoniales y de convivencia estable como parejas, es obvio
que el texto bíblico novotestamentario no respalda, ni valida, su ejercicio ni
al interior, ni fuera de la relación. Respecto de la enseñanza bíblica
integral, no debe olvidarse que la convivencia mujer-hombre en la
estructura de la familia está animada por propuestas de tratos respetuosos,
fundados en el amor, entre los miembros de la pareja que estabiliza vida
en común. Por ello, no debe leerse literalmente e inferir algún supuesto que
defina a la mujer casada como la única portadora de la obligación de
sujetarse al marido mientras él viva. El "sujetarse", como propuesta de la
recomendación bíblica, es una fórmula verbal que debe conjugarse en tanto
7|Guía de Acción Pastoral en VCM

que ambos, mujer y hombre, se deben fidelidad y una convivencia


permanente en paz y concordia. El texto de Romanos 7: 2, no está
imponiendo, o recomendando, una especie de sumisión esclava de la mujer
al interior de la vida común. Lo que se propone por el Apóstol es el respeto
común a la decisión libre de los convivientes matrimoniales en dirección a
una estable permanencia en la institucionalidad legal que los une; la que
exige, también, vivir en paz y armonía en los espacios familiares.

De ninguna forma, la recomendación de vida de relación permanente aquí


descrita, es puerta abierta para que el marido-hombre que ejerce violencia
sobre la cónyuge-mujer, le imponga obligaciones de asentir, de soportar en
silencio tratos vejatorios y violentos, buscando respaldar la "sujeción" como
mandato divino; aunque esta se asiente en conductas crueles e inhumanas.

Suponer, en una pésima lectura de propuestas bíblicas, que el Dios de


Justicia y Paz, cuya textualidad se expresa en el Antiguo y el Nuevo
Testamentos Bíblicos, está "permitiendo" justificaciones a formas violentas
en perjuicio de mujeres, al interior de las relaciones de pareja; es, sin
dudas, sacar de contexto las recomendaciones apostólicas referidas al
respeto a la dignidad de las personas."

Es así como varias personas se sumaron a esta campaña,


siendo el primer paso que realizábamos, el dialogo en torno a la
violencia dentro de las comunidades eclesiásticas.

El entender como iglesia que la mujer es digna de respeto y


admiración, que sus potenciales son iguales al de los hombres, que
sus capacidades son asombrosas y que, finalmente, como iglesia,
tenemos que ser los principales promotores de la dignificación de las
mujeres, porque Cristo lo hizo, porque Dios lo muestra a través de la
Biblia y porque finalmente, el cristianismo en su historia, ha sido y
Introducción |8

tiene que ser un movimiento liberador, que dé valor a las personas.


Solo tenemos que echar un vistazo a los primeros movimientos
feministas, y como las llamadas “feministas maternales” nacen en
torno a la reflexión bíblica del rol y valor de la mujer.

Las Feministas de la primera ola estuvieron activas en el siglo IXX y


principios del siglo XX. Operaron mayormente bajo una
cosmovisión bíblica y su principal discurso era el considerar a la
fémina como mujer y como ser humano. Para ellas, la mujer no debía
ser juzgada con normas masculinas, sino femeninas, igualmente
valiosas. Las feministas maternales, tenían una alta opinión de la
mujer, de los niños y de la familia, así como una gran conciencia
social y familiar.

En EE.UU. las feministas maternales lideraron la lucha para sacar a


los niños y a las mujeres de las fábricas, donde eran explotados/as, y
devolverlos/as a los hogares. Lucharon por un sueldo justo para sus
esposos y educación de calidad para sus hijos.

Algunas líderes feministas y cristianas fueron:


- Sojourner Truth (1797-1883): Reconocida evangelista, fue líder de
los movimientos abolicionistas y feminista. En la convención de
Mujeres Ohio 1851, dio su famoso discurso "¿Y acaso no soy
mujer?"
- Susan B. Anthony (1820-1906): Criada en una piadosa familia
cuáquera, se opuso a la esclavitud, al aborto y apoyó el sufragio
femenino.
- Elizabeth Stanton (1815-1902): Tutorada por un pastor
presbiteriano, retó al sexismo en la sociedad y en la iglesia.
9|Guía de Acción Pastoral en VCM

Entre los hombres líderes cristianos que se declararon feministas


están: William Carey, Amy Carmichael y Hudson Taylor; quienes
lucharon contra la prostitución infantil, la quema de viudas en India y
el vendaje de pies en China.

Es así como empezamos como fundación a reunir a diferentes


profesionales del área profesional, teológica y pastoral, para que nos
ayuden en este escrito, el cual busca ser una ayuda ministerial y
pastoral en el trabajo con mujeres violentadas en cuatro grandes
áreas: perspectivas bíblicas, abordaje pastoral, perspectivas legales y
modelos de acción para iglesias y agentes pastorales.
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CAPITULO 1

PERSPECTIVAS BÍBLICAS DE LA VIOLENCIA CONTRA


LA MUJER

Pilar Medina

“Toqué a mis hijos chicos. No me reconocían. Y los más grandes


lloraban igual. Yo decía, ¿cómo los voy a sacar a par, que tanto les
gusta, cómo los voy a ver? Sufrí demasiado. Por eso sufrí la verdad”

Declaración de Nabila Rifo en el Tribunal Oral en Lo Penal


de Coyhaique.

Durante el año 2016 se registraron en Chile treinta y cuatro (34)


femicidios consumados2, y a septiembre de 2017 se registran veintiún
(21) femicidios consumados y cuarenta y seis (46) que han sido
frustrados. Gracias a los medios de comunicación y las redes sociales,
la violencia contra la mujer (VCM) ha podido ser visibilizado y
situado como un tema central en diferentes contextos socioculturales,
que requiere imperativamente ser dialogado y considerado al interior
de las comunidades cristianas. Antes de hablar acerca de violencia
contra la mujer, es de importancia conocer a partir de los Evangelios,
cómo Jesús se relacionó con la mujer, entregando una perspectiva
que transformó y pretende seguir transformando la realidad.

2Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. (2017). Femicidios. Recuperado


de http://www.minmujeryeg.gob.cl/sernameg/programas/violencia-contra-las-
mujeres/femicidios/
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La Biblia y la mujer

El relato del Génesis3 se refiere a una mujer que había sido creada
para ser de ayuda al hombre, pero que sin embargo, fue quien le dio
de comer el fruto prohibido, lo que desencadenó en la expulsión de
ambos del paraíso. Esta imagen fue desarrollando a través de los
años, que el pueblo judío tuviera una mirada hacia la mujer asociada a
la tentación y el pecado4.

La mujer era considerada como una pertenencia: propiedad del


hombre. Para casarse, el futuro esposo entregaba una dote al padre
de la mujer, o en caso de no tener recursos suficientes, trabajara para
él5. Si quedaba viuda, pertenecía a sus hijos o volvía al padre. Al
interior del hogar debía cumplir con sus obligaciones, en cuanto a los
roles de esposa y madre, y podía ser repudiada si el esposo
encontraba algo reprochable en ella6. Durante su menstruación y
período post-parto, era vista como impura, y nadie debía acercarse, ni
tocar los elementos que ella hubiere contaminado.7

En la vida religiosa también existían normas que marcaban la vida de


la mujer. Estaban separadas del hombre en la sinagoga, y las normas
de pureza solo les permitían ingresar al atrio de los paganos y al de las
mujeres. En el ámbito público, no podían recorrer otros lugares fuera
de casa si no estaban acompañadas por un varón, ni sin un velo que
cubriera su rostro.

3 Génesis 2.4-3.24, Nueva Traducción Viviente.


4 Pagola, J. (2007). Jesús: Aproximación histórica. Madrid, España: PPC
5 Génesis 29.18, Nueva Traducción Viviente.
6 Deuteronomio 24.7, Nueva Traducción Viviente.
7 Levítico 12, Nueva Traducción Viviente.
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En pocas palabras, la cultura judía de aquella época, tenía una


perspectiva restringida hacia la mujer. Ella se encontraba en una
situación de desventaja y vulnerabilidad social, que no le permitía
acceder a espacios de mayor inclusión junto al hombre.

Jesús y la mujer

Visible es su condición y relevancia en la sociedad del siglo I. En el


relato de la alimentación de Jesús a los cinco mil. El texto – Lucas
9.10-17 – refiere en el versículo 14, que “había alrededor de cinco mil
hombres allí”, pero esta cantidad no consideraba a las mujeres y los
niños. Ambos grupos sociales eran estimados menos importantes,
por lo que no se hace mención de ellos. Sin embargo, es posible
inferir que entre la multitud, muchas mujeres y muchos niños y niñas
– que debían permanecer al lado de sus madres – se encontraban
también siguiendo a Jesús y sus enseñanzas.

Frente a este escenario, conocer y reconocer la actitud de Jesús con la


mujer, es clave. Existen diversos pasajes bíblicos que grafican la
relación de Jesús con las mujeres, y su revalidación en la sociedad. Él
no permaneció inmóvil frente a lo que consideró incoherente con el
mensaje del reino de Dios, sino que actuó en concordancia con ello,
entregando dignidad a quienes habían sido rechazados o minimizados
por la sociedad.

En los relatos de los Evangelios, la actitud de Jesús con la mujer


cuando enseña acerca del adulterio8 es relevante. Ella había sido
considerada como fuente de tentación hacia el hombre. Jesús expresa
que quien mira a la mujer con deseo, ya ha pecado en su corazón. Se

8 Mateo 5.28-29, Nueva Traducción Viviente.


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observa que “en una sociedad donde la lujuria del varón no era considerada tan
grave como la seducción de la mujer, Jesús pone el acento en la responsabilidad de
los hombres”9. No justifica las acciones erradas, sino que concibe que
ambos – hombre y mujer – están implicados de igual manera y ya no
es solo la mujer quien carga con el pecado.

Marta y María10 son otro ejemplo de la nueva perspectiva de Jesús. Él


estaba en casa de ambas, pero solo una de ellas estaba prestando
atención a sus palabras. Marta se encontraba ocupada con los
preparativos y las labores del hogar, y al contrario, su hermana se
sentó a los pies de Jesús para oír sus enseñanzas. La mujer no era
digna de escuchar a un Maestro, este era un privilegio del hombre.
Sin embargo, Jesús considera que María es quien ha tomado la mejor
parte. El pasaje no solo revela que es más relevante preocuparse por
aquello que tiene relación con Cristo y su mensaje, sino que muestra
que la mujer tiene el mismo derecho y privilegio de escuchar aquello
proveniente del Rabí. Si bien, esa realidad es habitual hoy y no genera
mayores conflictos, no lo era para la época histórica de Jesús.

En la parábola de la levadura11, también hay una alusión importante a


la mujer, que es poco considerada. El texto usa la comparación del
reino de Dios, con una levadura que una mujer utilizó para hacer
pan. Esta es una mención sencilla, pero llena de significado. Las
seguidoras que oyeron esta parábola, posiblemente quedaron con una
sensación de valoración, al haber sido mencionadas en la boca de un
Rabí, pero no de forma negativa. Este solo hecho, es una
transformación.

9 Pagola, J. (2007). Jesús: Aproximación histórica. Madrid, España: PPC. p.218


10 Lucas 10. 38-42, Nueva Traducción Viviente.
11 Lucas 13.20, Nueva Traducción Viviente.
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La mujer también es mencionada en la parábola de la moneda


perdida12. Aquí, nuevamente, es incluida en una enseñanza de Jesús, y
lo es de manera positiva, como un ejemplo de actuar. Situada en una
metáfora del amor de Dios, ya que la alegría de ella se compara a la
de los ángeles cuando alguien decide seguir a Cristo. Ellas también
son parte del reino de Dios, y pueden ser incorporadas en sus
enseñanzas. Ya no están relegadas fuera, sino que Jesús las valora y
distingue.

Además de las parábolas de Jesús, en que presenta a las mujeres


como parte digna del reino de Dios, Marcos hace un relato de la
ofrenda de la viuda13, en donde muchas personas de buena situación
económica ofrendaban grandes cantidades, y entre ellas, aparece una
mujer viuda que solo tenía dos monedas y las ofrendó. Jesús la sitúa
como ejemplo de generosidad. Ella no es cualquier persona dentro de
un relato, es una mujer, es viuda y evidentemente pobre. A la luz
actual, este pasaje no hace mayor ruido, pero al comprender que estas
tres características no eran valoradas por la sociedad judía, sino que
implicaban que la persona estaba abajo en la escala social, es posible
darse cuenta lo relevante que es que Jesús haga mención de ella, y la
considere como un referente.

El relato de la mujer con flujo de sangre14, también es revelador. Una


mujer que por doce años sufría de una continua hemorragia, acude a
Jesús. Según las normas, ella es considerada impura. Nadie debía
tocarla, todo aquel que lo hiciera quedaba contaminado. Durante
todo ese tiempo ha estado apartada de la sociedad, posiblemente sin
contacto con otras personas, y en un acto de osadía y fe, toca el

12 Lucas 15.8-10, Nueva Traducción Viviente.


13 Marcos 12.41-44, Nueva Traducción Viviente.
14 Lucas 8.43-48, Nueva Traducción Viviente.
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manto de Jesús con la intención de ser sanada. Jesús no teme a que


una mujer impura toque su ropa, le interesa mucho más el bienestar
de la mujer. Concibe como prioritario, la dignificación de ella en la
sociedad, su libertad y sanidad no solo física, sino integral.

Al relacionarse con la mujer samaritana15, Jesús también enseña desde


la transformación. Ella, una mujer, samaritana, sin marido y con
varias parejas previas, no proyectaba una buena imagen hacia los
demás. Jesús le habla, aún cuando no correspondía que una mujer
interactuara con otro hombre. Además pertenecía a un pueblo con el
que los judíos no mantenían relación alguna, y tenía una conducta
sexual inapropiada para la sociedad. Él le presenta un nuevo
mensaje, dejando de lado los prejuicios existentes. Por lo que
demuestra que todos y todas son dignos del mensaje del reino de
Dios. Todos y todas son parte.

La mirada de Jesús en cuanto a la mujer reivindica a aquellas que han


sido dejadas al margen de la vida social. Las valida como personas, no
como objetos ni propiedad. Para Jesús y el mensaje de Dios, la mujer
ya no está debajo, ni es menos importante o desvalorizada. Ellas son
relevantes, del mismo modo que lo son los hombres. Mujeres y
hombres son parte del reino, sin importar clase social, género o edad:
“ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes
son uno en Cristo Jesús”16.

La praxis de Jesús presenta una nueva forma de relaciones humanas.


Relaciones fraternas, sustentadas en una mirada de iguales desde el
amor del Padre. Si bien, en la actualidad se dista de la estructura
social judía neotestamentaria, siguen existiendo desigualdades y

15 Juan 4.1-30, Nueva Traducción Viviente.


16 Gálatas 3.28, Nueva Traducción Viviente.
17 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

diferencias que se han priorizado mucho más que, en palabras de


Pablo, el hecho de que “ustedes son uno en Cristo Jesús”. En la
propuesta del Mesías, el reino de Dios devuelve a las personas
aquello que habían perdido: su integridad, dignidad, humanidad. La
palabra que entrega el unigénito da a los niños y niñas una
importancia que no les habían permitido, al leproso la humanidad
que se le había arrebatado, sitúa a los últimos como los primeros,
integra al pobre que estaba fuera de la sociedad, y brinda a la mujer la
dignidad que no se le había otorgado. Genera un desafío aplicable
para ese contexto, pero también para hoy, en donde sus palabras, “si
alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta
de vivir, tomar su cruz y seguirme”17 cobran profundo sentido.

¿Por qué hablar de violencia contra la mujer?

El evangelio propone un discipulado de iguales18, en donde se


construya también una iglesia de iguales. Iguales en dignidad, en el
valor dado por Dios, en Cristo. Esto conlleva una renuncia al poder y
dominio por sobre otros, para vivir una horizontalidad que debe
reflejarse en las relaciones con los demás. El evangelio invalida
entonces la VCM, por implicar una noción de superioridad y de
agresión, contraria a los valores del reino.

Es por ello, que frente a una realidad como lo es la violencia contra la


mujer, la iglesia no debe quedarse sin actuar. La iglesia ha de ser un
espacio en donde se vivencie el “abandono de la manera egoísta de
vivir” y se construya un experiencia horizontal, en amor y dignidad.
No puede justificar la VCM, menos aún, sustentarla en el mensaje de
la Palabra. Los textos referidos anteriormente, expresan de manera

17 Mateo 16.24
18 Schüssler, F. (1989). En memoria de ella. Bilbao: Descleé de Brouwer.
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clara la perspectiva de Jesús y por consiguiente, del evangelio, en


cuanto a la mujer. Por ello y por el mensaje integral del reino de
Dios, las comunidades cristianas han de ser el espacio en donde las
diferencias etarias, sociales, culturales y sexuales sean superadas.

Reconocer la existencia de diferentes expresiones de violencia contra


la mujer, permite enunciarlas, identificarlas y actuar en contra de ellas.
Contribuye a que cristianos y cristianas tomen un rol activo y
trabajen en pro de su erradicación o disminución. El evangelio
implica no solo la proclamación, como el hecho de hablar de Cristo,
sino también la praxis, como la acción transformadora que refleje el
amor de Dios en la sociedad.

Decíamos anteriormente que en chile, durante el año 2016 se


registraron treinta y cuatro (34) femicidios consumados19. Las cifras
expresan una situación social que no puede ser ignorada, más aún,
porque el femicidio no es la única expresión de violencia contra la
mujer. Existen otras que posible sean desconocidas o que pasen
desapercibidas por el entorno y que se mencionarán en el siguiente
capítulo.

Lamentablemente, existen diversas normas y creencias sociales que


aún avalan la violencia contra la mujer. Más complejo aún, algunas de
ellas se derivan desde las creencias religiosas y son legitimadas por
espacios y líderes eclesiales. Como iglesias es de vital importancia,
dialogar acerca de esta problemática en la sociedad. Es parte del rol

19 Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. (2017). Femicidios.


Recuperado de http://www.minmujeryeg.gob.cl/sernameg/programas/violencia-
contra-las-mujeres/femicidios/
19 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

de los discípulos y discípulas de Cristo, ser luz en medio del mundo20


y accionar a partir de lo que propone el evangelio.

El desafío está dado. En primer lugar, conocer e interiorizarse acerca


de la violencia contra la mujer, a fin de dialogarla y visibilizarla. En
segundo lugar, comprender la propuesta entregada desde Jesús y el
evangelio, en torno a las relaciones humanas y sociales, y cómo
Cristo dignificó y revalidó a quienes están vulnerados y oprimidos. Y
por último, trabajar y tomar acciones concretas en pro de erradicar
las expresiones de VCM, y cualquier forma de agresión. Desde las
comunidades cristianas es posible realizar más de lo que se cree. Aún,
si no es factible incidir en los espacios macro o en las políticas
sociales, siempre es posible influenciar el entorno, los pequeños
espacios, las familias, aquello que nos rodea. Una iglesia que
responde al mensaje de Jesús, también es una iglesia que actúa y
construye una sociedad en donde los valores del reino se pueden
manifestar.

20 Mateo 5.14-16, Nueva Traducción Viviente.


21 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

CAPITULO 2
LA VIOLENCIA DE LA MUJER DENTRO DE LA IGLESIA: UN
ABORDAJE PASTORAL

Carolina Huitraiñan

Enfrentar el tema de la violencia contra la mujer dentro de la iglesia,


pareciese retar a un tabú. Detrás de las paredes de los templos y casas
de aquellos que componen nuestras comunidades de fe, se viven
realidades ignoradas y omitidas, que por distintas razones silenciamos
y a veces tristemente ocultamos.

Quizás, por no querer remover un tema sensible que genere escozor


y/o vergüenza, tanto para maltratadas y maltratadores, o porque
simplemente el problema se encuentra tan sumergido, se imposibilita
visualizarlo en toda su magnitud. Es como tener un elefante, dentro
del living de la casa, sin que nos hagamos cargo del mismo,
ignorándolo o reduciéndolo al punto de responder de una manera
simplista y anacrónica. Precisamente, es lo que ocurre con la acción y
abordaje de la pastoral, hacia quienes sufren VCM en los entornos de
la iglesia, ambas quedan presas por el simplismo y el reduccionismo,
sin la capacidad de encaminar a las víctimas en el tránsito de la
restauración de sus vidas.

Ya sea por una u otra razón, debemos diagnosticar el problema de la


VCM en la iglesia, ofreciendo una propuesta de respuesta que
trascienda desde lo teológico (teórico) a lo pastoral (práctico); y que
se traduzca en beneficios de miles de mujeres que viven el flagelo de
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 22

la violencia en todas sus formas. No olvidemos, que Jesús es el dador


de oportunidades. Observamos en las páginas anteriores que Él fue la
voz de aquellas que no la tenían, dignificando a la mujer en un medio
cultural misógino, trayendo consigo una renovación en la
comprensión de su rol y situación frente al hombre. De ahí la
importancia de avanzar y revisar, tanto nuestras prácticas pastorales y
procesos de consejería, ya que indudablemente ambas requieren un
proceso de contextualización y actualización, conforme al cambio de
entorno social y cultural que enfrentamos en nuestra sociedad
contemporánea. De lo contrario corremos el riesgo de quedarnos
detenidos, haciendo de la iglesia un espacio de injusticia y
discriminación.

Si bien, el tema de la violencia en los entornos eclesiales y familiares


es mucho más amplio que la VCM, esta última merece nuestra
especial atención21. En un espacio como la iglesia, en el cual se
proclaman valores propios de una cosmovisión cristiana, tales como:
el respeto, la solidaridad, la fe y el amor; pareciese inconcebible
siquiera pensar, que existen historias de maltrato y opresión a la
mujer. No olvidemos que la violencia a la mujer no es solo física,
puede manifestarse psicológica, sexual y económicamente. No
obstante, durante nuestro acercamiento pastoral a las mujeres de
nuestras comunidades de fe, nos damos cuenta de que no son pocas,
las que han estado o están experimentando algún tipo de violencia.
En la mayoría de los casos, existe un factor en común y es el
siguiente: “donde hay VCM, existe una especie de disfraz con el que se le
justifica, por un sesgo bíblico-teológico”, es decir mujeres que toleran dicha

21 Un título a aconsejar es “Rompiendo el silencio” de María Elena Mamarian de


Kairos Ediciones, quién trata el tema de la violencia en la transversalidad de la
realidad familiar, teniendo como foco en su trabajo, tanto la prevención y
tratamiento de agredidos y agresores
23 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

situación creyendo que es lo correcto y lo que es peor aún: que es


bíblico.

Un prejuicio del cual debemos desprendernos es que reflexionar o


tratar la VCM en la iglesia, es un tema de feminismo o teoría de
género22. Este sesgo nos imposibilita ver el flagelo de la violencia en
su real magnitud. Acercarnos a las víctimas de VCM en nuestras
comunidades, es vincularnos con “rostros” que reflejan vidas
condicionadas y heridas. La compasión y empatía con dicho dolor
son el motor que nos mueve a asistirlas y orientarlas en el camino de
la reconstrucción de sus vidas, que solo en y por medio de Dios
pueden alcanzar. Así diagnosticar, orientar y acompañar son verbos
claves a la hora de fijar un campo de acción en la pastoral hacía las
víctimas de la VCM en nuestras congregaciones.

Durante este abordaje, que hemos denominado “pastoral al tema de la


violencia a la mujer dentro de la iglesia”, estableceremos un diagnóstico
sobre cuál es la condición de la iglesia frente a la temática abordada.
Examinaremos algunos elementos objetivos, que nos hacen pensar
que la VCM es una realidad multinivel en la iglesia y no un mito
construido en torno de un paradigma ideológico que se encuentra de
moda. Para dicho propósito, presentaremos algunas estadísticas que
sí bien no reflejan del todo la realidad de nuestro contexto local, sí
pueden servir de apoyo referencial, para fijar objetivamente a la VCM
dentro la iglesia, como un problema real y que establece tareas para la
praxis pastoral.

22 Cabe indicar que quién escribe, no suscribe a la teoría de género. El enfoque


del trabajo no se fundamenta en los “ismos” (machismo y feminismo) sino sobre
la base de una teología y praxis pastoral que apunta a la restauración de las
personas, como eje de acción sobre la base de un evangelio integral
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 24

Posteriormente compartiremos un testimonio o caso (por razones de


proteger la intimidad de las personas omitiremos nombres) que nos
presentó un desafío a la acción pastoral. Es “Una historia que refleja
muchas historias” y que nos permite ser sensibles a la urgencia de
intervención, para que el Reino de Dios transforme dichas realidades
e historias de vida. Describiremos como se llevó a cabo el proceso
de acompañamiento y de orientación práctica que fue ejercido desde
el “aprender - haciendo”.

Finalmente plantearemos una propuesta pastoral que, si bien no


pretende ser la “panacea” al problema, presentará una propuesta
práctica centrada en el “cómo” podemos intervenir y auxiliar a
aquellas personas que viven la tragedia de la violencia en carne
propia, teniendo como eje de acción la restauración de sus vidas de
manera integral en Cristo. Dicha propuesta es presentada
didácticamente como pasos de acción pastoral a las víctimas de VCM
dentro de la iglesia. El saber cómo orientar es vital para ser exitosos
en las acciones que conduzcan a una restauración efectiva de la
persona. Debemos ser humildes para aprender y reaprender de ser así
necesario y hacer de nuestra tarea de consejería y orientación, una
tarea eficaz.

La VCM en la iglesia ¿Realidad o Mito?

Hemos señalado que la VCM es una problemática multinivel en la


iglesia, ¿Con qué elementos objetivos podemos hacer de esta frase
una afirmación y no simplemente un juicio arbitrario? Permítanos
compartir los siguientes argumentos para validar la afirmación que
hemos propuesto.
25 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

En primer lugar, la iglesia en mayor o en menor grado refleja las


problemáticas de una sociedad o contexto específico. No podemos
pensar idílica e ingenuamente, que se encuentra desconectada de los
conflictos de su entorno. Por deducción, los datos país en torno a la
VCM, son perfectamente aplicables a la realidad de la iglesia. Por
ejemplo, la Encuesta Nacional de Victimización por Violencia
Intrafamiliar y Delitos Sexuales, realizada por el Ministerio del
Interior en el año 2008, informó que la prevalencia de cualquier tipo
de violencia doméstica contra las mujeres de 15 a 59 años alcanzaba
un 35,7%. Del total de estas mujeres, el 32,6% había sido
simultáneamente víctima de violencia psicológica, física y sexual 23.
En el 2011 según estudio de la CEPAL24, a través del Observatorio
de igualdad de género de América Latina y el Caribe, Chile se
encontraba en el 4° lugar a nivel latinoamericano en lo que a
femicidios se refiere. Ya en el 2014, el mismo organismo mostraba
que en nuestro país, de un universo de 100.000 mujeres, 40 de ellas
habían sido víctimas de femicidio, es decir una tasa de 0,4. En
relación al mismo tema, según el Instituto Nacional de Estadísticas
(INE), en el 2015 hubo 112 femicidios frustrados y una tasa de 1,23;
es decir, por cada 100.000 mujeres hubo 1,23 femicidios frustrados,
lo que representa una tendencia al alza en los últimos tres años25.
Todo lo anterior considera únicamente los casos más extremos de
violencia en contra de la mujer, donde ellas se encuentran en peligro
de perder sus vidas. En síntesis, es una realidad abrumadora en torno
a la VCM en nuestro contexto país y que de uno u otro modo afecta
también el entorno familiar de nuestras comunidades.

23 Informe Monográfico 2007-2012. Violencia de Género en Chile, Ministerio del Interior


de Chile, Pág. 22
24 La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es el organismo

dependiente de la ONU es responsable de promover el desarrollo económico y social de


la región.
25 http://www.ine.cl/estadisticas/menu-sociales/genero
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 26

¿Pero qué decir de la realidad del evangelicalismo chileno? Sí bien no


existen estudios e investigaciones en torno a la violencia intrafamiliar
en general y la VCM en específico de la iglesia a nivel país, ha habido
algunas encuestas en otros países latinos que pueden servir de espejo
en el cual reflejarse. En julio de 2014, la organización Paz y
Esperanza Internacional (Peace and Hope International) realizó el
estudio denominado “Dentro de las cuatro paredes- Evangélicos y violencia
doméstica en el Perú”26. Los datos fueron reveladores al desnudar una
realidad subterránea y negada dentro de las iglesias locales. Por medio
de una encuesta realizada en los departamentos de Lima, San Martin,
Apurímac y Huánuco, que contemplaba un amplio rango de
denominaciones (desde las históricas a neo pentecostales) se
establecieron las siguientes conclusiones:

 4 de cada 10 encuestados negaba la posibilidad de violencia


en los hogares evangélicos. Es decir, cerca de la mitad
considera inviable la existencia de la violencia en las familias
que componen las respectivas iglesias locales.
 7 de cada 10 evangélicos adultos, al menos fue víctima de
violencia una vez en los últimos tres años en el ámbito del
hogar.
 En cuanto a las causales del maltrato un 48,2% señaló que
fue por influencia del diablo. Es decir, 5 de cada 10
responsabilizan a Satanás.
 Mientras que un 33,5% indicó que la principal causa que se
ejerza la violencia en el hogar evangélico es porque la mujer
no se sujeta al marido. Es decir, 1 de cada tres presenta una
26“Dentro De Las Cuatro Paredes, Evangélicos y violencia doméstica en el Perú”,
Fundación Paz y Esperanza, julio 2014
27 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

justificación bíblico-teológica al tema de la violencia cuando 3


de cada 10 hombres creen que la voluntad de Dios es que la
mujer obedezca a su marido aún si es víctima de violencia; en
contraste, 2 de cada 10 mujeres opinan lo mismo.
 De los cristianos evangélicos encuestados, 3 de cada 10 creen
que la denuncia es nociva para el testimonio cristiano.
 2 de cada 5 mujeres evangélicas reportan haber sido víctimas
de violencia por parte de la pareja en algún momento de la
relación. Es decir, Un 40% de las mujeres evangélicas
encuestadas.
 En torno a la VCM las cifras son más desalentadoras. De
cada 2 mujeres, a 1 le han negado el afecto y han sido
ignoradas. 2 de cada 10 han sido chantajeadas. 3 de cada 10
han sufrido control. 3 de cada 10 han sido humilladas. 2 de
cada 10 ha recibido empujones y jalones. 1 de cada 10 ha
recibido puñetes y patadas. 1 de cada 10 sufre de violencia
sexual.

Podríamos, pensar que los resultados de la encuesta, solo se


circunscriben a un contexto especifico. La misma organización
realizó una encuesta en las iglesias de Guayaquil, Ecuador, en agosto
del 2014. Sobre un universo de 379 personas encuestadas, los
resultados fueron prácticamente los mismos27. Agregar que cuando
fueron consultados ¿Por qué no buscaron ayuda? Las respuestas
fueron las siguientes:

 43% de mujeres y 16% de varones: “por cuidar el testimonio


cristiano”.

27“Dentro De Las Cuatro Paredes, Evangélicos y violencia doméstica en Guayaquil”,


Fundación Paz y Esperanza, agosto 2014
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 28

 33% de mujeres y 25% de varones: “es parte de la vida / es


normal”.
 23.8% de mujeres: “porque debo someterme a mi marido”.
 42.9% de mujeres y 8.3% de varones: “para que mis hijos no
crezcan sin padre”.
 33.3% de varones y 28.6% de mujeres: “por vergüenza y
humillación”.
 28.6% de mujeres y 25% de varones: “no sé a dónde ir”.
 19% de mujeres: “no quiero hacerle daño”.
 8.3% de varones: “mi pastor me aconsejó no ir a los tribunales”.

Estas dos realidades latinas y sudamericanas nos evidencian que si


bien no existen estudios específicos en relación a la situación chilena,
es posible observar una tendencia en los países que nos rodean. Lo
triste es que en la actualidad muchas comunidades de fe persisten en
negar el drama de la violencia intrafamiliar y la VCM. Dicha
negación, no es necesariamente explícita, sino que parte por el
silencio y la incapacidad de denunciar la injusticia. La necesidad de
hacernos cargo apremia. Detrás de estas cifras y datos, se encuentran
vidas y rostros, que llevan en lo profundo de su alma, marcas y
cicatrices que requieren de la restauración de su dignidad como
personas. A continuación, veremos “una historia que refleja muchas
historias”, es decir un testimonio entre muchos que es más que una
cifra de estadística.
29 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Una historia que refleja muchas historias

“Una mañana, una mujer de nuestra congregación se dirige a nosotros en busca


de ayuda. No tenía a quien recurrir ni menos en quien confiar, pues venía de una
realidad cruda familiarmente y siempre había sido enseñada a obedecer
irrestrictamente a su esposo, ya que él era la cabeza del hogar (jerárquicamente en
superioridad sobre ella; además Dios mismo lo ponía en esa condición). Sin
embargo, ella quería consultar a alguien hasta cuándo y dónde debía obedecer, a
quien, en este caso, debía amarla, respetarla y protegerla.

Con el correr de los días y semanas, el abuso y maltrato de su esposo iban en


aumento, transitando desde lo psicológico, pasando por lo financiero y llegando a
lo físico. Era obligada a comer fuera de casa, porque simplemente su marido
despertaba enojado. Este, siempre ejercía un control con la intención de
dominarla, así los malos tratos fueron en aumento, al punto dejarla sin once por
14 días, con la excusa de que estaba gorda y fea. Todo esto trajo como resultado
que enfrentara una fuerte depresión, siendo invadida por pensamientos de suicidio.

Al punto de no dar más se vio obligada a transparentar su condición. Marcada


por una baja autoestima y por la vergüenza, se dirigió a nosotros al finalizar uno
de nuestros servicios. En medio de un mar de lágrimas explotó y literalmente dio
un grito pidiendo ayuda. Fue la primera vez que nos encontrábamos con una
historia como esta. La sensación de impotencia y de no saber qué hacer nos
abrumó, aún la recordamos como aquel día”

Esta historia gracias a Dios termina con un lindo final. Ella decidió
denunciar y dejar a su agresor. Fue una tarea dura pero no imposible,
iniciando así un proceso de restauración en su vida que continúa
hasta el día de hoy. Este es el relato de una mujer que asistió los 20
años de matrimonio a la iglesia, donde su esposo desarrollaba un
liderazgo espiritual. Cabe señalar que en diversos estados de su vida
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 30

conyugal quiso transparentar y sanar su condición, recurriendo a


variados consejeros y pastores. Sin embargo, algunos de ellos en su
momento redujeron su orientación al decir que dicha situación era
“su cruz”; y por tanto debía llevarla con dignidad y orar para que
algún día el agresor cambiara. Frente a esto, no es nuestro ánimo
hacer algún juicio de valor, pues la mayoría de las personas que
ejercen la consejería en estos casos cuentan con las herramientas y
redes de apoyo mínimas para poder orientar y derivar de ser así
necesario.

Preguntas como ¿Qué hago? ¿Cómo oriento? ¿Dónde derivo? no son


fáciles de responder cuando no hemos sido capacitados al respecto.
Por dicha razón existe la imperiosa necesidad de una pastoral
dispuesta a “aprehender”, es decir no tan sólo aprender teóricamente,
sino empaparse de la necesidad de aquellas que sufren hoy en
silencio.

Conducir a la restauración es la meta de la asistencia pastoral.


Entendemos esta restauración como la posibilidad de volver a
empezar, reconstruir y desarrollar una vida a plenitud de un potencial
dado por Dios. Lo que es fiel reflejo de un mensaje trasformador e
integral como el evangelio del Reino de Dios y su justicia, en la vida
de una persona y/o comunidad. Además, no es excluyente; es tanto
para víctimas como para victimarios, agredidas y agresores.
Señalamos esto último, pues puede suceder que nuestra identificación
y empatía con el dolor de las víctimas, nos haga cerrar “puertas de la
gracia” a aquellos que se encuentran en la vereda de ser victimarios o
agresores. Nuestra tarea no es tomar partido, sino orientar de una
manera bíblica, sensata y práctica, velando por la integridad de
aquellas y aquellos que buscan respuesta al mal que les aflige.
31 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Bien vale revisar cómo se desarrolló este tránsito que posibilitó, que
una mujer restaurara el valor y dignidad como persona que Dios
mismo le había asignado. Así se dio la “historia que refleja muchas
historias” de esta mujer que llegó a pedir auxilio a nuestra
congregación.

La primera reacción fue encontramos con una problemática para la


cual no estábamos preparados. No obstante, Dios nos guió
amorosamente en el proceso de acompañamiento. El primer
obstáculo por vencer fue nuestra propia desconfianza, al contenerla y
afirmar que creíamos en su relato (más adelante destacaremos la
importancia a este simple hecho). El contener es expresar amor y
preocupación, lo que significó dedicar tiempo de calidad, para poder
escucharle. Todas las vidas que han sido marcadas por la VCM que
hemos atendido llegan buscando ayuda, tras vencer su temores y
crisis de confianzas en los demás. Por dicha razón, las personas
atendidas deben sentir que se encuentran en un espacio protegido y
donde serán escuchadas, sin poner en entredicho su relato.

Lo segundo, fue mostrarle que Dios no es quien permite esta


situación, muy por el contrario, la aborrece. Existe un conflicto
importante tanto a nivel de convicciones y emociones en la victima
de VCM. En la mayoría de los casos, asumen que deben convivir con
dicha experiencia, pues viene de la providencia divina. Además, su
comprensión de la persona de Dios se ve afectada y distorsionada,
producto del abuso espiritual, ya que lo ven como un verdadero
tirano, a quien le asigna la responsabilidad de su dolor y situación,
haciéndose dificultoso creer en un Dios compasivo, misericordioso y
amoroso. Esta proyección es parte del proceso de negación que
experimentan.
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 32

En tercer lugar, la conducimos a perdonar. El perdón como principio


bíblico es fundamental para poder ser libres de la tiranía de los
recuerdos y sentimientos que corroen nuestro ser interior. Debe ser
ejercido no tan solo a su agresor, sino en muchos casos en torno a
sus propias vidas; es decir, es un ejercicio de “auto perdón” por las
malas decisiones y el tiempo perdido.

En cuarto lugar, por medio de la entrega de principios bíblicos y la


asistencia del Espíritu Santo en sesiones de consejería, la persona
redescubrió su valor e identidad. Una de las secuelas que enfrentan
las mujeres que han experimentado violencia, es la baja autoestima y
valoración, siendo encadenadas por sentimientos de culpa y
menosprecio que incluso las lleva a justificar la agresión psicológica,
física o sexual. En el caso particular de la persona que compartimos
el testimonio, los muros que se levantaron en torno a la vergüenza y
la posibilidad del descrédito social (eclesial) habían impedido
transparentar su situación.

En quinto lugar, derivamos a profesionales competentes en sus


disciplinas. En lo jurídico y lo psicológico la mujer violentada
requiere asistencia, que va desde la denuncia, a la asistencia de
organizaciones que el estado provee para su protección y bienestar.
Tuvimos el deber de acompañar y motivarle a denunciar a su agresor
de más de 20 años, respaldando su divorcio28. Además, fue necesario
comprender que nuestra tarea pastoral tiene límites que no pueden
exceder la frontera de las competencias profesionales.

28 Con respecto al divorcio, entendemos a este como una puerta de salida que
Jesús proveyó, en situaciones extremas. Si bien nuestra mirada pastoral es pro
familia y perseverancia en la relación matrimonial, debemos entender que la
violencia en el matrimonio es intolerable desde la concepción bíblica.
33 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Finalmente fue necesario invertir en lo económico. Uno de los


elementos que impiden que los casos de VCM salgan a luz es la falta
de autonomía económica. Las finanzas no son tan solo un medio de
violencia, sino de presión de parte de los agresores que manipulan y
controlan por medio de ellas. El impulsar económico de la mujer de
quien compartimos el testimonio, fue clave para que finalmente
saliese del círculo nocivo en el cual se encontraba.

Lo que acabamos de compartir fue nuestra experiencia. Sin perjuicio


de esto, siempre es perfectible la acción pastoral y cada caso amerita
un esfuerzo particular y una respuesta especifica. De cara a
plantearnos una propuesta de acción pastoral a las mujeres que viven
VCM en la iglesia, podemos afirmar que existen dos grandes esferas
de acción, primero la prevención y la contención de las víctimas.

Propuesta de acción pastoral a las mujeres violentadas dentro


de las iglesias

Nuestra propuesta se construye sobre cuatro pilares de acción. El


primer pilar es la prevención, la cual involucra la entrega de
información, la concientización y sensibilización en torno al tema. El
segundo pilar es la contención, que involucra la recepción de mujeres
que sufren VCM en la iglesia. El tercero es el acompañamiento,
donde se da origen a la orientación y por ende al proceso de
restauración por medio de la impartición de los principios bíblicos.
El cuarto es la derivación, correspondiente a la asistencia de
organizaciones y/o profesionales de diversas disciplinas, que
establezcan una red de apoyo en el reimpulso sus vidas. Todo lo
anterior, genera acciones que son sinérgicas en la asistencia y
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 34

protección de aquellas que sufren con la pesadilla de la VCM en los


ámbitos de nuestras comunidades de fe.

Prevención

La VCM en general es tema tabú y distante en nuestras comunidades;


por ende, todo lo que significa generar talleres de capacitación,
tiempos de reflexión y dialogo es fundamental para que el problema
se visualice y se genere la concientización necesaria. Por ejemplo, en
nuestra iglesia hemos tomado tiempos entre los servicios para fijar en
pocos minutos la realidad de la VCM en la congregación. Este hecho
fue suficiente para que mujeres se acercaran a buscar asistencia y
orientación. En cada actividad de concientización y sensibilización
del tema que hemos desarrollado se ha generado un doble efecto.
Primero personas que se animan a contar su propia experiencia de
VCM, venciendo sus propios tabúes. Segundo, personas que quieren
sumarse a colaborar en contra de este mal y que hacen de esta tarea
parte del desarrollo de su ministerio cristiano. En resumen, cada
acción de prevención contribuye tanto a la apertura del tema en
nuestras comunidades, como de las víctimas del mismo.

Contención

Es la parte de la recepción de los casos de violencia contra la mujer.


El primer paso es dar credibilidad al relato, particularmente porque la
víctima ha vencido la barrera de temor y desconfianza. Durante la
entrevista inicial, es importante proveer de un espacio protegido y de
confidencialidad. Existen muchos prejuicios en las mujeres
maltratadas en nuestras iglesias, siendo tal vez el más difícil de
superar, aquel que tiene que ver con la evaluación y juicio que el
35 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

entorno eclesial puede establecer. Vencer el ¿qué dirán? no es fácil. El


acercamiento de parte de víctimas de VCM debe interpretarse como
una oportunidad de oro, por tanto, debe respetarse su nivel de
apertura y no intentar escarbar más de lo necesario en la primera
entrevista. Lo que sí se debe explicitar es que la violencia es anómala
a la relación marital y por tanto, deber salir de la negación y su
justificación. Incluso, aunque nos parezca “bíblicamente justificada”

Es bueno preguntar por aspectos prácticos. Dependiendo el caso,


preguntas: ¿Cómo están los niños? ¿Tienes recursos económicos?
¿Tiene donde pernoctar? Son importantes para contener
integralmente. A su vez, orientar sobre la necesidad de dejar
constancia ante la policía, en caso de hacer abandonado del hogar o
sufrir violencia física o sexual.

Acompañamiento

Posiblemente es la parte más compleja y desgastante. Involucra


dedicación de tiempo de calidad a la persona asistida. Nuevamente el
espacio debe ser protegido y confidencial. Idealmente las sesiones de
consejería deben darse en una sala cómoda y bien temperada. La
impartición de principios es clave en el proceso de modificación de
patrones de pensamientos nocivos que desembocan en una
distorsión de la imagen divina, proporcionada por las Escrituras y en
su propia autoimagen, presa del menosprecio y humillación recibidos.
Tal como observábamos en el testimonio, el principio del perdón es
fundamental para el progreso de la acción restauradora de Dios para
aquella vida. No solo involucra al agresor, sino también se encuentra
orientado a sí misma. Lo anterior no implica olvidar lo sucedido ni
reducirlo. Siempre que exista violencia física se debe hacer denuncia
que no se puede transar con la persona asistida.
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 36

Pero la atención espiritual y consejería no son las únicas formas de


acompañar. En muchas ocasiones se requiere acompañarlas a hacer la
denuncia correspondiente en los espacios jurídicos que la ley otorga
para su propia protección. También es importante que se pueda
asistir en lo económico mientas aquella mujer pueda encontrar un
trabajo. Invertir en su capacitación y que pueda aprender de un oficio
de ser así necesario, o también colaborar con un espacio físico. En
una ocasión, como iglesia local decidimos colaborar con la mitad de
un arriendo por seis meses a una mujer que se encontraba expuesta a
violencia física y que tenía que salir con urgencia del lugar por la
gravedad del maltrato.

Los aspectos de acompañamiento espiritual, orientación e inclusive


soporte económico en aquellos casos que así lo ameriten, son de vital
importancia para el éxito de la conducción del proceso de
restauración que ellas enfrentan.

Derivación

Uno de los errores más comunes en la orientación y asistencia


pastoral de mujeres afectadas por la VCM es traspasar la frontera que
corresponde al soporte de redes que organizaciones y profesionales
pueden entregar. No necesariamente un pastor(a) es abogado(a),
asistente social o psicólogo(a), etc. Sí o sí, debemos trabajar con redes
de apoyo que permitan ser efectivos en la asistencia a la víctima y su
entorno familiar. El trabajo debe ser integral e interdisciplinar, si no
contamos con ello dentro de nuestra comunidad, podemos recurrir a
alguna organización gubernamental o no, para establecer alianzas
37 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

estratégicas, venciendo nuestro propio temor de que vincularnos en


este tipo de redes es sincretizar nuestros valores.

¡Llegó el tiempo de actuar! No podemos permanecer impávidos


frente a un mal que está dentro de nuestras comunidades.
Precisamente, somos los agentes pastorales los convocados a colocar
en el tapete la problemática de la violencia en contra de la mujer, ya
que de lo contrario seríamos cómplices silentes. Nuestra tarea y
vocación nos demanda una actitud de prolijidad y proactividad frente
al dolor e incomprensión que nos rodea, no tan solo a lo que la VCM
respecta, sino a todo tipo de violencia ejercida desde cualquier plano.
Lo que implica un compromiso mayor por asumir, ya que debemos
abrir los espacios para que nuestras comunidades reflexionen,
dialoguen y actúen en pro del beneficio de las personas y los valores
del Reino de Dios. Sin lugar a duda la tarea es ardua, pues aún
estamos en pañales frente a una problemática de la cual hemos
descubierto solo la punta del iceberg.

Debemos promover la generación de ministerios u organizaciones


afines, dentro del contexto de la iglesia local para que trabajen tanto
en la prevención, contención y acompañamiento de las víctimas de
VCM. El desarrollo de programas que contemplan la capacitación de
los miembros de nuestras comunidades, para diagnosticar y auxiliar
es de vital importancia. Solo de este modo podremos concientizar y
sensibilizar a las personas y familias, que hoy sienten que la violencia
contra la mujer es un conflicto externo a las paredes de nuestras
congregaciones.

Otro elemento a considerar es el desarrollo de redes de trabajo, tanto


desde lo técnico-disciplinar como de carácter inter-eclesial. Como
pastores tendemos a aislarnos en nuestro criterio y consejo a aplicar.
Debemos renunciar a cualquier tipo de complejo mesiánico y buscar
La VCM dentro de la iglesia: un abordaje
p a s t o r a l | 38

ayuda. No podemos seguir creyendo que tenemos todas las


respuestas para afrontar cada caso, pues en muchos de estos, nos
vemos sobrepasados con cuestiones jurídicas o psicológicas que van
más allá de nuestras competencias ministeriales. La humildad se
convierte en un factor clave para colaborar en el proceso de
restauración integral de las vidas de mujeres quebradas de manera
eficaz. De lo contrario, el efecto será contraproducente, pues la
persona se cerrará a recibir ayuda haciendo del círculo perverso de la
violencia algo permanente y sistemático.

Proponemos renuncia al atrincheramiento teológico-doctrinal.


Prestar ayuda a las víctimas de VCM no debe verse como una
amenaza a nuestra doctrina y forma eclesiológica. Muy por el
contrario, el reconocer que existe violencia a la mujer dentro de
nuestras iglesias, no es una cuestión ideológica, sino absolutamente
bíblica y pertinente. En muchas víctimas de VCM, que son atendidas
en programas de atención terapéutico del aparato estatal o privado,
hemos observado el desarrollo de una androfobia; situación que
responde a una extrapolación, ya que en dichos programas son
empoderadas, pero no sanadas. En nuestra experiencia, las mujeres
asistidas muy por el contrario a lo que se pueda creer, no desarrollan
este cuadro, sino que los principios bíblicos, más la ayuda técnica se
complementan haciendo de la restauración y sanidad algo tangible.
Hemos visto testimonios maravillosos de recuperación de sueños y
potencialidades perdidas, en muchas de estas vidas quebradas.

Debemos hacer de la compasión el motor de nuestro quehacer en la


acción pastoral de las víctimas de VCM. El propio Jesús nos enseña
que la compasión por las personas inevitablemente convergerá en un
compromiso con ellas. En esto radica el corazón del Reino de Dios,
el Evangelio y el servicio de la iglesia, pues la empatía con el dolor
humano nos moviliza en todo lo que hacemos, con el propósito de
39 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

que las personas y la sociedad en su conjunto, experimenten una


metamorfosis profunda. De lo contrario, estaríamos traicionando la
misión de la iglesia y la razón de ser de esta en el contexto donde
Dios la puso.
41 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

CAPITULO 3
PERSPECTIVAS LEGALES DE LA VIOLENCIA CONTRA
LA MUJER

Karla Escobar, abogada.

Existe un interés en saber sobre la violencia contra las mujeres, la que


pareciera multiplicarse y diversificarse, que está presente en todos los
espacios, incluso en las iglesias, donde muchas veces estas conductas
son silenciadas. Esta violencia se encuentra en las pautas culturales,
fruto de las distintas concepciones de lo que significa ser mujer. Basta
con encender el televisor y vemos publicidades que transmiten los
estereotipos asociados al rol femenino. En esta sociedad, se ordena
cómo ser dueñas de casa, cómo lucir, cómo agradar a los otros en
función de nuestros cuerpos. Por supuesto que no debemos dejar de
lado el ser madres, cualquier cosa que ocurra con nuestros/as
hijos/as, siempre ha de ser “nuestra responsabilidad”, pues socialmente
estamos llamadas a cumplir con este rol de manera “perfecta”,
asignado por años.

En el intento de ser personas, nos vamos encontrando con parejas,


novios, esposos y maridos, que comienzan a “manejar” nuestras vidas,
controlar nuestros horarios, decirnos cómo vestir, cómo
comportarnos, qué cocinar, con quienes relacionarnos y con quienes
no, que amistades tener, a que familiares visitar, a cumplir en todo,
pues de lo contrario nos sentiremos muy culpables de no agradar, ni
ser como a él le gustaría; pues bien, así comienza la violencia en el
contexto de pareja. Al principio parece sutil, solemos sentir que todo
es normal, y que si se preocupan de nosotras, es por amor: “el amor es
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 42

así”. No obstante, con el transcurso del tiempo, la relación se torna


más compleja. Ya no se conversa, las discusiones suben de tono, se
grita, se descalifica, se usan las groserías, los insultos, las
humillaciones, las descalificaciones, para luego, pedir perdón. Y
perdonamos, creemos en esa promesa de cambio, o justificamos ese
actuar simplemente porque creemos que él está cansado o estresado y ya
pasó, confiamos en que no volverá a ocurrir. Pero pasa el tiempo, y
este hombre que ejerce violencia, no decide cambiar realmente, y ya
no se controla, esta violencia aumenta y ya no solo son palabras, pues
llega a los empujones, a los pellizcos, a las cachetadas, al zamarreo, a
los golpes, a los combos, patadas y así sucesivamente. Lo que
comenzó como una conducta “normal”, ya pasa a ser la actitud
crónica y reiterada de un hombre, cuyo poder y control subordina a
través de la violencia a aquella mujer.

En la mayoría de los casos, las mujeres que viven violencia, tardan


tiempo en tomar conciencia de lo que han vivido, ya que ello conlleva
un proceso personal y de empoderamiento que puede terminar en
una denuncia. En otros lamentables casos, las mujeres callan por
vergüenza, por prestigio, por indefensión, por dependencia
emocional, por dependencia económica, porque se destruiría un
proyecto de vida exponiéndose a la crítica familiar y/o social, porque
son instadas a “aguantar todo por amor”, ya que eso haría una “buena
mujer o una buena madre”, y se va perdiendo de vista el amor propio. El
silencio de aquellas mujeres o el no hacer algo para interrumpir la
violencia, no es sinónimo de que les guste estar en esa situación.

En el transcurso del tiempo, he oído innumerables testimonios, de


todos los tipos y manifestaciones de violencia, de todos los niveles de
gravedad, que provienen de mujeres de distintos credos, razas, clase,
edad, etc., mujeres muy valientes que llegan a tomar conciencia de lo
43 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

que viven o han vivido y buscan un sentido a su vida libre de


violencia.

Por todo lo que significa esta temática, deseo llevarles a una íntima
reflexión, donde cada persona, podrá definir qué es violencia y qué
no lo es. En los próximos títulos, vamos a introducirnos en los tipos
de violencia; el ciclo; los efectos y el marco legal. Todo esto, con el
ánimo de contribuir a un buen actuar cuando se está frente a una
víctima de violencia, la que puede ocurrir en todos los espacios y en
todos los lugares. Coincido con la psicóloga y escritora Leonora
Walker, que la mejor forma de comprender la violencia, es
escuchando los relatos de las propias mujeres, quienes en el
transcurso de sus vidas, han decidido hablar y contar sus historias, y
con ello conocer un poco más sobre este tema, el que no deja de
sorprender, por tanto mal que ha causado a miles de mujeres a lo
largo de la historia.

TIPOS DE VIOLENCIA

Veamos algunos conceptos. El cuerpo: es el primer lugar físico de la


identidad social, personal29. Los roles: son aquellos que determinan
la tarea que los sexos (hombre – mujer) deben cumplir, por ejemplo,
mujer dueña de casa, hombre trabajador. Estereotipo: son ideas
preconcebidas, que están muy arraigadas y determinan las conductas,
comportamientos y actitudes que deben tener las personas en
función del grupo de pertenencia. Género: son características
culturales específicas a partir de las diferencias biológicas, incidiendo
en la formación de identidades de varones y mujeres desde que se
nace y en sus comportamientos en el curso de la vida30. El cuerpo de

29 McDowell, 2000:68 Género, Identidad y Lugar. Madrid: Ediciones Cátedra


30 Solarte & Ortíz, S/f
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 44

la mujer se asocia a la reproducción, pasión, ternura, intuición,


suavidad, dependencia y sumisión, entre otras. El cuerpo del hombre
se asocia a la producción, a la razón, violencia, inteligencia, rudeza,
independencia, dominio y valentía.

La cultura transmite estas expectativas y valores asociados a ser


hombre y ser mujer, y estas conductas y/o sentimientos se
transforman en apropiadas y deseables. La división entre lo
masculino y lo femenino ha sido crucial para este sistema dual del
pensamiento31, el sistema de los dualismos, es un sistema de jerarquía.
Encontrándonos entonces en la posición de hombre dominante y
mujer subordinada, estamos frente a la desventaja de poder,
excluyendo la posibilidad de igualdad. Por ejemplo, a las niñas se les
acostumbra regalar muñecas, juegos e implementos de cocina. A los
niños se les regala autos y juguetes violentos. Así vamos
transmitiendo de manera muy sutil, las diferencias y el deber de
cumplir con ese patrón.

Las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como: “todo


acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como
resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer,
inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública
como en la privada”. Se entiende que la VCM incluye la violencia
física, sexual, psicológica o económica, que son las más visibles en los
procesos, tanto de apoyo como judiciales, como así también en las
campañas de prevención; sin embargo, la violencia puede
manifestarse de muchas formas, como simbólica, patrimonial, etc.

31 Frances Olsen, El Sexo del Derecho


45 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

La violencia contra las mujeres, actúa como mecanismo para ejercer


poder y control. Se produce precisamente por relaciones asimétricas,
jerárquicas, entre hombres y mujeres. Estas relaciones de poder
establecen normas, las normas definen los límites, que son tanto
sociales como espaciales, porque determinan quien pertenece a un
lugar y quien queda excluido32, donde el menoscabo anula el goce de
derechos humanos y libertades fundamentales. Esto se evidencia con
intimidación, abuso emocional, ofensas, humillaciones, minimización,
transferencia de culpas, provocación de miedo a través de la
manipulación, promesas de cambio, privilegios masculinos, malos
tratos que se perpetran en la dinámica de la relación en que la
persona que ocupa la posición superior, recurre a la agresión para
someter. Con ello, se va sociabilizando a través de agentes presentes
en cada sociedad, conductas esperadas para cada sexo, y esto se
transmite de generación en generación, y termina formando parte de
las costumbres y de la cultura.

Uno de los mayores promotores de esto, es la publicidad, la que


podemos definir como: “Un medio o instrumento para difundir
un mensaje de índole comercial y/o educativo, a través de
medios masivos, su objetivo es dar a conocer un bien o servicio
a disposición de un público objetivo y persuadir hacia su
consumo o contratación33”. Por ello la publicidad tiene dos
objetivos principales, informar y persuadir34, y así influir en las
opiniones o conductas. Entonces, recordemos algunos comerciales
donde muestran mujeres indefensas, que requieren de la ayuda de un

32 McDowell, 2000:15 Género, identidad y lugar. Madrid: Ediciones Cátedra


33 Uribe, Manzur, Hidalgo & Fernandez, 2008; Yàñez 2008 Estereotipos de
género en la publicidad: un análisis de contenido de las revistas chilenas.
Revista Latinoamericana de Administración, Nº 41, 1-18.
34 Yàñez, (2003) Manual de ética de la publicidad. Santiago: Vicerrectoría

Académica DuocUC.
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 46

“súper héroe” para lavar la loza, u otros más explícitos aún,


desodorantes que llaman a los hombres a dejar de oler como niñitas
(como si ello fuera un insulto), bebidas alcohólicas que muestran
cuerpos de mujeres semidesnudas para captar la atención, utilizando
los cuerpos femeninos como objetos, asociándolos a mecanismos de
transacción. Así vamos perpetuando e interiorizando sin darnos
cuenta, a toda hora, el cómo se ve a la mujer hoy en día en nuestra
sociedad. Entre otros ejemplos, se nos pide que no tengamos arrugas,
que usemos tales cremas para no envejecer, y así cuantos comerciales
vengan a su mente en este momento. Pues todos ellos, buscan influir
en los hábitos y costumbres de las personas, nos remite a un mundo
ideal al cual aspirar, un espejo en el que mirarnos para ser
aceptados/as socialmente y alcanzar el éxito profesional y familiar35.

Las agencias de publicidad buscan asesorarse por las ciencias sociales


y así determinan el perfil de los consumidores; pues bien, los
estereotipos de género son los más utilizados para dirigir ciertos
productos a las audiencias femeninas y masculinas. Esto, porque los
estereotipos permiten representar categorías sociales poseyendo una
gran eficacia comunicativa, ya que el público no necesita un mayor
esfuerzo para interpretar y reconocer el mensaje que está siendo
entregado.

Precisemos cuáles son algunas de las manifestaciones de violencia


contra las mujeres:

Existe la violencia simbólica, psicológica, física, sexual, económica,


institucional, acoso sexual callejero, mutilación genital, explotación

35Abuìn, 2009:1 Publicidad, roles sociales y discursos de género. Actes de


Congènere: la representació de gènere a la publicit at del segle XXI . Gerona:
Universitat di Girona
47 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

sexual, esterilización forzada, casamiento de niñas, trata de personas,


violencia por sujeción del cuerpo femenino exclusivamente a lo
reproductivo, por sujeción al espacio doméstico, violencia por
invisibilización del trabajo del cuidado, violencia por responsabilidad
de las mujeres por sus estilos de vida, etc. Analizaremos las primeras
cinco.

Violencia Simbólica

La violencia simbólica es una construcción social arbitraria, invisible


e insensible para las propias víctimas, costumbres o funciones que
forman parte del sentido común. El grupo dominado o sometido (las
mujeres), adhieren al grupo dominador u opresor (los hombres),
haciendo parecer la desigualdad como el orden natural de las cosas.
Al ser invisible la naturalizamos, creemos que es lo que nos tocó. El
naturalizar estos actos, puede llevar a una especie de auto denigración
sistemática, generalmente visible en la adhesión a una imagen
desvalorizada de la mujer36. Éste tipo de violencia comprende:
actitudes, chistes, gestos, patrones de conductas, creencias, bromas,
etc. Por ejemplo, la representación de la mujer como objeto sexual; o
creer que elegimos modificar nuestro cuerpo a través de una cirugía
plástica y/o estética porque “yo quiero”, pero alcanzar la perfección en
los cuerpos, es justo lo que el estereotipo de belleza masculino valora
en nosotras. Es preciso no dejar de mencionar el uso de las redes
sociales, estas influyen en la perpetuación de la violencia a través de
la reiteración de conductas y masificar las mismas.

36 Bourdieu (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama


P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 48

Violencia Psicológica

La violencia psicológica es aquella que tiene por objeto causar temor


e intimidación controlando las conductas, sentimientos y
pensamientos de la persona que está siendo agredida; atentando
contra el bienestar psíquico del/la afectado/a37. Este tipo de violencia
comprende: insultos, garabatos, descalificaciones, celos, transferencia
de culpas, manipulaciones, coartación de libertad, intimidación,
amenazas, burlas, sobrenombres, aislamiento, abandono,
humillaciones, destrucción de pertenencias personales, etc. Este tipo
de violencia puede transitar entre decir “no sirves para nada”, hasta “te
voy a matar”, y un sin fin de epítetos más, que cada mujer asigna como
violento.

Violencia Física

La violencia física es aquella acción dirigida a atentar contra la


integridad física de la víctima, como un mecanismo para ejercer
poder y control38. Comprende acciones como escupir, impedir
movimiento con el uso de la fuerza, pellizcar, lanzar objetos hacia la
mujer o a su alrededor, golpear con objetos, tirones de cabello,
zamarreos, empujones, cachetadas, golpes de puño y pie,
quemaduras, heridas con arma blanca o arma de fuego,
estrangulamiento, lesiones de todos los tipos, hasta llegar a la muerte
de una mujer.

37 Orientaciones Técnicas para los Centros de La Mujer Sernameg, 2016


38 Orientaciones Técnicas para los Centros de La Mujer Sernameg, 2016
49 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Violencia Sexual

La violencia sexual es aquella acción de imponer o forzar actos de


connotación sexual, contra la voluntad de la otra persona39. Esta
comprende: degradaciones sexuales (descalificar sexualmente,
comparar el cuerpo de la pareja con el de otras mujeres, acosarla y
revisar su ropa interior), imposiciones y forzamientos sexuales
(obligar a la pareja a ver pornografía, realizar actos sexuales mientras
la mujer duerme, realizar actos sexuales con violencia física),
manipulación y chantajes sexuales, tales como “es tu obligación”, “si no
lo hago contigo lo tendré que hacer con otra mujer”; no asumir
responsabilidad en la salud sexual y reproductiva de la mujer, no
comunicar que se es portador de alguna enfermedad de transmisión
sexual, condicionar sexualmente, es decir usar estas relaciones como
recompensa “te portaste bien”, rechazar a la pareja, abuso sexual y
violación. Cabe hacer presente que la violación promueve una
dominación masculina, no pasa por quien es ni por la ropa que usa,
ni por la hora que transita en la calle; se trata de un objeto (la mujer)
de posición inferior, es un uso del cuerpo, un acto punitivo
disciplinador y un desafío masculino de identidad, por tanto un
mecanismo de regulación40. Por ello, no debemos crear arquetipos ni
estereotipos de mujeres violadas o abusadas, nunca justificar este
delito porque son mujeres que ejercen el comercio sexual o porque
andan con falda corta o cierta ropa. Nada justifica una violación, y
debemos evitar el desprestigio de unas con otras.

39 Orientaciones Técnicas para los Centros de La Mujer Sernameg, 2016


40 Rita Segato
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 50

Violencia Económica

Es aquella que consiste en privar de las necesidades básicas al otro u


otra. Control de la víctima a través de la manipulación del dinero,
privación económica, endeudamiento, o que tomen control de su
dinero o sus bienes41. Esta comprende negar o controlar el uso del
dinero sea o no de la mujer, no satisfacer las necesidades mínimas de
la mujer ni del grupo familiar, manipular la entrega de recursos a
cambio de solicitudes o chantajes, por ejemplo, “si no te acuestas
conmigo no te doy plata”, robar dinero a la mujer, endeudarla, impedir u
obstaculizar la adquisición de recursos propios.

Y así podemos agregar otras manifestaciones de violencia,


considerando que cada mujer puede señalar algún acto que cause
daño y signifique violencia para ella. La violencia además es
transversal, y es interseccional, afecta a todas las mujeres, por el
simple hecho de ser mujeres, independiente de las estructuras o
categorías biológicas, sociales y culturales. Incluso existen otras
estructuras de discriminación que sumados al hecho de ser mujer,
agudizan la vulnerabilidad de la misma. Así también, la violencia es
ejercida en todos los espacios tanto públicos como privados, donde
la cultura occidental establece una lógica binaria que opone lo
femenino a lo masculino, sobrevalorando el rol de los hombres,
asignados socialmente al espacio público y desvalorizando el rol de la
mujer asignándole el espacio privado. Entonces, si ya comprendemos
que la violencia tiene como objetivo causar un daño, podemos
afirmar que es un ejercicio premeditado y consciente, por tanto una
decisión de ejercer violencia.

41 Orientaciones Técnicas para los Centros de La Mujer Sernameg, 2016


51 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

CICLOS DE LA VIOLENCIA

Las mujeres que son víctimas de violencia se encuentran sometidas a


un ciclo que se repite de forma constante. Leonore Walker, psicóloga
y escritora estadounidense, a través de innumerables terapias y
estudios respecto a la VCM en el año 1978, estableció esta teoría,
logrando explicar este fenómeno que se desarrolla de manera cíclica.
Refiere Walker, que este ciclo tiene tres fases: aumento de tensión,
incidente agudo de agresión y arrepentimiento o lo que se conoce
como “luna de miel”. Estos ciclos pueden presentarse de forma
regular; o bien, a lo largo de una relación.

Aumento de tensión: en esta fase, se produce una escalada gradual


de tensión. El hombre violento demuestra cierta hostilidad, que la
mujer a su vez trata de calmar. A veces estas víctimas llegan a pensar
que pueden “merecer” este comportamiento, se busca alguna excusa, se
tiende a minimizar y por cierto, invisibilizar lo que está ocurriendo.
Se tiene la esperanza de que pronto va a pasar, evita al hombre que
ejerce violencia. Sin embargo, la tensión se torna insoportable, el
agresor se molesta por cosas cotidianas, se encuentra irritado,
incrementando las humillaciones, los malos tratos y las ofensas
contra la mujer y se presenta la segunda fase.

Fase de agresión: en esta etapa, la violencia estalla, manifestándose


en cualquiera de sus formas. Es el momento en que se descarga la
tensión que se ha venido acumulando en la fase anterior, el hombre
que ejerce violencia está fuera de autocontrol. La víctima, recibe la
violencia, considera inútil escapar. Los agresores culpan a las víctimas
de esto, “estoy cansado”, “tú no entiendes nada”, “no sirves para nada”, la
mujer sufre un fuerte trauma, permanece aislada, y deprimida.
Generalmente no busca ayuda.
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 52

Fase de arrepentimiento: en esta fase, existe un comportamiento


absolutamente cariñoso por parte de quien ejerce la violencia. Pide
perdón, promete cambios, otorga dádivas o regalos, este agresor cree
que puede controlarse. La mujer se siente confiada y feliz, comienza a
pensar que no todo es malo, se estrecha la relación de dependencia
con el agresor, quien hace todo lo posible para reforzar la relación y
no dar cabida a un término. En esta etapa, las mujeres que han
pedido ayuda, la dejan de lado y ponen todas sus energías en la
relación con nuevas promesas, nuevos cambios y convencimiento de
que todo pasará.

Este ciclo cada vez se torna más crítico, se puede repetir una y otra
vez en una relación, independientemente del tiempo que eso
conlleve. Los sentimientos se agudizan. Para poner término se
requiere que la víctima tenga la intención de interrumpir la violencia,
rompiendo con este círculo viciado, desmitificando la dinámica en
este tipo de relaciones, contando con el apoyo de sus redes más
cercanas y de organismos propicios, que sean factor de protección.
Es aquí donde las mujeres víctimas de violencia, no deben encontrar
mitos ni prejuicios; sino más bien, acogida, contención y apoyo en el
proceso que ellas decidan como proyecto de vida.

El ciclo de la violencia trae consigo un sinnúmero de sentimientos y


de conductas desplegadas por las víctimas, todas identificables y
tendientes a precisar cada fase. Existe ansiedad, miedo, impotencia,
dolor, soledad, búsqueda de ayuda, culpa, vergüenza, renegociación, y
así según vaya transcurriendo. La explicación de violencia a través de
este ciclo, permite que la mujer que la vive entienda por qué
permanece en esta relación.
53 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Es preciso tener en cuenta el modelo teórico conocido como Rueda


de Poder y Control o modelo Duluth, el que centra la atención en los
hombres que ejercen violencia en sus relaciones de pareja. Entiende
la violencia masculina como un conjunto de comportamientos con
intención, que se basan en el abuso de poder. Dichas acciones jamás
deben ser entendidas como estallidos de ira, pérdidas de control o
acumulaciones de rabia, pues esto solo buscaría justificar el acto
naturalizándolo, evitando cuestionarlo o erradicarlo42.

EFECTOS DE LA VIOLENCIA

Las consecuencias de la violencia las podemos dividir según sus


apariciones.

Psicológicas: se produce el “síndrome de la mujer maltratada”,


esto conlleva diversas actitudes adoptadas por quienes viven
violencia, que produce anulación, abandono de la propia subjetividad,
y adherencia a la subjetividad del agresor, generando pérdida de
autonomía, dependencia en el vínculo, limitación para salir de la
situación de maltrato. Es importante tener presente, este sindrome,
para no hacer preguntas impertinentes como “¿por qué aguantó tanto?”,
esto se presenta con diferente intensidad entre una mujer u otra. Se
distinguen43 La indefensión aprendida: tras fracasar en sus intentos
por contener las agresiones, la mujer las asume como una situación
inevitable. Tiene relación con la desesperanza aprendida y con
respuestas asociadas a sintomatología depresiva. Los hechos parecen
inmodificables, se mantienen en el tiempo y la mujer siente que nada
puede hacer al respecto. Pérdida de control: la mujer concluye que
la solución a las agresiones le son ajenas, se torna pasiva en sus

42 Orientaciones Técnicas para los Centros de La Mujer Sernameg, 2016


43 Sernam 2014
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 54

respuestas y deja que terceras personas den las órdenes o las


directrices. Ella no interviene, las agresiones pueden generalizarse a
otros miembros de la familia. Baja respuesta conductual: la mujer
ya no busca estrategias para evitar las agresiones, puede que
identifique cuándo va a ser víctima de alguna agresión; sin embargo,
ya no responde. Identificación con el agresor: cree merecer las
agresiones e incluso justifica al agresor ante críticas externas. Esto
forma parte de la relación complementaria, rígida. Mientras más
profundo sea el daño de la mujer, más complementaria es la relación,
más justificaciones y naturalización de la violencia habrá.

En términos psicológicos, como se mencionaba en el capítulo


anterior, esto genera baja autoestima, pérdida de la confianza en sí
misma, desconexión emocional, falta de palabras para decir lo que le
sucede, dependencia emocional, sentimientos de culpa, sentimientos
de soledad, sentimientos de indefensión, trastornos de alimentación,
trastorno psicosomáticos, trastornos de ánimo, cuadros angustiosos y
tendencia al suicidio. (Sernam 2012)

Área social: se produce la pérdida de la libertad personal, aislamiento


de la familia y amigos/as, incomunicación por vergüenza, reiteradas
licencias médicas, pérdidas de trabajo y retractación de decisiones.

Físicamente: trae consigo diversos tipos de lesiones, moretones,


rasguños, marcas, dolores musculares, colon irritable, cefaleas,
secuelas físicas o daño orgánico, sordera, desplazamiento de órganos
y tartamudez, entre otras; llegando a la muerte.

En el ámbito sexual: enfermedades de transmisión sexual,


embarazos no deseados y abortos, entre otras.
55 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

En medio de tantas vivencias violentas, las mujeres intentan muchas


veces salir de ese círculo. Errado es aquel dicho “a las mujeres les gusta
que les peguen”. No permitamos creer a eso, pues estaríamos
justificando este acto violento. Muchas mujeres llegan a dar valor a
sus parejas por encima de sí mismas; aguantan, toleran, soportan,
perdonan varias veces, esperan más de lo que deben, creen en las
promesas de cambios, justifican estos actos, piensan en cambiar ellas
para no “buscarse” el castigo, se aíslan y se alejan de personas que
podrían ser potenciables de la rabia del hombre que ejerce la
violencia, creen que ellas pueden hacerlos cambiar, viven pendientes
de no hacerles enojar, se ponen obsesivas con el orden y aseo,
asumen culpas, hacen todo lo que él les pida, dicen “sí” cuando en
realidad quieren decir “no”, se reprimen emociones y opiniones, se
olvidan de sí mismas, cambian su imagen personal, mitigan a los/as
hijos/as, y estos malos tratos se perpetúan habitualmente y
constantemente en la dinámica de una relación violenta.

El desconocimiento de estos procesos, y de sus secuelas, hace que


muchas veces las mujeres que viven violencia sean retratadas como
masoquistas, locas o histéricas a quienes les gusta que les peguen y
claramente, esto no es así.

MARCO LEGAL

La legislación ha progresado en materia de protección y promoción


de los derechos en el ámbito que nos convoca. La Declaración
Universal de Derechos Humanos (1948)44; La Convención Contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

44 Expresa que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y que toda persona goza de los derechos y libertades proclamados en
dicha declaración. (artículos 1 y 2)
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 56

(ratificada por Chile 1999); Convención de Los Derechos del Niño y


la Niña (ratificada por Chile 1990); la Declaración y Programa de
Acción de Viena (1992), en esta declaración, se establece
expresamente la violencia contra las mujeres como una violación a
los derechos humanos, y es desde esa perspectiva donde debemos
abordar la VCM. El derecho internacional ofrece estándares claros
para las políticas públicas en materia de violencia contra la mujer,
obligándose a tomar medidas positivas relativas a modificar los
estereotipos que legitimen o exacerben la violencia contra las
mujeres. Y surgieron como un sistema internacional de derechos
humanos de las mujeres, dos importantes instrumentos vinculantes
para los estados que los suscribieron y ratificaron, por un lado una
Convención del Sistema de Naciones Unidas, que se refiere a la
discriminación, en la Convención Para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW) de 1979,
ratificada por Chile en el año 1989; y como referencia regional del
Organización de los Estados Americanos (OEA), la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra La Mujer (Belem do Parà) de 1994. Ratificada por Chile en
1998.

La convención CEDAW condena la discriminación contra la mujer


en todas sus formas y encarga a los estados partes a terminar con los
estereotipos sobre los roles masculinos y femeninos, como medida
para alcanzar la igualdad en el goce de los derechos. La Convención
Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discrimación de la
Mujer, en su artículo 1° define: para los efectos de la presente
convención, la expresión “discriminación contra la mujer”
denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el
sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
57 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

independientemente de su estado civil, sobre la base de la


igualdad del hombre y la mujer, los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esfera política, económica,
social, cultural y civil o en cualquier otra esfera. Esta definición
incluye la violencia basada en el sexo, es decir la violencia dirigida
contra la mujer porque es mujer, incluye actos que causen daño o
sufrimiento, amenazas de cometer estos actos, cuyo alcance puede
ser físico, mental o sexual. La VCM que menoscaba o anula el goce
de sus derechos humanos y de sus libertades fundamentales en virtud
tanto del derecho nacional como internacional, constituye
discriminación. Cabe señalar, que el Comité de la CEDAW, en su
Recomendación General Nº 19, resaltó que “las actitudes
tradicionales, según las cuales se considera a la mujer como
subordinada o se le atribuyen funciones estereotipadas
perpetúan la difusión de prácticas que entrañan violencia o
coacción, como la violencia y los malos tratos en la familia...”.

La Convención Interamericana para Prevenir Sancionar y Erradicar la


Violencia contra Las Mujeres, es bastante explicativa. En su artículo
1° reza lo siguiente: “Debe entenderse por violencia contra la
mujer, cualquier acción o conducta, basada en su género, que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a
la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”.
Artículo 2°: se entenderá que violencia contra la mujer incluye la
violencia física, sexual y psicológica, que tenga lugar dentro de la
familia; en la comunidad; que sea perpetrada o tolerada por el
Estado. Más adelante señala que toda mujer tiene derecho al
reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos
humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos
regionales e internacionales sobre derechos humanos. Estos derechos
comprenden: derecho a que se respete la vida, derecho a que se
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 58

respete su integridad física, psíquica y moral; respeto a la libertad y a


la seguridad personales, derecho a no ser sometida a torturas,
derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se
proteja a su familia; derecho a la igualdad, derecho a la libertad de
asociación, derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias
propias dentro de la ley, el derecho a tener igualdad de acceso a las
funciones públicas de su país. Los estados partes de esta convención,
entre los cuales se encuentra Chile, condenan todas las formas de
violencia contra la mujer y convienen en adoptar por todos los
medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia.

¿Y de qué forma se lleva a cabo este compromiso? Pues se debe


abstener de cualquier acción o práctica de VCM; actuar con la debida
diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la
mujer; incluir en la legislación interna normas legales necesarias para
este objetivo, adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a
abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro
la vida de la mujer; establecer procedimientos legales justos y eficaces
para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan entre
otros, medidas de protección, juicio oportuno, acceso efectivo a tales
procedimientos; entre otras45. Esta convención busca también que los
estados partes adopten medidas de forma progresiva que
contrarresten prejuicios y costumbres y todo tipo de prácticas que se
basen en la premisa de inferioridad o superioridad o en los papeles
estereotipados para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la
violencia contra la mujer46.

45 Artículo 7, Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra la Mujer.
46 Artículo 8, Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la

Violencia contra la Mujer.


59 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Con el fin de vigilar el permanente cumplimiento de esta convención,


se crea el Mecanismo de Seguimiento de la Implementación de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer, quienes realizan un seguimiento a los
compromisos asumidos por los estados partes47. Estos contraen
obligaciones tanto de respetar como de garantizar los derechos que
los tratados internacionales consagran. Por lo tanto, el Estado debe
hacer frente a los actos de violencia.

En nuestro país, el artículo 5 inciso 2 de la Constitución Política de la


República, incorpora a los tratados de derechos humanos al texto
constitucional, teniendo con esto por objeto mejorar la posición de
los derechos humanos dentro del ordenamiento jurídico chileno48.

LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN CHILE

En Chile, según encuesta nacional de victimización por violencia


intrafamiliar y delitos sexuales, en el año 2012, el 35,1% de mujeres
entre 15 y 49 años, declaró haber vivido una o más situaciones de
violencia a lo largo de su vida, ejercida por su pareja, ex pareja o
algún familiar49. Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS,
indican que 1 de cada 3 mujeres en el mundo, ha sufrido algún tipo
de violencia física o sexual, y en su mayoría esta es ejercida por la

47 Trabajo que elabora un comité de expertos que funcionan en rondas de tres


años.
48 Constitución Política de la República de Chile, Artículo 5º inc. 2° “El ejercicio

de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales


que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado
respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así
como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes”.
49 Subsecretaria de Prevención del Delito, Ministerio del Interior y Seguridad

Publica.
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 60

pareja50. Las denuncias han aumentado considerablemente a partir de


la creación de la primera ley de Violencia Intrafamiliar en el año
199451. Así también, nuestro ordenamiento jurídico interno ha
avanzado en la erradicación de todas las formas de violencia contra
todas las mujeres, aunque entendemos que no es suficiente. Solo por
dar un ejemplo, el artículo 1° de la Constitución Política de la
República de Chile, señala “Las personas nacen libres e iguales en
dignidad y derechos”, pero antes del año 1999, año en que fue
modificado este artículo, señalaba, “los hombres nacen libres en
dignidad y derechos”, no incluyendo a las mujeres, y no debemos
dejar de tener presente que el mundo está conformado por hombres
y mujeres y es relevante visibilizar a cada ser humano, incluyendo
términos inclusivos como personas. Podemos mencionar también la
Ley N° 20.348, que resguarda el derecho a la igualdad de
remuneraciones (2009), esto para disminuir la desigualdad que impera
en el mercado laboral, considerando el aporte de las mujeres al
ingreso de los hogares. Sin embargo, aún no se reconoce el trabajo
doméstico como experiencia laboral y también es importante y
relevante que valoremos dicho trabajo no remunerado, el que en la
mayoría de los casos son realizados por mujeres. También podemos
mencionar la Ley N° 20.507, que tipifica el delito de tráfico ilícito de
migrantes y trata de personas. La Ley N° 20.607 y Ley N° 20.005,
sanciona las prácticas de acoso sexual y acoso laboral
respectivamente.

En lo relativo a la violencia, desde el año 2005 entró en vigencia la


nueva Ley de Violencia Intrafamiliar N° 20.066, (ley que sustituyó a
la 19.325 del año 1994), que define violencia intrafamiliar como:
“Todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o

50 http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/
51 Ley 19.325 del 19 de octubre de 1994 sobre Violencia Intrafamiliar
61 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge


del ofensor o una relación de convivencia con él; o sea ,
pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea
recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive del ofensor,
su cónyuge o su actual conviviente. También habrá violencia,
cuando esta conducta ocurra entre los padres de un hijo en
común, o recaiga sobre persona menor de edad, adulto mayor,
o discapacitado que se encuentre bajo el cuidado o
dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo
familiar”.

Esta definición abarca al grupo familiar; por lo tanto, todos/as


quienes integren una familia podrán ser sujetos activos o pasivos en
ejecutar o ser víctimas de actos que constituyan violencia, esto quiere
decir que no solo las mujeres son las victimas de ello, sino que
también los diferentes parientes que van conformando los grupos de
familia. Lo que ocurre es que el 89% de los victimarios son hombres,
cifra que confirma, que la violencia afecta desproporcionadamente a
las mujeres52. Todos los años nos causa impacto la cantidad de
mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas, ya durante este año
2017 han ocurrido 21 femicidos consumados y 46 femicidios
frustrados53, cifra que lamentablemente, aumenta de forma constante.
Cabe señalar, que en la referida ley, se pierde de vista la violación
histórica de los derechos humanos contra las mujeres, pues en la
definición de violencia intrafamiliar, la mujer queda supeditada a un
otro, posicionándola solo al ámbito familiar y no es mirada como una
sujeta de derechos por el solo hecho de ser mujer, cuestión que

52http://www.seguridadpublica.gov.cl/estadisticas/tasa-de-denuncias-y-

detenciones/delitos-de-violencia-intrafamiliar-series-de-datos-2001-2017/
53 Ocurridos al 14 de junio de 2017
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 62

esperamos se modifique prontamente54, y solo incorpora como


perpetradores de la violencia al cónyuge, el ex cónyuge, el
conviviente o ex conviviente y padre de un/a hijo/a en común. No
incluye otras relaciones, dejando fuera los vínculos no formales (por
ejemplo pololeos), lo que resulta ser perjudicial para muchas mujeres
que han sido víctimas de violencia a lo largo del tiempo en otras
esferas de relación55.

El sistema chileno, contempla dos judicaturas donde podemos iniciar


procesos judiciales en materia de violencia contra las mujeres: Sede
Familia y Sede Penal. La primera acoge las denuncias o demandas
que digan relación con actos de violencia intrafamiliar que no
constituyan delito; en términos prácticos, la violencia psicosocial. Son
más bien ilícitos civiles, mientras que la Sede Penal, se encargará de
investigar y judicializar, si así corresponde, los actos donde exista un
ejercicio habitual de violencia, lo que constituye delito y se tipifica
como Maltrato Habitual56. En los casos de violencia que constituye
delito, también caben los delitos comunes que se cometen en

54 “Respondiendo a los acuerdos internacionales firmados por Chile, el Gobierno


ingresó hoy (10 enero de 2017) a trámite legislativo, a la Cámara de Diputados,
un proyecto de ley (boletín 11077) que busca mejorar las respuestas
institucionales que se ofrecen a las víctimas de violencia intrafamiliar; regular
nuevas figuras tendientes a reconocer las distintas formas que adopta la
violencia ejercida contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas
adultas mayores y personas en situación de discapacidad; y generar un cambio
cultural cuyo horizonte es la igualdad entre hombres y mujeres y el fin de las
relaciones de subordinación”. Fuente, https://www.camara.cl
55 La vinculación va supeditada al artículo 5to de la ley 20.066
56 El artículo 14 de la Ley 20.066, tipifica y penaliza el delito de Maltrato

Habitual, de la siguiente manera: el ejercicio habitual de violencia física o


psíquica respecto de alguna de las personas referidas en el artículo 5º de esta
ley se sancionará con la pena de presidio menor en su grado mínimo, salvo que
el hecho sea constitutivo de un delito de mayor gravedad, caso en el cual se
aplicará sólo la pena asignada por la ley a éste."
63 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

contexto de violencia intrafamiliar, como lesiones, amenazas,


violación, abuso sexual, femicidio57, etc.

Los objetivos de la ley sobre violencia intrafamiliar, son prevenir y


sancionar. Los Jueces tienen la obligación de decretar medidas
cautelares cuando existe un riesgo inminente de sufrir un maltrato 58.
Los bienes jurídicos tutelados o protegidos son la vida, la integridad
física y psíquica y la seguridad de los miembros de la familia.

Los procesos que conocerá la Sede Familia, se inician a través de


denuncia en Carabineros o directamente en dependencias del
Tribunal de Familia, donde resida la afectada; así también, por
demanda patrocinada por abogado/a. El Tribunal, citará tanto a la
víctima como a la parte denunciada o demandada, a una audiencia
preparatoria, en cuya instancia, ambas partes serán oídas. Si los
hechos denunciados, no son habituales en el tiempo, ni se presume la
existencia de algún delito, el Juez citará a las partes a una audiencia de
Juicio, donde se incorporaran las pruebas para que los intervinientes
acrediten sus pretensiones. Luego de ello, se dictará sentencia. Por el
contrario, si los hechos denunciados o demandados, son reiterados
en el tiempo y se presume la existencia de actos constitutivos de
delito, como lo es la violencia habitual, el Tribunal, remitirá los
antecedentes al Ministerio Público a objeto que investigue la

57 Los femicidios consumados disminuyen desde 49 el año 2010 hasta 34 el año


2012, aumentando posteriormente hasta llegar a 45 el año 2015. En términos de
tasas, el año 2010 se observó una tasa de 0,57; indicando que 0,57 mujeres
murieron por femicidio por cada 100.000 mujeres. Mientras que a partir del año
2011, la tasa se ha mantenido bajo 0,5; es decir, 0,5 mujeres por cada 100.000
mueren producto de un femicidio. En tanto, el número de femicidios frustrados
aumentó desde 76 el año 2013 (año en que se inicia la captura del dato), a 112
el año 2015. En términos de tasas, esta aumentó desde 0,85 el año 2013 a 1,23
el año 2015, es decir por cada 100.000 mujeres hubo 1,23 femicidios frustrados.
Fuente www.ine.cl
58 Ley Nº 20.066, artículo 7 “Factores de riesgo””
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 64

existencia del delito de Maltrato Habitual y/o los delitos que se


desprendan en el proceso.

En cuanto a la Sede Penal, es la judicatura la que conocerá de los


delitos en contexto de violencia intrafamiliar. Este proceso, se inicia a
través de denuncia en Carabineros, PDI, Fiscalías; o bien, a través de
una querella patrocinada por un abogado/a que se presenta en el
Juzgado de Garantía correspondiente. El órgano que investiga el
delito es el Ministerio Público, quien deberá contar con la prueba
necesaria para llegar a judicializar una causa; de lo contrario, si no es
posible acreditar la existencia del delito, los antecedentes se archivan.
Fundamental resulta ser, contar con la prueba necesaria para apoyar
la investigación fiscal, tales como testigos, fotografías, constatación
de lesiones, informes periciales, informes de riesgo, daño, etc.

Los objetivos y el espíritu de la ley sobre violencia intrafamiliar, son


prevenir y sancionar. Los Jueces tienen la obligación de decretar
medidas cautelares cuando existe un riesgo inminente de sufrir un
maltrato59. Los bienes jurídicos tutelados o protegidos, son la vida, la
integridad física y psíquica y la seguridad de los miembros de la
familia.

Dentro de las medidas que pueden o deben adoptarse, encontramos:


la obligación del agresor de salir del hogar común, la prohibición de
acercarse a la víctima, a su casa, lugar de trabajo o donde quiera que
se encuentre; obligación de no portar armas, asistencia obligatoria a
programas terapéuticos o de orientación familiar; y por último, firmar
en alguna comisaría60. Para los efectos de interrumpir la violencia,

59 Ley Nº 20.066, artículo 7 “Factores de riesgo””


60Articulo 9 letras A, B, C, D, E de la Ley 20.066 en relación con el artículo 92
de la Ley 19.968
65 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

generalmente las dos primeras medidas son las más recurridas. Estas
medidas se aplican tanto en sede familia como en sede penal,
mientras dure el proceso y también con la dictación de sentencia,
como medidas accesorias a la sanción.

Veamos un caso práctico. Un varón que al menos una vez al mes le


dice a su cónyuge, “no sirves para nada”, “mira que gorda que estás”, “déjate
de llorar”, “me das asco”, “gracias a mi comes”, “te voy a hacer la vida
imposible”, “nadie más te va a querer”, está cometiendo un delito, previsto
y sancionado en el artículo 14 de la Ley 20.066. Esta actitud puede
muchas veces pasar desapercibida en las relaciones, pero para aquella
mujer constituye una verdadera tortura, un acto degradante.

Así como este delito, las manifestaciones de la violencia, nos llevan a


identificar otros tantos, “te voy a matar”, amenaza de muerte, delito
previsto y sancionado en el artículo 296 del Código Penal. Las
agresiones físicas que constituyen algún tipo de lesión, artículos 395 y
siguientes del Código Penal, lesiones que provocadas en contexto de
violencia intrafamiliar, no son leves, aun cuando el certificado médico
lo señale, por el solo hecho de ser bajo esta vinculación, se aumenta
la calificación jurídica en un grado, constituyendo una mayor sanción
para el perpetrador. Dentro de las relaciones violentas se presenta
también como acto de dominación, la violación y/o abuso sexual,
artículo 361 y siguientes del Código Penal, las que también pueden
ocurrir dentro del matrimonio61. La violencia que sufren las mujeres
en varias ocasiones culmina con el femicidio, siendo esta la máxima
manifestación de violencia.

61 Con la Ley de Femicidio Nº 20.480 se elimina que frente a un delito de


violación en este contexto, se oponga resistencia física como uno de sus
supuestos, solo bastando que haya ausencia del consentimiento, afectando la
libertad sexual.
P e r s p e c t i v a s l e g a l e s d e l a V C M | 66

El proceso de conceptualización del fenómeno de la muerte violenta


de una mujer por ser mujer, adquirió importancia en la década de
1970 cuando la expresión “femicidio” (o “femicide” en inglés) fue
acuñada por Diana Russell. Esta expresión surge como alternativa al
término neutro de “homicidio” con el fin político de reconocer y
visibilizar la discriminación, la opresión, la desigualdad y la violencia
sistemática contra la mujer, que, en su forma más extrema, culmina
en la muerte62. El Femicidio, puede definirse como: “El asesinato
de una mujer por el abuso de poder y que se produce en el seno
de una relación de pareja actual o pasada” (relación de
matrimonio o de convivencia). En este delito, un individuo se
atribuye la facultad de quitar una vida, de decidir sobre una vida.
Muchas mujeres asesinadas por sus parejas, permanecían
confiadamente a su lado, sin creer que serían muertas. En el año 2010
se publicó en el Diario Oficial la Ley Nº 20.480 sobre femicidio en
nuestro país, este delito se encuentra tipificado en el artículo 390
inciso segundo del Código Penal.

La VCM es un fenómeno progresivo, por lo que se hace necesario


apoyar en la erradicación de la violencia. Como cualquier otro
organismo o entidad tanto estatal como civil, la iglesia tiene un rol
importante, pues debemos crear conciencia, tanto en los generadores
como en los receptores de estereotipos. No pretendemos buscar que
una mujer deje de ser suave, ama de casa o madre, sino más bien que
esto, no sea un instructivo normalizador de conductas.

Señalar que en “nuestra iglesia esto no ocurre”, crea una barrera para
las víctimas y las sobrevivientes de la violencia que buscan ayuda,
aliento o sustento en las comunidades de fe, que tan fácilmente
pudieran proveerlo. Hay mucha vergüenza y silencio en las iglesias.
62 http://fundacionjusticia.org/que-es-un-feminicidio/ (consultada junio 2017)
67 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Debemos responder apropiadamente, para que ese silencio se rompa,


y quienes viven o hayan vivido violencia, puedan encontrar en
nuestras iglesias, un espacio seguro63. No forzar a aquella mujer a que
se mantenga en una relación de violencia porque “el matrimonio dura
para toda la vida”; no culpar a la víctima de la violencia,
mantengamos una cultura de amor propio, que fecunde en cada
mujer que habita un espacio eclesial. La violencia no cesa por sí
misma, nos necesitamos los/as unos/as a los/as otros/as, para
promover el mayor bienestar posible, garantizando el acceso a los
diversos medios y organismos que van a facilitar y propiciar la vida
sin violencia para todas las mujeres.

63“Dentro de las cuatro paredes”, Evangélicos y la Violencia Doméstica en Perú


(Paz y Esperanza)
69 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

CAPÍTULO 4
MODELOS DE ACCIÓN PARA IGLESIAS Y AGENTES
PASTORALES

Freddy Paredes.

Dios es Dios de paz, Jesucristo es Señor de


paz; su Espíritu es Espíritu de paz; su
Reino es reinado de paz; su Evangelio es
buena nueva de la paz; sus hijos son
hacedores de paz. Juan Driver64

Permítanme comenzar este capítulo con una pregunta muy atingente


a los tiempos que vivimos ¿Qué hacer como iglesias cristianas
para enfrentar el flagelo de la violencia intrafamiliar en nuestras
comunidades y en nuestra sociedad? Para responderla compartiré
con ustedes las palabras de uno de los agentes pastorales que fueron
formados por el Programa “Santuarios de Paz”, un Programa de
promoción del buen trato y prevención de la violencia intrafamiliar,
que desarrollamos hace algunos años entre iglesias cristianas y el
gobierno local de la Comuna de La Florida en Santiago de Chile, al
momento de certificar a sus iglesias como centros de primera acogida
y derivación para víctimas de violencia intrafamiliar:

“Debo decir que cuando nos invitaron a participar del Proyecto


Santuarios de Paz me sorprendió muchísimo, porque ni siquiera

64 Driver J. (2010). Una Teología Bíblica de la Paz. Encuentro de Iglesias


Históricas de Paz. Rep. Dominicana. p 1
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 70

pensábamos que dentro de nuestras iglesias podrían existir situaciones


de violencia intrafamiliar.

Nos sorprendió que una institución municipal como el Programa de


Asuntos Pastorales se interesara en trabajar con las iglesias en la
problemática de violencia. Era como juntar dos cosas que hasta ahora
no tenían mucho que ver. Pero a menudo nos asaltaba la inquietud
cuando escuchábamos las noticias de femicidios que se sucedían día tras
día y nuestro corazón cristiano se conmovía, pero no encontrábamos la
manera de llegar a esas mujeres con niños pequeños que alguna vez
quizás decidieron pedir ayuda y se acercaron a alguna de nuestras
congregaciones y nosotros como ciegos y sordos, por desconocimiento del
tema, las dejamos ir y no logramos escuchar sus llamadas de ayuda.
Entonces ¿cómo pondríamos en práctica el amor de Dios si no
sabíamos cómo hacerlo?

Así estábamos en nuestras iglesias viviendo en muchos casos,


tranquilamente la vida de cristianos, amando y sirviendo a Dios,
asistiendo a los cultos y dando nuestros diezmos, y de oídas
enterándonos que existía la realidad de la violencia, lejos de nuestro
tranquilo mundo.

¿Dónde quedaba entonces nuestra responsabilidad como cristianos de


influir sobre nuestra sociedad, de hacer visible el Reino de Dios en esta
tierra, de predicar buenas noticias a los desalentados, de vendar el
corazón de los quebrantados, publicar la libertad de los sometidos y
anunciar el año agradable del Señor?

Había una gran tarea por delante, que era necesario abordar para
complementar el ministerio de la iglesia a la comunidad, y sólo cinco de
71 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

las iglesias cristianas en nuestra comuna, decidieron tímidamente dar el


paso y tomar el desafío en sus manos; respondiendo a la invitación del
equipo coordinador de Santuarios de Paz.

Participar en este proyecto, significó abrir nuestros ojos y afinar


nuestros oídos, significó estar atentos, alertas a las situaciones que
pudiesen estar sucediendo aún en medio de nosotros y entre los que se
añadían cada día a nuestras congregaciones. Junto a ello significó
disponer nuestro corazón para recurrir en ayuda de las víctimas,
cuando lo pidieran y cuando no lo pidieran. Significó sentirnos
capacitados, ante esta situación para proponer una solución concreta a
las víctimas y hacer las cosas bien.

Significó también, que en definitiva fuéramos más imitadores de Cristo,


activando la misericordia, estando dispuestos a amar
incondicionalmente, acogiendo a los que sufren y motivándolos a seguir
adelante, infundiéndoles fe en que por sobre la violencia vivida, existe el
amor de Dios capaz de consolar y restaurar a cualquier persona. Como
decía recién, ante esta delicada situación nos sentimos ahora
capacitados para afrontarla sabia y responsablemente.

Participar en Santuarios de Paz también significó reconocer que la


violencia existe y que está presente en medio de las iglesias, significó
reconocer que las mujeres y niños son golpeados con puños, con pies y
son maltratados con palabras violentas y agresivas, con improperios que
destruyen su ser, su futuro y el maravilloso plan que Dios tiene para
cada uno de ellos.

Sin duda que participar en Santuarios de Paz abre una gran puerta
en la responsabilidad que tenemos como iglesias cristianas en las
problemáticas sociales que hoy afectan a las familias de nuestra
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 72

sociedad. Tenemos que ser parte activa en la erradicación de la


violencia intrafamiliar, el maltrato infantil, el abuso sexual infantil, la
cesantía, la pobreza, la drogadicción y el alcoholismo, entre otros males.

Creemos que la participación en Santuarios de Paz ha significado que


la iglesia evangélica ha comenzado a tomar conciencia que existen
problemas sociales en los que debe tener voz y un mensaje de esperanza
y restauración. Nos hemos dado cuenta que cuando la gente llega a
Cristo trae consigo su pasado con sus traumas, su dolor, su desilusión,
su amargura y la iglesia tiene como deber de amor acogerlos y restaurar
sus vidas, y para ello debemos tener herramientas técnicas, estar
capacitados, para que, a la luz de las escrituras, podamos dar
soluciones morales y emocionales efectivas.

Participar de Santuarios de Paz nos ha permitido llegar a la gente que


nos rodea en nuestros barrios, a nuestros vecinos, porque estamos
interesados en lo que les pasa, en lo que los afecta, y nos empiezan a
percibir como iglesias abiertas a la comunidad preocupadas en
definitiva por ellos.

Por todo lo anterior es que queremos motivar a las iglesias que aún no
se han sumado. Es necesario dejar de mirarse a sí mismos para
levantar la vista y ver que existe un mundo allá afuera que necesita
respuestas concretas y certeras atingentes a su realidad actual.

Además, internamente en sus iglesias, activarán la misericordia


concretamente, al estar capacitados para estar alertas y actuar
73 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

ordenadamente frente a la violencia intrafamiliar y otras situaciones


relacionadas”.65

Este pequeño ejemplo de amor cristiano manifestado en acciones


concretas, basta para describir el tremendo impacto que iglesias y
agentes pastorales preocupados de su contexto, pueden provocar en
sus ámbitos de influencia, disponiéndose a construir una sociedad sin
violencia, y trabajando colaborativamente con las redes locales que ya
funcionan en el ámbito de los gobiernos locales en sus respectivos
países.

Cuando apreciamos el cambio de actitud de estas congregaciones, la


disposición a entender y cambiar su realidad, el formarse como
líderes para la acogida y derivación de las víctimas de violencia
intrafamiliar en su entorno inmediato; y la vinculación y el
compromiso para desarrollar una misión más pertinente a las
necesidades de su comunidad, entonces podemos creer y comprobar
que Dios puede usar su Iglesia con mayor efectividad en la
transformación del mundo, para la construcción de una nueva
humanidad bajo los principios y valores del Reino de Dios.

¿Cómo podemos estar preparados para sensibilizar a nuestras


comunidades en la promoción del buen trato y la prevención de la
violencia al interior de las familias?, ¿cómo podemos formar agentes
pastorales que cuenten con la disposición y las herramientas técnicas
para poder acoger en nuestros contextos eclesiales y brindar atención
a personas que han sido víctimas de violencia intrafamiliar?, ¿cómo
podemos integrarnos a las redes de apoyo ya existentes en los
65 Testimonio de Agente Pastoral formado en Iglesias Santuarios de Paz; un
programa de promoción del buen trato y prevención de la violencia intrafamiliar
entre Iglesias cristianas y Oficina de Asuntos Pastorales de la I. Municipalidad
de La Florida; Santiago de Chile. 2008
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 74

gobiernos locales para poder derivar los casos que requieran de una
atención especializada, con el propósito de lograr una rehabilitación
integral del núcleo familiar? A continuación, entregamos algunas
herramientas para aportar a la comprensión, formación y gestión de
los agentes pastorales y sus respectivas iglesias locales en la
prevención, atención y rehabilitación de víctimas de violencia
intrafamiliar.

Iglesia Cristiana Como Comunidad Terapéutica Frente a la


Violencia Intrafamiliar

En medio de situaciones de crisis de vida, y particularmente en


experiencias de violencia intrafamiliar, las personas buscan en medio
de su crisis, una comunidad de pertenencia que pueda protegerlos y
orientarlos hacia la restitución de la salud integral. Por eso se acercan
en primera instancia y mayoritariamente a las iglesias cristianas, y no
tanto a los centros de atención especializada, pues se entiende que es
allí donde se encarnan los principios y valores del Reino de Dios tales
como el amor, la misericordia, la verdad, la justicia y la restauración
integral que anhelan con tanta urgencia.

Desde sus fundamentos, la iglesia cristiana ha sido llamada a poner su


atención en los desvalidos, los oprimidos, los abusados y violentados;
ha sido llamada a ser la voz profética de denuncia de la injusticia para
los que por su contexto de vulneración, no pueden elevar la voz por
sí mismos. Por consiguiente, la iglesia de Cristo debe ser una
comunidad de acogida amorosa para quienes están sufriendo
situaciones de violencia, debe situarse empáticamente en el lugar del
agraviado, del que llora, del que tiene “hambre y sed de justicia”, del
que busca restitución de sus derechos y sanidad personal y relacional.
75 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

La iglesia se constituye en una comunidad terapéutica o sanadora


para las personas vulneradas, cuando a través de la expresión práctica
del evangelio de Jesucristo, este da sentido y propósito a su
existencia; les ofrece un contexto de nuevas relaciones donde
predomina el amor fraternal, y les genera un sentido de pertenencia y
arraigo con la comunidad de fe66.

Por lo tanto, una iglesia que ha entendido su rol y que funciona como
una comunidad terapéutica, podrá ayudar a las personas en crisis de
vida extremas como las víctimas de violencia intrafamiliar, a asumir
su situación, a buscar terminar con el ciclo de violencia, y a
reconstruir gradualmente su vida haciendo uso de todos los recursos
espirituales, afectivos, emocionales, humanos y técnicos disponibles;
que le permitan enfrentar y superar la crisis. A eso hemos sido
llamados.

Consejería y Acompañamiento en Contextos de Violencia


Intrafamiliar

Ya en 1996, la Organización Mundial de la Salud a través de su


Asamblea General, aprobó una resolución la cual consideraba a la
Violencia intrafamiliar como uno de los principales problemas de
Salud Pública en el mundo67; lo anterior debido a que sus víctimas
padecen más problemas de salud, generan mayores costos de
atención sanitaria y acuden con mayor frecuencia a los servicios
hospitalarios de urgencia que las personas que no sufren maltrato. En
dicho informe de la OMS se señala que el impacto y daño emocional
que la violencia deja en las víctimas produce una “reacción inmediata de

66 Zaracho R. (2007). Consejería Pastoral. Edit Lumen – ASIT. p


67 OMS (2002). Informe Mundial sobre la violencia y la salud.
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 76

malestar que de no resolverse, las lleva a desarrollar patrones sintomáticos crónicos


y de larga duración, consistentes en diferentes trastornos emocionales tales como
estrés postraumático, depresión, problemas psicosomáticos y trastornos de
ansiedad”68.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales DSM-


IV69, categoriza a quienes han sufrido experiencias de gran estrés
emocional y perdurables en el tiempo, como el experimentar
situaciones de violencia intrafamiliar que incluso pueden poner en
riesgo la vida con los siguientes síntomas característicos: afectación
del equilibrio afectivo, comportamiento impulsivo y autodestructivo;
síntomas disociativos, molestias somáticas, sentimientos de inutilidad,
vergüenza, desesperación o desesperanza; sensación de perjuicio
permanente, pérdida de creencias anteriores, hostilidad, retraimiento
social, sensación de peligro constante, deterioro de las relaciones con
los demás y alteración de las características de personalidad previas.
Además, el acontecimiento traumático es re-experimentado
persistentemente en diversas formas como por ejemplo: recordando
el hecho de violencia con malestar y bajo la forma de imágenes,
pensamientos o percepciones; a través de sueños recurrentes que
producen malestar; teniendo la sensación de revivir la experiencia
violenta; o incluso, a través de un malestar psicológico intenso que
genera respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o
externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento
traumático.

68 SERNAM (2012) Orientaciones Técnicas para la Intervención Psicosocial con


Mujeres. p 10
69 American Psychiatric Association (1995) Manual Diagnóstico y Estadístico de

Trastornos Mentales, 5° Ed, Masson S.A., p 434


77 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Las personas que han sufrido violencia extrema se esforzarán por


evitar pensamientos, sentimientos, conversaciones, actividades,
lugares y personas que les recuerden la mala experiencia. Pueden ser
incapaces de recordar algún aspecto importante del trauma, pueden
manifestar un reducido interés por participar en actividades
significativas o presentar una sensación de desapego o enajenación
frente a los demás; además de ver reducida su vida afectiva y
proyectar la sensación de un futuro desolador.

El DSM-IV señala que es normal observar en las víctimas de estrés


postraumático uno o más de los siguientes síntomas: dificultades para
conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira,
dificultades para concentrarse, hipervigilancia y respuestas exageradas
de sobresalto; las cuales pueden provocar un deterioro social, laboral
o de otras áreas importantes de la actividad de la persona violentada.
La duración de dichos síntomas muestra considerables variaciones, la
mitad de los casos suele recuperarse completamente en los primeros
3 meses, cuando no se repite la situación de violencia; en otras
ocasiones todavía pueden persistir algunos síntomas más allá de los
12 meses posteriores al acontecimiento traumático.

Lothar Hoch70 señala que “en una situación de crisis es importante que la
persona logre organizar el caos, diferenciando lo que debe ser realizado primero de
lo que debe ser dejado para después. Cada paso dado en dirección ascendente, por
pequeño que sea, servirá de estímulo para los pasos mayores que serán dados en el
momento adecuado y en un ritmo compatible con los recursos y la fuerza interior
disponibles. Los mayores enemigos en la superación de una crisis son la apatía y
el intento de transferir la responsabilidad de solucionarla a terceros”. Esto
refuerza el hecho de que la mejor forma de ayudar a una víctima de

70Hoch L. (2006). Crisis personal y su dinámica; en: Dimensiones del Cuidado y


Asesoramiento Pastoral, Edit Kairos, p 219
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 78

violencia intrafamiliar es guiarla a enfrentar la situación y superar la


crisis paso a paso, con sus propios recursos.

En cuanto al agente pastoral que actuará como consejero, Jorge


Maldonado71 explica que “quien interviene en una crisis debe conocer sus
capacidades para manejar el estrés, para establecer límites y para acompañar sin
sermonear, moralizar, juzgar o presionar. Debe tener también una clara noción
de cuando un caso desborda su capacidad de manejo a fin de referirlo aun
profesional o especialista”.

Según Maldonado72, existen algunos pasos que los agentes pastorales


y/o consejeros pueden seguir en la primera acogida a las víctimas de
violencia intrafamiliar, entre los cuales se cuentan:

a) Escuchar empáticamente: Intentar percibir el mundo con los


ojos de quien solicita ayuda

b) Abstenerse de predicar o de dar consejos: El mejor apoyo no


son sus palabras sino su presencia, escucha activa y atención.

c) No intimidarse con las fuertes experiencias compartidas por


la persona afectada: Ella necesita expresar y desahogar sus
emociones libremente.

d) No hay respuestas fáciles para el sufrimiento humano: Evite


caer en el facilismo y en dar consejos que no han solicitado.

71 Maldonado J. (2006). Intervención en Crisis; en: Dimensiones del Cuidado y


Asesoramiento Pastoral, Edit Kairos, p 225
72 Maldonado J. (2006). Intervención en Crisis; en: Dimensiones del Cuidado y

Asesoramiento Pastoral, Edit Kairos, p 253


79 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

e) Conocer y aceptar sus limitaciones: No haga más de lo que su


formación se lo permite. El intervenir sin estar preparado puede
generar lo que se denomina victimización secundaria, en la cual la
víctima vuelve una y otra vez a pasar por el proceso traumático cada vez
que debe contar su historia73.

Consideraciones para la Atención de las Víctimas de Violencia


Intrafamiliar

En este punto, se presentan algunas recomendaciones para los


agentes pastorales y la comunidad de la Iglesia en su conjunto, con el
fin de que los líderes eclesiales puedan enfrentar con sabiduría y
criterio las situaciones de violencia ocurridas al interior de las familias
que atienden como parte de su misión pastoral (basado en la guía de
Kay Marshall Strom)74:

-El maltrato físico es un asunto de vida o muerte por lo que debe ser
tratado con extremo cuidado y criterio.

-La víctima no es la culpable de la situación de violencia, sin importar


cual haya sido la causa que generó la agresión. Debe hacérsele ver
que la violencia sufrida no se justifica de ninguna forma.

-Debe permitirle a la víctima que pueda hablar acerca de su


experiencia si lo desea, pues necesita ser escuchada. Este acto de
confesión es muy liberador y le permitirá desahogarse para poder
enfrentar la crisis con mayor objetividad y esperanza.

73Nota del autor


74Mamarian M (2007). Rompamos el Silencio, Prevención y Tratamiento de la
Violencia en la Familia. Edit Kairos, p 127
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 80

-Crea lo que le comenta la víctima, aunque su relato no tenga


completa coherencia para usted, pues surge de su perspectiva
personal.

-Sea empático y sensible a la situación; la víctima no necesita juicios


ni recriminaciones, sino apoyo y acompañamiento. Tampoco sea
condescendiente, la violencia no termina con decir que “todo va a estar
bien”. Sea empático en la escucha y propositivo en la búsqueda de
soluciones.

-Ayude a la víctima a determinar la severidad y frecuencia del


maltrato sufrido; en caso de ser necesario guíela a salir de su contexto
de violencia para asegurar su vida. De ser este el caso, póngala en
contacto con personas y/o redes que puedan acogerla
temporalmente a ella y a sus hijos en un ámbito de protección y
seguridad.

- En caso de violencia física, puede dirigirse tanto a Carabineros o a


algún servicio de urgencia. Si se dirige a Carabineros ellos idealmente
pueden llevarles al servicio de urgencia más cercano, pero puede
ocurrir que estén en procedimientos o sin dotación, por lo que si la
víctima puede movilizarse, debe concurrir directamente al servicio de
urgencia. En dicho lugar, se constatarán lesiones.

-Debe asegurarse que la mujer que ha sufrido violencia entienda


todas las opciones de acción y las posibles consecuencias; antes de
tomar cualquiera de dichas opciones. Solo ella puede tomar la
decisión del curso de acción a seguir, usted solo está para sugerir y
aconsejar.
81 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

- En casos de violencia extrema, la salida del hogar de parte de la


víctima es muchas veces la única forma en que el cónyuge agresor se
dé cuenta de su conducta. Por esto, luego de una orientación
profesional, es necesario que la víctima deje momentáneamente los
maltratos, admita el problema y busque ayuda.

-No intente convencer a la víctima que se mantenga en un ambiente


de violencia extrema por sumisión al marido o para intentar
mantener el matrimonio debido a los hijos; siempre debe velarse por
la seguridad de las víctimas poniendo un alto a la violencia. El hecho
de alejarse temporalmente de una situación peligrosa no significa que
el matrimonio no tenga opciones de ser restaurado posteriormente.

-Ayude a la víctima a asumir que el matrimonio no es un contrato de


propiedad sino de amor mutuo; donde no cabe ninguna muestra de
violencia como forma de presión o control de un cónyuge a otro.

-Sugiérale a la víctima que no es conveniente que de un ultimátum, o


haga amenazas o promesas que sabe que no podrá cumplir; o que
pueden poner en riesgo su vida debido a la extrema violencia que
pueda ejercer su cónyuge.

-Refuerce la necesidad de que el violentador busque ayuda


profesional para asumir su condición y pueda lograr el manejo de la
ira; si él no admite el problema se repetirá el ciclo de violencia en esta
o en futuras relaciones.

-Asegure a la víctima que no es voluntad de Dios que sufra maltrato;


que la violencia no es un medio de castigo divino sino la
consecuencia de la falta de amor y misericordia entre los hombres.
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 82

-Comparta con la víctima de violencia que es posible hacer cambios


trascendentes en su vida, y señálele que hay personas y
organizaciones que quieren y pueden ayudarla a lograrlos. Para esto,
usted como consejero debe conocer y documentar las redes de
personas, organizaciones e instituciones que trabajan atendiendo a
víctimas de violencia intrafamiliar

-Usted es solo el primer eslabón en la cadena de ayuda a las víctimas


de violencia intrafamiliar, por lo cual solo debe realizar la primera
acogida, no trate de aconsejar más allá de sus posibilidades o
formación. El paso siguiente es derivar a la víctima a profesionales de
las redes de violencia que puedan atenderla con mayor propiedad.

-Ore por la víctima y sus hijos, la oración de intercesión es realmente


eficaz, y genera en quienes sufren violencia, esperanza, paz interior y
seguridad en medio de la tormenta.

Siempre es adecuado entregar algunas recomendaciones prácticas a la


víctima de violencia intrafamiliar, las cuales se constituyen en un
“plan de acción” que podría salvarle la vida en caso de violencia
extrema de parte de su agresor. Entre estas recomendaciones, el
Ministerio Alto a la Violencia de Sociedades Bíblicas Unidas75 sugiere
las siguientes:

A.-Guie a la víctima a buscar anticipadamente un lugar al que


puede ir para conseguir ayuda.

75 Sociedades Bíblicas Unidas Colombia (2007). A Imagen de Dios. Alto a la


Violencia. Ed.Géminis Ltda
83 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

B.- Ayúdele a memorizar los números de teléfonos de


emergencia y pídale que mantenga un celular oculto en una
habitación que pueda cerrarse por dentro.

C.- Coméntele la importancia de planificar una ruta para escapar


de la casa y que pueda enseñársela a sus hijos.

D.- Oriéntela a pedir ayuda a sus vecinos para que llamen a


carabineros si presencian o escuchan signos de violencia al
interior de su hogar. De ser posible, indúzcala a generar una
señal de auxilio que previamente haya acordado con sus vecinos.

E.- Guíela a tener preparado un bolso o maleta con cosas


necesarias que le permitan salir rápidamente; y que pueda
esconderlo en su hogar o que lo deje en casa de vecinos o
amigos de confianza.

F.- Indíquele las cosas que puede guardar en el bolso: dinero en


efectivo, llaves, documentos importantes como carné de
identidad o pasaporte, papeles del tribunal, certificados,
medicamentos, ropa de cambio y útiles de aseo para ella y sus
hijos.

G.- Conéctela con un programa de violencia intrafamiliar y/o un


albergue para mujeres maltratadas.

Identificación del Perfil y Conductas del Agresor y la Víctima

La violencia, tanto física como psicológica, es un modelo de


respuesta relacionado a problemas interpersonales y socioculturales,
que generan consecuencias negativas y destructivas en las personas
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 84

que conforman el núcleo familiar. Los rasgos más destacados que se


observan en una persona acostumbrada a responder violentamente
son los siguientes:

-Imagen distorsionada de la realidad.


-Autoestima basada en la superioridad.
-Diagnóstico individualista de la realidad.
-Falta de reciprocidad de derechos y deberes.
-Inmadurez e irresponsabilidad individual.
-Insuficiente comprensión de los puntos de vista ajenos.
-Escaso interés por mejorar las relaciones interpersonales.
-Obsesión por triunfar individualmente o tener el control en la
relación.
-Escasez de conductas pro sociales.
-Bajo control de impulsos y agresividad.
-Cuadros de depresión, angustia, enfermedad mental o
adicciones.
-Experiencias de maltrato y/o abuso durante la infancia.

Sara Baltodano76 detalla la conducta y acciones que caracterizan a un


agresor, con el propósito de poder identificar relaciones donde se
ejerce violencia intrafamiliar. En estas relaciones encontramos que el
agresor:
-Atemoriza a su cónyuge o pareja.
-Amenaza con golpearla, abandonarla, quitarle a los hijos e hijas,
o matarla a ella o a sus hijos.
-La ridiculiza y avergüenza.

76Baltodano S (2007). El Cuidado Pastoral de la Familia en un Mundo


Cambiante e Inseguro, Edic Clara Semilla, p 35
85 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

-La crítica permanentemente, le dice que es tonta y que no sirve


para nada.
-La abofetea, la empuja, le da puñetazos.
-Le pone apodos o sobrenombres para humillarla.
-Le dice lo que tiene que hacer, donde puede ir, a quien puede
ver, con quien hablar y como vestirse.
-La obliga a tener relaciones sexuales.
-La cela injustamente y la acusa de coquetear y de serle infiel.
-La mantiene alejada de su familia.
-Le prohíbe ver a sus amigas y amigos.
-La hace sentir débil.
-Le hace sentir miedo de lo que pueda decir.

El actuar de forma violenta induce al agresor a utilizar mecanismos


de defensa para mantener su autoestima, porque en lugar de asumir
su realidad de ser maltratador de otra persona, tiende a justificar y
negar sus actos. Los principales mecanismos de defensa que pueden
observarse en quienes ejercen violencia intrafamiliar son los
siguientes77:

MECANISMO DE JUSTIFICACIÓN
DEFENSA
Negación “Yo no he hecho nada, no la toqué”
Minimización “Solo la aparté para que me dejara en
paz”
Racionalización “Tengo que ser firme, pero se
controlarme”
Proyección “La culpa es de ella que no para de

77Gorrotxategi M, Haro M (2000). Materiales Didácticos para la Prevención de la


Violencia de Género. Consejería de Educación y Ciencia. Junta de Andalucía, p
21
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 86

provocarme”
Desviación “El problema es que estoy sin trabajo”
Amnesia “No puedo recordar si llegué a pegarle”

Por otro lado, y aunque parezca contraproducente, existen muchas


razones por las que una mujer decide seguir viviendo con su agresor;
y es muy importante conocerlas para entender de mejor forma a la
víctima, evitar culparla y poder ayudarla a salir del círculo de
violencia; entre estas razones tenemos las siguientes78:
-Creer que en realidad su pareja no quiere hacerle daño, que en
el fondo la quiere y que si la maltrata es solo porque tiene
problemas.
-Creer que su pareja cambiará (es muy frecuente que el agresor,
después de ejercer violencia se arrepienta y jure que no volverá a
hacerlo).
-Creer que ella es responsable del maltrato, que lo provoca con
su comportamiento, y que si se “comporta bien” él no la
maltratará.
-Creer que sus hijos e hijas sufrirán emocional y
económicamente si ella deja el hogar.
-Creer que no es capaz de vivir, económica ni emocionalmente,
sin su pareja.
-Miedo a que su pareja la agreda gravemente o incluso la mate si
se separa.
-Vergüenza de hacer pública su situación de maltrato.

78 Gorrotxategi M, Haro M. op cit, p 17


87 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

Acciones de Prevención, Atención y Rehabilitación de parte de


las Iglesias Locales en contextos de Violencia Intrafamiliar.

Ahora que entendemos con mayor detalle el proceso de la violencia,


que hemos podido entender el rol de la iglesia como una comunidad
terapéutica, y que hemos aprendido algunas herramientas de
diagnóstico y de consejería para las víctimas de violencia intrafamiliar;
entonces podemos responder con mayor propiedad la pregunta
inicial del capítulo ¿Qué hacer como iglesias cristianas para enfrentar
el flagelo de la violencia intrafamiliar en nuestras comunidades y en
nuestra sociedad?

A continuación, se presentan algunas acciones prácticas, factibles de


desarrollar por la iglesia cristiana, con el propósito de prevenir,
atender y rehabilitar a víctimas de violencia intrafamiliar en nuestros
contextos locales.

ÁMBITO DE ÁMBITO DE ÁMBITO DE


PREVENCIÓN ATENCIÓN REHABILITACIÓN
Formar agentes Formar un equipo Formar un equipo
pastorales en las Profesional Profesional
iglesias locales multidisciplinario multidisciplinario para
para la prevención para la atención de la rehabilitación de
de la Violencia casos de violencia víctimas y agresores en
intrafamiliar en el intrafamiliar como casos de violencia
contexto intra y parte de la misión de intrafamiliar.
extra eclesial. la iglesia.
Desarrollar una Formar agentes de Brindar apoyo pastoral
Pastoral hacia la defensoría que para todo el núcleo
familia puedan denunciar y familiar que está
fortaleciendo el acompañar en el viviendo situaciones de
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 88

buen trato entre proceso a las víctimas violencia intrafamiliar,


todos sus de violencia con el propósito de
integrantes desde intrafamiliar lograr la restauración
una perspectiva ocurridos en el integral de sus
bíblica. entorno inmediato. miembros.
Vincularse e Conocer e integrarse Conocer e integrarse a
integrarse a las a las redes de las redes que trabajan
redes barriales, atención de violencia en rehabilitación de
locales y intrafamiliar de la personas que han
nacionales que comuna donde se pasado o están
trabajan en la ubica la iglesia local. viviendo situaciones de
promoción del violencia intrafamiliar
buen trato y en la en la comuna donde se
prevención de la ubica la iglesia local.
violencia
intrafamiliar.
Capacitar a la Brindar apoyo y Sistematizar las
membresía de las consejería pastoral experiencias de
iglesias locales especializada para las prevención, atención y
como promotores familias que han rehabilitación en las
del buen trato y sufrido violencia que participe la iglesia
preventores de la intrafamiliar. local para establecer un
violencia modelo de acción y
intrafamiliar en poder aportar a las
sus respectivos políticas públicas de
contextos de prevención de la
acción. violencia intrafamiliar
en los gobiernos
locales y nacionales.
89 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

¿Qué debiera buscarse en las acciones de prevención, atención y


rehabilitación de casos de violencia intrafamiliar mediados por la
iglesia local?; Howard Zehr79 nos ayuda a responder esta pregunta a
partir de los principios de la “Justicia Restaurativa”:
-Que la víctima esté involucrada en el proceso y quede conforme
con los resultados.
-Que los ofensores entiendan el impacto que han tenido sus
acciones sobre otras personas y asuman su responsabilidad por
dichas acciones.
-Que los resultados del proceso ayuden a reparar los daños
ocasionados y traten las causas de las ofensas o agresiones.
-Que tanto víctimas como ofensores logren percibir un sentido
de “cierre” o “clausura” del proceso y que ambos puedan
sanarse y ser restaurados integralmente.

Santuarios de Paz: Un Modelo de Acción de Iglesias Locales en


Colaboración con las Redes de Violencia Intrafamiliar del
Gobierno local

Existen variadas experiencias, llevadas a cabo por diversas


congregaciones y organizaciones cristianas que por años han estado
trabajando en programas de promoción del buen trato y prevención
de la violencia intrafamiliar en Latinoamérica. Una de estas instancias
es el Programa Iglesias Santuarios de Paz, el cual estuvo formando
agentes pastorales para la Promoción del Buen Trato y la Prevención
de la Violencia Intrafamiliar en conjunto con Municipios de varias
Comunas de la Región Metropolitana en Santiago de Chile, y
apoyado por diversas organizaciones internacionales como

79
Zehr H (2010). Justicia Restaurativa. Centro Evangélico Menonita de Teología
CEMTA
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 90

Compassion, Red del Camino, Fraternidad Teológica


Latinoamericana y Movimiento Juntos por la Niñez, entre otras.

La experiencia de Santuarios de Paz80 no pretende ser el único


modelo de acción para el relacionamiento de las Iglesias con los
gobiernos locales y sus respectivas redes de violencia intrafamiliar; sin
embargo, es un buen ejemplo de cómo nuestras iglesias pueden
transformarse en centros de primera acogida para víctimas de
violencia doméstica y su posterior derivación a centros especializados
de atención y rehabilitación.

Propósito del Programa Santuarios de Paz:


-Desarrollar y facilitar el protagonismo y la inclusión responsable
de las iglesias cristianas, a través de un programa de gestión
comunal capaz de articular las redes eclesiales, educacionales y
sociales de la comuna, con el fin de prevenir la violencia
intrafamiliar y promover el buen trato en la familia, la Iglesia y la
sociedad.

Objetivos del Programa


-Sensibilizar e involucrar a las iglesias cristianas, en la prevención
de la violencia intrafamiliar y la promoción del buen trato en la
familia, la Iglesia y la sociedad.

-Capacitar y empoderar a las iglesias, a través de la formación de


agentes pastorales que puedan vincularse con las redes de apoyo

80El siguiente es el resumen de la sistematización del Proyecto Santuarios de


Paz que desarrollamos con las Iglesias participantes y la Oficina de Asuntos
Pastorales de la Municipalidad de La Florida en Santiago de Chile, durante el
período 2007-2008.
91 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

de la sociedad civil, y las entidades gubernamentales en el marco


de la prevención de la violencia y la promoción del buen trato.

-Promover la autogestión de las iglesias locales como


“Santuarios de Paz”, con el propósito de transformarse en
centros de primera acogida y derivación para víctimas de
violencia intrafamiliar, y para la promoción del buen trato en el
entorno donde ejercen su misión.

-Replicar las experiencias aprendidas en las iglesias, como un


modelo de intervención social y vinculación eclesial con los
gobiernos locales, en beneficio de la comunidad.

Qué Son los Santuarios de Paz


-Son iglesias cristianas que funcionan como centros de primera
acogida y derivación para niños y niñas, jóvenes y adultos
víctimas de violencia intrafamiliar.

-Son iglesias cristianas que se han transformado en agentes de


cambio y promotores del buen trato en sus comunidades y en
sus barrios.

Cómo lo Hicieron las Iglesias


-Vinculándose con otras iglesias, con los gobiernos locales, y con
las redes de violencia intrafamiliar en sus respectivas comunas.

-Sensibilizando a sus comunidades con estas problemáticas, y


con testimonios de víctimas que sufren violencia al interior de
sus hogares.
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 92

-Capacitándose en violencia intrafamiliar en conjunto con


equipos técnicos del gobierno local y de las redes comunales.

-Impactando sus barrios con actividades de promoción del buen


trato y prevención de la violencia intrafamiliar.

-Declarando sus Iglesias públicamente como “Santuarios de


Paz”, reconocidos por el gobierno local y las redes de violencia
de sus respectivas comunas.

-Acogiendo y derivando a las víctimas de violencia intrafamiliar a


los centros de atención profesional especializada.

Etapas del Programa Santuarios de Paz

 Diagnóstico y Vinculación a Redes de Violencia Intrafamiliar


-Diagnóstico de la realidad del contexto de violencia intrafamiliar
en la comuna respectiva.

-Realización de un catastro de las redes de violencia intrafamiliar


en los ámbitos comunal y nacional.

-Vinculación con estamentos de la sociedad civil y el gobierno


local que trabajan en prevención de violencia intrafamiliar.

-Contacto con unidades pastorales e iglesias cristianas de la


comuna interesadas en participar del programa.
93 | G u í a d e A c c i ó n P a s t o r a l e n V C M

 Sensibilización y Compromiso de las Iglesias Cristianas


-Sensibilización de las comunidades de fe en cuanto a la realidad
de violencia intrafamiliar de su entorno.

-Presentación de la propuesta Santuarios de Paz en prevención


de la violencia intrafamiliar y promoción del buen trato en las
iglesias locales.

-Compromiso consensuado de cada comunidad de fe de asumir


el desafío de convertirse en centros de primera acogida y
derivación para víctimas de violencia intrafamiliar.

 Capacitación de Agentes Pastorales en las Iglesias Locales


-Formación del liderazgo y equipos de trabajo en cada una de las
iglesias comprometidas con el programa.

-Capacitación de agentes pastorales de cada iglesia en temáticas


de violencia intrafamiliar, mediación y resolución de conflictos,
tribunales de familia y legislación vigente, talleres prácticos en
primera acogida y derivación, educación para el buen trato.

-Capacitación y trabajo coordinado con equipos técnicos de


Municipios y redes de violencia intrafamiliar en cada comuna de
pertenencia.
Modelos de acción para iglesias y agentes
p a s t o r a l e s | 94

 Autogestión y Empoderamiento de las Iglesias Locales en el


Ámbito Comunal
-Estructuración y elaboración de procedimiento para la primera
acogida y para la derivación de víctimas de violencia intrafamiliar
por parte de las iglesias locales en sus respectivos contextos.

-Actividades barriales de prevención de la violencia y promoción


del buen trato de parte de las iglesias hacia la comunidad
circundante.

-Generación y participación de campañas comunales de


sensibilización en coordinación con el gobierno local.

 Certificación de Iglesias y Agentes Pastorales e Integración a


Redes del Gobierno Comunal
-Evaluación del cumplimiento de las etapas del programa
Santuarios de Paz de parte de las iglesias locales.

-Ceremonia pública de certificación de agentes pastorales e


iglesias Santuarios de Paz participantes del programa, de parte
del gobierno local.

-Integración de las iglesias Santuarios de Paz a las redes de


violencia intrafamiliar de la Comuna respectiva.

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