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1
Profesor Asociado del Centro de Formación Teológica (CFT) de la Pontificia Universidad
Javeriana.
2
El proyecto de investigación (ID 00006554) fue desarrollado entre julio de 2014 y diciembre
de 2016, en el marco de las actividades del Equipo de Docencia e Investigación Teológica
“Didaskalia”. En esta investigación, por parte de “Didaskalia”, participaron los profesores:
José Luis Meza (Investigador principal), Víctor Martínez, S.J., Gabriel Suárez, Juan Alberto
Casas, Edgar López y Mauricio Rincón. Además, la psicóloga Ana Mendivelso.
3
Los términos de referencia de la convocatoria de la Iglesia Sueca estipulaban que las
investigaciones fuesen desarrolladas de acuerdo con el enfoque de la investigación Acción
participativa (IAP).
1
1. La lectura contextual de la biblia y la investigación acción participativa
…Dios quiere una mejor vida para estas personas. Así que la Biblia debe
hablarles en esta vida. En consecuencia, es necesario conocer la vida antes de
leer cualquier texto. Desde la vida nos movemos hacia la Biblia, donde
buscamos la Palabra que mejor ilumina nuestra situación vital. Entonces
volvemos a la vida para transformarla.4
Si la Biblia puede llamarse revelada, lo mismo debe decirse de la cosa que ella
dice; del ser nuevo que ella despliega. Me atrevería a decir entonces que la
Biblia es revelada en la medida en que el ser nuevo del cual se trata es él mismo
revelador con respecto al mundo, a la realidad completa, incluyendo mi
existencia y mi historia.5
Los textos bíblicos son mucho más que objetos de estudio, en realidad son fuente
de vida para quienes están dispuestos a dejarse interpelar por ellos. La
interpretación de los textos sagrados hace nueva la vida de las comunidades al
desplegar su espíritu liberador, esto es lo que se quiere decir cuando se afirma que
“el Evangelio vive en sus interpretaciones y las trasciende”6. Esta apertura
trascendental de los textos sagrados les permite actuar a lo largo de la historia en
cada presente, desde una reserva inagotable de sentido, cada vez que son leídos
por las comunidades a partir de su propia realidad. Como explica José Severino
Croatto acerca de la actualidad operante de la palabra, ella “se abre a nuestras
propias experiencias, proporcionando una clave de interpretación. […] Pero no es
presente simplemente porque la leamos ahora, en nuestro contexto, sino sobre todo
porque es arquetípica y paradigmática y como tal sirve de modelo para interpretar
nuestra propia realidad”7.
4
Dreher, The walk, 26.
5
Ricœur, Du texte, 141-142.
6
López, La evangelización, 50.
7
Croatto, Hermenéutica práctica, 16.
2
Desde el enfoque de la LCB, primero viene la vida y luego la palabra que permite
interpretarla, así lo explica Carlos Mesters: “En efecto, la Biblia no fue el primer libro
que Dios escribió para nosotros, ni el más importante. El primer libro […] son los
hechos, los acontecimientos, la historia, todo lo que existe y sucede en la vida del
pueblo; es la realidad que nos envuelve”8. La experiencia de leer un texto bíblico
desde su mundo vital permite a las comunidades beber la vida que el texto les ofrece
para cambiar su realidad, de ahí que el papel de los teólogos y los biblistas que
participan en la lectura contextual de un texto bíblico se limite al de servir como
acompañantes en el proceso de transformación.
Este acompañamiento entraña un gran reto para los académicos, pues algunos de
ellos suelen estar acostumbrados a dirigir la reflexión de las comunidades desde su
conocimiento profesional. En la LCB los teólogos y biblistas no solo deben
reconocer la legitimidad del saber popular de las comunidades, sino que deben
aceptar que este saber se ubica en el mismo nivel jerárquico que su conocimiento
especializado, adquirido a lo largo de muchos años de estudio y de trabajo. Esa es
la condición necesaria para emprender una jornada auténticamente liberadora:
caminar como pares. Así lo explica Gerald West, del Centro Ujamaa en la
Universidad de KwaZulu-Natal: “en el centro de una hermenéutica liberadora está
la relación entre el biblista (o teólogo) y el ‘lector’ cristiano común de una comunidad
pobre y marginalizada”9.
Se trata de una relación que resulta doblemente liberadora para los académicos:
liberadora en el plano moral y también en el plano intelectual. Al final no solo se
habrán liberado del dominio de sus propios intereses, a través de su compromiso
con la lucha por los derechos de los grupos marginados y las comunidades
populares; sino también se habrán liberado de las limitaciones de un saber
puramente teórico y especulativo acerca de la revelación. La realidad no es la única
que termina transformada, pues en la relación con la comunidad se da también una
transformación de quienes acompañan el proceso emancipatorio de esta.
8
Mesters, Flor sin defensa, 28.
9
West, The academy, 37.
10
Boff, “Epistemología y método”, 101.
3
En la lectura contextual de textos bíblicos, que corresponde en este esquema a la
mediación hermenéutica, se parte de la reflexión espontánea en el nivel de la
conciencia comunitaria, después se pasa por el nivel de la conciencia crítica a través
de unas preguntas generadoras que permiten profundizar en el texto y se regresa
luego al nivel de la conciencia comunitaria11. Las jornadas dedicadas a los estudios
bíblicos contextuales comienzan entonces con la percepción general que tienen los
lectores y las lectoras sobre el tema del cual trata el texto; a partir de su propia
perspectiva contextual los participantes profundizan luego críticamente en algunos
aspectos literarios e históricos del texto, a través de una lectura detenida orientada
por algunas preguntas formuladas por los acompañantes y por la comunidad12.
Entonces, la conciencia comunitaria aparece de nuevo ante la realidad contextual
para transformarla según la nueva interpretación crítica del texto.
11
West, “Do two walk”, 446-448.
12
West, “The contribution”, 185.
13
Fals, La ciencia, 71.
14
Fals, “Action Research”, 160.
4
En un proceso de IAP se comienza por favorecer el mutuo conocimiento para
generar confianza entre los miembros de la comunidad y el equipo de
investigadores. Esta primera fase puede tomar varios meses, pues es necesario
contar con suficiente tiempo para generar los vínculos que hacen posible el trabajo
conjunto enmarcado en relaciones simétricas de poder. Luego, se procede a
identificar una situación que afecta a la comunidad y que pretende ser transformada
en la investigación, se trata de una dimensión de la realidad que debe ser
representada entonces como un problema para partir así de la realidad concreta,
según se propone en la lógica del ver, juzgar y actuar.
Las cuatro sesiones dedicadas al estudio bíblico contextual fueron grabadas y sus
transcripciones fueron objeto de una codificación axial, según lo proponen Anselm
Strauss y Juliet Corbin, con el propósito de desarrollar una teoría fundamentada: “la
codificación axial es el acto de relacionar categorías a subcategorías siguiendo las
líneas de sus propiedades y dimensiones”16. El análisis fue validado por los
integrantes de Huellas de Arte y esta validación les sirvió para reconstruir su
realidad, marcada por la estigmatización y la violencia sexual. En el proceso de
validación de los códigos y las categorías obtenidas a partir de sus propias
afirmaciones, los participantes encontraron maneras concretas para transformar
esta realidad. Al final, los miembros de la organización asumieron nuevos
15
¿De qué trata el texto? ¿Cuáles son los personajes de la narración? ¿Qué hacen? ¿Qué
sienten? ¿Qué dicen? ¿Con qué personajes del relato se identifican? ¿Qué papel juega
cada uno de los personajes masculinos en la violación de Tamar? ¿Qué le permite a Amnón
actuar de acuerdo con su amor enfermo? Según Tamar ¿cómo debería ser un hombre?
¿Qué tipo de hombre es Amnón? ¿Qué dice y qué hace Tamar en las diferentes partes del
relato? ¿Cuáles son las reacciones de Amón ante las respuestas de Tamar? ¿Cuál es la
conducta de Amnón después de haber violado a Tamar? ¿Qué relación tienen los gestos
de Tamar al final de la narración con el estigma de quienes viven con VIH? ¿Conocen casos
como el de Tamar? ¿Pueden compartir con el grupo esas historias? ¿Qué posibilidades y
recursos tienen las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual? ¿Qué podría hacer
Huellas de Arte frente a hechos como los que narra el relato de Tamar y los que han sido
contados por los miembros del grupo a través de sus historias? ¿Cómo se han sentido
durante el desarrollo de esta actividad?
16
Strauss y Corbin, Bases de la investigación, 135.
5
compromisos y se propuso un proyecto productivo para garantizar la sostenibilidad
de la fundación.
Este fue el marco metodológico participativo que sirvió a los integrantes de Huellas
de Arte para apropiarse de su realidad con el objetivo de transformarla. A partir de
su propia interpretación de la historia de la princesa Tamar (2S 13,1-22), la LCB les
permitió reconocerse en la narración para proyectar nuevos mundos en su lucha
contra la estigmatización y la violencia sexual.
Las mujeres que forman parte de la Fundación constituyen una minoría. Además de
estar en contextos no reconocidos como de especial vulnerabilidad, en Colombia la
prevalencia de la infección entre las mujeres es muy baja con respecto a la que se
da entre los hombres. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, en 2011 la
proporción de personas infectadas era 73,1 % de varones y 26,9 % de mujeres17.
De acuerdo con estos porcentajes, el sistema de salud ha enfocado sus esfuerzos
en la atención de segmentos poblacionales con mayor prevalencia, como el de los
hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres18.
Al final del 2009, las mujeres que vivían con el virus en Colombia eran
aproximadamente 17.00019; una población significativamente numerosa, más allá
de las proporciones porcentuales. Sin embargo, las mujeres que viven con VIH fuera
de contextos reconocidos como de alta vulnerabilidad no constituyen un grupo
particular de interés para las políticas públicas de atención en salud.
17
Ministerio de Salud y Protección Social, Onusida, Plan Nacional, 18.
18
Ibid., 19.
19
Ávila, “¿Qué está pasando con el sida en Colombia?”
6
Desde sus orígenes en el 2002, Huellas de Arte se ha preocupado por incidir en la
formulación, la ejecución y la evaluación de políticas públicas para favorecer los
derechos de las mujeres que viven y conviven con el virus. Con una perspectiva
diferencial y de género, la fundación ha buscado mayor equidad para las mujeres
en el acceso al trabajo remunerado y a los servicios de salud, pero también ha
luchado por la prevención de la transmisión del virus. A través del ejercicio de la
veeduría ciudadana ha obtenido algunos logros importantes, como la construcción
de la Guía metodológica para el fortalecimiento y la incidencia política de la red
nacional de mujeres populares tejiendo vihda, y la inclusión explícita de las mujeres
como grupo poblacional en el Plan Nacional de Respuesta ante las ITS-VIH/Sida
2014-2017.
El trabajo de Huellas de Arte está orientado por los valores del respeto, la resiliencia
y la solidaridad. Los campos de acción de la Fundación son cuatro: el
acompañamiento de mujeres que han recibido recientemente el diagnóstico; la
formación de mujeres en derechos humanos, sexuales y reproductivos; la formación
de lideresas y activistas; la búsqueda de fuentes de recursos económicos para la
sostenibilidad de la organización.
Todavía son muchos los desafíos que deben enfrentar organizaciones como
Huellas de Arte para que las mujeres que viven con VIH/Sida (MVV) en Colombia
se apropien de lo que implica ser sujeto de derechos. La estigmatización de estas
mujeres por su condición de salud suele producir en ellas la aceptación resignada
de la limitación de sus derechos fundamentales, de modo particular de sus derechos
sexuales y reproductivos, una limitación promovida con frecuencia por los
profesionales de la salud, las autoridades sanitarias y las instituciones eclesiales.
7
ganancias de esta actividad económica eran incipientes, por lo que se decidió
emprender un proyecto de confección y comercialización de ropa de dormir.
Las transformaciones culturales necesarias para que las mujeres infectadas con el
VIH no solo se vean libres de la discriminación asociada a la estigmatización por su
condición de salud, sino libres también de la violencia sexual que muchas han vivido
son profundas. El gozo efectivo de sus derechos fundamentales, entre ellos el
ejercicio libre de su sexualidad, hizo pertinente esta experiencia de LCB, pues más
allá de la condición de creyentes o no creyentes les mostró a los integrantes de
Huellas de Arte el valor liberador que puede tener la lectura contextual de
narraciones bíblicas como la de 2S 13,1-22.
Esta sección del Segundo Libro de Samuel se relaciona estrechamente con las
experiencias de estigmatización vividas por los miembros de la Fundación Huellas
de Arte, así como con la violencia sexual a la que han sido sometidas algunas de
8
sus integrantes. Se trata de una narración que introduce la lucha entre Amnón y
Absalón por el trono de David, su padre. La historia de la violación de la princesa
Tamar es una tragedia que da origen a una lucha fratricida que determinó el rumbo
político de la casa de David y el destino de todo Israel.
20
Fokkelman, Narrative, 103.
9
ante los ojos de Amnón, es subrayada por comentaristas como Arnold Andersson21.
Otros comentaristas, como Elaine Neunfeldt, muestran que la forma y la preparación
de los alimentos en esta narración pueden estar relacionadas con rituales de
ofrenda y adivinación para curar a los varones de la impotencia22.
Aunque Absalón le permitió a Tamar vivir en su casa después de haber sido víctima
de la violencia sexual perpetrada por Amnón, según iniciativa de Jonadab y con la
colaboración de David, el papel que juega este otro hermano de la princesa en la
narración hace evidente su complicidad. Al encontrarse con la princesa luego de la
21
Andersson, 2 Samuel, 172.
22
Neunfeldt, “Sexual violence and power”, 1-10.
23
Fokkelman, Narrative, 108.
10
violación, sus palabras no solo sugieren conocimiento de lo que había sucedido sino
imponen silencio a Tamar porque su victimario pertenece a la familia real: “Su
hermano Absalón le dijo: ‘¿Acaso ha estado contigo tu hermanastro Amnón? Ahora
calla, hermana mía; es tu hermano. No te preocupes de este asunto’. Y Tamar
quedó desolada en casa de su hermano Absalón” (2S 13,20).
Es claro que Tamar se autoestigmatiza luego de haber sido violada por Amnón y
echada fuera de su casa. Debido a la violencia sexual de la que fue objeto por parte
de su hermano y con la complicidad de los demás miembros varones de su familia,
esta joven mujer no pudo vivir su sexualidad como debería haberlo podido hacer.
Tamar es condenada a vivir sola, un terrible destino para una mujer en ese contexto
cultural. No se casará con ningún hombre, tampoco tendrá descendencia y, en
adelante, la Biblia no la volverá a mencionar.
24
Ibid., 110.
25
Auld, I & II Samuel, 475.
26
West y Zondi-Mazibela, “The Bible story that became a campaign”, 4-12.
27
Ibid., 9.
28
West, “The contribution”, 186.
11
Esta campaña comenzó en Suráfrica en el año 2000, gracias al trabajo de Gerald
West, Phumzile Zondi-Mabizela, Futhi Ntshingila y Sarojini Nadar, pero en pocos
años se había extendido ya a Kenia, Zambia, Camerún, Nigeria y Angola. En el
marco de la “Campaña Tamar”, entre el 2 y el 4 de marzo de 2005 se desarrolló un
seminario en Kenia, con el propósito de aumentar la conciencia crítica respecto de
la violencia contra los niños y las mujeres, en particular la violencia sexual en
cuerpos femeninos29.
Esta narración sobre la princesa que confrontó a su agresor y rompió el silencio que
le quería ser impuesto tras haber sido víctima de la violencia sexual, sirvió a veinte
integrantes de Huellas de Arte para revisar sus propias experiencias de
estigmatización y de violencia sexual. La identificación con la humillación de Tamar
y con su autoestigmatización permitió a los participantes reconstruir y transformar
su propia realidad gracias a una lectura detenida, crítica y liberadora del texto
bíblico.
La apropiación crítica de su vida y del texto, hecha por los participantes en esta
experiencia de LCB, puede verse en los resultados presentados en esta sección a
propósito de cuatro temas31: a) el poder masculino y el miedo de las mujeres; b) el
ejercicio de la sexualidad femenina y el dominio de la mujer sobre su propio cuerpo;
29
Khabure, The Tamar Campaign Seminar. Breaking the chain of silence.
30
West, “The contribution”.
31
Algunos de los datos presentados aquí pueden verse también en: López, “Reading 2 Sam
13:1-22 from a sexual violence and HIV perspective”.
12
c) la violencia sexual y el silencio de las mujeres; d) la relación entre el diagnóstico,
la estigmatización social y la autoestigmatización.
La pregunta inicial, “¿sobre qué trata el texto?”, fue propuesta al comienzo de todas
las sesiones dedicadas a la interpretación de la narración bíblica, luego de un
momento de celebración en que el texto era proclamado para todos los asistentes.
Con frecuencia apareció el poder como tema central del relato: “Ese abuso sexual,
como todo abuso sexual, no es perpetrado por placer sino para ejercer poder, para
incrementar el poder que tengo”32.
No pocas veces el poder de los varones genera miedo en las mujeres, como lo dejó
ver una de las participantes a propósito del temor que la presencia de su exesposo
le produce todavía: “Aun hoy, lo veo y siento miedo”34. De ahí la importancia actual
que tiene la figura de Tamar, una mujer capaz de confrontar a su agresor en una
sociedad machista y patriarcal. Así lo vivieron las participantes en esta experiencia
de LCB, quienes encontraron en la actitud de la princesa nuevos motivos para
sobreponerse al dominio del poder masculino en su vida familiar.
Existe una fuerte relación entre lo que se relata en esta narración y la vida real de
las mujeres que pertenecen a la organización. En las sociedades machistas y
patriarcales, la voluntad de los varones se impone sobre las necesidades de las
mujeres. La violencia sexual es una realidad presente hoy, aun en la vida
matrimonial. Así lo dejan ver las palabras de una de las participantes: “en los
matrimonios existe esa violencia sexual; si uno quiere entonces quiere, pero en el
pensamiento como mujer usted dice: ‘como es mi marido, me toca, debo hacerlo’”35.
32
Grupo 2, abril 12 de 2015.
33
Grupo 1, abril 12 de 2015.
34
Ibid.
35
Ibid.
13
dinero y me amenazaron con quitarme los niños”36. Este es solo un ejemplo de cómo
el ejercicio de la violencia doméstica se apoya en el poder económico y político que
ostentan los varones en las sociedades machistas.
Ante la posibilidad del matrimonio entre Amnón y Tamar, una de las mujeres dijo:
“ella tenía las condiciones y lo podía haber hecho bien, pero estaba claro para él
que ella era un objeto de deseo y solo la quería para satisfacer un puro placer
sexual, porque se sentía atraído por su belleza” 37. Sin embargo, la solución
propuesta por Tamar ante la amenaza de ser violada por su hermano no dejó
satisfechas a todas la participantes, pues como sostuvo una de ellas: “el hecho de
que ella tenga que aceptar y decir ‘no, venga, quédese conmigo’ que aquí no ha
pasado nada, da mucho qué pensar”38.
Esta insatisfacción puede ser vista como el origen de una autocrítica sobre lo que
una mujer puede estar dispuesta a aceptar. Ya en una de las primeras sesiones
dedicadas a la lectura detenida del relato bíblico una de las participantes había
advertido: “Muchas mujeres aceptan que sus parejas abusen sexualmente de ellas
por eso mismo, porque si las sacan o se van, no tienen a dónde ir”39.
De acuerdo con las lectoras del relato, Tamar es la víctima de un complot concebido
por Amnón y Jonadab, quienes cuentan con la complicidad de David y de Absalón.
El poder de los hombres en la narración produce temor en la joven, tal como una
participante afirmaba: “Por miedo a lo que el rey pudiese decir… ella prefirió
permanecer bajo el dominio de Amnón”40. La princesa no tuvo ningún respaldo, ni
siquiera el de su padre, cuya excesiva tolerancia lo hace cómplice del violador: “aun
su padre, quien era la persona responsable de reprender y castigar, no lo hizo” 41.
Todos los hombres en la narración tienen poder, pero Amnón sobresale entre ellos:
“como él era su hermano, ella le permitió hacer todo contra ella, no había nadie para
defenderla”42. Sobre esto mismo, una de las participantes dijo: “en realidad las
posibilidades de Tamar eran mínimas, y al final ella tuvo que asumir toda la culpa
por causa de ese degenerado mental”43.
La experiencia de LCB también fue desafiante para los hombres que hacen parte
de Huellas de Arte, pues les sirvió para hacerse conscientes de lo difícil que es
“ponerse en la situación del otro y más en la situación del género contrario porque
son diferentes las vivencias”44. En este sentido, fue de gran ayuda haberles
36
Ibid.
37
Ibid.
38
Grupo 2, abril 12 de 2015.
39
Febrero 8 de 2015.
40
Grupo 1, abril 12 de 2015.
41
Ibid.
42
Ibid.
43
Ibid.
44
Grupo 3, mayo 31 de 2015.
14
asignado a ellos el papel de Tamar durante una dramatización de la narración hecha
en uno de los primeros encuentros. En aquella ocasión expresaron: “Claro, lo que
dice la compañera es cierto. Uno nunca se pone en el papel de una mujer; pero
cuando ya le toca en pellejo propio, sí cambia el pensamiento. Se siente diferente”45.
Para algunas de las lectoras del relato sobre Tamar, el dominio sobre el propio
cuerpo de la mujer es un concepto clave para captar el sentido de la narración. En
esa época, y aún ahora, el cuerpo de la mujer es visto instrumentalmente como
fuente de placer para el hombre, como medio para obtener descendencia o
simplemente como recurso para mantener la vida doméstica. “El cuerpo de la mujer
siempre ha sido manejado por el hombre. Sí, en términos de objeto sexual; pero, en
otras instancias, también está para que lave, planche, cocine y esté en función de
la casa”47.
No se reconoce el cuerpo de las mujeres como dominio suyo, sino como instrumento
de dominación de otros sobre ellas: esa es “nuestra castración, […] fuimos hechas
para procrear”48. A propósito de esta valoración instrumental del cuerpo de la mujer,
una de las participantes dijo: “no hay ningún reconocimiento de la mujer, solo a
causa de la reproducción, para mantener la especie, como un objeto sexual […] en
la casa la mujer no debe tener ningún placer porque ella está solo para la
reproducción”49.
Identificada con la víctima del plan concebido y llevado a cabo por los hombres de
la familia real, una de las participantes afirmó: “mi cuerpo nunca ha sido mío, en
este caso ella (Tamar) dijo ‘mi cuerpo pertenece a mi padre’”50. Esta realidad que
deben vivir muchas mujeres jóvenes en las sociedades patriarcales fue percibida
por las participantes desde el inicio de la LCB: “[la mujer] debe cuidar esa virginidad
y entregársela a quien diga su padre. Él decide con quién se va a casar o con quién
se va a acostar, a quién debe entregarle su virginidad”51.
45
Marzo 8 de 2015.
46
Ibid.
47
Grupo 1, mayo 31 de 2015.
48
Grupo 2, abril 12 de 2015.
49
Grupo 1, abril 12 de 2015.
50
Grupo 2, abril 12 de 2015.
51
Febrero 8 de 2015.
15
Para algunas de las participantes, la medicalización de su condición ha servido
también en la sociedad como un mecanismo de control sobre su sexualidad. Este
ha sido un factor limitante de sus derechos sexuales y reproductivos. “A las mujeres
que vivimos con VIH hasta la reproducción nos la quitan. Cuando el médico se
entera que la señora está embarazada, no tiene reparo en decirle: ‘¡Cómo es usted
de irresponsable!’ […] Ojalá no tenga vida sexual porque usted es irresponsable si
lo hace”52.
El trabajo que hace Huellas de Arte para hacer conscientes a las mujeres de sus
derechos sexuales se puso en evidencia durante la lectura contextual de la
narración cuando una de ellas dijo: “Estoy segura de que la sexualidad está
asociada directamente al ejercicio de la autonomía, porque si soy sexualmente feliz,
soy feliz en todo y me siento segura de mí misma”53.
Es mucho todavía lo que organizaciones como esta deben hacer en Colombia para
que las mujeres puedan ejercer con autonomía su sexualidad. Se requiere un gran
esfuerzo institucional y social para que las mujeres rompan su silencio y se vean
libres de la violencia sexual a la que han sido sometidas.
Durante esta experiencia de LCB se hizo evidente que algunas de las participantes
habían sido víctimas de violencia sexual. Sus testimonios fueron sobrecogedores,
sobre todo cuando referían el abuso sexual de niños o niñas por sus propios
familiares. Algunas de las historias que narraron los participantes incluían
revictimización por parte de las familias, las autoridades y el personal de los
servicios de salud.
52
Grupo 2, abril 12 de 2015.
53
Ibid.
54
Grupo 2, mayo 31 de 2015.
55
Ibid.
16
De acuerdo con algunas de las participantes que habían sido abusadas, “es más
duro ser rotuladas que la violación misma”56, pues no resulta fácil enfrentarse a la
revictimización por parte de las autoridades en el momento de hacer la denuncia.
“Usted debe justificar su condición como víctima; eso es terrible, es peor que la
misma violación; como dijo Tamar, es un mal peor que la violación en sí misma,
tener que justificarse ante el Estado y su justicia siendo una víctima”57.
El relato bíblico llevó a las mujeres que han vivido en carne propia la violencia sexual
a identificarse con la figura valiente de Tamar, pues durante su vida han tenido que
callar cosas terribles para evitar la desaprobación social. La interpretación crítica y
profunda del relato bíblico les sirvió entonces como interpelación acerca de la
necesidad de no guardar silencio ante los abusos sexuales de los que ellas y otras
mujeres han sido objeto.
En muchos casos de violencia sexual, con frecuencia las mujeres son culpadas de
la acción de los perpetradores. Como una de las participantes expresó: “la gente no
va a culpar al perpetrador; de todas maneras, las mujeres no tienen el estatus de
víctimas, así que con frecuencia ellas son la ‘causa provocadora’ de ello. Nosotras
somos casi sujetos causantes y somos culpadas por lo que nos pasa”61.
56
Ibid.
57
Ibid.
58
Grupo 1, abril 12 de 2015.
59
Grupo 2, mayo 31 de 2015.
60
Grupo 2, abril 12 de 2015.
61
Grupo 1, abril 12 de 2015.
17
Esto fue corroborado por el grupo de varones que participaron en la experiencia de
LCB, quienes refirieron un caso bien conocido que ocurrió hace algunos años en un
famoso restaurante cerca de Bogotá: “Como ha ocurrido, por ejemplo, el caso de la
muchacha de Andrés Carne de Res, la violaron y ella denunció, y ahí mismo dijeron:
‘no, pero hermana, si usted estaba en minifalda, entonces cómo no la van a coger,
entonces cállese y no diga nada’”62.
La LCB permitió a algunas participantes advertir sobre la brecha que hay entre la
esfera privada de su vida familiar y la imagen que deben proyectar en la esfera
pública. Romper el silencio acerca de la violencia sexual en su vida de pareja es
una necesidad, pese a que esto afecte la imagen de sus compañeros, que en
realidad son los perpetradores de la violencia sexual que padecen: “'La ropa sucia
se lava en casa', así que la idea es manejar lo público y lo privado. En privado ellos
me pueden golpear; otros me pueden hacer lo que quieran, pero esto sucede en
privado y nadie lo sabe porque si se revela en público, se deteriora la imagen de
esa terrible persona… En privado me pueden ‘golpear, patear, violar’; y yo debo
cumplir con mis deberes matrimoniales, que no son solo lavar, planchar o cocinar,
sino estar lista para cuando el señor venga y me lo pida”64.
62
Grupo 3, mayo 31 de 2015.
63
Grupo 1, abril 12 de 2015.
64
Ibid.
65
Ibid.
66
Ibid.
18
La mayoría de las personas en Colombia no tienen suficiente información acerca
del virus, “Todo está asociado con el sida y con la muerte. Es un tema muy complejo
y por eso la discriminación es muy fuerte”67. Una de las participantes, proveniente
de una zona rural, compartió una dura experiencia: “En un pueblito es muy difícil
porque la gente no tiene idea de lo que es la infección […] Conocí el caso de un
joven en un pueblo, él tenía VIH y cuando los paramilitares se enteraron, lo
desaparecieron”68.
De acuerdo con algunas participantes, pese al miedo por el estigma relacionado con
la violación de la que fue objeto, y sin ningún respaldo, Tamar se resistió a guardar
silencio. A diferencia de la joven del relato bíblico, ellas cuentan ahora con el
respaldo de Huellas de Arte, una fundación que trabaja en el acompañamiento de
las personas que reciben el diagnóstico como seropositivas. Esta es una ayuda muy
importante, pues tienen una red de apoyo y un lugar seguro para romper el silencio
sobre su condición de salud. “Tamar misma rasgó su manto […] eso es lo que pasa
con el VIH […] ella salió y toda la gente del pueblo se dio cuenta”70.
Según el relato bíblico, “Tamar se echó ceniza sobre la cabeza, rasgó la túnica de
mangas largas que llevaba, puso sus manos sobre la cabeza y se fue gritando
mientras caminaba” (2S 13,19). Esto les hizo recordar a algunas participantes sus
sentimientos en el preciso momento en que recibieron el diagnóstico por parte de
los profesionales del servicio de salud. Estaban solas al frente de un escritorio, sin
ninguna asesoría después del examen, una manifestación más de la violencia
estructural que las conduce a la autoestigmatización: “Usted se azota a sí misma,
[…] usted quiere salir corriendo, gritar y llorar […] una siente que se la traga la tierra
[…] Tuve que enfrentar la situación por mí misma, sola como la pobre Tamar”71.
67
Ibid.
68
Grupo 2, mayo 31 de 2015.
69
Ibid.
70
Ibid.
71
Ibid.
19
prejuicios que se tienen acerca del virus en relación con la promiscuidad sexual, o
el uso de sustancias psicoactivas por vía intravenosa.
A la violencia cultural que padecen las mujeres en una sociedad machista se suman
los prejuicios acerca del contagio. “El mayor temor de una persona que vive con VIH
de revelar su diagnóstico no está asociado con que la gente tenga temor a que yo
le pase la infección sino a ese juicio de valor que hacen sobre mis comportamientos
sexuales”72.
Estos prejuicios tienen un profundo impacto en las relaciones familiares, pues hacer
público el diagnóstico puede conducir a una doble humillación como la que padeció
Tamar. Así lo expone una de las participantes: “Uno no solamente está discriminado
por la sociedad. A la hora de que la familia sepa que uno está así, no le vuelve a
hablar. Es parecida la historia a lo que está uno viviendo en este momento. Todo
toca tenerlo callado. Que nadie sepa, si no, es discriminado o echado de la casa”73.
Como lo manifestó uno de los hombres que participó en la experiencia de LCB, “en
VIH se han logrado hacer muchas cosas, pero en el tema de reducir el estigma y la
discriminación, es en lo que menos se ha avanzado y si usted es mujer […] la gente
no piensa que ella es víctima del VIH sino que la relacionan con que ella era
trabajadora sexual o que le pasó porque se lo estaba buscando”74.
72
Grupo 1, abril 12 de 2015.
73
Grupo 1, mayo 31 de 2015.
74
Grupo 3, mayo 31 de 2015.
75
Ibid.
20
Observaciones finales
Muchas veces se trata de una violencia sexual directa, pero además, las mujeres
padecen violencia estructural por parte de autoridades, instituciones de atención en
salud e iglesias cristianas. Además de esto, deben soportar la violencia cultural
propia de una sociedad machista y patriarcal. Si se trata de mujeres que viven con
el VIH, como es el caso de las integrantes de Huellas de Arte, ellas también son
objeto de discriminación por haber sido infectadas con el virus. Tal discriminación
acontece en los planos interpersonal, estructural y social.
Esta es la realidad desde la cual fue leída la narración sobre la violación de Tamar
y su autoestigmatización. La experiencia de LCB superó en esta oportunidad los
alcances previstos, pues al haber sido víctimas de violencia sexual estas mujeres
compartieron sus experiencias más allá de los límites establecidos por su condición
de salud. En las reuniones mensuales ellas encontraron un lugar seguro para
compartir las dolorosas vivencias que han marcado su vida. En la conversación, a
la luz del texto bíblico, se dieron cuenta de las capacidades con que ellas mismas
cuentan para transformar el adverso medio social, económico, político y cultural en
que se desenvuelven.
La lectura cuidadosa del texto a través de varios ejercicios lúdicos, como la pintura
y la dramatización, permitió a los participantes de Huellas de Arte apropiarse
críticamente de su realidad y hallar los medios adecuados para su transformación.
Más allá del ámbito de las comunidades creyentes, esta dialéctica entre el texto
sagrado y la vida responde al papel liberador que las iglesias deben jugar en el
mundo secular contemporáneo. “Valoradas a la luz de su contexto originario y
también del contexto del lector actual, las fuentes aportan nuevos significados
cuando son interpeladas desde el pretexto evangélico que busca el sentido liberador
de la misión de la Iglesia”77.
76
Galtung, “Violence”, 167-191.
77
López, La evangelización, 13.
21
desde las cuales los varones puedan construir su identidad sin ejercer violencia
contra las mujeres. El desarrollo de nuevas masculinidades sería un factor que no
solo serviría para prevenir la violencia sexual directa, sino que ayudaría también a
transformar las estructuras sociales de discriminación y la cultura machista.
Una teología atenta a las transformaciones necesarias para hacer realidad el Reino
de Dios en la historia, que además favorece la interpretación de las Sagradas
Escrituras a la luz de la realidad que viven las personas, sale favorecida cuando se
hace en contacto directo con quienes padecen la injusticia. La lucha contra la
limitación de los derechos sexuales de las mujeres y la violencia basada en razones
de género hacen pertinente la reflexión teológica al mostrar su coherencia con el
mensaje profético del evangelio.
Aunque a partir de este trabajo de IAP la Fundación Huellas de Arte comenzó con
un nuevo proyecto productivo, y otras personas ahora se han unido a ella, quizás el
resultado más importante fue la transformación mutua lograda por los académicos
y los integrantes de la organización. Los vínculos de solidaridad creados en la lucha
compartida por el reconocimiento de los derechos de las mujeres que viven con el
VIH/Sida han hecho evidente la fuerza liberadora de la revelación cuando los textos
bíblicos pasan por la vida de personas y comunidades dispuestas a dejarse afectar
por ellos.
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